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LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA: APUNTES DE CRÍTICA HISTÓRICO-HAGIOGRÁFICA Pedro Castillo Maldonado Universidad de Jaén En este trabajo se analiza un documento, el Obitus b. Isidori, comúnmente poco utilizado y sobre el que subsisten dudas respecto de su naturaleza. Para ta- sar el valor histórico de la información que transmite se lleva a cabo un análisis comparativo, formal y de contenido. The document (Obitus b. Isidori) analysed here is not frequently used. More- over, there are still some doubts about its nature. In order to evaluate the histori- cal value of the information which it contains, this study undertakes a compara- tive, formal and contextual analysis. I. INTRODUCCIÓN Contamos con un texto, el Obitus b. Isidori, escasamente empleado como fuente y, realmente, menor desde la óptica literaria. De hecho, es frecuente su ausencia en repertorios hispanovisigóticos de tal naturaleza'. Sin embargo, ad- mitida su autenticidad 2 , más importante que la infrautilización es cierta dispari- dad respecto de su naturaleza. Ha sido calificado ya como texto hagiográfico ya 1 Por ejemplo, no aparece en los repertorios, sin pretensiones de exhaustividad, de J. L. Mo- ralejo, "Literatura Hispano-Latina (siglos V-XVI)", Historia de las literaturas hispánicas no caste- llanas (Madrid 1980) 13-137, o J. M. Bodelón, Literatura latina de la Edad Media en España (Ma- drid 1989). 2 M. C. Díaz y Díaz, índex scriptorum latinorum medii aevi hispanorum (Madrid 1959) 48, n. 136. 577 HABIS 32 (2001) 577-596

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA:APUNTES DE CRTICA HISTRICO-HAGIOGRFICA

    Pedro Castillo MaldonadoUniversidad de Jan

    En este trabajo se analiza un documento, el Obitus b. Isidori, comnmentepoco utilizado y sobre el que subsisten dudas respecto de su naturaleza. Para ta-sar el valor histrico de la informacin que transmite se lleva a cabo un anlisiscomparativo, formal y de contenido.

    The document (Obitus b. Isidori) analysed here is not frequently used. More-over, there are still some doubts about its nature. In order to evaluate the histori-cal value of the information which it contains, this study undertakes a compara-tive, formal and contextual analysis.

    I. INTRODUCCIN

    Contamos con un texto, el Obitus b. Isidori, escasamente empleado comofuente y, realmente, menor desde la ptica literaria. De hecho, es frecuente suausencia en repertorios hispanovisigticos de tal naturaleza'. Sin embargo, ad-mitida su autenticidad2 , ms importante que la infrautilizacin es cierta dispari-dad respecto de su naturaleza. Ha sido calificado ya como texto hagiogrfico ya

    1 Por ejemplo, no aparece en los repertorios, sin pretensiones de exhaustividad, de J. L. Mo-ralejo, "Literatura Hispano-Latina (siglos V-XVI)", Historia de las literaturas hispnicas no caste-llanas (Madrid 1980) 13-137, o J. M. Bodeln, Literatura latina de la Edad Media en Espaa (Ma-drid 1989).

    2 M. C. Daz y Daz, ndex scriptorum latinorum medii aevi hispanorum (Madrid 1959) 48,n. 136.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    como crnica. No obstante, es usado unnimemente como fuente biogrfica delprelado hispalense, algo sorprendente por la ambigedad antes referida3.

    Este trabajo se propone compararlo en primer lugar con los dems docu-mentos biogrficos del prelado y, segundo y ms importante, con las referenciasa la muerte en otros textos, especialmente isidorianos, a fin de extraer las con-secuencias oportunas de la concordancia o discordancia que presenten. Con ellose pretende obtener la naturaleza del relato y, por tanto, la validez o no del mismocomo documento histrico tanto de la muerte del obispo como, eventualmente,de su mentalidad.

    II. NOTICIAS DE LA MUERTE DE ISIDORO

    El primer documento que informa sobre la muerte de Isidoro es el Obitusbeati Isidori a Redempto clerico recensitus, o Epistola de transitu sancti Isidori.Consignado por la Bibliotheca Hagiographica Latina antiquae et mediae aetatisen las pginas dedicadas al obispo hispalense como Liber de Transitu auct. Re-dempto clerico Hispal.4 , fue publicado modernamente por F. Arvalo en la edi-cin Lorenzana5 , de donde sera recogido, con inexactitudes, por J. P. Migne enlas Patrologiae. Series Latina 6 . Su versin ms antigua conocida es la contenidaen el folio 112 del manuscrito de la Biblioteca de El Escorial &. /. J47

    Este cdice (compuesto por folios en pergamino, a tres columnas con letravisigtica), aun perteneciente a la Iglesia de San Romn en los siglosse remonta, al menos, a fines del siglo VI11 9 , siendo utilizado con toda probabi-

    3 Ha sido empleado para la biografa del prelado p. ej., J. Madoz, San Isidoro. Semblanzade su personalidad literaria (Len 1960) 14 ss. y, no muy abundantemente, para reconstruir deter-minadas prcticas penitenciales p. ej., F-J. Lozano, La penitencia cannica en la Espaa romano-visigoda (Burgos 1980) 128 ss.. Sin embargo, no es usado para determinar el sentido de la muertey su pastoral en el siglo VII.

    4 Biblioteca Hagiographica Latina n. 4482.5 Sancti Isidori Hispalensis episcopi... opera omnia vol. I (Roma 1797) 27-29.6 P. L. 81, cols. 30-32. Slo se ha publicado su traduccin, hasta donde yo conozca, en una

    ocasin: J. Oteo, Sentencias en tres libros. Introduccin y traduccin vol. I (Madrid 1947) 16-19.7 Cf. G. Antoln, Catlogo de los cdices latinos de la Real Biblioteca del Escorial vol. II

    (Madrid 1911) 364-371; idem., "Cdigos visigticos de la Biblioteca del Escorial. &.I.14", BRAH 86(1925) 605-639; C. Millares, Manuscritos visigticos (Madrid 1961) 20, n. 24. Otros manuscritos quelo han transmitido son los cdices Madrid B.A.H. 13 (emilianense del siglo X, pero con la carta in-terpolada de mediados del siglo XI); Roma B. Vallicecana Longobardica n. 22 y Madrid B.N. 112(s. XI); Salamanca B.U. 2537-2539 y Londres B.M. add. 17357 (silenses, ss. XIII-XIV); Toledo B.C.27-24 (s. XVI); Madrid B.N. 1376 (s. XVII). Posiblemente sobre originales del VII, se cuenta conun annimo copista del siglo XIII que reuni los relatos hagiogrficos de Valerio del Bierzo, Redento(en fol. 43ra.) y otros: cf. M. C. Daz y Daz, "Un nuevo cdice de Valerio del Bierzo", HispaniaSacra 4 (1951) 134 ss.

    8 Segn nota marginal del manuscrito: "Iste liber est de eclesia sci. Romani". En el siglo XVIpertenecera al Colegio Mayor de S. Ildefonso de Alcal de Henares (nota: "Tiene este libro cientoy quarenta y tres hojas y es del colegio mayor de Alcala de Henares"), de donde pas a formar partede la coleccin del Conde-Duque de Olivares. A su muerte, ingres en la Biblioteca del Escorial.

    9 Para P. Zarco datara de mediados del siglo IX, con trminos en los aos 830 y 860: P.Zarco, "El nuevo cdice visigtico de la Real Academia de la Historia", BRAH 106 (1935) 394 ss.

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    lidad por lvaro de Crdoba a mediados del IX (formando en estos momentosun solo cuerpo con el manuscrito emilianense de la Biblioteca de la Academiade la Historia de Madrid cd. 80, que le precedera'). Tal y como nos ha lle-gado, recoge las Etymologiae de Isidoro (fragmentarias, desde L. 111.20.12: sicuttonirum. sicut inculis sonus...), la propia epstola de Redento, diversas obras deJernimo (cartas, tratados) y traducciones de Eusebio de Cesarea y Gennadio deMarsella y, cerrando, un mazo epistolar variado de inequvoco origen toledano"(adems de una carta intercalada de Avito de Viena, las conocidas como "Eps-tolas Visigticas"12).

