CURSO DE FILOSOFÍA CONSCIENTE - 1
EL INFIERNO DE
DESCARTES
¿POR QUÉ CONSCIENTE?
EL PROBLEMA DEL SER, DE LO QUE ES EN SÍ,
DEL SER NECESARIO
INTRODUCCIÓN
1 – DESCARTES, MALEBRANCHE, SPINOZA, LEIBNIZ (BERKELEY)
¿POR QUÉ FILOSOFÍA CONSCIENTE?
• Es despertar conciencia de La verdadera REALIDAD (no lo que ven nuestros
sentidos) LO QUE ES, EL “SER EN SÍ” = ES LA CONCIENCIA ABSOLUTA
LA DUDA METÓDICA
¿Y POR QUÉ NO
CONOCER ES
ALGO
MALIGNO?
RENÉ DESCARTES (1596 – 1650 DC) Descartes tiene que renunciar al mundo. La naturaleza,
que tan gozosamente se mostraba por los sentidos al hombre renacentista, es algo totalmente inseguro.
La alucinación, el engaño de los sentidos, nuestros errores, hacen que no sea posible hallar la
menor seguridad en el mundo. Descartes se dispone a pensar que TODO ES FALSO; pero se
encuentra con que hay una cosa que no puede serlo: su existencia. «Mientras quería pensar así que todo
era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo; y observando que esta verdad: PIENSO,
LUEGO SOY, era más firme y más segura que todas las más extravagantes suposiciones de los
escépticos juzgué que podía admitirla sin escrúpulo como el primer principio de la filosofía que buscaba.»
Es el primer hombre de la historia que llegó a la conciencia pura, pero no pudo quedar allí y salir de la conciencia significa comenzar a balbucear estupideces cerebrales, egóicas, de miedo, terror (habían quemado vivo a Giordano Bruno en 1600 por decir que dios es inmanente no trascendente, es consustancial no separado).
¿Todo es dudable? ¿Por la conciencia no?
LA DUDA METÓDICA
LA «RES EXTENSA».—El mundo físico está determinado en Descartes por la extensión.
Junto a la res infinita que es Dios aparecen las dos sustancias finitas, la sustancia pensante
—el hombre— y la sustancia extensa —el mundo—. Son dos esferas de la realidad que no
tienen contacto ni semejanza alguna entre sí. Y esto plantea el problema de su
comunicación, que es el problema del siglo XVII. El mismo hecho del conocimiento o el ser
del hombre plantea ya esta cuestión. ¿Cómo puedo yo conocer el mundo? ¿Cómo
puede pasar lo extenso a mí, que soy inextenso e inespacial? Tiene que ser Dios,
fundamento ontológico de las dos sustancias infinitas, quien efectúe esta imposible
comunicación de las sustancias. Este problema, planteado por Descartes, tiene tres
soluciones posibles, que van a ser dadas por él mismo —y más claramente por
Malebranche—, por Spinoza y por Leibniz. El mundo es simple extensión. La fuerza no es
una idea clara, y Descartes la elimina. La física cartesiana es geometría; Leibniz tendrá que
rectificar esta noción, poniendo la idea de fuerza en primer plano y convirtiendo la física de
estática en dinámica. A estas dos concepciones responden los dos grandes descubrimiento
matemáticos de ambos: la geometría analítica y el cálculo infinitesimal.
LA EXTENSIÓN
Si bien en apariencia
el método es muy
lógico y preciso, el
mismo Descartes no
lo pudo poner en
práctica jamás, como
veremos. Toda su
obra es la aceptación
de presupuestos
falsos, ya sea por
tradición, por cultura,
pero especialmente
por miedo, el gran
soldado de la guerra
de 30 años, sucumbía
ante el miedo de ser
quemado vivo por la
inquisición, o peor:
¡EL MIEDO A DIOS!
¡EL MIEDO A DIOS!
El dualismo de la naturaleza humana es un tema central en el pensamiento cartesiano,
un tema que se apunta ya tempranamente, en la formulación del cogito tras la duda
metódica; pero es después, a partir de la reconstrucción del mundo sobre la base
ontológica de Dios, que reaparece con toda su problematicidad: la separación de las
sustancias obliga a explicar la relación de los procesos mentales con los procesos
físicos (el llamado problema cuerpo-mente). Es el primer gran problema de la filosofía
cartesiana, explicar la relación entre dos instancias radicalmente diferentes y separadas,
relación por otro lado necesaria para dar coherencia al resto del sistema y dar
posibilidad efectiva al conocimiento del mundo. Este asunto es la piedra de toque de
toda la filosofía de Descartes y de sus herederos, pues las diversas respuestas a la
cuestión desarrolladas por el racionalismo del siglo XVII serán el origen de las diferentes
corrientes que se centrarán en la temática epistemológica: Malebranche, Spinoza,
Leibniz, e incluso Berkeley.
