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Analisis de la cautiva

ESTEBAN ECHEVERRA Y LA GENERACIN DEL 37

El Romanticismo en la construccin de nuestra identidad nacional.

Por el Lic. Flavio A. Sturla / Otoo de 2006

Creo que nuestros poetas no deben acallar la esencia de anhelar de su alma y la dolorida y gustossima tierra criolla donde discurren sus das. Creo que deberan nuestros versos tener sabor de patria, como guitarra que sabe a soledades y a campo y a poniente detrs de su tremolar Inquisiciones JORGE LUS BORGES Esteban Echeverra naci el 2 de septiembre de 1805 en Buenos Aires. Su acta de nacimiento estipula que: En la Iglesia Parroquial de la Concepcin de esta Ciudad de Buenos Aires, a tres de Septiembre de mil ochocientos cinco, yo el infrascrito Cura bautic solemnemente a Jos Esteban Antonio, que naci ayer, hijo legtimo de Jos Domingo Echeverra natural de Vizcaya, y de Martina Espinosa natural de esta Ciudad, y feligreses de esta Parroquia. Fue su madrina Mara Eusebia Gonzlez, a quin advert el parentesco espiritual, y dems obligaciones que contrara, y por verdad lo firm. Dr. Juan Dmaso Fonseca1. El 4 de Septiembre de 1824, apenas cumplidos los diecinueve, entr como dependiente de aduana en casa de Sebastin Lezica y hermanos. El dueo de la casa de comercio, gran amigo de Rivadavia y Flix Pieyro, estimul en el futuro poeta el deseo de viajar a Europa. Lezica le dispens al joven todo su apoyo, al punto de abrirle un crdito en la ciudad de Pars. Este viaje fue significativo para la vida del escritor argentino. All tomara contacto, por primera vez, con las dos grandes corrientes en boga en Europa durante el siglo XIX: el liberalismo y el romanticismo. En la madrugada del 18 de octubre de 1825, Echeverra se embarc en el bergantn Joven Matilde rumbo a Burdeos. Despus de muchas contingencias, el 6 de marzo de 1826 arribaba a Pars, meta de su viaje. En un manuscrito autobiogrfico, l mismo cont su experiencia europea: Durante mi residencia en Pars, y como desahogo a estudios ms serios, me dediqu a leer algunos libros de literatura. Shakespeare, Schiller, Goethe y especialmente Byron, me conmovieron profundamente y me revelaron un mundo nuevo. Entonces me sent inclinado a poetizar; pero no conoca ni el idioma, ni el mecanismo de metrificacin espaola. Me dorma con el libro en la mano, pero haciendo esfuerzos sobre m mismo, al cabo manejaba medianamente el verso2. La estancia del poeta en Europa influy fuertemente en su pensamiento poltico. All tom contacto con la obra de Montesquieu, que fue particularmente importante para delinear su posterior concepcin del republicanismo democrtico, segn el cual el motor del progreso de la sociedad era el constante sacrificio de los ciudadanos patriticos en pos de las metas colectivas. Tambin recibi la influencia de Saint-Simn, para quien el progreso de la sociedad dependa de la previa existencia de una moralidad comn, compartida. A ello se agregaba la orientacin de Leroux, que relacionaba la virtud con el progreso a travs de una religin civil -la religin del nuevo siglo- en la cual coexistiran armoniosamente la unidad, la igualdad y la humanidad. Esteban Echeverra importara, posteriormente, todos los frutos de su experiencia al Ro de la Plata. En el famoso Saln Literario de Marcos Sastre, el poeta volc especialmente su formacin literaria para impregnar en las mentes de los jvenes que all concurran una nueva realidad, un nuevo espritu, una novedosa forma de sentir: el romanticismo. Puede decirse que esta primera etapa, fue embrionaria de la que vendra despus3 y que asumira senderos ms polticos que culturales.

En el ao 1830 Echeverra regres a Buenos Aires. Con l se naca una nueva etapa en el desarrollo literario de Amrica. El Ro de la Plata se encontraba envuelto en una cruenta guerra civil entre Unitarios y Federales. Aunque Echeverra no fue propiamente unitario, fue sin embargo con esta parcialidad que pas al olvido. Es cierto que destac los esfuerzos de ese partido por institucionalizar el pas, pero tambin cuestion severamente mucho de lo obrado durante los aos en los que aqul grupo detent el poder. Por otro lado, detestaba a Rosas y se inclinaba por la forma de Estado federal a la que el restaurador jams quiso llegar. En una carta escrita a Justo Jos de Urquiza el 19 de septiembre de 1846, Echeverra dej por sentado su posicin frente a los conflictos institucionales que por tanto tiempo haban enlutado al pas: nosotros no somos unitarios ni federales, porque creemos que unos y otros han comprendido mal el pensamiento de Mayo o lo han echado en el olvido. No somos unitarios, porque estamos persuadidos que el sistema unitario es el peor de los sistemas para el rgimen de la Repblica; y porque hemos aprendido, por el estudio del pasado, que las instituciones fundamentales que el partido unitario dio a la provincia de Buenos Aires son malsimas. Pero tampoco somos federales en el sentido que Rosas ha dado a esta palabra para solapar su unitarismo mil veces ms exagerado y desptico que el del partido unitario.4

