producir resultados en capacitaciÓn. una perspectiva sistÉmica y compleja
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1. La legitimidad de las actividades de capacitación como co-construcción
necesaria para el éxito de las mismas
Preguntarse si una actividad de capacitación ha tenido éxito remite a preguntarse si se
han obtenido los resultados esperados. Éxito y resultados son términos relacionados, lo
que se advierte en la etimología y en definiciones del término.
a) Desde el punto de vista etimológico, éxito viene del latín exitus, -us, ‘resultado’, ‘salida’,
derivado de exire, ‘salir’. (Coromines, 2009).
b) Según la primera acepción del Diccionario la lengua española de la RAE1, éxito es:
“resultado feliz de un negocio, actuación, etc.”. Otras definiciones señalan: “efecto o
consecuencia acertada de una acción o emprendimiento”2. Observemos que resultado,
efecto, consecuencia están en la misma definición de éxito.
Por lo tanto, el éxito en capacitación sería la obtención de los resultados o efectos
esperados de una acción formativa. La cuestión, entonces, es cómo conseguir estos
resultados o efectos; lo que lleva, primero, a establecer qué resultados se espera
alcanzar; segundo, a formular cómo se obtendrán y tercero, a comprobar si se lograron (si
la actividad fue exitosa). Estas tres cuestiones son parte de la construcción de la
legitimidad de la capacitación; construcción que se da en el contexto de la organización
pública.
El contexto
La legitimidad de la capacitación resulta de una construcción compartida entre diferentes
actores con referencia a una situación determinada, en la cual la capacitación representa
una posibilidad de cambio, de mejora, de superación; de producción de conocimiento en
un contexto organizacional determinado. Una de las definiciones de “legitimar” es:
“capacitar a alguien para desempeñar un cargo u oficio” (RAE: Diccionario de la lengua
española). Es interesante advertir una doble vía entre “capacitar” y “legitimar”. Por un
lado, con la capacitación se legitima a alguien para que pueda hacer algo y, por otro, la
misma capacitación tiene que ser legítima. Luego, la capacitación que legitima tiene que
ser legítima.
Ahora bien: ¿cómo construimos la legitimidad de la capacitación? Precisamente,
estableciendo acuerdos en los contextos organizativos: acuerdos sobre la situación que
1 RAE: Real Academia Española. www.rae.es
2 http://www.meritocracia.gob.ec/muchos-conceptos-para-una-sola-palabra-exito/; sitio web
definición.de (Fecha de consulta: 30/09/2014).
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genera una demanda de capacitación y acuerdos sobre la capacitación que puede
contribuir a mejorar, resolver, atender la situación que genera la demanda. Otros
acuerdos fundantes son los que se refieren a políticas, objetivos, competencias
estratégicas, en los que la capacitación constituye una herramienta para lograrlos. Estos
procesos ocurren por lo que llamamos la co-construcción. Dice Ernesto Gore (2004: 156):
“La construcción de la legitimidad de la capacitación es un proceso crítico que necesita de
diálogos y acuerdos importantes”.
La Administración Pública Nacional cuenta con instrumentos –normas y documentos- que
promueven la construcción de la legitimidad de la capacitación, estableciendo principios,
definiendo actores y proponiendo metodologías.
a) La Carta Iberoamericana de la Función Pública: Expresa que “Los empleados públicos
deberán recibir la capacitación adecuada para complementar su formación inicial o de
acceso, para adaptarse a la evolución de las tareas, para hacer frente a déficits de
rendimiento, para apoyar su crecimiento profesional y para afrontar los cambios
organizativos” (punto 40); y que: “La formación de los empleados públicos deberá
desarrollarse mediante planes diseñados para apoyar prioridades claras de la
organización, en el marco de las políticas globales, y basarse en diagnósticos fiables de
necesidades” (punto 41).
b) Ley Marco de Regulación del Empleo Público Nacional (25164): El artículo 8.º
establece que la carrera administrativa incorpora exigencias básicas de capacitación; en
el artículo 16, asegura el derecho a la capacitación permanente y en el 17, la capacitación
es condición para la adquisición de la estabilidad en el empleo.
