descriptividad en el corrido tradicional - wordpress.com · 2015-03-07 · aurelio gonzález...

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Aurelio González Descriptividad en el corrido tradicional In: Caravelle, n°76-77, 2001. Hommage à Georges Baudot. pp. 495-505. Abstract ABSTRACT- The corrido is Mexico's most important demonstration of the ballad. The more or less high degree of a community's acceptance of a text is related to its faithfulness to a style which we can identify as traditional, in which description occupies less space than narrativity, which dominates. But descriptions fulfill a particular function within the texts. Resumen RESUMEN- El corrido es la manifestación mexicana de la balada y el mayor o menor grado de aceptación de un texto por la comunidad está en relación con el apego de éste a un estilo que podemos identificar como tradicional, en el que la descripción es minoritaria en relación con la narratividad que es dominante ; sin embargo, las descripciones sí tienen una función dentro de los textos. Résumé RÉSUMÉ- Le corrido est la plus importante manifestation mexicaine de la balade. Le degré plus ou moins fort d'acceptation d'un texte par la communauté est fonction de sa fidélité à un style que nous pouvons identifier comme traditionnel, dans lequel la description occupe moins de place que la narrativité, qui est dominante. Mais les descriptions remplissent une fonction au sein des textes. Citer ce document / Cite this document : González Aurelio. Descriptividad en el corrido tradicional. In: Caravelle, n°76-77, 2001. Hommage à Georges Baudot. pp. 495- 505. doi : 10.3406/carav.2001.1327 http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/carav_1147-6753_2001_num_76_1_1327

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Aurelio González

Descriptividad en el corrido tradicionalIn: Caravelle, n°76-77, 2001. Hommage à Georges Baudot. pp. 495-505.

AbstractABSTRACT- The corrido is Mexico's most important demonstration of the ballad. The more or less high degree of a community'sacceptance of a text is related to its faithfulness to a style which we can identify as traditional, in which description occupies lessspace than narrativity, which dominates. But descriptions fulfill a particular function within the texts.

ResumenRESUMEN- El corrido es la manifestación mexicana de la balada y el mayor o menor grado de aceptación de un texto por lacomunidad está en relación con el apego de éste a un estilo que podemos identificar como tradicional, en el que la descripciónes minoritaria en relación con la narratividad que es dominante ; sin embargo, las descripciones sí tienen una función dentro delos textos.

RésuméRÉSUMÉ- Le corrido est la plus importante manifestation mexicaine de la balade. Le degré plus ou moins fort d'acceptation d'untexte par la communauté est fonction de sa fidélité à un style que nous pouvons identifier comme traditionnel, dans lequel ladescription occupe moins de place que la narrativité, qui est dominante. Mais les descriptions remplissent une fonction au seindes textes.

Citer ce document / Cite this document :

González Aurelio. Descriptividad en el corrido tradicional. In: Caravelle, n°76-77, 2001. Hommage à Georges Baudot. pp. 495-505.

doi : 10.3406/carav.2001.1327

http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/carav_1147-6753_2001_num_76_1_1327

C.M.H.LB. Caravelle n° 76-77, p. 495-505, Toulouse, 2001

Descriptividad en el corrido tradicional

PAR

Aurelio GONZÁLEZ

El Colegio de México

El corrido es probablemente el género literario-musical más importante de la tradición popular y folclórica mexicana. Su indudable arraigo y popularidad en distintas zonas del país muy distantes entre sí como la frontera Norte y el Bajío o la Costa Chica guerrerense y la Huasteca potosina, su valor emblemático como receptáculo de valores y costumbres, su significación como la expresión de la Revolución de 1910 y de otros movimientos contestatarios, su sentido noticiero y el aprecio popular, desarrollado especialmente en los años recientes por los temas novelescos, hacen que el género se configure como una manifestación multiforme de gran vitalidad y que el término corrido se use injustificadamente para designar otras manifestaciones populares como canciones líricas o de elogio de pueblos y ciudades aprovechando el prestigio del término corrido. Su amplia difusión por medio de la transmisión oral, de los pliegos sueltos y hojas volantes de la imprenta popular y posteriormente de las grabaciones comerciales, ha hecho que desde su primer momento de auge a principios del siglo XX se compongan corridos que se alejan de los cánones generados por la estética colectiva, lo que hace que los textos presenten una variabilidad muy grande en el grado de arraigo y permanencia en la memoria de la comunidad.

