"aproximación a las bases sociales del 15m y de la indignación. cuestiones de método"....

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Aproximación a las bases sociales del 15M y de la indignación. Cuestiones de método. Rubén Díez García Universidad Carlos III de Madrid [email protected] El objeto de este paper radica en presentar de forma resumida los resultados de un trabajo en revisión para su publicación. Dicho trabajo se centra en indagar las implicaciones que se derivan de la aplicación de diferentes supuestos analíticos y métodos de investigación al estudio de la participación social. Para desarrollar y discutir este objeto me centro en la irrupción de un movimiento social de particular significación en la vida pública española: el movimiento de indignados del 15M. Particularmente confronta las principales conclusiones de dos aproximaciones metodológicas diferentes que analizan la irrupción del movimiento 15M en mayo de 2011. La primera de ellas de carácter micro y etnográfica (Laraña y Díez, 2012a; 2012b), la segunda de carácter macro y estadística. El estudio de las cuestiones relacionadas con la participación ciudadana y la acción colectiva ha generado desde los orígenes de la Sociología numerosas tendencias de estudio y análisis 1 . Sin embargo, son menos numerosas las aportaciones que en este campo de estudio enfatizan un hecho determinante: el método y la medida en la investigación social influyen directamente en los resultados de la misma (Cicourel, 1964). Esta comunicación parte del supuesto de que existen determinadas formas de participación y ‘grupos intermedios’ 2 , como las asociaciones, las plataformas o las organizaciones de movimientos sociales, que poseen la capacidad de generar controversias, debates públicos y promover movilizaciones. Formas de participación y organizaciones sociales con un alto potencial para producir reformas o resistirse a ellas, que juegan un papel clave en los procesos de modernización y cambio social (Laraña, 2007). Como ya hemos indicado en otro lugar, si bien las organizaciones sociales que forman parte de la sociedad civil difieren en su estructura, funcionamiento y acción de los movimientos sociales, los ciudadanos vinculados a determinados grupos, plataformas y organizaciones voluntarias, con poder de persuasión colectiva, ofrecen un alto potencial para integrarse y participar en movimientos sociales con capacidad para guiar y encauzar la acción colectiva en determinadas situaciones sociales. Escenarios de confrontación ciudadana ante determinadas políticas, que por acción u omisión son percibidas como injustas, o escenarios en el que la legitimidad de un determinado estado de cosas es discutida. Los movimientos sociales que emanan de la sociedad civil, despliegan ante estas situaciones marcos de diagnóstico y propuestas de solución, y pueden llamar a la ciudadanía a la acción, promoviendo y convocando protestas y movilizaciones (Snow y Benford, 1988). Si bien, el soporte de estas acciones se forja a lo largo del tiempo a través de un proceso de integración y convergencia entre ciudadanos, grupos intermedios y movimientos sociales que se configura mediante un amplio tejido de relaciones sociales, ya sean estas de carácter interpersonal o inter-grupos, de carácter presencial y/o virtual en la web, o latentes en unas ocasiones y visibles en otras al ojo del investigador. 1 Los enfoques de la elección racional (Elster 1991; Olson 1965), la movilización de recursos (McCarthy y Zald 1987), las oportunidades políticas (Tilly 1984; McAdam 1994 y 1996; Tarrow 1997), la cultura política (Aldmon y Verba 1965; Inglehart 1991; Putnam 2000) o el constructivismo social (Snow y Benford 1988; Eyerman y Jamison 1991; Gusfield 1994; Melucci 1989; Laraña 1999) 2 Tal y como advirtió Durkheim en su tesis sobre la división del trabajo social (1893), en las sociedades modernas los ‘grupos sociales intermedios’, articulan y median entre el plano individual -de los grupos primarios de referencia para el ciudadano - y las instituciones del Estado en las que se toman las decisiones que afectan a la ciudadanía.

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Aproximación a las bases sociales del 15M y de la indignación. Cuestiones de método.

Rubén Díez García

Universidad Carlos III de Madrid [email protected]

El objeto de este paper radica en presentar de forma resumida los resultados de un trabajo

en revisión para su publicación. Dicho trabajo se centra en indagar las implicaciones que se derivan de la aplicación de diferentes supuestos analíticos y métodos de investigación al estudio de la participación social. Para desarrollar y discutir este objeto me centro en la irrupción de un movimiento social de particular significación en la vida pública española: el movimiento de indignados del 15M. Particularmente confronta las principales conclusiones de dos aproximaciones metodológicas diferentes que analizan la irrupción del movimiento 15M en mayo de 2011. La primera de ellas de carácter micro y etnográfica (Laraña y Díez, 2012a; 2012b), la segunda de carácter macro y estadística.

El estudio de las cuestiones relacionadas con la participación ciudadana y la acción colectiva ha generado desde los orígenes de la Sociología numerosas tendencias de estudio y análisis1. Sin embargo, son menos numerosas las aportaciones que en este campo de estudio enfatizan un hecho determinante: el método y la medida en la investigación social influyen directamente en los resultados de la misma (Cicourel, 1964).

Esta comunicación parte del supuesto de que existen determinadas formas de participación y ‘grupos intermedios’2, como las asociaciones, las plataformas o las organizaciones de movimientos sociales, que poseen la capacidad de generar controversias, debates públicos y promover movilizaciones. Formas de participación y organizaciones sociales con un alto potencial para producir reformas o resistirse a ellas, que juegan un papel clave en los procesos de modernización y cambio social (Laraña, 2007).

