los perturbados entre lilas: reformulación y creación. entre la imitación y la creación original

30
Los perturbados entre lilas: reformulación y creación. Entre la imitación y la creación original. Bárbara Sánchez Roncero. Universidad de Buenos Aires 29 de Junio de 2015

Upload: uba

Post on 03-Dec-2023

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Los perturbados entre lilas: reformulación y creación. Entre la imitación y la

creación original.

Bárbara Sánchez Roncero.

Universidad de Buenos Aires

29 de Junio de 2015

Los perturbados entre lilas: reformulación y creación. Entre la imitación y la

creación original.

Resumen

En el presente trabajo, desarrollaremos el análisis de la reformulación que hace Alejandra

Pizarnik de Final de partida de Samuel Beckett siendo esta una de las obras más sobresalientes

del escritor irlandés, inscripta en la corriente del teatro del absurdo.

Comenzaremos haciendo un breve recorrido por la teoría de Genette para poder explicar el

tipo de reformulación realizado, y nos centraremos en el concepto de hipertextualidad.

Atravesando distintas citas, veremos las estrategias de reformulación, poniendo el foco en

la condensación y la amplificación. Finalmente veremos de qué manera el texto de la escritora

argentina es independiente del texto del cual parte.

1. Introducción

Partiendo de la concepción de pastiche de Gerard Genette, nos proponemos estudiar la obra

Los perturbados entre lilas de Alejandra Pizarnik, concibiéndola como un tipo de imitación

lúdica del hipotexto Fin de partie -tomada en este trabajo en su versión en español- de Samuel

Beckett.

Vamos a centrarnos en distintas secuencias de cada uno de los textos, para poder ver cómo

opera la reformulación imitativa. No pondremos la mirada en aquellos pasajes donde la única

reformulación es la traducción, sino que pondremos énfasis allí donde se ve un giro propio de la

autora.

1.1.Marco teórico

Para los fines de este trabajo, conviene hacer una delimitación del término pastiche,

salvando posibles problemas por ambigüedad. La RAE1 define pastiche como “imitación o

plagio que consiste en tomar determinados elementos característicos de la obra de un artista y

combinarlos, de forma que den la impresión de ser una creación independiente”. Habiendo

revisado el caso2, resolvemos que no tiene utilidad el concepto de plagio para este trabajo.

Vamos conceptualizar el trabajo de reformulación efectuado por Pizarnik utilizando el

marco teórico construido por Genette en su texto Palimpsestos. Haciendo un breve recorrido por

la teoría, Genette enumera cinco tipos de relaciones transtextuales, esto es, cinco maneras en los

que un texto puede estar relacionado con otro: intertextualidad, paratexto, metatextualidad,

hipertextualidad y architextualidad. Estas categorías no están cerradas y pueden relacionarse

entre sí, como veremos más adelante. Conviene desarrollar brevemente cada categoría para poder

definir la reformulación que nos atañe, en términos de Genette. La intertextualidad va a ser

definida por el autor como una relación de copresencia entre dos o más textos, es decir, como la

presencia efectiva de un texto en otro. El paratexto como tipo de relación transtextual, va a ser

definido como la relación que guarda un texto con su paratexto (título, subtítulo, intertítulos,

prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, pie de página, notas al margen, etc.). La

metatextualidad es una relación de comentario. La hipertextualidad es la relación que mantiene

un texto llamado hipertexto, con un texto anterior (hipotexto) en el que se injerta de una manera

distinta al comentario. La architextualidad es una relación muda, que puede ser articulada por

una mención paratextual.

1.2.Hipertextualidad

Manteniéndonos dentro de la teoría de Genette, la relación transtextual pertinente para este

trabajo es la hipertextualidad. Este tipo de relación transtextual, es la relación que mantiene un

texto llamado hipertexto, con un texto anterior (hipotexto) en el que se injerta de una manera

1 http://buscon.rae.es/drae/srv/search?val=pastiches

2 Los perturbados entre lilas fue publicado después de la muerte de su autora sin conocer las intenciones que ella

tenía con respecto a la publicación de dicha obra.

distinta al comentario. Desde el punto de vista estructural, la derivación puede ser por

transformación simple o transformación indirecta, que llamaremos imitación. La imitación es

una transformación en la que media un procedimiento más complejo, pues exige la constitución

previa de un modelo de competencia genérica. Entre el texto imitado y el texto imitador, este

modelo constituye una etapa y una mediación indispensable. Para imitar un texto es preciso

adquirir un dominio al menos parcial: el dominio de aquel de sus caracteres que se ha elegido

para la imitación. En resumen: el hipertexto es todo texto derivado de un texto anterior

(hipotexto) por transformación simple o por transformación indirecta (imitación). Un tipo de

hipertexto, atinente a los fines de este trabajo va a ser el de imitación lúdica, siendo el resultado

de esta, el pastiche.

La derivación por transformación evoca un texto sin necesidad de hablar de él de manera

explícita ni de citarlo, en tal derivación existe una "operación transformadora". Por este motivo,

podemos afirmar que no existe una relación paratextual entre Los perturbados entre lilas y Final

de partida, dado que el hipertexto no hace referencia de manera explícita a su hipotexto.

La imitación es la figura intrínseca al pastiche y éste, a su vez, está constituido por un

"tejido de imitaciones". Como mencionamos antes, a propósito de lo expuesto por Genette en

Palimpsestos, la imitación supone una operación más compleja que la transformación simple.

Imitar no es reproducir un texto sino producir uno nuevo. El pastiche imita un estilo y a través de

esa imitación crea un texto.

Como hipotexto, Final de partida es la fuente principal de significado del hipertexto Los

perturbados entre lilas. La forma hipertextual utilizada, en este caso, es el pastiche que a su vez

recurre a estrategias como la adaptación, reescritura, apropiación, condensación así como

también la amplificación. Gracias a esta amplificación, aumento generalizado tanto de tema

como de estilo, en términos de Genette, el texto de Pizarnik no deja de ser una obra

independiente y singular.

1.3.Características de producción

Final de Partida fue escrita por S. Beckett en el año 1957 en idioma Francés, para ser

estrenada en Abril de ese año en Londres, y, en el mismo mes, en París. Los perturbados entre

lilas fue escrita por A. Pizarnik entre julio y agosto del año 1969, y no fue publicada en vida de

la autora. En la antología El deseo de la palabra, Ocnos, Barcelona, 1972, la autora incluyó un

fragmento con el título de Los poseídos entre lilas, que es un trabajo de reescritura de su propia

obra de teatro3.

