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23 DÍA 3 Soy invisible, no se me ve, soy una miga en el café. Soy una gota en el cristal, soy una espina en el rosal. Soy invisible, no se me ve, soy una pata en el ciempiés. Soy una hoja en el jaral, soy una espiga en el trigal. Soy invisible, no se me ve, soy muy chiquito en el papel. 24 El pequeño punto casi invisible É rase una vez el hijo de un gran pintor. Se llamaba Néstor, y había crecido entre los cuadros de su padre, viendo sus formas, man- chándose con sus pinturas, rodeado de sus colo- res maravillosos. Néstor solo anhelaba una cosa en la vida: pintar como su padre. Crecer y ser un gran artista, como él. Antes de andar ya tenía un lápiz en la mano. Antes de hablar, un pincel. Antes de medir un me- tro llenaba hojas y más hojas con manchas de co- lores. Y antes de los diez años ya tenía su habita- ción inundada de lienzos con los que buscaba su propia forma de expresión. Cada vez que creía pintar un cuadro impor- tante, o cada vez que le gustaba una de sus inci-

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Page 1: DÍA El pequeño punto casi invisible 3 - oupe.es · rase una vez el hijo de un gran pintor. Se llamaba Néstor, y había crecido entre los cuadros de su padre, viendo sus formas,

23

DÍA

3Soy invisible,no se me ve,soy una miga

en el café.

Soy una gotaen el cristal,

soy una espinaen el rosal.

Soy invisible,no se me ve,soy una pata

en el ciempiés.

Soy una hojaen el jaral,

soy una espigaen el trigal.

Soy invisible,no se me ve,

soy muy chiquitoen el papel.

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El pequeño punto casi invisible

Érase una vez el hijo de un gran pintor.Se llamaba Néstor, y había crecido entre los

cuadros de su padre, viendo sus formas, man-chándose con sus pinturas, rodeado de sus colo-res maravillosos.

Néstor solo anhelaba una cosa en la vida:pintar como su padre.

Crecer y ser un gran artista, como él.Antes de andar ya tenía un lápiz en la mano.

Antes de hablar, un pincel. Antes de medir un me-tro llenaba hojas y más hojas con manchas de co-lores. Y antes de los diez años ya tenía su habita-ción inundada de lienzos con los que buscaba supropia forma de expresión.

Cada vez que creía pintar un cuadro impor-tante, o cada vez que le gustaba una de sus inci-

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Page 2: DÍA El pequeño punto casi invisible 3 - oupe.es · rase una vez el hijo de un gran pintor. Se llamaba Néstor, y había crecido entre los cuadros de su padre, viendo sus formas,

Jordi Sierra i Fabra y Antonio García Teijeiro

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—No temo saltar, ni volar, pero sí estrellarmecontra el suelo.

—El destino de toda gota es hacerlo.—Pues yo no quiero ese destino para mí. No

deseo hacerme añicos.La nube se sintió muy rara. Era un problema.

Si corría la voz, y otras gotas de lluvia se contagia-ban, ¿quién regaría las tierras? Aquello no estababien, no podía ser. La nube se enfadó.

—¡Haz el favor de saltar y no me vengas contonterías!

—¡No! —La gota se escondió más.La nube comprendió que no podía obligarla.

No tenía forma de hacerlo. ¡Qué catástrofe! Yahabían salido del valle y llegaban a las montañasheladas y cubiertas de nieve.

¡Una gota de lluvia que no quería estrellarsecontra el suelo!

De pronto la nube tuvo una idea.—Prepárate —anunció—. Vas a saltar.—¡No y no! —se resistió la gota miedosa—.

¡Me haré pedacitos!—No te harás pedacitos, te lo prometo.

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