defensa caro kann variante clasica

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LA DEFENSA CARO- KANN Variante Clásica Kasparov Shakarov colección ricardo aguilera

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Page 1: Defensa caro kann variante clasica

LA DEFENSA CARO- KANN Variante Clásica

Kasparov

Shakarov

colección ricardo aguilera

Page 2: Defensa caro kann variante clasica

colección RICARDO AGUILERA

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GARI KASPAROV ALEXANDER SHAKAROV

LA DEFENSA CARO-KANN Variante Clásica

/

colección RICARDO AGUILERA

Page 4: Defensa caro kann variante clasica

Primera edición, junio 1987 Traducción y revisión técnica: Fernando S. Amillategui

© VAAP, 1985. Moscú © AGUILERA

Centro de Ajedrez Internacional, S. A. Madrid, 1987 Reina, 39- Tfl. 521 20 08

ISBN: 84-7005-215-2 Depósito Legal: M-20686-1987 Composición: Francisco Arellano Impreso en España. Printed in Spain Impreso por NOTIGRAF, S. A. San Dalmacio, 8. 28021 Madrid

Diseño: Esther Berdión

Page 5: Defensa caro kann variante clasica

INTRODUCCióN

El Sistema Clásico es una antigua variante de la Defensa Caro-Kann, a pesar de lo cual se juega todavía con frecuencia.

En una época estuvo considerada como una apertura "igualadora" (según frase de Botvinnik), de tendencias decididamente tablíferas. Debía esta repu­tación "especialmente a Capablanca, quien alcanzó la suprema maestría en el arte de entablar con Negras" (Botvinnik).

Los intentos blancos de asegurar una iniciativa duradera simplemente con­fiando en "la ventaja de la primera jugada" (5. Ad3; 5. Df3; 5. Cg3 Ag6 6. Ac4, etc.) o en la pareja de alfiles (5. Cg3 Ag6 6. Cle2 continuando con Cf4xg6) nunca han producido resultados convincentes. Lo mismo se puede de­cir del juego más libre y de la ventaja de espacio que las blancas obtienen en las variantes 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. Ad3, y 7. h4 h6 8. Ad3.

Una idea de Spasski -8. h5, seguido por De2 y Ce5, ,como ocurrió en la decimotercera partida de su match de 1966 con Petrosian por el Campeonato Mundial -enriqueció el juego de las blancas, dár¡dole nuevas perspectivas en el final gracias al peón h avanzado. Durante un tiempo, los términos "Caro­Kann clásica" y "peor final" se hicieron sinónimos ...

Gradualmente, fue tomando forma una estrategia de defensa para el bando negro. Al principio, el interés se concentró en la posición que surge tras 13. De2 0-0-0 14. Ce5 Cb6!. Más tarde, las negras se volvieron más atrevidas aún, adoptando la jugada 13 .... c5!, que retomaba la idea del enroque corto. Se idearon otras variantes, básicamente similares, para contestar a otras posibles variaciones del plan blanco -13. c4, 13. Rbl y 13. Ce4.

Pero en la práctica de torneos de la actualidad, siguiendo el ejemplo de Larsen, nuestra vieja amiga Caro-Kann es tratada de una forma que hemos de reconocer revolucionaria: 10 .... e6, 11. ... Cgf6 y 12 .... Ae7. ¡En la actualidad, se da por supuesto que habrá enroques de signo contrario!

De esta forma, la Variante Clásica de la Caro-Kann se ha vuelto mucho más interesante ...

Para trabajar en este libro, hemos recurrido a las fuentes más diversas: el Tomo B de la Enciclopedia de Aperturas (a la cual nos referiremos a partir de ahora como EdA), el libro de Boleslavski Caro-Kann bis Sizilianisch; el ma­nual de Konstantinopolski y Veits, La Defensa Caro-Kann , recientemente apa­recido; un viejo folleto del mismo título (en alemán) obra de B. Ulrich (1952);

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los volúmenes del Informator ; los tomos de The New Chess Player ; antologías de partidas de Lasker, Chigorin, Botvinnik, Fischer, Karpov, Geller , Simagin y otros; los tomos de Tournament Chess; diversos libros de torneos y recopila­ciones de miniaturas ; las revistas Shakhmatni Bulletin , Shakhmati v SSSR , Shakhmati de Riga, y otras .

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B

N

8

SÍMBOLOS

Jaque

Ventaja ligera

Ventaja clara

Ventaja ganadora

Posición poco clara

Jugada fuerte

Jugada muy fuerte

Jugada interesante

Jugada dudosa

Jugada débil

Error grueso

Juegan Blancas (Diagramas)

Juegan Negras (Diagramas)

G.KASPAROV

A . SAKHAROV

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CAPíTULO 1

5. Ad3 , 5. Df3 y 5. CeS

l. e4 c6 2. d4 dS 3. Cc3 de 4. Cxe4 AfS (1)

1 B

En este capítulo examinaremos las variantes siguientes:

A 5. Ad3 B 5. Df3 C 5. Cc5

En la parte final de este libro nos dedicaremos a estudiar con deta­lle variantes que llegan hasta el me­dio juego (algunas veces incluso has­ta el final), y nuestros análisis cubri­rán treinta o cuarenta jugadas. En este momento la situacjón es dife­rente; no podemos extender seria­mente nuestros análisis hasta tal lon­gitud cuando nuestro punto de parti­da es la quinta jugada.

¿Querrá decir esto que si el blanco no desea estudiar largas va­riantes de apertura, bastará con que evite jugar 5. Cg3, abriéndosele así terreno para desarrollar su creativi-

dad (si se nos permite acuñar una frase)? Quizás.

Sin embargo, la Variante A deja también al negro terreno libre para su creatividad -para no mencionar su peón extra-. Y bajo su atractiva superficie , la Variante A es ... una variante vacía. El negro resuelve fá­cilmente sus problemas haciendo las jugadas prácticamente más obvias.

Fischer y Bronstein están entre aquéllos que han recomendado 5. Cc5 (Variante C). Quizás por esta razón disponemos aquí de mayor cantidad .de material práctico. Aun así, las negras disponen de diversas posibilidades en su quinta jugada -5 .... e5, 5 . . :. b6, 5 .... De?, 5 .... Db6- y las blancas no han logrado hasta la fecha poner fuera de com­bate ninguna de estas continuaciones.

Vemos así que las blancas obtie­nen "terreno virgen para su creativi­dad" a costa de renunciar deliberada­mente a las mejores continuaciones, favoreciendo las variantes de segun­da fila.

A

2 N

S. Ad3 ( 2)

El sacrificio de un peón por un par de tiempos es un motivo perenne en la lucha por la iniciativa en la apertura.

9

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No todos los ajedrecistas difru­tan defendiéndose contra las incur­siones de un oponente quien, a pesar de tener un peón menos, tiene ven­taja de desarrollo. De esta forma, a las negras les gustaría tener contra cualquier gambito no sólo la "refuta­ción" (en este caso 5 .... Dxd4) sino también algún método alternativo de juego, el cual evite hacer concesio­nes posicionales, a cambio de renun­ciar a ganancias materiales.

En la variante 5 .... e6 6. Cf3 Cd7 7. O-O Axe4 8. Axe4 Cgf6 9 Ad3 Ad6 las negras tienen un buen desarrollo, pero han pagado por él, con el cambio de un alfil por un ca­ballo (lo cual es una concesión). Por lo tanto, no pueden estar satisfechas. Por otra parte, tras 7 .... Cgf6 8. Cxf6+ (8. Ag5?! Axe4 9.Axe4 h6) 8. ... Dxf6 9. Ag5 Dg6 10. Axf5 Dxf5 11. c4, el retraso en el desarrollo de las piezas negras es incómodo.

Una versión favorable de la misma idea es 5 .... Cd7! 6. Cf3 Cgf6, dando lugar a la siguiente po­sición ( 3 ):

3 B

Las negras hacen uso de un te­ma típico de la Caro-Kann: 7. Cxf6+ Cxf6 8. Axf5 Da5+, y las blancas no tienen posibilidad alguna de alcanzar ventaja.

En lugar de jugar 6. Cf3, las

10

blancas pueden elegir 6. Df3, lo cual resulta en una transposición a la Va­riante B tras 6 . ... e6 ó 6 .... Ag6.

Aunque quizás sea "antitemáti­ca", la jugada 5 . ... Cd7 parece des­activar el gambito 5. Ad3 de manera suficientemente sencilla.

5. 6. Cf3

Dxd4 Dd8

En esta casilla, la dama no vol­verá a ser atacada inmediatamente. Sin embargo, 6 .... Dd5 no merece su mala reputación. Después de 7. De2 Cf6 (7 .... e6 8. Ch4!? Ag6 9. Cxg6 hg 10. Af4) 8. c4 Dd8 (evitando el conocido motivo: 9. Cxf6+ gf 10. Axf5 Da5+) 9. 0-0, llegamos a la misma posición que se alcanza tras 6. ... Dd8, salvo por la diferente posi­ción del peón e blanco -que carece de importancia.

7. De2

En una partida Badalov-Shaka­rov, 1982, las blancas golpearon de inmediato con 7. Cfg5, amenazando 8. Cxf7!.

Siguió entonces: 7 .... Cf6 (tam­bién son j ugables 7. . .. Axe4, 7. ... e6 y 7 .... Ag6) 8. Cxf6+ ef (8.gf? 9.Cxf7! Rxf7 10. Dh5+ favorece a las blancas; una continuación más débil es 10. Ac4+ e6! 11. Dxd8 Axb4+) 9. De2+ Ae7 10. Axf5 Da5+ 11. Ad2 Dxf5 12. 0-0-0! (las negras no ha­bían previsto que el sacrificio de pieza sería tan fuerte. Dos líneas de­sagradables -aunque en grado dife­rente- son 12 .... fg 13. The1 De6 14. Dd3 Dxa2 15. Txe7+, y 13 .... 0-0 14. Dxe7) 12 .... Cd7! 13. The1 Ce5 14. f4! (si 14. Cf3 0-0-0, las blancas recuperan su peón, pero eso es todo) 14 . ... 0-0?! (tras 14 .... 0-0-0 15. Cxf7, las blancas manten-

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drían su iniciativa, pero existía una mejora: 14 .... fg 15. Dxe5 Dxe5 16. Txe5 f6 17. Te4 Rf7 18. Ab4 Axb4 19. Td7+ Rg6 20. Txb4 b6 21. fg Thd8, con tablas) 15. g4! Cxg4? (co­mo ocurrió en las jugadas 7 y 14, a las negras las pierde su optimismo. Después de 15 .... Dxg4 16. Dxg4 Cxg4 17. Txe7, todavía tendrían po­sibilidades de tablas . Sin embargo, para ser más exactos, a esto no lo de heríamos llamar optimismo sino subestimación de las posibilidades ofensivas que el blanco obtiene en esta variante de gambito, considerada en su conjunto) 16. Dxe7 fg 17. fg Tad8? (la posición ya era difícil, pe­ro ahora las negras pierden necesa­riamente) 18. Ab4 De& 19. Txd8 Txd8 20. h3!, y dado que tras 20 .... Cf2 las blancas deciden la partida con 21. Ac3 seguido por 22. De5, las negras pueden abandonar.

7. Cf6

No recomendaríamos 7 .... Cd7. Pero 7 .... Axe4 8. Axe4 Cf6 9. 0-0 lleva a la misma posición que 7. . .. Cf6.

Para aquéllos que jueguen esta variante con piezas negras, que la si­guiente línea les sirva de aviso: 7 .... e6?! 8. Af4 Cd7 9. 0-0-0 Cgf6? 10. Cxf6+ Dxf6 11. Ag5 Dg6 12. Axf5 Dxf5 13. Dd2 Dd5 14. Df4 ganando.

