la cerámica de castell de ferro. de la baja edad media a la edad moderna

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121 La cerámica de Castell de Ferro. De la Baja Edad Media a la Edad Moderna Teresa Koffler Urbano Castell de Ferro se ubica en la zona oriental de la costa de Granada, un litoral que se caracteriza por la importante presencia de la montaña, con escasas llanuras aluviales. Esta situación es especialmente relevante la parte este, donde la presencia de la montaña es más importante (Malpica Cuello, 2009: 106-131). El interés de la zona prospectada radica en la existencia de la fortaleza más destacada del oriente costero. El castillo tiene sus orígenes en el siglo XII, aunque más probablemente en el XIII, tal y como nos indican las fuentes arqueológicas y documentales. Alcanzó su apogeo durante los siglos XIV y XV, cuando el débil reino nazarí deba proteger sus fronteras (Malpica Cuello, 1996). Será reforzado por los conquistadores castellanos y se convertirá en una zona de interés estratégico durante la sublevación de los moriscos en la segunda mitad del siglo XVII. Conservará su función militar y de vigilancia hasta el siglo XIX, cuando explote el polvorín y sea abandonado definitivamente (Martín García, 1984). En este trabajo se presentan una serie de materiales cerámicos recuperados en la prospección del Cerro del Castillo de Castell de Ferro dirigida por Antonio Malpica Cuello (Malpica Cuello et alii, en prensa). A pesar del amplio arco cronológico de esta cerámica, nuestro estudio se centra en los materiales bajomedievales y de los primeros tiempos de la conquista castellana, extendiéndonos hasta la sublevación de los moriscos de 1568. Son las etapas más interesantes y significativas de la vida de la fortaleza. Hemos tenido en cuenta una serie de autores cuyos trabajos consideramos fundamentales. Destacamos los criterios tipológico-funcionales establecidos por Guillermo Rosselló Bordoy (1978), pero especialmente hemos tenido en cuenta a Alberto García Porras en sus estudios de cerámica bajomedieval y postmedieval (García Porras, 2001: 243-258). También destacamos los trabajos de Miguel Jiménez Puertas y José Cristóbal Carvajal López sobre la cerámica de Madinat Ilbira, que si bien se centran en la etapa altomedieval (Malpica Cuello et alii, 2006; Carbajal López, 2008), los criterios de análisis son aplicables a otros contextos. Los de Esteban Fernández Navarro (2008) estudios sobre la tecnología de la cerámica de cocina son fundamentales. Para las cerámicas italianas de importación hemos seguido los criterios de Raffaella Carta (2003: 30-49). Los resultados de la prospección (Malpica Cuello et alii, en prensa) permitieron la identificación de dos grandes espacios, el propio Cerro del Castillo, con ocupación segura desde el siglo XII-XIII y El Cerrillo, cuya ocupación fue esporádica, centrándose exclusivamente en el siglo XVI. El Cerrillo ha proporcionado material en su mayoría de la primera etapa cristiana (siglo XVI). La cerámica moderna presenta una tipología y decoración típica de este período. La explicación de esta ocupación la encontramos en la obra de Mármol Carvajal, Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada (2008), pues durante la sublevación de los moriscos entre los años 1568-1570 esta zona fue ocupada por los sublevados y posteriormente tomada por los castellanos. El Cerro del Castillo constituye la de más interesante. El material más significativo el bajomedieval y el de los dos primeros siglos modernos y provine del propio castillo, a raíz de la reciente intervención arqueológica y de la destrucción de la fortaleza a lo largo de los últimos tiempos. Teresa Koffler Urbano

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La cerámica de Castell de Ferro. De la Baja Edad Media a la Edad Moderna

