Download - Insurrecta - Layda Sansores
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Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
I . El poder en las venas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
II . De hija predilecta a rival vitalicia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
III . Fraude y resistencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
IV . Entre espías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
V . AMLO y el petróleo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
VI . Desde tribuna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Anexo fotográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Contenido
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AKarem por ser mi lámpara y mi Diógenes.Tu risa bastó para sanarme.
Si el amor no tiene forma sigamos siendo amorfos.Esposa, eres mi GPS emocional y con eso
ya no estoy perdido.TE AMO.
A Sebastián por ser mi eterna epifanía.En tus ojos descubrí el tamaño del universo.
Te adoro de sobremanera yme fascina vivir en la galaxia de tu ser.
Gracias hijo.
A mis padres Diana y Roberto por su inquebrantable amor y rectitud.
A Erasmo y Roberto, mis hermanos, por allanar el camino.
Pusieron la vara muy alta.
A Silvestra Hernández por dormir a los pies de la cama mis primeros años.
Te extraño Beta.
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De puño…… y letra
Armando Estrop, autor de este libro, sugirió que escribiera algunas reflexiones .
Romeo, el hombre que vino a ponerle candela a mi vida, me animó a
que escribiéramos un libro . Necesitábamos un refugio . Empezamos por
construir una cabaña en un lugar del paraíso . La terminamos . Ruido de
arroyo, tapisca del café, luna encendida resultaron excelentes pero no para
prender computadoras, sino para encender pasiones . O sea, que pasaron
los años y no escribí un renglón . Sentía remordimientos .
Agradezco a Armando Estrop que haya tenido la paciencia y el talento
para sintetizar capítulos de mi lucha en Campeche . El fraude del 97, la re-
sistencia civil, el centro de espionaje . No quería que los arrastrara el olvido .
Él quería escribir sobre mí y yo, que alguien me hiciera la tarea .
A Armando lo conocí en las cámaras de diputados y senadores . Uno de
los periodistas estrella, profesional y respetado . Hoy lo conozco, también,
como un ser humano honesto, sensible, extraordinario .
Él inclincluyó otros temas que no había considerado, pero que son mo-
mentos que me tocó vivir . No niego nada . Todas las experiencias han sido
enriquecedoras . Como dice el dicho campesino: lo mejor es lo que pasa .
Mi vida con Alberto, el padre de mis hijos, fue tranquila, feliz, predeci-
ble . Me decía, a mí misma, que nunca escribiría un libro sobre mí . No tenía
caso . Las mujeres y los pueblos felices no tienen historia .
Prólogo
12 • Armando Estrop Almaguer
A partir de mi decisión de trabajar, de buscar mi propia realización, lo
cual fue la principal causa de mi divorcio, mi vida tuvo un vuelco . Lo ines-
perado se me dio en racimo .
Me ha tocado vivir momentos intensos tanto en mi vida personal como
en mi vida pública . Ser libre, como ser feliz, es una vocación . Nací con ella,
pero fue entonces cuando la descubrí .
Estas historias de insurrección pueden escribirse porque han existido
seres que han comprendido y acompañado mis rebeldías, a veces a pesar
de no tener coincidencias . Tengo que agradecer a quienes han contribuido
a que no claudique en decir lo que pienso en voz alta, a los que me alientan
a sublevarme contra lo injusto y a que no deje de indignarme . Considero
que ser honesta y decir tu verdad, en nuestro país, es un lujo y gracias a
ellos tengo ese privilegio . Los menciono .
Mi abuela Tomasa defendió mis rebeldías . A los diez años me confronté
con la Madre Superiora por decisiones que me parecían arbitrarias . Debía
pedir disculpas para que no me quitaran la medalla de honor que durante
toda la primaria había ganado . Mamá presionó, pero mi abuela la amenazó
con cambiarme de escuela si insistía en que me retractara . No lo hice . El
precio fue mantener el honor y quedarme sin medalla .
Mamá, el más dulce personaje de mi vida, buscaba siempre la armonía
y le angustiaban los conflictos . El día que voté en contra del IVA, estaba
impactada . Se rompió el brazo . Sin embargo, llevó siempre la camiseta del
mismo color que el mío . O sea, casi un arcoíris . Estoy convencida de que
las lealtades nos son a los partidos, sino a los principios . He mantenido una
línea de congruencia inquebrantable .
Mi padre; haberlo escogido es uno de mis grandes aciertos . Termi-
nó por entender y apoyar mis rebeldías . Lo dijo todo en ese fax enviado
a mi madre en medio de su dolor y sorpresa, cuando le anuncié que
votaría en contra de la iniciativa presidencial de Zedillo de aumentar el
IVA . Decidí que primero me enfrentaría en Los Pinos, al presidente Ze-
dillo, quien varias veces me había distinguido y a quien llegué a tenerle
aprecio, antes que confrontarme a mi padre . Fue el último en saber que
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 13
había desafiado al presidente, a su partido, a una historia de tradición y
de vida
En un fax, decía a mamá:
Negra, acabo de tener una conversación ríspida con Layda .Creo que el equivocado soy yo . Éstos son otros tiempos .El camino a la gubernatura estará lleno de piedras, pero que siga luchando,
porque el destino no le pertenece a nadie .Hoy más que nunca mi solidaridad y mi amor .
Mi padre cumplió con creces . Nunca me falló . Confirmé lo que ya sabía .
No sólo era extraordinariamente humano, valiente, guerrero . Nunca per-
mitió que la embolia que lo dejó hemipléjico lo venciera . Era, además, un
hombre sabio .
Mis hijos Tania, Layda, Alberto fueron la gasolina que avivó la llama
rebelde contenida en mi armadura priista . Cuando se acercaba la discusión
del aumento al IVA, me preguntaron cómo votaría .
—No lo sé . No sé .
—Mamá, todos los mexicanos lo rechazan . Tienes que votar en contra .
—Pero es que papá dice que a un presidente nunca se le dice NO .
—Pues a este presidente se lo vas a decir . Vota en contra mamá, EN
CONTRA .
El poder de la razón que los jóvenes esgrimen y la fuerza de su convic-
ción terminaron por convencerme . Mis hijos, de quienes he aprendido las
mejores lecciones de honestidad y que me han llenado de amor, fueron
implacables . Conocen el lenguaje de la macana, la impotencia de la repre-
sión y aunque no estén siempre de acuerdo, me acompañan en mi terca
insistencia de perseguir mis sueños idealistas .
Mi familia-tribu . En las tribus no distingues a los hijos de tus hermanas
de los tuyos . Alguien nos llamó horda . Sí, somos horda unida y reunida
alrededor del fuego . Todos son solidarios, sin límites .
Mis amigas . Papá, al terminar la primaria en el instituto de monjas, nos
permitió escoger escuela . A los 11 años ingresé a la Escuela Nacional de
14 • Armando Estrop Almaguer
Maestros . Mis amigas de entonces son las mismas de ahora y serán las de
siempre . Me fortalecen con su amistad .
Las normales son semilleros de líderes . Entre ellos destacaba mi amiga
Elba, La Güera . La acompañaba a todas las asambleas y mucho aprendí
de ella .
Romeo, a quien encontré después de 20 años de no saber de él . Cuando
era estudiante trató de enamorarme . Nuestra relación es intensa porque
nada es seguro . No hay contrato . Hay que rifarse el amor todos los días . La
culpa de que no me haya casado con él es de mamá . Ella insistía en que nos
casáramos, pero le dije que si encontraba una pareja casada, que fuera más
feliz que la nuestra, lo haría . Fracasó y no me casé . Finalmente el amor se
respeta, aunque camine en la acera de enfrente . A los que se aman, tam-
bién, los bendice Dios .
Romeo vino a enseñarme que un legislador debe ser la voz crítica, de-
mandante, vocero del ciudadano . Que no se justifica el Poder Legislativo si
no se convierte en contrapeso del Poder Ejecutivo .
Romeo me enseñó el lenguaje llano de la política, el que se expresa sin
aderezos . “Si ya se decidió a votar en contra del IVA, pues pase a la tribuna
y duro y a la cabeza” . Mi madre, con cariño, le llamaba el zapatista, por su
origen chiapaneco y su carácter rebelde . Hoy podría considerarlo modera-
do . Romeo ahora piensa que aprendí demasiado y, al igual que mi familia,
se preocupa de mi actitud contestataria .
Porfirio Muñoz Ledo . Un maestro para mí . Encarna valores fundamen-
tales en la política: la firmeza, la conciliación, la honestidad, el valor . El
primero en la historia en interpelar a un presidente .
Dante Delgado, quien pagó con su libertad el derecho a tomar sus pro-
pias decisiones . Después de haber apoyado a Fox, quedamos en la intem-
perie y él vino a rescatarnos y a darnos toda su confianza .
Los ciudadanos que, sin conocerlos, en la calle, en el Facebook, en el
Twitter, me alientan con palabras generosas .
Mis hermanos de la resistencia civil, quienes trazaron las primeras ve-
redas democráticas en la selva campechana y esa legión de idealistas, mo-
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 15
renas y morenos, que insisten en que es posible transformar el país . Su
conmovedora convicción, su entrega y generosidad los han convertido en
mis héroes favoritos . No habrá magia sobre la tierra que pueda borrar sus
historias de dignidad y de lucha .
Andrés Manuel López Obrador . Líder histórico que con su ejemplo me
ha dado las mejores lecciones de perseverancia, de congruencia y de ho-
nestidad . Me siento honrada de compartir sus luchas visionarias . No lo
mueve la inmediatez; de lo que está seguro es de que el fruto lo recogerán
los hijos de nuestros hijos .
La locura . No es un ser, pero muchos creen que siempre me acompa-
ña . Decir la verdad en nuestro país es subversivo, pero decirla con pala-
bras duras, es locura . Sí, creo que se necesita estar loco para enfrentar al
poder, para denunciar la corrupción, para llamar a un presidente por su
nombre y decirle desde la tribuna que es corrupto, inepto cobarde y traidor .
Sólo trato de ser honesta, de interpretar lo que la ciudadanía siente y de
defender lo que creo justo, no importa la factura que tenga que pagar . No
guardo el más mínimo resentimiento personal contra nadie . López Obra-
dor nos enseñó que no se lucha contra un hombre, sino contra un sistema .
***
Mi padre soñaba con que yo fuera gobernadora . Para lograrlo, tejía redes,
mientras yo destejía . Era aún priista, pero ya tenía mirada y voz crítica .
Hacía duras declaraciones que no favorecían ni al gobernador ni a su par-
tido . Papá me esperaba, molesto, con una silla enfrente y el periódico en
la mano .
—Layda, ¿tú dijiste esto?
—Sí, papá .
—Así no vas a ser gobernadora .
Pasaban unos días y volvían a publicarse en primera plana declara-
ciones mías . No acababa de sentarme enfrente de él cuando alzaba el
periódico .
16 • Armando Estrop Almaguer
—Layda, ¿tú dijiste esto?
—Sí, papá, aunque el periodista sólo puso la mitad de lo que declaré .
—-Así no vas a ser gobernadora .
Después de votar en contra de la petroquímica, tenía el periódico en la
mano . Esta vez con voz muy serena me dijo .
—Leí tu discurso en el Senado sobre la petroquímica . Layda, tú no vas
a ser gobernadora, pero vas a pasar a la historia .
Sus palabras quedaron como grabadas en zinc . Un solo trazo, profun-
do . Imborrable .
Mi padre no decía palabras de más . Con la embolia, su lenguaje se hizo
matemático, de una precisión enorme . Me quedé atónita . Era el mayor elo-
gio que había escuchado en mi vida y el primero que recibía de mi padre .
Había también una sentencia .
Hoy reúno mi corazón, con el de muchos campechanos que creemos
que el cambio es posible, para tratar de contradecir la primera parte de su
profecía . Lucho con todas mis fuerzas porque él también me dijo, un día,
que el camino a la gubernatura estaría lleno de piedras, pero que finalmen-
te el destino no le pertenece a nadie .
Campeche es gobernado desde hace 86 años por un mismo partido . Sin
contrapesos, se ha corrompido hasta el tuétano . El pueblo ha llegado al
hartazgo . El gobierno perdió la vergüenza, pero los ciudadanos perdieron
el miedo . Existen las condiciones para gobernar Campeche . ¡Se puede! Es-
tán alineadas las estrellas . Como decía mi padre, nada está escrito .
***
Si renuncié a la vicepresidencia del PRD en el Senado para dar el voto
útil a Fox, es porque consideraba que era la única posibilidad de lograr la
alternancia en México, aunque, finalmente, Fox resultó decepcionante . Ni
mi equipo ni yo aceptamos tener ni una sola posición en su gobierno, a
pesar de haber quedado en la intemperie política . Dante Delgado, genero-
so, vino a rescatarnos y a darnos su confianza .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 17
Es lamentable que los legisladores usen el cargo como antifaz para en-
cubrir su servidumbre al presidente en turno . Puede cuestionarse a los
secretarios de Estado, pero nunca a los secretarios de la Defensa y Marina,
y mucho menos al presidente . Sacrosantas figuras que las mantienen en
un nicho .
La decisión la tomé en la víspera . Desperté en la madrugada bañada en
sudor, con la sensación de que ese día iba a morir . Sí, las rupturas son bau-
tismos, un renacer; ese día quedaría sepultada una Layda, ésa a la que sólo
se reconocía como la hijita de Carlos Sansores, la que creció sin sobresal-
tos, instalada en zona de confort y privilegios .
María, la trabajadora doméstica de Romeo, preparaba el desayuno en la
cocina del pequeño departamento . Ella acostumbraba desayunar con noso-
tros . Hablábamos siempre de política . Era crítica . No dejaba de leer un
ejemplar de la revista Proceso .
“Romeo, ya pensé que voy a decir en un rato”, y estaba, emocionada,
hilvanando mis argumentos, cuando escuché una fuerte aplauso desde la
cocina .
“Muy bien —gritó María—, eso mismo, pero en voz alta” .
El grito de María me marcó . Eso es lo que trato de hacer ahora . Mi ver-
dad, pero en voz alta y ante todos . En política, lo que no se dice con fe pú-
blica vale un sorbete .
Layda Sansores San Román
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Hay historias que tienen que ser contadas . Suena hueco, pero es cierto .
Escritores, periodistas y ciudadanos comunes están obligados a indagarlas
y a conocer más sobre ellas . Esas historias tienen que ser registradas por-
que de lo contrario corren el riesgo de desaparecer . Es eso lo que ayuda a
perpetuar principios, ideales y hasta las buenas anécdotas familiares . Los
colegas suelen buscarlas en países lejanos o en sitios poco accesibles . Y
no está mal, sólo que cada vez se busca menos en lo cotidiano y en lo co-
mún . Hay incluso lugares que se han convertido en desechables para los
periodistas . El Congreso mexicano es uno de esos espacios que empiezan
a desdeñarse . Es tan pesado, aburrido y negativo todo lo que ahí sucede
que ya ni los buscadores de historias voltean a verlo . Los legisladores car-
gan con tan mala fama que son repudiados —siempre en silencio— por la
mayoría de los ciudadanos .
La fortuna llevó a quien esto escribe a cubrir como reportero durante
casi una década el Congreso de la Unión . El aprendizaje resultó ser enor-
me . La parte más desgastante fue descubrir que los ciudadanos no están al
tanto de lo que ahí sucede y que, precisamente por eso, sucede todo lo que
ahí sucede . Sin embargo, es en ese recinto donde está una de las principa-
les directrices de nuestro país . Por supuesto que lo más conveniente para
los grupos de poder es que los ciudadanos estén poco enterados de lo que
se aprueba en los Congresos, no sólo en el mexicano: por ahí pasan los
Introducción
20 • Armando Estrop Almaguer
impuestos, el presupuesto de cada año y cientos de leyes que influyen en
nuestra vida diaria .
Este libro no es de izquierda ni de derecha: no pertenece a ningún
ismo . No pretende ocupar un espacio en la trillada ubicación política de los
partidos . Estoy convencido de que perdí mi noción de la geografía cuando
de niño vi el programa Cosmos de Carl Sagan . Ver al científico estadouni-
dense viajar a Marte y hablar sobre Eratóstenes y la biblioteca de Alejan-
dría me alejó de la concepción común del lugar que ocupo en la Tierra .
Puedo decir, sin falsas pretensiones, que soy una víctima de Televisa . La
empresa pautó ese programa a la hora que regresaba de la escuela prima-
ria . En realidad, este trabajo es una exploración periodística para cerrar
un ciclo con la cobertura que durante años hice como reportero en la Cá-
mara de Diputados y en el Senado de la República . Es un intento por con-
tar algo —el lector juzgará si bueno o malo— en un océano de terribles
notas informativas que emanan de la actitud de nuestros diputados y se-
nadores . La idea era obtener todos los datos posibles, públicos y privados,
de uno de ellos, tarea difícil en un mundo de opacidad, falta de franqueza
y honestidad; en un mundo en el que las decisiones son cupulares y en el
que, en aras de la institucionalidad de los partidos —todos—, se decide
muchas veces por encima del verdadero interés de los ciudadanos . Con-
seguir detalles de la vida pública ahora es más fácil, pero de la vida priva-
da siempre será un reto y un esfuerzo con miles de obstáculos . Éstos
existen, principalmente, porque, igual que en todo el mundo, muchos po-
líticos mexicanos ven su cargo como la cornucopia . Pocos son los que
pretenden incrementar el bien colectivo . El interés personal, de grupo o de
partido genera una red de complicidades que protege al sistema político
mexicano . Es una desvirtuada versión de Fuenteovejuna en la que nadie
es responsable de nada: todos se protegen, aunque las consecuencias del
acto colectivo sean funestas . Lo peor siempre será que sigan así sin que
haya las debidas consecuencias .
Estas páginas hacen evidente que sí es posible el ejercicio de conocer a
nuestros legisladores, esos que afirman por nosotros, en los dos ámbitos
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 21
—vida política y vida privada—, que son fundamentales para la correcta
toma de decisiones sobre el curso de un país .
Desde la primera vez que escuché a Layda Sansores en tribuna, supe
que había una historia que contar . Pasaron casi siete años para poder em-
pezar a conocer los detalles de esa historia . Una entrevista realizada en sus
oficinas del Senado, con motivo de la reforma energética de 2014, fue lo
que generó el interés común —porque si no fuera así esto no hubiera suce-
dido— para tener charlas prolongadas y dispersas que fueron conforman-
do estos episodios que aquí se relatan . A pesar de pertenecer al sistema de
partidos, porque será próximamente cuando empecemos a tener legislado-
res que llegarán como candidatos ciudadanos, Layda Sansores colaboró
para este proyecto . A pesar de las diferencias entre el periodista y la políti-
ca mexicana, pudo establecerse un diálogo y llegar a cierto entendimiento
para lograr realizar este perfil . Lo que se encontró fue insurrección a con-
vertirse en una legisladora común, insurrección a seguir en el Partido Re-
volucionario Institucional (PRI) o en un Partido de la Revolución Democrá-
tica (PRD) cooptado por las tribus, insurrección al miedo, a las amenazas y,
en ocasiones, a la crítica . Por eso, Insurrecta . Conscientes de que existe el
riesgo de empatizar luego de decenas de horas de entrevista, siempre se
permitió explorar en todos los aspectos, los más críticos y los más escondi-
dos . Apegado a la exigencia periodística con la que fui enseñado por uno de
mis maestros en este oficio, el cronista y siempre reportero César Cepeda
Hernández, se crearon seis historias que pueden leerse por separado y
que no le dan una lógica y secuencia normales a este libro . Se hicieron to-
das las preguntas . Se visitaron todos los lugares . Se hizo la consulta heme-
rográfica correspondiente . Se buscaron los documentos que avalaran lo
que aquí se escribe . También se habló con algunos de sus adversarios po-
líticos, que no son pocos . La simple defensa para que los trabajadores de
limpieza del Senado de la República tuvieran un comedor y no se vieran
obligados a tomar sus alimentos en el suelo le costó a Sansores añadir un
buen número de ellos a la lista . El ejercicio aquí está . Fiel a las intenciones
del periodismo honesto, tendrá todo tipo de opiniones . Fiel a la esencia de
22 • Armando Estrop Almaguer
la protagonista de estas páginas, será polémico . Pero más polémico será
que, mucho más allá de nuestras respectivas preferencias partidistas, si es
que eso todavía existe, sigamos a ciegas permitiendo actuar a los descono-
cidos integrantes de un Congreso que decide, define y determina al devenir
de México .
