la difícil implantación del liberalismo en la españa del siglo xix

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DESCUBRIR LA HISTORIA | 21 Por Álvaro López Franco La difícil implantación del liberalismo en la España del XIX PERIODISTA Y COEDITOR DE DESCUBRIR LA HISTORIA Informe especial

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DESCUBRIR LA HISTORIA | 21

Por Álvaro López Franco

La difícil implantación delliberalismo en la España del

XIX

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. Óleo de AntonioGisbert Pérez expuesto en el Museo del Prado (Wikimedia).

PERIODISTA Y COEDITOR DE DESCUBRIR LA HISTORIA

Informe especial

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La Historia de España del siglo XIXresulta muy difícil de digerir. Su com-plejidad no sólo radica en que fue lacenturia del paso del Antiguo Régi-men a las nuevas ideas del liberalismo,sino a que los cambios se produjeronen un sentido de progreso y retrocesoen varias ocasiones. Por tanto, nohubo una evolución lineal y es necesa-rio tener una perspectiva global muyclara para comprender los aconteci-mientos de tan complejo e interesantesiglo.Para ponernos en situación, recor-

demos que el siglo comenzó con losagitados años de Carlos IV y proble-mas en la corte con las camarillas deFloridablanca y Aranda, que no se so-lucionaron con la llegada de Godoy.Es necesario apuntar que este perso-naje ha sido objeto de controversias:hasta hace pocos años fue denostadopor su rápida llegada al puesto de vali-do del rey y su gestión, pero reciente-mente se han publicado estudios quemuestran una visión del personajemenos negativa y argumentan que lapropaganda napoleónica y fernandinahicieron mella en la imagen social deGodoy. Hecho el oportuno inciso, ypor ser breves, diremos que en el año1808 Napoléon consiguió que tantoCarlos IV como Fernando VII le en-tregaran la corona que él, a su vez, dioa su hermano José Bonaparte. Él seríaconocido como José I o, en el injustolenguaje de las calles, Pepe Botella.A esta coronación le sucedió la

Guerra de la Independencia (1808-1814), que reflejó Goya no sólo en suscuadros sobre los fusilamientos, sinoen sus Desastres de la guerra, que al-gunos considerarían un arranque delperiodismo en imágenes, con un valor

historiográfico incalculable por sertestigos de los horrores de la guerrapero no desde la perspectiva de las ba-tallas, sino del sufrimiento de las per-sonas anónimas y corrientes. Éste fueun periodo de gran agitación política,debido al establecimiento de las juntaslocales provisionales y a los acaloradosdebates entre absolutistas y liberales.El hervidero político se manifestó cla-ramente en las Cortes de Cádiz, dondese trabajó de manera intensa pararomper con el Antiguo Régimen. Unpapel destacado fue el de Jovellanos,quien, además fundamentó en la his-toria de España los cambios legislati-vos y propuestas de las Cortes de Cá-diz, concretamente en el goticismo.Este historicismo tiene una razón sen-cilla: la prensa absolutista acusaba alos liberales españoles de introducirideas extranjeras, especialmente conorigen en la Revolución Francesa, pe-ro también del liberalismo británico.Así que era necesario encontrar en lahistoria nacional ejemplos que avala-ran las reformas que se estaban reali-zando.El resultado del trabajo de las Cor-

tes de Cádiz se encuentra en la Consti-tución de 1812, también conocida co-mo la Pepa, por haber sido aprobadasolemnemente el 19 de marzo de dichoaño. Entre sus características encon-tramos que se mantuvo fiel al pasadoen que declaraba que la única fe ver-dadera y permitida era el «credo ro-mano, apostólico y católico» , peroque rompió con el Antiguo Régimenen otros muchos sentidos. Se plantea-ba, por ejemplo, la división de pode-res: el ejecutivo recaía sobre el rey, ellegislativo en las Cortes con el rey, y eljudicial en los tribunales. También es-

