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    L FILOS OFí DE L EDUC CIÓN ENL TINO MÉRIC HOYSi la filosofía de la educaciónes intento reflexivo por averiguar,de funda-mentalmanera,esencia,valoresy fines de la formación humana, así comola justipreciaciónde las formase institucionesen que de hecho éstase rea-liza, se comprendede suyo que la dicha rama del saber cae verticalmenteen la zonade la antropologíafilosóficay de la filosofía social,y se halla vincu-lada al origen y desarrollo de la propia filosofía en general. Dentro deLatinoamérica,acasode acentuadaforma, las ideas filosóficassobre la edu-cación,son de continuo un corolario de la filosofía imperante,o militante,en cada época. El estadoactual que hoy ostentaes trasuntomás o menosfiel de las corrientesfilosóficasde nuestrotiempo,explicablesen parte,a suturno, por antecedentes crucesde ideas.Pedagogía cristiana

    La educacióncristiana es, comohecho característicode la cultura occi-dental, un componenteesencialde la vida civilizada en América. Fue, enefecto,la pedagogíacristiana la primera corriente educativa en el NuevoMundo, y sigue teniendo aquí, tras los agitadossiglos de existencia de lospueblos iberoamericanos,una decisiva importancia en la teoría y prácticade la enseñanza.Cifrase la filosofía de la educacióncristiana en tres principios. El pri-mero toca el fin del procesoformativo: educardebe ser redimir la natura-lezahumanadegeneradapor el pecadooriginal, tomandocomomodelo (edu-cación cristocéntrica)la figura de Cristo. La consideracióndel educandoconstituyeel segundoprincipio, teológico en lo sustancial. El niño nacelastradopor aquella culpa originaria, pero, graciasal bautismo,quedande-positadosen él los gérmenesde todas las virtudes. El tercer principio, debase metafísica,postula al más decidido optimismo. La inmortalidad delalma y la existenciade Dios hacenposible un destino sobrenatural del edu-candomedianteel libre albedrío auxiliado por la gracia.La pedagogíacristiana en Iberoamérica se ha documentado,en nuestrosdías, de preferencia,en pedagogosespañoles.Jaime Balmes,Andrés Manjón,Ramón Ruiz Amado, Ruíino Blanco e Isidro Almazón, entre otros, haninfluido con sus obras, en los pedagogosadeptosa estacorriente en Ibero-américa. En Argentina, Costa Rica y México, disfruta de amplia difusiónen centrosdocentesde orientacióncatólica,e l llamado humanismocristiano

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    Diánoia, vol. 7, no. 7, 1961

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    FRANCISCO LARROYOde don Andrés Manjón, definido como el arte y la voluntad de buscar laperfección según las normas de la naturaleza elevada al orden sobrenatural .

    Pero, a no dudarlo, e l documento más influyente en Iberoamérica den-tro de la pedagogía cristiana es la Encíclica de Pío X sobre la educación,Divini illius Magistri (31 de diciembre de 1929). El documento tiene efectoregulativo no sólo en centros católico-confesionales de enseñanza; fuera deéstos gran número de maestros propagan las ideas de esta Encíclica y alec-cionan conforme a su doctrina. En Argentina, por ejemplo, Gustavo F. Fran-ceschi  La Re ligión en la Enseñanza, 1940) y J . Carlos Zuretti  HistoriaGeneral de la Pedagogía, 1946), hacen notar las bondades del documento.

    En forma múltiple se ha venido expresando el carácter teocéntrico de laeducación cristiana. El pedagogo chileno Alberto Hurtado Cruchaga, S. ].,dice: La vida de un cristiano es un gran viaje que termina en el cielo.Nuestra más ardiente aspiración debe ser realizar ese itinerario, y no expo- .nernos por nada del mundo a perder la estación de término que nos ha dellevar a la vista y al amor de Dios nuestro Padre . La estación de término esla misma para cada cristiano, pero el camino para llegar allá es diferente se-gún los designios divinos.

    La Providencia del Padre ha ordenado al mundo en forma que todas lasfunciones esenciales a la vida natural y sobrenatural se realicen ordenada-mente. Quiere Él que algunos lo honren y sirvan labrando los campos ysacando de ellos el a limento para sus hijos. Quiere que otros defiendan losintereses de la justicia y del derecho.

    El cientificismo positivistaEn su orden cronológico, quizás también teorético, aparece la filosofíapositivista de la educación en Latinoamérica , a la vuelta del siglo. Se pre-

    senta en abierta polémica contra la práctica educativa vigente a la sazón.(Es la época de las vivas discusiones filosóficas en América.) A la filosofíapositivista se vincularon hombres eminentes, en su inicial aparición. La cla-ridad y sencillez de sus principios, por otra parte, contribuyó a su fácilaprendizaje, así como a su continental difusión, favorecida por la circuns-tancia política y social de las nuevas naciones. Advenimiento, desarrollo,auge y declinación del positivismo en Iberoamérica son fases,en efecto, bienimportantes en la caracterología del pensamiento americano.

    En efecto, al promediar el siglo XIX, los Estados de América Latina tomanya clara conciencia del problema educativo y, lo que es más, se deciden aresolverlo en toda su extensión y profundidad. Surge el pensamiento de or-ganizar concienzudamente sistemas de educación pública, dándoles una baselegislativa (Leyes orgánicas de enseñanza). La ideología que informó estossistemas de educación pública fue la filosofía del posit ivismo, que desde en-

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIóN 197tonces hasta principios del siglo xx, invadió todos los países de América,ganándose para sí a los más destacados inte lectuales. Así, en la Argentina ,con el filósofo francés Amedée Jacques (1813-1865);en México, con el natu-ralista y filósofo Gabino Barreda (1818-1881); en Brasil, con el pensadorTobías Barreto (1838-1889);en Venezuela, con el médico Rafael Villavicen-cio; en Cuba, con Enrique José Varona; en Chile, con Juan Enrique Laga-rrigue; en Santo Domingo, con Eugenio María Hostos, etc.

    La filosofía positivista reposa en tres postulados: la ley de los tres esta-dos (teológico, metafísico y positivo), la clasificación de las ciencias (abs-tractas, abstractas-concretas y concretas) y la re ligión de la humanidad (elculto a los muertos ilustres).

    De aquí se deriva una pedagogía de orientación cientificista, que rompelanzas en favor de una moral laica y empírica, llevando a algunos de susrepresentantes, en materia de religión, a cierto tipo de ateísmo. En términosgenerales, en Latinoamérica, excepto Brasil, no se dio importancia en peda-gogía a la concepción religiosa del positivismo.

    El positivismo está persuadido de que el hombre reproduce la historiade la humanidad; por donde llega el pensamiento de que la mejor educacióndirigida es aquella que aplica inteligentemente la ley de los tres estados.Durante la primera etapa (del nacimiento a la adolescencia) e l aprendizajeno tendrá un carácter formal y sistemático. El programa de estudios com-prenderá lengua y litera tura , música , dibujo, idiomas extranjeros. Dichosconocimientos irán elevando al niño de la concepción fetichista del mundoal politeísmo y monoteísmo.

