Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura en la Escuela Secundaria
PROYECTOS CULTURALES
Clase 1 ¿Qué es la cultura? Y ¿Qué es un proyecto cultural?
¡Buenos días, tardes o noches! Reciban este saludo según el momento que hayan
elegido para llegar a esta primera clase del módulo!
En este espacio, vamos a recorrer varios temas vinculados a los Proyectos culturales.
¿Qué es un proyecto cultural?
Un proyecto cultural no es un proyecto empresarial, aunque se pueda ganar dinero. Un
proyecto cultural es un proyecto que interviene en un determinado segmento de la cultura de
una sociedad con un determinado objetivo: la difusión, la discusión, la reproducción, la
enseñanza, la producción, el incentivo, la polémica. Un proyecto cultural puede ser un Museo,
una Revista, un Centro Cultural, un Teatro, un Festival, una galería de arte, un Centro de experimentación de artes o muchos ejemplos más. Para ello, todo proyecto cultural debe tener
un fundamento estético o cultural identificable, mensurable, una ubicación que determine sus
objetivos: un para qué y un para quiénes, un modo de producción, una modalidad de exhibición y
consumo, y un plan de sostenimiento. Un proyecto cultural tiene un mensaje, una idea que busca transmitir, un pensamiento que quiere comunicar.
El Museo Nacional de Bellas Artes de la Argentina nació en el año 1895 pero, cuando en 1956,
Romero Brest es nombrado interventor, la estrategia se orientó a defender la autonomía del arte.
“El error fundamental es considerar el arte como instrumento de conocimiento y de lucha”, dice Romero Brest, y la orientación que le dió a su política dentro del Museo -y que luego se va a
hacer más enfática en su dirección del Instituto Di Tella- tenía que ver con este mensaje.
Este ejemplo -sobre el que vamos a volver en próximas clases- pone en evidencia las ideas que
residen detrás de todo proyecto cultural; este “para qué” y “para quiénes” al que nos referimos anteriormente, el mensaje que subyace a toda intervención en el campo de la cultura.
Saber leer el campo cultural es fundamental para poder definir de qué forma se quiere intervenir
en el mismo. Un emprendimiento de estas características define su identidad de acuerdo a los
agentes con los que se relaciona, dialoga o se opone.
Si bien estas ideas y reflexiones van a articular nuestro programa, es importante saber que todo proyecto cultural nace a partir de un diálogo, un vínculo -explícito o implícito- con el medio
con el cual se relaciona.
De ahí la necesidad de estudiar algunos proyectos históricos de la Argentina como la revista Martin Fierro, la revista Sur, el Instituto Di
Tella o El Parakultural en la década de 1980. Todos esos proyectos
significaron una intervención definitiva en el campo cultural,
instauraron una identidad específica, dejaron un legado y fundaron una tradición.
Proyectos más contemporáneos nos dejan
leer, por otro lado, un estado actual de la cultura, con sus problemas y sus alternativas
y nos definen nuevos campos de acción.
Proyectos de intervención social, como la
Revista Hecho en Buenos Aires, una revista de alta calidad periodística que es vendida por gente en situación de calle y que supone toda una
política de inserción social; o el Proyecto Venus que supone un
desplazamiento de la obra de arte como objeto cerrado a una red de
conexión artística y social donde el énfasis no está puesto en la obra de
arte en sí, sino en cómo circulan los objetos y se tienden nuevas redes y nuevas formas de sociabilidad. En esa misma dirección funciona el
proyecto Bola de nieve como nueva red para la circulación del arte visual, o la
revista Ramona, proyectos a los que haremos mención más adelante.
Otra reflexión que cabe en este primer intercambio tiene que ver con la historia argentina y sus diferentes crisis que influyeron de manera decisiva en el estado del campo cultural.
¿Cómo se gestionan los proyectos en la Argentina?