Como ya hemos indicado en otro lugar, si bien las organizaciones sociales que forman parte de la sociedad civil difieren en su estructura, funcionamiento y acción de los movimientos sociales, los ciudadanos vinculados a determinados grupos, plataformas y organizaciones voluntarias, con poder de persuasión colectiva, ofrecen un alto potencial para integrarse y participar en movimientos sociales con capacidad para guiar y encauzar la acción colectiva en determinadas situaciones sociales. Escenarios de confrontación ciudadana ante determinadas políticas, que por acción u omisión son percibidas como injustas, o escenarios en el que la legitimidad de un determinado estado de cosas es discutida.

Los movimientos sociales que emanan de la sociedad civil, despliegan ante estas situaciones marcos de diagnóstico y propuestas de solución, y pueden llamar a la ciudadanía a la acción, promoviendo y convocando protestas y movilizaciones (Snow y Benford, 1988). Si bien, el soporte de estas acciones se forja a lo largo del tiempo a través de un proceso de integración y convergencia entre ciudadanos, grupos intermedios y movimientos sociales que se configura mediante un amplio tejido de relaciones sociales, ya sean estas de carácter interpersonal o inter-grupos, de carácter presencial y/o virtual en la web, o latentes en unas ocasiones y visibles en otras al ojo del investigador.

1 Los enfoques de la elección racional (Elster 1991; Olson 1965), la movilización de recursos (McCarthy y Zald 1987), las oportunidades políticas (Tilly 1984; McAdam 1994 y 1996; Tarrow 1997), la cultura política (Aldmon y Verba 1965; Inglehart 1991; Putnam 2000) o el constructivismo social (Snow y Benford 1988; Eyerman y Jamison 1991; Gusfield 1994; Melucci 1989; Laraña 1999) 2 Tal y como advirtió Durkheim en su tesis sobre la división del trabajo social (1893), en las sociedades modernas los ‘grupos sociales intermedios’, articulan y median entre el plano individual -de los grupos primarios de referencia para el ciudadano - y las instituciones del Estado en las que se toman las decisiones que afectan a la ciudadanía.

Un tejido de relaciones que implican algún tipo de interacción social y que proveen de sentido a la acción de los ciudadanos a través de la puesta en marcha de diversas actividades en las que los movimientos sociales construyen su identidad colectiva en un proceso de reflexividad que les confiere capacidad para ‘crear significados colectivos’. Actividades en muchas ocasiones latentes, no menos importantes para sus objetivos, en las que los activistas no se expresan necesariamente mediante actos más visibles de protesta o movilización pública (Díez, 2011). Desde reuniones de grupos de trabajo más o menos informales, talleres, asambleas o actividades conjuntas inter-grupos en locales o en la calle, hasta asambleas de socios de organizaciones de voluntarios, pasando por encuentros y reuniones de carácter presencial entre representantes de distintas plataformas, o de carácter virtual a través de plataformas de videoconferencia como Mumble. Asimismo, destaca la difusión de contenidos y mensajes a través de redes como Twitter o Facebook o la coordinación entre activistas a través de foros y plataformas de comunicación interactiva en internet.

Los conceptos de latencia y visibilidad acuñados por el sociólogo italiano Alberto Melucci, representan dos polos interrelacionados de los movimientos sociales. Aquellos científicos sociales que restringen sus observaciones exclusivamente a las protestas, concentraciones o manifestaciones más visibles, así como a indicadores de pertenencia y participación en organizaciones sociales o acciones colectivas, deben tener en cuenta que las organizaciones de movimientos sociales se nutren de la producción diaria de marcos alternativos de significado en los que se articula su reflexividad e identidad colectiva y con los cuales se construyen los marcos de referencia que difunden entre la opinión pública y la ciudadanía3.

La no cuantificación o “invisibilidad” de ciertas formas de participación ciudadana no es sinónimo de inmovilidad, ni implica inactividad, puesto que el potencial para la acción directa es tejido en los procesos de interacción llevados a cabo en la vida cotidiana a través de redes de relaciones sociales, entre ciudadanos, ‘cuerpos intermedios’ y organizaciones de movimientos sociales a lo largo del tiempo.

Una capacidad de participación de los ciudadanos de este país muy visible en las grandes movilizaciones que se vienen celebrando desde mediados de los 90 y que tienen hoy continuidad en el movimiento de los indignados del 15M (Laraña, 2007; Laraña y Díez, 2010; 2012) y que desvelan que la sociedad civil española es cada vez más abierta y activa como resultado de la actuación y participación ciudadana en ámbitos menos visibles y más alejados de la política formal, como las actividades y acciones de solidaridad o de cooperación y asociación en la defensa de intereses. Valores encumbrados por el francés Alexis de Tocqueville en su estudio De la democracia en América (1840) como esenciales para combatir el despotismo y conquistar la libertad democrática: la vitalidad de la sociedad civil y las virtudes públicas.