2. La reformulación

2.1.Intertextualidad e hipertextualidad en Los perturbados entre lilas

2.1.1. Reformulación de los personajes

Como se observa, la estructura de la obra es la misma en ambos textos: una obra de teatro

en un solo acto. La cantidad de personajes y sus rasgos principales también son imitados en el

texto de Pizarnik. En el texto de Beckett hay cuatro personajes: Hamm, un hombre ciego

postrado en un sillón, imposibilitado de pararse; Clov, su ayudante/sirviente que, por motivos

desconocidos, no puede sentarse y a lo largo de toda la obra, amenaza con irse, pero no se va; y

finalmente Nagg y Nell, los padres de Hamm, que perdieron sus piernas en un accidente y viven

en tachos de basura separados, sin lograr alcanzarse. En la obra de Pizarnik también podemos

ver, transformados, a estos cuatro personajes: por un lado, en el rol de Hamm, está Segismunda,

que insiste en estar acostada (en este caso por capricho y no por una imposibilidad física de estar

de pie); en el rol de Clov vemos a Carol, quien, también por capricho, no quiere sentarse e

intenta irse pero nunca logra hacerlo; en lugar de Nagg y Nell, tenemos a Macho y Futurina,

quienes fueron mutilados en un accidente de tránsito perdiendo brazos y piernas, y pasan los días

montados en triciclos.

2.1.2. Reformulación de la trama

3 Por razones de tiempo y espacio no abordaremos este tema en el presente trabajo, pero resulta interesante

pensar el trabajo de reescritura de A. Pizarnik de su propia obra, sobre todo cuando hay un cambio en el género: se pasa de una obra de teatro a prosa.

Desde el comienzo de la obra Los perturbados entre lilas podemos ver la presencia

efectiva del texto Final de partida de Beckett:

SEGISMUNDA: (...) Voy a acostarme.4

CAROL: Acabo de levantarte y ayudarte a montar en tu triciclo mecanoerótico.

SEG: ¿Y entonces qué?

CAR: No puedo levantarte y acostarte cada cinco minutos.

Comparamos esta misma secuencia, en la obra de Beckett:

HAMM: (...) Ayúdame, voy a acostarme.

CLOV: Acabo de levantarte.

HAMM: ¿Y entonces?

CLOV: No puedo levantarte y acostarte cada cinco minutos, tengo que hacer.

Así mismo resulta interesante ver las operaciones de transformación que hay de un texto a

otro. Si prestamos atención a la presentación de la escenografía en el texto de Beckett, vamos a

poder observar qué carácter le imprime la imitación que luego va a realizar Pizarnik.

Un cuarto sin muebles. Luz cenicienta.

En las paredes de la derecha y de la izquierda, hacia el fondo, dos ventanitas muy

altas, con las cortinas corridas.

Podemos ver rasgos más poéticos y al mismo tiempo lúdicos en el texto de Pizarnik:

Una habitación con muebles infantiles de vivos colores. Luz como una agonía, como

cenizas. Pero también, a veces, como una fiesta en un libro para niños. En la pared

del fondo, cubierta de espejos, hay dos ventanas verdes en forma de corazones.

Vamos a ver estos rasgos poéticos en el texto de Pizarnik a lo largo de toda la obra.

Mientras que HAMM dice “¿Puede existir miseria más... más grande que la mía?5 Sin duda. En

4 Las cursivas son mías, al igual que a lo largo del trabajo.

otras épocas.”, SEG dice “Es verdad que renuncié hace mucho a ser una persona. No obstante,

vivo. ¿Por qué? No lo sé. Pero es así y sufro. ¿Acaso no he andado en busca de esos signos hasta

el agotamiento y no he mirado hasta casi volverme ciega? ¿Qué me pasa? Antígona, ¿no fui yo?

Anna Frank, ¿acaso no fui yo?”.

Podemos atender a los rasgos más marcadamente absurdos en el texto de Pizarnik, cuando

vemos que Segismunda no quiere estar levantada, por capricho -en este caso no hay motivos

físicos que le impidan estar de pie, como ocurre con Hamm- y también el texto sugiere que no

quiere ver por su obstinación de no ser más una persona (cf. Es verdad que renuncié a ser una

persona).

SEG: (...) (Cierra los ojos.) Mirá por la ventana y decíme qué hay.

CAR (mirando por la ventana): No lo puedo creer.

SEG: Se abrió la flor de la distancia. Quiero que mires por la ventana y me digas lo

que veas, gestos inconclusos, objetos ilusorios, formas fracasadas... Como si te

hubieses preparado desde la infancia, acercate a la ventana.

CAR: Un café lleno de sillas vacías, iluminado hasta la exageración, la noche en

forma de ausencia, el cielo como de una materia deteriorada, pasa alguien que no vi

nunca, que no veré jamás...

SEG: ¿Qué hice el don de la mirada?

De la misma manera, y con el mismo carácter absurdo, podemos ver cómo la imposibilidad

física de Hamm y Clov, pasan al texto de Pizarnik como caprichos de Segismunda y Carol:

CLOV (regresando a su puesto al lado del sillón): ¡Si la vejez supiera!

HAMM: ¡Siéntate encima!

CLOV: No puedo sentarme.

HAMM: Es cierto. Y yo no puedo mantenerme de pie.

CLOV: Así es.

5 En esta cita, como en otras, omitimos las pausas que hay en el texto original (cf. ¿Puede exis… (bostezos) tir

miseria más… más grande que la mía?).

HAMM: Cada uno su especialidad. (Pausa.) ¿Alguien llamó por teléfono? (Pausa.)

¿Reímos?

CLOV (después de reflexionar): No tengo ganas.

La misma secuencia en Pizarnik:

CAR (regresando): Si envejecer fuera útil.

SEG: Supongo que el envejecimiento del rostro y del cuerpo ha de ser una herida de

espantoso cuchillo. (Pausa) ¿Querés sentarte encima del manubrio?

CAR: No quiero sentarme.

SEG: Lo sé, yo no quiero mantenerme de pie.

CAR: Así es.

SEG: Cada uno su especialidad. (Pausa.) Siento deseos de huir hacia un país más

hospitalario y, al mismo tiempo, busco bajo mis ropas un puñal.

CAR: ¿Y si nos contamos chistes?

SEG: No tengo ganas.

A propósito de las distintas estrategias de imitación (adaptación, reescritura, apropiación,

condensación, amplificación, entre otras), veamos cómo explota Pizarnik, los recursos de

condensación y amplificación.

CLOV (regresando a su puesto al lado del sillón): ¡Si la vejez supiera!

HAMM: ¡Siéntate encima!

En el texto de Pizarnik observamos el recurso del aumento generalizado, a través de la

amplificación de contenido y carga dramática:

CAR (regresando): Si envejecer fuera útil.

SEG: Supongo que el envejecimiento del rostro y del cuerpo ha de ser una herida de

espantoso cuchillo. (Pausa) ¿Querés sentarte encima del manubrio?

Para citar otro ejemplo de amplificación, podemos detenernos en la reformulación de la

secuencia donde, en Final de partida, Hamm pregunta “¿pero qué sucede, qué sucede?” Y Clov

sencillamente responde “algo sigue su curso.”:

SEG: ¿Qué sucede?

CAR: Alguien pesca lo que parecía un pescado pero es algo que no termina de

pasar. Alguien o algo deja oír su impronta respiratoria. Algo fluye y jamás cesa de

fluir.