Esteban Echeverra fue integrante de una generacin5 que critic con dureza el legado espaol y que crey en la necesidad de romper con los lazos que an ligaban a la Argentina con el atraso colonial. Sin embargo, resulta prudente la aclaracin que hace Tulio Halperin Donghi: ese nacionalismo no era sino el sustituto de una adhesin directa e ingenua a la propia tierra, a travs de una red de amores y de odios, de luchas y concordias que a ella unen. A ese nacionalismo seco y deliberado se acompaa una actitud abierta frente al mundo, que tampoco ser ya la candorosa efusin admirativa frente a lo extranjero, que ha quedado desde luego vedada al perderse el tranquilo disfrute de un vnculo nacional que se posee sin esfuerzo y no es preciso reconstruir a cada instante6. Aqu cabe recordar lo que hemos dicho en nuestros estudios previos a cerca del romanticismo. Una de sus caractersticas ms importantes era la fuga hacia el pasado. Para los romnticos europeos, esa fuga constitua una vida bsqueda cuyo fin era el origen idlico de su condicin social. Ellos crean ver ese origen en la Edad Media. Su mayor deseo era revivir aqul momento nico en la historia, volver a aquella edad de oro. Amrica por supuesto era una tierra que careca de tales recuerdos. No poda jactarse todava de una mayora de edad, mucho menos si se la comparaba con Europa. Por ello, los romnticos del ro de la Plata y en esto toda la generacin del 37 coincidi- entablaron aquella fuga hacia un acontecimiento preciso de su joven historia: la Revolucin de Mayo, que ellos consideraban como el punto de partida de su identidad nacional. Al respecto escribi Alberdi: nosotros no conocemos ms que una faccin: la patria; ms que un solo color el de Mayo, ms que una sola poca: los treinta aos de la Revolucin republicana.7

Echeverra perteneci a una generacin que tuvo como banderas la defensa de un gobierno republicano, las libertades individuales y, sobre todo, el progreso material. Propiciaban un gobierno encabezado por una elite social e intelectual que protegera el orden social y la propiedad y combatira un tradicionalismo retrgrado, acelerando el desarrollo del potencial social y material del pas. El trasfondo histrico de la generacin del 37 estuvo constituido fundamentalmente por tres hechos: el movimiento para lograr la independencia de Espaa a principios del siglo XIX, el perodo siguiente de cruentas guerras civiles y la dictadura de Rosas.

El nuevo espritu se multiplic rpidamente por todo Buenos Aires. Entre 1830 y 1836 se establecieron cinco nuevas libreras en la ciudad. La sensibilidad romntica prendi rpidamente en la juventud portea porque implicaba una emancipacin de las tradicionales normas inflexibles, cuya encarnacin ms patente era el gobierno de Rosas. Significaba, adems, una vuelta a la espontaneidad en la captacin de la naturaleza y en la expresin de los sentimientos. Se produjo entonces una profunda exaltacin de lo nacional y una fe ilimitada en el progreso de los pueblos cuya hermandad se glorificaba. El romanticismo impetuosa rebelda en una sociedad conservadora- era renovacin intelectual, libertad creadora. Y aqu, entre nosotros, esas energas en marcha se enlazaban con el imperativo de perfeccionar, completar y concretar el programa transformador de la Revolucin de Mayo, postergada y casi olvidada en medio de los interminables giros polticos.

El romanticismo literario y el romanticismo poltico prendieron con su color rebelde y esperanzado. La avidez de lectura se corresponda naturalmente con el afn de hacer algo por el pas, el cul, entendan deba perfeccionarse bastante y pronto a travs de cauces novedosos. Por consiguiente, los jvenes de la generacin del 37, repudiaron cuanta cosa significase restriccin o conservadurismo. Ideas e intereses deban servir a la comunidad, sujeta necesariamente para ellos al progreso continuo y a la paulatina perfectibilidad. De all proviene el ya explicado rechazo hacia la figura de Rosas, al que vean como un retrgrado coletazo del espritu colonial. Felix Winberg lo explica as: Rosas condujo y personific la irresistible corriente nacionalista antiliberal, antieuropea, autctona y tradicionalmente espaola del pueblo argentino, contra la prdica demaggica y revolucionaria de los logistas, anarquistas y francmasones, como llamaba a los unitarios agitadores y propagandistas del liberalismo8.

Precisamente estas actitudes del Restaurador de las leyes y el orden hicieron que Esteban Echeverra afirmara: se ha proclamado la igualdad y ha reinado la desigualdad ms espantosa; se ha gritado libertad y ella slo ha existido para un cierto nmero; se han dictado leyes, y stas slo han protegido al poderoso. Para los pobres no han hecho leyes, ni justicia, ni derechos individuales, sino violencia, sable, persecuciones injustas. Ellos siempre han estado fuera de la ley.9

La generacin del 37 se propuso completar la soberana del naciente pas cuyo punto de partida fue la Revolucin de Mayo- con la independencia cultural. La renovacin implicaba abandono de un camino el colonial- para emprender el del espritu del siglo. El romanticismo fue el instrumento que escogieron para realizar tamaa obra.

Como representante cabal de esta generacin, los mritos de Echeverra trascienden lo meramente literario. Sus ideas generales procedan de Europa, pero las argentiniz, fue el primero en diagnosticar males locales y ofrecer remedios especficos10. Esta idea est en consonancia directa con el pensamiento de Felix Weimberg: Hubo una reelaboracin local de ideas y principios universalizados que pertenecan a la poca y a sus anhelos e insurgencias. Pero esa reelaboracin necesariamente se plasm con la tradicin del pas o por lo menos con las facetas de tradicin que consideraron susceptibles de reivindicar11. Echeverra concret una obra coherente y fundacional. Trajo el romanticismo al pas e incorpor el paisaje y la realidad ciudadana a la naciente literatura nacional. Su mayor mrito fue haber el de haber sido el emblema de la inquietud del alma argentina en un tiempo sin leyes y sin cultura.

