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DIMENSIONES NATURALES Y SOCIALES DE LA PRODUCCIÓN DE HACHAS DE PIEDRA EN EL NORESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA NATURAL AND SOCIAL DIMENSIONS OF STONE AXE PRODUCTION IN THE NORTH-EAST OF THE IBERIAN PENINSULA ROBERTO RISCH (*) FRANCISCO MARTÍNEZ FERNÁNDEZ (**) RESUMEN En comparación con otras zonas de Europa occiden- tal, la península Ibérica se caracteriza por una notable es- casez de evidencias relativas a la producción de hachas pulimentadas prehistóricas. El presente artículo aborda esta problemática a partir del estudio de la fabricación y la distribución de útiles de corneana en el noreste penin- sular. La combinación de análisis petrográficos y geo- morfológicos, así como la consideración de un tipo de materiales arqueológicos poco conocidos hasta el mo- mento permite identificar las áreas de extracción de las materias primas y las estrategias de fabricación de los es- bozos. Asimismo, se aborda el valor social de los produc- tos tal como se expresa en su asociación con otros mate- riales ampliamente distribuidos durante el Neolítico. Las asimetrías geográficas y sociales observadas conducen a la cuestión de las estructuras de poder en sociedades neo- líticas. ABSTRACT Evidence for prehistoric stone axe production is ex- tremely scarce in the Iberian Peninsula in comparison to other parts of western Europe. This paper addresses this issue through the study of the manufacture and distri- bution of hornfels tools in the Northeast of the Iberian Peninsula. The combination of petrographic and geomorphological analyses, as well as the examination of archaeological materials, which so far have deserved little attention, allows the identification of procurement areas and blank production strategies. The next step has been to approach the social value of the products by means of their association with other materials partici- pating in the Neolithic distribution-networks. The ob- served geographical and social asymmetries lead to ad- dressing the issue of power structures in Neolithic societies. Palabras clave: Hachas de piedra prehistóricas. Neolíti- co. Calcolítico. Geoarqueología. Península Ibérica. Inter- cambio. Poder. Key words: Prehistoric stone axes. Neolithic. Copper Age. Geo-archaeology. Iberia. Exchange. Power . 1. INTRODUCCIÓN Las hachas pulimentadas son una de las herra- mientas de la prehistoria reciente cuya produc- ción requería un mayor volumen de fuerza de tra- bajo. La selección de un soporte adecuado podía durar varias horas o incluso días. A la talla del es- bozo o preforma, le seguiría el piqueteado de las superficies. Los instrumentos empleados para es- tas tareas solían ser percutores de rocas duras cuya superficie quedó cubierta de fosillas y pe- queñas fracturas, resultado de impactos reiterados sobre material de gran dureza. La evidencia ar- queológica más visible de estas actividades la constituyen los restos, en cantidades más o menos importantes, de lascas y fragmentos de las rocas trabajadas. Además, suelen documentarse piezas fallidas, ya que entre el 10 y el 20 % de las pre- TRABAJOS DE PREHISTORIA 65, N.º 1, Enero-Junio 2008, pp. 47-71, ISSN: 0082-5638 (*) Departament de Prehistòria, Universitat Autònoma de Barcelona, Edifici B, 08193 Bellaterra, Barcelona. Correo elec- trónico: [email protected] (**) Departament de Geologia, Universitat Autònoma de Barcelona, Edifici B, 08193 Bellaterra, Barcelona. Correo elec- trónico: [email protected] Recibido: 21-IX-2007; aceptado: 31-I-2008.

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DIMENSIONES NATURALES Y SOCIALESDE LA PRODUCCIÓN DE HACHAS DE PIEDRAEN EL NORESTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

NATURAL AND SOCIAL DIMENSIONS OF STONE AXE PRODUCTIONIN THE NORTH-EAST OF THE IBERIAN PENINSULA

ROBERTO RISCH (*)FRANCISCO MARTÍNEZ FERNÁNDEZ (**)

RESUMEN

En comparación con otras zonas de Europa occiden-tal, la península Ibérica se caracteriza por una notable es-casez de evidencias relativas a la producción de hachaspulimentadas prehistóricas. El presente artículo abordaesta problemática a partir del estudio de la fabricación yla distribución de útiles de corneana en el noreste penin-sular. La combinación de análisis petrográficos y geo-morfológicos, así como la consideración de un tipo demateriales arqueológicos poco conocidos hasta el mo-mento permite identificar las áreas de extracción de lasmaterias primas y las estrategias de fabricación de los es-bozos. Asimismo, se aborda el valor social de los produc-tos tal como se expresa en su asociación con otros mate-riales ampliamente distribuidos durante el Neolítico. Lasasimetrías geográficas y sociales observadas conducen ala cuestión de las estructuras de poder en sociedades neo-líticas.

ABSTRACT

Evidence for prehistoric stone axe production is ex-tremely scarce in the Iberian Peninsula in comparison toother parts of western Europe. This paper addresses thisissue through the study of the manufacture and distri-bution of hornfels tools in the Northeast of the IberianPeninsula. The combination of petrographic andgeomorphological analyses, as well as the examination

of archaeological materials, which so far have deservedlittle attention, allows the identification of procurementareas and blank production strategies. The next step hasbeen to approach the social value of the products bymeans of their association with other materials partici-pating in the Neolithic distribution-networks. The ob-served geographical and social asymmetries lead to ad-dressing the issue of power structures in Neolithicsocieties.

Palabras clave: Hachas de piedra prehistóricas. Neolíti-co. Calcolítico. Geoarqueología. Península Ibérica. Inter-cambio. Poder.

Key words: Prehistoric stone axes. Neolithic. CopperAge. Geo-archaeology. Iberia. Exchange. Power.

1. INTRODUCCIÓN

Las hachas pulimentadas son una de las herra-mientas de la prehistoria reciente cuya produc-ción requería un mayor volumen de fuerza de tra-bajo. La selección de un soporte adecuado podíadurar varias horas o incluso días. A la talla del es-bozo o preforma, le seguiría el piqueteado de lassuperficies. Los instrumentos empleados para es-tas tareas solían ser percutores de rocas durascuya superficie quedó cubierta de fosillas y pe-queñas fracturas, resultado de impactos reiteradossobre material de gran dureza. La evidencia ar-queológica más visible de estas actividades laconstituyen los restos, en cantidades más o menosimportantes, de lascas y fragmentos de las rocastrabajadas. Además, suelen documentarse piezasfallidas, ya que entre el 10 y el 20 % de las pre-

TRABAJOS DE PREHISTORIA65, N.º 1, Enero-Junio 2008, pp. 47-71, ISSN: 0082-5638

(*) Departament de Prehistòria, Universitat Autònoma deBarcelona, Edifici B, 08193 Bellaterra, Barcelona. Correo elec-trónico: [email protected]

(**) Departament de Geologia, Universitat Autònoma deBarcelona, Edifici B, 08193 Bellaterra, Barcelona. Correo elec-trónico: [email protected]

Recibido: 21-IX-2007; aceptado: 31-I-2008.

formas o esbozos se rompía durante la fabrica-ción del útil.

El proceso de pulido subsiguiente requería deuna superficie resistente a la vez que abrasiva,como la que proporcionan la arenisca, el esquistoo el granito. Para facilitar la labor, se añadía aguay arena sobre estas losas de pulido, que, comoconsecuencia, desarrollan surcos o cubetas conestrías y una intensa nivelación de los granos deroca. Mientras que las tareas de talla y piqueteadorara vez requerían más de una hora de trabajo, eltiempo dedicado al pulido era mucho más largo,llegando hasta las 50 horas de trabajo, según indi-can diversas observaciones etnográficas y répli-cas experimentales. El tiempo de trabajo varía se-gún la materia prima seleccionada, la preparaciónprevia del esbozo, el material abrasivo disponibley el tamaño de la superficie trabajada. La abra-sión manual de 1 gramo de roca puede requerirentre 5 y 20 minutos de fricción. Desde un pun-to de vista técnico, la talla de rocas duras y decomposición mineral y textura heterogénea im-plica una notable destreza, mientras que el pulidorequiere básicamente fuerza y resistencia física.Dados estos condicionantes técnicos, la talla y elpulido suelen llevarse a cabo en espacios y tiem-pos distintos y, en muchos casos, con la participa-ción asimismo de grupos diferentes (1).

Al menos desde la aparición de la agricultura,los artefactos biselados se convirtieron en un ins-trumento indispensable. Hachas y azuelas erannecesarias en las tareas de roza, desbroce, fabri-cación de herramientas, construcción de estructu-ras de hábitat, carpintería, obtención de fibras ve-getales, etc. Su vida de uso oscilaba entre 1 y 15años, según la calidad del útil, el esfuerzo dedica-do a su mantenimiento, la intensidad de uso, lascaracterísticas físicas de las materias leñosas tra-bajadas, así como la facilidad para encontrar re-cambios. Podemos decir que, en Europa, hasta eldesarrollo de una metalurgia masiva en el II mile-nio antes de nuestra era, hachas, azuelas y cin-celes de piedra pulimentada constituyeron arte-factos de alto valor social, tanto por el trabajoinvertido en su fabricación como por su impor-tancia económica. De este modo, conocer los pro-

cesos de producción de este instrumental implicaacercarnos a la estructura de la sociedad que losempleó y valoró.

A lo largo de todo el Levante peninsular abun-dan las rocas ígneas y metamórficas idóneas parala producción de hachas de piedra. Sin embargo,las prospecciones realizadas donde afloran estasrocas en Andalucía, Murcia, País Valenciano yCataluña no han aportado evidencias de canteras(Martínez y Risch 1999; Orozco-Köhler 2000;Palomera 2002). En el sureste peninsular, el es-tudio petrográfico y morfotécnico de los ins-trumentos biselados permitió confirmar que lamateria prima no fue obtenida en afloramientosprimarios, sino en depósitos secundarios del Cua-ternario, como glacis, terrazas y cauces fluvia-les (Risch 1995). Esta posibilidad amplía todavíamás las posibles áreas de abastecimiento y obligaa adoptar un enfoque de investigación geoarqueo-lógica diferente. Además de la caracterizaciónpetrográfica, se hacen necesarios estudios geomor-fológicos y sedimentológicos de los depósitos se-cundarios y de sus contenidos clásticos (morfolo-gía, tamaño, frecuencia de los cantos de diferentelitología).