Basándonos en estos supuestos, hemos analizado algunos de los elementos identificativos y de mayor relevancia en la irrupción del movimiento 15M (Laraña y Díez, 2012a). Entre otros, sus marcos de acción colectiva (Snow y Benford, 1998), su carácter transversal, su demanda de regeneración política, su audaz uso de las tecnologías de la información o su orden interno de funcionamiento. Asimismo, a raíz del primer aniversario del movimiento celebrado a lo largo de los días 12 a 15 de Mayo de 2012, ratificamos algunas de nuestras primeras conclusiones y enfatizamos una serie de nuevos elementos del movimiento que tras un año de existencia continua mostrándose muy activo en sus formas y mantiene sus marcos de acción colectiva, destacando su capacidad persuasiva en la sociedad española y en el

3 El concepto goffmaniano marco de referencia alude a “un esquema interpretativo que condensa el ‘mundo exterior’ al clasificar y dotar de significado a los objetos, situaciones, acontecimientos, experiencias y acciones que se suceden en el entorno presente o pasado del individuo” (Goffman en Snow y Benford 1992: 137; "Master Frames and Cycles of Protest" in The Frontiers in Social Movement Theory, edited by Aldon Morris and Carol Mueller, Yale University Press: London)

ámbito internacional (Laraña y Díez, 2012b). Además, aludimos a la necesidad de ir más allá del punto de vista político-profesional y del discurso de las categorías analíticas ‘izquierda-derecha’ en el estudio y análisis de este tipo de procesos sociales.

En ambos casos, hemos recurrido principalmente a técnicas de carácter etnográfico, como la toma de datos mediante observación participante, el registro de imágenes y fotografías, la grabación en audio y video de actos e intervenciones de participantes, la realización de breves entrevistas a activistas en el contexto de la acción y la revisión de documentación generada por el movimiento. Tanto esta documentación, como las entrevistas, las intervenciones, los eslóganes y las pancartas nos han permitido analizar el discurso desplegado por los activistas y los participantes en los actos y actividades organizadas por el movimiento.

Posteriormente, con el fin de demarcar las semejanzas, diferencias o complementariedades de esta aproximación, con otra centrada en el análisis de datos de carácter macro y estadístico, he analizado la incidencia de determinadas variables sobre la participación o no participación de los ciudadanos en este movimiento durante los primeros meses de existencia4: i) su caracterización socioeconómica; ii) ciertas ideas y opiniones que pueden ser compartidas por algunos ciudadanos sobre determinados aspectos controvertidos de la realidad social, a los que el movimiento otorgó visibilidad y relevancia pública ; iii) sus opiniones y actitudes en relación a ciertos asuntos políticos e instituciones; iv) los usos que hacen de Internet para informarse y opinar sobre estos aspectos; y v) su pertenencia o no a determinadas organizaciones sociales y asociaciones, por un lado, y su propensión a participar en acciones de protesta, por otro. El análisis de estos datos me permitirá trazar perfiles de los participantes a nivel agregado, a la luz de los factores co-determinantes de la acción que he incluido en el análisis. Con el fin de que, en última instancia, estos perfiles nos ayuden a complementar y contrastar las conclusiones derivadas de nuestro trabajo de campo etnográfico precedente.

Me guía, por tanto, un principio de precaución que trata de sortear el ‘sesgo estructuralista’ de otros estudios (Laraña, 1999) que no incorporan en sus análisis los aspectos culturales e intersubjetivos de la acción. Posicionándome en una línea de diálogo entre estructura y acción (Ibid.; Gerth y Mills, 1964), que se mantiene fiel a nuestro enfoque, y que se distancia de tal sesgo. En este sentido, este trabajo comporta en sí mismo una reflexión sobre las implicaciones del uso de determinadas técnicas de análisis al estudio de la realidad social y de este fenómeno en particular: las etnográficas, centradas en captar los aspectos más micro e intersubjetivos del fenómeno, y otras, estadísticas, que trabajan con datos macro y agregados con el propósito de describir y contrastar patrones de índole más estructural. En esta tradición de pensamiento, autores como Aaron Cicourel (1964) o Wright Mills (2000) han desarrollado una fuerte crítica a los estudios basados exclusivamente en lo que Mills definió como ‘empirismo abstracto’ al enfatizar su inhibición acerca de las cuestiones metodológicas, la escasa atención que prestaban a los aspectos históricos y psicológicos, y por su tendencia a establecer deducciones y conclusiones en cierto modo obvias (Ibid.: 50-75).

Para acometer esta tarea y dada la naturaleza agregada de los datos en que me centro aquí, con una variable dependiente dicotómica (ES2920, p. 22a), recurriré a la técnica de análisis de regresión logística. Esta técnica de análisis estadístico nos ayudará a: i) determinar la existencia o ausencia de relación entre las variables independientes, factores, que introduzco en el modelo y la participación o no de los ciudadanos en las mencionadas acciones del movimiento, ii) medir la intensidad de dicha relación, y iii) estimar la probabilidad de que la participación en dichas acciones esté afectada por los valores que toman los diferentes factores o variables independientes (Jovell, 1995).

4 ES2920, nov. 2011 - ene. 2012, del Centro de Investigaciones Sociológicas.

La combinación de ambos tipos de datos, micro y macro, pretende reforzar la consistencia y fiabilidad de los dos trabajos precedentes, dada la diversidad y heterogeneidad del objeto de estudio5. Los datos estadísticos provienen de una encuesta que el CIS llevó a cabo entre los meses de noviembre 2011 y enero 2012 (ES2920) y es por esta razón que los resultados se circunscriben a la participación en manifestaciones, acampadas, marchas o protestas organizadas por el movimiento entre el mes de mayo de 2011 y la primera quincena de 2012. Esta encuesta fue la herramienta de recogida de datos empleada por el CIS para llevar a cabo el estudio postelectoral de las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011. Estas elecciones dieron una holgada victoria a la candidatura del PP, encabezada por Mariano Rajoy, y supuso un varapalo en pérdida de escaños para el PSOE6.