Es en este marco que también tenemos que situar la reflexión sobre el origen del corrido mexicano, pues en muchísimas ocasiones, y tal vez obedeciendo a posiciones ideológicas o nacionalismos mal entendidos, o peor, a desconocimiento del corpus de textos baladísticos internacionales con los que se relaciona el corrido, y a la falta de principios metodológicos sólidos, se ha ignorado la continuidad que implica una tradición, tanto en los aspectos lingüísticos como culturales. En este sentido, presuponer que el corrido mexicano surge como un hecho único

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al margen de tradiciones folclóricas generales que rebasan fronteras nacionales es cuando menos ingenuo y provinciano. También es importante tomar en cuenta la presencia de medios masivos de difusión, que han podido influir en la conformación de expresiones de este género en momentos históricos y espacios concretos. Por lo tanto, no se puede pretender ubicar el origen del corrido al margen de tradiciones genéricas dominantes, ni ignorar la continuidad y universalidad genérica, esto es baladística, que presenta el corrido. Así, su condición de texto de transmisión oral con expresiones tradicionales explica su multimorfismo formal, su apertura y tipologías regionales, y su condición de literatura popular implica un apego a temas tremendistas y estructuras formularias y fijeza en su transmisión.

De acuerdo con lo anterior podemos distinguir cuando menos dos tipos de corridos: aquellos que definimos tradicionales! que son textos abiertos, esto es, con variantes en el proceso de transmisión, lo que genera distintas versiones; y aquellos otros, que definimos como populares, que se componen con alguna temática o recurso formal de aceptación general, pero cuya identificación y permanencia en el gusto de la comunidad dependerá de su apego a una estética colectiva. Esta diferenciación es independiente de que el nombre de un autor nos sea conocido o no, pues como ya señaló en su momento Menéndez Pidal: los textos tradicionales en su momento fueron populares y fue la apropiación por la comunidad la que generó el proceso creativo que implica la variante.

Los textos más profundos, por el arraigo y apropiación que hace de ellos la comunidad, son los «tradicionales» en los cuales no hay simple memorización sino creación poética por parte de los transmisores, la que pone de manifiesto «las virtualidades creadoras que encierra, en cada momento, la transmisión oral en su incesante movimiento hacia lo futuro. Tradición, en ese sentido, es creación».2

En la difusión de textos de tipo popular tiene parte muy importante la transmisión impresa, que hasta hace unas décadas se hacía por medio de pliegos y hojas volantes vendidos por sus transmisores habituales (intérpretes ambulantes, en ocasiones ciegos, más o menos profesionalizados); hoy en día son más comunes los cancioneros callejeros

1 Siguiendo a Menéndez Pidal, entendemos como poesía tradicional aquella «[...] que se rehace en cada repetición, que se refunde en cada una de sus variantes, las cuales viven y se propagan en ondas de carácter colectivo, a través de un grupo humano. [...] bien distinta de la otra meramente popular. La esencia de lo tradicional está, pues, más allá de la mera recepción o aceptación de una poesía por el pueblo [...]; está en la reelaboración de la poesía por medio de las variantes». Ramón Menéndez Pidal «Poesía popular y poesía tradicional en la literatura española» en Los romances de América, Espasa-Calpe, Madrid, 1932, p. 74; véase también su Romancero hispánico, t. I, Espasa-Calpe, Madrid, 1953, p. 40 y ss. 2 Paul Bénichou, Creación poética en el Romancero tradicional, Gredos, Madrid, 1968, p.7.

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y otros medios de reproducción masivos como las grabaciones de intérpretes profesionales. Esto explica en muchos casos que su variación sea casi nula, pues el lenguaje no se ajusta exactamente al que es natural de la oralidad y, por tanto, sólo se pueden memorizar. En algunos casos, por su apego a esa estética y lenguaje colectivos, los textos son factibles de ser modificados, se descartan elementos y adoptan otras formas integrándose verdaderamente en la cadena de trasmisión oral, con juegos de variantes, y pasan a formar parte del saber permanente de una comunidad; esto es, se tradicionalizan.

A todos estos textos muchas veces se les engloba bajo el término de «folclor» especialmente cuando se considera que éste «englobaría cada una de las producciones culturales de un pueblo que quedaran al margen de su cultura oficial». 3 Sin embargo, el término diluye los textos, con toda su especificidad literaria, en el conjunto antropológico del saber de la colectividad.