8. 0-0

8. Cxf6+ gf 9. Axf5 Da5+ 1 O. Ad2 Dxf5 11. 0-0-0 resulta intere­sante sólo por la celada 11. . .. De6 12. Dd3 Dxa2? 13. Dd8+!, como ocurrió en una partida de Kolta­nowski, en el año 1931. Tras jugar 11 .... Cd7 en vez de ello, las negran completan su desarrollo y conservan su peón extra.

Otra posibilidad más para las blancas -8. Ad2 seguida de O-O-O­no ha sido experimentada en partidas de torneo (ni tampoco lo ha sido 8. 0-0). Para ser más rigurosos, no co­nocemos tales partidas.

4 N

8. . .. Axe4 9. Axe4 ( 4 )

No se sabe mucho sobre esta posición. La EdA da la variante 9 . ... Cxe4 1 O. Dxe4 e6 11. Ag5 Ae7 12. Tadl Dc7 13. Tfe1 0-0 14. Af4 Da5 15. Ae5, y concluye opinando que las blancas tienen "compensación por el material". Probablemente está en lo cierto. La tarea de concluir el de­sarrollo negro está aún por terminar, y las amenazas blancas pueden vol­verse peligrosas rápidamente. Sirvan de prueba las ilustraciones siguientes: a) 15 .... Td8 16. Dg4 g6 17. Ac3 Dc7 (17 .... Df5? 18. Txd8+ Axd8 19. Dd4) 18. Txd8+ Dxd8 19. Ce5. Ahora no se puede jugar 19 .... Cd7, y las negras necesitan defenderse contra la amenaza Df4 seguida por Cg4. b) 15 .... Td8 16. Dg4 Af8 17. Af6 Txdl 18. Txd1 Df5 (si 18 .... Ca6, la respuesta 19. Ce5 es desagradable) 19. Dxf5 ef 20. Td8! gf 21. Cd4, y resulta ahora que tras 21. ... Rg7 22. Cxf5+ Rg6 23. g4! h 5 24. Txf8 hg

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25. Cd6 las negras pierden de inme­diato (la amenaza es 26. Tc8, seguida por Ce8 y Cc7; las negras no pueden poner a salvo a su rey-sin pérdidas, por ejemplo 25 .... f5 26. Cxb7 Rf6 27. Ca5 Re7 28. Txb8, ó 26 .... a5 27. Cc5 a4 28. Cd7); mientras que tras 2 1. ... h5 22. Cxf5, se quedan sin jugadas.

14 .... Dc8, para preparar ... Cd7, podría parecer más segura que 14 .... Da5. Pero la respuesta blanca es obvia: 15. Ce5 Af6 16. Te3 (ó 16. Td3), y tras 16 .... Axe5 17. Axe5 de nuevo las negras no podrán jugar 17 . ... Cd7 en vista de 18. Axg7.

Por supuesto, el mero análisis es inadecuado para agotar las posibili­dades mutuas existentes en la posi­ción tras la novena jugada (!). Si el lector nos preguntara acerca de nuestros "sentimientos", le responde­ríamos que a nuestro juicio la posi­ción que obtienen las blancas tras 10. Dxe4 vale el peón sacrificado.

No obstante, una jugada antes la situación era menos favorable para las blancas. En la posición del Dia­grama 4, las negras no deberían apresurarse a cambiar. Por supuesto, después de 9 .... Cxe4 hay menos piezas atacantes -sin embargo, las supervivientes pueden ser situadas para el asalto con mayor facilidad-. Además de ello, ¿no piensa usted que el caballo de f6 es más útil para el defensor que el alfil de e4 para el atacante? Aconsejamos a las negras elegir jugadas como 9 .... Dc7, 9 .... Cbd7 ó 9 .... g6.

B 5. Df3 (5) Las jugadas 5. Ad3 y 5. Df3

tienen una idea en común -el pro­pósito de apoderarse de la iniciativa con métodos bastante sencillos-. De la misma forma, como veremos, los

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métodos recuerdan unos a otros en ambos casos.

5 N

Estrictamente hablando, la salida de la dama blanca implica un retraso en el desarrollo de sus piezas meno­res. Las blancas, no obstante, debe­rían encontrarse muy a gusto con variantes como 5 .... Axe4?! 6. Dxe4 Cf6 7. Dd3 (tambi~n 7. Dh4); o bien 5 . ... Dd5?! 6. Ad3 Axe4 7. Dxe4 (también 7. Axe4!? Dxd4 8. Ce2) 7 . ... Dxe4 8. Axe4. ¡La pareja de alfi­les!

La respuesta más natural es:

5. e6

Esto asegura a las negras un có­modo desarrollo de sus piezas, por ejemplo: a) 6. c3 Cd7 (ó 6 .... Ae7 7. Ad3 Ag6 8. Ce2 Cf6 9. Cf4 Axe4, etc.) 7. Af4 Cdf6! 8. Cd2 Ce7 9. h3 Ced5. b) 6. Ae3 Da5+!? (a,quí también es buena 6 .... Cd7, así como la inme-diata 6 . ... Cf6 7. Cxf6+ Dxf6) y ahora:

bl) 7. Ad2 Dd5 8. Ad3 Dxd4 9. 0-0-0 Cd7, y las negras tienen un peón extra, con una sólida posición Velderhof -Euwe, La Haya 1931. b2) La EdA da 7. c3 Aa3 8. b4 Dd5 9. Ad3 Ab2 10. Tbl Axe4

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11. Axe4 Axc3+ 12. Rf1 Dxa2 13. Ce2, "con compensación ... ". No deberíamos aceptar este ve­redicto: 13 .... Ad2 14. Dg3 (ó 14. b5 Ce7) 14 .... Cf6! 15. Dxg7 Cxe4 16. Dxh8+ Re7 17. Td1 Db3, con una posición ganada por las negras. Por lo tanto, en lugar de 8. b4? recomendamos las jugadas más modestas 8. Tbl ó 8. Acl. Queda una idea de gambito:

6. Ad3!?

Puede que esto no dé malas oportunidades a las blancas, por ejemplo, con 6 .... Dxd4 7. Ce2 Dd8 8. Cg5 Cf6 9. Axf5 Da5+ 10. Ad2 Dxf5 11. Dxf5! ef 12. 0-0-0 ( 6).

6 N

A pesar de haberse cambiado las damas, las blancas pueden crear amenazas desagradables. Por ejemplo: 12 .... h6 13. The1 !? hg 14 . Cg3+ Rd7 15. Aa5+ Cd5 16. c4.

¿No es más sencillo entonces (igual que en la sección A) declinar el gambito? Una partida Tal-Bala­shov, Campeonato de la URSS, 1971, continuó:

6. 7. Ce2

Cd7 Ag6

Ni 7 . ... Axe4 8. Dxe4, ni tam-poco 7 .... Cgf6 8. Cxf6+ Cxf6 9. Axf5 Da5+ 10. Ad2 Dxf5 11. Dxf5 deberían satisfacer a las negras si buscan la continuación óptima, pues­to que en ambos casos las posibilida­des blancas son ligeramente mejores .

8. 9.

Af4 Cg5

Cdf6 Cd5

O bien 9 .... Dd5!?

10. Axg6 hg 11. Ad2 Ch6 12. 0-0-0 Ab4 13. c3 Ae7 14. h4

Y las blancas tienen mayor acti­vidad.

Aunque no todas las jugadas de Balashov están a salvo de cualquier crítica, una de ellas -7 .... Ag6-sugiere la idea de refinar el juego negro en un momento anterior, con 5 .... Ag6!? 6. Ad3 Cd7 7. Ce2 Cgf6, y aquí no parece que las blancas puedan evitar que su oponente ob­tenga una posición muy confortable.

No hay duda de que 5 .... e6 es (objetivamente) la mejor respuesta a 5. Cf3. Sin embargo, sí las negras se encuentran especialmente preocupa­das por su seguridad, 5 .... Ag6 les convendrá como alternativa.

e CeS ( 7) "Durante una gira (en 1964) pu­

se a prueba la excéntrica jugada 5. Cc5?!. La mayor parte de mis opo­nentes contestaron con 5 .... e5 6. Cxb7 Dxd4 (si 6 .... Db6 7. Cc5 Axc5 8. de Dxc5 9. c3, y las blancas están mejor, Fischer-Petrosian, par­tida a cinco minutos, Bled, 1961) 7. Dxd4 ed 8. Ad3 , con mejor final.

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Algunos replicaron .5 . ... b6 6. Ca6 Cxa6 7. Axa6 Dd5!. Incluso hubo quienes jugaron 5 .... Dc7 6. Ad3 Axd3 7. Cxd3 e6. Las blancas tienen más espacio, pero sólo la experiencia podrá decir si tienen ventaja; no obstante, el caballo de d3 resta áni­mos a las negras para llevar a cabo la maniobra liberadora normal... c5 y j o ... e5. ¡Por lo menos, se trata de algo que rompe la monotonía!". (Fischer).

7 N

El ex-campeón mundial escribió estas líneas hace casi quince años. En aquella época, 5. Cc5 apareció unas pocas veces en la práctica magistral, pero no llegó a ser realmente popu­lar. Vamos a examinar ahora mismo las razones de ello.

Las negras pueden elegir entre:

Cl 5 . ... e5 C2 5 .... b6 C3 5 .... Dc7 C4 5 .... Db6

Cl

5. eS 6. Cxb7 (8) 6. . .. De7

Esta idea fue pro bada en una partida Klovan-Machulski, Riga

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1978. El maestro búlgaro Kaikamd­zozov ha sugerido, en su lugar, 6 .... Db6 7. Cc5 e8 8. De2+ Ae7 9. Ce4 Db4+, o bien 8. Cb3 Ab4+ 9. Ad2 Cf6 10. Cf3 Ce4. Normalmente, esta manera de jugar tiene sus inconve­nientes. En la segunda variante, por ejemplo, después de 11 . Ad3 Cxd2 12. Cfxd2 Axd3 13. cd 0-0 14- 0-0, hay debilidades notorias en la posi­ción negra.

8 N

7. 8. 9.

Ca5 Ae2 Ad2

ed+ Db4+ Dxb2

Klovan obtuvo la victoria con la siguiente continuación: 1 O. Ad3 Axd3 11. cd Ab4 12. Cf3 Axd2+ 13. Cxd2 Ce7 14. Cac4 Db4 15. Tbl Dc5 16. Ce4 Dd5 17. Ced6+ Rf8 18. 0-0 c5 19. Cb5 Dd8 20. Df3 Cbc6 21. Cbd6 f6 22. De4, etc. Sin embargo, los comentaristas de esta partida han defendido que la idea de Machulski es básicamente correcta, y que ha­bría dado resultado si el negro hu­biera jugado, con mayor precisión, 13 .... Db4 ó 10 . .. . Ab4.

Permítasenos manifestar nuestro escepticismo. Después de 13 .... Db4 14. Cc4, las negras no pueden estar satisfechas ni con 14 ... . De7 + 15. Ce4!, ni tampoco con 14 . .. . Cf6 15.

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De2+ De7 16. Cd6+ Rf8 17. Dxe7+ Rxe7 18. Cf5+.

La clave de la ingeniosa jugada 10 .... Ab4 (en lugar de 10 .... Axd3) es que tras 11. Cf3 Axd2+ 12. Cxd2 Ce7 13. Cac4 Db4 14. Tbl Dc5, las bla ncas no pueden jugar 15. Ce4. Pero existe una línea suficientemente buena (por ejemplo): 15. Axf5 Cxf5 16. De2+ De7 17. Dxe7+ Rxe7 18 . Tb7+.