ArmAndo Estrop AlmAguEr
Ayutla de los Libres, Guerrero
Abril de 2015
23
Hasta la puerta de la vieja casona —conocida como la Casa Blanca— en
la ciudad de Campeche era siempre la despedida de las visitas especiales .
En el verano de 1970, Luis Echeverría estaba por terminar su campaña
para la Presidencia de la República . Al llegar a Campeche, en la casa de los
Sansores ya se le trataba como presidente .
Esa primera visita selló a la familia . Fue un tornado de emociones .
Bajo el marco de la pesada puerta, se hizo una plática informal a la hora
de la despedida . Habían sido ocho días que empezaron con tensión e incer-
tidumbre y terminaron con un estrecho lazo de confianza .
Hasta ahí habían llegado Layda y su hermana Elsa . Estaban embaraza-
das y faltaba tan sólo un par de meses para el parto .
María Esther Zuno de Echeverría, con el bolso colgado del antebrazo,
se dirigió a las futuras madres:
—Una última cosa: si es niño les pido que se llame Luis y si es niña que
se llame María Esther .
La tierna despedida tuvo un instante de tensión . La solicitud no era de
cualquier persona . Ni siquiera estaba claro si era sugerencia o una orden .
Su hija, quien llevaba el mismo nombre pero todos la conocían como
La Chiquis, se enrojeció .
—¿Cómo les pides eso, mamá?
—Entonces diles mejor que de cariño le digan La Chiquis .
El instante tenso se rompió en carcajadas .
I. El poder en las venas
24 • Armando Estrop Almaguer
María Esther era magnética para Layda Sansores . Le impresionó que si
veía a un niño enfermo, buscaba hacerle espacio en el avión presidencial a
fin de llevarlo a Los Pinos para que lo curaran .
Confió en que sería su hermana la que tendría la niña y ella un varón .
Eso le quitó un peso de encima . Sin embargo, no fue así . El destino no
siempre está a merced de los deseos . En ocasiones funciona totalmente al
revés .
Su hermana tuvo hijo y le llamaron Luis . Ella tuvo una hija y la nombró
Layda María Esther .
Al nacer los niños, fueron llevados a Los Pinos . La esposa de Echeve-
rría les regaló a ambos unas esclavas de oro con el nombre inscrito . Nunca
se le dijo a la Primera Dama que el nombre inicial de la niña era Layda .
Sólo se le presumió el María Esther . La petición estaba cumplida . Eso sí, se
le quedó el nombre de La Chiquis . Entre la broma, la realidad se asoma .
Ahora, para distinguirla de su madre le dicen doña Layda . Es académica,
experta en temas de justicia y apasionada por el baile .
Ésa era la vieja usanza . Los vínculos entre los poderosos iban más allá
de las relaciones personales . Llegaban hasta lo carnal . Se tejían lazos que
apuntalaban su cercanía para el futuro . Creaban cofradías .
Así fue muchas veces en casa de la familia Sansores San Román . La
estrecha relación entre Luis Echeverría y Carlos Sansores hizo de esta
práctica un ritual . En cada gira por Campeche, el encuentro con el presi-
dente, aunque fuera fugaz, era siempre obligado . Las visitas mutuas se re-
pitieron . La relación se hizo entrañable .
Esa primera visita del futuro presidente fue onírica . Manteles blanquí-
simos, frutos de los huertos cercanos, vajillas nuevas, sábanas impecables .
Del recetario se escogieron los mejores platillos . La servidumbre revisaba
hasta los rincones . Todo tenía que ser perfecto . El Estado Mayor Presiden-
cial supervisó todo al detalle .
La rutina fue agotadora para los trabajadores . Tuvo que colocarse un
número exacto de jabones para cada baño . Los militares escudriñaban
cada rincón de la casa . Desde la primera ocasión, descubrieron que los in-
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 25
vitados ni siquiera se fijaban en todas las exigencias . Pero el Estado Mayor
exageraba porque el trato presidencial de entonces, y aún ahora, es así .
Como a un rey .
Herencia del culto a los antiguos tlatoanis . Eso ponía a todos suma-
mente tensos . Romper el hielo no fue fácil . En esa primera visita fue hasta
el tercer día cuando lograron relajarse .
Por petición de Carlos Sansores, sus hijos cantaron el himno del PRI .
No eran precisamente las voces de unos niños . Eran ya adolescentes y
otros se estrenaban en la edad adulta . Sin embargo, por la lealtad al partido,
pero más a su padre, lo hacían con gusto .
Layda todo lo veía muy normal . Para entonces rondaba los 20 años de
edad . La carrera de su padre en la política mexicana tenía ya historia . Él
era un priista de cepa . Sus hijos habían participado en todas las campañas;
por eso la relación con los políticos no era nueva . Las sonrisas y saludos
en los mítines los conocían . El lenguaje y comportamiento entre políticos
era parte de la vida diaria .
Los jóvenes Sansores en realidad no conocían otra cosa . Su madre los
había llevado ya en una ocasión a Los Pinos en el sexenio de Gustavo Díaz
Ordaz . Crecieron en el útero del priismo .
Pero tener en casa al futuro presidente de la República le daba otra di-
mensión . La familiaridad en el trato entre Echeverría y su padre era sin
duda un nivel arriba de lo que siempre habían vivido .
La confianza aumentó entre los integrantes de ambas familias . En las
cenas, las hermanas Sansores —como anfitrionas— contaban chistes para
Luis Echeverría . Lo recuerdan como un hombre serio pero afable .
Llevaba ya en su alforja haber sido secretario de Gobernación durante
la matanza del 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas en
Tlatelolco . Casi cuarenta años después, Luis Echeverría Álvarez sería sen-
tado en el banquillo de los acusados . Hoy en día lo siguen persiguiendo los
fantasmas de aquel 2 de octubre y el llamado “Jueves de Corpus”, el 10 de
junio de 1971, también conocido como El Halconazo, uno de los actos in-
signia de la represión en México . También el golpe a Excélsior como uno de
26 • Armando Estrop Almaguer
los atentados contra la libertad de expresión, acto que abrió la puerta a la
creación del semanario Proceso .
Los hermanos Elsa Margarita, Layda Elena, Libertad del Carmen, Car-
los Ulises y Laura Nelly conocieron todas las caras del poder y su glamour .
Para antes de cumplir los 30 años de edad, todos habían visto y sentido de
cerca los alcances económicos de la política . Ya nada podía deslumbrarlos .
Todos, pero principalmente Layda, lo vivieron de forma muy intensa .
Las campañas electorales de su padre, los recorridos en los distritos y
con todos los sectores . Conocieron además el otro lado de la moneda . Vie-
ron de cerca a campesinos, obreros e indígenas . Ellos también eran asi-
duos visitantes de la vieja casona .
Carlos Sansores Pérez era mejor conocido como El Negro . Sin duda
—como la mayoría de los priistas— tiene un pasado polémico . En casa to-
dos lo ven con la lógica de hijos . Lo quieren y recuerdan por su devoción a
los principios y las convicciones .
Y es que los políticos no llevan las prácticas a casa .
En Campeche, es visto como uno de los priistas de la vieja escuela . Para
unos, autoritario o controlador . Para otros, protector de jóvenes estudian-
tes que hoy dicen que le deben su carrera . Entre periodistas se cuenta la
anécdota con la que explicaba el secreto de su éxito: “Lo que hago es hacer
creer a los de aquí de México que soy bueno allá en Campeche, y a los de
Campeche hacerles creer que soy bueno en México”, relataba haciendo
reír a todos .
Tuvo todo lo que cualquier priista hubiera deseado o actualmente qui-
siera tener . Fue presidente de la Gran Comisión, lo que hoy se dividió en
Junta de Coordinación Política y Presidencia de la Mesa Directiva .
Fue senador, líder de la Cámara alta, gobernador, dirigente nacional del
PRI y director del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Tra-
bajadores del Estado (ISSSTE) . Su entrañable amistad con el presidente de
la República le permitió tocar la cúspide del poder priista . Incluso se le
consideró en su tiempo como un posible sucesor de su gran amigo: Luis
Echeverría .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 27
Carlos Sansores fue siempre el principal consejero político de su hija
Layda . Fue ella la única que entró de lleno a la política . Su hermana Laura
Nelly fue de las personas más cercanas al excandidato presidencial, Luis
Donaldo Colosio, pero cuando éste fue asesinado, ella se retiró .
Vino una época de cambio en esa administración que inició en 1970 . Al
menos con María Esther Zuno de Echeverría y en cuanto a las actividades
de las mujeres en política, cambio en el que se vio envuelta Layda .
Y es que el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz había heredado la frivoli-
dad a las mujeres . Las parejas de los gobernadores y de los secretarios
de Estado se juntaban en la casa de alguna de ellas y se hacían delegacio-
nes especiales para el regalo de Guadalupe Borja, esposa del presidente
Díaz Ordaz .
Había que comprarlo en Harry Winston, la tienda neoyorquina que
desde 1932 vende joyería y se especializa en diamantes . Buscaban también
aretes de rubíes . El detalle era cada año en su cumpleaños y los días 12 de
diciembre, cuando se festeja en México a la Virgen de Guadalupe .
A las mujeres se les había condenado a engalanar las fotos de las tomas
de protesta o a ser una callada compañía en los actos diplomáticos . En los
albores del sexenio del “arriba y adelante”, las mujeres tampoco tenían una
magna función .
Layda Sansores acompañó a su madre Elsa San Román a estos eventos
sociales, pero a su llegada la señora Echeverría pidió cortésmente que se
dejara a un lado la práctica de los regalos sofisticados .
En una reunión antes de su primer cumpleaños les confió: “No me re-
galen joyas ni lujos” . Había terminado de tajo con una de las más atractivas
actividades para las mujeres que la rodeaban .
A Layda le tocó el siguiente año llevarle unos manteles individuales . La
ocasión fue aprovechada por Gloria de Bravo, esposa de Víctor Bravo Ahú-
ja, exsecretario de Educación Pública, para llevarle una pequeña bolsa con
piedras de río .
La residencia oficial de Los Pinos fue transformada por los Echeverría .
La decoraron estilo mexicano . Con muebles y artesanías de todo el país .
28 • Armando Estrop Almaguer
Para los Sansores se hizo normal visitar Los Pinos en esa época . La
amistad que lograron entre ambas familias los hizo llegar hasta la recámara
presidencial . Lo disfrutaban . Era su ambiente .
El voluntariado
Desde esa época, Layda fue la que más se involucró junto a su madre . Las
dos aprovecharon la ola . Desde la Presidencia de la República, de manera
indirecta se abría un espacio para las mujeres . Se convirtió en voluntaria
de los programas de su mamá .
Empezaron con la organización de centros de ayuda en Campeche . Se
hicieron diferentes grupos de voluntarias tanto con las esposas de los fun-
cionarios como con ciudadanas .
En una ocasión, le pidieron a María Esther Zuno de Echeverría que vi-
sitara uno de los primeros logros de Elsa San Román . Se organizó un re-
corrido en el Instituto de Protección a la Infancia de Campeche (IPIC) . La
entrada estaba escoltada por 150 voluntarias uniformadas y divididas en
equipos . La esposa de Echeverría tuvo trato de presidenta . Cada uno de los
equipos rindió un informe de actividades . Nunca imaginó que había esa
organización . Layda se sentía emocionada de ver los resultados .
Al regresar a casa, sobre la cama del cuarto la señora María Esther
encontró tendido un vestido de campechana a su medida, detalle que agra-
deció emocionada .
Probablemente de ahí se inspiró la Primera Dama para la Red Social de
Servicio Voluntario, que en realidad era una participación obligada para las
esposas de funcionarios, gobernadores y hasta de los embajadores .
Se inició incluso una competencia por sobresalir en las acciones de asis-
tencia social . La esposa del secretario de Gobernación, Marcela de Moya,
presidió uno de los más competitivos centros de voluntariado . En ocasiones
se reunían y hacían informes; había una marcada rivalidad que se notaba en
la confección de los uniformes y en la organización de los actos . El principal
trabajo de las voluntarias era en las Islas Marías con los presos .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 29
A la par de este movimiento nacional para ayudar a los desfavorecidos,
en Campeche se empezó a crear el Centro de Rehabilitación y Educación
(CREE), el primer instituto de su tipo en América Latina, que finalmente fue
inaugurado en 1972 .
Layda ayudó a su madre para juntar donativos . Buscaron a la maestra
Odalmira Mayagoitia de Toulet, quien era directora general de Educación
Especial en la Secretaría de Educación Pública . Ella se entusiasmó y fue el
vínculo con académicos y expertos .
Era el primer centro de su tipo . En la década de los setenta, los servi-
cios de salud no contemplaban una visión integral de los padecimientos .
Elsa logró que el doctor Luis Guillermo Ibarra, del Consejo Nacional de
Rehabilitación, la Secretaría de Educación y el Gobierno de Campeche se
unieran para crear esta institución con una nueva visión .
Llevó al cantante español Raphael a Campeche, en un concierto que
todavía algunos campechanos recuerdan con nostalgia . Entonces a ese tipo
de artistas —en la cumbre de su fama— sólo podía vérseles por televisión
o en la Ciudad de México .
En el largo peregrinar en busca de apoyo, madre e hija decidieron visi-
tar las embajadas . Promovieron con el embajador de Rusia en México,
Nikolay Tarasov, la presentación del Ballet Bolshoi en Bellas Artes, a favor
del CREE de Campeche . Un gesto inédito que el Ballet diera un espectáculo
con fines filantrópicos .
Coordinadora de entusiasmo
Seis meses antes de terminar su mandato como gobernador de Campeche,
Carlos Sansores recibió una invitación . O al menos ésa era la forma más
dulce de llamar a lo que sucedió .
En una pequeña antesala de la oficina de la residencia oficial de Los
Pinos, el presidente Echeverría por goteo adelantó los planes para él: “Car-
los, necesito que te vengas de manera inmediata” . Echeverría le dijo que lo
necesitaba en la Cámara de Diputados .
30 • Armando Estrop Almaguer
Sansores guardó silencio un par de segundos . No esperaba esa invita-
ción . Esa propuesta no estaba en su radar político . ¿Cómo, siendo gober-
nador, solicitaría licencia para hacer campaña de diputado federal en el
mismo estado que gobernaba?
Echeverría encontró una creativa solución: hacer campaña en el Distrito
Federal .
Tres meses antes de terminar su mandato, en marzo de 1973, Sansores
pidió licencia para irse a la campaña de diputado federal . Fue así como lo-
gró uno de los más codiciados cargos de la época, ser presidente de la Gran
Comisión . Eso significaba ser el mandamás de todo el Congreso .
Echeverría tenía dos jugadas adelante . En realidad, estaba pavimentan-
do el camino para impulsarlo luego como senador . Conocedor de las entra-
ñas de la política mexicana, Echeverría sabía que el año más peligroso de
una administración es el séptimo: el primer año en retiro . Y entonces esta-
ba colocando a sus mejores cuadros en puestos estratégicos .
Iba a heredar la presidencia a José López Portillo . Contrario a las cos-
tumbres, el dedo no apuntó hacia el secretario de Gobernación, Mario
Moya Palencia . Por eso el Presidente tenía que dejar la maquina en perfec-
tas condiciones . Pidió a Sansores que le organizará en la Ciudad de Méxi-
co un evento masivo a López Portillo cuando ya había sido destapado .
Con toda la estructura de gobierno y del partido de por medio, Sanso-
res ideó un vehículo en el que todos pudieran ver al presidente por donde
pasara en su campaña . A pesar de que era el único candidato presidencial
—la división interna panista impidió el registro de un candidato y el Partido
Comunista Mexicano inscribió de manera simbólica a Valentín Campa—, el
PRI hizo toda la parafernalia de una campaña .
El vehículo quedó listo y después lo adaptaron para ser el primer Papa-
móvil del mundo: un camión con modificaciones para poder ver al Papa fue
usado antes por Jolopo . El evento fue en 1976, en el que era el distrito XXVI
electoral y comprendía Milpa Alta, Iztapalapa y Tláhuac .
Había sido el distrito por el que Carlos Sansores había llegado a diputado
federal unos años antes . Fue la entrada oficial de Layda Sansores a la política .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 31
Su padre le dio toda la confianza y le encomendó la organización de las
porras . La nombró coordinadora de Entusiasmo . Se la pasó días entrenan-
do a un grupo de maestros, líderes y a los pepenadores de la agrupación
dirigida por Rafael Moreno . El líder y su diente de oro terminarían sobre un
charco de sangre años más tarde .
El entrenamiento consistía en aprender porras, ondear pañuelos y
sombreros . “Con López Portillo, ni un paso atrás”, repetirían hasta el can-
sancio en los ensayos . Todo era rítmico . Eran como tablas gimnásticas . La
encomienda de su padre había sido clara .
—Layda, quiero que participe desde el de adelante hasta el de atrás .
—¿Y los invitados especiales, papá?
—Ésos no aplauden . Hay que acomodarlos en medio .
Llegó el día del evento . El mitin tuvo aproximadamente 40 mil asisten-
tes . En un plano se cuadricularon los espacios de asistencia en donde cada
agrupación se ubicaría con su líder . Alberto, el esposo de Layda, se negó a
que ella subiera al estrado . En el lugar había lleno total .
El locutor quería motivarlos sin lograrlo . Se habían acostumbrado a los
ensayos con Layda, pero no estaba autorizada para subir al templete . An-
tes de que llegara el Estado Mayor consiguió subir al entarimado . Se le
ocurrió organizar las porras con un método basado en pañuelos de colo-
res . Con cada color, una porra diferente . Ante esto, la gente respondió con
la exactitud de un reloj .
El Negro Sansores estaba convencido de que la gente a veces no aplau-
día en los mítines . “Pero sí mueven un pañuelo o un sombrero, hija” . Por
eso, estos dos artículos eran infalibles en los eventos políticos . El evento
fue un éxito .
Un solo candidato era una simple cruz en la boleta . José López Portillo
llegó a la Presidencia de la República . Un par de meses después, el PRI ce-
rró filas en torno a su nuevo líder: el papá de Layda se convirtió —por ini-
ciativa del presidente de la República— en líder del Senado como antesala
de la dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional del PRI .
32 • Armando Estrop Almaguer
De lleno a la política
Layda entró de lleno a participar en la campaña de diputado de su padre .