El estudio textual de las producciones literarias que conforman el acervo cultural de una colectividad es de primordial importancia para la adecuada comprensión de los fenómenos creativos populares así como de la aceptación de un texto por una comunidad, pues ésta dependerá de si el texto se ajusta a un lenguaje determinado, estructuras específicas, temas propios, etc.; en otras palabras, de si se ajusta a los códigos del lenguaje de la tradición oral, que es el parámetro de referencia con el cual la comunidad acepta o no un texto como propio.

El «texto» de tradición oral, concebido como obra folclórica por Jakobson y Bogatyrev, es «extrapersonal y tiene sólo existencia potencial. No es sino un complejo de normas e impulsos determinados, un cañamazo de tradición actual que los intérpretes animan con los adornos de su creación individual, como lo hacen los generadores del habla con respecto a la lengua» A

Si partimos de la consideración que el corrido es un texto esencialmente narrativo y que esta característica es definitoria del género, la descripción será entonces un recurso secundario. En este uso minoritario también hay que tomar en cuenta que el estilo tradicional en textos narrativos se caracteriza por el uso de un lenguaje condensado que no se diluye en descripciones, esto es: privilegia la sucesión de las acciones y las expresa con una economía discursiva acorde con las condiciones de la tradición oral que implica la conservación en la memoria del transmisor, con independencia que el texto haya sido creado tomando en cuenta también otros medios de difusión como pueden ser las hojas volantes impresas.

3 Luis Díaz G. Viana, Una voz continuada. Estudios históricos y antropológicos sobre la literatura oral, Sendoa, Oyarzun, 1998, p. 19. 4 R. Jakobson y P. Bogatyrev, «El folklore como forma específica de creación» en Ensayos de poética, FCE, México, 1977, p. 12-13.

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Por el contrario, la descripción es elemento fundamental en buen número de canciones líricas que se incluyen muchas veces en las antologías de corridos o que diversos transmisores definen como corridos, pero que desde luego no pueden considerarse como corridos desde una perspectiva genérica o en un trabajo de clasificación serio. Ejemplo de estos falsos corridos son aquellas canciones dedicadas a ciudades o a personajes y en ellos la descripción es dominante, por ejemplo:

Traigo en mi cuaco una silla que es de cuero, plata y marfil, y dos pistolas al cinto para aquel que no entre al redil.

(Juan Colorado)1)

Casi todo el texto sigue en este tenor descriptivo con ausencia de una verdadera acción que se narre. Otro ejemplo lo tenemos en el llamado Corrido de Chihuahua:

Eres mi tierra norteña india vestida de sol, brava como un león herido, dulce como una canción. ¡Qué bonito es Chihuahua!^

En esta canción no hay acción, solamente la alabanza de Chihuahua por medio de comparaciones y expresiones admirativas, todo lo cual la aleja de las características del corrido.

Aceptando que la descripción es un recurso minoritario, cuando se emplea puede llenar diversas funciones. Así, lo primero que encontramos al revisar textos de corridos es que la descripción es un recurso empleado como una síntesis, útil para subrayar el sentido global o los valores de un personaje determinado. Desde luego se trata de valores que reconoce fácilmente la comunidad. Por ejemplo la siguiente versión del corrido de Macario Romero que destaca por la acumulación de elementos descriptivos que corresponden al estereotipo del héroe popular:

Hay hombres que son valientes, pero ninguno fue igual a don Macario Romero que tuvo triste final. Era de buen corazón y de buenos procederes, siempre amigo de los hombres, servidor de las mujeres. Toda la gente admiraba

5 Gilberto Vélez, Corridos mexicanos, Editores Mexicanos Unidos, México, 1982, p. 145. 6 Ibid., p. 146.

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su nobleza y gallardía, y en su caballo melado dondequiera se lucía. Era Macario Romero un valiente guerrillero que a las tropas federales les hacía temblar el cuero.

