juan bautista hermán: una víctima del poder político y eclesiástico. su amistad con los hermanos...

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ESTUDIO PRELIMINAR JUAN BAUTISTA HERMÁN: UNA VÍCTIMA DEL PODER POLÍTICO Y ECLESIÁSTICO. SU AMISTAD CON LOS HERMANOS MAYANS I. INTRODUCCIÓN E L presente y segundo volumen de la correspondencia Mayans-Hermán, que ahora nos ocupa, muestra y confirma la complejidad epistolar y amistosa de estos hombres desde principios de 1770 hasta 1788. Compleji- dad a la que nos referíamos en el volumen anterior 1 cuando presentábamos la figura de Juan Bautista Hermán y su facilidad para granjearse tanto ami- gos como enemigos, pero sobre todo émulos que, por su belicosidad y ani- madversión, le crearon situaciones muy difíciles, tanto por ser amigo de los Mayans, en especial de don Gregorio, como por su propia personalidad, lúcida, presto a arremeter, consciente o inconscientemente, de forma direc- ta y ácida contra sus contrarios a los que consideraba culpables de sus males y a los que se refería en sus cartas de manera críptica y sólo inteligi- ble para quienes conocían la jerga, las personas, los sucesos o los lances mencionados o insinuados. De ahí la dificultad para descifrar alusiones, motes, nombres o apellidos distorsionados, empleados con ironía o con intenciones muy concretas. Ni siquiera el contexto permite en algunas oca- siones llegar a descubrir el entramado y encontrar la solución a tales acerti- jos. De ahí que nos hayamos encontrado con no pocas dudas. No obstante, también hay cartas en las que la identificación ha sido más fácil, sea por referirse de forma directa o por aportar datos o elementos suficientes para su reconocimiento. De todas formas, hemos echado mano de cuantos refe- 1 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVIII. Correspondencia de los hermanos Mayans con el canónigo Juan Bautista Hermán, 1. Estudio preliminar, transcripción y notas por Vicente León Navarro con la colaboración de Erena León La Parra. Publicaciones del Ayun- tamiento de Oliva, Valencia 2001. 7

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ESTUDIO PRELIMINAR

JUAN BAUTISTA HERMÁN: UNA VÍCTIMA DEL PODER POLÍTICO Y ECLESIÁSTICO. SU AMISTAD

CON LOS HERMANOS MAYANS

I. INTRODUCCIÓN

E L presente y segundo volumen de la correspondencia Mayans-Hermán,que ahora nos ocupa, muestra y confirma la complejidad epistolar y

amistosa de estos hombres desde principios de 1770 hasta 1788. Compleji-dad a la que nos referíamos en el volumen anterior 1 cuando presentábamosla figura de Juan Bautista Hermán y su facilidad para granjearse tanto ami-gos como enemigos, pero sobre todo émulos que, por su belicosidad y ani-madversión, le crearon situaciones muy difíciles, tanto por ser amigo de losMayans, en especial de don Gregorio, como por su propia personalidad,lúcida, presto a arremeter, consciente o inconscientemente, de forma direc-ta y ácida contra sus contrarios a los que consideraba culpables de susmales y a los que se refería en sus cartas de manera críptica y sólo inteligi-ble para quienes conocían la jerga, las personas, los sucesos o los lancesmencionados o insinuados. De ahí la dificultad para descifrar alusiones,motes, nombres o apellidos distorsionados, empleados con ironía o conintenciones muy concretas. Ni siquiera el contexto permite en algunas oca-siones llegar a descubrir el entramado y encontrar la solución a tales acerti-jos. De ahí que nos hayamos encontrado con no pocas dudas. No obstante,también hay cartas en las que la identificación ha sido más fácil, sea porreferirse de forma directa o por aportar datos o elementos suficientes parasu reconocimiento. De todas formas, hemos echado mano de cuantos refe-

1 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVIII. Correspondencia de los hermanos Mayanscon el canónigo Juan Bautista Hermán, 1. Estudio preliminar, transcripción y notas porVicente León Navarro con la colaboración de Erena León La Parra. Publicaciones del Ayun-tamiento de Oliva, Valencia 2001.

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rentes hemos podido, correspondencias en general, gacetas, oposiciones,hechos históricos, relaciones amistosas o de enemistad, alusiones, contextoo cualesquiera otros medios.

Nos ha parecido importante intentar desentrañar este complicado yenmarañado entramado para conocer el ambiente social, político, religioso yhumano en el que se desenvuelven los personajes: este, a veces, micromun-do familiar, eclesiástico-clerical, valenciano, cortesano, universitario omunicipal que nos hace comprender otros aspectos de mayor calado. Se tratade ver las relaciones en su sentido más puro y crudo, qué piensan unos deotros y por qué. Es el caso de Juan Bautista Hermán y sus alusiones, refe-rencias o motes a determinados personajes por una u otra razón y que nodejan indiferente a nadie. Es la manera de conocer lo que los libros apenasdescriben. Así cuando alude al confesor real, fray Eleta, le llama Confitero,Muffti, Alpargatilla, Alpargate, Asma, Confesional o Hércules tebano; aJoaquín Segarra, Sigarrín, Cigarres, Sigarra, Ministril indigno, que sabecomer a dos carrillos o le identifica con la facción castulense; a PedroMayoral, Foscavista, Pietro, Pedro el Tuerto, el Vizco o el Vizco de Mallor-ca; a José Tormo, Amurca, Amurcense, Albaidense, Bucco; a Fabián y Fue-ro, Forello, Suero, Tizón, Fiero, Negro, don Dinero, Gran Bestia, Tío dePuzol, Tizón del infierno, Cara de diablo o Atila eclesiástico; a Pérez Bayer“que ha cambiado tantas veces de casaca como el sofista Ecebelio de reli-giones”, Polígloto, Oriental, Postello, Violí, Cap o Mànech de violí, Hebreo,Bayuca; a Raimundo Magí, Machí, Sardineta o Sardineta pelada, Bufónmercedario, Blanco o Blanquino, Magín, Pelón; a Joaquín Pla, Gran Bestia;a Juan Bautista Muñoz, Cosmógrafo, Moscógrafo; a Vicente Blasco, Cru-zón, Cruzal, Cruzado; a Rafael Lasala, Chino; a Fermín García de Almarza,Almuerzo, Almargue, Almorzof, Almarga; a Morera, Morerol; a Moñino,Munio; a Samaniego, Samanuco; a Manuel de Roda, Rueda, Rotense,Rodiaco, etcétera. La nómina sigue. Detrás de cada mote se esconde unaintención que se adecua al momento, lugar o individuo preciso.

A pesar de que tras la obtención del canonicato las cosas no le fuerontan bien como cabría sospechar, Hermán no perdió nunca, ni siquiera en lospeores momentos, su afán por el estudio, el conocimiento, la crítica y lacontinua compra de libros: “No sé dónde vive Mariano Reluz para pedirleel catálogo (...) porque deseo algunos (libros) para completar la idea de unabibliotheca i estudios de que cada día tengo más hambre, aunque meencuentro muy fatigado” (21-VI-1777). El mismo interés que manteníanlos hermanos Mayans 2. Sin embargo, estaba convencido de la imparable

8 VICENTE LEÓN NAVARRO

2 Mayans-Cerdá: “Mi hermano siempre anda a caza de buenos libros. Se encuentran condificultad i se compran como se hallan, bien o mal tratados, completos o incompletos” (25-IX-1779). G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVII. Cartas literarias. Correspondencia de loshermanos Mayans con los hermanos Andrés, F. Cerdá y Rico, Juan Bta. Muñoz y José Vega

decadencia de los estudios y del constante progreso del barbarismo, en lalínea mayansiana, que se apreciaba en la constante marginación de loshombres de mérito, por lo que era difícil que la nación, el reino y la ciudadsaliesen de su ignorancia y barbarie: “porque veo conjurados contra lasbuenas letras a todos los que las deven promover, figurándose que siendotan dignos es lo demás lo que ellos ignoran”. Algunas manifestacionespodían dar esta impresión, pero una sobre todo, por su cercanía y simbolis-mo, resultaba más significativa en aquellos años. Francisco Pérez Bayer, elhebraísta, con sus incondicionales, Joaquín Segarra, Rafael Lasala, Rai-mundo Magí, Manuel Villafañe o Vicente Blasco, quería controlar las letrasy su reforma tanto en Madrid como en Valencia. Contaba en esta ciudadcon los apoyos interesados de los Mayorales primero y de Fabián y Fuerodespués y personajes afectos a ambos bandos, que se encargarían, al mismotiempo, de realizar el trabajo: Segarra, Lasala, Domingo Moricó (...). Demanera que dominando las instituciones se pudiesen dirigir los estudios yaplicar las reformas según sus intereses. En estos proyectos necesariamentetenían que chocar con los Mayans, Hermán y otros sectores valencianos. Elerudito, en concreto, había escrito Idea del nuevo Método que se puedepracticar en la enseñanza de las Universidades de España en 1767 a ins-tancias de Roda. Tal Idea quedó relegada al olvido.

Varios aspectos destacables aparecen a la luz de este enfrentamientoaludidos en el primer volumen de la presente correspondencia. Primero, laexpulsión de los jesuitas e inmediata elección de Joaquín Segarra comodirector del Real Seminario de Nobles. La figura del electo adquiereimportancia en la Valencia de estos años, primero bajo el pontificado deAndrés Mayoral y después del de Francisco Fabián y Fuero. Segundo, lapolémica sobre la Gramática latina mayansiana que tanta tinta haría correra sus amigos y enemigos y tantos resquemores concitaría. Tercero, el nom-bramiento de Manuel Villafañe como director de los Reales Estudios deSan Isidro de Madrid y, finalmente, la posible elección de un director deestudios para la Universidad valenciana. La pugna intelectual, ideológica yreligiosa era patente, al tiempo que se dilucidaban en Madrid las canonjíasde Hermán y de Juan Antonio, obstaculizadas por las facciones pereziana ymayorálica por ser contrarias a sus intereses, pero exponente también de lasrivalidades en la corte y en el gobierno entre las distintas tendencias de losgrupos propulsores de las reformas que se veían necesarias, aunque nosiempre llegasen a buen puerto.

Uno de los casos más significativos, por el tiempo en que se produce,precisamente tras la expulsión de los jesuitas en abril de 1767, es la elección

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Sentmenat. Estudio Preliminar, Transcripción y notas de A. Alemany Peiró. Publicaciones delAyuntamiento de Oliva. Valencia 2000, pág. 262. No obstante Hermán decía a Juan Antoniopor mayo de 1783 que ponía fin a la compra de libros y exclamaba: “Ojalá a mi biblioma-nía”.

de Joaquín Segarra para dirigir el Real Seminario de Nobles, exponente clarode la ofensiva tomista con las bendiciones del Consejo y del monarca, y de larivalidad por el control de la enseñanza en Valencia entre el entorno de PérezBayer (“quien se ha propuesto ser el árbitro de esta Universidad i Cabildoeclesiástico”) y de Mayans, como dos modelos bien diferentes 3.

El nombramiento de Segarra 4 no gustó a Mayans, quien pronto mani-festó su oposición por la forma de dirigir el Seminario, denunciando tantola negligente elección de los maestros como su ineptitud para enseñar 5.Pero sobre todo por ser Segarra criatura y hechura de Pérez Bayer, estarprotegido por los Mayorales, por el obispo auxiliar Lasala y contar con elapoyo del intendente Andrés Gómez de la Vega y de los escolapios. Segarraera, pues, el símbolo del enfrentamiento Pérez Bayer-Mayans. Sin pelos enla pluma exponía el erudito sus impresiones a quienes podían favorecerle,Roda, Rodríguez de Campomanes, Mata Linares o Velasco de Cevallos. Asu entender, con este planteamiento se caminaba hacia la destrucción de laenseñanza, se primaba a los ignorantes y se marginaba a los beneméritosdesafectos a sus ideas. La enseñanza del Seminario, dirigido por Segarra,se consideraba peor que la que habían impartido anteriormente los jesui-tas. ¿De qué habían servido entonces las críticas a éstos y su expulsión? Eldirector Segarra se había pronunciado además, de forma prepotente y des-carada, contrario a la Gramática latina de don Gregorio 6. Pero por encima

10 VICENTE LEÓN NAVARRO

3 A. MESTRE SANCHIS, “Un grupo de valencianos en la corte de Carlos III” en Estudis 4(1975), pp. 213-230. G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario VI. Mayans y Pérez Bayer. Transcrip-ción, notas y estudio preliminar de Antonio Mestre. Publicaciones del Ayuntamiento de Oli-va, Valencia 1977. S. ALBIÑANA, “Els estudis clàssics a la Universitat de València” en Afers5/6 (1987), pp. 489-515. V. LEÓN NAVARRO, “La corte y la relación epistolar Juan BautistaHermán-Gregorio Mayans (1767-1770): Una colaboración intelectual” en Actas del Congre-so Internacional sobre Gregorio Mayans. Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, Valencia1999, pp. 429-456. E. GIMÉNEZ LÓPEZ, “La enseñanza en el Seminario de Nobles Educandostras la expulsión de los jesuitas. Un capítulo de la lucha por el control de la enseñanza enValencia”, en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante 20 (2002),pp. 211-226.

4 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario IX. Mayans y Martínez Pingarrón. Real Biblioteca yPolítica cultural. Transcripción, estudio preliminar y notas por Antonio Mestre Sanchis.Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, Valencia 1989, pág. 59. Archivo del Reino deValencia (ARV), Sección diversos. Seminario de Nobles, legajo, 66/17 y libro 25. A. MESTRE

SANCHIS, Ilustración y reforma de la Iglesia. Pensamiento político-religioso de don GregorioMayans y Siscar (1699-1781).Valencia 1966, pp. 328-329.

5 V. LEÓN NAVARRO-T. M. HERNÁNDEZ, “El Real Seminario de Nobles Educandos deValencia (1767-1784). ¿Un símbolo del reformismo educativo?” en Anales Valentinos 55(2002), pp. 129-153.

6 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVI. Mayans y los altos cuadros de la magistratura yla administración borbónica, 3. Fernando José de Velasco Ceballos (1753-1781), Estudiopreliminar, transcripción y notas por Antonio Mestre Sanchis y Pablo Pérez García. Publica-ciones del Ayuntamiento de Oliva, Valencia 1998. V. LEÓN NAVARRO, “Rafael Lasala y Loce-la. Obispo auxiliar de Valencia. Su postura ante la extinción de los jesuitas” en Revista deHistoria Moderna. Anales de la Universidad de Alicante 17 (1998-1999), pp. 353-372.

de todo se le acusaba de dirigir el centro arbitraria y descuidadamente, sinmiedo a ser amonestado por nadie ni a perder su alumnado 7. Por ello sehizo acreedor de las críticas mayansianas y de José Plana, catedrático deRetórica del centro, quien sufrió, por esta causa, las iras de Segarra y delpoderoso obispo auxiliar Rafael Lasala, también contrario a Mayans y a sumétodo educativo 8. Las opiniones del erudito clarifican bastante el estadode la cuestión, aunque no dejan de ser, en todo caso, su punto de vista.

José Plana, catedrático de Retórica, acudía al Consejo el 12 de noviem-bre de 1771 para denunciar en términos durísimos la degradante situacióndel Seminario y, temeroso de que el influyente Pérez Bayer impidiera quellegasen sus quejas al Consejo, escribió al fiscal Rodríguez de Campoma-nes (18-1-1772) en los mismos términos 9. Evidentemente, tales acusacio-nes no podían dejar indiferente a nadie, menos a quienes iban dirigidas:Pérez Bayer, Segarra, Lasala y Blasco, apandillados “que han formado unacoligación o secta más peligrosa que la de los jesuitas y a cuyo abrigo seeluden los Reales Decretos”, gracias a una dirección diabólica que justificala inutilidad manifiesta de los maestros, sus perversos y pendencierosmétodos y el perjuicio ocasionado al público y al prestigio de la institución,patente en el continuo descenso del número de alumnos que la abandonanllevados por el miedo, la crueldad, la insuficiencia académica y rusticidadde sus maestros 10. Así se ha engañado durante cinco años a todos, hasta elpunto de haber retrasado el envío del Plan de Estudios durante diez mesesal Consejo. Parece que lo que hacen en Valencia Segarra (que controla alCorregidor) y Lasala lo validan en Madrid Pérez Bayer y Blasco. Acusacio-nes que, según Plana, eran la comidilla de la sociedad valenciana y a nadieescapaba una situación cada vez más degradada.

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7 Archivo del Reino de Valencia (ARV), Sección diversos. Seminario de Nobles, legajo66/17 y libro 25.

8 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XV. Mayans y los altos cuadros de la magistratura yadministración borbónica, 2 (1751-1781). Estudio preliminar, transcripción y notas porAntonio Mestre Sanchis y Pablo Pérez García. Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva,Valencia 1997, pág. 538. Ibid., Epistolario X. Mayans con Manuel Roda y conde de Aranda.Transcripción, estudio preliminar y notas por Antonio Mestre Sanchis. Publicaciones delAyuntamiento de Oliva, Valencia 1990.

9 Archivo Histórico Nacional (AHN), Consejos, libro 1942. Las fechas en el mismodocumento cambian. La primera también se confunde con el 12 de diciembre. La segundacon el 28 de enero. E. GIMÉNEZ LÓPEZ, “La enseñanza en el Seminario...”.

10 Refiriéndose a un maestro y a sus métodos señala: “...es de suio tan iracundo que sinfundamento ni razón impite contra los estudiantes tirándoles la féruda, tintero o lo que tiene amano, asiéndolos de los cabellos y orejas, echándoles en tierra, arrastrándolos, dándoles dezurriagazos y patadas y así otras cosas orrendas e ignominiosas... o sacar una nabaja y apun-társela a la garganta con ademán de quererle degollar pidiendo con descompasados gritos alos circunstantes un barreno para la sangre”. Por estas circunstancias los alumnos han sacadoapodos a todos los maestros, a los criados, rector y corregidor.

Otra muy distinta era la visión aportada por Lasala, la Universidad y elfiscal que veían delictiva la actuación de Plana, “de genio dominante, altiboy cruel”, y, por tanto, punible como así lo fue, convirtiéndose en objeto depersecución por parte de Segarra y del Obispo auxiliar, siendo recluido enel convento de Carmelitas Descalzos y castigado económica y académica-mente. De forma curiosa, el punto de vista de Plana coincidía con el deMayans y Hermán. En el fondo se trataba de la pugna de dos proyectosdiferentes, al margen de la imposición o no de la Gramática latina mayan-siana como libro de texto. El erudito soñaba con restablecer el esplendor dela enseñanza pública en su sentido más secular y laico. De ahí la necesidadde la vuelta de las Aulas de Gramática a la Universidad, posible tras laexpulsión de los jesuitas, pero que Joaquín Segarra, sostenido por Lasala yPérez Bayer, parece que obstaculizó por todos los medios mientras pudo.Este grupo defendía un proyecto más en la línea clerical. Predominio de lareligión y de las órdenes religiosas como se manifiesta en la réplica almemorial de Plana. La Universidad también respondía (21-II-1772), a peti-ción del Consejo, a la primera representación del catedrático de Retórica,defendiendo la gestión de Segarra, incluso en el punto de las Aulas, lasacciones tomadas por Lasala y la situación interna del Seminario en todossus aspectos. Esta Universidad que parecía languidecer, tanto por la inso-lencia de los catedráticos como por los manejos y control arzobispales deMayoral primero y de Fabián y Fuero después. En este ambiente de pocoservían las noticias de Hermán desde Madrid en el sentido de que sus ami-gos en la corte eran favorables a que Mayans fuera el artífice de la reformade los estudios y de su método. Todo quedaba en buenas intenciones.