En el contexto del Levante peninsular, las evi-dencias de la talla y el pulido de artefactos bise-lados son excepcionales. Los hermanos Siret(1890: 31 y lám. 3) documentaron un conjunto deesbozos tallados y de hachas pulidas en la “casaA2” del poblado neolítico de Tres Cabezos (Cue-vas del Almanzora, Almería), situado en la mar-gen izquierda del río Almanzora y en cuyas te-rrazas hay clastos de geología idónea para sertransformados en artefactos biselados (microga-bros y, ocasionalmente, eclogitas y anfibolitas).Varios artefactos aparecieron junto a un “molino”que pudo haber servido como superficie abrasivapara el pulido. El estudio de los artefactos macro-líticos del poblado calcolítico de Almizaraque, si-tuado a pocos kilómetros de Tres Cabezos, hapermitido identificar una de estas superficies detrabajo (Risch 1995: 343). Se trata de una losa dearenisca de 3,2 kg de peso, con una amplia ranuraen la que se observan señales de procesos abra-sivos intensos, muy distintas de las huellas quecaracterizan a los molinos empleados para el pro-cesado de cereal. En su estudio de las hachasvalencianas y alicantinas, Orozco-Köhler (2000:115-117) únicamente identifica once piezas enproceso de fabricación, casi todas procedentes deEreta del Pedregal (Navarrés, Valencia). Como

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(1) Una serie de trabajos experimentales y etnográficos hanpermitido conocer los parámetros técnicos, así como algunoscontextos sociales relativos a la producción de instrumentos bi-selados (véase especialmente, Madsen 1984; Toth et al. 1992;Pétrequin y Pétrequin 1993; Pétrequin y Jeunesse 1995; Stout2002).

veremos, las evidencias son más abundantes en elnoreste peninsular. Algunos esbozos tallados ypiqueteados ya fueron dados a conocer hace tiem-po, pero la mayoría permanecen sin publicar enlos fondos de museos locales y en coleccionesprivadas.

El presente trabajo pretende ofrecer una pri-mera aproximación a la organización de la pro-ducción y la distribución de los artefactos bisela-dos en el noreste de la península Ibérica. El puntode partida es la caracterización petrográfica de unconjunto de útiles procedente de varios yacimien-tos de Cataluña. La determinación no sólo de lacomposición mineral, sino también de la texturade las rocas utilizadas, permitirá determinar la va-riabilidad de las materias primas en el seno de yentre diferentes comarcas. Mientras la caracte-rización litológica informa sobre cuáles fueronlos recursos naturales explotados y su comporta-miento material, la heterogeneidad petrográficade las materias primas está relacionada con eltipo de afloramiento y las estrategias de apropia-ción aplicadas. Ante el empleo masivo de cantosrodados, el acercamiento a los depósitos secunda-rios susceptibles de haber sido explotados requie-re la consideración de variables geomorfológicasy sedimentológicas. Finalmente, la combinaciónde esta información con las evidencias arqueo-lógicas disponibles permite abordar la cuestiónde los procesos de producción y su organizaciónsocial.

2. LOS ARTEFACTOS

Los artefactos biselados aquí estudiados pro-ceden de diferentes zonas de Cataluña (fig. 1).Salvo en un caso (yacimiento de La Prunera,Olot, Girona) se trata de material recogido en su-perficie a lo largo de los años y conservado encolecciones privadas. Es éste un fenómeno carac-terístico de la arqueología catalana desde el si-glo XIX, donde el erudito o aficionado local y losgrupos excursionistas forman parte del paisajecultural de muchos municipios. Si su interés porla arqueología ha supuesto a menudo un expoliode la herencia pública, en otros casos también hallevado a la recopilación de un gran volumen deinformación que, de otro modo, se habría perdidopara siempre. Muchas veces, estas coleccionesprivadas pueden ser accesibles e incluso acabannutriendo los fondos de los museos municipales y

comarcales. Dada su importancia, más que mos-trar rechazo o indiferencia, la Administración y lacomunidad científica deberían realizar un mayoresfuerzo por documentar estos materiales, recopi-lar la información arqueológica todavía existentey promover su accesibilidad al conjunto de la so-ciedad. Con el fin de explorar el potencial infor-mativo de las hachas prehistóricas, accedimos alestudio de artefactos que nos habían llegado deforma más o menos casual durante los últimosaños. Sobre esta base es posible diseñar un pro-grama de estudio más amplio y sistemático paratodo el Noreste peninsular.

• El primer grupo que investigamos consta deocho artefactos biselados procedentes de la comar-ca del Pallars Sobirà (Lleida, fig. 1, A). MontserratPalomera (2002) realizó un primer estudio comoparte de un proyecto más amplio sobre la dinámicadel poblamiento prehistórico en esta zona del Piri-neo (Gassiot, Jiménez y Picón 2006). Estos arte-factos fueron recogidos en diferentes lugares a lolargo de unos 18 km del curso del río Noguera Pa-llaresa entre Rialb de Noguera y Gerrí de la Sal,mayoritariamente en su margen derecha.

• El segundo grupo, formado por 34 artefac-tos, procede del paraje de Can Gafa, en la margenizquierda del río Tenes, a la altura de Santa Eulà-lia de Ronçana (Vallès Oriental, Barcelona, fig. 1,B). Junto a los artefactos pulimentados aparecie-ron lascas de sílex y algún fragmento de cerámicaneolítica (Dantí et al. 1995; Ten 1980).

• El tercer grupo se documentó en el cursoalto del río Set (Les Garrigues, Lleida), en las es-tribaciones septentrionales de la sierra de Prades(fig. 1, C). Más de una veintena de instrumentosbiselados, la mayoría fracturados, proceden dedistintos lugares del término municipal de El Vi-losell. Aparentemente, no se documentaron otrosmateriales junto a estos artefactos.

• Una última hacha procede del yacimiento deLa Prunera (La Garrotxa, Girona, fig. 1, D), exca-vado recientemente en el marco de una inter-vención de urgencia (Alcalde et al. 2005). Sucontexto arqueológico está datado c. 3000-2940cal ANE.

Todas estas zonas comparten el hallarse a me-nos de 25 km de afloramientos de rocas po-tencialmente susceptibles de ser utilizadas comomateria prima para obtener artefactos biselados,como corneanas o diabasas (fig. 1). En dos deellas (río Tenes y río Set) existen además indiciosde trabajo de estas rocas.

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Fig. 1. Afloramientos primarios de rocas intrusivas y metamórficas de contacto en el noreste peninsular.�: Evidenciasde la talla de hachas de corneana;�: Afloramiento salino de Cardona;�: Minas de variscita de Can Tintorer. A-D: Proce-dencia de los artefactos analizados (A: Noguera Pallaresa. B: Can Gafa. C: alto río Set. D: La Prunera). 1-9: Yacimientoscon evidencias de la producción de hachas (1: Pueyo de Santa Cruz y Morilla, Monzón. 2: Cueva del Parco, Alós de Bala-guer. 3. Baldomar-varios yacimientos. 4. Vernet. 5. Yacimiento de localización imprecisa entre Oliana y Tiurana. 6. CalBoix, Pla de la Nuncarga, Villasana y La Vinya, Peramola; 7. Oliana. 8: Les Guilleries-Collsacabra. 9: Plansallosa).

3. ANÁLISIS PETROGRÁFICODE LOS ARTEFACTOS Y DEPÓSITOSSECUNDARIOS

Todos los materiales arqueológicos fueronexaminados mediante lupa binocular (10-60X) yanalizadas sus superficies y su composición mi-neralógica. Posteriormente, de los distintos gru-pos macroscópicos se seleccionaron al azar ejem-plares fracturados para la realización de análisispetrográficos a partir de láminas delgadas. Por úl-timo, y para cotejar la composición petrográfica yel comportamiento de la materia prima ante pro-cesos de arrastre, se efectuaron análisis de dos de-pósitos fluviales diferentes (río Segre y río Fran-colí). La descripción petrográfica detallada figuraen un apartado anexo.

Los resultados petrográficos muestran un usomayoritario de rocas que globalmente se denomi-nan corneanas (tabla 1). Esta pauta es común a to-das las regiones de Cataluña septentrional, centraly meridional estudiadas. Estos resultados confir-man las observaciones de otros investigadores eneste amplio territorio que se extendería, como mí-nimo, hasta el río Cinca al oeste, el Ebro al sur y elRosellón al norte (Sunyer et al. 1972; Mazo y So-pena 1988; Álvarez 1993; Ricq-de Bouard 1996).En un reciente recuento de los artefactos biseladosidentificados petrográficamente en Cataluña, Clop(2004) llegó también a la conclusión que el 90 %están realizados sobre rocas de corneana.

Las corneanas son rocas de metamorfismo decontacto, es decir, formadas a partir de materialespelíticos (arcillas o pizarras) mediante calor pro-cedente de una intrusión ígnea próxima a los mis-mos. Su recristalización, provocada por la intru-sión, genera habitualmente una roca de grano másfino y más resistente que el material original, y

que puede presentar fractura concoidea. En elnoreste peninsular, las corneanas son resultadodel metamorfismo de contacto de granitos carbo-níferos. Rocas de este tipo se encuentran en lazona axial pirenaica, desde Huesca hasta el Medi-terráneo, así como en las sierras costeras catala-nas, formando parte de los materiales del zócaloVarisco premesozoico (fig. 1).

Una novedad entre las rocas empleadas para lafabricación de artefactos biselados son los micro-conglomerados del Carbonífero inferior transfor-mados por metamorfismo de contacto. Estos ma-teriales, identificados en la serie del río Set,proceden de las aureolas metamórficas de la sie-rra de Prades. Efectivamente, la inspección deuna serie de cauces en sus vertientes nororiental ysuroriental permitió confirmar la presencia deeste tipo clastos de microconglomerado recristali-zado en el barranco de Torners, a unos 9 km alsur-sureste de la zona de procedencia de las ha-chas. Estas rocas constituyeron, por tanto, una al-ternativa local a las corneanas.

Entre la serie de Can Gafa (río Tenes) destacaun fragmento con filo de un hacha de jadeíta.Incluso mediante observación macroscópica, sedistingue una roca de gran pureza, como reflejasu color verde intenso. Recientemente se hanidentificado otras dos hachas de jadeíta entre elajuar lítico del sepulcro de fosa de la Bòbila d’enJoca, a tan sólo 12 km al sur de Can Gafa (2).Esta materia prima resulta del todo excepcional alsur de los Pirineos y únicamente puede proce-der de los Alpes occidentales del Piamonte o delos Apeninos septentrionales de Liguria (Ricq-deBouard 1996; Venturino 1996; D’Amico 2005;Petrequin et al. 2006).

El uso de la diorita ha sido identificado ma-croscópicamente tan sólo en un caso (3). Este

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Río Noguera-Pallaresa Can Gafa Río Set La Prunera Total

Rocas cornubianíticas 7 33 20 1 61Microconglomerado metamórfico – – 5 – 5Diorita 1? – – – 1?Jadeíta – 1 – – 1

Tabla 1. Resultados de la identificación petrográfica de los artefactos pulimentados mediante clasificación macroscópicay comprobación por lámina delgada.

(2) Casas, J. 2000: Anàlisi de primeres matèries del Neolí-tic Mig de Catalunya: el sílex melat. Treball de recerca de tercercicle. Universitat de Barcelona. Barcelona.

(3) Se trata de una azuela completa del Pallars Sobirà de148 mm de longitud.

tipo de roca aparece, aunque de forma muy mino-ritaria, en algunos yacimientos catalanes (Clop2004: 177). Puede proceder de diferentes puntosde Cataluña, formando parte de las intrusiones íg-neas en los Pirineos y sierras litorales, o bien deuna roca alóctona.

Por otra parte, los análisis petrográficos po-nen de manifiesto la explotación de una gran va-riedad de corneanas. Las diferencias se constatantanto a nivel mineralógico y textural como, sobretodo, por el grado de retrogradación (4) sufridopor las rocas. Cada una de las muestras seleccio-nadas al azar tiene particularidades petrográficasespecíficas, lo cual impide agrupar las distintasvariantes en tipos recurrentes. La variabilidad encuanto a los componentes mayoritarios y tambiénentre los accesorios es resultado de la intensidaddel metamorfismo de contacto sufrido por la roca,que está en relación con la distancia respecto alcuerpo intrusivo o plutón, de la litología de laroca original sometida a este proceso de meta-morfismo de contacto y de la retrogradación que,posteriormente, haya podido sufrir.