{Macario Romero, Huejotzingo, Puebla) 7

El remanso que implica la descripción dentro del fluir de la narración sirve para comunicar enfáticamente al receptor del texto no sólo las virtudes morales, la valentía, lealtad, generosidad y galantería de este «guerrillero» (término que aplica el corrido a este personaje que más bien podríamos calificar como bandolero social decimonónico), sino también la impresión que causaba al montar a caballo (aclarando el detalle que se trataba de un caballo color miel, «melado»), así como -reiterando su condición de valiente- el efecto que provocaba entre las tropas federales. Estos elementos son en realidad complementarios de lo que es objeto del corrido, que es narrar la muerte de Macario Romero a manos de la gente del gobernador Lamas. En este caso, la descripción llena la función de proporcionar indirectamente, a través de la caracterización del personaje, los antecedentes de la historia y por lo tanto su función es directamente complementaria de la narración.

Pero la descripción puede limitarse a un ámbito mucho más reducido y concretarse al aspecto físico o externo, con una función, a diferencia del ejemplo anterior, mucho más de ornato del texto y hasta cierto punto independiente de la propia narración:

Este Valentín Mancera era un hombre chaparrito, no era alto, no era grueso, era un poco delgadito. De México lo despedía todo el Ayuntamiento, y el Presidente decía: —A Valentín yo lo siento—.

( Valentín Mancera, Guanajuato)8

i En los ejemplos de corridos indicaré entre paréntesis el título más conocido y el lugar de proveniencia de la versión y a pie de página el informante, en caso de ser conocido, y las fuentes bibliográficas más comunes. José Montes de Oca, Quetzalcoatl, [191?]; Corrido de Macario Romero, Hoja suelta, Imp. Guerrero, México, s.f. (autor Eduardo Guerrero); Vicente T. Mendoza, El romance español y el corrido mexicano, UNAM, México, 1939, p. 436-437; Miguel N. Lira, Héroes de corridos, Fábula, México, 1946, p. 25-29. 8 Versos de Valentín Mancera traídos del estado de Guanajuato, Hoja suelta, Imprenta Vanegas Arroyo, México, abril de 1914; Higinio Vázquez Santana, Canciones, cantares y corridos mexicanos, t. I, León Sánchez, México, 1924, p. 206-210; Julián Calleja, Los

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En este ámbito limitado, la descripción también se puede emplear para subrayar una virtud específica o una característica particular, por ejemplo la gallardía, el valor o la osadía, las cuales —en el caso de los corridos de valientes— es muy frecuente que estén íntimamente relacionadas con el tipo del «charro». Buen ejemplo de este uso de la descripción lo tenemos en la siguiente versión de Heraclio Bernai, conocido como «El Rayo de Sinaloa»:

¡Qué valiente era Bernai, con su caballo retinto, con su pistola en la mano, peleando con treinta y cinco! ¡Qué buen charro era Bernai, en su caballito oscuro, en medio de la Acordada, se ponía a fumar un puro! A ninguno le temía, ni en la tierra ni en el mar, era un hombre a toda prueba, sin ponerle ni quitar. Siempre con calma y sereno, los peligros afrontaba sin espantarle pistolas ni puñales ¡qué caramba!

{Heraclio Bernai, s/l)9

Bernai, uno de los héroes decimonónicos de más vitalidad en la literatura popular posterior, está caracterizado en este corrido por medio de una sucesión de imágenes: en la primera aparece montado en su caballo retinto, pistola en mano e hiperbólicamente peleando con un número exagerado de enemigos; después, en contraste, aparece montado en su caballo «obscuro», pero ahora pasea fumando ostentosamente ante sus perseguidores: las tropas federales de la Acordada. Después de las dos estrofas iniciales exclamativas siguen dos estrofas que reiteran la constancia de la actitud serena y sin miedo del personaje en cualquier circunstancia y ante cualquier enemigo. El personaje ha sido definido como valiente y como «charro», término que implica para el oyente habitual del corrido una serie de valores aceptados, paradigma del hombre rural.

mejores corridos mexicanos con acompañamiento para guitarra, El Libro Español, México, 1972, p. 82-84. 9 Higinio Vázquez Santana, Canciones, cantares y corridos mexicanos, t. I, León Sánchez, México [1924], p. 183-187; Jesús Romero Flores, Anales históricos de la Revolución mexicana. Sus corridos, El Nacional, México, 1941, p. 19-21; Armando de Maria y Campos, La Revolución mexicana a través de los corridos populares, t. I, Instituto Nacional de Estudios sobre la Revolución Mexicana, México, 1962, p. 94-95. Alvaro Custodio, El corrido popular mexicano, Júcar, Madrid-Gijón, 1975, p. 136-139.

