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CIEN AÑOS viviendo el catisma amigoniano

------- ------ --------- ------

,..,.,

CIEN ANOS viviendo el carisma amigoniano

Colegio. Sagrada Familia

Terciarias Capuchinas. Masamagrell1885-1985 3 ---------· - --------

:, Colegro de la Sagrada 1-JmiliJ PlaLa de la Con-;ri rución, 11 Telt>rono~ !96J 144 OY 59 - 144 17 12 Mas.unagr!"ll !Valencia)

Di~eño:

P. Torn.ís Koca Chusr. T. C.

Equipo realizador: Anc1 M. •' Vail<'jO, C.H111e n MichitorenJ justa Olia

/"v\aquet.:~ y íorocomrmici<'m: Fototipo. /\. Machélcio, 42. 4. •. Tt>l. (96! 1 IH 47 .56. Patt>rna (Val<:>nci,l )

lmpre;ión: Martín impr!"~ores. Pintor Jover. l . Tel. (%) !73 08 82. 4601 3 Val<'ncia

f)!"J10~i ro lt>gal: V- l :i79-1985

4

Sumario

El Centenario del Colegio de la Sagrada Familia. Masamagrell 1885-1985 7

Actos conmemorativos del Centenario 8

jasé M. a Izquierdo Soro, Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Masamagrell 9

Juan Celda, Cura Párroco, Delegado Nacional de Pastoral de Turismo _ 1 O

Cardenal Vicente Enrique y Tarancón 12

Día de Fraternidad 13

Las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia 14

Interpretación de un Centenario 15

Permanece su espíritu 16

Ocaso apacible 17

Recordando al Padre Fundador 19

Madre Genoveva María de Valencia 21

Antología poética 22

Cinco años de edad 24

Padre Fundador 25

Efemérides 26

Luis Amigó vive 32

Habitaciones del P. Luis 33

Actuales Comunidades del Colegio de Masamagrell 34

Unos datos sobre la epidemia del cólera en Valencia 37

La fundación de las Terciarias Capuchinas en Masamagrell (1885) 39

5

---------------------· --

B cordaos de los hechos que vuestros antepasados hicieron a través de las ge­- neraciones, y recibiréis gran gloria y nombre sempiterno (LIBRO 1 DE LOS MACABEOS, CAP.II, V. 51)

6

EL CENTENARIO DEL COLEGIO

DE LA SAGRADA FAMILIA MASAMAGRELL 1885-1985

11 or tratarse de la Casa Madre de nuestra Congregación, se ha de­

cidido solemnizar la conmemoración del Centenario entre octubre de 1985 y el mismo mes del año 1986.

Sabido es que la Casa se fundó -co­mo en las páginas que siguen se cuen­ta- el día 9 de agosto de 1885. Por tanto, era el 9 de agosto del presente año, 1985, la adecuada para inic iar los actos conmemorativos. Pero teniendo en cuenta la dispersión veraniega, se ha creído más conveniente dar comienzo

a los actos del Centenario en octubre, según el programa que insertamos a continuación. .....

Este folleto, a modo de pregón de los actos del Centenario, tendrá una segun­da parte, si Dios es servido y nuestros planes no fallan, con objeto de dar a co­nocer la historia de esta Casa de Masa­magrell, de tanta relevancia en el nacimiento y desarrollo de la Congre­gación de Hermanas Terciarias Capu­chinas de la Sagrada Familia.

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ACTOS CONMEMORATIVOS DEL CENTENARIO

MES DE OCTUBRE

DIA 16 • PREGON: D. Juan Celda. • Actuación de la Coral «Virgen de

Montiel", de Benaguacil, a las 21 ho­ras. Patronato Parroquial.

• Presentación, por el P. Tomás Roca Chust, T. C., del libro «Cien años vi­viendo el cari sma amigoniano». Pa­tronato Parroquial.

DIA 17 • CONFERENCIA: «La educación en

los momentos actuales". Cardenal D. Vicente Enrique y Taran­eón, a las 20 h. Patronato Parroquial.

OlA 18 • CONFERENCIA: «Luis Amigó, testi­

monio válido para el creyente de hoy. Pt~dre T. Cruz Goñi Paternain, Superior Provincial , T. C., a las 20 h. Patronato Parroquial.

DIA 20 • OlA FRATERNO:

11 horas: Visita al Cementerio. 13 horas: Descubrimiento de lápida conmemorati va. 14 horas: Convivencia Hermanas. 17 horas: Paraliturgia.

DIA 25 • BENDICION DEL BUSTO DEL P.

LUIS en el patio del colegio, a las 18 h. • Vino de honor. Traca. Música.

OlA 26 • CONCELEBRACION EUCAR/STICA

en la Parroquia S. Juan Evangelista, a las 19 horas.

8 ___ _

DURANTE LOS MESES DE NOVIEMBRE-DICIEMBRE ACTIVIDADES DEPORTIVAS

Competiciones de:

• Baloncesto (femenino). - lniantiles (8. o EGB-1. o BUP). - Alevines (6. 0 y 7. o EGBl.

• Voleibol (5. 0 EGB).

• Atletismo. -Saltos. - Lanzamientos. - Carrera s.

ACTIVIDADES ARTISTICAS Y CULTURALES

Lema: <<MASAMAGRELL 1885-1985». Luis Amigó: Ayer ... Hoy ... Mañana.

Festival de la canción

Concurso de canciones (originales -letra y música-) sobre e l «Padre Luis».

Concursos:

Literatura: • Prosa. • Poesía.

Dibujo y pintura: Participación de todos los alumnos.

Tra bajos manuales: • 1\t\aquetJ del Colegio: 6.'''-7.0

' EGB .

Fotografía: Instantáneas de la vida del Colegio y

del pueblo de Masamagrell (BUP­Profesional).

JOSE M. a IZQUIERDO SORO ALCALDE PRESIDENTE DEL

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE MASAMAGRELL

llesde que las Terciarias Capu­chinas acudieron a Masama­

grell, a instancias de su máxima autoridad civil , en 1885, para unir nuestros esfuerzos a los suyos en la gravísima situación de emergencia creada por la epidemia del cólera morbo, y posteriormente en la ele­vación cultural y espiritual del pue­blo, jamás hubo fisura alguna en la colaboración surgida entre ambas institucione? ante un quehacer co­mún . Hoy, con el fausto motivo de la conmemoración del Primer Cen­tenario del Colegio Sagrada Familia, centro que, además de una realidad social, es símbolo de esta cordial co­laboración, nos complacemos en re­saltar, en estas páginas conmemora­tivas del acontecimiento, la armonía de tan ejemplares relaciones de ciu­dadanía, desde siempre enfocadas

en beneficio de Masamagrell y prin­cipalmente de su juventud, esperan­za del futuro.

9

JUAN CELDA CURA PARROCO. DELEGADO NACIONAl DE PASTORAL DE TURISMO

MASAMAGRELL, PUEBLO PROVIDENCIAL

ID ay hombres que han nacido para volar alto, tanto en lo humano co­

mo en lo divino, cual águilas reales, a lo San Juan.

Son aquellos que saben relativizar lo que no es trascendente, como a la vez, ver en las circunstancias y acontecimientos huma­nos, hechos providenciales ordenados por la mano de Dios. Sólo asf se puede ser gran­de, llegar lejos en la virtud y convertirse en modelo.

Entre esa constelación podemos contar con la egregia figura del Padre Luis Amigó.

Nace providencialmente en Masamagrell el 1 7 de octubre de 1854 y sería bautiza­do en la Parroquia de San Juan y en la pila que milagrosamente se conserva y es visi­tada por los fieles. Este sencillo y humilde fraile, que sin perder nunca, ni aun siendo Obispo, el ritmo de la humildad francisca­na, hizo que su pueblo se paseara y fuera conocido en casi todo el mundo.

El Padre Luis amó tiernamente a su pue­blo y lo demostró con palabras y hechos que ahora seria prolijo enumerar.

En 1885, en el Convento de la Magdale-

10

na de Masarnagrell del que a la sazón era Guardián y en una humilde celda francis­cana que aún se conserva y es visitada, plas­mó las líneas maestras de servicio a la Iglesia con carisma propio; las Constitucio­nes de las dos grandes familias, Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Do­lores y Terciarias Capuchinas de la Sagra­da Familia, que dieron y están dando en el momento presente una gran y efectiva res­puesta a la sociedad y a la Iglesia.

Ambas en sus comienzos gustaron espe­cialmente de todas aquellas cruces y amar­guras que la Providencia depara siempre a los escogidos, y sin embargo, el Padre Luis, al sufrimiento humano. unía aquella alegría que irradiaba confianza por estar seguro que todo ello era la firma del buen Dios que patentaba la Obra que él mismo le ha­bía inspirado.

En todo veía la mano de la providencia y sólo asf con este programa se sentía sa­tisfecho y real izado.

Un 11 de mayo de 1885, en un promon­torio de Benaguacil y ante la mirada de la Virgen de Monticl, la Congregación de las

·- - -- ---- - ----

Terciarias Capuchinas, recién aprobada, marcaban su fecha fundacional. «Qué sim­bólico ... Desde un monte; yo dirfa que des­de el Tabor de la Obra.

