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DOSSIER 159 LOS MAYAS Realidad y enigma 160. Señores de la selva Andrés Ciudad Ruiz Un halo de misterio sigue rodeando a la civilización de los mayas, una de las más refinadas y complejas de Mesoamérica en el período prehispánico, con asentamientos en lo que hoy son Guatemala, México, Honduras, Belice y El Salvador. Ahora, la película Apocalypto, de Mel Gibson, populariza su milenaria historia 168. Pirámides y reyes María Josefa Iglesias Ponce de León 176. Bajo el signo de los astros Alfonso Lacadena García-Gallo 180. Apocalypto Andrés Ciudad Ruiz La llamada Reina de Uxmal, escultura en piedra calcárea hallada en la Pirámide del Mago de Uxmal, Yucatán (México), Museo Nacional de Antropología).

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DOSSIER

159

LOS MAYASRealidad y enigma

160. Señores de la selva

Andrés Ciudad Ruiz

Un halo de misterio siguerodeando a la civilizaciónde los mayas, una de lasmás refinadas y complejasde Mesoamérica en elperíodo prehispánico,con asentamientos en loque hoy son Guatemala,México, Honduras, Belicey El Salvador. Ahora, lapelícula Apocalypto, deMel Gibson, popularizasu milenaria historia

168. Pirámides y reyes

María Josefa Iglesias Ponce de León

176. Bajo el signo de los astros

Alfonso Lacadena García-Gallo

180. Apocalypto

Andrés Ciudad Ruiz

La llamada Reina de

Uxmal, escultura en

piedra calcárea hallada

en la Pirámide del Mago

de Uxmal, Yucatán

(México), Museo Nacional

de Antropología).

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LOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Los mayas protagonizaron una delas más refinadas civilizacionessurgidas en el áreamesoamericana. AndrésCiudad estudia sus orígenesmilenarios, su compleja organizaciónsocial urbana, sus conocimientos ycreencias, así como sus diversos avatareshasta la llegada de los españoles

No han los indios perdido sinoganado con la ida de la naciónespañola..., sus primeros fun-dadores, malos padres que los

engendraron en pecado e hijos de laira… no les supieron dar orden (paraque) careciesen de (los) errores tantos ytales como en los que han vivido…”.

Esta actitud del obispo Diego de Lan-da, asentada en su Relación de las cosasde Yucatán (1560), contrasta con la sor-presa que demuestra Cristóbal Colóncuando, en el curso de su cuarto viaje,descubre en 1502 una canoa maya quenavega frente a las costas de Honduras.

El Almirante valora en sus escritos la can-tidad, variedad y calidad de los bienesque transporta, y se admira de la sofisti-cación cultural que transmiten sus ocu-pantes. Sin duda, la intención, la sensi-bilidad y la experiencia de cada uno deestos dos personajes es distinta, pero re-coge dos maneras de contemplar al“otro”, al indígena americano que, en cier-ta medida, y con los cambios lógicos delproceso histórico, persisten hoy en día.

El bagaje cultural de estos comercian-tes mayas y de la civilización que repre-sentan no es fruto del azar, ni obedecea procesos históricos inmediatos o aje-nos; al contrario, estos navegantes par-ticipan de una sociedad que hunde susraíces en milenios de tradición, en la que

ANDRÉS CIUDAD RUIZ es catedráticode Historia de América, UCM.

SEÑORESDE LASELVA

Estatuilla cerámica

representando a un guerrero,

procedente de la isla de

Jaina (Campeche, México),

finales del Período Clásico,

siglos VII-VIII.

El Palacio de la ciudad de

Palenque, siglos VII-VIII

(Chiapas, México),

magnífico ejemplo de la

arquitectura maya del

Período Clásico.

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se han desarrollado conocimientos, ins-tituciones, estructuras, ideologías y tec-nologías altamente evolucionados. No esuna tradición en exclusiva maya, sino queacoge en su seno diseños culturales queconviven en un área de tradiciones com-partidas, que los expertos conocemoscon el nombre de Mesoamérica, y queidentifica un área de civilización.

Las civilizaciones antiguas incluyen ensus registros culturales rasgos y estruc-turas básicas que, a simple vista, resultancomunes a todas ellas: grandes centrosurbanos, suntuosos palacios, impresio-nantes edificios religiosos, bellas obras dearte escultórico y pictórico y lujosas tum-bas repletas de productos exóticos degran destreza artística se combinan consofisticadas técnicas, instituciones com-plejas, religiones centralizadas y avanza-dos conocimientos. La cultura maya no esuna excepción: su milenaria tradición cul-tural y su pertenencia a un área de civili-zación culminaron con una evolucióncompleja que hoy día asombra al profanopor la belleza de sus manifestaciones ar-tísticas y sus logros intelectuales.

Una evolución milenariaEsta larga trayectoria evolutiva tiene ante-cedentes lejanos en pequeñas bandas decazadores y recolectores nómadas, insta-lados en el área maya hacia 9000 a.C., enun momento en que el Pleistoceno toca asu fin y obliga a estos grupos a introducirmodificaciones en su economía de sub-sistencia, consistente en la manipulación

de los recursos de origen vegetal: un lar-go camino que culminará con el desarro-llo de la agricultura hacia 2000 a.C.

Esta alternativa económica y sociocul-tural requiere de patrones de compor-tamiento que ya identificamos como ma-yas, y se desarrolla en el denominado pe-ríodo Preclásico (2000 a.C. a 250 d.C.),cuando se perfilan las bases en que seasienta la civilización mesoamericana. Eldominio de la agricultura favorece el usode la cerámica y la sedentarización pormedio de aldeas socialmente igualitarias,como las que existen en la fase tempo-ral conocida como Barra (1850-1650 a.C.)que, distribuidas desde la costa del Pací-

fico hasta la del Golfo de México, intro-ducen pautas que garantizan la propie-dad de los territorios en que se instalan–tales como el culto a los antepasados–,y practican rituales chamanísticos, mu-chos de ellos dedicados a la fertilidad dela tierra y del grupo humano.