SEG: Pero jamás no tiene sentido así como no lo tiene siempre.

CAR: Todo es horriblemente invisible.

Así mismo vemos, a lo largo de toda la obra de Pizarnik, un intenso trabajo de

condensación. Hay líneas cuyo contenido está condensado (así como también ligeramente

modificado), y otros largos diálogos en la obra de Beckett que directamente son omitidos por

Pizarnik.

HAMM: ¡Espera! (Clov se detiene.) ¿Cómo sigues de la vista?

CLOV: Mal.

HAMM: Pero ves.

CLOV: Lo suficiente.

HAMM: ¿Cómo andan tus piernas?

CLOV: Mal.

HAMM: Pero caminas.

CLOV: Voy y vengo.

Veamos la misma secuencia en Pizarnik:

SEG (en voz baja, como recitando): Tendía las manos con amor hacia la otra orilla.

¡Car! (Car se detiene.) ¿Cómo andás? ¿Cómo te sentís?

CAR: Voy y vengo.

2.2.Independencia del texto

A pesar de los sostenido por Negroni, quien dice que “Los poseídos entre lilas es una

reescritura casi calcada de Final de partida de Samuel Beckett”6 y más allá te todas las

similitudes que podemos recoger y enumerar, también es claramente notable la creación propia

de la autora así como los giros con los que reformula el hipotexto. Podemos ver, por ejemplo, un

juego freudiano en el nombre de Segismunda, siendo este el femenino de Sigmund (Freud); este

personaje femenino es un alter ego freudiano. En lugar de las preguntas que hace Hamm

(“¿Cómo andan tus ojos?” “¿Cómo andan tus piernas?”), Segismunda pregunta: "¿Cómo está tu

inconsciente?", "¿Cómo está tu superyó?", siendo esta una característica clara de la escritura de

Pizarnik, vemos cómo logra desprenderse de su hipotexto. En el texto de Pizarnik abundan los

detalles de escenografía y vestuario, cubriendo la escena con objetos extraños y colores

estridentes, en tanto que la estética beckettiana propone una escena despojada, minimalista,

quizás postapocalíptica: el texto de Beckett plantea un mundo ya inhabitado, mientras que la

obra de Pizarnik sugiere un mundo del que Segismunda ya no quiere formar parte simplemente

por capricho.

También observamos que Los perturbados entre lilas es más marcadamente poética: esto

puede verse no sólo en las transformaciones que hace sobre líneas de la obra de Beckett, sino

también en los extensos diálogos que agrega. Dichos diálogos muchas veces parecerían ser

poemas en forma de diálogos, más que un verdadero intercambio verbal entre los personajes.

SEG: Todos me dicen que tengo una larga, resplandeciente vida por vivir. Pero yo sé

que sólo tengo mis propias palabras que me vuelven.

CAR: Tantos proyectos que te exaltaban.

SEG: Es tarde para hacerme una máscara.

CAR: Dijiste que querías alabar el frío, la sombra, la disolución; dijiste que

mostrarías cómo todos los caminos se abren a la negra liquefacción.

SEG: Ceremonia implacable. Alguien ejecutaba un gesto perfecto que me hechizaba

y me daba terror.

CAR: No te entiendo

6 Negroni no es la única autora que habla indistintamente de “Los poseídos entre lilas” y “Los perturbados entre

lilas”. En este fragmento está refiriéndose a la obra teatral de Alejandra Pizarnik, Los perturbados entre lilas.

SEG: Mi palabra es oscura porque estoy sola.

CAR: Tal vez vos misma te dejás aprisionar en un círculo vicioso.

3. Conclusiones

Tal como expusimos antes, la reformulación imitativa no copia un texto, sino que crea, a

partir de este, uno nuevo. A pesar de las grandes similitudes, y muchas veces, a pesar del uso de

bloques enteros de diálogo, podemos ver el trabajo creativo de Alejandra Pizarnik, con

independencia de la obra de Samuel Beckett. En la renuncia voluntaria al mundo (y no un mundo

en extinción como sugiere el texto de Beckett) que hace Segismunda está el carácter distintivo

que le imprime la escritora argentina a la obra, quizás por proyectarse ella misma en el personaje

(recordemos que la autora había dicho que ella misma era un personaje literario7). Teniendo en

cuenta esto último, cabe preguntarse si la autora tomó la obra del dramaturgo irlandés para

construir una obra autorreferencial, haciendo hablar a cada personaje con sus distintas voces8.

4. Referencias bibliográficas

Corpus:

BECKETT, Samuel. (2003) Final de partida. México DF, Ocaedro editores.

PIZARNIK, Alejandra. (2002) “Los perturbados entre lilas” en Prosa completa, Barcelona.

Editorial Lumen

Bibliografía teórica:

GENETTE, Gérard. (1989) Palimpsestos: la literatura en segundo grado, Madrid Taurus.

7 “La vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Por hacer de mí un personaje literario en la vida real

fracaso en mi intento de hacer literatura con mi vida real pues ésta no existe: es literatura.” AP. 8 “No puedo hablar con mi voz, sino con mis voces” AP. (1971) La piedra fundamental en El infierno musical.

GONZÁLEZ DORESTE, Dulce María. (1993) Notas (hipertextuales) sobre la

parodia genettiana: a propósito de Palimpsestos en Revista de filología de la Universidad

de La Laguna, ISSN 0212-4130, Nº 12, 1993.

NEGRONI, María. (2003) El testigo lucido: La obra de sombra de Alejandra Pizarnik,

Rosario, Beatriz Viterbo editora.

PIZARNIK, Alejandra. (1972) El deseo de la palabra, Barcelona, Ocnos.

Anexo.

Final de partida Los perturbados entre lilas

HAMM: Ahora… (bostezos) me toca…

(pausa) a mí. ¡Trapo viejo! ¿Puede exis…

(bostezos) tir miseria más… más grande que la

mía? Sin duda. En otras épocas. ¿Pero hoy?

(…) ¡Oh! ¡Oh! ¿Qué me pasa? Sería mejor que

me fuera a acostar. (Llama con el silbato. En

seguida entra Clov. Se detiene junto al sillón.)

¡Apestas! (Pausa.) Ayúdame, voy a acostarme.

CLOV: Acabo de levantarte.

HAMM: ¿Y entonces?

CLOV: No puedo levantarte y acostarte cada

cinco minutos, tengo que hacer.

HAMM: ¿Nunca has visto mis ojos?

CLOV: No.

HAMM: Mientras dormía, ¿nunca sentiste

curiosidad por quitarme los anteojos y mirar

mis ojos?

CLOV: ¿Levantándote los párpados? (Pausa.)

No.