Pero Dios parece que tenía prisa de san­cionar esa Obra, de estrenar aprisa el fin de la misma: beber el cálíz, cargar con la cruz, morí r, y resucitar; este sería el proto­colo divino con firma y sello, es decir re­dentor y por ello pascual.

Esta rúbrica, la Providencia se la deparó al Padre Luis Amigó, su fundador, en un lu­gar que para él no podía ser más querido, su propio pueblo; Masamagrell.

A tres meses cortos de la Fundación una epidemia mortal, el cólera, devastaba fami­lias y pueblos alcanzando de lleno esta mortífera peste a Masamagrell, uno de los pueblos más afectados, llegando incluso las familias a abandonar a sus propios deudos en tales circunstancias. Huérfanos, dolor, desolación y lágrimas eran el resultado.

El pueblo, por medio de sus autoridades, pide auxilio al Padre Luis, a su recién es­trenada Congregación que aún está gustan­do las mieles de la fundación. El Padre Luis Amigó considera la gravedad de la petición pero al mi~mo tiempo ve en ello la mano de Dios: no se atreve a pedir este sacrificio a sus hijas; sólo expone el problema, la pe­tición: ellas han aprendido pronto el talan­te de su Padre Fundador y se ofrecen todas, aunque todas sabfan que iban a cargar con la cruz, a la muerte.

De las cuatro religiosas que llegan aMa­samagrell para atender a coléricos sólo la mayor, la Madre se salvaría, las otras tres más jóvenes morirfan heroicamente, már­tires del amor y del servicio a sus herma­nos, en una palabra a Masamagrell.

¿Un duro golpe éste que haría tambalear la Obra en sus comienzos? No. Es la reafir­mación; la Obra está ya bautizada con san­gre, la familia Terciaria ha empezado a ser eficaz, a ser redentora. Se fundarla inme­diatamente en el pueblo el primer asilo para recoger a los huérfanos abandonados.

La misión había ya comenzado: la fecha, un 9 de agosto de 1885.

Masamagrell ya no serfa sólo el pueblo del Padre Luis, serfa la cuna, el calvario, la

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cruz, pero sobre todo, la Pascua de su Obra.

Los hombres señalaron a Montiel para la erección canónica de la fundación, pero Dios deparó el lugar de su consagración, de la efusión de su Espíritu; la firma y el se­llo de que la Obra del Padre Luis de Masa­magrell era de su agrado, de que era su propia Obra.

Masamagrell sería, en adelante, la Casa Matriz, la Casa Madre donde el Padre Luis se sentía feliz, tanto, que determinarfa per­sonalmente que, después de cumplir su mi­sión en la tierra, su cuerpo reposara en la Capilla de dicha Casa de su pueblo; de Ma­samagrell.

Desde esta Santa Casa brotarían las nue­vas ramas tiernas que serían plantadas en otros tantos lugares de nuestra patria.

Desde Masamagrel l saldrfan quienes con ansias misioneras, cruzando los mares y las fronteras, llevarían a los indígenas la pala­bra y el amor de un Dios Padre.

Hoy en Hispanoamérica especialmente y en otros lugares del orbe, la Obra del Pa­dre Luis ha cuajado y ha dado fruto con nombre y carisma propio.

Aquf y allá, colegios, dínicas, reforma­torios, misiones, asilos de niños y anc ianos y tantos servicios de promoción callados y eficaces.

Hoy, hasta aquf, llegan las personas y los ecos de una Misión que partió de aquí, he­cha blasón de amor a la Iglesia.

Hace cien años nada la Congregación de Terciarias Capuchinas en Montiel.

Hace cien años esa misma Congrega<:ión se confirmaba, se santificaba y la hacfa efi­caz el mismo Dios como Obra suya en Ma­samagrell.

Masamagrell es, sin duda, un pueblo to­cado por el dedo de Dios.

Masamagrell, cuna, patria y descanso del Padre Luis, el más ilustre de sus hijos.

¡Qué grande es Masamagrell! pero, cuán­ta es la deuda de gratitud y amor que tie­nes_ contraída con el Padre Luis Amigó, con la Congregación de Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.

Señor, ayúdanos a ser agradecidos; a pa­gar esa deuda.

11

----·-- ----· --- --- --- --- --- --- - ---·

rJIII ueremos

l;lt dejar

constanciJ1 en estJ

publicación

conmemorativa, de

nuestro

agradecimiento al

cardenal Vicente

Enrique y Tarancón, por su

participación en el

Centenario.

Además del

aprecio que

siempre nos ha

mostrado, tiene en

comú n con nuestro

padre Fundador su

valencianía y el

hecho dr haber

sido titulares de IJ

diócesis de Solsond

en los com ienzos

de su episcopado.

12

DIA DE FRATERNIDAD .. parte de lo., acto~ de conviven­

- cid entre la :- ,1lumna-. , sus fami­lias, los bienhechores, con l<!s H~'rrna­

nas, éstd'> celebrarán su propio ilia d('/ Centenario, que ~c r,~ el Día de la Fra­ternidad.

No en vano l'St,1 C1., ,1 ha ~irlo lc1 cu-

11il de l,1 Congregdu ón, despué::. del S,mtuario de ¡v\ontil'l , por lo.:; l<.1rgm a r"1o~ c¡ut> hd s1clo Novici,1do prinnpcJI y lin ico del ln.,titul o.

b m u y conocid,1 la vida de la ~ ier­m,lncl ('ll sus altivici ,HJes de ,1poo.,tolctdo,

docent<"' y heneiic1 ~ . Y ,1 no es t,m co­nucirl,1 la v ida de l,1 HPIInan<1 en Co­nwnicbd . Y e" dlií ¡_JfP(I)dmente donde haiiJ lc1 fuer7a qwe ncct"sita pJra no dt"s-

fallecer en su vocación. En j¿¡ c,1pilla,

en la sala de rerreac ión , Pn el comedo r,

en e l paseo comunitario, la HcrmJna se

encuentr,1 con la HermrHIJ, y se cmiman

amuc1s en PI mantenimiento de ~u ide,1l.

El Día de la Fraternidad o,erá un día d e i nten~<l convivencia comuni taria; pe­ro, sobre todo, -;er¿1 un honwn.1je a l,1s hermr111c1) que no~ h,111 precedido cn tre­

g,wdo ~ u vida entc r,1 ~~ l.1 Congregar íón dt' Terci,1rias Capuchin,1s a lo largo y a

lo ,111eho de los muchos <11ios de• .:;u vicb.

Y ~ er,í tambiL'Il un<! i nv itac ión a ími­lclrl<'l~ en ~ u e ntrega,\ la v1ven ci<1 del ca­

r i ~mi.l amigon í<lno lllhPricordlo'>O­

rcd entor.

¡QUE BUENO ES IVIR LOS HERMANOS UNIDOS!

LAS TERCIARIAS CAPUCHINAS DE LA SAGRADA FAMILIA

se expandieron desde esta Casa de Masamagrell . . por vanas nac1ones.

Guatemala

Venezuela ·; / Colombia

Suiza

"' ,.

~r~.,.J,.,..,..I-...J 1 ...:U"±WI:HII!!~LI!'if'±W~~

China------

Argentina

Filipinas PMaguay

1 tal i a

~ Bélgica. ---------Ecuador

Bolivia

m oy, esta expansión, en ritmo creciente, tiene su centro en Rorna, sede de la cric;t iandad, y en el adjunto grabado se consignan las naciones en lc1s que

desarrollan su apmtolado misericordimo-redentor.

14

lllegados al remanso de los 1 00 años del Colegio de la

Sagrada FamiliJ, de Masamagrell , es hora de lanzar una mirada rápida y general a ese largo camino recorri­do desde aquel lejano 9 de agosto de 1885.

Dios ha bendecido la obra, no en vano cimentada sobre el sacrificio y la total entrega de las tres abnega­das Hermanas nuestras que ofrenda­ron su vida, en aras de su ideal, en este bello rincón de la huerta valen­ciana, Masamagrell.

En el devenir de los años, las Her­manas Terciarias Capuchinas dcdi­c.:~ron su esfuerzo, su vida y sus ilu­siones a la hermos.:~ tarea de educar cristianamente a la niñez y Zl la ju­ventud de MasZtmagrell, contribu­yendo así al crecimiento del Cuer­po Místico de Cristo, a la vez que realizaban el más fin<? y provecho­so servicio a la comunidCid humana.

En torno a la escuel,'l, a la cateque­sis, al culto divino, y al servicio a la cornunidZtd vecinal, giró la vida de nuestras abnegadas Hermanas, y aquí, en estCI Casa de ¡\1\asamagre/1 , centenares de ellas iniciaron su con­sagr.:~c ión al id l'al dmigoniano misericordioso-redentor.

INTERPRETACION DE UN

CENTENARIO

Aquí residió durante largos años el Consejo General de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagra­da Familia, y de aquí partió el mo­vimiento espiritualizador de clara raigambre amigoniana y iranciscana que iluminaría con su apostolado a más de veinte naciones.

Esas Hermanas, suscitadas por Dios en la Iglesia, para hacer vivo y permanente el ideal que incendia­ra e iluminara el alma de Luis Ami­gó y Ferrer, hijo de Masamagrel_l -cuyos sagrados restos, en esta Ca­sa conservados, la constituyen en re­licario de la Congregación- testi­monian por todo el mundo que la semilla aquí depositada hCl íructi­iicado.

