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EL SURGIMIENTO DE LAS CLASES OBRERAS

Las malas condiciones de trabajo generaron críticas y actitudes reformistas. En los inicios de la Revolución Industrial sólo hubo una reacción por parte de los obreros, que pensaron que las máquinas eran culpables de su situación y organizaron motines para destruirlas. Percibían a las maquinarias como competidoras, que por una parte quitaban puestos de trabajo para los obreros y por otra prolongaban la jornada laboral. Con el correr de los años los obreros atribuyeron otras causas a sus problemas y se organizaron en sindicatos y asociaciones en procura de mejores condiciones laborales y de vida. Los primeros sindicatos surgieron en Inglaterra, el país pionero de la Revolución Industrial. En un principio, eran agrupaciones ilegales, ya que por una antigua tradición estaba prohibida la asociación de trabajadores.Posteriormente lograron que se les concediera la legalidad. Los trabajadores ingleses organizados en las Trade Unions (organizaciones sindicales de Inglaterra) reclamaron la participación política y reivindicaciones laborales, reducción de la jornada e incrementos salariales. El nacimiento del movimiento obrero tropieza en primer lugar, con obstáculos jurídicos y políticos. La doctrina del liberalismo dice que el Estado debe permanecer neutro, que sólo puede intervenir contra los individuos o agrupaciones que pretendan impedir el libre funcionamiento de la economía de mercado. En consecuencia, la legislación determina la disolución de todas las asociaciones, corporaciones, gremios, cofradías y toma disposiciones en contra de su posible reconstitución. La ley Le Chatelier (1791) iba dirigida contra las asociaciones obreras y patronales, pero en la práctica, perjudica a los empleados pues no tienen posibilidad de organizar su defensa sino es él en marco de una asociación. La institución de la cartilla obrera, la vigilancia de las empresas en las que un personal de capataces hace respetar los reglamentos, todo eso constituye un conjunto de disposiciones legislativas y reglamentarias que retrasan la constitución del movimiento obrero. Por otra parte, los obreros, puestos al trabajo desde los cuatro o cinco años, son analfabetos, sin dirigentes ni élite y desconocen las distracciones que les habrían permitido conversar, discutir. En estas condiciones, no se puede organizar una huelga o una lucha reivindicativa. Surge entre los artesanos y oficiales, que forman una especie de aristocracia del trabajo que constituirá la vanguardia y pondrá las bases del movimiento obrero. Son ellos los precursores, los promotores del movimiento obrero al que la masa se irá uniendo poco a poco pero tardíamente. Poco a poco el movimiento obrero obtendrá disposiciones que autorizan a un principio de organización, aprovechándose de los cambios de régimen o gracias a la intervención de partidos interesados en ganar los votos obreros a medida que se amplía el derecho de voto. Gran Bretaña es la primera en reconocer la libertad de asociación y coalición (1824), pero al año siguiente el Parlamento reconsiderará en parte estas disposiciones. Medio siglo más tarde, en 1875, Gladstone reconocerá la existencia de los trade-unions con el voto de la ley llamada Patrón y obrero que sucede a la antigua llamada Amo y servidor de 1715. Surgirá luego, en 1893-1894, un pequeño partido laborista independiente, que se presentará y hará elegir candidatos en las elecciones de 1906; los trade-unions deciden embarcarse en el juego político. En Francia, en 1864, una ley autoriza huelgas y coaliciones, que dejan de ser delito, la huelga no lleva a los Tribunales más que si va acompañada de violencia, de ataques a la libertad de trabajo. Aunque no conceda todavía el derecho de asociación, el régimen, en 1867, reconoce un estatuto legal para las cooperativas. En 1868, abolición del famoso artículo del Código, tan discriminatorio. La Tercera República ampliará el estatuto con el voto, en 1884, de la ley Waldeck-Rousseau, que reconoce la libertad sindical. La libertad sindical precede, por tanto, a la libertad de asociación ya que habrá que esperar hasta 1901 para que las

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asociaciones tengan derecho a constituirse. La clase obrera aprovecha estas conquistas legales para organizarse.

La pluralidad de objetivos es un rasgo general y constante en la historia del movimiento obrero y, en consecuencia, aparecen dos ramas paralelas: una, el sindicalismo, movimiento esencialmente profesional; otra, es política, con la aparición de los partidos obreros, generalmente de inspiración socialista.

El movimiento obrero de tipo sindical se propuso siempre varios objetivos conjuntos: el primer objetivo es inmediato, justifica su existencia a los ojos de sus mandantes y trata de mejorar las condiciones materiales, obtener la satisfacción de las reivindicaciones que conciernen a la estabilidad del empleo, duración del trabajo, condiciones de higiene, importe de las remuneraciones, en pocas palabras, todo lo que concierne al trabajo. Pero la clase obrera debe también estas mejoras a la iniciativa legislativa, a los partidos políticos; la legislación social es, con frecuencia, la resultante del combate obrero y de la iniciativa de los poderes públicos. Los disturbios ingleses de finales del siglo XVIII y dos primeras décadas del XIX utilizaban como instrumento de presión «los actos de violencia, que tendieron a convertirse en la regla más que en la excepción», como explica G. Rude. La revolución francesa, con la ley de Le Chatelier de 1971, que prohibía toda asociación gremial, influyó de forma determinante en la decisiónInglesa. En esa situación, los trabajadores, para presionar a los patronos, recurren a la coacción violenta en su persona o sus propiedades. Durante todo el último cuarto del siglo XVIII Inglaterra ve sucederse actos y revueltas violentas de tejedores, marineros, esquiladores, obreros teloneros, descargadores del puerto londinense, etc., que utilizan los motines y la coacción física sobre sus empresarios. Los ataques comienzan a extenderse hacia las instalaciones y las máquinas. Una década después, vendría la aparición de los disturbios más importantes en toda la historia de la revolución industrial. La ola principal del movimiento de protesta surge en 1811-1812. La mala racha de cosechas de cereales, los efectos depresivos de la guerra napoleónica y las malas condiciones de trabajo, empujan a los tejedores manuales a una reclamación de mayores salarios. Las negociaciones se rompen. El ejército instalado de forma permanente durante varios años, acabó con todo el movimiento, que nunca más alcanzó tanta fuerza y violencia. Durante la revolución industrial, actuó una institución asistencial de protección a los pobres, que primero en la forma de albergues o «casa de pobres» intentaban reducir los efectos de la miseria. Después, el sistema se sustituyó por la subvención de parte del precio del pan, alimento principal en la época, a partir de determinados precios. La importancia de esta beneficencia pública, por su amplitud y generalidad, desconocida en los países europeos continentales, ha sido explicada así por P. Deane: «Es difícil ver cómo el país podría haber evitado las sublevaciones sociales y políticas sin una beneficencia pública amplia».


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