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tablecía el sufragio universal masculi-no indirecto, además de determinarque para poder ser diputado se debíatener una renta procedente de bienespropios.Sin embargo, todo este cuerpo le-

gislativo reformista se vino abajo en1814 con el retorno de Fernando VIIde Francia, donde estuvo recluido du-rante los años de la guerra. A pesar deque inicialmente parecía que iba aaceptar el nuevo marco constitucio-nal, su regreso fue también la vuelta alAntiguo Régimen y la invalidación detodo lo que se había realizado en lasCortes de Cádiz. Esto vino acompaña-do de la persecución de los liberales, ymuchos de ellos tuvieron que exiliar-se. En los años que siguieron se pro-dujeron algunos intentos de pronun-ciamientos, con los que se pretendíaderrocar el Antiguo Régimen. Mu-chos de ellos tenían un origen masóni-co, puesto que a través de las logias seorganizaron los grupos rebeldes demanera clandestina. Pero el únicopronunciamiento que tuvo éxito fue

el de Rafael de Riego, en 1820.En 1819 se iba a embarcar un ejérci-

to de 15 000 soldados a América parasofocar las revueltas coloniales. Esteejército estaba reunido en Andalucía,y lo conformaban mayoritariamenteveteranos de la Guerra de la Indepen-dencia que no deseaban poner rumboa un espacio que desconocían, hostilhacia ellos, con barcos y víveres en malestado. Riego, que había estado vin-culado a la masonería durante los añosabsolutistas de Fernando VII, lanzóproclamas el 1 de enero de 1820 a losdescontentos soldados que decidieronenfrentarse a la tiránica situación y es-tablecer un gobierno moderado regi-do por la Constitución de 1812. Setrasladaron por diferentes puntos dela geografía andaluza y, cuando pa-recía que el pronunciamiento iba afracasar, comenzaron a recibir apoyosdesde otras ciudades, que se sumaronal pronunciamiento. La presión po-pular, sumada a la pérdida de apoyosen la corte, hizo que el rey jurara laConstitución alegando que se trataba

La promulgación de la Constitución de 1812 , de Salvador Viniegra (Wikimedia).

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de una «voluntad general del pue-blo» .Esto daría paso a tres años de ins-

tauración del liberalismo. Sin embar-go, las dificultades se manifestarondesde el primer momento. El primerGobierno moderado fue forzado a di-mitir por el rey, y él mismo escogió alos nuevos miembros del Gobiernoque, por cierto, no satisfizo a casi na-die. Se emprendieron algunas refor-mas, como la división del territorio en52 provincias y la Ley de Beneficencia.A su vez, el clima político se fue ten-sando gracias a diferentes sublevacio-nes. Entre ellas, destacó la de FranciscoJavier de Elío, defensor del absolutis-mo y que fue ejecutado tras su movi-miento insurreccional en Valencia, apesar de que el rey se negó a conde-narlo. Tras dos años de gobiernos mo-derados, se constituyó uno de carácterexaltado, con el que aumentaron lasdistancias con el rey. De hecho, el findel llamado trienio constitucionalllegó con la presión internacional de laentrada en el país de los conocidos co-mo 100 000 hijos de San Luis envia-dos por Luis XVIII desde Francia pararestaurar el absolutismo.La siguiente década fue de domi-

nio absoluto del rey Fernando VII. Escierto que creó un Consejo de Minis-tros formado por cinco miembros, pe-ro que no tuvo poder real al estar do-minado por el monarca. Así mismo, secreó un nuevo ambiente de persecu-ción política, que llegó a obligar a po-tencias extranjeras a presionar a travésde cauces diplomáticos para que Fer-nando VII redujera la opresión.Además, el rey no podía confiar en supropio ejército, así que hubo una pre-sencia en España de fuerzas francesas