Anlisis de la cautiva

La cautiva fue un extenso poema publicado en 1837 dentro de las Rimas, poemario del escritor y pensador social bonaerense Esteban Echeverra. El resto de las composiciones del libro, himnos y canciones plagados de manidos tpicos romnticos y de un estilo no muy brillante, no han sobrevivido a la criba del tiempo, por lo que hoy da La cautiva suele ser editada como un texto autnomo, un poemario consistente en un solo poema pico que se divide en nueve cantos y viene precedido por una Advertencia del autor, en la cual declara su propsito de iniciar en el Ro de la Plata una literatura romntica genuina. El poema fue acogido por la crtica portea en su da con un sorprendente y unnime aplauso; si Echeverra logr su propsito o no, desde la visin del crtico actual, es algo que analizar a continuacin.

La originalidad de La cautiva consiste en la independencia temtica de la composicin: por primera vez, un escritor hispanoamericano describe el paisaje autctono de su tierra -la Pampa argentina- e incluye en la trama personajes singularmente rioplatenses -los indios- desde un punto de vista netamente americano. Ya desde el Diario de a bordo de Cristbal Coln, primer texto literario hispanoamericano, se toca el tema de la flora y la fauna del Nuevo Mundo, pero stas siempre son descritas desde un punto de vista europeo, apoyndose en recursos de la tradicin clsica; Echeverra, en cambio, aborda la naturaleza argentina y sus habitantes nativos como motivos literarios dotados de valor propio, independientes de la visin europea. Desgraciadamente, Esteban Echeverra no logr, en suma, crear un arte totalmente independiente de las metrpolis europeas: sobre la muy loable ambientacin local del poema, nico factor en el que se alcanza la independencia literaria, cae el peso aplastante de la ciega fidelidad a los modelos romnticos ingleses y franceses, no siempre bien conseguida, por cierto. Hoy da, la crtica gusta ms de los escritos polticos de Echeverra y de su relato breve El matadero; la impetuosa altisonancia del tono potico y la artificialidad de los personajes de La cautiva, que en su da pasaban por ser el no va ms de la sofisticacin y la modernidad, resultan en el siglo XXI aburridas y hasta ridculas para el lector.

El modelo de Lord Byron recorre todo el poema, y muchos de sus cantos se inician con citas del lrico ingls. El byronismo es fcilmente detectable en la concordancia entre la naturaleza y el clima, por un lado, y el estado de nimo de los personajes, por otro, as como el lenguaje extremadamente culto de los protagonistas de la epopeya, Brian y Mara. Sin embargo, Echeverra disiente de Byron en su concepcin de la dicotoma estado natural-estado social. Los intelectuales argentinos de la poca, empeados en hacer de su Repblica la nacin ms avanzada y cosmopolita del continente americano, conceden una extrema importancia a lo urbano e importado de Europa, a la vez que reniegan del mundo indgena y de la naturaleza salvaje como foco destructivo de violencia, oscurantismo y caos. El binomio Civilizacin vs. Barbarie, presente en las obras ms capitales de la literatura argentina, chocan radicalmente con la opuesta idea byroniana de la naturaleza como estado de pureza e inocencia, libre de la corrupcin de la sociedad. Junto a Byron, no existe la menor duda acerca de la influencia de la novela breve Atala de Chateaubriand. La cautiva es un plagio, a veces incluso textual, de esta historia: dos jvenes enamorados huyen del peligro por un terreno hostil y su amor se ve truncado por un trgico destino. Lo nico que cambia es el escenario, que se desplaza de la Luisiana francesa a la Pampa argentina.

La trama desarrolla una peripecia tpicamente romntica: dos personajes jvenes y dotados de las ms sublimes virtudes fsicas y morales son acosados por elementos externos hostiles que hacen peligrar su amor y hasta su vida. Los enamorados logran escapar, pasan por infinidad de calamidades y al final se impone la fatalidad del destino, el cual sesga la vida de los hroes. Brian es un bravsimo guerrero que viaja con su esposa en una de las muchas campaas genocidas que diversos gobiernos argentinos del XIX impulsaron con el fin de civilizar la Pampa y limpiarla de salvajes. Son vctimas de un maln, violentsima incursin de indios mapuches, y son apresados. De noche, Mara consigue escapar de su prisin y liberar a su esposo, gravemente herido, con el que inicia una huida por el ardiente desierto, repleto de peligros, que se convierte en una segundo y -esta vez s- letal cautiverio de los dos enamorados. Destaca por su originalidad la figura de Mara: aunque conocemos por la voz lrica y las intervenciones de los personajes que Brian es un valeroso y fuerte guerrero, nosotros slo asistimos directamente a las hazaas heroicas de Mara, que no tiene nada que ver con las delicadas y pasivas damiselas romnticas y que es capaz de cargar con su marido a cuestas por el desierto durante horas y horas. Sin embargo, tan artificial y manido es este herosmo femenino como la pasividad de las muchachitas romnticas: Mara realizada este esfuerzo sobrehumano movida por el amor, sentimiento omnipotente que mueve a los personajes a acometer hazaas sobrehumanas; sin embargo, cuando su esposo muere finalmente y recibe la noticia de que sus hijos han sido asesinados nuestra herona fallece de dolor en el acto, puesto que sus funciones de esposa y madre -las nicas posibles para las mujeres en el XIX- han dejado de tener sentido. Tanto ella como Brian carecen de toda profundidad psicolgica, y sus dilogos son de una acartonada grandilocuencia retrica: ms bien constituyen una excusa para que el poeta pueda transmitir los diversos tpicos de la sensibilidad romntica: amor hiperblico, belleza, idealismo, virtud moral, herosmo, evocacin de una naturaleza extica, motivos macabros (la noche, las fieras, los peces muertos en el pantano), etc.