SEGISMUNDA: (extrae un cigarro del bolsillo

de su camisa y lo enciende cuidadosamente)

Estoy sentada cerca de la ventana y fumo. Es

verdad que renuncié hace mucho a ser una

persona. No obstante, vivo. ¿Por qué? No lo

sé. Pero es así y sufro. ¿Acaso no he andado

en busca de esos signos hasta el agotamiento y

no he mirado hasta casi volverme ciega? ¿Qué

me pasa? Antígona, ¿no fui yo? Anna Frank,

¿acaso no fui yo?9 (a Carol) Voy a acostarme.

CAROL: Acabo de levantarte y ayudarte a

montar en tu triciclo mecanoerótico.

SEG: ¿Y entonces qué?

CAR: No puedo levantarte y acostarte cada

cinco minutos.

SEG: Todo Occidente envidia mi triciclo

mecanoerótico.

CAR: Yo no.

SEG: Mientras dormía, ¿no sentiste ganas de

dar en él una vuelta a la manzana?

CAR: Yo... No.

HAMM: Sin embargo, me dejas.

CLOV: Trato de hacerlo.

HAMM: No me quieres.

CLOV: No.

HAMM: Antes me querías.

CLOV: ¡Antes!

SEG: (…) Tenés cara de irte.

CAR: Quiero irme, trato de irme.

SEG: No me querés.

CAR: No se trata de eso.

SEG: Antes me querías.

9 Las comillas son mías, para marcar los giros de Pizarnik.

HAMM: ¿Cómo andan tus ojos?

CLOV: Mal.

HAMM: ¿Cómo andan tus piernas?

CLOV: Mal.

HAMM: Pero puedes caminar.

CLOV: Sí.

HAMM (con violencia): Entonces, ¡Camina!

¿Dónde estás?

CLOV: Aquí.

HAMM: ¡Vuelve! ¿Dónde estás?

CLOV: Aquí.

HAMM: ¿Por qué no me matas?

CLOV: No conozco la combinación del

aparador.

HAMM: Tráeme dos ruedas de bicicleta.

CLOV: No hay más ruedas de bicicleta.

HAMM: ¿Qué hiciste con tu bicicleta?

CLOV: Nunca he tenido una bicicleta.

HAMM: Es imposible.

CLOV: Cuando todavía había bicicletas, lloré

para tener una. Me arrastré a tus pies. Me

mandaste al diablo. Ahora ya no hay más.

...

CLOV: (...) (La tapa de uno de los tachos de

basura se levanta y aparecen las manos de

Nagg aferrados al borde. Después emerge la

cabeza, cubierta con un gorro de dormir. Tez

muy blanca. Nagg bosteza. En seguida,

escucha.) Te dejo. Tengo que hacer.

SEG: ¿Cómo está tu inconsciente?

CAR: Mal.

SEG: ¿Cómo está tu superyó?

CAR: Mal.

SEG: Pero podés cantar.

CAR: Sí.

SEG: ¡Entonces cantá una verdadera canción!

Algo sin zorros inhibidos, ¿me escuchás?

CAR: No tengo otro remedio.

SEG: Si te es imposible hacer tu vida como

querés, por lo menos esforzate en no

envilecerla por contacto excesivo con el mundo

que agita movedizas palabras. ¿Me escuchás?

CAR: Sí.

SEG: Y entonces, ¿por qué no me matás?

CAR: Porque (canturrea) "no tengo ni rencor

ni veneno ni maldad..."

Pausa.

SEG: ¿Qué hiciste con tu triciclo?

CAR: Nunca he tenido triciclo.

SEG: Es imposible.

CAR: Y cómo lloré por tener uno. Me arrastré

a tus pies. Me mandaste a la mierda.

Aparece un triciclo ruinoso cabalgado por

Macho, quien viste andrajos pero lleva guantes

colorados de esquiador.

CAR: Te dejo. Tengo que hacer.

Clov hunde a Nagg dentro del tacho de basura Car lleva a Macho fuera de la escena.

y lo tapa.

CLOV (regresando a su puesto al lado del

sillón): ¡Si la vejez supiera!

HAMM: ¡Siéntate encima!

CLOV: No puedo sentarme.

HAMM: Es cierto. Y yo no puedo mantenerme

de pie.

CLOV: Así es.

HAMM: Cada uno su especialidad. (Pausa.)

¿Alguien llamó por teléfono? (Pausa.)

¿Reímos?

CLOV (después de reflexionar): No tengo

ganas.

HAMM (después de reflexionar): Yo tampoco.

(Pausa.) Clov.

CLOV: Sí.

HAMM: La naturaliza nos ha olvidado.

CLOV: Ya no existe la naturaleza.

HAMM: ¡Que no existe la naturaleza!

Exageras.

CLOV: En los alrededores.

HAMM: ¡Respiramos, cambiamos! ¡Perdemos

los cabellos, los dientes, la frescura! ¡Los

ideales!

CLOV: Entonces, la naturaleza no nos ha

olvidado.

HAMM: Pero tú dices que ya no existe.

CLOV (tristemente): Nadie en el mundo ha

pensado jamás de manera tan retorcida como

nosotros.

HAMM: Se hace lo que se puede.

CAR (regresando): Si envejecer fuera útil.

SEG: Supongo que el envejecimiento del rostro

y del cuerpo ha de ser una herida de espantoso

cuchillo. (Pausa) ¿Querés sentarte encima del

manubrio?

CAR: No quiero sentarme.

SEG: Lo sé, y no quiero mantenerme de pie.

CAR: Así es.

SEG: Cada uno su especialidad. (Pausa.)

Siento deseos de huir hacia un país más

hospitalario y, al mismo tiempo, busco bajo

mis ropas un puñal.

CAR: ¿Y si nos contamos chistes?

SEG: No tengo ganas. (Pausa.) Car.

CAR: Sí.

SEG: La realidad nos ha olvidado y lo malo es

que uno no se muere de eso.

CAR: Ya no existe la realidad.

SEG: Sin embargo cumplimos años, perdemos

la frescura, las ganas... Perdemos... Car, ¿no es

eso la realidad?

CAR: Entonces la realidad no nos ha olvidado.

SEG: ¿Y por qué decís que ya no existe?

CAR: ¿Puede darse algo más triste que esta

conversación?

SEG: Quizás es triste porque no hacemos

nada.

CAR: No hacemos nada pero lo hacemos mal.

Pausa.

CLOV: Lo hacemos mal.

HAMM: ¿Te crees importante, eh?

CLOV: Mucho.

HAMM: Esto no anda bien. (Pausa.) ¿Es la

hora del calmante?

CLOV: No. (Pausa.) Te dejo. Tengo que hacer.

SEG: Creés que sos el único que sufre en este

mundo porque quisiste un triciclo y no te lo

dieron. ¿Te creés muy importante, verdad?

CAR: Muy.

SEG: Esto no anda. Pensé que criticarme me

divertiría.

CAR: Te dejo.

SEG: ¿Tenés que hacer?

CAR: Tengo.

HAMM (con angustia): ¿Pero qué sucede, qué

sucede?

CLOV: Algo sigue su curso.

Pausa.

