algunas claves de la reagrupación latinoamericana femenina en bilbao

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8. TALDEA-GRUPO 8 Sociología del Género/ Generoaren Soziologia 1521 22. ALGUNAS CLAVES DE LA REAGRUPACIÓN LATINOAMERICANA FEMENINA EN BILBAO. Maite Fouassier y Eider Alkorta (Begirune, UPV / EHU) JULIANO, D. (2000): Mujeres estructuralmente viajeras, Estereopos y estrategias. Papers. Re- vista de Sociología. 60 JULIANO, D. (2002): La prostución: el espejo os- curo, Barcelona: Icaria. MARTIN PALOMO, M.T (2008). Domescar el tra- bajo: una reflexión a parr de los cuidados. Cua- dernos de Relaciones Laborales 26(2), 13-44. MARTINEZ, R. (2005), “El cuidado de ancianos: un vínculo entre la inmigración y el envejecimien- to”, Panorama Social, 2: 86-97 UNFPA (2006). Estado de la población mundial 2006. Hacia la esperanza: Las mujeres y la mi- gración internacional. Fondo de Población de las Naciones Unidas VICENTE TORRADO, T. L. (2006a): “Mujeres, ge- nero y migraciones internacionales: una rea- lidad por redefinir”, en Memoria del Congreso Internacional sobre los Derechos Humanos de las Mujeres Migrantes: acciones para su pro- tección, Mexico DF, Secretaria de Relaciones Exteriores; Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, pags. 75-91. — (2006b): “Caracterizacion de las mujeres ex- tranjeras en la CAPV”, en VV.AA. Mujeres inmi- grantes, viajeras incansables, Bilbao, Harresiak Apurtuz, pags. 137-152.

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8. TALDEA-GRUPO 8Sociología del Género/ Generoaren Soziologia

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22. ALGUNAS CLAVES DE LA REAGRUPACIÓN LATINOAMERICANA FEMENINA EN BILBAO.

Maite Fouassier y Eider Alkorta (Begirune, UPV / EHU)

JULIANO, D. (2000): Mujeres estructuralmente viajeras, Estereotipos y estrategias. Papers. Re-vista de Sociología. 60

JULIANO, D. (2002): La prostitución: el espejo os-curo, Barcelona: Icaria.

MARTIN PALOMO, M.T (2008). Domesticar el tra-bajo: una reflexión a partir de los cuidados. Cua-dernos de Relaciones Laborales 26(2), 13-44.

MARTINEZ, R. (2005), “El cuidado de ancianos: un vínculo entre la inmigración y el envejecimien-to”, Panorama Social, 2: 86-97

UNFPA (2006). Estado de la población mundial 2006. Hacia la esperanza: Las mujeres y la mi-gración internacional. Fondo de Población de las Naciones Unidas

VICENTE TORRADO, T. L. (2006a): “Mujeres, ge-nero y migraciones internacionales: una rea-lidad por redefinir”, en Memoria del Congreso Internacional sobre los Derechos Humanos de las Mujeres Migrantes: acciones para su pro-tección, Mexico DF, Secretaria de Relaciones Exteriores; Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, pags. 75-91.

— (2006b): “Caracterizacion de las mujeres ex-tranjeras en la CAPV”, en VV.AA. Mujeres inmi-grantes, viajeras incansables, Bilbao, Harresiak Apurtuz, pags. 137-152.

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En esta comunicación presentamos parte de un estudio más amplio promovido por el Área de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayunta-miento de Bilbao en 2010, interesado por los pro-cesos de reagrupación familiar de mujeres inmi-grantes en el municipio de Bilbao. En concreto, en este texto analizaremos las dinámicas migratorias de las mujeres de origen latinoamericano que han reagrupado o están en proceso de reagrupación fa-miliar, a su pareja o a sus hijos e hijas, o a ambos. En definitiva, nuestro objetivo principal es retratar a las mujeres desde el momento que deciden salir de sus países de origen, hasta su vida en Bilbao, describiendo los diferentes pasos dados durante el proceso de reagrupación familiar, y conociendo las valoraciones que hacen al respecto.

Comenzaremos presentando la metodología utilizada para este diagnóstico, donde incluiremos que con qué método cualitativo se ha trabajado, la muestra seleccionada y el por qué de su elección.

Posteriormente desgranaremos la información obtenida analizando cada una de las fases de la mi-gración. Por una parte describiremos brevemente las decisiones de la partida de sus lugares de origen y la llegada a los lugares de destino. Por otra parte, nos detendremos en detallar los procesos de rea-grupación de las mujeres objeto de estudio.

Por último finalizaremos el escrito con unas conclusiones que recogen las valoraciones de los procesos de reagrupación.

METODOLOGÍA

Para analizar el fenómeno de la reagrupación familiar se ha creído conveniente utilizar técnicas cualitativas, ya que nos permiten analizar y estu-diar las historias de vida de las mujeres.

Se han realizado una serie de entrevistas de técnica mixta, es decir, entrevistas en profundidad e incluso con rasgos de entrevistas biográficas, pero sin dejar a un lado el formato de entrevistas focalizadas en el tema que nos ocupa. Las entre-

vistas contenían un guión de preguntas abiertas a la consideración de la interlocutora que persigue entrar tanto en aspectos biográficos, motivaciona-les y actitudinales y proyectivos de la persona en-trevistada, como en conseguir información precisa del tema de la reagrupación familiar. El trabajo de campo se realizó en los meses de septiembre y oc-tubre de 2010.

Nuestro principal público objetivo son las muje-res jóvenes bilbaínas, hasta 45 años, de origen lati-noamericano que solicitan administrativamente o llevan a cabo en la práctica la reagrupación familiar de sus parejas masculinas y/o de sus hijos e hijas adolescentes.