La estructura formal del poema pico se compone de nueve cantos y un eplogo, precedidos por citas de poetas de distinta procedencia. El primer canto, El desierto, cumple la misma funcin que el prlogo a Atala de Chateaubriand: evocar el extico escenario en el que tienen lugar los hechos de la accin. En El festn se plantea el conflicto -el cautiverio de los jvenes enamorados a manos de los indios- y en El pual se inicia la huida de Mara con Brian a cuestas. Tras la justicia potica de La alborada, en que los indios son exterminados por un grupo armado de argentinos, las calamidades se van sucediendo a lo largo de El pajonal, La espera y La quemazn. En estos tres cantos el primer peligro -el indio- deja paso a un peligro mucho ms aterrador: la desrtica Pampa argentina, constituida como un segundo cautiverio de consecuencias fatales para los hroes. El clmax se alcanza en el canto Brian, en que el viril guerrero muere de sed, hambre y agotamiento. Tras una breve distensin de la accin (Mara) que consiste en el deambular errtico de Mara por el desierto, sta es descubierta por un grupo de hombres armados, que la reconocen y le dan la noticia del asesinato de sus hijos. Mara cae desplomada al suelo, muerta de dolor. Esteban Echeverra concluye su obra con un canto-eplogo en que ensalza la dignidad y valenta sin lmites de la herona argentina.

Echeverra opina: (El ritmo) debe en manos del poeta armonizar con la inspiracin y ajustar sus compases a la variada ondulacin de los afectos; de aqu la necesidad a veces de variar de metro para expresar con ms energa, para precipitar o retener la voz, para dar al canto las entonaciones conformes al efecto que se intenta producir. La mayor variacin mtrica coincide con los cantos en los que la accin tiene un ritmo ms rpido o con aquellos que suponen un clmax tensional dentro del poema.

Nuestro poeta carece de un buen dominio de la mtrica: son abundantes las incorrecciones y las soluciones poco brillantes con tal de lograr la rima deseada y la isometra dentro de la estrofa. En La cautiva observamos la tendencia romntica a romper con las rgidas normas neoclsicas que exigan la unidad y concordancia de mtrica, tema y tono en poesa. Aunque el poema narra la historia heroica de dos personajes nobles y elevados, predominan los versos de arte menor, de poco prestigio y normalmente empleados para cantar temas populares y de menor importancia: octoslabos y hexaslabos combinados en romances, dcimas y sextinas. La escasa presencia del endecaslabo, ms adecuado para tratar temas solemnes y elevados, puede deberse no slo a la rebelda romntica, sino tambin a la eleccin de dos temas que a principios del siglo XIX eran considerados groseros y de muy mal gusto: los indios y la Pampa, tan distinta de la apacible y frtil naturaleza neoplatnica de la tradicin clsica.

Por ltimo, quisiera destacar que Esteban Echeverra, a pesar de su ideologa liberal y anti-colonial y de su fidelidad a los modelos franceses e ingleses, siente un profundo respeto por la lengua espaola, cuyas normas peninsulares respeta escrupulosamente. Al contrario que en El matadero, relato escrito dos aos despus y ms costumbrista y realista que estrictamente romntico, nuestro autor no utiliza jams el voseo salvo en alguna extrasima ocasin, y tan slo emplea palabras del lxico argentino para referirse a realidades botnicas y zoolgicas que carecen de significante en el espaol peninsular, como el chaj. Llama la atencin el lasmo presente en La cautiva, fenmeno lingstico que tan slo se da entre hispanohablantes de las zonas ms septentrionales de la Pennsula Ibrica; la causa puede hallarse en que los padres de Echeverra eran burgueses procedentes de Vizcaya. As, se trata de un rasgo dialectal de carcter familiar.

Primera parte: El desierto. Descripcin de la tarde en el desierto, para ello le llama:llanura, tranquila, duerme, asiente, ligeras.... Paz y tranquilidad hay en el desierto que a veces se interrumpe por una tribu errante, por animales,...Se pone el sol pareca que el vasto horizonte arda, y anochece. De repente se oye a un potro velozmente cabalgando, son salvajes, pero llega la noche y hay un silencio pavoroso y una sombra majestad. Segunda parte: El festn. Estamos en la noche tranquila, la tribu est contenta por la batalla, y la victoria conseguida, preparan una fiesta, se ven hogueras, humo de la carne,....Beben y se convierten en abominables fieras, mientras hay fiesta las cautivas lloran. Habr cantos de guerra, donde cantan historia de Brian, atac a los indios, gran hroe, etc... Mientras las cautivas siguen horrorizadas por lo que ven.

Tercera parte: El pual. Los salvajes duermen, mientras una mujer coge un pual sangriento y logra zafarse, clava pual a salvaje , anda sigilosamente, encuentra a su amante herido que es Brian, le besa, este est exhausto, le corta las ataduras, al despertarse Brian cree que ve a un asesino, le dice que es Mara. Ella dice que tiene que huir, l est agotado, dice ella que el desierto ocultar su fuga, l dice que huya ella, pero Mara no se va sin l, deciden huir juntos. Seguirn una estrella, si les cogen se mataran.