Si nos hacemos esta pregunta, no podemos dejar de pensar en las relaciones entre el Estado y
los artistas, y entre el Estado y los agentes culturales. Estados, privados, universidades y
artistas, todos ellos conforman una red que hace posible o no la cultura y las artes. Un
debilitamiento de la intervención del Estado en el campo cultural reconfigura toda la situación. Por otro lado, un incentivo enfático del Estado en el campo cultural reacomoda de manera
decisiva la cultura y las artes.
Pensemos el caso europeo.
En los países de Europa, como Francia o Alemania, existió y existe una fuerte intervención del Estado en el campo del arte en todos sus niveles: Teatros con elenco estable y repertorio
semanal, museos de alta calidad artística y programación de vanguardia, recuperación de zonas
urbanas en decadencia a partir de intervenciones culturales inéditas; subvenciones anuales para
los artistas, becas y agencias de promoción del arte nacional en el mercado internacional. Esa política cultural significa la instalación del arte de esos países en el mundo, la difusión de su
cultura y permite armar una red profunda, que es la red cultural.
Por el contrario, países como Estados Unidos subvencionan su cultura a partir de la inversión de
los privados. La conciencia de las empresas nacionales que consideran al arte y la cultura como un elemento central del desarrollo del país hace que inviertan en su sostenimiento, de manera
que el Estado cumpla un rol pequeño en comparación a la inversión que hacen los privados.
Son ejemplos sobre los que volveremos en nuestras clases, pero son líneas de pensamiento que
valen la pena introducir para ir generando una reflexión en este objeto de estudio que son los proyectos culturales.
En principio, en nuestras dos primeras clases, vamos a trabajar conceptos centrales en relación a
la cultura y autores de mucha relevancia en el siglo XX, que sirvieron para pensar este problema
-como Raymond Williams, Pierre Bourdieu y, más contemporáneo, Reinaldo Laddaga-. También vamos a recorrer otros textos como Términos de sociología de la cultura, compilado por Carlos
Altamirano y otros autores destacados. Estos textos nos van a servir como marco general para
pensar experiencias culturales importantes.
Raymond Williams tiene un libro fundamental dentro de los Estudios Culturales llamado Marxismo y literatura. Pierre Bourdieu tiene otro estudio fundamental llamado Las
reglas del arte que fue un texto central en las discusiones sobre cultura del siglo XX. En estas dos
primeras clases, vamos a pensar entonces varias de las ideas que proponen estos autores.
Por otro lado, como ya hemos mencionado, el módulo va a recorrer un arco de proyectos
culturales, desde proyectos del pasado -que son pensados como históricos por la relevancia que tuvieron en su contexto y, a su vez, porque iniciaron un nuevo modo de hacer cultura- a
proyectos contemporáneos, que nos permitan pensar nuestro contexto y cuáles son las
coordenadas culturales y los problemas con los que se enfrenta un proyecto de este orden en el
presente.
En términos de proyectos históricos nos referiremos, por ejemplo, a la revista Martín Fierro,
propuesta constituida en el seno de la vanguardia rioplatense, que reunió a los principales
artistas de la década del veinte, el proyecto del Instituto Di Tella, alrededor del que gravitaba la
vanguardia de los ‘60 en Buenos Aires. En el presente, nos interesa estudiar proyectos abordados por gestores culturales contemporáneos (editoriales independientes como Eterna Cadencia o
museos contemporáneos con intervenciones decisivas: Malba o Macro en Rosario, proyectos
colectivos de intervención, CIA, Proyecto Venus o Bola de nieve , Carne y hueso , Piedra Buena,
Hecho en Buenos Aires o Las sin futuro), con el fin de conocer y comprender los componentes prácticos y simbólicos de estos proyectos.
Diferentes definiciones de cultura
¿Qué es la cultura?
Vamos a trabajar sobre una breve historización del término cultura y algunas ideas de pensadores muy importantes, cuyos aportes fueron fundamentales para la discusión de los
Estudios Culturales.
Pensemos: ¿por qué esta pregunta es importante? Es importante porque en todo proyecto
cultural subyace una concepción de una cultura determinada.