    Durante el segundo periodo (adolescencia y juventud), se iniciará elestudio formal de las ciencias. Primero, matemáticas y astronomía, física yquímica; después, biología y sociología ; en fin, la moral, designio últimode toda educación. No se descuidará la cultura estética del joven, y el estu-dio de las lenguas griega y latina; lenguas, sobre todo el la tín, que serviránpara despertar el sentimiento de nuestra filiación social. A través de esteperiodo, el individuo pasará poco a poco del estado metafísico a una con-cepción positivista del mundo y de la vida .

    La educación religiosa será un principio de acción. Al Gran Ser ha detributársele, primero, un culto privado, en que el educando llegue a sentirsesolidario de sus antepasados y de sus descendientes; después, un culto pú-blico, con ritos, sacerdotes y un calendario con fiestas dedicadas a los pro-hombres de la. Humanidad.

    Más tarde, el cientificismo educacional se fortalece con las doctrinas deHerbert Spencer y Alejandro Bain, y se afina con las ideas psicologistas de J.Stuart Mill, Del evolucionismo spenceriano dan cuenta en México, EzequielA. Chávez  La Educación Nacional, 1899); en Cuba, M. Valdés Rodríguez Pedagogía Experimental ; en la Argentina, Alejandro Carbó  La Educa-

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    FRANCISCO LARROYOción de la Muje r ; en Chile, los hermanosAmunátegui  De la InstrucciónPrimaria ; en Brasil, Benjamín Constant  A Escravatura no Brasil .En el campode la filosofía de la educación en Latinoamérica, las expre-siones positivistas más vigorosasal propio tiempo que más originales, lasofrecen el chileno Valentín Letelier (1847-1919)y el argentino José Inge-nieros (1877-1925).Uno y otro aún encaman el tipo intelectual del polí-grafo, tan característicoen América todavía a principios del siglo xx.Todo cuanto afectaal hombre le preocupa a Letelíer, pero su preferen-cia intelectual estuvodel lado de la historia, el derechoy la educación. Suspreocupacionespedagógicasquedaron consignadasen su voluminoso libroLa Filosofía de la Educación , segunda edición, 1911. La obra es, a decirverdad, una suerte de enciclopedia sobre los múltiples problemasde la ense-ñanza: los conceptosfundamentalesde la educación, sus fines y métodos,lasformas de organizaciónen los diversosniveles escolares,los planes de estu-dios, incluso un postreroestudio sobre los anormales, todo tiene acomodoeneste libro. El fundamento filosófico de su pensamiento se inspira, en lofundamental, en ideas de Comte, Spencery Bain:

     Q Que las explicacionescientíficas excluyen a las demás,porque desdeel momento en que se descubreuna ley natural, se deja de recurrir a losdiosesy a las causasocultas para explicar los fenómenosque ella rige; 29 Que, por lo mismo, estoes, porque las explicaciones fundamentalesse excluyen recíprocamente,se debe adoptar una sola para informar toda laenseñanza;y 3Q Que para servir de base exclusiva de la enseñanzano hay más quetres filosofías: la teología, la metafísica y la ciencia.Pero la filosofía positivista,vale decir, la ciencia, es la que, en definitiva,asegura el progresode la humanidad. De esta manera -añade Letelier-,cuando las filosofías tradicionalesen siglosde predominio docenteapenashanlogrado más que plantear el problema, unas ciencias que acaban de nacer,unas ciencias que todavía son miradas de reojo en las universidades, lasciencias sociales,cuya enseñanzano está sistematizadaen instituto alguno, ycuyosprogresosson obra de esfuerzosaislados,van resolviendo,lenta y calla-da pero a la vez seguramente,algunas de las más graves dificultades denuestra época.Llevado de estosprincipios concluye: que ninguna de las otras filoso-fías fundamentalessatisface,en el presenteestadode la cultura, un númerotan grande de necesidadescomo lo hace la ciencia; por consiguiente,ningúnsistemade enseñanzapuede tampoco ostentarun carácter tan genuinamentesocial como el sistemacientífico.Más independiente del positivismo militante, si cabe, fue José Ingenie-ros, quien matizó su naturalismo con señalada influencia psicofisiológica.Un evolucionismoa manerade guíon orientador encauza su filosofía y peda-

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIóN 199gogía. En suslibros Hacia una Moral s in Dogmas, 1917, y La Evolución delas Ideas argentinas, 1918-1920, deja caer, de manera ocasional,su doctrinapedagógica,que,a la manera de Spencer,lo lleva a un progresismopeculiar. Respetadel pasadoen la justa medidade susméritos,perono lo confundáiscon el presenteni busquéisque todo tiempo pasadofue mejor. Mirad siem-pre adelante,aunque os equivoquéis:más vale para la humanidad equivo-carseen una visión de aurora que acertaren un responsode crepúsculo. Yno dudéisque otros,después,siempre,mirarán máslejos;para servir a la hu-manidad, a su pueblo, a su escuela,a sus hijos, es necesariocreer firme-mente que todo tiempo futuro serámejor.El positivismoha dejadoya de ser una filosofía militante en América,como lo era todavía antesde la primera Guerra Mundial. Sin embargo,elestilo positivistade encararla pedagogíaaún cuenta con adeptos.La pode-rosa influencia que ejercióen su época,lo explica a satisfacción.El pragmatismo

    El positivismoreclama una constanteapelación a la experiencia. Otracorriente filosófica,el pragmatismo,buscasu fundamentoen la acción. Comoaquél, la filosofía pragmática ha gozadoy goza de gran predicamentoenLatinoamérica. Hay más: sin advertirlo, algunos pensadoresno han perci-bido las hondase irreconciliablesdiferenciasentre ambasdoctrinas.El pragmatismoen Latinoamérica llega por la vía directa de dos pensa-dores norteamericanos:W. James y J . Dewey. Enseña esta corriente filosó-fica que la cultura humana (ciencia y moral, arte y religión, economía yderecho)seexplica por los serviciosque éstaprestaa la conservacióne incre-mento de la vida. La verdad del conocimientono es, por ejemplo, comoquiere la filosofía tradicional, una relación objetiva de lo real con lo ideal,sino aquello que fomenta la vida, lo prácticamenteeficaz en la existencia,cuanto guía y conservala acción  pragma .  ¿Cuál es en suma -preguntaJames-, el valor efectivo  cash-value de la verdad en términos de expe-riencia?En su obra de carácterpedagógicoCharlas a los Maestros , concibe laeducacióncomo un procesovivo que permite al hombre reaccionaradecua-damente ante las más diversascircunstancias. Nuestra educaciónsignificapocomásque una masade posibilidadesde reacción,adquiridas en el hogar,en la escuela,en el trato social.Dichas relacionesson congénitaso adquiridas. Las primeras se hallanvinculadas a la vida instintiva del hombre, como el miedo, el amor, laimitación, la curiosidad.. Las segundasson hábitosmanuales,intelectualesy emocionalesque orientan la vida del hombre,recursosy mediosadecuadospara comportarse  to behavior . El problema de la educaciónes organizar

