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DOCUMENTOS La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán Augusto Pérez Toro PRESENTACiÓN Augusto Pérez Toro (1902-1974) es, sin duda alguna, el más ilustre de los agrónomos yucatecos. Dedicó buena parte de su vida al estudio de diversos aspectos de la agricultura de su estado natal, a la que hizo importantes contribuciones: Se formó en la que fue la Escuela de Agricultura del Estado de Yucatán y en el State Institute of Applied Agriculture de Long Island, Nueva York; en la primera institución se aproximó al conocimiento de la agricultura de Yucatán, y en la segunda al aprendizaje teórico y práctico de los fundamentos de la agronomía. Buena parte de su ejercicio profesional consistió en la aplicación de las bases científicas de la agronomía a las particulares condiciones de Yucatán. También fue relevante su desempeño en la formación de nuevos agrónomos. Su importante obra publicada incluye tanto trabajos científicos como de divulgación. Entre los primeros se encuentran: La milpa (Henequeneros de Yucatán, 1942 y Enciclopedia yucatanense, 1946 y 1977), El clima de Yucatán (Enciclopedia yucatanense, 1946 y 1977), El cultivo de la sanseviera en Yucatán (1949), Enfermedades y plagas del henequén en Yucatán (Henequeneros de Yucatán, 1950), El cultivo de hortalizas en los solares (1951), El problema agrario de Yucatán (1963) y La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán (Comisión Nacional de Fruticultura, 1972). La relevancia y originalidad de su clásico trabajo acerca de la milpa de Yucatán, llevó aque esta misma Revista lo publicara íntegramente, precedida de una semblanza elaborada por Juan Duch Gary, y proseguida del Currículum vitae escrito por el mismo Augusto Pérez Toro, Revista de Geografía Agrícola Núm. 2, enero de 1982, a la que se remite a los lectores para un mayor acercamiento a su vida y obra. Otro documento sobresaliente del mismo autor, La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán, se publicó en 1972 por la ya desaparecida Comisión Nacional de Fruticultura, como el Folleto Núm. 5 de su Serie Especial. Dicho trabajo le fue solicitado a Augusto Pérez Toro para que sirviera como base impulso de la fruticultura yucateca, puesto que en aquel entonces era inminente la profundización de la crisis henequenera. Ciertamente, como escribió el autor en la misma obra, y tal como ha sucedido, la fruticultura no era la única actividad a fomentar en los suelos pedregosos, "pero sí una de las más importantes" pues, de acuerdo a uno de sus planteamientos fundamentales, Yucatán es tierra para árboles. En la obra en se llama la atención sobre la importancia de considerar, en los proyectos de fomento de cultivos frutales, las condiciones ecológicas de las regiones en las que se trabaja, en este caso las peculiares características ambientales de Yucatán. También se indica la relevancia del estudio de los frutales nativos, los adaptados y los introducidos, como base para su promoción. Resulta interesante destacar que el autor hace sus formulaciones sobre pautas similares a las planteadas ahora en las propuestas de estudio e impulso de cultivos potenciales, como en el Programa de recursos fitogenéticos y cultivos alternativos de la Universidad Autónoma Chapingo. 97

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DOCUMENTOS

La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

Augusto Pérez Toro

PRESENTACiÓN

Augusto Pérez Toro (1902-1974) es, sin duda alguna, el más ilustre de los agrónomos yucatecos. Dedicó

buena parte de su vida al estudio de diversos aspectos de la agricultura de su estado natal, a la que hizo

importantes contribuciones: Se formó en la que fue la Escuela de Agricultura del Estado de Yucatán y en el State Institute of Applied

Agriculture de Long Island, Nueva York; en la primera institución se aproximó al conocimiento de la agricultura

de Yucatán, y en la segunda al aprendizaje teórico y práctico de los fundamentos de la agronomía. Buena

parte de su ejercicio profesional consistió en la aplicación de las bases científicas de la agronomía a las particulares condiciones de Yucatán. También fue relevante su desempeño en la formación de nuevos

agrónomos.

Su importante obra publicada incluye tanto trabajos científicos como de divulgación. Entre los primeros se encuentran: La milpa (Henequeneros de Yucatán, 1942 y Enciclopedia yucatanense, 1946 y 1977), El

clima de Yucatán (Enciclopedia yucatanense, 1946 y 1977), El cultivo de la sanseviera en Yucatán (1949), Enfermedades y plagas del henequén en Yucatán (Henequeneros de Yucatán, 1950), El cultivo de hortalizas

en los solares (1951), El problema agrario de Yucatán (1963) y La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán (Comisión Nacional de Fruticultura, 1972).

La relevancia y originalidad de su clásico trabajo acerca de la milpa de Yucatán, llevó aque esta misma Revista lo publicara íntegramente, precedida de una semblanza elaborada por Juan Duch Gary, y proseguida

del Currículum vitae escrito por el mismo Augusto Pérez Toro, Revista de Geografía Agrícola Núm. 2, enero de 1982, a la que se remite a los lectores para un mayor acercamiento a su vida y obra.

Otro documento sobresaliente del mismo autor, La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán, se publicó en 1972 por la ya desaparecida Comisión Nacional de Fruticultura, como el Folleto Núm. 5 de su Serie Especial. Dicho trabajo le fue solicitado a Augusto Pérez Toro para que sirviera como base impulso de la fruticultura yucateca, puesto que en aquel entonces era inminente la profundización de la crisis

henequenera. Ciertamente, como escribió el autor en la misma obra, y tal como ha sucedido, la fruticultura no era la única actividad a fomentar en los suelos pedregosos, "pero sí una de las más importantes" pues, de acuerdo a uno de sus planteamientos fundamentales, Yucatán es tierra para árboles.

En la obra en cuesti~n se llama la atención sobre la importancia de considerar, en los proyectos de fomento de cultivos frutales, las condiciones ecológicas de las regiones en las que se trabaja, en este caso

las peculiares características ambientales de Yucatán. También se indica la relevancia del estudio de los frutales nativos, los adaptados y los introducidos, como base para su promoción. Resulta interesante destacar que el autor hace sus formulaciones sobre pautas similares a las planteadas ahora en las propuestas de estudio e impulso de cultivos potenciales, como en el Programa de recursos fitogenéticos y cultivos alternativos de la Universidad Autónoma Chapingo.

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Revista dé 'Geografía Agrícola

El trabajo es de gran actualidad en el contexto de la búsqueda e impulso de alternativas productivas para la agricultura mexicana y. en especial, para la del estado de Yucatán, que ahora está aún más afectada por la crisis henequenera que en los años en que Augusto Pérez Toro escribió su trabajo.

Dada la relevancia y vigencia de la obra en cuestión, a que es sumamente difícil conseguirla en la actualidad y que la institución que la publicó ya desapareció, la Revista de Geograffa Agrfcola la reproduce íntegramente, incluyendo la Introducción elaborada por ellng. Salvador Sánchez Colín, en aquel entonces director de la Comisión Nacional de Fruticultura, el Apéndice y una Sinonimia de las especies abordadas en

la obra.

Se hicieron pequeñas correcciones al texto, actualizaciones tipográficas (principalmente en la escritura de los nombres mayas) y algunas precisiones, puestas como notas a pie de página.

Esperamos que la reproducción de este trabajo haga patente la urgente necesidad del rescate y difusión del conjunto de la obra escrita de uno de los agrónomos mexicanos más destacados.

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Adolfo Rodríguez Canto Junio de 1996

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

INTRODUCCiÓN

Yucatán ha sido, es y será por mucho tiempo y por varios motivos, un tema apasionante desde diferentes puntos de vista.

Por sus condiciones climáticas y a pesar del concepto erróneo de que la losa calcárea que lo cubre es un impedimento para el aprovechamiento agrícola, lo cierto es que ofrece condiciones adecuadas para esta actividad, por más que la agricultura exige técnicas especiales.

En el terreno frutícola la península yucateca es un campo propicio para la producción redituable de diversas especies, tanto nativas como traídas de diversas partes del mundo.

No obstante que estos hechos son bien conocidos en lo general, son contadas las personas que han estudiado los problemas agrícolas de Yucatán con la profundidad deseable. Este hecho se manifiesta específicamente en la carencia de estudios que pudieran utilizarse para propiciar el desarrollo de una fruticultura regional, los que a más de recoger los resultados del avance de la ciencia y la tecnología, interpreten los fenómenos ecológicos de esta singular porción del territorio nacional.

Al encomendar a Augusto Pérez Toro el desarrollo del presente trabajo, tuvimos en cuenta los hechos

siguientes:

• Se trata de un técnico destacado que ha sido maestro de numerosos agrónomos que laboran en diferentes disciplinas profesionales.

• No obstante su relativo y voluntario aislamiento -sólo por excepción sale de Yucatá~ está al tanto del adelanto que registra la agricultura, dentro y fuera del país.

• Como buen yucateco ama entrañablemente a su terruño y aprovecha cualquier ocasión para escribir pequeños artículos que llevan en sí un mensaje útil y práctico para propiciar su desarrollo, en el campo profesional en que se desenvuelve.

• Ha trabajado constantemente cerca de los campesinos, a los que entiende y procura ayudar en cuanto le es posible.

• Finalmente, es un apasionado de la fruticultura y ha intervenido en diversos proyectos como particular o al servicio de diversas dependencias oficiales.

En una palabra, pensamos que Augusto Pérez Toro es un hombre idóneo para escribir sobre la fruticultura en Yucatán, lo que confirma el presente trabajo.

La presente publicación, que ha tomado a su cuidado la Comisión Nacional de Fruticultura, está encaminada a despertar el interés de los estudiosos de esta importante rama de la economía rural, particularmente en relación con la península de Yucatán. Es, además, sólo el principio de una obra que queremos mantener en constante progreso, por lo que hacemos una atenta invitación a los compañeros que tengan conocimientos sobre fruticultura para que aprovechen la oportunidad que les brinda la CONAFRUT de dar a conocer sus trabajos.

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Ing. Salvador Sánchez Colín Director

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

PRÓLOGO

Aunque el clima de Yucatán ofrece poca variación entre las distintas zonas del estado, nos referiremos

especialmente a la región norte, que entre otras particularidades se caracteriza por sus suelos pedregosos,

no arables pero ecológicamente adecuados a diversas especies botánicas, como por ejemplo agaves y plantas frutales.

Sobre esta singular comarca agrícola se han propalado desfavorables opiniones, desde la tan repetida

como errónea frase "pampa de granito" hasta la que clasifica su clima como árido, sin que falten expresiones

fantasiosas como esa de los ríos que misteriosamente corren bajo la superficie. Sería menos poético, pero

más exacto hablar de mares interiores.

Si algunos yucatecos repiten frases hechas, no es extraño que personas de fuera del estado las crean,

aunque no faltan observadores sin prejuicios, que las rechazan.

En la obra, muy meritoria por otros conceptos, del señor Ingeniero civil Luis Echegaray Bablot, publicada

en 1956 con el título Irrigación, crisis henequenera y condiciones agrícolas y económicas de Yucatán, se lee

lo siguiente:

Indudablemente deben cultivarse las pocas tierras fértiles con que se cuenta, pero de ninguna

manera es razonable empeñarse en cultivar las zonas desprovistas de suelos y exageradamente

pedregosas, que desgraciadamente constituyen el 99.9 % de la superficie total; allí todas las condiciones son adversas: ausencia de tierra, fertilidad agotada, falta de humedad, etcétera.

Por tanto es preciso concentrar las actividades agrícolas en las zonas más fértiles y abandonar aquellos cultivos que no sean remunerativos, pues es preferible adquirir en Campeche, por ejemplo, donde se tienen mejores condiciones, lo que no se produzca bien en Yucatán.

Si a tan pesimista conclusión se añade que la tesis principal de la obra citada es la supresión del cultivo

del henequén, por incosteable, cabe preguntar si la población agrícola del estado que el mismo autor estima

en 60% del total, debe emigrar o tratar de concentrarse en ese escaso 0.1 % de tierras fértiles, aunque quizás

lleguen a 10 o 15% los suelos menos pedregosos y los pocos que no muestran piedras en la superficie.

Porque la piedra, la roca madre en términos agrológicos, está siempre presente, ya sea en la superficie o a

cualquier profundidad.

A las opiniones semejantes a la citada se oponen muchas, de las que solamente citaremos una

contemporánea, y otra que data de algunos siglos.

