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Día 4: Asombrarnos de su misericordia http://radiomaria.org.ar/_audios/18451.mp3 23/02/2015 – Los Ejercicios Ignacianos, como venimos reflexionando en estos días, apuntan a “buscar, hallar y hacer la voluntad de Dios para poder seguirla”, o en otras palabras, a ordenar la vida según el querer de Dios. Para eso tenemos que estar atentos a los movimientos interiores que se nos vayan despertando en estos días de ejercicios, sobretodo durante el espacio de la oración. Dentro de la espiritualidad ignaciana sobresale el “discernimiento de espíritus”. San ignacio, experimentó en su propia vida que conforme a lo que él hacía, meditaba o pensaba, se generaban como dos grandes movimientos en su interior: la consolación y la desolación. Nos dice la Hna Marta Irigoy que “cuando hablamos de consolación son momentos en los que nos sentimos iluminados, contentos, llenos de certezas y alegrías, en cambio cuando estamos desolados son momentos en los que nos sentimos inmersos en la oscuridad, desanimados, inquietos, llenos de miedos pero sin fundamentos, nos sentimos alejados de Dios y tristes”. Cuando estamos consolados sentimos a Dios cerca, que nos va produciendo un movimiento de amor muy grande a Dios y a todos, y va creciendo en nosotros el deseo de encarnar el evangelio, se fortifica la fe, y sentimos un entusiasmo profundo que nos anima a enfrentar todo. La desolación, es todo lo contrario a la consolación: perdemos certezas, nos sentimos turbados y hasta miedosos. Nos falta el entusiasmo, y la comunidad con los demás se hace cada vez más dificil, nos sentimos sin paz y que no hay salida. En el caso de los

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DÍA 4 DE LOS EJERCICIOS IGNACIANOS

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Día 4: Asombrarnos de su misericordiahttp://radiomaria.org.ar/_audios/18451.mp3

23/02/2015 – Los Ejercicios Ignacianos, como venimos reflexionando en estos días, apuntan a“buscar, hallar y hacer la voluntad de Dios para poder seguirla”, o en otras palabras, a ordenar lavida según el querer de Dios. Para eso tenemos que estar atentos a los movimientos interiores quese nos vayan despertando en estos días de ejercicios, sobretodo durante el espacio de la oración.

Dentro de la espiritualidad ignaciana sobresale el “discernimiento de espíritus”. San ignacio,experimentó en su propia vida que conforme a lo que él hacía, meditaba o pensaba, segeneraban como dos grandes movimientos en su interior: la consolación y la desolación. Nos dice la Hna Marta Irigoy que “cuando hablamos de consolación son momentos en losque nos sentimos iluminados, contentos, llenos de certezas y alegrías, en cambio cuandoestamos desolados son momentos en los que nos sentimos inmersos en la oscuridad,desanimados, inquietos, llenos de miedos pero sin fundamentos, nos sentimos alejados deDios y tristes”.

Cuando estamos consolados sentimos a Dios cerca, que nos va produciendo un movimientode amor muy grande a Dios y a todos, y va creciendo en nosotros el deseo de encarnar elevangelio, se fortifica la fe, y sentimos un entusiasmo profundo que nos anima a enfrentartodo. La desolación, es todo lo contrario a la consolación: perdemos certezas, nos sentimosturbados y hasta miedosos. Nos falta el entusiasmo, y la comunidad con los demás se hacecada vez más dificil, nos sentimos sin paz y que no hay salida. En el caso de los

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ejercitantes, cuando aparece la tentación, suele aparecer la sensación de que estosejercicios no tienen nada que ver con mi vida cotidiana. Por eso cuando terminamos dehacer la oración, es bueno que podamos tomarnos unos minutos y anotar lo que vamossintiendo, lo que nos pasa por dentro.

“Lo lógico era que el hijo tuviera que rogar clemencia y una rendición de cuentas, pero encuentraun “padrazo” vulnerado por su amor” Rossi

— Radio María Arg (@RadioMariaArg) febrero 23, 2015

Descubrir su misericordiaEn el cuarto día, los ejercicios nos invitan a poner nuestra mirada en la misericordia de Dios.Después de habernos dejado mirar por Dios, su amor nos genera confianza para poder confiarlenuestras vidas y mostrarnos “disponibles o “indiferentes” para que Él haga su obrar en nosotros.Hoy damos un paso más, y nos adentramos en su misericordia. Lo que nos separa delquerer de Dios es el pecado, pero para reconocer nuestros pecados primero necesitamosexperimentar la misericordia de Dios. El Padre que nos ama inmensamente, tiene entrañasde misericordia, y nos sale al encuentro.

