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La Cooperación Internacional para el Desarrollo y su papel en Proyectos de Organizaciones de la Sociedad Civil y Municipios hacia el Desarrollo Local 1

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La Cooperación Internacional para elDesarrollo y su papel en Proyectos deOrganizaciones de la Sociedad Civil yMunicipios hacia el Desarrollo Local

1

Susana Cruickshank

México, Abril del 2013

2

Índice

Presentación

Introducción

Capítulo I: Historia de la Sociedad Civil, la CooperaciónInternacional para el Desarrollo y del Municipio

1. Un vistazo a la Historia del Concepto de SociedadCivil.

2. Historia del surgimiento de la Sociedad Civil

3. Surgimiento de la Sociedad Civil en México

4. Cooperación Internacional para el Desarrollo

5. Movimientos Sociales y Nuevos Movimientos Sociales.Movimientos Ciudadanos y Democracia moderna.

6. La Cooperación Internacional para el Desarrollo,Ciudadanía y el Fortalecimiento de la Sociedad Civil

7. Ambiente: Marco Regulatorio, Fiscal y Políticas deFomento.

Capítulo II: Las OSC y el Desarrollo Local en México

1. El Desarrollo Local y los Actores Locales.

2. El Municipio en México.

3. La CIPD, el Municipio, y la Participación Ciudadanaen el Desarrollo Local

Capítulo III. Una experiencia

3

 

Conclusiones

 

4

Introducción

 “Si las políticas son arenas, hay que identificar estas arenas y formular hipótesis sobre su

composición dinámica y su desempeño” Aguilar, 2005

Este manual surge de la necesidad de hacer difusión asequible

de la historia de la sociedad civil, de su importancia en el

desarrollo, de sus formas de sobrevivencia, pero sobre todo,

del papel de la Cooperación Internacional para el Desarrollo

(en adelante CIPD), el papel de ésta en la contribución a la

construcción de la democracia en México y en la construcción

del desarrollo local a partir de la participación de la

sociedad civil al lado de los municipios en México. Analizar

y contribuir a identificar vacíos y fortalezas de la

articulación entre organizaciones de la sociedad civil y los

municipios, en función de generar políticas públicas que

partan de las necesidades reales y sentidas de la comunidad,

de tal manera que se construya gobernabilidad democrática, es

el objetivo de este cuaderno.

            Es de destacar que el origen de la sociedad civil

en cada país es diferente y la historia marca de manera

determinante su forma de actuar frente a los gobiernos,

frente a otros actores y ante la diversidad propia. Asimismo,

la historia de los gobiernos locales es diversa y

contrastante y la historia de la CIPD varía dependiendo tanto

de su origen como del marco normativo y el nivel de

desarrollo del país de destino.5

            En el cuaderno que ahora se presenta, se utilizó

una taxonomía de la sociedad civil que la divide en aquellas

organizaciones que se dedican al trabajo asistencial y

aquellas que lo hacen en trabajo de incidencia en políticas

públicas. Es una división propia, con base en la utilidad que

ésta representa para la difusión de la importancia del

trabajo de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) con

los municipios y el impacto en el desarrollo local de estos

dos actores articulados.

            Retomar brevemente la historia del concepto de

Sociedad Civil así como la historia de su comportamiento y

estrategias frente a otros actores y particularmente frente

al desarrollo local, destacar el papel de la Cooperación

Internacional para el Desarrollo y retomar la importancia del

municipio, me pareció relevante en función de cuatro

objetivos: 1. Reflexionar sobre la evolución conceptual del

término de sociedad civil y la auto reflexión que la misma ha

hecho sobre su papel frente al Estado en México; 2. Poner en

la mesa la mística y/o los valores con los que trabajan

algunas de las OSC en México; 3. Analizar el espacio que une

a OSC y municipios para trabajar de manera conjunta —el

ámbito público— y 4. Revisar las arenas de la construcción de

una política pública y el papel de la Cooperación

Internacional para el Desarrollo en el espacio público de

articulación.

La diversidad de las OSC en su mística y/o valores

depende del momento histórico en el que viven, entre otras6

cosas. Las nuevas generaciones de OSC tienen características

particulares diferentes a las OSC surgidas en los 70 en

México. Si bien no trabajan en función de una mística, sí lo

hacen con respecto a valores morales muchas veces diferentes

a las OSC surgidas en los 70, pero con la misma validez. El

análisis del comportamiento en su diversidad de estrategias

políticas, de financiamiento, de su proceso de

institucionalización o no, del contexto en el que se

desenvuelven y de su trabajo con los municipios es también

objeto de este trabajo. En este ejercicio, no se puede dejar

de lado la historia del Municipio en México. El análisis de

la interacción de estos dos actores no podría ser completo

sin los hitos en la historia de cada uno.

            El ambiente institucional, político y financiero

—marco regulatorio, apertura democrática o no, incentivos y

fuentes de financiamiento— en el que han tenido que trabajar

las OSC, su forma de incidencia en él, los cambios que han

experimentado, avances y retrocesos, son también abordados en

este cuaderno. El “ambiente” ha influido en gran medida en el

alcance de las OSC en el trabajo con y hacia los municipios

en México y por ende su aporte en la construcción de

políticas públicas para el desarrollo local.

            Es un hecho que el impacto de las decisiones de

políticas tomadas a nivel internacional, tienen un impacto

claro en el ámbito local. Las Organizaciones de la Sociedad

Civil que hacen trabajo de incidencia en ámbitos

internacionales y tienen un trabajo directo en comunidades7

y/o con Municipios, son un elemento “bisagra” que aporta

elementos sustantivos a las experiencias de desarrollo local

de forma particular. Éste es un tema que también es abordado

de forma específica.

 

 

Capítulo I: Historia de la Sociedad Civil, la

Cooperación Internacional para el Desarrollo y del

Municipio

1.      Un vistazo a la Historia del Concepto de Sociedad Civil.

El concepto de sociedad civil en la filosofía política ha

sido ampliamente debatido y trabajado. Para algunos

analistas, Hegel sienta las bases para el concepto moderno de

sociedad civil desde su Filosofía del Derecho; el concepto de

sociedad Civil en Gramsci, por otro lado, da un giro

acercándose a la definición contemporánea del concepto; Cohen

y Arato hacen un recorrido y llegan a conceptos y debates que

se recuperan brevemente en el cuaderno, a partir de su

planteamiento sobre la interacción de la sociedad civil con

el mercado y el Estado y es un elemento fundamental para la8

conceptualización actual. En este cuaderno se encontrará una

mirada a algunas de las discusiones filosófico - políticas y

debates contemporáneos que ayudan a situar el concepto de

sociedad civil que se pone ahora en la mesa.

            Para comenzar brevemente, en Hegel se leen dos

conceptos de sociedad civil: uno, el que se refiere a la

sociedad civil que camina con el “Estado” y la llama

“sociedad política” y el otro, en el que Hegel se refiere a

la sociedad civil como la que se desprende del “Estado” y que

se instala en la cultura o en la iglesia. Este concepto sitúa

a la sociedad civil entre el mercado y el Estado; en un

ámbito que va más allá de la familia y que se construye en

los intersticios entre ambos (Hernández; 1995). Sin embargo

Hegel sigue concediendo al Estado la superioridad moral sobre

el espacio de sociedad civil. (Olvera; 2002)

Para Hegel el Estado está separado de la sociedad civil,

pero a la vez, concebía vínculos o intersticios que comunican

a ambos espacios. Para él, la sociedad civil no es una esfera

totalmente fuera del Estado, sino interactuante con él.  Marx

valoraría más tarde que  “Lo más profundo de  Hegel reside en que siente

como contradicción la separación de la  sociedad civil de la política. Pero lo falso

es que se contenta con la apariencia de esta disolución y nos la ofrece como la

cosa misma”. Por otro lado, el mismo Marx concebía a la

sociedad civil como reproductora del Estado, constructora de

la estructura cultural y de valores propios de la clase

burguesa. (Marx; 1976, pp 32)

9

¿Por qué retomo a Hegel? “…porque fue a la vez el

primero y el que tuvo más éxito en presentar el concepto

como una teoría de un orden social complejo y muy

diferenciado”. (Cohen y Arato; 2000). Hegel intenta unir en

su concepto la vida ética y la libertad pública. Hegel

sintetiza las principales concepciones del individuo y el

Estado en el orden social. Ubica claramente a la sociedad

civil en un ámbito diferente al del Estado, pero

interactuando con él. La crítica hecha por algunos autores a

Hegel se centra en que parece hablar de un Estado ideal y no

del real, sin embargo este debate sigue inacabado.

El concepto de sociedad civil en Marx es crítico en este

sentido. Como se mencionó anteriormente Marx ubica a la

sociedad civil como reproductora de los valores de la

burguesía. La ubica en el marco de la teoría de clases. Si

bien ubica su espacio en uno diferente al del Estado -en el

espacio de la construcción simbólica- desde éste se encuentra

reproduciendo el sistema de clases y los valores intrínsecos

a éste.

Después de Hegel y de Marx, Gramsci abordó el concepto

de “sociedad civil” como parte de la “sociedad política” de

tal manera que se entiende que la sociedad civil se puede

construir como sujeto social y ser partícipe de la “cosa

pública”. Desde su concepto, la sociedad civil que logre

regularse a sí misma, terminará con la necesidad de un

“Estado”. Es decir, la sociedad civil se construye como

sujeto histórico y camina hacia la autonomía, es decir, a no10

requerir al tercero en discordia que medie, es decir, al

Estado. A diferencia de Marx, Gramsci coloca a la sociedad

civil no como parte de los medios de producción sino como

parte de una superestructura ideológica con capacidad de

generar cambios culturales y de valores.

Es decir, Marx coloca a la sociedad civil

específicamente como ente reproductor y Gramsci lo hace como

agente de cambio.

Desde este punto, podemos encaminarnos hacia el concepto

moderno de sociedad civil. Cohen y Arato hacen un recorrido

que lleva a concebir a la sociedad civil como un espacio de

diálogo y conflicto. Es decir, la sociedad civil y el espacio

cultural y de valores en el que actúa no es un espacio

homogéneo, sino uno diverso y en constante conflicto en el

que la comunicación entre sí y con el resto de las

instituciones permite la construcción de sí misma. La

sociedad civil es una “arena de arenas” (Walzer; citado en

Olvera; 2003) Desde este espacio, se apela constantemente a

la construcción de instituciones con valores de

transparencia, de participación, de inclusión, de respeto y

tolerancia. Entender esta diversidad, es sumamente importante

para entender los diferentes espacios de sociedad civil. Hay

analistas que han comenzado a hablar del concepto de “las

sociedades civiles” y no de la sociedad civil, apelando

precisamente a la diversidad de ésta: “…entender a la

sociedad civil, es importante enfatizar que en la sociedad

civil se reconocen condiciones de desigualdad en cuanto a11

intensidad en la acción, recursos diversos, conjunto amplio

de temáticas y que son contrapuestas muchas de las veces.”

(Alejo; 2011, pp 82). La sociedad civil contemporánea ha

apelado a la democracia como sistema político al mismo tiempo

que a sus valores de inclusión y diversidad, y así, ha

construido los espacios institucionales para que ella misma

pueda existir de manera autónoma con la variedad que la

caracteriza.

Desde diferentes miradas y sabiendo que es un debate ya

dado en espacios académicos y de la sociedad civil, en este

cuaderno se intentan recuperar aquellos conceptos de sociedad

civil que son útiles para este análisis.

“Tanto el estudio empírico como la interpretación teórica de

la naturaleza y significación contemporánea de la “sociedad

civil” se enfrentan a los problemas de la ambigüedad

conceptual y polisémica. Ante todo se alude con este concepto

a un altamente notorio proceso social: el creciente número y

visibilidad pública de diversos tipos de asociaciones de

ciudadanos que, haciendo uso de recursos simbólicos y

materiales, capacidades organizacionales y afinidades

emotivas y morales, actúan colectivamente a favor de alguna

causa y persiguen algún interés material o simbólico

situándose por fuera del sistema político y sin seguir la

lógica del mercado” (Olvera; 2003, pp )

En el sentido del párrafo anterior, también se retoma en

este cuaderno el concepto de “Tercer Sector”. En la

sociología estadunidense, se concibe a la Sociedad Civil como

un espacio con una función específica. Diferente a la del

12

Estado y a la del mercado, pero como un “sector” y con una

“función”. Su funcionalidad es la que lo define y el concepto

deja fuera al análisis clásico e histórico de construcción de

ciudadanía y deja fuera además la dialéctica entre la

estructura cultural y de valores y el resto de las

estructuras: la política, la económica y la social.

El ámbito teórico de la interrelación entre sociedad

civil y gobierno de manera deliberada para la construcción de

políticas públicas, no es abordado de manera amplia en este

espacio. La razón es que se intenta priorizar la experiencia

en donde la interrelación entre el nivel gubernamental local

(el Municipio) y la Sociedad Civil ha sido en favor de la

construcción de políticas públicas que generan desarrollo y

que han sido potenciadas o no por alguna modalidad de la

Cooperación Internacional para el Desarrollo.

13

2.            Una Mirada al Surgimiento de la Sociedad Civil.

 

El concepto y la práctica son dos caminos que van de la mano.

Por un lado, la sociedad y sus formas de relacionarse con el

Estado y de transformarlo y por otro, el Estado y su forma de

determinar las estructuras sociales. Micro y macro sociología

continuamente, la estructura determinando a los individuos y

su acción social y los individuos cambiando las estructuras

desde la acción social1.

En tal sentido, podríamos retomar la democracia de la

Grecia antigua como el inicio de la cultura cívica y del

interés de la ciudadanía por lo público. Sin embargo,

teóricos como Almond y Verba sitúan el comienzo de la cultura

cívica moderna en la Inglaterra parlamentaria del siglo XIX

(Almond y Verba; 1970) Para ellos, cultura cívica es el

interés de los ciudadanos en participar en el sistema

político. Retomando el concepto de Almond y Verba sobre la

cultura cívica, podríamos centrar el surgimiento de la

sociedad civil contemporánea en cuatro hitos históricos

fundamentales:

a)      Las guerras por la independencia en los países de

Europa del Este

b)      La revolución del clavel en Portugal

1 Se entiende por acción social “La acción social (incluyendo tolerancia u omisión) se orienta por las acciones de otros, las cuales pueden ser pasadas, presentes o esperadas comofuturas…” (Weber; 1922, pp18)

14

c)      La resistencia contra las dictaduras militares en

América del Sur

d)     La emergencia y el desarrollo de los nuevos

movimientos sociales en Occidente (Cohen y Arato; 2000)

Y tal vez podríamos añadir a esta lista, la reciente

primavera árabe y los movimientos anti industrias extractivas

en América Latina y muchos otros más recientes. No obstante,

cabe recordar que la sociedad civil en cada país tiene

diferentes historias, por lo tanto diferentes formas de

relacionarse con otros actores dependiendo del grado de

desarrollo político y económico del Estado.

  La revolución de los claveles que desbancó la dictadura

en Portugal en 1976 y la lucha por la independencia de los

países de Europa del Este, comienzan en Europa una ola

democratizadora de la que no escapa América Latina. Con una

historia diferente, la sociedad civil en países sudamericanos

emergió de las dictaduras de los 70 con características muy

específicas que marcarán el surgimiento de la sociedad civil

en estos países. De estar en la clandestinidad a la lucha por

los derechos humanos políticos y civiles, entre los que la

libertad de pensamiento, expresión, de asociación fueron una

bandera fundamental. La mayor parte de los líderes que fueron

perseguidos tuvieron que dar la lucha en contra de las

dictaduras desde el exilio para regresar más tarde a sus

países a seguir desde dentro la construcción de gobiernos

democráticos. Ciertas características de asocianismo permean

15

el surgimiento de esta sociedad civil: la búsqueda de los

desaparecidos, la denuncia de las vejaciones a los derechos

humanos en el ámbito internacional, la lucha por regímenes

democráticos, el trabajo en el vecindario, el trabajo

político universitario y la cultura parroquial.