El Ingeniero agrónomo y Doctor en ciencias Jesús Uribe Ruiz, en artículo publicado recientemente por

un diario capitalino,1 dice:

El medio ecológico de Yucatán es especial, muy difícil. Empieza todo con la incomprensión que se

tiene de la fenomenología natural. Alguien, ya no se sabe quien, a ojo de pájaro, con raseros lógicos lamentables, carentes de cuidado, puso encima de la península el color distintivo en el mapa de las zonas áridas, siguiendo las viejas consejas de que en esa "laja calcárea" nada sino henequén puede darse.

y desde entonces quedó esa enorme superficie poblada por millón y medio de mexicanos, campesinos en un elevadfsimo porcentaje, sujeta al desprecio en las inversiones, a considerarla

Jesús Uribe Ruiz. Augusto Pérez Toro, agrónomo de Yucatán . En: El Dra, 17-IV-1971 (Nota de ARe).

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Revista de Geografía Agricola

como uno de esos males heredados desde centurias pero sin tener solución a corto ni a largo plazo ...

Hace cerca de diez años fuimos por primer vez al Mayab. En nuestra mente estaba el conocimiento

superficial, mapesco. Y cuando desde el avión entramos a esa plataforma abundante de vegeta­ción, desbordada en clorofila, cuando por doquier, en todo el horizonte lo que 'predominaba y predomina es el verde de las plantas del trópico, desmintiendo así de golpe toda la errónea conclusión de considerar a Yucatán tierra árida, nos dimos cuenta de que era preciso borrar esa tremenda equivocación técnica.

Fray Diego de Landa, hace aproximadamente cuatro siglos, en su conocida Relación de las cosas de Yucatán apuntaba:

Yucatán es una tierra la de menos tierra que he visto, porque toda ella es una viva laja, y tiene a maravilla poca tierra, tanto que habrá pocas partes donde se puede cavar un estado sin dar en grandes bancos de lajas ... [es] tanta la fertilidad de esta tierra sobre las piedras y entre ellas. Todo

lo que en ella hay y se da, se da mejor y más abundantemente entre las piedras que en la tierra,

porque sobre la tierra que acierta a haber en algunas partes, ni se dan árboles ni los hay, ni los indios en ella siembran sus simientes, ni hay sino yerbas, y entre las piedras y sobre ellas siembran y se dan todas sus semillas y se crían todos los árboles; y algunos tan grandes y hermosos que maravilla son de ver; la causa de esto creo que es haber más humedad y conservarse más en fas

piedras que en la tierra.

El panorama ha cambiado en el curso de los años, pero no en lo que respecta a la vegetación arbustiva porque seguimos contemplando árboles cultivados y algunos silvestres tan grandes y hermosos que maravilla son de ver, y esto se debe a que la tierra de la superficie, arrastrada al subsuelo por las aguas pluviales se deposita en la numerosas oquedales, grietas, hendeduras y fisuras de las piedras, a profundidades donde solamente pueden alcanzarla las largas raíces de las plantas leñosas, en tanto que el maíz y otros cultivos anuales han bajado sus rendimientos al límite de la incosteabilidad, debido a la continua erosión vertical , por

la gran permeabilidad del suelo que se agrava en las superficies desnudadas por los deshierbes. Es por esto que se necesitan años de "descanso" para que el suelo recobre en parte su fertilidad, gracias a los detritus de la vegetación espontánea, muy abundante por la presencia de tres factores: calcio, calor y humedad. Hasta sobre las lajas desnudas podemos ver hierbas de variadas especies que aprovechan minúsculos agujeros para germinar su semilla y luego extienden su follaje sobre las rocas.

Es pues, materia orgánica, humus, mantillo, lo que más necesita el suelo de la serie agrológica conocida

con el nombre maya de tsek'el.

Actualmente no es problema difícil de resolver el de suplir el humus faltante, por medios más rápidos que los naturales, pero este asunto no corresponde al tema que nos proponemos desarrollar y que se limita a la fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán . Claro que no es la única actividad que puede y debe

fomentarse en esos suelos, pero sí una de las más importantes.

No es necesario esforzarse para demostrar la tesis que en otras ocasiones hemos enunciado: Yucatán es tierra para árboles. Basta con abrir los ojos y observar la vegetación que nos rodea.

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1. SUELOS

CAPíTULO I

ECOLOGíA

La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

El tsek'el es un término maya con el cual se designa una serie específica de suelos muy pedregosos, calcáreos, semejantes pero no idénticos a los denominados cársicos que se encuentran en una vasta región de Europa.

Observemos en el tsek'el un perfil en cualquier sitio donde exista una excavación de dos o más metros

de profundidad. Veremos lajas, piedras sueltas superpuestas y raíces entretejidas que aprovechan los nutrientes de la tierra depositada entre las capas de laja y entre las piedras, así como en todas las oquedades que incluyen hasta los agujeros perforados por las raíces, que fácilmente se distinguen de los causados por siglos de erosión.

La consistencia de la piedra es muy variada, aun en una misma roca. Tan pronto es dura como pedernal,

como relativamente blanda. En determinados sitios está pulverizada formando el suelo llamado en maya saskab, que se utiliza como material de construcción. Los fósiles marinos pueden encontrarse tanto en la superficie como a varios metros de profundidad lo que recuerda el origen marino y geológicamente reciente

de la península, que en la porción norte, a que nos contraemos, corresponde al periodo Plioceno. Algunos geólogos dicen que al Postplioceno.

Examinaremos ahora la superficie de un típico tsek'el. Nos damos cuenta en seguida de la falsedad de lo que comúnmente se afirma, que nos conduce a hacer dos aseveraciones: 1) la superficie no es plana; 2) no está cubierta por una delgada capa de tierra.

La superficie es ondulada, formándose el microrrelieve con montículos que alternan con depresiones.

En los montículos hay tierra negra, suelo orgánico depositado entre las piedras. Cuando se desmontan esas áreas para sembrar maíz u otros cultivos anuales, se obtienen buenas cosechas, pero gran parte de la tierra

es lavada por las lluvias y al llegar a las partes bajas se infiltra al subsuelo a causa de la gran permeabilidad de la superficie.

En las depresiones no hay una capa de tierra de determinado espesor, como frecuentemente se ha dicho, dando la falsa idea de que toda la roca está cubierta uniformemente por esa capa, que por delgada que fuese ya la desearíamos en el tsek'el. El problema consistiría tan sólo en engrosarla.

La superficie es sumamente irregular. Las lajas tienen a veces varios metros de longitud y el espesor varía en la misma laja. En parte afloran a la superficie ocultando otras porciones a profundidades irregulares, que en ocasiones no pasan de pocos centímetros.

En las depresiones grandes del tsek'el a veces se encuentran suelos más profundos, de color rojo, lateríticos, conocidos con el nombre maya de k'ankab y se clasifican como intrazonales, pero en otros lugares del mismo estado, de mayor edad geológica (periodo Mioceno), esta serie de suelos es común y llega a cubrir superficies apreciables que se pueden arar, aunque también alternan con montículos pedregosos. El intemperismo ha ocasionado la transformación de la roca calcárea en las tierras rojizas o amarillentas de k'ankab, que deben su color al óxido de fierro.

Volvamos a la zona más pedregosa del estado, la región norte, próxima a la costa. La diversidad de

los suelos, si así puede llamarse a esta acumulación de lajas y piedras de variado tamaño, es tan grande que a veces de un metro a otro cambia la estructura: lajas afloradas; lajas enterradas, piedras grandes en la superficie y en el subsuelo; piedras menudas dondequiera ... , un panorama de piedras, sin embargo aprovechable para árboles frutales y algunos otros cultivos y para la apicultura, la avicultura, la cunicultura, la lechería, etcétera.

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Revista de Geografía Agrícola

No es posible pensar siquiera en abandonar el campo que rodea a los poblados donde vive más de

una tercera parte de los habitantes del estado; donde el agua se encuentra de los cuatro a los doce metros

de profundidad, en la necesaria calidad y abundancia para los riegos; donde la sola vista de la vegetación

cultivada o espontánea nos indica que este pedregal es fértil.

El tsek'el propiamente dicho es de color blanquecino a gris, obscurecido donde hay aportaciones de

suelo orgánico; tiene mucha piedra menuda, además de las piedras grandes sueltas y las lajas. Los otros

tipos son: el suelo humífero que principalmente se halla en los montículos y entre las piedras (kaakab) y en

las depresiones donde la vegetación arbustiva ha tenido tiempo para formarlo; el suelo rojo o amarillento

(k'ankab) producto de un largo intemperismo y que en esta región se clasifica como intrazonal y el saskab.

Considerando toda esa variación y el hecho de que la mayor parte de la tierra que aprovechan los árboles está en el subsuelo, en las oquedades de las rocas y entre los intersticios de ellas, los análisis de

suelo son de dudosa utilidad. En este caso, sería más práctico para la fruticultura el examen de las hojas

para determinar las carencias de nutrientes y de elementos menores.

2. CLIMA

De acuerdo con la clasificación del Dr. Warren Thornthwaite, el clima de Yucatán se define como cálido, sin cambio térmico invernal bien definido. Tan escueta descripción corresponde a distintos lugares del mundo

que pueden tener diversas particularidades que los diferencien.

a) Régimen térmico. La temperatura es prácticamente uniforme en todo el estado, con muy pequeña

variación de las medias mensuales en el curso del año. En cambio, la diferencia entre la mínima absoluta y

la máxima extrema de un día determinado suele ser muy grande, sobre todo en invierno y primavera en que

llegan a registrarse oscilaciones diarias hasta de 18°C.

En el observatorio meteorológico de la ciudad de Mérida, situada a 20°59' de latitud norte y 89°39' de

longitud oeste de Greenwich y a nueve metros de altura sobre el nivel del mar, nos proporcionaron datos de

21 años de las medias, promedio de las máximas y de las mínimas, que consignamos en un cuadro del

Apéndice de esta obra .

Las temperaturas más altas ocurren en mayo. La mayor dentro del lapso estudiado fue de 40.2°C en

mayo de 1933. La más baja fue en enero de 1931: 11 .6°C; pero en datos más antiguos encontramos que en

febrero de 1899 descendió a 7.2°C y la máxima subió en mayo a 42°C. Esas temperaturas extremas ocurren

raras veces y por muy poco tiempo.

La mayor oscilación diaria es más frecuente en febrero. La temperatura es más uniforme en verano que en las otras estaciones. La media anual es de 26°C, según el promedio de varios años.

b) Precipitación pluvial. Es el aspecto más importante en la agricultura local. Aunque todas las plantas

aclimatadas necesitan riegos en la época de sequía y éstos no son difíciles ni costosos de proporcionar,

pues el agua se encuentra a poca profundidad y en la necesaria abundancia, las lluvias son a veces tan irregulares que se requieren algunos riegos de emergencia. En cuanto a los frutales nativos, hay especies

que necesitan poco riego y algunas que no lo requieren en absoluto.

En la región más pedregosa del estado es notable la variación de la precipitación pluvial entre la costa

norte y algunos kilómetros tierra adentro. En efecto, los observatorios meteorológicos del puerto de Progreso

y de Mérida distan aproximadamente 40 kilómetros uno del otro. En un registro de la precipitación pluvial

que cubre 12 años, en Progreso el promedio anual fue de 428.8 mm. En Mérida, llegó a 900 mm en el promedio obtenido en un lapso mayor, 25 años. No hay ninguna elevación a la que pueda atribuirse tan

notable diferencia. Se explica porque las lluvias son por convección e intervienen otros factores.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

El Dr. en Filosoffa, John L. Page, en su estudio titulado The eNmate ofthe Yuca tan peninsula, publicado por la Institución Carnegie, dice lo siguiente:

En verano, a causa de una temperatura más elevada y menor presión tierra adentro la convección

es más intensa y consecuentemente llueve más que en la costa próxima. En ésta, la velocidad del viento es mayor y tiende a romper una parte considerable de la convección.

Hay gran fluctuación en 105 distintos meses y entre un al'\o y otro, aun en la misma región.

De acuerdo con 105 promedios mensuales la mayor precipitación pluvial ocurre en 105 meses de julio a octubre, siendo la máxima en septiembre. Las menores precipitaciones se registran de febrero a abril.

Examinando 105 datos por mes, observamos mucha variación al'\o con al'\o. Por ejemplo según 105

informes recogidos en un lapso de 25 al'\os en el observatorio de Mérida, enero, que es uno de 105 meses de escasa precipitación, tuvo desde un mili metro de altura (1932) hasta 101.6 mm (1925). Agosto, uno de

105 meses lluviosos, registró desde 65 mm en 1922 a 266.2 mm en 1942. Los registros posteriores a los que recopilamos para el estudio denominado El clima de la Enciclopedia Yucatanense, llevan a las mismas

conclusiones.