c) Decreto 214/06: En el prólogo, las partes signatarias del Convenio Colectivo de Trabajo
General para la Administración Pública Nacional manifiestan su compromiso con el
desarrollo de regímenes de carrera basados, entre otros factores, en la capacitación. En
el artículo 24 b), se recupera lo establecido en el artículo 17 de la Ley Marco en cuanto a
la capacitación como condición para la adquisición de la estabilidad en el empleo, y en el
34, el derecho a la capacitación permanente. El artículo 53 ubica a la capacitación como
exigencia para la promoción. El artículo 72 establece que la capacitación tendrá por
objetivo “asegurar la formación, el desarrollo y perfeccionamiento de las competencias
laborales del personal”. Y el artículo 74 expresa que “Cada Jurisdicción o Entidad
Descentralizada elaborará un plan estratégico de capacitación, tanto general como
específica, y sus correspondientes planes anuales, sobre la base de las propuestas
elevadas por los titulares de las jefaturas intermedias y sectoriales, las necesidades
detectadas y las propuestas a elevar por las organizaciones sindicales signatarias del
Convenio Colectivo General y de los convenios sectoriales”.
d) El Decreto 2098/2008, de homologación del Convenio Colectivo de Trabajo Sectorial
del Personal del Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP): El artículo 9.º determina
“que la promoción resultará de la capacitación y la acreditación de desempeños y
competencias laborales”.
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e) La “Guía metodológica para la formulación del Plan Estratégico de Capacitación y del
Plan Anual de Capacitación” del INAP: Define al proceso de elaboración del PEC como
“una construcción colectiva consensuada entre los integrantes de la organización; es
responsabilidad compartida de todos los integrantes de la organización, con reconocimiento y
apoyo por parte de las máximas autoridades, de las organizaciones sindicales signatarias del
Convenio Colectivo de Trabajo General y con la asistencia técnica del INAP; no una tarea
aislada del área responsable de la Gestión del Desempeño Laboral Personal” (página 12).
De acuerdo con las normas y documentos referidos, es posible construir la legitimidad de
la capacitación desde el punto de vista de los derechos de los trabajadores y desde el
punto de vista de las necesidades de las organizaciones públicas. Es desde el segundo
punto de vista que se plantea el requerimiento de la construcción de un contexto donde
las habilidades y capacidades de los trabajadores puedan ser actuadas luego de los
aprendizajes logrados en los espacios de capacitación. Concretamente, los planes
estratégicos y los planes anuales son los productos que dan cuenta de la construcción
compartida y consensuada de los resultados y efectos esperados y constituyen la guía
para su evaluación. Estas producciones son dinámicas y se actualizan en función de
situaciones, necesidades y emergentes. Es interesante destacar que la guía metodológica
para la formulación de los planes estratégicos y anuales enumera una variedad de actores
que intervienen: autoridades jurisdiccionales y de organismos descentralizados, titular de
la unidad de personal y coordinador técnico de capacitación, niveles directivos, de
coordinación y de jefatura de las jurisdicciones y organismos descentralizados, entre otros
(“Guía metodológica”: 14). De allí que el compromiso de la organización pública con las
acciones de capacitación incluye diversos actores que participan en el proceso de
detección de demandas, de generación de acuerdos, de definición de políticas y líneas
prioritarias de gestión que son plasmadas en estos planes.
2. Los sujetos
En la perspectiva que venimos desarrollando, los sujetos de la formación ocupan un lugar
central desde su situación de adultos trabajadores, desde sus motivaciones y expectativas
en relación con las actividades formativas, desde las características del pensamiento y del
aprendizaje del adulto, y desde las prácticas laborales que desarrollan.
a) El adulto trabajador en la organización pública: En el punto anterior se hizo referencia
al lugar de la capacitación como derecho, como desarrollo y perfeccionamiento de
competencias laborales, como condición para alcanzar la estabilidad y como requisito
para la promoción en la carrera administrativa.
b) El adulto y sus motivaciones y expectativas respecto de la capacitación: Si bien las
exigencias de la carrera generan en los adultos motivos para realizar actividades de
capacitación, no son los únicos que los mueven a participar en ellas. Otros motivos se
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relacionan con participar en espacios de colaboración e intercambio, donde se sientan
reconocidos y valorados y donde puedan revisar sus prácticas en un ambiente protegido,
evitando consecuencias que pongan en peligro su integridad y el patrimonio físico y virtual
de la organización, y, frecuentemente, fuera de la mirada o juicio de pares o superiores.