Con el tiempo, el control del territorioy de las técnicas de trabajo de la tierra ori-ginan cierta diferenciación social internay los primeros centros de integración ha-cia 1650 a.C. La referida estratificación seconsolida con la influencia olmeca de lacosta del Golfo de México, que se evi-dencia en la ideología y la organización

de los centros (montículos, estelas y al-tares grabados, sistema de escritura y ca-lendario); rasgos que se combinan en elprimer milenio antes de nuestra Era pa-ra definir el “estilo” de la civilización me-soamericana: el modelo de templo y depalacio, el sistema de propaganda polí-tica, el tipo de divinidades, o de aportesintelectuales como la escritura y el ca-lendario, y demás. Acompañan a estosrasgos jerarquías sociales con diferenteacceso a los recursos y, con ellas, la cons-trucción de impresionantes recintos ur-banos repletos de arquitectura monu-mental asociada con magníficas escultu-ras y con recintos funerarios ocupados

por ricas ofrendas. En este momento sur-gen las primeras ciudades mayas.

Estas ciudades incipientes preludian,como ya lo hicieron antes en Mesopota-mia, China o Egipto, un nivel organizati-vo típico de las jefaturas complejas y delos Estados arcaicos. La arqueología do-cumenta un rápido incremento pobla-cional y el desarrollo de organizacionesestratificadas, como testimonian los ela-borados restos funerarios, la consolida-ción de un estilo propio en la arquitec-tura, el arte y la especialización artesanal.Uno de los acontecimientos más notorioses el uso de la escritura jeroglífica.

Estos acontecimientos se acompañande una religión formalizada que, como enel resto de las civilizaciones de la Anti-güedad, se asienta en la tradición agríco-la que la sustenta; de ahí, que las deida-des básicas estén dedicadas a la lluvia, alfuego, al sol, al trueno y, en especial, alprincipal alimento de los pueblos me-soamericanos, el maíz, además de otrasdivinidades referentes al mundo de ul-tratumba. Una religión que, convenien-temente manipulada, sirvió como estra-tegia de poder de los gobernantes mayas.

Tal proceso está reflejado por una ela-borada iconografía a base de mascaronesde estuco colocados en los basamentosde los templos, mediante los cuales losreyes difunden una ideología que los si-túa en el centro del universo, interfirien-do en la órbita del Sol y de Venus. El usode cerámica especializada y de utensiliosexóticos muestra el incremento de las je-rarquías sociales y la presencia de una cla-se gobernante cada vez más rica y pode-rosa, que deja huella de su existencia me-diante la construcción de lujosas tumbasque contienen un sofisticado inventariode bienes de lujo importados.

Esplendor urbanoEl complicado proceso de manipulaciónde la ideología colectiva por los gober-nantes culmina en el período Clásico(250-1000 d.C.), y viene anunciado por eldesplazamiento de los mascarones quedecoran los templos-pirámide por este-las y altares tallados con las imágenes delos reyes, acompañados por textos en losque sancionan la legitimidad de su podery narran los acontecimientos más rele-vantes de su mandato.

Las ciudades se hacen aún más com-plejas y se pueblan de templos, palacios,juegos de pelota, santuarios, calzadas yconstrucciones abovedadas más sofistica-das y específicas. Todo ello acompañadopor una agricultura intensiva que logra al-tos niveles de producción de alimentos,un comercio especializado a larga distan-cia y una sociedad estratificada, cuyos ar-tesanos producen bellas obras de arte.

Las comunidades mayas se organizanen ciudades-estado autónomas, dirigidaspor reyes que legitiman su poder en elorigen divino de sus antepasados y actúande intermediarios entre las divinidades yla comunidad humana. No podríamos de-cir que el rey maya –k’uhul ajaw–, “sa-grado señor”, se consideró un dios a la

Llegada de los españoles al Yucatán, según una ilustración de Historia de las Indias, manuscrito de D. Durán, hacia 1579, Madrid, B. Nacional.

Detalle de un mural del Templo de las Pinturas o Estructura I de Bomanpak (Chiapas, México),donde se relatan sucesos del reinado de Chaan Muan II, de finales del siglo VIII.

SEÑORES DE LA SELVALOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Las comunidades mayas se organizan enciudades-estado autónomas, con reyes quelegitiman su poder en el origen divino

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manera de los faraones egipcios, pero síque tenía una esencia de divinidad que leseparaba del resto del cuerpo social y quese reservó un papel divino tras su muer-te, transformándose en una deidad rela-cionada con la fertilidad, en especial enel dios del maíz o el de la lluvia.

Los suntuosos palacios, el lujo materialy las obras de arte destinadas a la repre-sentación de unos soberanos plenamen-te conscientes de su condición, dan tes-timonio de una sociedad cortesana muyevolucionada. Las cortes mayas estuvie-ron pobladas por una amplia variedad dearistócratas que ostentaron títulos, car-gos y rangos diferentes y se encargaronde la burocracia del palacio y del controldel territorio. Todos ellos requirieron delos servicios de centenares de personasy reflejaron su posición por medio de laarquitectura, y de ricas ofrendas deposi-tadas en sus lugares de habitación y deculto y en sus recintos funerarios.

La organización territorial en ciuda-des-estado autónomas propició la hete-rogeneidad cultural, de modo que exis-

tieron sofisticadas diferencias de tradiciónque se manifiestan en el arte y confierengran riqueza cromática y formal a esta cul-tura: los estilos arquitectónicos y la exis-tencia de diversas escuelas estatales demanufactura y decoración cerámica dancuenta, por ejemplo, de esta situación.

Una sofisticada culturaUn elemento que define de forma meri-diana la cultura de la aristocracia es la es-critura jeroglífica, que pone de manifies-to que los mayas participaron de uno delos conocimientos más evolucionadosde la Historia de la Humanidad; son mi-les los textos que, consignados en made-ra, piedra, murales, cerámicas, joyas y li-bros, registran las biografías, hazañas ycostumbres de los reyes y sus cortes. Deun modo similar a las escrituras egipcia,hitita o sumeria, la maya se compone designos logográficos y fonéticos, de los cua-les se han registrado más de 800, cuyodesciframiento se halla en un momentode gran madurez.

