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detente sombra… Xavier Ángel Marti
La soledad
agua de parajes ancestrales
ojos engrapados colibríes alma en la seda de la araña
en la palma de mis manos Enlazada hasta el ahogo la tela celeste
es piedra anfibia yo el querubín de terracota
vómito donde saltan los salmones
quiero decir
que traspaso con
mis pies el ojo de
un espejo
en un impulso vegetal de adormidera
rechazada hija sinónimo anónimo la amapola madre
deja conductos
pasajes en mi cuerpo bajo la piel besada por los sapos la ballena de Jonás no es
la proporción hay escamas que huelen a herrumbres a solitarios deseos al feto enfrascado
en el abuela escamas que pernoctan en el sexo
Mil ojos en mis ojos, moscas mil enredadas en el pus de las entrañas,
999 artificios con sus patas devorándome la piel,
mil entonces,
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mil armados acuerdos a natura,
tumescentes risitas en los pliegues unidos con saliva, salvo el hormiguero,
caigo hacia la luna me precipito a la contra de mi rostro
y de tal manera espero…
El conejo volviendo tras de sí perseguido por sus patas traseras
más atrás retorno bayas cayendo
…que muero porque… las hojas verdes vuelan el ambiente ensimismadas
...no moriré del todo…
Arlequín tras la corteza de sus rombos, ave boquiabierta -inmutable piar- el eco entre
cristales sondea el azul quebrado en el marco de las puertas respirando la negativa palidez
de mis desnudos pies huyendo así misma entrante en el requiebro de la herida que aún
sangra fiel a la tradición de la continua espera.
No bien a la pared sin lecho corroída plasma que habitan los moluscos me llego viajera
viento y escombros en el nido de mis lágrimas voz en canto gusanos en la tiara de los
esperpentos litigando mis haberes ansia el paladar amargo baba rosa el payaso desempleado
en el espejo, mis engranes en la tierra harán portátil el reloj de arena, tic tac, piedras y
saliva, la baba en la fresa cultivada de mi ombligo.
En hato su rostro almagre zurcida mueca en el estío discurre pestífero verbo escorpión es la
palabra irguiéndose en mi piel erizando las aureolas ángeles en contiguo descifrados Oculto
en
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el gato relame la supuración de mi cuerpo que transpira la caída objetando el ángulo de la
hondonada ante sus ojos luciferinos y la raspa de una lengua infecta en el terrible martirio
del sabor de mis escamas desprendidas una a una perseguidor disimulado en el sesgo de mi
bien esquivo…
No bien toca el vaho de dios me deja estar frente al neón afilado de su atisbo polvo
convertido en oro en la alquimia de mis huecos -de facto tengo alas de garza donde nacen
mis omoplatos-
detente sombra…
Matemática la gota sanguínea en surco se dilata cardenales beben de la fuente y no en
plumas esqueleto aéreo se convierte
plegaria subjetiva en vuelos ocultos bajo la membrana desecada
No al cuadro donde el alma se desangra
no al imán de tus gracias en acero agostado en el requiebro
la saliva de la luna entre tus dedos
sal en el paladar
campanilla de plata en la carne de tu noche
satisfecho de que triunfa de mí tu tiranía en los hilos de mi diapasón
Solo tu bota me causa dolor tan fiero
he de morir muriendo
En el almíbar árido de la comisura de mis descarnados labios tres moscas liban sedientas
roja una, verde metal la miserable, azul de ajenjo cuando raspa la cuenca vacía de mis
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botones antes zurcidos de muñeca oscura, parada en la arista de tu centro, solapada por el
divino narciso agave tirano entre usos de mi bien esquivo pasajero a solas me debía en que
la noche entera sorprendía al chofeur del bus destartalado viajero que vas a contracorriente
del polvo y los moluscos decantados -antes dinosaurios- en trífidos arbóreos los raptores
discurriendo la lengua por mis partes antes desarmadas y la letra a cuchillo engarza díceres
para la nota del corrupto a diario en agazapada mirada que reprueba el tino de mi desnudez
cocida por el sol de la mañana… Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
la chatarra lleva gomas que delatan el viacrucis de mi cuerpo en el estribo, polvo eres…
me lo dice entre los dientes la punta recortada de mis pechos la respuesta es falsa los ojos
de dios están quemados la noche es un mezcal que tiende nervaduras en el suelo…
no te tardes, que te espero,
Un caracol bordeándome los huecos, la herida brillantina al paso de su baba láctea,
deslucida ya de paso la piel es un lago azul profundo manantial de peces vegetales
duplicados en el desvanecimiento emético de los quelonios Deserción agraz involuntaria
volantes letras escamadas, tres gotas hacen la excepción tintura de añil el bajo fondo a la
distancia casual del marrullero subiendo la saya hasta la orilla… no se goza estando viva:
barrena el frío oscuridad, orina en los pelos este sapo bendito de dos patas en trasiego, roto
interno el furor que tu forma fantástica ceñía… nocturnos andrajos al respecto.