La precipitación total anual ofrece la misma irregularidad, desde 665.1 mm en el al'\o más seco de ese periodo de 25 años (1935) hasta 1186.7 mm en el más lluvioso (1925). El promedio general anual, registrado en el observatorio de Mérida fue de 937.6 mm.

En esta región pueden llamarse años secos 105 que apenas llegan a 800 mm y húmedos los que pasan

de 1 100 mm.

El promedio anual de días de lluvia apreciable en Mérida, en el periodo estudiado, es de 94 a 95 distribuidos en su mayor parte entre 105 meses de junio a septiembre. El menor número de días de lluvia

apreciable fue de 73 en 1933 y el mayor llegó a 114 en 1941.

La mayor parte de las lluvias son por convección, con características de tormenta y gran números de

descargas eléctricas; por lo regular son de corta duración y ocurren después de mediodía, en las horas más calurosas. Las lluvias que en ocasiones caen a otras horas, generalmente son menos copiosas.

La humedad relativa es grande, y mayor en la costa que en Mérida. En el Apéndice de esta obra

presentamos un cuadro de la humedad relativa media mensual.

El promedio anual de días nublados en Mérida es de 82.1; medio nublados 200.1 y despejados 81.4.

El mayor número de días despejados se registra en marzo y abril, cuando la sequía es más intensa. No obstante, la mayor insolación se registra en mayo, junio, julio y agosto cuando los días son más largos.

En el Apéndice se presenta un cuadro de las nubes dominantes tanto en Progreso como en Mérida,

en cada uno de 105 meses del al'\o, y otro sobre 105 promedios de días de nebiina y rocío, en Mérida.

Estos promedios muestran que la neblina es casi de diaria ocurrencia: 338 días del al'\o, en un lapso

de 22 años. Sin embargo, no es muy perceptible sino en los meses de octubre a marzo y principalmente en enero y febrero, que es cuando las neblinas son más densas y persistentes.

Los días de rocío son relativamente pocos y acontecen con más frecuencia de octubre a enero, escaseando de abril a junio.

El promedio anual de tempestades en el lapso estudiado es de 18.5. El máximo en 1922, fue de 79 y el mínimo, en 1933 y 1941 fue de ocho.

En 22 años el observatorio de Mérida registró solamente nueve granizadas. Este fenómeno carece de importancia en Yucatán, tanto por su rareza como por su poca intensidad y por la época del año en que

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Revista de Geografía Agrícola

generalmente ocurre. De los nueve casos registrados, cinco acontecieron en marzo y abril , cuando todavía no se efectúan las siembras de temporal ; tres en mayo, cuando comienzan esas siembras pero no en todos los años, pues por ejemplo en el año pasado (1971) las lluvias se atrasaron. En sólo una ocasión cayó granizo en junio sin causar gran daño a las siembras por su poca intensidad.

En el Apéndice, presentamos un cuadro sobre los vientos dominantes en cada mes. Los vientos son más frecuentes y continuados y soplan con mayor intensidad de enero a abril; llegan a ser molestos en febrero y marzo, que son los meses de más fuerte sequía. Los vientos que preceden a las lluvias, con cierta frecuencia son violentos, sin llegar a ser huracanados.

La suave brisa del mar se hace notar casi todas las tardes, particularmente en verano, contribuyendo

a hacer más soportable la temperatura.

De julio a noviembre hay muchos días de calma, sobre todo en agosto y septiembre. La elevada temperatura y la escasez de los vientos hacen que estos días sean más bochornosos y es cuando se recibe

con mayor satisfacción el regalo de la brisa.

Los nortes que se originan en el Golfo de México suelen llegar acompañados de fuertes vientos. Comúnmente se distinguen dos clases de nortes: los secos, que se caracterizan por nublados, vientos más o menos fuertes y algún descenso de temperatura, y los húmedos, en que además caen lloviznas, a veces cortas e intermitentes y otras veces se prolongan algunas horas. La duración de los nortes varía de uno a cinco días pero generalmente es de dos a tres. Ocurren en cualquier época del año, pero son más notables

en otoño e invierno.

Las perturbaciones ciclónicas se registran con cierta frecuencia pero pocas veces causan graves daños a la agricultura. Sus perjuicios son mayores en la costa y en las islas, donde en ocasiones producen efectos desastrosos. Por ejemplo, en 1938, un ciclón arrasó la Isla de Cozumel y originó daños de consideración en las milpas de casi toda la península. Posteriormente otro ciclón destruyó gran parte de la ciudad de Chetumal.

3. VEGETACiÓN

El panorama que se ofrecía a la vista de los españoles en la época de la dominación y que los llenaba de asombro ante la aparente disparidad de los suelos pedregosos y los bosques exuberantes, era muy distinto del que ahora contemplamos.

El P. Joseph de Paredes, ministro de primera en la Pontificia y Real Universidad de Mérida, en un

documento inédito que mencionamos en la Bibl iografía hace esta descripción:

Debiendo ser a lo que parece toda la Provincia un campo eriaso donde no brotase una flor ni se viese una planta, sucede que sobre toda esta peñasquerfa se levanta una arboleda tan confusa y tan continuada que no se haya más campo abierto sino por los caminos, en que ha sido menester

derribar los árboles para facilitar el comercio dando paso a los viajeros de una parte a otra.

Los bosques que hasta hace pocos lustros existían en el oriente del estado, en su mayoría se asentaban en una delgada capa de suelo humífero, sobre lajas y piedras.

En muchos de los bosques que actualmente existen en el territorio de Quintana Ro02 se puede observar lo mismo, que creemos aplicable a otras regiones de la República y del mundo. Por ejemplo, en una obra reciente del Profr. Roberto Wertlaner pUblicada por el Museo Nacional de Antropología con el título Los

mazatecos y chinantecos (Oaxaca) leemos lo siguiente:

2 El territorio de Quintana Roo fue erigido en estado el8 de octubre de 1974 (Nota de ARe).

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

A pesar de la impresión que se tiene viendo la magnIfica selva, la verdad es que está cubierta por una capa de humus relativamente delgada y expuesta a la erosión ... En tiempos de la conquista

había grandes y tupidos bosques, pero la presión demográfica está acabándolos.

La vegetación espontánea de plantas leñosas que aún puede observarse en algunos lugares de

Yucatán no es completamente xerofítica como aseguran algunos. Las precipitaciones pluviales, la humedad

ambiental, las neblinas y el rocío, a pesar del suelo pedregoso o quizás con su ayuda porque la piedra caliza

conserva humedad, propician el desarrollo de especies arbóreas de hojas anchas, que la acción destructora

del hombre impide que continúen ocupando el terreno el tiempo suficiente para enriquecerlo.

El monte bajo como localmente se denomina a la vegetación secundaria, contiene un buen número de

especies de hojas menudas y ramas espinosas que se entrelazan en forma intrincada; pero cuando ese monte no se vuelve a talar pocos años después para sembrar una milpa o hacer un plantío de henequén,

comienzan a notarse los árboles y arbustos de hojas anchas hasta formar una vegetación mixta, como la

que observó J. C. Bequart (Botanical notes of Yucatan) en la zona de Chichén Itzá, apuntando que no es

xerofítica en el sentido estricto del·término, como parecería a los ojos de muchos viajeros familiarizados con

la exuberancia de la selva tropical húmeda, sino que combina cierto número de características de ésta con

otras que son peculiares de los bosques xerofíticos, de manera que es más adecuado llamarles bosques secos. Pertenecen, dice el mismo autor, a los tipos tropofíticos de formaciones de plantas que comúnmente se encuentran en los trópicos, donde quiera que la precipitación pluvial alcanza un buen promedio, aunque

esté restringida en algunos meses del año.

En esas condiciones las partes perennes de las plantas muestran claramente ciertas adaptaciones

xerofíticas que las capacitan para sobrevivir durante la prolongada estación de sequía. La mayoría de los

árboles, arbustos y plantas trepadoras leñosas pierden sus hojas después de la época de lluvias y pasan el invierno en estado latente. ·Muchas de esas plantas son espinosas. Con las primeras lluvias las yemas se

hinchan y se transforman en hojas nuevas que no muestran estructuras xerofíticas y difieren un poco de las

de las selvas tropicales húmedas. Después de las primeras lluvias el desolado paisaje se transforma en un

verde panorama de exuberancia tropical. En los patios de los poblados rurales podemos observar, hoy en

día, grandes árboles de la flora indígena que brotan espontáneamente y crecen sin riegos ni ningún cuidado

tales como el árbol forrajero llamado ox en maya y ramón en español que llega a tener 18 o 20 metros de altura; el koopo', erróneamente llamado álamo; el gigantesco piich o parota; las ceibas y los pochotes3 y

muchos otros árboles corpulentos que hasta hace poco más de un siglo formaban densas selvas sin contar

con un buen número de especies frutales también indígenas.

En la ciudad de Mérida, en los patios y jardines, parques y avenidas predominan las plantas de sombra

y de ornato de origen exótico, que por su frondosidad y lozanía demuestran que se han adaptado plenamente a estos suelos y climas sobre los cuales tanto se ha prejuzgado.

3 Las especies mencionadas en este párrafo, al no ser frutales no están incluidas en la Sinonimia. El ox o ramón es Brossimum alicastrum Sw., el koopo' o álamo es Ficus cotinifolia H.B.K. , el piich o parota es Enter%bium cic/ocarpum (Jacq.) Griseb, la ceiba o ya 'axche es Ceiba pentandra (L.) Gaertn y la parota o pi'i m es Ceiba aescutifo/ia HBK (Nota de ARe).

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Revista de Geografía Agrlcola

CAPíTULO 11

PLANTAS FRUTALES EN YUCATÁN

La alimentación de los antiguos mayas era abundante y variada. Solamente cuando las lluvias escaseaban o estaban mal distribuidas, cuando la langosta destruía las milpas o si ocurrían guerras tribales, escaseaba el maíz, pero la caza y la pesca, asl como la recolección de frutas y raíces silvestres suplían la deficiencia. Los frutales cultivados o semicultivados ayudaban en la alimentación.

En los tupidos bosques abundaban el venado y otros animales comestibles, como el cerdo montés;

agutí (haa/eb) , que moraba en las cuevas; armadillo y conejo. Habla muchos pavos silvestres, faisán (k'ambul) , cojolite (koox) , chachalaca; diversas clases de palomas, codornices, perdices, patos, gallinas acuáticas y otras aves. También se comían algunas clases de iguana, víbora de cascabel y mono, aunque esto no era común.

Según refieren antiguos historiadores, gente de tierra adentro llegaba a la costa a pescar y los habitantes de la costa también trocaban pescados y tortugas por granos y otros productos del interior.

Entre los "mantenimientos" la miel tenía gran importancia. Habla mucha miel silvestre de las abejas nativas (Mel/ipona spp.) y en los patios existían colmenares en troncos ahuecados. Las plantas meliferas

abundaban, tal r.omo sucede en la actualidad.

1. PLANTAS NATIVAS

Algunas especies frutales estaban cultivadas o semicultivadas. Muchas eran silvestres. Entre las primeras se hallaba el aguacate (on) del grupo denominado antillano, a diferencia de los grupos llamados

mexicano y guatemalteco.

De las especies de la familia Anonácea, además de la anona común (oop) que era muy abundante,

existía el guanábano (tak'oop), la cabeza de negro (po/box) , la anona morada (chac'oop), la anona colorada

(tsuli pox) y el saramuyo (ts'a/muy) .

De la familia Anacardiácea había varias especies del genero Spondias. Pocas han sido clasificadas botánicamente y su descripción se presta a confusiones. Los nombres mayas son más precisos: chi aba/, campech aba/, dsulil aba/, ek 'aba/, ak 'aba/, k'eken aba/, xnuc aba/, sabac aba/o No hay duda que el nombre

aba/ corresponde al género botánico Spondias, aunque hay excepciones como kuzmin y xhouen. Además hay una especie que parece que no es nativa, la u/i aba/ llamada también fondura que se cree introducida de Honduras a la península yucateca antes de la conquista, por mercaderes mayas. Fructifica en época

distinta a las otras especies.

Los españoles dieron el nombre ds ciruela a todas estas frutas que son de la familia del mango

(Anacardiácea), y no de las Rosáceas como la verdadera ciruela.