También define la sofisticación de la

Corte maya el conocimiento científico delcomportamiento de los astros y del ca-lendario. Los hombres de ciencia se die-ron cuenta de que los cuerpos celestesmás relevantes tenían un comporta-miento cíclico. Por eso pensaron que eltiempo era cíclico y el espacio también, yque formaban un continuum por el quedeambulaban el sol y los cuerpos celes-tes. Su sistematización permitió a la Cor-te dotarse de una herramienta que les ale-jó aún más del cuerpo social.

Con un sistema que incluía accidentesnaturales, estructuras arquitectónicas, se-ñales y edificios especializados –como losComplejos de Ritual Público, el Caracolde Chichén o la torre de Palenque–, cons-truyeron elaborados ciclos calendáricos,asentados en un sofisticado sistema ma-temático: la invención del 0 les permitióla creación de un sistema vigesimal y es-tablecer cálculos que conducen al infini-to, a partir de posiciones que multipli-caban por 20.

El sabio maya acopló este sistema arit-mético al calendario y situó, como los ro-

manos y los árabes, un punto míticode partida en el 13 de agosto del año3114 a.C. El momento culminante resultócuando estos cálculos aritméticos se tras-ladaron a la cerámica, la concha, el jadey, sobre todo, a la piedra monumental jun-to a la figura del gobernante. Este sistemase denominó Cuenta Larga o Serie Inicial,por contar con un Glifo Introductorio, yse utilizó para contar la Historia maya.

Ciclos, astros, diosesLa concepción cíclica del tiempo y del es-pacio permitió a los gobernantes cono-cer el pasado y determinar el devenir me-diante la práctica ritual. Una vez más, elconocimiento de los astros les resultó degran valor; si conseguían explicar la re-volución del sol, podían manejarla, y laexperiencia les dio oportunidades sufi-cientes para ello: los mayas registraroneclipses de sol y de luna, incluso aquellosque afectaban a zonas alejadas de sus te-rritorios. Sus libros jeroglíficos están lle-nos de tablas de diversos planetas, cuyomanejo por los sacerdotes, en combina-ción con el ritual, hizo posible la mani-pulación del presente y del futuro.

Si los cuerpos celestes y el espacio enque se instalan son cíclicos ¿por qué no te-ner los dioses el mismo comportamiento?Dioses y estrellas pudieron actuar como

el sol, atravesando el firmamento y bajan-do al inframundo para volver a renacer enuna rueda que no tenía fin. Y el gober-nante, un ser divinizado por su propio car-go, no era otra cosa sino otra estrella queseguía los pasos del sol y, favorecido porel monopolio de los rituales de Estado, seconsideraba el eje del mundo, el único ga-rante del orden cósmico en la tierra.

Con estos ingredientes insertados enuna religión de carácter animista, el ritualy las prácticas chamanísticas situaron a ca-da individuo en el lugar que le corres-ponde. El paisaje construido maya estuvojalonado de portales simbólicos que co-nectaron con el ambiente en que vivieronlos dioses y los antepasados, los cualesfueron cruciales a la hora de escenificarlos dramas en que los señores realizabansus ritos de transformación: de las puer-tas de los templos, cuevas, juegos de pe-lota e, incluso, de objetos como platos po-lícromos, emanó una sustancia que teníaesencia divina y que los mayas denomi-naron itz, un término ligado a las secre-ciones del ser humano y otras sustancias,

tales como resina de árbol, cera de abejaso granos de maíz. La quema de estas sus-tancias y de algunos otros objetos “con al-ma”, como papel de corteza de árbol, co-pal, jade y la sangre del gobernante, per-mitieron a los reyes –junto con determi-nadas prácticas de alteración de la con-ciencia– entrar en trance y contactar conlos dioses y con sus antepasados para con-jurarles y hacerles intervenir en sus ritua-les. El resultado de este contacto se co-municaba a los asistentes al ritual por me-dio de la danza estática y de cantos, en laque los oficiantes se comportaban con ac-titudes propias de los seres divinos.

Además del sacrificio personal, los di-rigentes realizaron otros grandes rituales,como el sacrificio humano y el juego depelota, muy útil éste para afianzar su po-der mediante la reactivación de un anti-guo mito que refiere a la creación maya yque fue instrumentado por los reyes pa-ra identificarse con aquellas divinidadesque vencieron a los dioses de la muertey para explicar su renacimiento como se-res sobrenaturales.

SEÑORES DE LA SELVALOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Los sacrificios humanos

El sacrificio humano, por aberrante queparezca en la actualidad, es un rasgo

cultural ligado a la historia humana, hayasido realizado con fines religiosos, políti-cos o para depurar a individuos antisocia-les. Los mayas prehispánicos no fueron aje-nos a esta práctica, aunque la informaciónarqueológica, etnohistórica o histórica acer-ca de sacrificios masivos es escasa y permi-te pensar que no ocupó un papel central ensu cultura.

Los mayas formaron parte de la civiliza-ción mesoamericana, para la que el sacrifi-cio humano está identificado desde6000 a.C., quizá diseñado para capturar laespiritualidad de un individuo, como un me-dio para contactar con el mundo espiritual.

La información disponible vincula el sa-crificio humano entre los mayas con ritua-les realizados exclusivamente por el Rey,quien, en su doble calidad de gran sacer-dote y sacrificador y a la vez jefe políticoy militar, utilizó a personajes de élite cap-turados en el campo de batalla para au-mentar su carisma y su poder político-te-rritorial; ocasionalmente, algunos sacrifi-cados acompañaron al gobernante en su via-je después de su muerte, como ocurre en la

renombrada tumba de K’inich Janaab’ Pa-kal I de Palenque.

