la psicocreatividad como paradigma multidisciplinar de las investigaciones en red

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VII La psicocreatividad como paradigma multidisciplinar de las investigaciones en red. Seber Ugarte Calleja (U. Abat Oliba CEU – España-) Nombre del 2º autor (negrita, izquierda, Times New Roman 10) y (filiación entre paréntesis sin negrita) La Psicocreatividad estudia los fundamentos psicoló- gicos que hacen posible el desarrollo de la creatividad en un sentido expansivo, es decir, entendiéndola no sólo como una capacidad exclusiva de algunos campos profesionales o de algunos individuos, sino, sobre todo, como una herramienta cotidiana en una cultura que la demanda cada vez más. La creatividad es una necesidad, y es también un instrumento útil e indispensable en nuestra sociedad; tanto si hablamos de plástica, de medios, de percepción, como si lo hacemos de publicidad, de negocio o de comunicación, hoy en día es un campo transversal a diferentes áreas del conocimiento en las cuales el proceso creativo desempeña una función pri- mordial.. Cada día más el trabajo en red lo inunda todo. Todas las áreas de estudio nos resultan interesantes tanto en su interrelación como a la hora de utilizar de forma trasversal la información. Por definición, PsiCrea grupo de investi- gación que apoya esta comunicaciónnace de la necesidad abierta y flexible del sapere aude, es decir, de un atrevi- miento ante el saber en ese expansivo campo determinado por la investigación y el conocimiento humano. La intui- ción, la neurociencia, la estrategia, la planificación en red o la percepción, son sólo algunas de las áreas que el grupo de investigación pretende sean explicables, tangibles y expor-

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VII

La psicocreatividad como paradigma multidisciplinar de las investigaciones en red.

Seber Ugarte Calleja (U. Abat Oliba CEU – España-) Nombre del 2º autor (negrita, izquierda, Times New Roman 10) y (filiación entre paréntesis sin negrita)

La Psicocreatividad estudia los fundamentos psicoló-gicos que hacen posible el desarrollo de la creatividad en un sentido expansivo, es decir, entendiéndola no sólo como una capacidad exclusiva de algunos campos profesionales o de algunos individuos, sino, sobre todo, como una herramienta cotidiana en una cultura que la demanda cada vez más. La creatividad es una necesidad, y es también un instrumento útil e indispensable en nuestra sociedad; tanto si hablamos de plástica, de medios, de percepción, como si lo hacemos de publicidad, de negocio o de comunicación, hoy en día es un campo transversal a diferentes áreas del conocimiento en las cuales el proceso creativo desempeña una función pri-mordial..

Cada día más el trabajo en red lo inunda todo. Todas las áreas de estudio nos resultan interesantes tanto en su interrelación como a la hora de utilizar de forma trasversal la información. Por definición, PsiCrea ─grupo de investi-gación que apoya esta comunicación─ nace de la necesidad abierta y flexible del sapere aude, es decir, de un atrevi-miento ante el saber en ese expansivo campo determinado por la investigación y el conocimiento humano. La intui-ción, la neurociencia, la estrategia, la planificación en red o la percepción, son sólo algunas de las áreas que el grupo de investigación pretende sean explicables, tangibles y expor-

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tables fuera del foro interno de trabajo. PsiCrea busca he-rramientas, aptitudes y sobre todo agudiza la capacidad de imaginar, de soñar y visualizar otros mundos y otras posibi-lidades.

El propósito de esta comunicación viene precedido de un argumento sólido que en nuestro tiempo, y sobre todo en los ámbitos profesionales y empresariales, suele mantenerse al margen: desarrollar la capacidad empática, siendo cons-cientes de su necesidad dentro del desarrollo del trabajo en equipo.

Una parte fundamental de nuestro entorno de trabajo es la investigación entendida como una trama multidiscipli-nar del conocimiento en red. Trazamos trayectorias y las utilizamos para prever lo que está por llegar favoreciendo así una interlocución real entre el presente y el futuro. PsiCrea es un espacio de creación creativa y por ello, de soluciones imaginativas que entienden la investigación den-tro del área de la psicología y la comunicación como una obra aún por construir…

1. La psicocreatividad como paradigma de las investigacioes en red.

Estar abiertos a los cambios y a las nuevas ideas es

una de las premisas fundamentales de toda investigación, y podríamos decir de toda evolución social o personal. La Psicocreatividad es una tendencia que legitima, por defini-ción, la apertura a gran diversidad de áreas y de procesos de trabajo. Me gusta pensar que la gente que practicamos la psicocreatividad empíricamente somos transmisores de men,1 es decir, de espacios miméticos que autorreproducen                                                                                                                          

1. 1  Un meme (o mem) es, en las teorías sobre la difusión cultural, una unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro, o de una mente a otra, o de una generación a la siguiente. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins en The Selfish Gene, por la semejanza fonética con «gene» para señalar la similitud con «memoria» y «mimesis».

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de forma metastásica respuestas a cambios sociales, biológi-cos, conductuales o ambientales. En este sentido, hablar de psicocreatividad supone hablar de una identidad compartida, virusada, en la que la etimología de lo mimético se hace expansiva a procesos más allá del simple pensamiento que nos coloca frente a lo mismo.