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    200 , FRANCISCO LARROYOesta variedad siemprecrecientede reacciones,cuyo designio es el de coad-yuvar a la realizaciónde actitudescadavezmáseficacesen un mundo me-liorista , vale decir, susceptiblede mejorar incesantemente,Por su parte,Deweyopone a la pedagogíaherbartianade la educaciónpor la instrucción ,la idea activistade la enseñanzapor la acción learn-ing by doing puessólo la acción,manual e intelectual,promuevela expe-riencia, y la educaciónno es otra cosaque una continua reconstruccióndela experiencia .Uno de los primerosque aceptany difunden en América Latina la filo-sofía pragmáticade la educaciónfue el maestromexicanoMoisésS á e n z y sugrupo (Lauro Aguirre, Manuel Barranco, Galación Góm e z . . . . Sus ideasse construyenal hilo del pensamientode Dewey. Tras de aceptarun con-cepto instrumentalistay social de la educación,encara el tema de los finesde maneragenética.La cuestiónde las finalidades,dice ( Para qué educa-mos a nuestroshijos , Educación Revista mensual,México,. 1923 , no esproblemasimple. La educaciónestáíntimamenteligada con la vida humana;es de hechoel procesode modificacionesy reconstruccionesde la experienciahumanasiguiendodirectivasválidas, posiblesy deseables.Hablar de valoreseducativos,es hablar de valoreshumanos;hablar de finalidadesde la educa-ción, eshablar de finalidadesde la vida. No es,pues,el tópico de los propó-sitosde la educaciónproblemahueco y ocioso.Tampocoesproblemaque pueda resolversede una vezpor todas. En eltranscursode su desarrolloevolutivo, la vida va cambiandosus finalidades.Analógicamente,la educaciónva modificando sus orientacionesa medidaque las miras de la vida van modificándose.El problemade finalidadesedu-cativases un problemaque se reitera diariamente;su resoluciónno puedeserabsoluta. Resueltohoy para un pueblo o un individuo, se presentama-ñana cuandolas condicionesde estepueblo o de esteindividuo hayanvariado.Cuba es otro centrode irradiación pragmatista.  M. Aguayo,uno delos pedagogosmás destacadosen Hispanoamérica,ha logrado,al lado de susdiscípulos (Echagoyende Cañizares,M. de Castro y otros),una influenciaconsiderable.Aguayo recibe la doctrina de Deweya beneficiode inventario.Rechaza, como el filósofo norteamericano,las filosofías clásicas (realismo,idealismo,positivismo,evolucionismo),pero consideraque Dewey sucumbea una posición relativista,la que asimismocombate. Aguayo subrayaestacrítica ya desde1932. El pragmatismoacentúael alcancee importancia dela personalidad. Segúnestesistemafilosófico, siguediciendoAguayo, la másalta y completacategoriadel pensar es la de la personalidad. El valor esalgo relativo al hombre. Las cosasson valiosasporque son valoradas;sondeseablespor son deseadas.La verdad es una propiedadde las ideas.Éstasson verdaderascuando tienen buen éxito, cuando desempeñansu función,cuandorealizan lo que les pedimos. Las ideasson esencialmentenstrumen-

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUcAcIÓN 2tos, de ningún modo imágenes,y la mejor prueba de ello está en su utilidad.La verificación de la verdad consiste en su uso favorable.

    El pragmatismo ve de subordinar el pensamiento a la acción. El cono-cimiento no es completo sino cuando se descarga en acto. La función cognos-citiva está al servicio de los poderes más altos de la mente , los de la volun-tad. De ahí la importancia que los educadores pragmatistas conceden a losmétodos activos, sobre todo a l de proyectos, e l cua l constituye su magnodescubrimiento pedagógico. Filosofía y Nuevas Orientaciones de la Edu-cación, 1932 .La pedagogía de la libertad

    La filosofía pragmática es, de cierto, una superación del posit ivismo.Pero en Iberoamérica la lucha contra esta últ ima corriente se documenta enla metafísica de la libertad, de ascendencia francesa. Coincide con la épocade madurez filosófica en Iberoamérica que representa Alejandro O. Deústuaen Perú; Ale jandro Korn, en la Argentina; Raimundo de Farías Brito, enBrasil; Carlos Vaz Ferreira, en Uruguay; Enrique Molina, en Chile, y Anto-nio Caso, en México.

    Vaz Ferreira  1871-1958 , el primero, toma una actitud crítica frente alpositivismo. Ya en 1907, formula certeras reflexiones en torno de la unilate-ralidad de la pedagogía evolucionista de H. Spencer. El positivismo, en suafán de simplificar reduciendo todo a la ciencia, no pondera en todo suvalor el arte , la moral, la re ligión. Cae, por tanto, en un exclusivismo peda-gógico, incapaz de percibir los aspectos concretos de la realidad humana.Vaz Ferreira sustenta una filosofía de lo concreto; quiere captar el ser en todasu exuberancia ontológica. El hombre es e l se r libre por toda exce lencia.La libertad es su entraña. Toda pedagogía , absoluta , cerrada, geométrica ,es falsa. Por ello, la educación ha de abrir los espíritus; ensancharlos; dar-les amplitud, horizontes, ventanas abiertas; y por otro lado, ponerles penum-bra; que no acaben en un muro, en un límite cerrado falsamente preciso;que tengan vistas más allá de lo que se sabe, de lo que se comprendetotalmente: entrever, vislumbrar y todavía sentir, más allá de esos horizonteslejanos y apenurnbrados, la vasta inmensidad de lo desconocido. Enseñar agraduar la creencia, y a distinguir lo que se sabe y comprende bien, de loque se sabe y comprende menos bien y de lo que se ignora (enseñara igno-rar, si esto se toma sin paradoja , es tan importante como enseñar a saber).: .Y producir también la sensación de la dificultad de las cuestiones el discerni-miento entre lo que es cierto o simplemente probable, y la sensación, ytambién, de que hay problemas insolubles.