En definitiva, estos resultados indican que nose explotaron materiales procedentes de una fran-ja concreta de la aureola de contacto que se pro-duce alrededor de una intrusión plutónica, sino deun amplio espectro correspondiente a uno o va-rios afloramientos con corneanas. Especialmentenotable resulta la variedad petrográfica constata-da en el seno de cada una de las aureolas, igual omás pronunciada que entre cada una de ellas, in-dependientemente de factores de distancia entrelas mismas o del contexto geológico de cada una.Tal ausencia de uniformidad resulta coherentecon una explotación de depósitos secundarios enlos que se ha acumulado todo el abanico de rocasde las aureolas metamórficas de contacto de unárea de captación fluvial. Los dos cauces mues-treados (Segre y Francolí) confirman la variabili-dad composicional, textural y de retrogradaciónde los clastos arrastrados. Cabe descartar, por tan-to, una explotación mediante canteras, especiali-zada en litotipos de características específicas,como las documentadas en otras zonas de Euro-pa. Ello implica, a su vez, que desde un punto devista técnico las diferencias petrográficas entrelos cantos rodados no fueron consideradas lo su-

ficientemente importantes por las comunida-des prehistóricas como para remontar los cursosfluviales y localizar afloramientos con unas pro-piedades mineralógicas específicas. Hasta elmomento, no se han realizado estudios experi-mentales o de comportamiento material que per-mitan valorar las implicaciones funcionales y me-cánicas del uso de las diferentes variedades decorneanas en tareas como la tala de árboles o eltrabajo de la madera.

Una característica que influye en las propieda-des mecánicas de la roca es su grado de retrogra-dación (5). La retrogradación, como proceso demetamorfismo secundario de la roca, implica laformación de nuevos minerales. La cohesión dela roca aumenta cuando éstos son cristales acicu-lares o laminares que se interpenetran. Esta textu-ra, comparable al efecto del templado en los me-tales, resulta decisiva a la hora de la fabricación ydel uso de las hachas (talla concoidal, gran dure-za, mayor resistencia). La preferencia por rocasretrogradadas, en este caso microgabros, tambiénse ha constatado en los artefactos biselados delsureste (Barrera et al. 1987; Martínez y Risch1999, 2002; García et al. 2005) y constituyó,igualmente, uno de los criterios seguidos por laspoblaciones de Irian Jaya (Indonesia) en la se-lección de materias primas (Petrequin y Petre-quin 1993: 226). Aunque los procesos de forma-ción de los depósitos secundarios impliquen depor sí una selección natural de los materiales másresistentes, la búsqueda y recolección de litotiposretrogradados indica un buen conocimiento de lascaracterísticas petrológicas y mecánicas de las ro-cas. Las estrategias de selección y explotación dematerias primas parece que tenían más en cuentael grado de retrogradación sufrido por las rocasque la variabilidad granulométrica, de coloracióny, en última instancia, la misma composición mi-neralógica.

En definitiva, la determinación de la proce-dencia exacta de las hachas de corneana desdeuna perspectiva estrictamente petrográfica resul-ta inviable. Los trabajos geológicos disponiblesrevelan la existencia de notables diferencias en latextura y composición de los afloramientos pri-marios, incluyendo zonas retrogradadas más o

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(4) La retrogradación implica una segunda transformaciónde la roca ya metamorfizada durante su enfriamiento, es decir, auna temperatura inferior a la de formación de la corneana ori-ginal.

(5) Por retrogradación se entiende en petrografía un proce-so de metamorfismo de baja temperatura en el cual han interve-nido fluidos (agua). Su consecuencia es una alteración de la tex-tura y los minerales de la roca que originalmente se habíaformado a mayor temperatura.

menos puntuales. De momento, los estudios geo-químicos y petrográficos llevados a cabo no hanidentificado elementos químicos, mineralógicos otexturales que permitan discriminar entre diferen-tes afloramientos de corneanas existentes en Ca-taluña, Aragón y el sur de Francia.

4. LA PROCEDENCIA DE LASMATERIAS PRIMAS DESDE UNAPERSPECTIVA GEOMORFOLÓGICAY SEDIMENTOLÓGICA

Los resultados petrográficos ponen de ma-nifiesto la dificultad de aplicar el concepto de“fuente de materia prima” a la práctica arqueoló-gica. Este término, entendido como la determina-ción del lugar específico donde aflora un determi-nado recurso, resulta confuso cuando no existeuna estandarización físico-química de los sopor-tes de los artefactos o, como también es el casoaquí, cuando se explotan clastos procedentes dedepósitos secundarios aportados de una ampliaárea de captación. A primera vista, cabría con-cluir que en el caso de los artefactos biselados delnoreste peninsular resulta imposible aportar algomás sobre la organización espacial y social de laexplotación de las corneanas a la vista del núme-ro de cursos fluviales que han arrastrado estosmateriales desde las aureolas de contacto (fig. 1).Su amplia distribución, por casi todo el territorio,implicaría que se trataba de un material fácilmen-te accesible para las poblaciones prehistóricas.Ahora bien, la cuestión que no suele comprobarsenormalmente desde la geoarqueología es si real-mente todos los depósitos contienen rocas igual-mente accesibles e idóneas para la producción delos útiles de piedra. Factores como la composi-ción litológica de las formaciones, así como lasdimensiones, formas y características petrográfi-cas de sus componentes son cruciales a la hora deconsiderar la idoneidad de un recurso potencialpara ser explotado. Dada la dificultad de encon-trar indicios arqueológicos de la explotación deformaciones sedimentarias, resulta necesario eva-luar cuáles son las diferencias reales entre éstas,en cuanto a abundancia y características de los re-cursos disponibles. El marco de referencia de talvaloración viene dado por el conocimiento de laspropiedades materiales y técnicas de los artefac-tos arqueológicos, mientras que los parámetroscuantitativos y cualitativos proceden de la geo-

morfología. Hemos denominado nivel de asequi-bilidad de las materias primas a la relación en-tre disponibilidad de recursos y selección social,para subrayar que nos movemos en una escala deprobabilidades más que de certezas sobre los lu-gares de extracción (Risch 1995: 297).

En el caso de la fabricación de hachas, desta-can, en primer lugar, las condiciones materialesque permiten a estos artefactos soportar las ten-siones a que son expuestos (6). Por otra parte, ladisponibilidad de clastos o bloques con formas ytamaños próximos a los productos finales, y có-modos de tallar y pulir repercute directamente enuna reducción del tiempo y de la intensidad deltrabajo. En definitiva, el nivel de asequibilidad esespecialmente relevante en artefactos cuyos tiem-pos de fabricación y uso son sensibles a variacio-nes físicas y morfológicas de las materias primas,como es el caso de los instrumentos biselados.

La morfología de los cantos rodados está con-dicionada por el modo y la distancia de transpor-te, pero también por lo que podemos denominarla fábrica o estructura de la roca de la que proce-den. En muchos casos, la recristalización que im-plica la corneanificación por metamorfismo decontacto y su retrogradación, si la hubiese, puedeno obliterar completamente la estructura de laroca metamórfica o sedimentaria precorneánica,la cual queda relicta en la propia corneana. Unacorneana con fábrica isótropa (sin orientación),planar (donde los minerales están organizados ensuperficies paralelas), linear (organización de losminerales alargados en una dirección preferente)o planolinear (organización paralela y alargada)determina el hábito o forma preferente de fracturay, por tanto, repercute directamente sobre las di-mensiones y el redondeamiento de los cantos. Esdecir, las fábricas anisótropas (planares, planoli-neares o lineares) condicionarían la morfologíafinal de los cantos que se obtendrían por un pro-ceso de transporte fluvial, marino o glaciar. Lasfábricas planares tenderán a favorecer la forma-ción de losas discoidales; las planolineares, las delosas ovales y, las lineares, las de cantos cilíndri-cos o fusiformes. Cuanto más marcada es la fábri-ca de la roca, mayor es el condicionante de éstaen la morfología final. Es obvio que la definición

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(6) La importancia de la estructura geológica para el com-portamiento mecánico de las rocas ya fue señalado en uno de losprimeros estudios petrográficos de hachas efectuados en la pe-nínsula Ibérica (Barrera y Martínez Navarrete 1980: 79).

de fábricas planares, planolineares o lineares sólopuede hacerse tras una observación tridimensio-nal; la observación en lámina delgada de una fá-brica planar no excluye que ésta sea, en realidad,cualquiera de las tres anteriores. Por tanto, la ob-servación de los clastos o utensilios en muestrade mano es indispensable para definir las fábricasarriba citadas.

En la producción de hachas sería preferible laselección de clastos de forma ovalada, resultadomuchas veces de una fábrica isótropa o planoli-near producida por la intersección de planos defoliación. En las rocas planolineares, ninguna delas orientaciones debería ser marcada, de maneraque se evite la formación y propagación de fisu-ras. Finalmente, el grano de las rocas debe serfino o muy fino, pues aumenta su resistencia y fa-cilita una talla de tipo concoidal.

Muchas de las variables geológicas y geo-morfológicas mencionadas, como la composiciónmaterial de los depósitos detríticos y el tamaño,morfología y fábrica de las rocas, pueden ser eva-luadas mediante la descripción de los clastos y larealización de prospecciones geoarqueológicas.Estos criterios son útiles para comparar distintasformaciones fluviales o marinas y establecer cuá-les son más favorables en términos geotécnicospara obtener un determinado tipo de clasto en elconjunto de un territorio (Martínez y Risch 1999;Risch 2002a).

La forma y el grado de esfericidad de los clas-tos puede ser determinado mediante diferentesmétodos propuestos por la sedimentología y lageomorfología. El más simple consiste en la cla-sificación visual mediante fichas patrón de gra-dos de redondeamiento (p. e. Leser 1977: 215;Dietrich et al. 1982: hoja 18.1). Si se desea traba-jar con valores absolutos, cabe el cálculo de dis-tintos índices a partir de la medición de la longi-tud, la anchura y el grosor de los clastos (Leser1977; Barrett 1980).

Por otra parte, los recuentos de clastos permi-ten determinar la proporción de distintos litotiposen un depósito. También aquí hay diferentes pro-puestas metodológicas, entre las cuales destaca el“método de área”, consistente en registrar 100cantos rodados en un área superior, como míni-mo, a 2,5 veces el diámetro del clasto más grandeen el punto de muestreo (Howard 1993). En situa-ciones donde resulta viable operar con volúmenesde materiales en vez de con proporciones, tam-bién puede aplicarse el “método rejilla”. Este pro-

cedimiento fue desarrollado originalmente para lacuantificación de minerales en el análisis de lámi-nas delgadas, y propone identificar todos los clas-tos situados bajo los puntos de intersección deuna rejilla.