El tamaño de la muestra ha sido 24 entrevistas dividas entre las mujeres que han llevado a cabo la reagrupación formal, es decir, aquella que sigue el procedimiento administrativo propio de la rea-grupación para poder traer a su familia desde sus países de origen, y mujeres que han podido reunir a su familia o a parte de ella sin este procedimien-to. También tuvimos en cuenta el año en que se realizó la reagrupación, y quiénes fueron los rea-grupados, si sólo a la pareja, si sólo a los hijos e hijas, o a ambos.

Para la definición del perfil nos basamos en los datos del padrón del municipio de Bilbao y en los informes sobre el Estado de la Vivienda de las per-sonas extranjeras solicitantes de la reagrupación familiar en Bilbao, que nos proporcionó el Área de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayunta-miento de Bilbao.

PROCESO MIGRATORIO

DECISIONES DE LA PARTIDA

En la mayoría de los casos son las mujeres rea-grupantes quienes han tomado la decisión de ini-ciar la migración. De cara a analizar esta cuestión, tenemos que considerar cuál es la situación fami-liar y sentimental de las mujeres en el país de ori-gen. Aun con riesgo de simplificar, muchas de ellas presentan características comunes: han nacido en culturas manifiestamente machistas, en muchas

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ocasiones son madres solteras y, en la mayoría de los casos, son ellas quienes han sacado adelante a toda la familia sin la colaboración de sus parejas, incluso cuando la tienen. O también los casos don-de continuar con la relación de pareja es una con-dición más para poder emigrar y no una decisión autónoma de ellas. Es en este contexto personal, y familiar, en el que muchas de ellas deciden salir de su país de origen.

“Vine porque tenía familiares aquí,… me de-cidí… era madre soltera con 4 hijos y aquí había oportunidades laborales”

“allí en Paraguay,… los cuatro hijos son de cua-tro padres distintos,… ellos no asumen ninguna res-ponsabilidad, se lavan las manos”

Afirmamos por tanto que son ellas quienes toman la decisión, y cuando tienen pareja, nor-malmente es una decisión consensuada, aunque también hay excepciones en las que no tienen otra opción que venir con ellas. Al ser estas mujeres el sustento familiar, normalmente no encuentran im-pedimento para que vengan a trabajar. Sin olvidar que confían más en sí mismas que en los cónyu-ges. Entre las entrevistas se percibe que cuando son ellos los que emigran, posteriormente hacen dejación de sus obligaciones familiares y por ello prefieren se ellas las que migren, por muy duro y doloroso que supone alejarse de toda la familia.

“fue muy duro dejar mi hijo de un año. Yo solo trataba de memorizar a dónde iba, el nombre de la calle,…”

“él nos puso la excusa que no nos llamaba para ahorrar dinero para irse pronto con él”

En cuanto a las razones que llevan a iniciar una migración, encontramos las siguientes:

1. Situación económica y laboral en el país de origen.

El primer argumento que esgrimen las mujeres para emigrar, y en concreto para venir a Bilbao, es la situación económica que viven en sus países. En

este sentido, podemos hablar de familias que se encontraban en una situación económica desfavo-rable que deciden emigrar para mejorar su calidad de vida y sobre todo la de sus hijos e hijas. Mu-chas de ellas también trabajaban allí en el ámbito productivo, pero aún así no ganaban lo suficiente para mantener dignamente a sus familias. Quere-mos incidir de nuevo en que estas mujeres son el sustento de toda la familia, tanto de sus descen-dientes como de sus progenitores. La idea de los padres ausentes es una realidad constante, a nivel emocional y económico.

“En Colombia el trabajo está muy mal. Ya te digo como enfermera te daba dinero para subsistir, con mi hijo y poder echar una mano a mi madre”

“Quería probar suerte y mejorar el futuro de mis hijos”

Por otra parte, las deudas familiares cobran protagonismo como razón de emigración. Muchas de las mujeres se han endeudado en origen y ven cómo no se pueden enfrentar a ellas a no ser que salgan fuera de sus países a trabajar. Deudas que suelen aumentar con la migración si sumamos el gasto del billete o la posesión de dinero en metáli-co como aval para entrar como turista.

“Mi madre me prestó un dinero, pero para ello tuvo que pedir un crédito, mi padre nos dejó deu-das”

2. “Allí hay trabajo”

Otra de las razones para que sean ellas los suje-tos activos de estos procesos migratorios es la in-formación que tienen en origen sobre la situación del mercado laboral en destino. Llegan a sus oídos que es más fácil conseguir trabajo si eres mujer, por lo que les anima a ser ellas las primeras en cruzar el charco. Saben con qué tipos de trabajo se van a encontrar, pero también son conscientes que en ellos ganarán más dinero que el que pue-den conseguir quedándose en sus países. Las redes familiares y de amistades que ya están establecidas en destino animan a las mujeres a migrar.

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“Una de mis cuñadas me consiguió para traba-jar con una señora y por eso estoy acá. Ya tenía un contrato. Es que en mi país venimos así, con con-trato”

“Allí vemos que la gente se hace una casa con lo que ganaban aquí… que había trabajo”

3. Autonomía

Si las razones económicas son una razón de la migración, no menos importante es la indepen-dencia de la que pueden disfrutar saliendo de sus países de origen.

“Aquí puedo ser más independiente”

“Para mí fue venir escapando y demostrar que podía salir adelante, que no necesitaba de él”

4. Maltrato – violencia de género. Violencia intrafamiliar

Algunas de las mujeres nos confiesan que han sido víctimas de maltrato físico, y aunque por regla general no lo consideran como una razón de migra-ción, parece que se encuentra en la base de alguna de las migraciones. Ocurre en ocasiones que las si-tuaciones de maltrato se aceptan con normalidad en origen, pero se revelan ante ellas en destino.