Combinando ambas recomenda­ciones, llegamos a la variante 10 .... Ab4 11. Cf3 Axd2+ 12. Cxd2 Db4. Como respuesta a esto, sugerimos experimentar 13. Axf5 Dxa5 14. Ac8, por ejemplo: 14 .... Dc7 (14 .... De5+ 15. De2 Dxe2+ 16. Rxe2 a5 no es tan arriesgada) 15. Cc4 (amena­zando 16. Ab7!) 15 . .. . Rf8 16. Dxd4! Dxc8 17. 0-0-0 Ca6 18. Dd6+ Ce7 19. The1 Dc7 20. Da3.

C2

9 N

5. 6. Cb3

b6

La alternativa es 6. Ca6 ( 9)

Y ahora: a) 6 .... Cxa6 7. Axa6 Dd5!, como indicaba Fischer. En vista de las amenazas 8 .... Dxg2 y 8 .... Da5+, el alfil blanco debe retirarse con 8.

Afl. La pérdida de tiempo es consi­derable, aún cuando tras 8 .... Cf6 9. Cf3 e6 10. Ae2 Ae7 11. 0-0 0-0 to­do lo que han hecho las negras es aproximarse mucho a la igualdad. b) En la partida Timman"-Pomar, Orense 1976, las negras jugaron 6 . .. . e6 (si 6 .... Cd7, entonces 7. d5! Ae4 8.d6!). Tomando el punto c6 co­mo objetivo de ataque, Timman se apoderó de la Iniciativa después de 7. Df3 Ce7 8. Cxb8 Dxb8 9. Af4 Db7 1 O. c3 Cd5 11. g4! (11. Ae5 f6 12. Ag3 Cb4!?) 11. ... Cxf4 12. Dxf4 Ag6 13. Ag2 Ae7 14. h4 h5 15. Cf3.

Parece ser que la mayor parte de los jugadores consideran tácitamente que la línea reseñada en la Nota (a) es buena para las negras, toda vez que 6. Cb3 suele ser la elección normal de las blancas.

JO N

6. 7.

e6 Cf3 (JO)

O bien 7. g3 Cd7 8. Ag2 Tc8 9. Ce2 Cgf6 10. 0-0 Ad6 11. c4 0-0 12. Ae3 De7 13. Te! c5 14. Cc3 Ag4 15. f3 Ah5 16. g4 Ag6 17. g5 Ce8 18. f4 cd 19. Cxd4 Cc5 20. f5 Axf5 21. Cd5 Dd7 22. Txf5 ef 23. Ah3 Ce6 24. Cxf5 Rh8 y el ataque de las blancas es poco convincente, Vito­lins-Kivlan, Copa de Riga, 1979.

Las partidas que citaremos ahora

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Page 14: Defensa caro kann variante clasica

(al igual que la última) sugieren que hasta el presente tanto las blancas como las negras se han limitado a tantear posibles caminos que conduz­can a los planes correctos para esta variante. a) 7 .... Cd7 8. g3 Cgf6 9. Ag2 Te& 10. 0-0 Ad6 11. De2 Dc7 12. Ch4! Ag4 13. f3 Ah5 14. Cf5 0-0 15. Cxd6 Dxd6 16. Af4 De7 17. c4, con mejores posibilidades para las blan­cas, Birbrager-Shmit, URSS 1967. b) 7 .... Ad6 8. g3 Ce7 9. Ag2 h6 (9 . ... 0-0 1 O. Ch4) 1 O. 0-0 0-0 11. De~ Cd7 12. c3 Te& 13. Cbd2 Ag4 14. h3 Ah5 15. Cc4 Ab& 16. b4 b5 17. Ca5 (17. g4!? Ag6 18. Cce5 Ah7 19 a4) 17 .... Cd5 18. Ad2 Te& 19. c4 be 20. Cxc4 e5 21. de Cxe5 22. Ccxe5 Axe5 23. Tae1 1/2-1 / 2, Bronstein-Petro­sian, Campeonato de la URSS, 1966. e) 7 .... Cf6 8. Ae2 h6 9. Ad3!? (evidentemente Larsen no quería ha­cer 8. Ad3 en la última jugada, a causa de 8 .... Ag4 9. h3 Ah5) 9 .... Axd3 1 O. Dxd3 Dc7 11. 0-0 Cbd7 12. Te! Ad6 13. Cbd2 0-0 14. Cc4 Ae7 15. b3 c5, y el negro no tiene preocupación alguna, Larsen-Hüb­ner, Tilburg 1979.

La jugada 5 .... b6 es una conti­nuación sólida, según impresión ge­neral. Lo mismo se puede decir de la siguiente variante.

C3

S. 6. Ad3

Dc7 Axd3

O bien, 6 .... Ag6!?

7. Cxd3 e6 (1 1) En la práctica, el mayor espacio

del que escribió Fischer no ha repor­tado ventajas tangibles a las blancas: a) 8. Af4 Da5+ 9. c3 Cd7 10. Cf3 Cgf6 11.0-0 Ae7 12. Te! 0-013.

16

AgS Dd& 14. Db3 Db6 lS. Tad1 Dxb3 16. abaS 17. Tal Tfd& 18. c4 Rf& 19. Ad2 1/ 2-1/2, Bronstein­Barcza, Tallinn 1971.

11 B

b) 8. Cf3 Cd7 9. 0-0 Cgf6 10. c4 (ó 10. Tel Ae7 11. c4 0-0 12. Af4 Ad6 13. CfeS Tfd& 14. Df3 Cf& 1S. Tad1 Cg6 16. Ag3 DaS 17. a3 AxeS 18. de ChS 19. DxhS Txd3 20. De2 Tad& 1/2-1/2, Sigur jonsson-Burger, Brighton 1981), y ahora:

C4

bl) 10 .... Tde8 11. Da4 a6 12. Tel Ae7 (12 .... bS!?) 13. Af4 Ad6 14. Ad2 Db& 1S. AaS Tc8 16. Cfe5 0-0 17. h3!? (17. Ac3) 17 .... bS 18. Dc2 eS 19. Cxd7 Cxd7 20. de Cxc5, y las negras tienen ya posición más activa, Jansson-Pomar, Géiteborg, 1971. b2) 10 .... b6 11. Te1 Ad6 12. b4 aS 13. eS Ae7 14. Af4 Db7 15. a3 0-0 16. Tcl CdS 17. Ag3 ab 18. ab Ta3, y de nuevo las negras han quedado bien, Paoli­Timmann, 1967.

S. Db6 (12) Creemos que esta jugada natural

debería haberse convertido en la res­puesta habitual a 5. CeS. (Las blan­cas se ven privadas de la posibilidad de jugar 6. Ad3 Axd3 7. Cxd3; tras

Page 15: Defensa caro kann variante clasica

6. Cf3 e6, el caballo de c5 se ha de retirar, y la entera operación resulta haber sido una pérdida de tiempo). Pero no ha ocurrido así. ¿Por qué?

12 B

La razón debe buscarse proba­blemente en una partida ganada por Bronstein a Beliavski en el Campeo­nato de la URSS, 197 5. La original idea de apertura de Bronstein fue muy valorada por los comentaristas. Con todo, esta originalidad es prácti­camente su única virtud. La partida fue así: 6. g4?! Ag6 7. f4 e6 8. De2 Ae7 9. h4 h5 1 O. f5 ef 11. g5 (a cos­ta de un peón, las blancas han blo­queado el alfil negro en g6; aun así, preferiríamos llevar las piezas negras en esta posición. La razón por la

cual Beliavski perdió es que, tras co­meter algunos errores, continuó ju­gando para ganar, cuando la posición requería adoptar ciertas precaucio­nes) 11. ... Cd7! 12. Cb3 (después de 12. Cxd7 Rxd7 13 Cf3 Ad6, la posi­ción blanca habría empeorado) 12 . ... Dc7 13. Ch3 0-0-0 14. Af4 Ad6 15. Dh2 Cf8 16 . 0-0-0 Ce6 17. Axd6 Txd6?! (la vigésima jugada de las negras está en contradicción con la decimoséptima) 18. Ac4 Ce7 19. Cf4 Cxf4 20. Dxf4 Tdd8 21. Dxc7+ Rxc7. Beliavski juzgaba correcta­mente este final cuando lo jugó para ganar.

En la partida Sigurjonnson-San­tos, Olimpíada de Lucerna, 1982, el juego de las blancas fue menos am­bicioso: 6. Cf3 e6 7. Cd3 Cd7 8. Ae2 Cgf6 9. 0-0 Ae7 10. c3 0-0 11. Ag5 c5 12. Db3 cd 13. Cxd4 Ae4 14 . Dxb6 Cxb6 15. Tad1 Tfd8 16. Tfe1 Ca4 17 .. Acl Ad5 18. Cb3 Tac8, y las negras gozan de actividad algo mayor.

Repetiremos el veredicto de Fis­cher sobre 5. Cc5 -"al menos es algo que rompe la monotonía"-. A pesar de ello, las oportunidades de las blancas en las posiciones que surgen a partir de esta jugada son suma­mente mezquinas.

17

Page 16: Defensa caro kann variante clasica

RESUMEN

S .id3 e6 ;!;

lLld7

't!fxd4 00

S'iff3 .ixe4 ;!;

'i!fdS ;!;

.ig6

e6

5 lLlcS eS ±

b6 6 lLla6

6 lLlb3 ;!;;=

'ifc7 ;!;;=

~b6 6 g4 + 6 lLlf3

18

Page 17: Defensa caro kann variante clasica

CAP[TULO 2

5. Cg3 Ag6 6 . C1e2

l. e4 c6 2. d4 d5 3 Cc3 de 4. Cxe4 Af5 5. Cg3 Ag6 6. Cle2 ( 13)

13 N

A simple vista, la idea de esta continuación es sencilla: Cf4, seguido por Cxg6. Sin embargo, al eliminar el importante alfil, las blancas abren la columna h para las negras, y les permiten activarse mediante ... e5.

¿No es esta operación más bien inútil para las blancas? Éste es el principal interrogante en esta línea, pero no el único.

Así, en la Variante A (véase más adelante), resulta que tras 6 . .. . e6 7. Cf4, la amenaza blanca no consiste tanto en cambiar en g6 como en rea­lizar el avance h2-h4-h5 (habida cuenta de que ... h6 ya no se puede jugar).

En la Variante B, la opinión consagrada es que después de 6 .... Cd7 7. Cf4 e5 las negras tienen una

partida cómoda; por consiguiente, las blancas normalmente no se apresuran a jugar 7. Cf4, sino que buscan nue­vas posibilidades en la posición tras 7. h4 h6 8. Cf4 Ah? 9. Ac4.

De la misma forma , después de 6 . ... Cf6 (Variante C), las blancas tienen idéntica elección entre 7. Cf 4 y 7. h4.

Las posiciones que se analizan en este capítulo surgen en ocasiones tras las jugadas 6. h4 h6 7. Ch3 , o bien 6. Ch3. Digamos unas palabras acerca de estas posibilidades:

14 N

a) 6. h4 h6 7. Ch3 {14 )

La respuesta más práctica es 7 . ... Cf6 8. Cf4 Ah?, lo cual conduce a la Variante C. Aconsejamos al lector que se abstenga de jugar 7 .... e5 8. de Da5+. Es cierto que después de 9. c3 Dxe5+ 10. Ae2 Cf6 11. Af4 Dd5, o bien 11. Db3 De?, las negras ten­drían una posición sólida. Pero 11. 0-0 seguido por 12. Tel podría re­sultarles desagradable.