Teresa Koffler Urbano

Castell de Ferro se ubica en la zona oriental de la costa de Granada, un litoral que se caracteriza por la importante presencia de la montaña, con escasas llanuras aluviales. Esta situación es especialmente relevante la parte este, donde la presencia de la montaña es más importante (Malpica Cuello, 2009: 106-131). El interés de la zona prospectada radica en la existencia de la fortaleza más destacada del oriente costero. El castillo tiene sus orígenes en el siglo XII, aunque más probablemente en el XIII, tal y como nos indican las fuentes arqueológicas y documentales. Alcanzó su apogeo durante los siglos XIV y XV, cuando el débil reino nazarí deba proteger sus fronteras (Malpica Cuello, 1996). Será reforzado por los conquistadores castellanos y se convertirá en una zona de interés estratégico durante la sublevación de los moriscos en la segunda mitad del siglo XVII. Conservará su función militar y de vigilancia hasta el siglo XIX, cuando explote el polvorín y sea abandonado definitivamente (Martín García, 1984).

En este trabajo se presentan una serie de materiales cerámicos recuperados en la prospección del Cerro del Castillo de Castell de Ferro dirigida por Antonio Malpica Cuello (Malpica Cuello et alii, en prensa). A pesar del amplio arco cronológico de esta cerámica, nuestro estudio se centra en los materiales bajomedievales y de los primeros tiempos de la conquista castellana, extendiéndonos hasta la sublevación de los moriscos de 1568. Son las etapas más interesantes y significativas de la vida de la fortaleza.

Hemos tenido en cuenta una serie de autores cuyos trabajos consideramos fundamentales. Destacamos los criterios tipológico-funcionales establecidos por Guillermo Rosselló Bordoy (1978), pero especialmente hemos tenido en cuenta a Alberto García Porras en sus estudios de cerámica bajomedieval y postmedieval (García Porras, 2001: 243-258). También destacamos los trabajos de Miguel Jiménez Puertas y José Cristóbal Carvajal López sobre la cerámica de Madinat Ilbira, que si bien se centran en la etapa altomedieval (Malpica Cuello et alii, 2006; Carbajal López, 2008), los criterios de análisis son aplicables a otros contextos. Los de Esteban Fernández Navarro (2008) estudios sobre la tecnología de la cerámica de cocina son fundamentales. Para las cerámicas italianas de importación hemos seguido los criterios de Raffaella Carta (2003: 30-49).

Los resultados de la prospección (Malpica Cuello et alii, en prensa) permitieron la identificación de dos grandes espacios, el propio Cerro del Castillo, con ocupación segura desde el siglo XII-XIII y El Cerrillo, cuya ocupación fue esporádica, centrándose exclusivamente en el siglo XVI.

El Cerrillo ha proporcionado material en su mayoría de la primera etapa cristiana (siglo XVI). La cerámica moderna presenta una tipología y decoración típica de este período. La explicación de esta ocupación la encontramos en la obra de Mármol Carvajal, Historia de la rebelión y castigo de los moriscos del reino de Granada (2008), pues durante la sublevación de los moriscos entre los años 1568-1570 esta zona fue ocupada por los sublevados y posteriormente tomada por los castellanos.

El Cerro del Castillo constituye la de más interesante. El material más significativo el bajomedieval y el de los dos primeros siglos modernos y provine del propio castillo, a raíz de la reciente intervención arqueológica y de la destrucción de la fortaleza a lo largo de los últimos tiempos.

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El material cerámico puede ponerse en relación con la fortificación, pues ambos arrojan cronologías que se complementan. Abarca casi toda la tipología conocida para el período que va desde finales de la época almohade a los tiempos posteriores a la conquista castellana, guardando grandes similitudes con la cerámica hallada en contextos similares en otros yacimientos granadinos (Malpica Cuello et alii, 2007: 160-290), como son la Rijana (Malpica Cuello & Gómez Becerra, 1991), el Castillejo de los Guájares (García Porras, 2001: 243-258) o Salobreña (Gómez Becerra, 1997).

