diez años de la ley contra la violencia de género. ¿qué ocurrió con las medidas educativas?
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Diez años de la ley contra la violencia de género. ¿Qué ocurrió con las medidas
educativaes?
Transcurridos ya algo más de 10 años de la aprobación de la Ley contra la Violencia de
Género (LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género), según su título íntegro), el panorama que se
dibuja cuando observamos lo que ha ocurrido con las medidas educativas que contiene
es francamente desolador. No sólo no se han llevado a cabo las actuaciones previstas
por la ley, sino que incluso podemos vislumbrar un retroceso tal en materia educativa, y
especialmente en lo que se refiere a los temas de igualdad y violencia de género, que la
situación actual, en el 2015, es peor que la que existía en 2004, momento en que se
aprobó esta ley. Y ello sin que la violencia de género haya desaparecido en absoluto de
nuestro panorama social. Bien al contrario, en este agosto de 2015 en que escribo este
artículo asistimos casi cada día a la muerte de alguna mujer, o incluso dos, asesinadas
por sus compañeros o excompañeros.
Lamentaciones, minutos de silencio, condena general; pero nada efectivo para la
prevención de esta forma de violencia. Sobre todo, nada efectivo en el sistema
educativo, que debería ser el motor de cambio en la configuración de unas pautas de
género que nos permitieran dejar atrás para siempre este tipo de comportamientos.
Para analizar sistemáticamente lo que ha sucedido en el ámbito educativo en relación a
lo que prescribe esta ley veamos lo que dicen los diversos artículos referidos a la
educación y cuál es la situación para cada uno de ellos. Hay que tener en cuenta, sin
embargo, que existen diferencias entre dos períodos políticos muy distintos: el primero
es el que se extiende entre 2005 –la ley fue publicada en los días finales de 2004- y
finales de 2011.Se trata del periodo de gobierno Rodríguez Zapatero, por tanto del
gobierno que había impulsado esta ley; el segundo, a partir del año 2012 en que
comienza el gobierno del Partido Popular con Mariano Rajoy al frente, un gobierno con
una orientación totalmente diferente respecto de los temas de igualdad de hombres y
mujeres y también en el concepto de lo que debe ser la educación. En efecto, la
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redacción, discusión y aprobación de la LOMCE, la ley orgánica de educación destinada
a modificar en profundidad la LOE, ley educativa socialista, implica un cambio de
orientación en las directrices que se habían establecido en la etapa anterior respecto de
la aplicación de las medidas educativas que contempla la ley contra la violencia de
género. De manera que los escasos progresos que se habían realizado en la etapa
socialista quedan borrados e incluso se observan retrocesos en la etapa del gobierno
Rajoy.
En conjunto, la ley da muchas importancia a los aspectos educativos, precisamente
porque son los que pueden actuar como elementos preventivos; y da también
importancia a aspectos básicos de transmisión de la cultura, como por ejemplo la
publicidad, que obviamente es un vehículo de transmisión a las nuevas generaciones de
lo que se considera correcto y aceptable o inclusop, por así decir, de lo “normal”.
El tratamiento del ámbito educativo se incluye en el primer capítulo de la ley, desde el
artículo 4 al artículo 9.
1. La educación para la ciudadanía y su particular calvario.
[2.]
El primer artículo de este capítulo, el 4, es el más general, y establece que el sistema
educativo español “incluirá entre sus fines la formación en el respecto de los derechos y
libertades fundamentales y de la igualdad entre hombres y mujeres...” Esta declaración
puede ser entendida como una declaración general sin consecuencias concretas, o, para
que sea efectiva, debe concretarse con la inclusión en el currículum de un conjunto de
conocimientos y de valores que puedan hacerla realefectiva, y que tiendan a cambiar
elementos de la cultura vigente, en la que sabemos que la igualdad de hombres y
mujeres está lejos de ser alcanzasumida.
Pues bien, la concreción de este principio general es muy diferente según consideremos
cada uno de los dos períodos señalados anteriormente. Hagamos un poco de historia:
durante la etapa del gobierno Zapatero, la LOE, Ley Orgánica de Educación, (Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación), fue la ley educativa que substituyó a la
LOCE, ley educativa promovida por el gobierno Aznar que no llegó a aplicarse porque
en el momento en que iba a serlo se produjo el cambio de gobierno de 2004, con la
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entrada del gobierno socialista. La LOE introdujo una materia curricular, la educación
para la ciudadanía, en la que se incluían temas diversos, y entre ellos los relativos a la
igualdad hombres-mujeres; este aspecto quedaba destacado en el texto mismo de la
LOE, que afirmaba lo siguiente: “En uno de los cursos del tercer ciclo de la etapa –se
refiere a la educación primaria- a las áreas incluidas en el apartado anterior se añadirá la
de educación para la ciudadanía y los derechos humanos, en la que se prestará especial
atención a la igualdad entre hombres y mujeres” (LOE, art. 18, 3).
De hecho, esta nueva materia no fue bien acogida por casi nadie cuando se formuló en
el proyecto de la LOE. En una etapa muy anterior, la de la LOGSE, el tratamiento dado
a la igualdad entre hombres y mujeres había sido formulado de un modo mucho más
satisfactorio, dado que se había introducido el concepto de asignaturas transversales,
que debían ser impartidas según una metodología totalmente diferente a la utilizada para
las materias instrumentales –matemáticas, lengua, sociales, etc.- Las asignaturas
transversales se referían a la adquisición de hábitos y los principios que los rigen, y
debían estar presentes en la docencia de las asignaturas instrumentales porque lo que
pretenden es la transmisión de unos conceptos, unos valores y unas prácticas que no se
adaptan al formato clásico de las asignaturas habituales. El planteamiento de las
transversales era totalmente correcto, pero…Pequeño problema, nadie sabía cómo
impartirlas, como incorporarlas a las formas habituales de la docencia. De modo que su
inclusión curricular nunca fue realizada. La vigencia de la LOGSE fue demasiado breve
y supuso demasiadas innovaciones de todo tipo, muchas de las cuales de carácter
eminentemente nominal, es decir, que no abordaron a fondo los cambios en los
contenidos curriculares y los métodos educativos. La LOE, unos años después de la
eliminación de la LOGSE, ya nunca pretendió innovar tanto, y simplemente inventó una
nueva asignatura en la que se incluyeron una serie de contenidos políticos, cívicos,
igualitarios,… Pero más que valores a asumir o comportamientos a interiorizar eran
conocimientos a adquirir, algo que permitía dudar de su eficacia respecto al objetivo
perseguido, una modificación de los hábitos de relación, condición fundamental para la
desaparición de la violencia de género. En cualquier caso tenía, por lo menos, la ventaja
de incorporar a la educación un conjunto de informaciones indispensablesfundamentales
en el mundo actual, y que de otro modo no llegan de forma ordenada y razonada a las
nuevas generaciones, sino únicamente en forma fragmentada y casual, de modo que no
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tenemos ninguna seguridad respecto a la eficacia e interiorización de tales
informaciones.