    De ser cierta la hiptesis de estar perdida, folios 1 a 19, la correspondenciaentre Braulio e Isidoro relativa a la realizacin de las Etymologiae, el propio co-mienzo de stas y la Renotatio que confeccionase Braulio a modo de apostilla onoticia biogrfica sobre Isidoro al De Viris Illustribus' 3 , la presencia de la cartade Redento junto con los escritos precedentes adquira pleno significado. Mien-tras el resto del cdice habra de ser remitido a otras razones de orden complejo,esta primera parte sin duda tendra como protagonista al prelado hispalense, in-cluyendo una obra suya de especial xito, las Etymologiae, y noticias biogrfi-cas respecto de su autor, entre ellas el Obitus. En el ambiente de la Crdoba mo-zrabe, debatindose entre la asimilacin y la resistencia, la obra y figura del his-panovisigtico Isidoro tena especial inters". No en balde ya Esperandeo, cuyalabor de renovacin cultural basada en la tradicin visigtica es conocida, habrautilizado ampliamente las actas del Concilio II de Sevilla, que contenan la doc-trina de Isidoro a decir de la Renotatio de Braulio y de la Crnica Mozrabe:"...Isidorum Hispalensem.. contra Acephalorum heresim magna auctoritate Is-palim in secretario sancte Iherusalem concilium agitat..." 15 . El propio Alvaro deCrdoba, por ejemplo, no escatima calificativos al prelado hispalense, llamn-dole "...egregius noster...", en su Epistula 493 16 , o "...beatus et lumen nostrumIsidorus...", en el Indiculis luminosis'7

    Fuera del Obitus, cuyo contenido ser analizado ms adelante, las nicas no-ticias contemporneas son las aportadas por la ya aludida Renotatio librorum diuiIsidori de Braulio' s (compuesta ca. 637, es decir, casi inmediatamente despusde la muerte del prelado) y el De Viris Illustribus de Ildefonso. Sin embargo, son

    1 M. C. Daz y Daz, Manuscritos visigticos del sur de la Pennsula (Sevilla 1995) 54.11 Cf. dem., De Isidoro al siglo XI. Ocho estudios sobre la vida literaria peninsular (Barce-

    lona 1976) 71.12 Editadas por I. Gil, Miscellanea Wisigothica (Sevilla 1972).13 M. C. Daz y Daz, Manuscritos visigticos del sur... 43, nota al pie n. 104.14 Cf. P. P. Herrera, Cultura y lengua latinas entre los mozrabes cordobeses del siglo XI (Cr-

    doba 1995) 54 ss.15 J. E. Lpez Pereira, Crnica Mozrabe de 754 (Zaragoza 1980) 32.16 I. Gil, Corpus Scriptorum Muzarabicorum vol. I (Madrid 1973) 195.17 lbid., 288.18 C. H. Linch y P. Galindo, San Braulio, obispo de Zaragoza (631-651). Su vida y sus obras

    (Madrid 1950) 356-361; M. C. Daz y Daz, Index... 53, n. 159.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    fuentes extremadamente pobres en lo biogrfico. Braulio se ocup fundamental-mente de la obra del hispalense, de modo que destac su consideracin comodoctor 19 . Tras decir que era hermano de Leandro, a quien sucedera en la cte-dra, se ocupa de su muerte pero slo como una escueta noticia cronolgica: "Obiittemporibus Heraclii imperatoris, et Christienessimi Chintiliani regis, sana doc-trina praestantior cunctis, et copiosior operibus charitatis..." 2. De hecho, lo msimportante de este escrito brauliano, adems de censar la obra de Isidoro, es elreconocimiento de su participacin en la confeccin final de las Etymologiae21.Menos an cabe esperar de lo comentado por Ildefonso, tan reacio a glosar la fi-gura de los obispos no toledanos, en su Laudatio o Renotatio Ildefonsi: "...Flo-ruit temporibus Reccaredi, Liuuanis, Gundemari, Sisebuti, Suinthilanis, et Sise-nandi regum, annis ferme quadraginta tenens pontificatus honorem sinsignem-que doctrinae sanctae gloriam pariter et decorem" 22 . En realidad, en lo biogrfico,ambos se limitan a hacer un floruit ms o menos elogioso.

    Otra noticia biogrfica de Isidoro se encuentra en la introduccin a la VitaFructuosi23 . Redactada a fines del siglo VII, carece sin embargo de atractivo paranuestros fines. Subraya algo ya visto en Braulio, Isidororo como lder y doctor,haciendo un paralelo con el propio objeto hagiogrfico de la uita, es decir, Fruc-tuoso de Braga o de Dumio. Tales paralelismos o comparaciones elogiosas noson inusuales. As Cixila (ca. 780?), en la Vita Ildephonsi 1. 3, dice del preladotoledano que "...non impar meritis sanctissimi illius domni Ysidori..." 24 . No obs-tante, es interesante notar cmo la Vita Fructuosi 1, considerando a ambos per-sonajes lucernas de las Hispanias, mientras el hispalense es ensalzado como in-signe por su ingenio, de Frucruoso dice que "...ab infantia inmaculatum et ius-tum..."25 . Es una prueba ms de la consideracin que los contemporneos tenande Isidoro, ajena an a connotaciones cultuales, algo que ya impregnaba en ciertogrado a la figura de Fructuoso.

    Ms problemtico, por su transmisin, es el propio epitafio de Isidoro: Epi-taphion beati Leandri, Isidori et Florentinae 26 . Obra considerada del siglo VII,aunque compuesta con cierta distancia temporal a la muerte del prelado por un

    19 Sobre la consideracin de Isidoro como doctor, contempornea al mismo, cf. J. Fontaine,Isidore de Seville et la culture clasique dans l'Espagne wisigothique vol. II (Pars 1983) 865 ss.;B. de Gaiffier, "Le culte de saint Isidore de Sville. Esquise d'un travail", Isidoriana (Len 1961)279.

    29 P. L. 82, col. 17.21 Cf. C. Codoer, "Los titu/i en las Etymologiae. Aportaciones al estudio de la transmisin

    del texto", Actas. I Congreso Nacional de Latn Medieval (Len, 1-4 de diciembre de 1993) (Len1995) 29 ss.

    22 'dem., El "De viris illustribus" de Ildefonso de Toledo. Estudio y edicin crtica (Salamanca1972) 128.

    23 M. C. Daz y Daz, La vida de San Fructuoso de Braga (Braga 1974) 80.24 1. Gil, Corpus Scriptorum... vol. I, 61.25 F. C. Nock, The Vita Sancti Fructuosi. Text with a translation, introduction and commen-

    tary (Washington 1946) 87.26 M. C. Daz y Daz, Index... 99, n. 380.

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    autor desconocidon , en realidad ha sido legada por una copia del siglo IX (An-thologia hispana, del cdice Pars Bibliothque Nationale, lat. 8093) y, aparte ladatacin de la muerte, slo nos informa de la ubicacin de los restos, entre losde sus hermanos Leandro y Florencia, pero sin especificar en qu iglesia o ca-tedral: "Crux alma gerit sanctorum corpora fratum I Leandri isidorique priorumex ordine natum / tercia Florentia soror Deo uota perennis / eo posita consorshic digna quiescit / Isidorus in medium disungit membra duorum I ... I obiitsancte memorie Isidorus episcopus I die II nnas Apriles era DCLXXXIII I

    El resto de obras que tienen a Isidoro por objeto no presentan, por razonesque se aducen seguidamente, inters para el tema tratado. Es preciso mencionaren primer lugar el Adbreuiatio Braulii de libris s. Isidori29 . Se trata de una amplia-cin por un autor annimo de la Renotatio anteriormente mencionada, realizadacon fines litrgicos". Legada por manuscritos muy tardos (siglos XII-XIII), lacrtica histrica se ha dividido entre quienes la datan en el siglo VIII (con origensevillano3 ') y los que slo la admiten como obra de los siglos XI-XII (con origenigualmente en la capital btica o, ms posiblemente, en el Monasterio de S. Isidoroen Len32). En cualquier caso, poco se puede esperar de una obra como sta res-pecto de las noticias biogrficas, ms siendo redactada con toda probabilidad ale-jado ya el momento de la muerte de Isidoro. Se limita a calificar a ste siguiendola lnea trazada por Braulio: "...uita quoque atque doctrina fuit clarissimus..."33.

    No obstante, sin duda la mayor parte de la literatura latina sobre Isidoro tienepor cuna Len. Toda la obra de este ncleo leons ha de ser puesta en relacincon la translacin de reliquias de 1063, estando marcada por una intencin es-trictamente hagiogrfica (adems de una finalidad patritica o poltica evidente).Carentes de informacin biogrfica real, se trata ahora de dar cuerpo literario asu protagonista, ya no tanto como objeto de admiracin intelectual sino de culto,para as difundir progresivamente su fama de santo. Fruto de tal escuela es laTranslatio Isidori o Acta Translationis S. Isidori episc. Hispalensis, obra an-nima del siglo XI34 . Se encuentra interpolada en la llamada Historia Silense (en

    27 Ha sido atribuido, sin razones de peso, a Braulio y a Ildefonso.28 J. Vives, Inscripciones cristianas de la Espaa romana y visigoda (Barcelona 1969) 80-81,

    n. 272.29 P. L. 82, cols. 53 ss.; M. C. Daz y Daz, ndex... 190, n. 846.3 A. C. Vega, "Cuestiones crticas de las biografas isidorianas", Isidoriana (Len 1961) 88.31 Cf., p. ej., A. E. Anspach, Taionis et lsidori noua fragmenta et opera (Madrid 1930) 65 ss.;

    T. Ayuso, "Algunos problemas del texto bblico de Isidoro", Isidoriana (Len 1961) 153.32 Cf., p. ej., M. C. Daz y Daz, "Introduccin general", S. lsidoro de Sevilla. Etimologas

    vol.1 (Madrid 1993) 99.33 P. L. 82, col. 53. M. Alija Ramos, "Un poco de crtica sobre las antiguas biografas isido-

    lianas", Revista Eclesistica 10 (1936) 594 ss., recoge una traduccin del siglo XVI de la Adbreua-tio. Muy ilustrativos del sentido de este documento son algunos de sus prrafos: "...ca asi como gre-gorio maestro de roma entro en logar de sant pedro. asi el bienaeuenturado ysidro por enseamientoentro en las espaas... e alumbro toda espaa por enxemplo de buena obra e por fama de santidadasi como muy claro rrayo de sol...".