“Podemos decir que la cultura es una práctica configuradora de subjetividades. La
publicidad, por el contrario, es la práctica para subjetividades configuradas (tallarines para
familia tipo de clase media, por ejemplo, o desodorante para mujeres jóvenes y profesionales). En ese caso, la publicidad se dirige a un tipo de sujeto previamente configurado. En cambio, la
cultura configura a los sujetos. Asimismo, la cultura es configuradora de identidades
colectivas: se habla de la cultura porteña –el tango por ejemplo- y también se habla de una
cultura nacional. Un proyecto cultural se inserta en un espacio mucho más amplio y, muchas veces, del modo en
que se inserte dependerá su sustentabilidad, su posibilidad de subsistir y expandirse. La forma
en la que un proyecto cultural se inserta determina cómo define su identidad y transmite
su mensaje”.
Pensemos, por ejemplo, en el caso del Museo Proa en la Boca.
Su nombre ya implica toda una definición de principios.
Proa es la parte delantera de una nave, la parte que corta las olas; proa alude así al avance, al progreso.
Ubicado en la Boca, frente al río, el Museo Proa mira, por
un lado, al exterior y, al mismo tiempo, busca lo nuevo. La
Boca es uno de los barrios más tradicionales de la capital
porteña y, al mismo tiempo, un espacio histórico vinculado al comienzo de nuestra cultura, ya que las olas
inmigratorias dejaron una fuerte huella en ese lugar. Establecer un museo de arte de vanguardia
justo en ese espacio, supone toda una declaración de principios: asumir la identidad cultural
argentina, mirando al futuro y generando lazos fuertes con la cultura internacional. Eso lo podemos ver en su programación, que siempre se vinculó a los movimientos de vanguardia del
siglo XX y XXI. Con este ejemplo, podemos ver cómo un proyecto cultural se inserta en un
contexto mayor en todos los niveles de sentido: en su nombre, su emplazamiento, el diseño de
su imagen. Todo traduce ese “mensaje” que venimos señalando.
La actividad propuesta para esta clase -que van a encontrar más adelante- tiene que ver,
justamente, con esto: con poder leer e identificar estrategias de inserción de proyectos
culturales.
La cultura no solo configura subjetividades sino que promueve unos determinados valores y no otros. (Por ello es muy diferente de un proyecto económico, aunque puede generar ganancias,
claro).
Raymond Williams,la figura más decisiva de la Escuela de Birmingham, revisa el estudio de la cultura desde una perspectiva marxista pero, justamente, cuestionando los conceptos ya
cristalizados por el marxismo en su lectura de la cultura como base y superestructura,
mediación, determinación, etc. Williams escribe Marxismo y Literatura en el año 1977, año en el
que identifica un momento de crisis, una conmoción de la experiencia, una ruptura del sentido de la historia, que nos obligan a retroceder desde una posición que parecía positiva y útil. Esta crisis
que reconoce Williams será de la que partirá luego Reinaldo Laddaga para presentar su tesis
sobre las estéticas de la emergencia, texto fundamental para pensar la cultura del presente.
En Marxismo y Literatura, Williams define a la cultura como una forma de vida global, entrelazada con el modo en que ella es experimentada por los agentes sociales. La cultura es una
forma de vida en común. Pero dentro de ese concepto abarcador, Williams diferencia tendencias
de acuerdo a cada período histórico, y aquí se encuentra el aporte fundamental que descubrimos
en este libro. ¿Cuáles son esas tendencias? Williams complejiza una cultura a partir de la presencia de elementos dominantes (los hegemónicos dentro de la
sociedad), residuales (aquellos que provienen de períodos pasados pero que aún se mantienen
relativamente activos) y elementos emergentes. Sobre estos conceptos vamos a volver la
próxima clase.
Veamos la historia de otros tres conceptos fundamentales: sociedad, cultura y economía.
¿Por qué es importante revisar la terminología?
Porque son conceptos relativamente recientes que tienen que ver con las formas de vida que se
establecieron a partir del siglo XIX.