Las críticas a la actuación de Segarra y a su plan de gobierno para elSeminario parecían estar fundadas 11. Sobre todo porque representaba el sero no ser de las reformas ilustradas tras la expulsión de los jesuitas, causan-tes, a ojos de casi todos, de la continua decadencia de los estudios. Por elloresultaba chocante e incluso hiriente que el espíritu y las ideas ilustradas noestuviesen presentes en los nuevos planes de estudio o lo fuera formalmen-te, casi de forma demagógica, pero sin contenido alguno creíble. Con ironíaescribía Mayans a Hermán que hasta los símbolos jesuíticos permanecíanen la puerta del Colegio de San Pablo (23-V-1769) 12. La indolencia era unamuestra más de la falta de voluntad para acometer las reformas necesarias ala luz de los nuevos tiempos. Tal vez por todo esto y ante tanta crítica sedefendía la figura de Segarra que, desde el primer instante de su nombra-miento, habría pedido en reiteradas ocasiones ser relevado de tanta respon-

12 VICENTE LEÓN NAVARRO

11 Críticas al Plan de Joaquín Segarra hechas por Gregorio Mayans, encargadas por elrector de la Universidad Manuel Salvador. Archivo Municipal de Valencia (AMV), SerranoMorales 6821-40. Marzo de 1773.

12 V. LEÓN NAVARRO-T. M. HERNÁNDEZ, “El Real Seminario de Nobles Educandos...”,pág. 138.

sabilidad y nombrar otro director más capaz. En julio de 1771 fue oído, nosin antes obligarle a redactar el Plan de gobierno para el Colegio y propo-ner un sustituto.

La censura al plan de estudios hecha por Mayans insistía en la superfi-cialidad, en la incoherencia, en la dejadez, en la ignorancia de los maestros(la línea marcada por Plana) y en la poco acertada elección de los libros,mientras él ponía el acento en el carácter pedagógico de la enseñanza,necesario para acometer cualquier cambio. Saber qué quiere hacer, por quéy cómo hacerlo. En este sentido Mayans ponía el dedo en la llaga al señalarque los niños aprenden aquello que entienden. Descubría igualmente la tra-ma de los intereses segarrianos con el obispo de Barcelona y con ManuelVillafañe en Madrid a la hora de imponer los libros de texto. Pero lo queparecía evidente era que la reforma de los estudios que se llevaba a cabo enValencia nada tenía que ver con los proyectos ilustrados ni con las necesi-dades de la sociedad. Todo se acomodaba más bien a otros intereses. Eldescrédito del Seminario de Nobles lo atestiguó bien, perdiendo continua-mente alumnos a favor de los escolapios. Para Mayans, que carga las tintasinteresadamente en este caso, se convirtió en el alcázar de la ignorancia.En su opinión todo hubiera funcionado mejor si se hubiese elegido sumétodo. Sin embargo, los escolapios habían aumentado de forma constantesu presencia en Valencia. Benito Feliu fue el gran artífice de este protago-nismo educativo con apoyo de Mayoral primero, fundador del SeminarioAndresiano, del que pronunciará su Oración Fúnebre en 1769, y de Fabiány Fuero después, al que dedicará varias obras. Se convirtió en un hombremuy próximo a ambos arzobispos (Fabián y Fuero quiso hacerle obispo) yparticipó por deseo de Carlos III en la reforma de los estudios de la Univer-sidad de Valencia. Su figura se vio ensalzada con la impresión de la traduc-ción de la Biblia en lengua vulgar del P. Scío entre 1790 y 1793 13, peroHermán no incide en la importancia de esta obra ni en su posible transcen-dencia para los fieles ni en el tipo de espiritualidad o sus raíces, que otrossí supieron ver 14. Su actitud, no obstante, respecto de la Gramática latinade Mayans le convertirá en blanco de las críticas del erudito y de su amigoJuan Bautista por oponerse a su método y obstaculizar lo que ellos creían elavance de los estudios. De nuevo, dos formas distintas de entender el papele importancia de la enseñanza y también de defender los aspectos más ade-cuados a los propios intereses, que en el caso de Mayans pasaban por con-

ESTUDIO PRELIMINAR 13

13 J. FLORENSA, “Reforma de la Universidad de Valencia a fines del siglo XVIII y el P.Benito Feliu” en Analecta 13 (1965), pp. 83-105. Ibid., “Un hombre de la Ilustración a travésde la Sociedad de Amigos del País de Valencia” en Analecta 18 (1967), pp. 241-301.

14 Algunos aspectos se pueden ver en el trabajo de H. RAUSELL GUILLOT, “Los erasmistasvalencianos en la obra y la correspondencia de los ilustrados” en Estudis 27 (2001), pp. 127-152.

denar una clerocracia omnipresente y omnipotente, antítesis de una socie-dad cada vez más civil.

En efecto, el predominio o monopolio tomista de este grupo se dejabasentir en toda su extensión y profundidad. Hermán lo señalaba en mayo:“El patronato salió con la edición de (que) las cáthedras y pavordrías sehayan de dar a los professores thomistas ab origine y este triunpho se locanta para sí el castulense de Oriente”. La oposición a cualquier otra doctri-na es evidente. Ahí estaba, como ejemplo, el juramento a la doctrina desanto Tomás, ya denunciado por Mayans cuando se planteaba en carta aHermán qué era ser tomista, qué ser antitomista y su profundo significado:

Dígame Vm. ¿qué quiere decir thomista en el sentido común? Yo entiendo que es unhombre que no lee a santo Thomás i que quiere que crean que lo lee. En este sentido,¿qué quiere decir antithomista? Es un hombre que quiere dar a entender que es contra-rio del otro i que tampoco lee al santo, sino que discurre como le parece. Buelvo a pre-guntar, ¿quál será el verdadero thomista? Aquel, sin duda, que estudiaría a santo Tho-más, le entendería i defendería. I antithomista, su contrario; no en todo, sino en ciertasconclusiones. Ahora dígame Vm. si deve seguirse a santo Thomás en las falsas Decreta-les que tuvo por verdaderas, en tantos delirios del libro De divinis nominibus atribuido asan Dionisio Areopagita, en tantas opiniones más de Averroes que de Aristóteles, en tan-tas explicaciones de textos de las Divinas Escrituras que no entendió por no saber laslenguas originales, en tantas opiniones filosóficas en que erró, porque la física no seavía adelantado tanto como en los siglos posteriores a él.

Por ello defendía la erradicación de todas las escuelas para que solamen-te existiese una: la de la libertad 15. En el fondo estaba la crítica a un santoTomás que no podía ser compendio de la ciencia a la luz del siglo XVIII nitampoco de sus seguidores que, por seguirle, habían abandonado el estudiode la teología, de la moral o del dogma. En esa misma línea se manifestabael autor de Respuesta que dio a la consulta de si un apasionado de santoTomás de Aquino podría estrecharse a seguirle con juramento 16. ¿Acasosanto Tomás no erró? ¿Acaso algunas de sus ideas no habían sido condena-das por la Iglesia? Era absolutamente temerario defender todo lo escrito porel doctor Angélico, como ya señalara Melchor Cano. No pueden ser hom-bres sabios los que tienen siempre atado el entendimiento a una doctrina,condenando las otras. Tal juramento, venía a decir, es de hombres neciosque creen incluso que el mismo Cristo ha aprobado las teorías del santodominico. En esta opinión se incluiría también a Fabián y Fuero por suinterés en el Qüestionario, condenando a Lorenzo Berti y al agustinismo.

14 VICENTE LEÓN NAVARRO

15 A. MESTRE SANCHIS, “Pugnas por el control de la Universidad después de la expulsiónde los jesuitas”, Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante 8-9(1988-90), pp. 91-118.

16 Biblioteca de la Universidad de Valencia (BUV), Ms. 121/8.

La lucha abierta y estéril entre Órdenes y Escuelas continuaba siendo enco-nada a pesar de las órdenes reales (Real Cédula de 12 de agosto de 1768),salpicando a unos y a otros en detrimento del verdadero estudio y de loshombres de mérito 17. Un ejemplo de la pugna escolástica y del fanatismotomista lo constituyó la oposición a la pavordía segunda de Teología Expo-sitiva, vacante por ascenso de Basilio Romá. Tras las oposiciones se elevóuna terna al Consejo con los nombres, en este orden, de Vicente Peris, Jai-me Pastor y Pascual Tudela. Los profesores tomistas, con el beneplácito delCanciller, el arzobispo, elevó un memorial para anular el nombramiento deestos pavordes. El Consejo, el 27 de abril de este mismo año de 1774, acor-dó pedir informes al Arzobispo, a Gregorio Mayans y a Juan Bautista Her-mán. Fabián y Fuero tomó partido descaradamente por los tomistas exclui-dos de la terna, como Manuel Miralles, el mejor en su opinión, y tildó atodos los no tomistas, interesadamente, de jesuitas y de defender sus opi-niones, arremetiendo personalmente contra Pascual Llansola y MarianoSimó.

Juan Bautista Hermán informa que la lucha de Escuela es tremenda.Antes los jesuitas con su poder arrinconaron a los tomistas. Ahora éstosquieren hacer lo mismo con el resto de Escuelas, con lo que la ruina deEspaña es segura. Dice que la ciudad de Valencia está dividida en dos parti-dos, contribuyendo a su aumento los jefes de ellas. “Y no quisiera el expo-nente –añade– caher en manos de uno ni de otro partido en asuntos de gra-cia ni de justicia, porque los suaristas le tienen por tomista, como lo es, ylos tomistas no le aman porque no les es amartelado; pero en el supuesto deque tiene bien observado a unos y a otros su doctrina, estudios y méritos ymanejos y los libros que estudian (...)”. La solución, en la misma línea queMayans y otros, es evidente: es preciso cortar de raíz todos los partidosintroduciendo unos buenos cursos impresos de Filosofía y Teología. En suopinión, los actos celebrados para cubrir la vacante de pavordía son justos ylos elegidos hombres de mérito. Lo decía también en carta al erudito: “Nose nos juzgará por nuestras opiniones escolásticas, sino por seguir o no elEvangelio”. Don Gregorio, cuyo informe considera difuso el Consejo, ponepor encima de todo los méritos, la sana doctrina y buenas costumbres dequienes deban enseñar. Sólo excluye a los que sigan las doctrinas de losjesuitas y aboga por la desaparición de todas las escuelas, como hace siem-pre que tiene ocasión en sus diferentes correspondencias, por constituir unaauténtica ruina. Defiende la elección hecha por la ciudad en votada del 1 demarzo 18. El Arzobispo no olvidará la oposición de Hermán y de Mayans.

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17 Hermán en carta de 28 de agosto de 1770 le decía a Mayans: “Que la fratrería no searemovida de goviernos, cáthedras, examinaturas, confesionarios de monjas, etc., nunca abrápaz ni desinterés”.

18 AHN, Consejos, legajo 6865-7. A. MESTRE SANCHIS, Don Gregorio Mayans y Siscar.Entre la erudición y la política. Instituto Alfons el Magnànim, Valencia 1999, pág. 341.

Retomemos dos aspectos citados anteriormente, el partido de la libertady el trabajo encaminado al bien público, suficientes para ver en don Grego-rio un ilustrado católico moderado consciente de la necesidad de cambiar elorden moral caduco por otro, en el que él mismo se implica: defensa deltrabajo, del mérito, del estudio, de la lectura, de la ruptura del aislamientode España tendiendo puentes con Europa, de la crítica, de la religión evan-gélica, frente a la pereza, a la ignorancia, a la superstición o al papanatis-mo. Su muerte coincidía, por ejemplo, con la aparición de un diario comoEl Censor (1781), cuyas páginas, reflejo del ambiente coetáneo, mostrabanen esa línea una especie de programa regeneracionista de tendencia tam-bién católica, pero que iba un poco más allá, reivindicaba libertades y dere-chos. Nada de eso sería posible sin el desarrollo educativo-cultural por elque había trabajado Mayans con mejor o peor fortuna. Tal empeño suponíala búsqueda de la perfección humana, del progreso y de la felicidad. Todoello común a otros ilustrados que, en algún momento posterior no muylejano, chocaría con el caduco sistema político-social del antiguo régimen.Serán otros tiempos, otras preocupaciones y otras esperanzas.

II. JUAN BAUTISTA HERMÁN CONSIGUE EL CANONICATO

El regidor municipal Benito Escuder no se equivocaba cuando afirmabacon o sin ironía que la concesión de los canonicatos era cosa de este mun-do, y tanto 19. Su adjudicación no exigía necesariamente virtud ni ciencia,sino influencias. De la misma forma describía Juan Bautista Hermán lasdiferentes oposiciones canonicales antes de su marcha a Madrid. Y asísigue señalándolo también durante su estancia en la corte y tras su salida deella. Las canonjías no eran lo que parecían. Escondían trampas y engañosque quienes conocían el juego desvelaban en ocasiones. Así lo veníahaciendo Hermán a través de sus cartas desde los años sesenta.

En junio de 1770, fruto de las obscuras y sinuosas fuerzas del poder, delas intrigas, del azar, de los rumores, de las tensiones entre partidarios deunos y de otros y contra todo pronóstico, Juan Bautista Hermán era elegidopor el rey canónigo de la metropolitana de Valencia 20. Canonicato que, enprincipio, estaba destinado para Juan Antonio Mayans y para él el de Tole-do. De esta forma las previsiones se trastocaban. Ambos tenían los mismos

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19 B. Escuder-G. Mayans (8-IV-1763): “Amigo, el Blanch con 11 votos a la primera, 9Romá y 1 Puig. Esto ha sido una negociación como acontece en el mundo y por ello nuestroamigo (en referencia a Hermán) no tendrá nada jamás”.

20 Gazeta de Madrid publicaba su nombramiento el 10 de julio. Mayans estuvo alcorriente de la elección como demuestra la correspondencia. Entre los informantes contó conJuan Bautista Muñoz. El día 26 de junio le agradecía la información. En G. MAYANS Y SIS-CAR, Epistolario XVII..., pág. 370.

benefactores y sólo uno podía ser elegido para la Seo valenciana. En estecaso fue Hermán, tal vez por encontrarse en la corte, centro de las decisio-nes, o por la necesidad de alejarle de allí debido a su espíritu campománicoy antifrailesco y también de Toledo para que no alborotase aquel Cabildo.El nuevo canónigo así lo reconocía por conjeturas y rumores que le llega-ban y de la misma forma se lo comunicaba a don Gregorio, bastante decep-cionado al no salir electo su hermano. Al contrario que su amigo que veíacómo la providencia le había salvado de sus enemigos en momentos tancríticos: “Yo he salido de mi borrasca amarrado a una tabla y porque Diosha querido, y pocos hombres han intervenido, he logrado lo que ni preten-día ni esperava, al mismo tiempo que iba a descargar un gran nublado sobremí y turbado no encontrava cubierto que me defendiesse”. Habían pasadocuatro largos años desde su llegada a la corte y había padecido todo tipo deinfortunios, desprecios, desengaños y persecuciones. El erudito, por su par-te, no había cesado de recomendar a su hermano y de pregonar sus méritosa cuantos podían ayudarle. En el mismo sentido se había manifestado deforma permanente Hermán, haciendo siempre gala de su sincera amistad.

La carta que Mayans escribía a Manuel do Cenáculo estaba en la líneaseñalada por el nuevo canónigo. Con esta elección parecía que trataban dealejarle de la corte, separarle de Campomanes y excluir a Juan Antonio delcanonicato. Por ello veía don Gregorio oscuras maniobras que quería des-cubrir 21, al igual que Hermán muy interesado en demostrar que había juga-do limpio y sin engaño con respecto a sus amigos 22. Él mismo desconocíalas causas de su elección decidida, al parecer, desde muy arriba. Así sededucía de las confesiones del impresor Antonio Sancha. Hermán en cartaa Mayans señalaba que Magí le había confesado su apoyo para evitar que lacanonjía de la Seo valenciana recayese en Juan Antonio 23. La razón parecíaevidente, privar al erudito del eficiente sostén de su hermano. Hermán lomanifestaba con claridad a don Gregorio: “Los méritos de su hermano sonmuy sobresalientes, pero tiene la desgracia de que es hermano de Vmd.,objeto de la embidia i que los émulos los obscurecerán”. Que el grupopereziano conspiraba contra los Mayans era evidente. De ahí su interés pordesvelar los entresijos de la operación que tenía dos objetivos: Juan Bautis-ta Hermán, aparentemente favorecido, y Juan Antonio Mayans, perdedor.El primero reconoce que su elección ha sido un juego de manos con el finde sacarle de la corte y sus contornos por ser amigo de Campomanes y ene-

ESTUDIO PRELIMINAR 17

21 M. H. PIWNICK, “La correspondencia de Mayans-Cenáculo” en Arquivos do CentroCultural português XII. Lisboa-Paris 1986, pág. 511.

22 Martínez Pingarrón había escrito a Mayans porque Hermán no le inspiraba muchaconfianza (16-IX-1767). Epistolario IX..., pág. 93.

23 Hermán-Mayans (¿5 de agosto de 1770?). La buena relación entre los dos hermanosMayans se aprecia, entre otros muchos documentos en el Apéndice II.

migo de los valencianos. El segundo perdía y con ello se castigaba a donGregorio. Era la señal de quién mandaba. En ese tira y afloja de la elección,la cuerda se rompió por la parte más débil.

La consecución del canonicato abría a Hermán varias posibilidadespara permanecer en la corte, merced al favor de que gozaba, si bien la faltade ambición (incluso señala la posibilidad de ser obispo si quisiera), leinclinaba a buscar la quietud y el estudio en Valencia en compañía de susamigos para reponerse de sus muchas dolencias físicas y morales y olvidarlos fantasmas del pasado que todavía persistían. En efecto, alude en variasocasiones a las presiones de la curia valenciana y del entorno de PérezBayer para que renuncie al curato de Fuente de la Higuera, a lo que se nie-ga en tanto no pueda aclarar todas las cuentas de fábrica desde el año 1760y salir airoso y dignamente del contencioso (ya decidido a su favor por laReal Audiencia el 29 de noviembre de 1765) con los regidores de la villasobre la conflictiva administración de las rentas parroquiales 24.