    Por otro camino llega Antonio Caso  1883-1946 a una pedagogía de lalibertad. La educación tiene un gran propósito: la formación de la perso-

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    202 FRANCISCO LARROYOnalidad humana. Ésta , que es obra de la libertad, se caracte riza por la con-ciencia del ideal, lo cual sólo es posible por la existencia del espíritu,estra to supremo del se r. La persona no es sólo un ente psíquico; la define,además, su naturaleza espiritual, capaz de realizar valores; de crear nuevasformas de vida. La libertad, así, es presupuesto de toda educación, pero hade estar al servicio de la persona humana. Pero el hombre es un ser com-plejo. Si queremos formar hombres en las escuelas,formemos almas indivi-duales, formemos buenos animales, 'eugenicemos' las razas, formémosles her-mosos y aptos para la acción, pero al mismo tiempo inculquemos en ellos esesutil egoísmo de pensar, este placer incomparable de ver, de contemplar, deoír, esta magnífica actitud sui generis de dar por dar, que tiene un nombreclásico y cristiano. Hagamos al hombre caritativo, hagámosle artista, obli-guémosle a ser inteligente, cada vez más inteligente en las casas del mundoy de la 'escuela,y entonces habremos cumplido con los fines de la educación,integrando almas poderosas por sí mismas, que en las diversas emergenciasde la vida sabrán realizar la acción humana en la proporción y la medida enque esta acción ha de realizarse para procurar la felicidad o al menos, ya queno la felicidad, la oportunidad de la acción de un hombre verdaderamentedigno de este nombre. Ensayos Críticos y Polémicos, 1 9 2 2

    La pedagogía materialistaEl triunfo de la Revolución Rusa en 1917 tuvo un efecto internacional.

    Alentó a todos los partidarios del socialismo científico en otros países paraintentar empresa análoga. Así se explica que, una vez concluida la primeraGuerra Mundial, cobrara inusitado auge la filosofía del materialismo histó-rico, y, con ello, la pedagogía revolucionaria marxista . En algunos paísesiberoamericanos se dejó sentir con vigor aquella influencia.

    Latinoamérica es presa de una nutrida literatura de esta doctrina. Obrasde Roberto Seiden, P. P. Blonsky, E. Pestrack y otros circulan por do-quier; de todos los autores, las ideas de Lenin han e je rcido aquí la mayorinfluencia.

    El socialismo científico, marxista, espera la transformación social comoun proceso evolutivo en el cual la lucha de clases es signo y factor de él.La interpretación materialista de la historia, o sea la explicación de loscambios sociales por motivos económicos, hace del hecho educativo una merasuperestructura que, en definitiva, depende de la realidad económica vigente.En general, la pedagogía materia lista ha sido bien captada por los par-tidarios de esta corriente en Latinoamérica, quienes han acentuado el carác-te r irreligioso y a teo de e lla , y han tratando de pene tra r en la escue la a finde preparar una generación revolucionaria.Destacado pedagogo de esta tendencia es el argentino Aníbal Ponce.

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    LA FILOSOFIA DE LA EDUCACIÓNInformado de la doctrina, psicólogopor añadidura,no sucumbea un fáciloptimismo. El conceptode la evoluciónhistórica -dice en su libro, Educa-ción y lucha de clases,3~ ed., 1938-, comoun resultadode las luchasde clasenos ha mostrado,en efecto,que la educación es e l procedimiento medianteel cual las clasesdominantes preparan en la mentalidad   la conducta de losniños las condiciones fundamentales de su propia existencia. Pedirle al Es-tado que se desprendade la Escuelaes comopedirle que se desprendadelEjército, la Policía o la Justicia. Los idealespedagógicosno son creacionesartificiales que un pensadordescubreen la soledady que trata de imponerdespuéspor creerlasjustas. Formulacionesnecesariasde las clasesque lu-chan,esosidealesno son capacesde transformarla sociedadsino despuésquela claseque domina materialmentees la que domina también con su moral,su educacióny sus ideas. Ninguna reforma pedagógica fundamental puedeimponerse con anterioridad al t riunfo de la clase revolucionaria que la re -clama, y si algunavezpareceque no esasíes porque la palabra de los teóri-cosoculta, a sabiendaso no, las exigenciasde la clase que representan.La neutralidad escolarno es signo de progreso,sólo tiene por objetosustraeral niño de la verdaderarealidadsocial, a saber,la lucha de clasesyla explotación capitalista. El triunfo de la revolución traerá consigounnuevo humanismo:el humanismoproletario. El cielo que el proletariadoasalta es el reino que el hombre aspira a construir sobre la propia tierra.Ponce pertenecea una generaciónde intelectualesen Iberoamérica,laprimera que trató seriamente,mediantelos recursosy métodosdel materia-lismo histórico,de iluminar los complejosproblemasde América. De estage-neración,estimuladapor la Revolución Rusa triunfante, son figuras sobresa-lientes también José Carlos Mariátegui, de Perú; Juan Marinello, de Cuba,y Vicente Lombardo Toledano, de México.Aunque a todosellos preocupagrandementeel tema pedagógico,es elperuano Mariátegui  1895-1930 quien lo encara, con Ponce, más directa-mente. Mariátegui quiere pasarlista de presenteen la obra creadora,revo-lucionaria de América. Ésta afectaráno lo formal administrativo,sino lasustanciade la historia, lo económico.El problemade la enseñanzaprecisaser consideradocomo un problema económico. El error de muchos refor-madoresha estadoen su métodoabstractamentedealista,en su doctrina ex-clusivamentepedagógica.El caminode la reformapedagógicaestáen demo-cratizar la economía. La orientación anticientífica y antieconómica,en eldebatede la enseñanza,pretenderepresentarun idealismosuperior; pero setrata de una metafísicade reaccionarios,opuestay extraña a la direccióndela historia y que, por consiguiente,carece de todo valor concreto comofuerza de renovacióny elevaciónhumanas.

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    FRANCISCO LARROYOLa pedagogía de los valores

    El argentino Alejandro Kom (1860-1936)cae dentro de una pedagogíade la libertad, y con mucho. Pero se diferencia de los otros filósofos de laépoca , primero, por no buscar a su doctrina un fundamento metafísico, ysegundo, por centrar su concepción pedagógica en tomo de una teoría de losvalores. (Korn ha sido uno de los filósofos promotores de esta doctrina .)El ideal de la educación es el cultivo de la persona lidad. Ésta se va consti-tuyendo por obra de valoraciones, las que pueden ser económicas (útil-noci-vo), instintivas (agradable-desagradable), eróticas (amable-odioso), vitales(selecto-vulgar),sociales (lícito-vedado), religiosas (santo-profano), éticas (bue-no-malo), lógicas (cierto-falso), estéticas (bello-feo), las cuales tienen unarealización histórica (técnica, felicidad, familia, disciplina, derecho, culto,moral, ciencia, arte) y una finalidad ideal (bienestar, dicha, amor, poder,justicia, santidad, bien, verdad, belleza).

    Las valoraciones encarnan en actos de libertad. La libertal económica,dominio sobre el mundo objetivo, y la libertad ética, dominio de sí mismo,constituyen, unidas, la libertad humana, que lejos de ser trascendente , seactualiza en la medida de nuestro saber y poder. Personalidad y libertadson, para Korn, nombres para el mismo hecho. La pedagogía ha de compu-tar factores permanentes y factores circunstanciales. La pedagogía es a laaxiología lo que la ciencia aplicada a la ciencia pura . Ella fijará los valorespreferidos de hecho. Su acción se inicia en el hogar, se continúa en la escue-la, se verifica de continuo por el ambiente social -material o moralmente-por los factores dirigentes del momento histórico.