SUPERIOR;\ PRO VINCIAL PvciJ. SagradJ Famil ia

15

PERMANECE SU ESPIRITU

.. us re'>to~ mort,1le) de.;cilll'>dn .H.¡ui, y no.;ot ra~. '>U~ hijas e~piri tua les, tenemo~

.. la dicha de ser las custod ia~ de los venerables despojos del amado pJdre Fundador. mientras su e<;píri tu pen11Jnece vivo en sus dos Congregacione~.

16

Ultimos días de nuestro padre Fundador

• a preciosa salud del venerable Padre estaba seriamente que­

brantada, y, atendiendo las indicacio­nes de sus Terciarios y Tercia'rias, deci­dió nuestro Fundador abandonar la se­de episcopal de Segorbe y trasladarse a Masamagrell , con sus hijas las Tercia­rias, lo que realizó el día 20 de agosto de 1934.

Pero los exquisitos cuidados de sus hijas espirituales no consiguieron rea­nimar aquel gastado organismo, consu­mido en afanes apostólicos, por lo que el padre Laureano M. a de Burriana con­siguió fuera trasladado a nuestra Casa de Godella, para que, si esa era la vo­luntad de Dios, en ella exhalara el últi ­mo suspiro, ya que el padre Fundador, en su testamento, había decidido que sus restos mortales fueran inhumados en la Casa Madre de nuestras Herma­nas Terciarias, en Masamagrell. A las cinco de la tarde del día 6 de septiem­bre llegaba el venerable enfermo a Godella.

El benemérito doctor Va lis asistía dos veces al día al padre Luis Amigó como

si se tratara de su propio padre, dice un testigo presencial. Pero la ciencia hu­mana no podía reanimar aquel cuerpo gastado por exhaustivas empresas de ce­lo y los rigores de la penitencia. Así que el 23 de septiembre po( la tarde llega­ba su confesor de Segorbe para prepa­rar la partida definitiva a aquella alma escogida. Et 25 recibe el Viático de ma­nos de su gran amigo, el obispo auxi­liar de Valencia, monseñor Lauzurica, hoy arzobispo de Oviedo. Fue emocio­nantísimo el acto, porque el padre Fun­dador quiso ponerse de rodillas, aun­que no pudo, pero pidió humildísima­mente perdón a todos por sus malos ejemplos, acción que impactó profun­damente a quienes presenciaban aquel subido ejemplo de humildad. 29 de septiémbre, del arzobispo de Va­lencia, monseñor Mela, nuestro padre Fundador entraba en periodo agónico, y el día 1 de octubre, rodeado de sus hijos, los Terciarios y las Terciarias, en­tregaba su alma a Dios. La escena traía reminiscencias del tránsito del Seráfico Padre San Francisco. Todo era allí sen­cillo y sublimemente franciscano.

17

AUREOLA DE SANTIDAD. JUICIOS DE LA PRENSA Y DE LOS SACERDOTES DE SU DIOCESIS DE SEGORBE

Inmediatamente de conocida la muer­te del Siervo de Dios acudieron las gen­tes, ansiosas de visitar los restos morta­les del que tenían como a santo, dispu­tándose las flores que adornaban el fé­retro y pasando rosarios y otros objetos piadosos por el cadáver.

La Prensa, que había informado mi­nuciosamente del desarrollo de la en­fermedad, publi có extensas biografías del finado. En sus números del 2 de oc­tubre y días siguientes, se podían leer elo­gios como estos: <<El padre Amigó es de los varones llamados a ser recordados perpetuamente, y su paso por este mun­do será de imperecedera memoria» (El Tradicionalista). «Con la muerte de fray Luis Amigó pierde la Iglesia una de sus más preciadas glorias y la patria una de sus más nobles -tan noble como po­co conocida- figuras» (La Voz de Va­lencia). «Por su dulzura, natural finura y elegancia espiritual, merecía catalo­garse como un aprovechado discípulo del aristócrata de la virtud, San Francis­co de Sales. No ha querido sobrevivir ante las amarguras de la Iglesia y des­venturas de la patria•• (El Diario de Va­lencia). De modo semejante se expre­saron Las Provincias, La Nación, con otros periódicos nacionales, y las revis­tas Florecillas de San Francisco, El Ada­lid Seráfico, y Adolescens, surge. The Universe, de Londres, dio la noticia en su número del 12 de octubre de 1934.

De gran número de cartas de sacer­dotes diocesanos llegadas al Palacio Episcopal de Segorbe, entresacamos los siguientes párrafos: «Dios Nuestro Se­ñor habrá acogido en su seno aquella alma tan copiosa de virtudes y méritos,

18

que rogará por su clero querido y en su diócesis amada, como lo hacía en este mundo; y nosotros elevaremos al cielo nuestras preces todos los d ías de nues­tra vida por el que fue nuestro queridí­simo Pastor>•. «Estoy seguro que gozará de Nuestro Señor, pues de su irrepren­sible y bondadosa vida no puede espe­rarse otra cosa. Yo le tengo por un san­to». «No por esperado dejó de causar­me profundo sentimiento, que en las ac­tuales circunstancias necesita la Iglesia de Pastores ce losísimos como era el ilustre finado». «Siempre será nuestro ejemplar y digno de imitación. Pad re y Pastor, de cuya santa mansedumbre, justiciera bondad y misericordiosa jus­ticia guardaremos perdurable ,memoria».

HONRAS FUNEBRES

Resultaron solemnísimas las celebra­das en Madrid (con asistencia del N un­cia), Godella, Masamagrell , Segorbe y Torrente, así como las que tuvieron lu­gar en todas las Casas de Terciarios y Terciarias. Fueron hermosfsimas las ora­ciones fúnebres pronunciadas por don

· Carlos Jiménez lemaur, en Madrid; el padre Santonja, en Torrente; padre Joa­quín Guillén, en Galatone (Italia) y don Miguel Juliá, deán del Cabildo, en Segorbe.

El 4 de octubre de 1934 quedaban depositados en la tumba, de años an­tes preparada, los restos mortales del pa­dre Fundador, hasta 1el 9 de abril de 1983, en que fueron exhumados ante las autoridades eclesiásticas, las de las Congregaciones amigonianas y el Tri­bunal de la Causa de Beatificación. El cadáver mostraba la serena placidez que distinguió siempre a nuestro Padre.

Nuestro Padre, en el eterno recuerdo

G ustosamente reproducimos algunos de los recuerdos

• • am1gon1anos, escritos por nuestra Hermana Dominica Porcar en los últimos años de su ejemplar vida.

• En e! año 1918, recién entra­

da en !a Congregación, siendo todavía postulante en Altura, y en una de las frecuentes visitas que nuestro Pa­dre Fundador hacía a! noviciado, rne presentaron a él junto con las demás no­vicias, que éramos alrededor de unas treinta . En la visita fui interrogada por nuestro Padre a qué me había dedica­do hasta entonces y qué era lo que sa­bía. Dije: un poco de todo, pero por ser huérfana de madre, a la fuerza tenía que dedicarme al servicio de mi padre y tres hermanos varones que quedaban en ca­sa. Luego me hic ieron cantar; co-

mo no sabia, le canté un Introito en gr~ goriano, lo cual había terminado de es­tudiar los métodos de dicho canto. Tan­to gustó a nuestro Padre, que en las fies­tas de misas solemnes era yo la encar­gada del Introito. Si alguna vez estaba presente nuestro Padre, al bajar al co­ro no me faltaba su especial fe licitación. Con mucha frecuencia nos recomenda­ba can t{\ramos siempre el gregoriano («Motu Proprio», de San Pío X). Así se deduce que nuestro Padre fue siempre con el espíritu de la Iglesia, manifestan­do en todo ser su verdadero hijo.

19

B En sus visitas de Segorbe al no­- viciado de Altura, al salir las no­vicias para saludarle, si coincidía en do­mingo siempre me felicitaba, diciéndo­me que todos los domingos era mi san­to. También nos insinuaba tuviéramos gran devoción al Padre Santo Domin­go de Guzmán por las relaciones que tuvo este santo en su tiempo con nues­tro Padre San Francisco.

• No sé a quién de nuestros her­

manos Terciarios oí decir que en una reunión de varias personas ilustres en visita con el Rey Alfonso XIII, éste se fijó en nuestro Padre, murmurando entre los suyos: «Qué porte de santo tie­ne este obispo». Asf decían todos los que le veían y tenfan la dicha de tratar­le: tanto cautivaba su modestia, finos y delicados modales, su ecuanimidad jun­to con su ardiente caridad invitaba a ex­clamar como a nuestro Rey: «¡Qué santo es este obispo! ...

11 Estando yo de Superiora en Pa­terna (Valencia), le invitamos a

celebrar con nmotras una comida; aceptó y vino una tarde; en la merien­da, no sé quién dijo que yo había or­ganizado entre las alumnas del colegio y fuera de él un grupo de jóvenes con reglamento de una vida de mayor per­fección cristiana llamado jardfn de San­ta Teresita. Entonces, nuestro Padre, di­rigiéndose a mí, me dijo: <(Pues prepá­rate, hija, para sufrimiento». Eso indica lo mucho que él pudo sufrir con la fun­dación de dos Congregaciones.

