diseño y consumo - césar gonzález ochoa y raúl torres maya

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  • El DISCURSO DEL DISEO

    El concepto de diseo nos remite de inmediato a otros como el de forma, el de funcin y, por extensin, tambin al concepto de significado. Si nos concentramos por ahora en el mbito urbano, un rpido examen de la historia nos muestra una gran cantidad de obras arquitectnicas, entre ellas el dolmen, la pirmide, el templo griego, etctera, las cuales, por ms familiares que nos parezcan, no son las ms obvias ni las ms simples ni comunes. De all que sea legtimo preguntarnos por qu esos objetos tuvieron precisamente esas formas y no Esta pregunta nos conduce a otra, ms ge-neral, que es acerca de la relacin entre una determinada forma y una o unas funciones, o entre una forma y los significados de los cuales es vehculo. Para intentar responderla, partimos de la base de que las formas construidas y diseadas tienen un carcter no arbitrario. Este carcter no arbitrario nos conduce a postular que el espacio social no existe previamente a la intervencin de los agen-tes humanos sino que se constituye a travs de la accin de stos; que, por tanto, el espacio es un producto del hacer humano. Esta produccin requiere de una materia prima, que sera el territorio, la extensin territorial, o sea un 'lugar' con caractersticas geogrficas o topogrficas, pero que, en tanto que 'lugar: esas caractersticas son solamente el soporte de una trama de relaciones sociales. Son precisamente estas relaciones las que configuran el espacio. Si es as, entonces todo espacio arquitectnico ser portador de una cierta visin de mundo, de una cierta manera de ver y entender la realidad

    que nos rodea; y no slo es portador, sino que una de las funciones de ese espacio es inculcar esa visin, ensear o imponer esa manera

    de ver: en suma, educar a los otros. Por tanto, el espacio construido no es un a priori o un absoluto,

    sino que aparece como una relacin entre sujetos y objetos, y existe porque sujetos y objetos se relacionan. De aqu la inutilidad de bus-car una definicin general del espacio -o del tiempo-; en lugar de buscar una definicin, parece ms pertinente plantear como problema

    EL DI SC UR SO D EL DISE O 87

  • por qu distintas prcticas sociales producen distintas concepciones del espacio, o investigar por qu cada poca o cada cultura tiene su propia nocin del espacio y produce sus propias formas, sean arqui-tectnicas o de los objetos cotidianos. Este punto de vista permite de-jar a un lado los supuestos del sentido comn segn los cuales el espa-cio es una realidad neutra, previamente dada, en la cual se inscriben realidades de otro orden, como las relaciones o los acontecimientos. Cuando hablamos de cmo se construye el espacio se est hablando de diseo, pero esto es vlido slo en nuestras pocas ya que el diseo es un fenmeno de las sociedades de nuestro tiempo pues es en el siglo

    xx cuando se consolidan las disciplinas conformadoras del espacio: arquitectura, urbanismo, diseo grfico, diseo industrial, diseo de modas, diseo de interiores, etctera. Por tanto, el diseo no es ajeno a ciertas caractersticas de nuestras sociedades, las sociedades contem-porneas, sobre todo las relacionadas con el control y con el poder; por tanto, tambin con el discurso.

    Las sociedades industrializadas de esta poca son sociedades perfectamente controladas y normalizadas; en ellas, como dice Rubert de Vents, 'ya no hay sector de la actividad de los individuos -desde su ocio a sus ensueos, de sus amores a sus ideales- que no haya adquirido un valor econmico y que no conv~nga, por lo tanto, controlar: so En ellas, todo el cuerpo social est constituido por mltiples relaciones de poder que lo atraviesan y caracterizan, rela-ciones que no pueden establecerse ni funcionar sin una produccin de discursos; de all que, para intentar aclarar esta relacin entre dis-curso y diseo, haya que tomar como punto de partida las estrechas relaciones entre el discurso y el poder.