Como ahora, a más de 40 años de distancia, en su mayoría eran hombres
los que se dedicaban a la política . Carlos Sansores había convocado a de-
cenas de jóvenes para que lo apoyaran . Entre ellos estaba Tristán Canales,
quien se convirtió en uno de los predilectos del jefe político; con tan sólo
22 años lo hizo tesorero de la Cámara de Diputados . Ha seguido un camino
de éxito: hoy es alto directivo de Televisión Azteca .
Fue un cambio en las formas y en el fondo . La joven campechana venía
de un mundo rodeado de mujeres y labores específicas . Empezó a conocer
el método, la estrategia, los discursos, la liturgia del mundo de la política
mexicana . En casa de la familia Sansores, era común escuchar a su padre
reclamar cuando no encontraba documentos de trabajo: “¿Dónde están
mis papeles, que no entienden que del PRI vivimos?” .
El PRI era visto como una religión, no se conocía otro partido; el Parti-
do Acción Nacional (PAN) y los otros no existían; era el PRI para siempre .
En el tricolor, con todos sus defectos, el puesto de representante popu-
lar no se lograba si no te habías enlodado los zapatos . Quienes llegaban
estaban enterados de los problemas de campesinos y de la clase trabajado-
ra . Permeaba aún el espíritu revolucionario .
Muchos de los integrantes del PRI de aquella época eran líderes de
obreros, campesinos o empleados . Traían un historial de lucha y el PRI los
absorbía al notar su liderazgo . Ya en el partido, se les inoculaba el gen de la
disciplina férrea, incuestionable .
En opinión de sus familiares y allegados, Carlos Sansores se convirtió
en un momento en el más priista de los priistas . Le tenía una inamovible
devoción . Siempre hablaba bien del partido . Nunca contó los secretos del
PRI . Esa disciplina y devoción se la heredó a su equipo y a su hija .
Por ese entonces, Layda creía realmente que el partido “ganaba” las
elecciones . Descubrió más tarde la realidad . En una ocasión, platicando
con un exgobernador de Campeche, le confió a Layda: “Hacíamos trampa
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 33
pero para favorecer a la oposición, para que no se vieran con tan poquitos
votos” . Y de verdad que se lo creían . Los priistas habían logrado sentirse
hasta redentores . Fue una época en la que el PRI y el gobierno eran sobre-
protectores con el campesinado y el obrero . Crearon instituciones asisten-
cialistas, verdaderas máquinas de votar .
Cuando empezó a ver la realidad, no podía aceptar eso que descubría .
Prefería creerle a su padre, quien además la convencía con su trato a la
gente más necesitada . “No te canses de dar, Layda, es un privilegio” . “No es
político el que no escucha el corazón de su pueblo”, decía a su hija .
La diputación
—¿Cómo te fue con el presidente Díaz Ordaz, papá?
—Bien, pero no me acompañó a la puerta .
Son los símbolos y signos del PRI . No hay un guiño de más .
La primera diputación que logró Layda Sansores fue por la vía plurino-
minal, después de mucho insistir y de pasar por la subdelegación en Álvaro
Obregón, donde hizo y deshizo para lograr ser tomada en cuenta .
Su principal deseo era estar en la Asamblea Legislativa del Distrito Fe-
deral . Jorge de la Vega, presidente del PRI, le ofreció la candidatura, pero no
le permitieron llegar . Ganó la elección pero, igual que en la sopa de dominó,
de pronto la mula de seis era para alguien más . Y eso le impidió iniciar su
partida . La recompensaron con una subdelegación que le sirvió para crear
una estructura propia, afinar su equipo y redirigir sus prioridades .
Por el subibaja de la política llegó de subdelegada de Desarrollo Social
a Álvaro Obregón, cargo al que después de unos meses renunció .
En uno de los viajes de Carlos Salinas a Campeche —en los que siem-
pre saludaba a Carlos Sansores—, el exgobernador le recordó que Layda
no tenía trabajo .
Luego de eso, Salinas de Gortari le pidió a Luis Donaldo Colosio que
invitara a Layda a tomar un café . En la plática informal, Colosio, que hoy es
un estandarte del priismo, le dijo:
34 • Armando Estrop Almaguer
—¿En qué quieres trabajar, Layda?
—Yo no quiero una chamba . Lo que quiero es ser asambleísta; me la
deben .
El excandidato asesinado en Lomas Taurinas era en ese entonces el
encargado de palomear a quienes irían a la Cámara de Diputados . Ya sabía
que ella no estaba considerada en la lista de plurinominales que ya tenía
preparada Manuel Camacho Solís .
Colosio registró que Layda era campechana . Fue una charla corta e
informal . La trató como todo un caballero, la acompañó hasta el elevador .
Layda recordó aquel episodio en el que su padre le dijo que las cosas
habían salido bien, pero que el presidente Díaz Ordaz no lo había acompa-
ñado a la puerta . “Si Colosio me acompañó hasta el ascensor, este arroz ya
se coció”, pensó Layda . Se fue a su casa, se acostó y esperó la llamada . No
le cabía la menor duda . Colosio habló .
La metieron en la lista del criticado sistema de plurinominales . Y así fue
como llegó a la Cámara baja en el segundo trienio de Salinas de Gortari .
Vivió a plenitud el esplendor tricolor . Sólo tres mujeres tuvieron el privile-
gio de estar en la lista de plurinominales: María de los Ángeles Moreno,
Blanca Esponda y Layda Sansores . Una secretaria de Estado, una senadora
y una desempleada . Tres nada más .
El sistema hizo lo suyo . Después de que le quitaron la Asamblea habien-
do ganado, no teniendo nada, Salinas de Gortari la puso . Lo hicieron me-
diante el conocido juego político . Quitaron a Eduardo Andrade, a quien
nombraron subprocurador . Salinas de Gortari cumplió su palabra y eso Lay-
da Sansores lo reconoce . Ahí aprendió que las facturas en política se pagan .
Se notó quién le había dado su lugar . En sus inicios en el PRI, Layda
había dado clases por todo México sobre las fórmulas de las plurinomina-
les . Las enseñaba con ahínco a todos los integrantes de los comités muni-
cipales de acción electoral del PRI .
Durante la elección, se dio cuenta de que, de acuerdo con la fórmula,
sólo 29 diputados alcanzarían a entrar por la vía plurinominal . Ella estaba
en el umbral . La felicitaban, pero ella respondía que no lo había logrado .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 35
Y así como cuando tienes un lugar y te lo quitan, de la misma forma en
que se han definido las últimas elecciones en el país, con métodos que ella
hoy cuestiona, fue que se estrenó en el mundo parlamentario .
Su paso por la Cámara baja fue de aprendizaje . Se rompió el delicado
cristal de la realidad . Empezó a conocer más reglas no escritas de la vida
parlamentaria . Descubrió los tres lenguajes: uno en la tribuna, otro en las
curules y el más cuidadoso ante los medios .
En la primera ocasión que vio a Carlos Salinas de Gortari ya como le-
gisladora, el residente de México, le dijo: “Yo te escogí tu lugar” .
37
—Papá, acabo de votar en contra del IVA—dijo una voz ahogada en el telé-
fono .
—¿Y la disciplina?
—Confunden disciplina con sumisión, papá .
—¿Y la lealtad?
—¿A quién, papá, a estos que están entregando este país?
—Cuando uno no está de acuerdo se sale .
—No, papá, voy a dar la cara .
—Abstención .
—No, papá, esto es de definición y ya viene la ola…
La voz del interlocutor se aceleró . Era un hombre hecho en el PRI . Co-
nocía las entrañas del partido y sus modos ante la indisciplina . Era Carlos
El Negro Sansores, célebre exgobernador de Campeche . Al otro lado de la
línea, su hija Layda . Hacía unos minutos todavía estaba en la tribuna del
Senado argumentando su voto en contra del aumento del IVA propuesto
por el presidente Ernesto Zedillo, en 1995 . No pudo convencerla . El inter-
mitente “bip” de un teléfono colgado fue el final de la conversación . Hoy es
anécdota, pero entonces fue estigma . Selló sus vidas para siempre .
El PRI había sido amniótico en esa familia . Y como en el PRI de enton-
ces la indisciplina se paga, hoy Layda Sansores lleva casi dos décadas en la
izquierda . Pasó de hija predilecta a adversaria vitalicia . Polémica, aguerrida,
imparable, indisciplinada .
II. De hija predilecta a rival vitalicia
38 • Armando Estrop Almaguer
En el 2008, Layda dio pruebas de que puede cumplir desafíos . Desde
la tribuna, denunció uno a uno los excesivos gastos de los coordinado-
res parlamentarios, incluido el de Convergencia, partido que entonces la
postuló .
La oficina que ocupa en el Senado es sobria . De una de las paredes
penden de delgados cables metálicos decenas de fotografías de la familia .
Entre ellas están sus hijos Tania y Alberto, y también su hija que lleva el
mismo nombre; ambas fueron productoras del afamado documental Pre-
sunto culpable . También aparecen sus hermanos Carlos, Elsa, Laura, Liber-
tad, todos sus sobrinos y sus dos nietas, Maryan y Emiliana .
Layda Sansores es campechana, pero usualmente combina su ropa en
tonos oscuros cuando está en la Ciudad de México . En Campeche usa el
blanco . En los últimos años lleva más un aire de mujer urbana . Pocas ve-
ces se viste con ropa tradicional campechana . Su pelo es de color encendi-
do y la mayor parte del tiempo lleva vestidos entallados . Ella misma se
asume coqueta . “Hijea” a todos sus colaboradores: “sí, mijo”, “no, mijo”,
“está bien, mi niño” .
Habla con absoluto amor sobre su padre . Al mismo tiempo que lo ad-
mira, supo y sabe que junto a él no hubiera crecido . “Mi padre era una
ceiba y bajo las ceibas ni las hierbas crecen” . La senadora matiza cómo
desde entonces podía enfrentarse a los detentadores del poder . Sus herma-
nas no le hacían frente al Negro Sansores sin flaquear . Era el hombre fuer-
te que no lloraba . El prototipo mexicano .
“Era un hombre profundamente humano, aunque muy firme, era impo-
nente… mis hermanas, cuando hablaban con él, terminaban llorando, pero
yo aprendí a lidiarlo; entonces me causaba una profunda admiración, una
gran identidad, nunca lo vi llorar en la vida . Asesinaron a su padre frente a
él, murieron sus hermanos y tuvo pérdidas muy grandes y nunca una lá-
grima” .
Nadie tiene la certeza de si aquella tarde de 1995, cuando el exlíder na-
cional priista recibió la llamada de su hija en la que le avisaba sobre su re-
beldía, derramó una lágrima . A su castillo de naipes le quitaban una pieza .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 39
El priista innombrable
Para Andrés Manuel López Obrador, el nombre del expresidente Carlos
Salinas de Gortari no merece siquiera ser pronunciado . Durante mucho
tiempo, incluso le dijo “el innombrable” . Hoy, entre los más allegados al
político tabasqueño está la senadora Layda Sansores . Ella no tiene pena
ni empacho en decir que en los albores de su carrera política el expresi-
dente fue una especie de mentor político . A Salinas lo consideró durante
casi una década un personaje muy cercano . Acepta incluso que la cuidó .
“Debo de reconocer que Salinas de Gortari fue un personaje importante
en un momento de mi vida, me parecía un hombre inteligente . Hay que
reconocerlo” .
Durante tres años se comportó como diputada obediente y sumisa .
Con gracia se sumó al sinfónico sistema parlamentario mexicano y logró
pasar al Senado, donde la delicia duró poco y comenzaron los actos de
rebeldía .
Recuerda que, en una ocasión, el presidente Salinas de Gortari llamó a
Los Pinos a los legisladores priistas que se habían rebelado porque quien
conocía de primera mano la agenda era el panista Diego Fernández de Ce-
ballos . De ahí nació el mote de El Jefe .
“Al llegar Salinas, me dice: tú, Layda, frente a mí” . Salinas de Gortari
pidió que explicaran por qué estaban descontentos . En respuesta, sólo
hubo lambisconería: “Presidente, no podemos seguirle el paso . Usted va
demasiado adelante” .
Pero Layda atisbó: “Presidente, las lealtades están en proporción direc-
ta a las valoraciones y usted no nos valora” . Hablarle así al presidente no
era común . La solemnidad ante lo sagrado no podía ser alterada .
La misma ceiba a la que sus hermanas temían la protegía del vendaval
que ocasionaba rebelarse contra los jefes priistas .
Al siguiente sexenio, durante la administración de Ernesto Zedillo, la
realidad, pero, sobre todo, la presión familiar la orillaban a confrontarse
con el franco espejo de la conciencia . Tania su hija fue la que llevó la
40 • Armando Estrop Almaguer
izquierda a la casa y el motor para que sus hermanos exigieran a su ma-
dre el voto en contra del Impuesto al Valor Agregado .
“Cuando viene lo del IVA (la propuesta presidencial de un aumento
generalizado de 15 por ciento), empiezan mis hijos a cuestionarme cómo lo
voy a votar y yo no sé; un voto en contra era muy grave, pero decir tus ar-
gumentos en tribuna era un hara kiri . Ya para entonces, los medios estaban
más abiertos, porque, si no, me hubiera muerto sin que nadie se diera
cuenta .
—Para mí, el PRI era una religión . Lo tenías hasta el tuétano . Cada navi-
dad cantábamos la marcha del PRI: por el PRI, por el PRI” .
Aquel día de la votación del aumento del impuesto al valor agregado,
Layda, a quien le cuesta trabajo llorar, despertó en la madrugada entre lá-
grimas y sudor . Tenía la sensación de estar frente a un acantilado .
Le informa a Ortiz Arana que se mantendrá en su voto . Se pone a escri-
bir el discurso en su curul, pero era imposible . María de los Ángeles More-
no le dice que el presidente de la República quiere hablar con ella .
Liébano Sáenz, secretario particular de Ernesto Zedillo, la recibe en
una de las clásicas oficinas en las que se hace antesala cuando se visita al
presidente de la República . Si no lograba convencerla, buscaría entretener-
la . Si lo lograba, entonces Layda tenía el boleto de entrada a fundirse en un
abrazo con el presidente de México .
Ernesto Zedillo fue por todo un presidente controvertido . Llegó a la
primera magistratura como relevo de Luis Donaldo Colosio . Zedillo no era
un real hijo de la familia revolucionaria ni un adepto a la mística priista . En
el libro El despertar de México, Julia Preston y Samuel Dillon, corresponsa-
les del prestigiado diario norteamericano The New York Times, retratan a un
presidente alejado de las tradicionales prácticas del partido tricolor .
Ese día, a Los Pinos la había acompañado su hija Layda Negrete, quien
esperaba en otra sala . De pronto, un pájaro chocó en la ventana . Al mirar
al ave en el piso, aleteando y buscando retomar el vuelo, la joven se dio
cuenta de lo que pasaba: el segundero avanzaba como un marchista olím-
pico . Estaban reteniendo a su madre para evitar su voto en contra . Salió
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 41
del pequeño cuarto para buscarla . Abrió puertas sin cesar hasta que la
encontró: “Mamá, éstas son tácticas dilatorias” .
Su madre se repuso . Dejó a Sáenz con palabras en la boca . Salieron de
prisa rumbo a la calle de Xicoténcatl número 9 en el Centro Histórico del
Distrito Federal . El chofer hizo lo que pudo, pero en un punto cercano a la
Alameda Central el tráfico era intenso .
Las dos Laydas bajaron del coche y empezaron a correr . La sesión ya
estaba avanzada . Madre e hija sortearon a los paseantes frente al Palacio de
Bellas Artes, cruzaron el Eje Central y, jadeantes, llegaron al Salón de Sesio-
nes, en el viejo edificio que de 1931 a 2011 fue la Cámara alta .
Cuando entró al Pleno la senadora perredista Irma Serrano, una actriz
que había pasado por las sábanas presidenciales, estaba, combativa, termi-
nando su discurso . Inmediatamente era su turno .
Logró evadir todas las alternativas que el PRI impuso para impedir su
voto . No existe antecedente en la historia del Congreso de que un priista
pase a tribuna para argumentar en contra de una iniciativa del presidente
de México .
Hubo de esos contrastes que tatúan el alma . El perredista Heberto Cas-
tillo la esperaba de pie y le dio un abrazo . Su mamá estuvo llorando . Su
padre quedó petrificado unos segundos . Romeo, sus hijos Alberto y Tania
estaban orgullosos . Layda, su hija, se sintió feliz .
En el diario de los debates del Senado de la República, hay una pequeña
leyenda encerrada entre paréntesis debajo de las palabras que pronunció
la legisladora frente a sus compañeros aquel día: Aplausos .
Su discurso de ese sábado 18 de marzo no tiene desperdicio y sigue
teniendo vigencia .
Mi voto en lo que se refiere al aumento al impuesto al valor agregado
será en contra . No entiendo cómo una iniciativa de tal trascendencia para
la vida futura del país no ha pasado por el sedal del análisis en el seno de
esta Cámara .
El secretario de Hacienda se preocupó más por ir a dar explicaciones
a los foros de Nueva York que por intentar convencernos con argumentos
42 • Armando Estrop Almaguer
a quienes somos base y sustento del poder público . Voto en contra del au-
mento de 50 por ciento al impuesto al valor agregado porque creo que es
un tiro de escopeta . Vulnera el principio de equidad por el que van a pagar
más los que menos tienen .
Me pregunto si no por estar buscando la eficiencia en la recaudación,
la eficiencia en el gasto, la eficiencia de cumplir puntualmente con nuestros
compromisos con el exterior, estamos propiciando una quiebra social de
pronóstico reservado .
No es saludable para la República que un selecto grupo de iniciados
decidan dentro y fuera del país la vida de millones de mexicanos . Por otra
parte —permítanme un paréntesis—, pero creo que esta crisis es funda-
mentalmente una crisis de credibilidad y de moral pública . Y que sería muy
importante que aprovecháramos la ocasión para recuperar la confianza en
las acciones de gobierno . Dejo aquí a la Secretaría una propuesta para que
se turne a comisiones a fin de que cada secretaría de Estado precise en qué
renglones va a disminuir sus gastos . Que se restrinja a los funcionarios de
rango superior el uso de aviones, vehículos y oficinas de lujo . Siempre me
he preguntado: ¿Qué hacen las oficinas de Pesca, superlujosas, en el frac-
cionamiento más lujoso de la Ciudad de México?
Que se hagan públicas, porque público es su quehacer, las declaracio-
nes de bienes de todos los funcionarios de mando . Que se amplíen las in-
vestigaciones a exfuncionarios que han amasado fortunas insultantes para
el pueblo de México . Y que se forme un fondo para atender las necesidades
sociales de los sectores más desprotegidos, con los dineros que se incau-
ten a los que se procese por fraude a la nación .
Para terminar, mi voto es en contra porque, en última instancia, si la
mayoría se opone a esta receta, así fuera porque hubo un mal manejo en
los medios de comunicación y no se les logró convencer de sus efectos
curativos, me pegunto si lo congruente o no es que el titular del Poder Eje-
cutivo asuma plenamente su carácter de mandatario de la voluntad como
reza la Constitución .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 43
Carlos Madrazo, un priista que dejó huella, decía: Si todo un pueblo a
mediodía afirma que es de noche, señores, es hora de encender las luces .