Si pensamos por un momento en lo que supone la in-novación es sencillo comprender que la responsabilidad de la psicocreatividad alimenta y diversifica una estructura amplia en los procesos cognitivos y de dotación de las habi-lidades sociales. Difundir la innovación es bocetar posibili-dades, no sólo de entendimiento y desarrollo, sino hacer de esa asimilación un sistema de aprendizaje capaz de desarro-llar lazos heterofílicos. La heterofília tiende a ser abierta y expansiva, es decir, trabaja con espacios de actitud pregnan-tes y se moviliza en territorios amplios, étnica y cultural-mente diversificados. Por ello –la heterofília–, supone una estructura de vanguardia expuesta e interesada en construir, desde la aportación y la confrontación filosófica y social. La observación de este fenómeno nos hace pensar que la uni-versidad y concretamente los espacios de intercambios que se producen en los ciclos superiores por su heterogeneidad son una pieza fundamental para entender y comprender los flujos de intercambio en los que se crean los procesos y ha-bilidades psicocreativos. A mayor presencia de esta tipolo-gía en un grupo de trabajo mayor será la posibilidad de en-contrarnos con adaptadores e impulsores, en fase temprana, capaces de pensar y difundir la innovación que acontece en sus foros de debate. La experiencia de este tipo de filosofía pedagógica nos muestra un camino diferente en el que la perspicacia y la curiosidad, unidas a las diferentes identida-des referenciales hacen posible la permeabilidad de proce-sos, ideas y emociones necesarias para el fluir de la creativi-dad y por lo tanto de la innovación. Todo este proceso de aprendizaje está basado en la observación y en la discusión de puntos de vista divergentes o no, pero sobre todo en la                                                                                                                                                                                                                                                      

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pauta a priori de no ejercer un juicio definido sobre las ideas, las preguntas y las observaciones de personas con las que en principio no tenemos demasiado en común.

Abrir los ojos y nuestra mente no consiste sólo en ser proclives a la novedad como forma empírica, supone cen-trarse en lo diverso y lo diferente, gestionando los razona-mientos de su construcción en base a los parámetros que conocemos y a las anomalías y carencias que ambos espa-cios de relación suponen.

La novedad se articula a través de una capacidad de querer encontrar, de explorar. Esta búsqueda implica un proceso dinamizador de nuevas herramientas participativas en el desarrollo de los cambios y sobre todo en la amplifica-ción de un desarrollo perceptivo capaz de operar sin prejui-cios, asumiendo una mirada abierta, lateral a la vez que par-ticipativa.

Es posible pensar que muchos de los diversos items, productos o programas que se producen dentro de lo social y del espacio de consumo son estancos en cuanto a su per-meabilidad, sin embargo no es así. La capacidad de la ten-dencia está más allá de la moda o lo cool. La presumible aleatoriedad entre todo aquello que nos acontece no es ni más ni menos que una profunda estructura reticular en la que se asienta un sistema ordenado en torno a una necesidad o a su generación. Esta ordenación participa de una serie de preguntas que capacitan la observación de dicho sistema y son a su vez una formulación del orden al que aludimos. El innovador y la innovación, son las piezas fundamentales del sistema y representan el quién. Como punto de partida, ge-neran la diferencia y determinan la importancia del qué, es decir, marcarán la importancia de aquello que en el espectro del acontecer está siendo o será hacia lo que lo social tende-rá.

En una sociedad tan multidisciplinar, extenuada por el exceso como la contemporánea, en la que los jóvenes, cada día más, amplifican su radio de acción tanto a nivel comuni-cacional como experiencial, se hace necesario recurrir a la valoración de la pregunta qué como si de un mantra se trata-

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se. Sin embargo, no nos engañemos, esa hipersaturación trae consigo un desgaste continuado de los recursos y de las in-novaciones pero más allá de ello hace que la educación emocional y sobre todo psicocreativa cobre relevancia. En-señamos a consumir –no sólo productos– sin apenas ser conscientes de que lo verdaderamente importante se halla en los espacios de intersección emocional y personal dentro de lo social. Si consumir en nuestro tiempo se ha convertido en un reducto de diferentes identificadores dentro de lo social, no sería alejado pensar que deberíamos fijar nuestra aten-ción en desarrollar herramientas para que esa tendencia a la segmentación y agrupación de tribus se caracterice por el verdadero rizoma que debería ser la mixtura de la diversi-dad. Hablamos de innovación pero en vez de mezclar, seg-mentamos. Pensar de manera creativa significa no dar solu-ciones cerradas sino capacitar y desarrollar nuestra comunicación en la generación de preguntas interrelaciona-das y novedosas, capaces de (re)adaptar, (re)nombrar y (re)inventar los procesos y los dogmas establecidos.