    La pedagogía axiológica encuadra del mejor modo dentro de una filo-sofía de los valores. Dentro de esta orientación Francisco Larroyo (n. 1910)ha desenvuelto sus ideas acerca del fundamento filosófico de la pedagogía d. La Ciencia de la Educación, 6:).ed., 1961).

    El acto educativo reside para Larroyo, en un proceso dinámico, mercedal cual el educando se apropia bienes culturales. Éstos, como ya se ha dicho,son múltiples y están configurados por valores.Lo que convierte a un hecho o cosa en bien cultural es aquella cualidadintrínseca que lo hace valioso, digno de ser adquirido. Se llaman valores aestos caracteres o cualidades que hacen de esta suerte apetecibles los bienesde la cultura.En un sentido, toda pedagogía es pedagogía axiológica, pues la culmi-nación del acto educativo es, justo, la realización de va lores, la posesiónvital de bienes culturales. Pero el camino, largo, arduo, lleno de peripecias,para convertir en conducta la obra educativa, echa mano de otras disciplinas:la biología, la psicotécnica, las ciencias sociales. Hay, así, una pedagogíabiológica, una pedagogía psicológica, una pedagogía sociológica.

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIÓNEl estudio de los fundamentos axiológicos de la educación incumbe a la

    pedagogía de los valores, la pedagogía axiológica. Compleja y múltiple ensus problemas, se ofrece esta rama de la teoría educativa . En primer lugaraverigua cómo y en qué medida los bienes culturales se transforman en bie-nes educativos, en fines concretos de la acción pedagógica. No todo bien dela cultura es susceptible de transformarse en bien educativo en cualquiermomento y para todo educando. Éste va creciendo conforme a cierto ritmo,así en lo orgánico como en lo espiritual. La obra educativa tiene límites,entre los cuales precisa computar las actitudes de cada hombre.

    Preciosas enseñanzas brindan a este respecto los principios de caractero-logía humana. La psicología, además, suministra otros fundamentos en loconcerniente a los valores y bienes culturales. Hay una psicología de losvalores, parte constitutiva de la psicología general. La psicología de los valo-res investiga cómo se producen en la conciencia las vivencias de valor, elloes, cómo se toma conciencia de los bienes culturales y de las diversas cualida-des de valores (valencias), y cómo tienen lugar y se generan, en la propiaconciencia, los juicios o estimaciones de valor, por parte del sujeto.

    La pedagogía axiológica en su tarea de ver de realizar en el educandobienes culturales, los más y del mejor modo, toma muy en cuenta las condi-ciones sociales de la cultura humana. La comprensión de los valores sólo esposible a través de bienes culturales vividos. Mas ello es factible por la inter-comunicación humana. Sólo en la comunidad humana que cultiva valoresprospera la educación. Piénsese , por ejemplo, en la educación moral. Larealización de valores, por ello, implica una comunidad de cultura, colabo-ración, solidaridad para lo mejor.

    También la educación (¿cómo podría ser de otra suerte?) es, y de mane-ra señalada, un territorio de la cultura humana. Lo es, en efecto, de unatriple manera: como hecho institucional, como ciencia y como política. Laeducación como hecho tiene sus instituciones. La escuela en sus diversostipos y niveles es uno de sus bienes culturales más valiosos. La educacióncomo ciencia y técnica realiza, de igual manera que otro ramo del saber,valores teóricos, como la verdad. La educación como política a título delegislación o conjunto de leyes y prescripciones formuladas para regular lavida educativa de un país realiza valores jurídicos como la justicia, la segu-ridad ...

    Pero ¿cuál es el característico, el específico valor cultural de la educa-ción? ¿Acaso ésta carece de él? Así como el arte realiza la belleza; la moral,la bondad, ¿qué axiología es peculiar de la educación? La pregunta no esociosa; t iene respuesta afirmativa. La educación posee, como todos los dis-tritos culturales, bienes característicos cuyo valor fundamental es la idea deformación, el ideal del desarrollo de la personalidad, el cultivo de las esen-cias humanas. Un hombre se forma en la medida en que su acervo cultural

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      6 FRANCISCO LARROYO(ciencia,arte,moral, derecho.. ) transformasu vida y conducta,y cuyo cre-cimiento espiritual, en constanteaumento,se alimenta de contenidosobjeti-vos plenosde valor. La formación implica, por ello, dos esencialescaracte-res:a una crecienteasimilaciónde bienesculturales,que,b vengaa potenciarla personalidaddel educandopara nuevasy mejoresformas de conducta.El valor formación humana cumple las condicionesde todo juiciovalorativo. Lleva en su esenciala idea de finalidad: la educación realizaobjetivos;tiene su polo negativoo disoalor, la deformación: conductay acti-tud para lo malo, lo erróneo,lo inútil, lo injusto, lo feo... ; ofrece grados:seeducademaneraprogresiva;alude a un objetoo materia: la educabilidad,y se jerarquiza en el mundo de las dignidadeshumanas.El valor básicodel territorio cultural de la educación,la formación hu-mana, es,en esencia,un valor dinámico. Se define su estructuracomo cam-bi o,transformación;cambio y transformaciónorientadoshacia un constanteperfeccionamiento.La formaciónhumana, comola moralidad, toma su ali-mento de bienes culturales de todo orden (ciencia, arte, economía, reli-gión... ). Hay más: los propios bienesmoralesconstituyenuno de sus inse-parablesobjetivos.Junto a la formacióncomovalor pedagógicofundamental,existen, conel rangode valores pedagógicos derivados, otrosvalores:así los valoresper-sonalesde educandoy educador (aptitud,destreza,doneidad),comoobjetosdel procesoeducativo;así los valoresy bienes instrumentalescomo los didác-ticos (eficacia,vitalidad docente);así los valoresy bienesde las institucionesy de las tácticasde organizacióny administracióneducativas.Toda pedagogíade los valores es pedagogíade la cultura, y conduce,por obvias razones,al temafilosófico de los límites de la educación. ¡Opti-mismo ¡Pesimismo ¡Escepticismo ¡Melionismo El pensador argentinoJuan P. Ramos  Los Lím ite s de la Educación , 1941 encara este problemaen un documentadotrabajo. En él, de manera excelente,vincula el autorlos conceptosde cultura y educacióny señalalos límites de esteúltimo pro-cesotantoen los círculos socialescomoen la personalidaddel hombre. Tam-bién pertenecena estaorientaciónel mexicanoJoséManuelVillalpando, y elargentinoManuel C. Chavarría.La pedagogía del personalismo

    La idea de personacomocentralcategoríade una filosofía de la educa-ción, es casiun lugar comúnen las actualescorrientesfilosóficas. Pero aquíse reservaesteapartadopara exponer el pensamientode aquellos pensado-res que recarganel acentode tal idea, sucumbiendo,a veces,a un extremo.Es Francisco Romero (n. 1891 , el filósofo más prestigioso,hoy, enIberoamérica, un conspicuorepresentantede la llamada filosofía de la per-

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIÓN   °sona. Sin ser pedagogopor profesión, su pensamientoinfluye sobre estacorriente. La personahumana está constituida,para él, por cuatro estratosontológicos: realidad inorgánica, realidad orgánica, psiquismo intencionaly espíritu. Este último es lo propio del hombrey se caracterizapor ser a lavez fuerza objetivante, libertad, historicidad, desinterés y trascendencia. Teoría del Hombre , 1952.) El espíritu es la realidad-guía en el ser delhombre: eleva,desdesus comienzos,a su plenitud el ser del hombre,actua-lizando sus latenciastodas.En un sentido, la antropología filosófica de Romero alienta un nuevoespiritualismo. El filósofo y psiquiatra peruanoHonorio Delgado (n. 1892)trata de justificar la formación del hombre a la luz de un clásico espíritus,lismo, y de hacerviable esta empresamedianteuna modernapsicologíadife-rencial, o de tipos  d. La formación espiritual del individuo, 3~ed., 1949).