En este estudio hemos tenido en cuenta tanto criterios tipológico-funcionales como tecnológicos. Para los primeros se han establecido series cerámicas que se corresponden con cocina, servicio de mesa, contenedores de fuego, usos múltiples y almacenaje/transporte. Dentro de cada uno existen diversas piezas destinadas a unos u otros usos, a su vez subdivididos en tipos atendiendo a distinciones de carácter tipológico fundamentalmente, pero también decorativo. Para los criterios tecnológicos se han analizado las pastas (arcillas en intrusiones), modelado, acabado, cocción y dureza. Aparecen pastas cuyas tonalidades van desde el rojo, rico en óxido de hierro, a las pastas más pajizas, pasando por tonos anaranjados, rosáceos y beiges. Se ha constatado la presencia de pastas más compactas y depuradas, otras más porosas y algunas bastante toscas. Para las intrusiones se han establecido tres tipos: finas (< 0,1-0,5 mm.), medias (0,5-1,5 mm.) y gruesas (1,5->2,5 mm.). Aparecen mica, cuarzo, feldespato y calcita. Todas las piezas analizadas están hechas a torno rápido, no detectándose torneta o mano. El acabado supone el tratamiento superficial de la pieza: vidriadas y sus diferentes tonos, pintadas, peinadas, espatuladas, bruñida teniendo siempre en cuenta sobre qué partes de la pieza se aplican. La cocción también es un elemento importante, puesto que permite conocer mejor el proceso de producción: cocción reductora, oxidante o mixta. La dureza la hemos establecido en función de si se puede rayar con a uña o no, siendo las pastas más duras las que contienen abundante óxido de hierro, de color rojo.

1. SERIES CERÁMICAS

Cerámica de cocina

El volumen más importante del material recogido cuya cronología va del siglo XII al XVI. Por su exposición al fuego, presentan unas características tecnológicas muy concretas. Todas están modeladas a torno, con grosores mínimos en las paredes y bases y cocidas en atmósfera oxidante. Las intrusiones son de pequeño-mediano tamaño, fundamentalmente mica y cuarzos. Presentan paredes ligeramente curvas y bases abombadas, que además reducen el tiempo de cocción. Las asas, más comunes en marmitas y ollas, también podían cumplir esta función, al distribuir el calor, pero además eran un elemento de agarre. La gran mayoría están vidriadas, que no sólo ayuda a reducir el choque térmico, sino que también permite una mayor higiene en las labores de cocina. El vidrio aparece al interior en distintos tonos que van del melado al verde, con chorreones al exterior y en algunos ejemplares el vidriado recubre toda la pieza. En buena parte de las piezas esta película es muy fina, lo que evidencia un proceso de monococción.

Marmitas/ollasDestinadas a la cocción larga de alimentos. Formas cerradas, cuerpo globular, paredes altas y

normalmente cuello poco desarrollado. Por regla general están provistas de asas. Su presencia es muy escasa en relación a las cazuelas, pero hemos podido identificar algunas piezas.

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Tipo I: dos fragmentos similares de bordes de marmita nazarí. Pasta roja con intrusiones medias y finas de feldespato y cuarzo. Labio redondeado y cuello cilíndrico, con acanaladuras al exterior. Uno está vidriado en tono melado-marrón al interior con goterones al exterior y otro verde al interior.

Tipo II: fragmento de olla del siglo XVI. Torno y de pasta rojiza, borde redondeado y cuerpo exterior con acanaladuras, en el interior se engrosa levemente para el acomodo de una tapadera. Cubierta vítrea melada al interior y verde al exterior, en tonalidad clara que permite diferenciarla claramente de las piezas medievales.

CuscuseraSe ha encontrado un fragmento de una base. Pasta roja y base resaltada, ligeramente convexa

con múltiples perforaciones. Intrusiones finas de mica, caliza y feldespato. Conserva restos de vidriado. Son de tipología muy similar a las marmitas y diferencian por los agujeros abiertos en la base de arcilla.