Existe un lugar común: mental, real o abstracto, un dónde en el que puede y debería comenzar esta relación transcultural, transversal a todos los saberes pero también capaz de atravesar los prejuicios que a priori son continua-mente freno a nuestra ideación como sociedad. En cierta medida el territorio en el que debemos observar el cambio es el margen. Un espacio al margen no tiene porqué signifi-car marginalidad. De hecho los márgenes son la capacidad externa de la propia experiencia y por ello un buen núcleo de debate para ser trasladado a las universidades y a los fo-ros más allá de los campos de la moda y lo novedoso. Si nos fijamos bien, es evidente que el por qué supone una serie de causas relacionadas con lo social, lo político, lo económico y lo cultural. No son formas al margen del pensamiento y la necesidad global, y su epistemología es la reivindicación expuesta a través de los medios de comunicación, de las relaciones en la red o simplemente, de la decantación de los diferentes intereses afectados y que comportan una reinsta-lación de lo que en principio se nos mostró como una de-

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manda minoritaria Revertir la situación supone una admi-sión de los principios emocionales en la educación y sobre todo abrir un debate en torno a los diferentes agentes que en ella se dan cita.

Educar emocionalmente lleva implícito una renova-ción, desde la base, de los procesos de aprendizaje y ade-más, comporta dotar de habilidades actualizadas y empíricas a nuestro sistema de enseñanza. El momento es AHORA, y entiendemos que tenemos una oportunidad identificada para hacerlo de manera consensuada. Se nos habla continuamen-te del consumo, de las marcas, de la experiencia de marca y de cómo todo aquello que nos acontece es prácticamente entendido como un intercambio transaccional, sin embargo, no pensamos en trabajar ese aspecto dentro de la enseñanza y es algo prioritario. Una crisis económica, como la actual, es un buen espacio para construir y definir un nuevo para-digma.

Es evidente que gran parte de los cambios dentro de la historia de la humanidad se han producido en momentos parecidos al actual. La innovación es continua y progresiva pero la oportunidad emerge en el momento en el que de forma determinante la necesidad apremia. El encuentro pue-de parecernos fortuito pero no lo es, en este momento de máxima actividad el intercambio de información, una vez desbastado, produce en cada uno de nosotros una curiosa paradoja: somos portadores de movimiento, de vías de in-vestigación que relacionadas se tornan más profundas y sin-gulares. Poner en común como en un buen cóctel es mixtu-rar colocando los ingredientes heterofílicos en las cantidades necesarias. Sólo es un simple proceso combinatorio donde procesar y dar a probar las posibles combinaciones. La ne-cesidad, es potenciar el ágora como espacio ciudadano. Co-mo identifica Richard Florida,2 aquellos núcleos ciudada-nos, en los que los niveles de creatividad e innovación son                                                                                                                          

2 Richard Florida. The Rise Of The Creative Class: And How It's Trans-forming Work, Leisure, Community And Everyday Life. Basic Books: New York, 2002.

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evidentemente superiores, contienen un mayor grupo de ingredientes étnicos, plásticos, tecnológicos, y sobre todo un mayor número de zonas, barrios, universidades o institucio-nes en las que todos pueden verter sus experiencias y sus ideas. En momentos como los actuales, las casualidades, la mixtura antes referenciada, nos lleva a (re)inventar asocia-ciones y descubrimientos poco casuales, accidentales o for-tuitos. La interconectividad no puede ser sólo un medio sino que es un fin en sí misma, espacio de interlocución, sí pero también tecnología del contacto, del tocar(se).

En nuestra experiencia dentro del aula, el análisis transcultural siempre ha producido buenas experiencias. Tenemos que ser capaces de sobrevolar la cartografía lecti-va, enfocando algo que en muchos casos tenemos, como docentes, olvidado: la práctica emocional. No hay que temer la aleatoriedad con que en ocasiones, las más, se desarrolla un proceso de dispersión, ya que los enlaces se producen dentro de este magma en principio informe, desconcertante y desordenado –caótico si se quiere–, en el momento en el que los choques se producen. Serán de una mayor calidad, cuando la significación de las piezas que consigamos, en esa primera búsqueda, dejen de (re)presentar las lógicas predis-puestas con antelación.

Uno de los primeros pasos que construyen esta forma de crear es utilizar los estudios de ideas, es decir, un espacio a medio camino entre un sala de inmersión –aula, habitácu-lo– junto con las piezas, ideas, imágenes o conceptos que puedan adoptar una forma física, consistente, tocable, ob-servable y por qué no, mensurable en un amplio sentido. En fin, crear significa, también, acondicionar un habitat y los elementos inmersos en él siendo capaces de registrar, anali-zar y evaluar todo el conjunto para su posterior implementa-ción.

En cierta medida se trata de que el espacio psicocrea-tivo acontezca como un territorio donde volcar la experien-cia del viaje y nos sirva para estimular la capacidad natural de lectura, imaginación y vivencia que todos nosotros po-seemos. El resultado de ese espacio se sintetiza en una pared

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de visualización, algo parecido a un moodboard. Es posible que cada uno de nosotros realice una pared de visualización diferente –eso es lo verdaderamente interesante– sin embar-go, los muchos equipos creativos y de especialistas que co-nocemos utilizan este sistema y apenas difieren en la obten-ción de las condiciones y de los análisis que planteamos. Es muy importante que la pantalla de ideas sea flexible, adap-table, (re)ordenable y manejable. Collage de extraordinaria riqueza semántica, el sólo hecho que lo configura como un proceso de acotación desmesurado, en torno a una proble-mática, lo hace útil como modo para ordenar esa diversifi-cación que suele soportar un derroche de energía. Cada vez que focalizamos en él, la pared se hace transparente, cobra orden y por lo tanto, se hace menos confusa. En síntesis se trata de manejar visualmente las emociones aplicándolas a conceptos cada vez más claros que reactivan vivencias y experiencias que en muchos casos son o serán comunes.