ESin embargo, el hecho de que en la LOE la igualdad de género no fuera incorporada en
forma transversal sino como una asignatura más supuso que el profesorado con mayor
conciencia del problema considerara que este no era el modo adecuado de tratar el tema.
De manera que la educación para la ciudadanía, que implicaba conocimientos sobre
aspectos muy diversos, nunca fue revindicada ni defendida por el profesorado
progresista, que vivió este cambio como un retroceso. Ahora bien, los ataques feroces
contra esta materia no se produjeron por este lado, sino por el contrario: fue la Iglesia, a
través de las escuelas religiosas, el Partido Popular, los medios de comunicación afines,
etc., quienes se lanzaronó a fondo para impedir que esta materia fuera impartida.
Usando excusas diversas, en las que no voy a entrar aquí, pero que se basaban
fundamentalmente en el hecho que la Iglesia consideraba que el mundo de los valores es
de su competencia, y por lo tanto que una enseñanza que tratara de transmitir valores
invadía sus dominios y se convertía en un “adoctrinamiento por parte del Estado” que
había que considerar inadmisible. A partir de aquí la oposición contra la educación para
la ciudadanía fue implacable; se convirtió en un ataque frontal contra el gobierno
socialista del momento, el gobierno Zapatero. Un ataque de tal magnitud que el
gobierno retrocedió: no eliminó la materia pero recortó el número de cursos en los que
esta materia sería obligatoria y aceptó libros de texto que desnaturalizaban su contenido.
Más aún: los libros de texto que trataban seriamente los contenidos previstos para esta
materia fueron duramente criticados y se llegó al extremo, en la Comunidad Valenciana,
de intentar que esta asignatura fuera impartida en inglés, a ver si de este modo nadie se
enteraba de nada. Tan sólo la falta de profesorado capaz de llevar a cabo esa enseñanza
en inglés pudo impedir que se llevara a cabo tal despropósito.
Ahora bien, ¿cuáles seríana las razones por las que la Iglesia adoptó una posición tan
beligerante frente a una propuesta tan razonable? La educación para la ciudadanía ha
sido introducida en los últimos años en muchos países europeos, aunque sus contenidos
difieran entre países y que en algunos casos no comprenda el tratamiento de la
información sobre igualdad hombres-mujeres. ¿por qué razón, en el caso español, se ha
producido esta intransigencia que impidió desde el inicio que esta enseñanza pudiera
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cumplir su función, dado que fue criticada y devaluada aún antes de dar los primeros
pasos?
Las razones de la Iglesia son probablemente múltiples, y seguramente incluyen en gran
medida esta voluntad de preservar un área considerada propia. Pero es evidente también
que su oposición no podía estar basada en la negativa a dar a conocer organizaciones
como la Unión Europea, por ejemplo, o la Constitución, temas que también formaban
parte de esta materia. Era, muy particularmente, el contenido relativo a la igualdad
hombres-mujeres lo que la Iglesia no quería de ningún modo admitir. He tratado
ampliamente la cuestión de la posición de la Iglesia en relación a la igualdad en otro
lugar y no voy a volver aquí sobre ello (Subirats, 1998), pero lo que está claro es que,
por lo menos hasta el último cambio de Pontífice, la posición de la Iglesia ha sido
totalmente opuesta a los derechos de las mujeres y a los cambios en nuestra posición
social que ha impulsado la modernidad, y que esta oposición se ha realizado en forma
frontal, utilizando incluso versiones totalmente engañosas de los textos y las propuestas
realizadas desde las mujeres.
En cualquier caso, la educación para la ciudadanía no sobrevivió al cambio de gobierno.
El gobierno del Partido Popular aprobó su propia ley, lEn el texto de la LOMCE, (Ley
Orgánica 8/2013 para la mejora de la calidad educativa) que no es, sin embargo, una ley
redactada partiendo de cero, sino que utiliza el procedimiento de modificar la LOE para
así tratar de mostrar quen no se produce un cambio de leytrata de una nueva ley
educativa, sino únicamente unos de retoques en la existente, –dado que la comunidad
escolar se ha quejado repetidamente de tantos cambios en la educación, cuatro leyes
orgánicas en unos 30 años, a ritmo de uno por cada cambio de partido en el gobierno-.
Pues bien, en el texto de la LOMCE el párrafo anteriormente citado, el contenido del
artículo 18 punto 3 de la LOE, aparece directamente tachado y la tachadura se repite en
todos los artículos en los que se hacía referencia a esta materia. En algún caso se apunta
la posibilidad de una “educación cívica y constitucional”, pero en ningún caso hay
referencia a la igualdad de hombres y mujeres como parte del contenido de esta nueva
materia. Esta es pues la manera de cumplir las leyes del Partido Popular. La referencia a
la educación para la ciudadanía que aparecía también en la LOE al hablar de los
contenidos de cada uno de los ciclos escolares desaparece también en la LOMCE, de
manera que en este texto no ha quedado nada de lo que se había propuesto en relación al
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tratamiento de la igualdad de género, de la violencia, de los conflictos que se generan en
el ámbito doméstico etc. Hasta el punto que la CEDAW, organismo de Naciones Unidas
que analiza periódicamente lo que hacen los diversos gobiernos en relación a la
igualdad de hombres y mujeres, ha hecho, en este año 2015, una dura crítica al gobierno
español por el abandono de muchas de las políticas que se habían implementado
anteriormente y entre ellas menciona justamente la desaparición de la asignatura de
educación para la ciudadanía.
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Petit problema, ningú no sabia com impartir-les, com incorporar-les a les formes
habituals de la docència. De manera que, ves per on, el seu ensenyament mai no es va
fer realitat. La vigència de la LOGSE va ser curta, massa curta i massa plena
d’innovacions de tot tipus, moltes d’elles de caràcter estrictament nominal, és a dir, que
no abordaven a fons un canvi en els continguts i les formes de l’educació. La LOE, uns
anys després d’haver estat eliminada la LOGSE, ja no va pretendre mai anar tan lluny, i,
simplement, va inventar una assignatura nova, en la que carregava un conjunt de
continguts polítics, cívics, igualitaris, que, més que valors a assumir, eren coneixements
a adquirir, cosa que feia dubtar de la seva eficàcia. En qualsevol cas tenia, almenys,
l’avantatge d’incorporar a l’educació un conjunt d’informacions cabdals en el món
actual, i que altrament no solen arribar de forma ordenada i raonada a les noves
generacions.