HAMM: Bueno, vete. (Reclina la cabeza en el

respaldo del sillón. Permanece inmóvil. Clov

no se mueve. Lanza un gran suspiro. Hamm se

reincorpora.) Creí haber dicho que te fueras.

CLOV: Trato de hacerlo. (Va hacia la puerta,

se detiene.) Desde mi nacimiento.

SEG: ¿Qué sucede?

CAR: Alguien pesca lo que parecía un pescado

pero es algo que no termina de pasar. Alguien

o algo deja oír su impronta respiratoria. Algo

fluye y jamás cesa de fluir.

SEG: Pero jamás no tiene sentido así como no

lo tiene siempre.

CAR: Todo es horriblemente invisible.

SEG: Por supuesto, y ahora andate. (Car

permanece inmóvil como si alguien lo

estuviera soñando.) Creí haber dicho que te

fueras.

CAR: Te oí. Dijiste que me fuera. Intento

hacerlo desde que me parió mi madre.

NELL: ¿Qué pasa, mi amor? (Pausa. Con

intención.) ¿Tienes ganas?

NAGG: ¿Dormías?

NELL: ¡Oh, no!

NAGG: Bésame.

FUTERINA: ¿Qué te pasa, mi hombreamor?

¿Golpeás porque no podés más de ganas?

MACHO: Y vos, que no golpeás, ¿qué estabas

haciendo?

FUTERINA: Me estaba quitando el vello

(risita).

MACHO: Bésame, tócame. Tócame un

NELL: No se puede.

NAGG: Intentemos.

Las cabezas se aproximan penosamente. No

llegan a tocarse, se apartan.

NAGG: Perdí mi diente.

NELL: ¿Cuándo?

NAGG: Ayer lo tenía.

NELL (elegíaca): ¡Ah, ayer!

Se vuelven penosamente uno hacia otro.

NAGG: ¿Me ves?

NELL: Mal. ¿Y tú?

NAGG: ¿Qué?

NELL: ¿Me ves?

NAGG: Mal.

NELL: Mejor, tanto mejor.

NAGG: No digas eso. (Pausa.) Nuestra vista se

torna más débil.

NELL: Sí.

Pausa. Se apartan.

NAGG: ¿Me oyes?

nocturno.

FUTERINA: No podemos con los triciclos en

las entrepiernas.

MACHO: No te hagas la monja portuguesa,

vení, acercáte.

Las cabezas se acercan dificultosamente. No

llegan a rozarse. Se apartan.

MACHO: Se me perdió el inodoro.

FUTERINA: ¿Cuándo?

MACHO: No sé, pero ayer estaba.

FUTERINA: ¡Ah, ayer! Ayer era el canto de

una guitarra en un albergue lejano, era el

horizonte salvaje en un dormitorio con

trapecios y hamacas para ejecutar ciertas

posiciones que (en voz más alta) aquí están

prohibidas.

Se miran en medio de lo irremediable.

MACHO: ¿Me querés?

FUTERINA: Mal, gracias. ¿Y vos?

MACHO: ¿Yo qué?

FUTERINA: ¿Me querés?

MACHO: Como el culverston.

FUTERINA: No me evoques buenos

recuerdos.

Se apartan más.

MACHO: ¿Me deseás?

NELL: Sí. ¿Y tú?

NAGG: Sí. (Pausa.) Nuestro oído se mantiene

bien.

NELL: ¿Nuestro qué?

NAGG: Nuestro oído.

NELL: No. (Pausa.) ¿Tienes algo más que

decirme?

NAGG: Recuerdas...

NELL: No.

NAGG: El accidente del tándem, cuando

perdimos las patas.

Ríen.

NELL: Fue en las Ardenas.

Ríen con menos intensidad.

NAGG: A la salida de Sedán. (Ríen aún

menos. Pausa.) ¿Tienes frío?

NELL: Sí, mucho frío. ¿U tú?

NELL: Sí.

NAGG: Entonces, hazlo. (Nell no se mueve.)

¿Por qué no lo haces?

NELL: No sé.

Pausa.

NAGG: ¿Te cambiaron el aserrín?

NELL: No es aserrín. (Pausa. Con cansancio.)

¿No podrías ser un poco más preciso, Nagg?

FUTERINA: Sí, ¿y vos?

MACHO: También. A pesar de todo, se para

bien.

FUTERINA: ¿Qué?

MACHO: El triciclo.

FUTERINA: ¿Qué más vas a decirme?

MACHO: ¿Querés saber la hora?

FUTERINA: ¿Para qué?

MACHO: Eso sí que no sé. (Pausa.) Recordá

cuando los tres camiones embistieron nuestros

triciclos. Perdimos brazos y piernas.

Segismunda nos compró brazos pero no quiso

comprarnos piernas, solamente estos zancos

ganchudos para empujar los pedales. (Ríen.)

FUTERINA: Fue en Santa Carmen de Areco.

MACHO: No. Fue en Antonio de Areco. (Ríen

con menos ganas.) ¿Tenés frío?

FUTERINA: Excepto en la pajarita, me muero

de frío. ¿Te cambiaron los pañales?

MACHO: No llevamos pañales. (Con

cansancio y tristeza.) ¿No podrías ser un poco

NAGG: La arena, entonces. ¿Qué importancia

tiene?

NELL: Es importante.

Pausa.

NAGG: Antes era aserrín.

NELL: Sí.

más precisa?

FUTERINA: Los paños para lisiados,

entonces. ¿Qué importancia tiene?

MACHO: Es muy importante.

FUTERINA: Yo no me quejo, pero las

palabras nuevas ofenden cuando se refieren a

las mismas desgracias.

HAMM (con cansancio): Cállense, cállense, no

me dejan dormir. Hablen más bajo. Si

durmiera, quizás podría amar. Andaría por los

bosques. Vería... el cielo, la tierra. Correría,

escaparía si alguien me persiguiese.

¡Naturaleza! Hay una gota de agua en mi

cabeza. Un corazón, un corazón en mi cabeza.

NAGG (bajo): ¿Oíste? ¡Un corazón en su

cabeza!

Cloquea con mucha precaución.

NELL: No hay que reír de esas cosas, Nagg.

¿Por qué te ríes siempre?

NAGG: ¡No tan fuerte!

NELL (sin bajar la voz): Nada más gracioso

que la desgracia, de acuerdo. Pero...

NAGG (escandalizado): ¡Oh!

NELL: Sí, sí, es lo más cómico del mundo. Y

los primeros días nos reíamos, nos reíamos con

ganas. Pero es siempre lo mismo. Sí, como

aquella bonita historia que nos cuentan

demasiado a menudo: siempre nos parece

buena, pero ya no reímos. ¿Tienes algo más

que decirme?

SEG (con mucho cansancio): No me dejan

dormir. Cállense o hablen más bajo. Si pudiera

dormir un minuto, un año. Si durmiera, detrás

de mis ojos de dormida yo vería los mares y

los laberintos y los arcoíris y las melodías y

los deseos y el vuelo y la caída y los espacios

de los sueños de los demás vivientes. Yo podría

ver y oír sus sueños.