En este punto sería importante no perder de vista la metodología de un sistema simple que a la vez arroja resul-tados pero antes de seguir, me gustaría indicar, utilizando palabras de Ilse Crawford que: «Debe [la forma] estar rela-cionada con cosas que nos hagan sentir humanos y reflejen las cualidades emocionales del ser humano».3

Una de las herramientas básicas, en la que basamos esta comunicación, es aquella que deja actuar a la intuición. En la actualidad y atendiendo a los diferentes avances en la IRMF, (resonancia magnética funcional) el impacto de los procesos mentales y de ideación están cambiando. Dichos procesos ni son tan subjetivos, ni son tan ilógicos como se había pensado4 y tienen en el sistema nervioso central y en la relación conjunta de los dos hemisferios cerebrales una vía de desarrollo. A las pautas seguidas por Roger Sperry4

                                                                                                                         

3 Ilse Crawford, [consulta: 09/17/2012] http://www.studioilse.com/ 4 Roger Sperry, Mind-brain interaction: mentalism, yes; dualism, no. Neuroscience 5:195-206. Reimpreso por: A.D. Smith, R. Llanas and P. G. Kostyuk (Eds.), Commentaries in the Neurosciences. Oxford: Perga-mon Press, 1980, pp. 651-662.

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en los años ochenta han seguido otras que con el neuropsi-cólogo Eric Kandel5 han traducido la conectividad cerebral en un proceso fragmentado e interrelacionado en el que los procedimientos creativos se construyen de forma profunda y siempre a partir de un pensamiento conjunto. La linealidad, la racionalidad, en resumen la lógica dejan de ser los únicos ingredientes de un pensamiento que obra en conjunto y que al hacerlo revela una disposición atípica y subjetiva. Emo-cionar para crear o crear emocionalmente, podría ser una de las cuestiones base de esta secuencia que es la creatividad. Nuestra memoria funciona como un gran mosaico –por uti-lizar un término de Kandel–, al que se le suma un estadio perceptivo y sensorial que va más allá del producido a nivel de nuestro cortex cerebral.

Las redes se hacen otra vez evidentes, las imágenes, las ideas, como en nuestro moodboard, se relacionan, se conectan, toman coherencia formando una nueva cartogra-fía, una posible hoja de ruta sobre la que se construyen las diferentes soluciones, tendencias o procesos perceptivos. En este sentido, no debemos prejuzgar los argumentos que apa-recen por el simple hecho de que parezcan menos precisos o más inconscientes; la base de estos argumentos se asienta precisamente en los procesos subconscientes y preconscien-tes y son de orden intuitivo en la mayoría de los casos. La intuición instintiva es un proceso cognitivo común en el ser humano y con demasiada frecuencia olvidamos que se trata de un sistema básico del pensamiento en mosaico. La prác-tica de este método nos lleva a potenciar las habilidades para elaborar complejos modelos que activan nuestro siste-ma límbico de forma global, el trabajo en conjunto de am-bos hemisferios, unido a nuestro sistema nervioso y emo-cional hace que las conexiones visuales y conceptuales se potencien pudiendo adquirir una intuición estratégica –combinación de una intuición instintiva (refleja) y una intui-ción específica (más deductiva).                                                                                                                          

5 Eric Kandel, In Search of Memory: The Emergence of a New Science of Mind, New York: W. W. Norton & Company, 2007.

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La intuición instintiva es la más visceral de todas las formas de percepción. Es, podríamos decir, la más pasional y funciona como un acto reflejo de nuestra capacidad impul-siva Por ello, se suele dar en situaciones de riesgo, extremas y nuestra mente funciona como un almacén capaz de, en un brevísimo espacio de tiempo, visionar las posibles conse-cuencias de lo que nos acontece. Se trata de un tipo de per-cepción refleja basada en la acumulación de imágenes a partir de nuestra memoria pero también de una serie de emociones corporales que se reafirman y nos sitúan frente a la decisión de forma rememorativa, es decir, nuestro presen-te toma de la experiencia pasada un flujo importante de la información que estamos implementando.

Este tipo de captación instintiva produce una sensa-ción de extrañeza a las personas que son proclives a percibir de este modo. Y no siempre esa extrañeza parte de una si-tuación anterior archivada o conectada con alguna experien-cia pasada. Una persona instintiva activa desarrolla esas alertas en la medida en que ha tenido, con anterioridad, los datos que se relacionaran. Se trata de una tipología creativa en constante movimiento mental, su cerebro funciona como una esponja y su actividad para la observación, podríamos afirmar, es incansable. Una secuencia de su adiestramiento mental –aunque parezca asimilado de forma natural– ha sido: mirar, escuchar y analizar. Y es en este decurso en el que ese procedimiento debe ser lo más visual y multisenso-rial que podamos. Premisa para una catalogación sensorial del mundo, la intuición instintiva reproduce un acercamien-to a la realidad de una forma multifuncional y al mismo tiempo hace que la memoria almacene el mayor número de sensaciones y emociones –gustativas, táctiles, olfativas, vi-suales y sonoras–, posibles.