Dice Raymond Williams:
Sociedad, economía, cultura: cada una de estas áreas, tomadas ahora como
concepto, es una formulación histórica relativamente reciente. Sociedad era una activa hermandad, camaradería, un hacer común, antes de convertirse en la descripción de un orden o
sistema general. Economía era el manejo del hogar y, luego, el manejo de una comunidad, antes
de convertirse en la descripción de un determinado sistema de producción, distribución e
intercambio. Cultura, antes de estos recorridos, era el cultivo y el cuidado de cosechas y animales y, por extensión, de las facultades humanas. Estos conceptos sufrieron importantes
transformaciones durante su breve historia. Así, Sociedad, con su énfasis puesto en las
relaciones inmediatas, era una alternativa consciente a las rigideces formales heredadas y luego
impuestas del orden: un Estado. Economía, con el énfasis puesto en el gerenciamiento, era un intento consciente para comprender y controlar un conjunto de actividades que habían sido
tomadas, no solo como necesarias, sino como dadas. Cada concepto, pues, interactuó con una
historia y una experiencia cambiante. Y, de hecho, el concepto de Sociedad se convirtió también
en algo abstracto y sistemático. Fueron necesarias nuevas descripciones para la sustancia
inmediata que la Sociedad eventualmente excluía. Por ejemplo, lo Individual, que fue configurándose como algo opuesto a la Sociedad (Williams, pág. 23)
Hacia el siglo XVIII, aparece un nuevo concepto: civilización. Dicho término expresaba dos
sentidos históricamente vinculados: un estado adquirido, que podía ser contrastado con la
barbarie, pero también un estado alcanzado de desarrollo. La civilización se encuentra
fuertemente asociada a todo el proceso de racionalización que se desarrolla a partir del siglo XVII y que se consolida en el XVIII con el proyecto de la Ilustración
La civilización, con todos los problemas que podemos adosarle (racismo, explotación,
exclusión), recibió críticas desde dos posiciones. Por un lado, se reconfiguró la idea de cultura,
que ofrecía un sentido diferente del crecimiento y del desarrollo humano (podemos observar que este modo de pensar la cultura como crítica de lo social todavía sigue vigente) y, por el otro, la
idea de socialismo, que ofrecía tanto una crítica social como una alternativa a la civilización. En
relación a la cultura, una de sus críticas consistía en cuestionar a la civilización como superficial,
artificial. Este cuestionamiento, que parte de Rousseau y atraviesa todo el movimiento romántico, echó las bases de una importante alternativa al sentido de cultura como un proceso
interno o espiritual distinto de un desarrollo externo.
En Las penas del joven Werther, Goethenos muestra
ese concepto de cultura romántica que se oponía a los principios racionales de la civilización: la inspiración
del artista que se aparta de lo social para crear su
obra, la conexión con la naturaleza, la búsqueda de una
armonía con el entorno y la puesta en valor del pueblo y sus costumbres. Todo ello se oponía al proyecto
racional de la civilización y a su idea de progreso en
términos generales y abstractos.
El efecto de esta alternativa que leemos en Goethe y en los románticos era el de asociar la cultura con la
religión, el arte, la vida personal y familiar, como algo
distinto o, en realidad, opuesto a la civilización o a la
sociedad en sus nuevos y abstractos sentidos (la sociedad como el lugar de lo impersonal). Fue en este
sentido que cultura -como un proceso general
de desarrollo interno- se fue extendiendo hasta poder
definirse como una clasificación general de las
artes, la religión y la institución, la práctica de significados y valores. Su relación con la sociedad
fue, pues, problemática, ya que eran instituciones
sociales pero se pensaban como distintivas de lo social.
El énfasis religioso se debilitó y fue sustituido por lo que, en realidad, era una metafísica de la subjetividad
y del proceso imaginativo. Cultura, o más
específicamente arte y literatura, eran vistas como el
más profundo registro, el más profundo impulso y el más profundo recurso del espíritu humano. Destacamos aquí una concepción del arte que perdura: la idea del genio, de la inspiración, del
talento individual que antes mencionamos.