“Yo era la única mujer de mi familia, mi marido me maltrataba,… y decidí marcharme”

“Fue una escapatoria venir aquí”

“Allí te pegan unas palizas…”

LLEGADA Y VIDA EN DESTINO

Casi todas las mujeres entrevistadas llegaron directamente a Bilbao, porque tenían información sobre el trabajo o venían con contrato en origen, y por la existencia de una red familiar o de amistades que previamente ya se habían instalado en Bilbao.

La mayoría entró como turista desde su país de origen y es posteriormente cuando comienzan con

los trámites para regularizar su situación adminis-trativa, en la mayoría de los casos por arraigo.

“Una de mis cuñadas me consiguió para traba-jar con una señora y por eso estoy acá, ya tenía un contrato”

“Vine a Bilbao mediante una carta de invitación de mi hermano”

Los tres aspectos a analizar de la llegada –situa-ción laboral, vivienda y existencia de redes- están muy unidos, al menos en el primer periodo de es-tancia en Bilbao. De esta forma la mayoría de las mujeres tenían algún conocido o familiar en la capital bizkaina, lo que en un principio les facilitó adquirir un lugar donde vivir. Las condiciones de la vivienda varían bastante, aunque muchas de ellas estaban compartiendo piso con un grupo bastante concurrido, sino estaban habitando en las mismas casas en las que trabajaban como internas. Las re-des familiares son muy necesarias para el asenta-miento en Bilbao, viéndose muchas de las entrevis-tadas arropadas por sus compatriotas.

“Me instalé con mi hermana y trabajé de inter-na con un señor mayor en Bilbao hasta que falleció. La familia me ayudó, me encontraron otro trabajo y pude alquilar la casa del fallecido”

“Cuando llegué vino una amiga mía a recoger-me y me fui a vivir con ella, tuve suerte porque en tres días ya estaba trabajando de interna y solía ir a descansar al piso los fines de semana”

Aunque no siempre ocurre que a la llegada, las redes funcionen y se encuentre trabajo en poco tiempo. Problemas que se unen a abusos por parte de otras personas inmigrantes.

“Un ecuatoriano, al que le alquilaba la habita-ción, me dijo que podría pagarle el uso del teléfono con mi cuerpo”

LA REAGRUPACIÓN FAMILIAR

ITINERARIOS – TRÁMITES ADMINISTRATIVOS

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La reagrupación familiar supone una forma de ejercicio de derecho fundamental, a la vida en familia y constituye además una de las formas de entrada que las personas inmigrantes extranjeras utilizan para poder establecerse en los países de destino. Esta forma de sostenimiento de la unidad familiar puede obtenerse por varias vías:

•La reagrupación familiar se considera un dere-cho tal como está recogido en la Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre, de reforma de Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre Dere-chos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social, en vigor desde 14 de di-ciembre de 2009. Para poder ejercerlo es nece-sario cumplir una serie de requisitos tales como llevar residiendo legalmente un año en territo-rio español y haber solicitado u obtenido una autorización de residencia para otro año más, y demostrar que se dispone de un alojamien-to adecuado y de medios de subsistencia sufi-cientes para atender los gastos de la persona reagrupante y de las reagrupadas. Las personas reagrupadas pueden ser:

~Cónyuge o pareja de hecho inscrita

~Hijos mejores de 18 años o discapacitados, del reagrupante o del cónyuge o pareja de hecho inscrita.

~Menores de 18 años o discapacitados, de los que la persona reagrupante sea su represen-tante legal.

~Ascendientes del reagrupante o del cónyuge o pareja de hecho inscrita, mayores de 65 años dependientes (salvo excepciones)

•Sin embargo, no siempre es ésta la vía emplea-da para poder reunir a los miembros de una fa-milia, siendo habituales otras como la entrada a territorio español con visado de residencia y trabajo, que habilita para la entrada y estancia para desarrollar la actividad laboral o profesio-nal para la que la persona hubiera sido previa-mente autorizada, con visado de estancia, que permite una permanencia por un periodo de

tiempo no superior a 90 días en un periodo de 6 meses. Entre los requisitos de poder obtenerlo está la acreditación de que se dispone de me-dios económicos para poder permanecer en te-rritorio y una carta de invitación que recoja, en-tre otros datos, una manifestación expresa de la voluntad de invitar y de acoger a la persona invitada en su domicilio principal o una segunda vivienda si disponen de ella.

Reagrupación formal administrativa

El hecho de que una buena parte de las en-trevistadas no haya utilizado este procedimiento para la reagrupación familiar, no significa que no lo hayan intentado. Analizaremos esta cuestión en el siguiente epígrafe referido “a las otras rea-grupaciones”. En el caso de las que han seguido todo el procedimiento oficial, llama la atención la autonomía con la que han procedido las mujeres reagrupantes una vez que se han informado de los requisitos necesarios para el procedimiento en sí.

Las mujeres que han procedido a la reagrupa-ción oficial cómo se van endureciendo las condicio-nes para llevarlo a cabo. Hasta la reforma de 2009, la reagrupación estaba regulada por la LO 4/2000 pero tras la aprobación de la Ley Orgánica 2/2009, de 11 de diciembre, sobre los Derechos y Liberta-des de los extranjeros en España y su integración social cambian los requisitos y se restringe también la tipología de familiares que pueden ser reagrupa-dos. Los cambios más importantes son:

~La reagrupación de ascendentes en primer gra-do, sólo se permitirá en adultos mayores de 65 años o por razones humanitarias.

~A los hijos en edad de trabajar se les permitirá obtener el permiso de trabajo además del de residencia.

~Acota la reagrupación básicamente a la familia nuclear.

~La novedad es la inclusión en esta categoría de las parejas de hecho.

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~Las personas discapacitadas tendrán más facili-dades.

Además, la nueva ley es más rigurosa en la comprobación de las condiciones económicas y de la vivienda de la persona reagrupante. En la LO 4/2000 este planteamiento era mucho más genéri-co mientras que el artículo 18.2 y 18.3 de la nueva ley se especifican los criterios y requisitos para la evaluación de las personas solicitantes además de contemplar y prever futuras necesidades.