Otra historia es la de la sociedad civil de los países

de Centroamérica. El planteamiento de reconceptualización de

la sociedad civil o las sociedades civiles es una constante

en la mayor parte del mundo y así lo plantean algunos

analistas centroamericanos también. La sociedad

centroamericana, incluyendo a sus poblaciones indígenas han

sufrido la represión de gobiernos dictatoriales y después de

los Acuerdos de Paz (1992) la sociedad civil que surgió de

esa época se ha colocado en la búsqueda de gobiernos

democráticos. Diferentes procesos nacionales e

internacionales han generado demandas específicas de la

sociedad civil en esta región. Es el caso de la integración

impulsada desde los Estados Unidos, como el DR – CAFTA

(Dominican Republic and Central America Free Trade

Agreement), o los diversos intentos de integración

centroamericana que no han tomado en cuenta a los diferentes

actores del desarrollo para la integración. Siendo una región

altamente rica en recursos naturales y con un estrecho como

el Canal de Panamá, Centroamérica es una región que siempre

ha tenido la mirada de los países más ricos para ser un

centro clave de comunicación y fuente de recursos naturales.

Las demandas por gobiernos que mantengan autonomía y sean

16

democráticos han sido las demandas fundamentales de las

sociedades civiles centroamericanas.

“Sin embargo, en diversas perspectivas de estudios sobre

cambio político, las sociedades civiles son mencionadas como

relevantes en tanto promotoras, forjadoras, impulsoras y que

han contribuido a las transformaciones pro-democráticas”.

(Alejo; 2011, pp10) El papel de la sociedad civil, o de las

sociedades civiles —como comienzan a ser llamadas debido a la

diversidad que las compone— en la construcción de las

democracias en América Latina, ha sido fundamental. También,

en tal sentido, los actores con los que estas sociedades

civiles han interactuado para el fortalecimiento de estas

democracias, entre ellos la CIPD y los gobiernos locales.

17

  3. Surgimiento de la Sociedad Civil en México

La historia de la sociedad civil en México está marcada por

algunos hitos históricos que son parte de su identidad. Si

bien ha habido asociaciones sin intención de lucro y

asistenciales desde comienzos del siglo pasado en México que

marcan sin duda la cultura cívica nacional, las

Organizaciones de la Sociedad Civil como son conocidas

actualmente tienen su origen en la década de los 60. La gran

diversidad de movimientos sociales locales y de espacios que

se han convertido en asociaciones civiles, hace que la

sociedad civil en México sea mucho más que “Organizaciones No

Gubernamentales” (ONG), si bien este nombre se dio en un

principio en función de la no identificación con los

gobiernos.

El movimiento navista en San Luis Potosí a fines de los

años 50 fue uno de los hitos en el surgimiento de la sociedad

civil más importantes del siglo pasado en México; los fuertes

cacicazgos de la época, aunados al presidencialismo que

determinaba la elección de los gobernadores en ese momento,

fueron el blanco de este movimiento cívico. Por otro lado, el

movimiento estudiantil de 1968, que marcó un momento clave en

el surgimiento de las demandas por instituciones democráticas

en México y los movimientos sociales de la década de los 70

(feministas, ambientalistas, movimiento urbano popular, por

18

derechos humanos y otros muchos movimientos locales y

regionales en el país) son los movimientos desde donde

emergen los llamados “nuevos movimientos sociales” y de ahí,

algunas de las organizaciones de la sociedad civil que se

derivaron de ellos. Es importante destacar que los

movimientos maoístas, trotskistas, así como las comunidades

eclesiales de base y los diferentes partidos de izquierda

constituidos en estas décadas, acompañaron desde su ideología

y mística a los diferentes movimientos progresistas en ese

momento (Ortega y Solís de Alba; 2012). Algunos de estos

grupos decidieron vivir directamente en las comunidades,

otros acompañaron las demandas y solicitudes de los

movimientos apoyando técnica y económicamente desde afuera.

Más tarde, en la década de los 80 fue el terremoto de 1985

otro gran momento de organización de la ciudadanía en el que

surgieron organizaciones de apoyo a las costureras que se

quedaron sin trabajo y a las miles de personas que se

quedaron sin hogar. En la misma década, en 1988, se dio otro

gran momento en el proceso de construcción de la sociedad

civil: el llamado fraude electoral. Cuauhtémoc Cárdenas

Solórzano del entonces Frente Democrático Nacional (integrado

por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana, por el

Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el Partido

Social Demócrata, el Partido Popular Socialista, el Partido

Liberal y el entonces Partido Verde) tenía la delantera en la

votación frente a Carlos Salinas del Partido Revolucionario

Institucional, finalmente la Comisión Federal Electoral (CFE)

argumentó que el sistema de votación falló, dándole la19

victoria a Carlos Salinas de Gortari. Este hecho generó el

surgimiento de una demanda muy importante para la democracia

moderna en México: la defensa del voto. Entonces no había una

institución que se encargara de las elecciones de manera

autónoma, la CFE dependía de la Secretaría de Gobernación. La

demanda ciudadana fue que hubiera una institución autónoma,

que tuviera en sus manos organizar y garantizar elecciones

limpias. (CIVICUS; 2011) (Olvera; 2002)

El surgimiento de organizaciones como Alianza Cívica o

la Red de Convergencia de Organismos Civiles por la

Democracia se dio en este marco, siendo organizaciones

ciudadanas que se encargaron de dar seguimiento a la limpieza

de las elecciones en México. La década de los 90 fue también

un momento importante en el surgimiento de Organizaciones de

la Sociedad Civil. Feministas con diferentes enfoques a las

feministas de los 70; organizaciones en lucha por los

derechos humanos —ya no sólo políticos y civiles— sino

también de derechos económicos, sociales y culturales;

organizaciones ambientalistas, organizaciones por los

derechos de la juventud. Surgieron también entonces

movimientos en contra de las políticas de ajuste estructural

del Banco Mundial y en contra del modelo de libre comercio

(México firmó en 1992 el Acuerdo de Libre Comercio con

América del Norte, NAFTA). En el caso de los movimientos

surgidos en contra del NAFTA, se trató de movimientos

campesinos, movimiento obrero, pequeñas y medianas empresas y

20

diversas organizaciones no gubernamentales y redes como la

Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) que

intentaron frenar las condiciones de desventaja con las que

se dio el acuerdo con Estados Unidos y con Canadá. El

principal argumento de estas organizaciones fue que México no

podía liberalizar sectores con tanta desigualdad frente a los

Estados Unidos de Norte América. Los campesinos y las

pequeñas y medianas empresas fueron los sectores más

afectados por el Tratado. Al mismo tiempo, la efervescencia

de los movimientos sociales internacionales en contra de las

políticas del Banco Mundial, del Fondo Monetario

Internacional y de la Organización Mundial del Comercio,

aunado al impacto de las políticas de ajuste estructural en

poblaciones vulnerables es el marco internacional para el

surgimiento de luchas y demandas de una gran parte de las

Organizaciones de la Sociedad Civil. A nivel internacional

surgió la campaña “50 años basta” refiriéndose a los 50 años

de existencia de las instituciones de Bretton Woods; en 1999,

en Seattle, se dio un fuerte movimiento de protesta —el

primer encuentro de los mal llamados “globalifóbicos” frente

a la Organización Mundial del Comercio (OMC)— ya entonces

había fuertes movilizaciones de grupos en todo el mundo en

contra de las políticas que globalizaban todo, incluso la

pobreza.

La década de los 90 tuvo un gran auge de Organizaciones

de Sociedad Civil en respuesta a las políticas económicas

nacionales e internacionales, también en respuesta a la

21

creciente desaparición del Estado Nación como fue conocido

hasta entonces –muchas de las decisiones sobre políticas

económicas y sociales fueron decididas en las instituciones

financieras internacionales (Román; 2000). El papel que la

Cooperación Internacional para el Desarrollo jugó en este

momento, fue muy importante (se revisará con más detalle en

el siguiente capítulo). En particular la CIPD destinada a la

construcción de ciudadanía y al fortalecimiento de la

democracia en México y en los países de América Latina jugó

un papel relevante en los procesos democratización. La

Cooperación Internacional para el Desarrollo oficial y

descentralizada en esta década fue destinada no sólo a

proyectos productivos, sino que también a impulsar el

fortalecimiento de los y las ciudadanas, a la defensa de los

derechos de las mujeres; al fortalecimiento de las

capacidades ciudadanas y a la incidencia en las políticas

públicas (democracia más allá de las urnas).

Este hecho se debió fundamentalmente a que la CIPD pasó

por una etapa denominada “La Fatiga de la Ayuda”: después de

décadas de ayuda al desarrollo con pocos resultados visibles,

los países donantes comenzaron a cuestionarse el valor de los

fondos destinados a este rubro. Sin embargo, el paradigma de

desarrollo nunca se puso en cuestionamiento, es decir el

modelo económico predominante nunca fue cuestionado. Bajo

este esquema, la Ayuda Oficial al Desarrollo disminuyó por

parte de los países donantes y los objetivos de la agenda de

la CIPD cambiaron, se enfocaron a generar “buenos gobiernos”

22

bajo la concepción de que una ciudadanía fuerte genera

gobiernos fuertes. Bajo esta lógica, la CIPD y la AOD han

contribuido sustantivamente a la construcción de ciudadanía

en los países en desarrollo.

Con la contribución de la CIPD (apoyando algunos

procesos de la construcción de ciudadanía en México) la

incidencia en políticas públicas comenzó a ser parte de la

agenda de las organizaciones de la sociedad civil, con una

visión de “lo público” como aquello que le concierne a la

ciudadanía, (Parsons; 2007, pp37). Si bien las demandas de

cambio estructurales ya eran parte de la agenda de los

movimientos sociales históricos: campesinos, sindicatos,

ferrocarrileros, maestros, etc. (centrados fundamentalmente

en el cambio de estructuras económicas y lucha de clases) son

vistas desde otra perspectiva y no con una perspectiva de

construcción de políticas públicas. Los nuevos movimientos

sociales retoman algunas de las demandas de clase de los

movimientos sociales en un marco de globalización de la

desigualdad y la inequidad, con los obstáculos que implica la

construcción de una identidad colectiva en la era de la

globalización (Bartra; 2004). Son los nuevos movimientos

sociales los que se sitúan en el espacio de cambio de valores

y cultura. Con símbolos y valores democráticos

(participación, transparencia, tolerancia y rendición de

cuentas) y de derechos humanos y de grupos minoritarios

(mujeres, jóvenes, indígenas, derechos sexuales, ambientales,

etc.) los nuevos movimientos sociales en México buscan

23

incidir en las instituciones construyéndolas más democráticas

y transparentes, con mecanismos de rendición de cuentas; por

diversos motivos históricos la sociedad civil se plantea

incidir en políticas públicas y en legislaciones que sean

incluyentes apelando al ámbito de la construcción colectiva

simbólica.

4. Cooperación Internacional para el Desarrollo

¿Qué es la Cooperación Internacional para el Desarrollo de la

que venimos hablando? “La Cooperación Internacional para el Desarrollo

alude a los flujos de intercambio no lucrativos que se producen entre diversos

actores del Sistema Internacional para promover el desarrollo integral y

sustentable del orbe, a través de acciones que pueden incluir la movilización de

recursos financieros, humanos, técnicos y tecnológicos”2.

Para Sanahuja y Gómez Galán (1999), la Cooperación

Internacional para el Desarrollo es “…el conjunto de

actuaciones, realizadas por actores públicos y privados,

entre países con diferente nivel de renta con el propósito de

promover el progreso económico y social de los países del

Sur, de modo que sea más equilibrada la relación con el Norte

y resulte sostenible”. Hay que señalar que este concepto no

incluye a la Cooperación Sur – Sur, pues está no define a los

actores por la diferencia en el nivel de rentas.

2 Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, 201224

El sistema internacional de cooperación internacional es

muy complejo e incluye actualmente actores no tradicionales,

como son las Organizaciones de la Sociedad Civil y el sector

privado. El marco económico de este orden internacional es el

paradigma del mercado global (Lozoya; 1999, pp174), en ese

sentido, la transformación del sistema de CIPD, con todas sus

modalidades, ha tenido que armonizarse de manera prioritaria

en aras de favorecer y crear las condiciones para que los

países menos avanzados se puedan incorporar en la economía

mundial permitiendo así su participación en el modelo de

desarrollo.

Para muchos países, la ayuda externa ha sido muy

importante en la resolución de problemas de salud,

alimentación y educación, particularmente para los más pobres

y endeudados; sin embargo el apuntalamiento de políticas y

programas de desarrollo ha sido una prioridad para la CIPD en

aras de no causar dependencia. Actualmente, los Objetivos de

Desarrollo del Milenio y otros temas urgentes como el cambio

climático, el desarrollo sustentable y la seguridad han

generado un importante giro en la CIPD en el marco de las de

Naciones Unidas.

Sin embargo, hay que señalar que no se puede hablar de

CIPD sin hablar de la fuerte crisis que ésta vive en la

década actual. Así, hablaremos de la crisis refiriéndonos a

tres momentos clave de ésta: 1) El contexto inicial de la

CIPD y las expectativas que ésta generó. El momento al que me25

refiero es el fin de la 2ª Guerra Mundial. La conformación de

las Naciones Unidas y la carta que avala su nacimiento, en la

cual se señala en el capítulo I de propósitos y principios,

en el apartado 3: “Es uno de los propósitos de las Naciones

Unidas realizar la Cooperación Internacional en la solución

de problemas internacionales de carácter económico, social,

cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del

respeto a los derechos humanos y a las libertades

fundamentales de todos sin hacer distinción por motivos de

raza, sexo, idioma o religión”, además, destacar que dicha

carta incluye un capítulo específico, el IX, dedicado a la

Cooperación Internacional Económica y Social. 2) El contexto

de “Guerra Fría”3. La lucha de las dos superpotencias por

hacerse de aliados implicó el apoyo militar, económico y

humanitario hacia los países que se vieron en conflictos

internos, que necesitaron ayuda en la reconstrucción o que

necesitaban ayuda de una u otra forma. Cada superpotencia

apoyó a los gobiernos cuyas ideologías simpatizaban con la

propia. La carta de las Naciones Unidas, en particular el

párrafo sobre cooperación económica y social, no tuvo ninguna

validez para las dos superpotencias (Santa Cruz; 1998, pp360

– 371). 3) A fines de la década de los sesenta se habla del

comienzo de la crisis de la CIPD, como el producto de falta

de voluntad política de los países industrializados (Santa

Cruz; 1998, pp360 – 371).

3 Hay que resaltar que es bien conocido que hay dos historias de la posguerra y la guerrafría, la del poder (generalmente no narrada) y la oficial. En los Acuerdos de Santa Fe y endiversos artículos y libros de Noam Chomsky, esto ha sido narrado, no así asumido comooficial.

26

Diferentes momentos sucedieron al comienzo de esta

crisis. Las naciones del denominado Tercer Mundo se aliaron

en el G-77 y en el grupo de los No Alineados proponiendo lo

que se ha se conoce como el Nuevo Orden Económico

Internacional, sin éxito alguno. Más tarde, a fines de los

setenta, se realizó el llamado diálogo Norte – Sur que tuvo

como primer argumento de conformación la cooperación

internacional, priorizando la problemática del petróleo. Lo

que siguió en los ochenta ha sido denominado como

“anticooperación”. No sólo no se destinaron más fondos al

desarrollo, sino que se generó un sistema de endeudamiento

que impidió a los gobiernos destinar más recursos a éste.

Otros dos factores en la crisis de la cooperación son el

proceso de descolonización y el conflicto Norte-Sur.

Lo que se ha llamado la crisis de la ayuda se refiere

fundamentalmente a la reducción de los fondos establecidos en

los sesenta como meta internacional desde las Naciones Unidas

en torno a la ayuda al desarrollo: el 0.7% del PNB de los

países donantes. En 1998, el promedio de AOD que los países

desarrollados dieron fue de 0.23% de su PNB total, cuando el

compromiso internacional es de 0.7%. En primer lugar se ubica

Dinamarca con el 0.99% de su PNB, en segundo Noruega con

0.91% y en tercero Holanda con 0.8%4. Después de dar revisión

a las estadísticas sobre la AOD, en el 2003, se calculó el 5%

de aumento de esta ayuda alcanzando $57 mil millones de

dólares netos anuales. En el marco del CAD de la OCDE se

4 Informe del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE 200027

confirman compromisos periódicamente. Esta situación se está

revisando en particular por la Unión Europea y por los países

que la integran.

