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Revista Cultura y Religión [email protected] http://www.culturayreligion.cl Diáspora, Judaísmo y Teoría Social 1 Diaspora, Judaism and Social Theory Bernardo Sorj 2 Resumen Este artículo esta dividido en dos secciones. La primera analiza críticamente la construcción del concepto de diáspora desde dos perspectivas: como una noción normativa de identidad y como la evolución de un modelo ideal derivado de experiencias históricas, particularmente de la historia judía. En la segunda sección, discutimos el difícil diálogo entre estudios judaicos y el presente debate sobre la diáspora, argumentando que ambos podarían beneficiarse de un intercambio que lleve en cuenta la experiencia acumulada por la historiografía judía. Palabras claves: Diáspora, Judaísmo y Estudios Judaicos Abstract This article is divided in two sections. The first one analyzes critically the construction of the concept of diaspora from two perspectives: as a normative notion of identity and as the evolution of an ideal model derived from historical, experiences particularly from the Jewish history. In the second section, we discuss the difficult dialogue between Judaic studies and the present he debates on the diaspora, arguing that both would prune to benefit from an exchange that takes in account the experience accumulated by the Jewish historiography. Key words: Diaspora, Judaism and Judaic Studies marzo 2007

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  • Revista Cultura y [email protected]

    http://www.culturayreligion.cl

    Dispora, Judasmo y Teora Social1

    Diaspora, Judaism and Social Theory

    Bernardo Sorj2

    Resumen

    Este artculo esta dividido en dos secciones. La primera analiza crticamente la construccindel concepto de dispora desde dos perspectivas: como una nocin normativa de identidad y como laevolucin de un modelo ideal derivado de experiencias histricas, particularmente de la historia juda.En la segunda seccin, discutimos el difcil dilogo entre estudios judaicos y el presente debate sobrela dispora, argumentando que ambos podaran beneficiarse de un intercambio que lleve en cuenta laexperiencia acumulada por la historiografa juda.

    Palabras claves: Dispora, Judasmo y Estudios Judaicos

    Abstract

    This article is divided in two sections. The first one analyzes critically the construction of the conceptof diaspora from two perspectives: as a normative notion of identity and as the evolution of an idealmodel derived from historical, experiences particularly from the Jewish history. In the second section,we discuss the difficult dialogue between Judaic studies and the present he debates on the diaspora,arguing that both would prune to benefit from an exchange that takes in account the experienceaccumulated by the Jewish historiography.

    Key words: Diaspora, Judaism and Judaic Studies

    marzo 2007

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    Introduccin: Disporas Pasado y Presente

    En la dcada pasada, el concepto de dispora ha surgido como un asunto cardinal en lasciencias sociales despus de haber sido virtualmente ignorada a travs de la mayor parte del siglo XX.Un amplio debate acerca del papel de la dispora en el mundo contemporneo se est instalando en lasciencias sociales, particularmente en los campos de la antropologa, de los estudios culturales y enrevistas interdisciplinarias exclusivamente dedicadas a ese tpico. Este concepto se ha tornado crucialpara la comprensin de los nuevos formatos institucionales adoptados por el nuevo colectivo, actorestransnacionales en un mundo globalizado. 1

    La desatencin previa por este concepto fue asociada con un enfoque analtico en el cual laesfera de la sociedad moderna era circunscripta por el estado nacional. En el contexto de procesos deglobalizacin emergentes, instituciones previamente oscurecidas por el paradigma del estado nacionalestn atrayendo el inters de cientficos sociales. Lejos de ser un ejercicio puramente acadmicodentro de las ciencias sociales, el debate sobre la nocin de dispora es un fenmeno social en francaexpansin. Virtualmente todos los movimientos de emigracin tienden a esbozarse como unadispora, llevando a las ciencias sociales a rebautizar a las antiguas comunidades de emigrantes deetnas desterritorializadas. Uno no tiene que ir ms lejos que la Internet para descubrir elsurgimiento casi diario de nuevos sitios dedicados a las ms variadas disporas, en cuanto que algunosperidicos acadmicos y noticiosos han cambiado sus nombres para incluir dispora en sus ttulos. Lasdisporas se han convertido cada vez ms en factores importantes en la poltica internacional. Solopara dar algunos ejemplos recientes del escenario poltico internacional: la dispora Kosovita(particularmente en Alemania) tuvo un papel importante en el financiamiento de la compra de armaspara el Ejrcito de Liberacin de Kosovo, en cuanto que la dispora Kurda ha encabezado lasdemostraciones contra el gobierno turco sin mencionar el papel que las disporas judas y palestinashan tenido en el conflicto del Oriente Medio.

    Por qu esta erupcin de disporas? Existe el consenso en la literatura sobre este tpico deque el surgimiento de nuevas identidades diaspricas esta asociado a movimientos en masa depoblaciones en el mundo contemporneo, a sistemas de transportes y comunicaciones modernos, a lacrisis de la nacin-estado como el marco de normatizacin cultural y al translocamiento de estructuraspolticas e ideolgicas tradicionales en el establecimiento de identidades.2 Peter Berger3 se refiri a lacondicin moderna como siendo una mente sin-hogar y Zygmunt Bauman4 describi las muchassimilitudes entre la condicin diasprica Judaica y aquellas de la humanidad pos moderna.

    Una segunda razn significativa por tras del concepto crecientemente prevaleciente dedispora, con todo, puede ser encontrado en el xito de la dispora juda y su apoyo al Estado deIsrael. Ya a principio del siglo XX, el lder afro-americano W.E.B. DuBois describi la capacidad demovilizacin del sionismo como una fuente de inspiracin para los afro-americanos. Por consiguiente,mientras que a muchos cientficos sociales les gustara describir las disporas como herramientas deresistencia contra estructuras dominantes, lo que motiva la mayora de las nuevas disporas es su xitocomo mecanismos organizacionales que fomentan la solidariedad frente a la adversidad y facilitan lamovilidad social, 5 la integracin a la estructura de poder y la participacin en el sistema polticonacional e internacional.6

    La experiencia de la dispora juda es un ejemplo para otros grupos que luchan por elreconocimiento de sus identidades exclusivas. Como indica Walzer,7 la experiencia juda en losEstados Unidos ha demostrado que para hacer prosperar la comunidad, el liderazgo diasprico tieneque envolverse activamente en coaliciones polticas centrales. Las culturas no sobreviven en lasmentes de personas; ellas precisan de espacios delimitados y actividades organizadas (Ibid. p.93).La fuerza del multiculturalismo depende de la capacidad de todos sus grupos de expandir la oferta debienes culturales.(Ibid. p. 95).8