Del náncen (eh/') llamado nanchi o nanche en otras partes de la República, hay dos clases que posiblemente sean distintas especies botánicas. Una es silvestre y sus frutos son agrios. La otra se cultiva actualmente aunque antes existía en estado silvestre. El náncen es Malpighiácea, así como un arbusto silvestre llamado oxte',4 cuyos frutos son muy ricos en vitaminas.

Grandes bosques de la Sapotácea llamada ya' existían en la península. Su nombre se 'tradujo' a zapote,

lo que se presta a muchas confusiones con otras Sapotáceas y hasta con plantas de distintas familias a las

4 Esta especie no está incluida en la Sinonimia; su nombre cientifico es Malpighia souzae Mir. (Nota de ARC).

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

que vulgarmente se les llama también zapotes. La planta mencionada es conocida como chicozapote en el interior de la República, mientras al mamey rojo (ehakal ha'as) se le llama zapote en varias regiones.

El zapote amarillo (k'aniste) fue llevado a Cuba donde su nombre se 'castellanizó' en canistel. En otras partes le llaman zapote borracho.

A otra Sapotácea silvestre o semicultivada (ehoch) le dicen zapote blanco en algunas regiones, aunque la cáscara del fruto es verde pardusca. Pero ese mismo nombre zapote blanco se aplica en ciertos lugares a una Rutácea (yuy) , de la especie Casimiroa. Tampoco el zapote negro (ta 'uch) es Sapotácea, sino Ebenácea.

En el Apéndice mencionaremos los nombres botánicos que evitan confusiones, excepto en el caso de las Spondias ya mencionado.

El papayo (puut) y el bonete [k'umche'] son Caricáceas. Este último es un fruto semisilvestre y a veces

silvestre, pero tiende a desaparecer. En cambio el papayo silvestre (ch'iich put) abunda porque los pájaros que devoran sus frutos diseminan las semillas.

El cocoyol (tuk') llamado coyol en otras regiones, es Palmácea. El guayabo (picht'), Mirtácea. El ciricote (k'opte), Borraginácea. El pepino de árbol (kat), Bignonácea. El huayo (huayum), Sapindácea. La pitaya (chac wOb), Cactácea. La piñuela (eh'om), Bromeliácea.

La uva de mar, Poligonácea, y otro frutal silvestre que se encuentra en la costa, el icaco, es Rosácea. Omitimos algunas otras especies silvestres de menor importancia.

La enumeración de las plantas frutales nativas tiene los siguientes fines:

1. Subrayar la importancia de un amplio estudio de todas ellas y particularmente de las menos conocidas en los grandes mercados. Éstos se saturan a veces de ciertas frutas, como por ejemplo las cítricas, que por

su adaptabilidad a diversos climas se producen en varias partes del mundo, en tanto que hay frutas tropicales

que pudieran tener una buena aceptación si se produjeran en calidad y cantidad necesarias, ya para consumirlas frescas o en forma de conservas, licores, etcétera.

Del estudio que se realice se desprenderían conclusiones prácticas tales como los mejores usos, la posible importancia comercial, en los casos siguientes:

a) Frutas que por su presentación o apariencia exterior, cualidades de embarque, de empaque y

conservación puedan enviarse a mercados distantes, para consumirse como fruta fresca, desde luego mencionamos el aguacate, al que nos referiremos más ampliamente en el capítulo relativo a los huertos; la papaya; el mamey rojo; varias Anonáceas; algunas Spondias, nánces y posiblemente zapote o chicozapote. A esta lista se agregarían las plantas frutales aclimatadas, aumentando las posibilidades comerciales de la

fruticultura en los suelos pedregosos.

b) Frutas industrializables en forma de dulces o conservas, tales como la guayaba, náncen, ciricote y algunas Spondias, así como varias especies aclimatadas.

e) Frutas utilizables para licores y cremas: náncen, icaco, Anonáceas y, sobre todo, la guanábana.

d) La Bignonácea llamada pepino de árbol se emplea como verdura y podría introducirse a los mercados exteriores por su sabor y otras propiedades; se usa como diurético. También podrían cultivarse otras especies nativas, que tiene propiedades terapéuticas, como el oxte ' que es importante fuente de vitaminas.

2. Las plantas sin injertar son una valiosa reserva de genes que se han venido desperdiciando. Entre ellas se escogerían para formar variedades hortícolas los ejemplares que presentan caracteres deseables, como la fructificación fuera de las épocas habituales; la resistencia a las plagas y enfermedades comunes en la región; la forma y el tamaño del fruto más aceptables; el color más atractivo de la cáscara, etcétera.

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Revista de Geografía Agricola

El estudio de los patrones nativos o suficientemente aclimatados, acompañaría a la búsqueda y selección de las plantas madres. Por ejemplo la anona común, es muy rústica, podría ser el patrón para Anonáceas delicadas, como el guanábano y el saramuyo.

En todos los lugares del mundo donde la fruticultura ha progresado más, hay variedades hortícolas formadas por materiales nativos o aclimatados.

Esto podría hacerse en México para tener nuestras propias variedades en cada zona ecológica, buscando la plena adaptación a los suelos y al clima y la mayor resistencia de la planta a sus enemigos

naturales.

2. PLANTAS FRUTALES INTRODUCIDAS A YUCATÁN

Dos plantas antillanas. Posiblemente en la primera época de la dominación española se introdujeron dos especies originarias de las Antillas y no tardaron en aclimatarse. Una, el caimito (Chrysophyllum cainita), es Sapotácea. Algunos autores dicen que puede ser nativa del sur de la península pero no hay suficiente

evidencia que lo compruebe. En Yucatán existe otra especie botánica (Ch. oliviformi L.), chi'keeh en maya;

es silvestre y sus frutos no son comestibles.

Del caimito cultivado se distinguen, por el color que adquiere la fruta ~n la madurez, dos especies o subespecies, una de las cuales tiene color verde pálido y la otra morado. Se comprueba que son distintas especies y no variedades porque en la multiplicación por semilla se reproducen esos caracteres.

El mamey de Santo Domingo (Mammea americana L.) es de la familia Clusiácea.

En algunos lugares de la República le dicen zapote domingo, lo que contribuye a la confusión que existe en los nombres vulgares de las Sapotáceas.

Aunque aclimatada, esta planta se cultiva en poca escala en Yucatán, quizás porque los árboles sin injertar tardan hasta ocho años en producir. El injerto es difícil porque la madera es dura. Los frutos son

grandes, tienen cáscara gruesa, carne maciza con sabor que recuerda al del durazno y olor agradable. Por

esas cualidades puede exportarse como fruta fresca y además se presta para industrializar en forma de dulces y conservas.

Frutas cítricas. Las frutas cítricas fueron de las primeras que los españoles llevaron a Yucatán. En la Relación de Fray Diego de Landa, y en las Relaciones de varios encomenderos, hechas en el siglo XVI, se mencionan algunas: naranjas dulces y agrias, limones, cidras y limones "romanos".

En el siglo XVII Fray Diego López de Cogolludo en su Historia de Yucatán refiere una anotación botánica que creemos interesante mencionar:

Hay muchos naranjos, cidros, toronjas, limas dulces y agrias, limones de la tierra que son pequeños

y algunos de los grandes de Castilla. El año de mil y seiscientos y treinta y cuatro que yo vine de

allá a esta tierra, trajo algunos pies de ellos el capitán Alonso Carrío de Valdés, y habiéndose cogido

ellos limones dulces, como eran en España, de éstos se han sembrado después las pepitas, y creciendo los árboles producen los limones agrísimos, aunque de la misma grandeza y parecer a la vista, la cual mudanza no ha habido en las naranjas.

Actualmente se cultivan en Yucatán las especies que a continuación se mencionan con sus nombres vulgares, reservando los nombres botánicos para el Apéndice.

• Naranja dulce. Hasta hace pocos lustros se reproducían únicamente por semilla, lo que dio origen a un gran número de fenotipos y genotipos de los cuales se pueden aprovechar los injertos que presentan mejores características tanto en los árboles como en sus frutos, para reproducirlas agámicamente dando origen a nuevas variedades hortícolas, que deben ser pocas si se aspira a concurrir a los mercados

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

foráneos. Entre otras finalidades se buscaría extender la época de fructificación con variedades tempranas y tardías y también se trataría de obtener cosechas fuera de la temporada en que se dan en los lugares fríos.

• Naranjo agrio. Es el mejor patrón en la localidad para todos los cítricos, pues está adaptado a los suelos calizos, alcalinos o neutros; resiste a la sequía más que otras especies y también es resistente a la gomosis que es frecuente en el clima cálido. Se dice que es susceptible a la "tristeza", enfermedad que no existe en Yucatán, pero se corre el riesgo de introducirla con patrones y con plantas injertadas de otras procedencias. El jugo se utiliza como condimento y también para bebidas refrescantes y es la verdadera naranjada. La cáscara puede emplearse para hacer un licor, tipo Curazao.

Lamentablemente ha venido desapareciendo en Yucatán el naranjo agrio, sustituido por otros cítricos y hay épocas del año en que una naranja agria cuesta dos o tres veces más que una dulce. Se deberían plantar algunos huertos de naranjo agrio con vistas al futuro. Injertado en patrón de la misma especie, comienza a producir en tres o cuatro años y rinde cosechas abundantes.

• Limón agrio. Los limones del país como les llamaron los españoles y se les sigue llamando son los que en inglés se denominan mexican lime, pues en ese idioma se llama lemon al limón agrio, grande.

El limón agrio común abunda en solares y huertos; a veces nace espontáneamente; prospera con escaso cuidado y en ocasiones sin ninguno; produce abundantes cosechas dos o tres veces al año, cuando tiene suficiente riego. En el mismo árbol suelen verse flores y frutos en distintas fases de su desarrollo.

Del limón agrio del tamaño grande hay variedades hortícolas italianas y portuguesas. En Yucatán desde hace varios años se propaga por injerto una variedad llamada persa, menos productiva que el limón corriente, pero que se prefiere para cierto usos.

• Limón dulce. Se cultivan ejemplares aislados, en patios y huertos. A una variedad de tamaño grande se le llama limón real.

• Lima agria. Se planta en pequeña escala. Se utiliza como condimento y es la base de un platillo llamado sopa de lima. Registra buen precio en el mercado local.

• Lima dulce. No se da de tan buen tamaño como en algunas otras partes de la República. En cambio, produce cosechas abundantes y la planta es precoz. Hemos observado casos en que comienza a fructificar al año de trasplantada, cuando está injertada y tiene suficiente riego.

• Toronja . Es el cítrico que produce frutos de mayor tamaño. Hay dos tipos: agrio y dulce. La planta es rústica. No crece mucho y produce en abundancia.

• Cidra. Tiende a desaparecer en el estado. La gruesa y esponjosa cáscara se utiliza para preparar un dulce casero. Al parecer, ahora las amas de casa no tienen tiempo para hacer café, ni chocolate, ni dulces, ni conservas. Es más fácil comprar los productos de las fábricas.

De los cítricos que ya mencionamos, introducidos desde el siglo XVI , la cidra es el último a que nos referimos. Los que siguen son de introducción más reciente y otros son tal vez mutaciones botánicas o

híbridas naturales.

• Pomelos o "grape fruit". El primero de estos nombres, al parecer de origen holandés, es más fácil de pronunciar en castellano, pero en Yucatán esta fruta es conocida popularmente con el nombre de grey. Se reproduce por injerto aunque en algunos casos se siembra la semilla y la planta no se injerta, lo que ha motivado la "degeneración". Sugerimos un estudio de adaptación de variedades. Quizá puedan aprovecharse los trabajos realizados en el vivero de la Secretaría de Agricultura en Chetumal, Q. Roo, donde se cultivan diversas variedades de pomelo.

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• Mandarina. Se ha aclimatado muy bien. Produce en abundancia y el color natural en su madurez es más atractivo que el obtenido con colorantes, que por cierto no se emplean en Yucatán.

• Tangerinas. No se han adaptado tanto como las mandarinas. Tal vez sea cuestión de las variedades. Hay un amplio campo de estudio en esa materia.

• Chinalima. Con este nombre regional, que sugiere un híbrido de naranja de China y lima se conoce una fruta de mediano tam .. ,lo y color verde amarillento cuando está maduro; cáscara lisa, lustrosa y delgada, que puede desprenderse con los dedos; sabor parecido al del limón dulce pero algo insípido. Debido a que reproduce sus características al propagarse por semillas, tal vez no sea un híbrido sino una mutación

de las que con alguna frecuencia ocurren en los cítricos. La chinalima no está clasificada botánicamente y algunos creen que es simplemente una variación del limón dulce, aunque tiene características muy especiales.

