Cuadernos educativos de la CND
LA DANZA EN PUNTASCOMPAÑÍA NACIONAL DE DANZA DE ESPAÑA
Dirección: José Carlos MartínezTextos y selección de imágenes © Elna Matamoros, 2015Compañía Nacional de Danza de España. Todos los derechos reservadosMaquetación: Anabel PovedaISBN: 978-84-9041-161-2NIPO: 035-15-004-3 M-32252-2015
Imagen de portada: Natalia Muñoz en In the Middle, Somewhat Elevated © Jesús Vallinas para la CND, 2014
Agradecimientos: Amaia Astuy, Sharon Redhead, Sophie Simpson y Beth Shivers de Freed of London, Alicia González de Lladró, ICARE, ÁngelMartínez Sánchez, María Muñoz, Giulia Paris, Giada Rossi y Nandita Shankardass, así como los autores de las fotografías, citados en los créditos
Los cuadernos de la Compañía Nacional de Danza, como parte de su proyecto de actividades educativas, son posibles gracias al apoyo de laFUNDACIÓN LOEWE
Prohibida su reproducción total o parcial sin mencionar su procedencia
Impreso por BOE / Imprentas del Boletín Oficial de Estado
Compañía Nacional de DanzaPaseo de la Chopera, 428045 MadridTLF: +34 91 354 50 53http://cndanza.mcu.es
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LAS PUNTAS
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Marie Taglioni
Marie Taglioni había preparado su debut en la Ópera de París con esmero; bailaría junto a su hermanoPaul una pieza que su padre, Filippo, había creado para la ocasión. Tras meses de ensayo en Viena, dondevivían, habían incorporado ciertas acrobacias que Filippo había visto ejecutar con cierta torpeza a labailarina Amalia Brugnoli, pero que él confiaba en poder incorporar con habilidad a las cualidadeselegantes y etéreas de su hija.
A su llegada a París, Marie y Paul Taglioni corrieron a visitar a su antiguo Maestro en París, el célebreJean-François Coulon, para pedirle sus últimas recomendaciones; Coulon quedó tan impresionado con lacoreografía de Filippo que les aconsejó mantener la pieza en secreto hasta el día del estreno. En losensayos, Marie “marcó” su variación -esbozando los pasos en ropa de ensayo- ante la orquesta y los demásbailarines, y el día antes del estreno la bailó en silencio únicamente ante el director de orquesta, a fin deque conociera el tempo adecuado.
Así, el 23 de julio de 1827, Marie Taglioni interpretó su solo en el ballet Le Sicilien (El siciliano) sobre elescenario de la Ópera de París y el público descubrió algo que cambiaría para siempre el desarrollo delballet académico: la danza en puntas.
EL PÚBLICO DESCUBRIÓ ALGO QUE
CAMBIARÍA PARA SIEMPRE EL
DESARROLLO DEL BALLET ACADÉMICO:LA DANZA EN PUNTAS
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En pun
tas
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Bailarina en puntas
Es difícil separar la imagen de una bailarina de suscaracterístico tutú y zapatillas de punta. Laspinturas de Degás o las populares esculturas deporcelana de Lladró muestran bailarinas que calzanzapatillas discretas que anudan alrededor del tobilloy sobre las que -casi misteriosamente- se elevan delsuelo. Las bailarinas, como las zapatillas, hancambiado mucho desde su aparición sobre losescenarios, pero su esencia de admiración yelegancia permanece inalterable. Hoy, sin embargo,una bailarina clásica gira, salta, se mantiene enequilibrio tanto como desea y cruza el escenario atoda velocidad sobre las puntas gracias a unatécnica específica que se aprende en las escuelasde ballet y que nada tiene ya de frágil o tormentoso.Una bailarina en puntas, en la actualidad, no sólo haaprendido a prescindir del tutú, sino que es tambiénun símbolo de fortaleza, como si se atreviera adesafiar las leyes de la física con la seguridad dequien se sabe protegido por la maestría de un parde siglos.