    34 M. C. Daz y Daz, Index... 184, n. 811.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    realidad Seminense o del cenobio "...domus seminis...") 35 , de redactor descono-cido36 , de la primera mitad del siglo XI1 37 . Asimismo debe ser considerada laChronica Naierensis, de la segunda mitad de esta misma centuria 38 , en tanto quela tambin de autor no conocido (pudiera ser el mismo de la Vita) Historia trans-lationis corporis S. Isidori lo es del X111 39 . Narran la aparicin de Isidoro alobispo Albito para la inuentio de las reliquias (el clebre episodio de los tres gol-pes), y su posterior viaje a Len: "...Virque supra dictuis ueluti semel atque se-cundo. ei apparuit. et que antea dixerat tertio replicauit. et uirga pastorali quammanu tenebat. terre solum percutiens tertio. locum un quo corpus sanctum deli-tescebat ostendit: dicens. hic. hic. hic. meum inueniens corpus.. "40 Otras noti-cias sobre el hispalense son transmitidas por diversas versiones de la Vita Isi-dori'" . Obra annima del siglo XII, errneamente atribuida a Lucas de Tuy (otrosautores de los que se ha insinuado su autora seran Rodrigo de Toledo y Pelayode Oviedo), carece de inters histrico fuera del derivado de su propia confec-cin: "..Misit et ita que epistolam in qua praemonet mortem pro fide catholicaquidquam non esse timendum..." 42 . Segn esta biografa, y de acuerdo con el Epi-taphion, el cuerpo de Isidoro se inhum entre los de Leandro y Florencia43 . Estetexto ha de ser considerado como propiamente hagiogrfico, con una finalidadnetamente propagandstica. A modo de ejemplo, recoge extensamente un episo-dio segn el cual Isidoro sera recluido en una cella por Leandro como protec-cin ante el arrianismo, "prisin" de la que no saldra sino para ocupar la plazaepiscopal tras la muerte de su hermano mayor. Frente a la sobriedad de la cartade Redento, la narracin aqu se puebla de tpicos hagiogrficos, multiplicn-dose los elementos legendarios y fantsticos. Su autor, adems de la propia ima-ginacin, usa de diversas fuentes como himnos, material epistolar, la TranslatioIsidori y la Adbreuatio Brauli. Esta biografa inspir el sermn In transitu S. si-doni de Martn Legionense, donde, adems de afirmar que a Isidoro le lleg lamuerte cuando era viejo, no duda al situarlo en un plano celestial privilegiado:"...apud Deum intercessor existat assiduus..." 44 . Pero quizs el culmen de todaesta literatura fantstica es el De miraculis Sancti Isidori liber45 . Se trata de unode los escasos y ciertamente tardos libros de milagros hispnicos, tan comunes

    35 Cf. J. Prez de Urbel y A. Gnzlez, Historia Silense (Madrid 1959) 45 ss.36 Cf. A. Viayo, "Cuestiones histrico-crticas en torno a la translacin del cuerpo de S. Isi-

    doro", Isidoriana (Len 1961) 292 ss.37 Cf. F. Rico, "Las letras latinas del siglo XII en Galicia, Len y Castilla", baco (Estudios

    de literatura espaola) 2 (1962) 76 ss.; M. C. Daz y Daz, ndex... 200, n. 888.38 Cf. F. Rico, op. cit., 81 ss.; M. C. Daz y Daz, ndex... 224, n. 996.39 Ibid., 257, n. 1194.4 F. Santos Coco, Historia Silense (Madrid 1921) 96.41 M. C. Daz y Daz, ndex... 240, n. 1082.47 P. L. 82, col. 28.43 Segn los breviarios, Leandro reposaba en la iglesia de Santa Justa." P. L. 209, col. 14.45 M. C. Daz y Daz, ndex... 264, n. 1228; J. Prez Llamazares, Milagros de San Isidoro

    (Len 1947).

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    y tempranos en otras latitudes 46 . sta s es obra del tudense, pudiendo ser utili-zada por Rodrigo de Cerrato (a. 1276) para la biografa de Isidoro en sus VitaeSanctorum47 , en realidad un resumen de la Vita.

    Ajena al mbito leons, procedente de Zaragoza pero muy posiblemente comoconsecuencia del auge cultural experimentado en Len, se cuenta con la Vita SS.Leandri, lsidori, Fulgentii et Braulionis, composicin del siglo XI1148.

    Por lo que respecta a los calendarios conocidos como mozrabes, fuera dela fecha de la celebracin de su dies natalis o de la translatio de las reliquias,poco o nada aportan".

    Como se puede observar fcilmente las noticias biogrficas, concretamentelas referidas a su muerte, son mayoritariamente muy tardas, en textos netamentehagiogrficos caracterizados por la multiplicacin de topoi y miracula. En gene-ral estos documentos no contemporneos, muy posiblemente emparentados entres pero con arquetipos y conexiones difciles de determinar 50 , pueden ser califi-cados como escritos piadosos marcados por la profusin de elementos hagiogr-ficos (y no faltos de connotaciones patriticas o de lucha poltica frente a la His-pania musulmana). Todo ello en consonancia con la propia consideracin que setiene del obispo, pasando de ser un intelectual y lder social, curtido en afanespolticos comprometidos, a la de hombre santo, digno de ser venerado como tal51.Esta evolucin provoc un inters desmedido por su biografa y, fundamental-mente, gener toda una florida literatura acerca de sus reliquias portadoras depoderosa uirtus o dynamis apotropaica y salutfera, empezando por la propia re-velacin milagrosa de la ubicacin de sus restos.

    Desde una perspectiva histrica para reconstruir la muerte de Isidoro slopodrn ser considerados los documentos contemporneos. No obstante, se carac-terizan por la concisin, limitndose en la mayor parte de los casos a aportar lafecha de su deceso. Tan slo el Obitus b. Isidori es algo ms prolijo. En conse-

    " Cf. H. Delehaye, "Les premiers libelli miraculorum", AB 29 (1910) 427 ss.47 P. L. 81, cols. 76-81; M. C. Daz y Daz, ndex... 286, n. 1360. Asimismo, la Vira (BILL.

    n. 4486) fue usada, e incluso traducida literalmente, por Alfonso Martnez de Toledo para componer,a. 1444, una biografa de Isidoro ya en castellano (Vida de sanct Isidoro): J. Madoz, Alfonso Mart-nez de Toledo. Vidas de San Ildefonso y San Isidoro (Madrid 1962).

    48 M. C. Daz y Daz, ndex... 285, n. 1353.49 Aparece su data en el Vigiliano: "Sci. isidori epi." (4-IV); Primero Silense: "Traslatio sci

    esidori" (22-XII, pero es interpolacin manifiesta); Segundo Silense: "Obitu(m) dni. ysidori epi. Spaliera DCLXL" (4-IV); Silenses de Pars: "Obitu(m) dni. isidori aepi. Et cnf. Era DCLX L Spalensisecl(est)e epi" (4-IV) y "translatio corporis sci ysidor?' (2-XII, pero son interpolaciones manifiestas)J. Vives y A. Fbrega, "Calendarios hispnicos anteriores al siglo XII", Hispania Sacra 1 (1949)142 y "Calendarios hispnicos anteriores al siglo XIII", Hispania Sacra 2 (1949) 335, 357, 375 y379. Fuera de estos calendarios de tradicin hispanovisigtica aparece en el de Crdoba del ao 961y en los martirologios histricos de Usuardo y de Adn (s. XI). En fin, en el Martyrologium Roma-num (s. XVI) el prelado ocupar plaza: "Hispali in Hispania sancti Isidori episcopi, sanctitate et doc-trina conspicui, qui zelo fidei et obseruantia ecclesiasticae disciplinae Hispanias illustrauit".

    50 Cf., p. ej., M. Alija Ramos, op. cit., 587 ss.SI Cf. comentario cannico de los bolandos en Acta Sanctorum... Aprilis, tomus primus (Pa-

    ris-Roma 1866) 325 ss.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    cuencia, para conocer la muerte del obispo en principio la investigacin se ha-bra de centrar en este texto.