• Cajera. No debe confundirse con la naranja llamada cajel de otras partes de la República. La cajera se parece en su aspecto a la naranja agria. El jugo tiene un sabor agradable, mezcla de amargo y dulce. El color de la pulpa es rojizo. Se dice que tiene propiedades medicinales. Hace algún tiempo una fábrica de

bebidas gaseosas ubicada en la ciudad de Izamal producía un delicioso refresco de cajera, que al parecer se dejó de elaborar por falta de materia prima.

La cajera no tiene clasificación botánica oficial. El Dr. Narciso Souza Novelo la llamó Citrus dulcamara.

• Kunkuat.5 Hay pocos ejemplares en el estado y se tienen más bien como ornamentales.

A continuación nos referimos a frutales de diferentes familias.

• Musáceas. Hay muchos plátanos y hánlos llevado los españoles, que no los habla antes (Relación de

Landa).

En un estudio reciente (1966) sobre la cultura de los indios mojos en Bolivia, editado por la Universidad

de California EUA, se lee lo siguiente: Carl Sauer (1950) sugiere que el plátano pudo conocerse en la América

del sur antes del descubrimiento, o bien se propagó rápidamente en el siglo XVI entre las tribus que habitan

en los bosques tropicales.

El cultivo de plátano en Yucatán sólo se hace en pequeña escala. El estado se provee de esa fruta en Tabasco, especialmente la variedad roatán. Otras variedades apreciadas en la localidad son el plátano para

freír o plátano blanco, y el manzano. Con la excepción del llamado bárbaro, el plátano que se cultiva en el estado se enferma de "chamusco". En Tabasco se ha comenzado a propagar una variedad de roatán resistente pero tardará en ser llevado a Yucatán.

El plátano bárbaro de forma angulosa, cáscara morada y sabor algo agrio, es poco apreciado. Sin

embargo, pOdría cultivarse en regular escala para fabricar harina. El estado de Yucatán tan urgido de industrialización y escaso de materias primas, debe aprovechar todas las que pueda producir económica­

mente.

• Palmáceas. La Relación del encomendero de Mérida (1579) menciona la existencia de cocos y dátiles.

El cocotero se produce bien en la costa aunque su desarrollo es lento. Se dice que no es costeable cultivarlo para copra sino como coco de agua. Recientemente se introdujeron en pequeña cantidad tres variedades de coco enano procedentes de Quintana Roo, que a su vez se importaron de Belice. Tienen dos

5 Kunkuat es la denominación maya de Fortunella margarita Swingle (Nota de ARe).

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

ventajas principales: por su tamaño no son muy afectados por los ciclones; y la cosecha se facilita porque los frutos están a la mano.

En algunas huertas, quintas y patios se encuentran ejemplares raros de datilera. Dan buenos racimos, pero el clima húmedo no permitiría la producción a escala comercial.

• Anacardiáceas. En los antiguos escritos que hemos podido consultar no se menciona el mango ni el marañón, pero probablemente se introdujeron a la península en la época de la dominación española.

El mango se propagó por semilla (pie franco), originando un gran número de tipos, algunos de los cuales

vale la pena multiplicar por injerto. Podemos dividir los mangos que actualmente se cultivan en Yucatán, en

tres grupos:

• Mango indio o mango del país. Los tipos más apreciados reciben nombres vulgares más o menos caprichosos y se vienen propagando por injerto, aunque en poca escala. Los ejemplares menos valiosos tienen mucha fibra y un fuerte olor característico. Con frecuencia brotan espontáneamente y se les deja crecer. Algunos campesinos los prefieren por su rusticidad y abundante producción. Su semilla podría

servir para producir patrones.

• Mango tipo Manila. Aún los ejemplares sin injertar conservan las principales características del mango filipino en general. Pocos merecen propagarse por injerto. Vale la pena traer yemas de las mejores variedades e injertarlas en patrones del llamado mango indio.

• Variedades registradas. En los huertos, ya casi totalmente desaparecidos de las antiguas haciendas henequeneras, era frecuente encontrar plantas exóticas y también algunas variedades hortícolas de especies ya conocidas. Muchos hacendados viajaban al extranjero y traían plantas y semillas. El mango de la variedad Mulgoba, grupo del mismo nombre, fue llevado de la India a Florida, de este lugar a La Habana y de allí se trajo a Yucatán. Como este caso, hay varios.

No mencionaremos más variedades porque en muchas ocasiones han degenerado al multiplicarse

únicamente por semillas. Como en el caso de los mangos tipo Manila, vale la pena traer plantas o yemas para injertar en patrones nativos. El problema es distinto con otras especies frutales, sobre todo con las nativas y con las introducidas desde hace siglos, pues tenemos ejemplares que merecen multiplicarse para dar origen a variedades locales. Con el mango también se pude hacer pero en contados casos.

El marañón no se ha aclimatado en los suelos pedregosos de Yucatán. Hace varios años, en un vivero

de la Secretaría de Recursos Hidráulicos produjimos algunos millares de plantas con semilla traída de Campeche. Se desarrollaron bien, muy sanas y vigorosas. A su debido tiempo se trasplantaron en las pequeñas unidades de riego. Crecieron frondosas pero no llegaron a fructificar.

La excepción fue en un valle en miniatura en el sur del estado, donde propiciaron la fructificación los

suelos de escasa piedra y el que sean arcillo-humíferos. Las plantas de marañón prácticamente son

semisilvestres pues carecen de cultivos, fertilizantes y riego. La precipitación pluvial es mayor que en la zona norte del estado. La cosecha se vende en Tekax, Mérida y Chetumal.

• Leguminosas. El tamarindo, probablemente introducido después que la mayoría de los frutales mencio­nados, encontró en nuestros suelos pedregosos y alcalinos condiciones óptimas para su rápida y completa

aclimatación. Planta delicada en la primera fase de su vida, muere cuando al trasplantarla se rompe su larga raíz pivotante. Por lo tanto se debe sembrar en el mismo sitio donde va a desarrollarse o bien, se deposita la semilla en largos y angostos cartuchos de lámina de cartón lisa, sin fondo y antes de que la raíz pivotante se introduzca en el suelo se procede al trasplante, depositando los cartuchos en hoyos poco más anchos y hondos que las dimensiones del receptáculo. Éste se desintegrará después de poco tiempo de depositarlo en el suelo sin que las raíces sufran nada.

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Revista de Geografía Agrícola

Una vez arraigada la planta, no necesita gran cuidado, ni siquiera riegos, si el trasplante se ejecuta en

la estación de lluvias, en suelo ya húmedo. El árbol puede producir durante un siglo o más. Los frutos tienen buena demanda y se consumen en su estado natural; en dulce (pulpa de tamarindo), y como bebida refrescante gasificada.

Considerando estas ventajas debe impulsarse el cultivo del tamarindo en escala comercial, aprove­chando los suelos pedregosos.

• Artocarpáceas. El árbol del pan fue llevado de las islas de la Polinesia a las colonias británicas, a fines del siglo XVIII . Es nativo del archipiélago malayo, de donde se introdujo a la Polinesia desde época prehistórica (Popenoe).

En Belice (Honduras Británica) existen muchos ejemplares. En Yucatán sólo hay algunos y se tienen como plantas ornamentales.

• Euforbiáceas. El árbol llamado erróneamente grosella, nativo de las Indias orientales, se trasplantó a la península en época todavía reciente y se aclimató con toda facilidad. Crece rápidamente y a uno o dos

años de haber sido trasplantada comienza a producir grandes racimos de frutas pequeñas de forma estrellada y sabor ácido. Se emplean para hacer dulce.

• Otros frutales. Con excepción del marañón y el datilero, las especies frutales mencionadas anteriormente,

introducidas a Yucatán en diversas épocas, se han aclimatado lo necesario para que puedan cultivarse en mayor escala, siempre que sus posibilidades comerciales lo ameriten.

Ahora nos referimos a tres plantas frutales que se trajeron desde el siglo XVI y que aunque se han cultivado en poca escala, hay dudas sobre la conveniencia de plantarlas comercialmente: la vid, el granado y la higuera.

En la Relación de Moxopipe (1579) se lee: Hay algunas parras que llevan algunas uvas, las cuales se tiene por mucho regalo entre los vecinos de esta tierra, por ser muy pocas y beneficiadas con mucho trabajo,

a interseción de que el agua con que se riegan se saca de pozos con mucho trabajo.

La Relación de Valladolid menciona escuetamente algunas parras e higueras.

La Relación de Mérida dice: granados y dátiles.

La Historia de Yucatán de Cogolludo siglo XVII refiere que: De las frutas de Castilla se hallan uvas

buenas, granados, higos ...

Se siguen plantando vides en Yucatán aisladamente, y se cultivan en forma de emparrado. Hemos visto frondosas parras que en sus primeros años dan muchos racimos de tamaño y sabor aceptables, pero a medida que pasa el tiempo se reducen en número y tamaño y el sabor se vuelve agrio. El emparrado se conserva entonces para sombra y ornato. Además las hojas tiernas se pueden comer en un guiso árabe.

Conocimos un ensayo de cultivo en espalderas, con riego, podas y fertilizantes, en un terreno del sur del estado que se mantuvo siempre limpio de piedras. Costó varios miles de pesos y terminó en fracaso

económico.

Quizás la vid no prospera como en otros lugares porque la planta se vuelve perenne y su función vegetativa aumenta en perjuicio de la reproducción. Tal vez valga la pena ensayar con aquellas variedades

que se producen en los más cálidos climas que admita la vid.

El granado también se ha venido cultivando aisladamente en los patios. Hay dos tipos: agrio y dulce. El primero parece aclimatarse mejor que el otro. En ocasiones se encuentran plantas que dan frutos

aceptables, pero no es lo común.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

Hay muy pocos ejemplares de higueras. Hemos visto algunas que son más o menos productivas, debido a la protección de los muros de los patios. En terrenos amplios y despejados no prospera.

Los españoles ensayaron muchas plantas cuyas semillas traían, hasta trigo, que según Landa con la mucha calor se agostaba.

Entre los frutales ensayados no podría faltar el manzano. Cogolludo refiere que ha sucedido sembrar pepitas de manzana traídas de Nueva España y salir guayabas, que es otra especie de frutas que hay en estas partes.

Parece inverosímil que hasta hoy en día muchas personas crean en ese absurdo, no solamente en Yucatán, sino en muchas regiones de clima cálido. Lo que sucede es que las semillas de manzana no germinan y en cambio es fácil que aparezcan plantitas de guayabo, cuyas simiente llevaron los pájaros o procedió de una fruta que alguien tiró por allí.

La curiosa transformación de una especie en otra totalmente distinta se atribuye también al peral. Muchas personas afirman que las guayabas llamadas peruleras, por su forma, brotan de las semillas de

pera.

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Revista de Geografía Agrícola

CAPíTULO 111

lOS HUERTOS

Se dividen en dos grupos: huertos domésticos o familiares y huertos comerciales. Los primeros ocupan patios y quintas tanto en la ciudad como en los poblados rurales; también los hay en pleno campo. Los segundos generalmente se encuentran en las afueras de los centros poblados y en las unidades de riego.

1. HUERTOS DOMÉSTICOS

Huerta de las haciendas. En todas las haciendas henequeneras había huertas cuya finalidad comercial era secundaria, porque lo que se buscaba era la satisfacción de producir frutas de varias clases y la huerta rompía el monótono paisaje de los henequenales. Desde lejos, como oasis, se distinguían los árboles del "casco" de la hacienda.

El agua para el riego se almacenaba en grandes estanques y corría en altos canales construidos a determinados tramos. La huerta era un sitio de recreo para los propietarios y los visitantes y proporcionaba ocupación a los jornaleros ancianos que no podían desempeñar trabajos pesados.

La mayoría de esas huertas típicas que surtían en parte al mercado de Mérida, han desaparecido por falta de atención.

Creemos que en donde el "casco" de las ex haciendas es de propiedad ejidal, deben restablecerse las antiguas huertas reparando estanques y canales; replantando las pocetas vacías con árboles injertados; abonando con el estiércol hecho mantillo, que aún puede recogerse en los corrales donde entraba a abrevar el ganado que existía en todas las haciendas; derribando las plantas improductivas y podando la madera muerta de los que aún pueden aprovecharse.

Los trabajos de la huerta podrían efectuarse con una línea especial de crédito con lo que se proporcionaría ocupación a un grupo de ejidatarios y alimento variado a las familias acasilladas, sobre todo a los niños, pues los productos se distribuirían en primer lugar en el propio ejido, a precios justos puesto que se eliminaría a los intermediarios. No es un proyecto difícil de ejecutar. Es cuestión de organización y de obtener el crédito necesario.