Però el fet que, enlloc d’incorporar la igualtat de gènere en forma transversal, es fes en
forma d’una assignatura, va predisposar en contra al professorat més avançat, que va
adduir, amb raó, que aquesta no era la forma adequada de dur a terme aquests
aprenentatges. De manera que l’educació per a la ciutadania, que implicava
coneixements sobre matèries molt diverses, mai no va ser defensada pel professorat més
progressista, que ho va viure com una reculada. Ara bé, els atacs ferotges contra aquesta
matèria no van venir per aquesta banda, sinó per la contrària: va ser l’Església,
mitjançant les escoles religioses, el Partit Popular, els mitjans de comunicació afins,
etc., la que es va llançar a fons per impedir que aquesta matèria fos impartida. Amb
excuses molt diverses, en les quals no entraré ara, però que es basaven fonamentalment
en el fet que l’Església considerava que el món dels valors és de la seva competència, i
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per tant que un ensenyament que tractés de transmetre valors trepitjava els seus dominis
i es convertia en un “adoctrinament per part de l’Estat” que calia considerar
inadmissible. A partir d’aquí, l’oposició contra l’educació per a la ciutadania va ser
ferotge; es va convertir en un atac frontal contra el govern socialista del moment, el
govern Zapatero. Un atac de tal magnitud que el govern va retrocedir: va retallar el
nombre de cursos en els que aquesta matèria seria obligatòria i va acceptar llibres de
text que en desnaturalitzaven totalment el contingut. Més encara: els llibres de text que
tractaven seriosament els continguts previstos per a aquesta matèria van ser durament
criticats, i es va arribar a l’extrem, a la Comunitat Valenciana, de tractar que aquesta
assignatura fos impartida en anglès, a veure si així ningú no en podia comprendre un
borrall. Només la manca de professorat capaç de fer-ho va impedir que es dugués a
terme aquest despropòsit.
Ara bé, quines eren les raons de l’Església per adoptar una posició tan bel·ligerant
enfront d’una proposta tan raonable? Cal tenir present que l’educació per a la ciutadania
ha estat introduïda en molts països europeus en els darrers anys, encara que els seus
continguts no son sempre els mateixos i que hi ha casos en els que no contemplen
informació sobre la igualtat homes-dones. Per què, en el cas espanyol, aquesta
intransigència, que va espatllar des del primer moment la funció que havia de fer aquest
ensenyament, criticat i devaluat abans de fer les primeres passes? Les raons de
l’Església son segurament diverses, i probablement hi ha molt d’aquesta voluntat de
voler preservar un àrea que considera pròpia. Però és evident també que la seva oposició
no podia estar basada en la negativa a donar a conèixer organitzacions com la Unió
Europea, per exemple, o el coneixement de la Constitució, temes que també formaven
part d’aquest ensenyament. Era, molt particularment, el contingut relatiu a la igualtat
homes-dones allò que l’Església de cap manera no volia permetre1.
En qualsevol cas, l’educació per a la ciutadania no va sobreviure al canvi de govern. En
el text de la LOMCE, que no és una llei redactada de cap i de nou, sinó que empra el
procediment d’esmenar la LOE, per així voler fer creure que no es tracta d’una nova llei
educativa –la comunitat escolar s’ha queixat repetidament de tants canvis en l’educació,
4 lleis orgàniques en uns 30 anys, a ritme de cada canvi de partit en el govern-. Doncs
bé, en el text de la LOMCE el paràgraf anteriorment citat, el contingut en l’article 18
1HHe7
punt 3 de la LOE, apareix directament tatxat, i la tatxadura es repeteix en tots els articles
en que es feia referència a aquesta matèria. En algun cas s’apunta la possibilitat d’una
“educació cívica i constitucional”, però en cap cas s’esmenta la igualtat homes-dones
com a part del contingut d’aquesta matèria. Que aquesta és la manera de complir les
lleis a les que ens ha acostumat el Partit Popular. La referència a l’educació per a la
ciutadania, que apareixia també a la LOE a l’esmentar els continguts de cadascun dels
cicles escolars, desapareix també a la LOMCE, de manera que en aquest text no ha
quedat res d’allò que havia estat proposat en relació al tractament de la igualtat de
gènere, de la violència, dels conflictes que es generen en aquest àmbit, etc. Fins al punt
que la CEDAW, organisme de NN.UU. que analitza periòdicament allò que fan els
diversos governs en relació a la igualtat homes-dones, ha fet, l’any 2015, una dura
crítica al govern espanyol per l’abandó de moltes de les polítiques que s’havien dut a
terme anteriorment, i entre elles esmenta justament la desaparició de l’assignatura
d’educació per a la ciutadania.
[3.] Quéè ha passado ten a laes Universidtadets?
La Lleyi contra la violeència de géènero se refería también ae esmentava també a laes
universidadetats, asseñnyalando que era lo que debían hacer parat allò que havien de fer
per contribuir a la prevención de ’aquesta forma de violeència. Concretamente, la Lleyi
diceiu, en el capítuolo primero, articuloe 4 punto 7: “Las Universidades incluirán y
fomentarán en todos los ámbitos académicos la formación, docencia e investigación en
igualdad de género y no discriminación de forma transversal”. EAquesta lleyi quedóa
completada, en lo que a pel que fa a laes universidadetats se refiere, poer la Leylei de
’Igualtdadat posterior, en la que la tareasca que se ’les encomiendaana queda ampliada
yi detallada, yi sees concreta en la creación de ’observatorios de la igualdadtat en
todates laes universidadetats.
La situación en a laes universidadetats españnyolaes eés muyolt diversa, difícil de
sintetitzar en unes línieas. De hechofet, des de los añonys seteanta el tema de la
igualdad de hombres y mujeres ha estado presente en muchas de ellas, hi ha hagut
universitats en les que el tema de la igualtat ha estat present, peroò no tan como una
política assumida poer la institución sinoó como una iniciativa desenvoluparrollada poer
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professoraes ei investigadoraes que comenzaron a trabajar sobre estos temas.s’hi ha
posat a treballar. En algunos centroes yja a partir de finales de los anys seteanta existeix
algúun tipous ded ’organismoe dedicadot a la investigación y recerca i a la doceència
sobre temaes de géèneroe; no específicamente sobre violeència, sinoó, de ’una manera
máés general, sobre cuqüestiones relativaes a histoòria, situación actual, cultura,
legislación, etc. referidas que facin referència a cóomo vivuen laes mujeres y a los
diversos aspectos que se derivan de ello. dones i els diversos aspectes que se’n deriven.