CazuelasDestinadas a la cocción relativamente rápida de alimentos blandos ligeros e incluso de servicio

de los alimentos directamente. Aparecen en gran abundancia, pudiéndose hablar de una secuencia completa cuya cronología va desde el siglo XII al XVI, es decir, desde finales de época almohade o principios de la nazarí hasta la época posterior a la conquista castellana. Todas son de pasta roja, con numerosas intrusiones medias y finas de mica sobre todo, pero también de cuarzo, feldespato y calcitas, que se van haciendo más finas en siglos avanzados. Formas abiertas con unas características poco variables: base ligeramente convexa, paredes rectas o ligeramente troncocónicas y apenas elementos de aprehensión. Suelen estar vidriadas y algunas presentan acanaladuras a modo de decoración en el cuerpo. Algunas podrían usarse como tapaderas.

Tipo I: un fragmento adscribible a finales del siglo XII y comienzos del XIII, es decir, finales de la época almohade. Labio redondeado con un leve engrosamiento en el interior, tal vez para soportar una tapadera. Las paredes del cuerpo son abombadas con pequeñas asas de puente pegadas al cuerpo. Vidriada al interior en tono melado-marrón.

Tipo II: características de finales de la época almohade y principios de la nazarí. Borde en ala, labio con engrosamiento al interior y paredes de tendencia cóncava. Están vidriadas al interior y en el labio, normalmente melado, melado-verdoso, verde o marrón, con goterones al exterior, aunque en algunos ejemplares el vidriado aparece en toda la pieza.

Tipo III: típicas del siglo XIV y finales de la etapa nazarí (S. XV) pueden considerarse tipologías evolucionadas de las formas anteriores. Paredes más rectas que los tipos precedentes, con borde en ala y labio interior resaltado, en algunas, este se convierte en una pestaña. Podían emplearse como tapaderas, encajando los bordes con otra cazuela, de las que hemos encontrado algunos fragmentos. Vidriados al interior y en el labio, con goterones al exterior y en ocasiones, toda la pieza. Los tonos son melados, melado-verdosos, verdes y marrones, similares a las anteriores. Algunas presentan pequeñas asas, conocidas como asas de costilla y cuyo objetivo era hacer más resistente a la pieza. Estas características son típicamente nazaríes.

Tipo IV: adscribibles a finales del siglo XV y al XVI, de época ya castellana. Se han hallado numerosos fragmentos. Pueden considerarse una perduración tecnológica y tipológica de elementos nazaríes, si bien no tan depurados, con los que convivirán hasta que estos últimos desaparezcan. Labio bífido, sobre el que se puede colocar una tapadera y cierto engrosamiento en el exterior en forma

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de ala, aunque no tan desarrollado como en los siglos anteriores, que con el tiempo desaparecerá, pegándose totalmente al cuerpo.

Cerámica de mesa

La serie de mesa constituye otro conjunto numéricamente importante de las piezas recuperadas, e, igualmente, un indicador cronológico fiable.

Ataifor/jofainaDestinados a la presentación de alimentos y a su consumo de forma comunitaria, de ahí el

gran diámetro en algunos ejemplares, siendo las jofainas de menor tamaño. Normalmente presentan un repie anular sobre el que se levantan las paredes hasta dar lugar a una forma abierta. Están hechas a torno y con pastas depuradas, con intrusiones muy finas. Al ser elementos visibles en el ajuar doméstico, presentan una factura y decoración de calidad. Hay un sinfín de tipos y variantes, así como elementos decorativos.

Tipo I: paredes curvas y ligeramente gruesas y cuerpo hemisférico, labio redondeado. Pasta beige ligeramente porosa con intrusiones finas. Decorado con vidriado melado-dorado en toda la pieza, con una línea en manganeso que cubre todo el labio. Posiblemente hay que situarlo a finales del mundo almohade.