11 Siendo yo novicia e>n Altura coincidió que al enseñarle la

Madre Maestra (M. Cruz) unos trabajos

20

de escultura y pintura que había hecho, el Padre Fundador dijo: «Búsquenle un profesor para que siga el arten. No se verificó por circunstancias que no sa­bemos, pero sí sacamos que nuestro Pa­dre tuvo un gran amor al arte, pues en su palacio montó un hermoso museo digno de ver.

.. En los últimos días de su vida, llllsiendo yo maestra de novicias en Masamagrell, las Madres le trajeron a su pueblo natal por ver si mejoraba de sus continuos achaques. Un día lo en­traron en el departamento del novicia­do y rodeado de las novicias habló de Santa Marra Magdalena, cuya fiesta se celebraba ese día. Sus palabras fueron unirse a la santa penitente. Después ha­bló del gran amor que la Santísima Vir­gen nos ha manifestado en todas las ad­vocaciones y títulos, nombrando a ca­da uno en particular, pero al llegar al amor doloroso de la Virgen en el mis­terio de la Cruz, prorrumpió en un sen­tido y doloroso llanto. Ante este espec­táculo, las Madres Rosario y Serafina (mártires) trataron de distraerle -¡Padre, Padre!- desviando la conversación. De aquí podemos sacar cómo nuestro Pa­dre Fundador estuvo toda su vida com­penetrado en el amor y dolor que la Santísima Virgen nos demostró al pie de la cruz. Sigamos, hermanas, sus hue­llas, que bien señaladas las tenemos. Terminó, por fin, su última visita al no­viciado exhortándonos a la fidelidad y perseverancia en la vocación y despi­diéndose para siempre nos dio su pa­ternal bendición.

Recordemos con amor de> hijos a nuestro Padre Fundador.

t Hermana Dominica Porcar Terciaria Capuchina

MADRE CENOVEVA MARIA

DE VALENCIA

• 1 limitado espacio del presente programa conmemorativo del

Centenario no nos permite, como se­ría nuestro deseo, dedicar un recuerdo en estas páginas a las Hermanas de ma­yor relevancia en la Congregación. Si nuestras previsiones se cumplen, lo ha­remos extensamente al concluir el año conmemorativo.

Pero en esta ocasión no queremos de­jar de recoger en estas páginas la bio­grafía, aunque brevemente, de la Ma­dre Genoveva de Valencia, figura ex-

celsa de nuestro Instituto, por ser la ter­ciaria capuchina que encarnó, entre otras insignes rel igiosas, el ideal amigo­niano de nuestra Congregación.

María Planelles -así se llamaba an­tes de ingresar en el Instituto-- nació en Valencia el 1 O de noviembre de 1884, siendo bautizada en la Parroquia de Na­zaret el 13 siguiente. Ingresó en nues­tra Congregación, en esta Casa de Ma­samagrell, el dfa 30 de octubre de 1899, en la que profesó el 3 de marzo de 1902, emitiendo los votos perpetuos, en manos del padre Fundador, en Montiel, el 5 de julio de 1907.

Bien dotada intelectualmente, real i­zó los estudios de Magisterio, y por su afición a los idiomas consiguió dom i­nar el inglés y el francés.

Ante su gran dinamismo y su entusias­mo por la expansión del ideal amigo­niano, en octubre de 191 O fue destina­da a Colombia y posteriormente a Ve­nezuela.

Ya había desempeñado el cargo de Comisaria, desde 1923, cuando fue ele­gida superiora general de la Congrega­ción en 1926 y reelegida en 1932, de­sempeñando el cargo hasta 1946, reba­sando ampliamente su último sexenio a causa de las anormales circunstancias creadas por la guerra civil española . Aún participó en el gobierno de la Con­gregación, hasta 1951 , y dirigió algu­nas Casas, entre ellas la de Meliana, has­ta 1955, en que a los 71 años de su edad, se retiró a esta Casa de Masama­grell, donde nos edificó con su sabidu­ría, su ejemplo y su amor a la Congre­gación, falleciendo santamente el 29 de junio de 1978.

El padre Fundador tenía a la madre Genoveva en altísimo concepto, y ella supo corresponderle siempre con entra­ñable amor de hija.

21 ·----------

Al Colegio de la Sagrada Familia .. olegio venerado en cuyo nido .. mi mente, ave de luz, abrió

[las alas hoy vuelvo a tu regazo tan querido para ataviarte con mis pobres galas.

Augusto templo do jesús impera, donde se liba el néctar de la ciencia y en el crisol de la disciplina austera se forma de las nii'ias la conciencia.

Sobre tu escudo de laurel cer1ido nuevo florón hoy colocar quisiera, y que mi canto a los demás unido de vuestros servicios digno fuera.

22

Enarbolando sin miedo los pendones de Cristo, de la Patria y del honor y en juveniles y puros corazones prendiendo llamas de divino amor.

Para escanciar el vino de la ciencia en ánforas divinas, nuestras mentes: y regular de las niñas la conciencia con direcciones sabias y prudentes.

Sagrada Familia, hoy lo juramos: seremos siempre a tu memoria fieles: Hermanas Terciarias Capuchinas, os

[brindamos de eterna gratitud las mieles.

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g or las c<tllejuelas de Jerusa lén

a esús Niño, María y José .

Rubiedad más pura ya nadie ha de ver, ni nieve m~is b lanca que su fina piel.

)Conocéis los astros al amanecer?

¿Conocé is la dicha d e ver y no ve r?

Así son los ojos del Dios de Belén , y así las profundos mi radas de El. Mejillas de fresas y labios de miel, de nubes las manos, de nardos 1<.1 tez.

¡Ay, sus piececillos! ¡Ay, sus lindos pies! ¡Son de luna y nilcar! y de rosicler.

Salió para verlo de la mar el pez, las flores más dulces se abrieron para Él.

El sol se d etuvo y el mundo a su vez. Y el mar y la ti erra, y el cielo también, cantaron a coros «¡He aquí a nuestro Rey!»

Le dice· a la Vi rgen y al Santo José: «¡Ya nunca, Dios mío, yo m e he de perder, y al que me llame le responde ré !»

La Virgen sonríe, sonríe José.

Un lucero brilla, .~erfurna un laure l , tañe una campana con hondo tañer.

¡El mundo está i nmóvi l a los pies de El!

A la Sagrada Familia

Una antigua alumna Todavía mi niiiez juega eri el patio

del colegio, o corre por los pasillos, o escucha en el silencio de un aula, el buen consejo de una de las hermanas Terciarias Capuchinas. Yo sólo era un terrón de arci lla roja con forma huma­na y, en tre la casa y el colegio, me fui moldeando, fui adquiriendo personal i­dad y fe. Conocía a Dios, el buen ami­go que vive.siempre conmigo y, a ve­ces llorando, la mayorfa sonriendo, lle­gué a ser lo que soy ahora.

He sido feliz, y mi felicidad aún sa­be a caramelo, a Padre Luis, a hábito de religiosa, a la risa inocente de un niño.

l. R.

23

Cómo le recuerda uno de nuestros hermanos

ste niño de mirada candorosa e in­genua es José 1'vlaría Am igó Ferrer,

con el tiempo padre Luis de Masamagrell , capuchino; de~pués, monser'lor Luis Ami­gó y Ferrer, obispo ~uce~ivamente de Sol­sona y Segorbe; fundador de las Terciarías Capuchinas de la SagradJ Familia y de los Terciarios Capuchino~ de Nuestra Ser1ora de los Dolore~.

No hemos podido sacar mejor partido, amigos lectores, de esta reliquia que es pa­r a nosotros esta pequt>ñ<1 íotografía, amari­llenta y desvaída, que apenas nos permite adivinar la belleza interior, la belleza de su alma hermosa, de e~ te niño de cinco años.

Pero la mirada de este niño, llamado a tan altos destinos, es la misma. Es la mis­ma que vemos en la fotografía de su prime­ra comunión; la misma de sus retratos de capuchino; la misma de sus retratos de obispo.

Estoy pensando, al con templar esta pe­queña fotografía, en el momento en que re­cibí la primera comun ión de manos del Pa­dre Fundador, ya muy anciano él. Sus ojos tenían una dulzura indescriptible. Caí más en ello cuando, al terminar la misa, me en­tregó la estampa-recuerdo que entonces se acostumbraba a dar a los neocomulgantes, al tiempo que me dirigía unas palabras con acento cari r'loso y sa ludaba a mis padres.

24

CINCO

Aún tendría yo otr<l ocasión singular de senti r directamente "obre mí la mirada se­rena y bondado~a de nuestro Padre. Fue unos díus después. E::.t<ibamos varios chicos jugando a la pelota en el patio centrll l de nuestro colegio de Monte-Sión. Fallé en el saque, y la pelota fue a p.1rar al balcón de las habitllciones del padre Amigó. Esto no~ pac;aba con alguna frecuencia, y cuando ocurría, el que perd ía el tanto debía subir rápidamente por la escalera de la Comuni­dad y recuper,1r la pe lota, previo pago de algún tirón de orejas del primer barbudo Terciario Capuchino que salía ,JI paso, y el que tardara en bajar pagaba doble tanto. No siempre estaba el Padre Fundador en sus habitaciones, pues residía, naturalmente, en Segorbe, en ~u palacio episcopal. Pero aquel día estaba, y no sólo me libré del ti­rón de orejas, sino que bajé con la pelota y con un montón de caramelo~ de l o~ bue~ nos, de los que entonces se denominaban uadoqui nes».