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Porcelana
Cuando Marie Taglioni bailó sobre las puntasde sus pies, no hizo nada que otras bailarinasno hubieran intentadoanteriormente.Buscando aparentaringravidez, el coreógrafofrancés Charles-LouisDiderot creó su balletFlore et Zéphire (Flora yCéfiro, 1796) en el quelos bailarines cruzaban el escenario volando-colgados de unos cables casi invisibles parael público- y en una revisión posterior de lamisma obra, en 1813, la bailarina GenevièveGosselin apareció elevada de puntas; de ellasabemos que consiguió mantenerse en puntasdurante cerca de un minuto antes de 1820.Otra bailarina, Fanny Bias, apareció retratadatambién en puntas en un grabado de 1821. Sinembargo, estas bailarinas no habíanconseguido más que una pura demostraciónacrobática que dejaba entrever, por su falta deencanto, el tremendo esfuerzo de su hazaña.
Lo que Taglioni logró fue que la novedadestuviera, además, integrada perfectamente
en la dramaturgia y la estética de las piezasque interpretaba, mucho más allá de
mantener una serie deposturas estáticassobre las puntas de suspies.
Con El ballet de lasmonjas (1831) en laópera Robert le diable
(Roberto el diablo) de GiacomoMeyerbeer, los espíritus femeninosaparecieron sobre el escenario bailando enpuntas. Los fantasmas de monjaslibertinas liderados por Marie Taglioniinauguraron el periodo del ballet blanc(ballet blanco) gracias también laincorporación de la luz de gas en el teatroy acercaron a Filippo Taglioni aún más alballet que definitivamente encumbraría asu hija… y a la danza en puntas: LaSylphide (La sílfide, 1832). A partir de ahí,ejércitos de fantasmas femeninosprotagonizaron decenas de ballets queesperaban ansiosos criaturas capaces dehacernos creer que volaban.In
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FANTASMAS FEMENINOS
PROTAGONIZARON DECENAS DE
BALLETS QUE ESPERABAN ANSIOSOS
CRIATURAS CAPACES DE HACERNOS
CREER QUE VOLABAN
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In the Night
Balle
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Sonatas
Sílfides como en La Sylphide, willis como en Giselle(Coralli/Perrot, 1835), náyades como en Napoli(Bournonvile, 1842), dríadas en Don Quijote (Petipa,1869) y tantas otras criaturas que flotaban en aireo agua requerían las aportaciones de la reciéndescubierta danza en puntas. Los coreógrafosllenaron sus ballets de pequeños pasos que lasbailarinas poco a poco perfeccionaban mientrasaprendían una nueva técnica que los maestros deballet incorporaron de inmediato en sus clases.
Los artistas gráficos, cómo no, llegaron más allá. Enlos retratos -óleo, carboncillo, grabado…- nuestrasheroínas aparecen más frágiles aún que los purosespíritus que representaban, y es frecuente verlasrepresentadas sobre unos pies minúsculos que
terminan en punta, rozando las flores o directamenteflotando descalzas sobre la naturaleza. Nada más lejosde la realidad; las bailarinas necesitaban unaszapatillas sólidas sobre las que sostener el peso de sucuerpo, unos dedos fuertes con articulacionesendurecidas por el ejercicio disciplinado… ycoreógrafos que entendieran las limitaciones de suextraordinario descubrimiento.
Con las puntas, la mujer inauguró una hegemoníaabsoluta y casi dictatorial sobre los escenarios queduraría hasta bien entrado el siglo XX, cuando losbailarines rusos dieron otra vuelta de tuerca a suforma de bailar y la bravura masculina supusierauna justa réplica a la femineidad de la danza enpuntas.
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CON LAS PUNTAS, LA MUJER INAUGURÓ
UNA HEGEMONÍA ABSOLUTA Y CASI
DICTATORIAL SOBRE LOS ESCENARIOS
QUE DURARÍA HASTA BIEN ENTRADO EL
SIGLO XX
Las primeras zapatillas, sin embargo, noestaban preparadas para que la bailarina semantuviera sobre los dedos de los pies; dehecho, el vestido y calzado de las bailarinas alprincipio de la época romántica sediferenciaba poco del habitual atuendo debaile de alta sociedad. La zapatilla de baile,durante las primeras décadas del siglo XIX, seconfeccionaba de un tejido suave -raso, sedao piel muy fina, con frecuencia similar alvestido que acompañaba- con una suela decuero, más rígida, que en vez de cubrir todala planta del pie, como en el zapato de calle,se acortaba hasta llegar sólo al inicio de losdedos. De esta forma, la recepción del saltopodía suavizarse articulando los metatarsos-lo que los bailarines llaman “media punta”- yamortiguando la caída.