Extraída de:
https://commons.wikimedia.org/wiki/
Category:Die_Leiden_des_jungen _Werthers
La civilización, mientras tanto, también continuó con sus transformaciones: el desarrollo de la sociedad industrial, sus conflictos políticos y sociales -la revolución de 1848 en París, las huelgas
por mejores condiciones laborales-.
Civilización, durante el siglo XIX, comenzó a ser un término ambiguo que denotaba, por
un lado, un costado luminoso y un progresivo desarrollo; por el otro, un término oscuro, que escondía miserias y explotación.
Desde el punto de vista de Javier Auyero, (expresado en “Cultura”, Términos críticos de
sociología de la cultura (2002), pp. 35), la importancia de la cultura se vuelve fundamental a la
hora de entender la emergencia y el curso de los movimientos sociales, y de otras formas de acción colectiva.
Hay algunos libros fundamentales del siglo XIX, que nos muestran esa zona oscura de la
civilización. Uno de ellos es Frankenstein,de Mary Shelley, donde vemos lo que podríamos
llamar “el lado B” del proyecto civilizatorio: el avance de la ciencia volviéndose contra el hombre. El otro libro que puede servir como una interesante referencia en este sentido es El corazón de
las tinieblas, de Joseph Conrad. Ahí vemos cómo, en nombre de los valores de la civilización, se
desarrollaron los imperios que ocuparon, colonizaron y sometieron a la más profunda esclavitud a
los pueblos en pos de obtener solo un beneficio económico para los países de Europa Central.
Es decir, tendríamos tanto una aparición y un desarrollo del concepto de CIVILIZACIÓN como del concepto de CULTURA.
Veamos otras definiciones de cultura a partir de la perspectiva de pensadores fundamentales,
como lo son Durkheim, Marx y Weber -analizados por Javier Auyero-, pensadores centrales en el
corazón de los Estudios culturales.
Durkheim: la sociedad se mantiene unida como tal por el lazo de las ideas, no por una relación
material. Estas ideas no son propiedades individuales sino que conforman una conciencia colectiva que se transforma con el paso del tiempo.
Marx: el énfasis está puesto en la conciencia como un reflejo invertido de la
realidad. Encontramos en ellos a un Marx preocupado por las mistificaciones que esconden el
verdadero carácter de la realidad social y las distorsiones culturales que ocultan las
contradicciones societales.
En La ideología alemana Marx establece las relaciones que existen entre las prácticas y las
ideas: la práctica determina la cultura, la conciencia y la ideología.
“La producción de ideas, de concepciones, de conciencia, está entretejida con la actividad material de los hombres, el lenguaje de la vida real”.
Así, manifiesta que “el hecho es, pues, el siguiente: determinados individuos, que actúan productivamente de un modo determinado, contraen estas relaciones sociales y políticas
determinadas. La observación empírica tiene que mostrar la conexión de la estructura social y
política con la producción. La estructura social y el Estado proceden constantemente del proceso
vital de determinados individuos; pero de estos individuos, no como ellos puedan aparecer en la imaginación propia o ajena, sino como son realmente, esto es, tal como actúan, tal como
producen materialmente; por tanto, tal como actúan bajo determinados límites, supuestos y
condiciones materiales, independientes de su arbitrariedad. La producción de las ideas, de las
representaciones, de la conciencia, está primero directamente enredada en la actividad material y en las relaciones materiales de los seres humanos, lenguaje de la vida real. El
representar, el pensar, las relaciones intelectuales de los seres humanos aparecen aquí todavía
como emanación directa de su comportamiento material. Lo mismo puede decirse de la
producción intelectual, tal como se presenta en el lenguaje de la política, de las leyes, de la moral, de la religión de la metafísica, etc., de un pueblo. Los seres humanos son los productores
de sus representaciones, ideas, etc., pero los seres humanos reales, activos, tal como están
condicionados por un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas y de las relaciones que
les corresponden, subiendo hasta sus más grandes formaciones. La conciencia nunca puede ser
otra cosa sino la existencia consciente, y la existencia de los seres humanos es su proceso vital real”. (Marx, pág. 49).