    El ejemplo de las instituciones judas de la segunda mitad del siglo XX fue central para eldesarrollo de lo que Walzer ha descrito como la cultura de la victimizacin: En la polticamulticultural es una ventaja el ser ofendido. Cada ofensa, cada acto de discriminacin o desrespeto,cada palabra desatenciosa, odiosa o maliciosa es una especie de reivindicacin poltica, que si no es un

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    desagravio, que sea por lo menos un reconocimiento (Ibid. p. 89) y ha inspirado, y sigue inspirando,otros grupos sociales con poderosas memorias de persecucin y opresin. Como Gilroy coloca, Quiero sugerir que el propio concepto de dispora suministra un dispositivo subutilizado con el cualexplorar la relacin fragmentaria entre negros y judos y las cuestiones difciles que alberga: el statusde identidad tnica, la fuerza de un nacionalismo cultural y la manera en la cual historias sociales desufrimiento etnocdico cuidadosamente preservadas pueden surtir efecto en el sentido de abastecerlegitimidad tnica y poltica. 9

    Mientras que las disporas del pasado tuvieron que confrontar oposicin del estado nacional,en la presente crisis de legitimidad que aflige estados capitalistas democrticos, la dispora adquiereuna nueva forma y nuevas oportunidades de accin y organizacin. Cuales son las similitudes ydiferencias entre disporas tradicionales (y la juda en particular) y las ms recientes? La investigacinsocial sobre este asunto ha tendido a enfocar todas las disporas, antiguas y nuevas, como fenmenossimilares y generalizables. Este enfoque metodolgico toma como presupuesto, sino como irrelevante,la cuestin de si una forma semejante de auto preservacin engendra prcticas e instituciones socialessemejantes. Es una cuestin que tiende a ser pasada por alto en la medida en que la dispora esreducida a la representacin y construccin de identidades colectivas. A pesar de todo, como veremos,aunque la experiencia juda no puede ser considerada normativa ni constituye suficiente base para unmodelo emprico, ofrece una gran abundancia de informacin histrica y bibliogrfica y proporcionaun buen antdoto a las visiones que buscan transformar las disporas en los nuevos redentores de lahumanidad.

    Definiendo Dispora

    Los estudios contemporneos sobre globalizacin y cultura que enfatizan la naturaleza hbrida,fluida o efmera de nuevas formas de identidad, adoptan el concepto de dispora como un punto dereferencia que provee un perfil ms explcito y tal vez ms estable alrededor del cual puedan organizary explicar las identidades de grupos marginalizados en pases avanzados del mundo contemporneo.10.

    La definicin de lo que realmente es dispora sin embargo, esta lejos de ser clara. La literaturapuede dividirse, a grosso modo, en dos grupos: el primero incluye perspectivas normativas queenfocan el concepto de dispora como un instrumento filosfica y polticamente correcto para crtica eintervencin social, mientras que el segundo busca definir y construir modelos de dispora basados enexperiencias socio-histricas.

    Predominante en el mundo anglosajon , la primera interpretacin est ampliamenteinfluenciada por, si no explcitamente atada al debate filosfico pos-modernoparticularmente lacrtica de Derrida al concepto de identidad y esenciay est asociado polticamente a las luchas por elreconocimiento de grupos marginalizados y oprimidos (la llamada poltica de identidad). 11 Ladispora no nos refiere a aquellas tribus dispersas cuya identidad solo puede ser obtenida en relacin auna tierra natal sagrada a la cual ellos tienen que volver, an que signifique empujar otros pueblos almar. Esta es la forma antigua, imperializante, hegemonizante de la etnicidad. Hemos visto eldestino del pueblo Palestino en las manos de esta concepcin atrasada de dispora (y la complicidaddel occidente con ella). 12

    No obstante, adoptar el concepto de dispora como un ideal normativo de identidad desde elpunto de vista de la experiencia histrica efectiva de disporas, especialmente las de larga duracin,levanta un nmero de problemas:

    1) Los cientficos sociales anglosajonas emplean una interpretacin muy singular de autoresfranceses pos-modernos: si, como dicen, los franceses son conocidos por embellecer los debatespolticos transformndolos en problemas filosficos, por la misma moneda podra decirse que losanglo-sajones destruyen la autonoma del campo filosfico traduciendo sus tpicos en cuestiones de

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    pragmatismo social. La transferencia del tpico filosfico pos-moderno de identidad para el propsitode anlisis social es, en el mejor de los casos, cuestionable. Mientras que tal transferencia para elpropsito de desconstruir una narrativa en la cual cualquier texto puede ser ledo por lo que omite oesconde puede ser instructiva, pero no puede justificarse por el objetivo sociolgico de estableceridentidades sociales o individuales; puesto que una unidad de identidad nace de prcticasinstitucionales y recursos materiales que permiten la reproduccin de comunidades, y no por lasnarrativas de tales prcticas. En ciencias sociales, el problema de estabilidad identitaria se resuelvefuera del discurso y de sus interpretaciones. La reproduccin de identidades debe encontrarse en laexistencia de instituciones que mantengan fronteras consistentes y reglas grupales, impuestas hasta uncierto punto, coercitivamente. Nociones tales como hbrido, mutante, e identidades transcientes noenfrentan el tema de los mecanismos que aseguran la estabilidad institucional de identidadescolectivas.

    2) Un foco unilateral en la construccin de narrativas del self en el anlisis social, implica unametodologa de individualismo hermenutico afligido por todas las limitaciones inherentes alindividualismo metodolgico y sus dificultades en explicar la formacin de mundos simblicos intra-subjetivos cuja naturaleza acumulativa es de larga duracin. Igualmente, en la medida en que elconcepto de dispora es reducido a una identidad o condicin existencial, deja de contemplar toda laproblemtica de la construccin de instituciones sociales, de su materialidad e historicidad. 13

    Mientras se autoproclama defensora de la especificidad en un mundo globalizado, esta perspectivahomogeniza y absorbe la cuestin de la formacin histrica de mundos simblicos, enraizados enhistorias y sociedades diversas, en un problema de construccin de identidades individuales comonarrativas del self.