En una partida Espig- Bonsch, Campeonato de la República Demo­crática Alemana, 1979, las blancas sacrificaron un par de peones con 9. Ad2 Dxe5+ 10. Ae2 Dxb2 11. 0-0 Dxc2 12. Del , y aplastaron a su ad­versario tras 12 .... Ae7 13. Tcl Da4 14. Cf4 Cd7 15. Ac4 Cf8 16. Cxg6

19

Page 18: Defensa caro kann variante clasica

Cxg6 17. Cf5 'Rf8 18. Ac3 Cf6 19. h5! Cxh5 20. De2 Cf6 21. Tfel Aa3 22. Cxg7!, etc.

15 N

b) 6. Ch3 (15)

¿Después de 6 .... e5, vuelve a servir el mismo gambito? Si resultase que en la variante 7. de Da5+ 8. Ad2 Dxe5+ 9. Ae2 Dxb2 10. 0-0 Dxc2 11. Del Ae7 la posición de las ne­gras fuera más defendible que en el ejemplo previo, la alternativa 8. c3 Dxe5+ 9. Ae2 Cf6 10. 0-0! (10. Af4 Dd5) 10 .... Cbd7 11. Tel 0-0-0 12. Da4 no sería de ninguna manera ma­la para las blancas. Las negras en­cuentran difícil parar las amenazas creadas por las piezas de su oponen­te.

En respuesta a 6 .. ... e6 ó 6 .... Cf6, las blancas llevan su caballo de h3 a f4, de manera que para estudiar esta jugada se habrán de ver las va­riántes A y C. Por otra parte, des­pués de 6 .... Cd7 (y aquí vemos la única intención que realmente tiene la jugada 6. Ch3), las blancas evitan jugar 7. Cf4 e5, desarrollando antes su alfil con 7. Ac4. Estando ahora las blancas prestas a enrocarse, la apertura del centro con 7 .... e5 pa­rece arriesgada, mientras que la va­riante 7 .... Cgf6 8. 0-0 (con 8. Cf4 e5 nos vemos de nuevo en la Varian-

20

te e de las tratadas más adelante) 8. ... e6 9. Cf4 Cb6 (y no 9 .... Ad6 a causa de 10. Axe6!) 10. Ab3 (aquí 10. Axe6 es poco convincente: 10 ... . fe 11. Cxe6 Dd7 12. Tel Rf7) 10 ... . d6 le proporciona a las negras una posición sólida en apariencia (11. Tel 0-0 12. h4 Dc7 13. Df3 Cbd5) pero que sin embargo despierta des­confianza (debido al caballo de b6).

Pero todas estas lindezas no va­len gran cosa, puesto que en cual­quier caso tras 6 . Cle2 la continua­ción 6 .... Cd7 no reportará a las ne­gras más que dificultades.

A partir de la posición del Dia­grama 13, las negras tienen tres con­tinuaciones:

A 6 .... e6 B 6 .... Cd7 e 6 .... Cf6

así como las posibilidades: a) 6 .... eS, que se demostró inefec­tiva largo tiempo ha, en una partida Prins-Szabo, Venecia 1949: 7. de Dxdl+ (o bien 7 .... Da5+ 8. Ad2 Dxe5 9. Ac3) 8. Rxdl Ac5 9. Cf4! Axf2 10. Cxg6 hg 11. Ce4 Ad4 12. Cd6+ Re7 13. Ac4 f6 14. Cf7 Th5 15. c3 Ab6 16. Af4, y las piezas blancas están peligrosamente activas. b) 6 ... , h6 7. Cf4 Ah7. ¿Vale la pe­na que las negras conserven su alfil de esta manera? Por supuesto que no. En comparación con las líneas habituales (véase 6 .... Cf6 7. h4 h6 8. Cf4 Ah7 en la Variante C) las blancas han ahorrado un tiempo (la jugada h4), y después de 8. Ac4 las negras encontrarán difícil escapar intactas de la comprometida situa­ción en la que se encuentran. Por ejemplo la EdA da la línea 8 .... e5 9. de Da5+ 1 O. c3 Dxe5+ 1 1. Cfe2 Cf6 12 Af4 Dc5 13. Db3, o bien 8. ... Cf6 9. 0-0 e6 10. Tel Ae7 11. Axe6! g5 12. Ab3! gf 13. Axf4 Ag6

Page 19: Defensa caro kann variante clasica

14. Dd2, con fuerte iniciativa blanca en ambos casos.

A

16 N

6. 7.

7.

e6 Cf4 (16)

Ad6

Alternativamente, se tiene: a) Después de 7 .... Cf6, el cambio 8. Cxg6 hg le vendría bien a las ne­gras. Comparando esta situación con la que surge en la Variante A del Capítulo 1 (5. Ad3 e6?! 6. Cf3 Cd7 7. 0-0 Axe4 8. Axe4 Cgf6 9. Ad3), podemos ver que aquí las blancas han pagado por el alfil un precio más alto, tanto en la apertura de la columna h como por la situación de su propio caballo (quien soñaría con estar en f3 ).

Pero lo esencial es que tras el traslado del caballo a la casilla f4 acecha la peligrosa amenaza de 8. h4!. Después de 7 .... Cf6 8. h4 Ad6 9. h5 Af5 10. Cxf5, las blancas ob­tuvieron una clara ventaja en la par­tida Tompa-Urzica, Uljma 1981.

8 .... e5 (en lugar de 8 .... Ad6) es la jugada crítica. La posición es similar a una que examinaremos en la variante C (después de 6 .... Cf6 7. Cf4 e5), y nos queda decidir si nuestra valoración de la línea cambia

-y en qué medida- porque el peón esté situado en h4 en vez de en h2.

Tompa encuentra una diferencia en el hecho de que tras 9. de Dxdl+ 10. Rxdl Cg4, las blancas pueden jugar 1 l . Ae3 (en vez de 11. Cxg6 como en la variante con 6 .... Cf6) manteniendo la amenaza de h5. De hecho, esto altera la situación radi­calmente: 11. .. . Cxe3+ 12. fe h6 13. Cxg6 fg 14. Ad3, con chances de victoria apreciables.

Las cosas están menos claras después de 9 . ... Da5+ 1 O. Ad2 Dxe5+ 11. Ae2 Dxb2. En la línea 6 . ... Cf6, esta idea se vería fuertemen­te respondida por Cxg6 seguido por Tbl, pero aquí el peón de h4 ensom­brece la situación -no está claro dónde va a ir el rey blanco-. La lí­nea 12. 0-0 Axc2 (o bien 12 . ... Dxc2) sería maravillosa para las blancas, pero ocurre que las negras no tienen por qué apresurarse a to­mar el peón e; 12 .... Cbd7!?.

En cualquier caso, nos parece que las negras pisan aquí terreno pe­ligroso, y que en algún lugar de la línea se descubrirá algo más efectivo para las blancas (quizás tras 10. c3 Dxe5+ 11. Ae2) ... b) Nos encontramos ahora en mejo­res condiciones para entender la ju­gada de Flohr 7 ... Dh4. Las negras se libran de la amenaza h4-h5 . Sin embargo, la jugada no tiene ninguna otra cosa que la haga recomendable, y si en el primer ejemplo (que apa­rece más abajo) las negras obtuvie­ron una excelente partida, en los otros dos el viaje de regreso de la dama negra permitió a las blancas apoderarse de la iniciativa:

bl) 8. Cxg6 hg 9. Dd3 Cd7 10. Ce4 Db8 11. Ae2 Cdf6 12 . Cxf6+?! gf, Bogatirchuk-Flohr, 1935. b2) 8. De2 Cd7 9. c3 0-0-0 10.

21

Page 20: Defensa caro kann variante clasica

Cxg6 hg 11. Ce4 De7 12. Ag5, Ragozin-Flohr, Moscú 1935. b3) 8. Ae2 Cd7 9. Ae3 Ad6 10. Dd2 De 7 11. Cxg6 hg 12. Ce4 Ac7 13. c4, Novopashin-Fur­man, 1963.

7 .... Ad6 fue jugada en una partida Boleslavski-Petrosian, Torneo de Candidatos de Zurich, 1953. Las ne­gras están dispuestas a luchar contra h4-h5, pero en comparación con 4 . .. . Dh4 el método aquí seguido es más sutil -en caso de 8. h4 Dc7, la posición del caballo en f4 resulta ser insegura-. El juego continuó:

8. c3

Las blancas desearían responder a 8 . ... Dc7 con 9. 1Df3, por lo que ponen a resguardo a su peón c. 8. h4 Dc7 9. Cgh5 fracasa en vista de 9 .... Axh5 1 O. Cxh5 g6.

Ahora bien, ¿qué ocurre si las blancas atacan de inmediato el peón g con 8. Cgh5 .. . ? Las negras podrían jugar algo así como 8 .... Rf8 9. Ae3 Cf6, aunque esto debería ser más bien del agrado de las blancas. Una línea fuerte e interesante es 8 .... Cf6! 9. Cxg7+ Re7 (y no 9 .... Rf8?). En vista de la amenaza Da5+, el ca­ballo no puede volver de g7 a h5, y será difícil que le llegue auxilio, por ejemplo: 10. h4 Axf4 11. Axf4 h5, pero no 1 O . •. . h5? por 11. Cgxe6.

8. 9. h4

Cf6 Dc7

"Las blancas pueden elegir ahora entre 10. Df3, que da origen a inte­resantes complicaciones, por ejemplo 10 . ... Cbd7 11. h5 Ac2 12. h6 g6 13. Ac4 e5 14. De2 0-0-0; y 10. h5, que sacrifica un peón pero que deja a las negras con una debilidad permanente en e6. Boleslavski escogió la segunda

22

línea, que es la mejor." (Bronstein).

17 B

10. h5 11. Axf4 12. hg

13. Dd2

Axf4 Dxf4 fg ( 17)

"¡Las blancas toman la intere­sante decisión de ofrecer el cambio de damas, aún teniendo un peón de desventaja! Quizás Petrosian había estado esperando ilusionadamente que Boeslavski cediera a la tentación de jugar 13. Db3. La jugada realiza­da acaba con sus esperanzas de 13. Db3 Cg4 14. Dxe6+ Rd8 ." (Brons­tein).

13. Dxd2+ 14. Rxd2 Cbd7 15. Te1 Rf7 16. Ac4 Tae8 17. Ab3 es 18. Ce4 Cxe4+ 19. Txe4 Cf6 20. TeS cd 21. cd Te7

"Las piezas negras están atadas a la defensa del punto e6; por otra parte, las blancas tampoco pueden mejorar su posición ... " (Bronstein).

22. The1 The8

Page 21: Defensa caro kann variante clasica

23. Rd3 24. f4

1/2

h6

1/ 2

Una partida instructiva. Pero se nos ocurre una pregunta: ¿no es cierto que 7 .. .. Ad6 vuelve más atractivo para las blancas cambiar mediante 8. Cxg6 hg y continuar con el golpe 9. Cxe4 ... ? ( 18)

18 N

Para resumir los resultados de esta sección: tras 6 .... e6 7. Cf4, tanto 7 .... Cf6 (8. h4!) como 7 . ... Dh4 son jugadas dudosas. Hasta cierto punto, podemos decir lo mis­mo de 7 . ... Ad6 (8. Cxg6!?).

Definitivamente, las negras de­berían adoptar el plan de jugar ... e5 , pero como la inmediata 6 .... e5 es débil, habrá de pos ponerse una jugada (6 .... Cd7 7. Cf4 e5, o bien 6 . ... Cf6 7. Cf4 e5) ó dos (6 .... Cf6 7. Cf4 Cbd7 8. Ac4 e5).