    Sin embargo, segn se dijo al comienzo de esta exposicin, el carcter delmismo no est claro. Mientras unos autores lo califican como narracin hagio-grfica, otros lo consideran un documento histrico de primer orden, una espe-cie de crnica o relato de los ltimos das del prelado. Finalmente, no falta ciertogrado de indefinicin. Hay por tanto, al menos, una aparente disparidad histo-riogrfica52 . Ser preciso, previo un pronunciamiento, estudiar el documento a lavez que compararlo con otros, no tanto con los indicados anteriormente sino conescritos, isidorianos o no, que nos informen sobre la muerte en el siglo VII.

    M. ANLISIS DEL OBITUS B. ISIDORI

    Para determinar la validez histrica del testimonio o de la informacin apor-tada por el documento, conviene proceder por partes:

    HM. Autor, gnero y destinatario

    El autor es Redemptus53 , clrigo de la iglesia hispalense ("...dominus meusIsidorus, Hispalensis Ecclesiae metropolitanus episcopus..."). La nica noticiaconocida sobre este personaje es la que proporciona la propia autora del texto,segn se lee en el incipit. Se documenta tambin otra Epistola ad Redemptumarchediaconum54 . Es atribuida espreamente a Isidoro, debiendo ser datada en elsiglo XH. Su propio contenido ("...orientalis Christi ecclesia ex fermento pane,occidentalis ex azymo sacratissimi corporis sacramentum..." 55) la invalida comoobra visigtica, ya que la polmica que recoge, especialmente el asunto "...desubstantia sacramenti..." y "...ad decorem sacramenti...", no tendra sentido sino es con posterioridad al ario 1170 56 . Otro personaje homnimo es el diconode la Iglesia de Santa Eulalia de Mrida 57 . Sin embargo, en modo alguno cabe

    52 P. ej., U. Domnguez del Val, "Herencia literaria de padres y escritores espaoles de Osiode Crdoba a Julin de Toledo", Repertorio de Historia de las Ciencias Eclesisticas en Espaa 1.Siglos J11-XVI (Salamanca 1967) 80, lo clasifica entre los historiadores; en la misma lnea, J. Madoz,San Isidoro. Semblanza... 18, destaca la realidad objetiva del relato; tambin como relato es califi-cado por J. Prez de Urbel, San Isidoro de Sevilla (Barcelona 1940) 263; A. Vega, op. cit., 97, lollama biografa rigurosamente histrica; no obstante, B. de Gaiffier, op. cit., 272, subraya los tpi-cos hagiogrficos y litrgicos, criterio admitido por M. C. Daz y Daz, "Introduccin"... 110, y quele lleva a cuestionar la posibilidad de reconstruir la muerte de Isidoro con el apoyo de este texto.

    53 Cf. F. Salvador, Prosopografi'a de Hispania meridional. 111-Antigedad Tarda (300-711)(Granada 1998) 168, n. 295.

    54 M. C. Daz y Daz, Index... 44, n. 134.55 P. L. 83, col. 905.56 J. R. Geiselmann, Die Abenbmahlehre an der Wende der christlichen Splitantike zum Frh-

    mittelalter. Isidor von Sevilla und das Sakrament der Eucharistie (Munich 1933) 162 citado por P. J.Mullins, The spiritual life of according lo Saint Isidore of Seville (Washington 1940) 19.

    57 VSPE 111.16 y 25 ; V.III.37 y Xl.196. Asimismo, el nombre Redemptus-a aparece en tresinscripciones de la pennsula: J. M. Abascal, Los nombres personales en las inscripciones latinas deHispania (Murcia 1994) 482.

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    identificar al autor del Obitus b. Isidori como el destinatario de la citada eps-tola o como el diaconus, que no clericus, emeritense y no hispalense. Sobre laposibilidad de que estos ltimos sean uno mismo que hubiera ascendido, nadapermite afirmarlo58.

    Por lo que respecta a la forma, se trata de una carta. La comunicacin epis-tolar sin objetivos hagiogrficos entre dignatarios eclesisticos es muy abundante;no parece necesario incidir en ello. Sin embargo, aunque pareciera que este for-mato la aleja del gnero hagiogrfico, tal tipologa cuenta con precedentes ilus-tres. El primer testimonio de culto a las reliquias es precisamente una carta, elMartyrium Polycarpi o ms correctamente Epistula ecclesiae smyrnensis, conte-nida en la Historia Ecclesiastica 4.15.3-45 de Eusebio de Cesarea59 . Aun conforma epistolar, de su carcter hagiogrfico no cabe duda 60 . Otro tanto ocurre conlos mrtires de Lyon, tambin un documento extraordinariamente temprano (His-toria Ecclesiastica 5.1.3-63)61 . Pese a que la forma les proporcione una impre-sin de autenticidad o veracidad, la funcin hagiogrfica es evidente. En sentidoestricto el documento hagiogrfico es el que tiene un carcter religioso y con-feccionado con intencin de edificar, inspirado en el culto a los santos y desti-nado a promoverlo 62 . Ello no exige formato determinado alguno ni, necesaria-mente, su utilizacin litrgica. De hecho, la diferencia entre lectio diuina y lec-tio sacra o piadosa es difusa, o al menos la incorporacin de determinadas lecturasa la misa y oficios 63 . Por tanto, en primer trmino, no es la forma sino la finali-dad la que debe adscribirla o suscribirla al gnero, es decir, a la categora ha-giogrfica.

    La carta se dirige "...tuae sanctitati...", de modo que la asignacin de Brau-lio como destinatario no se basa sino en la abundante correspondencia entre losdos prelados", o en la tradicin manuscrita (Cd. B. N. Madrid, incipit: "...edi-tus ad Braulinem Caesaraugustanum a Redempto eiusdem Hispalensis ecclesiaeclerico...")65 . Por la expresin "...te orante..." sabemos que responde a una pe-ticin previa del corresponsal, hoy da perdida.

    58 Cf. A. Vega, op. cit., 96.59 H. Musurillo, The acts of 1/se christian martyrs. Introduction, texts and translations (Oxford

    1979) 2-21.6 Cf. S. Ronchey, Indagine sul martirio di san Policarpo (Roma 1990).61 H. Musurillo, op. cit., 62-85.62 H. Delehaye, Les lgendes hagiographiques (Bruselas 1973) 2.63 Cf. B. de Gaiffier, "La lecture des actes des martyrs dans la prire liturgique en Occident.

    A propos du Passionnaire Hispanique", AB 72 (1954) 132 ss.64 P. L. 80, cols. 650-654; M. C. Daz y Daz, ndex... 52, n. 154-155; cf. J. A. de Aldama,

    "Indicaciones sobre la cronologa de las obras de S. Isidoro", Miscellanea Isidoriana (Roma 1936)65 ss. Estas relaciones cf. J. Prez de Urbel, op. cit., 205 ss., junto con el afn bibliotecario deBraulio cf. M. C. Daz y Daz, "La cultura de la Espaa visigtica del siglo VII", Caratteri del se-colo VII in Occidente vol. II (Spoleto 1958) 819, pudieran apuntar a ste como el destinatario, peroes mera conjetura M. C. Daz y Daz, ndex... 48, nota al pie 69.

    65 J. Madoz, San Isidoro. Semblanza... 14.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    111.2. El contenido

    Abre el texto una introduccin de Redento, afirmando su intencin de rela-tar brevemente la confesin, penitencia y muerte de Isidoro. Todo ello narrado".. fideli praenotatis meae stylo...". Es algo afn a la declaracin del autor de lasVitas Sanctorum Patrum Emeretensium (praefatio 4) respecto de lo llevado a cabopor Gregorio Magno en los Dialogi: "...ueridico stilo..."66 . Se trata de una ex-presin formular que busca dar credibilidad al relato, caracterstica en las narra-ciones hagiogrficas. Todo el arranque del texto es en realidad un exordium com-puesto por frmulas y tpicos como la brevedad de la exposicin (".. breuiterexponerum..."), la propia declaracin del motivo que le llevaba a escribir ("...Quaeres me primum compluit pro hac sollicitudine, quam ex amore in eum offertis,uestrae charitate gratias egere: deinde, quia uera supprimere nequeo, et quodde eo apuca de multis colligere potui, te orante, dicere cogor...") o la ya alu-dida condicin de testigo presencia167.