    Esta bibliografa, aunque se auto describa como pos-colonial y busque criticar las formas deopresin occidentales, aparece como profundamente etnocntrica y provinciana por reducir laconstruccin de mundos simblicos y la accin colectiva a una cuestin de poltica de identidad, loscuales son conceptos que adquieren su sentido especfico de significado en la textura poltica y socialdel mundo anglosajon.

    Factores tales como condiciones histricas especficas, las diversas trayectorias decolectividades y el hecho que la etnicidad en s es un concepto relacionado a un contexto cultural,poltico y material especfico, son esencialmente ignorados. Las particularidades de las condicionessociales e institucionales y la existencia de polticas de identidad y etnicidad, y hasta el hecho de quesea en este formato que el conflicto social se expresa, son factores desconsiderados.

    3) Paradojalmente, el mismo anlisis que hace caso omiso de la existencia de instituciones y sufuerza y formas especficas en referencia a sus propios objetos, 14 enfatiza estas dimensiones cuandose refiere a los atributos de grupos dominantes: con sus tecnologas, sus aparatos de estado, fuerzamilitar y as por delante (conceptos que, dicho sea de paso, no son desconstrudos). Los oprimidossolo tendran sus identidades hbridas, mutantes y fluidas a ofrecer, en cuanto los grupos dominantesseran monolticos, institucionalmente organizados y capaces de apalancar recursos materiales ydisciplinadores. Inherente a esta visin esta una idealizacin acrtica de los oprimidos junto a unacompleta falta de reflexin sobre las diferentes formas organizacionales de las nuevas identidadescolectivas. 15

    4) Al focalizar el debate en la desconstruccin del discurso, parecera que fue la teora de Derrida y no las instituciones democrticas que fomentaron el surgimiento y la legtima expresin denuevas identidades. Talvez sea porque estos crticos culturales ven la democracia y la ciudadanacomo datos obvios, o talvez sea debido a la pura irresponsabilidad intelectual, el hecho es que todo eldebate sobre la dispora, no contiene referencias explcitas a sus condiciones polticas de existencia.

    El nfasis puesto en fluidez, ambigedad, abertura, permeabilidad y porosidades es, como Gerschierey Meyer apuntan, 16 un buen antdoto para la tendencia en ciencias sociales de tratar de determinar

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    fronteras, particularmente en un mundo globalizado. Lo que no es sustentable, sin embargo, es lasuposicin de que las nuevas identidades expresan el polo inverso de un mundo globalizado.Siguiendo, por ejemplo el raciocinio de Bauman, 17 la predominancia contempornea de identidadesfluidas, desancladas y constantemente mutantes no sera el resultado de esfuerzos libertadores deldiscurso pos-moderno. Ms bien seran la expresin del funcionamiento e intereses de una sociedadimpelida por el consumo, que requiere un sujeto social abierto a la experimentacin, sin gustos ydeseos rgidos y manipulable de acuerdo a los dictados de los ajustes del mercado.

    Las identidades colectivas como sistemas de instituciones que estabilizan y permiten unsentimiento de constancia y regularidad a la experiencia y a la integracin social, son precondicin dela vida societaria en cualquier perodo histrico. Incluso la identidad global, quiere decir, elsentimiento de ser parte de un mundo nico es una de las identidades existentes, construida porslidos aparatos ideolgicos, que convive con otras de carcter ms local. Afirmar la existencia deidentidades como institucionalmente construidas y, por tanto, con ciertos parmetros que lasestabilizan, no implica en defender una visin esencialista en la cual stas son inamovibles, cerradas oconjuntos coherentes. Al contrario, identidades existen para limitar, controlar y organizar el flujo, laambigedad, el caos de seales; su eficacia es siempre parcial, puesto que no dejan de ser afectadaspor los procesos que objetivan controlar. En lugar de la oposicin identidad/flujo, debe analizarsecomo acta el flujo en el interior de las identidades y como las identidades organizan el flujo.

    Al enfatizar identidades tales como vividas (idealmente) por los individuos en lugar deconstrucciones colectivas, se pierde la dimensin sistmica de los sistemas simblicos que garantizanestabilidad a la vivencia colectiva. Extendiendo la excelente crtica de Kelly18 a la visin de B.Anderson 19 a respeto del surgimiento de la creacin, en los tiempos modernos, de un espacio-tiempovaco y homogneo en el cual conviven lado a lado las diferentes naciones, podemos decir que hoy losanlisis de identidades buscan un nico pao de fondo y una nica temporalidad, dados por laglobalizacin.

    Ahora bien, la construccin de identidades que se sustentan en el tiempo dependefundamentalmente de la creacin de temporalidades propias, que mantengan y estructuren los mitos,ritos y memoria del grupo. Un calendario propio con sus fiestas es uno de los indicadores de lasoberana nacional, y un calendario con una temporalidad alternativa es un claro indicador de un cortecultural, si no civilizatorio. La Revolucin francesa trat de imponer en su lucha contra la Iglesia unnuevo inicio de los tiempos, en lo que fue derrotada, y la Iglesia catlica, en su diferenciacin con eljudasmo, fue superponiendo fiestas propias en las fechas en que se festejaban fiestas judaicas. El grandesafo para las ciencias sociales es reconstruir las diversas camadas de temporalidades inclusive laglobal y las instituciones que las sustentan, pensar como surgen, se transforman o desaparecen,explicar sus conflictos e interacciones y como son absorbidas y negociadas por los individuos, gruposy culturas.

    En este sentido, concordamos con Khachig Tllyan fundador y editor de la revista Dispora que, en el artculo de despedida de sus funciones editoriales en el cual realiza un balance del debate,presenta e indica sus dudas sobre el valor analtico e histrico de la tendencia a generalizar elconcepto de dispora a prcticamente cualquier grupo que se encuentra fuera de su lugar de origen. Ladispora, para Tllyan, debe presentar contornos mas definidos y estar asociada a instituciones yprcticas precisas, que buena parte de la bibliografa no lleva en consideracin. 20

    Un ejemplo de la dificultad que las teoras pos-modernas tienen en convivir con la historia ycon la ambigedad moral de todo fenmeno social, es el concepto de dispora construido por loshermanos Boyarin 21. Por lo que nosotros luchamos, en teora,... es por una alternativa al modelo deautodeterminacin que es en s, adems de todo, una imposicin imperialista occidental al resto delmundo. Nosotros proponemos la dispora como modelo terico e histrico que substituya laautodeterminacin. En la dispora ...: la seguridad colectiva de los judos y la procura decomunicacin judaica implica en la disociacin.... de etnicidades y hegemonas polticas, lo quepermitira ... importantes intereses comunes con el feminismo y el antiimperialismo

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    En suma, los Boyarin buscan el judasmo esencial, que seria para ellos la memoria versus elespacio, contra la versin sionista que privilegia el espacio y el poder. Talvez el carcter asertivo,moralizante y unilateral del texto lo tenga transformado en una de las referencias constantes en labibliografa sobre dispora. A pesar de criticada por los autores, la esencializacin del judasmo esaplicada a otras culturas, lo que permite a los Boyarin hablar de la Dominacin mundial cristiana-europea repitiendo el fenmeno segn el cual los enemigos pueden ser analizados en forma pre-pos-moderna.