Esta encuesta se realizó en 635 municipios de 50 provincias entrevistando personalmente y en su domicilio a un total de 6082 personas mayores de edad, de las cuales 595 manifestaron haber participado en alguna de las acciones mencionadas. Este procedimiento de muestreo dota a la encuesta de una amplia representatividad y es de suma importancia explicitarlo aquí dado el amplio poder de convocatoria de este movimiento en grandes ciudades como Madrid y Barcelona. Así como el poder de persuasión de ciertas organizaciones congénitas al movimiento7 cuya organización y actuación ha sido más manifiesta en estos grandes núcleos urbanos. No obstante, debemos resaltar tres aspectos que equilibran su ‘fisonomía urbanita’: i) este movimiento y algunas de sus organizaciones más activas experimentaron una amplia diversificación y dispersión por todo el país que les ha otorgado presencia en numerosas ciudades y localidades8; ii) el amplio y audaz uso que hacen de las tecnologías de la información les dota de un amplio alcance en la difusión de sus marcos, en su poder de convocatoria y en su capacidad de comunicación, coordinación y autoorganización (Laraña y Díez 2012a); iii) el fenómeno de la participación social, no es estático y la movilidad geográfica de activistas y participantes en las acciones organizadas por movimientos sociales es un fenómeno en alza tal y como hemos podido comprobar en nuestra investigación sobre grandes manifestaciones en España (Laraña y Diez 2010)9.

5 En una fase posterior pretendo incluir en el análisis datos de naturaleza cualitativa. Este tipo de datos brindan grandes posibilidades para el análisis y la discusión en tanto en cuanto permiten articular un plano de análisis no cubierto por las técnicas etnográficas, ni por las estadísticas, ya que nos ofrecen una información más directa y cercana a los procesos sociales y vitales de los protagonistas. 6 Este estudio se diseñó como un panel de encuestas, consistente “en que la muestra del estudio postelectoral está compuesta por personas que fueron entrevistadas en la encuesta preelectoral, lo que permite analizar el proceso de toma de decisión del voto” (ES2920, Ficha Técnica). 7 Como Democracia Real Ya (DRY), Juventud Sin Futuro (JSF) o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). 8 Con la aparición de numerosas ‘franquicias’ de DRY, la PAH o las asambleas del 15M en localidades y barrios. 9 Este hecho se ha puesto de manifiesto en diferentes grandes manifestaciones celebradas en España en los últimos años en las que las organizaciones convocantes fletaban autobuses y otros medios de transporte para facilitar la asistencia: manifestaciones a favor y en contra del Plan Hidrológico Nacional en Zaragoza (08/10/00) y Valencia (02/03/03), a consecuencia del accidente del Prestige en Santiago de Compostela (01/12/02) y Madrid (23/02/03), en defensa de la familia y contra el matrimonio homosexual en Madrid (18/06/05), por la retirada de la LOE también en Madrid (12/11/05), o en numerosos actos celebrados en Madrid entre 2005 y 2007 en contra el terrorismo y la negociación con ETA (Laraña y Díez 2010). Asimismo, en los actos convocados por el movimiento 15M durante el fin de semana del 23 y 24 de julio de 2011 confluyeron en la capital las “marchas indignadas” procedentes de diferentes ciudades españolas. La manifestación del Domingo 24, bajo el lema “No es una crisis, es el sistema”, reunió asistentes de otras comunidades llegados en dichas marchas o en otros medios de transporte, -de igual forma ha ocurrido con las más recientes Marchas por la Dignidad que terminaron con una gran manifestación el 22 de Marzo de 2014 en Madrid. También las organizaciones del movimiento celebran de forma presencial o vía on-line encuentros, foros y asambleas en los que participan activistas de diferentes regiones del país.

A grandes rasgos, los resultados del análisis estadístico informan sobre una serie de aspectos que son congruentes con algunas de las conclusiones procedentes de nuestro trabajo de campo etnográfico:

− una mayor tendencia a la participación en municipios y localidades de mayor tamaño,

una importante presencia de personas jóvenes y una gran variedad de situaciones laborales que tienen un efecto muy reducido sobre la participación en las acciones del movimiento en el periodo de referencia. Frente a las prenociones y las imágenes apresuradas sobre quiénes son los ciudadanos que han participado en las acciones del movimiento, los datos incorporados al análisis parecen confirman algunas de nuestras conclusiones precedentes. El porcentaje de personas de 18 a 29 años que participaron en estas acciones dobla al de aquellas que no lo hicieron (15%), y entre los mayores de 45 años que participaron y los que no se obtiene una diferencia de 20 puntos porcentuales entre los primeros y los segundos (54,2%)10. Estos datos apuntan un perfil generacional que, si bien no excluye la presencia de personas de edades muy dispares o ‘grupos de veteranos’ con gran notoriedad como los yayoflautas, tiene su base social en los jóvenes (Laraña y Díez 2012a: 110), siendo lo juvenil lo que creó desde sus inicios la identidad del movimiento (Alonso 2012: 5)11.