Como tard é en bajar, rn is compañeros me cobraron doble tanto, pero yo est<1ba sobreabundantemente re)arc:ido con la bondadosa acogida del padre Amigó y con es.J ~u mirada dulce, honda, que hoy revi­vo al contemplar la fotograiía de este niño de cinco años.

Tomás Roca, T. C.

D ened gr dnde estim~l, queridos

hijm e hijas, de vuestra rna­

dre la Congreg~Kión , en la que tJn

vasto Glmpo os presentJ el Señor

para trabajar por su gloria en la edu­

cación de IJ juventud, haciendo que

conozcan c1l Sef1or, para que, cono­

ciéndole, le amen y le sirvan, e in­

iundit'ndoles el temor santo de Dios, principio de IJ sabiduriJ y freno que

contenga sus desordcnc~dclS pa~io­

nes. Y si acontece que, dando oídos

JI espíritu infernal, se apartdn del re­

dil del Buen P<1stor, también voso­

tros, mis arllados hijos e hijas, a quienes El hn constituido zagale~ de

su rebaiio, sois los que h.:1béis de ir

en pos dt" la ovejd c.lcsecuriada, h<ls­td volverlr1 di clprisco dcl Rucn PtiS­tor. Y no lcm;1is perecer en los des­

peñ,1deros y precipicios en que mu­

chcls veces os habréis de poner, pa­ftl scdvar IJ ovejrl perdida; ni os

c1rredr<'n los ZJrLd)es '/ emhoSCJddS con que tr<'\tJr,i dE' envolveros el Pncmigo, pues pod{> is est,lr seguros

de que, si logr¿~is st1lvar un tllma, con

ello predestináis l,1 vuestra .

. PADRE FUNDADOR 25

La casa natalicia del P. Fundador en Ma­samagrell durante uno de los actos del Centenario de su nacimiento.

Pila bautismal del P. Luis Amigó y copia del acta de su bautismo (1854).

26

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- - . - . ·-

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Miles y miles de fieles desfilaron ante el féretro del finado, disputándose, cual preciadas reliquias, las flores que envolvían la caja.

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A hombros de sus hijos los Terciarios Capuchinos, visiblemente emocionados, con la con­currencia de las autoridades y el pueblo en masa se trasladaron los restos del P. Luis, de la Parroquia de Masamagrell al Noviciado de las Terciarias Capuchinas de dicha ciudad.

27

El señor Alcalde de Masamagrell dirige la palabra al pueblo en el homenaje que éste tri­butó al P. Fundador en el año 1974.

Ofrenda floral de las Hnas. a su Fundador. Año 1974.

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Apertura del sepulcro con motivo de la exhumación de sus restos. Año 1983.

Exhumación de los restos: traslado del féretro a las habitaciones que el P. luis usara en vida.

29

.. ---------

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NST.Ur'ICNTUr'l •e:cor.NiT IONIS CDWPOals St:a'l\ O(.\ AI.OISU .-...lr.d FUaE. EP. EX O. F . ..,. CAl'.

file 1/tcET COiti"US .SI:ItVi DC:i AL.O\SU AMii.Ci FltUE.a ~I'!G..F.If.CAI'! ANNO HIU.[SiMO NOLENTESh_,D .. DlíiTUAHSIHO Trltrlo DIE vc:•o 1~ .-.~NSIS A f'IU \.\S

lfECOILNITiONf rERACTA

Pergamino introducido en el féretro del P. Luis con firmas de algunos testigos del acto de exhumación.

Clausura del Proceso Informativo Apostólico del P. Luis. 9 de octubre de 1982.

30

Monumento al P. Luis en la Plaza de los Mártires, costeado por el pueblo, en el centena­rio de su natalicio. Año 1954.

31

--------- .- -- -

LUIS AMIGO VIVE

Crucifijo ante el que oraba el P. Fundador.

Aquí le vemos, muy joven todavla, con el crucifijo de misionero en el pecho, Su celo por la conquista de di· ma~ le llevú m.í; ldrde .:1 fund.:~r dos Congregaciones que tuvieron wmu fin ~~P~"<-'Ídl el ~.:Jiv.:Jr y regenerar las m.is nt<cesitadas: las de lo~ niños exlr.wi.:~dos.

Cuadro que representa la coronación de la Virgen de Montiel por el P. Fundador.

32

HABITACIONES DEL P. LUIS Despacho del P. Luis Amigó.

:r

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Habitación del P. Luis Amigó.

33

l

Comunidad del Colegio.

Comunidad filial.

34

Profesorado seglar.

Alumnos de BUP.

35

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-Alumnos de EGB.

Alumnos de Preescolar.

36

U nos datos sobre la

EPIDEMIA DEL COLERA en Valencia

• n 1885 Esp_ar1a sufriú una nueva epidernia de cdlcra morbo asiá­tico, que atectó aproximadamente a los dos tercios de la geogra­

fía hispana, quedando menos invad ida la parte occidental que la orien­tal, dado que fue el área levantina la más dañada por el azote epi­démico.

C omo o, u propi,l denominaci <">n ind i< d , e l cólera morbo c1~iáti<O ~e uriginó Cll PI Orit>ntc !vl t:>di o y los viaíc'ro:; portugue>C5 d t:> l siglo XVI hicieron r<'ierenci.=! cJI 111ismo. Dur,wtc la guerra < o loni.1l anglo-i rance>.J en 1,\ lndi.1, a rnPdi,1do~ dc'l 700, también se produ jo un brote epidémico quP oca~io­

IHÍ mél~ de' 60.000 v íc tim<Js. PNo iue !:'n e l ~igln XIX cudndo Id <'Xpdrhión del cóler.1 perwtró t:'l l l'l conl incnte r•tnopeo. desdP lél tona c.wcjsic.J y mPditerrc'lnea; en la dé­ldda d P los .1110, t reintd del siglo pJsado, 1,1 ep1 de m ia .Ji(:ctó J id m.woría de IJs na­ciorH-'s europeas, originando cientos de mi­le' de tnul'rte~. ,,.,.¡ en E'>par'ia que SP vio .lÍectad¿¡ en lo, ario~ de 1.1 guerra c ivi 1, Hl 34-1FH), repitiendo su apc1rición en I d~

dé< adas siguientes, con rn.1yor o menor in­IL'nsiclad. como, po r ejemplo, t:>n loe, .1ños l () 54-55, quP fue, al parect>r, la rn,i~ mo rt í­ier<J parCI bparia. U n nur'vo brote se pro­du jo en 1865, .1tectando a la' ; unas I<->Vill1-

tinél, dnd.:~ l uz cl y algo delu:ntro. r-\l llegar la décad.1 de l o~ ochenl.t volviú d reélparP­ccr en el ámbito med itr: rrárwo que iuP ~ u predilecto, <.ic'ndo grave ~u i nc idt>rtcia en 1883 en F~ipto.

TOQUE DE ALERTA EN HHJ4

Al produci r~t>. en el verJ rlo de 1 Bl\4, al­gunos cusoc, coléricos en lo, puerro-, íran­ceses de ·¡ olc'Jn y ¡\l\,1 rseii.J, todos lrh Esta·

dos vt:>c ino~ ~e prPpr.lraron par.1 h,Ker iren­lt> él la epiclemic1, rec<~bando información puntual de 'u evolución y tomando prewn­ciones adPc:uad.l~ <1 l ca.,o. En E<-p,1ria la Di­rPcción Ceneral de !3eneiicencia y S,1nidJd

inic i<i una 'l:> rie de instrun: iones y recabó del Gobic'rno un mil lón de pesetas para ac­tu.-lr con tif'rnpo en los controlec, .,,1n itarim.

Fue en r•ste Jrio cuando Rorwrt Koch des­cubrió el "vibrión colt-:•rico", cDusante de l.1 enfermedad, lo cu.d desató una polémica científica en tocld ' p,1r·tes. r\'í en E~p,1ñ a. rP­< orderno-, lo :; entrc.•ntamiPntos entre CcJjal y el doctor Ferr;in, act u,mtes .-lmbos en la zo rM levantina de rn<1yor incidenci<J epi­démica.

LA EPIDEMIA D E 1885

A pr irnPros de sE'ptiembre de 111()4 ap,l­n:cieron vlguno:. casos J islados de có lera en Nnwlda y A lic,1nte, que ;;em braron el p."lll ico de t,J i fo rmél que Alion~o XII <.uspen­d ió un v idjl' por Calicia y regre.:;ó v Madrid inmediat,1mentt:>. En PI me<; de iebrero de

1885 se dio o tro caso en Valenc ia que no fue mortal. pero al me~ sigu iente, y en el m i,mo lug.H, hubo ya 15'> invadidos y J(, v íctirnas rnortale<-, que .!Umentaron a 61 2 c<1 sos y 174 muertes en el me~ ele abril , y tamhit>n en Vd lt>ncia. t"mico íoco por en ton­ce~ de la epiclerní.J, que e lt'vó el número de invadido~ a 2.774, siPndo m.i~ de l mi-

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!far los fall ecidos. Al llegar el mes de junio de 1885 el mal se había extendido a 14 pro­vincias españolas, registrándose 25.000 in­vadidos por el cólera, de los cuales m u rie­ron 11.406.