Las otras reagrupaciones

Hay que tener en cuenta cuando dibujamos una tipología de las reagrupaciones realizadas, la diferencia no reside en el carácter legal o ideal de las mismas sino en la utilización o no del proceso formal administrativo destinado a tal fin. De esta manera, lo que denominamos como “otras reagru-paciones” es una amalgama de tipo de reagrupa-ciones que se han realizado sin seguir las pautas administrativas dirigidas específicamente a tal ob-jetivo.

Entre las dificultades con las que se han topado las mujeres entrevistadas, encontramos algunos requisitos que no pudieron cumplir:

~No poseer en ese momento la renovación de su autorización de la residencia final

~No poder demostrar que disponían de los me-dios económicos de subsistencia suficientes para atender a las necesidades de su familia una vez reagrupada. Hay que subrayar que en ocasiones muchas de las mujeres que trabajan realizando tareas de cuidado o de limpieza no tienen reflejadas en el contrato (en caso de que lo haya) todas las horas que dedican a esta la-bor, no pudiendo indicar los ingresos reales con los que cuentan.

Así, las dos vías de reagrupación utilizadas por estas mujeres para reagrupar a sus familiares son:

~Vía contrato de trabajo (en origen)

~Entrada como turista: es ésta la fórmula alter-nativa al procedimiento formal más utilizada por las mujeres latinoamericanas entrevistadas para reagrupar a sus parejas e hijos e hijas. El establecimiento de la obligación del visado de estancia no afecta a todos los países latinoa-mericanos y la implementación para aquellos países en los que sí es necesario se produce en fechas distintas.

ADAPTACIÓN/INTEGRACIÓN – PROBLEMAS Y RECURSOS

Una vez dibujados los diferentes itinerarios o pautas de reagrupación que han seguido las mujeres latinoamericanas entrevistadas, vamos ahondar en sus vivencias, y en las de los sujetos reagrupados, una vez producida la reagrupación familiar, o una parte de la misma. Las variables de adaptación y/o integración y las problemáticas a las que se han tenido que enfrentar serán ana-lizadas también en función del carácter pasivo o activo del proceso de reagrupación en sí. Es decir, veremos por un lado cuáles son las cuestiones cla-ve o problemáticas que han afrontado las mujeres reagrupantes y por otro, aquellas que han afectado a los sujetos reagrupados, parejas y/o hijos e hijas.

Hijos e hijas reagrupados

1. Adaptación escolar

La mayoría de las mujeres entrevistadas valoran positivamente la adaptación que han tenido sus hi-jos e hijas en el nuevo entorno escolar aunque en algunos casos el cambio ha sido de tal envergadura que los niños y niñas no se han acoplado bien al contexto escolar. La edad de llegada es uno de los factores determinantes para una mejor o rápida adaptación al nuevo entorno.

“El mayor no se adaptó bien al colegio, muy mal porque se metían mucho con él, llegó más mayor, no estaba acostumbrado a los chicos de aquí”

Por otra parte, también consideramos las ex-pectativas de los menores a su llegada a Bilbao, la falsa creencia de que todo les irá mejor. Así mismo,

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el factor económico, falsas expectativas económi-cas, frustran también en parte el modo de vida que algunos creían que se iban a encontrar a su llegada.

“¿Y qué hago yo? ¿Le voy siguiendo al colegio? Pero lo hago, lo hago por las mañanas, lo llevo, lo dejo, pero se saldrá luego…”

“Si por él fuera ya estaría trabajando… es que le gusta mucho el dinero”

Éstos jóvenes experimentan el sentimiento de soledad de los recién llegados, y parece que la dis-paridad de caracteres y pautas culturales de rela-ción acrecienta esa sensación de lejanía y distancia.

“al principio cuando entró al colegio me decía: echo de menos Colombia, yo estoy muy aburrido, no tengo amigos, son muy serios, no se ríen, no te hablan, entonces soy yo el que tengo que ir a ha-blarse… Tiene que romper otras barreras”

El idioma es otra de las cuestiones que continua-mente verbalizan las madres a la hora de analizar las problemáticas o causas de inadaptación de sus descendientes. Aunque muchos de ellos han opta-do por el modelo A, las madres son conscientes de que no saber euskera es un gran obstáculo, lo que no significa que todas se muestren reticentes a que sus hijos lo aprendan. Ante esta situación, algunas madres se quejan de que en las escuelas donde se oferta modelo A hay demasiada población extran-jera, formándose en algunos casos, guetos.

“Para mí lo más difícil ha sido buscarle colegio, por el modelo de euskera. Solicité en La Salle por-que a veces abren un grupo para unos niños para plazas de modelo A y que ellos puedan tener unos refuerzos”.

“La gran mayoría de los alumnos son extranje-ros, a mi me gustaría que estuviera con gente más adaptada para que él siguiera el ritmo”.

En ocasiones, los problemas de integración es-colar, están unidos al sentimiento de abandono que pueden experimentar los chavales y chavalas. Como ellas nos cuentan, tienen muy poco tiempo

para dedicar a sus propios hijos e hijas por lo que en ocasiones es muy poco el tiempo dedicado al seguimiento escolar.

“En aquella época yo trabajaba mucho y sin mi-rarlo demasiado los metí en una escuela pública…Les fue fatal…Yo querían que fuese a un colegio privado”.

Mujeres reagrupantes

1. Vivienda

La situación que han tenido las mujeres rea-grupantes con la vivienda ha sido precaria, sobre todo al inicio del proceso migratorio. En la mayoría de los casos la idea inicial es venir para dos o tres años, ahorrar y volver a sus países de origen, aun-que como hemos visto la perspectiva inicial cambia una vez que se han asentado en la sociedad de aco-gida. De esta manera, y con el objetivo de ahorrar lo máximo posible y ante una situación socioeco-nómica desfavorable, optan por alojarse con com-patriotas o viven prácticamente en las casas donde muchas de ellas trabajan como internas.