MACHO (bajo): Oír y ver los sueños de los

vecinos. (Ríe bajito.)

FUTERINA: Tiene sueños de espía.

MACHO: ¡No hablés tan alto!

FUTERINA (sin bajar la voz): Nada más

cómico que los deseos no realizados de los

demás.

MACHO: ¡No tan alto!

FUTERINA: Pero si es lo más cómico que hay,

y los primeros días nos reíamos como frente a

títeres. Pero al final todo se vuelve lo mismo, y

el asunto sigue siendo cómico pero ya no

reímos.

HAMM: Vamos a dar una vuelta. (Clov se

coloca detrás del sillón y lo hace avanzar.) ¡No

tan rápido! (Clov empuja el sillón.) Hazme dar

la vuelta al mundo. Roza las paredes. Después,

colócame en el centro. Estaba exactamente en

el centro, ¿verdad?

CLOV: Sí.

HAMM: Necesitaríamos un verdadero sillón

de ruedas. Con grandes ruedas, ruedas de

bicicleta.

HAMM: Estoy justamente en el centro?

CLOV: Voy a medir.

HAMM: ¡Más o menos! ¡Más o menos!

CLOV: Aquí.

HAMM: ¿Estoy más o menos en el centro?

CLOV: Me parece que sí.

HAMM: ¡Te parece! ¡Colócame en el centro!

SEG: (…) (Pedalea) Voy a dar la vuelta al

mundo. Apartá los obstáculos. (Car lo hace).

Esto sí que es vida. Pasearse en triciclo y

luego colocarse en el centro del mundo.

CAR (en voz baja): Ya no existe el centro del

mundo.

SEG: Necesito un triciclo más confortable, con

biblioteca, heladera y ducha. Así podría irme a

cualquier lado. A Córdoba, por ejemplo.

CAR: ¿Y por qué a Córdoba?

SEG: ¿Y por qué no a Córdoba?

CAR: No es el único lugar.

SEG: Es verdad. ¿Me querés decir qué haría

yo en Córdoba?

CAR: Nada.

SEG: Tenés razón. Ya me harté de Córdoba.

¿Estoy en el centro?

CAR: Más o menos.

SEG: Siempre más o menos. Hemos comido el

fruto del árbol del Más o Menos. Buscamos lo

absoluto y no encontramos sino cosas.

HAMM: ¡Vamos los dos hacia el sur! ¡Por el

mar! Construirás una balsa. ¡Las corrientes no

llevarán lejos, hacia otros... mamíferos!

CLOV: No hables de desgracias.

HAMM: ¡Me embarcaré solo! ¡Solo! Hazme

una balsa inmediatamente. Mañana estaré

lejos.

CLOV (precipitándose hacia la puerta):

SEG: ¡Vámonos a las islas Galápagos!

¡Compremos un barco! ¡Las aguas nos

llevarán!

CAR (con tono de augur): Muerte por agua.

Comienzo en seguida.

HAMM: ¡Espera! (Clov se detiene.) ¿Te

parece que habrá tiburones?

CLOV: ¿Tiburones? No sé. Si hay, los habrá.

Va hacia la puerta.

HAMM: ¡Espera! (Clov se detiene.) ¿No es la

hora del calmante?

CLOV (con violencia): ¡No!

Va hacia la puerta.

HAMM: ¡Espera! (Clov se detiene.) ¿Cómo

sigues de la vista?

CLOV: Mal.

HAMM: Pero ves.

CLOV: Lo suficiente.

HAMM: ¿Cómo andan tus piernas?

CLOV: Mal.

HAMM: Pero caminas.

CLOV: Voy y vengo.

SEG: Un momento. (Car se detiene.) ¿Te

parece que los galápagos serán mansos?

CAR: Creo que no.

SEG: Car, no hagas nada. Mejor dicho, hacé

lo que quieras.

Car va hacia la puerta.

SEG (en voz baja, como recitando): Tendía las

manos con amor hacia la otra orilla. ¡Car!

(Car se detiene.) ¿Cómo andás? ¿Cómo te

sentís?

CAR: Voy y vengo.

HAMM: ¿Mi perro está listo?

CLOV: Le falta una pata.

HAMM: ¿La piel es sedosa?

CLOV: Es del tipo Lulú.

HAMM: Ve a buscarlo.

CLOV: Le falta una pata.

HAMM: ¡Ve a buscarlo! (Clov sale.) Vamos

mejor.

Entra Clov sosteniendo un perro negro de felpa

por una de sus tres patas.

CLOV: Aquí están tus perros.

SEG: (…) Quiero ver mi muñeca nueva.

Car sale y entra sosteniendo una muñeca verde

por una pierna.

CAR: Aquí está la invitada.

Alcanza el perro a Hamm, quien lo sienta en

sus rodillas, lo palpa, lo acaricia.

HAMM: ¿Es blanco, verdad?

CLOV: Casi.

HAMM: ¿Cómo casi? ¿Es blanco o no es

blanco?

CLOV: No es blanco.

HAMM: Olvidaste le sexo.

CLOV (molesto): No está terminado. El sexo

se pone en último término.

HAMM: No le pusiste lazo.

CLOV (encolerizado): ¡Te dije que no está

terminado! ¡Primero uno termina el perro,

después le pone el lazo!

HAMM: ¿Puede pararse?

CLOV: No sé.

HAMM: Inténtalo. (Le da el perro a Clov,

quien lo pone en el suelo.) ¿Qué pasa?

CLOV: Espera.

En cuclillas, trata de mantener el perro sobre

sus patas, sin lograrlo. Lo deja. El perro cae

sobre un lado.

HAMM: ¿Qué pasa ahora?

CLOV: Se mantiene.

Entrega la muñeca a Seg, quien la sienta en sus

rodillas.

SEG: ¿Verdad que es verdad que es verde?

CAR: Parecer, parece verde.

SEG: ¿Cómo que parece verde? ¿Es verde o

no es verde?

CAR: Entre el verde y el azul fui herido.

SEG (examinando a la muñeca): Olvidaste el

sexo.

CAR: La muñeca no está terminada pero esa

medalla de la guerra de Alsacia y Lorena y

esos flecos dorados y esa ramita bordada

indican que empieza a despuntarle un sexo que

ni la Bella Otero.

SEG: No le pusiste sombrero.

CAR:¡Te dije que no está terminada! Una

muñeca que se respeta no lleva sombrero antes

de estar terminada. ¿0 es que por casualidad

los fetos llevan panamás?

SEG: ¿Puede pararse?

CAR: ¿En dónde? ¿Por qué? ¿Aquí mismo?

SEG: ¿Puede pararse la muñeca?

CAR: No se lo pregunté.

SEG: Tratá de pararla.

Le da la muñeca a Car, quien la pone en el

suelo. En cuclillas, Car trata de mantener a la

muñeca sobre sus pies, sin lograrlo. La deja. La

muñeca cae.