En el caso de México, como parte de la OCDE y observador

del Comité de Ayuda al Desarrollo en este organismo, ha

firmado todas las declaraciones e instrumentos de CIPD:

además de los instrumentos regionales que han caracterizado

la solidaridad de México con la región, México ha firmado

diferentes instrumentos internacionales como la Cumbre de

Financiación al Desarrollo (2002), la Declaración de Paris

(2005) y la de Accra (2008), y Busán (2011), además de

acuerdos internacionales en materia de DDHH, derechos de las

mujeres, de la infancia, de la juventud, en temas ambientales

y de desarrollo social y otros que se podrían mencionar aquí

y que deben de ser apelados por la sociedad civil para su

cumplimiento.

Además hay que recordar que México ha caminado un largo

camino en la CIPD. Diversos procesos de Cooperación Técnica

con Centroamérica, áreas institucionales dedicadas a la CIPD

en la SRE –Una Subsecretaría y ahora una Dirección General-;

los Acuerdos de San José y más tarde los Acuerdos de Tuxtla,

Contadora y muchos más por mencionar. Es decir, si bien no

había una estructura institucional que permitiera un

funcionamiento idóneo para la CIPD, México no sólo se ha

concebido como país en desarrollo sino que asumió una

vocación solidaria hacia los países de la región.

28

5. Movimientos Sociales y Nuevos Movimientos Sociales. Movimientos

Ciudadanos y Democracia moderna.

Desde el análisis, diferentes autores incluyen a los

movimientos sociales en el concepto de sociedad civil. Es el

caso de Alberto Olvera que describe a la sociedad civil de la

siguiente forma: “…diversos tipos de asociaciones de

ciudadanos que, haciendo uso de recursos simbólicos y

materiales, capacidades organizacionales y afinidades

emotivas y morales, actúan colectivamente a favor de alguna

causa y persiguen algún interés material o simbólico

situándose fuera del sistema” (Olvera; 2002). En esta

descripción, se inscriben perfectamente los movimientos

sociales con sus demandas e intereses.

Haciendo énfasis en las diferentes historias de los

movimientos gremiales y de organismos no gubernamentales en

México y señalando claramente sus diferencias, Olvera los

coloca en un mismo plano desde la causa de su actuación:

“...actúan colectivamente a favor de alguna causa y persiguen

algún interés material o simbólico situándose fuera del

sistema”. Es importante señalar que los movimientos sociales,

es decir, las organizaciones que los integran, distan mucho

de identificarse a sí mismos con movimientos de

“organizaciones de sociedad civil” o movimiento ciudadano, ya

que aunque lo sean, esa no es su primera identidad. Esto es

29

importante de señalar para el análisis, pues sus demandas

concretas, sólo en ocasiones son compartidas por las

Organizaciones de la Sociedad Civil y la demanda de

reconocimiento de la identidad propia del movimiento social

es una constante en diferentes espacios nacionales e

internacionales. Para el objetivo de este trabajo —el

análisis de su actuación hacia la construcción de políticas

para el desarrollo local junto con gobiernos municipales— es

útil la definición de Olvera siempre teniendo en cuenta que

la forma de relacionamiento de organizaciones de sociedad

civil frente a los gobiernos es diferente a la de las

organizaciones de movimientos sociales; las organizaciones de

la sociedad civil o bien representan intereses de terceros, o

bien tienen demandas ciudadanas que son propias de la

democracia: inclusión, transparencia, rendición de cuentas,

etc. Los movimientos sociales tienen demandas muy concretas,

enfocadas siempre al cambio en el sistema o a la estructura

económica.

Hay otra diferencia importante a señalar entre Nuevos

Movimientos Sociales y Movimientos Sociales. Para aclarar la

diferencia, ayudan Riechmann y Fernández Buey (1994, pp 47)

que definen de forma aproximativa a un movimiento social como

“un agente colectivo que interviene en el proceso de

transformación social (promoviendo cambios, u oponiéndose a

ellos)” y sin duda Touraine:

"La defensa de los derechos culturales y sociales de los

individuos y de las minorías es, actualmente, el objetivo

30

primordial de los movimientos sociales que se oponen

tanto al imperio del mercado como a la dominación de los

movimientos de inspiración comunitarista. Estos

movimientos ya no hablan en representación de la sociedad

perfecta, ni miran tampoco hacia el porvenir: más bien

luchan por la defensa del derecho de todos a una

existencia libre y "humana". Tal es la forma que adquiere

hoy día el principio general sobre el que descansan todos

los movimientos sociales: el derecho a la igualdad

cultural" (Touraine; 1999)

Es decir, mientras los Movimientos Sociales apelan al

cambio de estructura, (fundamentalmente económica) los Nuevos

Movimientos Sociales, sin dejar de apelar a una estructura,

lo hacen a la estructura cultural. Lo relevante en este

apartado, es retomar el punto de articulación de estos dos

actores con las organizaciones de la sociedad civil —

asumiendo que muchas de ellas son parte de los llamados

“Nuevos Movimientos Sociales”— ya que todos ellos, son parte

de un amplio movimiento ciudadano que apela a formas

simbólicas en la construcción del conflicto —ya sea interno o

con otros actores; y que otras tuvieron su origen en los

Movimientos Sociales, pero se han separado de las demandas

tal y como fueron planteadas entonces. Es decir, que a pesar

de que pueden tener demandas específicas muy diferenciadas

cada uno de estos grupos, las demandas por los valores de la

transparencia en el ejercicio de gobierno, la rendición de

cuentas, la demanda de instituciones democráticas e

incluyentes, los unen a todos en un movimiento por la demanda

de valores democráticos. 31

Para las implicaciones del caso, vale la pena recordar

brevemente la historia de los movimientos sociales en México,

que va de la mano con el nacimiento del corporativismo en la

primera mitad del siglo XX. Los movimientos obrero,

campesino, de maestros y ferrocarrilero obtenían respuesta a

sus demandas de manera automática con el viejo régimen

priista que dio origen al corporativismo en México. A pesar

de esto, no todo fue miel sobre hojuelas y ya en la segunda

mitad del siglo pasado, surgieron momentos en los que los

líderes del movimiento ferrocarrilero, del movimiento de

maestros y del mismo movimiento campesino y obrero

manifestaron fuertes desacuerdos con el régimen. Fue en la

década de los 60 cuando surgieron los movimientos sociales

autónomos que buscaban separarse del corporativismo creado

desde el régimen. El Frente Auténtico del Trabajo por

ejemplo, fue una de las organizaciones del movimiento obrero

y sindical que realmente buscaba y busca instituciones

públicas democráticas, transparentes e incluyentes y que

logró independizarse de la corriente del movimiento obrero

charro. Los movimientos de maestros, campesinos y

ferrocarrileros tuvieron historias similares en cuanto a la

separación de los sindicatos corporativos. La reivindicación

de los derechos laborales y no las prerrogativas del Estado a

los sindicatos, fueron las principales causas.

El apoyo de las comunidades eclesiales de base y de las

corrientes de izquierda a estos movimientos sociales

autónomos en las décadas de los 60 y 70 fue determinante en

32

la construcción del movimiento ciudadano (Olvera; 2002). Este

antecedente, es importante mencionarlo, pues se centra en

reiterar las diferencias entre organizaciones sociales y

organizaciones de sociedad civil (derivadas muchas de ellas

de comunidades eclesiales de base o de corrientes de

izquierda) desde su origen:

“Los movimientos ciudadanos están definidos por la

coincidencia de la acción social con la acción política. Son

movimientos por derechos, por la inclusión de los excluidos,

para ampliar los límites del sistema político, para cambiar

sus reglas del juego; sin embargo lo que es esencial a estos

movimientos es esa acción” (Bolos; 2003).

Muchas de las organizaciones sociales trabajan de manera

natural con gobiernos locales, este trabajo es parte de la

generación conjunta de estrategias de desarrollo en el ámbito

local y responde al creciente trabajo de los Ayuntamientos

con los actores locales. Esto las sitúa en un plano de acción

diferente al de las OSC que trabajan —de manera más frecuente

— en el ámbito de la demanda de los valores democráticos o de

los valores que enmarcan a los nuevos movimientos sociales

(paz, ambientalismo, género, derechos humanos) o bien

representando intereses de terceros.

Importante también es no dejar fuera de este análisis a

una gran cantidad de organizaciones de sociedad civil creadas

en la década de los 90 y durante la última década, que se han

situado en la construcción de capacidades de las mismas

organizaciones de la sociedad civil; técnicos que apoyan en

33

la planeación, evaluación, búsqueda de fondos y construcción

de capacidades institucionales para la incidencia en las

políticas públicas o en el fortalecimiento técnico de

organizaciones de base. Es parte del movimiento ciudadano que

busca una democracia que no sea sólo representativa, sino

participativa y que ha valorado el saber técnico en la

construcción de capacidades y sobre todo, en la búsqueda de

la legalidad, el estado de derecho y en la construcción de un

“ambiente favorable” para el trabajo de las OSC. Es decir, es

un movimiento ciudadano relevante para el análisis de

comportamiento y sentido del mismo, ya que ubica la arena de

“lo público” como un espacio que involucra a los diferentes

actores de una sociedad.

Es en la construcción de “lo público” en el que la CIPD

ha jugado un papel primordial en México —y en muchos países

de América Latina— tanto al llegar como al emprender la

retirada. El apoyo de la CIPD, tanto oficial como

descentralizada, ha tenido un papel relevante en la

construcción hacia la democracia en México. Con agendas muy

concretas o valorando y respetando la agenda de las

organizaciones, pero la CIPD ha contribuido al

fortalecimiento de la ciudadanía, al fortalecimiento de

capacidades concretas para proyectos de desarrollo, para

hacer propuestas de políticas públicas concretas desde grupos

de juventudes, de mujeres, en la formación de un movimiento

indígena fuerte y en gran medida en la construcción de redes

y alianzas internacionales de sociedad civil que favorezcan

34

el intercambio de experiencias y solidaridades a nivel

global. La CIPD ha contribuido a que las OSC tengan holgura

financiera y autónoma para hacer sus demandas y exigir

rendición de cuentas y transparencia a los gobiernos; ha

contribuido a que conozcan experiencias de otros países, de

otros movimientos, de sus éxitos y sus fracasos.

En este sentido es importante señalar que la agenda de

la CIPD ha cambiado y sigue cambiando en un mundo en el que

los países desarrollados están en crisis, sin embargo ésta

siempre ha sido guiada por los hitos del desarrollo. Así, la

Nueva Arquitectura de la Ayuda al Desarrollo comenzó a

formarse a partir de la década de los noventa, y se encuentra

plasmada en nuevos consensos internacionales como los

Objetivos del Desarrollo del Milenio, ODM (2000) y el

Consenso de Monterrey (2002) concretándose más tarde en la

agenda de París, Accra y recientemente Busán. La conformación

de esta agenda, impacta directamente en los temas que la CIPD

apoya en los países en los que trabaja, así como en los

actores a los que involucra y las modalidades con las que

trabaja.

Es reconocido que a partir del 11 de septiembre del 2001

la agenda de la CIPD tomó un giro importante hacia los temas

de seguridad —entendida ésta como la seguridad que necesitaba

Estados Unidos ante la amenaza del terrorismo a nivel

internacional. Temas y actores forman un tinglado de

35

articulaciones en las nuevas modalidades de la CIPD. En este

camino de los nuevos actores de la CIPD se encuentra el

sector privado, como uno de los actores nuevos y relevantes

en el desarrollo y a la responsabilidad social y ambiental.

De hecho el documento emanado de Busán, Corea en la última

reunión oficial de la Ayuda al Desarrollo (noviembre 2011),

incluye al Sector Privado ya formalmente como un actor en el

desarrollo.

Lo anterior se señala como el marco en el que algunas

agencias descentralizadas de CIPD, brindan apoyo técnico

hacia las organizaciones sociales en países en desarrollo; la

temática que atienden, los actores a los que involucra. Es

decir, la cooperación encaminada a fortalecer las propuestas

ciudadanas en políticas públicas, sigue estando vigente y es

una de las principales líneas de acción de la CIPD oficial y

descentralizada.

6. La Cooperación Internacional para el Desarrollo y el Fortalecimiento de

la Sociedad Civil

Hemos revisado de manera separada a la Cooperación en general

y a los movimientos de organizaciones de sociedad civil y a

los movimientos sociales. En este apartado revisaremos más

detenidamente la articulación entre ambos.

36

Como mencionamos en el apartado anterior, en el proceso

de la construcción de ciudadanía y democracia en México y en

América latina, se han dado diferentes momentos de la

relación entre gobernantes y gobernados, momentos que en

algunos casos han sido apoyados por la CIPD. La construcción

de ciudadanía y de democracia es parte de procesos complejos

—no necesariamente lineales— entre gobernantes y gobernados.

Los fondos de la CIPD han sido muy importantes en la

formación de técnicos y en la profesionalización de las

organizaciones de la sociedad civil y por lo tanto en el

trabajo del movimiento ciudadano y social, muchas veces

innovador en la incidencia en las instituciones del Estado.

El análisis del papel de la CIPD en la construcción de

procesos y en particular en el fortalecimiento de la

ciudadanía en su incidencia en las instituciones del Estado,

no deja de lado el importante papel que juega la CIPD como un

instrumento de política exterior. En el caso de México, la

reciente Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo,

abre las posibilidades de construir una estrategia integral

de México como receptor y oferente de Cooperación al

Desarrollo5. Sin duda la Ley de Cooperación Internacional

para el Desarrollo, representa avances muy importantes para

México en esta materia; avances en la institucionalidad y la

creación de una estructura capaz de apuntalar un ámbito

relevante en las relaciones internacionales del país; lo

cierto es que también plantea retos para todos los actores5 La Ley fue publicada en el Diario Oficial en abril del 2011, con una serie deimplicaciones que se están poniendo en marcha, a cargo de la Agencia Mexicana de CooperaciónInternacional para el Desarrollo (AMEXID).

37

involucrados en la CIPD. Los retos son para un país en

desarrollo y plantea la oportunidad para construir un

andamiaje aún más fuerte del que la Ley ya representa.

Con esta Ley, la estructura jurídica necesaria para

sostener e impulsar las acciones de CIPD que México ha venido

realizando durante varias décadas está dada. Ahora lo que

sigue es echar a andar la armonización con la Ley de

Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público,

y con las leyes fiscales que generaron vacíos en el Marco del

Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y

Cooperación con la UE, en el marco del APEC y del PPP, y que

impidieron que se concretaran los proyectos de manera eficaz

y eficiente. Lo que se ha informado que está haciendo la

AMEXCID es revisar la visión estratégica para la región y la

priorización del destino geográfico y temático que México

dará a la Cooperación como donante, mediante el Programa

Nacional de Cooperación, mismo que ha estado a consulta

durante el 2012. Esta Ley no contempla a la sociedad civil ni

a los estados y municipios como sujetos jurídicos de la

misma, a pesar que un alto porcentaje de la cooperación se da

en un marco descentralizado, sin embargo en el Consejo que la

Ley contempla, se ha hecho la invitación a varias

organizaciones de sociedad civil mexicanas. Esto no es

garantía de nada aún, habrá que dar seguimiento a este

mecanismo y a sus formas de operar.

38

Como se mencionó en el apartado anterior la CIPD, se ha

dirigido en la última década fundamentalmente hacia los ODM,

hacia temas de equidad entre los géneros, construcción de

ciudadanía, derechos de pueblos indígenas, medioambiente,

paz, desarme, derechos humanos. También es importante

resaltar, que durante un amplio espacio de tiempo, la CIPD

obedeció a una lucha geopolítica entre dos grandes potencias

(la época de la Guerra Fría). En este marco, se puede ubicar

a una parte importante de la CIPD descentralizada desde los

países europeos fundamentalmente, como una Cooperación de

carácter solidario. En la década de los 70 este tipo de

cooperación apoyó a organizaciones sociales críticas a los

regímenes dictatoriales de América Latina. Actualmente, la

crisis económica internacional comenzada en el 2008, ha

puesto en cuestionamiento el concepto de solidaridad entre

los pueblos. Si bien la Cooperación Internacional es un

principio fundamental de solidaridad de países ricos con los

países pobres y en vías desarrollo6, lo cierto es que la

crisis económica y financiera por la que atraviesan las

economías más desarrolladas pone en cuestionamiento este

principio fundamental dentro de las Naciones Unidas. La

Cooperación Sur – Sur (Es decir, la cooperación que se lleva

a cabo entre países en desarrollo o de renta media) es la

solidaridad que priva en ciertas áreas geográficas y que es

una tendencia cada vez mayor (Ayala y Pérez; 2009).