Siendo la zapatilla bastante escotada por loslaterales y al ser resbaladizo el pie calzado enmedias de seda, se fijaba al tobillo medianteunas cintas que se cosían a los lados y seenroscaban con precisión. De esa mismaforma todavía se atan las bailarinas las cintasde sus puntas, dos siglos después; sólo losmateriales han cambiado, incorporandotejidos sintéticos y elásticos que sujetan lazapatilla al pie con mayor comodidad.
Cada bailarina tiene sus trucos y preferenciaspara hacerlo, pero el dibujo de las cintas en eltobillo, la altura precisa del cruce y el lugar enel que se esconde el nudo sigue siendo unritual preciso y universal que definen loscánones de una buena tradición aprendida alo largo de generaciones. La
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patillas LAS PRIMERAS ZAPATILLAS, SIN
EMBARGO, NO ESTABAN PREPARADAS
PARA QUE LA BAILARINA SE MANTUVIERA
SOBRE LOS DEDOS DE LOS PIES
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Confección de zapatillas
Los artesa
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Bailarina y artesano
Las puntas aún se fabrican de forma artesanal a partirde tela, papel, cola de pegar, cuero y raso. La vida decada bailarina está unida a las manos de su fabricantede zapatillas, al que muy rara vez llega a conocerpersonalmente. Sus nombres suelen permanecerocultos para el público aunque han llegado hastanosotros los más célebres del pasado. Por ejemplo,sabemos que Marie Taglioni recibía, allá dondeestuviera, sus zapatillas fabricadas por Janssen enParís y que un siglo después, el milanés RomeoNiccolini calzó a las principales bailarinas de la época,desde la legendaria Anna Pavlova a una entoncesjovencísima Margot Fonteyn; Niccolini nunca reveló anadie el secreto de cómo mezclaba la cola de pegar,así que, cuando murió, decenas de bailarinas tuvieronque cambiar de zapatillas. La firma Capezio hamantenido durante años el nombre de Niccolini en unode sus modelos más vendidos de zapatillas de punta.
La mayoría de las bailarinas profesionales no se ajustaa los modelos de zapatillas que las marcan ofrecen ala venta a pesar de su enorme variedad, ya que pasanmuchas horas al día sobre las puntas y necesitan uncuidado extraordinario de sus pies. Por ejemplo, casidos terceras partes de las zapatillas que vende la casaFreed de Londres -una de las más populares entre lasbailarinas de todo el mundo- se realizan bajo pedidopersonalizado.
Las bailarinas suelen referirse a su artesano por lamarca que ellos graban en la costilla -o suela- de laszapatillas. Si nos fijamos bien, allí encontraremosademás de las indicaciones de talla y ancho, símboloscomo la corona, el pez, el trébol, el castillo… además delas habituales letras mayúsculas. Es la firma del autorde la zapatilla, una especie de comunicación anónimay constante entre bailarina y artesano.
LA VIDA DE CADA BAILARINA ESTÁ
UNIDA A LAS MANOS DE SU
FABRICANTE DE ZAPATILLAS
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Cómo so
n
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Confección de zapatillas
No hay magia. La base en la punta de las zapatillasestá hecha únicamente con pasta de papel, cola ysimple harina; todo ello se mezcla adecuadamente yse modela a mano por cada artesano. En el caso de lafactoría inglesa Freed, la zapatilla se hace de dentroa afuera; una vez terminadas de coser las distintaspartes de arpillera con hilo encerado, se da la vueltaa la zapatilla y se le adhiere la costilla de cuero, queirá clavada por la parte exterior, de raso. Con unpequeño martillo, aprovechando que la zapatilla aúnes flexible, el artesano da forma a la punta y despuésde marcar la suela con su firma personal, las introduceen el horno, donde tras una noche de calor, estaránlistas para los últimos retoques. Cada artesano aportaasí un toque personal que hace que sus zapatillassean inconfundibles, únicas y adaptadas a cadaartista. La maestría de la bailarina, la fortaleza yhabilidad de sus pies, harán el resto.