Hermán, mientras se mantuvo en la corte, quiso estar al servicio de los

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24 Los problemas sobre este complejo asunto se pueden ver en ARV, Escribanía deCámara, año 1759, expediente 115; año 1761, expediente 138; año 1765, expediente 143 yaño 1772, expediente 77. La administración de las cuentas de la fábrica parroquial envenena-ron las relaciones de Juan Bautista Hermán con los regidores de la Fuente desde 1760. Éstosse consideraban administradores únicos y legales, excluyendo al cura que defendía tambiénsus derechos. Acudió a los tribunales, abriendo así dos vías procesales, una civil y otra ecle-siástica. La causa se remontaba a 1548 en que se construyó un mesón para dotar de rentas ala fábrica de la iglesia parroquial. El nudo gordiano residía en la administración de tales ren-tas. Los regidores encargados, José Tomás de Molina, Mateo Tomás y José Íñiguez, no dieronsu brazo a torcer, como tampoco Hermán y su colector, el beneficiado Sebastián Gómez. Lasentencia de la Real Audiencia (1765), favorable a Hermán, la dio a conocer a las autoridadesde la villa, a instancias del propio cura, el escrivano Francisco José Barberá. El alcalde, Fran-cisco Tomás, y resto de regidores tomaron muy a mal la sentencia, denunciando posiblessobornos y sometiendo al escribano a toda clase de vejaciones (3 de diciembre de 1765). Noconsta documentalmente que Hermán diese cuentas de la administración de la fábrica parro-quial ni cuándo renunció a este curato, pero sí podemos asegurar que los problemas del nue-vo cura, Juan Bautista García, y de los administradores continuaron en los años siguientes,viéndose involucrados otra vez la Real Audiencia y la curia palatina. Todo indica que el casode Hermán no fue aislado y sus quejas estaban fundadas. Hay acusaciones claras contra losadministradores antiguos (época de Hermán) por haberse apropiado de causales en beneficiopropio y a pesar de haber sido condenados no retornaron las cantidades sustraídas ni dieroncuentas adecuadas de sus gastos. Detrás de ellos estaba el alcalde Francisco Tomás primero,Martín Tomás después, el síndico personero Francisco Albero y el escribano Luis Ros, quie-nes junto con los administradores, entre los que se encontraba Francisco Gramaje, cuñado deAlbero, constituyeron la bestia negra de Hermán. El nuevo cura experimentó el furor y elodio de éstos con motivo de la reedificación de la torre de la iglesia parroquial (1771) y delproyecto de construir una nueva casa abadía, transformando la antigua en una capilla decomunión. Proyecto que ya tuvo presente Bartolomé Tormo en 1753, párroco entonces de lavilla, y que contó con el beneplácito de la curia. La denuncia en 1772 de estas obras por partedel síndico Albero supuso el inicio de todo un largo proceso jurídico que manifestó la claradivisión del pueblo y el papel despótico de su gobierno.

intereses de su amigo don Gregorio, aunque el de Oliva no viera siemprecon buenos ojos sus gestiones 25. Además, su amistad con el fiscal Rodrí-guez de Campomanes le permitió mantener al grupo valenciano fuera de suradio de influencia a pesar de los intentos de Pérez Bayer por buscar intere-sadamente una relación más fluida con el Fiscal, de manera especial conmotivo de la reforma de los Colegios Mayores.

Pero más allá de estos aspectos concretos y puntuales Hermán yMayans aparecen estrechamente unidos. Es cierto que la persecución y elodio manifestado por los paisanos valencianos hacia Hermán tenía undoble origen. Por una parte él mismo, sus hechos y dichos frescos y provo-cadores y su capacidad intelectual para conseguir cuanto se propusiera. Porotra el erudito, su maestro. Es decir, se convertía en blanco de las iras, per-secuciones y desprecios que sentían por el de Oliva, su trabajo, sus proyec-tos y sus posibles influencias para llevarlos a cabo. La relación Mayans-Hermán, a pesar de todo, fue excelente durante muchos años, abarcando nosólo la de maestro-discípulo, sino sobre todo la de amistad sincera entredos hombres unidos por proyectos e intereses culturales y religiosos comu-nes. Gregorio Mayans, también su hermano, ensalzó siempre la formaciónde Hermán y, en carta al conde de Villanueva, le señalaba como el cura másdocto de España, hechura, por supuesto, suya. Mérito del maestro y del dis-cípulo. No obstante, en algunos momentos aparecieron ciertas sombras odesconfianzas que oscurecieron esas buenas relaciones, manifestadas porMayans a algunos corresponsales y de las que Hermán da o pide explica-ciones con toda franqueza 26.

Podemos señalar dos momentos, que nos parecen más significativos, enestas relaciones en que los acontecimientos pudieron ensombrecerlas. Uno,el nombramiento de Hermán como canónigo. Si bien Mayans se alegró porsu amigo, encajó mal la marginación de su hermano, juego de manos de laalta política. Por eso no le satisfizo en exceso el nombramiento de arcedia-no de Culla de la catedral de Tortosa, que vino a ser otro juego de manos,en este caso de Pérez Bayer. En efecto, a la muerte del canónigo PedroNúñez (1773) Mayans abrigaba la esperanza de que en esta ocasión senombrase a Juan Antonio 27 y en tal sentido desplegó una gran actividadepistolar a su favor. Pero el hebraísta, conocedor del destino del canonicato,maniobró haciendo valer su influencia con el infante don Gabriel para queel nombramiento recayese en su hermano Pedro, a la sazón arcediano de

ESTUDIO PRELIMINAR 19

25 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVI..., pág. 401. 26 Mayans-Rodríguez de Campomanes (18-IX-1767) sobre el memorial de su hermano y

que no quiere que lo conozca Hermán. Ver también G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVII...,pp. 461, 464 y 530 con elogios de José Vega Sentmenat.

27 Mayans-Cenáculo (22-V-1773) en M. H. PIWNICK, “La correspondencia de Mayans...”,pág. 530. Mayans-Eleta (25-V-1773).

Culla 28. De resultas el rey nombró a Juan Antonio para esa dignidad. Eldisgusto del erudito fue manifiesto, no por el nombramiento en sí, sino por-que exigía una separación física, dolorosa y negativa para su trabajo y parasu familia. Así se lo manifestaba a Hermán:

Considere Vmd. el sentimiento que me causará una separación como ésta después dela fraternal i estudiosa compañía de quarenta i siete años, a los setenta i quatro cumplidosde mi edad, sin tener hijos ni hijas acomodados a vísperas de empezar a hacerlo, priván-dose mi hermano de esta librería i mis hijos del abrigo de un segundo padre; sabiendotodo esto Pérez que ha procurado que se diesse a mi hermano con pretexto de honor, loque hacía cuenta que renunciaría para que recayesse en Rico. Pero no tendrá este gozo,porque mi hermano sabe graduar sus obligaciones i la que tiene al rei es la primera.

Por tanto, si pensaba Pérez Bayer que Juan Antonio iba a renunciar seequivocaba, porque éste no quería desairar la elección de su majestad 29.Así, Félix Rico, vicario general del obispo Climent y candidato de Pérez,se quedaba esperando para otra ocasión que, por cierto, no tardaría en lle-gar. La separación, sin embargo, fue un duro golpe para ambos hermanosacostumbrados a trabajar juntos.

El otro momento estuvo motivado por la elección de Juan Antonio parala Seo valenciana (abril de 1774) a causa de la muerte de Bartolomé Tor-mo, con gran alegría de don Gregorio que recuperaba a su hermano. Eneste caso le favoreció Manuel de Roda, quien se lo comunicaba por carta, yel nuevo arzobispo Fabián y Fuero, bien visto en la corte, que hizo valer suamistad con el Confesor real. La impresión de Mayans sobre el Prelado fuebuena en un principio 30. Esta buena y mutua predisposición hacía presagiarmejores relaciones que las habidas con Andrés Mayoral y sus obispos auxi-liares, José Tormo y Rafael Lasala. Pronto las esperanzas se vieron rotas ylos principios amistosos se truncaron en enemistad e incluso en odio, alcan-zando al entorno del erudito, Juan Antonio, Hermán, Llansola, Adamdrat,etcétera. Martínez Pingarrón no advertía en vano 31.

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28 Gazeta de Madrid, 31 de agosto de 1773. También L. de ONTALVILLA, “El canónigoMayans”, en Soluciones Católicas, T. V (1897), pág. 653. Pedro Núñez había muerto el 22 demayo del mismo año. A. ALEMANY PEIRÓ, Juan Antonio Mayans y Siscar (1718-1801).Esplendor y crisis de la Ilustración Valenciana. Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva,Valencia 1994. S. ALBIÑANA, “Los conflictos escolásticos y el rectorado de Juan AntonioMayans en la Universidad de Valencia”, en Mayans y la Ilustración, 2 Vols. Valencia 1981.G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario VI...

29 A. ALEMANY PEIRÓ, Juan Antonio Mayans..., pág. 187 y ss. Mayans-Hermán (31-VIII-1773). En la misma fecha Mayans-Almodóvar.

30 AMV, Serrano Morales 6808. Correspondencia Mayans-Fabián y Fuero. G. MAYANS Y

SISCAR, Epistolario X..., pág. 291 (18-III-1774).31 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario IX. Mayans y Martínez Pingarrón..., “Vmds. se pre-

vengan para quando vaya a residir ese arzobispado el Sr. Fuero, pues recelo experimentaránotras novedades que les darán que hacer i meterán miedo; hablo a Vmds., ambos hermanos,privadamente, según nuestro cariño” (29-XII-1772), pág. 390.

La alegría de los Mayans por el canonicato de Juan Antonio contagió aHermán, “quien al saber la noticia iba por Valencia hecho un loco (...) pre-gonando el acierto del rey” 32. Don Gregorio, es de suponer que de acuerdocon su hermano, manifestó a su amigo el deseo de nombrarle apoderadopara la toma de posesión, comunicándole asimismo los nombres de Adell yCebrián como padrinos. Hermán, contra todo pronóstico, desestimó el hon-roso encargo por considerar a estos dos canónigos como suaristas (fanà-tichs coneguts per què en les votades fan rancho aparte en Garcia y Porti-llo), prevaleciendo más las razones ideológicas que la amistad con loshermanos Mayans. Sólo aceptaría el encargo si él elegía a los padrinos. Lafalta de acuerdo molestó visiblemente a don Gregorio 33 y así lo entendióHermán, quien, a pesar de todo, se mostró dispuesto a ayudarles en todo loque fuese preciso, pero dejando las manos libres a sus amigos para queactuasen según sus compromisos y conveniencias. Con él siempre queda -rían bien, porque su amistad sería eterna en cualquier caso y sin merma desu parte. Así describía sus impresiones a Juan Antonio: “Quando más de diezdías observé el rostro de su hermano de Vmd. recorrí mi memoria sobre loque había escrito a Vmd. i en nada me acusava la conciencia i muchomenos quando aquí yo a nada havía dado motivo. Pero heché de ver quehaviendo ido el martes de la otra semana a leer el capítulo de su favorecidade Vmd. i advertir otras cosas en su servicio, secamente me dijo su herma-no que ya tenía los poderes, i por ello averse atravesado algún chisme” (26-IV-1774). Chisme o no, al erudito no le sentó nada bien esta negativa de suamigo.

En opinión de Hermán la amistad era compatible con su deseo de liber-tad y defensa de su forma de ser y de pensar. Las críticas frecuentes y áci-das a las facciones escolásticas desde tiempo atrás, manifestaban su inde-pendencia ideológica: “yo no tengo más theología que la patrística”. Porello se mantenía al margen de facciones e incluso de cargos canonicales,“yo no soch de ningú y yo (em) fas lo simple i els deixe texir com aranyes.No crega vosté que els altres si tingueren el mànech de la paella deixariende fer altre tan. A tots los tinch coneguts. I lo que de tots tinch rebut eixòespere (...)”. Cada uno actúa de acuerdo con sus propios intereses y a eso sele llama justicia. Parecía no hablar de memoria y conocer a todos por susobras y por sus lecturas. Pero sobre todo por su fanatismo, al fin y al caboexpresión de su ignorancia. Por eso aconsejaba a los Mayans que no lesconvenía mostrarse desafectos ni con el Arzobispo ni con la corte. Por suparte, él podía vivir a su aire porque ni aspiraba a más prebendas ni debía

ESTUDIO PRELIMINAR 21

32 L. de ONTALVILLA, “El canónigo Mayans”, pág. 658.33 El mismo don Gregorio reconocía que Adell estaba dominado por los suaristas (19-V-

1770).

nada a nadie. Le bastaba con ser buen vasallo del rey y buen servidor de laIglesia. Sin embargo, se equivocará en su análisis y lo pagará caro.

La correspondencia de Hermán aún nos proporciona más informaciónsobre los canonicatos y su ámbito de influencias, de intermediarios y depresiones, aunque el rey, en última instancia a través del gobierno, contro-laba su provisión. La situación de las canonjías en Valencia adquiría unamayor complejidad a consecuencia del fondo nacionalista que se refleja enlas cartas en dos momentos más precisos y sobre el que Hermán y Mayansno coinciden. Uno en 1776 y otro en 1783. En el primer caso, Hermán des-de su encierro en Agres desaprobaba el voto de Juan Antonio a favor de unforáneo, Francisco Cano de Urrea, cuando debería haberse elegido a unregnícola. Don Gregorio era claro y defendía la idoneidad de todos, porencima de estrechos esquemas de falso nacionalismo. Si los mejores sonvalencianos, elíjanse a éstos; pero si no elíjanse a los más aptos sin tener encuenta su procedencia o no se permita su participación en las oposiciones.Las facciones impiden la elección de los mejores, con lo que los exámenespierden su sentido y se convierten en una pantomima o mascarada de malgusto. De ahí que Mayans recomiende a Hermán distinguir el valencianis-mo aparente del que es conforme a la voluntad de Dios. ¿Acaso Hermán noera forastero y tuvo curatos y fue elegido canónigo en Valencia, aunque sesintiera valenciano? ¿Por qué oponerse a los beneméritos de fuera? ElCabildo, sin embargo, no perdonó el voto de Juan Antonio por Cano, ymantuvo una constante persecución sobre él. Aunque bien mirado era unaexcusa más, porque lo fundamental era ponerle en evidencia fuera por suposición en el Cabildo, por el rectorado o por ser hermano de don Grego-rio. Las revelaciones hechas a Hermán en 1783 parecen apuntar en esalínea: “Yo nunca –le decía– adheriré a Gasco por ser cosa del canónigoAlzedo, quien junto con Peñalosa, por la Junta de Caridad, intentaron hacerconmigo lo que Blanch con Vmd. por la dismembración de prebendas i loevité marchando repentinamente al Puig; golpe que iva a ser más furioso icruel que la confinación de Agres” (27-IX-1783). En el mismo sentidoescribía don Gregorio a Pérez Bayer (26-XII-1776) y a Francisco Cerdá yRico (21-XII-1776). A ambos les expresaba con toda claridad e intención larealidad de una situación harto compleja, difícil y envenenada que les habíacostado a los hermanos Mayans una persecución muy inicua por parte “denuestros patricios, hombres de cascos ligeros” que, más atentos a sus inte-reses personales y de sus facciones que al bien público, impidieron la posi-bilidad de elegir a alguno de los valencianos beneméritos 34.

Hermán desde su reclusión en Agres, y atendiendo a las maniobras

22 VICENTE LEÓN NAVARRO

34 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario VI..., pág. 373. Ibid., Epistolario XVII..., 202 y 207-208. R. OLAECHEA, “El anticolegialismo del gobierno de Carlos III” en Cuadernos de Investi-gación. Geografía e Historia II (1976).

cada vez más descaradas de Fabián y Fuero en el ámbito valenciano, semostraba muy pesimista sobre el futuro de los intereses del reino y de susinstituciones. Por este motivo exaltaba su nacionalismo condenando laintrusión de forasteros al amparo del favor del Prelado. Sentía en su fuerointerno, y así lo manifestaba, que la patria, esto es, el reino, caminaba deesta guisa a su fin “sin haver quien la sostenga i se puede verificar que sushijos la arruinan con veneno...”. Por una parte, el Arzobispo y su cohorteque quiere controlar todo, Universidad, Cabildo o Ayuntamiento. Por otra,el Cabildo con un número cada vez mayor de foráneos. Los perezianos tra-bajando por los suyos y en su provecho. Todo facilitaba la labor del entornoarzobispal. Hermán no esperaba nada de nadie y sentía la ruina de la Uni-versidad, de la Iglesia y la persecución de que era objeto Mayans, a quienveneraba más que a nadie y cuya valía solamente él reconocía en su totali-dad. Así, al menos lo demostrará hasta el final de la vida del erudito que,por cierto, pasa bastante desapercibida en la correspondencia de Juan Anto-nio con Hermán, igual que el estado de salud de su esposa Margarita, cuyaapoplegía no se cita, aunque sí la estancia en Chulilla para tomar las aguasque pudieran aliviar su enfermedad. No sería posible y la muerte de Marga-rita, a principios de noviembre de 1781, será causa de la de don Gregoriomuy poco tiempo después (21-XII-1781) 35.

III. LA LARGA MANO DEL PODER ECLESIÁSTICO. LA PERSECUCIÓN DE JUANBAUTISTA HERMÁN

Francisco Fabián y Fuero se nos presenta como un prelado singular ytambién muy polémico 36. Ya en la sede de la Puebla de los Ángeles (Méji-co) tuvo graves problemas, dificultades pastorales y enfrentamientos detodo tipo por su prepotencia con el gobernador José Merino, con el clerodiocesano y con las monjas 37. De acuerdo con el IV Concilio mejicano qui-so introducir una serie de reformas en las distintas Órdenes religiosasvaliéndose de métodos expeditivos como amenazas, castigos, persecucio-nes e incluso encarcelamientos. Sin entrar en la necesidad o no de tal refor-ma, parece muy probable que el modo de llevarlo a cabo no fuera el máscorrecto ni adecuado. Las monjas le acusaron de parcialidad, de coacción y

ESTUDIO PRELIMINAR 23

35 A. MESTRE SANCHIS, Don Gregorio Mayans y Siscar..., pág. 373.36 Diversas obras o referencias sobre el personaje. F. MARTÍ GILABERT, La Iglesia en

España durante la Revolución francesa, Pamplona 1971. Importante el cap. II. L. de ONTAL-VILLA, “El arzobispo Fabián y Fuero“, Soluciones Católicas IV (1896) y V (1897). V. BOIX,Historia de la ciudad y reino de Valencia, T. II, Valencia 1845. S. ALBIÑANA, Universidad eIlustración. Valencia en la época de Carlos III,Valencia 1988.