    Tal vez es ste el lugar para introducir, brevemente tambin, la nocin de discurso. Se denomina discurso al conjunto de tpicos y procedimientos, histricamente conformados, que impulsa y re-gula la expresin de los individuos que lo habitan, y que les asigna posiciones definidas en el campo de significados que delimita. Por otro lado, por tpico se entiende no simplemente aquello de lo que se habla, ya se trate de un objeto real o imaginario, sino un objeto de discusin con trminos de tratamiento establecidos; es decir, un

    '" Rubert de Vents, Xavier; Ensayos sobre el desorden, p. 3 5

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    tpico es una convencin e implica una relacin estable entre aque-llos que participan en ella. En palabras de Bourdieu, son 'lugares en el discurso en los que un grupo entero se encuentra y se reconoce'. El discurso no se reduce a una simple realizacin del lenguaje sino que es un proceso, un producto de una red compleja de relaciones sociales; no es un objeto concreto que se pueda aprehender por in-tuicin sino una categora abstracta, resultado de una construccin o de una produccin. Esta idea de discurso -que tiene origen en las concepciones de Foucault- rechaza las definiciones que lo ven

    como producto de un sujeto psicolgico; el discurso no se reduce a las intenciones de un sujeto que articula significados, puesto que el sujeto no produce sentido a travs de la combinacin de unidades

    significativas dotadas de un sentido estable, dado que l mismo est atravesado por el orden discursivo donde est ubicado y en el cual ubica sus enunciados. Ese orden discursivo, con su especificidad, no est aislado de lo no discursivo o lo social en el cual est ubicado y al cual reproduce. De esta manera, en contra de la ilusin de que el sujeto es fuente del sentido, el discurso se basa en presupuestos

    sobre un modo no subjetivo de produccin de significados; en otros trminos, es una categora autnoma con respecto a la conciencia o intencin de los sujetos que l mismo constituye.

    Cuando se habla de sujeto no se hace referencia a alguna catego-ra de persona o individuo sino a una posicin; de all el recurso a la cuestin de la enunciacin, que se refiere precisamente a esas posi-

    dones del sujeto: es una actividad discursiva sustentada y constituida por mecanismos institucionalizados y posiciones diferentes asignadas al sujeto en el discurso. As, las diversas formas posibles dentro de un discurso dado no se refieren a un sujeto unificado u original, sino que se definen de acuerdo con las posiciones de los sujetos regulados por el discurso mismo. El sujeto est constituido por un conjunto de lugares y posiciones que ocupa en la discontinuidad de planos desde los cuales habla. En sntesis, el discurso no es la expresin de w1 sujeto sino el lugar de su dispersin, el sistema en el cual se registra la discon-tinuidad de ese sujeto; de all que lo importante sean las posiciones del sujeto dentro del discurso y el modo de localizacin y de circulacin de los discursos en la sociedad. Esto plantea como problemas el status, las condiciones de ejercicio, de funcionamiento y de institucionaliza-

    EL DISCURSO DE L DISEO 89

  • cin de discursos especficos, as como las relaciones entre la prctica poltica y el campo discursivo.

    Por otra parte, no slo los sujetos sino tambin los objetos son constituidos por el discurso; stos no son los referentes materiales, es decir, no son anteriores a la produccin del discurso sino que se for-man en el discurso mismo; en otras palabras, el discurso, en su propia prctica, constituye sus objetos. Esa construccin de sujetos y objetos est articulada con las relaciones de poder y de control: el poder est presente en cada discurso y, a su vez, cada discurso es un mecanismo de control. En nuestras sociedades, la produccin de discursos es cada vez ms compleja y regulada y esa regulacin de la produccin de sen-tido depende de las relaciones de poder entre agentes y discursos que

    se constituyen en la modalidad de produccin de cada discurso y en las relaciones de poder de sus interrelacones.

    El discurso tiene funciones constitutivas y regulativas especfi-

    cas que consisten en la orientacin del sujeto hacia determinadas posiciones; por medio de la produccin significante, el discurso se vuelve soporte y lugar de emergencia de textos y de prcticas que surgen en las relaciones sociales. Estos textos son las realizaciones del discurso; como tales, son mediadores de las relaciones entre los sujetos; por eso, un texto nunca puede ser exterior al discurso o, en otros trminos, su produccin no proviene de un sujeto exterior.

    Cuando nos referimos a algn tipo de discurso, como es el caso del discurso del diseo, y a su circulacin e intercambio dentro de una cultura, lo que circula y se intercambia son las representaciones; el lenguaje del diseo, como cualquier otro, es un sistema organiza-do y codificado que emplea muchos recursos para expresar, indicar, intercambiar mensajes e informacin, representar, etctera; no hay nada que sea una presencia dada, sino una representacin.