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LA MAESTRÍA DE LA BAILARINA, LAFORTALEZA Y HABILIDAD DE SUS PIES,
HARÁN EL RESTO
Herman Schmerman
A pesar del trabajo personalizado en cadapar de zapatillas, las bailarinas terminaránde retocarlas cuando llegan a sus manos.Antes de estrenarlas, cada bailarina de laCND invierte una media de 45 minutos enpreparar cada par, que les durará no más deun par de días de ensayo y casi nunca másde una función.
El sitio exacto donde coser las cintas,elásticos casi invisibles que sujetan aún másla zapatilla al pie, pequeños zurcidos en lasuperficie de la punta, suelas arañadas conherramientas de jardinería para que noresbalen al correr… son algunos de losretoques habituales. Hay quien humedececon agua la punta de la zapatilla para quesuene menos al caer del salto, quien pintacon barniz o pegamento la costilla pordentro para que tarden un poco más enablandarse tanto que las haga inservibles,quien arranca alguno de los clavos interiorespara que se ajuste aún más al pie… todo valepara que la bailarina esté cómoda en elescenario y sobre todo, para que se sienta
segura y bien acompañada. ¿Manías?Quizás. Pero lo cierto es que nadie mejorque la propia bailarina conoce las virtudes ydefectos de su pie, que necesitará distintosapoyos según las exigencias de cadacoreografía, y que como toda parte denuestro cuerpo, cambia cada día.
La bailarina española Lucía Lacarra, comootras muchas, dedica sus pausas entreensayos para coser las cintas y las gomas ensus zapatillas nuevas. “Inmediatamentedespués”, explica, “les pongo pegamento ylas dejo secar varios días antes deponérmelas”. Antes de estrenarlas, lasgolpea “para tener más movilidad en lamedia punta y que no hagan ruido, ydespués de la primera clase con ellas, lesvuelvo a poner pegamento”. Siempre arañala suela, añade, “antes de cada función”.Considera que bailar en puntas le permite“abarcar mucho más espacio en cadamovimiento, alargando las líneas. Da otradimensión al cuerpo, algo imposible deconseguir de otra forma”. Pe
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as m
anías
“BAILAR EN PUNTAS PERMITE ABARCAR
MUCHO MÁS ESPACIO EN CADA
MOVIMIENTO, ALARGANDO LAS LÍNEAS”
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El lago de los cisnes
Paro
dias
“AL BAILAR EN PUNTAS CASI NO SE
TOCA EL SUELO, ES COMO ANDAR POR
UNA CUERDA FLOJA”
Para José Carlos Martínez -Director de laCND- la zapatilla de puntas añadió “magia” ala bailarina en sus inicios, pero más tarde“transformó sus ‘líneas’ y ha permitido amuchos coreógrafos ir mucho más lejos en subúsqueda personal, abriendo nuevasposibilidades, utilizando los ‘desequilibrios’ oen el trabajo de los pasos a dos”. Comocreador es consciente de que “una bailarinacon puntas no se mueve de la misma maneraque ‘en media punta o pie plano’, ya que lazapatilla le aporta una sensualidad especial,las líneas se hacen mucho más delicadas yfemeninas, a la vez que fluidas”. Para él es,además, un reto: “la punta lleva a la bailarinaal punto más elevado posible con respecto ala fuerza de gravedad, algo muy interesantepara un coreógrafo”.