Como quisiera estar equivocada, como suponer que estamos equivocados
millones de mexicanos . Soy representante popular y si me tocó representar
un ejército de equivocados, ahí me formo .
Y como soy optimista, espero que quienes diseñaron esta iniciativa y
nos manifestaron que a corto plazo se entregarían cuentas claras en la
creación de empleos y en la recuperación de la planta productiva y en la
paz social, que así sea .
Votar en contra de una iniciativa presidencial la convirtió en una apes-
tada . El castigo del partido fue instantáneo: la ley del hielo .
El acoso policiaco
Como casi todos los priistas insurrectos o desdeñados, Layda llevó su ca-
pital político al PRD .
El voto en contra del IVA le dio mucho rating de popularidad, le dio di-
fusión con la prensa . Después se opuso a la privatización de la petroquími-
ca, otra iniciativa presidencial, y con eso vino la ruptura total . Renunció al
PRI antes de que el tricolor definiera el candidato a la gubernatura de Cam-
peche . Y decidió ser candidata externa del PRD para gobernar su estado
natal .
Vino la respuesta del gobierno . A unos metros de su casa, la vigilaban
las 24 horas del día . Layda Negrete recuerda la presión de esos días . Las
llamadas intimidatorias . La joven activista guarda tatuado en su sistema
emocional el tener que haber puesto una escalera para brincar a casa del
vecino con el objetivo de confundir a los agentes que vigilaban a cada inte-
grante de su familia .
La hija del Negro Sansores no sucumbió . Por el contrario, se unió a
grupos de oposición y endureció su discurso . Desde entonces —1997—
conoce a Andrés Manuel López Obrador . Ella lo describe como el descubri-
44 • Armando Estrop Almaguer
miento de líneas subterráneas de identidad . No solamente se sintió atraída
ella, sino todo su equipo y seguidores .
En ese primer intento por gobernar su estado, le dieron el triunfo al
priista José Antonio González Curi y durante ocho meses Layda y sus par-
tidarios acamparon en contra de lo que, asegura, fue “el primer fraude elec-
toral documentado” .
Después, esta historia toma tintes de novela policiaca . Descubre un
centro de espionaje en Campeche con el que habían monitoreado todos
sus movimientos, llamadas… una invasión a su vida privada .
Las rupturas son bautismos
Con los antecedentes —su padre y nacida en el poder—, Layda podría ha-
berse quedado en el PRI y disfrutar de las mieles, pero asegura que jamás
se ha visualizado con una carrera política en el tricolor .
Romeo Ruiz Armento, su pareja desde hace décadas, no quería que se
saliera del PRI sino seguir dando la lucha desde adentro . Pero Sansores no
es de las personas que se puedan quedar en un lugar donde no se siente
bien . Las rebeldías rigen su vida diaria .
Hoy, siendo sin duda la mujer política de México más polémica, dice
con firmeza que no ha sacrificado nada en toda su carrera . “He hecho lo
que he querido y lo que he decidido” . Lo que más aprecia de todos estos
años es su libertad .
Desde su primer matrimonio, con Alberto Negrete, con quien procreó
a sus tres hijos, Layda Sansores estuvo llena de comodidades . Él era un
joven queretano con ganas de triunfar . Estudió becado en Francia y tenía
habilidad para los negocios . Lo primero que hizo fue comprar una casa al
sur de la Ciudad de México con un enorme jardín .
Le pidió que ella no trabajara . Que fuera una mujer dedicada al hogar y
a sus hijos . El sueño casi se cumplió . Durante años, funcionó justo como
Alberto lo había soñado . Pero “la tigrita creció . Se hizo tigra . Y un día le pedí
que quería trabajar, que los quería mucho a mis hijos y a él, pero que que-
ría realizarme . Cada uno creyó que el otro cedería” .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 45
Layda había logrado obtener el primer lugar de su generación en la
Escuela Nacional de Maestros y una licenciatura en Psicología en la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México (UNAM) .
Vino la separación . “Impactó mucho a mis hijos el anuncio de nuestro
divorcio; nunca nos vieron discutir . Mi mamá me decía: ‘¿por qué te divor-
cias, Layda, si eres su muñeca?’ . Por eso, precisamente, porque soy su
muñeca . Fue una decisión dolorosa, pero no me equivoqué . Empezó para
mí un proceso de crecimiento” .
El hipnotismo del tricolor
¿Por qué otros no actúan así? ¿Por qué el PRI no cambia? ¿Por qué los priis-
tas están de manera perpetua vinculados a la disciplina que va en contra de
sus principios?; preguntas que le repetí a Layda en varias ocasiones .
“Hay mansedumbre atávica . Quizá está enraizado en el inconsciente
colectivo toda esta docilidad, porque se vuelven a adaptar . Fueron entrena-
dos en la virtud de la sumisión y de la disciplina . Y creo que hay algo que
es muy fuerte en el ser humano que es el miedo” . “No siento tener miedo,
porque dicen que las convicciones exorcizan los miedos . Mis decisiones
las tomo con mucha convicción interna . La gente te mueve y te da valor” .
A su padre le tocó vivir la época del sobre lacrado . Era la designación .
Contenía la lista de nombres de “los buenos” . Se decidían en la Ciudad de
México y los llevaba el delegado . Ésa era la real elección . Ésa era la esencia
democrática del sistema político mexicano . Una parafernalia . Ésos de la
lista eran ya los diputados y alcaldes; aunque los hacían pasar por candida-
tos, ya eran gobernantes . La vil imposición con previa auscultación . Se to-
maba en cuenta, claro, la disciplina, esa exigencia priista .
Al romper esta práctica, vino la gran escisión en el PRI . Los priistas
soportaban la imposición, estaban hechos a ella, así habían sido entrena-
dos . “Soportaban la imposición, pero no toleraron la simulación llamada
elección interna . El PRI se convirtió en víctima de su propio cinismo . Todo
estaba igual de decidido” .
46 • Armando Estrop Almaguer
Layda empezó a tener actos de rebeldía: “Que viene a comparecer el
secretario de Educación y yo quiero hacerle unas preguntas; ‘ah, no; esto
hay que consultarlo con el líder’ . El líder era Fernando Ortiz Arana; nunca
te hacían sentir imposición: ‘Layda, yo respeto la decisión que tú tomes . Te
sienten muy cercana a mí . Lo que tú digas no creerán que son palabras
tuyas, van a creer que yo te mandé . Pero tú toma la decisión’ . ¿Y cómo iba
yo a lastimar a mi líder?” .
Así era como se manejaba, con oficio . Fernando Ortiz Arana no era al-
guien que apagara fuegos a patadas, siempre trataba de buscar un entendi-
miento .
Los mandamientos de Moisés quedaron grabados a piedra y fuego .
Pero lo del PRI, ésos no se escriben, pero se obedecen al pie de la letra . Son
inviolables los mandamientos que no se escriben . Eso tiene un peso enor-
me porque nada es obvio, todo tú lo interpretas .
La disciplina hasta la ignominia . Los legisladores son aparentemente
libres, pero todos terminan asumiendo la línea . La legisladora lo sabe .
“Creo que esto ha lastimado mucho al Congreso; ya muchos de los que
estamos ahí no sabemos que más que representar un partido político re-
presentamos a los ciudadanos” .
La estancia en el PRI ahora le sirve a Layda Sansores para comparar al
PRI actual con el PRI de sus tiempos y con el de la época de su padre . “Mi
mente empieza a cambiar . Escucho a Martín del Campo y a René Bejarano
en la tribuna . Me decía: ellos dicen lo que yo siento” .
Al priismo le gustan los Congresos uniformes . Layda está convencida
de que no hay vuelta atrás con el priismo . Su historia con ellos terminó . Le
indigna que habiendo gente tan valiosa, líderes sociales y gente preparada,
terminen siendo tan dóciles .
Antes, ascender en el PRI era por “meritocracia”, tenías que hacer méri-
tos: si no ascendías en la primera vuelta, seguías fiel y la factura se pagaba .
“Los convencen, los seducen y terminan por aceptar cosas que van en
contra de su gente y de sus propias conciencias” .
47
Las elecciones de 1997 en Campeche son históricas y pueden considerarse
un parteaguas en la política nacional . Son la antesala para acontecimientos
que casi una década después marcaron la historia del país . Fue la primera
vez que una mujer provocaba una movilización de esa forma a las urnas .
La llegada de Layda Sansores como candidata del PRD arrastraba un sin-
número de polémicas . El voto en contra del IVA, su enfrentamiento a los
líderes del tricolor y, por supuesto, la oposición de los cuadros perredistas
a su unción como candidata . Los periódicos hicieron múltiples crónicas
de todos los antecedentes con los que llegaba la hija de Carlos Sansores a
esa jornada electoral . El 6 de julio de ese año llegó plagado de consignas y
acusaciones entre el PRI y el PRD . Entre ambos partidos denunciaban la in-
tención de ensuciar la elección . Los priistas acusaban a Sansores de pelear
contra el partido por no haber obtenido la candidatura . Ella asegura que no
fue un empecinamiento, sino que tenía y tiene un proyecto para sacar del
subdesarrollo una región tan azotada por la explotación y la pobreza .
Por otra parte, los priistas señalaban la violencia e intransigencia de
sus adversarios, mientras que el partido del sol azteca insistía en que el PRI
quería hacer lo que históricamente había hecho en una elección: manipu-
lar casillas para un resultado favorable .
Las quejas que más prevalecieron para el día de la elección, de acuerdo
con la documentación del Instituto Estatal Electoral (IEE) de Campeche,
fueron el intento de soborno a funcionarios de casilla perredistas y el retra-
III. Fraude y resistencia
“La resistencia es lo mejor que me ha pasado en la vida”.
48 • Armando Estrop Almaguer
so en la apertura de las mesas de votación . Se encontraron hasta 30 versio-
nes de las actas de cómputo de numerosas casillas, tratando de cuadrar los
números . Y se falsificó la firma de más de 2 mil representantes de casilla,
de lo cual dio fe un notario en el Registro Nacional de Electores en Mérida .
Ya para 1997 existían sondeos de resultados basados en encuestas de
salida y otros métodos . Hasta las 8 de la noche, los resultados en las actas
del equipo de Layda Sansores demostraban una tendencia irreversible . De
hecho, Televisión Azteca dio el anunció de que los datos mostraban el
triunfo de la candidata .
En el libro La Insurgencia, de Fernando Cab Pérez, se hace un recuento
de la jornada . Los laydistas y la población en general consideraron las ci-
fras oficiales como un descarado engaño, pues desde las primeras horas
luego del cierre de casillas, los medios de comunicación nacionales daban
en primer lugar a Layda Sansores . Sorpresivamente, a partir de las 12 de la
noche se suspende la información, se le comunica al equipo que no volvie-
ron a ganar en ninguna casilla y que se había revertido el resultado .
Rompiendo la calma campechana
Fue de manera inmediata como los seguidores de la candidata salieron a
las calles a protestar . Entraron a las instalaciones del órgano electoral; ahí,
en el patio, se descubrió una montaña de papeletas destruidas y la muche-
dumbre entró en cólera . Las fotos impresionarían al más experimentado de
los mapaches electorales .
Layda y su gente descubrieron también que había un pasadizo en el
interior del edificio que ocupaban las oficinas del IEE y que conducía a un
cuarto en el que había miles y miles de boletas electorales procedentes de
Guadalajara . Las que hicieron para la elección de Campeche se habían im-
preso en el Estado de México, por lo que se despertaba la polémica del
destino que tenían las papeletas descubiertas . La irritación fue inmediata .
Al lugar llegaron decenas de policías estatales previendo un enfrentamien-
to violento .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 49
Layda Sansores se dio cuenta de que un enfrentamiento era inminente,
que los ánimos estaban exacerbados, y por eso dio instrucciones de que se
retiraran y mejor hicieran una marcha por las calles de Campeche para
mostrar su inconformidad y dar a conocer a todos el fraude en su contra .
La marcha se realizó de manera intempestiva; en algunas horas lograron
organizarse miles de ciudadanos sin convocatoria que salieron a una mar-
cha histórica .
No era común que en Campeche hubiera marchas con pancarta y gri-
tos de fraude . La tradicional calma de la ciudad costeña se vio interrumpida
por lo que se convertiría en la resistencia ciudadana más larga de la histo-
ria de ese estado . La casa del gobernador en turno fue tapizada con propa-
ganda perredista y pancartas con leyendas en su contra . El ánimo crecía; la
extraña metamorfosis que da la masa de pronto hizo de la indignación un
festejo . Celebraban poder reaccionar en contra .
El siguiente objetivo fue la casa de González Curi y se llevaron la ingra-
ta sorpresa de ver reunidos a los funcionarios electorales y al propio man-
datario estatal, Salomón Azar García . Ahí nuevamente hubo momentos de
tensión . La policía sabía que era un lugar sagrado que tenían que proteger .
Los granaderos no se atrevían a actuar . Ni ellos mismos habían visto en
sus carreras una manifestación de esas características . Entre los inconfor-
mes reconocían a excompañeros de la escuela, amigos, familiares o veci-
nos . Acostumbrados al letargo y al sometimiento, gran parte de la sociedad
campechana no podía aceptar un acto de esa naturaleza . Era como si no
estuviese en su ADN el inconformarse . La policía logró que el mandatario
estatal escapara a través de una azotea . Lo primero que hizo el gobernador
fue ir junto con sus guardias a balacear la casa del padre de su adversaria .
Esa protesta marcó el inicio de la resistencia que todavía hoy recuer-
dan quienes participaron en ella . Los que eran niños hoy son profesionis-
tas e insisten en que volverían a participar . Saben, porque así se lo enseña-
ron sus padres, que en esa ocasión hubo un fraude electoral tan evidente
que tuvo que defenderse el voto como nunca antes se ha vuelto a ver en
Campeche .
50 • Armando Estrop Almaguer
Se organizaron numerosas marchas hasta el 11 de septiembre, cuando
dieron el fallo de la elección . Anunciaron los resultados para que se le diera
constancia de mayoría a Antonio González Curi . El IEE daba por ganador
al PRI . Layda lograba más de 40 por ciento de la elección, un porcentaje alto
para un partido de oposición .
El PRD, en el ámbito nacional, comenzaba la vida de buenos tiempos:
acababan de ganar la capital del país y cuidaron ese triunfo no comprome-
tiéndose demasiado con defender Campeche .
Aunque desconfiaban de las autoridades electorales, prefirieron dar la
batalla por la vía institucional, presentando 15 juicios de inconformidad
relacionados con 254 casillas electorales .
La clase alta en Campeche —conservadora como pocas— no veía bien
la protesta perredista . Criticaban que nunca se hubiera vivido una tensión
como la de esos días en la ciudad; el ambiente político se veía enrarecido
por lo que consideraban disturbios . Sin embargo, el plantón frente al Pala-
cio de Gobierno duró más de ocho meses con el apoyo de cientos de ciuda-
danos que llevaban víveres, comida y apoyo .
Eso provocó que el Congreso del estado hiciera un posicionamiento ofi-
cial donde daban por buenos los resultados . La Iglesia católica hizo un llama-
do a la paz . Sin embargo, la inconformidad que lideraba Layda se mantuvo .
Para contrarrestar la mala imagen que se estaba fomentando en con-
tra de los que se manifestaban, decidieron cambiar la estrategia . “Debe-
mos de acercarnos con la gente y presentar pruebas” fue la conclusión . Se
contrató a un perito que demostró que cientos de boletas eran falsas . Dio
declaraciones a la prensa, pero finalmente el experto desapareció con to-
das las pruebas .
Por eso decidieron instalar mesas de información en distintos puntos
—principalmente en la capital— para dar detalles sobre la inconsistencia
de los números, las fotografías de las boletas destrozadas y de las boletas
adicionales hechas en Guadalajara . No se dejaron de lado las protestas .
Todo lo contrario, fueron tomando un matiz masivo .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 51
Layda Sansores dio inicio al movimiento de resistencia el domingo 13
de julio de 1997, en alianza inicial con el PAN y su candidato, Nelson Dani-
lo Gallardo Ordóñez —quien había ganado la capital—, en una multitudina-
ria marcha donde miles de simpatizantes y seguidores recorrieron las prin-
cipales arterias de la ciudad en defensa del voto popular .
La marcha del 8 de julio generó la primera unión entre el PAN y el PRD,
partidos hasta hoy antagónicos y que en esa ocasión se unieron para de-
nunciar el fraude . Los enviados especiales del diario La Jornada registraron
lo insólito de ese día porque dos candidatos de partidos que toda su vida
habían sido adversarios se unían en el templete, compartían ideales, moti-
vos de lucha y discurso .
El apoyo perredista
La dirigencia nacional perredista apoyo; estuvieron acompañando a la líder
del movimiento Andrés Manuel López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas,
Porfirio Muñoz Ledo y Jesús Ortega .
La estrategia de plantarse frente a los edificios de gobierno se expan-
dió a todo el estado . Amalia García fue nombrada representante del Comité
Ejecutivo Nacional en Campeche para demostrar que el apoyo del organis-
mo político sería permanente . González Curi no podía recibir la constancia
de mayoría para quedar formalmente como gobernador del estado debido
a las impugnaciones presentadas .
La resolución la tenía que dar el Tribunal Electoral, que terminó por
resolver hasta el 14 de agosto, hecho que alargó la agonía para los priistas
e incentivó las fuerzas de los inconformes . Este lapso de tiempo convirtió
el asunto en un tema mediático en todo el país y fue aprovechado por Lay-
da Sansores para exigir la anulación de los comicios y que las autoridades
citaran nuevamente a una elección .
Lejos de bajar de tono el conflicto, se encendía . Sansores no daba pie a
una negociación, sabía que sentarse con sus opositores era convalidar lo
52 • Armando Estrop Almaguer
que ella sabía —y lo sigue diciendo, pues el expediente sigue en curso—: era
uno de los fraudes electorales mejor documentados de la historia del país .
González Curi visitó como virtual ganador al presidente Ernesto Zedillo
para lanzar una señal de fortaleza, institucionalidad y aceptación del triunfo,
pero ni eso menguó los ánimos en los seguidores de Layda . Zedillo no estuvo
en su toma de protesta, como lo había hecho con los demás gobernadores .
El experimentado priista Carlos Sansores rompió con una larga historia
de construcción y lealtad al priismo en México . Renunció al PRI el mismo
día de la elección, anunciando que ésa era la última vez que votaba por el
tricolor y que se retiraba de sus filas . Sin embargo prestó su casa, esa que
había sido sede de visitas presidenciales y de reuniones con altos funciona-
rios, para que fuera un centro de operaciones de la resistencia civil encabe-
zada por su hija .
Al mismo tiempo, Layda iniciaba recorridos por todo el estado . Encabe-
zó multitudinarios mítines en municipios como Xpujil, Escárcega y El Car-
men; este último se convirtió desde entonces en un semillero de activistas
de oposición que han enriquecido la pluralidad política hasta nuestros días .
La presión cada vez era mayor; se exigía ya un gobierno interino que
llamara a nuevas elecciones . Sin embargo, en el Congreso local nunca se
logró llegar a un acuerdo, pues el PRI todo el tiempo defendió que no había
sustento legal para tal petición . El 1 de agosto, el Tribunal Electoral declaró
improcedentes los 15 juicios presentados .