    Tendramos, pues, que plantear la extensin del anlisis del dis-curso al dominio del espacio construido, de los objetos, edificios, ciudades, etctera, para establecer como problema el modo en que se realiza la lectura e interpretacin del espacio. Este anlisis intenta demostrar cmo est formado el discurso, cmo est internamente organizado, quines son sus pioneros y sus autoridades, cules los textos cannicos, sus figuras ejemplares, sus seguidores, comenta-dores y nuevas autoridades. Y uno de sus objetivos ms importantes

    90 D ISEO Y CONSUMO EN LA SOC IEDAD CONTEMPORNEA

    sera estudiar el campo del diseo y preguntarse cmo se puede es-tudiar desde una perspectiva no represiva o manipuladora.

    Sabemos que la lectura de espacios producidos en nuestra cultura presenta grandes problemas; si en nuestra percepcin de las estructu-ras espaciales presentes en nuestras sociedades intervienen complejos sistemas de significados y valores relacionados con grupos sociales es-pecficos, clases, visiones de mundo, etctera, el grado de complejidad es mayor en las lecturas de espacios producidos por culturas anterio-res a la nuestra, o por las sociedades contemporneas. Esta cuestin

    es tan importante como la que pregunta por los factores econmicos o de cualquier otro tipo, pues no es en funcin de stos en s mismos sino de la imagen que de ellos se hacen como los hombres actan. As, el mantenimiento o la transformacin de las relaciones sociales opera dentro del marco de dichos sistemas; en ese marco crece o disminuye la conciencia de formar parte de una comunidad, de un estrato, de una clase social, de su distancia respecto a las otras comunidades, estratos, o clases; es este sistema lo que hace tolerar las reglas del derecho y los decretos del poder, o lo que los convierte en intolerables. Es all don-de residen los principios de accin que animan el devenir del cuerpo social, donde arraiga el sentido que toda sociedad da a su historia, donde estn las pasividades y resignaciones, pero tambin donde es-tn los grmenes de las tentativas de reforma, de los programas para los cambios y mutaciones bruscas. Y ellos mismos, como sistemas de significados y de valores, poseen tambin una historia, cuyo ritmo no siempre coincide con el de las fuerzas productivas.

    Cada sociedad, cada cultura, posee ciertas matrices que son las que organizan el espacio y hacen que se perciba de una o de otra manera pero, tendencialmente, su actuacin va en el sentido de la reproduc-cin del estado de cosas vigente. Las matrices relativas al espacio son el sustrato de las representaciones espaciales y se relacionan o tienen injerencia en todos los dispositivos de organizacin del espacio, desde la habitacin hasta los aparatos de comunicaciones, de transporte, el productivo, el militar, etctera. Por esta razn, podemos decir que el espacio social es un mediador de las normas del sistema de produc-cin; puede tambin decirse que la configuracin de los espacios es uno de los canales a travs de los cuales esas normas se transmiten y se imponen. Y como todo sistema social tiende a su propia perpetua-

    EL D ISCU RSO DE L D ISE O 91

  • cin, o sea, est orientado hacia la conservacin de un orden deter-minado, entonces el espacio social -o los productos de la prctica de produccin social del espacio: plazas, edificios, centros comerciales o culturales, etctera, tiene un sentido fijo. Claro que no es slo por medio del espacio como el sistema impone sus normas, pues ste es apenas una de sus formas, pero no es la menos eficaz ya que acta de manera siempre perceptible pero casi nunca de manera consciente y est siempre presente en cada uno de nuestros actos. Pero, sea a travs de la produccin de espacios, sea en las dems maneras de manifestar-se, en todos los casos la tendencia es orientar las acciones individuales o colectivas de acuerdo con un sistema de normas preestablecido.