Masamagrell sería uno de los puntos más afectados de la epidemia, y a! siguiente ar­t iculo del padre Tomás Roca remitimos al lector para ei seguimiento de la misma en esta población.

Cuando el padre Fundador escribió al doctor Ferrán la carta que reproducimos se­guidamente, las Terciarias Capuchinas, re­cién fundadas, aún seguían en el Santua­rio de Montiel.

Esta es la carta que escribió el padre Fun­dador al doctor Jaime Ferrán cuando la epi­demia del cólera empezaba a dañar se­riamente:

Sr. don Jaime Ferrán: Muy señor mío y de mi consideración

más distinguida: Con gran satisfacción he visto los agradables resultados de la inocu­lación anti--<:ólera que para bien de la hu­manidad ha descubierto usted, por lo cual no puedo menos de feli citarle con toda mi alma sabiendo, además, que los caritativos sentimientos que a usted le animan le han inducido a ofrecerse generosamente a ino­cular en los asilos y casas de caridad, no vacilo en llamar a las p uertas de su gene-

roso corazón para suplicarle se digne us­ted hacer extensivo a esta Comunidad e l noble ofrecimiento que tanto le honra.

Somos unos 60 pobres religiosos Capu­chinos que vivimos de limosna, al iguai que nuestro P. San Francisco, y no podemos ofrecer a usted otra cosa que una gra titud sincera y lo que valgan delante de Dios nuestras pobres oraciones. La epidemia ha hecho algunos estragos en este Convento, }' nuestro roce indispensable con los pue­blos contagiados nos pone en con tinuo pe­ligro. Me persuado, pues, que usted tendrá en cuenta nuestra situación y se dignará por sí o por persona de su confianza inocular­nos, bien que para ello tenga que personar­se en esta casa, porque de un lado nos ha­llamos acordonados y de otro ofrece gra­ves dificultades el tener que trasladar una Comunidad tan numerosa, compuesta de religiosos de todas las edades. La molestia no deia de ser grande, y wmbil2n nuestra petición, pero mucho puede hacerse por el amor de Dios, y mucho hacen siempre en pro de la humanidad sus ínclitos bienhe­chores.

Con este motivo tengo el honor de ofre­cer a usted mis humildes respt'tos y estima, S. 5. q. s. m. b.

Fr. luís de Masamagrell, De( Prov.

la epidemia de cólera en las provincias de levante en 1885 permitió a Ferrán dar a cono­cer sus experiencias. Aquí está practicando la vacunación.

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NOTA.S I-IISTORIC~S

Tomás Roca, Terciario Capuchino

FUENTES: • Autobiografía del P. Luis Ami~IÍ, 2. ·' edición. V<~IPncia. t'l44, pági na 36. Sigl,t: APf. • Datos de Jos principios de la Congregación de Religiosas Terciarias C.lpuc:hinas de la Sagrada Fa­milia por la R"da. Madre Isabel de Bcnisa . Copi;o mecanografiada. Sigla: DPTC. • Trabajo sin iirma publicado en el folleto La Congregac:ión de Religiosas Terciarias Co\puchi nas de la Sagrada Familia en el cincuenta aniver5ario de ~u iundación. 1885-1 <n 5. Topo~rafia. Prim~do Rcog, '!. Valencia, 19.15, págind 16. Citdmos e;;tc trabajo con IJ sigla OHC.

• El premio al sufrimiento y a la oración

Aquel joven capuchino de Sayona, que apenas había reparJclo en IJs pro­féti cas paiJbras del padre Ambrosio, después de resid ir en el Convento de Antequcra y en el de M ontehJno de Es­cal ante, en el que recibió la ordenación SJcerdotal el día 29 de marzo de 1879; de desempeñar un meritísimo apo ~to­

lado en los pueblos aledarios a Monte­hano, y de ser trasladado a Masamagrell

el 1 de agosto de 188.1; desde el 20 de octubre de dicho año era ComisJrio de la TercerJ Orden, pon iéndola en poco tiempo tJn fl orecien te que la multitud que acudía a IJ Magdalena para asi stir al ejercicio del cuarto domingo de mes «se Jsemejabil a una verdaderil peregri­n<tción» (1) , en senti r de/ propio padre Luis, que no otro era el joven capuchi­no al que aludimos.

Reanimó tan vigorosamen te el espí-

(11 APF, p,iginC~ 63 del cap. IV, parte 11.

39 ·- -- -- . -- - - - - - - - -----

ritu de los Terciar ios esparcidos por el reino de Valencia, sujetos a su juri sd ic­ción por no haber entonces otro Con­vento Capuchino que ei de la Magda­lena de Masamagrell, que en la magna peregrinación organizada por el pad:e Luis y reunida a las plantas de la VIr­gen del Puig, patrona del Reino, el día 22 de mayo de 1884, se congregaron miles de Hermanos de la Tercera Or­den, repartiéndose cerca de cinco mil comuniones.

Cuenta el padre Luis en su Autobio­grafía (2) que «era tal el fervor y el en­tusiasmo de los Terciarios, que secun­dando muchos de ellos mi deseo de que vistiesen en las fun ciones el hábi~ to completo, o sea túnica y cordón, lle­garon a ser ya un número cons iderable de Hermanos y Herm anas los que lo usaban en sus ejercicios}}.

(2) loe. cit.

40

Recordemos la relación de la madre Isabel de Benisa, que escribe así (3): <<En premio a tantas oraciones y penitencias, D ios ie deparó un varón santo y sabio que tomó a su cargo ia Congregación, y en verdaci fue el verdadero fundador» .

• El encuentro con el padre Luis Amigó

El encuentro con e! padre Luis Am i­oó se realizó en Masamagrell , en oca-o .. sión señalada para las futu ras TerCianas, pues encontrándose dos de las Capu­chinas de Montiel , la madre Angela de Pego y Sor Francisca de las Llagas de Alcalá, pidiendo limosna en Albalat deis Sorells, decidieron acercarse ai Conven­to de la Magdalena y entraron en la igle­sia para visitar a Jesús Sacramentado. <<Hallábase en el coro un religioso -es­cribe la madre Isabel de Benisa (4)-, quien al verlas le llamó mucho la aten­ción y salió a saludarlas}>. Añade (5): «Era el padre Luis Amigó Ferrer, natu­ral de MasamagreiJ .,,

(3) DPTC, pagina S. (4) loe. cit. (5) !bid.

Digamos que el padre Luis se encon­traba en ese momento dominado por una idea fundacional. «El progreso, siempre creciente -escribe en su Auto­biografía (6)-, de la Tercera Orden se­glar y el deseo de mayor perfección de algunas almas que querían consagrar­se a Dios, me impulsaban ya mucho tiempo a intentar la fundación de una Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas, y creyendo ser voluntad de Dios, empecé a escribir a este fin unas Constituciones, implorando para ello el auxilio divino.»

Continuemos con el feliz encuentro como lo narra la madre Isabel (7): «Des­pués de la entrevista que las dos reli­giosas tuvieron con el padre Luis, quien se ofreció para dirigirlas si las Madres aceptaban, regresaron al Convento de Montiel con la felicidad que se puede suponer y dieron cuenta a su superiora de tan feliz hallazgo.»

Completa la citada narración (8): «Comprendiendo !as Madres que ésta era una gran providencia que el Señor les deparaba no despreciaron el mo-

(6) APF, cap. V, parte 11. página 70. (7) OPTC. página 5. (RJ loe. cit.

mento y se dirigieron cuanto antes a Va­lencia las madres Carmen de Alboraya, María de Montiel de Benaguacil y An­gela de Pego en busca del padre Luis que a la sazón se encontraba en casa de sus hermanas en visita famil iar.»

Sigamos ahora la narración del impor­tantísimo hecho en la Autobiografía del padre Luis Amigó, que escribe así (9): « .. . hallándome un día en Valencia en casa de mis hermanas se me presenta­ron las madres Sor María de Montiel de Benaguacil, Sor Carmen de Alboraya y Sor Angela de Pego, acompañadas de don Ignacio Guillén, beneficiado de la Parroquia de los Santos juanes, y arro­dillándose a mis pies me dijeron: «Sa­bemos que V. R. está escribiendo unas Constituciones para la fundación de una Congregación de Religiosas Tercia­rias Capuchinas, y como nosotras so­mos de las fundadas por el Rvdo. P. Ambrosio de Benaguacil en el Conven­to de Montiel, y no tenemos vida le­gal, ni Regla, ni Constituciones que nos rijan, venimos a suplicar a V. R. nos to­me bajo su protección y seamos noso­tras la base y fundamento de la Con­gregación que intenta fundar.»

(9) Pág. 71, cap. V, parte 11.