El activismo en Campeche había crecido . Los noticieros nacionales edi-
taban las marchas y conferencias para darle un perfil rijoso y violento a la
resistencia . El libro de Fernando Cab Pérez ilustra el cambio que hubo en la
sociedad campechana durante esos días:
Como jamás había ocurrido en alguna etapa anterior de la historia de Cam-peche, los días siguientes fueron de un intenso activismo político, los ciu-dadanos salieron a las calles a protestar por la limpieza de las elecciones del 6 de julio . Por primera vez se comprobó la existencia de una ciudadanía emergente dispuesta a incidir en las decisiones públicas de la entidad, per-sonas comunes que jamás habían participado en ceremonias políticas ni acostumbradas a la protesta, lo hicieron esta vez .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 53
A menos de tres semanas de la elección de julio de 1997, ya estaban
formados 330 comités de resistencia civil distribuidos por todo el estado .
Se realizó la Marcha por la democracia en las carreteras de Campeche, en
donde participaron miles de ciudadanos de diferentes municipios y de co-
munidades rurales, como Atasta, Escárcega, Champotón, Calkiní y Hecel-
chakán, entre otras, comunidades en las que todavía hoy, al recorrerlas y
hablar con personas que participaron, éstas están convencidas de que
existió un fraude electoral .
El Museo del Fraude
La familia de Layda participaba activamente en la campaña . Su hermano
Carlos, su cuñada Roo y sus hijos montaron una exposición con toda la do-
cumentación, grabación, videos y fotografías que poseían y que evidencia-
ban las irregularidades que se cometieron . Así nació El Museo del Fraude .
En la exposición, puesta afuera del Palacio de Gobierno, donde ya se tenía
un campamento de simpatizantes, se mostraba a los funcionarios de casilla
recibiendo dinero, la compra de credenciales de elector, testimonios de perso-
nas que habían colaborado en acarrear gente para votar por el PRI, videos de
lideresas dando instrucciones, fotografías de las boletas destruidas y un sin-
fín de detalles que hicieron que hubiera largas filas para observar la muestra .
La exposición después fue montada en el Poyforum Siqueiros de la Ciudad de
México y la inauguró el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador .
La situación de Campeche literalmente se le salió de las manos al go-
bernador y recurrió —como es ya histórico en México— al uso de la fuerza
pública .
La represión
Tres sujetos forcejean con un joven que graba el enfrentamiento entre po-
licías y manifestantes . Se abalanzan sobre el espigado camarógrafo de pelo
largo y quebrado . El joven solamente graba . Los policías le arrebatan la
54 • Armando Estrop Almaguer
cámara, lo someten, lo tiran al suelo . Mientras lo llevan casi arrastrando
a una camioneta, lo golpean con toletes . Al llegar al vehículo, estrellan su
cabeza contra la caja de la pick up . Lo arrojan como a un animal inerte .
Adentro de la camioneta, los policías se dan cuenta de que no tienen las
llaves y no pueden dejar el lugar . El camarógrafo se repone y baja de la
camioneta, identifica al policía que le robó la cámara y lo señala . En ese
momento, un fuerte golpe en la cabeza ensombrece su visión . El rojo de
la sangre va amalgamando su pelo, haciendo una masa acuosa color rojo
oscuro . El tolete hizo su trabajo . Tirado en el suelo, recibe otra tanda de
patadas de un grupo de policías .
El joven es Alberto Negrete Sansores . Es el menor de los tres hijos de
Layda Sansores . Maneja con éxito un negocio que nada tiene que ver con
partidos políticos o con el gobierno . Es independiente y está desilusionado
del sistema político mexicano . Pero aún y con su desilusión, sigue partici-
pando para generar un cambio en la forma de hacer política en el país .
Aquel 11 de septiembre, Alberto simplemente grababa con su cámara la
reacción violenta del gobierno priista contra quienes defendían su voto y
que aseguraban que la ganadora para la gubernatura de Campeche era su
madre . La agresión, que fue grabada y fotografiada por los medios de co-
municación, también fue atestiguada por dos altos funcionarios del gobier-
no estatal: Gilberto Farfán Talango, director de Seguridad Pública, y Modes-
to Almazán, director de la Policía Judicial del Estado .
Una anécdota se agrega a este incidente y el dato debe preguntarse dos
veces, aunque la respuesta sea afirmativa . Uno de los policías que golpea-
ron a Alberto años después fue a pedir trabajo a Layda Sansores . Fue em-
pleado de ella por más de seis años .
Ese 11 de septiembre está en la memoria de muchos campechanos .
Todavía lo recuerdan, algunos con coraje, otros con alegría y los más con
dignidad .
Una enorme valla metálica fue colocada alrededor de todo el Palacio
de Gobierno . Era 11 de septiembre, víspera de los festejos de la Indepen-
dencia . Ese mismo día, el Tribunal Federal Electoral desechaba las impug-
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 55
naciones hechas por el PRD y por Layda Sansores . Eso enfureció a la
muchedumbre . Estaban molestos . La candidata no daba muestras de de-
rrota y animaba a todos a seguir con la lucha, a exigir más a las autorida-
des . Para entonces, en el Palacio de Gobierno ya había aproximadamente
300 policías con cascos, escudos y toletes, ante un número superior de
manifestantes . Una calle dividía a los dos grupos . Los policías iniciaron
una marcha lenta hacia el contingente que protestaba con banderas y can-
tos . Los inconformes se mantuvieron en su lugar . Inició un forcejeo entre
manifestantes y policías; siguieron los gritos y empujones . De pronto, con
un chorro de agua que apuntaba directo a la cara de Sansores y de otros
de sus acompañantes, se intentó dispersar a la muchedumbre . Matilde,
una mujer maya, se amarró con su rebozo a un árbol para evitar que la
movieran con los chorros de agua . Para reprimir ciudadanos, el gobierno,
en un acto denigrante, utilizó a los bomberos, una institución que debería
cuidar a la población .
El violento gesto fue inútil . Todos permanecieron en sus lugares . Ese
día, no sólo estaba Alberto, el hijo de Layda; otros familiares también asis-
tieron al encuentro cuando supieron que el Tribunal Federal Electoral no
les daba la razón . Sus hermanas participaron en la batalla . En la colección
de fotografías reunidas para este trabajo, puede verse a oficiales con vari-
llas para dar toques eléctricos, gente corriendo despavorida para evitar los
golpes de macanas y escudos, y otros que se defienden ante la agresión
policial . Las imágenes son claras . Nunca se dio una justificación para el uso
de la fuerza pública . Los videos no muestran que exista un motivo especial
por el cual se haya empezado a usar el chorro de agua y a la policía antimo-
tines . El chorro de agua, aseguran algunos participantes que fueron entre-
vistados, tenía vidrio molido, pues les cortaba la piel y les picaba aun días
después .
Si se ve el video con detenimiento, tampoco se justifican las persecucio-
nes de la Policía Judicial a mujeres y niños .
56 • Armando Estrop Almaguer
Una negra noche
La noche . Una nube de gases lacrimógenos . La ira .
Caen los golpeados, los detenidos en la parte baja del Palacio de Gobier-
no . Los niños lloran y las mujeres gritan porque además hay infantes per-
didos . Todo es confusión . El nivel del ataque esta vez es mayor . Por segun-
da ocasión, el novel gobierno del priista Antonio González Curi arremete
contra quienes lo rechazan .
Es 19 de octubre de 1997 .
Los medios nacionales informaron que, pese al enfrentamiento del
11 de septiembre, los campechanos con cantos y parodias estaban de
nueva cuenta en pie de lucha . No sólo contra el fraude sino contra quie-
nes llamaban el usurpador . Esa noche, nadie sabía que no sería una
noche más .
Testimonios aseguran que los niños tuvieron que ser lavados con agua
de mar para mitigar el efecto del gas lacrimógeno . No importó la presencia
de menores de edad, mujeres y adultos . Los antimotines invadieron la pro-
piedad del Hotel Baluartes para golpear y detener a los manifestantes . La
iglesia catedral cerró sus puertas; dijeron que había terminado la misa . La
protección de sus bienes estuvo por encima del cuidado de sus fieles . Esa
noche de represión, como ya era costumbre entre los llamados coderecos,
a las 19 horas se reunían las familias para otra jornada de protesta pacífica .
Los cantos —parodias de canciones populares— emulaban a las porras
futboleras que hacen retumbar los estadios: “Sacaremos a ese buey del
cuarto piso, sacaremos a ese buey del cuarto piso” .
Ya era común que en todos los mítines policías vestidos de civil estuvie-
ran atentos a todos los movimientos . Pero la noche del 19 de octubre fue
distinta, había más policías, carros cisternas de los bomberos estratégica-
mente colocados . Las vallas metálicas ya estaban electrificadas . Se olía el
peligro y la pólvora .
Sin embargo, los coderecos nunca se intimidaban; la fuerza que genera
la indignación es poderosa .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 57
La noche de la represión inició poco antes de las 20 horas . A la se-
ñal de ataque se oyeron explosiones de las bombas de humo . Decenas
de personas que participaron aseguran que también hubo balazos al
aire . En pocos instantes, el gas lacrimógeno invadió el territorio . Auna-
do a ello, los antimotines penetraron con escudos y macanas, golpeando
a uno y a otros .
Las mujeres exhibieron rostros amoratados . Cuerpos ensangrentados
y lastimados . A David Zavaleta, un trabajador petrolero, le rompieron las
costillas . Los que participaron y aún apoyan a Layda Sansores cuentan que
estuvieron días hospitalizados y bajo amenazas de que tenía que desistir
en sus protestas ciudadanas .
Luego trascendió que en el estacionamiento del Palacio de Gobierno,
Curi personalmente dictaba las indicaciones .
Decenas de cuerpos quedaron tendidos en el piso por exigir el respeto
al voto que dieron a Layda y que defendían con su presencia en la plaza .
Existen documentos y testimonios de que a la niña Cinthia Caamal con un
balazo le perforaron el pecho provocándole la muerte . La noticia corrió de
inmediato como el gas lacrimógeno . Por eso la consigna pasó de usurpador
a la de asesino .
La indignación creció . Layda y los coderecos sólo tuvieron alternativa
de recorrer hospitales en busca de heridos y cementerios en busca de
Cinthia . Los hospitales y sus anfiteatros fueron inspeccionados por la re-
sistencia civil que encabezaba Layda . No bastó el recorrido por hospita-
les; fue necesario entrar a las oficinas del Registro Civil en busca del acta
de nacimiento y defunción . Nada impidió el acceso, ni el horario ni las
cerraduras . El gobierno de inmediato reaccionó y envió a su notario públi-
co para dar fe de los destrozos que se causaran . Lo que querían era la
evidencia de la defunción .
Se escudriñó en el cementerio de Santa Lucía, donde se encontraron
dos nichos vacíos y en espera de los cuerpos respectivos . La sospecha in-
mediata fue que ahí sería la última morada de la niña Cinthia . Se dispuso
una guardia para la larga noche en las entradas del panteón . Al amanecer,
58 • Armando Estrop Almaguer
alguien propuso dejar sólo un contingente que alertaría de inmediato de
cualquier movimiento de sepultureros . El domicilio de los padres de Cin-
thia, ubicado en la colonia Esperanza, también fue visitado y con guardia
permanente .
Los ojos del gobierno también vigilaban todos los movimientos de los
coderecos y reportaban de inmediato al represor . Corrió la versión de que
el gobierno ubicó a los padres de Cinthia y de que con amenazas y dinero
sucumbió la familia, que argumentó un problema médico como causa del
fallecimiento de la menor .
En tanto llegaba la información de Cinthia, el campamento de la resis-
tencia fue arrasado totalmente . Los vehículos estacionados en la plancha,
destrozados . Equipos de sonido, sillas, ollas, platos, vasos, víveres, televi-
sores . Hubo detenidos de personas en su vehículo por el solo hecho de
transitar por el Circuito Baluartes; los antimotines tenían la orden tajante
de aprehender y no aprender .
Apenas disminuyó el efecto del lacrimógeno, los coderecos se reagru-
paron; poco a poco, regresaron y observaron todo el destrozo causado por
las fuerzas policiacas del represor . Alrededor de las 23 horas del 19 de oc-
tubre, los medios locales y nacionales entrevistaban a Layda Sansores, otra
vez en la Plaza de la República, y otra vez los coderecos en su protesta pa-
cífica que de manera continua llegó hasta el día en que fue descubierto el
centro de espionaje del gobierno estatal, donde se hicieron públicas las
amenazas de González Curi y los sobornos que recibían algunos que trai-
cionaron el movimiento de resistencia civil .
Layda y sus seguidores —que aún siguen visitando a Sansores en su
casa de Campeche— coinciden en que ocho meses continuos de resisten-
cia no hubieran sido posibles sin la participación de cientos de ciudadanos
que, si bien no estaban en el plantón, apoyaban como mecenas anónimos .
De día o de noche, llevaban despensas, alimentos, víveres, leche, agua,
pescado, reses, cerdos, huevos, panes, para alimentar a quienes estuvie-
ron a la intemperie aguantando el arrasador calor del sol del mediodía, el
sereno de la madrugada y la lluvia intempestiva .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 59
Sólo el descubrimiento de un centro de espionaje, con especialistas
entrenados en Israel, marcó el fin del plantón .
Protagonistas de la resistencia de 1997
Aníbal Ostoa Ortega Elsa Díaz Montes de Oca
Arturo Moo Cahuich Enriqueta Díaz Montes de Oca
Layda Silva Sosa Ismael López Garcés
Deysi Silva Sosa Beatriz Ruz
Zoila Silva Sosa Marcelino Col Caamal
Guadalupe Nagarian Nieva Rosalba Can Ucán
Sergio Martínez Sosa María de los Ángeles López Paat
Manuel Richaud Lara Aída López Paat .
Mario Ortegón Quintal Tomás Loría
María del Socorro Baeza Campos Socorrito Arjona
Margarita Duarte Quijano Mario Ortiz Arjona
Emma Aguilera Pérez José Ortiz Arjona
Héctor Haw Arjona Brenda Ortiz Arjona
Abraham Izoteco Valle Enna Cortés
Ángel Castillo Gaona Pastora Can
Conchita Arjona de Haw Carlota Gómez Azuara
Gertrudis Blengio Pinto La Palomita
Ana Queb Ramayo Miguel Torres Be
José Trinidad Pérez Fabres Matilde Quetz Ehuán
Bertha Pérez Herrera Las hermanas Ordóñez
Carlos Cicero Rivera Manuela Cantún Narváez
José Chí Marín Aída Cantún Pérez
Elda Clemente Reyes Julio Cantún Pérez
María Sierra Damián Herminia Chay Coyoc
Rocío Jiménez Vera Rubí Pastrana
Patricia Díaz Montes de Oca
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A la cocina del campamento que instalaron frente al Palacio de Gobierno
llegó una pequeña nota en un papel cuidadosamente doblado . La cocinera
lo recibió sin que mediara una palabra . No entendía . Al paso que lo desen-
volvía, el papel iba recibiendo pequeñas manchas de color rojo cobrizo de
las manos de la activista encargada de la comida de los manifestantes . Al
tener completamente abierto el papel, leyó: “hay un centro de espionaje a
un par de cuadras” .
El lacónico aviso no tendría mucho sentido si no llevaran ya más de 240
días en el plantón y ríspidos encuentros con la policía estatal . Lo que deci-
dió fue llevar el mensaje a la líder del contingente . Layda lo leyó y no sub-
estimó el tema . Preguntó a sus más allegados las posibilidades de que fuera
real o un truco del propio gobierno para desestabilizar a los inconformes .
Y es que el mejor método para acabar con un grupo de opositores es la di-
visión . Es la forma más infalible de provocar cuarteaduras que pronto se
convierten en grietas y derriban la estructura . Cualquier estructura . La
sospecha de que exista un soplón aviva los rencores y puede confundir la
suspicacia .
Pero si la amenaza es real, la alerta es muy distinta; tiene que buscarse
una alternativa correcta para no abrir el juego y adelantarse por error:
como en el poker . . Layda supo que el dato tenía que ser investigado con
precisión y certeza . Indagó el origen de la nota, puso cuidado en su cami-
nar y en sus traslados en vehículo . Hablaba en clave cuando era necesario
IV. Entre espías
62 • Armando Estrop Almaguer
y en otras ocasiones inventaban temas para ver si esa información los lle-
vaba a buen puerto . Poco a poco, ante la alerta y los ojos de quien se sabe
vigilado, todo se tornó más claro y evidente .
Cuando iba a su casa por la noche, entraba en la camioneta y se cam-
biaba . Utilizaba ropa totalmente distinta a la que había portado durante el
día y se colocaba una gorra . Se escondía en la parte trasera de la camioneta
que volvía a salir . Daban unas vueltas hasta confundir a sus vigilantes . Da-
ban por hecho que la jornada había terminado cuando ella estaba en casa .
Esto le permitía visitar lugares, indagar entre personas a las que llegaba
poco a poco jalando el hilo de la madeja . Los informantes que conseguía
ella o sus colaboradores pedían discreción, se sentían temerosos de hablar .
Cada noche era la misma rutina: ella, todavía senadora de la República, se
había convertido en la versión femenina de Héctor Belascoarán Shayne . La
información clave por fin llegó: una casa número 33 en la calle 65, entre las
calles 12 y 14, en el Centro de la ciudad .
Tenía que ser ese lugar el origen de todo . Pasaron varias veces para
reconocerlo, pidieron información sobre el inmueble y resultó ser de una
de las familias más antiguas de Campeche, ligada al PRI . El movimiento de
esa casa era irregular . Las ventanas estaban sin cortinas . La llegada y sali-
da de personas era escasa y a horas nada comunes para la costumbre
campechana . El lugar podría haber pasado desapercibido para muchos,
pero si se le ponía atención, florecía toda la evidencia . Como los cuadros en
los que se descubren más imágenes dependiendo del ángulo desde donde
los mires . Cada vez que se observaba, se encontraban más elementos . Al
mismo tiempo, la situación con la resistencia se hacía más dura, pues el
método de división también era implementado por las autoridades . Si bien
los ánimos seguían encendidos, ya eran muchos meses y el cansancio
siempre hace sus estragos .
Layda decidió que era momento de destapar la cloaca que había encon-
trado . Ya había demostrado que estaba dispuesta a llegar hasta las últimas
consecuencias . Al destapar una cloaca, todos corren peligro . Nadie sabe lo
que de ahí puede brotar .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 63
De Israel a Campeche
Dos veces se escuchó el sonido del puño que golpea la puerta . Un hombre
de pelo cano se acercó para ver quién podría ser . No era común que nadie
buscara en ese domicilio, pues se habían seguido los protocolos especiales
para pasar desapercibidos . Lo ideal hubiera sido no atender, pero la llama-
da se repitió .
El toc toc fue con más fuerza . La puerta no tenía mirilla; por eso, Valen-
te Quintana se vio obligado a asomar su rostro con la puerta entreabierta y
no le dio tiempo ni a parpadear cuando de un súbito empujón se estrelló
contra su boca la esquina de la puerta con la que pretendía proteger su
identidad . La sangre brotó . En primera línea, Layda Sansores entraba en la
casa . El agente del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN),
con todo y su entrenamiento en contraespionaje con especialistas israeli-
tas, había sido descubierto . Reaccionó de inmediato, quiso impedir el paso
de la líder, de un nutrido grupo de perredistas y de seguidores . La tomó del
cuello como intentándola ahorcar para detener su paso y el de los que la
seguían . Fue inútil . Ellos eran más y lo sometieron . Los compañeros de
Quintana ya no pudieron reaccionar . Dante Omaña Díaz y José Antonio
Ayala del Río, oriundos de Campeche, se quedaron helados . Omaña Díaz
era suegro del secretario de Gobierno, Cruz Manuel Álfaro Isaac .