Teniendo este marco en consideración, colocamos en este

recorrido el tema del papel del financiamiento en las OSC (ya6 Carta de las Naciones Unidas, Capítulo I, Artículo 1

39

sea públicos, privados o de CIPD). Esta búsqueda, implica por

sí misma un factor más de conflicto interno en las

organizaciones y muchas veces de conflicto con otros actores

externos. Es decir, al conflicto interno de las

organizaciones de la sociedad civil por la obtención de

recursos (de cualquier tipo) o al conflicto con los actores

gubernamentales o con otros actores, propio de las acciones

colectivas, se suma un conflicto en el marco de la obtención

de recursos y de su gestión. Siendo parte del ambiente7 en el

que están inmersas las organizaciones de la sociedad civil y

las organizaciones sociales, la búsqueda de recursos por un

lado y por otro las formas de gestión de éstos. Los costos de

obtener y administrar los recursos de la CIPD implican en la

mayor parte de los casos cambios sustantivos tanto en las

formas de organización interna de las organizaciones, como en

su forma de planear y de construir alianzas con otros

actores. Las fundaciones y agencias de CIPD buscan cada vez

más esquemas y criterios que les permitan medir claramente el

impacto de su financiamiento. Buscan organizaciones

ciudadanas fuertes o fortalecer los criterios de los

financiamientos que otorgan, teniendo implicaciones

importantes para las organizaciones en su gestión y formas de

operación interna. Sin embargo, hay que decir que en pocos

casos la CIPD financia directamente el fortalecimiento

institucional de las OSC, mirado éste como un proceso

continuo.

7 Por “ambiente” entendemos el marco normativo, fiscal y de fomento a las organizaciones desociedad civil, en el que el financiamiento disponible para sus actividades es un ámbitofundamental.

40

Algunos de estos cambios en las OSC tienen que ver

incluso con cambiar de estrategia política. Cuando algunas

organizaciones de sociedad civil organizada comenzaron su

trabajo encaminado a la asistencia o al desarrollo de

proyectos locales concretos, se dieron cuenta de que su

trabajo no tendría repercusiones importantes si no se

generaban cambios en las políticas gubernamentales y se

vieron obligados entonces a cambiar sus objetivos y sus

estrategias. En muchos casos, este cambio implicó también

dejar de obtener financiamiento de algunas agencias o de

fuentes privadas que no querían comprometer su imagen y

tuvieron que emprender la búsqueda hacia otras fuentes de

financiamiento. No sólo la diversificación de fuentes es

necesaria cuando se quiere incidir en políticas públicas,

también el espacio de las alianzas es un espacio que se

afecta con el cambio de estrategia, de tal manera que en

muchas ocasiones se pueden contemplar las alianzas con

gobiernos —de los diferentes niveles— como alianzas clave

para el cumplimiento de los objetivos, así como las alianzas

con diferentes redes temáticas para permitir que se

fortalezca la estrategia.

Existen en México entre 20 mil y 35 mil organizaciones

sin fines de lucro de las cuales el 45% son organismos

filantrópicos, el 18% se concentra en desarrollo comunitario,

el 8% a temas de salud (CIVICUS; 2011). Así, el 38 % restante

se dedica a temas de investigación, medio ambiente y derechos

humanos. Esto deja ver que aún una importante cantidad de

41

organizaciones está en el ámbito de la asistencia o

filantropía.

La decisión de incidir en políticas públicas es un paso

que las organizaciones que lo deciden pueden dar de manera

natural a partir de ciertas alianzas o de cierta coyuntura en

el contexto político o bien, pueden planear para llegar a

construirse en organizaciones de incidencia (Tapia; 2010) Lo

cierto es que el cambio interno de las organizaciones cuando

deciden incidir en políticas públicas, se da fundamentalmente

en la metodología de planeación, en la forma de organización

interna y mecanismos internos de comunicación. Es necesario

revisar los objetivos que se persiguen, los indicadores que

ayudan a medirse a sí mismos, y claro, en la estrategia para

lograr los objetivos, metas y resultados que se ponen. Para

esto se han utilizado algunas metodologías específicas de

planeación y también se hace cabildeo sólo basándose en la

experiencia. En México se comenzó a utilizar la metodología

de Marco Lógico en la década de los 80 para planear proyectos

de desarrollo; algunas agencias de CIPD tanto oficiales como

descentralizadas europeas comenzaron a usar esta metodología

en la década de los 70. Actualmente es una herramienta que

utilizan muchas de las OSC ya sea asistenciales o de

incidencia en la planeación de proyectos, también se ocupan

el Project Managment y algunos otros software y metodologías de

planeación que se adecúan por los actores en función de sus

necesidades y su contexto para planear.

42

Lo que el Marco Lógico logró, a pesar de las

resistencias que generó y sigue generando, fue que la

planeación y la evaluación participativa se instalaran como

una forma de trabajo en las OSC (a veces con el Marco Lógico,

a veces sin él). Esto sin duda ayudó en gran medida a

profesionalizar a las OSC que con un magnífico trabajo, no

tenían un análisis y una sistematización del mismo. Sin metas

y objetivos claros a los cuales dar seguimiento en cierto

periodo de tiempo y sin hacer una evaluación analítica que

ayudara a tener claridad en los porqués del cumplimiento de

las metas y objetivos o no, se trabajó y se sigue trabajando

aún en muchos casos. Ayudó también sin duda, a que las

agencias y fundaciones de cooperación tengan más claridad en

los alcances y los impactos de los recursos que donan, así

como de los obstáculos que enfrentan las organizaciones para

desarrollar su trabajo. Es decir, la planeación y la

evaluación participativa apoyaron por un lado a dedicar un

tiempo a la reflexión sobre el trabajo propio, sobre sus

virtudes y sus vacíos, sobre escenarios, oportunidades y

desafíos, pero ayudaron también a mejorar el trabajo y a

fortalecerlo tanto en la CIPD como en las “contrapartes”. No

sólo eso, sino que además la planeación participativa

permitió tener la visión de todos los actores involucrados en

los proyectos, hacer que estos fueran más asertivos en su

alcance y que se dieran alianzas estratégicas entorno a

problemáticas comunes. Aun así, un estudio realizado por el

Grupo de Expertos en Evaluación del Comité de Ayuda al

Desarrollo de la OCDE (1997), señaló que el impacto del43

trabajo de las OSC en el desarrollo no estaba muy claro. El

estudio se basó en 60 informes, relativos a 240 proyectos en

26 países y realizó 13 estudios de caso en 13 países (Roche;

2004). Es decir, nuevamente, a pesar de que se apuntalan

proyectos estratégicos para cambiar las políticas

gubernamentales, no se apuntala permanentemente el

fortalecimiento de capacidades en los recursos humanos de las

OSC. Sino por el contrario, se destinan los fondos

exclusivamente a los proyectos con planeación participativa,

exclusivamente.

No obstante la capacitación de algunos (as) integrantes

de OSC en metodologías de planeación y evaluación, la

planeación clara de recursos en el tiempo, el análisis de

contexto para situar el rol de la organización en un momento

político, social y económico dado y el trabajo con todos los

actores involucrados, representó un gran avance para la

sociedad civil en la forma de instrumentar sus proyectos en

la década de los 80 y 90. La CIPD en general, la oficial y la

descentralizada, introdujeron una forma de medir los alcances

de los recursos destinados al desarrollo y esto representó

una ventaja tanto para los ejecutores de los proyectos como

para quienes financiaban —me refiero a las evaluaciones de

desempeño, de resultados y de impacto que la mayor parte de

las veces se negocian entre ambos actores. Además, al mismo

tiempo se construyeron cuadros técnicos en las OSC que han

sido un gran apoyo al trabajo de la CIPD en los países

latinoamericanos. Después de esta etapa, el financiamiento

44

destinado sólo a proyectos, para medir la eficacia de la

ayuda, ha dejado en gran medida, al fortalecimiento de las

capacidades de las OSC de lado.

Vale la pena destacar que la utilización del Marco

Lógico generó y sigue generando diferentes reacciones.

Algunas comunidades han decidió utilizar metodologías

propias, otras organizaciones usan metodologías que integran

algunos elementos del Marco Lógico y elementos propios, otras

han adoptado el Marco Lógico como propio, haciendo algunos

cambios, ya sea introduciendo sus propios indicadores u otros

elementos para la planeación como el análisis de teoría del

cambio institucional, mapa de actores, mapa de poder y otros.

En la competencia por los recursos de la CIPD entre las

organizaciones de la sociedad civil y en las organizaciones

sociales, surge lo que Chris Roche ha llamado el “Circulo

Vicioso de la Cooperación”, que consiste en : 1) Crecientes

presiones para que las OSC demuestren los resultados y el

impacto de su trabajo; 2) Mayor competencia entre las OSC y

más necesidad de lograr un perfil alto y cobertura

periodística para recaudar más fondos y así facilitar el

trabajo de incidencia política; 3) Falta de normas y

estándares profesionales en las organizaciones y 4)

Deficiente aprendizaje y rendición de cuentas (Roche; 2004).

Estos temas sin duda no se deben dejar de lado en el análisis

del papel de la cooperación internacional. Es importante para

entender desde otro ángulo a los actores, sus acciones y sus

alianzas. No sólo hablamos de objetivos de desarrollo, de

45

democracia, de instituciones, de contextos políticos,

económicos y sociales, hablamos también de lucha y

competencia por recursos y protagonismos que en algunos casos

dejan de lado la calidad del trabajo y sobre todo, el

objetivo estratégico.

7. Ambiente: Marco regulatorio, fiscal, políticas de Fomento a la Sociedad

Civil en México

En este apartado hablaremos de las condiciones del “ambiente”

favorable o no al desarrollo de una sociedad civil fuerte,

partiendo de asumir que una sociedad civil fuerte, genera

gobiernos fuertes y por lo tanto es capaz de contribuir a la

construcción de una sociedad con mejores condiciones de vida.

Por “ambiente” entendemos en este cuaderno, las políticas,

fiscales y financieras, los espacios administrativos y las

leyes nacionales e internacionales que fomentan y fortalecen

las actividades de la sociedad civil y que les permiten

construir de manera autónoma, creativa e inteligente.

El régimen político en México, como se mencionó en el

primer apartado, actualmente tiene un marco jurídico que

permite a las OSC y los movimientos sociales plantear sus

posicionamientos, sus críticas y sus propuestas. Esto sin

duda ha sido un logro que partió de las demandas de las

organizaciones y movimientos. Aún falta mucho por hacer, sin

embargo, se pueden mencionar dentro de este marco a la Ley de

Fomento de las Actividades de la Sociedad Civil, las

constituciones de las entidades federativas que contemplan la

participación de actores no gubernamentales, y el municipio,46

que contempla la participación de la sociedad civil en sus

Consejos y órganos de gobierno. Otra cosa es que estos

espacios funcionen de manera que realmente se puedan

construir políticas públicas de manera conjunta sociedad

civil – gobiernos. Eso es parte del análisis que toca

realizar en este espacio.

En cuanto al ámbito fiscal, recientemente se puede

hablar de un logro: en octubre del 2011 ante la demanda de un

grupo de organizaciones de sociedad civil, entre ellas

Alternativas y Capacidades, A.C., la Cámara de Diputados

aprobó que en la Ley de Ingresos de la Federación se

incluyera un mandato para el Sistema de Administración

Tributaria (SAT) para permitir otorgar recibos deducibles de

impuestos a las instituciones que realizan las siguientes

actividades:

-Asistencia social, conforme a lo establecido en la Ley Sobre

el Sistema Nacional de Asistencia Social y en la Ley General

de Salud

-Cívicas, enfocadas a promover la participación ciudadana en

asuntos de interés público

-Apoyo para el desarrollo de los pueblos y comunidades

indígenas

-Promoción de la equidad de género

47

-Aportación de servicios para la atención a grupos sociales

con discapacidad

-Promoción del deporte

-Apoyo en el aprovechamiento de los recursos naturales, la

protección del ambiente, la flora y la fauna, la preservación

y restauración del equilibrio ecológico, así como la

promoción del desarrollo sustentable a nivel regional y

comunitario, de las zonas urbanas y rurales

-Promoción y fomento educativo, cultural, artístico,

científico y tecnológico

-Fomento de acciones para mejorar la economía popular

-Participación en acciones de protección civil

-Prestación de servicios de apoyo a la creación y

fortalecimiento de organizaciones que realicen actividades

objeto de fomento por esta ley

-Promoción y defensa de los derechos de los consumidores

Sin duda esto ha favorecido a aquellas organizaciones

que realizan estas actividades pues pueden diversificar sus

fuentes. El financiamiento público dirigido a las OSC, por

otro lado, aún a pesar del reconocimiento de las

organizaciones de la sociedad civil como un actor de interés

público a partir de la creación de la LFOSC, es muy escaso en

México. La mayor parte de los recursos de las OSC vienen de

48

donaciones individuales y en segundo lugar de fondos públicos

(CIVICUS; 2011). La CIPD aparece en un sexto lugar después de

las fuentes privadas nacionales.

En el 2013 hay una discusión pública sobre lo que ha

implicado la Ley de Fomento a las Actividades de la Sociedad

Civil. Lo que se discute es que la Ley fomenta las

actividades que realizan las organizaciones de la sociedad

civil y no fomenta a las organizaciones de este sector. Por

otro lado, si bien se ha otorgado la posibilidad de que

algunas organizaciones de la sociedad civil reciban recibos

de deducibilidad, incluyendo diversas actividades, el

cabildeo legislativo aún no está incluido en esta lista de

actividades. Lo anterior para decir que, un régimen

democrático no sólo debe permitir que las diferentes voces se

escuchen y participen en la creación de políticas públicas,

sino que debe permitir que la ciudadanía crezca y se

fortalezca en todos los ámbitos específicos en los que ésta

participa y no condicionar sus actividades.

La participación crítica como una forma de

fortalecimiento del Estado, ha sido difícil de concebir en

México por los gobiernos de diferentes partidos. Los

mecanismos que incluyan a las diferentes voces en la toma de

decisiones aún no se construyen desde una ingeniera

institucional que tenga tal objetivo. La existencia de

Consejos de sociedad civil en las instancias gubernamentales

o las consultas temáticas con la sociedad civil, han sido las

formas de intentar incluir a las diferentes voces desde los

49

gobiernos, cayendo en convertirse en espacios de legitimación

de políticas gubernamentales. Sin duda uno de los problemas

en la creación de políticas públicas, es decidir qué es el

“bien común” de manera colectiva en problemáticas específicas

—con todos los intereses que se tensionan al construir lo

público—. Para Wayne Parsons (2007), lo público se define de

la siguiente manera: “…aquella dimensión de la actividad

humana que se cree que requiere la regulación o intervención

gubernamental o social, o por lo menos la adopción de medidas

comunes”.

Así, la gobernabilidad debe ser entendida como: “un

estado de equilibrio dinámico entre el nivel de las demandas

societales y la capacidad del sistema político

(estado/gobierno) para responderlas de manera legítima y

eficaz” (Camou; 2001, pp36).

Pero también dice Wayne Parsons (2007), debe entenderse

como un paradigma: “el conjunto de respuestas

institucionalizadas (ideas, valores, normas, prácticas) que

una comunidad política sustenta en pos de resolver (y

aceptar) ciertas soluciones a sus problemas de gobierno”

(pp11). Ello permite superar una lectura dicotómica

(gobernabilidad versus ingobernabilidad) y analizar grados y

niveles de gobernabilidad involucrando en la definición una

“serie de ‘acuerdos’ básicos entre las élites dirigentes

(...) en torno a tres ámbitos principales (...) el nivel de

la cultura política (...) el nivel de las reglas e50

instituciones del juego político (... y) acuerdos en torno al

papel del Estado y sus políticas públicas estratégicas”

(pp11)

Es difícil encontrar gobiernos capaces de trabajar con

las críticas de las organizaciones de la sociedad civil e

impulsarlas, fortalecerlas y darles cauce; es difícil también

encontrar sociedades civiles maduras, capaces de establecer

diálogos en el disenso e impulsar propuestas con base en una

negociación encaminada al bien común y no sólo a una visión

de la realidad. Los intereses de poder que existen tanto en

los gobiernos como en la sociedad civil y los movimientos

sociales y generan una disrupción importante para generar

políticas públicas. Sin embargo, no podemos decir que no hay

casos que pueden demostrar la posibilidad de hacerlo.