− en nuestro anterior trabajo (2012b) señalamos la importante difusión y presencia de un discurso de las taxonomías que establece categorías y etiquetas, “cuya base epistemológica parece relacionada con el punto de vista político-profesional”, (Ibid.: 216) para clasificar ideológicamente “un movimiento, una política o a la persona que la aplica” (op. cit.). Respecto a su clasificación ideológica, son interesantes los resultados que arroja esta encuesta, según el método de medida empleado: “given that the statistical aggregate data confirm its ideological pluralism and its call for more participatory forms of democracy, but also seem to point to the leftist background of some of its activists, according to the ten point ideology scale” (Díez, 2013).

− entre aquellos que decidieron participar y acudir a los actos del 15M el nivel de satisfacción con el funcionamiento de la democracia es significativamente más bajo, así como su nivel de confianza en la institución parlamentaria y en los bancos, a los que, junto con el Banco de España, atribuyen la responsabilidad principal en la crisis económica, si se contrasta con la atribuida al anterior gobierno del PSOE presidido por Jose Luis Rodriguez Zapatero.

− la percepción sobre la situación política del país entre estos ciudadanos es sustancialmente mala o muy mala, si bien no se observan diferencias significativas entre participantes y resto de la ciudadanía en cuanto a la percepción de la situación económica, de por sí negativa para el conjunto. Este aspecto parece informar sobre el orden de prioridades del marco de pronóstico y soluciones del movimiento, que enfatiza la demanda de regeneración política como precondición para solucionar los problemas económicos. Esto es congruente con el principio de responsabilidad que el movimiento exige a los políticos para con la regulación del sistema económico, que debe estar al servicio de los ciudadanos y no de organizaciones plutocráticas (Laraña y Diez, 2012a: 113).

10 Diferencias estadísticamente significativas (test chi-square 134,770) para ‘crosstables’. 11 Otras características sociodemograficas, como el nivel educativo o la situación laboral de los participantes, presentan cierto grado de interés. Los estudios de Secundaria y de Formación Profesional (41%), y Universitarios o Superiores (37%) son los predominantes entre este grupo de activistas y ‘ciudadanos indignados’ (Antón 2012) que han participado en el movimiento. Considerablemente menor es el grupo de participantes sin estudios o con Primaria (21,7%). En el plano laboral, más de la mitad tenían una ocupación (56,5%), en torno a uno de cada cuatro estaban en situación de desempleo (21,8%) y uno de cada 10 eran estudiantes. Los jubilados y pensionistas representaban un 8,7% del total.

− una mayor propensión a participar entre aquellos que comparten la idea tendente a que ‘las decisiones políticas en España’ deban ser tomadas directamente por los ciudadanos y no directamente por los políticos. El menoscabo de la participación de los ciudadanos en la vida democrática, y la demanda de nuevos cauces de participación es un elemento distintivo de los marcos de diagnóstico y pronóstico del movimiento, pero también es un elemento clave de su identidad, de su forma de entender la democracia y el proceso de toma de decisiones sobre temas que afectan a los ciudadanos. Una forma de proceder, horizontal, asamblearia y participativa, que caracteriza el propio régimen interno de funcionamiento y organización del movimiento (Laraña y Diez, 2012a).

− una menor tendencia a la participación entre los afiliados a sindicatos y una mayor tendencia a la participación en el movimiento entre aquellos que pertenecen a organizaciones ecológicas, juveniles, ONGs, asociaciones de solidaridad y asociaciones de vecinos. Estos datos informan una de nuestras tesis acerca de la fuerza que han cobrando en la sociedad civil española algunas organizaciones sociales, que denominamos reflexivas, (Laraña y Díez, 2010; 2012a; 2012b) y que, al margen de las asociadas a sindicatos y partidos políticos, tienen la capacidad de impulsar movimientos sociales.

− se observa una mayor propensión a la participación en las acciones del movimiento entre aquellos ciudadanos que han participado, bien alguna vez, bien en bastantes ocasiones, en actos públicos de protesta de corte tradicional, como son las manifestaciones autorizadas y huelgas. Pero es de destacar que la frecuencia de participación en otras acciones como el boicot de productos o “participar en un foro o grupo de discusión política en Internet” presenta un matiz importante. En estos dos casos, únicamente se observa una mayor probabilidad de participación en el movimiento entre aquellos más habituados a desarrollar en bastantes ocasiones estas acciones que, junto a los que participan más asiduamente en huelgas y manifestaciones, podríamos asociar a un perfil de ciudadano más participativo e implicado y con un potencial de activismo superior al de aquellos que sólo acostumbran a participar alguna vez en manifestaciones autorizadas y huelgas12.

− no se puede entender el movimiento 15M sin el uso de las redes sociales en Internet como medio organizativo y seña de identidad. Así, del análisis estadístico se desprende el importante efecto que el uso de estas redes, como herramienta de