hasta 1828 aunque, inicialmente, sóloestaba prevista su estancia durantecinco meses. Este periodo estuvo mar-cado por graves problemas económi-cos y una intensa oposición liberal.Uno de los más célebres intentos dereponer el liberalismo fue protagoni-zado por José María Torrijos. Se exilióen Inglaterra tras el retorno al absolu-tismo en 1823. Desde allí viajó a Gi-braltar, desde donde se desplazó aMálaga con la intención de llevar a ca-bo un pronunciamiento, pero no decarácter militar, sino que pretendíandesencadenar un movimiento liberalcon sus proclamas. Sin embargo, fue-ron descubiertos desde su llegada enbarco a la costa malagueña y, tras va-rios días de huida, fueron capturadosy fusilados sin juicio en la playa de SanAndrés de la localidad, evento históri-co recogido de manera magistral porGisbert en su reconocido cuadro.Pero los últimos años de Fernando

VII generaron un problema nuevo,que durante el resto del siglo XIXamenazaría la estabilidad en España.Se debió a su sucesión en el trono.Fernando VII tuvo una hija que ape-nas sobrevivió seis meses en su segun-do matrimonio. Posteriormente tuvootra hija, en el matrimonio —el cuar-to— contraído con María Cristina delas Dos Sicilias, quien se convertiría enla reina Isabel II. Hasta el nuevo ma-trimonio de Fernando VII y el poste-rior embarazo de María Cristina, elinfante don Carlos Marí Isidro habíavisto con esperanza su acceso al tronotras la muerte del rey. Sin embargo,Fernando VII decidió asegurar el tro-no de su descendencia publicando enla Gaceta la Pragmática Sanción quedecía que si el rey no tenía ningún hijo

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varón, heredaría el reino su hija ma-yor. De este modo, se derogaba esa es-pecie de ley Sálica que existía hasta elmomento. Esto dio lugar a amplias dis-cusiones, ya que el grupo de los absolu-tistas que se encontraba cercano al reyveía en Carlos la persona idónea pararegresar al Antiguo Régimen. Además,en 1832 Fernando VII enfermó, llegan-do a pensar los médicos que iba a pere-cer. Así, tras las amenazas de un granderramamiento de sangre al no aceptarCarlos la Pragmática Sanción, se pre-paró un documento mediante el que elrey lo derogaba. Pero el rey se repuso yse realizaron diferentes maniobras quebuscaban aliados entre los enemigosdel carlismo, entre los que se encontra-ban los liberales.Tras la muerte de Fernando VII

comenzó la regencia de María Cristi-na, durante la minoría de edad de Isa-bel II. Esta regencia se prolongó hasta1840. Durante estos años, la inestabili-

dad vino marcada por el enfrenta-miento con don Carlos, que se habíaproclamado rey como Carlos V. Pero,en parte debido a esta guerra civil, pe-ro también a una acumulación deproblemas, la Hacienda española vivióuna situación grave, con una deudaque aumentó considerablemente.Durante los años de reinado de IsabelII, cambiaron las tendencias de losGobiernos que, en principio fueronde carácter absolutista —de hecho,Cea Bermúdez fue destituido por noaceptar el liberalismo—, luego pro-gresista —con Espartero a la cabeza—,después moderado —Narváez—, denuevo progresista —su principalaportación fue la no promulgadaConstitución de 1856— y, por último,moderado —fue O′Donnell el máxi-mo representante—. Esta visión cro-nológica y simple oculta una serie decambios que se produjeron de manerarápida, puesto que en sólo 35 años hu-bo dos constituciones diferentes —lade 1837 y la de 1845—, además de laconocida como non nata de 1856;auténticos quebraderos de cabeza conlos carlistas, dos regencias —la deMaría Cristina y la de Espartero—, eladelantamiento de la mayoría de edadpara evitar una tercera regencia y mul-titud de reformas que, muchas veces,iban en direcciones diferentes.El reinado de Isabel II no terminó

con su muerte, puesto que tenía sólo38 años y falleció mucho después. Lesobrevino la revolución de 1868, tam-bién conocida como La Gloriosa, quela llevó al exilio y, por otra parte, a lainstauración de un régimen democrá-tico en España. Dicha revolución tam-bién arrancó desde Cádiz, y al grito de«Viva España con honra» se movilizó

María Cristina de Borbón-Dos Sicilias,Vicente López (Wikimedia).

