Download - Cuento El acertijo del mago
La historia que les contaré se
trata de dos amigos que
con su creatividad y amistad
se ganaron el regalo más
maravilloso de sus vidas. Esta
historia ocurrió en un
pequeño pueblo donde
llegó un viejo mago que tan
viejo como los años que
aparentaba tener. Parecía
que tenía unos trescientos
años o más.
Una tarde cuando el sol estaba casi acostándose en el horizonte, un rayo de luz entró por la antigua carpa donde el mago hacía sus trucos de magia. El rayo lo hipnotizó, y en la noche mientras dormía se soñó siendo niño.
Hacía muchos años que el mago no pensaba en aquel tiempo. Recordó cuando salía a la plaza a jugar con sus amigos y amigas, cuando jugaba a la pelota, cuando preparaba jugo con sus amigas y cuando reían todos juntos sin parar.
Lo que más le gustaba cuando niño era contar cuentos e historias, mientras hacían nudos con cuerdas, escondían monedas y las hacían aparecer en otro lugar como lo hacían los grandes magos.
Para la función del día siguiente el mago había preparado algo especial, mil juegos, trucos y adivinanzas para quienes asistieran a ver su espectáculo de ilusionismo.
¡Feliz! El mago estaba a punto de iniciar
su función, esperaba que llegara el
público, estaba expectante. Cuando
eran casi las seis, una enorme fila de
personas esperaba fuera de la vieja
carpa.
En la mitad de la fila estaban los padres
de Sebastián quienes lo habían llevado
después del colegio, y también estaba
Dominga con su mamá y su perro.
Tenían edades distintas y hacían cosas
diferentes, sin embargo, eran muy buenos
amigos.
Dominga, de siete años, desde pequeña le
gustaba ir al colegio. Vivía en un lugar de
Chile al que habían llegado muchos niños y
niñas de otros países y eso le encantaba,
ella era feliz aprendiendo bailes y probando
comidas de otros lugares del mundo.
Sebastián, con nueve a los, era mapuche y
le encantaba a invitar a Dominga y a sus
amigos a su casa.
Les mostraba instrumentos musicales con
sonidos que Domingo adoraba. Así
pasaban las tardes tocando kultrún,
trutruka, y pifilka. Sebastián y también
hablaba mapudungún, les enseñaba el
significado de muchas palabras y les
contaba los secretos ancestrales de sus
abuelos y abuelas.
Él era muy bueno con las matemáticas, le
encantaba leer libros de historia y poesía y
conocía muy bien los derechos de los niños
y niñas.
Junto a su familia, Sebastián y
Dominga esperaban en la fila para
poder entrar a espectáculo del
viejo mago, cuando escucharon
una vos que decía:
¡Atención, atención! ¡Se buscan
niños y niñas que quieran actuar en
el espectáculo del mago!
La voz continuaba
repitiendo la
invitación a
participar cuando
se le ocurrió el él y
Dominga podrían
ser los actores que
buscaban, gritó:
¡Acá, acá…
Nosotros queremos
actuar!
Las personas que estaban en la fila
miraron asombradas a Sebastián,
que gritó con tantas ganas que
todos lo escucharon, pero nadie
dijo nada, pues en ese pueblo las
personas eran tímidas y no estaba
acostumbradas a decir en voz alta
las cosas que querían.
Un ayudante del mago se acercó a sus
familias y les preguntó su estaban de
acuerdo con que Sebastián Dominga
participaran del espectáculo.
Las familias estuvieron de acuerdo, pero
antes de ir a la carpa el ayudante dijo:
Muy bien, pero la niña no puede
participar porque es muy pequeña.
PAUSA 1: REFLEXIONAR CON LOS NIÑOS Y NIÑAS SOBRE LA AUTONOMÍA PROGRESIVA
1. ¿Qué le aconsejarían a las personas del pueblo para que sean menos tímidas y puedan decir en voz alta lo que quieren?
2. ¿Qué le dirían al ayudante del mago para que Dominga pueda participar en el espectáculo?
3. ¿Ustedes creen que los niños y niñas pueden decidir por sí solos cuando quieren participar en alguna cosa? ¿Por qué?
En ese momento la mamá de Dominga
interrumpió para decir: Yo quiero que
Dominga haga lo que siente y lo que la
hace feliz.
Si quiere participar, tiene todo mi
apoyo porque sé que puede hacerlo y
espero que su edad no sea un
problema, ya que veo que este es un
ambiente seguro.