Visto desde esta óptica, el sacrificio hu-mano –sea por decapitación o por extrac-ción del corazón, desmembramiento, ahor-camiento, destripamiento, asaetamiento opor fuego– se muestra en íntima conexión

con la guerra y, si bien es presentado en laiconografía como un acto ritual, fue esen-cial para inspirar terror político. La rituali-zación del sacrificio permitió que los reyesaseguraran una y otra vez a sus súbdito lacontinuidad de los ciclos de tiempo y dela regeneración de la vida, y sirvió para ex-plicar comportamientos del más allá, condioses sacrificadores. Estas prácticas estu-vieron acompañadas por otras de humilla-ción de los cautivos, que incluían el des-pojo de sus signos de rango, de prestigio eidentidad, su desnudez y desaliño personal.

Después de 1000 d.C., el sacrificio hu-mano se transformó en un importante fo-co ritual, como consecuencia de la intro-ducción de nuevos cultos a la Serpiente Em-plumada y asociado también al juego de pe-lota: tuvo entonces una función esencial depago y alimento a los dioses, en reciproci-dad de aquellas deidades que habían dadosu sangre para crear a la Humanidad. A par-tir de estos momentos se hace más comúnel sacrificio humano en la imaginería, y apa-recen las primeras estructuras especializa-das que lo magnifican, como los altares decráneos –tzomplantli– situados en el cora-zón de las ciudades. A.C.

Cuatro dioses mayas rodean un templo

unidos por una cuerda que perfora sus faloserectos (Códice de Madrid, M. de América).

Dignatario maya arrodillado, en la Estela 40

de Piedras Negras, fechada el 4-6-746,Ciudad de Guatemala, Museo Arqueológico.

Máscara de jade del rey Pakal, gobernante de Palenque en el siglo VIII, cuya tumba se descubrióen el Templo de las Inscripciones de esa ciudad, México D. F., Museo Nacional de Antropología.

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Esta religión animista era compar-tida por todo el cuerpo social, peroa la vez fue sobrepasada por otra quetenía una esencia más urbana, dise-ñada por la realeza y la Corte. Ellosfueron quienes crearon una religiónformalizada, en que los dioses no eranconsiderados como seres abstractos ori-ginados en el tiempo de la creación y aso-ciados a un espacio metafísico distinto –co-mo el dios cristiano–, sino que compartíanciertos aspectos del desarrollo cíclico delser humano, de la naturaleza y de los as-tros: los dioses habían nacido en un mo-mento determinado, necesitaban alimen-tarse, podían sufrir por el desentendi-miento de los hombres y podían morir.

Una buena parte de estas entidades di-vinas tenían relación con la fertilidad y conaspectos positivos de la naturaleza, comola lluvia (Ch’aak), el viento, el sol (K’inichAjaw), el trueno, el cielo (Itzamnaaj) o eldios de la realeza (K’awiil), o también dei-dades propias de cultos celebrados en ciu-dades específicas. Una divinidad esencialfue el dios del maíz, Hun Nal Ye, por su ca-pacidad de proporcionar riqueza y pros-peridad; por ello, el ciclo de la planta sir-vió de metáfora para el ciclo de vida delgobernante y para su regeneración comoun dios tras su muerte. Estos dioses tu-vieron sus propios avatares nocturnos, quegobernaron el inframundo y estuvieron re-lacionados con la enfermedad, la desgra-

cia de las comunidades y la muerte. Loswayob’, un alter ego o coesencia de los se-res humanos concebidos como un aspec-to del alma que se aparece a los seres vi-vos mediante sueños, constituyeron unacategoría especial de sobrenaturales.

Esta sociedad urbana y cortesana alta-mente sofisticada empezó a mostrar sín-tomas de deterioro y cambio desde fina-les del siglo VIII, de manera que en re-giones del Usumacinta, Petén y Motaguase inició un proceso definido por el ce-se de las actividades de la élite que cul-minaría con el abandono parcial o totalde las ciudades. Decayó entonces la cons-trucción de arquitectura pública, la erec-ción de monumentos dinásticos, la ma-nufactura y distribución de bienes de lu-jo y la vida de la Corte. El fenómeno nofue general, pero sí bastante extendido.

Todas las civilizaciones de la Antigüe-dad han sufrido transformaciones de es-

ta naturaleza –el antiguo Egipto, Mi-nos o el imperio hitita constituyenejemplos al respecto–, aunque en lazona maya ha alcanzado un elevadogrado de misterio y de especulación,

que poco a poco se está desvelando.Las causas definitivas del “colapso” de

la civilización maya están aún por de-terminar, pero parece claro que procesosinternos y externos produjeron una trans-formación gradual de las bases sociales,políticas, económicas e ideológicas de lasociedad, y con ella una reorientación deprofundo significado cultural que habíaafectado a todo el mundo maya hacia el1000 d.C.

Un “nuevo orden”Una de las consecuencias de este cambiosería una gran concentración de la po-blación en el norte del Yucatán y los lagosde Petén y el clímax de ciudades comoUxmal o Chichén Itzá, quedando desha-bitada buena parte del área que habíaprotagonizado la civilización maya del Clá-sico. Se inicia ahora una etapa en que Me-soamérica se adentra hacia una estructu-ra de sistema mundial, y se reproduceninteresantes fenómenos de secularizacióny sincretismo cultural, con más estrechosintercambios de conceptos, ideas y mo-dos de vida con otras culturas de Méxicoy Centroamérica.

En el pasado, los arqueólogos conside-

raron “decadente” este período Posclási-co que concluye con la conquista por losespañoles (1000-1521/1697 d.C.). Una ar-quitectura menos suntuosa, ajuares elitis-tas más sencillos y una escultura menossofisticada, junto a un corpus de escriturajeroglífica reducido, hicieron pensar a losexpertos que esta etapa era equivalentea una regresión cultural. Hoy día se hacomprobado la existencia de una muycompleja estructura económica y organi-zativa para el Posclásico, así como de avan-ces científicos e iconográficos y el man-tenimiento de los registros escritos, queobligan a interpretar de manera distintalos connotados cambios que hemos de-terminado entre el Clásico y el Posclásico.

Estos procesos vienen alentados pornuevos cultos –muchos de ellos relacio-nados con la veneración de la SerpienteEmplumada– que enfatizan el militaris-mo y el sacrificio humano, y que se ex-

panden gracias al reforzamiento del in-tercambio internacional mediante em-barcaciones que circundan la penínsulade Yucatán para llegar a América Central.