Cuarta parte: La alborada. Los indios se despiertan y se dan cuenta de su huida. Llegan cristianos, hicieron una gran matanza, se queda la yerba teida de sangre, pero se quedaron tristes porque no encontraron a Brian.

Quinta parte: El pajonal. Brian estaba agotado, muy enfermo, pero ella le ayudaba y animaba a continuar. Describe el calor que pasaron, el dolor, la muerte... Parece que muere Brian en brazos de Mara. Ella se marcha, pero vuelve a por l y le coge en sus hombros, bebe agua y despierta Brian. Ella le dice que si l muere ella tambin.

Sexta parte: La espera. Llega la noche y Brian desfallece. Oyen ruido de un tigre y coge un pual (Mara).

Sptima parte: La quemazn El pueblo de los salvajes arde mientras estos lo ven. Va avanzando hacia donde estn Mara y Brian. Coge a Brian y se arroja a l arroyo, carga a su amante hasta la otra orilla.

Octava parte: Brian. Brian esta abatido. Se acerca un tigre pero se va a nadar. Brian delira y muere mirando a Mara. Novena parte: Mara. No sabe qu hacer, le hace una sepultura, no llora ni suspira. Se acercan soldados de Brian y la reconocen, la cuenta que su hijo ha sido degollado por los indios y al orlo muri. La hicieron un funeral digno, dicen que muri con una sonrisa angelical.Los indios en La cautiva (1837) de EstebanEcheverraLa cautiva (1837) de Esteban Echeverra narra la historia de un secuestro, un cautiverioy un retorno frustrado a la civilizacin, con la muerte trgica de sus protagonistas. Mara y Brin,una pareja de argentinos blancos,son capturados por los indios; logran escapar de sus captores, gracias al herosmo de Mara, pero ambos terminan perdiendo la vida en la pampa. En esta historiaafloran ciertas ansiedades de la ciudad letrada ante las amenazas del desierto; concretamente, en las estrategias representacionales empleadas para poner en escena la presencia india puede rastrearse un proyecto: la borradura de las trazas de orden y racionalidad que pudieran informar a los grupos indgenas, para as reducirlos simblicamente a una existencia brbara que debe ser corregida por el avance de la civilizacin. Por supuesto, la supresin de todo proyecto socio-poltico alternativo al que traen las lites letradas argentinas es la condicin de posibilidad de un esfuerzo nacionalizador.

El festn es la segunda parte de La cautiva, en la cual se narra la fiesta celebrada por los indios despus de que su incursin de pillaje y rapto ha sido conducida exitosamente. Se trata, precisamente, de la incursin en la que Mara y Brin han sido tomados cautivos. El ritual del festn, que se escenifica despus de una victoria blica, es la celebracin del bando ganador despus de haber conquistado un objetivo militar que le ha suministrado valiosos despojos de guerra: Feliz la maloca ha sido, / rica y de estima la presa / que arrebat a los cristianos (II, 29-31). La primera estrategia representacional de la otredad que vemos aqu reside en la descripcin del espacio. El campamento indgena, descrito en la oscuridad de la noche y a la luz de unas hogueras, posee un carcter infernal. El tropo de la estetizacin adquiere aqu un cariz gtico: parecen del abismo / prcito, inmunda ralea / entregada al torpe gozo / de sabtica fiesta (II, 135-138).

Por otra parte, la representacin del grupo de indgenas congregados tambin es destacable. No se trata de un conjunto humano organizado por normas -en otras palabras, de una sociedad civil-, sino ms bien de una turba desordenada, violenta y tumultuosa, en la cual no existe una polica; ni siquiera existen individuos. El principio dominante es una barbarie colectiva, un desenfreno bestial,que borra la singularidad de los participantes, as como tambin las regulaciones de la vida poltica. La falta de racionalidad en el ejercicio de la violencia se percibe en el hecho de que, en determinado punto, los indios descontrolados, iracundos,empiezan a atacarse entre s, actualizando de esta manera una violencia endogmica contra su propia tribu que revela una falta absoluta de orden. Paradjicamente, durante la maloca, los indios se haban comportado como un ejrcito organizado con fines estratgicos definidos.

El estereotipo del indgena ebrio tambin encuentra lugar, ya que los participantes se entregan a un consumo exagerado de licor que los bestializa y barbariza. Adems de ello, hay un eco de El matadero en toda esta segunda parte, porque una delas actividades de los indios es trizar las carnes de los animales arrebatados a los cristianos para consumirla en un banquetemaldito,que asume grotescos tintes vampricos: como sedientes vampiros / sorben, chupan, saborean (II, 73-75). En este sentido, puede hablarse de una estrategia de deshumanizacin que representa un paso incluso ms radical que el de la des-socializacin (una forma de naturalizacin que implica borrar el ser social de un grupo humano).

En general, tambin podra hablarse de un tratamiento idealista-subjetivo de la naturaleza, dentro de una lnea romntica convencional. Como se sabe, el romanticismo argentino cre un sentimiento de la tierra que fue una de las bases identitariasde la nacin-estado en Argentina. En el caso de este poema, el escenario natural de la pampa nocturna parece fundirse con el salvajismo del rito indgena y ofrecerse como un decorado infernal, sacudido por la violencia de los elementos. No est ausente, sin embargo, cierta admiracin por la fuerza descomunal de la tierra.Esta ferocidad de la naturaleza ser la que acompae la frustrada huida de Brian y Mara, bajo la forma de un incendio, de un caudaloso arroyo y del ataque de un puma.