B 6. . .. Cd7 ( 19) 7. h4

Generalmente se sostiene que 7. Cf4 e5 8 . Cxg6 hg da a las negras una posición confortable.

19 B

Sin embargo, tratemos de aclarar las posibilidades que tienen ambos bandos tras 9. de Cxe5 ( 20)

a) 10. Dxd8+ Txd8. El cambio de damas conduce a un final donde las blancas mantienen la pareja de alfi­les en una posición abierta. En con­trapartida, las piezas negras se en­cuentran en situación excelente, co­mo se evidencia en las variantes 1 1. f4 Ab4+!? 12. c3 Cd3+ 13. Axd3 Txd3 14. Ce4 (14. cb Txg3) 14 .... f5, o bien 1 l. Ad2 Cg4 12. f3 Cf2. Sin embargo, si las blancas comien­zan un poco más cuidadosamente con 1 l. Ae2!, pueden tener excelentes perspectivas después de 1 l. ... Ab4+ 12. c3 Ac5 13 . Ce4, o bien 1 l. .. . Cf6 12. 0-0 Ac5 13. Af4. b) Otro método es 10. De2!? Da5+ (ó 10 .... De? 11. Ad2) 1 l. Ad2 Ab4 12.

23

Page 22: Defensa caro kann variante clasica

0-0-0! (I 2. c3 Ae7; ó 12. Axb4 Dxb4+ 13. c3 De7 14. 0-0-0 Cf6 15. Tel? Cd3+) 12 .... Axd2+ 13. Txd2 Ce7 14. a3 (y si 14 .... 0-0?, entonces 15. f 4 ). De nuevo nos parece que lo que aquí hace falta es demostrar que las negras se encuentran bien.

No obstante todo ello, en la práctica la estrategia de las blancas después de 6 .... Cd7 se basa normal­mente en intentar explotar el retraso en el desarrollo del ala de rey negra. En el último análisis, el propósito perseguido al llevar el caballo a f4 no era solamente eliminar el alfil de g6 o hacerlo sufrir mediante h4. También es posible llevar a cabo otro plan -sacrificar una pieza en e6- y con las siguientes jugadas, las blancas se proponen ponerlo en práctica.

7. h6 8. Cf4 Ah7 9. Ac4 (21)

9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 es más floja. Por supuesto, las negras no de-berían contestar 10 .... Cgf6? 11 . Cg6!, ni tampoco 10 .... e5 11. Cg6!; pero obtienen una posición promete­dora con 10 .... e6.

21 N

Las continuacions posibles son: a) 9 .... eS y ahora:

24

a 1) Muy conocida es la partida Tal-Botvinnik, Séptima del match por el Campeonato Mun­dial de 1960, en la cual se llegó a un final equilibrado: 10. De2 De7 11. de Dxe5 12. Ae3 Ac5 13. Axc5 Dxe2+ 14. Rxe2 Cxc5 etc. a2) También es muy conocida la recomendación de Tal: 10. Cd3! ed (10 .... Cgf6 11. de Axd3! 12 Dxd3 Da5+ 13. c3 Cxe5, o bien 13. Ad2 Dxe5+, es una variante bastante aceptable, pero 11. De2! favorece a las blancas) 11 . 0-0, con ataque. De hecho, aún cuando las negras logran prepa­rar el enroque en la línea 11. . .. Cgf6 12. Tel+ Ae7 13. De2 Cb6 14. Ab3 (14. Axf7+? Rxf7 15. De6+ Rf8 16. CeS Dd5) 14 . ... Cbd5, no es fácil que lo consi­gan tras 12. Ch5!. Por ejemplo: 12 .... Cxh5 13. Dxh5 Df6 (ól3. ... Ag6 14. Tel+ Ae7 15. De2) 14. Tel+ Ae7 15. De2 Cb6 16. Ab3 Axd3 17. cd Td8 18. Af4!. ¡De manera que lo más probable es que Tal tuviera razón hace ya veinte años!

b) 9 .... e6 y ahora: bl)10. 0-0 Dxh4 11. Axe6 fe 12. Cxe6 Rf7 110 es peligroso para las negras. b2) No está clara tampoco la si­tuación que se alcanza después de 10. hS Cgf6 11. 0-0 Ad6 12. Axe6 fe 13. Cxe6 De7 14. Tel Rf7, o bien 12. Te! 0-0 13. Cxe6 fe 14. Txe6 Rh8 15. Txd6 Ce8 16. Te6 Ag8. b3) La respuesta más desagrada­ble es 10. De2!, y si 10 .... Cgf6 entonces 11. Axe6. En otra si­tuación, el sacrificio de alfil no es tan peligroso: 1 O . ... Ad6 11. Axe6 fe 12. Cxe6 De7 13. Cf5 Axf5 14. Cxg7+ Rf7 15. Cxf5

Page 23: Defensa caro kann variante clasica

Dxe2+ 16. Rxe2 Axc7 (compáre­se con la partida Keres-Olafsson citada en la Variante A del Ca­pítulo 3). Sin embargo, una fuerte respuesta a 10: ... Ad6 puede ser 11. Cgh5!.

e) Los temores de las negras al sacri­ficio en e6 hicieron nacer la conti­nuación 9 .... Cgf6 10. 0-0 Cb6 11. Ab3 (22)

22 N

Y ahora: el) 11. ... CbdS. Una partida Ravinski-Panov, Moscú 1947, continuó así: 12. Tel Cxf4 (si 12 .... Dc7, entonces 13. Df3 0-0-0 14. Cxd5 cd 15. Af4) 13. Axf4 e6 14. Ch5! (Las negras empiezan a sentir dolor de cabe­za por la situación de su rey; no se librarán de ellos en el resto de la partida ... ) 14 .... Ag6 15. Cxf6+ Dxf6 16. Dg4 Af5 (16 .... 0-0-0 17 Txe6!) 17. Dg3 0-0-0 18. Ab8 Td7 19. d5 Ac5 20. de be 21. Ae5 Dd8 22. Df3 Db6 23. Tadl Thd8 24. Txd7 Txd7 25. Axg 7, con posición ganadora. Treinta años después, en la par­tida Kremenetski-Gutop, 1978, las blancas obtuvieron idéntico resultado por un método dife­rente: 11. ... Cbd5 12. c4 Cxf4 13. Axf4 e6 14. d5! Ad6 15. Axd6 Dxd6 16. c5! Dxc5 17. de.

c2) Petrosian, jugando con ne­gras contra Ravinski (1950), de­senterró una posibilidad intere­sante: 11. ... Dc7 12. Tel 0-0-0!? 13. Axf7 e5 14. Ae6+ (probablemente, la posición que surge después de 14. Ce6 Dxf7 15 . Cxd8 Rxd8 16. de+ Cfd5 ofrece mejores chances a las blancas) 14 . ... Rb8 15. Cd3 Txd4 16. Ae3 Td8 17. De2 e4 18. Cc5 Axc5 19. Axc5 De5 20. Axb6 ab 21. Ab3 Df4, con jue­go de doble filo. c3) En la partida Malchikov­Guseinov, URSS 1978, las blan­cas contestaron a 11. ... Dc7 con 12. De2. Si recordamos el co­mentario a la jugada 12 de las negras en la partida Ravinski­Panov (el), veremos claramente que 12. De2 es una jugada me­nos enérgica que 12. Tel. Tam­bién fue inferior la continuación de las blancas: 12 .... Cbd5 13. Cd3 Axd3 14. Dxd3 e6 15. c4 Cf4 16. Df3 g5 17. Ce4 Cxe4 18. Dxe4 0-0-0 19. Axf4 Dxf4! 20. Dxf4 gf 21. d5 Ac5 22. Tadl Tdg8! con sustanciosa ven­taja negra.

Resumamos lo expuesto: el plan basado en 7. h4 pone al descubierto el punto débil de 6 .... Cd7; al retra­sar las negras la evacuación de su rey al flanco, proporcionan a su oponente considerables oportunidades de ataque.

e 6. Cf6 (23)

Esta jugada también prepara e5, ya que después de 7. Cf4 e5 8. de, se recupera el equilibrio de peo­nes bien mediante 8 .... Da5+, bien mediante 8 .... Dxdl+ 9. Rxdl Cg4.

25

Page 24: Defensa caro kann variante clasica

23 B

Pero entonces se tiene que "des­pués de h4 las negras estarán obliga­das a jugar ... h6, y las blancas po­drán llevar su caballo a la casilla apropiada (f4) con un tiempo de ventaja" (Holmov). Es una idea ten­tadora, que conduce a las blancas por las diversas ramificaciones de la variante Cl (que se trata más ade­lante). Examinaremos dos posibilida­des:

Cl

24 B

Cl 7. h4 C2 7. Cf4!

7. 8.

h4 Cf4

9. Ac4

h6 Ah1(24)

Esta jugada se encuentra más a menudo que otras alternativas, aun-

26

que con la sólida 9 . .. . e6 las negras puedan transponer ahora a la Va­riante A del Capítulo 3. En cuanto a la dudosa 9 ... . Cbd7, véase la Va­riante B de este capítulo (6 .... Cd7 7. h4 h6 8. Cf4 Ah? 9. Ac4 Cgf6).

Veamos otras posibles jugadas de las blancas: a) 9. c3 e6 10. Ad3 es gris y aburri­da. Esta posición se dió por transpo­sición en una partida Keres-Petro­sian, 1961, donde se llegó a unas ta­bias sin demasiada lucha: 10 .... Axd3 11. Cxd3 Ad6 12. Df3 Cbd7 13. Af4 Axf4 14. Dxf4 Db8 15. Df3 Dd6 16. 0-0-0 Dd5 17. Dxd5 cd 18. f4 Ce4 19. Cxe4 de 20 . Ce5 Td8 1/ 2-1/2. b) Ho1mov inició un juego más di­námico contra Ebralidze, 1949: 9. Ae3 e6 1 O. Ad3 Axd3 11 . Dxd3 Cd5? (Holmov escribe que "parece completamente natural el deseo que muestran las negras por cambiar tan­tas piezas como sea posible, simplifi­cando así sus problemas defensivos". Nosotros preferiríamos 11. ... Ad6 o bien 11. ... Cbd7 , puesto que es en este preciso momento cuando los "problemas defensivos" de Ebralidze empiezan a manifestarse -precisa­mente porque pierde tiempo con los cambios-) 12. 0-0-0 Cxf4 13. Axf4 Cd7 (como Holniov hace notar apro­piadamente, 13 .... Ad6 se encuentra con la fuerte respuesta 14. Axd6 Dxd6 15. Ch5! 0-0 16. Th3 o bien 15 . ... Dd5 16. Cxg7+ Rf8 17. c4 Da5 18. Cxe6+ fe 19. Th3) 14. Rb1 Cf6 15. Ae5 Db6 (las blancas conservan la iniciativa tanto después de 15 .... Ad6 16. Db3 como de 15 .... Cg4 16. De2) 16. Th3! (en combinación con la continuación Ce4, se abren así in­teresante posibilidades para la torre en la tercera fila) 16 .... 0-0-0 17. Ce4 Ae7 18. Df3 Td5? (suicidio ne­gro en una posición que ya era difí-

Page 25: Defensa caro kann variante clasica

cil -por ejemplo, 18 .... Cxe4 19. 25 Dxe4 Af6 20. Tf3!-) 19. c4 Ta5 20. N d5! perforando las membranas ne-gras.

9. . .. eS

En la partida Bellón-Cámpora, Torremolinos 1983, se jugó 9 .... Ca6!?.