EL DUALISMO CARTESIANO FUE JUGAR CON FUEGO
FUE EL TEMA CENTRAL DEL INTERCAMBIO ESPISTOLAR ENTRE ÉL Y LA PRINCESA ISABEL DE
BOHEMIA, Y DE LA MAYORÍA DE LE CARTESIENNE, QUE LO “ADMIRABAN” HASTA LA MUERTE.
El término cartesienne, referido en general a las damas que cultivaban, divulgaban y debatían la filosofía de nuestro autor, pronto se
incorpora al lenguaje culto del siglo XVII. Todas ellas compartían implícitamente la motivación ética del cartesianismo contra el
oscurantismo y el espíritu crítico que las animas, exigiendo por ello su derecho a la educación y a una vida ilustrada. Como caso
singular, habría que citar a la reina Cristina de Suecia, que, como es bien sabido, tras su relación epistolar con Descartes, lo reclamó
como instructor, tarea que coincidió con el final de su biografía. Entre una estrepitosa cantidad, aparece Isabel de Bohemia, una de
sus críticas más apasionadas, le discute y le gana en su propio territorio. "El favor con que Vuestra Alteza me ha honrado,
haciéndome recibir sus órdenes por escrito es mayor de lo que jamás me hubiera atrevido a esperar; compensa mejor mis defectos
que el favor que hubiera deseado con pasión, esto es, el de recibirlas de vuestros propios labios si hubiese tenido el honor de
saludaros y ofreceros mis muy humildes servicios cuando estuve última-mente en La Haya. Pues hubiera tenido demasiadas
maravillas que admirar al mismo tiempo; y viendo salir discursos más que humanos de un cuerpo tan semejante a los que los
pintores dan a los ángeles, hubiera sentido un arrebato como el que sin duda deben de experimentar aquellos que acaban de llegar
al cielo tras la terrenal estancia“. LE DEDICA UN LIBRO: “PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA”.
"he podido apreciar tales cualidades en Vuestra Alteza que creo de interés para el género humano proponerlas como ejemplo a la
posteridad […] Por lo demás, la máxima agudeza de vuestro espíritu incomparable se conoce en que habéis indagado todas las
profundidades de estas ciencias y las habéis aprendido cuidadosamente en muy poco tiempo […] Nunca encontré a nadie que haya
entendido tan perfectamente los escritos que he publicado […] Me resulta imposible no dejarme arrebatar por un sentimiento de
enorme admiración cuando considero que un conocimiento tan vario y tan perfecto de todas las cosas no se halle en un viejo sabio
que ha empleado muchos años para instruirse, sino en una princesa, joven aún, cuya belleza y edad se parece más a la que los
poetas atribuyen a las Gracias que a la de las Musas o de la sabia Minerva […] Y esta sabiduría tan perfecta que advierto en Vuestra
Majestad me ha subyugado tanto, que no sólo pienso que debo consagrarle este libro de filosofía […] sino que no tengo más deseo
de filosofar que el de ser, Señora, de Vuestra Alteza, el más humilde, el más obediente y el más devoto servidor"
LAS CARTESIANAS – EL GOLPE MORTAL
En la correspondencia podemos ver que Isabel acentúa su insistencia en ciertos temas que, al no apreciar claridad o satisfacción en la respuesta del
filósofo, retoma y plantea nuevamente su duda. Actitud que no molesta al filósofo, por el contrario apreciamos una especial disposición a responder y
aclarar las dudas planteadas por la princesa, aunque no siempre da satisfacción a la princesa. Prueba de la certeza de las observaciones de Isabel de
Bohemia es que Descartes en ocasiones evita o no termina de dar una respuesta contundente. Esta actitud se muestra a lo largo de las 33 cartas
enviadas a la princesa y 26 por parte de ella, intercambiadas durante seis años. Uno de los temas que más cuestionó la princesa de Bohemia, fue la
relación mente-cuerpo. Para la princesa no le es claro cómo la mente y el cuerpo se pueden afectar mutuamente a pesar de sus naturalezas diferentes.