Desplazamientos y tensiones en la figura femenina

de "La Cautiva" de Esteban Echeverra

Valesini, Aldo OscarR E S U M E N

Todo autor constituye, segn Bordieu (2003) un repertorio de nociones que acua reconstituyendo semnticamente el mundo en el que produce el discurso. En cierto modo, esta idea ampla la conocida nocin de idiolecto, pero le asigna, al mismo tiempo, una carga hermenutica que permite una visin cultural, ideolgica, histrica del enunciado. Esteban Echeverra transit la primera mitad del siglo XIX en Argentina, un perodo fundacional en los rdenes esttico, jurdico, poltico y social de la repblica naciente. Perodo que, en la historia, est signado por la presencia casi monoplica del hombre, y que presenta a la mujer en casos que precisamente pueden ser considerados extraordinarios, casi siempre en relacin con los prceres, hroes, escritores o pensadores. El objetivo central del trabajo es reconocer la dimensin semitica de la figura femenina en la obra literaria de Esteban Echeverra, y para ello nos hemos remitido a las formas de la cultura rioplatense a comienzos del siglo XIX para observar el espacio femenino y desde la perspectiva de las formulaciones del romanticismo, hemos indagado la dimensin tropolgica del discurso de La Cautiva. El mtodo utilizado consisti en la revisin bibliogrfica, la interpretacin y el cotejo de fuentes, a partir de un diseo deductivo. El romanticismo, que domina el clima esttico y cultural instalado en el Ro de la Plata desde la segunda dcada, constituye un momento de consolidacin de la figura femenina (y asimismo de un conjunto de valores y caracteres propios de la feminidad) en el discurso. Es cierto que en su mayora, tanto en Europa, donde se origina, como en Sudamrica, los escritores son hombres, y por lo tanto son ellos los que configuran imaginario de ambos gneros. Ello propicia la utilizacin del estereotipo femenino como tema literario, y la afirmacin de un discurso idealizado que rescata de la propia cultura un conjunto de lugares comunes y cliss que se reproducen y complementan entre autores y obras. No obstante, entendemos que la gestualidad implcita en la accin de produccin discursiva se impregna semiticamente de significacin que permite advertir la presencia, la accin y los mrgenes de la mujer, tanto en la literatura como en la cultura y en las prcticas cotidianas de la sociedad del siglo XIX. Toda obra provee informacin sobre los imaginarios que conforman la conciencia del autor, pero tambin de las ausencias, las negaciones, las represiones, los sesgos que se imponen a la mencin, que tambin son los que su mundo le permiten o propician. La imagen como signo, permite postular ciertas aperturas y clausuras que trascienden su naturaleza individual para constituirse en sntomas de la sociedad para la que escribe y con la que est desarrollando su prctica. Esteban Echeverra es un autor cannico en la literatura argentina y latinoamericana lugar concedido a partir de premisas dominadas por la concepcin romntica. En este contexto, la postulacin de lo femenino constituye una proposicin de ascendencia kantiana que sesgadamente, detrs de la heroizacin contribuye a afirmar la invisibilidad del espacio perifrico, enmudecido que la la sociedad impone como el legtimo territorio de la mujer

Los epgrafes en La cautiva

Beatriz E. Curia - Mara Cecilia Elustondo - Hebe Beatriz Molina

Cuando se emprende el estudio de una obra literaria, los epgrafes suelen ser desaprensivamente olvidados. A lo sumo se llega a establecer una vaga relacin entre ellos y el texto que encabezan, pero rara vez se advierte el fenmeno de intertextualidad que suponen, fenmeno ms o menos notorio, en mayor o menor medida voluntariamente buscado por el autor, pero siempre significativo.

Verdad es que en algunas ocasiones la funcin de los epgrafes es casi ornamental y obedece, ms que a una necesidad interna de la obra, a ciertos hbitos personales o de poca. No es se el caso de los epgrafes que Esteban Echeverra ha incorporado a La cautiva: tal como intentaremos mostrar en el presente trabajo, esos epgrafes constituyen un ingrediente fundamentalsimo del poema.

I. Epgrafes y literatura nacional

En su totalidad los epgrafes provienen de obras europeas. Los autores son los romnticos del momento -Byron, Hugo, Manzoni, Lamartine-, los mximos poetas del quattrocento italiano -Dante y Petrarca-, reivindicados como romnticos ya desde fines del siglo XVIII, y los igualmente prestigiosos Moreto y Caldern -no olvidemos el inters que suscit entre los romnticos europeos el teatro espaol del siglo de oro.

Los epgrafes revelan no slo que Echeverra conoca las obras de sus contemporneos europeos y se entusiasmaba con la nueva literatura, sino que comparta las preferencias de aqullos con respecto a poetas de siglos anteriores.

La incorporacin de estos epgrafes en una obra como La cautiva, que pretende pintar algunos rasgos de la fisonoma potica del Desierto, considerado como nuestro ms pinge patrimonio y del que ha de sacarse poesa para nuestro deleite moral y fomento de nuestra literatura nacional6, significa la bsqueda consciente de una sntesis entre lo europeo -en sus aspectos ms vlidos- y lo americano. Esa sntesis supone tanto una americanizacin de lo europeo como una europeizacin de lo americano. No debe olvidarse que Echeverra propugn la elaboracin de una literatura nacional de real jerarqua, tal como la haban logrado las naciones evolucionadas de Europa. Propona para ello beber en las fuentes europeas -especialmente en Francia, piscina de regeneracin- y, a la vez, nutrirse de la realidad del pas: preciso es, si se quiere conquistarla [...] se refiere a la literatura nacional [...], que aparezca revestida de un carcter propio y original, y que reflejando los colores de la naturaleza fsica que nos rodea, sea a la vez el cuadro vivo de nuestras costumbres, y la expresin ms elevada de nuestras ideas dominantes, de los sentimientos y pasiones que nacen del choque inmediato de nuestros sociales intereses y en cuya esfera se mueve nuestra cultura intelectual.