Durante mucho tiempo se ha pensado que esta línea favorecía a las blancas después de 10. De2 Dxd4 11. 0-0 ó 10 . ... e4 11. Ae3 Cbd7 12. 0-0-0. Pero es preciso revisar las opiniones ya polvorientas.

10. De2 Dxd4 11. 0-0 Cbd7

O bien 11. ... b5 12. Ab3 Ac5 13. Ae3 Dd6 14. Tadl De7 15. Axc5 Dxc5 16. Cfh5!, y el rey negro se encuentra en peligro, Spasski-Fo­guelman, Mar del Plata 1960.

12. c3 Dd6 13. Ae3 De7

Es arriesgado jugar 13 . ... ef, puesto que después de 14. Axf4+ De7 15. Df3 el rey negro no logra escapar: 15 .... 0-0-0? 16. Dxc6+!.

14. Cd3 e4 15. Cf4 gS 16. hg hg 17. Ch3 g4 18. CgS Ag6

Las blancas no han conseguido nada (Kallai-Foldi, Hungría 1979). Probablemente, evitar la Variante C2 no les compensa.

C2 7. Cf4! (25)

Ahora, tras la consabida jugada ... e5 (ya sea inmediatamente, o bien después de 7 .... Cbd7 8. Ac4), se llega habitualmente a un final en el que los alfiles blancos constituyen un factor poderoso. Poderoso, pero por supuesto no decisivo -el final es ju­gable con negras, de modo que las blancas no tratan de llegar a él a to­da costa-.

Las negras sibilidades:

C21 7 ... . C22 7 ... .

C21 7. 8. Cxg6

tienen ahora dos po-

e5 Cbd7

eS

¿Pecan las blancas de apresura­das al jugar así sin explotar las posi­bilidades que tienen con la amenaza h4-h5 (compárese con la Variante A) ... ? Veámoslo: 8 . de DaS+ 9. Ad2 Dxe5+ 10. Ae2 Cbd7 (y no 10 .... Dxb2 11. Cxg6 hg 12. Tbl; también es posible 11. 0-0!?, como recomien­da Espig) 11. h4. Y las negras tienen dos posibilidades -11. ... Dxb2, y 11 .... 0-0-0 que previsiblemente se­rán valoradas con su puesta en prác­tica. Tampoco están las cosas más claras después de 9. c3 (cuando ofre­cen el cambio de dam·as sin haber jugado Cxg6, las blancas tienen que

27

Page 26: Defensa caro kann variante clasica

retirar su peón e de la casilla batida) 9 ... . DxeS+ 10. De2 Cbd7 11. h4 0-0-0. Por ejemplo: 12. hS Ac2 13. Ae3 AcS!?.

Después de 8. de, una partida Kremenetski-Bagirov, Yaroslav Ot­borochnii [Primera Liga de Yaroslav] 1982, continuó de forma diferente: 8 .... Dxd1+ 9. Rxdl Cg4 10. Cxg6 hg(26).

26 B

Siguió entonces 11. Ae3 (una decisión poco habitual. Si se ha de creer en los libros, -¡y en los pro­pios ojos!- el final después de 11. Ce4 CxeS resulta atractivo para las blancas. Por ejemplo: 12. Ae2 f6 13. c3 Cbd7 14. Ae3 0-0-0 1S. Rc2, Fischer-Foguelman, Buenos Aires 1960; o bien 12. Af4 Cbd7 13. c3 f6 14. Rc2, Stein-Holmov 1964) 11. ... Cxe3+ 12. fe Re7 13. Ac4 Cd7 14. e6 Cb6 1S. Ab3 eS 16. a4 c4 17. Aa2 fe 18. Re2 Tc8, concluyendo la par­tida en tablas. Es más frecuente que las negras tomen medidas para evitar el final que surgiría tras 11. Ce4.

8. hg 9. de DaS+ 10. Ad2 DxeS+ 11. De2 (27)

Y ahora tenemos: a) 11. ... Cbd7 12. DxeS+ CxeS 13.

28

Ac3 Ced7! 14. Ac4 Th4! 1S. Ab3 CeS 16. 0-0-0 Cxb3+ 17. ab Td8. En esta posición, la única ambición que resta a las blancas es conseguir las tablas , Abashalumov-Kasparov, URSS 1977.

27 N

b) 11. ... Dxe2+ 12. Axe2 Cbd7 13. 0-0-0 Ac5 14. f4 0-0 1S. fS gf 16. Cxf5 Tfe8 17. Af3 g6 18. Ch6+ Rg7 19. Cg4 Cxg4 20. Axg4 CeS 21. Ae2 f6 22. h4 Cf7 23. Ad3 Ae3, etc., Tsheshkovski-Bagirov, URSS 1978. ¡De nuevo unas tablas!

¿Qué es lo que impide a las blancas obtener siquiera una ventaja mínima en este final con su pareja de alfiles? Probablemente, ocurre que las piezas negras están excelen­temente situadas, y cooperan muy bien entre sí (incidentalmente, Bagi­rov comentó una vez que en lugar de 14 .... 0-0 en su partida contra Cshe­shkovski, 14 .... Rf8!? era más pro­metedora; se reserva la columna e para la torre de dama, mientras que la torre de rey se encuentra activa en la columna h de cualquier manera). No obstante, es posible que la impo­tencia blanca sea resultado de no ha­ber dispuesto sus fuerzas de modo óptimo (por ejemplo, nos parece que deberían haberse enrocado corto, protegiendo celosamente el peón de f2) .

Page 27: Defensa caro kann variante clasica

Si las blancas conservan las da­mas sobre el tablero, jugando 11. Ae2 (en vez de 11. De2), habrá posi­bilidades para ambos bandos: 11 .... Cbd7 (11. ... Dxb2 12. Tbl es peli­groso) 12. 0-0 Dc7 (con la idea de contestar a 13. Ac4 con 13 .... Ce5).

C22 7. 8. Ac4

Cbd7 eS (28)

Demorar ... e5 una jugada no introduce nada decisivamente nove­doso en el juego. Lo único a destacar es que ya está decidida la situación del alfil blanco.

28 B

Veamos algunos ejemplos toma­dos de la práctica: a) 9. de Da5+, y ahora:

al) La partida Keres-Kasparian, Campeonato de la URSS, 1952, siguió un curioso derrotero: 10. Ad2 Dxe5+ 11 . Cge2 Ac5 12. 0-0 0-0-0 13. Cg3 Dd4 14. Ad3 The8 15. b4 Axb4 16. c3 Axc3 17. Cge2 Axal 18 Cxd4 Axd4 19. Dc2. Citamos el libro del torneo: "Se ha llegado a una po­sición excepcionalmente intere­sante. Extrañamente, Kasparian ofreció tablas en este momento, y Keres las aceptó". Indicando que 14 .... Ce5! le habría pro-

porcionado ventaja a las negras, el mismo libro recomienda a las blancas jugar la línea (b) citada más abajo. a2) En la partida Panchenko­Guselnov, URSS 1979, las blan­cas jugaron 1 O. c3 Dxe5+ 12. De2 Dxe2+ 12. Rxe2, y obtuvie­ron éxito -¡por una vez!-: 12 .... Ce5 13. Cxg6 hg 14. Ab3 Ac5 15. Af4 Ced7 16. Rf3 Rf8 17. h3 a5 18. a4 Ae7 19. Tad1 Cc5 20. Ac2 Cd5 21. Ac1 Cb6 22. The1 Cbxa4 23. Axa4 Cxa4 24. Td7, y las negras se encuentran en una posición muy difícil. El fracaso de 16 .... Rf8?! es evi­dente. Pero incluso antes de esa jugada las maniobras del negro carecieron de precisión. Una lí­nea más acorde con el espíritu de 12 .... Ce5 sería 14 ... . Td8 , pero siendo esta jugada dudosa (por 15. Ae3), las negras debe­rían haber desarrollado su alfil en la jugada 12 -con 12 .... Ac5-. Ahora no sirve 13. h4 (por ejemplo , 13 .... Ce5 14. Ab3 Td8 15. Td1 Txd1 16. Axdl Ce4), mientras que tras 13. Cxg6 hg las blancas tendrían dos tiempos menos que en la partida real (Ab3 y Af4).

b) 9. Cxg6 hg 10. de Da5+ 11. Ad2 Dxe5+ lleva a otra posición familiar. Después de 12 .... Dxe2+ 13. Axe2, las negras tienen simplemente un tiempo de ventaja respecto a la par­tida Tsheshkovski-Bagirov; si se jue­ga 13. Rxe2, existe la interesante respuesta 13 .... Th4!? (14. Ab3 Cc5, o bien 14. f4 Ad6). e) Contra Portisch (en Tilburg 1978), Ljubojevié escogió un plan que po­dría parecer completamente inofensi­vo: 9. De2 De7 10. de Dxe5 11. Ae3 Axb4+ 12. c3 Ac5 13. Axc5 Dxe2+ 14. Axe2 Cxc5 15. 0-0-0 ( 29), pero

29

Page 28: Defensa caro kann variante clasica

la posición resultó no ser tan senci­lla.

29 N

Después de 15 . ... Td8 16. f3! (esta jugada, privando a los caballos negros de la casilla e4, sería también la respuesta a 15 . ... 0-0) 16 .. ..

30

Txdl+ 17. Txdl Re7 18. Tel Rd7 19. h4 h6 20. Cxg6, las blancas ob­tuvieron un final mejor.

¿No podrían las negras haber aprovechado la casilla e4 antes? Ni 15 . ... Cce4 16. Cxg6 hg 17. Cxe4 Cxe4 18. Af3 Cg5 (18 .... Cxf2? 19. Thel Rf8 20. Td2), ni tampoco 18. Thel Rf8 19. Ac4 Cf6 parecen pro­porcionar nada tangible a las blancas.

La entera controversia acerca de la línea 6. Cle2 se reduce a dilucidar si las blancas tienen ventaja en el fi­nal (véanse las partidas Csheshkovs­ki-Bagirov, Panchenko-Guseinov y Ljubojevié-Portisch). Con todo, no debemos olvidar que existe -en la Variante A- otra posición preñada de problemas- 6 . ... e6 7. Cf4 Ad6 8. Cxg6 hg 9. Ce4.

Page 29: Defensa caro kann variante clasica

RESUMEN

6 h4 h6 7 lüh3 e5

(lüf6!- cf. 6 lü l e2)

6 lüh3 e5

lüd7

( lüf6! - e f. 6 lb l e2)

6 lü l e2 h6

e5

e6 7 lbf4 lüf6

'ti'h4

~d6

lüd7 7 lüf4 e5

7 h4 h6 8 lüf4 ~h7 9 ~c4 e5

lüf6 7 h4 .h6 8 lüf4 ~h7 9 c3

9 ~e3

e6

lügf6

±

± ;t

± ± ;t

;t

Voo ,Í/oo ;1;

;1; ;t

9 ~c4 e5 oo

7 lüf4 e5 8 de 't!Yxdl+

'itaS+ 8 lüxg6

lübd7 8 ~c4 e5 9 de

9 lüxg6

9 'ti'e2

( lübd7- cf. 6 ... lüd7)

(e6! - cf 6 ~c4)

;1;

= loo

=loo

31

Page 30: Defensa caro kann variante clasica

CAP[TULO 3

6. Ac4

l. e4 2. d4 3. Cc3 4. Cxe4 5. Cg3 6. Ac4 7. Cle2

30 B

c6 d5 de Af5 Ag6 e6 Cf6 (30)

Los Capítulos 2 y 3 tienen un elemento en común: el caballo de rey blanco sigue en ambos la misma ruta. Igualmente es cierto que en el capí­tulo previo el alfil blanco se desarro­llaba frecuentemente por c4.