37 F. RODRÍGUEZ DE CORO, Fabián y Fuero. Un ilustrado molinés en Puebla de los Ánge-les, BAC, Madrid 1998.

de sembrar la discordia en la diócesis por sus actuaciones poco conformescon el espíritu evangélico. La difusión y repercusión de las medidas adop-tadas hizo necesaria una inspección, de la que se encargó el prelado AlonsoNúñez de Haro. Sus informes sobre los hechos remitidos al virrey Bucarelison esclarecedores: “Las monjas van declarando cosas increíbles, y muchomás de lo que a V.Exª. y a mí nos tenían escrito. Entre infieles no se hubie-ra ejecutado lo que han padecido estas esposas de Jesuchristo. Yo estoyaturdido, hago lo que puedo por disminuir las tropelías del Sor. Fuero, y lasque en execución de sus órdenes aumentó el nuevo obispo electo, y contodo van resultando tanto, que estoy sin juicio. Dios me ha enviado este tra-bajo y creo me ha de costar la vida” 38. Atendiendo a estas y otras razonesse le tuvo por un hombre brusco e irascible, amante de la provocación, debuscarla y de entrar en su desenvolvimiento. No obstante gozó de la estimadel rey Carlos III por su sumiso regalismo, furibundo antijesuitismo, here-dero de Palafox, y sus toques de clérigo ilustrado. Era el signo de los tiem-pos y atributos esenciales para cualquier promoción en la carrera eclesiásti-ca dependiente del patronato real. Ello le valió ser nombrado arzobispo deValencia, sede en la que entraba el 21 de noviembre de 1773 39, dandomuestras muy pronto de fanatismo tomista, beligerancia antiagustiniana(caso del Qüestionario contra Lorenzo Berti, elevado al Consejo) y de ejer-cer una voluntad hegemónica –como señala Albiñana– creándose adhesio-nes incondicionales y enemistades irreductibles 40. Las advertencias deMartínez Pingarrón a los hermanos Mayans eran premonitorias 41. No obs-tante, su llegada a la ciudad había levantado no poca expectación y espe-ranza, como la que abrigaba Mayans, a quien mencionaba con elogio,“sabio i generoso valenciano”, en su Carta Pastoral de despedida de susfeligreses de la Puebla, y de quien recomendaba su Filosofía Moral para elSeminario 42. Esto prometía unas relaciones fructíferas en el campo de laeducación, en el que el erudito estaba especialmente interesado. Pero pron-to se vería truncada. Mayans manifestó su desencanto tildando a Fabiáncomo el mayor enemigo de las letras. Éste prestó oídos a la adulación desus colaboradores y rechazó y persiguió con cuantos medios dispuso a su

24 VICENTE LEÓN NAVARRO

38 Cita de L. SIERRA NAVA-LASA, El Cardenal Lorenzana y la Ilustración, FUE, Madrid1975, pág. 221.

39 Bula de 13 de septiembre de Clemente XIV.40 El autor de la Representación del Arzobispo al Rey sobre los sucesos de Valencia,

Archivo del Ayuntamiento de Valencia (AMV) Ch. 980-104 (5), hace un panegírico excesivodel Arzobispo y, por tanto, lleno de contradicciones que se desprenden de la propia lectura yen oposición radical con otras descripciones descalificadoras. S. ALBIÑANA, Universidad eIlustración. Valencia en la época de Carlos III, Valencia 1988, pág. 38.

41 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario IX..., pág. 390.42 F. FABIÁN Y FUERO, Carta Pastoral que en su despedida de la diócesis de la Puebla de

los Ángeles dio a sus feligreses, Valencia, Benito Monfort, 1773.

alcance a quienes osaron oponerse o criticaron sus actuaciones. Hermán ensu carta de 15 de junio de 1776 denunciaba la ignorancia del Arzobispo apropósito de su Carta Pastoral, aparecida en estas fechas, y apuntaba ciertahipocresía en su contenido condenando obras y autores. ¿Acaso no estabanestos libros en la biblioteca arzobispal o los tenían incluso sus colaborado-res 43?

El arzobispo Fabián no estaba solo. Contaba en la corte con apoyosmuy estimables de miembros del Consejo de Castilla, le unía una granamistad con el arzobispo de Toledo, Lorenzana, con el Confesor real, alque llama en sus cartas “apasionado favorecedor”, con el arzobispo deBurgos y, en ocasiones, con el poderoso grupo de valencianos afincado enMadrid, a cuya cabeza estaba Francisco Pérez Bayer 44, canónigo de Toledocomo Fabián, Lorenzana o Rodríguez de Arellano (grupo toledano, unidopor su antijesuitismo). Muchos fueron incondicionales suyos, unos porinclinación, otros por miedo y no pocos comprados con magníficos rega-los, como denunciaba Juan Bautista Hermán. Gregorio Mayans exponíatambién el lado más obscuro del Prelado: “Obispo cathólico no le ha havi-do hasta ahora como él, tan perseguidor de los hombres de bien y quecumplen con su obligación. A esto se añade que su curia es la más ladronade todas. Y callo otras cosas que va haciendo, mucho peores, gastando losbienes de los pobres en corromper ministros del rey para oprimir a los que

ESTUDIO PRELIMINAR 25

43 El talante de Fabián y Fuero se manifiesta en esta Carta Pastoral de 1776, donde con-dena todas las teorías modernas y arremete contra los que enseñan o alaban las obras de auto-res considerados herejes. Tanto Hermán como Mayans se sentirían aludidos. En su pág. 91:“No haya libertad de enseñarles a alabar a boca llena a los hereges llamándoles el claro JuanLecrec, el claro Samuel Pufendorf, el claro Juan Barbeirac, el claro Chrisóstomo Tomasio, elclaro Juan Daleo, el claro Francisco Budeo, el claro Guillermo Leibniz, el claro Juan Selde-no, el claro Tomas Obes, el claro Guillermo Gottl(ieb) Heineccio, el claro Christiano Wolfio,el claro Ricardo Cumberland i assí de otros”.

44 A. MESTRE SANCHIS, “Un grupo de valencianos en la corte de...”. V. LEÓN NAVARRO,“Juan Bautista Hermán y Francisco Fabián y Fuero, algunos apuntes para la comprensión delos personajes y su tiempo”, en Estudis 25 (1999), pp. 183-200. Las colaboraciones interesa-das de Pérez Bayer con el Arzobispo no significó ninguna relación cordial. El hebraísta teníaen mal concepto a Fabián y Fuero. Decía: “No quisiera mancillar a nadie. Habla este prelado–se refiere a un escrito de Lorenzana de junio de 1771– de D. Francisco Fabián y Fuero,actual Arzobispo de Valencia, y cuando esta carta se escribió, obispo de la Puebla de losÁngeles, cuya irregular y estrañísima conducta o su falta de ella tantos ruidos y alborotos haocasionado en su actual diócesis y en toda España y fuera, y tanto ha fatigado a los tribunalesde S.M. y a su sagrada persona, y dado motivo a la reciente providencia de que los preladosno puedan como antes elegir por sí los provisores y a otras. El mismo arzobispo de Toledo séque, cuando hoy se le ofrece nombrar al de Valencia suele decir: ‘El señor Fuero’, y añadeentre paréntesis, ‘que ya no es el señor Fuero’, y prosigue su oración. Está ya juzgado porS.M.”, en Diario histórico de la reforma de los seis Colegios Mayores de Salamanca, Valla-dolid y Alcalá, BUV, Ms. 274-76. Recientemente se han publicado con el mismo título a car-go de los profesores Antonio Mestre Sanchis, Jorge A. Catalá Sanz y Pablo Pérez García.Valencia 2002.

quiere mal” 45. De tal pintura cabe inferir su actuación despótica y el uso yabuso de sus poderes espirituales y temporales, semejantes a los de unbajá.

En cualquier caso, actuó movido por filias y fobias sin reparar en alian-zas de todo tipo para asegurar sus intereses y derrotar a los enemigos. Enesta línea se comprende el acercamiento ocasional con el preceptor PérezBayer, quien, a pesar de manifestársele desafecto, llega a acuerdos con él.Un Pérez Bayer también preocupado por su causa y la de sus amigos yfamiliares, aunque fuera contra Mayans y su grupo, cuyos proyectos conve-nía reducir y anular de forma fina, política, tal como se verifica. En estoestuvieron de acuerdo Fabián y Fuero y el hebraísta y no dudaron en pactar,entre otras cosas, la Gramática de Iriarte, nacida con todos los parabienesde la corte, contra la del erudito, defendida con pasión por Hermán en elClaustro Mayor de la Universidad. Los intereses de Pérez Bayer eran mani-fiestos 46. Pero no era sólo la Gramática, el erudito tampoco consiguióintroducir el Organum rhetoricum 47; el rectorado de la Universidad era otroaspecto importante de oposición. Por Segarra y contra Juan AntonioMayans estaban los fueristas y perezianos. La oposición, si bien vieja, serenovaba constantemente. Joaquín Segarra, Pérez Bayer y Lasala habíanimpedido la introducción de la Gramática latina mayansiana en el RealSeminario de Nobles. Lo mismo que los Mayorales y Lasala habían hechorespecto a las Escuelas Pías. La situación de desasosiego y de gran tensiónse enconó aún más como consecuencia de la elección de Juan Antoniocomo rector de la Universidad y defensor de la obra del agustiniano Berti.Fabián y Fuero, encabezando la facción tomista, obstaculizó dicha eleccióny, no pudiendo impedirla, maniobró por todos los medios para evitar sunormal desarrollo académico 48. Hasta tal punto que Valencia perderá elPatronato y vivirá una situación de gran enfrentamiento tanto dentro comofuera de las aulas y, aunque el problema venía de antes, Fabián y Fuero seconvirtió en el director de orquesta de esta desgraciada etapa a pesar de lasreiteradas órdenes del Consejo encaminadas a evitar algaradas y mantenerla tranquilidad pública y académica. Poco se consiguió en este sentido dado

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45 Mayans-Velasco (3-IV-1776). G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XVI. Mayans... Lamisma opinión mostraba Llansola a Juan Antonio Mayans: “Es lástima el gasto que ocasio-nan a Vm. las furias infernales de ese duende (Fabián y Fuero), pero aún lo es mayor el oroque derrama para sostener a sus cabilaciones y le trahen tan atrasado como Vm. me dice,sacrificando al demonio el patrimonio de los pobres. Al fin, Vm. socorre al público pobre yatribulado y él le persigue...”, citado por A. ALEMANY PEIRÓ, en Juan Antonio Mayans..., pág.261.

46 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario VI..., pp. 357-358.47 Sus opiniones las expresaba a Rodríguez de Campomanes (21-II-1775).48 A. ALEMANY PEIRÓ, Juan Antonio Mayans..., nota 58. S. ALBIÑANA, “Los conflictos

escolásticos...”, I, pp. 125-151.

el encono tomistas-antitomistas y la pugna teológico-escolástica (odiumtheologicum) y política. Buen ejemplo de ello será el interés de los domini-cos por identificar agustinismo con jansenismo para desterrarlo de lasescuelas como opuesto a la gracia e incluso como su enemigo.

En este sentido escribía Jaime Coll al Consejo (22-III-1774), quejándo-se de la deplorable situación de la Universidad y de las medidas tomadascontra los estudiantes. Acusaba al Arzobispo de ser el promotor de todaslas divisiones y facciones existentes así como de su enfrentamiento, deso-bedeciendo las reales órdenes. El ejemplo más claro de fanatismo tomistalo dio el día de la festividad de Santo Tomás y el de la del Cíngulo del mis-mo santo. En el primer caso, no sólo asistió con todo su boato pontifical,sino que mandó repartir limosna sólo a los estudiantes tomistas pobres,haciendo renacer más y más la división de escuelas y espíritu de partido, apesar de que la Universidad –señala Coll– siempre había procurado extin-guir, de acuerdo con las órdenes del Consejo. Alentó Fabián y Fuero la cre-ación de cuadrillas que recorriendo la ciudad insultaban y violentaban acuantos no pertenecían a la Escuela. En todo caso contaron con la bendicióndel Prelado, quien recibió en su palacio a una de éstas y les repartió dinero.En el segundo predicó Tomás Boil, promotor fiscal de la curia, un sermónpanfletario animando a todos a ser tomistas y a buscar directores espiritua-les de la Escuela. Cree Coll que el poder del Arzobispo es tan grande querecomienda al Consejo que en caso de tomar informes los pida a “todo uncuerpo respetable o a sugeto muy alto que no tema decir la verdad (...)” 49.

Hermán, por su parte, parece que también percibió desde muy pronto elverdadero talante del Arzobispo. En carta de 23 de septiembre de 1774 des-cribe su modo de actuar imperioso, caprichoso y fanático, provocando pro-fundas tensiones entre un clero cada vez más acobardado, temeroso y per-seguido, incluso con prisión, simplemente por no ser tomista. De modo quecree que pronto su gobierno se hará odioso en Valencia y en la corte. Her-mán se mostró decidido defensor de los intereses valencianos y, en concre-to, de los derechos del cabildo catedralicio y del clero, oponiéndose a lastransgresiones jurídicas del Prelado, la curia y sus familiares 50. Casi seguroque su comportamiento no debió ser muy prudente, tal como sugiere lacitada carta: “Días ha que observo i creo que me observan i lo luciánico demis discursos les amarga”. De ahí que se convirtiera progresivamente enblanco de sus iras y objeto de sus persecuciones. Así aparece en la corres-pondencia y memoriales de estos años de Hermán y de los hermanosMayans. Será el memorial elevado a Manuel de Roda (18-VII-1776) el quenos desvele las causas de la cruel persecución que le condujo finalmente alencierro en el convento de la localidad de Agres durante dos penosos años

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49 AHN, Consejos, legajo 6867-4.50 V. LEÓN NAVARRO, “Juan Bautista Hermán...”, pág. 188.

por decisión personal del Arzobispo 51. Los motivos expuestos coincidencon los que describen Gregorio y Juan Antonio Mayans a Rodríguez deCampomanes, a Martínez Pingarrón, al duque de Almodóvar o al camaristaMata Linares, que evidencian la injusticia del hecho, la arbitrariedad ymala fe de Fabián y Fuero, presto a desembarazarse de quienes le causabanproblemas y se oponían a sus proyectos y también de la falta de coraje delCapitán General para oponerse a las pretensiones arzobispales y limitar sujurisdicción.

Juan Antonio Mayans escribía a Campomanes (5-III-1776) exponiendolos sucesos relacionados con la detención de Hermán:

El sábado (día 2) después de mediodía, lavándose las manos el Sr. canónigo D. JuanBautista Hermán para assentarse a comer, llegó a la puerta de su casa un oficial, deorden del Sr. Capitán general (Vanmarcke) con un coche de dos tiros, i le dijo cómo suEx. le llamava. Preguntó si podría comer, i el oficial le respondió que allá comería. Lle-gado al Palacio Real encontró al Provisor (Vicario General). Intimáronle un destierro adisposición deste Sr. Arzobispo a doce leguas desta capital, al Convento de NuestraSeñora de Agres, de franciscos observantes, de orden del rei nuestro señor. Respondió elcanónigo que siendo orden de Su Magestad la obedecería con gusto i prontitud, peroque no creía que su Mag. quissiesse que él no se defendiesse. Al oír esto las orejas delprovissor Almarza se le pussieron coloradas como dos pimientos. Pidió si podría comerantes de partir i dijo su Exa. que sí. I como comiesse carne, hízose llevar el puchero desu casa (...). Diéronle prisa porque el tiempo se estrechava i se puso en camino con eloficial (Manuel Roxo), el escrivano de la Curia, Valcedo, y su page, saludando a los queencontrava con gran serenidad de ánimo.

Este arresto era el fruto de la investigación llevada a cabo por el Arzo-bispo contra el canónigo, puesta en las manos del rey y pintada con loscolores más vivos de forma intencionada para hacerle merecedor de casti-go, pero también signo del comportamiento arzobispal y palatino y prelu-dio de acontecimientos futuros en la diócesis valenciana. La noticia habríasido recibida con alegría por los émulos de Hermán, entre los que contabay señala directamente a la facción pereziana (“los bayeristas i todos losque cooperaron i se alegraron de mi ruina ...”) que, por cierto, mantenía unagran influencia sobre el Secretario de Gracia y Justicia, firmante de laorden real y poco inclinado a tomar en consideración los memoriales que ledirigió Hermán o sus agentes. De esta orden no se deducía, como interpretaLuis de Ontalvilla, que la voluntad real decidiese la reclusión en el conven-to de Agres. Dejó la elección del lugar en manos del Prelado, que ya lotenía previsto y según Hermán: “esse hombre lo eligió con cierta cienciapara matarme”, y obrase de acuerdo con las autoridades civiles, tanto del

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51 Agres es una pequeña localidad de montaña de la provincia de Alicante, diócesis deValencia, situada a la falda de la sierra Mariola.

regente Fernando Navarro como del capitán general, marqués de Vanmarc-ke. Así Fabián y Fuero reelaboró a su modo el real decreto de 26 de febreroy mediante una orden suya del 2 de marzo fijó personalmente el lugar deencierro y las condiciones, dando rienda suelta a su espíritu vengativo,según Hermán. Ese mismo día 2 de marzo se producía la detención y se leconducía a su reclusión de Agres, en principio para un año fijo y otro avoluntad de las autoridades valencianas, la eclesiástica y la civil.

El memorial de Hermán, escrito por Juan Antonio, amén de la introduc-ción en la que expone los atropellos cometidos por el Prelado, hace un bre-ve recorrido cronológico de una serie de hechos que, en su opinión, consti-tuyeron las causas de su persecución y ruina. Entre ellos cabe destacar lassiguientes:

Una. El día 16 de diciembre de 1774 Juan Bautista Hermán asistió alClaustro Mayor de la Universidad como diputado del Cabildo. Allí defen-dió con pasión la Gramática latina de Mayans contra el Arzobispo empeña-do en la de Juan de Iriarte, pactada de antemano con Pérez Bayer. Votó deacuerdo con las leyes del reino, los derechos y voluntad del Claustro mani-festada el día 10 de noviembre 52.

La oposición a la Gramática mayansiana había sido constante en lasdiversas universidades de la Corona de Aragón desde que el 9 de marzo de1771 en que el Consejo la impuso como obligatoria, a instancias del condede Aranda. Las razones fueron distintas hasta que el mismo Consejo estimóconveniente permitir la enseñanza por cualquier gramática en castellano,fácil y sencilla. Amparado en esta posibilidad el Arzobispo arguyó poseerun Acuerdo del Consejo comunicado el 6 de diciembre que le capacitabapara determinar la Gramática que se debía estudiar en la Universidad, yésta era la de Juan de Iriarte. La intervención de Hermán fue dura contra unarzobispo presumiblemente mentiroso, que violaba los derechos del Claus-tro y al que emplazaba a enseñar cuantas órdenes decía tener en sus manos,pero que nunca mostraba 53.

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52 AMV, Juntas de Patronato, e-8, fol. 90v-100 año 1774. Hermán exigió, por una parte,que el Arzobispo exhibiese las órdenes del Consejo, que decía tener, para poner la Gramáticade Iriarte. Por otra, pidió una comisión que examinase las dos gramáticas, la de Mayans y la de Iriarte. El enfado de Hermán era razonable, porque en el Claustro del 10 de noviembrede 28 miembros 18 había votado por la Gramática mayansiana, tomando como ejemplo eléxito tenido en Oliva. Dos se habían abstenido. Seis pedían otra gramática. Uno se atenía a loque decidiese el Claustro Mayor y el último añadía además el dictamen del arzobispo. Lasvotaciones en Fondo Familia Alegre 795. BAHM. G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario VI...,LXVII-LXIX.