De manera que, en la déècada passada, la que se ’inicia en el año a l’any 2000, en la
que ambadues lleyeis, la de 2004 i la de 2007 relativa a la igualdadlta fueron t van ser
promulgadaes, cuando quedaron establecidaseron las funciones dei van establir allò que
laes universidadetats en relación a la igualdad de género havien de fer, muchas de ellas
contaban ya con moltes universitats ja comptaven amb instrumentos diversos yi
habíavien publicadot un buen número degran nombre d’estudios sobre aquesta
mateèria. Ahora biené, dado que hasta aquel momento no existía ninguna atès que fins
aquell moment no existia cap obligación concreta, la situación era muymolt desigual,
dependiendoent de la voluntadt yi ganaes de laes professoraes que traebajllabaven en a
cada scuna de laes universidadetats, yi que, de todtas maneras, habían recibido, en la
mayoría de casos, algunas havien, en la seva majoria, rebut alguns ayjudats
econóòmicas procedentes del gobiverno del l’Estadot, a través de l ’Instituto de la
Mujer, o del programa I+D que se acordó en es va signar l’any 1995, o también
procedentes de los organismoes de laes comunidadetats autóònomaes o de los
ayjuntamientos paera poder avanzçar en laes diversaes investigaciones planteadas
recerques empreses.
¿
Quéuè ha passadot des de el 2004, conamb la promulgación de la Lleyi contra la
violeència de géèneroe, yi sobre todot, dess de el 2007, conamb la de la Igualdadtat?
Por lo que hemos podido saberPel que he pogut esbrinar, la mayjoríia de laes
universidadetats españnyolaes públicaques han creadot observatorios de la igualdadtat.
Sin embargo, muchos de estos observatorios Sovint, però, aquests observatoris no
fueronhan estat confiadots a laes mujeres que ya estaban trabajando desde hacía tiempo
sobre temas de género, sino a otras mujeres que, en determinados casos, conocían
escasamente esta problemáticadones que feia anys que treballaven sobre aspectes de
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gènere, sinó a altres dones que, en alguns casos, coneixien poc aquesta problemàtica. De
los diversos aspectoes que pueden tratarsees poden tractar en aquestos observatorios, el
que máés se ’ha analitzadot eés el de la distribución dels professoradot yi de los
caàrregocs acadéèmicos entre hombres yi mujeres, para ver hasta qué punto existía la
desigualdad de posiciones entre los dos sexos. dones, per tal de veure com de lluny
s’estava de la igualtat en termes de posicions acadèmiques d’ambdós sexes. En
cambinvoi, però, la cuqüestión de la violeència de géèneroe, que existeix
indudbtablemente se produce en a laes universidadetats cóomo en todas las
institucionestota altra institució de laes sociedadetats patriarcales, no ha sidoestat
tractada de manera sistemáàtica.
En las universidades, la violencia de género suele producirse en forma de acoso sexual,
chantajes para conseguir favores sexuales, etc. Los casos más graves son los que se
producen entre profesores y alumnas o alumnos, dado que el profesorado tiene el poder
de aprobar o suspender al alumnado, y por lo tanto puede utilizar una forma de presión
muy dañina. Lo que ocurre es que, en general, las universidades se muestran muy
reticentes a encarar este tema, que parece “poco digno” de la institución universitaria y
que, como dije más arriba, no ha recibido el tratamiento adecuado. Y sin embargo basta
con pequeñas investigaciones para detectar la existencia de casos de acoso sexual en
todas las universidades. Así, por ejemplo, un estudio llevado a cabo entre 2006 y 2008
mostró las resistencias que existen tanto entre profesorado y PAS como en el alumnado
para reconocer que se producen situaciones de acoso (Valls Carol 2008)..
Con todo, algo se ha avanzado en esta cuestión. Muchas universidades han ido
aprobando, en estos años, protocolos de prevención y actuación frente al acoso sexual.
Las unidades de igualdad de las universidades españolas han creado una red
(RUIUGEU), de manera que algunas acciones se han extendido de unas universidades a
otras. A pesar de ello se trata de avances muy limitados si tenemos en cuenta que han
transcurrido hay que constatar los pocos avances realizados en diez años para combatir
la violencia de género en el ámbito universitario español. Es cierto que, además de estas
unidades específicamente encargadas de promover la igualdad hay otros recursos
institucionales: centros de estudios, seminarios, etc., que, en la mayoría de los casos, ya
existían antes de 2004, y en los que se ha investigado, se han construido metodologías
para combatir la violencia de género, se han organizado congresos y encuentros de todo
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tipo en que se ha debatido como intensificar la lucha contra los malos tratos o como
ayudar a las mujeres maltratadas a recuperar la confianza y el control sobre la propia
vida. Pero todo ello se hizo fundamentalmente como se había hecho ya en la etapa
previa a la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004, desde el voluntarismo y la dedicación
de las investigadoras y profesoras, no desde los ámbitos institucionales previstos para
avanzar más rápidamente.
Sería injusto considerar que las universidades españolas no hicieron nada en estos 10
años: como he dicho, se han creado observatorios de la igualdad que actúan como
instituciones con algunos recursos económicos y de personal; pero hay un ámbito en el
que no se constatan avances importantes, y que, sin embargo, es el más decisivo: la
revisión del carácter androcéntrico del saber académico. Si se llevara a cabo esta
revisión, ello permitiría dejar atrás una visión de la sociedad centrada en la
masculinidad y en los hechos de los hombres como característica central y universal de
la humanidad, para dar paso a una visión más equilibrada en la que el saber incluyera
tanto los hechos masculinos como los femeninos, tanto los aspectos característicos del
género masculino como del género femenino, en igualdad. Este aspecto, central para
avanzar de una vez por todas hacia una cultura no androcéntrica, está todavía muy lejos
de las universidades españolas.
A les universitats la violència de gènere sol agafar el format que ha estat anomenat
“assetjament”: xantatges per aconseguir favors sexuals, etc. Però les universitats
mostren una gran resistència a encarar aquest tema, que sembla “poc digne” dels
estaments universitaris, i que, com he dit, no ha rebut el tractament adequat. Quan, de
fet, amb una petita recerca n’hi ha prou per detectar l’existència de casos d’assetjament
sexual a totes les universitats. Així per exemple, un estudi dut a terme de 2006 a 2008,
mostra els resistències que existeixen tant entre el professorat i pas com entre l’alumnat
per a reconèixer situacions d’assetjament sexual2.
Amb tot, alguna cosa s’ha fet respecte a aquesta qüestió. Moltes universitats han anat
aprovant, en aquests anys, protocols de prevenció i actuació enfront de l’assetjament
2 Valls Carol. R. Violencia de géenero en las Universidades Españolas. Barcelona: Universidad de Barcelona.
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sexual. Les unitats d’igualtat de les universitats espanyoles han creat una xarxa
(RUIGEU), de manera que algunes accions s’han anat estenent d’unes universitats a les
altres. Malgrat això, cal constatar que hi ha hagut pocs avenços, en 10 anys, pel que fa
al tractament de la violència de gènere en l’àmbit universitari espanyol. És cert que, a
més d’aquestes unitats, hi ha diversos recursos institucionals: centres d’estudis,
seminaris, etc. que, gairebé en tots els casos, ja existien abans de 2004, i en els que s’ha
fet recerca, s’han construït metodologies per combatre la violència de gènere, s’han
organitzat trobades en què s’ha discutit com intensificar la lluita contra els
maltractaments o com ajudar les maltractades a recuperar la confiança i el control sobre
la pròpia vida. Però tot això s’ha fet, fonamentalment, com es feia abans de la Llei
Orgànica 1/2004, des del voluntarisme de les investigadores i professores, no des dels
àmbits institucionals previstos per avançar més ràpidament.