Los marcos jurídicos, fiscales, políticos e

institucionales construidos de manera participativa, abrirían

la posibilidad de generar mayores consensos y legitimidad en

la sociedad, el diálogo genera apropiación por parte de los

actores involucrados. En el caso que nos ocupa, tenemos a

tres actores relevantes que intentan acordar para tener voz

en lo público: Las organizaciones de sociedad civil, los

gobiernos locales y la Cooperación Internacional para el

Desarrollo. Su apuesta común: el desarrollo desde lo local.

En el caso de México, las OSC han podido influenciar,

con muchos retos por delante aún, el marco jurídico y el

51

fiscal para su mejor funcionamiento. El marco institucional,

el financiero y el político aún deben mejorar en sus formas

de fomentar a las OSC. Como hemos mencionado anteriormente,

los métodos de mesas de diálogo entre diferentes actores y de

consultas públicas o temáticas no son desdeñables, pero no

reemplazan a lo que debería ser una ingeniería institucional

para construir políticas públicas y no políticas

gubernamentales. El análisis institucional en México,

referido a la recepción, sistematización y ordenamiento de

las demandas de la ciudadanía en general y de la sociedad

civil organizada, permite ver que no hay una lógica uniforme

en las instancias federales para generar diálogos políticos

con diferentes actores de sociedad civil, que deriven en

políticas públicas. Sólo al hacer el recorrido por las

instancias de vinculación con la sociedad civil de cada una

de las secretarías de gobierno, es evidente que no hay una

política de Estado destinada al fortalecimiento del diálogo

con sociedad civil y mucho menos del fortalecimiento de su

quehacer en el ámbito público. Este hecho sin duda se debe de

enmarcar en la ingeniería institucional de las instancias

públicas. La capacidad institucional de los gobiernos es

determinante para su actuación con otros actores y por lo

tanto referida a la capacidad de interactuar y de fortalecer

a la sociedad civil.

El análisis del ambiente en el que las OSC se

desarrollan, está completamente determinado también por la

capacidad institucional de los gobiernos y ambas son

52

indispensables para la eficacia de los recursos destinados al

desarrollo. Entendemos en este cuaderno que la capacidad

institucional destinada al buen gobierno (tanto de gobiernos

como de OSC) debe tener en cuenta tres factores clave

(Ospina; 2002, pp4): 1) El desarrollo de los recursos

humanos, 2) Sistemas de gestión adecuados y 3) Tener en

cuenta el contexto macro.

La actuación de los funcionarios públicos, la cultura

que envuelve su actuación es una de las determinantes en los

resultados, pero no la única. La teoría del desarrollo

organizacional ha pasado por el enfoque en la gestión a la

gestión encaminada a resultados. (Ospina; 2002 pp6) y es ahí

en donde los tres factores antes mencionados hacen sentido de

manera conjunta, en los resultados. Es decir, podemos poner

la fórmula de la siguiente forma: a mayor capacidad

institucional, mayor nivel de gobernanza. En este aspecto,

hay que destacar que el fortalecimiento de las capacidades

del recurso humano, su capacitación y sensibilización es

fundamental.

Entonces, el fortalecimiento de las capacidades

institucionales en el gobierno, es un factor clave para el

fortalecimiento de la sociedad civil. Tenemos dos ámbitos que

interactúan constantemente y cuyo cambio institucional es

clave hacia la construcción de gobernabilidad. Uno de los

retos de la sociedad civil es la construcción de capacidades

en las organizaciones, la gestión del cambio constante, la

búsqueda de cambios legislativos y en políticas públicas.

53

Estas características que distinguen el trabajo de las

organizaciones de sociedad civil, hacen necesario el

surgimiento de nuevas categorías conceptuales de

fortalecimiento institucional, que no se encuentran en las

concepciones de desarrollo organizacional tradicional. Las

OSC no son empresas ni son gobierno, son algo diferente y por

lo tanto su fortalecimiento debe contemplar factores

específicos. Aunque las organizaciones no lucrativas realizan

su trabajo en un marco económico capitalista que domina las

relaciones de producción, también se encuentran, en el caso

de México, en un contexto político democrático, que permite

la opción de generación de políticas públicas. El desarrollo

organizacional en las OSC necesita una nueva categoría

conceptual, constituye en sí mismo una estrategia para

generar, desarrollar y sustentar capacidades de innovación

que fomenten el empoderamiento innovador de la ciudadanía así

como su participación en políticas públicas y su interacción

con entidades empresariales, municipales, agencias

internacionales de desarrollo, etc.

Otro factor fundamental para el fortalecimiento del las

OSC es la accesibilidad a los recursos financieros. Los

recursos financieros son fundamentales y estratégicos, por un

lado para desarrollar autónomamente sus actividades, sin

sometimiento a líneas de intereses de poder, pero por otro

para el fortalecimiento de sus capacidades institucionales.

Hemos hablado de la necesidad de que las capacidades

institucionales de los gobiernos se fortalezcan para poder

54

construir espacios de gobernabilidad. Especificando, según

Ospina, en tres aspectos fundamentales: recursos humanos,

gestión y contexto macro. En el caso de las OSC, también se

deben tomar en cuenta estos tres aspectos y para fortalecer a

los dos primeros, los recursos económicos son clave, y

viceversa, es decir, para que los recursos destinados al

desarrollo sean eficaces, es necesario tener actores fuertes.

El marco normativo en México para el financiamiento a

las OSC es difuso y disperso. En el marco de sus actividades

específicas, las OSC pueden recibir recursos del DIF (Sistema

Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia), y de

cada una de las dependencias públicas de los diferentes

ámbitos de gobierno. Sin embargo, a partir de 1992, se ha

hecho en un marco relativamente más institucionalizado, a

partir del Fondo de Coinversión Social y a partir del 2001,

del Programa de Coinversión Social que en ese momento sólo se

operó en la Ciudad de México y que actualmente está

localizado en el Instituto Nacional para el Desarrollo Social

(Indesol) (Tapia et al; 2009, pp 10).

En México se encuentran registradas como Asociaciones

Civiles alrededor de cuarenta y un mil organizaciones de

sociedad civil, de las cuales en el 2011 cerca de seis mil

tenían registro como donatarias autorizadas (registro ante el

Sistema de Administración Tributaria que permite entregar

recibos para deducibilidad de impuestos). De estas cuarenta y

un mil, cerca de quince mil tienen CLUNI (registro que otorga

el Indesol para ser candidatos a recibir apoyos

55

gubernamentales) (ITAM; 2011). En realidad es muy poca la

cantidad de organizaciones no lucrativas que hay por

habitante en México (alrededor de una por cada tres mil

habitantes), lo cual resulta alarmante en términos de la

capacidad y fortaleza de la sociedad civil; sin embargo, la

información sobre los fondos públicos que reciben estas

organizaciones —alrededor del 22% del total de sus recursos

en promedio (CIVICUS; 2011, pp35) resulta aún más preocupante

cuando se revisan los términos en los que se otorgan esto

recursos: convocatorias que no siempre son públicas, sino

discrecionales en muchos de los casos, retraso en la entrega

de los recursos, poco tiempo para ejercer los recursos,

formas de comprobación demasiado rigurosas, etc. (Tapia, et al;

2009).

Desde una perspectiva ideal, los fondos públicos

deberían de ampliarse y redireccionarse de manera clara,

transparente y efectiva. Las convocatorias deben de ser

públicas, transparentes, imparciales, que no interfieran en

la autonomía de las organizaciones, que sean efectivas y que

generen el impacto para el cual están destinados (Tapia, et al;

2009, pp 22).

Así, con los diferentes factores del ambiente en el que

las OSC se desenvuelven, se complejiza la capacidad de su

actuación, haciéndose necesaria y urgente la conciencia por

parte de otros sectores de que tener una sociedad civil

fuerte, genera gobiernos y Estados fuertes, gobernanza y

confiabilidad entre actores.

56

57

Capítulo II. Las OSC y el Desarrollo Local en México

1. El Desarrollo Local y los Actores Locales.

De una descripción general de dos de los principales actores

que abordamos en este cuaderno, nos ubicamos ahora en el

marco de la participación de los actores locales como eje

fundamental del desarrollo, es decir, ubicamos a los actores

en la necesaria articulación entre sociedad y economía,

tecnología y cultura y vocación del territorio, pues sólo así

puede realizarse más eficaz y equitativamente el

reforzamiento de la sociedad local y sus instituciones

políticas (Borja y Castells; 1997).

A pesar de que el discurso de la Organización

Internacional del Trabajo (OIT) y de la Conferencia de las

Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD)

fue, desde la década de los setenta, encaminado a centrar los

esfuerzos en los actores locales (Borja y Castells; 1997),

las estrategias macro, tanto del Estado de Bienestar como el

ajuste estructural, apostaron a la política macro como la

generadora de desarrollo. Desde esta visión hegemónica, la

mano invisible del mercado, generaría distribución del

ingreso y produciría la demanda en las regiones menos

favorecidas. Se generaría un espíritu de competencia entre

las regiones que promovería al mismo tiempo una visión

empresarial y generaría competitividad local. Sin embargo, el

58

creciente abismo económico y social que han generado estas

políticas entre las regiones de un mismo país, así como entre

los países pobres y los países ricos ha hecho que la teoría

del desarrollo comience a dar un intenso viraje hacia mirar

con detenimiento las alternativas locales.

Tanto la esfera local, como la cosmovisión comunitaria y

la esfera cotidiana, comienzan a recuperar sentido en las

nuevas estrategias de desarrollo. Los actores locales han

hecho oír su voz en diferentes espacios de toma de decisión y

sus estrategias han sido analizadas y bien valoradas en la

generación de desarrollo local.

¿Qué entendemos por desarrollo local?: “un proceso en el

cual se organizan el gobierno local y la comunidad —

pobladores, trabajadores, productores y empresarios— para

promover el crecimiento económico de una área geográfica

específica con el objetivo de mejorar la calidad de vida de

los habitantes; dicho proceso se sustenta en la creación de

un espacio óptimo para la actividad empresarial, y en la

adopción del concepto de una sociedad sustentable” (Sánchez

Bernal; 2004). Resaltando la importancia del territorio en la

generación de desarrollo local y de la visión comunitaria

para el desarrollo comunitario, vistas ambas como visiones y

estrategias complementarias.

El reconocimiento del espacio territorial como factor

fundamental a tomar en cuenta en las estrategias de

59

desarrollo, así como la creciente necesidad de replantearse

el desarrollo de forma sustentable (Informe Brundtland;

1987), es decir, un modelo que entiende que la satisfacción

de las necesidades del presente no debe comprometer la

posibilidad de las futuras generaciones de satisfacer las

suyas, favorecieron la concepción de la teoría del desarrollo

local. Por otro lado también, para los actores locales ha

sido vital la necesidad de reivindicar la identidad local

frente a un modelo global, reivindicar una identidad

cultural, histórica, social, política, incluso económica, con

formas y caminos particulares y propios.

A pesar de que los Estados nacionales contribuyen de

cierta forma a la construcción de una identidad común entre

individuos con el mismo idioma, en un mismo territorio y con

símbolos que los unifican, los Estados nacionales, se

construyeron sobre la anulación de identidades étnicas. Ante

esta situación, la identidad local brinda la posibilidad de

recuperar la particularidad, la identidad primaria y con las

estrategias de desarrollo local, se potencia la posibilidad

de independizar las formas de trabajo y la economía, de las

estrategias nacionales y globales.

Por el nivel de cercanía con la población, los gobiernos

locales son unidades estratégicas frente a la forma de

operación de gobiernos nacionales y de organismos

internacionales. “La importancia estratégica de lo local como

centro de gestión de lo global en el nuevo sistema tecno-60

económico puede apreciarse en tres ámbitos principales: el de

la productividad y competitividad económica, el de la

integración sociocultural y el de la representación y gestión

políticas” (Borja y Castells; 1997).

Para Borja y Castells, son cuatro los temas que confluyen

en el fortalecimiento del desarrollo local, a saber: 1)

Democratización (entendida ésta no sólo como la democracia

representativa encarnada en las votaciones libres y secretas,

sino como la participación plena de la ciudadanía informada,

particularmente de actores clave, en los asuntos públicos),

2) Descentralización o fortalecimiento del federalismo, 3) Desarrollo

Informacional (entendido como procesos de transparencia y

generación de información que contribuyan a la formación de

una ciudadanía responsable), y 4) Integración cultural.

En este sentido, es importante tener clara la interacción

de los espacios político, cultural y económico y de estos con

el espacio internacional, con los paradigmas del desarrollo.

Al respecto Enrique Cabrero señala: “Además la categoría de

transformación permite incluir como un proceso conjunto otras

dimensiones que influyen en ocasiones de manera determinante

en el sentido y el ritmo del cambio político, nos referimos

tanto al cambio económico y las evoluciones sociales en torno

a éste como a la influencia internacional en los procesos

internos de cambio…” (Cabrero; 2004).

61

Además, teniendo presente que los actores que confluyen

en el desarrollo, particularmente en el desarrollo local se

han diversificado y las estrategias de carácter horizontal

han comenzado a ser un elemento fundamental en la elaboración

de políticas públicas, la capacidad institucional de los

gobiernos, a la que nos referimos con anterioridad, es básica

en la construcción de espacios que ordenen la demanda y la

propuesta. Al respecto Cabrero (2004, pp37) recurre a Duran y

Thoenig para fundamentar la generación de espacios

institucionalizados para la confluencia de actores y de

consensos y les llama espacios “ordenados y ordenadores de la

construcción cooperativa de la acción pública”.

Las propuestas al desarrollo generadas desde las

diferentes teorías del desarrollo que han integrado las

demandas de los diferentes actores locales, los procesos

democráticos y culturales han sido retomadas por las

instituciones internacionales para la generación de

estrategias de desarrollo en los países del Tercer Mundo. Las

estrategias de desarrollo “Top – Down” generadas desde el

centro tienden a disminuir. Se ha cuestionado el que enormes

sumas de recursos destinados al desarrollo no han dejado ver

resultados satisfactorios. En general actualmente se puede

hablar del comienzo de un paradigma en el que actores,

financiadores y gobiernos participan en la generación de

políticas y programas de desarrollo. La construcción de

estrategias participativas entre diferentes actores, con

perspectiva de desarrollo local, comunitario y sustentable es62

ya un hecho en algunos lugares de México, sin embargo, son

aún pocos.

El desarrollo local generado a partir de necesidades y

capacidades locales, sustentable y comunitario ha sido

concebido fundamental en las estrategias de desarrollo frente

al proceso de globalización avasallante. La participación de

los gobiernos locales al lado de otros actores clave, es

fundamental en la “acción pública local” (Cabrero; 2004,

pp37).

En este sentido es importante resaltar el vínculo de las

tendencias de la CIPD con la generación de pensamiento

teórico sobre el desarrollo y sobre el desarrollo local; la

OCDE coloca entre sus tendencias los siguientes lineamientos

(OCDE; 2012):

Hacer participar a las organizaciones de la sociedad civil

y asociaciones de negocios en los niveles local, nacional,

regional e internacional en iniciativas para mejorar las

condiciones sociales.

Ante el agravamiento del desempleo explorar nuevos

mecanismos institucionales a fin de proporcionar bienes y

servicios básicos a las personas que no tienen acceso a

puestos de trabajo.

Mantener la estabilidad social en las regiones de

desarrollo para impedir migraciones internacionales

(programas para reducir el crecimiento demográfico,63

combatir la pobreza, fomentar los derechos humanos y

mejorar la situación de la mujer).

La prestación de asistencia técnica y financiera para

fomentar el crecimiento económico y la mejora social.