Echeverra no se limita a recortar algunos versos de la obra elegida para convertirlos en epgrafes. Maneja a menudo el contexto de los fragmentos seleccionados y lo reelabora en sus propios versos. Si bien esto atae a otro tema de estudio, el de las fuentes, revela un aspecto fundamental en relacin con los epgrafes: Echeverra exhibe esas fuentes a travs de cada uno de ellos. Este hecho muestra bien a las claras que la sntesis entre lo europeo y lo americano tiene en la obra proyecciones ms hondas que las evidenciadas por la transcripcin de fragmentos. Tngase en cuenta que exhibir las fuentes presupone una circunstancia compartida con los lectores: conocer y frecuentar las obras elegidas. No creemos en la ingenua adopcin y adaptacin de obras de moda.

II. Epgrafes y temas

Ttulos y epgrafes se complementan eficazmente. En la edicin original, el poeta ha ubicado en pginas separadas el ttulo de cada parte, luego el (o los) epgrafe (s) y a continuacin nuevamente el ttulo, seguido de los versos que constituyen la parte que preside. Se cumple as, al comienzo de cada canto, un proceso de enunciacin, que se reitera despus de cargarse de mltiples connotaciones.

Echeverra explicita en su Advertencia a las Rimas los temas vertebradores de la obra: el desierto; dos seres ideales unidos por el amor y el infortunio. A pesar de la dualidad temtica, ambos temas convergen en una unidad que proviene de la relacin entre los dos personajes y el desierto. Tal relacin es de conflicto, ya que numerosas fuerzas hostiles emanadas de ese mbito natural conspiran contra la felicidad de Brian y Mara y generan su infortunio. Contra la opinin ms o menos difundida de que los romnticos americanos escribieron sus obras con cierto desalio, fruto de la improvisacin y no del rigor, una lectura atenta de La cautiva demuestra que Echeverra elabor con notable estrictez su poema narrativo. Esta afirmacin queda avalada - entre otros factores- por el perfecto ajuste de los epgrafes con cada uno de los temas enunciados o con ambos a la vez.Aunque el conflicto culmina en la muerte de los protagonistas, el narrador rescata a ambos del olvido y de la misma muerte a travs de dos subtemas: el amor ms all de la muerte, la imaginacin potica como eternizadora de los personajes. Ambos pueden reducirse a uno -el segundo-, por cuanto el narrador sugiere que las luces que vagan juntas por el pramo areo son fruto de la fantasa. Con estos subtemas se vincula el epgrafe del eplogo.

Los epgrafes no slo guardan una estrecha relacin temtica con el texto que encabezan -anticipan, resumen, sugieren, matizan, etc.-, sino que una lectura global de todos los ttulos y los epgrafes que los acompaan -nos referimos al de la obra y al de cada parte- proporciona una sntesis del desarrollo de la obra.III. Funcin de cada epgrafe

Epgrafe general

Ttulo y epgrafe de La cautiva estn orientados a reivindicar para Mara su carcter protagonice en el poema.El epgrafe se despliega a lo largo de la obra y Mara aparece siempre como una herona que, movida por la fuerza de su amor, socorre y alivia en su desventura al infortunado Brian. En varias ocasiones el epgrafe halla eco en los versos de EcheverraParte primera: El desiertoEl verso de Hugo se adeca de modo estricto al canto que encabeza, por cuanto Echeverra no slo intenta mostrar en ste la inmensidad del desierto vaco, sino que incluye la desenfrenada cabalgata de los indios despus del maln. Pero el valor del epgrafe no se cie con exclusividad a esta parte de la obra, ya que toda La cautiva presenta el desierto en su vastedad solitaria y el peregrinaje de los protagonistas a travs de ella. Se destaca as que el espacio slo alcanza pleno significado en relacin con el hombre17, y se anticipa la travesa de la infeliz pareja.

Parte segunda: El festn

El ttulo de la segunda parte no proporciona en s mismo una idea definida de los hechos que van a presentarse. Unido al epgrafe, adquiere un matiz nuevo, que abarca en totalidad los elementos integrados en este canto, los resume y anticipa. Echeverra explcita que el texto que sirve de epgrafe es de Dante, pero no indica su procedencia ni lo traduce al castellano: El solo nombre de Dante, unido a los versos transcriptos21, remite a la Divina comedia y trae connotaciones infernales. La idea global de infierno que suscita el epgrafe se desarrolla en El festn a travs de dos factores primordiales: el claroscuro de las hogueras en la noche y la tribu, presentada como un conjunto de seres demonacos. Los elementos de ese infierno se reducen en el epgrafe a imgenes auditivas, que son tambin predominantes en los versos de Echeverra. Tal preferencia del autor ha de atribuirse a la intencin de lograr un clima de confuso misterio en esa visin nocturna de la pampa. Por otra parte, como Echeverra no traduce el epgrafe, cabe suponer que ha querido subrayar el aspecto auditivo de esos versos

Parte tercera: El pualEl epgrafe resume la accin principal del canto: Brian, prisionero y a punto de morir, es salvado por Mara. El narrador muestra en esta tercera parte la accin de Mara, encaminada a salvar a Brian, hasta llegar concretamente al momento en que lo libera

Parte cuarta: La alboradaEste epgrafe causa sorpresa y convoca la expectativa del lector, por cuanto en la tercera parte Brian y Mara se han alejado de los indios, que permanecen dormidos, y nada hace pensar en muertos y sangre.