    Segn Redento, Isidoro presiente la muerte "...nescio qua sorte...". No es lasuya una muerte sbita sino presentida. En las Etymologiae, el obispo haba es-tablecido una clasificacin tipolgica, distinguiendo ntidamente tres clases: laacerba, que afecta a los nios, la inmatura, propia de los jvenes, y la natura-lis o aqulla que se adscribe a los ancianos 68 . Por tanto, usaba un criterio cro-nolgico, segn el cual la muerte es ms cruel en nios por ser inesperada y pre-matura en jvenes por anticiparse a lo comn, siendo natural en viejos a causade su edad. Con ello no hace sino seguir el pensamiento antiguo, por el cual lamuerte que se presentaba fuera de la senectud era una forma de exitus inopina-tus, algo doloroso y que temer69 . A Isidoro le llegara en plena madurez y, enconsecuencia, como algo natural y ajeno a sentimientos ligados a la sorpresa.Ms importante: el mismo hecho de saber que se aproximaba, segn se advertirms adelante, era un signo benfico o de esperanza escatolgica, puesto que per-mita la preparacin espiritual del moribundo mediante la penitencia. Sin em-bargo la accin es ".. praeuideret...", algo que se podra hacer en funcin de laedad o los males fsicos (Redento informa someramente de los padecimientos delobispo). Otras narraciones son ms elocuentes. En la Vita Aemiliani 25 se usa elvocablo "...reuelatum...", en tanto que en la Vita Fructuosi 19 la proposicicinutilizada es "...ut ante multo tempore suum praecognouisset sanctum inminereobitum..."7 '. Es ms, en textos de naturaleza netamente hagiogrfica este pre-sentimiento se llevaba a cabo por lo general mediante visiones que, a la vez queproporcionaban indicios de la muerte, suponan garanta de salvacin ulterior. El

    66 A. Maya, 14tas Sanctorum Patrum Emeretensium (Turnholti 1992) 4.67 Cf. E. R. Curtius, Literatura Europea y Edad Media Latina (Mjico 1955) 131 SS., 682 SS.

    Etymologiarum 12. 2. 32.69 Cf. L. F. Pizzolato (a cura di), Morir giovani. Ji pensiero antico di fronte alio scandalo de-

    lla morte prematura (Miln-Turn 1996).7 P. L. 80, col. 712.71 F. C. Nock, op. cit., 125.

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    nio Augusto, en el monasterio de Santa Eulalia, hace mucho ms que intuir sumuerte al tener visiones de una categora desorbitada: Cristo rodeado por nge-les72 . El asunto llega a tal punto que, cuando estos topoi se extiendan a las bio-grafas laicas dos siglos ms tarde, permitira a Eginhardo decir que la muertedel emperador Carlomagno estuvo anunciada por prodigia tales como terremo-tos, eclipses o manchas solares (comunicando no slo su muerte sino una heca-tombe polftica) 73 . Por el contrario, Redento sorprende por la concisin de lo re-latado. Se expresa decididamente al decir que no sabe el porqu medio el obispopresinti la muerte, en lugar de inventar visiones ms o menos literarias, fen-menos ms o menos extraordinarios.

    Se prepara el prelado mediante la multiplicacin de limosnas con gran ge-nerosidad a lo largo de seis o ms meses. Es el primer acto que emprende: lasproliferacin de limosnas. Era una funcin propia de los obispos, acrecentadaante la proximidad de la muerte por sus connotaciones penitenciales, algo que leocurriera tambin al emeritense Masona 74 . Sin embargo, es importante notar denuevo una diferencia del Obitus S. Isidori con otros relatos claramente hagio-grficos, donde las limosnas forman parte de la caracterizacin del hombre santo.En la Vita sancti Aemiliani el texto incide en la prodigalidad del riojano comoparte del typus (para enfado de su propio mentor y superior eclesistico, D-dimo)75 . Por el contrario, en la carta de Redento las limosnas forman parte de lapenitencia. No en balde eran un poderoso argumento ante el juicio final, segnAgustn76 , y ahuyento de la muerte real o espiritual para Ambrosio77.

    A la vez, dice Redento, se hizo llevar "...ad basilicam S. Vincentii..." , acom-paado por la ciudad en pleno: pobres, clrigos y plebe. La muerte y la peni-tencia, a diferencia de lo que ocurre en nuestros das, no es un acto ntimo sinopblico; incluso, cuando su protagonista es un obispo, se exige la publicidad78.l es la cabeza de la ciudad, ya que sta pervive como clula administrativa b-sica y, adems, no existe separacin alguna entre communio y ciuitas79 . Por elloes "...cuneta agnima pauperum, clericorum, religiosorum omnium, cunstarum-que huius ciuitatis plebium..." quien recibe a Isidoro, lgicamente con las la-mentaciones caractersticas propias del momento que habra de ocurrir.

    72 VSPE 1.18 ss.73 Vita Karoli XXXII.74 VSPE V.13.75 SS.75 VSE XX.27; XX1.28; XXII.29.76 Sermo 60. 9.77 De Naboth 38-39.78 Ntese la distinta actitud de Agustn (a. 430), queriendo morir en la intimidad, segn su

    bigrafo Posidonio de Calama. Para ello, durante diez das, permanece solo y dedicado de pleno ala oracin (Vita Augustini 31). Por el mismo tiempo, Paulino, tambin cercano su final, reciba cor-tsmente a sus amigos, a decir de Uranio (De obitu sancti Paulini 3).

    78 Cf. F. Salvador, "La funcin religiosa de las ciudades meridionales de la Hispania Tardo-antigua", FlorIlib 7 (1996) 333 ss.; P. Castillo, "Los orgenes de las comunidades ciudadanas cris-tianas: la explicacin tardoantigua en la literatura martirial hispana", Polis 10 (1998) 29 ss.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    Las prcticas funerarias, como los lamentos anteriormente referidos, se de-ben a la pietas80 . Aunque la fe en la salvacin del difunto vedara los lutos se-gn el pensamiento isidoriano 81 , formaban parte de las manifestaciones ligadasal funus. No obstante, tambin las lgrimas adquieren sentido al tener un signi-ficado penitencial, algo que ocurre ntidamente en el texto de Redento, pues su-ponen una sublimacin del recuerdo de los pecados, el temor del juicio divino yel deseo de acceso al cielo, segn palabras del propio Isidoro82.

    Cuando el momento se acerca, manda llamar a los obispos Ihoannes83 y Epar-cius84 . Isidoro es consciente tanto de la pertenencia a un cuerpo episcopal, en sucondicin de metropolitano, como de que los obispos eran los dispensadores porexcelencia de la penitencia y la comunin. Slo la prctica pastoral permiti ex-tender la facultad de ejercer el sacramento a otros clrigos, como ocurriera conel muy alejado Emiliano, convocando a su muerte al presbtero Aselo.

    Dice el texto que se le instal "...iuxta altaris cancellum in medio ponere-tur choro...", es decir, en un emplazamiento privilegiado por dos motivos. El pri-mero, porque es lgico pensar en la existencia de reliquias del dicono zarago-zano, siendo su utilizacin un recurso generalizado desde el siglo VI85 ; reliquiasque bien pudieran estar prximas a la cancela del altar y en medio del coro86.Era por tanto un lugar especial donde se operaba una suerte de unin entre elcielo y la tierra". El segundo motivo, porque el coro es el lugar reservado a losclrigos88 , tanto en la liturgia cotidiana (en vida) como para los funerales epis-copales: ".. Sic deinde in choro ecclesie ubi prefuit... ponitur" 89 . Tal emplaza-miento, adems, tena la virtualidad de alejarle de las mujeres, segn deseo ex-presado por Isidoro: ".. mulierum turbas longius stare praecepit...". Penitenciay mujer no congeniaban bien por el carcter desordenado que a stas se les su-pona y porque su propia naturaleza era propensa al pecado y a incitarlo.

    Parte del rito de la penitencia, como prcticas de mortificacin, son el cili-cio y la ceniza, recibidas por Isidoro segn la narracin de manos de Juan y Epar-cio. El propio Isidoro lo especific al exponer el sacramento penitencial diciendo,

    80 Es interesante advertir una prctica recogida por Isidoro segn la cual el difunto es cubiertocon flores y vestidos prpuras (Etymologiarum 11.1.123). El obispo interpreta esta prctica del luc-tus como seal de vida, representando la prpura a la sangre, fuente de sta.

    81 Sententiarum 3.57.12.82 Ibid., 2.12.4.83 Cf. F. Salvador, Prosopografa de la Hispania Meridional... 119, n. 205.84 Ibid., 73-74, n. 111.85 Cf. N. Herrmann-Mascard, Les reliquies des saints. Fornzation coutumire d'un droit (Pa-

    ris 1975) 146 ss.86 Ver ms adelante.87 Cf. P. Brown, The culi of the saints. lis Rise and Funtion in Latin Christianity (Chicago

    1981)88 Cf. C. Godoy, Arqueologa y liturgia. Iglesias hispnicas (siglos IV al VIII) (Barcelona 1995)

    55 SS.so M. Frotin, Le Liber Ordinum en usage dans l'glise wisigothique et mozarabe d'Espagne

    (Paris 1904) col. 142.