53 Ibid. Hermán intervino señalando: “Que el Claustro está pronto a obedecer las órdenesdel Consejo siempre que se le hagan saber en devida forma lo que ahora se ha executado porlo tocante a la Gramática de don Juan de Yriarte por haverla hecho saber el señor Ilmo. Arzo-bispo de esta Diócesis que dice tener tal orden el Procurador General de la Ciudad, que no loes del Claustro Maior como tampoco el Auto que dio su Ylma. para que a los cathedráticos

Dos. En enero de 1775 llegó de orden de la Cámara un informe de ladesmembración de prebendas, con la nota de que el prelado había remitidoal rey el valor de ellas, contraria a la que le había entregado el Cabildo ennoviembre de 1774. Los informes de Gregorio Mayans y de Juan BautistaHermán sobre este tema fueron decisivos para frenar los deseos del preladoque tomó muy a mal una resolución que se oponía a sus ideas sobre eldominio de la escuela tomista en todos los ámbitos.

Tres. En febrero del mismo año 1775, algunas personas del entorno deHermán como Francisco Mesía, Antonio Sarrión, Juan de Casamayor oGerónimo Capmany, le ponían al corriente y le prevenían sobre las tramasque el entorno arzobispal urdía y maquinaba en su contra.

Cuatro. El cerco se estrechaba poco a poco. Tiempo después (semanade pasión) el Arzobispo quitaba la vicaría de Catarroja al Dr. José Perelló,antiguo sirviente de su tío, cura de Beniopa, sin más motivo que haberabandonado la parroquia y haberse desplazado a Valencia a causa de unagravísima enfermedad y hospedado en casa del mismo Hermán.

Cinco. La animadversión de Fabián y Fuero hacia Hermán era tal que,cree éste, la manifestaba incluso en la Carta Pastoral de 23 de abril de1776, aludiendo a él y señalándole con el dedo, en las páginas 102 y 103.La cita dice así:

De aí la libertad desarreglada en el pensar, de aí la libertad desmedida en el hablar,de aí la libertad sin moderación en las obras, de aí no sólo la tibieza sino el exterminiode la caridad que es el divino lazo que nos une con la perfección a todos. Entre los mis-mos fieles (...) son como lobos voraces i carniceros que al hablar de sus prógimos, másque hablar muerden rabiosamente; (...) pues cómo se compondrá con la caridad la liber-tad sin medida de hablar mal de los prógimos llamándoles a boca llena, sean de la clase

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substituidos de filosofía se les assistiesen no sólo con los gages y emolumentos sino tambiéncon los salarios de los propietarios; como ni tampoco ha hecho saber al dicho Claustro Maiorlas facultades con que removió a los dos cathedráticos nombrados, ni tampoco ha hecho pre-sentes al Real Acuerdo para su execución y cumplimiento como deve qualquier Juez Comisa-rio y no ordinario según las leyes del Reino. Y para que se cumplan las órdenes de S.M. y desu Real Consejo empero, si sin perjuicio del derecho de suplicar de semejantes rescriptossegún provienen las leyes civiles y canónicas se pase recado a su Ylma. en nombre del Claus-tro Maior para que se sirva exibir dichas órdenes y en su vista acuerde su cumplimiento conel respeto devido a su Príncipe y señor natural; y entre tanto el Claustro Maior haga represen-tación a la persona de S.M y a los señores de su Real Consejo sobre la violación de los dere-chos que asisten al Chanciller por Constituciones y Privilegios de esta Ciudad con la diferen-cia de las de las (sic) Universidades de Castilla. Que el Claustro Maior nombre persona opersonas a quien se ofrece por compañero el votante para que examinen las dos Gramáticasde Mayans y de Yriarte inclusas las que pueda haver escritas en castellano y hecha la compa-ración y examen de ella se remita al Consejo y este Supremo tribunal ohído el Claustro elijay mande la enseñanza de las que le pareciere o lo deje al arbitrio del Claustro maior, segúnhasta ahora se ha practicado”. La orden arzobispal, como Canciller de la Universidad, era deldía 12 de diciembre, días antes que la reunión del Claustro Mayor.

que fueren, merezcan el respeto que quieran, en público i en privado, en las conversa-ciones diarias i nocturnas, necios, borricos, ignorantes, bestias, jumentos, cavallos iotros semejantes improperios, hecho ya de esto un hábito vicioso, saliéndose como porsí mismas estas palabras de la boca poseído el interior de una malignidad execrable deun mal fuego i animosidad ardiente, enemiga capital de la caridad e hija legítima de lacontinua e inconsiderada lectura de malos libros.

Parece que Hermán no andaba desencaminado del todo respecto al con-tenido del escrito pastoral.

Seis. El enfrentamiento entre el Cabildo y el Arzobispo fue intenso.Éste favoreció el pleito de los beneficiados contra aquél, buscando siemprepretextos para atacar su autoridad. En su defensa fueron nombrados el doc-toral Rico y Hermán que cumplieron su trabajo elevando una representa-ción a la Cámara, que dio la razón al Cabildo y ordenó al Prelado se abstu-viese en adelante de sus pretensiones.

Siete. Calmada aparentemente parecía la fogosidad de la Curia cuandoel 2 de septiembre el canónigo Hermán se desplazaba a la villa de la Olle-ría. Unos días antes, el 29 de agosto, Fabián y Fuero había salido para Jijo-na. Allí recibió la Acordada de la Cámara de fecha de 13 de septiembre, enla que se le negaba cualquier derecho a desmembrar los frutos primicialesde la parroquia de la Ollería a favor de Ayelo y en perjuicio del patrimonioy jurisdicción real.

Era cura de la parroquia León San Juan, condiscípulo y hechura deHermán y causa también, según él, de su ruina, tanto por la inocencia desus actos como por el interés y maña del arzobispo que jugó, consciente oinconscientemente, la baza del marqués de Malferit, al querer desmembrarde la Ollería los anexos de Vinticinch y Cairent. En palabras de Juan Anto-nio Mayans a Martínez Pingarrón (16-III-76): “Todo lo hubiera arrollado lacuria como no fuera por Hermán quien en la dirección de la causa en la Curia, en la Audiencia, en el Tribunal inapelable de competencias i en laCámara, ha hecho que las Ollas no se rompiessen. Sobre esto ha avido susacordadas bien dadas. La causa ha desbaratado un plan de dismembracio-nes, agregaciones i aniquilamiento de curatos que avía en la Curia. Ha sidoun negocio transcendental i de gran fondo en el saber canónico, foral i his-tórico” 54. En efecto, el canónigo hizo gala de sus conocimientos para evitar

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54 El enfrentamiento del párroco de Ayelo con el de la Ollería no era nuevo, teniendo losderechos primiciales como causa del mismo. La disputa había sido objeto de sentencias favo-rables siempre a la Ollería. A la demanda, de nuevo, desempolvada por el cura de Ayelo,Francisco Pérez (26-III-73) siguieron informes del propio municipio y del nuevo arzobispo,quien defendió a este párroco señalando la situación miserable en que vivía por falta de ren-tas (unas 200 libras anuales), mientras que el de la Ollería se llevaba la parte importante(unas 1.000 libras). En su opinión, el cura Pérez era bueno y Sanjuán litigante duro y cavilo-so (todo lo contrario de cómo lo definen Hermán y Mayans). El informe presentado por lavilla de la Ollería era bien distinto y acusaba, por una parte, al marqués de Malferit de intru-

la actuación anticanónica del Arzobispo y frenar sus pretensiones. Parece,sin embargo, que este hecho fue determinante, así lo repite muchas vecesHermán, para que el prelado decidiese actuar contra él. No pudo prever elgolpe a pesar de que algo recelaba y temía, por la simpleza e inocenciaexcesiva del cura León San Juan que no se enteró de nada de cuanto se tra-maba, ni dentro ni fuera de la población.

Por su parte, Juan Antonio Mayans en su correspondencia señala tam-bién otro motivo de persecución, la defensa pública del método agustinianode Berti, aprobado por el Consejo para el Seminario de Murcia y haberhablado con desprecio del Qüestionario. Así, poco a poco y amontonandohechos, Hermán se convertía en el “clavo que atraviesa el corazón de esteprelado”, que coincide con las palabras que el propio Hermán refería a donGregorio (25-V-76): “El Arzobispo dijo al dependiente (tibi uni) Rhodianoque yo era su arista en el corazón i allá embió para lograr la confinaciónvarios testimonios de palabras injuriosas contra él”.

Hermán alude, en diversas cartas, a otras causas más. Una, la eleccióncanonical de Félix Rico frente a Marín (2-XII-74) que era el candidatoarzobispal, al que se opusieron varios canónigos, entre ellos Hermán quevotó a favor de Rico (Vicario General del obispo José Climent), apoyadopor los bayeristas. Dos, la oposición crítica al Prelado en sus actuacionesarbitrarias y tres, “por haber soltado algunos dichos contra su VicarioGeneral i sus familiares”, haber hablado de las divisiones existentes enpalacio y criticado las actuaciones de la curia, cuyos excesos habían sidoreprendidos incluso por el Nuncio, y del Cabildo, así como de las noveda-des del país. Conociendo la locuacidad, franqueza y causticidad de Her-mán, seguramente los dichos y las críticas no eran inocuas y se tomaronmuy mal en medios arzobispales y de la curia. Parecía evidente la necesi-dad de ponerle freno.

A partir de estos hechos, según Hermán, el Arzobispo habría decididosu perdición y maquinado conscientemente el modo de castigarlo. Con estepensamiento, yendo de Jijona a Ibi con motivo de la visita pastoral, tuvo laoportunidad de hablar con el franciscano Tomás Bañó de Bocairente, dequien con arte se informó de su convento y de cuantos había en tierrasvalencianas. Y habiéndole preguntado por el de Agres, respondió el religio-so “que era el peor porque la niebla se comía a los frailes”. Por tanto, el

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sión y usurpación de los territorios reales de Cairent y Vinticinch y, por otra, al arzobispo depatrocinar los intereses de éste.

Tras la Acordada de la Cámara que daba la razón al cura de la Ollería se llegó a una con-cordia entre ambas parroquias con la mediación de la Curia (23-X-78) por la que el cura dela Ollería pagaba al de Ayelo 180 libras anuales como compensación de los frutos primicia-les, en vez de las 100 anteriores. Cfr. G. RAMÍREZ ALEDÓN, L’Olleria, Vila Reial. Aproxima-ción a su historia, L´Olleria 1989. Agradezco también a Germán Ramírez la amabilidad enproporcionarme los informes de este litigio.

Arzobispo “al passar por este territorio en el día 11 de noviembre contem-pló el convento de espacio i apeado después en la hermita frontera deNuestra Señora de la Luz le miró mui gran rato i montando otra vez en suhaca, al tomar la senda de la Paja para bajar a Santa Ana de Albaida, bolvióla rienda i le contempló tercera vez. I en los cinco días que se mantuvo endicho convento, concertó con el P. Más de la Congregación i un togado lasumaria”. El 17 pasó por Benigánim a Valencia a donde llegó el 19 y dioprovidencias contra el Cabildo a favor de los beneficiados. A partir de estemomento los acontecimientos se desarrollan con celeridad, como si el Sr.Fabián tuviera meditados todos los pasos o quisiera dejar constancia de suautoridad. Así fue cercando al canónigo. El día 21 retiró a Perelló la licen-cia de decir misa. El 2 de diciembre llegaba a Valencia Hermán desde laOllería, día en el que el P. Más pasaba a esta villa para concertar la sumariacon Joaquín Plá (al que llama la Gran Bestia por su malignidad) y el día 5aparecían allí mismo dos comisionados para investigar la vida del curaLeón San Juan y poder encausarlo al mismo tiempo que a su amigo elcanónigo. A tal efecto se compraron testigos falsos para que dijesen lo quese deseaba y en la forma en que se quería, callando la verdad, en palabrasde Mayans.

El 26 de febrero el Arzobispo presentaba al Cabildo catedralicio unaserie de quejas contra Juan Bautista Hermán con el fin de que se le amo-nestase y sirviese de pretexto al destierro que tenía meditado. La presióndel entorno arzobispal sobre Hermán fue intensa y los días 27 y 28 declara-ba ante los tres canónigos comensales e íntimos de Fabián y Fuero: Valen-tín Criado, Pedro Pablo Valiente y Clemente Peñalosa. Juan Bautista tam-bién tenía clara su postura y manifestaba que “no me sujetava a otro que alos cánones evangélicos, apostólicos i concilios i que estava pronto a subirla corrección en la forma que previenen éstos i no en otra manera”. Conotras palabras, no estaba dispuesto a avenirse con el despótico y caprichosoproceder del Arzobispo. La orden de destierro fue ejecutada dejando alarbitrio del prelado el convento que, precisamente, fue el de los francisca-nos de Agres 55. A más quiso tener controlado al recluso poniendo espíasdentro y fuera del convento para que observasen sus actos, controlasen susvisitas e interceptasen sus cartas, violadas sistemáticamente. Se cumplía asíuna aspiración del Prelado, quien a lo largo del año 75 ya había pretendidoiniciar acciones judiciales contra él en la Audiencia, pero fue disuadido porel marqués de San José.

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55 En carta al Cabildo decía: “La designación del lugar de mi destierro se dejó a arbitriode nuestro prelado el qual, según parece, ha juzgado i definido la causa sin cita ni emplaza-miento mío, o quanto menos oídas mis defensas, siendo juez en causa propia i pidiendo alCabildo me corrigiese no criminal sino fraternalmente, al mismo tiempo que esperaba la car-ta orden de mi destierro, que le llegó en pliego propio el día 1 de los corrientes. No quieroglossar semejante conducta (...)” (18-III-76).

Acusaba el desterrado en el memorial, al igual que en numerosas car-tas, que para su reclusión el Arzobispo eligió el convento-castillo de Agres,mientras que para los reos de fe, concubinarios y adúlteros elegía los deValencia y sus arrabales donde gozaban de todas las comodidades. ¿Cómoera entonces el de Agres? En carta a don Gregorio lo pintaba así:

El sitio es qual voi a pintarlo. Sobre parte de las ruinas del antiguo castillo hai unayglesia, dos claustros, alto i bajo. La una cara es pared de la yglesia, i la otra contienelas celdas. En lo más alto hai un claustrico, a cuya acera, que mira al lugar, habitan loshermanos. I la otra es pared de la misma yglesia. Síguese en lo más eminente un quartocomo dos celdas que es la librería. No tiene dicho convento ni huerto, ni cercado (...).Está el conventico entre dos cerros i respaldado a un montecillo, sitio en que hinvierno iverano está cubierto de niebla i de humedades (...). Las nieves son perennes (...) 56.

En otras cartas habla de “la niebla que se come a los frailes” y que esun país muy destemplado y frío. “Hállome, decía 2l-V-76, desterrado a ins-tancias i delación de un arzobispo no a Ponto (...) sino a Agres que nomiente su nombre, tan agrio es el terreno, reina lo lúgubre; el aire nebulo-so, pelado el país, la soledad freqüente”. Se le niega, señala, el sol que seconcede a las fieras y el paseo que no se impide a los perros y gatos; pareceque ha sido colocado en el sitio más apropiado para enfermar gravemente einducirlo a la desesperación. “Viva Vmd. con la inteligencia que esto es unacárcel y el sitio una cadena con grillos por los espías”. Por su parte donGregorio intentaba tranquilizarle y animarle, pues aún podría haber sidopeor si hubiese sido enviado a un convento de dominicos, de carmelitas o atierras de arroz. Ese convento, dice, es sano y le sugiere modos de entrete-nerse y de hacer ejercicio 57.

De la dureza y extremas condiciones de este encierro se resintió su que-brantada salud. Creía que con ello perseguían ciertamente su muerte. No loconsiguieron, pero parece que le dejó huellas incurables. Así repite sincesar: “la incomodidad con que vivo y el cielo inclemente del sitio mehacen perder diariamente el vigor natural” o “mi salud i fuerzas van endeclinación i la fluxión en aumento, de forma que siendo bien dentado heperdido ya una muela i seguirá el resto con la cogera que padezco tres mes-ses ha porque no hai un sitico en donde siquiera pueda tomar el sol de pie osentado (...) y el frío es grande y el sitio humedíssimo (...)”. La reclusión,de acuerdo con el lugar elegido, fue extrema para su naturaleza al impedirle

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56 Pascual Madoz alude al clima sumamente frío de Agres. Coincide con Hermán alseñalar que el castillo-convento está tan escondido entre peñascos que está privado de losrayos del sol durante seis meses al año, gozándolos muy pocas horas en los restantes. Diccio-nario geográfico-estadístico-histórico de Alicante, Castellón y Valencia, T. I. Edicions Alfonsel Magnànim. IVEI, 1987, pág, 6.

57 Mayans-Hermán (2-IV-1776).

tomar el sol, el aire y pasear. Guardar cama con frecuencia, así como losdolores de las piernas, cabeza, estómago y la fluxión continuada de losojos, le hacen perder vigor y temer alguna fatalidad si continúa el encierroy el tiempo inclemente del lugar. “Y no digo más sino que mi salud va acada día perdiendo el vigor natural y que he estado ocho días en cama,siendo la estación rigidíssima, malíssima y terrible y no sufriendo mi cabe-za lumbre en sitio tan estrecho” 58. Se trata de un sitio, pues, a propósitopara enfermar gravemente y para desesperar, en tanto que a los adúlteros,concubinarios y reos de fe se les mantiene en sitios cómodos, donde todosles pueden visitar. Y es que hay pecados y pecados. Él sabe que “el queaquí me puso, habiendo tomado informes y contemplado el sitio, no lo hizosino para acabar con mi vida”.

Entendía que no sólo estaba privado de libertad, sino también rodeadode espías que vigilaban sus palabras, actos, cartas y visitas, espías pagadospor Fabián y Fuero con la única finalidad de conocer todos sus pasos, suspalabras, sus lecturas, e incluso pensamientos y acabar física y moralmentecon su vida. En ese sentido se dirigió en varias ocasiones a Mayans paraavisarle que tuviese cuidado, porque en su casa también entraban y salíanespías, de lo contrario no se explicaba cómo conocían todas sus cosas contanta exactitud, habida cuenta del cuidado que él ponía en todo, sobre todoen cartas y memoriales.

El arresto durante dos años en el convento-castillo de Agres y en lasrigurosas condiciones descritas por Hermán, significó un duro golpe a susmenguadas condiciones físicas y anímicas, marcando un antes y un des-pués, aunque lo soportaba con resignación: “Yo he nacido para padecer”. Ala salida de su encierro en marzo de 1778 le pareció necesario reponerse desus graves dolencias. No se reincorporó a su canonjía, y con las certifica-ciones médicas justificativas y el permiso real visitó los lugares recomen-dados por sus buenas aguas y baños termales. Inició este periplo en Castell-novo, de cuyo párroco era amigo, en el verano de 1778 y continuó a finalesde este mismo año sus baños en Sacedón, alternando sus estancias entreeste balneario, Madrid y algunas muy cortas en Valencia. De su estado per-sonal hablan sus cartas, en las que se aprecia un progresivo desengaño anteel cariz que tomaban los asuntos valencianos y la impotencia para reme-diarlos 59. Su espíritu crítico, no obstante, le acompañará hasta el final de sucorrespondencia con Juan Antonio Mayans, cada vez más retirado tambiénde los asuntos públicos y dedicado a los personales y familiares.