Echeverra empieza el canto con la palabra inicial del ltimo verso del epgrafe: Todo estaba silencioso, establece as una continuidad, pronto quebrada por la descripcin del plcido amanecer.

El epgrafe ha dejado la expectativa de un episodio sangriento, que se concreta a partir del verso 21: la venganza cristiana. Los versos de Manzoni anticipan el resultado de la accin principal de este canto y han preparado el nimo del lector para que la matanza no lo sorprenda y le desagrade.Parte quinta: El pajonal

Ttulo y epgrafe resumen el tema de este canto.

Parte sexta: La espera

Los versos de Moreto que constituyen el epgrafe36 universalizan la situacin de los protagonistas, que experimentan pesadumbre similar a la de cualquier ser humano en pareja situacin. La sexta parte constituye una etapa de sosiego en el ritmo de la obra. Se crea, ya desde el ttulo, un tiempo psicolgico que discurre con lentitud para los personajes y relaja la tensin del lector hasta la aparicin del tigre.Parte sptima: La quemazn

Echeverra pinta, a lo largo de su poema, algunos rasgos de la fisonoma potica del Desierto, en este canto la dimensin plstica del verbo pintar adquiere todo su valor.

La quemazn es el cuadro vivo -dinmico y esttico a la vez- de uno de los rasgos del desierto. Los fragmentos de extraordinario dinamismo que muestran los diversos aspectos del incendio forman parte de una nica pintura: la quemazn en la pampa.

El epgrafe subraya, por lo dicho, el aspecto visual e incluye una apelacin al lector implcito -Voyez, Mirad- para que contemple el cuadro trazado.Parte octava: Brian

La relacin epgrafe-canto es, en esta ocasin, complementaria y antittica. Ese Brian fuerte y valeroso, que respondera a las caractersticas apuntadas por el epgrafe, es el Brian del pasado y slo reaparece en el delirio que precede a su muerte.Ahora es una sombra, un ser imposibilitado de valerse por sus propios medios. Depende, en consecuencia, de la fortaleza de Mara, dbil por su condicin de mujer pero transformada por la pasin. La fortaleza, el valor y la arrogancia de Brian son ahora caractersticas de Mara.Parte novena: Mara

Esta parte es la nica que lleva dos epgrafes. Existen relaciones mutuas entre ellos y de ambos con respecto al texto que encabezan. La lectura de uno a continuacin del otro revela una gradacin semejante a la de los acontecimientos presentados en el canto.La muerte de Brian supone la prdida de todo el sentido del vivir de Mara. Perturbada su razn, slo subsiste llevada por la quimrica esperanza de hallar vivo al hijo que una vez supo muerto. Finalmente, la propia muerte dar fin a su tormento.Eplogo

La cita de Lamartine que encabeza el Eplogo: Doucelu-miere es tu leur ame? (Lamartine). Eres, plcida luz, el alma de ellos? -anticipa y resume su contenido y, a la vez, desde el punto de vista estructural, establece una vinculacin (oscuridad-luz, muerte-vida) inmediata con los ltimos versos de la novena parte.Este epgrafe est tomado del poema Le soir50, con el cual el eplogo de La cautiva tiene no pocos puntos de tangencia, no slo en el tono sino en particulares concretos.

El anlisis efectuado permite establecer que los epgrafes en La cautiva, lejos de ser ornamentales o de obedecer meramente a ciertos hbitos de poca, tienen funciones bien definidas dentro de la obra: 1) Responden a la bsqueda consciente de una sntesis prospectiva entre lo americano y lo europeo.

2) Se vinculan de modo claro con los temas vertebradores de la obra.

3) Guardan estrecha relacin con el text que encabezan y, a la vez, contribuyen al logro de una obra orgnicamente concebida y ejecutada.Trabajo Prctico Evaluativo Grupal en Clase

La cautiva

Esteban Echeverra

Releer el texto literario y la bibliografa para realizar este Trabajo Prctico

1. Determinen cules son las principales caractersticas del romanticismo en Argentina que aparecen en el texto

2. Realicen una breve sntesis argumental del texto

3. Por qu este poema es un relato pico?

4. Analicen los epgrafes de cada una de las partes de La cautiva (Byron, Vctor Hugo, Dante, Caldern, Manzoni, Moreto, Lamartine, Petrarca).

a) Qu funcin cumplen?

b) Por qu creen que los utiliza el autor?

5. Cmo se describe al desierto y al indio? Justifiquen con citas. Cul creen que es la finalidad del autor con esas descripciones?

6. El desierto es un smbolo. De qu?

7. Caracterizar a los personajes. Justifiquen con citas textuales

a) Mara

b) Brian

c) Los indios

8. Mencionen las actitudes de Mara que denotan su progresivo fortalecimiento, y aquellas actitudes de Brian que dan cuenta de su progresiva flaqueza.

9. Sobre el esquema Civilizacin vs Barbarie, explicar en qu parte del poema se dan los valores de cada trmino de la oposicin. Citar ejemplos textuales.

10. El poema se estructura en torno a dos temas: la pampa infinita y el amor. Citar ejemplos que den cuenta de ellos.

Se interrogar oralmente a cada alumno sobre algn tema del trabajo y la calificacin del mismo ser el promedio del trabajo grupal escrito y el interrogatorio oral

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