Establecimiento y fortalecimiento de instituciones en

países en desarrollo, lo que incluye la creación de la

capacidad para la elaboración de política gubernamental en

materia de política social y el fortalecimiento de las

prácticas e instituciones democráticas.

Al colocar la mirada en los actores locales, han surgido

diferentes análisis en función del desarrollo generado desde

adentro. Uno de ellos dio pie a la teoría del capital humano, que

intenta explicar gran parte de las causas de las diferencias

en el crecimiento entre regiones a partir de la disparidad en

las capacidades de los individuos, como la falta de educación

de las personas, la falta de una buena alimentación, de

condiciones de saneamiento —lo que afecta considerablemente a

la salud y por lo tanto al rendimiento intelectual y físico.

Así, las políticas construidas en las Instituciones

Financieras Internacionales han fundamentado las políticas de

focalización8 en el concepto de “capital humano”9, en el mismo

sentido que las agencias de cooperación internacional se han

volcado en el apoyo a los actores locales para capacitación

básica y técnica. Además, la tendencia de vincular a las8 De esto hablo en párrafos anteriores al referirme a las políticas de ajuste estructural de2ª generación. En el caso mexicano, la política en la que es evidente esta línea han sidolos programas federales de combate a la pobreza “Progresa” 1994 – 2000, “Oportunidades” 2000– 2006 y 2006 – 2012 “Oportunidades” como parte de un Programa denominado “Vivir Mejor”.9 Pierre Bourdieau, sociólogo francés del siglo XX acuña el término de capital humano porprimera vez, desarrollándolo desde la sociología de la educación.

64

instituciones educativas con los gobiernos locales, así como

con el sector privado local se ha incrementado en aras de

fortalecer las economías locales y hacer eficiente el trabajo

productivo. Existen muchas críticas a la teoría del capital

humano, tal vez la principal es que la inversión siempre se

da en busca de obtener un beneficio, mientras que la

educación, la salud, la alimentación no debería contemplarse

como una inversión, sino como un derecho inalienable a las

personas, tal y como las Naciones Unidas lo concibe. En

América Latina la mayor parte de políticas de la Banca

Multilateral de Desarrollo (BMD) para la “reducción de la

pobreza”, se han instrumentado con la perspectiva de capital

humano.

En esta línea de análisis sobre los actores locales,

surge, incluso antes de la teoría del capital humano, el

concepto de “capital social” (Putzel; 1997). El capital

social es un término acuñado por Robert Putnam que se refiere

a las “redes de confianza y normas que facilitan la

coordinación y la cooperación social para beneficio mutuo”.

Putnam analizó la naturaleza y la intensidad de las formas de

interacción social en diferentes partes de Italia, con base

en la hipótesis de que éstas facilitan la gobernabilidad y el

desarrollo: “el capital social acuerpado en normas y redes de

vínculos civiles parece ser una precondición para el

desarrollo económico así como para un gobierno efectivo”. En

el estudio que realizó Putnam, contrastó la región Sur de

Italia con la región Norte, particularmente en los gobiernos65

regionales establecidos a partir de los años setenta. Las

áreas “menos cívicas” de Italia fueron los más tradicionales

pueblos del Sur, mientras que los pueblos del Norte de Italia

eran pueblos con una tradición cívica más arraigada. La

conclusión a la que Putnam y su equipo llegaron fue que un

factor clave tanto en el ámbito participativo como en el

socioeconómico es lo que ellos denominaron “civic involvement”

(Harris y De Renzio; 2001).

El “capital social” se fundamenta en condiciones

estructurales de la sociedad, sin embargo algunos autores se

refieren a condiciones externas deliberadas que pueden

generar “capital social” como las acciones que generan las

Organizaciones de la Sociedad Civil y la Cooperación

Internacional.

2. El Municipio en México

En los capítulos anteriores ya hemos hablado de dos de los

actores clave para el desarrollo local. Es momento de abordar

al tercer actor clave en este ámbito: El Municipio. ¿Qué es

el Municipio? ¿Por qué se aborda en este cuaderno? En el

análisis de las alianzas entre organizaciones de la sociedad

civil y los municipios en proyectos de desarrollo local con

la participación de la CIDP, además de recorrer la historia

de esta última y de las OSC, es fundamental en tener claridad

de la historia del municipio en México, de su construcción en

el imaginario popular y de su alcance en el desarrollo local.66

El Municipio es la célula básica de la organización política

y administrativa de nuestra sociedad. En México refleja tanto

las formas tradicionales e históricas de las maneras en las

que el pueblo se relaciona con sus autoridades y las designa,

así como también es un reflejo de las instituciones españolas

en la época de la conquista, y también lo es de la

jurisprudencia romana en las instituciones en México. De esta

forma, se pueden ubicar los orígenes del Municipio en México

tanto en el Calpulli prehispánico10, como en el ayuntamiento

español ubicado en la Nueva España y claro, también en la

figura jurídica romana. El primer ayuntamiento establecido en

México fue en la Villa de la Vera Cruz, a la llegada de

Hernán Cortés. Más tarde en la división del territorio en

México, los españoles tomaron como antecedente ciertas

entidades precortesianas, la llamada división antigua, a las que

se añadieron las conquistas militares realizadas a través de

las llamadas capitulaciones reales. Finalmente se hizo la división

en provincias internas de oriente y occidente y mediante la

ley se constituyó como la organización territorial de la

administración colonial. (Vallarta Plata; 2002, pp. 550)

Durante casi todo el periodo colonial el ayuntamiento

estuvo subordinado al Estado Español; a fines del siglo XVIII

y principios del XIX, el Municipio fue impactado por la

revolución de independencia, iniciando ahí el marco jurídico

para la operación del ayuntamiento.

10 “Durante su largo peregrinar en busca del territorio prometido, los aztecas se dividieronen clanes familiares llamados Calpulli, los cuales servían no sólo como un grupo relativamenteautónomo de caza y recolección, sino que fueron también la unidad política y social básicade la tribu.” (López Chavarría; 2002, pp. 339)

67

El ayuntamiento se integraba entonces por: alcalde o

alcaldes, regidores, un procurador síndico, presididos por el

jefe político o el prefecto donde lo hubiese, que era el

representante del gobierno central en el departamento o

partido. Las atribuciones del ayuntamiento eran administrar

en áreas de salubridad, orden público, instrucción primaria,

beneficencia, obras públicas, cárceles municipales. Sin

embargo, estas atribuciones estaban limitadas, debido a la

sujeción de los jefes políticos y diputados respectivamente.

Los ayuntamientos fueron los principales protagonistas del

proceso para la conformación del Congreso constituyente del

nuevo Estado mexicano. Es entonces cuando se puede hablar ya

de la existencia del municipio con la denominación de

“mexicano”. En este momento las formas de instrumentación del

Ayuntamiento eran —y siguen siendo— híbridas, es decir con

una fuerte influencia de usos y costumbres indígenas y

mestizas cercanas a lo que fue el Calpulli.

En 1824 se aprobó el Acta Constitutiva de la Federación

Mexicana, estableciéndose la República Federal en el artículo

IV que manifestó: La Nación Mexicana adopta para su gobierno la forma

de república representativa, popular y federal. Con 19 estados, 4

territorios y un Distrito Federal.

Más tarde, las leyes de 1836 consagraron

constitucionalmente a los ayuntamientos, disponiendo que

fueran popularmente electos y los hubiera en todas las

capitales de los departamentos, en los puertos con más de

4,000 habitantes y en pueblos con más de 8,000. En este68

régimen centralista se incorporó al Distrito Federal, al

Departamento de México. Por Decreto del 22 de agosto de 1846

se restableció el Distrito Federal y sus ayuntamientos,

funcionando hasta el 21 de septiembre de 1853, en que Santa

Ana dispuso que el Distrito Federal se convirtiera en

Distrito de México. Ya en la Constitución de 1857se precisó

la organización del país, no de forma centralista sino en

forma de república representativa democrática, federal y

popular. En el artículo 72 de ésta se menciona que se elegirá

popularmente a las autoridades públicas municipales y

judiciales; el artículo 31 menciona que todo mexicano debe

contribuir a los gastos de la Federación, Estado o Municipio,

así que estos últimos podían exigir impuestos para sus

funciones y cierta independencia económica; el artículo 36

establecía la obligación de todo ciudadano de inscribirse en

el padrón de su municipio. De tal manera que los estados de

la federación normaban y reglamentaban sus respectivos

regímenes municipales.

Luego, en 1897, se publicó la Ley General de Ingresos

Municipales, en la que se establecieron fuentes de ingreso

para el Municipio que son la base de las actuales: rentas

propias, impuestos municipales, impuestos federales,

subvenciones del gobierno federal, e ingresos

extraordinarios. En 1903 la organización constituía a los

prefectos como los jefes de todos los servicios en las

municipalidades y estaban subordinados al gobierno del

estado. La autonomía y libertad del Municipio no existían

69

entonces; quienes determinaban verdaderamente las elecciones

y otras actividades locales eran los jefes políticos.

(Vallarta Plata; 2002, pp. 552)

Para algunos historiadores, la libertad municipal fue

una de las causas por las que se luchó durante la revolución

de 1910. En el Plan del Partido Liberal Mexicano, el 1º de

julio de 1906 se propuso consagrar la libertad municipal; en

los artículos 45 y 46 del Plan del Partido Liberal Mexicano

se señalaba la supresión de los jefes políticos, la

reorganización de los municipios que habían sido suprimidos y

el restablecimiento del poder municipal. En 1911, en el Plan

de Ayala, Emiliano Zapata dictó la Ley General sobre

Libertades Municipales en el estado de Morelos, Ley que

reglamentó la autonomía política, económica y administrativa

del municipio. Más tarde en 1914, en el Plan de Guadalupe, se

dan medidas para el establecimiento de la libertad municipal

de forma constitucional. Es el Congreso Constituyente de 1916

y 1917 el que aborda la elaboración del artículo 115 de la

Constitución, que trata de la organización de los estados y

de los municipios hacia la conformación de la Constitución de

1917. El 1º de mayo de 1917 se inicia la vigencia de la

Constitución, ocupando el municipio un sitio muy destacado en

la vida política, jurídica, económica y social de México

(Vallarta Plata; 2002, pp. 552)

Es importante mencionar como en esta constitución del 17

ya se habla del Municipio Libre como la base de la

organización política y de la administración pública de los70

estados, adoptando para su régimen interior la forma de

gobierno republicano, representativo y popular, teniendo como

base de su división territorial y de su organización política

y administrativa al Municipio Libre, conforme a tres bases:

I.- Cada municipio será administrado por un ayuntamiento

de elección popular directa y no habrá ninguna autoridad

intermedia entre éste y el gobierno del estado.

II.- Los municipios administrarán libremente su

hacienda, recaudarán todos los impuestos y contribuirán

al gasto público del estado en la proporción y término

que señale la legislatura local.

III.- Los municipios estarán investidos de personalidad

jurídica para todos los efectos legales.

Sin embargo, la reforma de 1983 al artículo 115,

fundamenta jurídicamente los siguientes aspectos del

Municipio:

a) Facultad a los congresos de los estados para resolver

sobre la desaparición de los ayuntamientos o de algunos

de sus miembros, previa garantía de audiencia.

b) Existencia de regidores de representación

proporcional.

c) Entrega de participación sin condiciones por los

gobiernos de los estados.

71

d) Cobro del impuesto predial por los ayuntamientos.

e) Facultades a los ayuntamientos para zonificación y

determinación de reservas ecológicas.

f) Se ampliaron las facultades reglamentarias a los

ayuntamientos.

g) Normar la relación entre los ayuntamientos y sus

empleados.

h) Elaboración de presupuesto de egresos para los

ayuntamientos.

i) Determinación de los servicios públicos.

Más tarde, en 1989 se creó el Centro Nacional de

Desarrollo Municipal con el objeto de apoyar a los gobiernos

municipales en sus tareas de la administración pública y

gestión de los servicios públicos, transformando el Centro

Nacional de Estudios Municipales de 1983, que tenía como

función principal el estudio y la aplicación del artículo 115

constitucional. El Instituto Nacional para el Federalismo y

el Desarrollo Municipal (INAFED) es actualmente el organismo

encargado del fortalecimiento del federalismo en México. Con

2,435 municipios, México enfrenta una amplia complejidad, con

diferentes características y problemáticas en las capacidades

de sus municipios, México es un país con grandes retos

políticos, culturales, sociales y económicos en el ámbito

local y en el nacional y el Municipio es un espacio con un

72

amplio potencial de resolver estos retos a nivel micro, pues

contempla la participación de los habitantes de manera amplia

en sus Consejos Municipales de Desarrollo Social o Comités de

Planeación para el Desarrollo Municipal (COPLADEM), lo que

podría considerarse como una virtud.

Además, las formas participativas de sus consejos,

responsables de tomar las decisiones sobre el Fondo para la

Infraestructura Social Municipal, con base en la Ley de

Coordinación Fiscal (en el artículo 33) establecen que los

recursos del Fondo para la Infraestructura Social (FAIS) “se destinarán

exclusivamente al financiamiento de obras,

acciones sociales básicas y a inversiones que beneficien directamente a sectores de

su población que se encuentren en condiciones de rezago social y pobreza

extrema en los siguientes rubros:

a) Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social

Municipal: agua potable, alcantarillado, drenaje y

letrinas, urbanización municipal, electrificación rural

y de colonias pobres, infraestructura básica de salud,

infraestructura básica educativa, mejoramiento de

vivienda, caminos rurales, e infraestructura productiva

rural. (Ramo 33, Subsidios y Reglas de Operación)

Es decir, los Consejos tienen la capacidad de decidir

sobre los rubros que el Fondo de Aportaciones señala y

también un factor importante en este tema es que los y las

funcionarias del Municipio son gente de la localidad, lo que

permitiría suponer que esta situación coloca, de alguna

73

manera, a los funcionarios a una toma de decisiones cercana a

demanda reales y sentidas de la población.

No obstante lo anterior, hay una gran necesidad de

fortalecer las capacidades del Municipio y de controlar o

acotar las posibilidades de monopolización de la toma de

decisiones. Este espacio es un espacio privilegiado para la

construcción de democracia en México.

3. La CIPD, el Municipio, y la Participación Ciudadana en el

Desarrollo Local

Después de haber colocado en el contexto a las políticas

económicas enfocadas en el nivel local y a ciertos actores

clave, no queda duda de que los gobiernos locales son

protagonistas de su propio desarrollo al lado de los actores

locales.

Cada entidad federativa en México tiene las bases

institucionales que permitirían adoptar de forma diferente

las diversas demandas de la ciudadanía y por lo tanto, que

permiten construir mecanismos de participación ciudadana que

garanticen que las voces de la ciudadanía están siendo

incluidas. Bien sea porque son administraciones demócratas,

bien sólo por mandato o por necesidad de legitimación, pero

los mecanismos de participación están institucionalizados en

el ámbito local. La participación ciudadana es un mandato

legal —en la constitución de cada estado así como en las

leyes orgánicas municipales está contemplada— y se constituye

formalmente en los Comités de Planeación para el Desarrollo74

Municipal (COPLADEM) y en las diferentes formas que los

Ayuntamientos deciden de manera muy particular con su

ciudadanía.

En el análisis que hace Camou sobre gobernabilidad, la

existencia de espacios institucionales de diálogo y

participación es básica y fundamental para que se de ésta.

Sin embargo incluye también lo que él llama “cultura

política”, y “campos de acción gubernamental”, refiriéndose

al campo económico, político y social. Estos pueden tener una

articulación adecuada si se sustentan en “una serie de

acuerdos básicos entre las élites dirigentes y una mayoría

significativa de la población” (Camou; 2001, pp 51) Si se

logra esto de manera institucional, se reduce la

incertidumbre y se da legitimidad a las acciones del

gobierno. Esto es lo que idealmente debería suceder en los

espacios institucionalizados de participación en el ámbito

municipal.