“Yo nunca había compartido habitación; creo que al principio vivíamos unas 17 personas en el piso”.

“Los sábados teníamos que ir a ocupar cama…nos turnábamos”.

Parece que las condiciones de habitabilidad me-joran con el tiempo. En cierta medida, esta mejoría viene obligada por los requisitos de habitabilidad necesarios para proceder a la reagrupación fami-liar y por la imposibilidad de mantener en ocasio-nes al conjunto de la familia en pisos que a veces sufren de masificación. Claro que la población ex-tranjera, al igual que la autóctona, no escapa de las dificultades de acceder a un mercado de vivienda tan costoso como el actual.

“Me ayudaron en el ayuntamiento, me dieron una ayuda económica cuando iba a coger el piso

2. Problemas con la pareja o ex pareja

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Las mujeres entrevistadas también han tenido que adaptarse a los cambios que se han producido en las relaciones afectivas. Como hemos comen-tado antes, han tenido que reelaborar las relacio-nes con sus hijos e hijas, en algunos casos incluso iniciarlas, por la corta edad de los hijos cuando salieron de sus países de origen. Pero parece que más conflictiva ha resultado, o están resultando las relaciones de pareja, sobre todo si se mantenían aquellas que ya existían antes de venir a Bilbao.

“Es muy cansado porque cuando vivíamos los dos supuestamente estábamos bien, nunca se acordó de nosotros para nada, y ahora que ya no tiene que estar pendiente todos los días de noso-tros…Está llamando, viendo a los niños, se los quie-re llevar a su casa cuando él quiere”.

Muchas de estas mujeres han sido maltratadas dentro del núcleo familiar, y no sólo a manos de sus parejas, también en ocasiones por otros familiares. Aunque resulte difícil decirlo el choque cultural es enorme en este tema y muchas veces lo verbali-zan tan naturalmente que parece que le restan importancia. Sin embargo, no podemos obviar la educación y socialización de estas mujeres en sus lugares de origen, con unas pautas de control muy estrictas, tanto por parte de sus parejas, como de sus propias familias y del conjunto de la sociedad. Cuando llegan aquí y transcurre el tiempo, pare-ce que algunas toman conciencia de la necesidad de acabar con esa sumisión; otras, en cambio, no. Pero parece claro que aquí han adquirido cotas de autonomía e independencia, consciencia del saber que tienen unos derechos, que los pueden ejercer, hecho que provoca en ocasiones que sea el mismo proceso migratorio el que pone freno a los maltra-tos.

“Me dieron una abogada de oficio aquí en Bil-bao. Me fui a CEAR a que me ayudarán. Ellos me enviaron a los juzgados y allí me pusieron una abo-gada de oficio”.

“Cuando vino éramos pareja, empezó con celos, problemas…no estaba acostumbrado a vivir con más gente. Él tenía celos hasta de mi hermano, con el que solía salir”.

“Aquí también me maltrató y mi hermano le pegó dos bofetadas y le dijo vete…y se fue”.

“Fui una mujer maltratada por él, durante cua-tro años. Cortar fue terrible, de manipularme al niño, que yo no lo quería, fue una cosa terrible…aún así nunca he hablado mal de su padre, he que-rido que él piense y que vea las cosas”.

“En el colegio también me han dicho que actúa de forma rara, es muy violento. Y no sé si es por-que siempre nos ve discutiendo con su padre, por llamar la atención…¡yo qué sé! Pero es un poqui-to violento, a los hermanos como que los odia, al pequeño no lo puede ni ver, porque dice que yo le quiero más al pequeño”.

Sin embargo, los maltratos que sufren en la so-ciedad de acogida no siempre son una continua-ción de las relaciones violentas que mantenían en sus países de origen. Algunas de ellas, han sido maltratadas por sus parejas por primera vez una vez que han llegado a Bilbao, maltrato que en oca-siones ellas asocian a las nuevas pautas que han adquirido aquí sus parejas. Se refieren básicamen-te al consumo del alcohol y a las malas compañías. También hay que añadir que estas mujeres no sólo han sido maltratadas por sus parejas de origen la-tinoamericano, sino por hombres autóctonos que han conocido una vez han llegado a Bilbao.

Si tuviéramos que resumir en una frase el cam-bio de roles de género que se ha producido tras la reagrupación, podríamos decir algo como “cómo hemos cambiado (las mujeres reagrupantes), y qué poco vosotros (las parejas de ellas)”. En cierta medida, y a pesar de las dificultades a las que ha tenido que enfrentarse a su llegada, la mayoría de ellas se ve más independiente y valorada aquí, y no están dispuestas a seguir con el mismo tipo de re-lación que tenían en su país. Aunque en la práctica hemos podido comprobar cómo ellos, en general, se muestran muy reticentes y cómo ellas se ven superadas por otras problemáticas y responsabili-dades que dificultan tomar las riendas y poner fin a sus relaciones de maltrato.

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“A él le parecía raro verme con alguien…yo siempre he estado sola con él y para él”.

“Llegó a dañarnos los planes…a mi amiga y a mí”.

“Yo no tenía que dar cuentas a nadie…y cuando él llegó, le tenía que preparar hasta el desayuno”.

“Yo cambié…porque la mujer allí es amén, amén…”

“Él llevaba muy mal que yo trabajase fuera…que yo no estuviera en casa cuando volviese del trabajo…eso no lo soportaba…ahora ya no trabajo tanto…y él está feliz”.