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a todo el territorio nacional. Se proce-dió a la composición de un gobiernoprovisional, tal y como se había esta-blecido en el Pacto de Ostende firma-do en 1866, que llevó a la convocatoriade Cortes constituyentes y a la pro-mulgación de la Constitución de 1869.Los debates fueron intensos en las se-siones plenarias sobre el proyectoconstitucional. Uno de los puntosdestacados fue la elección entre mo-narquía y república, que mantuvieronencendida los republicanos federales.Pero también la cuestión religiosa, yaque por primera vez —aunque ya loadelantaba la Constitución de 1856—se aprobaba una constitución quepermitiera la libertad de cultos. Por suparte, la monarquía tenía poderesconstitucionales, aunque no tan ex-tensos como los que había gozadopreviamente.Ahora bien, se tenía una monar-

quía pero no había rey. La búsquedade un candidato idóneo fue una de las

prioridades de los Gobiernos consti-tucionales. Descartaron la dinastíaborbónica, pero no otras opciones co-mo que Espartero —persona sin linajenobiliario, aunque fue adquiriendodiversos títulos a lo largo de su vida—se convirtiera en el rey. Mientras tan-to, el regente fue el general Serrano.Al final, el candidato escogido fueAmadeo de Saboya, coronado comoAmadeo I. El comienzo de su reinadoestuvo marcado por el asesinato dePrim, presidente del Consejo de Mi-nistros, que vino precedido por unaumento de la inestabilidad política,ya que él había conseguido la cohesiónde facciones diversas. Debemos reco-nocer que Amadeo I fue un rey respe-tuoso con el orden constitucional, yque vivió unos tiempos convulsos de-bido a varias razones: la oposición dela aristocracia —defensora de la causaborbónica—, los enfrentamientos delos carlistas y los republicanos federa-les, pero también de los negreros de

Embarque del rey Amadeo en el puerto de La Spezia, Luis Álvarez Catalá (Wikimedia).

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las colonias españolas en el Caribe,que se oponían a la abolición de la es-clavitud. Así que el rey abdicó, conuna frase lapidaria sobre la propia so-ciedad española:«Si fueran extranjeros los enemi-gos de su dicha, entonces, al frentede estos soldados, tan valientes co-mo sufridos, sería el primero encombatirlos; pero todos los quecon la espada, con la pluma, con lapalabra agravan y perpetúan losmales de la Nación son españoles,todos invocan el dulce nombre dela Patria, todos pelean y se agitanpor su bien; y entre el fragor delcombate, entre el confuso, atrona-dor y contradictorio clamor de lospartidos, entre tantas y tan opues-tas manifestaciones de la opiniónpública, es imposible atinar cuál esla verdadera, y más imposible to-davía hallar el remedio para ta-maños males» .

Tras la renuncia de Amadeo I, se pro-clamó la República, que hoy conoce-mos como Primera República. Duróalgo menos de dos años, y estuvo mar-cada por un amplio programa de re-formas de índole social pero tambiénpor la insistencia de los federales porla configuración de un proyecto cons-titucional federal —que llegaron arealizar insurrecciones en varias oca-siones, una de las principales en Car-tagena— y, por supuesto, la presión yconspiraciones conservadoras monár-quicas y el omnipresente carlismo. Deesta manera, la constitución de 1873no llegó a promulgarse, y en 1874 seprodujeron dos golpes que termina-ron la República. El primero fue elgolpe de Estado del general Pavía, quedio paso a una dictadura del general