La intuición específica o experta es aquella que desa-rrollamos al trabajar en un mismo campo de acción durante un prolongado espacio de tiempo. Esa noción de campo, acuñada por Mihaly Csikszentmihalyi, es la que hace posi-ble el flow, es decir, que la percepción aparte de funcionar de forma visceral, como hemos dicho anteriormente, se basa

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en la experiencia recogida a partir de formas y procesos empíricos donde los diferentes actores ambientales, suma-dos a los conocimientos adquiridos, hacen posible dicho flujo.

Este tipo de intuición no deja de ser muy valorada en los ambientes profesionales, la llamada «voz de la experien-cia», no es en otro sentido, que la acumulación de conoci-miento de forma exhaustiva dentro de un campo o especifi-cidad ambiental.

Una de las habilidades que la intuición específica po-see es la capacidad de desarrollarse potencialmente a través de la suma de experiencias específicas de otros campos. Es tendente –la intuición específica– a adquirir conocimiento a través de la pregunta y la permeabilidad con otros sujetos que transfieren la información de esa misma manera. El desarrollo específico pasa necesariamente por un proceso de empatía –que no suele tener muy desarrollado–, en el senti-do de que necesita de la interrelación de otros ámbitos para construirse y crecer. En principio saber sobre aquel ámbito en el que intentamos desarrollar nuestra percepción no es suficiente para avanzar en su progresión. Al focalizar más nuestra actividad debemos actuar sobre la comprensión del otro –algo que muchos han olvidado dentro de los sistemas de enseñanza actuales– y ejercitar nuestra capacidad preg-nante en un flujo de ida y vuelta que nos mantenga «acti-vos» durante el ejercicio intuitivo. Sumergirse en la expe-riencia del otro, de forma detallada, es el gran secreto para encontrarnos cómodos e identificar sus ideas como propias.

En tercer lugar, la intuición estratégica a la que ha-cíamos referencia con anterioridad es un tipo de percepción completa y podríamos decir casi infalible. Es una tipología que algunos han atribuido a grandes estrategas militares, los cuales fueron capaces de anticipar los movimientos de sus tropas antes de que sus contrarios se percatasen de las dife-rentes maniobras o ideas experimentadas. En la contempo-raneidad, la intuición estratégica, viene precedida por un funcionamiento cerebral relajado y parece que se experi-menta allí donde la percepción se encuentra con la capaci-

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dad de usar la perspicacia de una forma natural y pausada. Sin embargo, hoy día es una forma de entender las solucio-nes muy poco válida. Creemos que es en el complicado en-tramado de las decisiones donde debemos buscar la solución y con demasiada frecuencia olvidamos que nuestro sistema, estresante, de respuesta está contaminado y no es capaz de experimentar al cien por cien sus capacidades intuitivas.

La intuición estratégica podría definirse como un es-pacio creativo nuevo. Asentado en soluciones o experiencias anteriores, discurre otras posibilidades más allá, incluso, de las propias percepciones pasadas. Se arriesga y (re)combina formulando una nueva vía –futura– de actuación a partir de un pasado y sobre una vivencia del presente de forma pers-picaz. La conciencia de visualizar el presente y la capacidad para apartar las formulaciones lógicas, ésta puede ser la se-cuencia que funciona en la «visión» estratégica.

En un sentido amplio la intuición estratégicoa se cons-truye en base a una aproximación diversa a foros y culturas divergentes, a priori, entre sí. Y debe tenerse muy en cuenta que este tipo de intuición funciona si es permeable a dife-rentes ámbitos y que en este sentido, un solo sector o proce-so de actuación la invalidaría. Nada que se produce o se percibe a través de esta tipología deja indiferente a otros muchos campos, aunque éstos se hallen o se sientan muy distantes.

Poner en contexto este tipo de actuación resulta del todo necesario, relacionar los incontables fragmentos es la primera pauta en esa adaptación. Al igual que lo novedoso, la creatividad necesita colocar en red los fragmentos de in-formación, y sobre entiende que los diferentes integrantes de un grupo utilizan esa red para contextualizar sus formas de actuación.

Conscientes del pasado, la intuición estratégica pone de relieve una necesidad educativa todavía por desarrollar. No somos capaces de captar la atmósfera de lo sucedido al lado de la realidad presente y eso nos hace ejercitarnos en la búsqueda constante e insana de la solución a futuro. Pensar en pasado, significa formar una sólida visión, enriquecida

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por los componentes visuales, emocionales y factuales que nos han acontecido pero que también, en nuestro presente más inmediato, se vienen desarrollando. Hacerlo de forma plural sólo enriquece esa visión y además nos coloca en una posición de consenso a la hora de implementar la solución. El flujo asociativo de ideas, aparentemente inconexas o dis-pares, y la capacidad de asociar en red, mixturando el pen-samiento nos lleva, según nuestra experiencia, a tener cons-ciencia del propio pensamiento y por lo tanto, nos ayuda a pensar de manera clara y relajada.