En la modesta casa, el 3 de marzo de 1998 se encontraron dos de los
más modernos equipos de espionaje telefónico de la época . Llegaron al lu-
gar un camarógrafo y un fotógrafo . Se registró todo en el interior: la máqui-
na funcionando, las credenciales de los espías, los casetes con los graba-
ciones que durante tres años habían hecho no sólo de Layda Sansores sino
de varios integrantes de la clase política y empresarial campechana .
Quintana se sentía devastado . La confianza que habían depositado en
él por su larga experiencia en espionaje se derrumbaba en segundos . Su
carrera en ese momento estaba en vilo . Con paciencia y argumentos bien
hilvanados, pedía que se calmaran los ánimos . Layda Sansores lucía tran-
quila . Sabía que lo que había logrado sería un escándalo nacional y la gota
64 • Armando Estrop Almaguer
que derramaría el vaso en su lucha por hacer ver que ella había ganado las
elecciones, pero que se las estaban robando .
El grupo que entró al centro de espionaje revisaba todo lo que veía . Las
máquinas encendidas marcaban en sus monitores una serie de frases in-
descifrables para ellos . Un calendario del aceite Bardahl colgaba de una de
las paredes, un número 98 en amarillo resaltaba en el almanaque . Sobre
uno de los monitores, podía verse el libro Por quién doblan las campanas, de
Ernest Hemingway . También había papeles desordenados .
Al fondo en una esquina, el agente Quintana se tapaba la boca ensan-
grentada y su mirada denotaba angustia y desesperación . Sonó el teléfo-
no y los acompañantes de la senadora ironizaron y gritaron: “Valente,
teléfono” . Repitieron la broma pero no se rieron . Es uno de esas senten-
cias que llevan la sorna y el coraje . La indignación disfrazada de chas-
carrillo . Entre los cientos de papeles, también se encontraron el recibo de
agua de la casa y recibos de otros inmuebles que usaban para el trabajo
de revisar la vida ajena .
“Enséñenos cómo se usa”, exigió Sansores San Román . Su sentencia
fue seguida por los demás . Exigían que les indicaran paso a paso el funcio-
namiento del moderno aparato conectado a computadoras . “No se estén
burlando”, se alcanza a escuchar en el video que presentaron como prueba
ante las autoridades, las cuales, casi dos décadas después, no han podido
dar una resolución .
De pronto, soltó una frase que demostraba que conocía a fondo la vida
de la senadora: “Layda, no te burles . Recuerda lo que te decía tu padre:
humilde en el triunfo y grande en la derrota . Hoy yo soy el derrotado” . Lue-
go le pidió hablar con ella a solas .
Salieron a un pequeño patio . Se sentaron en el suelo y empezaron a
hablar . Valente le hizo ver que llevaba siete años de conocer toda su vida .
Todos los detalles . “Te escucho, te sintetizo y te analizo . Día y noche . Cuan-
do me voy, dejó grabando para cuando regrese saber todo lo que has dicho
durante la noche” . Le recriminó que en varias ocasiones quiso ayudarla
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 65
enviándole varias notas . “Veo que no te sirvieron para nada . Y es que en tu
familia todos te adulan y no te ayudan” .
Layda recordó que a su casa llegaban anónimos con mensajes indesci-
frables . Notas de advertencia que no podían interpretarse . Romeo Ruiz Ar-
mento, la pareja de Sansores, aseguraba que esas notas eran las de un
enamorado . Tenía razón . En ese patio en el que habló con Valente, Layda se
dio cuenta de que era verdad .
Los extraños aparatos fueron enviados desde Petah Tikva, ciudad de
Israel ubicada al este de Tel Aviv . Como una paradoja, el nombre del pobla-
do traducido al español significa: apertura a la esperanza . La empresa Te-
letron mandó, a través de una compañía mexicana de nombre Gull de
México, dos unidades PTMRS, con los pedimentos de importación 1800637
y 1369537 de 1994 . Estos dispositivos podían grabar hasta mil 500 llama-
das simultáneamente y llegaron al país a través de la empresa aérea KLM
(existe la factura de transportación) directamente a la ciudad de Campe-
che . Entre los documentos que se encontraron en la casa, está un fax diri-
gido a Valente Quintana en donde se oficializa la entrega de la maquinaria
y de las guías de usuario .
El video que grabaron para registrar la llegada de los laydistas a esa
morada muestra cómo, una vez que han revisado todo, deciden llevar a los
espías a las autoridades .
De repente, el contingente que irrumpió a los especialistas recibe la
llamada de que no hay nadie en la delegación de la Procuraduría . La idea de
llevarlos a esas instalaciones empieza a tambalearse cuando les avisan sus
compañeros que no hay quien reciba a los que ya llaman delincuentes: “Ya
se salieron todos de la PGR para que no haya nadie”, critica la legisladora .
De pronto, descubren que escritos en sobre postal están los apellidos
de los principales colaboradores del movimiento de resistencia que man-
tiene el plantón frente al Palacio estatal . Ver sus nombres les molesta . Sa-
ben que los tienen vigilados . Para obtener más datos, exigen la clave de
acceso a las máquinas .
66 • Armando Estrop Almaguer
“No sé de qué están hablando”, responde frunciendo el ceño y al mismo
tiempo reclama que lo están maltratando y hablando de manera incorrecta .
En el video, a pesar de las fallas, puede verse claramente que, si bien hay
acercamiento por parte de las personas que irrumpieron en la casa, nunca
lo están empujando, golpeando o haciéndole cualquier tipo de daño .
Afuera —en la calle—, la masa atribulada se concentra bajo las farolas
que con una luz amarilla le da un toque aterrador a la escena . La policía
llega al lugar, pero no sabe cómo actuar . No se anima a llevarse a los que
han sido detenidos por la muchedumbre . El elástico de la realidad empieza
a tensarse como una liga que es jalada y su materia empieza a volverse
muy finita por la fuerza con la que se le estira . Las caras de desconcierto
privan en ese sitio . Y es que los espías por lo regular son para las novelas
de John Le Carré o para las películas basadas en los textos de Ian Fleming .
Pero un agente encubierto, entrenado en Israel, operando en pleno centro
de Campeche para muchos sonaría a disparate . Para los que lo están vien-
do, es difícil de digerir .
Al lugar llega el jefe de la Policía, Jorge Alberto García Zubieta . Con ra-
dio en mano, el jefe policiaco asegura que desconoce a los detenidos . Revi-
sa una de las credenciales e insiste en que ignora su origen y el de las
personas que fueron halladas en el interior de la casa . La senadora y otros
manifestantes le piden que se lleve a las tres personas al Ministerio Público
o a la PGR . García Zubieta se ríe, se pone nervioso y mueve constantemen-
te la mano derecha con la que carga un radio que no utiliza . La muchedum-
bre le pide que haga algo . Le detallan artículos de la Constitución y le expli-
can por qué es un delito lo que hacían en la casa descubierta . La insistencia
no hace mella en el policía . Todos hablan con el sonsonete campechano .
Las fallas del video le dan un toque enigmático . Dos rayas blancas cruzan
la pantalla de arriba abajo constantemente . El haber estado guardado du-
rante años en una caja cobra sus estragos, pero aun así sigue siendo huella
indeleble de esos días .
Luego de una larga discusión callejera, logran llevar a Omaña Díaz,
Quintana González y Ayala del Río a las instalaciones de la Procuraduría .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 67
Ahí, la realidad nuevamente tambalea todo con su inquietante sarcasmo .
Efectivamente, no hay nadie para recibir a quien haya cometido un delito .
Las oficinas están completamente cerradas . La líder del grupo de inconfor-
mes toca en los barandales para recibir respuesta .
Es después de horas cuando finalmente pueden entrar, pero nadie
quiere recibir a los detenidos . No hay forma de que alguna autoridad se
haga cargo de ellos . Un empleado del Ministerio Público los recibe y
hace el compromiso de que los va a consignar; sin embargo, cuando
empieza a dar explicaciones sobre los motivos por los que no los puede
retener ni someter a declaración, los tres detenidos intentan salir de las
oficinas, pero son descubiertos por uno de los seguidores de Sansores y
da aviso . Un contingente se moviliza y los atrapa nuevamente . Repiten la
entrada a las oficinas donde habían sido entregados previamente y aho-
ra sí ya no hay nadie . Las oficinas vacías y a media luz son el escenario
en el que los rostros de angustia de los tres sujetos son evidente . La
noche ya avanzó y está por amanecer . La policía local y la delegación de
la PGR ya dieron muestras fehacientes de que esos detenidos son invisi-
bles para ellos .
El reloj indica que en cuestión de minutos serán las 6 de la mañana .
Valente Quintana se hace un torniquete en la rodilla izquierda para calmar
un supuesto dolor en la rodilla . Y es que asegura que cuando intentaban
escapar —en una patrulla de la policía—, se lastimó, aunque horas después
se le ve caminar con normalidad .
En las oficinas de la PGR fue imposible entregar a los técnicos que ope-
raban la máquina interceptora de llamadas . Una total ausencia de las auto-
ridades . Si la masa hubiera estado enardecida, podrían haberles hecho
daño . Ahí se mostró que no estaban con ánimos de violencia y que todo se
redujo a un forcejeo al principio de la historia .
Ante la total falta de atención de las autoridades locales, estatales y fe-
derales, lo que hicieron Layda y sus acompañantes fue llevarse a Valente,
Dante y José Antonio al plantón que tenían instalado . Ahí los sentaron en
sillas frente a la multitud que iba creciendo y creciendo . Literalmente, se
68 • Armando Estrop Almaguer
les puso en el banquillo de los acusados . Se les dio café y algo para desayu-
nar . Hubo mofas y gritos .
Dante Omaña es el más entero de los tres . Sigue con la espalda erguida
y mirando al frente pero sin retar a nadie . Valente Quintana, el que contaba
para ese entonces con más experiencia, está con la mirada al piso y recarga
sus codos sobre las rodillas . El tercero de ellos está tiritando de frío con
una chamarra de la cerveza Modelo . En esta última etapa de su fugaz via-
crucis, los rostros de los tres pasaron de la ansiedad al hastío . Cansados,
derrotados, exhibidos . No es fácil cargar por la vida una deshonra tan gran-
de . Los espías espiados . Unos minutos más tarde, los volvieron a entregar
a la PGR . Nunca fueron consignados .
Con los ojos encima
Los audios encontrados se hicieron públicos . Se ponían en las bocinas del
campamento . Se anunciaban como si fuera una función de cine . Había un
perifoneo previo a la premier de grabaciones en las que los campechanos
eran protagonistas . Conforme fueron descubriendo más y más audios, se
dieron cuenta de que su contenido era flamable .
Sacar a la luz pública amoríos, traiciones, mentiras y la hipocresía se
volvía un material altamente peligroso . Entre los integrantes de la resisten-
cia de aquellos días, se cuenta que los audios destruyeron amistades, ma-
trimonios y alianzas políticas . Fue todo un suceso . Había llamadas del go-
bernador Antonio González Curi regañando a sus subalternos y exigiendo
a dueños de medios de comunicación que dejaran de darle espacio a Layda
Sansores . Los más delicados fueron tomados incluso por los propios invo-
lucrados como alternativa para salvar el prestigio o la familia .
Y es que el escrutinio público de la vida privada es demoledor . Los jui-
cios de los otros sobre el comportamiento ajeno siempre son lapidarios .
Cuando se rompe el blindaje de los secretos, el ser humano se queda des-
protegido y vulnerable . Entre las llamadas que más fama aquilataron, está
la de la negociación del secuestro de Juan Camilo Mouriño . El joven em-
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 69
presario después se convertiría en un prominente funcionario panista que
llegó hasta la Secretaría de Gobernación y murió en un trágico accidente .
El descubrimiento del centro de espionaje, más allá de marcar un hito
en la historia política de este país, también demostró lo destructivo que
puede ser para el ser humano este método de vigilancia . La noticia dio la
vuelta al mundo . No hay antecedentes de encontrar un centro de este tipo
in fraganti . Fue una nota en las portadas de medios extranjeros . El famoso
diario norteamericano The Washington Post consignó el hallazgo en su pri-
mera plana . Se encontraron maletas con dinero que sirvieron para levantar
el plantón y enviar de regreso a sus casas a todos los que participaron .
La información se le hizo llegar al secretario de Gobernación, Diódoro
Carrasco . También se le envió al procurador general de la República, Jor-
ge Madrazo Cuéllar . Documentación, fotografías y miles de pruebas fue-
ron envidas a Santiago Creel, que presidia la Comisión de Gobernación en
la Cámara de Diputados, a través de Porfirio Muñoz Ledo . Una bien nutrida
demanda se le entregó en el Distrito Federal al Ministerio Público, Ignacio
Mendoza Godoy, que hasta la fecha está como expediente abierto, pues lo
consideran parte fundamental del fraude electoral que denunciaron des-
de 1997 .
Este episodio en Campeche y en la vida de Layda Sansores remite a la
película La vida de los otros, que relata el espionaje que se vivía en Alemania
antes de la caída del Muro de Berlín . En el filme dirigido por Florian Henc-
kel Donnersmack, el espía de la Stasi de la Alemania Oriente poco a poco
va mimetizándose y creando empatía con sus vigilados, al grado de que
ante la sospecha del régimen de que uno de ellos conspira contra las auto-
ridades, es ayudado por el propio espía . Este cariño, esta identificación
sobrepone las emociones por encima de las instrucciones laborales . Algo
parecido sucedió en el más calificado de los agentes que vigilaban a Sanso-
res y a miles de campechanos . Eso fue lo que lo distrajo .
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La ciudad de Campeche tiene un cierto sabor a La Habana . Su largo ma-
lecón, el vals del oleaje marino, la arquitectura colonial y los callejones
empedrados . La humedad, la brisa salada y los rostros de la gente curtidos
por el sol . Los fuertes o baluartes en donde soldados vigilaban la llegada de
piratas como lo hacían desde El Morro de la isla caribeña . En Campeche,
no hay cañonazo de las nueve y tampoco mercachifles vendiendo cosas
inexistentes . La gente es amable y saludadora . Muchos visten de blanco
como método para mitigar el abrasador calor húmedo típico de la costa .
La ciudad fue fundada en 1540 y en 1999 fue declarada Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO . Hay que reconocer que a la fecha han lo-
grado mantener el Centro Histórico alejado de la modernidad homogenei-
zadora y de las marcas transnacionales . Por el centro de Campeche, se
suda lo que jamás se hubiera imaginado . Por momentos, las personas
pueden sentirse perdidas entre los edificios . De la sensación de asombro
no escapa nadie .
Tiene otro parecido con la capital cubana . En Cuba, Fidel Castro go-
bierna desde hace más de 40 años y ha legado su gobierno a su hermano
Raúl . Campeche es de los pocos estados en el país que nunca en su histo-
ria política moderna ha sido gobernado por otro partido que no sea el PRI .
En Campeche, no existe la alternancia política . Ésa, que por pura salud al
partido gobernante le conviene, es la que no ha hecho su aparición por
esas tierras .
V. AMLO y el petróleo
72 • Armando Estrop Almaguer
La entidad es uno de esos veneros diabólicos de México y que Ramón
López Velarde menciona en su poema “Suave Patria”: “El Niño Dios te es-
crituró un establo, y los veneros del petróleo el diablo” . En esa región del
país hay una zona marítima conocida como La Sonda de Campeche y des-
de mediados del siglo XX se han venido explotando intensamente sus re-
cursos petroleros . Hay instaladas más de 190 plataformas petroleras de las
cuales se extrae aproximadamente tres cuartas partes del petróleo que
México exporta .
Quienes como Layda Sansores crecieron en una zona petrolera saben
que los que ganan con el llamado oro negro son los empresarios y el go-
bierno . Los pueblos cercanos a plataformas petroleras no siempre lucen
boyantes y lujosos . Así se ve en estos días la isla de Ciudad del Carmen .
Crecer en una presunta zona privilegiada hizo de Layda una observa-
dora . Vio durante muchos años que el petróleo que se extrae del mar de
Campeche se va al extranjero y que el dinero no regresa a las comunidades
campechanas . De ahí su convicción de que el sector petrolero y energético
tiene que ser manejado exclusivamente por las autoridades mexicanas .
Y es que es bien sabido que al amparo de los negocios petroleros se
han enriquecido políticos, líderes sindicales y empresarios . Carlos Romero
Deschamps es el más claro ejemplo del líder priista que ha amasado fortu-
na a través de los negocios de la paraestatal Petróleos Mexicanos . Fue cap-
tado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al regresar de
sus vacaciones en Las Vegas y portaba un reloj Audemars Piguet en oro
amarillo, que fue valuado en hasta dos millones de pesos .
Los de casa no curten mal las baquetas; la periodista Ana Lilia Pérez
registró en el libro Camisas azules, manos negras los constantes fraudes del
político panista Jorge Nordhausen con su empresa Suministros Industria-
les Carrizales, con sede en la isla campechana, durante los nueve años que
fue legislador en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón .
Otro de la lista fue Juan Camilo Mouriño y su familia . El exsecretario de
Gobernación cabildeaba en España con empresarios, preparando negocios
previamente a la reforma energética de 2008 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 73
El más reciente es el caso Oceanografía, propiedad de Amado Yáñez
—amigo de los hijos de Martha Sahagún—, y su socio Martín Díaz, sobrino
del exsecretario de Hacienda Francisco Gil Díaz . Esta empresa defraudó a
Banamex por más de 585 millones de dólares . En el mismo libro, la perio-
dista establece que fueron los hermanos Manuel y Jorge Bribiesca Saha-
gún quienes recomendaron a la empresa Oceanografía para que hiciera
trabajos para Petróleos Mexicanos .
Hay estados condenados a repetir y repetir su historia . En el siglo XVI,
Campeche fue el objetivo de piratas y contrabandistas que buscaban made-
ra . Acechaban el cotizado puerto en barcos de vela . Siglos después, pasa lo
mismo: los piratas de cuello blanco y conexiones en el Poder Legislativo y
en el gobierno federal son la moderna amenaza . Van tras los negocios del
petróleo .
La reforma energética de 1996
El Congreso mexicano siempre ha sido como una máquina del tiempo . O
quizá una máquina que hace la vida legislativa atemporal . El 17 de octu-
bre de 1996, la Cámara de Diputados recibió una iniciativa por parte del
presidente Ernesto Zedillo . El proyecto ya tenía detractores desde meses
antes . En su propio partido había quienes se oponían . La iniciativa era para
reformar la ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en materia de
petroquímica .
Alfonso Primitivo Ríos Vázquez, diputado del Partido del Trabajo que se
estrenaba como parlamentario federal, dio lectura al documento enviado
por la Presidencia de la República . Igual que la reforma energética del 2008
y la aprobada a finales del 2013, esta iniciativa tuvo un discurso glorificante .