    Aunque los autores argumenten que el concepto de dispora por ellos propuesto tenga una basehistrica, la historia no es respetada. Hasta la parte ms interesante del texto, la crtica al sionismo, esfragilizada con la omisin del contexto histrico que llev a los judos a identificarse con esemovimiento, que fue algo ms que un desvo epistemolgico.

    Los autores no explican el contexto social y poltico dentro del cual la dispora por ellosidealizada florecera. Su idealizacin del judasmo rabnico diasprico desconsidera que l se funda enuna estructura de poder, que los judos en la dispora, hasta los tiempos modernos, siempre vivieronestigmatizados y en una profunda inseguridad (mismo en el mundo rabe espaol, que los Boyarinprecisan idealizar para dar un ejemplo de donde la dispora se habra aproximado de su idealizacin).

    Igualmente se olvidan que el Judasmo rabnico represent un esfuerzo sistemtico de separarlos judo del resto de la poblacin circundante, a partir del principio del cerco al cerco (gader alhagader) por el cual las indicaciones bblicas sobre lo puro y lo impuro eran profundizadas,multiplicadas y radicalizadas. Si bien el sionismo signific un rompimiento con la tradicin de esperapasiva del Mesas, no fue l quien invent la nocin de la dispora como maldicin y sufrimiento. Esase encuentra en el Deuteronomio y en toda la tradicin religiosa judaica, as como el apoyo alsionismo por amplios sectores de la poblacin pobre de Europa Oriental se sustentaba en laexperiencia de persecuciones y no en un desvo intelectual. Sin una estructura de estado propia, lasdisporas tuvieron que aprender a convivir con el poder dominante, como bien coloca Biale: Lasdisporas no constituyendo una polity realmente autnoma tuvieron que convivir y aceptar contextospolticos diferentes, dentro de un realismo pragmtico.23 Si muchos judos en el mundo modernoasumieron un papel subversivo y crtico, se trataba, en su mayora, de judos seculares que rompieroncon el marco de sus comunidades o se alejaron de ellas. No existen dos versiones opuestas dejudasmo, como a la versin maniquesta de los Boyarim le gustara creer, sino, como en toda cultura,la convivencia de aspectos variados que predominan y adquieren significado especfico de acuerdocon las circunstancias histricas.

    Como bien aclara Galchinsky, en una crtica que se aplica directamente a los Boyarin: Si bienlas recientes teoras pos-coloniales tienen aspectos relevantes, precisan ser criticadas por minimizarindebidamente el sufrimiento que frecuentemente acompa la dispora, haciendo afirmaciones noconvincentes sobre el potencial visionario de los intelectuales diaspricos, y descontextualizando laideologa nacionalista Adems, como sugerira una comparacin con la narrativa judaica tradicionalde la dispora articulada en el Deuteronomio y subsecuentemente por la literatura proftica y rabnica,los tericos pos-coloniales sobrestimaron el potencial de la dispora de subvertir el nacionalismo yel imperialismo as como subestimaron su potencial de subvertir las propias disporas (op. cit. pp.186- 187 y 202-203).

    Una segunda perspectiva de construccin del concepto de dispora es aquella realizada porautores como Cohen, Safran , Chaliand y Rageau, que trabajando dentro de la visin de la sociologaclsica, procuran tomar como referencia la experiencia histrica. Tal construccin se da en trminosde la definicin de un tipo ideal y se basa en particular, pero no exclusivamente, en la experienciajudaica.

    Chaliand y Rageau 24 identifican un conjunto de criterios, que, por la combinacin de conjuntoo de una parte de ellos, crearon una dispora:

    1. Un desastre que provoca la dispersin colectiva de un grupo.2. El papel desempeado por la memoria colectiva, que recuerda los hechos motivadores de ladispersin, generando, as, una herencia cultural.

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    3. Una voluntad de transmitir esta herencia cultural con la finalidad de mantener la identidadespecifica.4. La durabilidad en el tiempo, que define si se trata de una dispora o no.Safran25, por su vez, propone seis criterios para definir una dispora:1. Dispersin de un grupo de un centro original para dos o ms periferias.2. Preservacin de una memoria colectiva del local original.3. Sentimiento parcial o total de alienacin en relacin a la sociedad local decurrente de unsentimiento de no aceptacin por parte de ella.4. Consideracin de la tierra natal como el verdadero hogar y al cual se deber un da retornar.5. Creencia en un compromiso de restaurar o apoyar colectivamente la tierra natal.6. Manutencin de algn tipo de vnculo con la tierra natal, vnculo definidor de laautoconciencia, de la solidariedad y de la relacin con el otro

    Contodo, el libro de Robin Cohen es el ms sistemtico dentro de la lnea de definicin de loque sea una dispora que toma como referencia los procesos histricos.26 Segn el autor, lascaractersticas comunes que definen una dispora son:

    1. Dispersin de una tierra natal original, frecuentemente en forma traumtica, a dos o msregiones extranjeras.2. Alternativamente, la expansin desde una tierra natal en busca de trabajo, deemprendimientos comerciales, o ambiciones coloniales.3. Una memoria colectiva y mito sobre la tierra natal de su localizacin, historia yrealizaciones.4. La idealizacin de una tierra ancestral putativa con un compromiso colectivo derestauracin, seguridad, prosperidad, cultivo e incluso su recreacin.5. El desarrollo de un movimiento de retorno que recibe aprobacin colectiva.6. Una fuerte conciencia grupal tnica sustentada sobre un largo perodo de tiempo y basada enun sentido de diferencia, una historia comn y la creencia de un destino comn.7. Una relacin problemtica con las sociedades huspedes, sugiriendo una falta de aceptacinpor lo menos o la posibilidad que el grupo pueda sufrir una nueva calamidad.8. Un sentido de empata y solidariedad con miembros de la misma etnia en otros pases opoblados; y9.. La posibilidad de una vida enriquecedora, distintivamente reactiva, en los pases huspedescon la tolerancia del pluralismo... 26