Fora injust dir que les universitats no han fet res en aquests 10 anys: en la majoria
d’elles, com he dit, s’han creat els observatoris de la igualtat com a organisme
institucional amb alguns recursos econòmics i de personal; però hi ha un àmbit el que
no sembla que s’estigui avançant gens i que, en canvi, és el més decisiu: la revisió del
caràcter androcèntric del coneixement universitari, que hauria de permetre deixar enrere
una visió de la societat centrada en la masculinitat i els fets dels homes com a
característica central i universal de la humanitat, per donar pas a una visió equilibrada,
en la que el coneixement inclogués tant els fets masculins com els femenins, tant els
aspectes característics de gènere masculí com els de gènere femení, en igualtat. Aquest
aspecte, central per avançar d’una vegada cap a una cultura no androcèntrica, està
encara molt lluny de les universitats espanyoles.
[4.] Estereotipos yi materiales educativous
Y es que el aspecto central de la lucha contra la violencia de género radica precisamente
en la posibilidad de cambios de la cultura androcéntrica: mientras la cultura que
transmitimos a las nuevas generaciones esté profundamente marcada por una
desigualdad en el tratamiento que se hace de hombres y de mujeres, mientras se
transmitan los estereotipos de género que no solamente establecen modelos rígidos
respecto a los comportamientos adecuados según el sexo, sino que también establece
una jerarquía de importancia y de poder entre ellos, la violencia de género, es decir, la
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creencia, por parte de los hombres, de que las mujeres les pertenecen, que tienen
derecho sobre su vida y sobre su muerte, se seguirá manteniendo. Se mantendrá porque
forma parte de los mensajes implícitos y explícitos que transmitimos a las nuevas
generaciones desde su nacimiento y que quedan interiorizados en el cerebro de las
criaturas de ambos sexos fijando unos comportamientos diferenciales que no pueden ser
corregidos posteriormente con la aplicación de pequeños retoques, leyes represoras o
sermones morales que pesan muy poco ante los hábitos de la personalidad adquiridos en
la infancia.
Por esta razón, uno de los aspectos fundamentales de la Ley contra la violencia de
género en lo que atañe a la prevención es precisamente el cambio educativo y el tipo de
mensajes que reciben los niños y las niñas en las instituciones educativas. El artículo 6
del primer capítulo de la ley establece: “Con el fin de garantizar la efectiva igualdad
entre hombres y mujeres, las Administraciones educativas velarán para que en todos los
materiales educativos se eliminen los estereotipos sexistas o discriminatorios y para que
fomenten el igual valor de hombres y mujeres”. Pues bien ¿qué es lo que se ha hecho
para cumplimentar esta norma, y en qué punto nos hallamos en el año 2015 en relación
a la existencia de estereotipos sexistas en los materiales educativos?
Lamentablemente, los libros y materiales educativos no han mejorado en este aspecto, a
pesar de los muchos intentos institucionales que se han hecho para que las editoriales
tuvieran en cuenta el sexismo y androcentrismo tan patente en los libros de texto.
Veamos algunos datos: el último análisis del que he tenido noticia sobre la presencia de
mujeres en los materiales escolares fue realizado en Valencia hace unos dos años; se
tomaron muestras de 115 libros de texto correspondientes a los cuatro cursos de la ESO
y a todas las asignaturas. Los resultados mostraron que únicamente un 12,8% de las
personas a las que se nombra son mujeres. El análisis más detallado que distingue por
asignaturas mostró que en las de Lengua y Literatura y Ciencias Sociales, que son las
materias en las que aparece un mayor número de menciones a personas –en el total de
ambas se contabilizaron 3.017 personajes- la presencia de mujeres es aún más limitada.
En la muestra analizada aparecían 164 mujeres y 1212 hombres en los manuales de
Lengua y Literatura, es decir, un 12% de presencia de mujeres, y en las de Ciencias
Sociales se nombraba a 109 mujeres y 1532 hombres, es decir, un 7% de mujeres tan
sólo. Curiosamente la asignatura en la que la presencia de mujeres es algo más
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numerosa y se sitúa en torno a un tercio de los personajes es la de lenguas extranjeras,
en la que los vocabularios suelen referirse a funciones de la vida cotidiana y por lo tanto
nombran en mayor medida a las mujeres en quehaceres típicamente femeninos, como
preparar las comidas, limpiar la casa, etc.
Al mismo tiempo, otros detalles analizados en este estudio muestran como las mujeres
siguen ocupando una posición totalmente menor y subordinada en los libros de texto de
la escolaridad obligatoria; están algo más presentes en los primeros dos años de la ESO,
menos ya en tercero y cuarto. Queda claro que a medida que aumenta la edad del
alumnado, la referencia a las mujeres tiende a desaparecer, con la consiguiente falta de
referencias para las niñas acerca de las posibilidades de las mujeres fuera de los ámbitos
tradicionales del hogar. Y aun un último dato para completar ese cuadro: en los libros de
texto de Literatura y de Historia de 4 curso de la ESO, en los que se habla del siglo
XIX, que es el periodo en el que ya está más documentada la presencia de mujeres en la
literatura y también en la historia, las referencias a figuras femeninas disminuyen
todavía, de modo que los porcentajes de presencia de mujeres son inferiores a los que se
observan en el conjunto de estas materias (López-Navajas, 2014).