ESTUDIO PRELIMINAR 35

58 Hermán a Juan Antonio Mayans (18-I-1777).59 Hermán a Juan Antonio: “Sepamos quién me ha de hacer fuego para que salte de aquí

y por qué medios y con qué motivos y si todos van a la una, porque a ningún fuerrélico nioriental conviene mi estación, aunque no me ven en tertulias ni en palacio; ni se ignora loenclenque de mi salud, ni lo poco que visito por este motivo” (Madrid, 26-XIII-1780).

IV. FABIÁN Y FUERO, UN ARZOBISPO POLÉMICO

La figura del arzobispo Fabián ha sido estudiada parcialmente y conenfoques y valoraciones bastante dispares. Tanto Olmos 60 como CárcelOrtí 61 presentan sus aspectos más elogiosos. En el mismo sentido se pro-nuncia Rodríguez de Coro, aunque con matices críticos 62. Se le presentacomo un clérigo regalista, ilustrado, reformista y carismático, protectorejemplar de las instituciones, de los pobres, entregado a su grey, a su cleroy alma de la reforma universitaria. Él mismo en sus visitas ad limina ofreceuna imagen harto elogiosa de su trabajo pastoral. Así suelen ser la mayoríade este tipo de visitas 63. De todas formas podemos afirmar que la descrip-ción de la visita pastoral dependía en buena medida del obispo que la reali-zaba, que no siempre coincidía con el trabajo pastoral desarrollado ni conla finalidad con que se ejecutaba. Dicho de otro modo, Fabián y Fuero nosólo quería visitar a sus fieles por su celo de pastor, sino sobre todo paracontrolar la diócesis, en virtud de su excesivo celo autoritario y fanatismotomista. La misma elección del clero parroquial se convierte en prueba evi-dente de esto cuando se busca imponer el dominio de la escuela tomistasobre el resto, excluyendo, persiguiendo o marginando a quienes no seadhieren a ella 64. En este sentido se entiende su interés por imponer elQüestionario sometido a la censura de la Facultad de Teología de Salaman-ca. Tal Qüestionario pretendía innovar el sistema de oposiciones a curatos yconstaba de tres partes. La censura de Salamanca (10-XII-1773) no encon-

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60 E. OLMOS, Los prelados valentinos, Valencia 1949.61 V. CÁRCEL ORTÍ, Historia de la Iglesia valenciana, Valencia 1986.62 F. RODRÍGUEZ DE CORO, Fabián y Fuero... 63 V. LEÓN NAVARRO, “Cara y cruz del clero valenciano. Las visitas ad limina (1750-

1868)”, en Trienio, Ilustración y Liberalismo 22 (1993), pp. 5-35. Ibid., “Popolo e religionenelle visite ad limina dei vescovi di Valencia (1750-1868). Un processo di secolarizzazione”,en Stato, chiesa e società in Italia, Francia, Belgio e Spagna nei secolo XIX-XX, Bastogi1993. Mª M. CÁRCEL ORTÍ, Relaciones sobre el estado de las diócesis valencianas, Valencia1989.

64 V. LEÓN NAVARRO, “Cara y cruz del clero valenciano...”. AHN, Consejos, legajo 6867-4. Jaime Coll, en su informe al Consejo, decía de Fabián y Fuero: “Que ha suspendido deconfesar y predicar a D. Pascual Llansola y a D. Mariano Simó sin que esto pueda atribuirsea otro motibo que el de haber sido thomistas –considerados en ese momento de antitomis-tas–, pues son de los oradores más famosos de la ciudad y a más de haber predicado variasCuaresmas de empeño en ella y multitud de sermones de toda especie (...). Y estas suspensio-nes han sido de poca edificación para el pueblo por que a más de ser cosa notoria que a losdos les sobre suficiencia para continuar en predicar y confesar como asta ahora, se les hizosaber al primero a las siete y media de la mañana, en que había de predicar, el acuerdo en elpalacio del real, con la expresión de que podía predicar aquel sermón y no otro, siendo asíque en el día anterior había leído de puntos en el teatro de la universidad para la oposición ala pavordía (...)”. En la misma línea sigue exponiendo algunos de los desafueros del arzobis-po Fuero (Valencia, 22-III-1774).

tró motivos para tal innovación ni tampoco para su impresión por haberotros cuestionarios mejores y sin los defectos del defendido por el arzobis-po valenciano. En él la única doctrina aceptada y defendible era la de santoTomás, aunque expuesta de forma excesivamente reducida. Este sistema–según los censores salmantinos– atentaría contra los más inteligentes ymejor preparados porque les impediría citar a otros autores que no fuese elsanto dominico, pues hacerlo sería delito grave. Veladamente la Facultadsalmantina denunciaba el reduccionismo tomista que, aunque no atentabacontra las regalías ni contra la Iglesia, no creía conveniente su impresiónpor no ser medio apropiado para conseguir el fin que se proponía 65. Suposición finamente política y mesurada constituía un duro revés para laspretensiones del Sr. Fabián y Fuero.

La visión que de este Arzobispo tuvieron sus contemporáneos es bas-tante diferente de la que nos ofrecen los autores antes citados. Juan BautistaHermán en su correspondencia lo descalifica constantemente como hom-bre, como pastor y como cristiano. Opiniones que compartían los hermanosMayans, su entorno y otros sectores de la sociedad valenciana. Desde estaóptica las cartas del erudito a Rodríguez de Campomanes, al duque deHuéscar o a fray José de San Pedro de Alcántara 66 ponen de relieve elcarácter del Prelado y su ánimo harto rencoroso, fanático, envidioso y ven-gativo, impropio de un pastor de la Iglesia. “No tiene prenda alguna deobispo” le escribía a Campomanes. En la misma línea le insistía Juan Anto-nio, quien también se dirigía en los mismos términos a Martínez Pingarrón.Asuntos como el de la pavordía de Vicente Peris o el hostigamiento contrael rector Mayans son tan sólo algunas muestras más de las actuaciones delarzobispo Fabián 67.

ESTUDIO PRELIMINAR 37

65 Censura que da la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca a un Qües-tionario del Sr. Dn. Francisco Fabián y Fuero, actual arzobispo de Valencia de orden delConsejo. 10 de diciembre de 1773. BUV, Ms. 121-5.

66 Mayans al P. Castro: “Tenemos un arzobispo tan extravagantemente celoso que se hapuesto en la cabeza arruinar el clero de este reino con pretexto de reformarle. Tiene cerca desí media docena de hombres malvados i mui ignorantes, que continuamente le van con chis-mes. El prelado es crédulo i vengativo, imagina delitos de sus súbditos i los castiga como silos tuviessen. Cree que nadie sabe si en todo no sigue a Santo Thomás de Aquino, aunque seaen las falsas decretales i en los errores de Aristóteles; ni tiene siquiera una tintura en las artesliberales (...). Se tiene por escolástico sin aver leído a los escolásticos. Está enamorado de sí idesenamorado de todos i de esto nace que ahora pretende derribar esta iglesia Metropolitanaarrancándola sus fundamentos” (4-II-1775). AMV, Serrano Morales, 7272-43. Citado por S.ALBIÑANA en “Los conflictos escolásticos...”, pp. 426-28. Por su parte Hermán en este mismosentido escribía “que de cada día va sufriendo (el clero) imperios turcos y edictos de visires”(8-I-1777).

67 Tras los problemas habidos con Vicente Peris y la Oración en honor a Felipe Bertrán alser nombrado Inquisidor General, no debieron sentarle nada bien algunas poesías impresasde José Iglesias de la Casa, Al Ilmo. Sr. Dn. Felipe Bertrán obispo de Salamanca en suempleo de Inquisidor General de España. Canción pindárica. Valencia, Benito Monfort,1775. Los elogios expuestos en ella eran, creemos, desmesurados.

Las acusaciones lanzadas por Hermán contra el Prelado llaman la aten-ción por la acritud y el profundo resentimiento que manifiestan: tizón delinfierno, astuta serpiente, hipócrita, defraudador y ladrón de los pobres,lobo carnicero e insaciable, primogénito de Satanás, perjuro, calumniador,mal hombre, zorra vestida de oveja, mentiroso, embaucador, fiera ham-brienta, lobo sanguinario, monstruo, hombre cuya sabiduría se reduce ahacer el mal, fiera mayor no ha nacido de vientre de madre, hombre quemaquina muertes, vengativo, moscón del infierno, verdugo de pobres, anti-cristo, hurón, Atila eclesiástico, zorra y lobo con uñas de león, que persi-gue la ruina de la ciudad, de la universidad y del reino, en tanto que buscael acomodo de su familia, etcétera. Pero esta correspondencia no es la úni-ca. Son muchos los que escriben y manifiestan sus opiniones 68. FranciscoXavier Borrull y Vilanova, poco sospechoso de radicalismo, no tenía empa-cho en denunciar al Arzobispo: “Llegaron, al fin, los calamitosos tiemposdel gobierno del Sr. arzobispo D. Francisco Fabián y Fuero, que pospuestoquanto dicta la justicia i caridad christiana persiguió cruelmente no sólo alos anti-tomistas, sino a quantos no querían seguir ciegamente las ideas desu Ilma., aunque fueran las más irregulares i estrañas...” 69. Juan BautistaHermán tenía sus razones para desacreditar a Fabián y Fuero. Éste le habíarecluido en el convento de Agres por crítico hacia su persona, a su entornocurial y palatino y a sus posibles desmanes caprichosos. Se trataba de unprelado que hacía y quería hacer de soberano tanto en lo espiritual como enlo temporal, que no sufría a quienes se oponían a sus atentados y caprichoso, según otros, se metía en todo. Mayans, que compartía en buena medidalas opiniones de Hermán, en carta al fiscal Rodríguez de Campomanes, leacusaba también de aliarse con el regente Francisco Navarro Bullón paraapoderarse despóticamente del reino 70. Era evidente que todas sus actua-ciones tenían una finalidad: controlar el cabildo catedralicio (en el que con-taba con un buen número de afectos), el municipio a través de sus regidorestomistas, pero mayoritariamente antitomista y la universidad mediante lasoposiciones, rectores, etcétera. Todo conducía a poder rodearse de unnúmero de incondicionales (el partido del Arzobispo) para lo que no escati-mará esfuerzos, recursos, coacciones, sobornos o persecuciones. De ahí el

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68 La correspondencia cruzada entre Juan Antonio Mayans-Llanzola, y entre G. Mayans-Martínez Pingarrón y otros altos cargos de la administración no deja lugar a dudas sobre lasopiniones que tenían del Arzobispo. J. A. Mayans, quien conoció bien al prelado y sufriótambién su persecución, escribirá: Qui vixit sine requie, requiescat in pace”, voz Fabián yFuero, en Historia literaria española II. BAHM 310-312. A. ALEMANY PEIRÓ, Juan AntonioMayans y Siscar (1718-1801). Esplendor y crisis de la ilustración valenciana. Publicacionesdel Ayuntamiento de Oliva, Valencia 1994.

69 F. X. BORRULL I VILANOVA, “Memorias de la vida y escritos del Dr. Dn. Francisco Pere-lló, presbítero” en F. PERELLÓ, Sermones, s/f. Ms. 743. BUV.

70 G. MAYANS Y SISCAR, Epistolario XV. Mayans y los altos cuadros..., pág. 648.

sentido de la frase de Hermán referida al Arzobispo: “donde no llega miespada llega mi oro”. Ese afán de poder espiritual y temporal, propio de unbajá o de un visir, acabó creándole poderosos enemigos en la corte, dequien ya en 1775 Llansola decía que se oía mucho el grito contra el Arzo-bispo 71. Y desde Valencia se le acusaba de estar inhábil para el ejercicio desu oficio pastoral. Tal es la denuncia de Francisco Valcedo en 1789 (ante-riormente incondicional del Arzobispo), notario de la curia, quien señalabaque la diócesis de Valencia se había convertido en un rebaño sin pastor yque el prelado estaba del todo demente o maniático con algunos momentoslúcidos 72. Imputación que le costaría el destierro a Valcedo. Ello no dismi-nuía, sin embargo, el poder del Sr. Fabián, a pesar de que tanto Llansolacomo Hermán insistían en esta misma línea, capaz de enfrentarse y ganar alregente Antonio Ignacio González de Yebra, por el control de la Casa Pro-fesa para hacerla seminario conciliar en vez de vivienda del regente y fisca-les 73. Hecho que enturbió las relaciones entre ambos y acrecentó la oposi-ción al Arzobispo por parte de importantes sectores de la ciudad.

Hermán creía que la actuación del Arzobispo era posible gracias a laindolencia del Cabildo catedralicio, a la pasividad del Capitán General“cómplice y encubridor de una venganza indigna e infame” y a sus inesti-mables amistades en la corte, como hemos señalado, destacando la figuradel Confesor, condenado, en su opinión, a sostenerle a pesar de sus perver-sas actuaciones. Las críticas dirigidas al Capitán General son duras porhaberse sometido en cosas importantes a la autoridad arzobispal. La muertede Vanmarcke es motivo para que Hermán señale: “El general acabó comovivió, contemplando gaitas y siendo encubridor de la venganza agena, peroha llevado el pago aun en este mundo merecido, pues no le ha visitado suamigo –Fabián y Fuero– y sólo a lo último embió un recado que se reciviópor los criados con desaire”.

El recluso de Agres no tuvo éxito en sus intentos para conseguir suinmediata libertad a pesar de dirigirse a sus antiguas amistades y benefac-tores en la corte, a los Cabildos de España, a los obispos, a Roda, a Campo-manes, al Confesor, al rey e incluso a Roma para denunciar una situacióntan irregular como la suya, sin juicio ni canónico ni civil. Sus memoriales,siempre interceptados, chocaron una y otra vez contra un muro de silencioque el Arzobispo se preocupó que fuera infranqueable para evitar precisa-mente la posibilidad de cualquier juicio, moviendo los hilos y tramas tantoen Valencia como en Madrid. Su lema, según Hermán, era “que no se oygaen justicia para que no se verifiquen orribles hechos i tramoyas”. Un hom-bre al que, señala, no le faltan en Valencia hijos de Satanás e iscariotas que

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71 Llanzola-Mayans (9-VI-1775). AMV, Serrano Morales, 7270-27.72 Archivo Catedral de Valencia (ACV), legajo 6063.73 AHN, Consejos, 22760/4b, fol. 103. 1790.

protegen y abonan sus atentados y en Madrid simones que con la magiaáurea hacen prodigios. Denuncia de la perversión y venalidad de las cosaseclesiásticas y del poder religioso en los asuntos civiles.

Tampoco el Cabildo de la Seo estuvo a la altura de las circunstancias,si no para defender a su compañero Hermán, al menos para preservar suspropios derechos frente a un arzobispo autoritario, arbitrario, transgresorde los cánones y perseguidor de sus oponentes como Llansola, Adamdrat,Perelló y otros tantos. Sin embargo, la división en su seno era evidente yse irá manifestando cada vez más, aunque aparentemente sean los parti-darios de Fabián y Fuero los que lo controlan. El enfrentamiento más ade-lante del duque de la Roca con el Prelado mostrará con claridad esta divi-sión.

El Arzobispo se convertía así en el blanco de los ataques de Juan Bau-tista, quien le acusaba de malversar el dinero de los pobres y utilizarlo ensofocar la verdad, la religión y la justicia, comprando voluntades con mag-níficos regalos y denunciaba su apego excesivo al dinero y al lujo. Elausente espíritu de justicia pervertía su administración curial, diocesana ypastoral. El canónigo Hermán se transformaba así en el símbolo de la opo-sición al Arzobispo y a la curia y, de forma un tanto maniquea, en la expre-sión del bien, de la justicia, de la libertad, de la caridad, de la verdad frenteal mal, a la injusticia, a la opresión, al odio, a la mentira de un personajeque tendía a la destrucción del reino, valiéndose de medios dolosos y ocul-tos a través de sus familiares, de sus aduladores, de los espías, de los foras-teros adictos o de los valencianos deshonrados. El resultado estaría a la vis-ta, la miseria del pueblo, la perversión de la administración de justicia, lacaridad desconocida, la falta de limosnas, las tropelías cotidianas y las per-secuciones por doquier: “por aquí no se ve su pan i en todas partes resue-nan sus palos”. Así describía al pueblo gimiendo, a los sacerdotes llorando,a los niños sin pan y a las viudas sin alivio. La Ciudad, la Universidad y elCabildo inmersos en un cisma interminable. La ruina universal parecía cer-nirse sobre todos, en tanto que “la zorra (Fabián y Fuero) metida en un cas-tillo hace sus assonadas con gentes armadas, fingiendo sustos y temores ymetiendo fuego a la discordia para que se acabe de guerras el Pays. Seme-jante monstruo y fiera de la selva, criada por los tigres de Hircania, seencuentra apoyado por un maldito descamisado, que en la hipocresía correparejas. Y sin dádivas no creo yo que haya tan fuerte afincamiento. Seme-jantes pregoneros de vino y vendedores de vinagre manifiestan el siglo dehierro en que vivimos (...)”.

Tal Arzobispo, según Hermán y otros, estaría lejos de representar lafigura ideal del obispo ilustrado, de la que tanto se ha escrito, quizás conexcesiva benevolencia en algunos casos. Una carta seudónima de julio de1777, aparecida en la sacristía de la catedral y dirigida al arzobispo Fabiány Fuero, supuestamente desde Madrid, pondría el contrapunto a esta afir-

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mación 74. El firmante es un tal Diego Juan Flavio, residente en Madrid.Nosotros creemos que el origen es Agres y el autor Juan Bautista Hermán.La razón que se puede aducir es la coincidencia exacta entre las ideasexpresadas en su correspondencia y el contenido de esta carta. En ella elautor acusa al Arzobispo de su despreocupación pastoral, de no visitar a sudiócesis, de ser arbitrario y de no encontrar en su tribunal la justicia, depleitear con todos los cleros y de perseguirlos, de multarlos y de encarce-larlos por las cosas más nimias, de no practicar la caridad con sus ovejas,capaz de usar su cayado para herir y golpear, pero no para guiar y dirigircon amor. Nadie ve en él a un pastor. Si actúa de tal guisa, quién podráamarle y respetarle. Gregorio Mayans había escrito en su juventud (1727)Vida de San Ilefonso. Representaba la figura del obispo ideal, antitética a lade los prelados de su tiempo más atentos a la vanagloria del mundo, a loshonores, al poder y a las riquezas. De tales obispos difícilmente podríaesperarse un proyecto reformador adecuado a los nuevos tiempos e intere-ses de los fieles y de la Iglesia. Por ello, el erudito se mostraba muy cautorespecto a tales personajes, aunque mantuviera viva la idea del episcopalis-mo y de su significación más profunda.