    En esta definicin se expresan todas las ambigedades y dificultades de construir un conceptorelevante de dispora por la imputacin de caractersticas tpicas. Repite, en escala ampliada, losproblemas levantados por las definiciones de Safran y de Chaliand y Rageau, al mezclarautodefiniciones del grupo y procesos histricos, el hecho y el mito (por ejemplo ... existeconsiderable evidencia para sugerir que los judos no son un nico pueblo con un nico origen y unanica historia migratoria (p. 21) como si el mito tuviera que ser verdadero, o todava, En el casojudo, los orgenes catastrficos de la dispora fueron indebidamente (sic!) enfatizados en la memoriapopular (p. 27), como si hubiera una forma historiogrfica mente correcta de construir leyendas.

    Cohen no analiza las estructuras sociales de las disporas ni las caractersticas especficas queasumen en diferentes contextos histricos, y particularmente no distingue claramente entre lasdisporas antes y despus del Estado Moderno. Aunque para l la experiencia judaica sea central en laconstruccin de su concepto de dispora, el no es sensible a la diversidad de corrientes en el judasmomoderno que buscaron enfrentar la condicin diaprica bsicamente l focaliza el sionismo. Seolvida, inclusive, de la importante experiencia del Bund, el movimiento judo socialista de EuropaOriental que no hablaba de retorno a la tierra natal, sino de autonoma cultural en torno de la lenguaidish en Europa Central y Oriental, o del judasmo reformista que reneg en su fase inicial lasexpectativas de retorno a Sion.

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    Tanto los autores normativos como los orientados por la experiencia histrica, al construir elconcepto de dispora, tienden a caer en trampas metodolgicas comunes. La dispora aparece comoun concepto dado de una vez por todas a partir de una o algunas experiencias histricas ejemplares ode un ideal normativo. As, otras autodefinidas disporas, que no contengan las caractersticasinstituidas por el modelo ideal, pasan a ser consideradas como semidisporas o menos autenticas,lo que lleva a fenmenos curiosos, como excluir de la dispora juda los judos del Bund o el judasmoreformista del siglo XIX, ya que la caracterizacin tpica de la dispora incluira la aspiracin deretorno a la tierra natal.

    Una de las principales carencias de estos autores es la falta de referencia a estructuras socialesy de poder en el interior de las disporas, a la diversidad interna ideolgica y a las diversas estrategiasde integracin, a la variedad de disporas de acuerdo con el tipo de relacin con la sociedad local27 y ala compleja relacin entre diferentes disporas, en particular entre las disporas centrales y perifricas.A pesar del referencial sociolgico clsico, estos estudios tienden a enfatizar la dimensin identitaria ycultural y dejan de lado las estructuras materiales y polticas que sustentan la reproduccin dedisporas en la historia.

    En lugar de las perspectivas presentadas, proponemos el estudio de las disporas no como laelaboracin de un concepto normativo o un tipo ideal, sino como un campo de anlisis comparado dedisporas, en el cual ninguna dispora en particular representa un modelo ideal sea del punto devista emprico o normativo. Disporas son, por lo tanto, todos aquellos grupos sociales que seautodefinen como tales; el papel de la teora social es el anlisis comparado de la gnesis de cada unade ellas y de sus estructuras sociales e institucionales. Las disporas son tantas y tan diversas como lasque existen, existieron y vengan a existir. Eso no significa, con todo, definir la dispora como unconcepto identitario fluido, abierto, en constante mutacin, sin ningn referencial fijo. El anlisissociolgico debe mapear la diversidad, la constitucin de mecanismos de reproduccin interna y deintercambio con el medio ambiente dentro de contextos socio-histricos determinados.28

    Como cada nueva dispora se utiliza, de forma ms o menos explcita, de la experiencia y denociones construidas por disporas anteriores, y en virtud de su lugar en la cultura occidental, laexperiencia judaica y solamente en este sentido presenta un carcter matricial, sin que esoimplique valor normativo o pueda servir como base para un modelo emprico o tipo ideal menostodava, si consideramos la diversidad que el fenmeno de dispora presenta en la propia historiajuda. En vez de un ejercicio de normatizacin o de construccin de tipos ideales, son necesariosesfuerzos de anlisis de las experiencias concretas que muestren las condiciones dentro de las cuales,hoy, grupos sociales construyen y dan sentido especfico a la nocin de dispora. 29

    Dispora como concepto histrico: lecciones de la experiencia juda

    Un de las principales lecciones sociolgicas que puede ser retirada de la experiencia juda serefiere no a alguna esencia ltima que defina lo que sea una dispora, sino a la riqueza de los procesoshistricos, de la variedad de modelos y de construccin de instituciones a ella asociadas. Msprecisamente, estas lecciones incluyen, sin querer ser exhaustivos, los siguientes elementos:1. Las formas particulares que asume la dispora no pueden ser analizadas fuera de contextossocio histricos definidos. Sea en el Imperio Romano, sea en el mundo medieval, sea en el perodomoderno, la dispora juda asumi contornos y organizaciones muy diferentes. Inclusive, como indicaBernard Lewis, 30 contextos en que los judos no eran vistos como soporte de un significado relevantepara la cultura local, como en la ndia, fueron poco conductivos para el propio desarrollo de lascomunidades judas.2. La dispora reproduce identidades individuales a travs de instituciones que establecen lasfronteras, los mecanismos de socializacin, solidariedad y canalizacin de conflicto, as como lasrelaciones con el mundo externo y con las otras disporas hermanas.