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    De ecclesiasticis officiis 2.17.1, que "...in cilicio et cinere lamenta paenitudi-nis..."9. Parecera extrao que un obispo se someta a penitencia, pero conoce-mos de otros casos; por ejemplo, el de Gaudencio (obispo de Valeria). Ante unaenfermedad se haba sujetado a penitencia llegando a recibir la imposicin demanos, algo documentado en el canon 10 del Concilio XIII de Toledo (a. 683)9'.La propia existencia de esta misma normativa viene a reconocer la singularidadque supona el que, tomando la penitencia, un obispo pudiera seguir ejerciendocomo tal (dado el carcter infamante de la penitencia tipo, la llamada cannicao pblica). Para ello pone especial nfasis al subrayar que no se debe haber con-fesado crimen alguno, sino tan solo hacer un reconocimiento genrico de la con-dicin de pecador. Esto es precisamente lo que, a decir de Redento, hizo Isidoro.Es ms, el clrigo al final de la narracin, con sumo cuidado, tiene a bien decirque ".. pastoralem iugiter curam, et finem suum cosummauit in pace...", una ex-presin que pudiera remarcar la condicin de obispo hasta el mismo momentode la expiracin. De esta manera salvara cualquier duda, algo que medio sigloms tarde an inquietaba al bueno de Gaudencio y que precis de arduas argu-mentaciones en un snodo92.

    Isidoro lleva a cabo una confesin y una penitencia en pblico (no existe lapenitencia tarifada o irlandesa), a lo que sigue la recepcin de la communio:".. igitur consummatis, corpus, et sanguinem Domini cum profundo gemitucordis, indignum se iudicans, ab ipsis suscepit pontificibus". Contra determina-das prcticas caractersticamente africanas pero no ausentes en otros lugares93,Isidoro recibe la eucarista en vida, es decir, como lo que denominaba el mismoprelado moribundos" o emortuus95 , y Augustn, ms claramente todava, oiuens96.En mi opinin, no se trata de un uiaticum consolador, al modo del conocido unsiglo antes97 , ni del sello de una penitencia cannica o pblica abreviada, sinode una communio recibida mediante una penitencia in extremis, esto es, de unacura pastoral especfica propia de los moribundos98 , y que excedera lo que hasido llamado por algunos autores como penitencia voluntaria o de devocin (que

    9 M. Lawson, Sancti Isidori Hispalensis. De ecclesiasticis officiis (Tumholti 1989) 80.91 J. Vives, T. Marn y G. Martnez, Concilios visigticos e hispano-romanos (Barcelona-Ma-

    drid 1963) 426 ss.92 Ntese que, frente al caso de Gaudencio, no se menciona la imposicin de manos en el texto

    de Redento y que, respecto de la ceniza, puede tener un sentido exortizador (de acuerdo con el Li-ber Ordinum).

    93 La legislacin conciliar africana (Breuiarium Hipponense 4) y el papa Len (Epist. 108.1.3) condenan la prctica de dar el uiaticum a los muertos, algo que entroncaba directamente con elbolo y las creencias en la vida de ultratumba.

    94 Etymilogiarum 10.181.95 De Differentiis 1.404.96 De Ciuitate Dei contra paganos 13.9.97 El uiaticum como mera consolacin aparece documentado en el Concilio de Gerona, canon

    9, del ao 517.98 Cf. E. Rebeillard, In hora mortis. volution de la pastorale chrtienne de la mort aux IV

    et V sicles (Roma 1994) 199 ss.

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    incluira a los que no estaban en peligro de muerte). Tal prctica especfica pre-sentara a lo largo de su gnesis no pocos meandros por los conflictos prcticosque entraaba ante una eventual sanacin").

    Le sigue una segunda confesin (constantemente interrumpida por precisio-nes de Redento) ante la comunidad presidida por los obispos. Tiene un alto valorpanegrico o de discurso ante la asamblea. Ha de ser entendida ms una oraciny prdica pastoral que parte de un acto sacramental, aunque tambin en algunamedida como testimonio de la utilidad conferida a los rezos, acto purificador antepecados no graves 10I . Aunque el pensamiento escatolgico isidoriano es escasa-mente conocido, se sabe que crea en la existencia de un fuego purgatorio", conlo que no vena mal una ayuda adicional para promover la misericordia divina.

    Esta invocacin a la intercesin de las oraciones, ya sea de los all presen-tes (caso del texto de Redento) ya sea de sus corresponsales (en sus cartas 13),es una constante en los ltimos aos del obispo. Por tanto dos posibilidades seabren: o Redento reproduce anotaciones hechas a pi de obra, como l afirma, oson creaciones literarias del propio clrigo. En ambos casos el texto tiene por finplasmar un espritu o, si se prefiere, un prototipo de confessio in extremis. Queresponda a la realidad histrica de la muerte de Isidoro, de su postreras palabras,o sea una recreacin fruto de las enseanzas recibidas en la escuela episcopal se-villana, es, a mi parecer, algo de importancia secundaria. Lo fundamental es lafinalidad de consignar un modelo. De hecho, todo el relato se inspira en el ritode la penitencia final".

    Concluye la narracin con la fecha del bito (4 de abril de 636) 105 . El inte-rs por cifrar la data de la muerte es propio de documentos hagiogrficos, perotambin respondera a la demanda del obispo que suscit la carta de Redento.

    Frente a otras narraciones netamente hagiogrficas, el clrigo hispalense omitecualquier asunto post-mortem. De nuevo se nos muestra sorprendentemente co-medido. Aos despus, no ocurrira as con el autor de la biografa de Fructuosode Braga, quien concluye el relato diciendo, en la Vita Fructuosi 20, que "...adsacratissimum sancti corporis eius sepulchrum euntibuis cunctis perseuerant signauirtutum. Nam et infirmi ibi sanatur, et daemones effugantur, uel quicumque mae-rens eius inuictum postulauert auxilium statim plenum a Domino petitionis suae

    " Cf. S. Gonzlez, "Tres maneras de penitencia", Revista Espaola de Teologa 1 (1940-41)1011 ss.; J. Fernndez Alonso, "La disciplina penitencial desde el punto de vista pastoral", HispaniaSacra 4(1951) 277 ss.

    I" Cf. M. Frotin, op. cit., cols. 86 ss. (especialmente cols. 91-92). Asimismo, cf. VSPE II, 79 ss.1 ' Cf. Ambrosio, De poenitentia 92. Sobre la distincin o gradacin entre peccata quottidiana,

    parua o leuia y tria crimina o peccata capitalia, cf. Paciano, Praen. 3; Agustn, Sermo 58.02 Cf. P. L. 83, col. 757.103 Cf. Epist. V y XIII.1" J. Madoz, San lsidoro. Semblanza... 14 ss.1 5 Sobre la disparidad de la datacin de Redento e Ildefonso con el Epitaphion, J. Madoz, San

    Isidoro. Semblanza... 21. Este asunto ya ocup al padre Enrique Flrez en su monumental obra: H.Florez, Espaa Sagrada. Theatro Geograhico-historico de la Iglesia de Espaa vol. IX (Madrid 1752)200 ss. (texto del Obitus en Apndice VII, 366-369).

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  • LA MUERTE DE ISIDORO DE SEVILLA ...

    consequitur fructum" 106. Es cierto que el culto a los confesores, especialmentede los autctonos, fue muy tardo en Hispania'w , pero no lo es menos que ha-ba indicios de cierta veneracin a sus tumbas como, por ejemplo, lo que ocu-rra a decir de Ildefonso con el sepulcro de Donato, el fundador del monasterioservianol8.

    Es ms, Redento no informa de la ubicacin precisa de la sepultura aunque,en mi opinin, es legtimo pensar que se encontrase en la iglesia de San Vicentey posiblemente muy prxima al lugar ya descrito para los actos penitenciales:"...ad cellulam reductus est: et post diem confessionis uel poenitentiae quartum...et finem suum consummauit in pace...". El vocablo cellula ha sido empleado porRedento previamente de forma inequvoca con la acepcin de celda o estancia",pero ahora pudiera adquirir el inquietante sentido de sepulcrum (i,un mausoleoabsidiado?), como ocurre en las Vitas Sanctorum, Patrum Emeretensium 5. 15.1-3: "Horum igitur supradictorum sanctorum corpora in una eadem cellula audprocul ab altario sanctissime uirginis Eolalie honorifice tumulata quiescunt...',110.

    De ser as, el escenario elegido sera un testimonio de primera lnea de la tu-mulatio ad sanctos. El deseo de proximidad a las reliquias es caracterstico de laAntigedad Tarda, no teniendo por qu ubicarse la tumba del obispo en la ca-tedral". De hecho, no parece demostrado que la iglesia de San Vicente fuese laecclesia mater" 2 , pudiendo tratarse de un edificio cultual extramuros I13 . Por laubicacin de Isidoro en el momento de la confesin y penitencia, cabe deducirla inexistencia de un contra-coro, con lo cual las reliquias habran de situarse enun altar del mismo modo que ocurra en la primitiva basilica-martyrium de Eu-lalia en Mridam , muy probablemente el mayor segn la prctica ambrosiana,formando parte del rito consagrador m . Por tanto, no se trataba de un martyriumo memoria sino de una autntica basilica ya en el siglo VIII'6.