Aunque la punta nació como símbolo de la
fragilidad de los personajes femeninos delromanticismo, algunos hombres no hanpodido resistirse a calzarse estas zapatillas.Nijinsky, Serge Lifar y otros han queridoexperimentar la magia de la danza enpuntas. El propio Martínez ha bailado enpuntas cuando el personaje lo requería,como por ejemplo al interpretar a Lamadrastra en Cendrillon (La cenicienta)coreografiada por Rudolf Nureyev. “Para míbailar en puntas ha sido siempre muydivertido. Dejando de lado las ampollas ydiversas pequeñas lesiones por no protegerbien mis pies... ¡Me ha parecido bastantefácil!”, recuerda divertido. “Al bailar enpuntas casi no se toca el suelo, es comoandar por una cuerda floja”, añade. “Al nohaber bailado nunca con ellas, fue muydivertido ver cómo podía adaptar mi técnicade bailarín a esta zapatilla tan específica.”
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La Cenicienta
Cuidad
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Las débiles zapatillas del Romanticismo causaronmucho dolor a las bailarinas que, sin ayuda ninguna,empezaron a bailar en puntas. Actualmente, ademásde contar con el calzado adecuado, las bailarinasemplean trozos de media, toallas de papel e inclusoprotectores de silicona -según las preferencias decada una- para protegerse. Aunque incluso labailarina más experimentada puede sufrir pequeñasrozaduras o molestias en los dedos de los pies, lasbailarinas actuales confían en el cuidado habitual delpodólogo y acuden a su consulta cuando es necesario,como cualquier otra persona visita a su dentista omédico de cabecera.
El momento en que una joven estudiante de balletpuede comenzar a bailar en puntas sólo puede decirlosu profesor; es necesario que unos años previos declases de ballet le hayan aportado la suficientecolocación, fuerza y control que no permita que sustobillos o rodillas sufran lesiones imprevistas.
El aprendizaje de los primeros pasos que una jovenbailarina va a realizar sobre las puntas de sus piesserá un camino largo y muy emocionante. La magia,sorpresa e incertidumbre que experimentará cuandose vea elevada del suelo será sólo comparable a laemoción del público la noche en que Maria Taglionirevolucionó la Historia del Ballet.
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Costura
p.4. Giada Rossi © Ángel Martínez Sánchez para la CND, 2015
P.6. Marie Taglioni en Flore et Zéphire (1831). Grabado, colección privada
p.8. María Muñoz, en puntas © Ángel Martínez Sánchez para la CND, 2015
p.9. Mimosa, porcelana © Lladró
p.11. Kayoko Everhart y Moisés Martín Cintas en un ensayo de In the Night © Jesús Vallinas para la
CND, 2015
p.12. Seh Yun Kim en Sonatas© Jesús Vallinas para la CND, 2012
p.15. Zapatillas de punta en los talleres de Freed of London © Emma Case Photography para Freed of
London
p.16 (izquierda). La bailarina Nandita Shankardass y el artesano con firma Anchor (Ancla), que
fabrica sus zapatillas © Beth Shivers, 2014
p.16 (derecha). El artesano con firma Anchor (Ancla) trabajando en el taller de Freed of London
© Emma Case Photography para Freed of London
p.18 (izquierda, arriba). Costillas de zapatillas de punta © Emma Case Photography para Freed of
London
p.18 (derecha, arriba). Proceso de cosido de la arpillera © Cécile Bidet-Steele para Freed of London
p.18 (izquierda, abajo). Ajuste de los pliegues del raso © Cécile Bidet-Steele para Freed of London
p.18 (derecha, abajo). Zapatillas terminadas © Emma Case Photography para Freed of London
p.19. Nandita Shankardass en Herman Schmerman© Jesús Vallinas para la CND, 2015
p.21. Lucía Lacarra y Marlon Dino en El lago de los cisnes© Jesús Vallinas para la CND, 2012
p.23. José Carlos Martínez como La madrastra junto a Claire Marie Osta en La cenicienta© ICARE,
Ópera de París
p.24. Giulia Paris cosiendo las cintas a sus zapatillas © Ángel Martínez Sánchez para la CND, 2015
p.25. Bodegón de costura de María Muñoz © Ángel Martínez Sánchez para la CND, 2015Foto
grafías
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www.blochworld.com
www.capezio.com
www.chacott-jp.com
www.dancer.com
www.freedoflondon.com
www.gaynorminden.com
www.grishko.com
www.the-perfect-pointe.com
www.repetto.com
www.russianpointe.com
www.wearmoi.fr Para cur
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