Otras expectativas de los sujetos de la formación se vinculan con la aplicación o
utilización de los aprendizajes en las prácticas laborales, lo que implica considerar:
si la aplicación es posible (si están dadas las condiciones3, si la
información y la práctica realizada durante la capacitación han sido
suficientes, si la persona se siente en condiciones de afrontar esa
aplicación);
si la aplicación es útil (si aplicar “sirve para algo”);
si los resultados de aplicar son valiosos (es decir, si van a tener
efectos positivos, satisfactorios para la persona) (Gore, 2004).
c) La etapa adulta presenta características derivadas del momento evolutivo, como la
autonomía, la experiencia y el mayor control sobre la propia vida, que inciden en el
pensamiento de los sujetos. “La visión del mundo adulto no estaría tan basada en la
lógica y en la causalidad unidireccional sino en los sucesos reales, en la consideración de
realidades complejas y en la aceptación de la contradicción” (Alcoba González, 2014: 93).
El pensamiento del adulto corresponde a un pensamiento abierto, flexible, adaptable,
basado en la intuición, la emoción y la experiencia subjetiva. Prevalecen la causalidad
múltiple, el pragmatismo, la contextualización, la conciencia de la paradoja, el relativismo,
la aceptación de la contradicción y las interacciones personales. Estas características
hacen que el adulto que aprende tenga demandas específicas tales como:
participación: desea ser parte, ser protagonista de sus procesos de
aprendizaje;
compromiso con el proceso de aprendizaje: que la organización valore
y legitime su esfuerzo de formación;
compromiso del capacitador (conocimiento de su realidad, de sus
procesos, estímulo para el aprendizaje, etc.) y conexión del
aprendizaje con su experiencia;
reconocimiento de su experiencia y de sus saberes;
3 “Para que la gente pueda llevar la capacitación a la práctica, es necesario construir la legitimidad
de la capacitación” (Gore, 2004: 146).
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posibilidad de resolver problemas de la práctica, integrando diversas
perspectivas;
consideración de la propia subjetividad en el análisis de situaciones y
problemas;
orientación para el uso de los nuevos conocimientos en sus espacios
laborales;
contextualización de saberes;
evaluación permanente como retroalimentación de su propio proceso
de aprendizaje;
tiempos realistas para realizar la actividad formativa.
De las características que se acaban de presentar no solamente participan los sujetos de
la formación sino también los sujetos formadores, que, en el marco del Sistema Nacional
de Capacitación y de las definiciones de la guía metodológica para la formulación de los
planes estratégicos y anuales de capacitación, se denominan prestadores, quienes, “junto
con los responsables de capacitación de las organizaciones, participan en el diseño de
actividades de capacitación, toman a su cargo el desarrollo de las mismas, y evalúan los
aprendizajes producidos” (Guía Metodológica: 17). Esta definición tiene una importancia
central al asociar a los formadores como actores en la co-construcción de la
contextualización y legitimidad de la actividad formativa.
3. Las decisiones metodológicas
“…no es lo mismo lo que se dice que lo que se entiende, no es lo mismo lo que se
muestra que lo que se ve. Por eso no se puede descansar tranquilo pensando que
informando o enseñando se aprende…”4
Esta cita pone de relieve una interesante cuestión relacionada con las decisiones
metodológicas que se toman cuando se diseña una actividad de capacitación: la
transmisión o la enseñanza por sí mismas no aseguran que las personas aprendan. De
4 Ministerio de Educación. “Fundamentos de la educación de personas adultas. Módulo 1: Bases
psicológicas. Teorías sobre el aprendizaje” (s/f), pág. 30. En:
http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/125/cd/modulos_pdf/fundamentos_m1_b.pdf
(Fecha de consulta: 03 de marzo de 2014).
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acuerdo con lo expuesto sobre el pensamiento y el aprendizaje del adulto, las estrategias
metodológicas promoverán la capacidad reflexiva del adulto, facilitarán el uso de su
experiencia, propondrán intercambios y situaciones de análisis, la discusión y valoración
de diferentes alternativas, y orientarán y guiarán la transferencia de los aprendizajes.
De acuerdo con Coll y otros (1994), el aprendizaje de diferentes tipos de contenidos
requiere:
contexto activo de aprendizaje,
evolución de los conocimientos previos,
fomento de la actividad relacional con otros conocimientos,
práctica,
verbalización de lo que se está haciendo.