Hoy vamos a intentar “asombrarnos de la misericordia que Dios tiene para con nosotros” como diceIgnacio. Desde este lugar de profundo amor de Dios, nos adentraremos para reconocer nuestropecado, de modo que ganemos libertad para seguir la voluntad de Dios.

El P. Angel Rossi, en su reflexión cita a Martín Descalzo: “hay almas que vivenhurgueteando en el excremento de su pasado con el palito de la memoria”. Nosotros nosabrimos al reconocimiento del pecado, pero desde la misericordia de Dios. Su mirada y superdón nos impulsan a salir hacia adelante y no a quedarnos en lo que no nos salió o dondefallamos.

La invitación es a acoger el perdón de Dios, pedirlo como gracia y contemplarlo, para desde ahípoder ponerle nombre a nuestro pecado. Hoy no es el día para hacer el exámen de concienciasino para admirarnos y ponderar en lo hondo del corazón la infinita misericordia de Diospara con nuestras vidas.

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Imágenes para llevar a la oración

- Jubileo del año 2000: El Papa Juan Pablo II tomó la imágen del hijo pródigo y decia: “Que nadiequiera excluirse del abrazo del Padre” ésto es lo propio de la misericordia, animarse a dejarseperdonar; “que nadie se comporte como el hermano mayor de la parábola que se niega a entrar a lafiesta (del perdón)”; “que la alegría del perdón sea más grande y más profunda que cualquierresentimiento”; “que la mirada esté puesta en el futuro” sabiendo que pedimos perdón para ir haciaadelante.

- La parábola de la oveja perdida ( Lc 15): ponemos la mirada en el pastor y en esta imagen derecuperación gozosa. Un pastor que tiene muchas ovejas es entendible que no arriesgue todo elresto del rebaño por la que se le perdió, pero si es un buen pastor conoce a cada una de sus ovejas,sabe cuál es esa que se perdió. Podemos ir recorriendo nuestras alejadas del rebaño y cada uno delos pasos que el Pastor dió para llegar a nosotros. “Sentirnos sanamente orgullosos y admiradosde esta terquedad del Pastor en buscarnos hasta encontrarnos, de este misterio de quesomos importantes para Él, de hasta qué punto nosotros le faltábamos que lo hace dejar las99 y salir a buscarnos” dice el P. Angel, citando a San Ignacio. El Señor no nos abandonaen los acantilados, sino que nos sale al encuentro, nos protege, nos cuida las heridas y nostrae cargados contra su corazón.

Van Thuan, estando preso por el régimen comunista, rezaba con la oración de San Ambrosio:

“Ven Señor Jesús, busca a tu siervo, busca a esta oveja extenuada y cansada. Ven Buen Pastor, tuoveja ha andado errante mientras Tú tardabas, mientras Tú te entretenías en los montes. Deja tus 99ovejas y ven a buscar ésta. Ven sin perros, ven sin rudos asalariados, ven sin el mercenario que no

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sabe pasar por la puerta, ven sin ayudantes, sin intermediarios que ya desde hace tiempo te estoyesperando, estoy esperando Tú venida. Se que estás a punto de llegar, ven pero sin bastón, con amory con actitud de clemencia. Ven Señor Jesús, búscame, rodéame, encuéntrame, levántame, llévame”.

El Señor siempe prefiere la oveja débil, la frágil, la que con sinceridad, más alla de todopecado, se acerca y muestra sus fragilidades, descarriadas y heridas. El Buen Pastor hacefiesta cuando vuelve con su ovejita en brazos.

- El Padre misericordioso (Jn 15): nosotros identificamos nuestros pecados y errores como“alejadas de la casa del Padre”. La parábola dice que el hijo menor “se fue a un país lejano”, elpecado siempre es un país lejano, nos distancia de “la Casa” como signo de intimidad con Dios. Lavuelta de los países lejanos a los que hemos ido a parar para luego sorprendernos con la casa defiesta. Poner nuestra mirada en esta escena, y sorprendernos con el hijo menor de encontrar la casaen fiesta.

Lo lógico era que el hijo tuviera que rogar clemencia y una rendición de cuentas, peroencuentra un “padrazo”, un Padre grande vulnerado por su amor. El hijo se había ido, peroel Padre tenía reservado para él el mismo sitio aunque momentaneamente estuviera lejos. El hijo volvía al castigo y se encontró con el perdón, volvía al sombrío de una cobacha y unplato de comida de jornalero, y se encontró con una casa llena de luz y la mejor comida.Ésta es la locura de la misericordia. El Padre sabía que si le reclamaba la condenamerecida no iba a lograr nada, sólo haciendole fiesta lo recuperaba. Su amor le iba acambiar el corazón.