Con estas herramientas metodológicas se pro-cedió a comprobar el nivel de asequibilidad deuna serie cauces fluviales de Cataluña. Funda-mentalmente, se examinaron depósitos secunda-rios próximos a los lugares de procedencia de lashachas analizadas y zonas donde hay evidenciasarqueológicas de la talla de esbozos. A excepcióndel río Set y del río Fluvià todos los depósitos flu-viales contenían rocas formadas por metamorfis-mo de contacto (fig. 1). Sin embargo, a partir decriterios como la granulometría y fábrica de lasrocas queda descartada una explotación regulardel río Tenes y otros cauces que se nutren de lassierras litorales y prelitorales catalanas, así comodel río Noguera Pallaresa procedente de los Piri-neos. Los clastos de estos cauces tienden a pre-sentar planos de foliación demasiado marcados yun grano de tamaño medio o grueso. En muchoscasos se trata de esquistos moteados, más que decorneanas. Además, en los ríos Tenes y NogueraPallaresa la proporción de rocas cornubianíticasresulta muy baja (< 15 %).

Mucho más idóneas parecían ser las rocas en-contradas en las terrazas del curso medio del ríoSegre y en el río Francolí. Aquí, corneanas degrano fino y muy fino representan respectiva-mente el 30,3 % y el 37,9 % de los depósitos de-tríticos, aplicando el “método rejilla”. El análisispetrográfico (ver anexo) de algunas muestras na-turales confirmó que se trata de rocas muy simila-res a las empleadas como hachas. Como hemosexplicado anteriormente, las variaciones en cuan-to a la composición mineral no son un elementodiscriminante dada la variabilidad petrográficapropia de la mayoría de las aureolas de contacto.

Sin embargo, el grado de esfericidad de losclastos del Segre y del Francolí es muy diferente,como se puede observar incluso a simple vista(fig. 2). A la altura de Montblanc, a unos 10 kmde los afloramientos primarios en la Sierra dePrades, las corneanas y los esquistos moteadoscontinúan caracterizándose por formas planas ysubangulares, muy alejadas de las formas másovaladas necesarias para la fabricación de instru-mentos biselados. La explicación de estas dife-rencias se encuentra en la textura de las rocas,con una estructura foliácea (planar) en el caso de

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la sierra de Prades y más planolinear en el del Se-gre. La fábrica de los clastos procedentes de lasaureolas de contacto de Prades impide una tallaconcoidal y, sobre todo, resulta poco adecuadapara resistir impactos en la dirección del eje ma-yor. Un uso de estos materiales como hachas cau-saría fácilmente fracturas a lo largo de los planosde foliación.

En definitiva, el primer ensayo con esta apro-ximación analítica en el ámbito catalán indica di-ferencias significativas entre distintos depósitosfluviales en cuanto a volumen, morfología, gra-nulometría y fábrica de los clastos de corneanacon una mineralogía muy similar. Sin excluir laposibilidad de que los clastos del Francolí o de al-gún otro río fuesen utilizados puntualmente parala fabricación de útiles biselados (7), las observa-ciones geomorfológicas y petrográficas permitenconcluir que, aun tratándose de la misma clase derocas, las corneanas del río Segre presentan, entérminos de tamaño, morfología y textura, un ni-vel de asequibilidad mucho más elevado que elresto de los depósitos secundarios examinadoshasta el momento en Cataluña. Las evidenciasarqueológicas directas de la explotación de es-

tas formaciones secundarias (esbozos, restos detalla) confirman la importancia de tales diferen-cias geotécnicas para la fabricación de artefactosbiselados en época prehistórica.

5. LA PRODUCCIÓN DE HACHASDE CORNEANA EN EL NORESTEPENINSULAR

La recopilación de las primeras evidencias so-bre la obtención y la talla de materias primas parala producción de hachas pulimentadas en la pe-nínsula Ibérica se debe al geólogo Enric Sunyer,quien en los años 60 y 70 estudió las formacio-nes cuaternarias de Cataluña occidental (Sunyer1972; Sunyer et al. 1972; Sunyer y Borrell 1974).Durante los trabajos de campo, Sunyer y sus co-laboradores identificaron alrededor de medio mi-llar de artefactos tallados de corneana en quinceyacimientos situados en las superficies de glacis,depósitos fluviales, gravas de descarga glacial ysedimentos arcillosos de solifluxión de los ríosPallaresa, Ribagorçana, Segre y Cinca. Las cotassuperiores de estos depósitos varían entre 10 y60 m sobre el nivel de los cauces actuales. Algu-nas de las piezas dadas a conocer corresponden aesbozos de hachas obtenidos mediante talla a par-tir de cantos rodados. En su mayoría proceden deyacimientos situados a lo largo del curso mediodel río Segre (fig. 1).

Uno de los primeros talleres de hachas conoci-do fue Cal Boix (Peramola, Alt Urgell, Lleida). Seubica sobre una terraza fluvial, a 20-30 metros porencima de la margen derecha del curso actual delSegre (Sunyer et al. 1972). El nivel basal de estaterraza está formado por gravas y clastos, corres-pondientes en un 60 % a corneanas y en un 20 % agranito. En las arcillas de solifluxión que cubren lasecuencia del depósito, aparecieron dispersos cen-tenares de desechos de talla y lascas, además deuna veintena de esbozos de hachas y piezas falli-das (denominados respectivamente pics y destra-lons por los autores). Los esbozos miden entre 12y 21 cm de largo, presentan una talla uni o bifacialy mantienen restos de la superficie original de losclastos (fig. 3: 1-3). La presencia de percutoresjunto a los propios esbozos y los abundantes restosde talla corroboran la realización de trabajos dedesbastado de cantos de corneana en este lugar.

En la zona de Peramola se dieron a conocerposteriormente otros cuatro yacimientos de carac-

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Fig. 2. Vista frontal y lateral de un canto característicodel Segre en Baldomar (izquierda) y del Francolí enMontblanc (derecha).

(7) De hecho, Vilaseca (1953) dio a conocer un posible es-bozo procedente del término de Vilaplana (Baix Camp, Tarrago-na), unos 15 km al oeste del Francolí. Gracias al primer análisispetrográfico por lámina delgada efectuado sobre este tipo de úti-les del que tenemos noticia, pudo determinarse que se trata deuna corneana. Sin embargo, algunos rasgos técnicos, como elpulido de la parte medial frente a señales de talla en la zona delfilo, sugiere que podría tratarse más bien de un hacha o azuelacon señales de reavivado en la zona del filo que de un esbozo.

terísticas similares ubicados junto al río Segre(Valdés 1981-82), aunque su localización exactay contexto geomorfológico permanece inédito.En conjunto, los cuatro yacimientos han propor-cionado 102 nódulos con evidencias de talla, en-tre 7 y 42 cm de largo. Además, se contabilizaron241 piezas semiacabadas trabajadas por pique-teado y 65 piezas con formas acabadas, de las queel 66,3 % muestran huellas de pulido. Junto a es-tos materiales se encontraron abundantes restosde talla, percutores, así como algunos pulido-res de arenisca y esquisto, y “molinos barquifor-mes” de granito. Estos útiles líticos ponen de ma-nifiesto que estos talleres no sólo se dedicaban ala preparación de esbozos mediante talla y repi-queteo, como en el caso de Cal Boix, sino tam-bién al pulido de, al menos, parte de las piezas.

Hay noticias de otra serie de áreas de talla decorneanas procedentes de Oliana (Alt Urgell,

Lleida), concretamente de un nivel de arcillas desolifluxión de la terraza fluvial de entre 15-25 mde la margen derecha del Segre (Sunyer 1972:lám. 1, 6-10). Se dio a conocer un esbozo de ha-cha tallado de 15 cm de longitud, sin señales depiqueteado o pulido (fig. 3: 4-6). Junto a los esbo-zos se documentó uno o dos centenares de lascaso restos de talla (Sunyer, comunicación personal).La materia prima pudo obtenerse a sólo 5-6 me-tros de las gravas fluviales del río, donde lascorneanas representan entre el 30-50 % de losclastos.

Segre abajo, a la altura de Vernet (Noguera,Lleida), se localizaron otras áreas con evidenciasde talla de corneanas. Sunyer y Borell (1974) re-cogieron alrededor de 3.000 restos, entre lascas,cantos trabajados y percutores en la superficie dediferentes terrazas fluviales de la margen dere-cha. Los restos se localizaron entre 7 y 20 m so-bre el cauce actual. Sin embargo, entre estos ma-teriales no parece figurar ningún esbozo o hachapulimentada. Fue Maluquer (1979-80) quien con-firmó la existencia de un pequeño taller de instru-mentos pulimentados en la misma zona, a 10 msobre el cauce del Segre. En una superficie de 80por 60 m se recogieron alrededor de 50 esbozos yfragmentos, junto a algunas lascas. Ninguno delos esbozos muestra señales de piqueteado o puli-do (fig. 4: 2). La materia prima seleccionada fue-ron clastos de 18 a 30 cm de largo, disponibles enel propio cauce del Segre.

Entre los materiales procedentes de las exca-vaciones realizadas por Maluquer en la Cueva delParco, situada en la margen derecha del Segre, a1 km de Alós de Balaguer, figuran un esbozo ta-llado y un hacha semiacabada (fig. 4: 3-4). Lapresencia de percutores y algunos fragmentos ylascas de corneana sugiere que los artefactos bi-selados eran trabajados en el propio yacimiento.Desafortunadamente, no ha sido posible preci-sar la cronología de estos restos dentro de la se-cuencia estratigráfica de la cueva, que presentaevidencias de ocupación desde el Neolítico anti-guo hasta el Bronce antiguo (Bartolí y Gamarra1996). Recientemente, se ha dado a conocer otraárea de talla de esbozos de corneana situada enalgún punto sin precisar a orillas del Segre, entreOliana y Tiurana (Cardona et al. 1996: 545).

En el Museu Arqueològic de Baldomar, a es-casos kilómetros al este de Vernet, se conservauna serie de esbozos tallados, muy similares a laspiezas publicadas de Vernet, procedentes de dife-

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Fig. 3. Esbozos de hachas del noreste de la península Ibé-rica. 1-3: Cal Boix, Peramola, Alt Urgell (a partir de Sun-yer et al. 1972); 4-6: Oliana, Alt Urgell (a partir de Sunyer1972).

rentes puntos del municipio (Font del Periot, Fontde Sant Pere y Els Villars). Son cantos rodados decorneana, cuya forma elipsoidal ha sido modifi-cada mediante la talla de sus caras laterales. Lascaras anversa y reversa se dejaban sin trabajar detal manera que se obtenían esbozos de forma máso menos cilíndrica (fig. 5). En algún caso, se ob-servan profundas huellas de piqueteado sobre lascaras laterales. Un pulido intenso acabaría por dara estos bloques alargados de 15-30 cm de largo laforma definitiva. Según Antoni Borrell, su descu-bridor, suelen aparecer aisladamente o junto a las-cas dispersas. En el abrigo de Les Aparets, tam-bién se encontraron algunos restos de talla decorneana, aunque ningún esbozo. Les Aparets esun pequeño yacimiento del Bronce Antiguo situa-do en la margen derecha del Segre, entre Baldo-mar y Alós de Balaguer. Un recuento de clastosefectuado en esta zona confirma que el 30,3 % de

los clastos fluviales está formado por corneanas.El tamaño medio de los cantos oscila entre 10 y30 cm, y su grado de esfericidad es alto. Entreellos pueden encontrarse con facilidad ejempla-res morfológicamente próximos a las hachas. Laabundancia de estos materiales hace pensar queprobablemente también existieran talleres de ha-chas río abajo, pero hasta el momento no se hapodido documentar ninguno.