    La personalidad,para Delgado, es un conjunto de disposicionesya con-dicionadas por la herencia,ya adquiridas. El carácter,por su parte, es elmodo de manifestarseestasdisposiciones.La vía regia de la formaciónhu-mana es potenciarestasdisposiciones,graciasa una suertede trasmutaciónde los valores para ir del egoísmoimproductivo al altruismo constructivoy en último término, al establecimientode una infancia de la personalidaden armonía con el sentidoúltimo de todo lo existentey con el espíritu in-condicional.Tan alto objetivo, empero, sólo se logra atendiendo a las diferenciasindividuales de los educandos. Hay que penetrarlo que hay de diferencialy propio en la naturalezay el espíritu de cada menor, no sólo comomenorsino como individuo único a fin de no incurrir en injusticia al interpretarsu conducta,ni en errory violencia al condicionary orientar su personalidady su suerte. Sin comprensióndel mundo interior y sin tacto en el gobiernoparticular de cada sujeto,no cabebuena educaciónen el estadopresentedequiebra de las formastradicionalesde la vida domésticay social, de cesaciónde las buenas costumbrescaballerescas.En estascondiciones,es esencialladirecciónpersonaly el fomentode la autenticidady la autonomía,en lo quetienen de vuelo espontáneo,de vigor y gracia saludables,de delicadezaydistinción, sin flaquezani amaneramiento,

    Bajo el signo de la filosofía de la cultura y en visible nexo con el pen-samientode FranciscoRomero aparece,ya hacia los treintas,una pedagogíade la persona,debida al argentinoJuan Mantovani  d. Educación   Ple-nitud humana, 1933 .Para Mantovani la educación tiene tres problemas: I la antropologíaque constituyesu problemaprevio;  9 la idea del fin de la educación (teleo-logía pedagógica),y 39 la doctrina de los medios educativos (metodologíadidáctica).El concepto de la educación descansasobre una teoría filosófica del

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      8 FRANCISCO LARROYOhombre, de su espíritu, de sus productos culturales. Bienes y valores cultu-rales son la sustancia de los ideales formativos. Con todo, la educación tienelímites que, en parte, impone el sujeto de la educación. El gran fin de laeducación es la plenitud humana . El desarrollo de lo humano que se con-centra en la persona como suprema categoría a la que puede aspirarse en elproceso de formación, no ha de quedar subordinado a los demás fines secun-darios y parciales, sino éstos a aquél. Como se advierte, la educación depen-de de la concepción del hombre y del modo de entender la persona. Lasciencias particulares no pueden proveer ese dato, porque caerían en el frag-mentarismo, que tanto ha afectado a la educación tradicional; en cambio,lo puede suminist rar la filosofía en su concepción global y unitaria, plena eintegral. La persona no se reduce al individuo abstracto, sino al ser huma-no cuando vive, siente y obra en el grupo social y en la cultura a que perte-nece. Aparece afirmada de este modo la conciencia de la personalidad: laindependencia y la solidaridad. Hombres así educados se alejan del confor-mismo y del egoísmo. Una educación que mire , ante todo, al espíritu comocentro de la vida del hombre adopta su verdadero sentido de humanización.

    La pedagogía de la personalidad tiene otro crédito en Iberoamérica,Ha sido difundida de excelente manera por el guatemalteco Juan José Aré-valo, pedagogo, ideólogo, filósofo, hombre de Estado, quien en 1937 dio a laestampa un libro, La Pedagogía de la Personalidad, en donde expone enforma objetiva y crítica las doctrinas de Rodolfo Eucken, Gerardo Bude,Rugo Gaudig y Kurt Kesseler.

    Arévalo mismo se ve arrastrado por la pedagogía de la personalidad,pero con reservas. No comparte, desde luego, los supuestos metafísicos enque quiere apoyarse la doctrina ; en cambio, con acie rto, busca e l radica lfundamento en la axiología . Filosofía -dice- y principalmente filosofíade los valores, sí; pero no metafísica.Doctrinas heterónomas. El antifinalismo

    El tema de las relaciones entre filosofía y pedagogía preocupa con fre-cuencia en Latinoamérica. Se han propiciado (aún se propician) solucionesdispares sobre el particular entre nuestros pensadores. ¿Es filosofía y peda-gogía una y la misma cosa? Si se reconoce esencial diferencia entre tales dis-ciplinas, ¿tiene la pedagogía dentro de sus variados fundamentos un funda-mento filosófico al lado de otros que le suministran la biología, la psicologíay la sociología? O bien: ¿no posee fundamento filosófico de ningún génerola teoría y práctica de la educación?

    Dada la complejidad del hecho educativo, se comprende el nexo de éstacon otras ciencias y las respuestasal problema de sus relaciones.