Henry Nowen, en su libro “El regreso del hijo pródigo”, descubre en el cuadro de Rembrandt que lasmanos del padre una es de hombre y otra de mujer: una grande con los dedos extendidos ocupanuna gran superficie de la espalda y hombro del hijo, es una mano que transmite firmeza y sostén enuna dimensión paternal. La otra mano es fina, tierna, con los dedos cerrados y se apoyantiernamente sobre el hombro del hijo… es una mano de mujer que quiere acariciar, mimar, consolary confortar. Rossi citando a Nowen aclara: “Esta mano derecha, suave y tierna, me haceacordar las palabras del profeta Isaias < ¿Acaso olvida una mujer a su hijo y no se apiadadel fruto de sus entrañas. Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré> (Is 49, 15-16). Una mano protege la parte vulnerable del hijo, y la otra potencia la fuerza del hijo y sudeseo de seguir la vida.

El escritor José María Pemán describió esta situación mientras intentaba volver a la “Casa”:

“Señor, que tu me das todo y una cosa me pides. Y yo Señor que veo que me das tantas cosas mepides tan poco, te digo sin embargo que no puedo. Pero ten compasión, aún es temprano, ¿acaso aúnhabrá tiempo?. Y me dirá el Señor “Años y años esperando te llevo. Una y otra vez en esta espera,granó la espiga y floreció el almendro, y una vez y otra vez, por si venías, me asomé en las tardes alsendero. Y sin embargo seguiré esperando, y todavía mientras que te espero, cuidaré que hayaestrellas en tus noches y luz en tus auroras y flores en tu huerto”.

Éste es Jesús que siempre nos espera y que siempre nos da una nueva oportunidad, así como sonestos Ejercicios Espirituales. Es dificil entender la reconciliación del mundo y mucho más colaborarcon ella, si antes nuestro propio corazón no emprende un camino confiado a la casa del Padre, al

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corazón de Jesús, si no nos dejamos cobijar por su mano cobijadora, abrazarnos y que nos bese. Endefinitiva ésta es la encarnación: es un Padre que entendió que sus hijos, nosotros, necesitabamosser acariciados en Cristo, necesitabamos esa cercnía del buen samaritano, necesitábamos que noshiciera prójimos suyo… y éste Padre se entrega a la alegría que nos da que cada uno vuelva a sucorazón.

No vamos a poder entender de reconciliación hasta no convencernos de que aquel banquetepreparado por el Padre no es una pantalla para tapar lo que es su hijo, ni el signo de su ingenuidad,sino de la grandeza de su paternidad. No se volvió “gagá” sino que no ha dejado de ser padre. Elpadre no posterga la fiesta para que el hijo cambie, sino que confía que si hace fiesta el hijo va acambiar. No necesita condiciones para celebrar, sino que le basta que éste hijo estaba perdido y havuelto a la vida.

Hoy no es para hacer el exámen de conciencia sino para admirarnos y ponderar en lohondo del corazón la infinita misericordia de Dios para con nuestras vidas.

A tener en cuentaTodos los días desde las 8,30hs el P. Angel Rossi y la Hna Marta van a ir dando las indicaciones y lareflexión del ejercicio de cada día. Esta bueno que además del texto que publicamos, tambiénescuches en audio la reflexión del ejercicio. Si no podés a esa hora, se repite a las 18 y a las 00 en lasintonía de Radio María. También cada día cargaremos el material en www.radiomaria.org.ar

Momento de oración1- Oración preparatoria: predisponernos para el encuentro con el Señor en el desierto. Intentaracallar las voces interiores.

2- Traer la materia: Se trata de reconstruir la historia de lo que contemplo a partir de los datos.Ayudará leer detenidamente y varias veces el pasaje que quiero contemplar. En este caso noscentramos en las imágenes de experiencias de misericordia; descubrir con cuál de ellas nos sentimosidentificados, y ahí quedarnos.

3- Composición de lugar: tengo que componer la escena, re-crearla, reconstruirla desde los datosque la Escritura me ofrece.

4- Meterme en la escena como si yo estuviera dentro de ella y preguntarme qué me dijo.

5- Coloquio: a partir de lo que he vivido en la contemplación, no me faltarán palabras para pedir,agradecer, alabar o simplemente disfrutar de lo que se me ha dado.

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6- Evaluación: tomar nota de lo que viví y sentí.