El objetivo general que sustenta la presente iniciativa es la búsqueda de un desarrollo económico sostenido que sirva de fundamento para alcanzar el bienestar social al que aspiramos todos los mexicanos . Estoy convencido de que ese desarrollo sólo puede lograrse en un auténtico estado de dere-cho que proporcione la seguridad jurídica por todos requerida . De apro-
74 • Armando Estrop Almaguer
barse, las reformas propuestas en esta iniciativa habrán de coadyuvar a uno de los propósitos principales de la política de mi gobierno, que es el dar un fuerte impulso a la industria petroquímica, propiciando un aumento sustancial del número y monto de las inversiones en esta actividad . Para cumplir este propósito se requiere la concurrencia armónica de inversio-nes del sector público y de los particulares, lo que a su vez demanda certi-dumbre jurídica plena, reglas claras, y un marco de regulación conocido y estable .
Ése fue el mensaje de Ernesto Zedillo para presentar su proyecto . La
inversión privada estuvo en el centro de la discusión como lo estuvo en el
2008 y nuevamente en el 2013 . Era, en sus términos, el camino al desarro-
llo del país . Era . El verbo no pudo conjugarse en presente .
No había pasado un año de que había votado en contra del IVA y Lay-
da Sansores volvió a la carga . Se opuso a esta iniciativa . El PRI había reali-
zado una Asamblea Nacional el 22 de septiembre para cambiar sus estatu-
tos y permitir la inversión privada —o venta de plantas mexicanas— del
sector de la petroquímica . Desde ahí, Layda mostró su animadversión a la
reforma . Era para ella poner en manos privadas un producto propiedad de
la nación .
Una modificación similar hicieron los priistas en 2013 con el impuesto
al valor agregado, pero finalmente la propuesta nunca llegó al Congreso
de la Unión .
Para los medios de comunicación, Layda era ya noticia . Su voto en con-
tra del IVA le había dado reflectores . Una semana después de la presenta-
ción de la iniciativa, fue al Senado el secretario de Energía, Jesús Reyes
Heroles, para hablar de las bondades de la reforma . El encuentro fue ríspi-
do . El periodista Alejandro Caballero realizó una crónica para el diario Re-
forma y la mujer priista volvió a dar la nota .
“No voy a insistir en los criterios científicos y técnicos, porque sabe-
mos que la autoridad mexicana es muy hábil para burlar todo eso y se
ajustan a la oportunidad del momento”, lanzó Sansores al hombre de ros-
tro regordete y enrojecido por las críticas . “Usted se siente molesto, lo ob-
servamos, pero usted viene aquí a hablarnos con subterfugios y con eva-
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 75
siones” . Los demás priistas no pudieron defenderlo . Se veían entre sí y no
hicieron nada .
La propuesta dividía la petroquímica en básica y secundaria; esta últi-
ma sería desincorporada del Estado, abriendo la puerta a capital privado
extranjero o mexicano . En el proyecto se establecía que 49 por ciento de
este sector sería el que se desincorporaría, por lo que con su 51 por ciento
el Estado seguiría teniendo la mayoría y el control .
Todo esto era considerado un disparate por Sansores . El secretario ne-
gaba datos y evadía las preguntas . No quiso responder acerca del monto de
los activos de la petroquímica básica de aquellos años con el argumento de
que era un dato secreto .
A la refriega se habían unido otros priistas . Desde su trinchera, la cam-
pechana siguió con la metralla:
Yo no creo que sea usted una persona ignorante o que no tenga informa-ción, nosotros no somos candorosos . […] ¿Por qué es tabú en México ma-nejar cifras? Nunca se nos dan . Creo que el pueblo de México ya es un pueblo maduro . El no dar la información alienta el rumor y la sospecha . Me llega a dar la certidumbre de lo que dice mi compañero Humberto Mayans de que nosotros estamos precipitando esta venta porque nos dictan en in-glés . La sospecha de nosotros es que son pactos oscuros, que en Pemex se trabaja siempre en recámaras cerradas .
Caballero registra en su crónica que la senadora pidió constantemente
cifras que Reyes Heroles nunca pudo dar en la comparecencia . La actitud
de Layda Sansores adelantaba su voto .
En la Cámara de Diputados el PRI ya había logrado su objetivo . Días
después de la comparecencia, se llevó el dictamen al pleno . El líder del sin-
dicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, fue el encargado de fijar el
posicionamiento priista . El sempiterno y millonario líder de los trabajado-
res adelantó el apoyo total del PRI al dictamen .
Sólo una priista votó en contra:
76 • Armando Estrop Almaguer
Que se pregunte a la ciudadanía si con las privatizaciones cree que ha cam-biado, que ha disminuido la corrupción, que se ha incrementado la eficien-cia; si las empresas privatizadas han contribuido para elevar el nivel de vida de los mexicanos . ¡No!Lo que ha generado es concentración insolente y ofensiva de la riqueza: 40 millones de mexicanos en la miseria y 40 millonarios en las listas exclusi-vas de los más ricos del mundo . Nunca, como ahora, había sido tan amplio el abismo entre opulencia y miseria .
Ironizó sobre el apoyo millonario a los banqueros con el Fobaproa y
acerca de no querer invertir en una industria que el propio gobierno priista
consideraba pujante: “No hay 500 millones de dólares para la petroquími-
ca, pero sí hay más de 20 mil millones de dólares para apoyar a los banque-
ros . Estamos en vías de entregar el recurso natural más valioso que Méxi-
co tiene para defenderse, y de poner en manos extranjeras la petroquímica
que es la industria del futuro y que es de alta prioridad estratégica para el
desarrollo del país” .
Layda había desafiado nuevamente al partido que la vio nacer . Pasó por
alto la sugerencia de su líder, Fernando Ortiz Arana, de votar a favor como
un acto de disciplina que sería recompensado .
Para la prensa, era su fin . Era bien conocido por reporteros y analistas
que una desobediencia como ésa sería cobrada caro . El reportero Fernando
Mayolo López, de la revista Proceso, entrevistó a la senadora un par de días
después de que el PRI aprobara con su mayoría la reforma: “Estoy dispues-
ta a pagar la factura que haya que pagar”, declaró al periodista .
Como en la mayoría de las notas de la época, se recordaba la estirpe de
Layda Sansores al señalar a su padre como uno de los hombres más pode-
rosos del PRI en su época . Provocaba extrañeza ver a alguien crecido en el
sistema priista oponerse y desafiarlo .
—¿Usted se dice dispuesta a pagar el capital político que tenga que pa-
gar?— le cuestionó López en la entrevista para el semanario .
—Uno sabe que a veces las disciplinas en el partido se pagan con pre-
bendas, con ascensos y ésa podría ser una primera factura que habría que
pagar— dijo en respuesta Sansores .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 77
—¿Teme que no recaiga en usted la candidatura para el estado de Cam-
peche?—preguntó el reportero .
—Está entre las posibilidades ante lo que ellos pueden considerar mis
indisciplinas .
Y así fue . El PRI la descartó para siempre de ser candidata en su estado,
de llegar con el apoyo de la maquinaria y los métodos nada ortodoxos para
gobernar Campeche, como lo había hecho su padre .
Con sus chivas a otra parte
Para el 29 de noviembre de 1996, se logró una primera reunión de Layda
Sansores con dirigentes perredistas . Estuvieron en la mesa Cuauhtémoc
Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Amalia García . También estuvo
ahí Ramón Sosamontes, luego involucrado en el escándalo de los videos
del empresario Carlos Ahumada .
Layda aceptó la oferta de contender por la gubernatura de Campeche
bajó el cobijo del PRD, partido que desde su origen fue integrado por priis-
tas disidentes .
Tampoco fue una difícil decisión . En el Partido Revolucionario Institu-
cional estaba muerta; desde 1995 que votó en contra del IVA, resintió las
consecuencias de negarle un voto al presidente . La relegaron . En la edi-
ción de Proceso de finales de octubre de 1996 —un mes antes de que el
PRD oficializara su candidatura—, declaró lo que era su vida parlamenta-
ria tras dos votos en contra a iniciativas presidenciales: “Se vive en la
marginación”, fue como conceptualizó su trabajo . “Limitando los espa-
cios de participación; eso es lo más notable, lo que me resalta ahora . No
hay presiones aparentes, éstas son simplemente sordas, las agresiones
son sordas” .
Por eso no fue difícil dar lo que sería el primer salto de partido —de los
otros que vendrían— y tampoco fue la única . Previamente a su salida, otros
dos priistas rompieron filas: Dante Delgado, exgobernador de Veracruz, y
el entonces diputado federal Alejandro Rojas Díaz-Durán .
78 • Armando Estrop Almaguer
El 9 de diciembre de ese mismo año, finalmente Layda se decidió a
quitarse la camiseta . En una carta enviada al líder del Comité Ejecutivo
Nacional del PRI, Santiago Oñate, renunció a 30 años de carrera partidista:
“En los últimos años, como senadora de la República, he visto cómo el PRI
dejó de abanderar las causas populares que le daban fuerza y sustento,
abandonó la lucha nacionalista en la defensa de nuestros recursos estraté-
gicos (como el petróleo) y se resistió a sacar por consenso una reforma
electoral que propiciaba el advenimiento de una vida democrática plena”,
decía la misiva marcada con sello de recibido a las 11:28 horas .
Los priistas la acusaron de traición . En un sector del PRD —siempre
dividido— dijeron que su candidatura a la gubernatura de Campeche era la
imposición de la hija de un cacique priista . Guillermo Del Río Ortegón,
quien se sentía el candidato natural del sol azteca, se opuso al nombra-
miento de Sansores y se rebeló contra la dirigencia partidista, entonces a
cargo de Andrés Manuel López Obrador . Logró ser postulado por una
alianza del PAN y del Partido del Trabajo .
A partir de entonces, las carreras de Sansores y López Obrador se uni-
rían . Para ella, fue como un hechizo . Quedó eclipsada con la personalidad
del tabasqueño .
Andrés el tabasqueño
Andrés Manuel es para Layda Sansores apoteósico:
“Layda, es que no entiendes: cuando uno entra en esto, uno ya no se
pertenece, y así es como lo veo . […] Ha sido un drama familiar esta deci-
sión de buscar nuevamente la gubernatura de Campeche; sé que mis hijos
van a estar conmigo, aunque no estén de acuerdo . Y eso ya es ganancia” .
Una izquierda diezmada, corporativa, blanda . En el 2006, Carlos Sanso-
res, su padre, le cede el espacio de su casa en Campeche para la campaña
de Andrés Manuel López Obrador . Fue el gesto de terminar por aceptar
que, más allá de la indisciplina de su hija, creía en un proyecto, mismo que
así como tiene millones de seguidores tiene millones de detractores .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 79
Más de una década después, Layda estuvo nuevamente en contra de
una iniciativa presidencial: la reforma energética . En el 2008, fue uno de los
principales actores en contra de este mismo proyecto . En un segundo sal-
to, siendo diputada federal por el partido Convergencia, se vistió de overol
blanco y casco simulando a un trabajador de Pemex . Mantuvo tomada —
junto a decenas de perredistas— la tribuna de la Cámara de Diputados
durante 17 días .
Previo a esto, hubo noches de desvelo y de intriga . Hicieron una cofra-
día secreta que se llamó el Grupo Patria . Elaboraron un código de comuni-
cación: cada integrante recibió un nombre clave . Al estilo de las novelas de
espías, tuvieron reuniones secretas y, cuando estuvo todo listo, esperaron
una señal que indicaba que era la hora de actuar .
La señal la dio Andrés Manuel López Obrador el 28 de octubre de
2008, en un momento en el que todos los coordinadores parlamentarios
estaban en el lugar conocido como “trasbanderas”, una exclusiva sala atrás
de las banderas que flanquean la Mesa Directiva del Palacio Legislativo de
San Lázaro . Layda colocó la ya mítica manta que cubría la Mesa Directiva
con la leyenda: “Clausurado” .
Fueron 72 horas continuas en la primera tanda de acciones, pero hoy
se le esfuman los recuerdos de aquellos días y noches .
La reforma energética 2014
El principal debate de los proyectos de reforma energética que han existi-
do en México radica en la privatización y la posibilidad de que empresas
extranjeras extraigan el petróleo y se queden con la mayoría de las ga-
nancias . Hoy la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto está
aprobada . El PRI sostuvo todo el tiempo que no será una privatización y
que el Estado seguirá siendo el rector en materia de petróleo y de energía
eléctrica en el país .
Pero infancia es destino, dice el apotegma atribuido a Sigmund Freud .
Cuando apenas era un proyecto, pasó desapercibido para muchos el verda-
80 • Armando Estrop Almaguer
dero origen de esta reforma . Reporte Índigo, uno de los pocos medios que
hace periodismo de investigación en México, publicó que un porcentaje de
la paternidad estaba en Estados Unidos .
Esta ley, que los priistas presumen como una propuesta que moderni-
zará a Petróleos Mexicanos, es en realidad la recomendación de un grupo
de trabajo del Senado del país vecino . En octubre de 2012, Neil Brown y
Carl Meacham, del equipo del senador de Indianápolis Richard G . Lugar,
tuvieron una serie de encuentros con el equipo de transición del gobierno
de Enrique Peña Nieto . Se reunieron también con líderes del Congreso de
la Unión, directivos de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Nacional de
Hidrocarburos .
En dos meses entregaron un reporte a la Comisión de Relaciones Exte-
riores del Senado en el que se establecía que lo más viable para la transfor-
mación del país era una reforma energética en la que se permitiera la inver-
sión de capital privado . En el estudio se precisa que, ante la falta de
tecnología para entrar en aguas profundas a la exploración, se requeriría
forzosamente la entrada de capital ajeno al gobierno mexicano . Justo como
se establecen las nuevas formas de trabajo de Petróleos Mexicanos con la
reforma aprobada con los votos del PRI y del PAN .
En el documento llamado “Oil, Mexico and The Transboundary Agree-
ment” entregado el 21 de diciembre de 2012, se afirmó que la reforma ener-
gética era una oportunidad para garantizar la seguridad energética de Esta-
dos Unidos y que por eso los legisladores estadounidenses tenían que
negociar con el gobierno mexicano que el tema fuera parte fundamental de
la agenda bilateral de ambos países . Incluso se menciona que desde enton-
ces había ya la voluntad del presidente Enrique Peña Nieto por hacer una
reforma energética de gran calado, para la cual contaba ya con el apoyo del
PAN . Tal cual sucedieron las cosas .
Los autores insistieron en que el único método para volver a Petróleos
Mexicanos una empresa rentable y que sea el motor del desarrollo del país
es la entrada de capital privado . La exploración de gas shale fue un tema
recurrente en el citado documento . Es notable el interés del gobierno de
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 81
Estados Unidos por poder invertir en la exploración de ese combustible . Se
insistió en que, ante la gran cantidad de gas shale que hay en México, era
una prioridad para Estados Unidos poder establecer vínculos comerciales
y colocarse entonces en los primeros lugares del sector energético . De los
encuentros entre los enviados del senador norteamericano y los integran-
tes del grupo de transición —todos después en el gabinete presidencial—
nunca se informó . Fueron privados y ni en la presentación de la reforma
energética se mencionaron . Pero en el documento de la Comisión de Rela-
ciones Exteriores del Senado norteamericano quedó registrado que fueron
varias reuniones:
El senador Richard G . Lugar, integrante de la Comisión de Relaciones Exte-riores, solicitó a los integrantes de su equipo de colaboradores que revisa-ra las oportunidades para intensificar las relaciones de Estados Unidos y México en temas de petróleo y gas, incluido el tratado transfronterizo en esta materia, el cual requiere de acción del Congreso para entrar en vigor […] Y como parte de esta revisión, los colaboradores del senador Lugar viajaron a la Ciudad de México en octubre del 2012 para reunirse con el entonces equipo de transición de Enrique Peña Nieto y líderes del Congre-so mexicano, Pemex, la Comisión Reguladora de Energía, industriales, es-pecialistas, académicos y funcionarios de la embajada de Estados Unidos .
83
Es el 9 de diciembre de 2013:
En esta fiebre privatizadora, nada va a quedar sin entregar, se salieron con la suya los panistas y hasta las licencias entraron; a pagar con petróleo señores, a pagar con lo que sea . Y por eso me recuerda a Saramago y no-más les digo el final de sus palabras: ustedes que quieren privatizar y están con este ánimo de los tiempos nuevos, pues vayan privaticen los sueños, privaticen la ley, privaticen la justicia, pero si quieren realmente una priva-tización a fondo, vayan y privaticen a la puta madre que los parió, porque al menos ésa es suya . Esta patria no les pertenece . No se la merecen .
Griterío en las curules . Los senadores y senadoras se encendieron .
Algunos lo tomaron personal . Javier Lozano, un arrogante político panista,
dijo de inmediato en su cuenta de twitter que acababa de presenciar el acto
más vulgar en la historia del Congreso .
Lo que en la casa sus hijos, sobrinos y amigos cercanos a Layda Sanso-
res llaman el “saramagazo” tuvo consecuencias que llegan hasta el ridículo .
Aquí una: el Senado de la República decidió realizar una publicación —un
libro— con las fotografías de las senadoras y una breve semblanza . Una de
esas decisiones de oficina con las que pretenden celebrar a la mujer . En el
texto referente a las legisladoras, se solicitó a cada una de ellas que pusie-
ran citas o partes de los discursos que consideraban que debían acompañar
su imagen en lo que sería un libro histórico . Layda Sansores escogió dos y
le pidió a su equipo que prepararan todo y enviaran el material .
VI. Desde tribuna
84 • Armando Estrop Almaguer
Al pasar varios días, León García Dávila, de la empresa Diseño Tres, se
comunicó con el equipo de la Senadora —hoy del Partido del Trabajo—
para solicitar cambios a sus textos:
En virtud de la naturaleza de la obra (institucional) y de quien la publica (el Senado de la República e Inmujeres) pero respetando hasta donde sea po-sible la libertad de expresión a los textos de la senadora, sugerimos matizar los párrafos finales donde alude al presidente de la República como un muñeco (que elimine esas líneas) y la cita donde retoma un texto de José Saramago (se adjunta archivo con la cita original) y en donde eliminamos la palabra “puta” .
La tribuna de las Cámaras del Congreso siempre es tratada como algo
solemne o sublime . A pesar de que los legisladores luego se vean envuel-
tos en casos de corrupción o incluso hayan sido vinculados al narcotráfi-
co, al subir a ese lustroso atril hablan con gallardía y se comportan con
toda seriedad .
En el Congreso mexicano, no puede faltar el estandarte nacional: la
bandera tricolor . Junto a ella, un muro de honor con nombres de héroes de
la patria inscritos en letras de oro . La tribuna no es para todos . Impone .
Exige . Los tiempos han cambiado . En el México bárbaro, cuando los legis-
ladores iban armados a sesión, poco podía decirse desde allá arriba . En
realidad, históricamente la tribuna ha sido para las lisonjas, odas y biena-
venturanzas .
Hay incluso un episodio histórico fatal por utilizar la tribuna contra
un presidente . En 1913, Belisario Domínguez tuvo la osadía de fustigar a
Victoriano Huerta en dos discursos como senador . La consecuencia fue
la tortura y la muerte . Sus perpetradores le cortaron la lengua . Hoy en
día es diferente . Layda Sansores también tuvo una osadía . En el que sin
duda es el discurso más polémico de la última década, llamó al presiden-
te de la República “inepto, corrupto y cobarde” . Algo que en el esplendor
del PRI no se hubiese permitido .