En el ámbito local es mucho más cercana la relación

entre el ayuntamiento y la comunidad y la participación

ciudadana es entendida incluso más que en otros ámbitos de

gobiernos estatales o federales. En este caso, uno de los

retos es que la sensibilidad para incluir las diferentes

voces ciudadanas, no se confunda con la historia de cacicazgo

y corporativismo que se ha vivido en México, que sin duda es

parte de nuestra “cultura política” clientelar y no

ciudadana. Otro de los grandes retos que compete a los

actores señalados en este sentido, es ser capaces de75

canalizar y convertir esa participación ciudadana en

políticas públicas para el desarrollo local.

En suma, el desarrollo local generado a partir de

necesidades, demandas y ubicación de las capacidades internas

y de la vocación del territorio, en espacios institucionales

“ordenados” y “ordenadores” es un momento ideal en la

construcción de políticas públicas. Para que éste se dé,

además de los espacios institucionalizados, diferentes

factores deben confluir: 1. Conocimiento de la vocación

económica del territorio, 2. Capacitación/educación de los

actores locales (gubernamentales y no gubernamentales), 3.

Infraestructura, 4. Capital social (“redes de confianza y

normas que facilitan la coordinación y la cooperación social

para beneficio mutuo” (Putzel; 1997).

Por un lado, las Organizaciones de la Sociedad Civil que

trabajan en el desarrollo desde una perspectiva de derechos

en México y que han logrado posicionar políticas públicas de

desarrollo a nivel local, con una historia a nivel nacional y

local, deben mantener cierto nivel de legitimidad en su

trabajo, es decir, deben ser reconocidos por la comunidad por

su seriedad y sus logros en la temática que trabajan. Esto

genera un factor clave para la articulación, la confianza,

confianza por parte de la ciudadanía y de los gobiernos, así

como por parte de la CIPD. También es necesario que, aunque

no se puedan llamar representativas de un sector, las OSC

puedan representar mínimamente a nivel local a los organismos

que trabajan la temática que ocupa, pero además es muy

76

importante el hecho de que sus propuestas e iniciativas hayan

tenido logros reconocidos previamente. Contemplar estas

características en los actores sociales que participan en

espacios institucionales de gobierno es fundamental para

entablar una negociación que pueda ser sostenida.

A lo anterior y a la historia del Municipio, le podemos

añadir el factor de cultura política y tendremos espacios

institucionales complejos para el diálogo y la negociación.

Recordando el paradigma de gobernabilidad que plantea Camou:

“el conjunto de respuestas institucionalizadas (ideas,

valores, normas, prácticas) que una comunidad política

sustenta en pos de resolver (y aceptar) ciertas soluciones a

sus problemas de gobierno”, todas las formas de asumir las

propuestas, de darles cauce, de consensuar en el disenso o

no, etc., serán parte de la menor o mayor capacidad de

gobernabilidad que tiene un gobierno y la sociedad civil. El

resultado de esta mayor o menor gobernabilidad, será tener

políticas públicas que realmente generen desarrollo

(entendido éste como la capacidad de brindar oportunidades

para tener una mejor calidad de vida en los habitantes de una

población) o políticas gubernamentales que no estén dirigidas

a resolver las demandas de la población con los insumos de

esta población, poco eficientes y eficaces por lo tanto.

Es en este marco del desarrollo local, en el espacio de

la construcción de políticas públicas, y con el conocimiento

de las historias e identidades de los tres actores de este77

cuaderno, que en el capítulo siguiente se busca hacer el

análisis de una experiencia, intentando que ésta sea

desglosada y brinde aportes para el análisis y para mejorar

algunas prácticas que involucren a estos mismos actores.

78

Capítulo III. Una Experiencia

El Proyecto: “Presupuesto y Género a Nivel Municipal en México”

La experiencia narrada en este cuaderno, muestra cómo y desde

qué actores se concibió el proyecto o la política, quién o

quiénes lo impulsaron e intenta destacar fortalezas y

debilidades en el diseño y la instrumentación de los

proyectos de desarrollo local con participación de Sociedad

Civil y Gobiernos Locales, con apoyo de la Cooperación

Internacional. El análisis intenta contribuir al debate sobre

el mejoramiento de las estrategias de desarrollo local. Los

factores a revisión son en concreto: Ambiente externo para

los proyectos o políticas (político, legal, fiscal,

institucional y financiero), recursos internos de las

organizaciones (capacidades, recursos financieros,

infraestructura). Y el papel de una agencia de CIPD en el

desarrollo local potenciando a los dos primeros actores.

El Proyecto: “Presupuesto y Género a Nivel Municipal en

México” de la Cooperación Técnica Alemana GTZ (ahora GIZ), en

el marco de su Política Fiscal Pro-Equidad de Género en América Latina y

el Caribe, México 2003- 2006

El proyecto “Presupuesto y Género a nivel Municipal en

México”, fue un proyecto construido con una gran calidad

técnica y que involucró a diferentes actores clave en el

79

desarrollo local y a expertos y expertas en construcción de

presupuestos públicos, a nivel regional y cuya sede fue

México. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)

y diferentes académicas y académicos latinoamericanos también

fueron actores fundamentales en este proyecto. Bien

fundamentado técnicamente y contando con financiamiento desde

su inicio, el proyecto en México comenzó una vez que las

funcionarias de la GTZ habían establecido una primera alianza

con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México

(FLACSO) para alojar una parte del proyecto: Un diplomado y

un curso regional. Al comenzar el proyecto, se estableció el

contacto con grupos de mujeres en los cuatro municipios de

Morelos en los que se tuvo planeado instrumentar el proyecto

en un inicio. Las alianzas con tres gobiernos locales y con

el Instituto de Desarrollo y Fortalecimiento Municipal de

Morelos (IDEFOMM), fueron clave también en la realización del

proyecto.

Antecedentes y descripción del proyecto

A partir de la década de los ochenta surgieron iniciativas

alrededor del mundo para analizar y, en algunos casos,

formular los presupuestos públicos desde la perspectiva de

equidad entre los géneros, con el objetivo de mejorar las

condiciones de vida de las mujeres.

80

El creciente interés por promover la elaboración de

presupuestos “pro-equidad de género” o con “enfoque” o

“perspectiva de género” responde al reconocimiento

internacional de que existen, aún en los inicios del siglo

XXI, enormes inequidades entre mujeres y hombres11.

Diferentes Conferencias Internacionales organizadas por

las Naciones Unidas plantean la necesidad de eliminar la

pobreza y todas las formas de desigualdad social. La

Plataforma de Acción de Pekín (1995) señala explícitamente el

compromiso de los gobiernos firmantes, entre ellos México,

para incorporar una perspectiva de género en el diseño,

desarrollo, adopción y ejecución de todos los procesos

presupuestarios de manera coherente para promover una

distribución de los recursos igualitaria, efectiva y

apropiada para alcanzar una equidad de género así como

programas de desarrollo que mejoren las situaciones concretas

de las mujeres.

Los presupuestos públicos constituyen uno de los

instrumentos más relevantes de política económica para

generar distribución de ingresos y colocar prioridades de

gobierno. En ellos se concretan las políticas, se establecen

las prioridades y se disponen los medios para satisfacer las

necesidades de la población, representando por tanto una vía

para lograr los objetivos de gobierno.

111Uno de los datos más alarmantes acerca de las desigualdades de género es que el 70% de lapoblación en condiciones de pobreza es femenina, según los informes del InstitutoInternacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer del 2005

81

Debido a que los municipios son el nivel de gobierno más

cercano a la ciudadanía, representan un área de oportunidad

muy valiosa para corregir las desigualdades a través de

presupuestos municipales que reflejen una visión de equidad

entre los diversos grupos poblacionales y concretamente entre

hombres y mujeres para, de esa forma, propiciar un desarrollo

más justo y democrático.

La GTZ se planteó un objetivo en el proyecto: “Con este

proyecto, la Cooperación Técnica Alemana (GTZ), en estrecha

relación con las autoridades municipales y representantes de

la sociedad civil de 4 municipios del Estado de Morelos, y en

coordinación con organizaciones e instituciones locales,

persigue institucionalizar la perspectiva de género en los

planes, proyectos y presupuestos municipales dotando de

herramientas a los/las hacedores/as de políticas públicas y a

la población en general para la construcción de una sociedad

más equitativa, productiva y sustentable”, (tomado del

proyecto)

Los ejes de trabajo del proyecto fueron los siguientes:

1. Plataforma de Conocimiento : Que resultó en la

producción y el mantenimiento de una página Web, que en

un inicio fue un esfuerzo común entre el Fondo de

Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer

(UNIFEM), UNFPA y GTZ; además de la publicación de

documentos respecto al tema; un conjunto de

capacitaciones en alianza con FLACSO México: Un

diplomado para la Asamblea del Distrito Federal en82

México y un curso regional sobre presupuestos públicos

con perspectiva de género latinoamericano integrando a

otras sedes de la FLACSO.

2. Presupuestos y Género a Nivel Central: Se trabajó en

algunos países de América Latina. Abarcó proyectos de

dos años con el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM)

de Chile, y con la Consejería Presidencial de la Mujer

de Colombia. Se desarrolló y aplicó una metodología de

incidencia en el contenido de los presupuestos estatales

de Costa Rica, desde la perspectiva de género.

3. Presupuestos y Género a Nivel Municipal: (Es aquí en

donde el proyecto en México que nos ocupa se

desarrolló). Se trabajó en dos municipios de México y

República Dominicana, a pesar de que en México se

contemplaron en un inicio 4 municipios. Se construyeron

mini-redes municipales en los dos países con el objetivo

de que avanzaran simultáneamente en la instrumentación

del proyecto, en cada país dichas redes serían

asesoradas por una ONG especializada o un/a consultor/a.

También se preparó una iniciativa a nivel municipal en

Ecuador. La mayoría de las iniciativas a nivel central y

municipal, se realizaron con el apoyo de contrapartes

como UNIFEM, UNFPA, el Programa de las Naciones Unidas

para el Desarrollo (PNUD), la Comisión Económica para

América Latina y el Caribe (CEPAL), la Fundación

Friedrich Ebert, el Servicio Alemán de Cooperación

Social-Técnica (DED por sus siglas en alemán), y

83

organizaciones gubernamentales y no-gubernamentales de

los países involucrados.

4. Otras actividades : En un principio, se planificó

realizar el estudio sobre género, políticas

conciliatorias, y presupuesto en el ámbito productivo y

reproductivo en América Latina y el Caribe, realizando

una consultoría inicial para la elaboración de un

documento de posición sobre políticas conciliatorias, su

impacto y evaluación. No se logró por diferentes razones

de carácter técnico y logístico.

En los antecedentes y justificación del proyecto se

especifican las alianzas que la GTZ contempló para llevar a

cabo el proyecto en México. Comenzando por la academia,

seguido por la institución que a nivel estatal se encarga de

apoyar y fortalecer técnicamente a los municipios, el

IDEFOMM. Además, la justificación está fundamentada en

acuerdos internacionales que el Estado mexicano ha

establecido, así como en destacar la importancia que tienen

en el desarrollo local los gobiernos municipales, y la

relevancia que tiene la participación de los actores locales,

en este caso la de las mujeres, en la elaboración de los

presupuestos públicos. El proyecto ubica la problemática

sobre la desigualdad de las mujeres en el acceso a mejores

condiciones de vida, a educación y al derecho político de

votar y ser votadas, tanto a nivel internacional como

nacional.

84

El proyecto se puso en marcha una vez que fue planteado y

aceptado por el Grupo de Interlocución Ciudadana, un ente de

coordinación en el que se aglutinaron diferentes

organizaciones morelenses que trabajan en pro de los derechos

de las mujeres. En el Grupo se encontraban organizaciones

como la Academia Morelense de Derechos Humanos; Comunicación,

Intercambio y Desarrollo Humano en América Latina (CIDHAL);

la Universidad Autónoma de Morelos (UAEM); Convergencia 8 de

Marzo, y otras que en ese momento daban su apoyo para los

Foros Regionales de Mujeres, en los cuales se recogieron las

propuestas de las mujeres morelenses que se elegirían como

representantes del entonces próximo Parlamento de Mujeres,

que se celebrara el 8 de marzo de 2005. La Comisión de

Equidad y Género del Congreso estatal fue una aliada clave en

la búsqueda de interlocución con los Municipios con los que

se trabajó.

Con este proyecto, se buscó establecer un espacio para el

análisis y debate de los asuntos de interés de las mujeres

morelenses y contribuir al impulso de leyes, programas y

políticas públicas dirigidas a mejorar y fortalecer las

relaciones de equidad entre mujeres y hombres. Los

presupuestos públicos reflejan los objetivos, metas y

prioridades de la administración pública, en ellos se plasma

la agenda gubernamental y la intención explícita de los

aspectos que éste quiere consolidar, modificar o eliminar,

por eso se convirtieron en el blanco del proyecto.

85

Elaborar un presupuesto con enfoque de género implica

introducir la perspectiva de género12 en todos los programas,

en sus presupuestos respectivos, en la instrumentación y

también en la evaluación de cada una de las actividades

gubernamentales y por tanto en línea con los nuevos

desarrollos hacia el presupuesto por resultados. Implica

también capacitar a las mujeres que desean participar con

herramientas técnicas para hacerlo. Eso se buscó con el

proyecto.

Uno de los marcos programáticos del proyecto a nivel

federal, fue un objetivo establecido en el Plan Nacional de

Desarrollo 2001-2006: “…promover la equidad entre los

géneros”. En este marco se incorporó la perspectiva de género

a través de acciones concretas en los planes y programas que

se vieron reflejados en el presupuesto federal, así como en

los presupuestos estatales y municipales. En ese marco

institucional, el proyecto fue bien recibido cuando se les

planteó a algunas de las autoridades municipales, pues

entendían de qué se trataba, sin embargo, el proyecto no fue

fácil de entender por otras de las mismas autoridades del

Municipio; el tema de la participación en políticas públicas

es difícil de entender en el cualquier ámbito gubernamental,

aún, en el espacio más cercano como es el Municipio. Por otro

lado el tema de la participación de mujeres precisamente en

un ámbito tan delicado como es el de los recursos: el

12 Por perspectiva de género se entiende: El conjunto de conductas culturales asignadas ahombres y mujeres socialmente por razón de sexo en un principio. Gamba, Susana en artículopublicado en el Diccionario de estudios de Género y Feminismos. Consultado en Internet,julio del 2012.

86

presupuesto. En un contexto político cultural muy

conservador, el proyecto fue poco entendido. En aquellos

municipios en los que se logró instrumentar el proyecto,

aunque difícil acordar con los Presidentes Municipales, se

logró posicionar la necesidad y la demanda de la

participación de las mujeres y de una perspectiva de género

en el destino de los recursos. Las organizaciones de mujeres

pudieron participar con mucho trabajo y negociación con otros

integrantes de los COMPLADEMUN (Consejos de Planeación

Municipal) en los que participaban en ese momento los

diferentes actores del Municipio, en la elaboración de los

presupuestos. Se participó en la elaboración de los

presupuestos municipales, en los dos municipios en los que se

logró instrumentar el proyecto y sólo el tiempo que éste

duró. Fue importante capacitar a las mujeres que

participaban. Para eso las expertas en la elaboración de

presupuestos con perspectiva de género, como Flérida Guzmán,

fueron claves, así como la alianza con FLACSO.

A nivel municipal, es el ayuntamiento el responsable de

proporcionar a la ciudadanía los servicios públicos

necesarios para el bienestar de la comunidad. Para que los

ayuntamientos cumplan de manera más eficiente con su

responsabilidad en el gobierno municipal tienen que

planificar sus acciones de acuerdo a las necesidades y

prioridades locales, y al mismo tiempo, responder a los

lineamientos del desarrollo nacional. Si lo hicieran además

con una perspectiva de género, con técnicas específicas para

87

planear de esta forma, las políticas públicas darían

respuesta a la demanda diferenciada de los diversos grupos

sociales y los programas públicos serían más eficientes en la

medida que respondieran a necesidades concretas, y esto sin

duda tendría su causal en un presupuesto dirigido con un

previo análisis y diagnóstico participativo de las

necesidades y las propuestas emanadas de este diagnóstico

participativo con perspectiva de género. Entender esto y

ponerlo en práctica no es cuestión sencilla, es más bien

compleja. Ya se revisó en este cuaderno cuando se retomó la

construcción de lo público y las diferentes tensiones que

permean esta definición. En el caso del proyecto, desde el

comienzo no sólo las tensiones entre diferentes intereses

estuvieron presentes, sino la credibilidad en el impacto que

el proyecto pudiera tener en la calidad de vida de las

mujeres.