    Dentro de dicho tema, hay quienes niegan que la pedagogía tenga un

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIóNfundamentoen sí misma,ello es,que seauna ciencia autónoma,postulandola necesidadde encontrar su radical fundamentoen otra u otras ciencias.Esta posición heterónomala sustentangeneralmentealgunos psicólogosysociólogos.Así, el sociólogoF. de Azevedo,.en su libro Sociología de la Edu-cación, sólo reconoceun fundamentosociológicoa la pedagogía,pues estimaque la ciencia de la educaciónno esotra cosaque sociologíade la educación.Una posición cientificista, matizada de biologismoy psicologismo,asu-me el argentinoVíctor Mercante  1870-1934 . Podía decirseque éste cons-tituye en América el puente entre positivismoy psicologismo.Concibe, enefecto,esenciay sentidode la educacióna manera de una resultantede cir-cunstanciasreales. Evidentemente  Educación y Relatividad, 1923 , la edu-cación-dice- subordinaal factor geográfico,a la experienciadel pasado,alos anhelos,relacionadoscon el presente ,obedecea principios generalesden-tro de un sistema. Pero sufre la excepciónde las perturbacioneso crisis delos sistemaslocales (porquetodo sistemaes un conjunto de sistemas),regidosa la vez por leyes,los que, adaptados,explican no la vida universal sinola circunscriptadel momento.No hay idealesy fines universales.De éstoshay que decir lo que dijoGalileo de la línea recta: sólo es posible en un campo sin dimensiones,elloes,fuera de la realidad. Eso que llamamosprogresoes la manifestaciónmásoportuna,mejor adaptadade la vida humana. No debemos,al observarelfenómenohumano,asombrarnosde las desviacionesque ofrece a cada paso,obsesionadospor la recta, ilusión de sentidos que la imaginación corrige;por el contrario,debemosadmitirlas como normales,a las que el pedagogodebe consagrarsu atenciónpara adaptarnos;es la tendencia,la vocación,elgenio en fin, que siguedentro d e l sistema,una curva propia. No otra razónde ser tendría el esfuerzorealizado por la psicología durante los últimosaños para procurarseun método de conocerla dirección de las líneas defuerza del niño que el educacionistafavoreceríadentro del plan que cons-tituye el programade enseñanza.Se da también la actitud negativistarespectode los fundamentosfilosó-ficos de la pedagogía. Nada menos que el brasileño Lourenco Filho seorienta, bien que de maneradiscreta,en estadirección.  La enseñanza-diceen su libro La escuela nueva-, como todas las manifestacionesde la vida,no puedeesperarla constituciónde una nueva filosofía, perfectay acabada,para sólo entoncesrenovarsus técnicasadaptándolasa los nuevosprincipios.Sería pueril suponeresto.El eclecticismo

    La filosofía de la educaciónen América también ha tomadoel rumbodel eclecticismo.Suele ser representadaesta tendencia,de gran tradición en

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    210 FRANCISCO LARROYOestastierras,por pedagogosbien informados,eruditos; lo que ha producidoconjuntos armónicosde doctrina; pero, asimismo,no faltan quienes hacenseleccionesde ideas que sólo atienden a conciliaciones intencionadaso pre-ferenciassubjetivas,dando lugar a mosaicoshechoscon fragmentosde pen-samiento.Un eclecticismoorgánico,constructivo,se debe al distinguido pedagogoDomingo Tirado Benedí. Es el suyo un eclecticismotanto por la materiaobjeto de reflexión como por el método. Así queda mostradoen su libroLos Fines de la Educación, México, 1955. Nos proponemos-dice- estu-diar los fines de la educaciónen sus fundamentosaxiolágicos (de los valo-res), antropológicos (de la personalidad humana) y sociológicos (desdeelpunto de vista social). Analizaremos luego los fines concretosde la educa-ción de los aspectosgnoseológico (del conocimiento),etológico (o del ca-rácter;la formacióndel carácterera para Herbart el fin último y supremodela educación),y crasiológico (de la actitud, o seaafectivoo emotivo,la edu-cación del sentimiento). Descendiendomás'tarde al terreno de la prácticaeducativa (Técnicade la Educación)examinaremoslos fines de la educaciónmásconcretamenteen la familia, en la escuelay en la sociedad.A continuación, señala que en esta tarea precisa aplicar, primero, unmétodohistórico-descriptivopara conocer los distintos fines asignadosa laeducaciónen los diversostiemposy lugares;segundo,un métodoque com-pare, relacioney critique los fines propuestospor los pensadoresde todaslasépocas,y, tercero,un métodoque estudie los fines educativosdesdeel puntode vista normativo,de la educacióncomodebey puede ser. En parecidaacti-titud se halla el fecundopedagogoSantiagoHernándezRuiz  d. Pedagogíanatural, 1960El brasileño Raúl Bittencourt  Caract erización de los problemas filosó-ficos de la educación , Actas del CongresoInteramericanode Filosofía, Quito,1953),sucumbea un eclecticismopor la temática,eclecticismoque conllevafrecuentementeuna aleaciónprofusa de problemas. Señala como problemasde la filosofía de la educación:

    a Concepción del procesoeducacional,b Valores y objetivosde la educación,c Crítica y clasificacióngeneralde los estudiospedagógicos,yd Las adecuacionespedagógicasdel educando,del educador, de losmediosy de la escuela,a los fines de la educación.En relación con el eclecticismoen filosofía educacional,cabe hablar deuna idea norteamericana  d. John S. Brubacher, Modern Philosophies of

    Education, New York and London, 1939;R. C. Lodge, Philosophy   Edu-cation New York, 1937)que ha influido en algunospedagogosen AméricaLatina. Se trata de un pensamiento,simple, elemental,encaminadoa clasifi-car las teoríasfilosóficasde la pedagogía.Se dice que hay tres típicasfiloso-

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    LA FILOSOFíA DE LA EDUCACIóN 211fías de la educación:la realista,la idealista y la pragmática,o que todaslasfilosofías de la educaciónse reducena dos grupos:las progresistasy las esen-cialistas (tradicionalistas).

    El cubanoDiego González,al ocuparsedel problema  Introducción a laFilosofía de la Educación, 1947 , cree observar,llevando a un extremo laidea. que existendos orientacionesen la filosofía de la educación (1):la ten-dencia europeay la tendencianorteamericana.La primera acentúael aspec-to filosóficopuro; la segunda,el hechopedagógico. Los autoreslatinoame-ricanos se aproximan más al segundotipo. Nosotros-dice-. sin embargo.aspiramosa seguir una orientación ecléctica en este punto. En la primeraparte nos preocupamoscon insistencia del aspectofilosófico fundamental.En la segunda pondremosel mayor énfasis en los problemaspedagógicos,proyectadosdesdeel ángulo filosófico con una intención marcadamenteedu-cacional.La pedagogía de la vida

    La corriente en Latinoamérica orientada en la pedagogíacomo cienciadel espíritu aparece hasta los treintas. Ello se explica, porque las ideaspedagógicasde Guillermo Dilthey  1833-1911 , el creador de ella, llegan aconocerseen estas latitudes hacia 1934. Para Dilthey, educar quiere decirvivificar, esto es, espiritualizar, hacer posible que el educandoviva confor-me a la esenciacreadoradel espíritu.

    Por eso,el único medio de influir eficazmenteen la conciencia del seren formaciónes el de comprendercon hondura la naturalezacambiantedeljoven, su ruta histórica, su destino. Mas, como cada época tiene su formade vida, su peculiar estructura espiritual, no es posible una pedagogíaderivada de un fin generaly uniforme de la educación. Este supuestofinuniversalde la pedagogíaes producto de la concepciónahistoricistadel racio-nalismo y de la Ilustraciónde los siglosXVII YXVIII. La verdaderay radicalfilosofía no tiene otro papel que interpretar la estructura de las filosofíashistóricamentedadasque,a su vez,no han sido otra cosaque teoríasde lasconcepcionesdel mundo y de la vida del pasado. La filosofía es la herme-néutica hcrmeneyoo, interpretar)por excelencia.La inicial publicación y hasta ahora la más importante aparecidaenLatinoamérica sobre esta corriente,es el libro intitulado Educación   Cien-cia, de Juan Roura-Parella (Fondo de Cultura Económica, México, 1940 .El autor mismo relata qué otros filósofos y pedagogos,ademásde Dilthey,han influido en su obra. De ellos destacaa James,Bergson,Spranger,Kohler,Husserl, Hartmann y Xirau.Roura-Parella estudia en la primera parte del libro, llamada La Edu-cación Viva, los hechos,los ideales y los métodosde la formación humana.