Ahora bien, ¿qué técnicas satisfacen estos requerimientos? En la bibliografía existen
numerosas y variadas alternativas. Aquí, solamente menciono, a modo de ejemplo, la
resolución de problemas, el análisis de casos y de situaciones, las simulaciones, los
juegos de roles; en todos, los sujetos ocupan el centro de la propuesta, son partícipes
activos de su proceso de aprendizaje. Esto no significa que se deje de lado la transmisión
o el aprendizaje de contenidos a través de lecturas o de información que provea el
capacitador, sino que lo que se busca es que esa información sea utilizada, sea “aplicada”
en diferentes situaciones que reconstruyan las prácticas laborales de los sujetos.
Y en el orden de la aplicación, introduzco un tema crítico de la formación laboral: la
transferencia.
La transferencia de los aprendizajes en los aspectos metodológicos
Transferir es aprender algo en una situación determinada y luego aplicarlo a otra muy
distinta (Perkins, 1995).
Diferentes trabajos que abordan el problema de la transferencia de los aprendizajes
(Gómez; otros, 2012) señalan las enormes dificultades que suelen tener los estudiantes
de todos los niveles para transferir lo que han aprendido en el aula a nuevas situaciones o
problemas, sean o no académicos. Sin embargo, y siguiendo a Perkins, la transferencia
es difícil pero no imposible. El autor presenta una metáfora que denomina la teoría del
buen pastor, según la cual, la transferencia no se produce espontáneamente sino que hay
que guiarla estableciendo condiciones de aprendizaje que la propicien. En consecuencia,
las condiciones para el aprendizaje de distintos tipos de contenidos, junto con algunas de
las técnicas mencionadas más arriba, resultan válidas y deben incluirse en la propuesta
metodológica a fin de guiar la transferencia.
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4. La evaluación
Desde nuestra perspectiva, la evaluación se relaciona fuertemente con las dimensiones
anteriores, por lo que no debe tratarse de manera aislada. Así, básicamente, encontramos
que a través de la evaluación reconocemos los resultados logrados en el espacio de la
formación y en los espacios laborales de los sujetos. Siguiendo a Kirkpatrick (2007), los
primeros se corresponden con el nivel 2 o evaluación de los aprendizajes y los segundos,
con el nivel 3 o evaluación de conducta o comportamiento. En el nivel 2, la pregunta es
¿aprende?; en el nivel 3, la pregunta es ¿usa, aplica?
La evaluación en el ámbito de la formación
En el ámbito de la formación o de la capacitación, se evalúan los aprendizajes logrados
(nivel 2 de Kirkpatrick). Distinguimos una evaluación de proceso y una evaluación de
producto.
Evaluación de proceso: Se realiza a lo largo de la actividad formativa, tiene diferentes
grados de formalización y es la que acompaña, guía, retroalimenta a los sujetos sobre sus
aprendizajes. Se evalúa la comprensión de nociones y conceptos relacionados con las
prácticas laborales de los sujetos, la ejecución de procedimientos, la resolución de
problemas, el trabajo colaborativo, la capacidad de reflexionar sobre la propia práctica, la
toma de conciencia sobre los aprendizajes que se van logrando.
Evaluación de producto: A través de producciones integradoras, se evalúa el aprendizaje
de contenidos y el desarrollo de capacidades. No debe verse como una evaluación que se
realiza al finalizar la actividad de capacitación, sino de manera complementaria con la
evaluación de proceso, en la que, también se puede evaluar la elaboración progresiva de
un producto. Son ejemplos de productos a evaluar: un proyecto de mejora, la resolución
de un problema, el análisis de un caso, la elaboración de un portafolios, la elaboración de
un informe de gestión, la propuesta de una innovación.
Algunas recomendaciones sobre la evaluación de los aprendizajes en capacitación laboral
(de proceso y de producto):
privilegiar el saber hacer sobre el saber, los desempeños sobre el
conocimiento de los contenidos,
contextualizar la evaluación: articular el contexto de aprendizaje y el
contexto de uso,
utilizar variedad de técnicas y de instrumentos de evaluación,
considerar la evaluación como un proceso de facilitación de la
transferencia.
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La evaluación en los espacios laborales de los sujetos
En cuanto a la evaluación del uso, de la aplicación de los aprendizajes en los espacios
laborales de los participantes (nivel 3 de Kirkpatrick), considero más indicado hablar de
efectos, de resultados de la capacitación. De esta manera, vuelvo al éxito de la actividad
formativa, en tanto obtención de resultados. Una formación exitosa es la que obtuvo
efectos, resultados deseados.
En este tipo de evaluación se integran: contexto, sujetos, aspectos metodológicos y
evaluación de los aprendizajes en una perspectiva de causalidad compleja, superadora de
la causalidad lineal.