La existencia de talleres similares en el ríoCinca queda confirmada por algunos esbozos ta-llados procedentes de Pueyo de Santa Cruz y Mo-rilla, en la comarca de Monzón (Huesca) (Mazo yRodanés 1984: 38, fig. 7-9). Su tamaño es de11-16 cm y en algún caso parece que conservanparte de la superficie original de los cantos natu-rales (fig. 4: 5). El curso medio del Cinca cuentacon abundantes clastos de corneana y esquistosde c. 15-25 cm de longitud y un elevado grado deesfericidad (ídem: 19, 38). Ello facilita un alto ni-vel de asequibilidad de materias primas idóneaspara la producción de útiles pulimentados.

También se han dado a conocer algunas evi-dencias relacionadas con el trabajo de corneanasen la Cataluña oriental. De uno o varios puntosindeterminados alrededor del macizo de Les Gui-lleries-Collsacabra, en el valle del Ter, procedeuna serie de esbozos tallados de corneana, así

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Fig. 4. Esbozos de hachas del noreste de la península Ibé-rica. 1: Procedencia desconocida, Museo de Artesa de Se-gre; 2: Vernet, Noguera (a partir de Maluquer 1979-80);3-4: Cueva del Parco, Alós de Balaguer, Noguera (a partirde Bartolí y Gamarra 1996); 5: Morilla, Monzón (a par-tir de Mazo y Rodanés 1984).

Fig. 5. Diversos tipos de esbozos hallados en el muni-cipio de Baldomar (Museu Arqueològic de Baldomar,Lleida).

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Lám. I. Microfotografías de láminas delgadas. Nícoles cruzados. 1. PINDET: Corneana con porfidoblastos de anda-lucita y biotita. 2. PBRE-07. Andalucita porfidoblástica en una corneana (cristal gris en el centro de la imagen). Lamatriz está formada esencialmente por biotita (cristales rosados y azulados). 3. PESC-10: Andalucita porfidoblástica(cristales grises) en una matriz formada por biotita moscovita y cordierita pinnitizada. 4. SEAV08: Andalucita porfi-doblástica (cristal gris en el centro) en una matriz formada por biotita, cordierita pinnitizada y moscovita. 5. SEAV09:Porfidoblasto de andalucita reemplazado por cloritoide y clorita (oscuro tabular y gris azulado en una corneana. Lamoscovita (cristales verdes y amarillos) abunda en la matriz. 6. VIL-13: Corneana formada por andalucita (gris) ymoscovita (rosas y azules) en una corneana. 7. VIL-24: Esquisto cornubianítico. Se reconoce un nivel rico en andalu-cita (cristales grises de sección cuadrada o rectangular) y otros ricos en cuarzo (cristales blancos). La biotita es abun-dante en ambos. 8. VIL-3: Microconglomerado recristalizado (cornubianítico). Se observan con cantos de rocascuarzofeldespáticas (centro de la imagen) y de cuarzo. La matriz cuarzo-feldespática contiene micas (colores vivos).

como varios percutores de la misma roca (Bosch1984: 238-242; fig. 13). Dado que estos artefac-tos proceden de colecciones privadas, no existeinformación sobre la presencia de restos de talla uotros materiales asociados a las diferentes fasesde trabajo. La morfología de los esbozos apuntaal aprovechamiento de cantos rodados de cornea-na. En principio, tales materiales pueden encon-trarse en los depósitos del río Ter.

Unos 40 km más al norte, en la alta Garrotxa(Girona), se encuentra el poblado neolítico dePlansallosa, excavado recientemente (fig. 1). Enla estructura E2 del nivel II, fechado entre4800-4600 cal ANE, se hallaron cuatro artefactosbiselados semiacabados, un percutor, un pulidor,todos ellos de corneana, además de un bloque dearenisca (Bosch et al. 1998, 66-70; fig. 14;figs. 44-47). La ausencia de restos de talla y lapresencia de huellas de piqueteado y pulido en al-gunos de los esbozos indicarían la existencia deun taller destinado al acabado de los artefactos.

Más hacia el sur, en la margen izquierda delrío Tenes (Vallès Oriental, Barcelona) se han do-cumentado 34 artefactos biselados en una super-ficie de aproximadamente 14 m2 (Palomera 2002:73-80). Entre ellos se han observado posiblesejemplares en proceso de fabricación, lo que de-lataría, junto con el elevado número de piezas, unpequeño taller de producción. Sin embargo, unavisita al lugar no permitió confirmar la presenciade restos de talla en la zona.

Entre los artefactos procedentes del curso altodel río Set (Les Garrigues, Lleida) estudiados eneste trabajo, se encuentra un esbozo de caracterís-ticas muy similares a los ejemplares de Baldomaro Vernet (fig. 4: 1, 2; fig. 5: 1). Se trata de un can-to rodado de corneana, bien redondeada y de for-ma alargada (245 � 82 � 62 mm). Sus caras late-rales han sido trabajadas mediante talla ypercusión intensa, mientras que los extremos ylas superficies anversa y reversa conservan la su-perficie lisa del clasto original. Únicamente en lazona de grosor máximo se observan señales depiqueteado, actividad con la que aparentementecomenzó a reducirse el espesor del canto rodadoen una de las superficies. Aunque el área de cap-tación del propio río Set no incluye corneanas niesquistos moteados, hay importantes afloramien-tos de estas rocas en la vertiente norte de la sierrade Prades, a 7 km al sureste de donde fue encon-trado este esbozo. Sin embargo, como señalamosmás arriba, su estructura geológica foliácea es

inapropiada para la fabricación de artefactos bise-lados. La morfología del esbozo se ajusta másbien a los clastos del río Segre, a unos 45 km ha-cia el oeste.

En definitiva, las características y la distribu-ción espacial de los esbozos y restos de talla con-firman que sólo algunos de los múltiples aflora-mientos y depósitos secundarios con rocascornubianíticas fueron considerados apropiadospor la industria pulimentada. Esta conclusión noslleva a preguntarnos por la organización econó-mica de estos talleres. La especialización alcan-zada por un determinado proceso de producciónpuede ser definida en términos de simplificacióndel trabajo (división de un proceso productivo enmovimientos cada vez más estandarizados), ex-clusividad espacial de las diferentes tareas (talle-res), mejora de las condiciones técnicas (materiasprimas, instrumentos de trabajo) y volumen deproducción (Risch 2002b). Aunque la informa-ción disponible dista de ser sistemática, comien-zan a discernirse ciertas tendencias en relación ala organización de la producción de instrumentosbiselados (tabla 2).

En primer lugar, destaca la selección de la ma-teria prima. El predominio de corneanas no pue-de ser considerado una mera adaptación a lascondiciones geológicas del noreste peninsular,sino que obedece a una estrategia de explotaciónespecializada en una litología frecuente, pero nola única idónea para fabricar instrumentos bise-lados. Las dioritas, básicamente, pero tambiénanfibolitas y determinados tipos de esquisto,constituyen materiales equivalentes disponiblesen la zona pero, en principio y de manera sor-prendente, utilizados sólo en un 5 % de las piezas(Clop 2004). Es interesante añadir que, si bien lasformaciones metamórficas de contacto con pre-sencia de corneanas se extienden al norte de losPirineos, no ocurre lo mismo con las estrategiasde selección y explotación de materias primasque priorizaban este tipo de roca. Sobre todo du-rante el Neolítico medio (4600-3300 cal ANE) yreciente (3300-2200 cal ANE) se utilizaron tantocorneanas como lo que Ricq-de Bouard (1996)denomina anfibolitas cálcicas (8). Sospechamos,a partir de la información geológica convencio-nal, que las corneanas son menos frecuentes y,sobre todo, de peor calidad en la vertiente septen-

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(8) Se entiende por anfibolitas cálcicas rocas con anfibolescálcicos (p. ej. hornblenda, actinolita) y plagioclasa.

trional de los Pirineos debido a la menor inciden-cia del metamorfismo de contacto, y que ello mo-tivó su menor importancia como materia prima.Tampoco en la Montaigne Noire (Languedoc), ci-tada en algunas ocasiones como una posible áreade procedencia de estas hachas, son importanteslas aureolas de contacto con corneanas.

Queda pendiente la realización de estudios so-bre las propiedades mecánicas y los niveles deaccesibilidad de los diferentes litotipos y sus de-pósitos, para valorar hasta qué punto las estrate-gias de explotación de materias primas transcen-dían el ámbito estrictamente técnico y estabancondicionadas por decisiones de carácter social eideológico, como ocurre en algunos centros deproducción de hachas en Europa (Bradley y Ed-monds 1993; Pétrequin et al. 2002).

En segundo lugar, se confirma una explota-ción masiva de los depósitos detríticos en loscauces medios de algunos sistemas fluviales deCataluña y Aragón oriental, concretamente, enlos ríos Cinca, Segre y Ter. El volumen y calidadde material arrastrado, así como la distancia detransporte glaciar o fluvial parecen haber sido cri-terios determinantes a la hora de acceder a mate-rias primas de composición, forma, dimensiones,granulometría y textura idóneas para la fabrica-ción de hachas. Aunque las corneanas están pre-sentes en muchas otras formaciones secundarias,cuya explotación puntual no puede ser excluida,el grueso de las evidencias de producción se ubi-can en las áreas con los mayores niveles de ase-quibilidad.

Ahora bien, más que fuentes de materias pri-mas concretas, nos hallaríamos ante extensos te-

rritorios de explotación y talla a lo largo de cier-tos cauces fluviales. Tanto los resultados petro-gráficos y geomorfológicos, como las evidenciasarqueológicas apuntan al curso medio del Segrecomo el principal territorio de producción de ha-chas en el noreste peninsular. La dispersión de es-bozos y el reducido volumen de restos de talla(alrededor de 100-200 lascas por yacimiento) ha-cen pensar en una producción más bien ocasional,realizada en múltiples talleres dispersos. En nin-guno de ellos se han observado restos de cerámi-ca, sílex u otros materiales que hiciesen pensar enla presencia de lugares de hábitat. Ello sugiere untrabajo desempeñado por grupos reducidos, dedi-cados a la preparación de una serie limitada deesbozos durante breves estancias en las márgenesdel río.

Carecemos de estudios detallados sobre losrestos de talla, pero las huellas de trabajo visiblesen los esbozos apuntan a un grado de especializa-ción técnica limitado: la preparación de los clas-tos no sigue un esquema estandarizado de talla, niuna modificación uniforme de las diferentes face-tas y tampoco los talleres parecen haber funcio-nado de una manera similar (tab. 2). Mientras enalgunos, como Cal Boix, Oliana, Vernet y quizáslos de las zonas de Monzón y Guilleries, se dedi-caban exclusivamente a los trabajos de talla, enotros, como Villasana y La Vinya en Peramola, seconstata también el acabado de las piezas me-diante piqueteado y pulido.