Si comparamos estos resultados con los que se obtuvieron en uno de los primeros
estudios que analizaron la presencia/ausencia de mujeres en los libros de texto (Garreta
y Careaga, 1985), las conclusiones a las que llegamos no pueden ser más pesimistas. En
aquel momento inicial del planteamiento del sexismo en la educación se constató la
escasa presencia de mujeres en los libros de texto y se comentó lo que ello representa
para las nuevas generaciones de mujeres. Sin embargo, en 25 años no se han producido
avances: las cifras obtenidas por López-Navajas son, en algunos casos, inferiores a las
obtenidas por Garreta y Careaga. A pesar de que –y puedo dar testimonio personal de
ello, dado que fui directora durante unos años del Instituto de la Mujer del Ministerio de
Asuntos Sociales- se intentaron diversas vías para convencer a las editoriales de la
necesidad de realizar cambios en este sentido: se crearon premios, recomendaciones del
Ministerio de Educación, seminarios, críticas, etc. Ante la resistencia de la mayoría de
editoriales queda claro que este cambio no llegará a producirse si no conseguimos un
cambio más profundo en esta cuestión. Hay un conjunto de rutinas que marcan lo que se
considera adecuado, importante, digno de ser transmitido a las nuevas generaciones, por
así decir. Existen unos consensos difícilmente logrados entre especialistas respecto de
14
las narraciones contenidas en los libros de texto, que parten, supuestamente, de
conocimientos validados. Validados por colectivos fundamentalmente masculinos, o en
los que, incluso cuando las mujeres comienzan a estar incluidas, suelen seguir
aceptando los cánones consensuados, por diversas razones en las que no podemos entrar
aquí. Mientras no haya cambios culturales profundos en los que se modifique la
consideración de las mujeres, de lo que han aportado a la cultura, de las formas de
cultura que han creado y que no han sido tenidas en cuenta, etc., los libros de texto
seguirán ignorando la presencia de las mujeres o confinándolas a los temas domésticos
y transmitiendo, por tanto, a las nuevas generaciones, la imagen del hombre como
universal exclusivo del género humano. Y la imagen de que esto es lo “natural” y debe
seguir así, es decir, que la cultura y la historia son realizadas fundamentalmente por los
hombres y que las mujeres sólo tienen un papel secundario, destinado al cuidado de los
hombres y a liberarlos de tareas menores indignas de ellos. Una base totalmente idónea
para mantener viva la violencia de género.
2. La formación del profesorado: sin noticias esperanzadoras
En el séptimo artículo del primer capítulo de la Ley contra la violencia de género se
menciona la formación del profesorado diciendo: “Las Administraciones educativas
adoptarán las medidas necesarias para que en los planes de formación inicial
y permanente del profesorado se incluya una formación específica en materia de
igualdad, con el fin de asegurar que adquieren los conocimientos y las técnicas
necesarias que les habiliten para: (…)”, y a partir de aquí se detallan los aspectos que
han de ser contemplados: respeto a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres,
detección temprana de la violencia de género, etc. La ley, por lo tanto, prevé aspectos
muy concretos que debieran ser introducidos en los curricula de la formación del
profesorado, tanto inicial como permanente.
Es difícil saber exactamente qué ocurre en las distintas facultades de educación en las
que hoy se forma el profesorado en España. Si es cierto que ya desde los años ochenta
del siglo pasado algunas profesoras de estas facultades se preocuparon por el tema, y se
realizaron seminarios diversos, promocionados en la década de los ochenta y los
noventa por el Instituto de la Mujer del gobierno español para avanzar en la
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introducción de estos saberes en la formación inicial del profesorado. Y también se han
realizado un gran número de encuentros, conferencias y seminarios orientados a la
formación permanente del profesorado en los que se ha hablado de igualdad de hombres
y mujeres, de coeducación, metodologías, etc.
Sin embargo, una vez más se trata de acciones aisladas, hechas desde el voluntarismo de
las profesoras, no desde la voluntad de las instituciones. No conozco los curricula de las
diversas facultades de formación del profesorado de España, ni si en algunas de ellas se
incluyen conocimientos relativos a la igualdad. Probablemente es así, porque suele
haber muchas mujeres entre el profesorado de las facultades de formación del
profesorado, y sería sorprendente que ninguna de ellas se hubiera interesado por el
tema. Pero en cualquier caso, si sé que estos conocimientos, a pesar de lo que establece
la ley mencionada, no se incluyen de modo sistemático en tales curricula. Y lo sé a
través de la experiencia: he participado en un gran número de encuentros con maestras y
maestros para hablar de temas de coeducación, y he podido comprobar que la mayoría
de ellas y de ellos ignora los elementos básicos de la coeducación, imaginan que el
trabajo coeducativo ya se realiza, puesto que están trabajando en escuelas mixtas, y
desconocen incluso si la educación mixta es o no igualitaria. Es decir, en su formación
básica no ha sido incluida la información mínima para saber de qué estamos hablando al
hablar de igualdad en la educación. Y, por supuesto, tampoco han recibido una
formación sistemática en relación a la violencia de género, a cómo detectarla, cómo
enfrentarse a ella desde las aulas, como percibirla y combatirla entre su propio
alumnado.
Algo más se ha hecho en la formación permanente, pero tampoco de modo sistemático.
Cursos, conferencias, encuentros, pero generalmente asisten a ellos las maestras y
profesoras ya sensibilizadas por esta cuestión. Excepto en el caso de Andalucía, en que
durante unos años se hizo un plan específico para la formación del profesorado y la
práctica de la coeducación, un plan para llegar a todos los centros educativos, no
conozco ninguna otra zona de España en que se haya trabajado la formación del
profesorado en igualdad de modo sistemático. Lo que se ha hecho, como ha sucedido
también en los otros aspectos de este tema tratados hasta aquí, ha sido fruto del interés
de una parte del profesorado o de instituciones que han hecho programas piloto, pero no
de una verdadera transversalización del tema que haya asegurado una formación
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correcta del profesorado desde la formación inicial y una formación suplementaria para
el profesorado que ya está ejerciendo.
3. Un aspecto fundamental: la participación en los consejos escolares.
Finalmente el artículo 8 del capítulo primero de la ley dice lo siguiente: “Se adoptarán
las medidas precisas para asegurar que los Consejos Escolares impulsen la adopción de
medidas educativas que fomenten la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.
Con el mismo fin, en el Consejo Escolar del Estado se asegurará la representación del
Instituto de la Mujer y de las organizaciones que defiendan los intereses de las mujeres,
con implantación en todo el territorio nacional.” Y en el artículo 9 se dice que “Los
servicios de inspección educativa velarán por el cumplimiento y aplicación de los
principios y valores recogidos en este capítulo en el sistema educativo destinados a
fomentar la igualdad real entre mujeres y hombres.” Ambos artículos, por consiguiente,
se refieren a quienes deben ser los agentes del cambio de mentalidades en el sistema
educativo, es decir, quienes deben impulsar las medidas anteriormente citadas, y se
confía especialmente esta tarea a los consejos escolares y a la inspección educativa, que
debieran de constituirse en agentes privilegiados de este cambio. Porque es evidente que
todo lo dicho es letra muerta si no hay alguien que actúe concretamente para introducir
en la cultura educativa las medidas propuestas por los anteriores artículos.
Pues bien, de nuevo, esta es una medida que ha quedado prácticamente sin ejecución.