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A pesar de la narratividad característica del género, también hay casos en que la descripción puede ser parte esencial de la narración y por lo tanto llegar a ser nuclear en la estructuración del corrido; tal caso lo encontramos en textos que podemos definir como «noticieros» o de circunstancia. Por ejemplo, el corrido que cuenta la llegada del primer tren a Zacatecas el 19 de marzo de 1884 procedente de la Ciudad de México, está construido a partir de una amplia descripción de lo sucedido ese día:

El año de ochenta y cuatro, aunque acordarme no quiera, aquí llegó el primer tren aventando jumadera. Muy cuatioso y muy ligero se ve que viene corriendo, y por todo el mundo entero se ve que viene barriendo. Con una trompa lucida por mayor, la pasajera, de lejos se oye el zumbido de la máquina extranjera. Yo vide el ferro bramar, que es la máquina extranjera, que por todo el mundo entero se ve que anda a la carrera.

{El primer tren, Zacatecas, Zacatecas) 10

El mecanismo de la descripción es el mismo que se emplea cuando la noticia no es un acontecimiento sino una desgracia. En este tipo de corrido las opciones son o acudir a la actualización dramática o apelar a la minuciosidad; en este último caso la descripción se funde entonces con la narración, como en la siguiente historia de un descarrilamiento de trenes también en Zacatecas, en el cual cada acción se matiza y ornamenta con una breve descripción:

La locomotora y el ténder se volcaron con violencia, y corrieron por el suelo como espantosa culebra. Siguieron luego los carros de equipajes y de express, invertidos, desde luego, sin poderse contener. La tercera clase fue a caer por su costado,

10 Juan Elias, 90 años, marzo de 1957; Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México, 1976, p. 86-87.

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cayeron sobre segunda haciéndose mil pedazos.

{El descarrilamiento de «La Llorona», Zacatecas) U

Cuando la acción requiere de una visión panorámica también se acude a formas de descripción: por ejemplo así encontramos este recurso en el corrido que cuenta la historia de la toma de Zacatecas por las fuerzas revolucionarias de Villa:

Estaban todas las calles de muertos entapizadas, lo mismo que los cerros que parecían borregadas. Andaban los federales que ya no hallaban que hacer pidiendo enaguas prestadas para vestir de mujer. Lástima de generales de presillas y galones, pues para nada les sirven si son puros correlones.

{La toma de Zacatecas, Zacatecas, Zacatecas) 12

Otro uso que tiene la descripción es crear la tensión dramática necesaria prolongando la secuencia inicial o previa. Por ejemplo en los corridos de carreras «parejeras» de caballos, la descripción del momento previo y de los caballos contendientes ayuda a crear el momento de tensión necesario. Desde luego que el lenguaje y los tópicos que se emplean en estas descripciones están acordes con el estilo del corrido valorado y aceptado por la colectividad; así los recursos que se usan en la descripción corresponden a un estilo que identificamos como tradicional, que se establece desde una estética colectiva. Esto lo podemos constatar en dos versiones del famoso corrido sobre la carrera del caballo Mojino:

El treinta y uno de julio de mil novecientos dos corrió un caballo moino una carrera con dos. Del fierro de Pruaño era ese mentado moino; era de buen tamaño entreverado de fino. El contrario, colorado,

'1 Gilberto Vélez, Corridos mexicanos, Editores Mexicanos Unidos, México, 1982, p. 184. 12 Juan Ortega, hoja suelta; Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México, 1976, p. 131.

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de Cantuna Sain Alto. Chaparrito ni tan alto, pero bien amarradito. El primero era de Estrada y el colorado de Leal. Severo creía ganada la carrera por cabal.

(El caballo Mojino, Sombrerete, Cantuna, Zacatecas) 13

Una versión recogida a más de cincuenta años de distancia de la anterior nos dice así:

El treinta y uno de julio, señores, de mil novecientos dos corrió el caballo «Mojino», señores, una carrera veloz. Era del rancho de Proaño, señores, y su dueño don Severo de muy bonitos tamaños, señores, era el «Mojino» ligero. Su contrario es colorado, señores, de Cantuna, Sain del Alto, era de muy buen tamaño, señores, Chaparrito no muy alto. El «Mojino» era de Estrada, señores, y el colorado de Leal. Estrada creía ganada, señores, la carrera por formal.