    '06 F. C. Nock, op. cit., 129.107 Cf. C. Garca Rodrguez, El culto de los santos en la Espaa romana y visigoda (Madrid

    1966) 343 ss.105 De Viris Illustribus 3.109 Isidoro fue conducido para los actos penitenciales "...a cellula sua ad basilicam S. Vicen-

    t martyris...".110 A. Maya, op. cit., 101.111 Cf. I. Duval, Auprs des saints. Corps et me (Paris 1998); I. Duval y Ch. Picard (ed.),

    Cinhumation privilegiee du IV au VIII sicle en Occident. Acres du colloque tenu Creteil les 6-18 mars 1984 (Paris 1986).

    112 Cf. opinin contraria de C. Garca Rodrguez, op. cit., 236.113 Cf. P. Castillo, Los mrtires hispanorromanos y su culto en la Hispania de la Antigedad

    Tarda (Granada 1999) 335 ss.114 Cf. VSPE V.I5.4-5.115 Redento usa del locativo "...in medio.., choro..." al describir los actos penitenciales.116 El obispo haca una diferenciacin precisa entre basilica y martyrium (Etymologiarum 15.

    4.11-12). Su discpulo Redento se muestra en todo momento respetuoso con los trminos estableci-dos por Isidoro. Por ejemplo, llama ecclesia a la congregacin (de acuerdo con Etymologiarum 8.1)y basilica al edificio (siguiendo a Etymologiarum 15.4.11), una distincin que sin embargo en la prc-tica literaria latina haba cado en desuso. En consecuencia, no hay porqu dudar del trmino elegidopor Redento: "...ad basilicam...".

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  • PEDRO CASTILLO MALDONADO

    El Liber Ordinum, delatando lo inoperante de toda la legislacin conciliar,dice de la misa funeral dedicada a los obispos que sea celebrada ".. in ecclessiaubi sepeliendus est..." 117 . La ubicacin de la sepultura de Isidoro en la baslicade San Vicente, adems de beneficiarle por la cercana de las reliquias, vendrasutilmente a sealar la adscripcin a un cuerpo de elegidos" 8 . El mero hecho deestar all era un honor que confirmaba la naturaleza no mancillante del cadverdel obispo" 9 . Si a esto se aade el carcter familiar del sepulcro, segn documentaentre otros el Epitaphion, el sentimiento de pertenecer a una lite espiritual y ma-terial, a un linaje escogido, sera fcilmente comprensible para quienes se acercasena la tumba. No obstante, es precipitado concluir de ello una veneracin al sepulcro,como demuestra el que Fructuoso dirija sus pasos desde Hispalis a la iglesia deSan Geroncio, a decir de la Vita Fructuosi 13 ("...de ciuitate Spalensi ad basi-licam sancti Gerontii...',I20\ ) y no conste visita alguna a la de San Vicente.

    Tampoco se ocupa Redento de todo el ritual ligado a la inhumacin, ex-traordinariamente rico segn el mismo libro litrgico 12 ' . Puesto que el texto esuna carta dirigida a un obispo, una descripcin semejante careca de objeto.

    111.3. El concepto de muerte

    Segn la narracin de Redento, Isidoro es consciente de la proximidad de lamuerte. Nadie poda engaarse sobre la transcendencia de tal momento. Ademsde razones de orden escatolgico, la muerte tena un poder absoluto, anulandotodo bien o status terrenal.

    Pese a que el momento final, a diferencia de lo que ocurra con los paganos,conllevaba en el cristianismo un elemento de esperanza escatolgica, supona unpunto de inflexin (cuando no de habitacin) al que temer' 22 . Tras l, segn ex-presa el propio obispo en Sententiae 2.13.10, "...nullam correctionis esse licen-tiam..." 123 . Es ms, aunque admite la posibilidad del timo Mars, cree que lamuerte tiene un origen bblico, como consecuencia del pecado original (siguiendoel pensamiento agustiniano), segn se lee en el libro 11.2.31 de Etymologiae:

    mors a morsu hominis primi, quod uetitae arboris pomum mordens mortemincurrit..." 124 . La muerte, que no pertenecera primigeniamente a la naturalezahumana, es, a la vez que una censura que permite acceder al bien supremo o ala condenacin a travs del juicio, fruto del pecado. En este sentido, un contem-

    117 M. Frotin, op. cit., col. 142.118 Enterrarse en una iglesia (privilegio alcanzado por los mritos propios) si no se estaba li-

    bre de pecado era algo extraordinariamente peligroso (cf. Gregorio Magno, Dialogi 453 ss.).118 Ph. Aris, El hombre ante la muerte (Madrid 1999) 47.128 M. C. Daz y Daz, La vida de S. Fructuoso..., 102-103.121 Cf. M. Frotin, op. cit., cols. 140 ss.; A. Fvrier, "La mort chrtienne", Segni e ritti nella

    chiesa alto medievale. 11-17 aprile 1985 vol. II (Spoleto 1987) 886 ss.122 Cf. C. Carozzi, Le voyage de l'me dans l'au-dela d'aprs la littrature !atine (V-XIII si-

    de) (Roma(Roma 1994) 34 ss.127 J. Campos, Santos padres espaoles vol. II (Madrid 1971) 330.124 J. Oroz y M-A. Marcos, San Isidoro de Sevilla. Etimologas vol. II (Madrid 1994) 44.

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    porneo y corresponsal habitual, Sisebuto, a quien dedicara las Etymologiae yel De natura rerum, no duda en decir enfticamente que el diablo es el inventory amigo de la muerte 125 . En consecuencia, el temor estaba ms que justificado.

    Paradjicamente la muerte es tambin garanta de bien, fuente de correccin,ya que previene del mismo pecado. Hay que estar preparado ante ella. Incluso lamala muerte es til, aunque slo sea como argumento didctico para sus testi-gos126. Por eso se hace cotidiana, dado que la vida debe transcurrir en funcinde la muerte y ejerciendo sta una coaccin a la realidad pecadora del hombre'27.Por ello el timor mortis pertenecera a la categora de los miedos positivos quedefiniese Isidoro en De Differentis 1.99: "...(timor) bonus cum quanto quis ar-dentis diligit, tanto eum diligentius offendere pertimescit"128.

    Aunque el obispo no la ansa (los santos aborrecen lo corporal y tienen an-sias de muerte, pero se han de sujetar a los designios divinos, segn Isidoro'29),Redento se complace en relatar una ausencia total de tormentos o inquietud al-guna por espritus malficos, lo que contribuye a la consideracin del moribundocomo santo. Segn el propio Isidoro en Sententiae 3.60.10, haba indicios deldestino final del alma segn fuese la expiracin, agitada o plcida: ".. Finem ius-torum optimum uocatio tranquilla commendat, uf ex eo intelligantur sanctorumhabere consortium angelorum, ex quo ab hoc corpore siue uexatione dura to-lluntur..." 3. Pese a que el hecho mismo de la confesin y penitencia introduceun punto de dramatizacin en los momentos postreros, la serenidad con que adecir de la narracin el obispo asume sus ltimos das crea un tipo de muerte notrgica, es decir, un prototipo de muerte cristiana' 3 '. Redento hace de estos ins-tantes un modelo de placidez del alma, algo propio del pensamiento isidorianoy que, en ltima instancia, conectaba con el viejo ideal estoico de la ataraxia'32.Por el contrario, quienes tuviesen sobre sus hombros graves pecados habran deesperar los tormentos de los demonios en la agona, como les ocurriera a los ase-sinos del muy catlico Nacto para regusto del redactor de su biografa-hagio-grafa133.

    En suma, la muerte que este documento retrata se puede definir como peni-tencial. Est en consonancia con el pensamiento isidoriano al respecto, consig-nado muy especialmente en las Sententiae l34 , y que se encuentra directamente

    125 Vita uel Passio Sancti Desiderii a Sisebuto rege composita 4.126 Isidoro, Sententiarum 3.62.6.127 Cf. !bid., 2.14.8 y 3.62.3. En el caso de que la muerte, el juicio postrero, no ejerciese un

    poder coactivo, deben ser los pastores quienes lo leven a cabo: Gregorio Magno, Regula pastoralis11.6.

    128 C. Codoer, Isidoro de Sevilla. Diferencias Libro I (Pars 1992) 136.129 Etymologiarum 3.62.1.13 J. Campos, op. cit., 525.131 Cf. A. Fvrier, op. cit., 884.132 Cf. J. Fontaine, op. cit., 702 ss.133 VSPE 111.59-61.134 Cf. P. Cazier, lsidore de Sville et la naissance de l'Espagne catholique (Paris 1994) 282 ss.