Para plantear sus cuestionamientos acerca de la relación mente–cuerpo, la princesa, en primera instancia, presenta el tema como una duda que surge
desde los mismos términos cartesianos, demostrando la apreciación de los puntos débiles de la propuesta:
Ruego que me hagáis saber de qué forma puede el alma del hombre determinar a los HUMORES del cuerpo para que realicen actos
voluntarios, siendo así que no es el alma sino substancia pensante. Para solventar esta inquietud Descartes retoma un argumento que sólo ha sido
presentado en las Reglas para la Dirección del Espíritu, y es la referencia a las nociones generales. Existen tres grupos de nociones con los cuales
podemos conocer la realidad, unas son las nociones puras del entendimiento, otras las del cuerpo y por último, aquellas que reflejan la unión de ambas
que son las sensaciones y pasiones. La respuesta no da conformidad a la princesa, por lo que reitera su solicitud en otro tono. De una actitud
dudosa y con temor de la carta anterior, manifiesta su insatisfacción con un tono más firme. A esto se suma que la princesa es capaz de
arriesgarse a sugerir una posible solución, dice: “Confieso que me sería más fácil otorgar al alma materia y extensión que concederle a un ser
inmortal la capacidad de mover un cuerpo y de que éste lo mueva a él. La Princesa apela el ejemplo del desfallecimiento para dar cuenta que el
cuerpo afecta a la mente de manera evidente, si son dos sustancias diferentes y que pueden subsistir de manera separada porque al sufrir un desmayo
se pierda la capacidad de razonar, esto a juicio de la princesa demuestra el sometimiento de la mente ante el cuerpo, es decir, las afecciones corporales
nos afecta en nuestra capacidad de pensar. Ante la argumentación de la princesa, el pensador cambia el enfoque de su respuesta y diferencia entre los
modos de concebir al cuerpo y la mente, indicándonos que al hacer una reflexión y concebir con claridad estas dos sustancias nos percatamos que son
distintas y pueden concebirse de manera separada. Pero si nos atenemos sólo a la información que aportan los sentidos es evidente que ambas, mente
y extensión, forman una unidad. En consecuencia, Descartes le concede a la princesa atribuirle a la mente la capacidad de afectar la extensión, y de la
extensión afectar la mente, porque la mente y lo corpóreo los podemos apreciar como una unidad.
TORMENTOS ADICIONALES
En la primera meditación, Descartes señala que debemos evitar
acostumbrarnos a las ideas falsas, para lo cual debe de destruírselas
atacándolas de raíz, en sus fundamentos y cueste lo que cueste. En
ese propósito, Descartes no considera adecuando fiarse de los
sentidos, los mismos son engañosos e importunan el objetivo de
conocer la verdad. La cosa se complica si se trata de distinguir el sueño
de la vigilia. Resulta que a veces en sueños pensamos que todo es fiable,
pero al despertar caemos en la cuenta de que nada era verdadero. Se
presenta, pues, la necesidad de ser lo más radical posible. Descartes
decide juzgar como absolutamente falsos aquellas ideas de las que se
tenga alguna duda, aunque esta sea muy leve. De esa forma establece
su criterio de verdad: solo aceptar lo que es inmune a la duda
(CRITERIOS DE VERDAD).
PRIMERA MEDITACIÓN
La segunda meditación contiene el argumento de Descartes sobre la certeza de
la propia existencia, incluso ante la duda de todo lo demás:
Me he convencido de que no hay nada en el mundo, ni cielo, ni tierra, ni
mente, ni cuerpo. ¿Implica ello que yo tampoco exista? No: si hay algo de lo
que esté realmente convencido es de mi propia existencia. Pero si hubiera
un engañador de poder y astucia supremos que me está confundiendo
deliberada y constantemente. En ese caso, y aunque el engañador me
confunda, sin duda, yo también debo existir... la proposición «yo soy», «yo
existo», es necesariamente cierta para que yo la exprese o algo confunda
mi mente. En otras palabras, la conciencia implica la existencia. En una de
las réplicas a las objeciones del libro, Descartes resumió este pasaje en su ahora
famosa sentencia: «Pienso, luego existo» (en latín: Cogito ergo sum). Sería
absurdo pensar que cuando vemos y sentimos en realidad no sabemos ni
sentimos que estamos viendo y sintiendo: puedo pensar y dudar de si el mundo
existe o no, pero está claro que cuando pienso eso mi pensamiento
efectivamente existe. Por tanto, «pienso (dudo), luego existo».
SEGUNDA MEDITACIÓN
La quinta meditación contiene otra prueba de la existencia de
Dios, esta vez un ARGUMENTO ONTOLÓGICO. El argumento
parte de una definición de Dios como un ser con todas las
perfecciones, y de considerar a la existencia como una
perfección (lo que existe es más perfecto que lo que no existe).