Tipo II: similar al anterior pero de paredes más finas. Cuerpo hemisférico y labio redondeado, muy levemente engrosado al exterior. Realizado torno y la pasta, con intrusiones muy finas, es de color rojo. Vidriados al interior en tonos melados, con goterones al exterior. Hay que adscribirlos a los siglos XIII y XIV.

Tipo III: pasta rojiza clara con intrusiones finas de cuarzo, presentan un cuerpo de paredes curvas y labio redondeado. Se cubre el interior y el labio con vidriado blanco, que tal vez serviría de base a otros motivos decorativos. Nazarí (siglo XIV).

Tipo IV: pasta rojiza anaranjada, algo menos depurada que los anteriores, con intrusiones ce cuarzo. Base de pie anular y paredes de perfil quebrado. Borde engrosado al exterior. Aparecen vidriados en verde o melado, sólo al interior o cubriendo toda la pieza. Nazaríes.

Tipo V: de perfil quebrado, labio redondeado o ligeramente engrosado al exterior y base de repie anular. La pasta es clara, casi pajiza, porosa, con intrusiones muy finas de mica y cuarzo. Vidriados en verde turquesa al interior o en toda la pieza, pudiendo aparecer en ocasiones dos líneas concéntricas al interior siguiendo el pie. Pueden aparecer vidriados en blanco al interior, posiblemente combinado con otros motivos decorativos. Su cronología se sitúa en los siglos XIV y XV.

PlatosDe época cristiana, siglos XV-XVI en adelante. Se ha recuperado algún fragmento de plato

con vidriado melado y verde oscuro en toda la pieza. Otros presentan vidriados blancos y azules formando diferentes motivos, como vegetales. Son piezas de pasta rojiza-anaranjada, bastante depurada y formas abiertas.

A este período se adscriben algunos fragmentos de cerámica italiana importada. Se trata de piezas de platos de mayólica ligur, de Montelupo y cerámica pisana. La pasta de los fragmentos de mayólica ligur es de color pajizo-amarillenta, algo porosa y depurada. Aparecen vidriados azul sobre

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blanco con motivos vegetales y florales, adscribibles a los siglos XVI y XVII y de menos calidad que la de esmalte “berettino”, en azul sobre azul. La mayólica de Montelupo, que va de finales del siglo XV y principios del XVI hasta la primera mitad del XVII, se caracteriza por la pasta clara, pajiza y muy depurada. La decoración es a base de motivos polícromos. Aparecen algunos fragmentos de cerámica pisana decorada a “marmorizzata”, pasta color rojo intenso, compacta y depurada, apareciendo la pieza totalmente vidriada.

Jarritas/osTanto para el servicio de líquidos o su almacenaje en pequeñas cantidades. La longevidad de

estas piezas está más que atestiguada. Tipo I: las más abundantes. Pasta roja con intrusiones pequeñas de mica y cuarzo. La base es

ligeramente resaltada y convexa, las paredes son muy finas, con el borde ligeramente engrosado al interior, tal vez para soportar una tapadera, y el labio redondeado. Un fragmento conserva el asa, en el borde y de sección elíptica. La mayoría presentan múltiples líneas blancas paralelas en horizontal pintadas en el borde y parte superior del cuello. La cronología de estas piezas es muy amplia, con gran perduración desde los siglos XII-XIII, al igual que su distribución geográfica, ya que incluso llegan hasta el siglo XV en el norte de África. En nuestro caso se adapta a la cronología que hemos propuesto para el yacimiento, puesto que se pueden adscribir a los siglos XII y XIV.

Tipo II: piezas con una pasta clara, depurada y porosa, de color pajizo y paredes finas, borde ligeramente engrosado al interior y labio redondeado. No se ha conservado ninguna base, pero podemos presumir que es como las anteriores. Hemos hallado dos fragmentos de bordes con parte del asa, de sección elíptica y que nace en el borde, uno de ellos con decoración pintada en manganeso sobre el labio y la zona superior del asa, lo que nos hace suponer que los otros dos fragmentos de asas con decoración similar, en este caso líneas oblicuas, pertenezcan también a la misma tipología. La cronología es la misma que las anteriores.