Huertos en los ejidos. Con los mismo fines de proporcionar ocupación, aumentar ingresos y mejorar la alimentación, deben aprovecharse en toda su capacidad los patios de las familias ejidatarias que en gran parte tienen árboles improductivos y maleza. En esos patios se daría preferencia a las especies frutales más rústicas, es decir, las que requieren menos riegos y atenciones y son más resistentes a las plagas y enfermedades.

Entre esas especies cabe mencionar las llamadas ciruelas que tan fácilmente se reproducen por estaca, que comienzan a producir en dos o tres arios y dan abundantes cosechas de una fruta muy apetecida que se vende a buen precio. Otras plantas rústicas son el tamarindo, el huayo, la anona y demás que mencionamos en el capítulo anterior entre las plantas nativas y las que están plenamente aclimatadas.

También conviene plantar las especies cítricas que ya escasean y tienen buen mercado local, como la naranja agria, la lima agria, la cajera, la chinalima y la toronja.

Para fomentar los huertos ejidales no se necesita tanto del crédito sino de la labor entusiasta y comprensiva de agrónomos eldensionistas y mejoradoras del hogar. La mujer campesina es la que más

trabaja su patio.

La cría de gallinas y pavos que existe en pequeño en casi todos los solares, es enteramente compatible con los huertos ejidales porque hay una especie de simbiosis entre los árboles y las aves de corral. Éstas

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

disfrutan de la sombra de las plantas y del fresco de la tierra húmeda; limpian de hierbas el terreno, devoran insectos y larvas terrestres y abonan el suelo con sus deyecciones, que unidas a los detritos vegetales van

formando el humus que, con el agua abundante, es lo que más necesitan nuestros suelos pedregosos. En

pocos años se modifica el hábitat de los lugares poblados por árboles, pues hasta se forma un microclima.

Huertos en los poblados rurales. El caso de estos huertos es semejante al de los patios ejidales, aunque también hay poblados donde cada solar es un huerto y por lo tanto el problema no es plantar sino mejorar, pues ya no caben más árboles. Esto sucede sobre todo en la zona henequenera más próxima al principal

centro de consumo y donde el agua"está a poca profundidad, a veces solamente a cuatro metros.

En estos lugares y cuando se trata de gente de escasos recursos económicos, la mejor ayuda material sería darles facilidades para adquirir a plazos pequeñas motobombas y mangueras.

Huertos en pequeñas unidades de riego. Cuando la Comisión Nacional de Irrigación comenzó sus trabajos en Yucatán, hace poco más de treinta años, dio cierta preferencia a la construcción de pequeñas

unidades de riego en terrenos de propiedad privada, tanto en el surdel estado como en la zona henequenera.

Varias prosperaron y se siguen cultivando, pero hay cierto número de ellas que están más o menos abandonadas, ya por la desidia de sus propietarios o porque no reciben atención oficial, pues el programa de irrigación se aplicó después a terrenos ejidales y a medianas unidades que agrupan cierto número de parcelarios, con un sistema que no es enteramente colectivo ni completamente individual. Sin querer ahondar en este asunto nos referiremos en seguida a las pequeñas unidades que están más o menos abandonadas.

Considerando que la apertura de pozos, la construcción de tanques y canales y el equipo de bombeo

del cual no todas fueron dotadas, significan una erogación importante, creemos que esas unidades deben rehabilitarse mediante la plantación de frutales para que contribuyan a la economía del estado que necesita

valerse de todos sus recursos.

Huertos en patios citadinos. Con el aumento de la población, sobre todo en la ciudad de Mérida, cada

vez se reduce más la superficie de los patios, particularmente en los suburbios y colonias de gente humilde y de clase media, donde los patios eran más amplios.

Los solares ocupados antes por una sola casa dan ahora cabida a tres o más. Sin embargo, donde quiera que hay lugar siquiera para un árbol, se le debe plantar.

Las antiguas quintas, que con las huertas de las haciendas y los patios arbolados surtían en buena

parte el consumo de frutas de la ciudad, han sido fraccionadas. En cambio, en las afueras y sobre todo a lo largo de las carreteras aledañas, se vienen fomentando pequeños huertos, así como en las pocas colonias

antiguas que aún cuentan con el espacio suficiente.

Necesidad de un plan de trabajos. Sumando las superficies de los huertos mencionados, se vería su

importancia actual y sus posibilidades de aumento y mejoría.

Teniendo en cuenta que los huertos domésticos proporcionan ocupación, aumentan ingresos y contribuyen a mejorar la alimentación del pueblo, sobre todo del campesino, es necesario un plan de trabajos que coordine las actividades de las distintas dependencias oficiales a las que incumbe orientar y dirigir a las

personas que lo deseen, ejidatarios y particulares.

Los viveros oficiales deberán contribuir fundamentalmente al fomento de los huertos domésticos, propagando la extensa diversidad de especies de mayor consumo local y señalando cuáles pueden industrializarse. Actualmente, en la zona henequenera sólo hay tres viveros oficiales que sostienen las siguientes dependencias: Secretaría de Agricultura, Banco Agrario de Yucatán y Dirección de Agricultura del

estado.

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Revista de Geografía Agrícola

El vivero del Banco Agrario, desde principios de 1971 ha disminuido sus actividades, pues no efectúa

nuevas siembras y su operación se reduce a conservar lo que había, con riesgo de que se pierdan todos los árboles que debieron trasplantarse al comenzar la temporada de lluvias.

La Secretaría de Recursos Hidráulicos tuvo un vivero en una colonia de Mérida, vivero que se creó especialmente para surtir las unidades de riego pequeñas, sobre todo en la zona henequenera. Ese vivero ya desapareció. Ahora la mencionada Secretaría tiene otro en suelos distintos a los de esta zona y propaga unas cuantas especies que estima de gran importancia comercial, como el limón agrio, que tiene problemas

de competencia y el marañón, que no se aclimata bien en la mayor parte del estado. Se necesita coordinar las actividades correspondientes a la propagación de las plantas frutales en el estado, teniendo en cuenta la ecología y todos los aspectos sociales y económicos.

La labor de los agrónomos extensionistas y de las mejoradoras del hogar es también muy importante para los fines señalados. Entre los campesinos yucatecos, sobre todo los ejidatarios, se nota cierto desaliento. Por lo tanto los conocimientos técnicos que se les impartan deben acompañarse de la comprensión de sus

problemas, del conocimiento del medio físico y del anímico en que se debaten, para que la labor del técnico rinda los frutos necesarios.

2. HUERTOS COMERCIALES

Si entendemos por huertos comerciales los dedicados en grande o regular escala al cultivo de una sola especie y de una o pocas variedades de la misma, podemos decir que no existen en Yucatán, salvo casos

excepcionales.

Otras características de los huertos comerciales consisten en la plantación de variedades registradas, propagadas agámicamente, a las distancias necesarias, bien enfiladas yen los que se atienden técnicamente todos los aspectos del cultivo como riegos, deshierbes, fertilización, podas, combate de plagas y enferme­dades, cosechas, selección y empaque adecuados.

En las zonas menos pedregosas del estado el cultivo de huertos comerciales es menos costoso, porque los gastos de apertura de pocetas son menores que en los sitios donde se necesita emplear mucha dinamita.

Sin embargo, los suelos pedregoso tienen la ventaja del agua a poca profundidad. Ciertos cultivos, como el aguacate, se producen mejor en estos suelos; otros, como el tamarindo, no necesitan pocetas anchas y profundas, pues las raíces penetran y se abren paso entre las rocas.

Al formular un programa para huertos comerciales es necesario, en primer término, considerar la adaptabilidad bien comprobada de la especie y la comerciabilidad del producto.

En el capítulo anterior nos referimos a la adaptabilidad de las diversas especies frutales que existen en Yucatán. Por lo que respecta al aspecto comercial, es necesario considerar:

La capacidad del mercado local para el consumo de cada especie.

Las posibilidades de venta en los mercados foráneos teniendo en cuenta los precios competitivos de otras regiones, los costos de producción, los fletes, las épocas de cosecha aquí y en las otras regiones que concurran al mismo mercado.

La forma de consumo, ya sea como fruta fresca o como producto industrializado.

Podemos descartar lo que se refiere al mercado local, que se surtiría de los huertos domésticos.

Por lo que toca a los mercados foráneos, examinaremos brevemente cada especie de posible exportación o industrialización.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

Aguacate. Sin prescindir de los trabajos tendientes a extender la producción al año entero, cosa enteramente factible, la cosecha de aguacate en el estado ya puede hacerse en la época en que muchos mercados foráneos carecen de esa fruta.

Erróneamente hay personas que llaman pahua al aguacate del grupo antillano -que más bien debería llamarse centroamericano- al que pertenece el que se cultiva en Yucatán, de mejor calidad que la pahua propiamente dicha, que es del grupo guatemalteco.

Los aguacates antillanos son de tamaño mayor que los del grupo mexicano, su sabor es algo distinto

porque tienen menos aceite y más azúcar. Pero en una ensalada o guacamole, confeccionado con suficiente aceite la diferencia de sabor es poca o ninguna. Los restaurantes pueden aprovechar esta circunstancia, así como el rendimiento mayor del aguacate grande y la facilidad de quitarle la cáscara, pues no está adherida a la pulpa. Por otra parte, ya hay muchas personas de distintas regiones que aprecian el sabor de la fruta fresca de ese tipo.

El aguacate grande debidamente empacado resiste mejor el transporte que los aguacates pequeños,

que tienen cáscara muy delgada.

El aguacate de tierra caliente se desarrolla con rapidez en el vivero. A los ocho o nueve meses de la siembra ya puede trasplantarse. Después de tres o cuatro años comienza a producir, si ha recibido suficientes

riegos.

Este frutal prospera muy bien en los suelos pedregosos que son alcalinos y tienen bastante drenaje. Los mejores y mayores ejemplares se encuentran en la zona henequenera. Para plantarlos se abren pocetas más o menos de un metro cúbico y se rellena con tierra el espacio que dejaron las piedras.

Tiene pocas plagas, 'entre ellas la Trioza magnoliae que no lo afecta mucho. En cambio no hemos encontrado un sólo caso de barrenador de la semilla.

eftricos. El naranjo dulce es el frutal que más se cultiva en Yucatán. Antes de que la Comisión Nacional de Irrigación comenzará sus obras, en el sur del estado había muchos pequeños huertos de temporal. Todavía existen algunos y salvo en los años de extraordinarias sequías, la mayoría de los árboles no se seca. El limón agrio es aún más resistente.

La producción de naranja dulce es suficiente para el consumo local. Los excedentes no son tantos

como para ameritar, por ahora, la industrialización en gran escala.

En la temporada de mayor abundancia, varios camiones que llegan con carga de diversos lugares de la República regresan con naranja adquirida en el sur del estado, que se caracteriza por ser muy dulce y

jugosa.

Hace varios años hubo un intento de exportación por la vía marítima a los Estados Unidos. Se

encomendó la cosecha y el empaque a personas inexpertas que no evitaron que la fruta se estropeara con los golpes. El empaque, si así puede llamarse, se hizo en costales de henequén. Al encimarse, los sacos que quedaron en la parte inferior fueron aplastados. La fruta se magulló y al llegar al puerto de destino hubo que tirarla, pues comenzaba a podrirse.

Teniendo en cuanta la situación geográfica del estado, el bajo costo del transporte marítimo y la época de producción distinta a la de las regiones donde ocurren heladas, en algún futuro se podrá exportar naranja, siempre que se cultiven variedades registradas, pocas en número y de la mejor calidad. Se requiere también que la cosecha se haga con el cuidado necesario; que la selección sea estricta, por variedades y tamaños, eliminando las frutas que presenten huellas de golpes, manchas y señales de plagas y enfermedades; que el empaque se haga en recipientes adecuados, etcétera.

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Revista de Geografía A9r:ícola

El mercado extranjero es muy exigente y la importación está sujeta a los intereses de los productores locales que con cualquier motivo o pretexto pueden reducirla o restringirla.

Por lo que respecta a la industrialización creemos que debería tomarse en cuenta la sugerencia que hizo el Ingeniero Carlos Salazar Camacho a los dirigentes de una asociación de productores de naranja, ya desaparecida, en el sentido de producir un licor de naranja de la mejor calidad posible, registrando la marca de fábrica con el nombre de alguna localidad del estado para evitar falsificaciones.