HAMM (tanteando): ¿Dónde, dónde está?

Clov levanta el perro y lo sostiene.

CLOV: Aquí.

Toma la mano de Hamm y la guía hacia la

cabeza del perro.

HAMM (la mano sobre la cabeza del perro):

¿Me mira?

CLOV: Sí.

HAMM (orgulloso): Como si me pidiera que lo

llevase a pasear.

CLOV: Puede ser.

HAMM: O como si me pidiera un hueso.

Déjalo así, implorándome.

Clov se levanta, el perro cae sobre un lado.

CLOV: Te dejo.

HAMM: ¿Has tenido visiones?

CLOV: Menos.

SEG: Y ahora ¿qué pasó? Dámela.

Car se la da.

SEG: Me mira y medita. ¿Comprendés, Car, lo

que esto significa?

CAR: Sí.

SEG: Ahora es como si me pidiera que la lleve

a pasear en el triciclo.

CAR: Todas las hembras a medio hacer se

mueren por los triciclos.

SEG: También es como si me exigiera

palabras para comer. Tiene hambre de

poemas. Voy a dejarla así, implorando.

Car se levanta.

CAR: Te dejo.

SEG: ¿Sentís celos de Lytwin?

CAR: ¿Lytwin?

SEG: Es el nombre que le puse a mi muñeca.

CAR: Me voy.

CLOV: También nosotros éramos hermosos,

antes. Es raro que uno no fuera hermoso, antes.

CAR: Todos fuimos bellos, inclusive Sócrates.

Después al crecer, Sócrates no fue que

digamos una muñeca.

HAMM: Terminó la diversión. (Busca

tanteando el perro.) El perro se fue.

SEG: La función ha terminado. (Buscando.) La

muñeca se fue.

CLOV: No es un perro verdadero, no puede

irse.

HAMM (tanteando): Aquí no está.

Clov: Está echado.

HAMM: Dámelo. (Clov recoge le perro y se lo

da a Hamm. Hamm lo sostiene en los brazos.

Pausa. Lo arroja.) ¡Perro asqueroso! (Clov

comienza a recoger los objetos dispersos por el

piso.) ¿Qué estás haciendo?

CLOV: Poniendo orden. ¡Quiero sacar todo

esto de aquí!

HAMM: ¡Orden!

CLOV: Me gusta el orden. Es mi sueño. Un

mundo donde todo esté silencioso e inmóvil y

cada cosa ocupe su último lugar bajo el polvo

último.

CAR: No es una persona verdadera, no puede

irse.

SEG: Aquí no está.

Car sale, vuelve con Lytwin.

SEG: Dámela. (Car se la entrega, Seg la

abraza.) Enigmático personajito tan pequeño,

¿quién sos?

LITWIN: No soy tan pequeña; sos vos quien es

demasiado grande.

SEG: Pero, ¿quién sos?

LITWIN: Soy un yo, y esto, que parece poco,

es más que suficiente para una muñeca.

SEG: ¿No pensás que Lytwin es adorable y

siniestra a la vez?

(…)

SEG: ¿En qué pensás?

CAR: Quiero ordenar lo de aquí. (Se toca la

cabeza con ambas manos.) Hay como cinco

chicos mendigos saltando mi cerca mental,

buscando aperturas, nidos, cosas para romper

o robar. Quiero hacer orden.

SEG: ¡Orden! ¿Qué es esa mentira?

CAR: Aunque sea una falacia, aspiro a tener

orden. Para mí, es la flor azul de Novalis, es el

castillo de Kafka.

SEG: Decí mejor que es tu musa de la mala

pata.

CAR: Yo sé que es idiota, pero es lo único que

quiero verdaderamente. Un espacio mío, mudo,

ciego, inmóvil, donde cada cosa esté en su

lugar, donde haya un lugar para cada cosa. Sin

HAMM: ¿Qué pretendes?

CLOV: Pretendo establecer un poco de orden.

voces, sin rumores, sin melodías, sin gritos de

ahogados.

SEG: ¿Es eso todo lo que querés?

CAR: Quiero un poco de orden para mí, para

mí solo.

CLOV: Te dejo.

HAMM: No.

CLOV: ¿Para qué sirvo?

HAMM: Para hablar conmigo. (Pausa.)

Adelanté en mi historia. Adelanté mucho.

Pregúntame en qué parte estoy.

CLOV: ¡Ah! ¿Se trata de tu historia?

HAMM (sorprendido): ¿Qué historia?

CLOV: La que cuentas siempre.

HAMM: ¡Ah! ¿Quiere decir, mi novela?

CLOV: ¡Sí!

HAMM (encolerizado): ¡No andes con rodeos!

¡Diablos! ¡No andes con rodeos!

CLOV: Espero que hayas adelantado mucho.

HAMM (modesto): ¡Oh, ya sabes, no tanto, no

tanto! De todas maneras, peor es nada.

CLOV: ¡Pero es nada! Me asombras.

HAMM: Te contaré. Viene arrastrándose...

CLOV: ¿Quién?

HAMM: ¿Cómo?

CLOV: ¿Quién? ¿Él?

HAMM: ¡Vamos! Otro más.

CLOV: ¡Ah! ¡Él! No estaba seguro.

Va hacia la puerta.

SEG: ¿Por qué te vas?

CAR: Si solamente algo anduviera mejor

gracias a mi presencia en esta casa. Pero no.

¿Para qué sirvo?

SEG: Para hablar conmigo. Gracias a nuestras

conversaciones adelanté mi libro.

CAR: ¿Cuál libro?

SEG: ¿Qué libro?

CAR: El que adelantaste.

SEG: Pero si me estoy refiriendo a mi obra

teatral.

CAR: ¡Una obra teatral!

SEG: No te hagás el viajero sin equipaje. No

me vengas ahora con que me olvidé de

contarte lo de la obra.

CAR: ¿Qué importa si me contaste o no?

Espero que hayas adelantado mucho.

SEG: Mucho, no. No mucho. A veces el sol se

me sube a la cabeza y escribo como si

reaprendiera la vida desde la letra a. Otros

días son como el de hoy: soy un agujero

desintegrándose. Sin embargo, algo he

adelantado, y hasta puedo decir que adelanté

más que algo.

CAR: ¡Más que algo! ¡Cuánto!

HAMM: Arrastrándose a implorar pan para su

hijo. Le ofrecen un puesto de jardinero. Antes

de... (Clove ríe.) ¿Qué tiene de gracioso?

CLOV: ¡Un puesto de jardinero!

HAMM: ¿Eso te hace reír?

CLOV: Debe ser eso.

HAMM: ¿No sería más bien el pan?

CLOV: O el niño.

HAMM: En efecto, es divertido. ¿Quieres que

riamos juntos un buen rato?

CLOV (reflexiona): Hoy ya no podría reír.

SEG: No exagerés, no es tanto.

CAR: ¿Que no exagere? Pero me decís algo

tan...