Ideología
La ideología significa representaciones ilusorias de la práctica, y la ilusión emerge del marco en
el cual se desarrolla la práctica en las sociedades capitalistas: la lucha de clases. Por el hecho de que representan el interés de la clase dominante, estas ideas ocultan las contradicciones
sociales, por lo cual la ideología se define en su relación con las contradicciones y los intereses de
clases y no con la verdad.
La categoría de fetichismo de la mercancía, que implica el proceso de extrañamiento de las mercancías respecto de sus orígenes humanos (lo que las torna misteriosas, opacas, objetos
extraños) y el surgimiento de un nuevo tipo de subjetividad -una subjetividad fetichizada- lleva a
percibir la ideología como lo que impregna la totalidad de la cultura, la conciencia y todas las
esferas vitales.
Weber
Para Weber, la cultura aparece como el motor de las prácticas, en particular del comportamiento económico. La doctrina calvinista
crea un marco mental que alienta el comportamiento racional y
ascético; la doctrina de la predestinación canaliza el deseo de
La ética
protestante y el espíritu del
capitalismo.
salvación en la conducta terrenal cotidiana, lo que produce el autoexamen y la autorreflexión constantes.
En palabras de Weber: “La ética económica de las grandes
religiones”. Los seres humanos, dice, están motivados por intereses materiales e ideales. ¿Quién gobierna la práctica de los hombres y
de las mujeres? No las ideas, no los valores, sino los intereses
materiales e ideales (el deseo de salvación). Sin embargo, las ideas
determinan los canales por los cuales la acción se ve empujada por la dinámica del interés. Así, si bien los intereses constituyen el
motor de la acción, las ideas definen las metas a las que los
hombres buscan llegar y los medios para hacerlo.
Tenemos otros conceptos que se fueron desprendiendo de la idea de cultura: cultura de masas, cultura popular, cultura urbana, culturas locales. Todos estos términos los iremos revisando en el
desarrollo de nuestras clases.
Más adelante, volveremos a revisar conceptos teóricos pero, aquí, vamos a pasar a otro tema:
pensaremos la cultura en su marco, en ese contexto importantísimo que es indispensable a la
hora de idear cualquier proyecto cultural.
La cultura en acción
Con cultura en acción nos referimos a los diferentes factores que son imprescindibles al momento de pensar en cultura y en la constitución de proyectos culturales. Veamos el siguiente
concepto trabajado por Andrea Giunta en su texto Sociología del Arte”, texto que se centra en
el campo de las artes visuales. Andrea Giunta se refiere al concepto de redes cooperativas y
menciona a Howard Becker (1982), quien sostiene que el prestigio y los valores artísticos resultan de un conjunto de actividades cooperativas que constituye lo que denomina mundos del
arte. En vez de analizar la figura del artista, Becker va a trabajar con las redes cooperativas a
partir de las cuales el arte existe.
Estas redes cooperativas se establecen y sostienen a través del tiempo por medio de un complejo proceso de selección que compromete a todos aquellos que participan de las redes de actividades
colectivas dentro de las que se produce, circula y se consume el arte. Redes cooperativas a
través de las cuales el arte existe (desde los materiales que utiliza el artista hasta las tareas que
realizan los críticos, coleccionistas, los marchands, los museos, los curadores); por ejemplo, la
venta de la pintura de Picasso, que supone acuerdos de estas redes que hacen posible esa negociación.
Hasta el siglo XV, la figura del artista como un ser especial, portador de un talento, de un don,
no existía. Luego se da el pasaje del artesano al creador. Aquí influyó mucho la perspectiva del
romanticismo que antes mencionamos cuando nos referimos a la historización del término cultura.
La idea del artista como genio y de la obra como objeto especial genera un valor económico marcado por la excepcionalidad.
Por otro lado, el trabajo de los artistas se distribuye. Hay un sistema de galerías -la selección de
los artistas define la línea estética de la galería- y relaciones de patronazgo. Luego están los
críticos, los coleccionistas y el público. Todos estos elementos arman las redes cooperativas del arte.