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    influido por las Moralia in Job de Gregorio Magno 135 . El timor mortis estapaciguado por la seguridad que proporciona la penitencia. En Fructuoso se ob-serva algo similar. La Vita Fructuosi 20 es rotunda a este respecto: "...hiterro-gantibus eumsi temeret mortem responduit: No timeo plane; scio, enim quia etsipeccator, ad presenriem Domini mei ambulo" 36 . El sacramento, pues, aparececomo una medicina, eficaz incluso el da anterior a la muerte. Esta misma ex-presin del valor ltimo y radical de la penitencia aparece tambin puesta en la-bios de los admonitores del monje borrachn del monasterio de Cauliana 137 . Aligual que ocurra con el exitus de los mrtires, y a diferencia de la escala demortificacin propuesta por la ascesis monstica, un hecho puntual como era lapenitencia poda cambiar el signo de toda una vida y proporcionar otra eterna (alfin y al cabo era un segundo bautismo), segn formulara el propio obispo en Sen-tentiae 2.14.6: "...Unumquemque enim Deus de suo fine, non de uita praeteritaindicat. Hoc quippe et le gis testimonio edocetur, quod horno de suo extremo ius-tificatur..."138.

    IV. RECAPITULACIN

    El Obitus b. isidori, como no poda ser de otra manera, presenta puntos decontacto tanto con el pensamiento isidoriano como con diversos relatos, hagio-grficos o no, que informan sobre la muerte en poca visigtica. No obstante,tiene particularidades a destacar, y as se han ido sealando. Muy especialmente,Redento sorprende por una sobriedad que le hace omitir determinados tpicoshagiogrficos. Esta parquedad del redactor, positiva respecto de lo fctico, sinembargo nos priva desgraciadamente del conocimiento de elementos ideolgicoscomo, por ejemplo, la visin del ms all, la existencia o no de viaje de ultra-tumba, etctera.

    Por todo lo visto hasta ahora, en mi opinin, el Obitus b. Isidori es el relatoo crnica llevado a cabo por Redento sobre los ltimos das del obispo hispa-lense, constituyendo un documento muy preciso sobre la mentalidad de Isidoroy de su tiempo en torno a la muerte y a la penitencia. A mi parecer, es legtimodeducir de este texto la idea que sobre tales asuntos tena Isidoro, por la verosi-militud y ausencia de retrica de Redento al exponer los hechos que l dice ha-ber presenciado pero, fundamentalmente, por ser ste discpulo del prelado139.Prueba de ello es que la concordia entre lo relatado por el clrigo y el pensa-miento isidoriano es perfecta.

    135 U. Domnguez del Val, "La utilizacin de los padres por S. Isidoro", lsidoriana (Len 1961)215 y 219.

    136 F. C. Nock, op. cit., 127.' 37 VSPE 11.64-70.138 J. Campos, op. cit., 334.139 La teologa de Isidoro es eminentemente pastoral U. Domnguez del Val, "Caractersticas

    de la patrstica hispana en el siglo VII", La patrologa toledano-visigoda (Madrid 1970) 31 y, enconsecuencia, sus pensamientos y afanes no seran ajenos a su discpulo Redento.

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    Sin embargo, es innegable la intencin laudatoria de la narracin. El clrigohispalense pudo aspirar a lo expresado por Isidoro respecto de los personajes b-blicos en el prefacio del De ortu et obitu patrum: ".. facilis lamen ad memoriamredeunt, dum breui sermone leguntur" 14. La mera atencin que recibe el bitodel obispo, tema central y motivo del documento, es muy significativa. Al igualque ocurra con los mrtires (objetos primarios del culto cristiano a los santos),es su deceso lo nico importante. La corona de santidad, la fama o el reconoci-miento pblico, no se consegua por los mritos en vida sino por el instante l-timo y precioso que supona la muerte. Redento pudiera tener la finalidad de con-signar por escrito este momento que confera, demostrara, la calidad especial desu prelado y maestro; no obstante, este inters por la muerte respondera tambina lo demandado por el corresponsal desconocido que suscit la respuesta episto-lar de Redento.

    Adems hay presencia, por ms reducida que sea, de elementos formularesliterarios propios de documentos hagiogrficos. En consecuencia, no hay queocultar que se trata de un texto que pretende ser ejemplar o, si se prefiere, pre-sentar una situacin modlica. En este sentido, tiene, al menos, un matiz hagio-grfico cierto' 41

    . Hay que recordar que tal carta de naturaleza se adquiere por in-tencin o finalidad, no por la forma. sta es slo un indicador y por tanto algosecundario.

    As las cosas, cabra pensar si Redento no sera quien hiciera un modelo ha-giogrfico del bito del obispo, sino ste quien disease de su propio fin un tipoo actitud ejemplar de muerte cristiana, acorde con su visin de la misma y, acaso,desde sus constantes preocupaciones pastorales. No en balde, la ocupacin de Isi-doro por la pastoral de la muerte queda patente al dedicarle un captulo en su re-glamentacin monstica l42 , cosa que no ocurre en la de su hermano Leandro oen la de Fructuoso. Dicho de otro modo, y parafraseando a Gregorio Magno ensus Moralia in Job (Praef. 2), "el autor es el que dict lo que se haba de es-cribir; autor es tambin el que inspir esta obra y el que por medio de la pala-bra del escriba nos transmiti unos hechos a imitar" 3 . Que los discursos atri-buidos al obispo, sin duda lo ms problemtico de calificar como crnica, res-pondan o no a la exacta realidad histrica puede no ser importante si recogen elespritu de lo all acontecido.

    De admitirse esto, una obra menor desde el punto de vista literario adquiri-ra relevancia como fuente histrica del deceso de Isidoro (la nica fiable, siendoperfectamente legtima la reconstruccin de los ltimos das del obispo con estedocumento), de su visin sobre la muerte cristiana y de su pastoral en la primeramitad del siglo VII. Asimismo, sera un documento que demostrara la partici-

    14 C. Chaparro, San Isidoro de Sevilla. De ortu et obitu patrum (Paris 1985) 102.141 Pese a ello, no creo que su finalidad sea cultual, algo an excesivamente prematuro. Insisto

    en que se trata de una impronta hagiogrfica, no de un documento hagiogrfico en sentido estricto.142 Regula S. Patris Isidori Episcopi 25.143 J. Rico Pavs, Gregorio Magno. Libros Morales / I (I-V) (Madrid 1998) 75.

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    pacin del prelado, o al menos de su escuela eucolgica, en la conformacin deuna muerte especficamente cristiana.

    Una vez ms el legado del hispalense sera de una importancia desorbitada.Isidoro intentara fijar no slo un concepto de muerte cristiana sino de las for-mas propias de sta. Recoger la tradicin, codificndola y aportando contenidostardoantiguos, para terminar estableciendo unos rituales a seguir en funcin deunas pautas ideolgicas especficamente cristianas. Segn propondra el obispo,la muerte cristiana se habra de desarrollar en los siguientes trminos:

    A) La muerte inspira miedo al individuo. Este temor, lejos de ser algo ne-gativo, debe ser positivo y familiar, de modo que corrija la actitud cotidiana. Portanto no debe presidir slo los momentos finales sino la vida toda. El sentimientode temor, natural en el paganismo, en el cristianismo estar directamente rela-cionado con el destino incierto del alma. sta puede ser arrastrada por los de-monios a los infiernos o ser recibida por coros anglicos en los cielos. La ago-na misma no deja de ser un indicador vlido, un premonitor de lo que invisiblee inevitablemente habr de ocurrir. En otras palabras, el deceso se configura comoel acceso al juicio en donde la propia muerte ser el elemento crucial para tasarlos mritos o demritos del parntesis que supone la vida en el siglo.

    B) Sin embargo, los necesarios ritos ligados a la muerte tranquilizan el te-mor. De esta forma se preservan prcticas ancestrales ligadas a la pietas y que,en una visin puramente teolgica, careceran de sentido. De igual forma queAgustn justificara la tumulatio ad martyres por los rezos que generaba, Isidorosalva los ritos funerarios apelando a la oracin destinada a la invocacin divinay, muy especialmente, al lavado de los pecados a travs del sacramento peniten-cial. La penitencia ser, dentro de estas prcticas, el elemento principal, legiti-mador de todo ornato o decoro ritual del fin humano y aportacin especfica-mente cristiana a la muerte misma.

    C) Por tanto, toda muerte debe ser penitencial. De no ser as, asumiendoel pensamiento ms clsico, sta se presentar como algo inesperado que privade cualquier elemento de seguridad, produciendo autntico terror escatolgico.En ltima instancia, una penitencia perfecta garantiza la pureza en la hora final,proporcionando serenidad al moribundo.

    La seguridad de quien ha cumplido con esta muerte cristiana propuesta porIsidoro, en particular penitencial, es total, o casi, al conseguir que "...Non inue-niat in me hostis antiquus quod puniat...". En consecuencia, la actitud de que asmuere ha de ser confiar en la misericordia divina, afrontando su juicio "...cumspe, et fiducia...", y as lo dira Redento.

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