Es esta evaluación la que pone a prueba la legitimidad de la capacitación, permitiendo
observar:
si el contexto participa favoreciendo o bloqueando la transferencia,
si participan diversos actores, con sus respectivas perspectivas y
visiones,
si los sujetos usan, transfieren sus aprendizajes,
si se evidencian las posibilidades y las motivaciones de los sujetos
para usar los conocimientos,
si se comprueba la eficacia del diseño de capacitación para facilitar la
transferencia.
Por último, se requiere la previsión de tiempos realistas para realizar y sostener la
evaluación de resultados desde esta perspectiva.
5. Conclusiones
Luego del tratamiento de los puntos anteriores, me parece válido plantear las siguientes
conclusiones, a modo de propuestas para la acción.
En lugar de impacto, planteemos efectos o resultados esperados de la capacitación.
Fortalezcamos la construcción de la legitimidad de la capacitación como un
componente central en el proceso de diseño de una actividad formativa. El Estado
Nacional cuenta con instrumentos que favorecen la construcción de esta legitimidad
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(la Carta Iberoamericana de la Función Pública, las normas que regulan el empleo
público; la guía metodológica para elaborar planes de capacitación).
Abordemos la evaluación de los resultados o efectos de la capacitación desde una
perspectiva sistémica y compleja considerando integradamente: la legitimación de la
capacitación (contexto de uso); el diseño y la implementación de la acción formativa
(contexto de aprendizaje) y los sujetos de la formación (en su pensamiento, en su
accionar y en su sentir).
Planifiquemos las acciones de evaluación de resultados en tiempos realistas,
integrando diversidad de actores y utilizando variedad de técnicas y dispositivos que
permitan recoger e interpretar la información.
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BIBLIOGRAFÍA, NORMAS Y DOCUMENTOS CONSULTADOS
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Reseña biográfica
Elisa Lemos
Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA); Especialista en Organización y
Administración de la Educación (UNSL); Especialista y Magíster en Formación de
Formadores (UBA).
Responsable de proyectos de capacitación y de formación de formadores en INAP.
Experiencia como formadora de docentes en el sistema educativo y en actividades de
educación no formal.
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Resumen
Este trabajo tiene por objetivo presentar una perspectiva de las actividades de
capacitación laboral orientada por una visión sistémica y compleja.
Ha sido elaborado sobre la base de la experiencia y de la reflexión teórica sobre los
procesos de capacitación en el sector público, en las cuales ocupa un lugar central la
preocupación por la legitimidad de las acciones formativas con vistas a la transferencia de
los aprendizajes logrados. Pretende brindar una contribución para reflexionar e informar
teóricamente las prácticas en este campo, así como reconocer los instrumentos que
promueven la legitimidad de las acciones de capacitación en el Estado.
Es frecuente considerar que los aspectos metodológicos son si no determinantes, al
menos centrales en el éxito de una actividad de capacitación. Sin desconocer la
importancia de estos aspectos, en este trabajo planteo observar la propuesta formativa
(un curso, un taller, etc.) desde una perspectiva compleja que integra y articula diferentes
dimensiones que, abordadas integralmente, concurren al logro de resultados satisfactorios
en capacitación. Estas dimensiones son:
el contexto,
los sujetos,
las decisiones metodológicas,
la evaluación.
El contexto es el espacio en el que se planifica la actividad de capacitación (donde se
construyen acuerdos que la legitiman), y es el espacio donde se actualizan los
aprendizajes y saberes logrados en el espacio de formación. Se caracteriza por la
intervención de diversos actores con responsabilidades e intereses específicos, que
plantean necesidades, consensúan las demandas y acuerdan los resultados esperados.
Los sujetos de la formación constituyen la masa crítica para lograr resultados
satisfactorios en capacitación, por lo que es preciso considerarlos desde el pensamiento
del adulto, sus motivaciones y experiencias, y sus prácticas laborales específicas.
Las decisiones metodológicas se articulan con el contexto, con los resultados
esperados, con las particularidades de los sujetos, teniendo en cuenta la potencialidad de
las estrategias para promover el uso de los conocimientos en el ámbito laboral
(transferencia).
La evaluación es un proceso que integra la valoración de resultados de aprendizaje y su
transferibilidad a las prácticas laborales de los sujetos. Requiere la perspectiva de
diferentes actores y la estimación de tiempos realistas.