Hace varios años existió en el sur de Yucatán una fábrica de vinos de naranja que degeneró en una

burda falsificación de vinos de uva, pues utilizando esencias hacia n "jerez", "moscatel", "Malvasía", etcétera.

La indLlstrialización de la naranja en forma de aceites esenciales, mermeladas y otros productos, sólo debería emprenderse después de estudiar debidamente los mercados y la competencia de los lugares donde ya se producen.

Limón agrio. Prospera en todo el estado lo mismo que otros cítricos, debido al buen drenaje de los terrenos, a que no hay heladas, a la casi total ausencia de granizo, al pH de los suelos y a afros factores

favorables. No obstante, su producción en gran escala no debe emprenderse sin un estudio completo de los mercados y la competencia que ya existe. A últimas fechas hemos leIdo en diversas publicaciones acerca de los problemas que tienen los productores de ese cítrico, en los lugares de la República donde se cultiva en gran escala.

Otra especie cuyas posibilidades de plantación comercial amerita estudiarse, es el pomelo o grape fruit

que no debe confundirse con el toronjo. En muchas ocasiones hemos encontrado ejemplares muy agrios. En páginas anteriores sugerimos que deben aprovecharse los ejemplares que existen en el vivero de la Secretaría de Agricultura en Chetumal, en condiciones de clima y suelo semejantes a las de Yucatán.

De las otras especies cítricas ya mencionadas, quizás la cajera tiene mayores posibilidades comercia­les, sobre todo en forma de bebida refrescante, pero habría que darla a conocer.

Las demás, como lima agria y dulce, limón dulce, tangerina, mandarina, chinalima, toronja, cidra o

cidrón, se deben seguir propagando en los huertos familiares y estudiarse debidamente para su mejoramiento y finalidades ulteriores.

Tamarindo. Como se expresó en el lugar correspondiente, el tamarindo y otras leguminosas se desarrollan muy bien en los suelos calcáreos, alcalinos o neutros de la zona pedregosa.

Una vez arraigada, esta planta no necesita riegos ni cultivos, no tiene plagas ni enfermedades de importancia; produce abundantemente, vive muchos años y se presta para la industrialización en forma de dulce y de bebida refrescante.

Guayabo. Se podría aplicar al guayabo casi todo lo expresado acerca del tamarindo. Se da espontá­neamente en los patios y en el campo. Se desarrolla con rapidez y comienza a producir en corto tiempo. Se

presta para la industrialización en forma del dulce llamado en la localidad pasta de guayaba, que tiene gran demanda y buen precio.

Mango. En este medio agrlcola el mango requiere más humedad que las especies ya mencionadas y suelos más compactos. Es muy susceptible a la antracnosis, aunque esta enfermedad no le produce efectos tan desastrosos como a las Anonáceas, sobre todo al saramuyo.

No obstante lo anterior, el mango tiene muchas posibilidades comerciales pero habla que comenzar, como ya se expresó, por la selección y la experimentación de variedades importadas.

Guanábano. Tiene porvenir en escala comercial, pero hay que considerar lo siguiente: es muy susceptible a la antracnosis, no hay variedades registradas, habrla que formarlas para la producción de fruta

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

homogénea si se trata de surtir mercados extranjeros; su cáscara es blanda y por lo tanto puede presentar problemas para su empaque y transportación.

Injertando el guanábano en la anona común, que es muy rústica, se podría aumentar su resistencia a las enfermedades.

La guanábana se industrializa en forma de un licor llamado crema.

Papayo. Encuentra condiciones óptimas para su desarrollo y producción en nuestro medio agrícola.

Sin embargo, los mercados extranjeros exigen frutas pequeñas, por lo que habría que importar semilla, pues

las papayas producidas aquí tienden a ser muy grandes.

Diversos. Del zapote o chicozapote hay excelentes ejemplares que debían multiplicarse por injerto. Esta fruta tendría gran aceptación en los mercados foráneos. Su cáscara es muy delgada y podrían

presentarse problemas en la transportación.

El mamey rojo se exportaba de Cuba a los Estados Unidos por valor de algunos millones de dólares al

año. Aquí puede producirse para el mismo fin .

El mamey de Santo Domingo tiene una gruesa cáscara y carne firme; es de agradable sabor, pero es poco conocido en varios lugares.

Las frutas cuyos nombres omitimos en la relación de las que podrían plantarse en escala comercial en

Yucatán, creemos que por ahora sólo deben cultivarse en los huertos familiares.

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Revista de Geografía Agñcola

Capítulo IV

RESUMEN Y CONCLUSIONES

En la Introducción a esta pequeña obra se expresa claramente que el propósito no fuE! escribir un tratado

de fruticultura, sino contribuir, con datos de distintas fuentes y de la observación directa de más de medio

siglo, a avivar el interés hacia la fruticultura en un medio ecológico erróneamente juzgado como impropio

para esa actividad, por su clima "árido" y su suelo rocoso.

Aunque en lo general nos referimos a todo el estado, pusimos énfasis en los suelos más pedregosos

que son los que forman la zona henequenera, que incluye la ciudad de Mérida cuyos datos meteorológicos,

obtenidos para un estudio anterior, volvemos a utilizar.

No puede llamarse árida una región cuyo promedio anual de precipitación pluvial en 25 años es de

937.6 mm con 95 días (también de promedio anual) de lluvia apreciable y fluctuación de 73 a 114 días en

ese lapso. Además, por la influencia marítima, la humedad amb'iente es muy grande. La neblina y el rocío

son frecuentes.

La vegetación arbustiva espontánea no es del todo xerofítica, sino r()ixta. Si se ven pocos árboles

silvestres de hojas anchas y de gran corpulencia, es sencillamente porque el hacha y el machete los han

respetado.

Por más que la quema de los terrenos destruya la vegetación, pocos meses después de cosechada la

milpa el suelo se encuentra revestido de hierba y comienza a renacer la vegetación arbustiva, secundaria,

que si se dejara sin talar durante varios años, daría origen a la primaria, es decir, al bosque de grandes

árboles que conocieron nuestros antepasados.

La dureza del suelo, por otra parte, no obstaculiza el desarrollo de esa vegetación. Desde que las lluvias

comienzan hasta varias semanas después de que terminan, el suelo está cubierto por la alfombra verde de

las plantas herbáceas. En plena sequía mueren, naturalmente, las especies anuales pero se mantienen vivas

las plantas leñosas, aunque algunas especies de éstas se deshojan como un medio de proteger sus tallos

y ramas de la evaporación.

Las expresiones de "losa calcárea", "pampa de granito", "páramo", etc. son tan falsas como esa de los

"ríos subterráneos". ¿Puede un río ser tan ancho y largo como toda la península? Seria menos poético pero

más exacto hablar de mares interiores, pues en realidad se trata de aguas subterráneas que son mantos

acuíferos prácticamente inagotables. En la ciudad de Mérida el primero de esos mantos, que podemos llamar

capa freática, se encuentra entre 7 y 8 metros de profundidad y el segundo entre 35 y 40 metros. Este segundo

manto proviene de la lenta infiltración de las aguas de la capa freática. Los cenotes son pozos abiertos por

la naturaleza. Es decir, derrumbes de roca calcárea en sus partes más débiles. Tienen corriente hacia el

mar, como también la tienen los pozos y todas las aguas subterráneas o superficiales.

No es pues, ningún problema el riego de los huertos. Dondequiera que se excave se encontrará agua

en cantidad suficiente y a una profundidad que varía con la distancia al mar. Hay lugares de la zona

henequenera, como Hunucmá, lleno de huertos, donde el agua se encuentra a 4 o 5 metros de profundidad.

La existencia de grandes árboles silvestres o cultivados, nativos o aclimatados, indica que no hay

obstáculos para que se desarrollen y fructifiquen entre las rocas, lajas y piedras sueltas. A las plantas más

delicadas se les ayuda abriendo pocetas con dinamita, que pocas veces exceden de un metro de profundidad.

Los cítricos necesitan menos que los aguacates y mangos.

Las ralees no quedan encerradas en la tierra suave con que se rellenan las pocetas sino que se

introducen hacia abajo y lateralmente y aprovechan la tierra de obscuro color que se ha venido infiltrando

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

desde la superficie por espacio de muchos años y depositándose en todas las oquedades de las rocas y en

los espacios intermedios. Además las piedras porosas conservan buena parte de la humedad pluvial.

Sugerimos que al mismo tiempo que se aprovechen los conocimientos prácticos reunidos en el curso

de las generaciones, para fomentar las fruticultura en Yucatál"' en sus diversos niveles, se hagan estudios tendientes a establecer variedades hortícolas locales, aprovechando los genes que se han venido perdiendo, de las plantas de libre polinización; es decir, no injertadas. Además del producto de los cruzamientos espontáneos pueden hallarse valiosas mutaciones.

En otros términos, solamente se necesita localizar en huertas y patios los ejemplares nacidos de

semillas que reúnan características deseables, tales como altos rendimientos, buena calidad de la fruta, precocidad, resistencia a plagas y enfermedades, épocas convenientes de fructificación, etcétera.

Una vez elegidas las plantas madres, se multiplican agámicamente. Así es como se formaron todas las variedades comerciales. Para mencionar el aguacate, recordemos que fruticultores norteamericanos, de

ejemplares hallados en México formaron las variedades Atlixco, Puebla y Fuerte, con una sola planta madre

en cada caso.

Variedad local significa plena adaptabilidad ecológica. En hábitat tan característico como el de Yucatán, se necesitan estudios pomol6gicos, formar variedades y establecer normas especiales de cultivo. Todo esto serviría en lugares de clima y suelo semejantes.

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Revista de Geografía A{Jrícola

Capítulo V.

APÉNDICE

Datos Meteolorógicos Promedio de las temperaturas máximas y mínimas en el Observatorio Meteorológico de Mérida.

Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ago.

Media 22.7 23.7 25.3 27.0 27.7 28.1 27.6 27.8

Prom. de las Máx. 31.1 32.9 35.0 36.2 36.2 35.0 33.9 33.9

Prom. de las Min. 14.5 14.8 15.5 17.9 1"9.9 21 .2 21 .3 21 .7

11

Humedad relativa media mensual

Estaciones Años Ene. Feb.

Peto 15 79 75

ProQreso 15 78 77

Mérida 11 72 68

Las nubes dominantes son:

Enero -Cu

Febrero - St.

Marzo - Ci-St.

Abril - Ci-St.

Mayo - Ci"'"St.

Junio - Nb.

Mar.

66

77

66

Abr. May. Jun.

69 72 82

77 79 83

62 66 75

111

Nubosidad

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

En la estación de Valladolid se observa la variación siguiente:

Enero - Cu-Nb. Julio

Febrero - Cu-Nb. Agosto

Marzo - Cu-Nb. Septiembre

Abril - Cu-Nb. Octubre

Mayo - Nb Noviembre

Junio - Nb. Diciembre

124

Jul. AQo.

84 84

83 85

76 77

Sep. Oct. Nov. Dic.

27.6 26.1 23.6 23.1

33.4 32.6 31.2 31.0

21 .8 18.7 16.0 15.3

Sep. Oct. Nov. Dic.

86 86 84 81

84 80 78 89

80 78 74 74

-Ci-St.

- Cu-Ni.

- Ci.-St.

- Ci-St. y Ni.

- Ci-St.

-Cu y St.

- Cu-Nb.

- Cu-Nb.

- Cu-Nb.

- Nb Y Cu-Nb.

- Cu-Nb.

- Cu-Nb.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

IV

Promedios de días de niebla y rocío

Meses Neblina Roclo

Enero 27.1 4.70

Febrero 25.7 2.00

Marzo 29.2 1.50

Abril 24.1 0.27

Mayo 28.8 0.00

Junio 28.4 0.09

Julio 30.9 1.40

Agosto 29.4 2.04

Septiembre 25.8 1.68

Octubre 28.6 2.36

Noviembre 29.7 3.13

Diciembre 30.6 3.50

V

Vientos dominantes

Durante el mes de enero, en siete de veintidós afias de registro recopilados por el suscrito, los vientos dominantes fueron E SE; en cuatro dominó la calma; en tres los vientos del norte; dos afias correspondieron a cada uno de los siguientes: E EN-N NE. Un al\o, a cada uno de los que siguen: N y E -SE.

En febrero, la distribución de los vientos dominantes fue: en seis afias E SE; en cuatro afias N; en tres

afias SE; también en tres afias E; dos anos NE y un ano a cada uno de los siguientes: SE NE N NE calma

y N calma.

En marzo se nota con mayor claridad el predominio de dos direcciones: SE, ocho afias, y ESE siete afias, correspondiendo cuatro afias a vientos dominantes de E y uno a cada uno de los que siguen. N-N E­

calma y E -SE.