(El caballo Mojino, Cantuna, Saín Alto, Zacatecas) 14

Como se puede observar en estas dos versiones las variantes funcionan dentro del esquema de recursos y lenguaje tradicional conocidos, incluso podemos ver que algunos de los elementos empleados son tan habituales que son formulísticos. Por ejemplo en la descripción de la apariencia del caballo colorado:

Chaparrito ni tan alto, pero bien amarradito

era de muy buen tamaño, señores, Chaparrito no muy alto

13 Recuerdo de una carrera jugada en el llano de La Palma, Sombrerete, Cantuna, texto compuesto por María Sanjosé Lazalde y Ladislao Flores el 31 de julio de 1902. Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México, 1976, p. 133. 14 José Rincón, 85 años, 22 de enero de 1958. Cuauhtemoc Esparza, El corrido zacatecano, INAH, México, 1976, p. 112-113-

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se emplean versos tópicos que corresponden también a la descripción que se hace de Valentín Mancera en el corrido antes citado:

era un hombre chaparrito, no era alto, no era grueso, era un poco delgadito.15

La descripción es entonces un recurso literario que en el corrido tiene un uso restringido, pero desde luego no está totalmente ausente y sus funciones son recalcar la expresividad de una circunstancia o un personaje determinado. Lo anterior nos muestra que aunque la descripción tiene un uso limitado, llena funciones específicas.

Pero esto no sólo es válido para los corridos de la primera época; en los corridos actuales de los últimos años y de temática absolutamente novelesca, también se limita el uso de la descriptividad. Por ejemplo en el siguiente corrido que tiene como personaje a Manuel Salcido, «el rey de todos los contrabandos», la descripción cierra el texto y caracteriza sucintamente a Salcido:

Por ahí cuentan los galleros que este gallo es muy jugado. Azote allá en Sinaloa, le pusieron por bragado amigo de los amigos y padre de los bragados.

{El gallo de San Juan, Culiacán, Sinaloa) 16

Lo mismo sucede con la figura del valentón Reynaldo Aguirre:

Cargaba buena pistola con sus buenos cargadores, de ese rancho a La Cotorra vecino de esas regiones. Reynaldo era valiente, su destino era pelear, amagaba a mucha gente, traicionaba al bien y al mal.

(Reynaldo Aguirre, Nuevo León)1?

15 Aurelio Bailados; Rubén M. Campos, El folklore literario de México, Secretaría de Educación, México, 1929, p. 244-245; Vicente T. Mendoza, El romance español y el corrido mexicano, UNAM, México, 1939, p. 502-503. 1" Interpretado por Indalecio Ayala el 18 de agosto de 1981. Luis A. Astorga, Mitología del «narcotraficante» en México, UNAM-Plaza y Valdés, México, 1995, p. 1 14. 17 Grupo «Los labriegos de Allende». Armando Hugo Ortiz Guerrero, Vida y muerte en la frontera. Cancionero del corrido norestense, Hensa, Monterrey, 1992, p. 53.

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El éxito de un corrido tiene que ver con el tema que trata, pero indudablemente la permanencia del texto en la memoria colectiva depende mucho del estilo empleado y en ese sentido domina la narración sobre la descripción.

RESUMEN- El corrido es la manifestación mexicana de la balada y el mayor o menor grado de aceptación de un texto por la comunidad está en relación con el apego de éste a un estilo que podemos identificar como tradicional, en el que la descripción es minoritaria en relación con la narratividad que es dominante; sin embargo, las descripciones sí tienen una función dentro de los textos.

RÉSUMÉ- Le corrido est la plus importante manifestation mexicaine de la balade. Le degré plus ou moins fort d'acceptation d'un texte par la communauté est fonction de sa fidélité à un style que nous pouvons identifier comme traditionnel, dans lequel la description occupe moins de place que la narrativité, qui est dominante. Mais les descriptions remplissent une fonction au sein des textes.

ABSTRACT- The corrido is Mexico's most important demonstration of the ballad. The more or less high degree of a community's acceptance of a text is related to its faithfulness to a style which we can identify as traditional, in which description occupies less space than narrativity, which dominates. But descriptions fulfill a particular function within the texts.

PALABRAS CLAVE: Corrido, Literatura popular, Oralidad, Estilo, México.