Veamos un ejemplo que vamos a estudiar en las clases futuras: el Instituto Di Tella en la
Argentina, en la década del ‘60. Torcuato Di Tella, dueño de la fábrica de autos y de
heladeras Siam Di Tella, inició una colección para consolidar socialmente su éxito industrial. Pero cuando su hijo la continuó, los objetivos de la colección se reformularon: en lugar de comprar
obras de maestros antiguos, Guido Di Tella se concentró en los artistas internacionales y
argentinos contemporáneos más conocidos. La colección, dice Andrea Giunta, “se concibió como
un dispositivo capaz de incidir en el proyecto de desarrollo de la Argentina de la década de 1960. El arte fue entendido como expresión de un país en vías de desarrollo, que podía transmitir esta
imagen en el exterior, colaborando en el clima de confianza y entusiasmo nacional e
internacional”[1]. Los premios internacionales y nacionales del Instituto Di Tella convocaban
como jurados a los curadores internacionales más importantes buscando, de esta manera,
consolidar la imagen internacional del país y difundir el arte argentino en el mundo.
Museos
Según Andrea Giunta, los museos son instituciones que legitiman las producciones estéticas, las
conservan y las difunden. Son lugares visibles del poder y factibles de análisis empíricos. La idea
de una institución que dispone de un espacio para preservar y exhibir una colección ante el público fue establecida por Denis Diderot en la Encyclopédie (1765), donde trazaba un esquema
de un museo nacional para Francia.
“En tanto legitiman, establecen y difunden valores, los museos son espacios de poder: conservan colecciones que pertenecieron a la monarquía, a la iglesia y a la burguesía. También conservan
botines de guerra, objetos obtenidos por la conquista, el saqueo, la destrucción de las
civilizaciones. Permiten, en este sentido, trazar un mapa del poder imperial y de los valores sobre
los que se constituye la cultura de Occidente. Los museos históricos se vinculan a la formación de los estados nacionales, ya que reúnen imágenes y objetos simbólicos sobre los que se constituye
el repertorio iconográfico de la nación. Pero los museos no solo exhiben: también construyen un
relato en imágenes. El orden de las imágenes y de las salas del museo es un discurso ideológico
desplegado sobre las paredes: constituyen relatos de la historia del arte y la cultura de
Occidente, de las naciones, del arte moderno. Son espacios de tensión entre lo público y lo privado, entre lo nacional y lo internacional, entre el estado y los capitales privados, entre
diferentes formas de la cultura. Los museos consolidan valores del mercado” (Giunta, Términos
de Sociología de la cultura, pág. 2) .
En este sentido, se pueden pensar distintos museos con distintos objetivos. Ya mencionamos al Museo Proa de la
ciudad de Buenos Aires; otro ejemplo que vamos a visitar
es el Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) de la
ciudad de Buenos Aires o podemos pensar lo que significa el Museo del Louvre para Paris y cómo influyó su
colección y su emplazamiento para convertir a la capital
de Francia en la capital de la cultura occidental durante
todo el siglo XX. Esto nos lleva a una nueva reflexión en términos de la relación de la cultura y la ciudad.
Los invitamos a que nos acompañen a un tour virtual por el Museo del Louvre
Veamos ahora el siguiente material didáctico sobre la Red de la Cultura: Ciudad,
Estado y Privados.
Conclusión
En esta primera clase, hemos definido cuestiones básicas de un proyecto cultural. Para ello, tuvimos que investigar la historia del término cultura y conceptos parientes que son
fundamentales para pensar este término en el presente. Por otro lado, vimos con qué dialoga un
proyecto cultural y cuáles son los aspectos para pensar la cultura en acción: la ciudad, los
financiamientos y también ejemplos de proyectos culturales como los museos. Estos elementos presentados se van a ir desarrollando a lo largo del módulo, pero es importante retener este
recorrido para poder profundizar en las ideas que atraviesan los proyectos culturales, cuáles son
las cosas a tener en cuenta y cómo leer la cultura.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Altamirano, Carlos (2002) Términos Críticos de Sociología de la Cultura.