Pero además nos acerca a lo que también proféticamente nos insinuabael canónigo recluso de Agres, como el fin de un hombre que él vio en susúltimos días y que debió celebrar con alegría: “Yo siempre creo que el cas-tigo que Dios executará con él será visible y duradero para escarmiento deunos y enseñanza de otros (1-III-1777). Se trata del enfrentamiento delduque de la Roca con Fabián y Fuero. El motivo fue el clero francés inmi-grado a causa de la Revolución Francesa y de las monjas ursulinas destina-das a la Casa de la Enseñanza 75. Enfrentamiento que podemos señalarcomo personal y jurisdiccional. Ambos unidos, por cuanto creemos quecargo y persona son inseparables. Se trata de dos hombres, cuyos caracte-res fuertes y poco dados a doblegarse ante nadie, hicieron imposible cual-quier vía de solución, porque defendían dos posturas diametralmente

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74 Carta encontrada sin clasificar entre otros papeles de la Biblioteca Archivo HispanoMayansiana (BAHM).

75 Sucesos ocurridos en Valencia por causa de los franceses en el año 1793, en Fr. PedroCUENCA, Sucesos de la ciudad de Valencia ocurridos en los años 1619 hasta el último día de1732. Copia manuscrita de 1787. AMV, Serrano Morales, 6570. El diarista habla sobre lamonarquía francesa y las profecías acerca de su fin. M. BELDA, “Noticias de Valencia” enSermones varios y otros papeles, Valencia s/a. Ms. no foliado (BAHM). M. ARDIT LUCAS, V. GIL VICENT y T. HERNÁNDEZ SEMPERE, “Les français désidents et emigrés dans le PaysValencien: les émotions populaires de 1793 et 1794” en J. SANGES (ed.), L’Espagne et laFrance à l´époque de la Révolution Française (1793-1807), Perpignan 1993. A. ALBEROLA yE. GIMÉNEZ, “Los alborotos antifranceses de Valencia y la huida del arzobispo Fabián y Fue-ro” en Studia historica. Historia Moderna Vol. XII, 1994, pp. 91-112. V. LEÓN NAVARRO,“Motins i avalots: de l’Antic Règim a la Revolució Liberal (1793-1808)” en El primer libera-lisme: L’aportació valenciana, Biblioteca Valenciana, València 2001, pp. 32-46.

opuestas. Fabián y Fuero, fanático y autoritario, acostumbrado a mandartanto en el campo espiritual como temporal, símbolo del despotismo cleri-cal y defensor de la superioridad religiosa, no reconoció la superior autori-dad civil del Capitán General y éste, desde una postura también muy auto-ritaria, intentó doblegar a su rival como representante del despotismo real.Enfrentamiento, pues, entre la Iglesia y el Estado con un trasfondo bélico:la Guerra contra la Convención y la situación del clero emigrado que poníaa prueba la jurisdicción eclesiástica. El duque de la Roca, apoyado por elpoderoso Godoy, manifestó claramente el espíritu de los nuevos tiemposque pasaba por el afianzamiento de la monarquía y el sometimiento de laIglesia. Los acontecimientos de la Casa de la Enseñanza 76 desencadenaronlos hechos que suponían el arresto del Arzobispo y su posterior huida, pri-mero a Olba (Teruel) y más tarde a su pueblo de Tergaza (Guadalajara),desde donde, de acuerdo con el Consejo de Castilla, gracias a la mediacióndel cardenal Lorenzana y la Santa Sede, renunció a la sede valentina ennoviembre de 1794, tras asegurársele una renta de 10.000 pesos a cargo dela mitra de la ciudad del Turia 77. El Capitán General encarceló a los fami-liares del Arzobispo que habían participado en los hechos, como los canó-nigos González, Valentín Criado, Martínez Hermosilla, Vallejo, López,Barra y Lorente.

Aún desde su pueblo se atrevió Fabián y Fuero a escribir una carta pas-toral a sus fieles valentinos en julio de 1794. Impresa en Valencia, en casade José Estevan, tras negarse Benito Monfort y Salvador Faulí, a cargo desus familiares, fue distribuida sin contar con ninguna otra autoridad. Talhecho desató las iras del duque de la Alcudia que arremetió contra él confuerza y desprecio, dejando claro quién mandaba: “El Rey ha tenido unescrito impreso con el título de Carta Pastoral que ha dirigido V.E. a los fie-les de la Ciudad de Valencia y su Arzobispado, y se ha enterado de su con-tenido poco apto para probar la obediencia a las legítimas potestades, deque V.E. tanto habla en él. Esta conducta de V.E. merece el desprecio deS.M. y me manda decirle que si no se abstiene de tales excesos, seráncorregidos sus defectos como merecen, pues basta que sepa V.E. el desagra-do de S.M. a su persona para que procure no salir al público en cosa algu-

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76 V. LEÓN NAVARRO, “Pugna por el poder en la crisis del Antiguo Régimen. El enfrenta-miento entre el Capitán General, duque de la Roca, y el arzobispo Fabián y Fuero” en con-greso de Badajoz. E. LA PARRA, Manuel Godoy. La aventura del poder, prólogo de CarlosSeco. Madrid, Tusquets, 2002.

77 Archivo Catedral de Valencia (ACV), legajo 654/31. Ibid., legajo 426. R. OLAECHEA,El cardenal Lorenzana en Italia, León 1980, pp. 116-119. El dictamen emitido por los fisca-les de la Cámara, Pastor, Canga Argüelles y Archútegui, aunque reconocía la inocencia delArzobispo en los hechos, no consideraba conveniente su vuelta a su sede “por el notoriodesafecto que en aquel pueblo le han manifestado mui antiguo, renovado con estos últimoslances”. AHN, libro 1964.

na” 78. Así pues, el arresto del Arzobispo, su huida en condiciones penosas,la intervención del monarca –léase Godoy–, manifiestan claramente unenfrentamiento entre Iglesia y Estado en un momento en que Godoy pre-tende consolidar el despotismo real y evidenciar su poder sobre cualquierotro.

La renuncia de Fabián dejaba expedito el camino para el nombramientode Antonio Despuig y Dameto, obispo de Orihuela, familia del duque de laRoca y por el que había trabajado intensamente. El papel jugado por esteeclesiástico no pareció digno a sus coetáneos. No obstante el cabildo cate-dralicio se dividió entre favorables (que harían voltear las campanas pararecibirlo), no tanto por adhesión incondicional a su persona, cuanto porodio a Fabián y Fuero y los contrarios (el partido arzobispal de Fabián).Hermán se puso del lado de los primeros. A la hora de redactar el codicilotestamentario (6 de abril de 1794), “revoca el nombramiento de Albaceasque hizo en su testamento (1785) y nombra en su lugar por albacea generaly universal al Ilmo. Sr. D. Antonio Despuig y Dameto del Consejo de S.M.,obispo de Orihuela y arzobispo electo de esta ciudad y su diócesis, supli-cándole muy humildemente se digne aceptar este encargo y administre porlos sustitutos que le pareciere nombrar y tome de su librería los libros quele gustase para su uso, de los que en caso necesario le hace especial lega-do” 79. Su toma de partido era evidente y manifestaba así la alegría y tran-quilidad que le suponía la huida de Fabián y Fuero y su alejamiento defini-tivo de la diócesis.

La actitud del Sr. Despuig no debió convencer mucho ni al rey ni a laSanta Sede, por lo que, tras ser nombrado arzobispo de Valencia, fue elegi-do para la sede hispalense sin darle tiempo a tomar posesión de la valenti-na. Años más tarde, después de su enfrentamiento con Godoy y su exiliodorado en Roma, le veremos pasear ufano por las calles de Valencia lucien-do su capelo cardenalicio.

Por su parte, el Capitán General, llevado por el carácter autoritario yaltanero que le definía, emprendió la tarea de formar un Cuerpo de Milicia,llamado de Voluntarios Honrados, cuyas cabezas eran él mismo y el Sr.Despuig. Encontró la oposición de los magistrados de la Real AudienciaManuel Mahamud, Juan José Negrete y del fiscal Juan Romero y Alpuentea los que encarceló el 14 de diciembre. Hechos que concitaron las protestaspopulares. Pero la mayor oposición organizada surgió entre el llamado par-

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78 C. LASALDE, “Dos cartas del príncipe de la Paz” en Revista Contemporánea XXIV, T. CXII, 1898, pág. 13, Archivo Municipal de Valencia, Serrano Morales, 7266-19. E. LAPARRA LÓPEZ, “El concepto regalista de Mayans en el programa de política religiosa de lasCortes de Cádiz” en Actas del Congreso Internacional sobre Gregorio Mayans, Publicacio-nes del Ayuntamiento de Oliva, Valencia 1999, pág. 396.

79 ACV, legajo 650/49.

tido del Arzobispo, formado por sus familiares incondicionales (FaustinoAlcedo, Ramón Urra, Francisco Tavares, Valentín Criado, Antonio Roa,Bernabé Múzquiz, etcétera), al que se unieron otros personajes o sectores,desde miembros de la Milicia (barón de Laurí), militares retirados (Deme-trio Egan), fiscales (Juan Francisco Tomás Camarasa), oidores (JoaquínHerranz), el brigadier Antonio Alcedo, el regidor Rafael Pinedo, etcétera.El partido arzobispal, conocido también como el Club de los forasteroscastellanos, enemigo declarado del Capitán General, tenía “el mayor influ-xo en el pueblo, queriendo con ello fomentar la inquietud y perturbar latranquilidad, animador del espíritu francés y promovedor de la adhesión delArzobispo o, tal vez, guiado de una loca antipatía al proyecto del exércitode este Reyno” 80.

La caída del Capitán General se producía un año después que la del Sr.Fabián y Fuero. La situación en Valencia desde los acontecimientos defebrero de 1793 había sido de una fuerte tensión, aumentada por el enfren-tamiento de las máximas autoridades y la presión de canónigos y magistra-dos. La división de la sociedad era evidente, pero además la permanenciade la guerra, las noticias de Francia, la crisis y malestar social, planteabanproblemas de difícil solución que exigían medidas radicales.

Hermán, atento observador, reflejaba en sus cartas la situación quevenía viviendo Valencia y el papel jugado por el Arzobispo y sus seguido-res encaminado a monopolizar el poder en sus distintos espacios (universi-tario, catedralicio o municipal), dando entrada a muchos extranjeros que,en su opinión, lejos de defender los intereses valencianos afianzaban elpartido arzobispal, capaz de oponerse al Capitán General, símbolo del po -der civil.

V. POLÉMICA MACULISTAS-INMACULISTAS

A lo largo de la presente correspondencia apenas encontramos referen-cias mariológicas que planteen la polémica de la Inmaculada Concepción.Sólo aparece en un momento determinado, entre 1776-1777. La razón, anuestro entender, habría que buscarla en su mala relación con el arzobispoFabián y Fuero y la escuela tomista, dominante en la Universidad, defenso-ra de las teorías maculistas. Esta controversia, sin embargo, no se refleja ensus cartas correspondientes a la época de Andrés Mayoral, aunque podemosasegurar la existencia de esta polémica en la vida valenciana.

El debate mariano no fue propio sólo del siglo XVIII. Su origen seremonta a los primeros siglos de la Iglesia y las posiciones encontradas entorno a la figura de la Virgen, la universalización del pecado original y el

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80 AHN, Estado, legajo 3552.

papel de María en la redención. Se trataba de averiguar si la madre de Cris-to contrajo o no la mácula original. Desde los primeros tiempos se exaltósu pureza, pero donde surgía la dificultad era en concretar cómo y en quémomento María fue exceptuada de ese pecado común al género humano.

En el siglo XVII el tema mariano cobró una gran importancia en Españacon la participación activa del pueblo y de los monarcas 81. Efectivamente,la devoción popular mariana crecía con la progresiva incorporación de unmayor elenco de plegarias y de propagandistas, a cuya cabeza se habíancolocado las Órdenes religiosas. Lamentablemente no siempre hubo un rec-to y digno sentimiento en estas devociones, sino que a menudo surgieronintereses espurios (lucha de Órdenes, ventas de símbolos, etcétera). A pesarde todo se consolidaron gracias a la ignorancia doctrinal y a la buena dis-ponibilidad sentimental del pueblo. Así nos encontramos, por una parte, losteólogos que discuten sus propuestas y diferencias teológicas o más bienescolásticas; por otra, el pueblo, ajeno a las especulaciones y más próximoa las realidades que celebra asiduamente: procesiones, novenas, ave marías,festividades, rosarios, etcétera y que defenderá incluso violentamente si sepresenta la ocasión.

Sevilla se reveló como la ciudad que con más firmeza asumió la defen-sa de la Inmaculada, pidiendo la declaración dogmática. Esta postura fueganando adeptos para la causa inmaculista. Los reyes tomaron como suyaesta defensa, de tal forma que el papa Gregorio XV, a través del decretoSanctissimus (14-VI-1622) prohibía a los maculistas defender abiertamentesus opiniones. Felipe IV mandó que ningún sermón se iniciase sin la ala-banza al Santísimo Sacramento y a la Inmaculada Concepción. El papaAlejandro VII dio un nuevo e importante paso en esta defensa con su Solli-citudo omnium ecclesiarum (1661). Documento en el que se prohibía queni por escrito ni de palabra ni de ninguna otra forma se manifestase cosaalguna que fuera en detrimento de la opinión pía de la Virgen concebida sinpecado original en el primer instante de su animación. Recogían las mani-festaciones de pontífices anteriores como Juan XXII, Sixto IV o Pío V oincluso la tradición de su festividad presente desde el siglo IX.

Sin embargo, el fervor popular se dirigía a la consecución de la declara-ción dogmática. En este sentido se daba un nuevo paso con el breve de 1696de Inocencio XII, In excelsa, por el que se mandaba celebrar con todasolemnidad la festividad de la Inmaculada el 8 de diciembre de cada año porla Iglesia, por el pueblo y por la monarquía. Así se evidencia a lo largo delsiglo XVIII y se recuerda por parte de los monarcas a los obispos e institucio-nes, señal de que no siempre se cumplía, como acusa Hermán que sucedía

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81 I. VÁZQUEZ, “Las controversias doctrinales postridentinas hasta finales del siglo XVII”en Historia de la Iglesia en España. IV La Iglesia en la España de los siglos XVII y XVIII,BAC, Madrid 1979, pp. 455 y ss.

en Valencia. De hecho, aunque la definición no varía, el debate estaba muypresente en la sociedad y entre las Órdenes religiosas a través de los innu-merables sermones y escritos. El mismo Fabián y Fuero pronunciaba en1745 una Oración panegírica en la que poco o nada se podía entrever delproblema posterior, es decir, de su posición maculista: “Qué mal concibequien concibe a María sin la gracia del primer instante! Qué poco piadoso seanima quien no la publica en su animación sin mancha! Con qué pureza laadora el que en su primer aliento la venera pura! Qué sin borrones, qué sinmanchas tira sus líneas la pluma del que hasta en el primer punto demuestrainmaculada!” 82. En esta línea indicaba claramente en otro pasaje la inexis-tencia de mácula en María, en la que era imposible descubrir obscuridadalguna.

La postura defendida por el ahora Arzobispo valentino parecía distintaa ojos de Hermán, quien le ataca directamente y le culpa de cuantos hechosse relacionan con este tema y le tilda sin empacho de “chulo galán y fuerteopresor de la Puríssima Concepción” y perseguidor de los fieles hijos deMaría. Fabián y Fuero, fanático tomista, seguía la doctrina de santo Tomásque, en opinión de Hermán, parecía no asumir íntegramente el misterioinmaculista y, por tanto, permitía como Canciller de la Universidad, Con-clusiones que aludían a la Virgen y ponían en duda su concepción inmacu-lada.

¿Cuál fue el motivo que encendió la polémica y proporcionó a Hermánla excusa para arremeter contra el Arzobispo? Unas Conclusiones que iba aleer el bachiller de Teología Manuel Noé en la Universidad de Valencia eldía 25 de junio de 1777 83. La noticia del evento debió llegar a oídos deHermán, quien solicitó más información. Ignoramos si el informe manus-crito sobre este hecho y firmado por A.D.L.V. va dirigido a él, pero pareceprobable por varios detalles, entre ellos la carta aparecida en la sacristía dela Seo en julio de este año, cuyo autor podemos asegurar que era el canóni-go preso en Agres. Por tanto, es fácil unir las noticias, los hechos y las inten-ciones. “Ojalá, escribía el autor del informe, el médico de ese lugar no huvie-ra recivido essa carta que ha puesto a Vd. en la curiosidad de saver el motivode la comoción general en que le cuentan se halla esta ciudad y con amagosde una furiosa tempestad de truenos y rayos, aunque no del cielo (...)”.

¿Qué sucedió? Manuel Noé se disponía ese día 25 de junio a defendersus Conclusiones teológicas en el teatro de la Universidad. Habían sido

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82 F. X. FABIÁN Y FUERO, Oración panegírico festiva al adorable misterio de la Concep-ción en gracia de la más divina pastora. (Dedícala al mismo Honrado Consejo de la Mesta),Madrid, Imprenta de Manuel Fernández, 1745.

83 Noticia de lo acaecido en Valencia con motivo de unas Conclusiones en que se defen-día la santificación de la Virgen en el vientre de santa Ana y que procuraron recoger. Año1777. 10 de julio de 1777. A.D.L.V.AMV, Serrano Morales, caja 7286-82.

impresas por orden del rector –Juan Antonio Mayans– y del censor regioDn. Tomás Sanz de Velasco, fiscal de la Real Audiencia y con asistencia deManuel Miralles. Entonces el suarista José Marín dijo que un padre francis-cano le había señalado que en las Conclusiones que iban a defenderse habíauna proposición contraria a la Inmaculada Concepción de la Virgen. Secorrió la voz con inusitada rapidez por la Universidad y todo se alborotó.Se comisionó a Madroño para que requiriese la presencia del vicerrector yse suspendiese el acto, pues debía ponerse en conocimiento de la Inquisi-ción. Así las cosas se leyó la proposición, se explicó y se vio que no seoponía al misterio mariano, pero se suspendió el acto, se convocó Claustroy se ordenó a Noé recoger todas las Conclusiones distribuidas.

El pavorde Sebastián Sales llevó la voz cantante sugiriendo diversas fór-mulas que no pusiesen en peligro la doctrina inmaculista, cayendo así en lomismo que se quería evitar por estar prohibido: las disputas en torno al temamariológico causante de alborotos. Triste historia ésta en que la teología seconvierte en fuente de odio y de luchas tanto ideológicas como físicas.

El bachiller Noé, persuadido de que había cumplido las exigencias delClaustro y que el pavorde Sales se había excedido de sus facultades, elevóun memorial al rector y al vicerrector para que convocando Claustro seexaminara su explicación y enmienda y le hicieran la justicia que entendíale negaba su comisionado. Pero no fue atendido por las autoridades univer-sitarias. Sales hizo reunir Claustro para dar cuenta de su actuación frente aNoé y su asistente por mantener aún en su proposición algunas voces que, asu entender, no eran adecuadas como: san(c)tificatam, rationabiliter credi-tur y quae genuit unigenitum a patre.