12 A este respecto Enrique Alonso (2012: 4), en alusión a la reformulación y renovación de los ciclos de protesta, señala que el movimiento de los indignados habría “recogido una década larga de movimientos alter o antiglobalización, pero también un buen número de iniciativas ciudadanas y juveniles que venían llamando la atención sobre lo que consideraban la absoluta financiarización y sobremercantilización de todas las condiciones de existencia de la vida cotidiana y, en especial, de la vida juvenil, tanto en la educación (el movimiento anti-Bolonia) como en la vivienda (movimientos por una vivienda digna y diferentes acciones de ocupación). Así como una nueva vuelta de tuerca del medioambientalismo y el anticonsumismo, producida a principios del siglo XXI”. En esta línea parece apuntar una de las etnografías que elaboramos durante nuestra investigación sobre organizaciones reflexivas en España (Laraña y Díez DO-37). En enero de 2008 con motivo de la celebración del Foro Social Mundial, más de 70 organizaciones ciudadanas se reunieron durante tres días en el Patio Maravillas, uno de los espacios de reunión de las organizaciones y grupos de trabajo más activos dentro del ulterior movimiento 15M, para reflexionar y trabajar en torno a una serie de talleres y ejes temáticos que aglutinan algunas de las iniciativas apuntadas por Enrique Alonso y otras relativas a una democracia más participativa, las causas y consecuencias de la deuda, el feminismo o los derechos de homosexuales. Asimismo, organizaron un “pasacalles” que recorrió diferentes calles de Madrid en el que se podían adivinar ciertos lemas, elementos, formas y repertorios posteriormente incorporados por algunos activistas y organizaciones a las acciones del movimiento 15M. Desde lemas como “la lucha será feminista o no será”, “porque estamos aquí, otro mundo es posible” o “tomemos la palabra, recuperemos la calle”, hasta su funcionamiento en grupos de trabajo, las batucadas o la realización de pequeñas paradas frente a lugares emblemáticos por su carga simbólica en relación a sus marcos de acción colectica, demandas y reivindicaciones.

seguimiento de información política, en este caso sobre las elecciones generales, tiene a nivel agregado sobre la participación en el movimiento. Un efecto que no se manifiesta en el uso, para este fin, de otros medios como las páginas de internet de los mass media, de los partidos políticos, de las organizaciones cívicas o movimientos cívicos, de blogs y foros de debate u otro tipo de páginas web.

Si nos centramos en los aspectos que arrojan resultados o conclusiones divergentes entre

nuestro trabajo etnográfico precedente y los modelos estadísticos, esto es, las cuestiones relacionadas con la ideología, es de destacar que los datos agregados que he manejado permiten desarrollar, al menos, dos interpretaciones diferentes. Si nos decantamos por los resultados obtenidos a través de escalas de autoubicación ideológica, es fácil concluir que los participantes en las acciones del movimiento se sitúan en la ‘izquierda’. Sin embargo, de acuerdo a los datos que presento en la Tabla I, el pluralismo de los participantes es evidente y el carácter inclusivo del movimiento notorio (Laraña y Díez, 2012; Romanos, 2013, Perugorría y Tejerina, 2013, entre otros). Así por ejemplo, Ignacia Perugorría y Benjamin Tejerina enfatizan que los simpatizantes del movimiento se consideran a ellos mismos como un movimiento social de personas y no cómo un movimiento de activistas o militantes, términos asociados a la ‘vieja política’ basada en afiliaciones ideológicas o partidistas (2013: 10).

Una ‘vieja política’ que ya fue puesta en entredicho por numerosos colectivos y organizaciones afines a la Nueva Izquierda norteamericana y la contracultura hace más de medio siglo, que con la juventud como base social, inspiraron, impulsaron (o revitalizaron) y marcaron la agenda de numerosos activistas y nuevos movimientos sociales hasta la actualidad . Referentes como Herbert Marcuse o la S.D.S. (Estudiantes por una Sociedad Democrática) ya enfatizaron su rechazo a las ideologías y al “doctrinarismo y el dogmatismo de las izquierdas históricas, con su total subordinación de la persona al partido y a la doctrina” (Ruiz Aja, 2007: 134). En este sentido, la Nueva Izquierda apostaba en mayor grado por la persona, que debe ser preservada en su singularidad y dignidad (Ibid.: 134).

Este es un aspecto característico del movimiento de los indignados que ha sido corroborado por nuestros datos etnográficos y su posterior análisis que apuntan hacia una relación de continuidad entre el movimiento 15M y la Nueva Izquierda Americana de los 60, con quien los indignados comparten metas y rasgos comunes, como su carácter plural y no violento, o su demanda de formas de participación más democrática (Laraña y Díez, 2012a; Díez, 2013). Asimismo, desde una perspectiva anclada en un proceso de globalización ya consolidado y en la autocomunicación de masas (Castells, 2009), los indignados lidian con temas como la desconfianza en el poder y los partidos políticos, la igualdad de oportunidades y los derechos civiles, el rechazo de las concentraciones de poder o las formas de democracia más participativas (Díez, 2013).

Las evidencias estadísticas incluidas en este texto también parecen apoyar esta interpretación, dado que algunos de los datos agregados expuestos vienen a confirmar tanto su pluralismo, como su demanda de formas más participativas de democracia (ES2920 p.18), o la juventud de su base social, al tiempo que apuntan hacia un ‘background de izquierdas’ en muchos de los activistas y simpatizantes, de acuerdo con la escala e auto-ubicación ideológica (Ibid.: P.40).