    El anlisis de la sociedad contempornea requiere de un conoci-miento de las formas centrales del poder y de sus mecanismos ms generales; sin embargo, de estas formas slo podemos observar sus efectos o sus resultados. Este examen no puede reducirse nica-mente al de las formas y mecanismos habituales, sino que tiene que descender a sus configuraciones e instituciones ms locales, pues es all donde adopta la forma de tcnicas y proporciona instrumentos de intervencin material. El objetivo del anlisis no puede ser slo encontrar el lugar de la toma de decisiones pues ste no existe; es. decir, en lugar de investigar quin tiene el poder o cules son sus intenciones, habra que pasar a otro espacio que es donde el poder se encuentra subsumido en prcticas reales y efectivas, un espacio en e1 cual se est en contacto con su aplicacin, donde funciona y produce

    efectos. En otras palabras, habra que entrar al dominio especfico de las instituciones, y una institucin particular cuya revisin no se puede seguir posponiendo es la del diseo, de los discursos que la

    constituyen y de los que ella misma produce. Bajo su forma ms visible las instituciones aparecen como am-

    plios modos de organizacin que aseguran la integracin de los individuos de una colectividad en un sistema. Cada una de las instituciones cubre un sector especfico de las actividades, el cual organiza de un modo particular; su eficacia consiste en asegurar la socializacin de los individuos por medio de la imposicin de un sistema de normas y de valores que son los de la colectividad de que se trate. Pero esto no debe entenderse como que existe una relacin directa entre el estado y las instituciones porque de stas

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    forman parte tambin las representaciones imaginarias, los mitos, los prejuicios y todos los aspectos subjetivos o irracionales. As, en un sentido amplio, una institucin es todo sitio donde se opere la reproduccin de las relaciones sociales; cada institucin es una red simblica, socialmente sancionada, donde se combinan en propor-ciones variables un componente funcional y un componente ima-ginario. Toda sociedad est formada de instituciones pero stas son variables e histricas pues en todo momento nacen y mueren. El momento fundador de toda institucin es cuando aparece una le-gitimidad, cuando las actividades que se realizan son autnomas y di~tintivas; esa legitimidad proviene de los discursos fundadores y se reproduce a travs de los discursos que acompaan esas activida-des. Si institucin es todo lugar donde se reproducen las relaciones de poder, podemos considerarlas simplemente como aparatos de poder; por lo tanto, si los discursos son producidos siempre por las instituciones, en ellos estarn necesariamente presentes ciertas relaciones de dominacin; incluso podra decirse que el discurso es el lugar privilegiado de ejercicio del poder. Las instancias racionali-zadoras del sistema son tpicamente la familia, la escuela, la iglesia, el ejrcito; es decir, las instituciones del estado. Pero hay otra insti-tucin que opera de manera ms silenciosa pero no menos eficaz: es la que ordena los espacios, la que les da sentido; es la institucin del diseo industrial o del diseo arquitectnico; en las lneas siguien-tes nos referiremos a la institucin del diseo en general.

    Hablar del diseo en trminos del concepto de discurso supon-dra una labor doble: primero, un trabajo terico que diera como resultado una definicin, aun cuando fuera operativa, del concepto mismo de discurso, y, segundo, la extensin de este concepto de manera que incluya no slo los conjuntos de enunciados verbales que tradicionalmente se consideran discursos, sino tambin los formados por otras materias. Pensar el discurso como una entidad formada slo por signos verbales no constituye ningn avance ya que es simplemente dar otro nombre a una nocin existente; con ello se quita al concepto de discurso su potencial terico asociado a su carcter normativo y a su estatuto institucional.

    No entraremos aqu en el difcil tema de la tipologa de los dis-cursos sino que nos limitaremos a plantear la existencia del discurso

    El DISCURSO DEL DIS E O 93

  • del diseo, sin buscar lo que les da unidad; es decir, asumimos que existe un conjunto de objetos, espacios, etctera, que pertenecen a esa entidad llamada diseo, los cuales mantienen una cierta relacin con el esquema discursivo preexistente que va ms all de los objetos con-

    cretos y que, como esquema simblico, es capaz de orientar tanto su

    produccin como su lectura. El anlisis de estos objetos no puede rea-lizarse slo de acuerdo con un cdigo, sea tecnolgico, de utilidad o de cualquier otro tipo, pues si as fuera, su lectura sera unidimensio-

    nal o lineal. Los objetos de diseo, como cualquier objeto cultural, no

    pueden estar determinados unvocamente sino que son heterogneos, susceptibles de producir mltiples sentidos, lecturas diversas. Este

    potencial de significacin representa un peligro para las sociedades; por ello toda produccin cultural debe ser 'controlada, seleccionada y

    redistribuida por un cierto nmero de procedimientos que tienen por funcin conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento

    aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad:8' Por medio de tales procedimientos se introduce una normatividad que privilegia una lectura y sita las otras posibles en un segundo plano. Es decir,

    convierte los productos de la actividad humana en discursos, los red u-ce a ser manifestacin del esquema discursivo que domina una deter-minada poca en la vida de esa sociedad. En cada campo particular de

    la vida social existe un sistema que regula ese dominio y que produce el conjunto de discursos acerca de l; ese conjunto de reglas es lo que constituye la institucin, en este caso la institucin del diseo, forma-

    da por lo que dicen los diseadores que es su campo, la visin que se tiene de l en escuelas por profesores y estudiantes, por las asociacio-nes de profesionales, las revistas, congresos, sistemas de premios, et-

    ctera. Los socilogos ven la institucin como un conjunto de normas que se aplican a un dominio particular de actividades y definen all una cierta legitimidad. Funcionalmente, son modos de organizacin

    que aseguran la permanencia de los miembros de una colectividad dada y los integran en ella; su eficacia se logra por la imposicin de sistemas de normas y valores cuyo vehculo son precisamente los dis-

    cursos, los cuales se caracterizan por presentar su objeto -en este caso los objetos de diseo- en trminos de esencia, sin contactos con

    81 Foucaull, Micllel; El orden del discurso, p. 1 1

    94 DI SEO Y CO NS UM O EN LA SOCI EDAD CON TEMPORNEA

    lo social o con la historia. El momento fundador de una institucin es cuando aparece una legitimidad que se elabora internamente y, con ella, esas prcticas se vuelven autnomas y distintivas. La base de esa

    legitimidad es un sistema que puede enunciar leyes y sanciones en ese campo. Eso ha ocurrido en el campo del diseo en pocas recientes, cuando se crean sus cdigos y sus reglas de trabajo y funcionamiento. En tnninos generales, las instituciones son aparatos de poder ; de all que, si los discursos son producidos por las instituciones, necesaria-

    mente en ellos estn presentes ciertas relaciones de dominio. Se puede

    decir que el discurso es el lugar privilegiado del ejercicio del poder porque es a travs de l como se constituyen los sujetos y porque es el sujeto donde el poder se ejerce en toda su profundidad.

    El anlisis de los sistemas de control y sujecin en las sociedades

    actuales tiene que dejar atrs la sola perspectiva que a falta de mejor

    nombre puede llamarse ideolgica, como la sostenida por Marcuse; para l, hablar de control es hablar de esclavitud: somos esclavos subli-mados, dice, pues se trata de una esclavitud que no se basa en la mera represin. Este argumento no ve ninguna salida que no sea la revolu-cin, pero su falla es ver el poder como una entidad monoltica, om-

    nipresente y omnisciente, en lugar de pensar que existe una multitud de instancias de poder, con distintos mecanismos y no nicamente

    represivos. Pensar que el poder funciona nicamente con la represin es simplificador puesto que

    ... Si el poder no tuviese por funcin ms que reprimir, si no trabajase ms que segn el modo de la censura, de la exclusin, de los obstculos, de la represin, a la manera de un gran superyo, sera muy frgil. Si es fuerte, es debido a que produce efectos positivos a nivel del deseo.R2

    Sin embargo, como este autor ha argumentado ampliamente en muchos de sus textos, donde hay poder hay resistencia; las relaciones de poder nunca son unvocas sino que en todo discurso se pueden encontrar fo-

    cos de inestabilidad, puntos de enfrentamiento, de conflicto, de lucha; el discurso, dice Foucault, puede ser instrumento y efecto del poder, pero tambin obstculo y punto de partida para una estrategia contraria.83

    " Foucault, Michd; Microfsica del poder, p. 1 0 6

    "Foucault, Michel; Historia de la sexualidad, vol. 1. LA voluntad de saber, p. 12 3

    EL D ISCURSO DEL DISEO 95

  • La caracterizacin del poder es, inicialmente, negativa: en pri-mer lugar, insistir en la no equivalencia entre poder y Estado; en segundo, no es un dispositivo que garantiza la sujecin de los ciuda-danos a un Estado ni un sistema general de dominacin de un grupo sobre otro, cuyos efectos atraviesan el cuerpo social por entero; por ltimo, no es un privilegio adquirido o conservado por las clases do-minantes sino que es 'el efecto de conjunto de sus posiciones estra-tgicas, efecto que se manifiesta y a veces acompaa la posicin de aquellos que son dominados: El poder no se aplica como una obli-gacin o una prohibicin por quien lo tiene a quien no lo tiene, sino que 'los invade, pasa por ellos y a travs de ellos; se apoya sobre ellos:

    Las relaciones de poder descienden hondamente en el espesor de la so-ciedad( ... ) no se localizan en las relaciones del Estado con los ciudada-nos o en las fronteras de las clases y( ... ) no se limita a reproducir a nivel

    de los individuos( ... ) la forma general de la ley o del gobierno.8'

    En las sociedades actuales, donde el control de sus integrantes es muy elevado, el cuerpo social est constituido por relaciones mlti-ples de poder que lo atraviesan y lo caracterizan; esas relaciones no pueden establecerse ni funcionar sin una 'produccin, un fundo-' namiento del discursd.83 La consecuencia de esto es que debemos asociar el poder con el discurso. En suma, nuestro entorno, que es el producto de nuestra intervencin en la naturaleza, es el resulta-do de nuestra accin, es un elemento mediador de las relaciones de dominio, uno de los mecanismos de equilibrio del sistema. Y su eficacia es tanto ms grande cuanto que aparece como un espacio natural, siempre como algo neutro, como carente de finalidad. Son las normas del sistema social las que definen la racionalidad de este mismo sistema; y tal carcter racional se extiende hasta el entorno. Esto mismo, expresado en trminos ms cercanos, quiere decir que nuestro entorno est racionalizado; y por esta frase queremos decir varias cosas: en primer lugar, que est ordenado de manera tal que funciona como un espacio integrador, como un espacio homogenei-

    "Foucault, Michcl; Vigilar y castigar, pp. 33-34

    " Foucault, tvlichel; Microfsica del poder, p. 139

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    ,.

    zador del cual toda alteridad est eliminada; significa que es un es-pacio con un sentido fijo, susceptible de una nica lectura. Sabemos que el espacio es polismico, es decir, que admite lecturas diferentes, pero, al intervenir las instancias del poder, las diferencias entre las cosas se hacen difusas y la realidad se nos aparece como homognea, generalizada, orientada, cargada con un sentido nico. No obstante, en el fondo todos tenemos la certeza, o al menos as lo intuimos, de que las cosas, como las calles, slo tienen un sentido nico cuando este sentido se ha impuesto, cuando tiene tal sentido por decreto. As, el espacio urbano aparece como un espado para la normaliza-cin del ciudadano, como se ha dicho anterio~mente, que hace de l una entidad definida y circunscrita; las ciudades fabrican ciuda-danos normales, o sea, individuos perfectamente sincronizados con su actividad, preocup!-dos por su status, que se realizan a travs del consumo; sea del consumo de bienes, de servicios o de informacin. De esta misma manera dicha sincronizacin de los individuos selle-vaba a cabo en el pasado a travs de las prcticas de la magia y la religin y mediante la institucin de las disciplinas de la artesana y el arte. Lo interesante ahora es considerar la posibilidad de que este-mos inmersos en el proceso de la generacin de un nuevo modelo de la vida humana que suceda al modelo industrial, en el que habra de desarrollarse una nueva manera de prefigurar e institucionalizar los espacios significativos con la finalidad de hacer igualmente percep-tibles los valores y estructuras de este nuevo modelo en gestacin.

    La conclusin a la que aqu se quiere llegar, que de hecho consti-tuye apenas el punto de partida para una investigacin que tenga por objeto las funciones del diseo, es que ste slo existe y, por tanto, slo puede ser estudiado, en el marco de las sociedades contemporneas, las sociedades de consumo, y que se puede hacer un estudio desde dentro del diseo tan profundo como se quiera, pero si no se toma en cuenta el espacio global donde se inserta, puede ser un estudio estril e impedir que tan eficaz herramienta como ha sido el diseo en el pasado - considerado desde un punto de vista disciplinario-para expresar los modos de existir humano, se aplique a fondo en el proceso de prefigurar y construir un nuevo modo de existencia en el que la relacin entre el espacio - lo que aqu tambin se ha venido denominando lo artificial- y el territorio ~el planeta~ permitan la

    El DIS CURSO DE L D ISEO 97

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