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    3. Las disporas mantienen una diversidad de relaciones de solidariedad, dominacin y conflictointra e inter-dispora, con relaciones de poder y conflicto por la hegemona. Generalmente dominadaspor uno o pocos centros, las disporas perifricas son constantemente colonizadas por las disporascentrales.31

    4. Las disporas (y en especial sus elites) se auto-representan y, adems, son representadas por elambiente exterior a travs de una imagen de unidad, que desconoce su diversidad interna. En el iniciodel siglo XX, por ejemplo, adems de la diversidad social e ideolgica, los judos presentabanenormes diferencias culturales. As, para un judo de Europa Oriental, hablar idish era sinnimo de serjudo, en cuanto otros judos solamente hablaban ladino, rabe, o la lengua del pas, y el hebreo eraconocido solamente por la elite ms culta, que lo utilizaba apenas para asuntos religiosos.32 Ladistancia lingstica era acompaada de fuertes discriminaciones entre judos de diferenteslocalidades, discriminacin que se reflejaba en la casi inexistencia de casamientos entre lassubcomunidades que convivan en el mismo local. 33 El mundo exterior, en particular los anti-semitas,continuaban a representar los judos como un grupo homogneo.5. Para surgir una dispora es preciso una elite intelectual responsable por una tradicin culturalde la cual pasa a ser su guardin. La autodefinicin de disporas, para existir en la forma en que hastael presente se desenvolvi en la historia juda, precis de intelectuales que elaborasen una ideologa,discurso o mitologa sobre si misma (talvez por eso, los gitanos, cultura oral sin una intelligentzia, nohayan construido una visin de si mismos como dispora). La dispora se constituy como estructurade saber. An que sea una prctica de resistencia a la cultura dominante, en su interior, ella seorganiza en torno de la distribucin desigual de saberes y de poder institucional.6. En ciertos momentos histricos, particularmente de crisis y transformacin social, las elitesdominantes pueden ser cuestionadas y pasan a convivir con varias definiciones de lo que sea el sentidoy lugar de la dispora en la sociedad y en la historia del grupo.7. Las disporas no son estructuras sociales homogneas; ellas estn permeadas pordesigualdades profundas de riqueza, distribucin del conocimiento y del poder, as como conflictosideolgicos, sociales y de gnero. De la misma forma la dispora juda siempre fue constituida dedisporas concretas, que absorban elementos de las culturas locales y desenvolvan intereses ycaractersticas propias.34

    8. Uno de los fenmenos ms interesantes de la dispora es que ella permite un estudio de lasrelaciones complejas entre las dimensiones global y local, la permanente reabsorcin y retraduccin, apartir de las condiciones locales de cada comunidad, de discursos y prcticas generadas en otroscontextos.

    Diversas corrientes del judasmo, como el Bund, el movimiento religioso reformista, o elHasidismo (movimiento de renovacin religioso iniciado en el siglo XVIII), adquirieron en cadacontexto nacional nuevos sentidos, y otros los originales fueron abandonados, de acuerdo con lascondiciones particulares de cada comunidad.9. Las relaciones entre los centros de poder poltico e ideolgico en la tierra natal y en lasdisporas presentan una enorme complejidad poltica, social y cultural y relaciones ambiguas desolidariedad y conflicto en torno del monopolio legtimo de la produccin de saber sobre lo que sea laautentica identidad colectiva, y su principal representante y porta-voz.35

    10. El estado-nacin ha sido el principal divisor en la historia de la dispora juda moderna, ydesde Napolen Bonaparte los intelectuales judos buscaron demostrar que el judasmo no representaun peligro para la integracin nacional. La actual crisis del estado-nacin, los procesos deglobalizacin y la hegemona poltico-ideolgica americana con su forma peculiar de integracin deminoras fueron los factores necesarios para que la dispora volviera a ser asumida como un valorpositivo. Y, last but not least, la existencia de la democracia es central para comprender lascondiciones en que una institucin, antes estigmatizada, puede transformarse en una nueva forma dedesarrollo comunitario y personal.

    Esa relacin no pretende ser exhaustiva, sino solamente indicativa de procesos sociolgicosrelevantes retirados de la larga experiencia histrica de las disporas judas. Posiblemente, en elfuturo, el estudio comparativo de diferentes disporas permitir el desarrollo de un anlisis detallado

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    de los aspectos diferenciadores entre las disporas. Sin duda, las disporas judas, por su duracinhistrica, por el complejo imbricamiento con la teologa religiosa, por la experiencia delantisemitismo, y por los procesos de secularizacin que sufrieron al largo de los ltimos siglos,presentarn importantes diferencias con las nuevas disporas.

    Dispora y Estudios Judaicos

    A pesar que los estudios judaicos ocupan un espacio relevante en la academia, sin contar laimportancia que judos tuvieron y tienen en las ciencias sociales, la dispora nunca fue consideradauna categora significativa de anlisis social. 36 Los cientficos sociales judos (y no judos)participaron de la idea segn la cual el estado nacional, o la humanidad, 37 constitua la sociedad o seequivala a ella y era, por tanto, su unidad bsica de anlisis. 38 Esta actitud, por su vez, eraconveniente para los estudios judaicos, que reproducan una visin secularizada (renovada yfortalecida con el holocausto) de la visin de pueblo elegido como portador de caractersticasexcepcionales.

    La recuperacin del concepto de dispora por la ciencia social debera, en principio, serbienvenida por los estudios judaicos. Contodo, no es lo que ocurre. Biale y Galchinsky 39 explican estedistanciamiento entre la rea de los cultural studies (en el que se da en buena medida el debate sobredispora) y los estudios judaicos por el distanciamiento entre la experiencia del movimiento negro y elde la comunidad juda americana. En cuanto para la comunidad juda las instituciones americanas demovilidad social funcionaron a su favor, y el judo fue emblanqueciendo, 40 para los negros talesinstituciones se mostraron particularmente frustrantes.

    Biale tambin indica la dificultad de los judos en abrir mano de su auto-imagen como laminora excepcional, la vctima por excelencia.41 Eso sin mencionar que las polticas de affirmativeaction fueron, en el mundo acadmico, en los Estados Unidos, prejudiciales a los judos, conexcepcin talvez de las mujeres.42

    Pasar a tratar los judos como un caso de una rea ms amplia de estudio comparativo de lasdisporas es un paso difcil a ser dado por los centros de estudios judaicos.43 Ms doloroso todava siuna de las disporas a ser incluida en el nuevo espacio intelectual es la dispora palestina, generada enla interaccin con la colonizacin sionista, y en cuja mitologa los judos ocupan el lugar que estosreservaron para los romanos. Esta posibilidad, con todo, presenta una oportunidad para repensar temascentrales para el futuro del pueblo judo, ms all del contexto americano o israel, especialmente paralas disporas perifricas y las estructuras sociales y polticas del Estado de Israel.