En el año 2005 fui nombrada por el Ministerio de Educación para formar parte, como
experta en coeducación, del Consejo Escolar del Estado. No fui la única: otras
compañeras fueron nombradas como representantes del Instituto de la Mujer y de
algunas organizaciones de mujeres. Permanecí en el Consejo hasta 2012, año de inicio
real del gobierno del Partido Popular. Pues bien, durante estos años se logró avanzar
poquísimo en este ámbito: ni siquiera la adopción de un lenguaje que señalara
específicamente la presencia de las mujeres en el sistema educativo nombrándolas era
habitualmente posible. Es decir, ni siquiera un cambio de carácter simbólico. Siempre
existían otras urgencias, otros pactos prioritarios, otros temas, de modo que algo tan
inocuo como substituir “profesores” por “profesorado”, por ejemplo, se convertía en un
problema, en una dificultad casi insalvable. No hablemos ya de introducir nuevos
17
contenidos curriculares: en el tremendo forcejeo de la derecha española por rescatar la
enseñanza de la religión tal como había sido prevista en la LOCE, la ley educativa del
PP de los años 2000/2004, era impensable poder avanzar en enseñanzas fundamentales
para la igualdad y para la gente joven, enseñanzas como la educación afectivo/sexual o
la prevención de la violencia de género. Y ello, en el Consejo Escolar del Estado, es
decir, el consejo escolar con un estatuto más elevado de todos, del que hubieran debido
emanar las normas o recomendaciones para el avance de la lucha de la violencia de
género a través de los consejos escolares autonómicos, municipales y de centro.
Desde mi punto de vista, situar al consejo escolar como el motor impulsor del cambio
de mentalidad necesario para formar a las jóvenes generaciones y enseñarles a detectar
la violencia de género y combatirla en el sistema y en las prácticas educativas no era,
probablemente, la mejor opción. La autoridad, en los centros educativos, no reside en el
consejo escolar, sino en la dirección y el profesorado, y por lo tanto asumir una tarea
como la que propone la ley debiera ser propio de tales instancias, no de un consejo
escolar cuyo impacto puede ser más reivindicativo que impulsor. De modo que, en
cierta manera, las intenciones del legislador quedaban en parte debilitadas en este
sentido; ahora bien, si todas las medidas comentadas se hubieran llevado a cabo, puede
pensarse que un profesorado que ya ha sido formado en igualdad podía asumir el papel
de impulsor, y que el consejo escolar podía transformarse en el ámbito de acuerdo con
las familias sobre cómo debía llevarse a cabo, y tal vez prolongarse en casa, la
formación contra la violencia de género. Pero dado que no se ha incorporado esta
materia en la formación inicial, y escasamente en la formación permanente, el consejo
escolar quedaba como la única instancia desde la cual impulsar estos conocimientos. Lo
cual hubiera requerido, a su vez, la formación de las personas que, dentro de los
consejos escolares, debían encargarse de dinamizar las medidas propuestas por la ley.
A pesar de las muchas veces que en público, y en el Consejo Escolar del Estado, he
reclamado que se nombrara a las personas que en cada consejo debían asumir esta tarea
y se las formara, nada se ha hecho. Tal vez en algún consejo escolar de centro haya
personas que la han asumido. Institucionalmente, sin embargo, nunca fue asumida la
puesta en práctica de lo que prescribían estos artículos; mi deducción es que, si ni
siquiera en el Consejo Escolar del Estado, donde si había personas nombradas y con
formación para poder afrontar esta tarea, fue posible el avance, mucho menos se ha
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logrado todavía en los niveles autonómicos y locales. Como suele ocurrir los “temas de
género” no son tomados en serio, ni siquiera en casos como este, en los que está en
juego la vida de algunas personas. Siempre hay aspectos más “urgentes”,
confrontaciones más candentes, intereses más potentes que aquellos que se dirigen de
modo exprofeso a fomentar la igualdad entre hombres o mujeres o simplemente la lucha
contra la violencia de género.
Lamento que este artículo de una imagen tan pobre y negativa de lo que se ha hecho en
el sistema educativo para impulsar la lucha contra la violencia de género. Estoy
convencida de que la educación es la base más sólida para erradicarla, puesto que una
vez adquiridos los estereotipos vinculados al género femenino y al género masculino se
hace muy difícil que hombres y mujeres modifiquen sus hábitos profundos, que son
precisamente los que se adquieren en la niñez. Existe todavía en nuestra sociedad la idea
difusa de que tanto el hombre como la mujer son como son desde el nacimiento, y que
la educación consiste en otra cosa, en darles simplemente instrumentos que les permitan
actuar sobre el entorno; pero que la educación nada tiene que ver con la construcción de
los hábitos, las formas de relación, las mentalidades o las emociones. Este concepto de
la educación, profundamente erróneo desde mi punto de vista, hace que todo intento de
educar la personalidad en profundidad sea visto como una pérdida de tiempo, como una
frivolidad.
La consecuencia de ello es el mantenimiento de actitudes y acciones tan costosas para la
sociedad como la violencia de género masculino, tan dañino para muchas mujeres, para
muchos niños y niñas, y por supuesto, también para muchos más hombres, todavía. La
Ley contra la violencia de género de 2004 fue un primer paso meritorio, pero no alcanzó
ni de lejos sus objetivos. No es una afirmación gratuita: a la vista está, con asesinatos de
mujeres que tienden a incrementarse en número, con asesinatos de niñas y de niños que
no suelen atribuirse a la violencia de género pero que tienen una evidente relación con
ella. Con muertes de hombres que derivan de las mismas causas, aun cuando no se hable
de ello.
El camino para eliminar de una vez por todas esta pesadilla colectiva no consiste, por
supuesto, en promulgar otra ley, sino en aplicar realmente lo que aquella propuso,
analizar los resultados, modificar lo que sea necesario y ahondar en un proceso de
cambio real en el que la masculinidad deje de ser valorada por su agresividad y la
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feminidad por su sumisión. Pero para ello necesitamos dirigentes políticos de otro
temple, y dirigentes políticas que asuman cuál es su responsabilidad como mujeres
cuando acceden a cargos públicos.
Bibliografia
CEDAW: Sobre las observaciones de Cedaw al gobierno español puede consultarse:
https://www.es.amnesty.org/noticias/noticias/articulo/naciones-unidas-una-vez-mas-
recuerda-a-espana-que-tiene-que-cumplir-con-las-recomendaciones-inte/
LOCE Ley Orgánica 10/2002 de calidad de la educación. BOE.
LEY ORGÁNICA 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género. BOE.
LOE Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. BOE.
LOMCE Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad
Educativa. BOE.
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. BOE.
Garreta, N. y Careaga, P. (1985) El sexismo en el material escolar. Los libros de texto
actuales. Primeras jornadas Mujer y Educación. Serie Documentos, 3. Madrid.
Ministerio de Cultura. Instituto de la Mujer.
López-Navajas, A. (2014) “Análisis de la ausencia de las mujeres en los manuales de la
ESO: una genealogía del conocimiento ocultada”. Revista de Educación, núm, 363,
enero-abril 2014. Se puede consultar este estudio en
20
http://www.udg.edu/portals/3/didactiques2010/guiacdii/ACABADES%20FINALS/
259.pdf
Subirats, M. (1998) “Cuando lo personal es político y es política: la IV Conferencia de
Naciones Unidas sobre la Mujer”, en Con diferencia. Las mujeres ante el reto de la
autonom ía , Barcelona: Icaria.