Igualmente difícil resulta determinar el volu-men de producción alcanzado en los distintos te-rritorios de producción y, en especial, en el Segre.Los comentarios de Maluquer (1979-1980) y Val-

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Cauce Talla Piqueteado Pulido Referencia

Cal Boix (Peramola) Segre /// – – Sunyer et al. 1972Pla de Nuncarga (Peramola) Segre /// // / Valdés 1981-82: 85Villasana (Peramola) Segre // /// // Valdés 1981-82: 85La Vinya (Peramola) Segre /// /// // Valdés 1981-82: 85Oliana Segre /// – – Sunyer 1972Vernet Segre /// – – Maluquer 1979-80Cova del Parco (Alós de Balaguer) Segre // / / Bartolí y Gamarra 1996Baldomar (varios yacimientos) Segre /// /// / InéditoMonzón Cinca /// / – Mazo y Rodanés 1986Les Guilleries Ter /// / – Bosch 1984: 238-242Plansallosa Llierca – // // Bosch 1998: 66-70Can Gafa Tenes – / / Palomera 2002Río Set Set – // / Inédito

Tabla 2. Evidencias arqueológicas de la fabricación de hachas pulimentadas del noreste peninsular (/// = dominante;// = presente; / = posible; – = ausente).

dés (1981-82) sobre el expolio de los yacimientosy la entidad de las colecciones privadas de hachasproporcionan un indicio de la importancia econó-mica que debió tener esta zona durante la prehis-toria reciente. En general, el empleo dominantede corneanas para la fabricación de hachas en Ca-taluña y, en menor medida, el Languedoc orientalimplica la existencia de un número de talleresmuy superior al que ha logrado documentarsehasta el momento.

Todo apunta a que la mayoría de los esbozosproducidos en los talleres fluviales eran acaba-dos en otros lugares. Las evidencias de ranuras ylosas de pulido o de artefactos parcialmente puli-dos en zonas próximas a los depósitos de cornea-nas resultan muy escasas en relación a la intensi-dad de los trabajos de abrasión y acabado de lashachas (9). El área de actividad descubierta en elpoblado de Plansallosa también indica que se tra-taba de operaciones realizadas a pequeña escala,quizás en las propias áreas de hábitat. El alto ni-vel de exclusividad espacial de las actividades detalla, la proliferación de pequeños talleres y elbajo nivel de dominio técnico del trabajo de lapiedra corresponde a una explotación de las ma-terias primas por estrategias de acceso directopor parte de comunidades dispersas en un terri-torio más o menos amplio alrededor de los cursosfluviales. Expediciones periódicas a determina-dos depósitos fluviales garantizarían el aprovi-sionamiento de productos semiacabados que sepulirían en los asentamientos habituales o se en-tregarían a comunidades situadas a mayor distan-cia de las áreas de extracción. Los esbozos encon-trados en Plansallosa, el alto río Set y quizás CanGafa, es decir, en zonas donde los niveles de ac-cesibilidad son muy bajos, parecen confirmar unacirculación de artefactos semiacabados a dece-nas de kilómetros de los talleres de talla.

Dado el amplio rango cronológico en el quenos movemos, cabe preguntarse también por even-tuales variaciones en la organización de la pro-ducción a lo largo del tiempo. No podemos des-

cartar que los distintos niveles de especializacióny la diversidad de las técnicas de talla respondana diferencias cronológicas. De especial impor-tancia resulta la datación de los pequeños talleresespecializados del Segre, donde destaca el grantamaño de algunos esbozos. Hachas de más de 15cm de longitud, como las que se obtendrían conalgunos de los esbozos documentados, son ex-cepcionales y durante el Neolítico medio de Eu-ropa occidental tienden a aparecer en tumbas odepósitos. Por este motivo, se ha asignado a estasproducciones de grandes hachas un elevado va-lor simbólico más que funcional. La presencia deejemplares excepcionales en algunas tumbas dela denominada Cultura de los Sepulcros de Fosay en contextos del Neolítico final/Calcolítico apor-ta un anclaje cronológico indirecto para fechar lostalleres especializados del Segre en el IV y III mi-lenios cal ANE, un período en que la produccióny circulación de útiles y adornos de piedra alcan-zó su máximo desarrollo económico y técnico enel noreste peninsular, como veremos a continua-ción.

Otro anclaje cronológico lo ofrece la propiadistribución de hachas de corneana en la penín-sula Ibérica. Bajo la premisa de que la máximacirculación de un bien coincide con el momentode mayor producción, el auge de los talleres dehachas del Segre y, en menor medida, Cinca yTer se situaría entre c. 3750-2850 cal ANE. Enestos momentos se localizan artefactos de cor-neana a 300-375 km de distancia en línea rec-ta desde los depósitos detríticos. Análisis petro-gráficos de materiales encontrados en distintossepulcros de Ambrona (Soria) datados en el se-gundo cuarto del IV milenio cal ANE han con-firmado la presencia de una serie de azuelas deprobable procedencia pirenaica (Orozco-Köhler2005; Rojo et al. 2005). También se han identifi-cado artefactos de corneana en varios yacimien-tos del sur de la zona levantina procedentes decontextos del Neolítico IIB, es decir, de la segun-da mitad del IV y principios del III milenio calANE (Orozco-Köhler 2000).

En definitiva, ambos argumentos coinciden ensituar el inicio de la fabricación a gran escala deinstrumentos biselados en una fase avanzada delNeolítico medio catalán, cuando las minas de va-riscita de Can Tintorer también experimentaron sumáximo apogeo. Sin embargo, la producción de ha-chas perduró tras el cese de la explotación de es-tas minas hacia 3400 cal ANE (Villalba et al.

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(9) En diferentes puntos del Pirineo, concretamente en An-dorra y en la comarca del Pallars Sobirà (Lleida), se han docu-mentado ranuras producidas por abrasión sobre rocas naturalesy sin vinculación a ningún poblado concreto (Canturri 1985;Gassiot, Jiménez y Picón 2006). Estas ranuras resultan demasia-do estrechas para ser interpretadas como propias del pulido dehachas, aunque podrían estar relacionadas con el mantenimientoperiódico de sus filos. Otras noticias sobre posibles útiles de pu-lido en el ámbito catalán aparecen en Vilaseca (1973: 146) yValdés (1981-82: fig. 6).

1998) y continuó siendo importante durante elNeolítico reciente o Calcolítico precampaniformeen Cataluña. Finalmente, la perduración del uso eincluso de la producción de hachas de corneanadurante el II y I milenio es una problemática quetodavía debe ser resuelta.

6. PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓNY ORGANIZACIÓN SOCIAL

A la vista del papel del curso medio del Segrecomo principal territorio de producción de esbo-zos de artefactos biselados en el noreste peninsu-lar durante el IV y III milenios cal ANE, cabepreguntarse por el contexto social de los gruposimplicados en su explotación. En este sentido,llama la atención la relación espacial de estos ta-lleres con el área de distribución de las cistas deenterramiento entre el Segre y el Llobregat, quesingularizan la facies Solsonià del Neolítico me-dio catalán (fig. 1). En estas pequeñas necrópolisdestaca la concentración de elementos foráneos,concretamente aquellos procedentes de la zona li-toral catalana como brazaletes y colgantes deconcha, y cuentas de variscita. Concretamente, ladepresión central catalana es, tras la zona delVallès, el segundo receptor de esta materia primaextraída de las minas de Can Tintorer (Gavà, Bar-celona), en las proximidades de la desemboca-dura del Llobregat (Villalba et al. 1998: 60-61).Recientemente, se ha sugerido también la posibi-lidad de que las láminas de sílex melado, abun-dantes en las tumbas del Solsonès, hubiesen sidopreparadas y distribuidas desde la franja costera,dada la concentración de núcleos de esta materiaprima de gran calidad en las necrópolis del Vallèsy su práctica ausencia en el interior (Gibaja 2002:332-3). Si bien se ha hecho hincapié en el empla-zamiento del Solsonès y el curso del Segre en laruta natural entre la desembocadura del Llobregaty Andorra y el Languedoc oriental, ello no expli-ca por sí solo la excepcional concentración de ob-jetos con un elevado valor de cambio en este pun-to preciso de las diferentes rutas de circulaciónexistentes o posibles. Un factor económico distin-tivo de esta zona pudo haber sido los importantesafloramientos de sal en el área de Cardona; otro,los depósitos secundarios del Segre, ricos en clas-tos de corneana de excelente calidad para la fabri-cación de artefactos biselados (fig. 1). Esta venta-ja habría permitido a las comunidades locales

establecer unas relaciones de intercambio inten-sas con las poblaciones de la costa catalana o deallende los Pirineos. Una organización social for-mada por pequeños grupos dispersos por los va-lles de la depresión central catalana, como se hapropuesto a partir de la escasez de asentamientosy la disposición espacial de las tumbas de formaaislada o formando pequeñas necrópolis (Cardo-na et al. 1996), también se ajusta a la estructurade los talleres especializados de las terrazas delSegre. Quizá, el potencial de estos recursos paraparticipar en relaciones de intercambio suprare-gionales explica también la marcada especializa-ción de la producción de hachas en un tipo de li-tologías y depósitos. Si, como parece, su fácilexplotación y laboreo logró garantizar el abaste-cimiento de todos los territorios del noreste pe-ninsular, la explotación de otros tipos de rocas re-sultaría innecesaria.

En definitiva, más que un control centralizadode los depósitos detríticos, los rasgos tecnológi-cos de los talleres apuntan claramente hacia elacceso directo de una serie de grupos dispersosquizás en un área de 20-40 km de distancia, comoha sido observado en otros centros de producciónde hachas de Europa (Pétrequin y Jeunesse 1995:61, 64, 66; Delage 2004: 36; Edmonds y Bradley1993: 144-150). La documentación sistemáticade las áreas de retoque, piqueteado y pulido delos esbozos permitiría definir con precisión el te-rritorio global de la producción de hachas y siéste coincide temporalmente con la denominadafacies Solsonià. Desde aquí se habría iniciado unintercambio con sociedades más alejadas y que asu vez disponen de bienes con un elevado valorde cambio, como las del litoral y prelitoral centralcatalán. La presencia de instrumentos pulimenta-dos en contextos funerarios y, en especial, entumbas de fosa del Vallès, pone de manifiesto laparticipación de estos objetos en el mismo siste-ma de valores sociales que el sílex melado o lavariscita. Destaca, en este sentido, la asociaciónrecurrente de instrumental pulimentado y núcleosde sílex melado en determinadas tumbas masculi-nas de la necrópolis de Bòbila Madurell (SantQuirze del Vallès, Barcelona) (Gibaja y Wünsch2002: 233).