    Notas

    1A ser publicado en Sorj, Bernardo, Bonder, Nilton, Judasmo para el Siglo XXI, Buenos Aires: Ediciones Lilmond,. 2Profesor titular de Sociologia, Universidad Federal de Rio de Janeiro y Director del Centro Edelstein de Ciencias Sociales(www.bernardosorj.com) .1 Las adaptaciones pos coloniales del concepto de dispora dan nfasis a las comunidades transnacionales, hbridas y fluidas a travsde ambos flujos migratorios, los forzados y los voluntarios y sugiere que en la era de la descolonizacin estas comunidades dispricaspueden ser subversivas a las ideologas y prcticas brutalmente homogenizantes de naciones e imperios. Ellos argumentan que elcreciente nmero de disporas cuyos miembros vierten informaciones, fondos y afecto ida y vuelta a travs de fronteras nacionalesfunciona para desestabilizar los continuos esfuerzos de las naciones de imaginar comunidades que son auto contenidas. Galshinsky,M., Scattered Seeds: A Dialogue of Diasporas, in Biale, Diaspora., Galchinsky, M, Heschel, S., (ed.), Insider/Outsider, AmericanJews and Multiculturalism, Berkeley, University of California Press, l998, p . 186.2 Sobre las nuevas identidades colectivas y la globalizacin, cf. Judit Bokser-Liwerant, Globalization and Collective Identities, SocialCompass, 49 (2), 2002.3 Berger, P., Berger, B., Kellner, H., The Homeless Mind, Vintage Books, New York, l973.4 Cf. en particular, Bauman, Z., Life in Fragments Essays in Postmodern Morality, Blackwell, Oxford, l995.5 Que las disporas constituyen redes de palanca social y econmica aparece claramente en toda la literatura de estudiossocioeconmicos. Un interesante estudio de caso es presentado por Faist, T., International migration and transnational social spaces,Achieves Europennes de Sociologie, Tome XXXIX, No. 2, l998.

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    6 Recientemente, el propio Arafat lleg a indicar la necesidad de aprender a movilizacin desarrollada por el judasmo en apoyo almovimiento sionista (eso, a pesar, como veremos, de la lucha de las instituciones judas para mantener una imagen de excepcionalismohistrico).7 Walzer, M., Multiculturalism and the Politics of Interest, in Biale, Dispora., Galchinsky, M, Heschel, S., (ed.), Insider/Outsider,American Jews and Multiculturalism, Berkeley, University of California Press, l998. Aunque no concordemos con la afirmacin de Walzer que In contemporary multiculturalism the politics of interest is replaced orsuperseded by a politics of identity, where it is not the material condition of a group that is at issue but the value of a culture, history, away of life op.cit., p. 88. La poltica de victimizacin tambin puede ser vista como una forma diferente de construccin y articulacinde intereses.9 Gilroy, P., The Black Atlantic-Modernity and Double Consciousness, Cambridge, Harvard University Press, l994.10 Hall, Stuart, Cultural Identity and Diaspora, in Rutherford, J., (ed.), Identity: Community, Culture, Difference,London, Lawrence and Wishart, 1990.11 El texto de Stuart Hall, mencionado anteriormente, es paradigmtico dentro de esa perspectiva. En relacin a los estudios judaicos, esaperspectiva es representada por los trabajos de J. Boyarin, que discutimos a seguir.12 Hall, S., Cultural Identity and Diaspora, in Rutherford, J., (ed.), Identity: community, culture, difference, Lawrence & Wishart,London, l990, p. 235.13 Stuart Hall es consciente de la necesidad de que a la problemtica que ele presenta estn relacionadas la modernidad y laglobalizacin, mas a elaboracin conceptual que l hace sobre identidad se da en un nivel filosfico a-histrico. Cf. Hall, S., WhoNeeds Identity , in Hall, S, Gay, P., (ed.) Questions of Cultural Identity, Sage Publications, London, 1997.14 Talvez porque eso implicase en reconocer que la constitucin de novas identidades, mismo de grupos excluidos, pasa por lamovilizacin de recursos materiales y construccin de aparatos y distribucin desigual del poder y del saber.15 Entre los diversos autores que tratan del tema de dispora bajo esa perspectiva, talvez sea James Clifford quien presente una visinms equilibrada, aunque est imbuido de tendencia moralizante, avaluando teoras por su valor no-occidental o anti occidental(conceptos que obviamente deberan ser desesencializados) y de la tendencia a reducir la realidad de la dispora a una dimensinbsicamente identitaria-cultural. Cf. Diaspora, Cultural Anthropology, Vol. 9, no. 3, August 1994.16 Gerschiere, P., Meyer, B., Globalization and Identity: Dialectics of Flow and Closure, Development and Cultural Change, Vol. 24,No. 4, l998.17 Bauman, Z., From Pilgrim to Tourist or a Short History of Identity , in Hall, S., Gay, P., l997, op.cit.18 Kelly, J.Diaspora, Time and the Global: Against the Homogeneous, Empty Communities in Contemporary Social Theory,Development and Cultural Change, Vol. 29, No. 4 Oct. 1998.19 Anderson, B, Imagined Communities, Verso, London, l993.20 Cf. Khachig Tllyan, Rethinking Diaspora (s): Stateless power in the transnational moment, Diaspora, 5:1, 196.21 Boyarin, Diaspora. Boyarin, J., Diaspora: Generation and the Ground of Jewish Identity, Critical Inquiry, l9, l993.22 Boyarin, J., Storm from Paradise The Politics of Jewish Memory, University of Minnesota Press, Minneapolis, l992 p.103. O In asense, then, the controversial prophetic vision of the global link between the fate of the Jews and the fate of the world seems to beconfirmed. Jewish survival does turn out to be inseparable from human survival. Our planet more and more clearly appears as a fragilelife support system rather than the plane on which a grid is drawn, within which homogeneous human groups can comfortably placethemselves. This does not guarantee Jews freedom from persecution in the short term; nothing can. But it is our chance for survival inthe long term. p. 12923 Cf. Biale, David, Power and Powerlessness in Jewish History, Schocken Books, New York, l987.24 Chaliand, g., Rageau, J-P., Atlas des Disporas, Editions Odile Jacob, Paris, l991.25 Safran, W., Diasporas in Modern Societies: Myths of Homeland and Return, Diaspora, Vol. 1, No. 1, l991.26 Cohen, R., Global Diasporas, an Introduction, University of Washington Press, Seattle, l99727 Lo que no libera Cohen de querer ser polticamente correcto, produciendo perlas del tipo ....the circumstances that surrounded thebirth of the Israeli state were far from normal. P 116. Existen por acaso formas normales de crear un Estado?28 La crtica de Floya Anthias al concepto de dispora presenta varios puntos interesantes, aunque el argumento segn el cual el conceptode dispora es un tipo particular de identidad tnica implique una anlisis previa de lo que sea etnia, que la autora no realiza. Cf. FloyaAnthias, Evaluating Diaspora: Beyond Ethnicity?, Sociology , Vol. 32, No. 3, August l988.29 Esta perspectiva, sin duda, est prxima de los trabajos de Gilroy, que procura entender las formas y condiciones de existencia de unadispora negra. Et pour cause, Gilroy, en sus textos, que poseen un brillo particular, tiene como objeto una comunidad concreta,analizada creativamente, y muestra una flexibilidad enorme en la comprensin de la dispora como un fenmeno histrico y socialmenteconstruido Textuality becomes a means to evacuate the problem of human agency, a mean to specify the death (by fragmentation) ofthe subject and, in the same maneuver, to enthrone the literary critic as mistress or master of the domain of creative humancommunication. Gilroy, P., The Black Atlantic Modernity and Double Consciousness, Harvard University Press, Cambridge, 1994, p77. Las experiencias juda y negra no son fundidas en un modelo ideal ni idealizado, mas sirven como base para indicar las influencias,las convergencias y las diferencias. Inclusive al final de su trabajo relativiza la importancia que la cuestin tnica podr tener en elfuturo, indicando que posiblemente los temas de los desarrollos auto-sustentados y los de regiones pobres del planeta debern ser losdesafos centrales.30 Bernard Lewis, The Jews of Islam, Princeton University Press, Princeton, l98431 Jacqueline Nassy Brown, critica correctamente Gilroy por la insuficiente atencin al diferencial de poder entre las comunidadesnegras y la relacin entre ellas. Cf. Brown, J.N., Black Liverpool, Black America, and the Gendering of Diasporic Space, CulturalAnthropology, Vol 13, No. 3, August l998.32 Eso sin mencionar las discriminaciones en el interior del propio idishland entre judos hngaros, poloneses, lituanos, besaravianosetc.33 Cf. Las memorias de infancia de Elias Canetti, A Lngua Absolvida, Companhia das Letras, So Paulo, 1989.34 En este sentido concordamos con Floya Anthias, en su crtica a la utilizacin de un concepto de dispora que no integra las cuestionesde poder y desigualdad social. Cf. Evaluating Diaspora: Beyond Ethnicity?, Sociology, Vol. 32, no. 3, August 1998.35 Cf. David Biale, op. cit., sobre el uso del Estado de Israel como una forma de palanca y proyeccin poltica de los liderazgos judosamericanos.