Los documentos escritos en grafías la-tinas que recogen la memoria históricamaya, narran las fortunas de ciudades co-mo Chichén Itzá, Mayapán, Izamal y otrasmuchas más, y documentan un sistemapolítico que, si bien tan jerarquizado omás que el vigente en el Clásico, había de-jado atrás la fuente carismática del poderreal y se veía obligado a un nuevo diseñode la estructura socio-política, del paisa-je construido y de la iconografía que jus-tificaba el orden social.

Estos mismos textos señalan que des-pués de 1450, con la decadencia de Ma-yapán, se produjo una gran fragmentaciónpolítica en provincias autóctonas, que per-duraría hasta el contacto con los españo-les en 1511. En las Tierras Altas de Gua-

temala el proceso es paralelo, pero desde1250 surgieron Estados independientescon un alto grado de integración política.Quichés, Cakchiqueles, Tzutuhiles y Ma-mes se disputaban los Altos, desde don-de presentaron una fuerte resistencia a lastropas españolas que invadieron el áreaen 1521. Aún hubo un último núcleo deresistencia maya en medio del control es-pañol, Tayasal, que resistió a orillas del ac-tual lago guatemalteco Petén Itzá hasta suconquista en 1697.

Finalmente, el contacto con el Imperioespañol produce cambios muy dramáticos,tanto en el aspecto demográfico, con po-blaciones diezmadas por la guerra y las en-fermedades, como en el cultural. Nuncamás se elevarán grandes templos ni juegosde pelota, la escritura jeroglífica será sus-tituida por el alfabeto castellano, su reli-gión, por la cristiana, y su ciencia mate-mática y astronómica, por la occidental.�

Los mayas hoy

Tras la conquista por los españoles, lasociedad colonial novohispana subsu-

mió las distintas particularidades indígenasbajo el homogeneizador concepto de indioque supuso, de hecho, la desaparición enel imaginario criollo tanto de los mayas co-mo del resto de grupos étnicos. Sin embar-go, ocultos tras tan generalizadora noción,los grupos mayances siguieron evolucionan-do y adaptándose a las cambiantes condi-ciones sociales y ambientales. De ello tuvie-ron fehaciente prueba los próceres colonia-les cuando, avanzado el siglo XVIII, la cul-tura maya fue revitalizada como consecuen-cia de una rebelión yucateca con la que losindígenas creyeron cumplir las profecías delos sagrados libros del Chilam Balam.

Las luchas entre liberales y conservado-res, con los indígenas siempre como carnede cañón, y los procesos subsiguientes a lasindependencias nacionales hicieron quelas diferencias entre grupos que pertenecíana un gran tronco común se fueran acrecen-tando. Los vaivenes políticos y económicos,así como las fuertes transformaciones am-bientales, incidieron en la misma dirección.Pero, velados tras unos y otros, los mayassiguieron caminando hasta nuestros días.

El anuncio, en octubre de 1992, de queel Premio Nobel de la Paz de ese año seríaentregado a Rigoberta Menchú hizo perca-tarse por vez primera a gran parte del mun-

do occidental o, al menos europeo, de quelos mayas no habían desaparecido totalmen-te. Si poco fuera este aldabonazo, el 1 deenero de 1994, y tras la estela de un enmas-carado que fuma en pipa, centenares de in-dígenas, en su inmensa mayoría mayas, sealzaron en armas en el estado mexicano deChiapas. Estos acontecimientos de la pa-sada década colocaron a los mayas en la es-tela de la actualidad. El exotismo que algu-nos habían utilizado como guía para acce-

der al conocimiento de los templos de Yu-catán, Chiapas o Guatemala, se enfrentabaasí con la contundencia de los modos de vi-da particulares de quienes legítimamentese consideran herederos de sus constructo-res y se distribuyen por tierras desde el Gol-fo de México al Pacífico, desde la mexicanapenínsula yucateca hasta Honduras, con unaincursión en El Salvador, incluyendo, cómono, a Guatemala y Belice.

La aparición de universidades intercultu-rales, o directamente mayas, con presenciade los grupos indígenas que por tal se tie-nen, es sólo la punta de lanza de la recu-peración de una identidad que, con altiba-jos, ha pervivido en el último milenio. Yasí, hoy, tan mayas son los lacandones, unpueblo que llegó a la selva de su nombredesde el Petén guatemalteco y que ve el tu-rista vendiendo artesanías a las puertas dePalenque (México), como los que lo recibendespués en Chichicastenango (Guatemala)o las cercanías de Copán (Honduras). Esmás, cerca de una treintena de lenguas decomún origen –chol, tseltal, tsotsil, kanjo-bal, tojolabal, chontal, cakchiquel, kekchi,ixil, izta, mopan....– son todavía hoy habla-das por varios millones de hijos del maíz.Sólo falta que quien recorre la Riviera Ma-ya sea capaz de escucharlas. mirando al pre-sente sin dejar de asombrarse por el pasado.

PEDRO TOMÉ, CSIC.

Mujeres tsotsiles en una manifestación porel primer aniversario de la matanza deActeal (Chiapas), diciembre de 1998.

SEÑORES DE LA SELVALOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Recinto del juego de pelota de la ciudad de

Cobà (Yucatán), fundada en el PeríodoClásico y que pervivió en el Posclásico.

Disco de Chinkultic, con un jugador de pelotarodeado por una cenefa de glifos, 590 d C.,

México D.F., Museo Nacional de Antropología.

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Parece existir un amplio consen-so a la hora de calificar al artemaya en general como el de ma-yor grado de complejidad y de

belleza entre los desarrollos artísticos me-soamericanos, e incluso americanos engeneral. Ello se debe, en parte, a la ma-yor profundidad histórica de esa excep-cional cultura, ya que, aunque alcanza susmáximas cotas en el período Clásico (250-1000 d.C.), es a partir del Preclásico(2000 a.C.-250 d.C.) cuando empiezan adefinirse estilos e iconografías que –conobvias variaciones– subsistirán hasta el si-glo XVI.