41

..__.....__,

Chiquet; tú t'encarregarás de les meues monchetes

Recordó entonces el padre Fundador el cargo profético del padre Ambrosio. «Al oír esta súplica -escribe (1 0)- re­cordé al momento las palabras que es­tando en Bayona me dijo el Rvdo. P. Ambrosio: Chiquet, tú t'encarregarás de les meues monchetes, y admirando los ocultos decretos de la divina Provi­dencia, les ofrecí que, desde luego, me serviría de ellas para la fundación de la Congregación que proyectaba.»

Escribe la madre Isabel ( 11 ): «Acep­tadas que fueron por el padre Luis, re­gresaron a su Convento.))

El padre Luis en Montiel

El padre Luis Amigó, terminadas de escribir las Constituciones, se trasladó a Montiel. Así lo cuenta la madre Isa­bel de Benisa (12): «Pocos días después el reverendo padre Luis, acompañado de su hermano don julio Amigó, se pre­sentó en el Santuario de Montielllevan­do las Constituciones que él había es-

(1 0) Loe. cit. (11) DPTC, página 6. (12) Loe. cit.

42

crito, las que leídas a la Comunidad fue­ron aceptadas unánime mente, con gran entusiasmo y fervor, y luego las presen­·taron al cardenal Monescillo, arzobis­po de Valencia, para su aprobación.)) Hizo la instancia el padre Amigó «a nombre --escribe éste (13) -de la Su­periora de Montiel, en 1 7 de marzo de 1885, y fueron aprobadas por dicho Prelado a los 27 de abril del mismo año)).

Ya estaba la nueva Congregación en marcha hacia el fin propuesto por su Fundador. Muy bellamente comenta es­te momento el padre Mariano Ramo, Terciario Capuchino, en su biografía del P. Amigó (14): «Fundada la nueva Con­gregación en el espíritu capuchino, y destinada a seguir las huellas del humil­de Serafín de Asís, había de serie seme­jante en origen y distintivo. la pobre­za, la oscuridad y el sacrificio serán su timbre de gloria, y con esta insignia ha­brá de crecer y extenderse por los ám­bitos del mundo.» Añade: ,,Tan seme­jante quería el Señor que fuese con el espíritu de la Orden de San Francisco que así como a éste le deparó la Por­ciúncula para que, ayudado por la Rei­na del Universo, pudiera llevar a cabo su obra, del mismo modo eligió un pe­queño y modesto Santuario -el de Montiel- para que sirviera de cáliz a la exuberante flor cuyo aroma habría de esparcirse más tarde, perfumando la vi­da del pobre, del huérfano, de la hu­manidad doliente.»

Como cantó el poeta: «De aquel Mon­tiel, arcano y misterioso, brotó una fuen­te, que presto fue un torrente impetuo­so." Entonan lores al Padre sus hijas Ter-

(13) APF, página 73 , cap. V, parte JI. (14) Su personalidad, virtudes y fama de

santidad. Madrid, 1950. Gráficas Excelsior, pá­gina 70.

ciarias: «Al Padre, cuyo espíritu de san­ta , caridad y entrega, es semilla que planta: es manantial que riega: es siem­bra que la Gracia al surco echa: y el sa­crificio del Amor cosecha•• (15).

Las religiosas de Montiel ya no esta­ban huérfanas. Luis Amigó era su Padre y Fundador.

11 Bajo la dirección del padre Amigó

Entraron las Terciarias dentro de la d i­rección del padre Luis. Uno de sus me­jores biógrafos, el mencionado padre Mariano Ramo (16), escribe: «Con un cariño paternal fue el padre Luí !> el guía y sostén de sus religiosas, a las cuales aleccionaba con sus consejos, pláticas espirituales y, sobre todo, con el ejem­plo de su vida, que era dechado de virtudes.••

Conseguida la aprobación del arzo­bispo de Valencia, como señ~lamos an­teriormente, se activaron los preparati­vos para la institución canónica de la Congregación y reforma del hábito de las religiosas «que había de ser en co­lor y forma relacionado con la sencillez capuchina>> (17) .

Con objeto de que las tres antiguas religiosas estuviesen ya profesas en el día de la institución canónica, el padre Fundador les dio la profesión de votos perpetuos en el Convento de la Mag­dalena el dra 1 de mayo de 1885, asis­tiendo a la ceremonia la Comunidad de Capuchinos y numerosos miembros de la Venerable Orden Tercera (18), an te

( 15) Bodas de Oro. Albalat de la RibNa. Ter­c iarias Cc~puchinas. 1916-1966. La Gracia fue semilla ... Por José Zahonero Vivó.

(16) Obra ci tad¡¡ en la nota 14 , págin<1 73. < 1 7) OHC, p<\gtr1il 24. ( 1 Bl Unimo51os tres relatos, que se romple·

tan, a sabe r: Autobiograifa. pagina 73 y sgte .: DPTC. página 6; y OHC, p.lgma 25 y ~gte .

los cuales, y actuando de oficiante el padre Luis Amigó, emitieron sus votos las madres Carmen de Alboraya, María Montiel de Benaguaci l y Angela de Pego.

Llegó, por fin, el dra 11 de mayo de 1885, y en ceremonia solemnísima, en el Santuario de Montiel, con Misa can­tada y sermón, que predicó el padreAn­tonio de Orihuela, el padre Fundador recibió la profesión primera de las no­vicias que habían vestido el hábito en 1881 , Sor Verónica de Benimaclet, Sor Bernarda de Valencia . Sor Francisca de las Llagas de Alcalá y Sor Serafina de Benaguacil ; y la de las que lo habfan vestido en 1884, Sor Isabel de Benisa, Sor Inés de Manises, Sor Clara del Grao y Sor Concepción de Benaguacil.

Vistieron el hábito en tan señalada ocasión Sor Patroc inio de Benisa, Sor Desamparados de Sueras, Sor Marfa Luisa de Valencia y Sor Margarita de Masamagrell, «terminando el solemne acto con el Te Deum en acción de gra­cias al Todopoderoso por los beneficios que les dispensaba, quedando asr eri­gida la Congregación de Religiosas Ter­ciarias Capuchinas de la Sagrada Fami­lia, de cuyo gobierno quedó encarga­da la madre Maria de Montiel» (19).

Ahora, «gustando las suaves dulzuras de aquel 11 de mayo, de inmortales re-

(19) OHC página 25.

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cuerdos, lleno de armonía y esperanzas, quedaron nuestras religiosas en el San­tuario de Montiel. Allí formaban su es­píritu entregadas a la oración y a la pe­nitencia. Fundadas para vida mixta, y teniendo que salir de aquel lugar ben­dito, preparaban sus almas, al igual que los Apóstoles en el Cenáculo, para que, descendiendo a ellas el divino Espfri­tu, pudieran más tarde llevar a las al­mas el pan vivo de la gracia y el cuida­do material que sostiene y vivifica los cuerpos» (20).

[1 El cólera morbo

Se acercaba la hora de la prueba. To­memos el relato de quienes vivieron dquellos momentos difíciles. «Cosa pro­bada en la vida humana es que ni la ale­grfa ni el dolor son permanentes en ella, siendo cierto que la divina Providencia suele mezclar las gracias y favores que nos otorga con las penas y tribulacio­nes, a fin de que ni las unas nos engrfan ni las otras nos .:~batan o enerven» (21).

Había paz y tranquilidad en Montiel. celas nuevas religiosas, saturadas del bie­nestar del que ve realizada su primera aspiración, no entreveían quizá el pe­riodo de amargura que habían de atra­vesar. La obra de la fundación marcha­ba viento en popa sin la menor contra­riedad ni oposición; pero no podían ni debían faltar éstas, por ser ellas las que caracterizan las obras de Dios.» (22)

La prueba iba a servir para desmos­trar que aquella obra era obra de Dios. ccllegaron, pues, los dia de prueba, y tan dolorosos que bien se puede afirmar

t20J OHC. página 26. (21) Loe. cit. (22) lbid.

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fueron purificadas las religiosas funda­doras en proporción directa a la misión que más tarde habían de desempeñar. Mas el ardor seráfico que inflamaba a aquellos corazones las impulsaba al se­guimiento del divino Nazareno, no te­niendo más aspi raciones que cumplir los designios divinos, aunque fuera en continuo sacrificio e inmolación» (23).

Un conato de persecución solapada por parte de seglares y hasta de sacer­dotes, aconsejando a las religiosas aban­donasen la Congregación (24), vino a unirse a cda extrema penuria que en sus principios padecían, fundadas como fueron en tanta pobreza, (25}, siendo c<motivos suficientes para haberse des­truido la Congregación si ésta hubiese sido tan sólo obra humana; pero así co­mo el oro es purificado en el crisol, así estas almas encendían más y más su ca­ridad ardiente, cobraban más vida di­vina en las cruces y tribulaciones, sin que los ardides del demonio hicieran en ellas otra mella, trayendo como ga­lardón a esta entereza el que todos pu­dieran convencerse era obra de Dios la

(23) Jbid. (24) lbid. !25! OHC página 2/.

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Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas» (26).

Aún había de probar más el Señor a sus fieles hijas ... Pero todavía -leemos (2 7)- habían de ser probadas con más duros golpes y en extremo dolorosos: fue la pérdida de tres religiosas en los albores del Instituto.»

