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CON MIRADA DE NIÑO

COLUMNA INFANTIL

Creo que en vez de sofocar sin descanso, en nombre de su edad, de la razón, de las exigencias de la escolaridad,la función imaginaria,espontánea del niño, sus dotes expresivas, su fantasía, su espontaneidad -el niño lanza hacia losdemás relámpagos, destellos, fulgurancias sin cálculo, sin razón interesada, impulsos que se manifiestan fuera de lasreglas del comercio-, la sociedad de los adultos debería dejar a los niños la libertad de su lenguaje propio, para laexpansión, no sólo de la primera infancia sino también de la gran infancia. Cuántos bloqueos se evitarían o al menosse reducirían. Pero para eso habría que dar vuelta el barco. Respetar las características expresivas de cada cual.

Descubrí hasta qué punto los niños se encuentran en las fuentes del saber. Son seres que hacen las ver-daderas preguntas. Buscan respuestas que los adultos no poseen. Cuando los adultos quieren comprender a losniños es, casi siempre, para dominarlos. Deberían escucharlos y, más a menudo de lo que se cree, descubriríanque los niños poseen las claves del amor, de la esperanza y de la fe en la vida más allá de los sufrimientos y de losdramas familiares o sociales cuyas amarguras comparten, cada uno según su edad y sus dotes naturales.

Franfoise Dolto, La causa de los niños

Dos dibujos de MatíasMatías (9 años). Derivado de Formosa. Tumor cerebral opera-do y en tratamiento de quimioterapia

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Dibujo 1 (realizado en el momento de su internación); verba-liza espontáneamente: "Es un nene que se llama Rubén. Tieneocho años, Vive en Formosa y está engripado".

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Dibujo 2 (posterior a la cirugía y con alopecía): "A este árbol(A) le cortaron las ramas; no se ven". [¿Por qué?]. "No sé...Pobre, a la flor se le cayeron las hojas por el viento. Se sienterara"

Equipo "Sala de Juegos Terapéutica".

46 MedicinaInfantil Vol.I N°1 Julio 1993

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Un dibujo de AnaAna (8 años). Tumor cerebral extirpado parcialmente, con impor-tante deterioro motriz, y en tratamiento de quimioterapia.

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Qr;0Dibujo 3. "Es una tormenta de viento. Se caen los árboles. Hayque atajarlos", [¿Cómo?]. "Cuidándolos".

Dejar que el niño se exprese libremente significaestar preparado para escuchar no sólo aquello que aladulto gratifica sino también para aceptar y aceptarseuna gama de emociones que nos enfrentan muchasveces al interrogante: ¿por qué el sufrimiento en laniñez?

El niño enfermo no busca necesariamente un obser-vador que consuele ante lo que comunica, sino aalguien que con su presencia lo acompañe, compartacon él las vivencias y lo sostenga en su hacer y pade-cer. El simple hecho de poner creativamente fuera de símismos sus fantasías, defensas, temores, deseos ynecesidades, genera un alivio de la tensión interna y laposibilidad de su elaboración.

El desafío es abrir esta puerta de la expresión librede nuestros pacientes y acercamos a un mundodesconocido y a veces desgarrador, pero siempre pre-sente aun cuando lo ingnoremos, a sabiendas de quecon ello lo ayudamos a sobrellevar las circunstanciasvitales que enfrenta y a encontrar respuestas para suspropios interrogantes.

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