En muchas ocasiones, estas situaciones de maltrato continúan en el tiempo por las diversas dificultades culturales y en ocasiones económicas que las mujeres tienen para enfrentarse a una se-paración:

“Mi marido se quedó sin trabajo, empezó a to-mar y salir con sus amigos…es cuando empezó a pegarme. Le denunció la Ertzaintza, pero la orden de alejamiento ha finalizado y yo le he permitido que vuelva conmigo y mis cuatro hijos. Es la única manera que tengo para llegar a fin de mes, no veo otra solución”.

“Quisiera que alguien me ayude…estoy muerta en vida, me he enamorado de una persona que no merecía la pena. Espero que se vaya…él piensa que me va a convencer de lo contrario…pero ya es tar-de”

“…porque yo a mi marido nunca le abandonaré. Nunca le he abandonado y no sé más tarde, yo te digo. Pero yo aquí he visto que otras mujeres… su marido estaba mal y le tiraban a la calle, les daba igual como estén. Con el marido hay que estar: un día me ha pegado, una vez. Yo me fui a trabajar así y la jefa me dijo ¿qué te hizo? Si te lo hizo tu marido vamos a denunciar. Pero yo no quise,…es que si no lo expulsaban. No ha vuelto a pasar…es que estaba ebrio…discutimos”.

3. Conciliación

El mito de la conciliación de la vida laboral y fa-miliar se repite también en las mujeres inmigran-tes. Si en sus países de origen, una buena parte de ellas han criado a sus hijos e hijas, solas, sin el padre, aquí se repite la historia. Ellos, allí, y aquí, no asumen casi ninguna responsabilidad ni en la crianza de sus hijos e hijas ni en las tareas domés-ticas por lo que ellas se ven abocadas a hacer ma-labarismos. Tienen que trabajar muchas horas al día, y se encuentran en ocasiones con el marido en casa pero sin ánimo de asumir ninguna tarea “de mujeres”. Así, el tema de la conciliación se convierte en un tema de mujeres: en sus países de origen sus madres se han quedado al cargo de sus niños y aquí, la falta de redes familiares, en alguna ocasión, incluso ha provocado que la señora de la casa colabore en cierta medida en la crianza de los niños, directamente o posibilitando que acudan al trabajo con los niños.

“La señora me dice que puedo llevar al niño a casa”.

“Mi ex jefa cuidaba del chiquitín (de su nieto), ella salía con sus amigas y el niño de mi hija”

“Mi madre ha criado a sus 5 hermanos, luego 5 hijos y luego se quedó al cuidado de 5 nietos, 3 míos y 2 de mi hermana”.

Las redes de mujeres cobran más importancia si cabe cuando nos referimos a la población inmi-grante extranjera que muchas veces carece de re-des familiares en las que apoyarse. Aunque desco-nocemos la existencia de este tipo de iniciativas en Bilbao, en Getxo nos encontramos con un colectivo de mujeres inmigrantes cuidadoras y limpiadoras que entre ellas tenían organizado un sistema de cuidado de los hijos e hijas. Estas redes de apoyo que se crean entre ellas les solucionan en muchas ocasiones los problemas de conciliación que las ad-ministraciones no solucionan.

“Lo hago todo yo, pero tenemos que trabajar los dos…sino es imposible”

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“Si traes a tus hijos, tienes que estar con ellos…pero si yo no trabajo… ¿quién les da de comer?

Personas reagrupantes y reagrupadas

1. Atención psicológica (tanto para ellas como para sus hijos e hijas)

En todos los procesos migratorios aparecen los sentimientos de abandono, soledad y los duelos. Soledad cuando llegaron ellas, pero soledad tam-bién en ocasiones una vez que los hijos e hijas están aquí, puesto que no pueden hacerse cargo tal como quisieran. Algunas de ellas han acudido a CEAR, otras a algún centro de salud mental y algu-na nos ha comentado que ha recibido ayuda psico-lógica en Lagungo, (Fundación Centro de Orienta-ción Familiar de la Diócesis de Bizkaia).

“Estuve con una psicóloga de CEAR porque al principio lo pasé mal. Me sentía sola. Estuve me-ses, después ya no porque vino mi hijo y ya estuve más tranquila”

“Echaba más de menos a los hijos que al mari-do, ufff!!! Era desesperante estar sola”

Pero no debemos olvidar que cuando estas mu-jeres reagrupan a sus parejas e hijos/as, las per-sonas reagrupadas a su vez están iniciando otro proceso de duelo, por los familiares que dejaron en sus países de origen. Se han reencontrado con su madre, pero de nuevo han tenido que vivir la separación de sus seres queridos, justamente los que les han criado en ausencia de su madre. En su país de origen tuvieron que adaptarse a sus nuevas cuidadoras y ahora, tras su llegada a Bilbao tienen que readaptarse a la nueva familia.

“Al principio querían volver a Ecuador, extra-ñaban todo, para coger un yogur, me decían ¿me regalas?”.

“A la pequeña le afectó mucho separarse de su familia, de su hermano…que prácticamente la ha-bía criado, me decía que le dolía el corazoncito”.

“Él me reprocha haberlo dejado allá, él no se ol-vida de ese momento…de la despedida”.

“Al principio se mostraba renuente, extrañaba a su papá y a su país”.

“Trabajé de interna con una mujer con Alzhei-mer. Yo vivía con ella…y cuando murió me sentí to-talmente sola”.

2. Problemática relacionada con la situación económica y laboral

Las mujeres latinoamericanas están viviendo de primera mano la crisis económica actual. Cuan-do llegaron, el mercado estaba abierto para ellas, sobre todo en el servicio doméstico, pero muchas de ellas se han quedado sin trabajo. La situación no pinta mejor para sus parejas y descendientes. De hecho, en ocasiones ésta ha sido la causa por la que han acudido a los Servicios Sociales de Base, como vía para poder tramitar la Renta Básica (en la actualidad RGI) o las Ayudas de Emergencia Social. También han acudido a Cáritas y vemos como se perfila como el servicio o recurso más utilizado por la población inmigrante, tanto para la búsqueda de empleo, como para solicitar recursos económicos u otro tipo de ayudas. Además de los ya citados, las mujeres reagrupantes también han ido al INEM, y en menor grado a Lanbide, así como a sindicatos como UGT y CCOO o asociaciones como CEAR, que también es citado en más de una ocasión, y para problemáticas de diversa índole.