Sin embargo, considero que este último aspecto debe ser entendido bajo un prisma que ponga el acento en la dimensión particular e individual que lleva a un individuo a ubicarse en una determinada posición ideológica cuando se le impele a ello. Esta concepción nos permite captar los esquemas interpretativos a partir de los cuales las personas que participan en este movimiento simplifican y condensan sus ideas, su sistema de creencias o la forma en que entienden el mundo, pero a la postré serán otros procesos los que nos permitan interpretar y comprender este fenómeno. Procesos de construcción de identidad colectiva y de producción

de significado o enmarcamiento que tienen lugar o se desarrollan en el seno de la interacción entre activistas y simpatizantes del movimiento. En una amplia red de relaciones sociales y a través de la realización de diferentes actividades y acciones que les confieren la capacidad de crear nuevos significados colectivos, símbolos y valores (Gusfield, 1994; Melucci, 1995; Snow y Benford, 1988). Estos procesos dan cuenta de lo compleja que es la realidad y de la escasa utilidad que tienen algunos conceptos y esquemas utilizados por algunos científicos sociales para categorizar dicha realidad, que incluye características de muchos otros conceptos y esquemas (Laraña y Díez, no publicado), como ocurre en este caso .

Referencias bibliográficas:

ALONSO, Luis Enrique (2012): “Presentación: Crisis, indignación ciudadana y movimientos sociales”, Dosieres Economistas Sin Fronteras, nº 6, Sept. 2012, pp: 4-7. Disponible on-line: www.ecosfron.org/wp-content/uploads/docs/DOSSIERES%20EsF%20n%C2%BA%206.pdf DÍEZ, Rubén (2011): “Participación social y organizaciones voluntarias en España. Dimensiones empíricas de la participación y grado de implicación en asociaciones”, Aposta: Revista de Ciencias Sociales, nº 48, Enero, Febrero y Marzo 2011. Disponible on-line: www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/rdiez1.pdf ---------------- (2013): Does the Spanish 15M have an ideology? Issues of method and measurement, forthcoming. LAMO DE ESPINOSA, Emilio (2011): “Los indignados y el 15M. Bastante menos que la Spanish Revolution”, conferencia sin publicar. LARAÑA, Enrique (2007): “Asociación y modernización social. Las organizaciones voluntarias en España”, en VV. AA: Libro homenaje a Carlos Moya. CIS: Madrid. LARAÑA, Enrique y DÍEZ, Rubén (2010): “La transformación de una sociedad estatista. Organizaciones voluntarias y cambio social en España”. X Congreso Español de Sociología (Ponencia del Grupo Movimientos Sociales, Acción Colectiva y Cambio Social). Pamplona (UPNA), Julio 2010. --------------------- (2012a): “Las raíces del movimiento 15-M. Orden social e indignación moral”, Revista Española del Tercer Sector, nº 20, pp: 105-144. Disponible on-line: www.fundacionluisvives.org/rets/20/articulos/83812/index.html ---------------------- (2012b): “El aniversario de un movimiento internacional. Continuidad y poder de persuasión colectiva del 15-M”, en CACERES, Mª Dolores y LUCAS, Antonio (eds); Crisis y cambios en la sociedad contemporánea: Comunicación y problemas sociales, Fragua: Madrid. SNOW, David A. y BENFORD, Robert D. (1988): "Ideology, Frame Ressonance and Participant Mobilization", en KLANDERMANS et al., International Social Movement Research, vol. 1, JAI Press: Greenwich.

Tabla II. Efecto de las variables de los bloques I y II (regresión logística binaria)

Variables en la ecuación B Exp (B)

Constante -1,022** 0,36 Hábitat (<10.000 ref.) *** 10.001 - 50.000 0,23*** 1,259 50.001 - 400.000 0,67*** 1,955 > 400.000 0,827*** 2,287 Sexo (Hombre ref.) 0,421*** 1,523 Estudios (Sin estudios & 1os ref.) *** Secundarios 0,599*** 1,82 Universitarios & Superiores 0,578*** 1,783 Edad (18 - 29 ref.) *** 30 – 44 -0,848*** 0,428 45 – 59 -0,819*** 0,441 60 y más -1,391*** 0,249 Situación laboral (Ocupados ref.) - Jubilados & pensionistas -0,196 0,822 Desempleados -0,036 0,965 Estudiantes 0,178 1,195 Tareas domésticas -0,823** 0,439 Mejor informado sobre política (No ref.) 0,697*** 2,008 Satisfacción con la democracia (0 - 10) -0,118*** 0,889 Confianza en el Parlamento (0 - 10) -0,078* 0,925 Confianza en los partidos políticos (0 - 10) 0,058 1,059 Confianza en el poder judicial (0 - 10) 0,03 1,03 Confianza en los mass media (0 - 10) -0,003 0,997 Confianza en los bancos (0 - 10) -0,081** 0,922 Confianza en las ONGs (0 - 10) 0,053* 1,055 Situación política (Regular ref.) ** Mala & muy mala 0,367*** 1,443 Buena & muy buena 0,138 1,148 Situación económica (Regular ref.) - Mala & muy mala -0,103 0,902 Buena & muy buena -19,304 0,000 Responsabilidad crisis ec. (Gob. español ref.) *** UE & formar parte del € 0,221 1,247 Banco España & Bancos 0,601*** 1,824 Situac. economic. internac. 0,345* 1,411 Ciudadanos españoles -0,589 0,555 Impuestos, servc. public. & prestaci. (0 - 10) -0,123*** 0,884 Toma de decisiones (0 - 10) -0,066** 0,936 Organización del Estado (CCAA actuales ref.) - < autonomía & central 0,02 1,02 > autonomía & posib. indep. -0,001 0,999 Sentimiento nacional vs. CCAA-región (= ref.) ** > CCAA 0,144 1,154 > Nacional 0,308* 1,36 Ninguna 0,773*** 2,166 Identificación ideológica (0 -10) -0,244*** 0,783