Dominga se puso muy contenta
porque su mamá la apoyó en su
decisión de participar en el
espectáculo del mago.
Así, Dominga y Sebastián entraron
juntos a la carpa del viejo mago.
Cuando estaban frente a él le
preguntaron con mucho entusiasmo:
¿Qué debemos hacer? El mago
Serafín les contestó: Ustedes deberán
responder un acertijo.
Entonces Dominga preguntó: Serafín, ¿entonces vamos a ser actores?
El mago Serafín, acomodándose el corbatín, le respondió que sí con un movimiento de cabeza y continuó diciendo: ¡Qué bien, descifraste el primer acertijo!
PAUSA 2: REFLEXIONAR CON LOS NIÑOS Y NIÑAS SOBRE EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN
1. ¿En qué actividades les gusta participar?
2. ¿Cómo tendría que ser una actividad ara que ustedes quieran participar?
Mientras esto ocurría, todas las personas que esperaban en la fila entraron a la vieja carpa, se sentaron y el espectáculo comenzó.
Sonaron unas trompetas, un redoble de
tambores y aplausos anunciaron la
llegada del mago.
Trucos de carta, conejos, y cuerdas con
nudos acompañaron la primera
aparición de Serafín.
Todos los asistentes estaban impresionados y felices. El próximo número era “la paloma dorada y el acertijo”
El mago mostró un cofre color café de donde sacó un lindo y gran calidoscopio. Miró por uno de sus extremos mientras decía sus palabras mágicas:
¡Caleidoscopio, caleidoscopio, dame las
alas hermosas de la paloma dorada
que vuela sin reposo! ¡ Caleidoscopio,
caleidoscopio, que de mi mano vuele
libre hasta el sueños de los otros!
Y como por arte de magia
la paloma dorada voló
hasta lo más alto de la
carpa, luego comenzaron
a salir enormes burbujas
de jabón que
humedecieron la cara del
público. Como si la magia
de Serafín los tocara en lo
más profundo de sus
corazones.
Al terminar este truco el mago llamó
por su nombre a la pareja amigos
para que subieran al escenario.
¡Un fuerte aplauso para Dominga y
Sebastián quienes voluntariamente
han querido participar!
El mago pidió silencio en la sala
para que prestaran mucha
atención y escucharan el acertijo.
Si lo resolvían les daría un regalo
que se encontraba dentro del
cofre:
Cuatro cosas necesitan para abrir el cofre, una a una,
suman y suman, para conocer la clave y el cofre abrir.
El público, uno a uno, tiene algo que decir.
Ese algo puede ser amor, o algo bueno para tratarte a
ti.
Y el regalo del cofre para todos será al fin.
Al terminar de decir el acertijo, Dominga le dijo a
Sebastián en voz baja: ¡La clave para abrir el cofre es
decir cómo nos deben tratar a los niños y niñas!
Sebastián dijo: ¡Vamos a preguntarle al público!
PAUSA 3: REFLEXIONAR CON LOS NIÑOS Y NIÑAS ACERCA DEL DERECHO AL BUEN TRATO, RESPETO E INCLUSIÓN.
1. ¿Cómo se deben tratar a los niños y niñas para que se sientan bien?
2. ¿Qué deben hacer los adultos para que ningún niño o niña sea dejado de lado?
El público dio su opinión con mucho entusiasmo y
Dominga le respondió al mago: La respuesta al
acertijo es: cuando a los niños y niñas se les trata
bien se puede abrir todo aunque cerrado esté. Lo
que en el cofre guardado está, ¡deseos para todos
cumplirá!
Cuando Dominga terminó de hablar, la tapa del
cofre por arte de magia se abrió. El mago se
quedó en silencio, sonaron ruidos de tambores y
después de unos segundos dijo: ¡Síííí! Esa es la
respuesta.
Con respeto, buen trato y participación toda
dificultad siempre se resolverá. Esa tarde los
dos amigos recibieron un regalo maravilloso:
Participaron en el espectáculo como
deseaban y además pudieron pedir muchos
deseos que el cofre les concedió.
Que todos los niños y niñas
puedan dar su opinión, ser
respetados y respetadas y puedan
participar como ellos hicieron ese
día, ya que fueron muy felices por
tener la oportunidad de hacer
valer sus derechos.
Después de unos días el mago
viajó a otras ciudades y pueblos.
Cuentan que aun sigue haciendo
magia muy cerca de aquí y que
pronto vendrá con un nuevo
acertijo.