A juzgar por la distribución heterogénea deestos artefactos de producción elaborada en Cata-luña, su intercambio debía establecerse de formadirecta entre determinadas comunidades, mien-tras que otras permanecerían más al margen de

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estos circuitos. La capacidad desigual de las so-ciedades del noreste peninsular para participaren las redes de intercambio supone la existenciade unas relaciones de poder asimétricas. Un ac-ceso desigual de la sociedad del Neolítico medioa ciertas producciones también se refleja en lasnecrópolis de la zona prelitoral y la depresióncentral catalana (Cardona et al. 1996; Gibaja yWünsch 2002). Las diferencias entre los ajuaresno sólo son notables en cuanto a la edad y sexo delos individuos, sino también en el seno del con-junto de tumbas masculinas, femeninas e infanti-les. En ambas regiones destaca un grupo de tum-bas masculinas por la variedad y cantidad de losobjetos contenidos, muchos de ellos realizadoscon materias primas obtenidas mediante relacio-nes de intercambio. Cabe subrayar que, en el casode los núcleos, las hachas y las láminas se trataeminentemente de medios de producción emplea-dos en tareas agropecuarias habituales. El otroelemento indiscutiblemente asociado a tumbasmasculinas son las puntas de proyectil de sílex.En este caso, podemos encontrarnos ante poten-ciales medios de violencia física, un uso que tam-poco puede ser descartado para las hachas comoha quedado confirmado en algunas necrópolisneolíticas del centro de Europa (Wahl y König1987). En definitiva, las evidencias funerariasdel Neolítico medio parecen indicar la presenciade un grupo de hombres que ostentaron el controlde la circulación de ciertos artefactos tallados ypulimentados en el seno de las comunidades. Unarmamento específico dotó a este poder de losmedios necesarios para asegurar este control.Además, las diferencias de riqueza existentes en-tre las tumbas infantiles de ciertas necrópolisabren la posibilidad de encontrarnos ante posicio-nes sociales adscritas o hereditarias (Blasco et al.1996: 555). El reparto desigual de medios de do-minación económica y física impide definir estepoder meramente en términos simbólicos o de“prestigio”, como se suele hacer, y advierte de laaparición de mecanismos económicos y políti-cos que permiten la concentración de la riquezasocial.

Al mismo tiempo, también es posible recono-cer factores que posiblemente limitaron la con-centración de poder en manos de un determinadogrupo de hombres y sus parientes o afines. Ladisponibilidad de variedades locales de sílex, ladificultad de controlar el acceso a los depósitossecundarios de corneana, el fácil laboreo de éstos,

el escaso valor de uso de bienes mucho más difí-ciles de obtener como los adornos de variscita, asícomo la movilidad y el reducido tamaño de lamayoría de las comunidades supusieron frenospara alcanzar una posición de monopolio econó-mico y político. En el ámbito de algunas pro-ducciones secundarias o artesanías se aprecia unnotable grado de especialización, como en el la-boreo de las minas de tipo “complejo” de Gavà(Bosch et al. 2005), o, sobre todo en el III mile-nio, en la fabricación de las grandes láminas desílex (10-35 cm) sobre rocas importadas de grancalidad (Villalba et al. 1998; Terradas et al. 2005).Sin embargo, un reparto dado de tareas puede ha-llarse en función de las condiciones técnicas, es-paciales o sociales del trabajo, y puede servircomo mecanismo bien de interdependencia e in-tegración social, bien de aumento de la producti-vidad, sin que implique por sí mismo la genera-ción de excedentes y la existencia de relacionesde explotación (Castro et al. 1998).

Tampoco existen indicios indiscutibles en fa-vor de una obtención de excedentes a partir de laganadería o la agricultura (10). El estudio funcio-nal realizado por Gibaja (2002; Gibaja y Wünsch2002) de los ajuares de la necrópolis de BòbilaMadurell, asociado a un asentamiento de dimen-siones excepcionales (28 ha) y donde antes cabríaesperar el desarrollo de tales diferencias econó-micas, pone de manifiesto la implicación de mu-jeres y de hombres en la producción agrícola yganadera. Los instrumentos de sílex utilizadospara segar y trillar no sólo son los más abundan-tes en las tumbas, sino que aparecen asociados in-distintamente a ambos sexos. Hombres y mujeresse encargaron también de procesar distintas par-tes de los animales. Sin llegar a ser asociacionesexcluyentes, las tumbas de los primeros puedenincluir cuchillos para cortar carne, mientras queen los enterramientos femeninos son más habi-tuales los instrumentos para el tratamiento de lapiel. Si bien estas pautas funerarias no pueden sertomadas mecánicamente como un reflejo de lasrelaciones socioeconómicas de las comunidades,el tipo de instrumentos de trabajo colocados por

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(10) Entendemos excedente, es decir plusvalía, no como unaumento de la producción, sino como aquella parte de la produc-ción que no revierte en forma alguna en el grupo o individuoque la ha generado. Implica siempre un reparto desigual de cos-tos materiales y energéticos, y, por tanto, una apropiación in-dividual de la producción social (Risch 1995: 18-19, 2002a:24-31).

los vivos en las tumbas enfatiza la participaciónde toda la sociedad en la producción primaria y,en especial, en la agricultura. Quizás la caza fue-ra una actividad exclusivamente masculina, a lavista de la presencia de puntas de proyectil en al-gunas de sus tumbas, pero su importancia entrelos recursos animales consumidos apenas parecealcanzar el 1 % en este yacimiento (Paz 1992).

El elemento que claramente destaca como de-nominador común en los enterramientos con ma-yor variabilidad y cantidad de ofrendas, tanto dela zona litoral como del interior, es la presenciade objetos obtenidos por relaciones de intercam-bio: hachas pulimentadas de corneana, diorita ojadeíta, láminas y núcleos de sílex melado, orna-mentos de calaíta y concha y, ocasionalmente, ar-tefactos de obsidiana. Denominar estos objetos“bienes de prestigio” es obviar que la mayoría deellos funcionaron como medios de producción,violencia o representación, mientras que el presti-gio es un “deseo de poder... que emana del poderde [cada] formación política” (Weber 1977: 10;las cursivas son nuestras). El calificativo “pres-tigio” nunca puede ser un punto de partida delanálisis sociológico, pues da por supuestas unasrelaciones políticas y sociales que deberían de ha-berse identificado previamente.

En el caso de las sociedades del IV milenio enCataluña, el dominio de ciertos hombres dentrode la comunidad parece haberse circunscrito alámbito de la circulación de determinados bienesentre comunidades, más que sobre la propia pro-ducción de recursos económicos estratégicos. Ental situación, e independientemente de cuáles fue-ron los deseos de estos hombres, habría resultadodifícil la aparición de relaciones de propiedad es-tables y, en consecuencia, la formación de unaclase social dominante más allá de la explotaciónsexual del trabajo en el ámbito parental y de laobtención de plusvalías gracias a una posiciónprivilegiada en las relaciones de intercambio oca-sionales entre comunidades. La ausencia o escasodesarrollo de relaciones de propiedad sobre algu-no de los factores económicos básicos, como latierra, explicaría la aparente falta de evidenciassobre una producción de plusvalía en el seno decada comunidad y su concentración en manos deuna clase dominante.

A nuestro entender, las evidencias disponiblesrelativas a la producción, circulación y uso de ar-tefactos como las hachas pulimentadas ponen demanifiesto la dificultad política para restringir el

acceso a recursos básicos de la sociedad. Duranteel IV milenio, todavía no parece haber sido posi-ble concebir en el seno de las comunidades unasrelaciones de explotación social basadas en uncontrol directo y exclusivo de los medios de pro-ducción y bienes elaborados en colectividad. Loslazos sociales en grupos de tamaño reducido ygeográficamente dispersos eran demasiado sóli-dos como para permitir la exclusión de una partede la población de las condiciones básicas de re-producción social, sea para erigirse en élite gesto-ra, sea para caer en una posición de dependenciaeconómica.

La única forma de poder personalizado que re-sultaba posible y tolerada en estas comunidadesera aquella resultante de la circulación de bienesno producidos en la propia comunidad. En pro-ductos de origen lejano, la noción del vínculoexistente entre el objeto y las relaciones socialesque lo han procurado se hace difusa y el propioobjeto adquiere nuevos significados a medida quese aleja en el espacio y el tiempo de su lugar deproducción. Sin el marco de un poder de mercadoinstituido, el valor de cambio no tiene por qué es-tar determinado por el valor generado en el pro-ceso de producción. En otras palabras, los esfuer-zos y costos materiales necesarios para elaborarun objeto se disipan cuanto más distantes se ha-gan las relaciones de intercambio en las que ésteparticipa. La comunidad meseteña o levantina,por ejemplo, que obtuviera un hacha de corneanadifícilmente se podía hacer una idea de las condi-ciones sociales que habían procurado aquel obje-to; probablemente ni siquiera conocía su lugar deorigen. Las denominadas “curvas de regresiónexponencial” informan que, en líneas generales,los productos se hacen menos abundantes a medi-da que nos alejamos de sus áreas de procedencia.Sin embargo, esta observación todavía no dicenada acerca del valor cambiado por estos bienes,ni de los mecanismos responsables de su circula-ción (relaciones de intercambio recíprocas, do-nes, etc.).

En tales circunstancias premercantiles, el ca-rácter relativo del valor de cambio es especial-mente marcado, tanto a nivel social como particu-lar. Sin una mano (in)visible institucional que fijelas reglas de cambio y sus beneficiarios, la orga-nización de la circulación de bienes y el estable-cimiento de equivalencias entre bienes o presta-ciones queda completamente en manos de losgrupos o personas implicados. Esta negociación

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arbitraria puede convertirse en un mecanismo dediferenciación personal. La recurrencia de arte-factos alóctonos, independientemente de su valorde uso, en las tumbas masculinas con los ajua-res más ricos/abundantes, subraya esta posibili-dad. Ciertos hombres parecen haber alcanzadouna posición dominante gracias a su relación conalgunos miembros de otras comunidades. Si bieneste poder aparentemente se desarrolló sobre labase de unas relaciones patriarcales existentes enel seno de las comunidades, los recursos y bie-nes intercambiados que han sido identificadosarqueológicamente no tenían una importancia es-tratégica para la reproducción del grupo. La ma-yoría de estos objetos presentaban un nivel de es-pecialización técnica del trabajo limitado, podíanser sustituidos por recursos locales de caracterís-ticas similares o su valor de uso excedía el ámbitoproductivo. El poder asimétrico surgido de la or-ganización de las relaciones intercomunitariaspermitiría la acumulación de riqueza en manosde algunos hombres o grupos afines cuando selograba manipular los valores de cambio, perodifícilmente colocaría al resto de la población enuna situación de dependencia.

Una cuestión importante que queda por abor-dar atañe a los probables cambios en el valor so-cial de las hachas pulimentadas durante el Calco-lítico y el Bronce antiguo. Quizás las señales deviolencia física relativamente frecuentes duranteel III milenio (Guilaine y Zammit 2001; Palomoy Gibaja 2002) son síntoma del carácter inestablede las estructuras de poder previas y del esfuerzode determinados grupos por consolidar sus posi-ciones incipientes de dominación y explotaciónmediante un control más directo de la fuerza detrabajo o los medios de producción de las comu-nidades.

En cualquier caso, esta lectura de las eviden-cias arqueológicas disponibles debe ser entendidacomo una primera aproximación a la produccióny circulación de hachas en el noreste de la penín-sula Ibérica. Las cuestiones planteadas requeri-rían, por un lado, la realización de prospeccionesgeoarqueológicas y la excavación de algunos delos talleres fluviales del Segre y Cinca y, por otro,disponer de información sobre los contextos deuso y amortización de las hachas en asentamien-tos y necrópolis todavía inéditas. Tal acercamien-to a las relaciones de producción y consumo entreel VI y el II milenio cal ANE en Cataluña brindala posibilidad de comenzar a encontrar respuesta

a la pregunta crucial sobre la emergencia de me-canismos tanto de explotación social como deresistencia y compensación en sociedades prees-tatales.