Cox & Snell R2 0,153 Negelkerke R2 0,302 Hosmer & Lemeshow Chi-square 13,22 (no sig.) Predicciones correctas 89,9% (98,7%/20,9%)

*** (<0,001) ** (<0,05) * (<0,01) Fuente: CIS ES2920. Elaboración propia.

Tabla III. Efecto de las variables de los bloques I a V (regresión logística binaria)

Variables en la ecuación B Exp (B)

Constante -2,95*** 0,052 Hábitat (<10.000 ref.) *** 10.001 - 50.000 0,103 1,109 50.001 - 400.000 0,448** 1,565 > 400.000 0,636*** 1,889 Sexo (Hombre ref.) 0,429*** 1,536 Estudios (Sin estudios & 1os ref.) - Secundarios 0,195 1,215 Universitarios & Superiores -0,139 0,87 Edad (18 - 29 ref.) *** 30 – 44 -0,793*** 0,452 45 – 59 -0,789*** 0,454 60 y más -1,3*** 0,273 Situación laboral (Ocupados ref.) - Jubilados & pensionistas -0,122 0,885 Desempleados -0,078 0,925 Estudiantes 0,129 1,138 Tareas domésticas -0,795* 0,452 Mejor informado sobre política (No ref.) 0,342** 1,408 Satisfacción con la democracia (0 - 10) -0,097*** 0,907 Confianza en el Parlamento (0 - 10) -0,056 0,945 Confianza en los partidos políticos (0 - 10) 0,003 1,003 Confianza en el poder judicial (0 - 10) 0,049 1,051 Confianza en los mass media (0 - 10) 0,013 1,013 Confianza en los bancos (0 - 10) -0,051 0,95 Confianza en las ONGs (0 - 10) 0,034 1,035 Situación política (Regular ref.) * Mala & muy mala 0,368** 1,446 Buena & muy buena 0,166 1,181 Situación económica (Regular ref.) - Mala & muy mala -0,011 0,989 Buena & muy buena -18,688 0,000 Responsabilidad crisis ec. (Gob. español ref.) - UE & formar parte del € 0,21 1,233 Banco España & Bancos 0,471** 1,602 Situac. economic. internac. 0,362* 1,436 Ciudadanos españoles -0,338 0,713 Impuestos, servc. public. & prestaci. (0 - 10) -0,066** 0,937 Toma de decisiones (0 - 10) -0,062** 0,94 Organización del Estado (CCAA actuales ref.) - < autonomía & central -0,154 0,857 > autonomía & posib. indep. -0,249 0,78 Sentimiento nacional vs. CCAA-región (= ref.) ** > CCAA 0,144 1,155 > Nacional 0,382** 1,465 Ninguna 0,796** 2,218 Identificación ideológica (0 -10) -0,134*** 0,875

Tabla III (continuación)

Variables en la ecuación (continuación) B Exp (B)

AAVV (No ref.) 0,396* 1,487 Asociación o grupo juvenil (No ref.) 0,819** 2,268 Partido político (No ref.) -0,018 0,982 Sindicato (No ref.) -0,594** 0,552 Asociación religiosa o parroquial (No ref.) -0,147 0,863 Organización empresarial (No ref.) -0,298 0,742 Colegio o asociación profesional (No ref.) -0,113 0,893 Asociación cultural o artística (No ref.) -0,412 0,663 Asociación o grupo ecologista (No ref.) 1,264*** 3,538 Asociación o club deportivo (No ref.) 0,179 1,196 AMPA (No ref.) -0,204 0,815 Asociación de consumidores (No ref.) -0,471 0,624 ONG o asociación de solidaridad (No ref.) 0,401* 1,493 Asistencia manifestación autoriz. (Nunca ref.) *** Alguna vez 0,726*** 2,066 Bastantes ocasiones 1,334*** 3,797 Boicot de productos (Nunca ref.) ** Alguna vez 0,115 1,122 Bastantes ocasiones 0,544*** 1,723 Participar en una huelga (Nunca ref.) *** Alguna vez 0,502*** 1,652 Bastantes ocasiones 0,736*** 2,088 Ocupación, encierros, bloqueos (Nunca ref.) - Alguna vez 0,317 1,373 Bastantes ocasiones 0,708 2,03 Foros, discusión polit. en Internet (Nunca ref.) * Alguna vez 0,277 1,319 Bastantes ocasiones 0,676*** 1,965 Cuenta en Facebook (No ref.) 0,507*** 1,66 Cuenta en Twitter (No ref.) -0,033 0,968 Seg. elecc. webs mass media (No ref.) 0,176 1,193 Seg. elecc. webs partidos politicos (No ref.) -0,018 0,982 Seg. elecc. webs org. & mov. civicos (No ref.) 0,302 1,352 Seg. elecc. blogs & foros de debate (No ref.) 0,058 1,06 Seg. elecc. redes sociales web (No ref.) 0,391** 1,478 Seg. elecc. otras webs (No ref.) -0,331 0,718

Cox & Snell R2 0,211 Negelkerke R2 0,419 Hosmer & Lemeshow Chi-square 13,413 (no sig.) Predicciones correctas 91,9 (98,4%/40,1%)

*** (<0,001) ** (<0,05) * (<0,01) Fuente: CIS ES2920. Elaboración propia.