Tipo III: piezas de repie anular con cuerpo convergente. Pasta beige, sus paredes son algo más gruesas que los anteriores ejemplares, con intrusiones de mayor tamaño. Vidriadas en melado-verdoso muy claro al interior y sin vidriar al exterior o en turquesa en el interior con goterones al exterior o en toda la pieza o melado-verdoso al interior y turquesa al exterior. Cronología plenamente nazarí.

Tipo IV: de época moderna. Borde redondeado y labio ligeramente engrosado al exterior. Decorada con múltiples acanaladuras en el exterior y totalmente vidriada en verde intenso.

Contenedores de fuego

CandilesSe han identificado varias piezas correspondientes candiles de pie alto. Se caracterizan por

tener una peana de base plana, en ocasiones algo cóncava, y perfil quebrado sobre la que se levanta un fuste cilíndrico a veces decorado con molduras, hasta llegar a la cazoleta. Normalmente están vidriados. Hemos hallado algunos fragmentos del fuste y un fragmento de base. En cuanto a los primeros, aparecen en una pasta rojiza-anaranjada, vidriados en verde o melado, y de pasta más beige-pajiza, más porosa, con vidriados en verde turquesa o blanco con azul cobalto. Es el caso del fragmento de base con labio apuntado de base ligeramente cóncava, vidriado totalmente en verde-turquesa, propio de los siglos XIV y XV. En general, aunque este tipo de candiles aparecen ya en el siglo XIII, son más comunes en el mundo nazarí, e incluso se pueden llevar hasta el siglo XVI.

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Complementos

TapaderasElementos complementarios de otras series, como las de cocina, mesa y almacenaje. Existen

numerosas variantes dependiendo de la cerámica a la que complementen y se caracterizan por su larga perduración cronotipológica en contextos andalusíes. Hemos identificado dos tipos:

Tipo I: perfil casi completo con restos de vidriado melado-verdoso al interior, de tipología de base plana, paredes rectas, borde redondeado y pedúnculo central, en este caso no conservado. Pasta es rojiza-anaranjada, con intrusiones finas y medias de caliza y mica. Al ser una pieza muy funcional sus orígenes son antiguos, aunque en nuestro caso debemos situarla entre el siglo XIII y el mundo nazarí.

Tipo II: podemos identificar como tapaderas algunos fragmentos iguales a las cazuelas de borde en ala y pestaña, pudiendo servir tanto de cazuelas como de tapaderas invirtiéndolas. Muy abundantes en época nazarí hasta tiempos inmediatamente posteriores a la conquista.

Cerámica de usos múltiples

Alcadafe/lebrilloTienen multitud de usos y son relativamente abundantes en todo el conjunto prospectado. Van

desde finales de época almohade hasta la Edad Moderna. Tipo I: han aparecido en gran cantidad. Cocción sandwich, de color rojo al exterior, con

intrusiones gruesas de mica, cuarzo y feldespato. Labio redondeado y borde vuelto o engrosado al exterior y cuerpo troncocónico invertido. No tienen ningún tipo de decoración, aunque un ejemplar aparece espatulado al interior. Su cronología, con ciertas reservas, la podemos situar en los siglos XIII y XIV.

Tipo II: llamados de sombrero de copa puesto que presentan paredes casi cilíndricas y bordes de sección rectangular al exterior. Pasta roja, más depurada, con intrusiones medias y finas de mica y cuarzo. Decorados con bandas incisas realizadas a peine en el labio y en el cuerpo, en ocasiones aparecen acanaladuras en el cuerpo. Muy característicos del mundo nazarí entre los siglos XIV y XV.