Si bien es cierto que los mayas com-parten numerosos rasgos culturales consus sucesivos contemporáneos me-soamericanos, fueron ellos los que mos-traron una mayor exquisitez al plasmaren una amplia variedad de materiales or-gánicos, como madera o hueso, e inor-gánicos, como diferentes tipos de pie-dras, cerámica o concha, una iconogra-fía plural capaz de aunar simbolismo ynaturalismo de forma magistral, y a losque hay que añadir la presencia del sis-tema de escritura jeroglífica más com-plejo de América, que –muy a menudo–acompaña y complementa las imágenes.

Durante muchos años, se habló de unarte maya cuyos temas estaban centra-dos en aspectos puramente sobrenatu-rales o cosmogónicos, cuando en reali-dad el eje central es sin duda la figurahumana, y de manera más evidente elrey o k’uhul ajaw, en torno al que giratodo el sistema figurativo. Y en relación

MARÍA JOSEFA IGLESIAS PONCE DE LEÓN eS

profesora de Historia de América, UCM.

PIRÁMIDESY REYES

LOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Simbolismo y naturalismo se conjugan en laiconografía de las exquisitas realizaciones artísticasde los pueblos mayas. María Josefa Iglesias analizael talento arquitectónico con el que construyeron susciudades y la maestría de escultores y pintores alservicio del poder y la memoria de sus reyes

Escultura en piedra deChac Mool, procedentede Chichén Itzá(Yucatán, México),siglo XI, Mérida, MuseoRegional.

Pirámide de Kukulkán,

en Chichén Itzá(Yucatán, México), sigloXIII, la gran ciudad mayadel Período Posclásico.

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con él y su grandeza, una de las repre-sentaciones más explícitas es la de laguerra, apareciendo el gobernante, re-cubierto de una extraordinaria vesti-menta, con cautivos atados o sangrantesa sus pies, y tanto en pintura mural co-mo en piedra tallada. Asimismo, no esinhabitual la imagen de gobernantes rea-lizando un autosacrificio de sangrado.En muchos sentidos, el arte maya es un

arte esencialmente antropocéntrico yrealista, ya que una buena parte de lo re-presentado existió realmente.

En otros momentos y contextos, estearte es usado para representar un mun-do sobrenatural poblado de dioses, en-tidades, sustancias y elementos que noexisten en la realidad, siendo por ellomuy difíciles de interpretar. Entre los dio-ses más representados destacaría K’awiil,una deidad que suele aparecer como ce-

tro en manos de los gobernantes, y cu-yo rasgo principal es una antorcha hu-meante que sale de su frente. Como co-rresponde a una sociedad agrícola, HunNal Ye, el Dios del Maíz, está frecuente-mente presente en murales tempranos,cerámicas y talla en piedra, seguido deotras deidades, asimismo, relacionadascon la tierra donadora de vida y alimen-to, como Itzamnaaj (cielo), Ch’aak (llu-

via) y K’inich Ajaw (sol). En opinión denumerosos especialistas, la mayoría deestas deidades forma parte del mito ma-ya de creación del mundo, el gran temasubyacente en el arte maya.

Todo esto lleva a reflexionar acerca dela doble función que este arte, inevita-blemente elitista, cumple: por un lado,ensalzar y legitimar la figura del Rey, si-tuándole en la parte más elevada de lasociedad maya; por otro, usar las imáge-

nes para dar una forma tangible al com-plejo e inalcanzable mundo sobrenatu-ral. En realidad, los dos aspectos estánforzosamente unidos, por ser los reyeselementos intermediarios de lo cotidia-no y lo supranatural. Y, si bien en los ini-cios de las representaciones artísticasfueron enormes mascarones de dioseslos que cubrían los basamentos de losedificios centrales de las ciudades, po-co a poco serán las estelas o el comple-jo estela-altar los que adquieran una ma-yor importancia en la transmisión de in-formación de cósmica a histórico/cós-mica, pasando a ser los mascarones unelemento decorativo más, junto a cres-terías, frisos, dinteles, etcétera.

Diversos estilos arquitectónicosNo pueden aislarse en ningún caso las re-presentaciones citadas –humanas o divi-nas– del que será un soporte funda-mental: la arquitectura monumental. Lasolución a la necesidad de los gober-nantes de transmitir/compartir/imponersu realidad sociopolítica y cosmogónica,pasa por un acrecentamiento del con-

cepto primigenio, ancestral, del espaciohabitacional –choza y patio– en que setransforman plazas y edificios monu-mentales. Ambos elementos están he-chos para servir al tiempo de escenariosy plateas donde se desarrollan ritualescomunitarios. En las plazas –quizá la re-producción simbólica del Mar Primordialen el que flota el mundo– se sitúan losespectadores y los soportes legitimado-res, estelas y altares; los templos –lasMontañas Sagradas– son ocupados porlos factores de los rituales, aquellos queson capaces de controlar el presente ypredecir el futuro.

La variedad ecológica del área maya ysu conformación territorial en ciuda-des-estado, hace que no estemos anteelementos espacialmente homogéneosen lo que se refiere a estilos en arqui-tectura monumental y en otros soportespara la ideología (piedra tallada, cerámi-ca). Al contrario, a pesar de que el sus-trato iconográfico y muchos rasgos es-tructurales son los mismos, es fácil iden-tificar estilos regionales diferenciados enla península de Yucatán (Chenes, Río Bec

PIRÁMIDES Y REYESLOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Detalle del llamado Palacio del Gobernador, en Uxmal (Yucatán, México), ciudad floreciente a finales del Período Clásico. A la izquierda, según eldibujo de F. Catherwood, que ilustra el Viaje por América Central, Chiapas y Yucatán, de J. Ll. Stephens (1841); a la derecha, en la actualidad.

Nacimiento de una deidad, que emerge deuna planta. Cerámica maya de la isla Jaína(Campeche, México), Período Clásico.

Representación de Venus en un mascarón pétreo del gran centro ceremonial de la ciudad mayade Copán (Honduras), Período Clásico, siglo VIII d.C.