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      FRANCISCO LARROYOEn la segunda(y última) parte exponelos tres tipos de cienciade la educa-ción: la pedagogíanormativa,la empírica-experimentaly la pedagogíacomociencia del espíritu. Haciendo suyaslas palabrasde Dilthey: la última pa-labra del filósofo es la pedagogía ,al propio tiempoque señalandolas defi-ciencias tanto de la pedagogíanormativa como de la experimental,aseguraque: La educaciónesun hechoinherentea la vida misma,una función dela comunidad,una necesidaden la dinámica de la cultura. Las normasedu-cativasno puedenestablecerseespeculativamente,ino que han de estar enrelación con la vida del pueblo que intentan dirigir. Una pedagogíatotal yúnica nace, como todas las cienciashumanas,de las necesidadesde la vida.Su objeto no lo constituyeun aspectode la educación,sino la unidad dela actividad educativaen conexión con la totalidad de la vida. Este puntode vista unitario constituyela característicade las cienciasdel espíritu. Lapedagogíaes y será, cerrando con la palabra de Friescheisen-Kóhler, unaciencia del espíritu.Dentro de estemovimientode la pedagogíade la vida precisa incorpo-rar a Lorenzo Luzuriaga, bien que el radical fundamentoque da éste a laeducación,inspíraseen la doctrina de la razón vital del eminente filósofoespañol]oséOrtegay Gasset,cuyasidas,en másde un concepto,han inspiradoa la filosofía en Latirioamérica,hoy.La educaciónse refiere al hombre,dice Luzuriaga, y la vida de éstetieneque ser lo más importante. Acepta en todos sus términos la doctrina deOrtega,que enseña: El hombre al existir tiene que hacersesu existencia,tiene que resolverel problemapráctico de realizar el programaen que, porlo pronto, consiste. De ahí que nuestra vida sea pura tarea e inexorablequehacer.. El hombre,quiera o no, tiene que hacersea sí mismo, autofa-bricarse. Por ello, agregaLuzuriaga, la educacióndebe facilitar la realizacióndelproyectovital del ser a educarmediante los estímulosdel educadory losrecursosdel mundo en tomo. Éste es el objeto de toda educación. Pero eleducadorno imponesusplaneso idealespropios,puesla educaciónno puedesustituir con nada la propia vida del serjuvenil. Su misión consisteen faci-litar la formacióno desarrollode éste,contandocon su peculiaridad indivi-dual, intransferible  d. Pedagogía, 1950 .Filosofías nacionales sobre la educación

    La pedagogíafilosófica en Latinoamérica cuenta,dentro de su nutridavariedadde orientaciones,con una tendenciamás de carácterconcretoquese impone la tarea de filosofar sobre la educaciónde nacioneso paísesenparticular. La tendencia,en un sentido justificada, ha producido trabajosde diversa índole y de importancia desigual. Dos formasasumeesta litera-

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    LA FILOSOF.tA DE LA EDUCACIÓNtura: O sucumbea un relativismofilosófico negandocaráctery valor univer-sal a la filosofía de la educación,o reconocela universalidad de ésta y seempeñaen valorar y justipreciar las educacionesnacionalesa la luz de prin-cipios generales.La segundaactitud se halla ubicada en aquella parte de lafilosofía de la educaciónque, con razón, se empleaa una crítica de las insti-tuciones pedagógicasexistentes.Corre, es cierto, el peligro, no infrecuenteen pedagogosatinoamericanos,de derivar a tareasde política y reformaedu-cacionales,perosu ejercicio,sin linaje de duda,vitaliza muyde verasla peda-gogía filosófica.El filósofo argentino Juan Bautista Alberdi inició en América aqueltipo de relativismo filosófico. No hay -decía- una filosofía universal,porque no hay una solución universal de las cuestionesque la constituyenen el fondo. Cada país, cada época,cada filósofo ha tenido su filosofía pecu-liar que ha cundidomáso menos,que ha duradomás o menos,porque cadapaís, cada época y cada escuelahan dado solucionesdistintas de los proble-mas del espíritu humano. La filosofía de una nación es la serie de solu-ciones que se han dado a los problemasque interesana sus destinosgenera-les. Nuestra filosofía será,pues,una seriede solucionesdadasa los problemasque interesana los destinosnacionales.Más tarde,ya en el siglo xx, no ha dejado de reapareceren muchospaíseslatinoamericanoseste intento, a vecesen pensadoresde manifiesta in-fluencia.Muchos,muchoslibros se han publicado en Latinoamérica a maneradecrítica de las institucioneseducativasy al propio tiempo, con ideas refor-madoras. A guisade ejemplo,cabemencionaren la Argentina, L. Luzuriaga Reforma de la Educación, 1946),Alfredo L. Palacios  La Universidad Nue-va, 1957),José D. Forgione  Ldeario de la Escue la Nueva, 1932);en Chile,Amanda Labarca H.  Realidade s   Problemas de Nuestra Enseñanza, 1953 ,Florencia Barrios  Filosofía de. nuestra educocián: Ideas para una teoría dela personalidad, 1951),Roberto A. Munizaga  Filosofía de la Educación se-cundaria, 1946);en Uruguay, José Pedro Varela  La Educación del Pueblo,1910),Carlos Vaz Ferreira  Cuestiones de Enseñanza, 1957),ClementeEstable Plan Estable, 1931);en Brasil, M. Lourenco Filho  Tendencias educacñobrasileita Río, 1942),  Teixeira  Educar;áoPublica, Río, 1935);en Colom-bia, Agustín Nieto Caballero  Naturaleza y f ines de la educación secundaria,1955);en Bolivia, Vicente Donoso Torres  Filosofía de la Educación boli-viana, 1946);en Ecuador, Julio Larrea  Problemas de la Educación ecua-toriana, 1939),Ligdano Chávez  El contenido de la filosofía de la educación;1948);en Venezuela,Luis E. Prieto  Problemas de la educación venezolana,1947),Luis SánchezTrincado  Problemas de organización escolar, 1954);enGuatemala,J .   Arévalo  Escritos pedagógicos y filosóficos, 1945);en Cuba,A. M. Aguaya  La democracia y su defensa por la educación, 1941),CI. In-

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    214 FRANCISCO LARROYOclán y otros  Crítica   reforma universitarias, 1958 ; en México, José Vas-concelos  La educación en México, 1923 ,Francisco Larroyo  Los fundamen-tos filosóficos de la escuela unificada, 1942 , J . Barrales  El Espíritu inter-nacional de la educación, 1952 . FRANCISCO LARROYO