Tipo III: Pasta rojiza o rosada, con intrusiones medias de feldespatos y cuarzos. Borde redondeado engrosado al exterior con un pequeño engrosamiento al interior y cuerpo troncocónico invertido. Vidriados en el interior y en el labio con tonos verde turquesa. Cronología nazarí.

Tipo IV: lebrillos ya de época castellana. Borde engrosado al exterior y el cuerpo troncocónico invertido. Pasta es rojiza clara, con intrusiones muy finas de mica. Vidriados al interior y en el labio en diferentes tonos, desde el verde intenso y brillante a otro casi blanco. Algunos tienen acanaladuras en el labio.

DiscoElementos toscos, gruesos, pesados y de pastas groseras y con gran variabilidad de diámetros.

Aparece un fragmento que, dado el contexto, no se puede atribuir a una función artesanal, bien podría haberse usado para producir pan o tapar alguna cerámica de almacenaje. No se puede precisar la cronología, pero bien podría ser bajomedieval. La pasta es roja y tiene intrusiones muy gruesas de feldespato y cuarzo.

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Cerámica de almacenaje/transporte

En cuanto a las piezas contenedoras, no han aparecido muchos fragmentos, a pesar de ser una pieza bastante representada en yacimientos medievales.

JarraFragmento grande del cuello cilíndrico de una jarra, de pasta roja anaranjada, tiene intrusiones

muy finas de mica. Presenta la unión del cuerpo resaltada y dos acanaladuras en el cuello. Su cronología se sitúa entre los siglos XIII y XIV.

TinajaSólo se ha identificado un posible fragmento. Se trata de un amorfo grueso del cuerpo de

pasta anaranjada, con intrusiones gruesas de feldespato y cuarzo. Decorada con incisiones a peine formando bandas y ondas. Cronológicamente se podría situar en el mundo nazarí, aunque bien podría ser cristiana.

La presencia de estas series tipológico-funcionales, similares a otros contextos bajomedievales granadinos, evidencia una ocupación estable y permanente de la fortaleza, de carácter doméstico que necesita útiles funcionales, de carácter utilitario. Son piezas funcionales y sencillas, con decoración muy elemental, propia de un ajuar doméstico que debe cumplir un objetivo utilitario. El número de piezas indica que esta ocupación sería de relativa entidad. Esta hipótesis se ve corroborada por el propio tamaño de la fortaleza, con un torreón de buena factura, tres plantas y un aljibe de considerables dimensiones (Malpica Cuello, 1996). No obstante, con los datos que poseemos no podemos afinar más sobre el carácter de los ocupantes del castillo en los siglos bajomedievales. A pesar de ello podemos afirmar que existiría un aprovechamiento de los recursos cercanos, la proximidad al mar y la abrumadora presencia de cazuelas frente a la escasez de ollas evidencia un aprovechamiento de los recursos marinos, como el pescado. Es posible que existiese una estandarización productiva, pues podemos constatar el relativamente alto grado de especialización artesana en la producción de cerámica: pastas más o menos depuradas, piezas proporcionadas y cocción oxidante, convirtiéndose, por sus características funcionales, en piezas muy demandadas. Los ceramistas conocían bien todo el proceso de producción y es posible que las piezas proviniesen de dos alfares diferentes, o, al menos, dos barreros. Esto, unido al tamaño y relativo aislamiento de la fortaleza, nos hace pensar en la existencia de un comercio al menos regional, facilitado por la presencia del mar, que la presencia de cerámicas italianas de calidad media-alta convierte en larga distancia en los últimos años medievales y los dos primeros siglos modernos.

2. BIBLIOGRAFÍA

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Apéndice gráfico:

Figura 1: cerámica de cocina

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Figura 2: vajilla de mesa

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Figura 3: contenedores de fuego y complementos

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Figura 4: usos múltiples y almacenaje/transporte

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