A partir de esto, Descartes observa que así como no se puede
pensar una montaña sin una ladera, pues la ladera forma parte
del concepto de montaña, del mismo modo no se puede pensar
a Dios sin atribuirle la existencia, pues la existencia forma parte
del concepto de Dios. Y dado que podemos pensar en Dios, se
sigue que Dios existe (pero es el dios separado).
QUINTA MEDITACIÓN
Descartes va a demostrar la existencia de las cosas materiales. De este modo no se prueba la
existencia de una realidad externa al yo, como a menudo se dice, puesto que la existencia de
Dios supuestamente se ha demostrado aún antes. Sin embargo, sí se establece ahora la
posibilidad de las ciencias materiales. EL SENTIR ES LA BASE PARA METERSE AL
INFIERNO: un tortuoso argumento cuya conclusión es que existen cosas corporales. La
sensibilidad es una facultad pasiva, que necesita de otra activa que la ponga en marcha,
la cual reside en cosas corporales existentes fuera de mi. Esto ocurre porque hay un Dios
veraz, por lo que podemos confiar en ello. Las cosas corporales son la causa de las ideas
de las cosas corporales, por lo tanto, existen. El argumento es tortuoso porque Descartes
porque se detiene a explicar por qué, ocasionalmente, la interpretación más natural de
los datos sensoriales resulta engañosa, sin que ello perjudique la veracidad divina.
Si hubiera conocido todos los experimentos que existen en la actualidad, desde la teoría de la
Gestalt, hasta la neurociencia de vanguardia, tendría que haber desechado la afirmación que
ese dios separado es un ente “veraz”…¡TODOS LOS SENTIDOS NOS ENGAÑAN DE
MANERA COMPLETA! No vemos la realidad sino un modelo.
El racionalismo entonces sirve para llegar a la Conciencia Pura, al punto de partida, al Ser
en sí. Pero para avanzar vamos a necesitar al empirismo (la experiencia con esa conciencia).
SEXTA MEDITACIÓN
Cualquier creencia externa a nosotros, la que
sea, es contraria al trabajo con la conciencia, ya
que todas, provienen de un sistema egóico, nos
mantienen en el ego, cuando nuestro verdadero
yo es la conciencia circunscrita, que es la misma
Conciencia Absoluta omniabarcante, todo
sucede dentro de ella y todo y todos estamos
conectados, no hay jerarquías. Las jerarquías
vienen del poder, de los que nos intervinieron en
la prehistoria (comprobado) y luego continuaron
programándonos hasta hoy y continuarán hasta
que les permitamos (esto porque en realidad
nuestra esencia es la misma conciencia).
1. AUTORIDAD: si lo dice alguien conocido debe
ser verdad…
2. MAYORÍA: si lo creen todos desde la
antigüedad (no todos pueden estar
equivocados)… Estamos solos…
3. TRADICIÓN: siempre creyeron en eso, hasta
vivo de eso…
CREENCIAS Y CRITERIOS DE VERDAD
CRITERIOS DE VERDAD PARA
VIDA COHERENTE
1. PRUEBA EMPÍRICA (resultado experimental u
observacional).
2. PRUEBA MATEMÁTICA.
3. VESTIGIOS IRREFUTABLES, MIENTRAS
SEAN IRREFUTABLES.
4. VOZ DE LA CONCIENCIA y RESONANCIA
CARDÍACA.
5. RESULTADOS (si puede ser falso no es V).
4. SENTIDOS: si lo veo…
5. MÍSTICISMO: me fue mostrado que…
6. SOCIALES: (trabajo, somos libres, la moda).
CURSO DE FILOSOFÍA CONSCIENTE - 2
EL CIELO DE BERKELEY
¡LA MATERIA NO EXISTE!
MATERIALISMO Vs EMPIRISMO
Se confunde en filosofía EMPIRISMO y MATERIALISMO, se consideran sinónimos, tanto que se
toma al primer materialista de la historia y al primero de la edad moderna como empiristas.
A partir de las ideas de Roger Bacon (1214 -1294), se consideró que la ciencia partía de la
observación de hechos y que de esa observación repetida de fenómenos, se extraían por
inducción (inductivismo materialista ingenuo o empirismo antiguo) las leyes generales que
gobiernan esos fenómenos.
Francis Bacon (1561 – 1626), propuso que esta serie de afirmaciones sean a su vez,
experimentalmente comprobadas o refutadas (Inductivismo o materialismo moderno). Se le
reconoce haber aportado la Lógica al método experimental inductivo. Pero una «lógica del
descubrimiento»: criticó la limitación de la inducción por enumeración simple de observaciones,
que conduce, con frecuencia, a conclusiones falsas al no tener en cuenta los casos negativos.