Desarrollando su alfil en primer lugar, las blancas impiden los planes negros basados en 000 e5 (6. 000 Cd7 7. Cle2 e5 8. 0-0 resulta arriesgado pa­ra las negras). Sus propios planes si­guen siengo en esencia los mismos -tienen sacrificios en e6 en la Va­riante A (8. h4 h6 9. Cf4), así como esperanzas de conservar la pareja de alfiles (suplementadas por la amenaza de h4-h5) en la Variante B, con 8. Cf4-.

Las jugadas 8. 00 0 0-0 Ad6 9. f4

(Variante C) introducen un nuevo elemento, con la intención de asaltar violentamente el ala de rey negra después de f5.

7. 000 Ad6 en el movimiento an­terior, como jugó Petrosian contra Simagin, URSS 1956, pretende servir de antídoto contra el plan menciona­do. Se puede continuar de dos mane­ras diferentes: a) 8. 0-0 Cd7 (31)

31 B

Y ahora: al) Contra 9. f4 Petrosian había preparado 9. 000 Ce7, y en vista de que f5 es imposible, las blan­cas quedan en una posición es­tratégicamente sospechosa, con casillas débiles y poca movilidad para sus piezas. a2) Simagin jUgo 9. Ab3, la cual se encontró de cualquier modo con la respuesta 9. 000 Ce7 (aun­que 9 .... Cgf6 10. f4, que lleva a posiciones de la Variante C, debería ser del agrado de las ne­gras, interponiendo las jugadas 000 Cd7 y Ab3). La partida me­rece una cita más completa: 10. Cf4 Dc7 11. Df3 Cf6 12. Tel 0-0-0!? 13. c3 Rb8 14. a4 h5! 15. Cxg6 Cxg6 16. Ac2 Cf4?! (es mejor 15 .... h4 17. Cfl Cf4, con buenas chances en el ala de rey) 17. h4! C4d5 18. Ce4 Cxe4

33

Page 31: Defensa caro kann variante clasica

19. Axe4 Cf6 20. Ac2 Cg4 21. g3 The8 22. a5 e5?! (22 . .. . a6!) 23. Ag5! f6 24. Ad2 ed 25. cd Txel+ 26. Txel c5 27. a6!, y la posición del rey negro se volvió insegura. No obstante, a pesar del eventual éxito de las blancas, está claro que la jugada 9. Ab3 no es excesivamente fuerte. a3) 9. Cf4 es más activa, y más fuerte -en vista de que después de 9 .... Dc7 el sacrificio de pie­za 10. Axe6! fe (o bien 10 .... Axf4 11. Axd7+ Rxd7 12. Dg4+) Jl. Cxe6 Dc8 12. Cf5! Axf5 13. Cxg7+ Rd8 14. Cxf5 le propor­cionó a las blancas ventaja evi­dente en la partida Simagin­Goldberg, URSS 1861. El sacri­ficio Axe6 también resulta po­deroso contra 9 .... Cgf6. Por el contrario, 9 .... Cb6 10. Ab3 (no 10. Axe6? Axf4) JI. ... Cf6 está menos claro.

b) La respuesta principal es 8. h4! h6 9. Cf4 Axf4 (como 9 .... Ah7 10. Cgh5 resulta desfavorable para las negras, tienen que cambiar su alfil por el caballo, y confiar en la solidez de su posición) 10. Axf4 Cf6 ( 32) .

32 B

34

Entonces puede seguir: bl) 11. Dd2 Cbd7 12. 0-0-0 Cd5 (las negras logran eliminar uno de los alfiles blancos) 13.

Tdel C7b6 14. Ab3 Cxf4 15. Dxf4 Cd5 16. De5 0-0 17. Ce4 Db8 18. Cd6 Td8 19. Cc4 Cb6 20. Dxb8 Taxb8, y las negras aseguraron unas tablas en la partida Tal-Botvinnik, decimo­quinta del match de 1960. b2) 11. c3 Cbd7 12. De2 Cb6 13. Ab3 a5 14. h5 Ah7 15. 0-0 0-0 16. Tfel a4 17. Adl Cbd5 18. Ad2 b5 19. Tcl Db6 20. b3 ab 21. Axb3 Tfc8 22. c4 be 23. Txc4 Ce8 1/ 2-1 / 2, Matanovic ­Darga, Bled 1961. En esta par ti­da no hay evidencia de ventaja blanca alguna. b3) En la EdA se cita como mo­delo la partida Geller-Bagirov del XXVII Campeonato de la URSS, 1960: 11. hS Ah7 12. De2 Cbd7 (aceptar el sacrificio de peón es peligroso) 13. 0-0-0 Cd5 14 .. Ad2 C7f6 15. Ad3 Axd3 16 . Dxd3 Dc7 17. Rbl 0-0-0 18. Th4 De7 19. c4. Esta posición se evalúa con un signo ±, a pesar de lo cual vale la pena que citemos el comentario que hizo Bagirov: "Conseguí las ta­blas fácilmente ... ".

Conseguir una posición inferior -aunque sólida- es un dudoso lo­gro, lo cual justifica la elección de 7 . ... Cf6. A partir de la posición del Diagrama 30, las blancas tienen tres posibilidades:

A 8. h4 B 8. Cf4 e 8. o-o

A 8. h4 (33 )

8. h6

En la partida Spasski-Foguel­man, Interzonal de Amsterdam,

Page 32: Defensa caro kann variante clasica

1964, las negras jugaron con origina­lidad: 8 . ... h5 9. Cxh5 Axh5 10. f3 h6 1 l. Cf4 Ad6, pero la réplica de las blancas fue poderosa: 12. De2! Axf4 13. Axf4 Cd7 14. g4 .i\g6 15. 0-0-0 Df6 16 Ad6 0-0-0 17. A b3 h5 18. De3! Thg8 19. d5!.

33 N

34 B

9. Cf4 Ah7 ( 34)

La única diferencia entre esta posición y la ya examinada en el Ca­pítulo 2 (Variante 2) estriba en la disposición de los caballos negros. En la posición citada, había un caballo en d7, el cual se encuentra ahora en f6 . Pero esta diferencia es muy im­portante puesto que en primer lugar, las negras preparan el enroque más fácilmente, y en segundo lugar, las

posibilidades blancas de sacrificar con éxito en e6 se ven reducidas (el motivo táctico de jugar Axe6, y res­ponder a ... Axf4 con Axd7+ ya no es realizable).

10. 0-0

El enroque corto parece estar en completo desacuerdo con la jugada h4; sin embargo, resulta una prepa­ración para el juego agudo que se­guirá a un sacrificio de pieza en e6, y en una partida de este tipo la posi­ción del peón h es un detalle sin im­portancia.

Existen las siguientes alternati­vas: a) La partida Ciocaltea- Botvinnik, Te! Aviv 1964, se desarrolló así: 10. Ab3 Ad6 11 . Cfh5 Tg8! (despuésde 11. ... 0-0 no está claro cuán serias son las oportunidades de ataque de que gozan las blancas; compárese es­to con la partida Santurian-Makogo­nov, en la subvariante b2 citada más adelante. La línea escogida por Bot­vinnik demuestra que el enroque lar­go es de mayor confianza) 12. Af4 Axf4 13. Cxf4 Cbd7 14. Dd2 Dc7 15. 0-0-0 0-0-0 16. Cd3 c5 17. Df4 cd 18. Dxd4 Cb6 19. Df4 (19. De3 Cg4 20. De2 Cxf2!) 19 .... Axd3 20. Dxc7+ Rxc7 21. Txd3 Txd3 22. cd Td8, con ventaja posicional para las negras en el final. La jugada natural 10 .... d6 es la mejor, cualquiera que sea la jugada blanca: 10. 0-0, 10. Ab3, 10. c3 ó 10. De2. No obstante, las negras eligen una respuesta dife­rente en el ejemplo siguiente: b) 10. c3, y ahora:

bl) En la partida Aronin-Kas­parian, Sochi 1952, se siguió 10. ... Cbd7. Esto recuerda una po­sición de la Variante B del Ca­pítulo 2, aunque por supuesto el tiempo desperdiciado por las

35

Page 33: Defensa caro kann variante clasica

blancas en la jugada 10. c3, que no participa en el ataque, alivia la tarea de las negras. La partida es digna de atención por la ma­gistral manera en que Kasparian llevó a cabo esta tarea: 11. De2 De7!? (11. ... Ad6 también es posible, transponiendo a la sub­variante c2 estudiada más ade­lante) 12, 0-0?! (lo correcto era 12. Ae3, continuando con el en­roque largo) 12 .... g5! 13. hg hg 14. Ch3 g4 15. Cg5 Ag6 16. f4 gf 17. Dxf3 Ah6 18. Af4 Cd5 (las negras se han apoderado de la iniciativa con firmeza, y aho­ra evitan prudentemente la cela­da 18 .... 0-0-0 19. Dxc6+) 19. Axd5 Axg5 20. Ae4 Th4! 21. Axg5 Dxg5 22. Axg6 Dxg6 23. Tael 0-0-0, y el ataque contra el rey blanco concluyó con éxi­to. b2) Una partida Santurian-Ma­kogonov, URSS 1948, en la que se jugó 10 .... Ad6, terminó con la derrota de las negras, pero no resulta convincente: 11. Cfh5 0-0 12. Ag5 Ae7 13. Axf6 Axf6 14. Dg4 Rh8 15. Ce4 Axe4 16. Dxe4 Cd7 17. Ad3 g6 18. g4 Da5 19. Cf4 Tfe8 20. Cxg6+ fg 21. Dxg6 Te7 22. 0-0-0 Dc7 23. g5 Df4+ 24. Rbl Tf8 25. Dxh6+ Rg8 26. Thgl Tg7 27. Ah7+.

e) Keres describe la continuación 10. De2 como "fuerte y elástica". ¿Lo es realmente? Tras 10 .... d6, hay dos posibilidades:

36

el) La partida Tal-Botvinnik, quinta del match de 1960, en la cual creemos que se jugó 10. De2 por primera vez, pronto evolucionó favorablemente para las negras: 11. Ae3 (11. Axe6? O-O!) 11. ... Cbd7 12. Cgh5 Cxh5 13. Cxh5 Tg8! ("después de esta partida, la defensa del peón de

35 N

g7 por tales medios se convirtió en habitual en la presente situa­ción. Las negras no temen enro­carse largo, puesto que las blan­cas sólo pueden enrocarse en el mismo flanco" -Botvinnik-) 14. g4 Dc7 15. g5 Ag6! 16. 0-0-0 (16. gh? Da5+) 16 .... 0-0-0 17. Cg3 hg 18. Axg5 Af4+ 19. Axf4 ("tras 19. Rbl Axg5 20 . hg, el peón de g5 quedaría debilitado" -Botvinnik-) 19 .... Axf4+ 20. De3 Dh6! 21. Ad3 Axd3 22. Txd3 Cb6 23. Dxh6 gh, y las blancas tendrán que luchar por las tablas. c2) Una partida Keres-Olafsson, Bled, 1961, vio lo que K eres denominó "un experimento nue­vo y afortunado": 11. c3 (35) .