Buenos Aires, Paidós. Marx, Karl (2005) La ideología alemana y otros escritos filosóficos. Madrid,
Losada.
Williams, Raymond (1980) Marxismo y Literatura. Barcelona, Península.
ACTIVIDADES
Durante esta clase -y las dos próximas- trabajaremos colaborativamente en el análisis de
un proyecto cultural.
Los proyectos propuestos son los siguientes:
Sur Ramona
Ecuhni
Malba
Bafici Hecho en Buenos Aires
¿Cómo participarán?
A cada uno/a de ustedes se les asignará un grupo de análisis. Encontrarán -dentro del
proyecto asignado- su nombre y apellido.
Los grupos no serán mayores a 7 personas.
Una vez conformados los grupos, se habilitarán los espacios de trabajo. Van a disponer
de dos recursos: las wikis y los foros grupales.
Identificarán sus espacios de intercambio porque estarán nominados por el proyecto
elegido:
Foro Sur – Wiki Sur Foro Ramona – Wiki Ramona
Foro Ecuhni – Wiki Echuni
Foro Malba – Wiki Malba
Foro Bafici – Wiki Bafici Foro Hecho en Buenos Aires – Wiki Hecho en Buenos Aires
¿Cómo se utilizan estos recursos?
El foro es el espacio de comunicación con los/as compañeros/as donde arribar a acuerdos,
discutir orientaciones, compartir miradas, recursos, opciones que suscite la consigna. La
participación y el intercambio fluido es la clave para que el espacio funcione. Deben trabajar solo en su foro asignado.
Esos acuerdos los podrán ir volcando a la wiki, que tiene todas las funciones de un
procesador de texto. Allí todos/as podrán editar los contenidos para producir
un documento grupal.
Consigna
Una vez habilitados los foros, iniciarán el proceso de análisis atendiendo a la siguiente consigna:
1. Describan brevemente las características del proyecto elegido: fecha de inicio, fecha
de finalización (si hubiera finalizado), emplazamiento y/o soporte, su
funcionamiento y organización, etc. 2. Busquen información (web, notas de diario, visita).
3. Analicen los modos en que el proyecto desarrolló sus estrategias de inserción y
sustentación: modo de presentación, difusión, política de ingresos, política de
comunicación, diseño de marca, gráfica (todos estos datos suelen estar expuestos
en las definiciones de los proyectos. En la web los podemos encontrar como “Nosotros”, “Misión”, “Visión”). Para leer “formas de financiación”, por ejemplo,
piensen en los logos que aparecen en los proyectos (otras fundaciones que apoyan)
o la publicidad, o si es un proyecto del Estado o el proyecto de una empresa.
Recuerden que esta es la primera parte del análisis, ya que este se completará con las consignas que recibirán en las dos próximas clases.
Para tener en cuenta:
- La participación en el foro es una parte importantísima del trabajo. Por lo tanto, se espera
que todos/as participen con aportes significativos respecto a las discusiones, propuestas y
contenidos conceptuales. La información aportada en el Foro (webs, notas de diario, notas de revistas) debe haber sido leída y seleccionada por su pertinencia (es decir, tener un
encabezado que explique la razón por la que se comparte ese documento). De esta manera, el
concepto queda presentado para el grupo.
- El contenido de la wiki es social, lo que implica que todo/as pueden editarlos más allá de
quien haya sido su autor (previa discusión en el foro)
[1] Giunta, Andrea. “Sociología del Arte” en Términos críticos de sociología de la Cultura. Buenos Aires,
Paidós, (2002) pp. 9.
Cómo citar este texto:
Instituto Nacional de Formación Docente (2015). Clase 1. ¿Qué es la cultura? Y ¿Qué es un proyecto
cultural?. Proyectos Culturales. Especialización Docente de Nivel Superior en Enseñanza de Escritura
y Literatura en la Escuela Secundaria. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.