Para el trabajo científico primero hay que dejar de lado: (a) el respeto extremo a la tradición
cultural y el considerar que la antigüedad de una teoría es la garantía de su solidez científica. (b)
Todas las falacias de las tradiciones sociales que llamaba ídolos y las creencias religiosas.
Segundo: (a) Debe ser grande el número de enunciados observacionales que constituyen la
base de una generalización. (b) Las observaciones deben repetir una amplia variedad de
condiciones y tomar en cuenta todos los casos (c) ningún resultado observacional aceptado debe
entrar en contradicción con la ley universal derivada.
EMPIRISMO
Definición de empirismo: EL EMPIRISMO es la tendencia filosófica que considera la EXPERIENCIA como
CRITERIO VERDAD EN EL CONOCIMIENTO.
Como tal se refiere a la EXPERIENCIA (del gr. empereia): es la experiencia DIRECTA repetida de ciertas
situaciones que nos ofrece un criterio (impersonal) para conocer las cosas (o las situaciones).
El empirismo se caracteriza por dos aspectos fundamentales:
a) NIEGA LA ABSOLUTIZACIÓN DE LA VERDAD o, como mínimo niega que la verdad absoluta sea
accesible al hombre.
b) Reconoce que TODA VERDAD DEBE SER PUESTA A PRUEBA y, a partir de la experiencia, puede
eventualmente ser modificada, corregida o abandonada.
NO SE OPONE de ninguna manera A LA RAZÓN, pero niega la pretensión de establecer VERDADES
NECESARIAS, con el entendimiento, es decir, verdades que valgan de una manera tan absoluta que se
haga innecesaria su verificación o su control.
La mayor parte del tiempo actuamos o pensamos de manera empírica. Esperamos que sucedan las cosas más
por hábito o costumbre o por “LAS COSAS SUCEDEN” que por razonamiento científico. En este sentido, el
EMPIRISMO se contrapone al RACIONALISMO
¿LA POSTURA VIDA COHERENTE ES RACIONALISTA O EMPIRISTA?
JOHN LOCKE
Filósofo inglés, nace cerca de Bristol en 1632 y muere en 1704. Estudió en
Oxford filosofía, medicina y ciencias naturales. Conoció la filosofía de
Descartes. Intervino en la política de su país.
Su Pensamiento: El origen del conocimiento es la experiencia. Sobre ello,
afirma: "Todo cuanto la mente percibe en sí misma o es objeto inmediato de
percepción, o de pensamiento o de entendimiento; a todo esto lo llamo
idea."
• Para él, idea es todo aquello que "pienso, siento y percibo" o lo que en
nuestra época llamamos vivencia.
• La percepción puede ser de dos clases: "Percepción externa mediante
los sentidos o sensaciones, y percepción interna de estados psíquicos o
reflexión." Estas dos operan juntas.
GEORGE BERKELEY
Nació en las cercanías de Kilkenny (Irlanda), en 1685. Cursó sus primeros estudios en su tierra natal, más
tarde vino a América con el propósito de fundar un colegio misionero en las Islas Bermudas.
Su Pensamiento: Berkeley parte de la doctrina de las ideas establecida por Locke. No cree en las ideas
generales, tampoco existe para él la materia. Aduce que "todo el mundo material es sólo representación
o percepción mía. Sólo existe el yo espiritual, del que tenemos una certeza intuitiva“.
Para él no existe la materia. Las cualidades "primarias, como las secundarias, son subjetivas; la extensión
o la solidez, como el color y forma, son ideas, contenidos de mi percepción; detrás de ellas no hay
ninguna sustancia material. Su ser se agota en ser percibidas; este es el principio fundamental de
Berkeley.
Estas ideas proceden de Dios, que es quien las pone en nuestro espíritu; la regularidad de estas ideas,
fundada en la voluntad de Dios, hace que exista para nosotros lo que llamamos un mundo corpóreo
ilusorio. Aquí encontramos de nuevo, por distintos caminos, a Dios como fundamento del mundo en esta
nueva forma de empirismo. Para Descartes, Malebranche o Leibniz, solo podemos ver y saber las cosas
por Dios; para Berkeley, no hay más que los espíritus y Dios, que es quien actúa sobre ellos y les crea un
mundo «material». No solo vemos las cosas en Dios, sino que, literalmente, «en Dios vivimos, nos
movemos y somos».