En México son pocos los buenos parlamentarios . Y aunque cada parti-
do tiene su galería de oradores, en realidad se cuentan con los dedos de
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 85
una mano . Los diputados y senadores leen sus discursos, discursos que ni
ellos mismos escriben porque los redactan sus asistentes . Es común ver
—sobre todo en la Cámara de Diputados— a legisladores que se toman la
foto en la tribuna en un día que no hay sesión .
En el Partido Acción Nacional, se racionan las participaciones, no pue-
de subirse cualquier legislador . Su participación debe estar avalada por el
coordinador o vicecoordinador . En los otros partidos hay menos reglas .
Pero para cualquier espectador es notorio: la tribuna no es para todos . Por
eso es que para los reporteros que cubren la fuente legislativa, ya sea el
Senado o la Cámara de Diputados, que Layda Sansores suba a la tribuna es
aviso de que habrá nota, que se dirá algo polémico, que se romperá el statu
quo . A veces sus discursos provocan molestia, indignación; unos sienten
incomodidad; otros, empatía . Nunca pasan desapercibidos .
En marzo del 2008, Sansores dio uno de los discursos épicos en la Cá-
mara de Diputados . Fue el resultado de que días antes, cuando pasó a tri-
buna, legisladores, principalmente del PAN, le gritaron: ¡Tubo, tubo!, grito
de guerra en los table dance .
La ofensa estaba hecha . Los militantes del partido conservador y reli-
gioso, que hoy se sabe que son proclives a la contratación de prostitutas
para sus fiestas, se burlaban del aspecto de la diputada del desaparecido
partido Convergencia . Muchas legisladoras se sintieron insultadas . Layda
guardó silencio por un par de días y en la siguiente sesión pidió hacer uso
de la tribuna para responder a los candentes diputados .
Cuando argumentó que requería de cinco minutos para defenderse de
las ofensas que había recibido, otra mujer, la perredista Ruth Zavaleta,
quien era presidenta de la Mesa Directiva, intentó negárselo . Su propio
género se volteó en contra de que en el salón de sesiones respondiera a la
famosa arenga . Las dos diputadas se hicieron de palabras entre los gritos
de quienes estaban en el pleno .
Aquella Legislatura estuvo enfrentada los tres años por los escandalo-
sos resultados electorales del 2006 . El encono se agravó más cuando se
descubrieron los negocios del secretario de Gobernación, Juan Camilo
86 • Armando Estrop Almaguer
Mouriño en Petróleos Mexicanos . Ése era el tema que se discutiría y el que
aprovechó la diputada para hablar sobre los gritos recibidos . Cuando esta-
ba a punto de empezar, su compañera de Convergencia, Patricia Castillo,
aseguró que todo lo que dijera Sansores sería un posicionamiento personal
y no de su fracción parlamentaria .
Aparecieron un grupo de vulgares que sustituyeron los argumentos por insultos, ante el consentimiento de su coordinador y el aval silencioso de la presidente que se encontraba llena de asesores . Agradezco la solidaridad de los compañeros que me la brindaron, empezando por Valentina Batres . Del PAN no recibimos disculpas, sólo justificaciones, demasiada soberbia . A mí me ofenden como mujer, pero injustamente lastimaron a mi familia, ahí está mi esposo y ahí estaba mi hijo también . A ustedes los degrada como seres humanos, rebajan el cargo y a la institución . Gentes como us-tedes, que alardean de machos denigrando a la mujer, terminan por exhibir sus problemas personales, ya que estudios psicológicos demuestran que suelen ser impotentes sexualmente y moralmente muy cobardes .
Aquella tarde, como pocas, la tribuna echó chispas, dio cuenta de la
misoginia que priva en la política de México, encendió una sesión somnífe-
ra . Fue precisamente ese discurso el que despertó el interés por escribir
estas páginas y conocer más sobre esta sui géneris política mexicana y su
uso de la tribuna .
Fragmentos
Martes 4 de septiembre, 2012 Posicionamiento de los partidos al inicio de la Legislatura
El Tribunal Electoral abdicó de su responsabilidad para ponerla al servicio
del fraude . Quienes actuaron más que como magistrados como jueces de
rancho, se escucharon en formalismos muy devotos de la ley, pero muy
indiferentes con la justicia y la legitimidad; guiados por sus ambiciones
personales y como voceros de sus dueños, impusieron a Peña Nieto . Ni
disimularon: no habían votado y ya lo llamaban presidente electo .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 87
Jueves 13 de septiembre, 2012 Comparecencia de la embajadora Patricia Espinosa
Compañeras y compañeros, señora secretaria:
Si la política exterior de este sexenio se evaluara en horas de vuelo, en
el consumo de toneladas de turbosina, en millas, ahí sí que Calderón es
campeón de la política exterior mexicana . Por cierto, doña Patricia: ¿no
sabe si ya regresó el señor Calderón, porque creo que todavía ayer estaba
acumulando horas de vuelo?
Martes 23 de octubre, 2012 Voto en contra de la reforma laboral
Hoy lo que va a quedar al descubierto es que el PRI no acepta que se inclu-
ya una cláusula de transparencia y rendición de cuentas en los sindicatos .
¿Saben por qué?, porque no quiere confrontarse con los intereses claros,
con el corporativismo con el que está en amasiato . ¿Saben por qué?, por-
que le da miedo meter en cintura a los líderes oficialistas . ¿Dónde está el
nuevo PRI, más viejo que el viejo? Bien dice el dicho popular: “chango viejo
no aprende nueva maroma” . Los intereses pesaron más que los principios,
pero recuerden que en política los acuerdos políticos se pagan con ver-
güenza pública .
Martes 19 de marzo, 2013 Punto de acuerdo para revocar del cargo al titular del Instituto Nacional de
Migración
¿Con qué cara levantamos la mano para exigir a Estados Unidos respeto
para nuestros conciudadanos, mientras que con el pie estamos pisoteando
a diario los derechos fundamentales de los migrantes que pasan por nues-
tro territorio? No solamente les hieren en su dignidad, sino muchas veces
acaban con su vida . Los migrantes se han convertido en seres muy vulne-
rables; en Estados Unidos levantan muros; en México, tumbas .
88 • Armando Estrop Almaguer
Jueves 26 de septiembre, 2013 Comparecencia del secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso
La corrupción ya se ha metido por todas las grietas, y es hoy el ácido más
poderoso que carcome y derriba todas nuestras instituciones . Usted que
está encargado de cuidar los dineros y que tiene un puesto de prioridad
y la más alta jerarquía, por ahí que le dicen “Vicegaray”; usted que tiene
responsabilidades muy serias, yo le pediría que me responda sobre tres
acciones para combatir la corrupción, con palabras llanas, claras para que
el señor que lee, pues que también pueda entenderlas .
Jueves 10 de octubre, 2013 Comparecencia del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong
Para los migrantes no habrá ni siquiera una tumba para derramarles lá-
grimas; no es posible que, conociendo todos la ruta de La Bestia, la ruta
de la muerte, hay reportajes vivos sobre este drama que se vive, no se ha-
yan hecho los operativos que sean necesarios para frenar tanta injusticia
y tanta violencia . Me hago eco de las voces del dolor, de impotencia, de
indignación, que acusan al gobierno de México, que lo acusan a usted y a
Peña Nieto, de ser responsable de este holocausto . Así se le puede llamar .
Martes 29 de octubre, 2013 Posicionamiento sobre la reforma fiscal
Cuando yo tenía una mente oficialista y que se vive como en el paraíso,
no tienes sobresaltos; yo escuchaba hablar a los perredistas y decía: ellos
dicen lo que pienso y hacen lo que yo no me atrevo, pero ayer fue una
enorme decepción . Creo que en un afán de pragmatismo político, se olvi-
dan de compromisos históricos que les dieron base y sustento para que
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 89
la izquierda tuviera escaños en este Senado; me dio mucha tristeza verlos
tan modositos, tan obsecuentes; ésos no son los perredistas que yo conocí
y que me enseñaron en política . Y no entiendo cómo pueden ir en contra
de la reforma energética y a favor de la fiscal; por favor, son polvos de los
mismos lodos, son consecuencia de la misma política económica errática;
siempre dejaron al PRD el pataleo como única opción .
Martes 10 de diciembre, 2013 Posicionamiento sobre la reforma energética
Acuso a Peña Nieto de farsante porque dice que no habrá privatización,
no aparece la palabra privatización en toda la iniciativa . Claro, ésta es una
iniciativa tramposa, engañosa, propia de delincuentes; sólo los tahúres de
la política, en actos de prestidigitación gramatical, engañando al pueblo, se
atreven a decir en los medios y vienen a decir a esta tribuna, con un gran
cinismo, que no habrá privatización .
El tamaño del cerco policiaco es el tamaño del miedo, y me hago eco de
su rabia, de su impotencia, de su dolor, y expreso el mío . Esta decisión de-
sata pasiones, confronta a los legisladores, divide a los mexicanos y pro-
fundiza heridas .
Miércoles 12 de febrero, 2014 Posicionamiento sobre la ley de trata de personas
México se ha convertido en el paraíso para instalar estos infiernos de la
trata, y no es por las blancas arenas de Cancún, sino por las negras con-
ciencias de los altos funcionarios coludidos con organizaciones criminales;
de otra manera no podría florecer de esta manera este crimen . Por eso es
que esta ley y las acciones parecen tibias ante la crudeza y la magnitud del
problema de la trata .
90 • Armando Estrop Almaguer
Martes 18 de febrero, 2014 Punto de acuerdo para solicitar comparecencia del secretario
de la Defensa Nacional
Aquí traemos ataduras que vienen desde el subconsciente colectivo y hay
que seguir poniéndoles alfombra roja y caravana a los señores secretarios .
No se entiende que éstos son otros tiempos y es delicado porque como
nunca el ejército tiene un papel relevante . Son muy cuestionados sus re-
sultados en materia de derechos humanos . Y aquí se malinterpretan las co-
sas; yo pedí que vengan y rindan cuentas . Y lo que hicimos al día siguiente
fue rendirles homenaje, el patio para aplaudirles y las letras de oro para
recordar “Cien Años de Lealtad Institucional” y cien años de impunidad del
ejército . Deplorable .
Miércoles 19 de marzo, 2014 Pronunciamiento con motivo de la expropiación petrolera
¿Qué celebramos? Resulta que ahora también brindamos en los sepelios .
Estamos enterrando un proyecto nacionalista . Por causa de utilidad públi-
ca y de beneficio para la nación, el 18 de marzo de 1938, Lázaro Cárdenas
expropiaba el petróleo, y hoy por causa de intereses privados y para be-
neficiar a otras naciones, se expropia el petróleo de México, su principal
patrimonio . Peña Nieto confunde modernidad con populismo económico .
Domingo 20 de julio, 2014 Discusión de la nueva ley de Petróleos Mexicanos
Yo entiendo que la Ley Gordillo pesa mucho para el senador Romero Des-
champs, que además de ser el líder de los trabajadores, él debe entender
que es representante popular, es senador de la República . Y nunca aquí
ha levantado la voz . Y tiene fuero y tiene una doble responsabilidad . Y
no puede pasar en esta Cámara, y aquí se lo permiten, pululando en las
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 91
sombras . Ha quedado reducido a senador holograma, que son los que
parece que están en tercera dimensión; ése es un holograma: parece que
está en tercera dimensión, pero realmente está plano . Él tiene que tomar
el lugar que le han dado sus trabajadores y que le ha dado la historia en
este país .
Martes 5 de agosto, 2014 Discusión sobre la expedición de Fondo del Petróleo para la Estabilización y el
Desarrollo
Campeche produjo en los últimos 13 años con Cantarell 8 billones de pe-
sos . ¿Y qué tiene Campeche? La miseria; en sus tierras, eso es lo que tiene
El Carmen; no están ni siquiera pavimentadas las calles, se acabó el cama-
rón, se acabó el ostión, se acabaron las formas de vida, no producimos un
clavo, estamos en el último lugar del desarrollo nacional, y hoy porque nos
van a dar seis pesos más se va a aprobar esta ley .
Jueves 13 de noviembre, 2014 Posicionamiento sobre la terna de candidatos para ocupar la titularidad de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos
¿Díganme si no hay esquizofrenia en este Senado? Primero se sabe quién
es el bueno, el elegido, y después se hace la discusión de la terna . Y des-
pués de que se sabe quién es, entonces se va a discutir el dictamen . Como
quien dice, primero se determina al vencedor y luego se simula la compe-
tencia . Me irrita la imposición, pero lo que más me rebela es la simulación,
esta vocación de farsantes que tenemos en el Senado . A ver, ¿cuántos can-
didatos hay aquí esperando este fallo deliberativo del Senado? ¿Cuántos fa-
miliares esperan este resultado de la votación secreta? Les puedo asegurar
que el señor Luis González ya está en el salón de junto ensayando cómo va
a tomar protesta . Les pido, por favor, que le manden un espejo .
92 • Armando Estrop Almaguer
Jueves 13 de noviembre, 2014 Discurso sobre Ayotzinapa
Ayotzinapa es la violación permanente a los derechos humanos . Es la con-
secuencia trágica de la inexistencia de un Estado de derecho, de la corrup-
ción, de la impunidad, de la injusticia, de políticas económicas erráticas; de
reformas estructurales que son balas contra los trabajadores y contra los
pobres; entre ellas, una reforma educativa fracasada que ni siquiera tomó
en cuenta las normas rurales, a las que también hoy pretende desaparecer .
Por ellos tiene razón López Obrador cuando recoge el sentido de inte-
lectuales, de artistas…
(Gritos de los senadores)
A ver, cobardes, ustedes se ríen, yo doy la cara y pongo el riesgo . Ven-
gan aquí y contesten, vengan a defender a su presidente y a hacerse los
lambiscones que siempre han sido .
Martes 25 de noviembre, 2014 Discurso sobre la Casa Blanca
A un servidor público que cae en conflicto de interés . Se le destituye e inha-
bilita . Se le fincan responsabilidades administrativas y penales, y se castiga
con la cárcel .
Las declaraciones de Pepe Mujica, expresan el sentir internacional . So-
mos un Estado fallido . Mujica tiene lo que a Peña Nieto le falta, honestidad
y valor .
La Casa blanca arrojó el cerillo para que el ánimo popular se incendiara .
La Casa Blanca pintó a Peña Nieto de cuerpo completo: como inepto, como
cobarde y como corrupto . […] Lo inaceptable es que este gobierno hipócri-
ta condene la violencia, pero a la vez la provoca y la ejerce . La represión a
ciudadanos manifestándose pacíficamente se llama terrorismo de Estado .
[…] Pero el miedo se convierte en coraje y el coraje en valor para seguir
luchando . Peña Nieto, a ti te digo donde estés: hiciste del Zócalo una pesa-
dilla, mandaste a golpear, a aprehender mujeres, a hombres, a jóvenes,
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 93
cuyo único delito fue caminar y contar del uno al cuarenta y tres infinidad
de veces para terminar en un solo grito: Justicia .
Peña Nieto, a ti te repito: eres un cobarde .
26 de marzo del 2015 Discurso sobre el despido de Carmen Aristegui de la empresa MVS
El despido de Aristegui, es el lenguaje del poder autoritario sin límites . Y
no es la primera vez que a Carmen se toma como moneda de cambio, de
intereses empresariales .
El vocero de Televisa, que luego se sienta aquí en un escaño, dice que
la reforma en telecomunicaciones va bien . Sí, claro que va bien, pero para
los intereses de quien él representa, para los que son los padrinos, los pro-
motores, los amos, los dueños del señor Peña Nieto, a quien le debe tener
esa banda .
Carmen es la voz clara, valiente, profesional, que investiga y denuncia
la corrupción y la impunidad que reina en las esferas de los intocables .
Aristegui se había convertido en el espejo más fiel de Peña y su gobier-
no, y en lugar de agradecer la nitidez que reflejaba su retrato y hacer un
examen profundo de autocrítica, prefirió hacerlo añicos .
Anexo fotográfico
97
Intervención en Tribuna en contra de la Reforma Energética, 3 de diciembre del 2013 .
"Ustedes que quieren privatizar y están con este ánimo de los tiempos nuevos . ¡Pues vayan!, privaticen los sueños, privaticen la ley, privati-cen la justicia . Pero si quieran realmente que haya una privatización a
fondo, ¡vayan y privaticen a la puta madre que les parió!"
98 • Armando Estrop Almaguer
Romeo y Layda
Layda Sansores confrontando a Valiente Quintana, director del centro de espionaje . 3 de marzo de 1997 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 99
Descubrimiento del centro de espionaje el 3 de marzo de 1997 .
Layda Elena Sansores San Román, 2015 .
100 • Armando Estrop Almaguer
Atropellada toma de protesta de Felipe Calderón Hinojosa, 1ro de diciembre del 2006 .
Crea Andrés Manuel López Obrador el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo con el fin de frenar la privatización . Cámara de
Diputados, 2008 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 101
Mitin en Campeche durante la campaña de 1997 .
102 • Armando Estrop Almaguer
Layda Sansores, vestida como ingeniera de PEMEX, alzando la voz para defender el petróleo mexicano en el Pleno de la Cámara de
Diputados . 8 de abril del 2008 .
Presentación de Layda Sansores en el Distrito Federal como candidata a la gubernatura de Campeche por el Partido de la
Revolución Democrática .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 103
Layda Sansores acompañada por Andrés Manuel López Obrador durante la contienda electoral de 1997 .
104 • Armando Estrop Almaguer
Layda abrazando a su madre, Elsa Margarita San Román Cambranis, en su cumpleaños 90 . 13 de julio del 2008 .
Layda Sansores en campaña por la gubernatura de Campeche, 2015 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 105
La tribu, su familia .
106 • Armando Estrop Almaguer
Carlos Sansores Pérez, su esposa y sus hijos .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 107
La bisabuela Matilde, el abuelo Ulises y sus hermanos .
108 • Armando Estrop Almaguer
La familia Sansores San Román
Sus tres hijos .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 109
“La convicción es el extintor de todos los miedos.”
En el paraíso, Chiapas; pizcando café .
110 • Armando Estrop Almaguer
Se le otorga un reconocimiento a Layda Sansores por el galardonado documental Presunto Culpable en los Premios Emmy, del cual fue
productora .
Layda Sansores en un mitin de Andrés Manuel López Obrador en Campeche, durante la campaña presidencial del 2012 siendo ella
candidata a la senaduría .
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112 • Armando Estrop Almaguer
Marcha en denuncia por el fraude electoral, encabezada por Layda Sansores en compañía de Porfirio Muñoz Ledo . Calkiní, 1997 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 113
Alberto Negrete Sansores luego de ser golpeado tras un intento fallido de secuestro durante la Resistencia Civil Pacífica en Campeche .
114 • Armando Estrop Almaguer
Andrés Manuel López Obrador firmando un casco de PEMEX durante la protesta en defensa del petróleo .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 115
Firma dedicatoria de Andrés Manuel López Obrador sobre casco de PEMEX .
Ante el cierre del micrófono, ¡apertura del megáfono!
116 • Armando Estrop Almaguer
Manifestación 11 de septiembre de 1997 durante la Resistencia Civil Pacífica .
Una de las más de doscientas protestas ciudadanas por el fraude electoral . Plaza de la República, 1997 .
INSURRECTA. Historias de Layda Sansores • 117
Represión el 11 de septiembre de 1997 .
Conferencia de prensa en la cual Carlos Sansores Pérez renuncia al PRI .
118 • Armando Estrop Almaguer