Se contempló la interlocución con los 33 municipios del

estado de Morelos; sin embargo, para realizar los estudios

amplios, se buscó que por lo menos cuatro municipios se

involucraran en el proyecto; la idea fue tener representación

en los gobiernos de los tres principales partidos en México:

PRI, PAN y PRD. Los talleres de capacitación contemplados en

dos de los tres componentes del proyecto se realizaron de

manera regional y no municipal, intentado abarcar todo el

estado. Para la participación amplia en el proyecto, se

visitaron los municipios de Jiutepec, Jojutla, Axochiapan,

Jonacatepec y Tepalcingo. Se tuvieron citas con los

88

Presidentes Municipales y regidoras y regidores para que el

proyecto se integrara al Plan de trabajo del Municipio y se

presentara el proyecto al cabildo. Las organizaciones de

mujeres que participaban a nivel estatal, como la Academia

Morelense de Derechos Humanos, también impulsaron el proyecto

en los municipios mencionados.

El proyecto contemplaba dos componentes de capacitación:

uno para los grupos de mujeres que participarían en la

elaboración de los presupuestos municipales, sobre la

problemática de inequidad entre los géneros; y el otro, con

funcionarios de los ayuntamientos para sensibilizarlos sobre

los problemas que enfrentan las mujeres y la vinculación de

ésta con la elaboración de presupuestos con perspectiva de

género. En ambos FLACSO fue la contraparte capacitadora.

Finalmente se realizaron los talleres en las cuatro

regiones previstas del proyecto: Cuautla, Jojutla, Cuernavaca

y Jantetelco. Hay que decir que a pesar de que la

problemática de la feminización de la pobreza es muy sentida

en Morelos, y a pesar también de la capacitación que se dio,

la cultura de los Presidentes Municipales —sin diferenciarse

por partido— y de algunos funcionarios del ayuntamiento fue

uno de los grandes obstáculos para el desarrollo del

proyecto. Las experiencias fueron desde esperar varias horas

a que el Presidente Municipal o algún funcionario que él

designara recibieran a las promotoras del proyecto, hasta

descalificar la intención del mismo y cuestionar sus

alcances.

89

Además, tres grandes obstáculos enfrentó la

implementación: La ausencia de una cultura de rendición de

cuentas y transparencia, una pesada burocracia y una fuerte

cultura patriarcal. Es decir, la participación en general aún

no es valorada por su importancia en el impacto de las

políticas públicas en la vida de los ciudadanos y ciudadanas

y por otro lado, aún es menos valorada la participación de

las mujeres. A la escasa valoración de la participación y de

la participación de las mujeres se sumó el que éstas se

dieron en un ámbito casi intocable en una cultura que aún

está lejana a la rendición de cuentas: el presupuesto

público. También hay que decir que fue insuficiente la

capacitación que se dio, frente a los factores antes

mencionados.

Uno de los ejes transversales de trabajo del proyecto:

compartir la experiencia a partir de una red latinoamericana

y caribeña y generar una plataforma de conocimiento sobre el

tema, fue una de los logros importantes de éste. Generar un

precedente para el trabajo de muchos grupos de mujeres en

Morelos fue otro de los grandes logros de este proyecto.

No obstante, “…institucionalizar la perspectiva de género

en los planes, proyectos y presupuestos municipales dotando

de herramientas a los/las hacedores/as de políticas públicas

y a la población en general para la construcción de una

sociedad más equitativa, productiva y sustentable” es un tema

que aún queda pendiente no sólo en el ámbito local, sino en

el nacional e incluso a nivel internacional. La página de lo

90

que fue proyecto se puede visitar (presupestoygenero.net).

Actualmente ya no se puede tener acceso a los documentos,

pero sí a las generalidades del mismo. En la misma página se

encentran los proyectos que se están desarrollando en América

Latina sobre presupuestos municipales con perspectiva de

género. En la misma se puede consultar los nombres de los y

las expertas que trabajan presupuestos participativos con

perspectiva de género en América Latina.

En la página de presupestoygenero.net, se puede leer como

resultados del proyecto en México lo siguiente:

“La propuesta de esta iniciativa de GTZ, en conjunto con la AMDH,

consiguió la confianza del Instituto de Desarrollo Social

(Indesol), que a su vez sumó 31 000 USD para la organización y

realización de los talleres. Asimismo, la Comisión de Equidad de

Género del Congreso de Morelos, y el Espacio de Interlocución

Ciudadana (EIC), que siguiendo una convocatoria de esta comisión se

constituyó en una articulación de organizaciones civiles y

dependencias gubernamentales comprometidas con la equidad de

género, se involucraron e lleno con este proceso y acompañaron cada

fase de esta línea de trabajo”.

91

Conclusiones

Como muchos proyectos de desarrollo local con apoyo de la

CIPD, el camino de este ejercicio está lleno de aciertos y

desaciertos en el diseño y la instrumentación de los

proyectos.

Con referencia al proyecto en particular, los ejes de trabajo

que éste se propuso, en el primero se creó una Plataforma de

Conocimiento que fue el punto de partida de la Red de la Política

Fiscal Pro-Equidad de Género en América Latina y el Caribe de la GTZ (ahora

GIZ) y generó que en la FLACSO se institucionalizara el

diplomado “Presupuestos Públicos Pro-Equidad de Género contra

la Pobreza en América Latina y el Caribe”. Además, diferentes

iniciativas de capacitación en técnicas de presupuestos

participativos con perspectiva de género se iniciaron a

partir de este proyecto.

El anterior en sí mismo es un eje para el análisis del

proyecto y sin duda es un aporte sustantivo del mismo al

debate y la práctica de los presupuestos participativos con

perspectiva de género, pero no es el eje medular del análisis

de la experiencia. Tampoco lo es el segundo eje de trabajo

regional, con experiencias en Chile y Colombia.

92

Sí compete a este análisis el eje 3 de trabajo propuesto

en el proyecto, en particular en México. Debemos tener

presente el ambiente en el que el este proyecto se

implementó, es decir, el contexto político, socio cultural y

económico. Me refiero al marco programático y legal a nivel

federal pero también, el marco de un municipio autónomo en su

manejo político, jurídico y económico. Un estado gobernado

entonces por un gobierno panista (Sergio Estrada Cajigal) con

un discurso de apertura y apoyo a los gobiernos municipales

de todos los partidos. El marco económico, es una entidad con

alta marginalidad y poca participación ciudadana: Si bien

Morelos se encuentra en un índice de desarrollo humano poco

menor a la media nacional, gran parte de sus municipios se

encuentran en alto grado de marginalidad (coespormor.gob.mx

2004), pero también y muy importante, un contexto en el que

las organizaciones de mujeres a nivel nacional han sufrido

por el impacto de la escasez de recursos provenientes de la

CIPD, en el que hay poca participación de las mujeres en la

política (Informe Las Mujeres en Morelos, UNIFEM, INEGI, 2008) y

en la que la participación de las mujeres en los presupuesto

públicos, a pesar del proyecto mismo, es aún escaza. En este

sentido retomo el análisis sobre los Nuevos Movimientos

Sociales y el ámbito o espacio estructural al que apuntan

como objeto de cambio: la estructura de la cultura. En el

caso de este proyecto, las organizaciones de mujeres

apuntaron al cambio de una estructura institucional de corte

conservador no participativo y patriarcal que no contemplaba

la participación de las mujeres en los presupuestos públicos.93

El proyecto tuvo muchas posibilidades de incorporar

realmente la participación de las mujeres, de colocarlas en

un espacio institucional “ordenado” y “ordenador” en equidad

con los hombres que participaron en el COMPLADEMUN y con los

y las funcionarias del Ayuntamiento. Los Municipios tuvieron

la posibilidad de capacitar a sus funcionarios y permitir la

participación informada de los grupos de mujeres. En estos

hombres y mujeres que tomaron los talleres, se inoculó la

semilla del cambio, de la transformación de símbolos y

significados atribuidos por una sociedad a la toma de

decisiones con respecto al dinero público con la

participación de mujeres y desde una perspectiva de género.

Sin embargo, no fue suficiente. Es necesario contemplar como

un eje fundamental en los gobiernos, pero sobre todo en los

gobiernos locales y en organizaciones de la sociedad civil,

la construcción de capacidades.

¿Qué impidió que el proyecto fuera más allá de los logros

que tuvo? ¿Qué tanto se planteó el proyecto como uno viable o

como uno que debería comenzar a construir cultura cívica, a

educar y a generar precedentes, tal como se logró en la

Plataforma de conocimiento? ¿Qué tanta viabilidad tenía en un

contexto cultural poco abierto aún a la participación de las

mujeres en temas de asignación de presupuestos públicos? Los

rubros que compete al Ayuntamiento administrar ¿Son

suficientes para impulsar cambios en el acceso de igualdad de

oportunidades a hombres y mujeres? ¿Para elevar su nivel de

calidad de vida? ¿Son tres años suficientes para impulsar y

94

fomentar espacios plurales que ordenen la participación de

los diferentes grupos de la sociedad?

Para responder al planteamiento inicial de este cuaderno,

de identificar algunas fortalezas y vacíos, resulta

fundamental re colocar en la agenda de la cooperación

internacional y de la administración pública, la construcción

de capacidades, el fortalecimiento institucional centrado en

evaluación de resultados.

Cada política pública debe plantearse preguntas clave de

viabilidad, sobre el papel de los actores y las

instituciones, sobre recursos financieros, humanos y

políticos. Además, debe plantearse en un marco de

sustentabilidad y sostenibilidad así como de evaluación

continua. En tal sentido todos los programas y proyectos de

desarrollo local, financiados por la CIPD deben hacerse

también preguntas clave sobre los actores y el contexto,

sobre la necesidad también de impulsar reformas que permitan

que los actores puedan contribuir a un cambio de cultura en

el tiempo. Replantearse cuál es el concepto de desarrollo

local que impulsa un proyecto o la política pública

planteada, es un marco base para comenzar a trabajar en un

espacio institucional participativo en torno a una política

en particular.

Me parece que en el caso de este proyecto, el concepto

de desarrollo local está bien planteado al incluir a los

actores fundamentales, sin embargo la visión de desarrollo

local de todos los actores participantes no parece ser la95

misma si contamos con una cultura patriarcal y poco

participativa que difícilmente puede ser cambiada por un

taller (sin demérito de los talleres) sabiendo que son

insumos básicos, pero que deben replantearse de manera

sistemática y de instrumentarse y evaluarse regularmente para

que el impacto en la cultura sea consistente.

La construcción de procesos y protocolos que aseguren

que las políticas se cumplirán por los funcionarios es un

tema crucial, pero también lo es el que la participación de

la sociedad civil sea constante, ordenada y persistente.

Presidentes Municipales y autoridades locales, aún no

terminan de concebir al desarrollo local como una

construcción colectiva, menos aún tratándose de la

participación de las mujeres. Además, el patrimonialismo de

la política es parte de la cultura que enfrentamos no sólo en

el ámbito local, sino en todos los ámbitos gubernamentales y

los espacios de diálogo y construcción participativa de

políticas enfrentan esto.

La forma en la que se recibió el proyecto y la manera de

implementación tardía hizo evidente la molestia que causaba

el mismo. Por lo anterior y por falta de un impulso

determinante, esta iniciativa no se construyó como una

política pública establecida. ¿Cuál fue el papel de la CIPD

en este caso? En este caso la GTZ jugó un papel de

articulador y facilitador del proceso. Impulsó además la

capacitación técnica, fortaleciendo así las capacidades tanto

de autoridades como de ciudadanía al mismo tiempo que

96

sensibilizando. Lo que quedó claro también fue que era

necesaria una metodología de planeación participativa entre

los diferentes actores para ubicar desde un principio la

necesidad en todos y cada uno de los actores. Sin duda,

también hubiera sido clave el plantear, como en otros casos

se ha hecho, una evaluación ex ante en la que además se

pudiera planear de manera participativa el proyecto,

generando así la “apropiación” del proyecto por parte de los

actores. Los ámbitos de aporte de una metodología de

planeación evaluación participativa para el cumplimiento de

los objetivos de desarrollo local de un proyecto son, desde

la planeación de los recursos para la capacitación, hasta

generar sinergias entre diferentes actores, generar y aportar

planeación con nuevas tecnologías que diseminen el

conocimiento y se comparta entre ciudadanas (os) de

diferentes países, así como planear de manera estratégica

alianzas con otros actores clave con base en metodologías

como mapa de actores, mapas de poder, etc.

Tres actores con historias e identidades diferentes

confluyendo para generar “desarrollo local”, un concepto que

ha sido impulsado desde la teoría del desarrollo, pero que

necesita de la voluntad política, del entramado

institucional, de procesos institucionales que fortalezcan

las iniciativas que lleven a éste, así como del cambio de

cultura política para avanzar. Un concepto que ha sido

cuestionado constantemente desde varios ámbitos, el

desarrollo, y que implica definirlo colectivamente antes de

97

poner en marcha cualquier proyecto o programa y antes de

definir cómo será evaluado. Sin apelar al modelo de sociedad

al que los teóricos sociales y filósofos se han referido, o

al concepto pragmático que se generó después de la 2ª Guerra

Mundial con características técnicas, operativas y políticas

en el que se dividió al mundo en Primer y Tercer Mundo, esto

debe estar presente en los espacios institucionales de

diálogo y construcción de propuestas, en estos espacios que

Cabrero denominó “ordenadores”. Implica además inventar

mecanismos para incluir formas de vida que no se basan en el

concepto de “desarrollo” occidental ni en los mecanismos que

esta misma sociedad ha generado, sino que se han convertido,

como el Municipio, en instituciones que albergan símbolos y

formas híbridas. Implica además reconocer en gran medida,

prácticas que han convertido al modelo económico o de

desarrollo en un fin en sí mismo y no en un mecanismo para

generar una mejor calidad de vida.

Esto último es lo que un proyecto que incluye a los

actores locales debería fortalecer: las formas propias de

generar bienestar, tomando en cuenta la “vocación del

territorio”, las capacidades instaladas, las necesidades y

demandas sentidas, reflexionadas y hechas propuesta.

Históricamente gobierno y sociedad se han concebido a sí

mismos como dos entidades diferentes, con naturaleza y

objetivos distintos. En la historia de la democracia ubicamos

al bien común como un espacio en el que ambos actores se

acercan y es “lo público” con el fin de construir políticas

98

públicas, el mecanismo que los acerca dentro de este espacio.

La ingeniería de una política pública debe contemplar toda la

complejidad que se ha mencionado: “…lo público puede ser

argumentado como algo que es de interés y utilidad para todos

los individuos de la asociación política” (Aguilar; 1992,

pp27). En este espacio entra también la Cooperación

Internacional para el Desarrollo descentralizada como un

actor clave en el interés público internacional enmarcado en

paradigmas de desarrollo que se han generado en las grandes

instituciones internacionales (fundamentalmente en el CAD de

la OCDE). Es en ese marco de políticas internacionales en el

que se favorece la participación de la CIPD en el desarrollo

local y en particular, al involucramiento del sector privado.

En el caso de esta experiencia, la participación de éste en

los COMPLADEMUN no se resalta, pero sin embargo tuvo un papel

que jugar.

El sector privado como un actor clave en el desarrollo,

puede plantear cuestionamientos en cuanto a su interés,

lejano al bien público; sin embargo, el creciente

involucramiento del empresariado en el desarrollo a partir de

la “responsabilidad social de las empresas” se hace a partir

de un juego en el que todos los actores de la sociedad

deberían ganar.

En este espacio de la arena pública, en la que los

actores definen de manera conjunta objetivos y estrategias,

es importante resaltar que hay un responsable de la

99

conducción de este proceso y es el Estado, como el encargado

de generar y conducir en gobernanza.

El proyecto que comenzó la GTZ no permaneció y generó

sólo en parte, los impactos previstos. Este caso, sin

embrago, generó precedentes y fue generador de otros procesos

en grupos de mujeres en Morelos, aunque no haya quedado como

una experiencia a continuar en Morelos mismo u otros estados,

sigue siendo un referente para las experiencias que se

realicen en este sentido.

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