Tener una consciencia del pensamiento –sin ánimo de parecer trascendentales, ni místicos– es liberarlo de toda imagen preconcebida, apartando prejuicios y dejando aque-llo en lo que creemos a un lado. Al hacerlo estamos gene-rando un flujo de pensamiento presente, también desarrolla-do por los pensadores intuitivos, capaz de neutralizar el pasado –no estamos cuestionando lo dicho anteriormente–, y sí estamos manifestando un necesario desplazamiento de la interferencia de ese pasado en cuanto a pensamiento pre-visualizado. Vivir la experiencia de la neutralización nos aporta una vivencia directa con el presente, una acción que tiene que ver con «mirar» de forma libre y no con reflexio-nar sobre aquello que con anterioridad sabemos o hemos visto.

En cierta medida la red que posibilita el trabajo psico-creativo es una red fundamentada en lo que los neurólogos llaman red neuronal por defecto.6 Es decir una estructura reticular capaz de dar movimiento a funciones aparentemen-te inconexas, que a su vez remueve recuerdos y entrelaza ese momento de ideación con un futuro posible. Por eso es interesante que seamos capaces de no hacer trabajar al cere-bro en la obtención de resultados ni en la imposición de pa-rámetros y métodos que poco a poco están siendo descarta-dos como válidos por la propia creatividad. En otras                                                                                                                          

6 Douglas Fox, The Secret Life of the Brain, 2008 en The New Scientist, [consulta: 09/18/2012] www.newscientist.com/article/mg20026811.500-the-secret-life-of-the-brain.html.

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palabras: «be water my friend». Dejarse llevar es obtener relajación. Si queremos conseguir un objetivo debemos de ser capaces renunciar a él.

La disposición estratégica es una forma de intuición muy abstracta. En su implementación requiere de un plan ordenado y por ello de un espacio estructural diferente al intuitivo. En ese orden la capacidad analítica viene dada por la creación de esquemas y de fases en bucle que aspiran a establecer objetivos evaluables en el corto plazo y requieren al mismo tiempo, si es que son expuestos o formulados a otros ajenos al proceso, de un sistema mensurable, y centra toda su estrategia en lo que «puede» pasar y no en lo «que va» a pasar. Es una forma del pensamiento en situaciones hipotéticas y por lo tanto, procede decir: se experimenta como una etapa de investigación dentro del proceso de idea-ción.

Pensar en lo impensable es otro de los referentes y de las síntesis que proponemos. Es cierto, que no podemos vi-sionar el futuro pero nos empeñamos en justificar nuestra respuesta como un cúmulo decantado de posibilidades, sin considerar que todas las variables, en ocasiones, nos llevan hacia múltiples interrogantes, y que ni tan siquiera somos nosotros quienes las formulamos.

El potencial creativo utilizado por los grupos en red es una intuición de modo colectivo. Se podría decir, que la red implica la utilización de muchos cerebros que trabajan al mismo tiempo y en una dirección. Las red, en nuestro caso, psicrea:research, es un grupo de investigación dentro de la Universitat Abat Oliba de Barcelona en colaboración con el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona. A nivel nodal cada uno de los miembros trabaja en un campo o área específico e intenta que bajo el paraguas colectivo de la comunicación cada esfuerzo individual repercuta en las conclusiones gene-rales que aporta el grupo. Es importante pensar que un gru-po de investigación es o puede ser una red fluida e interco-nectada y que los procesos individuales o las líneas de investigación particulares no tienen por qué ser entendidas

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como espacios restringidos los unos de los otros. Cuando más mixtura se produzca y más información

se comparta mayor capacidad y precisión generaremos. Sin embargo, no es necesario que todos los miembros conozcan o actúen de forma unidireccional. Que las personas, aunque no es el caso que nos ocupa, no se conozcan entre sí no des-acredita la posibilidad ni la dirección en la cual se hacen las múltiples aportaciones. Es como elegir el comodín del pú-blico en el concurso televisivo ¿Quién quiere ser millona-rio?. La aportación general a partir de una pregunta suma y articula la solución más representativa y casi siempre la más acertada en cuanto al porcentaje de acierto. En cierta medi-da, trabajar en red es «ejercitar» de forma colectiva a las intuiciones específicas y de ello extraer conclusiones.