Como corresponde a una sociedadagrícola, el Dios del Maíz, está presenteen murales, cerámicas y talla en piedra

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y Puuc), Petén, cuencas de los ríos Usu-macinta o Motagua, Altiplano o zona Su-reste, que muestran en ello una dinámi-ca variedad de respuestas culturales.

Sobre esta cambiante arquitectura sesituó una abundante escultura, variada y,en numerosos casos, majestuosa. Éstafue realizada tanto en estuco: desde losgrandes mascarones preclásicos (El Mi-rador, Nakbé, Cerros, Komchén) a las ex-cepcionales fachadas modeladas de lu-gares clásicos (Palenque, Toniná, Ek’ Ba-lam), que en ciertas ciudades llegan a seresculturas virtualmente exentas (Can-cuén, Pueblito, Machaquilá), como enmosaicos de piedra tallada, por medio delos cuales se cuajaron literalmente fren-tes de edificios completos a base de la in-finita repetición de mascarones zoo-morfos (Kabah), o de una mayor diver-sidad iconográfica que mezcla mascaro-nes, motivos geométricos, columnillas...(Labná, Uxmal).

En torno al río Usumacinta la forma de

expresión artística más habitual, mezclade imagen y escritura, se realizó por me-dio de jambas, dinteles, paneles y tronos,espléndidamente tallados (Piedras Ne-gras, Yaxchilán, el propio Palenque),mientras que ciudades emblemáticas pe-ro, hasta cierto punto, distantes (Copán,Naranjo, Dos Pilas) compartieron un ras-go artístico y publicitario tan excepcionalcomo las escalinatas jeroglíficas.

Imágenes del poder realPero, sin duda, el instrumento propa-gandístico por excelencia son las estelas–en numerosas ocasiones acompañadasde altares, asimismo, tallados–, un rasgosurgido en Mesoamérica que tiene sus an-tecedentes en el área olmeca, y que al-canza entre los mayas su expresión máscompleja y refinada, tanto a nivel artísti-co como ideológico. El elemento princi-pal será la imagen del k’uhul ajaw re-vestido de múltiples elementos distinti-vos de su rango, a la que suelen añadirse

inscripciones jeroglíficas que incluyen fe-chas, descripciones de la escena presen-te y/o información sobre los ancestrosque legitiman su poder.

Dado que tienen, asimismo, una rela-ción directa con las fórmulas de asenta-miento y organización territorial, las es-telas poseen sus propias diferencias re-gionales en aspectos internos y externos.Petén presenta los desarrollos más nu-merosos (Tikal, Naranjo) y al tiempo másconvencionales; guardan unas formas bá-sicas similares –aunque con distintos ta-maños–, pero poseen una variedad es-tilística interna que hace bastante reco-nocibles sus procedencias. En el extre-mo sureste del área maya será donde sealcancen los mayores niveles de maestríay originalidad, bien por su tamaño (Qui-riguá), bien por aunar en un solo ele-mento la noción de estela y la técnica na-turalista que proporciona la escultura enbulto redondo (Copán).

No podía faltar en esta cultura un as-

pecto del arte tan universal como la pin-tura mural, aunque sólo en situacionesexcepcionales podemos contemplar unamínima parte de esta técnica que cubrióen ciertos casos el exterior de sus edifi-cios, en donde apenas se ha preservado.Son las muestras mejor conservadas dehabitaciones de palacios y tumbas las queinforman de lo habitual de su uso, desdetiempos tempranos, en contextos de éli-te para plasmar tanto complejas escenasmitológicas (San Bartolo) como aconte-cimientos reales y cortesanos (Tikal, MulChic, Calakmul, Bonampak).

Como no podía ser de otra forma, unacapacidad artística tan refinada como lamaya se plasmó, asimismo, en una mul-tiplicidad de objetos de tamaño menor,usados por las élites tanto en su vida dia-ria como en eventos extraordinarios. Elsurtido de materiales en los que fueronfabricados expresa, por una parte, la ex-celente adecuación técnica de los arte-sanos locales y mesoamericanos a los di-versos medios ambientes, que se ve demanera patente en el intercambiode bienes de lujo con otras zonas, y porotra, la importancia que tuvo la posesión

y uso de estos objetos por parte de lasélites gobernantes, como reafirmaciónde su estatus y poder frente a propiosy extraños.

Si bien es cierto que un importanteporcentaje del ajuar artístico –todo aquélfabricado en materiales perecederos– noha llegado a nuestras manos, y apenaspodemos vislumbrarlo a través de la ico-nografía preservada o los hallazgos ex-cepcionales, sí contamos con espléndi-dos trabajos en piedras de fácil obten-ción (obsidiana, pedernal) o más ex-cepcionales (jade, turquesa), sobre las

PIRÁMIDES Y REYESLOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Cabeza humana con tocado zoomorfo, esculpida en piedra volcánica, 695-738 d.C., del CentroCeremonial de Copán (Honduras). Actualmente en el Museo Arqueológico de Copán.

Incensario cerámico zoomorfo, procedente delValle de Sula (Honduras), 700-900 d.C.,Tegucigalpa, Galería Nacional de Arte.

Relieve en estuco del rostro del Rey Pakal de

Palenque, Período Clásico tardío, Palenque(Chiapas, México), Museo del Sitio, izquierda.

Disco pétreo para señalización en el juego de

la pelota, procedente de la ciudad de Copán(Honduras), 650-850 d.C., Copán, MuseoArqueológico, abajo.

Jarro cerámico negro, con representación

antropomorfa, procedente de Las Sepulturas,600-900 d.C., Copán, Museo Arqueológico.

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que se realizaron objetos de estatus yadorno personal que aparecen de formarecurrente en contextos rituales y fune-rarios (vasijas, collares, orejeras, pecto-rales). Otros objetos, asimismo, recu-rrentes en los mismos contextos elitis-tas son los realizados en concha –pre-ferentemente marinas– y hueso, en los

que se alcanzó un refinado grado de ex-presión artística.