La ciudad también se alteró. Hombres, mujeres, grandes, chicos, frailesy monjas manifestaron su sentir. La mujeres decían ser franciscanas y quedebían defender la Virgen inmaculada. Las monjas acusaban a la Universi-dad de estar llena de herejías 84. ¿Iba a ser menos la Virgen que Jeremías osan Juan Bautista? Y en ese apasionamiento devocional salían a relucir laslágrimas de la imagen de la Virgen del convento de franciscanos o la suertedel procurador general, Matías Perelló, que tras cinco hijas había tenido elhijo deseado cuando se encontraba, precisamente, en la casa de la ciudaddefendiendo la Inmaculada.

No menos revuelto anduvo el Claustro. En primer lugar, los defensoresde la proposición como Miralles, Facundo Sidro, Carbonell o Cabadés.Miralles, por ejemplo, era consciente del juramento de la defensa del miste-

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84 Es interesante el punto de vista de Hermán en el informe que remite al Consejo sobrela pavordía de Vicente Peris refiriéndose a los jesuitas: “Que degenerando éstos en breve desu instituto inventaron una 5ª esencia de las opiniones escolásticas y formaron systema pro-pio y como eran políticos quando los dominicanos les apretaban por las opiniones nuevas,hacía que los franciscanos moviesen la controversia de la Concepción con que se alborotabael pueblo y así crecieron con las ruinas de unos y otros”. AHN, Consejos, legajo 6865-7.

rio mariano y su cumplimiento, pero en su opinión la conclusión no habla-ba del misterio ni tampoco le era contraria. En segundo lugar, sin conside-rar la proposición herética, no la tenían por conveniente. Era el caso delpavorde Sales para quien rationabiliter creditur disminuía algunos gradosla creencia en el misterio. Y el quae genuit unigenitum a patre confundíalas dos generaciones. En tercero, el pavorde Aragonés llevaba el agua a sumolino intentando adjudicar a santo Tomás la autoría del probabilismo.Finalmente, Adamdrat exponía la posición más radical al considerar laConclusión como impía, errónea, irreligiosa y con algún sentido herético.

El autor de la Noticia critica a los que se oponen a la Conclusión y con-sidera que es correcta. Tenía razón Santo Tomás, porque conviene diferen-ciar las verdades infalibles de las que no lo son. Y la Inmaculada Concep-ción no lo es, por ello con rationabiliter creditur quiere decir que nosolamente es una verdad probable o verosímil, sino más probable o queparece más cerca de la verdad. Esto es, santo Tomás quiere que quede claroque con esta fórmula se cree con vehemencia conforme a la recta razón o ala razón bien ordenada que la Virgen fue santificada en el útero. La Con-clusión está copiada, parece, de Santo Tomás que, a su vez, recoge la defi-nición del concilio de Éfeso y del evangelio de san Juan, cap. 1, ver. 14.Demasiado ruido, señala el autor de la Noticia, para tan pocas nueces.

Este hecho y sus consecuencias dio pie a Hermán para atacar al Arzobis-po como máximo responsable de todo lo sucedido, recordando, sin duda, elapoyo del Arzobispo a Miralles frente a Vicente Peris en 1774. No obstanteel autor del informe no lo relaciona con el hecho, sí en cambio a Juan Anto-nio Mayans. Indiferente a este punto Juan Bautista escribía a don Gregorio:

Me ha gustado infinito la historieta del bachiller Manuel Noé. La proposición cen-surada encierra tantos disparates como palabras y muchas de ellas heréticas. Rationabi-liter creditur equivale a probabiliter creditur, siendo la santificación de la Virgen Maríaen el útero de su madre tan cierta que todos los Santos Padres y theólogos escolásticosla han enseñado y supuesto en sus escritos y ningún herege la ha negado. Y siendo de feque Geremías y san Juan Bautista fueron santificados en el útero de sus madres, conmaior razón se deve creer de la Virgen María, la qual según los Santos Padres fue privi-legiada sobre todos los santos, y las dos yglesias griega y latina han celebrado la fiestacon el título De conceptione beatae Anae y la otra De conceptu Virginis, interpretandodespués los escolásticos unos la santificación y otros la concepción sin mancha. SantoThomás con san Bernardo fueron del primer dictamen y los escotistas del otro. Y si san-to Thomás dixo rationabiliter creditur, entendió pie creditur, y en el día entendemos elrationabiliter por probabiliter y assí la proposición es herética. La añadidura, quaegenuit Unigenitum a Patre sobre la oscuridad que trahe consigo, tiene un sentido sobreherético algo obsceno, poniendo al padre Eterno congenestente con la Virgen, lo que esuna blasfemia horrenda 85.

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85 Hermán-Mayans, octubre de 1777.

La polémica abierta, recogida en la correspondencia, era de gran caladoteológico, político y social. La crítica a las Conclusiones de la Universidadde Valencia y segura implicación, en opinión de Hermán, del Arzobispocomo defensor de las tesis tomistas aparecía precisamente en forma de car-ta en la sacristía de la Seo en julio de 1777. Reconocía el autor, llevado desu amor a la Virgen, que en las Conclusiones leídas (rationabiliter crediturBeatam Virginem Mariam quae genuit Unigenitum a Patre plenum gratiaeet veritatis fuisse in utero sanctificatam) no existía censura teológica, perono entendía que quien las sostuviese pudiera llamarse hijo de María tras lapublicación de la bula de Alejandro VII, y que fuera el Arzobispo, el patro-cinador y alentador de tales ideas. Y no sólo esto, sino que abanderaba lapersecución contra los defensores del honor de la Virgen, que se oponían atales Conclusiones si antes no se declaraba su gracia original 86. En estasConclusiones se contravenía el breve papal y las órdenes reales. Sería dese-able que la Santa Sede definiera, dice Hermán, el dogma para consuelouniversal. Estos atentados contra la Virgen los cometen quienes se dicenseguidores de santo Tomás, sostenedor de la concepción en pecado originaly que por seguir su voto y no pecar desobedecen las reales órdenes de Feli-pe IV que mandaba iniciar los sermones con la alabanza de María Inmacu-lada. Acertaba, en este caso, Hermán al pedir a la Santa Sede definiera eldogma, porque de esa forma se acabaría, presumiblemente, el enfrenta-miento teológico. Mientras afloraba la guerra no sólo teológica o religiosa,sino también mundana, en la que estaba en juego el control de la sociedaden sus múltiples facetas. Y en este momento, el tomismo se había converti-do en hegemónico con el beneplácito de las máximas autoridades.

El texto antes citado nos pone en la pista del debate teológico queenfrentó en su tiempo a la universidad de la Sorbona de París (maculista)con la de Oxford (inmaculista). ¿Cuándo fue santificada la Virgen? ¿Antesde la concepción? ¿Después? ¿Fue concebida en pecado original? Para losparisinos María fue santificada después de su concepción, aunque antes denacer. La discusión alcanzó su clímax con las ideas de santo Tomás, de sanBernardo y del franciscano Duns Escoto. Los dos primeros defendieron lastesis maculistas. La Virgen había contraído el pecado original, del que que-dó limpia antes de su nacimiento, siendo santificada poco después de suconcepción. Como señala Pascual Rambla 87, en estas manifestaciones nohabía herejía, tampoco podía haberla porque no se atacaba ningún dogma,

ESTUDIO PRELIMINAR 49

86 El oratoriano Martín Belda, encargado de la dirección espiritual de los universitarios,también hablaba en sus sermones sobre la purísima concepción señalando cómo las disposi-ciones de los papas con sus bulas, especialmente la de Alejandro VII, iban cerrando la boca alos menos afectos a este misterio, es decir, a quienes defendían las posiciones maculistas. EnSermones y otros papeles. Ms. Biblioteca Archivo Hispano Mayansiana (BAHM).

87 P. RAMBLA, Tratado popular sobre la santísima Virgen, Barcelona, Edi. Vilamala,1959, pp. 192-210.

todo era opinable. Será Duns Escoto, el llamado doctor Mariano, quien déun giro doctrinal al debate. Para él la Virgen fue concebida sin pecado.Debía sí, pero no lo contrajo porque Cristo actuó con ella de modo diferen-te al resto del género humano. Y lo hizo porque podía hacerlo. Los argu-mentos de doctor Sutil no satisficieron a los parisinos y surgieron dos pos-turas antagónicas e irreconciliables en torno a las que se agruparon lasdistintas Órdenes religiosas, cuya influencia entre el pueblo creyente eramás que considerable. Los dominicos siguieron a santo Tomás y el resto aEscoto. Las Órdenes se comprometieron a defender sus respectivas doctri-nas. Con ello se manifestaban los distintos intereses, no ya teológicos, sinoescolásticos. Así se entendía cómo el arzobispo Fabián y Fuero, como acé-rrimo tomista, se inclinaba más a desobedecer las órdenes reales y pontifi-cias que las de su propia Orden, férreamente alineada con el pensamientode santo Tomás. La escuela se ponía por encima incluso, si fuera preciso,del Evangelio, todo un símbolo del fanatismo y de la ignorancia.

El autor de la Respuesta que dio a la consulta, antes citado, se plantea-ba el juramento a santo Tomás en relación con la Inmaculada:

Lo que puede causar más maravilla es el empeño que han tenido en estos siglospasados la religión de santo Domingo para estorvar y contradecir el juramento que hanhecho en las Universidades y comunidades del mundo a favor del misterio de la Puríssi-ma Concepción. Pues si no basta a estos grandes theólogos thomistas el consentimientouniversal de las universidades, de las religiones y del oráculo pontificio para calificareste juramento ¿cómo puede bastar la autoridad de sólo santo Thomás para que se hagajuramento de seguir su doctrina? Tan empeñados están los autores de santo Domingo enmantenerse contra el misterio... 88.

El autor va desgranando las proposiciones condenadas del doctor Angé-lico para reforzar sus ideas en contra de la doctrina tomista en torno a laInmaculada.

La actitud de Carlos III fue decisiva para que el 17 de enero de 1761Clemente XIII proclamase, mediante bula, a la Inmaculada patrona deEspaña y de las Indias y para que su oficio y misa se extendiese a todo elclero secular y regular de sus reinos. Fabián y Fuero no debió cumplir nihacer cumplir correctamente esta bula y real orden, porque en junio de1788 el rey se dirigía a él señalando:

Y ahora habiéndome informado de la Junta del expresado misterio de que la festivi-dad de él no se celebra según la concesión del nominado Santo Padre y lo mandado pormí en todas las iglesias de mis dominios; y no hallándose fundadas razones porque aúnno le observan algunas iglesias y Órdenes regulares: conformándome con el dictamende la referida Junta en consulta de nueve de marzo de este año, he resuelto que sin dife-

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88 BUV, Ms. 121-8.

rencia alguna se use con uniformidad en todos mis dominios de la misa y oficio propiode la Inmaculada Concepción de María Santíssima... por lo que os ruego y encargo dis-pongáis lo conveniente a su cumplimiento en la parte que os tocare, haciéndole publicarde nuevo en esa diócesis para su puntual observancia.

Hermán manifestaba sus ideas a Mayans, quien tampoco era ajeno a lapolémica, pues de su pluma había salido una obrita: La concepción purís-sima de la Virgen María, aparecida en la temprana edad de 1728. Obra dejuventud y sobre la que posteriormente y a nivel teológico manifestaríasus preocupaciones y dudas con algunos corresponsales como Muratori,Manuel Cenáculo de Villas Boas, obispo de Beja o el sevillano José Ceva-llos. Del primero, al que admiraba, conocía sus obras. Entre ellas Desuperstitione vitanda, obra polémica que levantará suspicacias y más tardecondenada por la Inquisición en 1750, tras la muerte de su autor 89. A donGregorio, enemigo de las supersticiones, de las que tenía ejemplos en Oli-va (la Divina Pastora), le interesaba mucho. Muratori era crítico respecto aalgunas expresiones en torno a la devoción mariana, como el voto de san-gre 90 muy arraigado en España, en la Universidad y en otras instituciones,aun cuando nada estaba definido como dogma. Mayans, hombre piadoso,se debatía entre la verdad teológica fundada en la tradición y la piedadpróxima a la superstición, como en su tiempo san Bernardo que veía quela festividad mariana era ignorada por la Iglesia, no estaba aprobada por larazón y era desconocida por la tradición antigua. De ahí, como señalaAntonio Mestre, la dualidad entre el deseo de que se definiera el dogma dela Inmaculada y las dificultades intelectuales que encontraba para la defi-nición. Por ello manifestaría a Muratori su parecer: “sum enim, ut totamea gens, Purissimae Conceptionis cultor, laudator, et propugnaturacerri mus” 91. Dudas e incertidumbres que trasladaba a su corresponsalsevillano, José Cevallos, sobre la definibilidad o no de este misterio 92,cuyo debate se mantuvo abierto todo el siglo XVIII. Un ejemplo de ello noslo proporciona el mismo Mayans un año más tarde (1772) en carta aManuel Cenáculo:

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89 A. MESTRE SANCHIS, Ilustración y reforma..., pp. 242-244.90 “...juramento tenebit, tuebitur, predicabit atque decebit Beatissimam Virginem Dei

genitricem Mariam preveniente Spiritus Sancti gracia (sic) absque ulla pecati originalis labefuisse conceptam et ab ipsa paeservatam immunem in primo instanti animationis atque inhoc sensu festum Conceptionis eius ab Ecclesia solemni ritu colli et celebrari, neque adver-sabitur sacrae catholicae hac regia maiestatis domini nostris regis...”.

91 A. MESTRE SANCHIS, “Muratori y la cultura española”, en El mundo intelectual deMayans. Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, Valencia 1978, pp. 54-55.

92 Ibid., “Correspondencia erudita entre Mayans y Muratori”, en Revista de HistoriaModerna. Anales de la Universidad de Alicante 16 (1997), pág. 21.

I assí vea V.S. Ilma. cuánto devo estimar su Disertación Teológica, histórica, crítica,sobre la definibilidad del misterio de la Concepción Inmaculada de María Santíssima.Yo la creo en el último grado de la ciencia humana. Pero desde que leí a Muratori Desuperstitione vitanda se me clavó en el corazón una espina que me causa mucho dolor, iquiero ver si para arrancarle i esperar que llegará el tiempo de esta deseada definiciónde la Iglesia Cathólica, será buen remedio la lectura del libro de V.S. Ilma., que no sola-mente leeré con mucho gusto, sino también con la preocupación favorable que merececualquier obra de V.S. Ilma., cuya solidíssima i utilíssima erudición aprecio suma -mente 93.

El planteamiento de Mayans, que aclara las palabras a Muratori, es quedesde que se empezó a dar culto público a la Purísima, sus antepasadosfundaron una capilla en el convento de Nuestra Señora del Pino de Oliva.Tras la ruina de éste y traslado de sus religiosos al nuevo convento se erigióotra capilla donde está la sepultura de su familia. La modesta respuesta ypoco comprometida de Cenáculo tampoco le resolvía el problema y cerrabael debate: “Sempre conheci en V.S.Illmo. propensões, e não deixei de verque erão combatidas. Nunca me persuadi que as minhas luzes e diligenciaserão capazes de todo o effeito nos assumptos a que costumei applicálas, emuito menos em hum tempo en que os dissabores me aliennavão de escre-ver com meos defeitos, qual foi o tempo en que escrivi a Dissetação queremetti a V.S. Illmo...” 94.

La solución no era fácil. Por una parte la razón y la búsqueda de la ver-dad. Por otra la piedad. Hermán parecía tenerlo más claro que su amigo,optando por la piedad y amor a María y dando por sentado la verdad reli-giosa que, desde la tradición, no podía equivocarse, aunque pensamos queesta tradición estaba más asentada en el pueblo que en la doctrina teológi-ca, que la Iglesia no se había atrevido a definir. Mayans no lo veía tan claroy buscaba la verdad, de ahí la espina clavada en su corazón. La contradic-ción entre el sentimiento y la razón. Una cosa era la devoción y otra la defi-nición de un dogma que, por otra parte, la Iglesia no podía imponer basán-dose más en los sentimientos populares que en la razón de la teología y enla tradición más antigua. La polémica entre maculistas e inmaculistas conti-nuaría, como también las dudas entre teología y devoción y las luchas esco-lásticas más dadas a buscar el predominio intelectual o pseudointelectualde las escuelas que la verdad.

52 VICENTE LEÓN NAVARRO

93 Ibidem. También en M. H. PIWNICK, “La correspondencia...”, pág. 519.94 M. H. PIWNICK, “La correspondencia...”, pág. 520.

VI. NOTA FINAL

La transcripción de este segundo volumen sigue las pautas del anterior.Puede llamar la atención el uso arbitrario de determinadas vocales o conso-nantes sin ningún rigor. En efecto, en una misma carta pueden aparecerpalabras escritas de forma distinta. No se trata de errores, sino que hemosmantenido la grafía original, excepto en algún caso que podía originar con-fusión. El lector encontrará diferencias de uso significativas: i/y; g/j; exce-sivo uso o defecto de él en la h; v/b; s/c; c/z; c/g; m/n; q/c; s/ss; r/rr; w/v. Senota la huella de los diferentes amanuenses –castellanos o valencianos– ysu mayor o menor conocimiento de la lengua. La confusión entre la c y la ses propia de los amanuenses valencianoparlantes.

También hemos mantenido la grafía valenciana actualizando la acentua-ción. En aquellos nombres que coinciden en valenciano y castellano hemosmantenido el valenciano y así lo hemos acentuado.

En esta correspondencia Hermán apenas data sus cartas. Por ello hemostenido dificultades para ordenarlas cronológicamente. Hemos recurrido alcontenido, a las referencias, a las Gacetas y a cuanto hemos podido. Asíhemos conseguido fechar algunas. Pero han quedado otras, a nuestro pare-cer, difíciles de datar. En este caso hemos seguido el orden que hemos creí-do más conveniente, atendiendo a su contenido, pero hemos puesto entreparéntesis las fechas posibles y para indicar que el autor no lo hizo.

Tampoco Hermán explicitaba a quién dirigía sus cartas. En el caso delos Mayans resulta complejo, especialmente a partir de marzo de 1776,saber si la carta la escribe a Gregorio o a Juan Antonio. En algunos casos,atendiendo al contenido o la forma, se puede deducir. En otros es más difí-cil y hemos optado por poner entre paréntesis el nombre del destinatario,aunque fuera evidente. Cuando parecía indistinto hemos empleado el nom-bre de “hermanos Mayans” porque podía dirigirse a ambos o por usar elplural de Vds.

No podemos acabar sin agradecer la colaboración en el archivo munici-pal de Alfredo. De Vicente España en el Patriarca, así como las facilidadesque nos han prestado Juan José Garrido y Miguel Navarro. Agradecemosespecialmente al profesor Antonio Mestre su inestimable ayuda, sugeren-cias y consejos en nuestras dudas y dificultades. Finalmente, nuestro reco-nocimiento a quienes más directamente han soportado este trabajo, MaryLuz, David y Erena.

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