Valls Carol. R. et allii (2008) Violencia de género en las Universidades Españolas .
Madrid: Instituto de la Mujer.
Marina Subirats
21
I és que l’aspecte central de la lluita contra la violència de gènere radica precisament en
la possibilitat de canvi de la cultura androcèntrica: mentre la cultura que transmetem a
les noves generacions estigui profundament marcada per una desigualtat de tractament
pel que fa referència a homes i dones, mentre es transmetin uns estereotips de gènere
que, no solament estableixen uns models rígids respecte dels comportaments adequats
segons el sexe, sinó que també estableixen una jerarquia d’importància i de poder entre
ells, la violència de gènere, és a dir, la creença, per part dels homes, que les dones els
pertanyen, que tenen dret a decidir sobre la vida d’elles i fins i tot sobre la seva mort, es
mantindrà. I es mantindrà perquè forma part dels missatges implícits i explícits que es
transmeten a les noves generacions des del seu naixement, i queden arrelades en el
cervell de les criatures d’ambdós sexes fixant uns comportaments diferencials que no
poden ser corregits posteriorment amb petits retocs, lleis repressores o sermons morals
que pesen molt poc davant d’hàbits constitutius de la personalitat adquirits des de la
infància.
Per aquesta raó, un dels aspectes fonamentals de la Llei contra la violència de gènere,
pel que fa a la seva prevenció, és el canvi en l’educació i en el tipus de missatges que
reben nens i nenes en les institucions educatives. L’article 6 del capítol de la Llei que
estic comentant estableix que “Con el fin de garantizar la efectiva igualdad entre
hombres y mujeres, las Administraciones educativas velarán para que en todos los
materiales educativos se eliminen los estereotipos sexistas o discriminatorios y para que
fomenten el igual valor de hombres y mujeres”.
Doncs bé, què és el que s’ha fet en aquest àmbit, i on ens trobem l’any 2015 en
relació a l’existència d’estereotips sexistes en els materials educatius?
22
Malauradament, aquests materials no estan millorant, malgrat els molts diversos
intents que s’han dut a terme per parlar amb les editorials. Vegem algunes dades:
l’últim anàlisi que conec sobre la presència de dones en els llibres de text va ser
realitzat a València fa un parell d’anys; es van analitzar 115 llibres de text dels quatre
cursos de la ESO, corresponents a totes les assignatures. Els resultats van mostrar que
només un 12,8% de les persones que hi son esmentades son dones; l’anàlisi més
detallada, per assignatures, mostra que en les de Llengua i literatura i Ciències Socials,
que son les matèries en les que es fa un major esment de les persones (van obtenir la
xifra de 3.017 personatges en el total d’ambdues assignatures) la presència de dones
és encara més limitada. En la mostra analitzada apareixien 164 dones i 1212 homes en
els manuals de Llengua i literatura, és a dir, un 12% de presència de dones, i en les
Ciències Socials es van esmentar 109 dones i 1532 homes, és a dir, només un 7% de
dones. Curiosament, les matèries en les que la presència de dones és una mica més
nombrosa i es situa a l’entorn d’un terç dels personatges és la de llengües estrangeres,
en les que els vocabularis que fan referència a funcions de la vida quotidiana utilitzen
més sovint la presència de dones en feines característiques femenines: preparar
l’esmorzar, netejar la casa, etc.
Alhora, alguns altres detalls analitzats en aquest estudi ens mostren com les dones
segueixen ocupant una posició totalment menor i subordinada en els llibres de text de
l’escolaritat obligatòria: estan una mica més presents en els primers dos anys de la
ESO, menys en tercer i quart. Cosa que mostra que, a mesura que augmenta l’edat de
l’alumnat, la referència a les dones tendeix a desaparèixer, amb la conseqüent manca
de referències per a les nenes a les possibilitats de les dones fora dels àmbits
tradicionals de la llar. I una darrera dada encara acaba de completar aquest quadre: en
els llibres de Literatura i d’Historia de 4º d’ ESO en els que es tracta el segle XIX, que és
el període en que ja està més documentada la presència de dones en la literatura i
també en la història, les referències a figures femenines encara disminueixen, de
manera que els percentatges es troben per sota dels que s’observen en el conjunt
d’aquestes matèries. (Lòpez-Navajas, 2014).
Quan es comparen aquestes dades amb les que es van obtenir en un dels primers estudis
fets sobre la presència/absència de dones als llibres de text (Garreta, N. y Careaga, P., )
23
Les conclusions no poden ser més negatives. En aquell moment inicial es va poder
constatar la escassa presència de dones als llibres de text i es va fer la reflexió sobre el
que això representa per a les noves generacions de dones. En 25 anys, però, no s’ha
avançat gens: les xifres obtingudes per López-Navajas son, en alguns casos, més baixes
que les obtingudes per Garreta y Careaga. Tot i que, en puc donar testimoni directe atès
que vaig estar uns anys al front del Instituto de la Mujer del Ministerio de Asuntos
Sociales, es van intentar molts mètodes per fer que les editorials optessin per un canvi:
es van instituir premis, recomanacions del Ministerio de Educación, es van fer crítiques,
etc. Davant la resistència de les editorials al canvi queda clar que aquest no es pot
produir si no es va més a fons en aquest tema. Hi ha un conjunt de rutines que marquen
allò que es considera adequat, important, digne de ser transmès a les noves generacions,
per dir-ho així. I com que els llibres de text parteixen, suposadament, de coneixements
validats, mentre no hi hagi canvis substancials en la consideració de les dones i d’allò
que han aportat a la cultura, els llibres de text seguiran ignorant la seva presència o
confinant-la als temes domèstics, i transmetent, per tant, a les noves generacions, la
imatge que qui domina el món, i qui ha de seguir fent-ho, son exclusivament els homes,
i que les dones tenen sempre un paper secundari, destinat a tenir cura dels homes i a
deslliurar-los de tasques menors, indignes d’ells. Una base totalment idònia per
mantenir viva la violència de gènere.
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Bibliografia
Garreta, N. y Careaga, P. (1985) El sexismo en el material escolar. Los libros de texto
actuales. Primeras jornadas Mujer y Educación. Serie Documentos, 3. Madrid.
Ministerio de Cultura. Instituto de la Mujer.
López-Navajas, A. (2014) Análisis de la ausencia de las mujeres en los manuales de la
ESO: una genealogia del conocimiento ocultada. Revista de Educación, núm, 363,
enero-abril 2014. També podeu trobar aquest estudi a
http://www.udg.edu/portals/3/didactiques2010/guiacdii/ACABADES%20FINALS/
259.pdf
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