“Cuando llegué me llevé una decepción tremen-da, nadie me quería contratar”

3. Asistencia jurídica

La necesidad de asistencia jurídica no se limita al momento de la reagrupación. Una vez aquí tam-bién surgen problemas o preguntas en este ámbito. No olvidemos que una buena parte de la población reagrupada ha venido a Bilbao como turista, por lo que en algún momento ha tenido que realizar trámites para conseguir los permisos de residencia y/o trabajo, e incluso la nacionalidad española. Po-cas entrevistadas han acudido al servicio municipal

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de atención jurídica para realizar alguna consulta, mientras que sí han acudido en mayor medida a HELDU –servicio de atención jurídica del Gobierno Vasco- a pedir información110. También han acudi-do a la consultorías privadas para solventar algún problema jurídico.

Además, la situación administrativa irregular de algunas personas reagrupadas, dificulta el poder acceder a ciertos servicios y recursos, complican-do, aún más si cabe, los trámites burocráticos.

“Me ayudaron los de Lantegi Batuak, que le abrieron las puertas, claro que me dicen que él es un chico autista que le corresponde otro centro…estamos esperando a que le salgan los papeles para que le hagan una valoración y digan que es lo que tiene”

CONCLUSIONES. VALORACION DEL PROCESO DE REAGRUPACIÓN FAMILIAR

Las historias de vida que se han ido desgranando hasta el momento, descubren múltiples aspectos que han sido valorados por las entrevistadas tanto positiva como negativamente. La reagrupación se convierte en un factor más, pero no por ello exento de importancia, de un proceso migratorio que co-mienza ante una decisión, individual o colectiva, de mejorar las condiciones de vida de una familia. Así, ante nuestro interés por conocer a día de hoy qué valoración realizan de todo este camino recorrido, vemos necesario considerar la globalidad de las experiencias vividas y los matices que de éstas se desprenden. Tampoco podemos obviar el punto de partida de las mujeres reagrupantes y contextuali-zar la valoración que realizan. El hecho de que rea-licen una valoración positiva, no resta importancia a los obstáculos que han tenido que superar, sino a que simplemente ha mejorado la situación compa-rándola con la de origen, y centrándose sobre todo en el abanico de oportunidades que pueden tener aquí sus hijos e hijas. Así, la valoración que realizan está unida a las expectativas que tenían ellas, las

110 En la actualidad ni el SEMI jurídico ni Heldu están en funcio-namiento.

mujeres reagrupantes protagonistas de los proce-sos que estamos analizando.

A. LAS PERSONAS REAGRUPANTES

“Aquí la vida es mejor, es mucho más tranqui-la”

Si hablamos de expectativas cumplidas, tal afir-mación es, en general, positiva. Ser capaces de sacar adelante a la familia, sea en origen o en des-tino, crea satisfacción entre las mujeres que desti-nan tiempo, esfuerzo y dinero en mejorar su vida y la de su familia.

Tener la posibilidad de mejorar mínimamen-te las condiciones de vida de los hijos, en mayor grado que las del marido, es razón suficiente para no arrepentirse de su decisión. Declaran a su vez que en Bilbao tienen la oportunidad de mejorar su calidad de vida. Si bien no afirman que ha sido un camino de rosas y que se han topado con dificul-tades, comparando con su situación en origen, la vida es mejor aquí.

“Ahora la esperanza es que los hijos estudien, que hagan como mínimo una formación”.

“Prefiero estar limpiando y que me paguen bien que ser secretaria en Ecuador y cobrar una mise-ria”;

“en Venezuela pasé mucha necesidad y aunque aquí trabajo en el servicio doméstico, estoy mejor”.

El trato recibido por las personas que les contra-taban ha sido, en general, muy positivo. Conside-ran que su apoyo ha sido en ocasiones clave para poder comenzar las tramitaciones necesarias para la reagrupación.

“Mis jefes y la gente de aquí me han ayudado mucho... sobre todo señoras mayores, han estado en todo. A los jefes de ahora y antes les debo todo”.

“Veía a aquella familia como a la mía, era una familia muy buena, me quiso bastante, me ayu-

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daron mucho, en momentos de traer a mi familia sobre todo”.

“Mi sueño se hizo realidad. Cuando empecé a trabajar y mis jefes me ayudaron, con dinero y todo,...traje a mis hijos,... para qué me voy a que-jar”.

“Mis jefes hicieron una carta donde constaba que tenía contrato laboral, que tenía medios de vida”.

Son muy conscientes y valoran muy positiva-mente la independencia y reconocimiento que como mujeres han logrado estableciendo su resi-dencia en lugares como Bilbao. Trabajar y desarro-llar una labor reconocida económicamente ayuda a estas mujeres en su valoración positiva ante el cambio de roles y protagonismo adquirido.

“Aquí puedo ser más independiente”.

“Yo soy más independiente y él ha aprendido un nuevo oficio”.

“Yo me siento más valorada, independiente aquí, me siento como libre”.

“En nuestro país al marido le hacemos todo, aquí es distinto”.

“En mi país no se ve a un padre con el cochecito de bebé”.

“…y si vuelvo ¿qué voy a hacer allá?”

No olvidan remarcar el apoyo económico de las Instituciones en momentos difíciles que en sus paí-ses de origen no tenían, a pesar de que en ocasio-nes éste no llegue a cubrir todas sus necesidades.

“En general aquí tengo mejor calidad de vida, cobro la Renta Básica que permite cubrir los gastos mínimos... como el alquiler”.