Serrano. El segundo el pronuncia-miento de Martínez Campos en Sa-gunto que supuso la restauraciónborbónica en la figura de AlfonsoXII, ya que Isabel II había cedido susderechos dinásticos a su hijo Alfonso.El creador del sistema político que

se inauguraría con la Restauración fueAntonio Cánovas del Castillo. Quisoevitar que este nuevo periodo monár-quico encabezado de nuevo por losBorbones se iniciara con un pronun-ciamiento, puesto que ésta había sidola tónica de tiempos precedentes paralos cambios en la política estatal. Sinembargo, finalmente, fue el métodopor el que se llegó a la Restauración.Algunas de las características del tam-bién conocido como sistema canovistafueron: posicionar al rey como jefe su-premo del ejército para evitar nuevospronunciamientos militares, construiruna monarquía constitucional y parla-mentaria con el rey como núcleo delsistema y con la soberanía compartidacon las Cortes, la elaboración de unanueva Constitución, la creación de unparlamento diverso donde cupierantodas las fuerzas políticas que respeta-ran el sistema y que representantespolíticos se turnaran en el poder. Estaes, quizá, la principal aportación deCánovas que dio estabilidad al sistemapolítico durante estos años. El uso de lamanipulación de los resultados electo-rales mediante el conocido caciquismoalternó a los dos principales partidos enel poder: el conservador de Cánovas yel liberal de Sagasta. La Constituciónque rigió este periodo fue la de 1876, lamás duradera del siglo XIX.Como decía, se logró con esto cier-

ta estabilidad. Ni siquiera la prematu-ra muerte de Alfonso XII, la regencia

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de su esposa María Cristina durantecasi 17 años —hasta que su hijo Alfon-so XIII alcanzó la mayoría de edad—o el Desastre del 98, en el que se per-dieron las colonias de ultramar ameri-canas y filipinas, lograron hacerlocaer. Sin embargo, este periodo no es-tuvo exento de conflictividad social ypolítica. Durante los años de reinadode Alfonso XII, los recursos del Esta-do se dedicaron a consolidar el sistemade la Restauración y se enfrentó la ter-cera guerra carlista. Por otra parte, elproblema que persistió hasta los añosfinales del siglo fue el de las colonias.Se constituyó un auténtico grupo depresión esclavista que trataba de im-pedir cualquier reforma que avanzarahacia el abolicionismo, al tiempo queaumentaba la conflictividad social porparte de la población autóctona. Laregencia de María Cristina tuvo queafrontar todavía más dificultades, de-

bido al auge del movimiento obrero,los diferentes nacionalismos peninsu-lares y los debates económicos para lamejora de la situación tras la depre-sión agraria europea.Todo este recorrido por el siglo

XIX nos sirve sólo para ofrecer unavisión global de un periodo en el quese puede extraer como principal con-clusión que fue el de la transición delAntiguo Régimen al liberalismo y, fi-nalmente, hacia la democracia, másreal desde la revolución de 1868 hastala Restauración, que en el periodoposterior. Sin embargo, se produjeronavances y retrocesos, que indican quelas élites políticas e intelectuales esta-ban divididas en sus planteamientos.Se mezclaban los defensores del Anti-guo Régimen y los liberales, pero lue-go los liberales quedaban escindidosen diferentes grupos, moderados yprogresistas que, a su vez, se agrupa-ban en fuerzas más o menos radicales.

Para saber más

Álvarez Alonso, C. (2000). «UnRey, una Ley, una Religión (Goti-cismo y Constitución histórica enel debate constitucional gadita-no)» . En Historia constitucional:Revista Electrónica de HistoriaConstitucional, 1.

Buldain Jaca, B. (coord.) (2011).Historia contemporánea de España(1808-1923). Madrid: Akal.

Lario, Á. (coord.) (2010). Historiacontemporánea universal. Del sur-gimiento del Estado contemporáneoa la Primera Guerra Mundial.Madrid: Alianza Editorial.

Retrato de Cánovas del Castillo(Wikimedia).