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, deseamos agradecer la lectu-ra crítica realizada por Vicente Lull, Rafael Micóy Cristina Rihuete de una primera versión de estetexto. También han sido de gran ayuda los co-metarios y la información aportados por JosepBosch, Xavier Clop, Miquel Molist y María Saña.Si el impulso inicial de este estudio lo dio nues-tra colaboración en el trabajo de final de carrerade Montserrat Palomera, su realización final sedebe a las conversaciones mantenidas con EnricSunyer. Agustí López, Francesc Dantí y LluísNoguera cedieron respectivamente los artefactosarqueológicos encontrados junto a los ríos No-guera-Pallaresa, Tenes y Set para su estudio pe-trográfico. Jaume Ques se encargó de la elabora-ción de las láminas delgadas. La preparación delas ilustraciones corrió a cargo de Ramón Álvarez(dibujos de materiales), Sylvia Gili (base carto-gráfica de la figura 1) y José Antonio Solde-villa (fotografía). En cualquier caso, los posi-bles errores u omisiones contenidos en este textoson exclusivamente nuestra responsabilidad. Estainvestigación se ha desarrollado al amparo dediversos proyectos de investigación financia-dos por el Ministerio de Educación y Ciencia(BHA2003-04546 y HUM2006-04610) y la Di-recció General de Recerca de la Generalitat deCatalunya (SGR2005-01025).

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68 Roberto Risch y Francisco Martínez Fernández

ANEXO: Análisis petrográfico por lámina delgada de hachas y clastos

Clave: 1. Número; 2. Ítem; 3. Fábrica; 4. Textura; 5. Granularidad; 6. Retrograda; 7. Alterada; 8. Minerales dominantes; 9. Mineralesminoritarios; 10. Descripción.

1. Serie del Noguera Pallaresa

1 PINDET (Lám. 1.1 y 2)2 hacha o azuela3 isótropa, con una estructura interpenetrada y sólida4 alotriomórfica-inequigranular-soldada5 fina6 sí7 no8 Andalucita alotriomórfica (40-60 %), biotita (15-20 %),

opacos (hematites) (5-10 %)9 Corindón, cuarzo, moscovita y clorita secundaria y epi-

dota (?)10 Nos encontramos ante una corneana retrogradada por

una recristalización tardía, en la que la cordierita originalse ha visto reemplazada por moscovita y clorita. Esta al-teración ha provocado además la interpenetración de losgranos, dando a la roca mayor solidez y cohesión. Lapresencia de corindón implica además que se trata deuna roca de gran dureza.

1 PBRE-07 (Lám. 1.3 y 4)2 hacha o azuela3 isótropa4 alotriomórfica-porfiroblástica-inequigranular

5 fina, algo más inequigranular que PINDET6 sí7 no8 porfiroblastos de andalucita (20-30 %), biotita (20-40 %),

cordierita porfiroblástica alterada a pinnita y moscovita9 cuarzo, moscovita (secundaria)

10 Corneana retrogradada. En este caso los porfiroblastosde andalucita y cordierita destacan en una matriz grano-blástica. La cordierita se encuentra transformada en pin-nita, biotita y moscovita.

1 PESC-10 (Lám. 1.5 y 6)2 hacha3 isótropa4 porfiroblástica alotriomórfica5 fina6 sí7 no8 andalucita alotriomórfica (25-30 %; incluye cordierita),

biotita (20-25 %), cordierita alterada a pinnita y moscovita9 cuarzo intersticial, moscovita (secundaria) y opacos

10 Corneana retrogradada. Presenta una matriz formada porbiotita y cuarzo.

2. Serie del río Tenes

1 SEAV08 (Lám. 1.4)2 hacha o azuela3 orientada4 granoblástica-inequigranular (porfiroblástica). Hay una

cierta orientación relictal definida por la biotita que mi-metiza la esquistosidad original

5 fina6 sí7 no8 andalucita porfiroblástica (20-40 %; incluye cordierita),

biotita diablástica (20-30 %), cordierita alterada a pinni-ta y moscovita (7-15 %)

9 cuarzo, moscovita (secundaria), grafito (?)10 Corneana. Presenta una matriz granoblástica hetero-

granular formada por biotita, cordierita, moscovita ycuarzo.

1 SEAV09 (Lám. 1.5)2 hacha o azuela3 isótropa4 Porfidoblástica. Dentro de la andalucita se distingue la

foliación original de la roca que ha sido isotropizada enla matriz

5 fina6 sí7 no8 andalucita porfiroblástica alotriomórfica (25-40), clori-

toide (10-20 %)9 biotita (< 5 %), cuarzo y moscovita y clorita secunda-

ria10 La matriz de esta corneana está formada por cuarzo,

moscovita y clorita. La presencia de cloritoide indicaque la roca procede de una formación del Ordovícico su-perior o, más probable, del Silúrico. Es de hacer notarque la combinación de cloritoide con biotita es muy pocofrecuente en rocas pelíticas (arcillosas).

1 SEAV10 (Lám. 1.6)2 hacha3 isótropa4 porfidoblástica inequigranular, fuertemente alotrimorfa5 muy fina6 sí7 no8 moscovita diablástica (secundaria) (> 50 %), biotita

(parcialmente cloritizada) (15-30 %), cuarzo9 andalucita relicta (< 5 %)

10 Corneana muy retrogradada, formada por una matriz decuarzo, moscovita y biotita de grano muy fino en la queapenas se distinguen restos de andalucita. Muestra uncierto parecido con VIL-13 a causa de la presencia demoscovita secundaria.

3. Serie río Set

1 VIL-032 hacha o azuela3 isótropa4 heterogranular seriada5 matriz fina, clastos de tamaño medio6 no7 no8 cuarzo (matriz) (30-40 %), plagioclasa alterada a mos-

covita (matriz) (3 %), rocas ígneas silíceas (clastos)(> 50 %), esquistos cuarcíticos (clastos), chert (clastos)

9 biotita neoformada10 Microconglomerado metamórfico. Se trata de un micro-

conglomerado del carbonífero inferior transformado pormetamorfismo de contacto.

1 VIL-102 hacha o azuela3 planar débil (mimética)4 granoblástica, porfidoblástica5 fina6 no7 no8 andalucita porfiroblástica, alotriomorfa (20-25 %), bioti-

ta (matriz), cordierita (matriz)9 cuarzo, plagioclasa

10 Corneana pelítica.

1 VIL-132 azuela3 planar muy débil4 granoblástica, porfidoblástica5 fina6 sí7 no8 andalucita (30-40 %), cordierita (matriz) (> 50 %), bioti-

ta (matriz)9 moscovita secundaria

10 Corneana.

1 VIL-152 hacha o azuela3 isótropa, con una anisotropía relicta definida por la bio-

tita4 granoblástica, porfidoblástica5 muy fina6 sí7 no8 andalucita subidiomorfa (25-30 %), matriz (sobre todo

biotita) (> 50 %), cordierita (muy difícil de identificar enla matriz)

9 nódulos de moscovita10 Corneana.

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DIMENSIONES NATURALES Y SOCIALES DE LA PRODUCCIÓN DE HACHAS DE PIEDRA... 69

1 VIL-212 hacha3 isótropa4 granoblástica, porfidoblástica5 fina6 no7 no8 andalucita subidiomorfa (20-25 %), moscovita (matriz),

sericita (30 %), biotita (matriz) (20 %), cordierita (ma-triz) (25 %)

9 relictos de nódulos de moscovita detrítica, cuarzo10 Corneana.

1 VIL-222 hacha3 planar débil4 granoblástica, porfidoblástica. Destaca una alternancia

composicional tenue del sedimento original (fábrica pla-nar) que en el proceso de cristalización ha formado cris-tales globosos de cordierita, dispuestos en una trama quedaría gran resistencia a la roca

5 fina6 no7 no8 cordierita (matriz) poiquiloblástica (> 50 %), cuarzo

(5-10 %), nódulos de moscovita detrítica (5-10 %), bio-tita neoformada (5-10 %)

9 –10 Metapsamita cornubianítica.

1 VIL-242 hacha3 planar (acusada). Alternancia de bandas ricas en cuarzo

y pelíticas4 granoblástica en los niveles cuarcíticos, granoblástica

decusada en los niveles de andalucita5 fina6 posible7 no8 cuarzo (45 %), andalucita detrítica (20-30 %), biotita

(15-20 %), plagioclasa alterada a moscovita (3-5 %)9 opacos, plagioclasa

10 Esquisto cornubianítico.

4. La Prunera

1 AZ-272 ¿hacha?3 isótropa, con anisotropía relicta4 alotriomorfa inequigranular, porfidoblástica5 fina6 sí7 no8 andalucita idiomorfa (30 %), biotita (25 %), opacos

(25 %), cordierita alterada a pinnita y micas secundarias(15 %)

9 moscovita (secundaria)

10 Corneana retrogradada. En la roca se observa una folia-ción relicta definida por la orientación de la moscovita yla biotita. Además, la matriz alotriomorfa presenta unaorganización en hexágonos, con una forma similar a lasceldas de un panal.

5. Cauce del río Segre (altura de Alós de Balaguer)

1 BAL-12 clasto fluvial3 isótropa, con anisotropía relicta4 planar esquistosa recristalizada, donde los porfidoblas-

tos de corneana presentan formas alargadas, mimetizan-do la fábrica planar original

5 fina6 ligeramente7 no8 cordierita (matriz) (30-40 %), biotita (matriz) (20-30 %),

moscovita (matriz) nódulos detríticos (15-20 %), anda-lucita subidiomorfa (1-2 %)

9 –10 Corneana, con una ligera fábrica esquistosa heredada.

En la matriz aún se manifiestan tenuemente unos nódu-los de moscovita de la roca original. El mismo tipo denódulos se ha observado en la muestra VIL-15, 21 y 22.

1 BAL-22 clasto fluvial3 microplegada (a escala microscópica se observa una fo-

liación plegada)4 granoblástica, con porfidoblastos de cordierita alterada5 fina6 sí7 no8 cordierita poiquiloblástica (30 %), biotita, sericita (ma-

triz) (matriz > 50 %), moscovita nódulos detríticos(3-5 %), andalucita subidiomorfa (1-2 %)

9 cuarzo10 Metapsamita conubianítica. Presenta un gran parecido

con VIL-22.

6. Cauce del río Francolí (altura de Montblanc)

1 FRA-12 clasto fluvial3 planar. Se observa una foliación que contiene los ejes

mayor e intermedio del canto4 esquistosa poiquiloblástica, granoblástica, porfidoblás-

tica5 media (< 1.200 micras)6 ligeramente7 no8 cordierita poiquiloblástica (60 %), moscovita (40 %)9 cuarzo

10 Corneana.

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70 Roberto Risch y Francisco Martínez Fernández

1 FRA-22 clasto fluvial3 planar. Se observa una foliación que contiene los ejes

mayor e intermedio del canto4 esquistosa poiquiloblástica5 fina-muy fina (< 400 micras)

6 sí7 no8 moscovita (70 %), cordierita (30 %)9 cuarzo, biotita, clorita

10 Corneana.

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