“Allí era pobre pero feliz”

Aunque como hemos visto, la valoración global es positiva, las dificultades y problemáticas vividas por otras mujeres nos muestra la cara menos ama-ble del proceso migratorio.

La coyuntura económica actual hace que el co-lectivo inmigrante sufra sus consecuencias, como la falta de empleo, o en algunos casos reducciones de jornadas. La idea de retorno por esta razón está en la mente de varias familias.

“Vivimos el presente”

“me quiero ir porque al no estar trabajando, mucho consumo y no hago nada. Porque 400 euros que él me de ahí en mi país son 500 dólares y yo con 500 dólares allí ya puedo, puedo salir mejor”.

“Antes por lo menos teníamos la oportunidad de comprarnos un coche, tener una vida mejor,... ahora yo como peor que en mi país”.

Se encuentran con dificultades que no espe-raban. El imaginario creado, tanto en el inicio del proceso migratorio como en la llegada de los hijos e hijas y/o marido, se topa con una realidad que en ocasiones se presenta complicada.

“Si hubiera sabido lo que he pasado, se viviría de otra manera”.

~Los hijos e hijas en edad adolescente, o entran-do a ésta, suponen una preocupación para las madres, tanto en el aspecto educativo, de amis-tades, o la adaptación al nuevo entorno, cau-sándoles cierta inquietud.

“Él (el hijo) extraña a su papá y a su país”

“El mayor no se adaptó bien al colegio. No esta-ba acostumbrado a los chicos de aquí”.

~Manifiestan la soledad que viven aquellas que todavía no han podido llevar a cabo la reagru-pación o lo han hecho de forma parcial.

“Me planteé volver porque me parecía un infier-no”.

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~La idea que se hacen en sus países de origen so-bre las oportunidades laborales y la mejora en la calidad de vida choca en ocasiones con una realidad más dura.

“cuando se está allí se piensa que todo aquí es muy, muy fácil. Al final, bueno, sí es más fácil que allí, pero tampoco es como uno cree que es allá. Desde luego se cree uno que esto es el paraíso”

B. LAS PERSONAS REAGRUPADAS

Por otra parte, nos parece interesante remarcar cómo interpretan y qué explicaciones ofrecen las mujeres entrevistadas sobre la valoración que ha-cen, tanto las parejas como sus hijos e hijas, del proceso migratorio.

~Las parejas. En aquellos casos en que la pareja ha sido reagrupada, convivan o no con las mu-jeres, encontramos tanto a parejas que quieren volver a sus países de origen, como lo contrario. El cambio de roles, la nueva posición social de sus mujeres o a la redefinición de la familia con-duce a situaciones difíciles

“Mi marido ha dicho que en dos años se quie-re volver. Vino por mi, ahora me tocaría hacer lo mismo”

“Mi marido no quiere volver a Bolivia, allá está-bamos ahogados, aquí por lo menos tenemos para seguir adelante”

“Él llevaba muy mal que trabajase fuera,… que yo no estuviera en casa cuando volviese del traba-jo… eso no lo soportaba”

“Aquí él y yo formamos una familia… en Ecuador las familias se meten demasiado en asuntos conyu-gales… aquí somos él y yo quienes resolvemos los problemas”.

~Los hijos e hijas. Se perciben diferencias en las edades en las que los hijos e hijas han sido rea-grupadas así como el tiempo que llevan vivien-do en el destino. Los hijos e hijas adolescentes muestran mayor dificultad en su adaptación en

centros escolares, la dificultad de hacer amista-des, o el idioma.

“Al principio se mostró reticente, hacía mucho frío y se quería marchar” .

“Al principio fue muy difícil (…) él decía: no voy a tener amigos”.

“Fue complicado al principio. Los compañeros, las costumbres son diferentes”.

“El mayor no se adaptó bien al colegio, muy mal porque se metían mucho con él, llegó más mayor- no estaba acostumbrado a los chicos de aquí. En cuanto cumplió la mayoría de edad, dejó el cole-gio”.

“La dificultad que les supone el euskera”.

“Primero le matriculé en D, y no le fue muy bien, no le podía ayudar,…ahora está en castellano con alguna asignatura en euskera y le va mucho mejor, hasta ayuda a otros compañeros con el euskera”.

Por otra parte, la idea del retorno camina entre aquellos hijos que manifiestan su deseo de volver a sus países de origen, muchas veces propiciado por el escaso tiempo que llevan residiendo en Bilbao –falta de familiares y amistades– y las dificultades propias de una adaptación escolar en edad adoles-cente, y aquellos que no desean retornar por razo-nes como la mejor calidad de vida, las oportunida-des laborales y formativas con las que cuentan, así como los que después de un tiempo viviendo aquí desconocen y comparan la realidad de sus países de origen.

“Extraña mucho el acento, poder hablar de la forma en que hablamos nosotros y que te entien-dan. Echa de menos a mi hermana pequeña”

“Ellos quieren volver, porque como no han ido desde que llegaron de Bolivia. Echan de menos a los abuelos, amigos, al perro”

“Él extraña a su papá y a su país”

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“Porque allí no va a tener,… aquí aunque haya poco él me pide y yo haciendo un esfuerzo le com-pro. Y él sabe que eso allá no lo va a tener nunca”

“Mi hija me dice: yo no quiero acabar como us-tedes”

“Mi hija mayor quiere seguir estudiando en Bo-livia, pero sabe que allí lo va a tener más difícil”

“No quieren ni saber irse para allá”

Así, si bien la valoración global del proceso mi-gratorio y la reagrupación es positiva, no hemos dejado de considerar las dificultades encontradas que ayudan a crear una visión más completa de las experiencias de estas mujeres y sus familias.

INTRODUCCIÓN

23. ESTEREOTIPOS EN EL DERECHO DE ASILO.

Silvia Concha Horrillo.