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    36 En este sentido, el argumento de Irving Louis Horowitz, The Decomposition of Sociology , Oxford, Oxford University Press, l994)segn el cual los multiculturalistas se olvidan que los judos estuvieron en el centro da produccin intelectual de las ciencias sociales eneste siglo, del pensamiento critico, inclusive, deja de lado la cuestin principal: la estrategia de la mayora de los intelectuales judos fuepensar la modernidad a travs de las ideologas liberales y socialistas, sin elaborar la especificidad y el aporte que la experienciadiasprica podra ofrecer a la teora y a la crtica social.37 En la contraposicin entre Franz Boas y Du Bois, Julia Liss muestra la estrategia del primer, judo alemn radicado en los EstadosUnidos, de enfrentar el problema del racismo y la discriminacin bajo una perspectiva humanista y universalista, basada en elconocimiento, en cuanto Du Bois fue fortaleciendo una postura nacionalista y de activismo prctico. De cierta forma este transcursoanticip la diferente dinmica de integracin de los judos y negros en la sociedad norte-americana. Cf. Liss, J.E., Diasporic Identities:The Science and Politics of Race in the Work of Franz Boas and W.E.B. Du Bois, l894-1919, Cultural Anthropology , 13, (2), l998.38 Con la importante excepcin de Bauman, que transform la condicin juda e su integracin a la modernidad en uno de los pilares desus brillantes anlisis sociolgicas.39 Biale, Dispora., Galchinsky, M, Heschel, S., (ed.), Insider/Outsider, American Jews and Multiculturalism, Berkeley, University ofCalifornia Press, l998.40 Cf. Greenberg, Ch, Pluralism and its Discontents, en Biale, Dispora., Galchinsky, M:., Heschel, S., op. cit. en que muestra comopara los judos Amrica, con sus instituciones, tuvo xito y para los negros no. E Galshinsky, M.,Scattered Seeds: A Dialogue ofDiasporas in Biale, Diaspora. Galchinsky M, Heeschel, S. op. cit. Moreover, its exceptionalism in Jewish history by no means impliesthat the American Jewish Diaspora is exceptional in world history. By regarding their Diaspora as unique and therefore incomparable,American Jews have neglected to participate in cross-cultural conversations to which they might make valuable contributions. Theyhave enhanced their reputation among other Diasporic groups as inward-looking and isolationist. They have alienated themselves fromJewish history as well as from potentially crucial resources, information, and support. And they have hampered their efforts to forge aconstructive relationship with the state of Israel. Alienated from both homelands, American Jews have felt they had no choice but tocreate an existence unlike any their forebears ever knew. Because of their ideology of exceptionalism, they have not, for the most part,looked to other eras of stability and promise in Diaspora Jewish history for aid in understanding their situation. In consequence theysuffer an emotional and intellectual distance from Israel, the Old World, and therest of Jewish history. p. 20141 After WW II Jews ... were no longer a minority that defined the central discourse of the majority culture. Biale, Diaspora, TheMelting Pot and Beyond, in Biale, D., Galchinsky, M:., Heschel, S., op. cit. p. 27 . Es a travs del holocausto, un fenmeno europeo,que los judos norte-americanos reconstruyeron su identidad como una minora con una historia especial.42 La nica rea en que el pos-modernismo y el judasmo convergieron fuertemente fue en el feminismo. Las mujeres judaspermanecieron oprimidas y excluidas dentro de la prctica cultural juda, adems de socialmente ser parcialmente favorecidas por laspolticas de affirmative action de empleo de mujeres.43 Aunque existan ciertos esfuerzos aislados en este sentido, Cf. Silverstein, L.J., Cohn, R.L. (ed.), The Other in Jewish Thought andHistory , New York, New York University Press, l994, and Kepnes, S., Interpreting Judaism in a Postmodern Age, New York, NewYork University Press, l996.