SEG: Tienes tatuajes en el traste.

CAR: ¿Quién?

SEG: ¿Cómo?

CAR: El protagonista.

SEG: Si lo querés llamar así. Tiene tatuados

dos ojos, una nariz y, naturalmente, una

boquita de corazón. Hasta un sombrero tiene.

En fin, una típica belleza de los años veinte en

pleno traste. Además de tener tatuajes, tiene

siempre razón.

(...)

Lytwin se ríe a carcajaditas.

CAR: Ya sabe reír.

HAMM: Ve a ver si ella ha muerto.

Clov va hacia le tacho de basura de Nell,

levanta la tapa, se inclina. Pausa.

CLOV: Parece que sí.

HAMM (sin soltar el solideo): ¿Y Nagg?

CLOV: Parece que no.

HAMM (soltando el solideo): ¿Qué hace?

CLOV: Llora.

HAMM: Entonces, vive. ¿Has tenido alguna

vez un instante de felicidad?

CLOV: No, que yo sepa.

SEG: Andá a ver qué hacen los desechos.

Car sale. Vuelve con rostro de máscara.

CAR: Reventó la ramera.

SEG: ¿Y Macho?

CAR: Llora.

SEG: Entonces quiere vivir. Dame el

diccionario de Caballero. (Car sale y vuelve

con el diccionario.) Quiero saber qué dice a

HAMM: Llévame hasta la ventana. Quiero

sentir la luz sobre mi rostro.

propósito de la ventana (busca en el

diccionario). La abertura que se deja en las

paredes de los edificios para que entre la luz,

el aire, etc. ¿A quién o qué cosa esconderá el

etc.? No importa, puesto que la frase "para

que entre la luz" me suena como una ofensa

personal.

(…)

SEG: (...) Qué raro es sentir la luz sobre mi

cara. Me gusta, pero sería como una errata

demasiado notoria que yo y la luz hiciéramos

alianza.

HAMM: Dame le perro (Clov busca el perro.)

No, no vale la pena.

CLOV: ¿No quieres tu perro?

HAMM: No.

CLOV: Entonces, te dejo.

HAMM: Eso es.

SEG: Tráeme a Lytwin. (Car va hacia la

puerta.) No, no vale la pena.

CAR: ¿No querés que la traiga?

SEG: No.

CAR: Entonces me voy.

SEG (absorta): Por supuesto.

HAMM: Lejos, estarías muerto.

CLOV: Y a la inversa.

HAMM: Lejos de mí, la muerte.

SEG: Muchacho literario, ¿qué vas a hacer sin

mí en esta vida con dientes de tigre?

CAR: Aquí no se vive ni se sueña. Tampoco se

ama.

SEG: Vivir a mi lado es una suerte de muerte,

pero alejarse de mí significa morir. ¿Acaso

comprendés quién sos?

HAMM: ¡No cantes!

CLOV: ¿Ya no tenemos derecho a cantar?

HAMM: No.

CLOV: Entonces, ¿cómo quieres que esto

SEG: Aquí no hay nada que cantar.

CAR: "...nadie en ella canta nada..."

SEG (con dulzura): Car, aquí no se canta.

CAR: ¿Ya no hay derecho al canto?

SEG: No.

CAR: ¿Sabés cómo va a terminar esto?

termine?

HAMM: ¿Deseas que esto termine?

CLOV: Tengo ganas de cantar.

HAMM: No podría impedírtelo.

Pausa. Clov se vuelve hacia la ventana.

CLOV: ¿Dónde puse la escalerilla?

SEG: ¿Cómo puede terminar lo que no

empezó?

CAR: Yo sólo quería cantar.

SEG: Se abrió la flor de la distancia. Quiero

que mires por la ventana y me digas lo que

veas, gestos inconclusos, objetos ilusorios,

formas fracasadas... Como si te hubieses

preparado desde la infancia, acercate a la

ventana.

CLOV: Estoy cansado de nuestras historias.

Muy cansado.

CAR: Estoy cansado de nuestros diálogos.

HAMM: Dame el perro.

CLOV: ¡Cállate!

HAMM: ¡Dame el perro!

Clov deja caer el catalejo, se lleva las manos a

la cabeza. Pausa. Baja de la escalerilla

precipitadamente, busca el perro, lo encuentra,

lo recoge, se precipita sobre Hamm y le asesta

un gran golpe en el cráneo.

CLOV: ¡Aquí está tu perro!

El perro cae al suelo.

SEG: Quiero a Lytwin.

CAR: No quiero.

SEG: Tráela.

Car busca a Lytwin, la golpea contra la pared y

la entrega brutalmente a Seg.

CAR: Aquí tenés a tu doble.

SEG: ¡Golpeaste a mi doble!

CAR: Ojalá pudiera matar a tu doble.

SEG: Mi todo inofensiva muñequita. (La

HAMM: ¡Me golpeó!

CLOV: ¡Me enfureciste! ¡Estoy furioso!

(…)

CLOV: ¡Basta de jugar!

acaricia.) Pensar que ella ni piensa que

duerme.

CAR: No empieces el juego.

CLOV: Te haría tragar los tomates. ¡Alguien!

¡Es alguien!

HAMM: ¡Bueno, ve a exterminarlo! (Clov baja

de la escalerilla.) ¡Alguien! (Vibrante.)

¡Cumple con tu deber! (Clov se precipita hacia

la puerta) No. No vale la pena. (Clov se

detiene.)

SEG: Debe ser alguien.

CAR: ¡Alguien!

SEG: Está bien, mátalo. Te ordeno matarlo.

(Car se precipita hacia la puerta.) ¡Imbécil!

¡Como si valiera la pena!

HAMM: Antes de irte, di algo.

CLOV: No hay nada que decir.

HAMM: Algunas palabras... que yo pueda

repetir... en mi corazón.

CLOV: ¡Tu corazón!

HAMM: Sí. ¡Sí! Con todo lo demás, al final, la

sombras, los murmullos, todo el mal, para

terminar. Clov... Nunca me habló. Después, al

final, antes de irse, sin que yo le pidiera nada,

me habló. Me dijo...

CLOV (abrumado): ¡Ah!...

HAMM: Algo... cariñoso.

CLOV: ¡Cariñoso!

HAMM: Algunas palabras... cariñosas.

CLOV: (canta): Bello pájaro, deja tu jaula,

vuela hacia mi amada, anida en su corpiño, dile

cuán podrido estoy.

SEG: Decí unas palabras de despedida, como

en el teatro.

CAR: No quiero decir nada. ¿Qué voy a decir?

SEG: Hay tanto adiós en tu mirada, Car, unas

pocas palabras bien escogidas.

CAR: ¿Acaso las vas a recordar?

SEG: Sí. Voy a tener una enorme cantidad de

lugar dentro del más grande silencio.

CAR: He vivido entre sombras. Salgo del

brazo de las sombras. Me voy porque las

sombras me esperan. Seg, no quiero hablar:

quiero vivir.