Huelga el mar de mis entrañas, loto equidistante conmigo misma,
estoy en el azur pendejo de tus juegos retozo en los pliegues de la vaca,
ratonera Pasifae
olvidaste el vértice en ablución perpetua
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no inspiras el hallazgo que mis piernas abre incontinente
plantaron dos mil ojos con cola de alacrán
al alma sola sobajaron
el tejido blando puliendo con las ganas en sus manos
la seda de la luz venida a menos agostada
ya piltrafa
retiras el aliento
con un beso
Nubes en mis ojos agua y ranas diluviando un ay a mis espaldas, quiebra el cielo la
campana con un trueno te veo voraz en el retrato sé tú mi amor efímero flash te veo, flash
arqueándote en aullidos incontables, tu paladar me sabe, flash un jet muy por encima
parpadea, estoy bajo tu lengua,
mas blasonar no puedes satisfecho…
Improvisas el quejido del gozne para hacerte al alba en mi ombligo
tus ojos fósiles descubren caracolas entre las membranas de tus dedos
tu ser de asbesto
polvo de sal, gasa que flota,
ácaro meticuloso en el punto fijo de tu estancia contra la pared del agua violenta en marinos
toques devueltos a la costa pétrea antes que fueses lo que aún ignoras
serpeante la vigilia de tus pies en mi descalza huella colegiala
hiende tus testículos de barro siembra ojos de amapolas rechinantes y dentadas
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esporas de azufre hacia tu ano que masculla necedades mi lengua llevada de raíz puesta de
sol en el marco de cromo para una estampa muda labios los míos acusados de impericia
el vientre tiene miedo,
las manos sudan el dolor tiene un dejo de gusto entre la piel,
no hay quien mire mi postura,
no táctiles imágenes en desbandada,
soy un lío en la esquina relucida por el beato
al aire la brevedad de mis pezones diamantes de saliva en su montura,
el cerrojo de tu puerta es un pez anquilosado,
la obertura de nubes no obstante la deidad que nos mira desde lejos sustraes la niña
la vejiga con que nado en el estiércol
el sol arbóreo de mis huesos
la pátina en aumento de mis piernas
el color del uso, las formas, las redondas nalgas…
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa:
allí le prometí de ser su Esposa.
Vuelco el corazón frente a las vetas vertebrado rompimiento luz en agonía hendida calavera
vanas ideas en añil blanco esputo aherrojado en el olvido desafinada Clío músculo que
descose su peso en martinetes la harina de mis huesos encala tu rostro cieno entre tus
dientes luna procaz en el escroto caigo tus brazos enramada desmadejan la indolencia de un
acto fugitivo retrato oval tus ojos tu cuerpo desleídos te me pierdes guardando la distancia
en el derribo… porqué así le dejaste, y no tomas el robo que robaste?
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