didi huberman lo que vemos lo que nos mira

2
La doble distancia: Aura: una trama singular de espacio y de tiempo, es decir, propiamente hablando, un espaciamiento obrado, y hasta labrado, podría decirse, tramado en todos los sentidos del término, como un sutil tejido o bien como un acontecimiento único, extraño, que nos atrapara, nos asiera en su malla. El aura sería entonces como un espaciamiento obrado y originario del mirante y el mirado, del mirante por el mirado. Un paradigma visual que Benjamin presentaba ante todo como un poder en la distancia: “Única aparición de una lejanía, por más cercana que pueda estar. ¿Qué dice esta fórmula célebre, si no que la distancia aparece, en el acontecimiento del aura, como una distancia ya desdoblada? Si la lejanía se nos aparece, ¿esta aparición no es ya una manera de acercarse dándose a nuestra vista? Quedará bajo la autoridad de la lejanía, que no se muestra allí más que para mostrarse distante, todavía y siempre, no importa cuán próxima esté su aparición. El aura se opone a la huella “Sentir el aura de una cosa es otorgarle el poder de alzar los ojos”, y añadía enseguida: “Ésta es una de las fuentes mismas de la poesía”. Poco a poco se comprenderá que, para Benjamin, el aura no podría reducirse a una pura y simple fenomenología de la fascinación alienada inclinada hacia la vertiente de la alucinación”. Aquí se trataría más bien de una mirada obrada por el tiempo, una mirada que dejaría a la aparición el tiempo, una mirada que dejaría a la aparición el tiempo para desplegarse como pensamiento, es decir que dejaría al espacio el tiempo para reentramarse de otra manera, para volver a convertirse en tiempo. Puesto que en esta distancia nunca franqueada del todo, en esta distancia que nos mira y nos toca, Benjamin localizaba además un poder de la memoria que, en el texto sobre los motivos baudelerianos, aparece bajo el aspecto de la “memoria

Upload: contrerasanac

Post on 25-Dec-2015

18 views

Category:

Documents


7 download

DESCRIPTION

...

TRANSCRIPT

La doble distancia:

Aura: una trama singular de espacio y de tiempo, es decir, propiamente hablando, un espaciamiento obrado, y hasta labrado, podría decirse, tramado en todos los sentidos del término, como un sutil tejido o bien como un acontecimiento único, extraño, que nos atrapara, nos asiera en su malla.

El aura sería entonces como un espaciamiento obrado y originario del mirante y el mirado, del mirante por el mirado. Un paradigma visual que Benjamin presentaba ante todo como un poder en la distancia: “Única aparición de una lejanía, por más cercana que pueda estar.

¿Qué dice esta fórmula célebre, si no que la distancia aparece, en el acontecimiento del aura, como una distancia ya desdoblada? Si la lejanía se nos aparece, ¿esta aparición no es ya una manera de acercarse dándose a nuestra vista? Quedará bajo la autoridad de la lejanía, que no se muestra allí más que para mostrarse distante, todavía y siempre, no importa cuán próxima esté su aparición.

El aura se opone a la huella

“Sentir el aura de una cosa es otorgarle el poder de alzar los ojos”, y añadía enseguida: “Ésta es una de las fuentes mismas de la poesía”. Poco a poco se comprenderá que, para Benjamin, el aura no podría reducirse a una pura y simple fenomenología de la fascinación alienada inclinada hacia la vertiente de la alucinación”. Aquí se trataría más bien de una mirada obrada por el tiempo, una mirada que dejaría a la aparición el tiempo, una mirada que dejaría a la aparición el tiempo para desplegarse como pensamiento, es decir que dejaría al espacio el tiempo para reentramarse de otra manera, para volver a convertirse en tiempo.

Puesto que en esta distancia nunca franqueada del todo, en esta distancia que nos mira y nos toca, Benjamin localizaba además un poder de la memoria que, en el texto sobre los motivos baudelerianos, aparece bajo el aspecto de la “memoria involuntaria”: “se entiende por aura de un objeto ofrecido a la intuición el conjunto de las imágenes que, surgidas de la memoire involontaire, tienden a agruparse en torno de él. Por consiguiente, aurático sería el objeto cuya aparición despliega , más allá de su propia visibilidad, lo que debemos denominar sus imágenes, sus imágenes en cnstelaciones que se nnos imponen como otras tantas figuras asociadas que surgen, se acercan y se alejan para poetizar, labrar, abrir tanto su aspecto como su significación, para hacer de él una obra de lo inconsciente.

Y esta memoria, será al tiempo lineal lo que la visualidad aurática es a la visibilidad objetiva: vale decir que en ella todos los tiempos serán yrenzados, puestos en juego y dsbaratados, contradichos y sobredimensionados.