En este sentido, el trabajo en red exige un cambio de perspectiva... Estamos acostumbrados a pensar que la in-formación que intentamos recoger de nuestros familiares, amigos o compañeros más próximos es válida en la medida que conocemos de antemano a la persona de la que requeri-mos dicha información, –por ejemplo a la hora de buscar un trabajo. Sin embargo no pensamos, como ya hemos dicho los receptores específicos preguntan fuera de su círculo pró-ximo y suman esas respuestas a su experiencia. Tenemos que pensar que en muchas ocasiones lo proximidad hace que nuestro interlocutor sea un receptor homeófilo y como con-secuencia su paradigma de contacto será muy parecido al nuestro, es probable que en cierta medida anule parte de nuestra pesquisa ya que compartiremos el mismo humus del cual accedemos al conocimiento. Cuanto más alejados es-temos de ese fondo común, de ahí la necesidad de la mixtu-ra: étnica, cultural, religiosa o social, más posibilidades de encontrar nuevas impresiones, más condiciones de acceder de forma empática al otro y por ello, a un background expe-riencial diferente y enriquecedor. No se trata de que los miembros principales de la red sean débiles entre sí, –con respecto al grupo de investigación, por ejemplo– sino más bien que cada uno de esos miembros cree un red débil en la que sus lazos se mantengan accesibles con personas o situa-

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ciones que no participan de «forma activa» en el proceso de investigación.

La diversificación de las redes observa que a mayor dispersión de las ideas mayor fluidez creativa y perceptiva. Es evidente que este asunto funciona y la experiencia dentro de la psicocreatividad nos hace ser optimistas en este senti-do. La importancia del pensamiento en grupo es operar más allá de la discrepancia haciendo de ésta una circunstancia que acontezca como improbable.

Las tipologías más frecuentes con las que nos encon-tramos al definir las redes son tres: jerárquicas, colaborati-vas y distributivas,7 según argumenta Martin Raymond en su libro Tendencias. En el primer caso se trata de una red muy extendida en el marco empresarial e incluso en investi-gación. Es un modelo generalmente vertical o centralizador de la información. Un gestor principal «filtra», junto a un pequeño grupo nodal, la información reportada por los de-más integrantes de la retícula. Se trata de una red muy utili-zada pero no por ello siempre efectiva. Mantener una figura principal es interesante si esa figura –veamos los organi-gramas empresariales por ejemplo– es creativa, abierta y comprometida con los demás miembros y el aporte de sus «visiones». De lo contrario nos situaremos frente a una red centralizada, poco dinámica y con una capacidad orgánica casi anulada para regenerar contenidos diferentes. La centra-lización debe ser nómada por el sólo hecho de poder tomar diferentes posiciones y ser capaz de adaptar diferentes pers-pectivas. Se trata de una tipología fácil de implementar y su gestión conduce a una resuelta organización, siempre que ésta sea administrada desde los parámetros de apertura y flexibilidad a los que aludíamos anteriormente. Es necesario que todos los miembros, dentro de este tipo de red, sean informados con asiduidad de los progresos que se observan y se sientan partícipes, no hay que olvidar sus aportaciones, de los resultados obtenidos.                                                                                                                          

7 Martin Raymond, Tendencias: qué son, cómo identificarlas, en qué fijarnos. cómo leerlas. Barcelona: Promopress 2010, p. 99.

La psicocreatividad como paradigma multidisciplinar de las investigaciones en red. UGARTE CALLEJA, Seber.

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Esquema básico de la red jerárquica. Fuente: elaboración propia

Una de las redes más extendidas en los últimos años

es la colaborativa. Se trata de una retícula formada a partir de una nueva forma de entender la información y las aporta-ciones que desde las diferentes posiciones se puedan mani-festar. Es una red metastásica y su influencia cobra forma en la red de redes, o lo que es lo mismo, internet y su incipiente posicionamiento. En esta tipología la «conexión» es más fluida, presumiblemente libre y hace posible que los presu-puestos que acontecen sean más dispares y por tanto, estén menos regulados por un grupo reducido o por una sola per-sona que es al fin quién toma las decisiones en la forma je-rárquica. La red colaborativa tiene una serie de relaciones descentralizadas que a su vez se entremezclan con otros núcleos descentralizados lo que hace de ella una estructura de superposiciones, de complementariedades que hacen que la información vertida salga reforzada. De forma fresca, novedosa, y con un alcance de más calado, la red colabora-tiva distribuye su forma de actuación de una forma más ho-rizontal lo que hace de ella una plataforma menos prejuicio-sa y menos centrada en ideas preconcebidas. Su capacidad de desarrollo es proporcional, lo que es a su vez otro de los aspectos destacables, la información «corre» por la red de forma vertiginosa y sobre todo se hace expansible un mayor número de personas. Contrariamente a lo que se cree la red

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colaborativa marca una pauta de interrelación más abierta con sus miembros y hace posible una relación más estrecha entre los mismos, ya sean los emisores / administradores o simplemente receptores / colaboradores.