En abril hay menos variaciones. Durante diez de los afias estudiados predominaron los vientos del SE; ocho E SE; tres E y uno E NE.

En mayo nueve anos correspondieron a vientos dominantes E SE, cinco E; en cuatro se registró calma;

en tres SE y en uno calma y E.

En junio, también dominaron los vientos E SE en nueve de los afias referidos; en cuatro, SE; en tres calma; en dos, E y correspondió un afio a cada uno de los siguientes: N -NE- calma y E NE calma y E SE.

En julio predominó la calma en nueve de los afias estudiados; en siete los vientos del E; en tres, los del SE, en dos del E SE Y uno de los del E NE.

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Revista de Geografía Agrlcola

Agosto se caracteriza por el predominio de los dras de calma. En doce de los anos estudiados, éste fue el principal registro del mes: en cinco de esos anos dominaron los vientos del E; en cuatro los del E SE; Y correspondió uno al N y otro al SE.

Septiembre es otro mes en que domina la calma. En diez de los anos cuyos da,tos nos ocupan, el

registro fue de calma. Por otra parte desde ese mes se nota la influencia del N; en la forma siguiente: NE, tres; N NE, tres, N; uno; E NE, uno. Los vientos dominantes en los demás anos fueron: de E, dos; del SE uno y del E SE uno.

Octubre, tiene caracterrsticas semejantes en cuanto a su régimen ventoso. En diez de los anos

estudiados predominó la calma; en tres, los vientos NE; en dos los N NE; también en dos los E; y uno correspondió a cada una de las siguientes direcciones: E NE- N NE ESE-ESE. .

En noviembre, en seis de los veintidós años estudiados, predominaron los dras de calma, y en otros tantos los vientos del N NE; en cuatro los del N; en tres los del E; en dos los del NE, y en 4no la dirección

dominante fue E NE.

En diciembre, cinco de veintidós anos dominaron vientos del N NE; en cuatro el registro principal fue

de calma; en tres dominaron vientos del E y en otros tres los del SE; en dos los del NE, y correspondió uno a cada uno de los siguientes: N y E E NE E SE calma y E. ~

Los vientos son más frecuentes y continuados, y soplan con mayor intensidad de enero a abril y llegan a ser hasta molestos en febrero y marzo, que son los meses de más fuerte sequra.

Los vientos que preceden a las lluvias suelen ser violentos, sin llegar a huracanados.

La brisa suave del mar se hace notar casi todas las tardes, particularmente en el verano contribuyendo a hacer más soportable la temperatura.

De julio a noviembre hay muchos dras de calma, sobre todo en agosto o septiembre y llega a escasear el agua en las casas donde se extrae de los pozos por medio de aeromotores. La elevada temperatura y la

falta de viento hace que esos dlas sean de los más difíciles de soportar. Entonces es cuando se recibe con mayor satisfacción el regalo de la brisa.

Los nortes que se originan en el Golfo de México suelen llegar acompanados de fuertes vientos. Comúnmente se distinguen dos clases de nortes, los secos, que se caracterizan por nublados, vientos más o menos fuertes y algún descenso de la temperatura y los húmedos, en que además caen lloviznas finas, a

veces intermitentes y cortas, y otras veces prolongadas durante algunas horas. La duración de los nortes puede variar de uno a cinco días; generalmente tardan dos a tres. Ocurren en cualquier época del ano pero son más notables en otono e inviemo.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Vucatán

SINONIMIA

Sinonimia de las plantas frutales que existen en Yucatán, en su orden botánico. Nombres mayas en cursivas, nombres en espaíiol, o castellanizados, 105 vernáculos.

PALMÁCEAS

Cocoyol. Tuk. Acrocomia mexicana Karw. Nativa. Silvestre.

Coco: cocotero. Cocos nucifera L. Aclimatada.

Dátil: datilero. Phoenix dactylffera L. Aclimatada. Originaria del viejo mundo.

BROMELIÁCEAS

Piña. Ananas sativus Schult. Aclimatada. Probablemente nativa del Brasil.

Piíiuela, Bromelia pinguin L. Ch'om. Nativa. Silvestre.

ARÁCEAS

Piñanona. Monstera deliciosa Liebm. Semiaclimatada. Poco común en Yucatán.

MUSÁCEAS

Plátano, varias especies del género Musa entre ellas M. Sapientum L. y M. paradisiaca L. Aclimatada.

Ha 'ss.

MORÁCEAS

Árbol de pan. Artocarpus communis Forst. Aclimatada. Se cultiva más bien como ornamental.

Higo: Higuera. Ficus carica L. Semiaclimatada.

POLIGONÁCEAS

Uva de mar; uva de playa. Cocc%ba uvifera (L) Jacq. Niiche'. Nativa. Silvestre.

ANONÁCEAS

Guanábano. Annona muricata L. Tak'oop. Especie nativa.

Saramuyo. A. squamosa L. Ts'a/muy. Nativa.

Cabeza de negro. A. purpurea Moc. y Sessé. Po/box. Nativa

Anona colorada, A. reticu/ata L. Pox. Nativa.

Anona común. Annona ssp. Op. Nativa.

Nota: Hay cierta confusión entre las obras consultadas acerca de la nomenclatura botánica de las Anoná­

ceas pero 105 nombres mayas no dejan duda en la identificación de las especies.

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Revista de Geografia Agricola

LAURÁCEAS

Aguacate. Persea americana MilI., P. gratissima Gearth. On. Al tipo o grupo antillano corresponde el

aguacate nativo de Yucatán y otros lugares situados a escasa altitud, que personas poco conocedoras

confunden con la pahua, que pertenece al grupo guatemalteco y prospera a cierta altura sobre el nivel del mar, como los aguacates del grupo mexicano.

ROSÁCEAS

Icaco. Chysoba/anus icaco L. Nativa y silvestre.

LEGUMINOSAS

Tamarindo. Tamarindus indica L. Completamente aclimatada.

RUTÁCEAS O AURANCIÁCEAS

China: Naranja de China. Naranja dulce. Citrus sinensis Osbeck. Aclimatada.

Naranja. Naranja agria. Citrus aurantium L. Citrus vulgaris Risso. Aclimatada.

Limón agrio. Citrus aurantifolium Swingle. Aclimatada.

Limón dulce. Citrus limelta Risso. Aclimatada.

Limón real. Citrus limonum. Risso. Aclimatada.

Mandarina. Citrus nobi/is Lour. varo deliciosa (Ten) Swingle. Aclimatada.

Cidra. Citrus medica L. Aclimatada.

Toronja. Citrus maxima (Burn) L. Citrus grandis Osbeck. Citrus decumana L. Aclimatada.

Grape (ruit. Pomelo. Citrus paradisi Macf. Aclimatada.

Cajera. Citrus dulcamara Souza. Aclimatada. Algunos autores la clasifican como una .. variedad de

naranja agria y otros como un híbrido de ésta y de la naranja dulce.

Chinalima. Citrus spp. Probablemente es una variedad de limón dulce o una mutación. Creemos lo

segundo.

Tangerina. Citrus spp. Híbrido. No se menciona en las obras consultadas. De reciente introducción al

estado.

La lima agria y la toronja agria probablemente son variedades o subespecies de las dulces.

De kunquat hay escasos ejemplares.

MALPIGHIACEAS

Náncen. Malphigia glabra L. Chf. Nativa. Hay náncen agrio silvestre sobre todo en las sabanas. Puede

ser otra especie, no clasificada.

EUFORBIÁCEAS

Grosella. Phylantus acidus (L.) Skeels. Aclimatada. Originaria de las Indias occidentales.

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

ANACARDIAcEAS

Mango. Mangifera indica L. Aclimatada. Se produce en todo el estado.

Marañón. Anacardium occidenta/e L. No se produce bien en los suelos pedregosos del estado, pero sí

en terrenos más compactos.

Género Spondias. Llamada erróneamente ciruelas. Hay cierto número de especies en Yucatán, sin

clasificación botánica. Con excepción de algunas, las ciruelas reciben en maya el nombre genérico de aba/o

Según el Dr. Ralph Roys en su Ethno botany of the maya, los antiguos mayas eran grandes botánicos que

usaban términos muy precisos para denominar sus plantas y hasta nombres distintos para las diversas clases

de hojas ...

En la clasificación botánica que pudimos consultar, indudablemente hay confusiones y también

omisiones. Faltan estudios sobre este género.

Ciruela amarilla. K'iníl aba/o Spondias lutea L. Chi aba/o Spondias purpurea L.

Ciruela fondura; jondura. VIi aba/o Spondias mombin L. (?) Parece que esta fruta fue traída de Honduras.

Otra ciruela llamada tuxpana, tal vez se introdujo de Tuxpan, Ver., como indica su nombre. La campech

aba/ es la llamada ciruela campechana.

No hemos encontrado la denominación botánica de esas especies ni tampoco la de las siguientes: ek'

aba/ (ciruela negra), sabac aba/, k'an aba/, ak 'aba/,k'eken aba/; ciruela de cochino, que se caracteriza por su gran tamaño y su sabor agrio. Ya está desapareciendo. Dzulil aba/, xnuc aba/, xhohuen y kusmin.

SAPINDAcEAS

Huaya; huayo. Huayum. Talisia olivaeformis (H.B.K.) Radlk. Arbol nativo.

VITAcEAS

Uva; vid. Vitis vinifera L. Semi aclimatada. Produce por poco tiempo en emparrados domésticos. Las

plantaciones comerciales han fracasado.

CLUSIAcEAS

Mamey de Santo Domingo. Mammea americana L. Nativo de América tropical. Aclimatada desde hace

muchos años. El nombre mameyes de origen antillano. Se le denomina mamey de Santo Domingo para

diferenciarlo de otro, que pertenece a la familia de las Sapotáceas.

CARICAcEAS.

Papaya. Puut. Carica papaya L. Nativa. Hay papayos silvestres.

Bonete. K'uumche. Pi!eus mexicanum (A.D.C.) Johnson. Especie nativa, silvestre y semicultivada.

CACTAcEAS

Pitaya. Wob. Cereus undatus Haw. Hy/ocereus undatus Britt y Rose. Chac wob (pitaya roja), sac wob (pitaya blanca), kan wob (pitaya amarilla). Silvestre y semicultivada.

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Revista de Geografía Agrícola

Nopal. Opuntia spp. Nativa y silvestre en la costa y en algunos lugares muy pedregosos. Algunas especies producen tunas comestibles, de escaso valor comercial.

PUNICÁCEAS

Granada. Punica granatum L. Introducida desde la época de la dominación española. No se aclimató bien. Hay granadas dulces y agrias, tal vez especies distintas.

MIRTÁCEAS

Guayaba. PichI' . Psidium guajava L. Nativa.

Pomarrosa. Eugenia jambos L. Existen escasos ejemplares.

EBENÁCEAS

Zapote negro. Tauch. Diospyros ebenaster Retz. Nativa.

SAPOTÁCEAS

Zapote. Ya'. Acharas zapota L. Nativa. Hasta principios de este siglo había grandes bosques de zapotes en el estado. Existen aún, aunque mermados, en Quintana Roo y Campeche.

Mamey. Chakal haas. Calocarpum mammosa Gaertn.6 Nativo.

Caimito. Chrysophyllum caimito L. Aclimatada. De origen antillano aunque algunos autores creen que la especie es nativa del sur de la península de Yucatán. Hay dos especies o subespecies en el estado; ambas cultivadas.

Canistel. K'aniste'. Lucuna campechiana H.B.K? Nativa. Semicultivada y silvestre. Tiende a desapa­recer.

Chocho Lucuma hypoglauca Standl. No tiene nombre español en Yucatán. Equivocadamente algunos le llaman zapote blanco, nombre que pertenece a otra fruta,. de la familia Rutáceas. (Casimiroa edulis).

BORRAGINÁCEAS

Ciricote. Kopte' . Cordia dodecandra. D.C. Nativa. Silvestre y semicultivada.

BIGNONÁCEAS

Pepino de árbol. Kat. Parmentiera edulis D.C. Nativa. Semicultivada y cultivada. De mucho porvenir como verdura, si se introdujera en gran escala a los mercados nacionales y extranjeros.

6 Su nombre más aceptado en la actualidad es Pautaría sapota (L.) Cronquist (Nota de ARC). 7 Su nombre más aceptado en la actualidad es Pautaría campechiana (H.BK) Baehni (Nota de ARC).

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La fruticultura en los suelos pedregosos de Yucatán

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