Sigamos al pie de la letra el relato que nos hace la madre Isabel de Benisa, tes­tigo de excepción, que escribe as( (28): «Seguían nuestras religiosas la vida co­mún según les trazara el reverendo pa­dre Luis en las Constituciones, dedicán­dose a ejercer la caridad unas veces, y otras santamente entretenidas en la ora­ción y contemplación, cuando en junio de 1885 apareció la terrible epidemia del cólera morbo en la capital , Valen­cia, y en los pueblos comarcanos. Nues­tras religiosas, ardiendo en amor al sa­crificio, se ofrecieron espontáneamen­te a auxiliar a los apestados de la villa de Benaguacil. Antes de emprender tan ardua tarea, por insinuación del cape­llán, don Francisco Martínez, hicieron tres días de retiro pidiendo al Señor las aceptara como víctimas, si era su volun­tad, después de haber asistido a todos los enfermos."

Continúa la madre Isabel su relato (29): <<Terminado el retiro se presentó un joven pidiendo auxilio para sus an­cianos padres, que eran atacados de la peste y se encontraban solos por haber sa lido su familia al campo huyendo del peligro y a donde ellos también quisie­ron ir pero les atacó la peste antes de salir.»

Bajaron inmediatamente a Benagua­cial Sor Isabel de Benisa -autora del

(26) loe. cit. (27) lbid. (28) DPTC, p<igina 6. (29) loe. cit.

relato que trascribimos- y Sor María Luisa de Valencia, que aún era novicia. para atender este primer caso. los en­fermos no duraron sino horas, y <<a las doce de la noche, después de haber en­tregado los cadáveres y arreglado la ca­sa, siguieron al Hospital a reun irse con las dos Hermanas que estaban de sema­na)) (30).

la peste se iba propagando, por lo que «hubo necesidad -escribe la ma­dre Isabel de Benisa (3 1 )- de desalo­jar el Hospital de enfermos no atacados para recoger las víctimas del cóleran (32), y añade: «A medida que aumen­taban los enfermos, aumentaban tam­bién las religiosas enfermeras, entre ellas cuatro novicias: Sor Patrocinio de Benisa, Sor Consuelo de Sueras, Sor María Luisa de Valencia y Sor Juana de Cullera1> (33).

Víctimas de ardiente caridad

El Señor se llevó la primera víctima. Así nos lo cuenta la madre Isabel (34): <<El 29 de junio atacó la peste a Sor Con­suelo, y después de rudo combate con

(30) lbid. U IJ DPTC, página 7. (32) loe. cit. (33) !bid. (34) lbid.

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la enfermedad murió en el Señor el 16 de julio, siendo la primera mártir de la caridad. Esta misma enfermedad atacó a Sor María Luisa de Valencia, la que después de muchos cuidados, milagro­samente se salvó.))

En su Autobiografía, el padre Luis Amigó alude a la epidemia del cólera y escribe así (35): «En esta epidemia co­lérica prestaron ya mis religiosas Tercia­rias muy buenos servicios a los coléri­cos de Benaguacil; y el Ayuntamiento de Masamagrell me pidió también, con grande empeño, les enviase religiosas que atendiesen a los enfermos de la pes­te, porque hasta los mismos de la fami­lia les abandonaban por miedo al con­tagio. Por ser este un acto heroico me limité a exponer a las religiosas la peti­ción del Ayuntamiento, y decirles que si alguna se veía con ánimos para ejer­cer ese acto de caridad me lo dijese por carta; y como todas ellas estaban ani­madas de tan buen espíritu, no hubo al­guna que no se ofreciera al sacrificio. Se designaron, pues, cuatro que vinie­sen a Masamagrell con el fin indicado,

(35) Cap. VIl, pane 11, página 82.

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y fueron la madre Angela de Pego, és­ta como superiora; Sor Francisca de las Llagas de Alcalá, Sor Serafina de Bena­guacil y Sor Clara del Grao de Va­lencia.n

Añade el padre Amigó (36): «De esta última, me dijo su confesor, cura enton­ces del Grao y religioso franciscano lue­go, llamado padre Francisco Payá, que era el alma más extraordinaria que él había dirigido. Al ir, pues, de Benagua­cil a Masamagrell , quiso pasar por el Grao para ver a su confesor, y al pre­sentársele en el confesionario, le dijo: Padre, vengo a confesarme con usted por última vez, pues voy a Masama­grell para asistir a los coléricos y allí moriré. ·como sucedió, porque a poco de llegar las rel igiosas, todas, las cua­tro, fueron atacadas de cólera y murie­ron las tres más jóvenes, quedando tan sólo la superiora, aunque de más edad.)>

En sus Datos (37), la madre Isabel nos da algún detalle nuevo, coincidiendo, no obstante, con el relato del padre Fun­dador, pero que nos parece convenien­te recoger: ceA[ llegar a Masamagrell, las religiosas se hospedaron en casa de unas piadosas señoritas, quienes les ha­bían preparado unas habitaciones para ir de allí a donde fueran llamadas. Lle­nas de abnegación, comenzaron a ejer­cer la caridad con los apestados, acudiendo con presteza adonde recla­maban su auxilio. Mas Nuestro Señor había aceptado el sacrificio que con tan­to amor le habían ofrecido, y a los ocho días de llegadas fue ron atacadas de la peste tres de ellas y en pocos días mu­rieron». Añade (38): «Quedó, pues, so­la la madre Angela de Pego, triste por haber visto desaparecer a sus tres hijas,

(36) Ob. cit.. página 83. (37) Página 7. (38) Loe. cit.

cuando he aquí que también ella es ata­cada de la terrible enfermedad. Quedó en manos de la caridad pública y pro­videncialmente sobrevivió.

Bl La fundación

La fundación de Masamagrell se asen­tó sobre el sacrificio de estas víctimas escogidas. Escribe el padre Luis (39): ••Por esta nueva tribulación quiso el Se­ñor que yo pasase para que bebiese has­ta las heces el cáliz de la amargura. ¡Sea bendito por todo! Pero, sin duda, en sus altos designios, eran estas víctimas las piedras preciosas y firmes sobre las que quería levantar luego la obra del Asilo de Masamagrell. Porque, en efecto, pa­sada la epidemia (40) se vio que que­daban muchos niños sin amparo por ha­ber muerto sus padres, y movido yo a compasión pensé en que podríamos re­cogerlos; y al efecto, pregunté a lama­dre Angela, que aún se hallaba la po­bre muy débil, si se veía con ánimos pa­ra cuidar aquellos niños si los recogía­mos en una casa; y llena ella de celo y movida de caridad, se ofreció a ello muy gustosa. Consulté el asunto a las juntas de la Tercera Orden, que lo apro­baron muy gustosos; y sin pérdida de tiempo alquilamos en Masamagrell la casa llamada del castillo para conver­tirla en Asilo donde recoger los niños huérfanos. Salimos luego por la pobla­ción a recoger algunos muebles que nos ofrecieron, y con varias limosnas que me dieron compramos algunos jergo­nes, sábanas, mantas y otros utensilios, y sin contar con más recursos, pero con-

(39) Cap. VIl, parte 11, página 83. (40) •A fines de julio terminó la epidemiau,

escribe la madre Isabel de Benisa en sus Datos.

fiados en la divina Providencia que mantiene hasta las aves del cielo, abri­mos el Asilo el día 9 del mes de agosto del mismo año 1885.»

Hubo que adelantar la profesión de algunas novicias para que pudiesen ayudar a la madre Angela de Pego. «Pe­ro como el trabajo de la pobre madre Angela era insoportable -escribe el pa­dre Amigó (41 )-, pues ni aún de no­che podía descansar en el cuidado de los niños asilados, y no habiendo per­sonal suficiente de profesas en Montiel para atender a las dos casas, consulté el asunto, y competentemente autoriza­do, di la profesión a las novicias Sor Pa­trocinio de Benisa, Sor María Luisa de Valencia y Sor Margarita de Masama­grell, que llevaban tres meses de novi-

(4 Tl APF, cap. VIl, parte 11, página 84.

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ciado, con cuyo refuerzo pudo ya que­dar atendido el Asilo. ))

Con indecibles sacrificios pudieron adquirir en propiedad la casa que tenlan arrendada, llamada hasta entonces del castillo; y con una casita contigua que les cedió el entonces vicario de Masa­magrell, don José Moliner, al hacerse Terciario Capuchino con el nombre de padre Francisco de Sueras, más algunas tierras colindantes que le compró su pa­dre a Sor Margarita de Masamagrell, vi­no a resultar la base y solar de la edifi­cación existente y de su hermoso huerto.

Concluyamos este relato reproducien­do las bellas palabras del folleto tantas veces citado (42): «¡Benditas muertes que así sellaron los primeros trabajos emprendidos por la gloria del Señor! Ellas mostraron a las que más tarde ha­bían de seguirlas, el camino del sacrifi­cio que habían de recorrer sin arredrarse ante las privaciones ni la muerte, ya que las fundadoras las precedían con el ejemplo.))

Con este elevado espíritu superarían las pruebas que aún les esperaban pa­ra afirmar y asegurar, pues tenían la ben­dición del cielo, el futuro de la Congre­gación.

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(42J OHC, página 28.

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