Esquema básico de la red colaborativa. Fuente: elaboración propia

Uno de los procesos de trabajo más habituales de este

tipo de redes es la capacidad para crear microredes que a su vez son capaces de gestionar información de forma autóno-ma con los que podríamos denominar «filtro» o gestor prin-cipal. Es un asunto interesante ya que permite la penetración de pequeños microcosmos en el que las unidades relaciona-das aseguran un diálogo y flujo de información casi simul-táneo. En este sentido, es importante destacar que este tipo de red no funciona como un grupo de opinión sino que más bien sus consideraciones son autónomas en tanto que no tienen por qué tratar de un tema expuesto a partir de un emi-sor. Su ámbito abierto y de opinión es un buen sistema para entender las diferentes posturas del mercado de consumo por ejemplo, su pluralidad las hace una buena fuente de ac-tividad entendiendo a los receptores desde una amplia pers-pectiva. Es el tipo de red que cada vez usamos más personas sin apenas ser conscientes de ello, Facebook, MySpace, Twitter o YouTube son sólo algunos ejemplos de este mode-lo. Es innegable que la prosperidad de esta tipología se asiente en compartir con los diferentes núcleos la informa-ción generada por todos y para todos, la llamada reciproci-dad en red es la base fundamental de este modelo y de la

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frecuencia de su relación depende en buena medida la capa-cidad de generar creativamente y entre todos un nuevo para-digma.

Uno de los inconvenientes que tiene este tipo de red es que la fortaleza y creatividad potencial es directamente pro-porcional al espacio que dedicamos a su construcción. Si bien este asunto puede llevarnos a generar un estrés comu-nicacional intenso es conveniente resaltar que hay que aten-der de manera preventiva el problema. Estar conectados y en reciprocidad simultánea no tiene que convertirse en una anulación absoluta del espacio sostenible vital y en estos momentos es uno de los problemas más importantes que tiene la utilización de este modelo.

En tercer lugar, la red distributiva se manifiesta como una red de enjambre o lo que es lo mismo, una estructura reticulada en base a pequeños núcleos que trabajan y hacen posible una «gran forma de pensamiento».

Esquema básico de la red distributiva. Fuente: elaboración propia Podríamos decir que una red distributiva funciona de

forma similar a como lo hace nuestro cerebro. Cada miem-bro desarrolla una función celular consciente o insconcien-temente en la actividad general y motriz que persigue la red. Esto es posible gracias a que la distribución nodal es inde-pendiente y aunque está conectada funciona de tal manera que ninguno de los nodos filtra la información. Todas las partes de la red reciben y reflexionan por igual y asisten a la

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suma total de las ideas aportadas por la globalidad. Confor-me se produce este flujo de intercambio se van experimen-tando situaciones en las que la perspicacia se hace notable.

Son redes complejas y pueden del mismo modo que las redes colaborativas llegar a identificar avances, tenden-cias, pero también sirven para desarrollar acciones como la planificación hipotética, a la con anterioridad aludimos, o simplemente solucionan problemáticas de una forma simple e innovadora. Si bien es cierto que las redes distributivas no aparecen lideradas por un sujeto determinado, no es menos cierto que sobre estas redes se puede percibir el principio de Pareto, el cual hace que un grupo determinado, en torno a un 20%, dirija en cierto «sentido» y deba ser identificado como el responsable de la producción y de los resultados volcados en la red.

Las redes distributivas suelen estar interconectadas en internet y tienen como denominador común una horizontali-dad en sus procesos de trabajo. Otro de los interesantes re-cursos de este tipo de redes es que sus miembros proceden de áreas y sectores completamente dispares lo que no sólo fortalece las aportaciones y el flujo discursivo sino que pue-de ayudar, en el caso de las empresas, a procesar los intere-ses y las necesidades de consumo sociales y económicas.

En el caso que nos ocupa –la psicocreatividad–, las redes utlizadas en nuestro entorno más inmediato fusionan las dos últimas tipologías. Abiertos, como estamos, a procesos de intercambio, el sentido último de nuestro proyecto de trabajo es gestionar la información intentando mantener una visión innovadora dentro y fuera del ámbito académico. En cualquier caso la psicocreatividad, tal y como la entendemos, cumple uno de los máximos requisitos para trabajar en red: tanto a nivel individual como a nivel global, intentamos la reciprocidad de la experiencia, compartiendo más allá de ella una vívida cohesión capaz de fomentar la participación y por lo tanto, la producción creativa.

2. Bibliografía

La psicocreatividad como paradigma multidisciplinar de las investigaciones en red. UGARTE CALLEJA, Seber.

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Libros:

o FLORIDA, Richard (2002): The Rise Of The Creative Class: And How It's Transforming Work, Leisure, Com-munity And Everyday Life. Basic Books: New York.

o KANDEL, ERIC (2007): In Search of Memory: The Emergence of a New Science of Mind. W. W. Norton & Company: New York.

o RAYMOND, Martin (2010): Tendencias: qué son, cómo identificarlas, en qué fijarnos. cómo leerlas W. W. Pro-mopress: Barcelona.

o SPERRY, Roger (1980): Mind-brain interaction: menta-lism, yes; dualism, no. Neuroscience. 5:195-206. Reim-preso por: A.D. Smith, R. Llanas and P. G. Kostyuk (Eds.), Commentaries in the Neurosciences. Oxford: Pergamon Press.

Artículos en publicaciones web:

o CRAWFORD, Ilse (2012): http://www.studioilse.com/ .

consultado17 de septiembre de 2012. o FOX, Douglas (2008): The Secret Life of the Brain,

2008 en The New Scientist, www.newscientist.com/article/mg20026811.500-the-secret-life-of-the-brain.html. . Consultado 18 de sep-tiembre de 2012