Pero es la manipulación de la arcilla, eseelemento tan maleable a nivel físico y cul-tural, y su resultante, la cerámica –espe-cialmente en forma de vasijas y figurillas–,donde se plasmó el mayor grado de com-plejidad artística y conceptual. Partiendo

de una depurada tecnología, alcanzadadesde tiempos tempranos, se llega a unavariedad de formas y decoraciones en laque cabe expresar todos los mundos rea-les e irreales, terrenos y acuáticos, hu-manos y divinos que los mayas crearon alo largo de cientos de años de desarrollo.

Repertorio múltipleY si bien en el Preclásico prima la mo-nocromía y en el Clásico Temprano la in-cisión y una policromía no figurativa, enel Clásico Tardío vasos cilíndricos y pla-tos con soportes muestran una diversi-dad de temas que incluyen numerosasescenas palaciegas, bailes de hombres ydioses, procesiones, juego de pelotay otros contenidos complejos de difícilinterpretación por hundir sus raíces enla mitología maya. Su disfrute estuvo res-tringido a la élite, que las utilizó durantesu vida y después fueron depositadas enlas tumbas para servirles en el más allá.A través del estudio de los cientos deejemplares hallados, tanto en contextoarqueológico como procedentes de co-lecciones públicas y privadas, se han re-conocido diversas escuelas de manufac-tura que se ajustan a las realidades so-ciopolíticas existentes.

Las figurillas cerámicas, presentes en elajuar cultural maya durante el Preclási-co y a partir del Clásico Tardío, destacan,asimismo, por constituir un amplio ca-tálogo tanto de las actividades diarias co-mo de la sociedad humana y divina quecontrolaba el mundo de los mayas.

Por último, cabe preguntarse en quémedida la gran masa campesina mayaparticipó de un lenguaje tan sofisticado,ya que difícilmente comprendieron lasclaves de los diversos elementos artísti-cos, que a la larga no son sino el reflejoo la plasmación de una forma de ver elcosmos, y que fueron fabricados duran-te siglos para perpetuar el orden socialestablecido.

El arte maya, como todos, no está he-cho sólo para entenderlo sino tambiénpara sentirlo y que sirva de correa detransmisión ideológica entre los dife-rentes estamentos sociales. Si el campe-sino maya entendió y asumió por me-dio de las diversas expresiones artísticascuál era su lugar en el mundo, cabe pen-sar que, independientemente de que seaimportante el que su estética fascine alos hombres y mujeres de hoy, fue, sinduda, un buen arte. �

Urna funeraria

polícroma, condecoración zoomorfay antropomorfa,Período Clásicomaya, Guatemala,Museo Popol Vuh.

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LOS MAYAS. REALIDAD Y ENIGMA

Una escritura jeroglífica, un eficaz sistema aritmético y calendarios muyprecisos dan la medida del nivel cultural y científico de los antiguos mayas.

Al analizar las funciones de estos logros, Alfonso Lacadena destaca elvalor de sus múltiples registros para el estudio de aquella civilización

Los antiguos mayas utilizaron unode los sistemas de escritura másprecisos de Mesoamérica. Aun-que ellos mismos no fueron los

inventores de la escritura –hecho que de-be atribuirse a los olmecas, que les pre-cedieron en el tiempo– los mayas lo per-feccionaron y adaptaron a las necesida-des fonológicas de su lengua. Desde suadopción en algún momento de la se-gunda mitad del primer milenio antes deCristo, los mayas utilizaron la escritura deforma ininterrumpida hasta finales del si-glo XVII, cuando las tropas españolas delgeneral Ursúa conquistaron Tayasal, la ca-pital del último reino maya indepen-diente, el reino itzá, en el corazón de lasselvas del Petén, en Guatemala.

La escritura maya es una escritura lo-go-fonética o jeroglífica, como las escri-turas egipcia, sumeria, acadia, luvita, Li-neal B y china. Su repertorio de signosincluye logogramas o signos que equiva-len a palabras, y fonogramas, signos quese corresponden con fonemas de la len-gua. En el caso maya, los fonogramas sonde tipo silábico, representando una vo-

cal o una consonante más una vocal. Co-mo otras escrituras logo-fonéticas, los ma-yas usaron la complementación fonéti-ca (añadir uno a más signos fonéticos aun logograma para indicar los fonemaspor los que comienza o termina) y el pro-cedimiento rebus (utilizar un logogramano por su significado, sino por su valorde lectura). La utilización de estos re-

cursos dota a la escritura maya de una ex-traordinaria variabilidad: así, por ejem-plo, la palabra ajaw “rey, señor” podía es-cribirse con un logograma (AJAW), conun logograma con complementos foné-ticos (a-AJAW, AJAW-wa, a-AJAW-wa) o consignos fonéticos únicamente (a-ja-wa).En todos estos casos, la lectura resultan-te es ajaw “rey, señor”.

Sistema aritmético posicionalJunto con la escritura, los mayas adop-taron de sus predecesores mesoameri-canos un sistema aritmético y calendári-co sumamente preciso. El sistema arit-mético era posicional (en el que el valorde los números depende de su posicióndentro de la cifra numérica expresada)y vigesimal, con múltiplos de veinte mar-cando las diferentes posiciones (nuestrosistema aritmético, también posicional,es decimal). La utilización de un sistemaaritmético posicional es muy eficaz a lahora de expresar y realizar operacionescon cifras altas. Clave dentro de este sis-tema posicional fue la noción y uso delcero (mih, literalmente “nada”), cuya in-vención se produjo de forma indepen-diente en Mesoamérica.

Aunque el sistema aritmético no con-ALFONSO LACADENA GARCÍA-GALLO es profesorde Historia de América, UCM.

BAJO EL SIGNODE LOS ASTROS

El llamado Caracol de

Chichén Itzá (Yucatán,

México), Período

Posclásico. Este edificio,

destinado a observatorio

astronómico, es uno de

los escasos ejemplos

de construcción circular

en la arquitectura maya.

Un personaje pinta una máscara, mientras un

ser fantástico escribe sobre un códice, detallede un vaso maya del Clásico tardío, Guatemala.

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