Veremos dos posibilidades: Olafsson Jugó: 11 .••• Cbd7, y la

partida continuó así: 12. Axe6! (este sacrificio es "sin duda correcto, y conduce casi necesariamente a un fi­nal con alfil y tres peones contra dos caballos. Esta distribución de fuerzas es sumamente infrecuente, pero son las blancas quienes tienen mejores perspectivas" -Keres-) 12 .... fe 13. Cxe6 De7 14. Cf5! Axf5 15. Cxg7+ Rf7 16. Cxf5 Dxe2+ 1 7. Rxe2 Re6? ("las negras tendrían una posición perfectamente aceptable si lograran

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jugar ... h5, lo c1,1al evitaría que las blancas fijaran la debilidad en h6. Con este objetivo, deberían haber jugado 17 . .. . Af8!. En caso de 18. h5, las negras habrían aliviado consi­derablemente su posición median te 18 . ... Re6 19. Ch4 Tg8 20 . Cg6 Ad6! 21. Axh6 Cxh5 22. Txh5 Txg6" -Keres-) 18. Cxd6 Rxd6 19. Af4+ Re6 20. h5!. Ahora es evidente la ventaja blanca, y Keres obtuvo la victoria después de que su oponente cometiera algunos errores más.

De forma que el experimento fue afortunado. No obstante , como escribió el mismo Keres "una vez que las blancas hubieron abierto la diagonal h 7-b 1 con c3, el enroque largo resultaba arriesgado. Consi­guientemente, las negras podrían ha­ber jugado 11. ... 0-0!, tras lo cual, dudo si las blancas habrían tenido la más remota posibilidad de organizar un ataque con éxito".

Veinte años después, en la par­tida Hebert- Vranesic, Zonal de Montreal, 1981, las negras siguieron este consejo: 11. ... 0-0! 12. Cd3 Cbd7 13. Ce5 Dc7 14. Cxd7 Dxd7 15. Th3 e5 16. de Axe5 17. Ae3 Tfe8, obteniendo la iniciativa.

Concluido así el estudio de las alternativas que existen a 10. 0-0, regresemos a la línea principal de es­ta variante.

10. Ad6

No vale la pena jugar 10 . ... Cd5 a causa de 11. Axd5 (otra fuerte res­puesta es 11. Dg4 Cf6 12. De2, o bien 11 .... Cd7 12 . Axd5 cd 13 . Cxd5 ed 14. Tel+ Ae7 15. Dxg7) 11. ... cd 12. Dh5, con la amenaza de Cxe6, difícil de evitar. Por ejemplo: 12 .... Df6 13. Tel Rd8 14 Cxd5! ed 15. Dxd5+ Cd7 (o bien 15 . .. . Rc7 16. Ch5) 16. Ad2 Tb8 17. Ch5 Dc6?

18. Aa5+ 1-0 Hjorth-Tempone, Campeonato Mundial Juvenil 1982.

11. Cxe6

Si las negras logran. enrocarse, con seguridad tendrán una ventaja evidente debido al peón h4. A pesar de ellos, en la partida Bellón-Seira­wan, Las Palmas 1981, las blancas permitieron inexplicablemente que esto ocurriera: 11. Cgh5 0-0 12. Tel Te8 13. c3 Cbd7 14. Ad2 e5 15. Db3 Tf8 16. de Cxe5 17. Tadl Cxh5 18. Cxh5 Dxh4 19. Af4 Cxc4 20. Dxc4 Ab8 21. Db4 c5 (21 .... Dxh5? 22. Dxf8+) 22. Dxc5 Axf4 23. g3 Axg3, y las negras tienen un peón de ven­taja.

36 N

11. fe 12. Axe6 ( 36)

Esta posición, que se presentó por primera vez en la partida Tal­Botvinnik, novena del match de 1960, ha seguido siendo motivo de controversias desde entonces . En particular, las negras no han podido decidir cuál es la mejor jugada en este preciso momento. Veremos cua­tro alternativas: a) La partida Barczay-Schenider, Campeonato de Hungría, 1977, con­tinuó: 12 . ... Re7 13. Tel Te8 14. Axh6 Rf8 15. Ch5 gh 16. Df3, y ...

37

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¡las negras abandonaron!Esta minia­tura da lugar a una multitud de pre­guntas. ¿Por qué no 14 .... gh ... ? En­tonces ni 15. Dd2 , ni 15 Df3, ni tampoco 15. Ch5 dan ataque sufi­ciente. ¿Por qué no 14. Ch5 (con las mismas intenciones que en la parti­da)? Y la pregunta principal es: ¿por qué no la obvia 14. Ac8+ Rf8 15. Axb7 ... ? En la variante 15 . ... Axg3 16. fg Axc2 17. Txe8+ Dxe8 18. Dxc2 Del+ las negras dan mate; aho­ra bien, las blancas obtienen ventaja después de 18. Dd2, al igual que en caso de producirse la transposición 15 . .. . Axc2 16. Txe8+ Dxe8 17. Dxc2 Axg3 18. Ae3!. b) Una línea más sólida es 12 . .. . Axg3 13. fg De7 14. Te1 Ae4, como se jugó en la partida Biriescu-Rooze, 1980. Siguió entonces: 15. Af5 Axf5 (15 .... Cbd7 es dudosa a causa de 16. g4, pero 15 .... 0-0 es perfecta­mente jugable. Por ejemplo, 16. Axh6 gh 17. Axe4 Cxe4 18. Dg4+ Dg7 19. Txe4 Cd7 y las negras tie­nen mejores chances; también es po­sible 16. g4! Df7! 17. Axe4 Cxe4 18. Txe4 Df2+ 19. Rh2 Dxh4+ 20. Rg1 Df2+ con tablas, o bien -si las ne­gras lo desean- juego incierto tras 21. Rh2 Cd7!? 22. Ae3) 16. Txe7+ Rxe7. Aunque Rooze perdió esta partida (17. Del+ Rf7 18. Db4 b6 19. Ad2 Cbd7 20. Tfl Ae6 21. g4 a5 22 . Dd6 Axg4 23. Dxc6 Tac8 24. Db5 The8 25. Db3+ Rf8 26. Tf4 Te4 27. c4 Tce8 28 c5 be 29. Txe4 Txe4 30. de a4 31. Dd3 Rf7 32. c6 Ce5 33. Db5 Te2 34. Ac3 Cg6 35. Dc4+ Rf8 36. Axf6), está claro que cual­quier otro resultado también hubiera sido posible. e) En la citada partida Ta1-Botvin­nik, las negras prepararon el enroque largo sin preocuparse por el jaque descubierto: 12 .... Dc7 13. Te1 Cbd7. Esto obligo a las blancas a ju-

38

gar 14. Ag8+ Rf8 15. Axh7 Txh7 16. Cf5. Siguió entonces: 16 .... g6!? ("las negras consienten la igualdad mate­rial -una pieza por tres peones­pero completan rápidamente su mo­vilización. Sus piezas estarán operan­do en armonía ahora" -Botvinnik-) 17. Axh6+ Rg8 18. Cxd6 Dxd6 19. Ag5 (en opinión de Tal, 19. Dd2 Te7 20. Af4 era más fuerte) 19 .... Te7 ("el cambio de torres reduce el po­tencial ofensivo de las piezas blan­cas. Una característica esencial de la posición es que las blancas no cuen­tan aún con un solo peón pasado. Si intentan hacer alguno mediante 20. Txe7 Dxe7 21 h5, entonces las ne­gras contarán con atrayentes oportu­nidades tanto en el final que surge después de 21. .. . gh 22. Dxh5 Cxh5 23. Axe7 Cf4 como en la línea de ataque 21 .... Rg7 22. hg Th8" -Bot­vinnik-) 20. Dd3 Rg7 21. Dg3? Txel+ 22. Txe1 Dxg3 23. fg Tf8!, y Botvinnik ganó el final.

Dieciocho años después, la posi­ción del Diagrama 36 se volvió a presentar en una partida de Tal. En esta ocasión su adversario era Vukic (Bugojno 1978). Contra 12 . .. . Dc7, las blancas jugaron 13. Ch5 Tf8 14. c4 (M. Kondratiev da la posibilidad 14. f4 Ag6 Í5. Cxf6+ Txf6 16. f5 Af7 17. Ag5 hg 18. hg Txe6 19. fe Axe6 20. Dh5+ Rd7 21. Tae1, o bien 19 .... Ag6 20. Df3 De7 21. Dh3 Rd8 22. c4, y valora con optimismo las posibilidades de las blancas; proba­blemente este análisis sea cuestiona­ble) 14 .... Ag6 15. Cg3 Cbd7 16. c5 Axg3 17. fg Cd5 18. Tel 0-0-0 19. Dg4 Af7 20. Axd5 Axd5 21. Af4 (este alfil constituye la última espe­ranza de las blancas) 21. ... h5 22. Dg5 (22. Dxh5 sería respondida por 22 .... Txf4) 22 .... Da5, y las posibi­lidades de las blancas son de natura­leza puramente práctica.

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d) 12 .... Cbd7 13. Tel Dc7. Botvin­nik llegó a recomendar esto como un camino para evitar 12 .... Dc7 13. ChS Tf8 14. f4, lo cual solía consi­derarse fuerte para las blancas -aunque contra Vukic, como hemos visto, Tal eligió un camino diferen­te-.

Posibilidades de naturaleza prác­tica: ésta probablemente sea la valo­ración más verdadera de las oportu­nidades que las blancas obtienen en la variante 8. h4. Objetivamente, las posibilidades de las negras son al menos iguales.

B

37 N

8. Cf4 ( 37)

Tenernos aquí una posición del Capítulo 2 (Variante A), con la dife­rencia de que en vez de la muy po­derosa h4 (tras 6. Cle2 e6 7. Cf4 Cf6) las blancas han jugado Ac4. La amenaza de 9. h4 todavía está pre­sente, pero las negras han ganado un tiempo importante.

8. Ad6

Produjo buena impresión la puesta en práctica de la siguiente lí­nea: 8 .... CdS 9. Cxg6 hg 10. Ab3 Cd7 11. Ad2 Dh4 12. c3 Ad6 13. Df3 C7f6 14. Ce2 (o bien 14. 0-0-0

Af4) 14 .... De4 lS. Dxe4 Cxe4 16. Acl 0-0-0 17. Ac2 Cef6 18. h3 eS 19. de AxeS, Polugaievski-Osnos, URSS 196S.

Criticando lo premioso del juego blanco (10. b3, 11. d2); Boleslavski recomendaba adoptar una disposición agresiva mediante 10. Ce4! Dh4 11. De2 Ae7 (11. ... Cf6 12. Cg5 Dxd4? 13. Cxf7) 12. Ad2 Cd 7 13. 0-0-0 C7f6 14. CgS, donde las blancas tie­nen mejores chances.

9. Ab3

Todo esto nos resulta familiar del capítulo previo; en caso de 9. h4, las negras están listas para atacar el caballo de f4 (9 . ... Dc7), mientras que las blancas defienden su peón e para poder responder a 9 .... Dc7 con 10. Df3.

Posibles alternativas: a) En la partida Tal-Botvinnik, déci­moséptirna del match, 1960, las blancas jugaron 9. Cxg6 hg 10. AgS Cbd7 1 l. 0-0 Da5. Corno Tal ha es­crito, "las blancas no han sacado un átomo de ventaja en la apertura. Pe­ro todavía podrían haber encaminado la partida hacia unas tablas con 12. Dd2. No tienen muchas elecciones; cualquier retirada del alfil de gS es inconsistente, el camino en f6 está completamente vacío de sentido po­sicional, la defensa con 12. Del es pasiva, y la jugada 12. f4 es mala, sencillamente ... ". Sin embargo, jugó precisamente 12. f4, y después de 12 . ... 0-0-0 13. a3 Dc7 14. b4 Cb6 lS. Ae2 Ae7 (amenazando 16 .... eS 17. be Txd4, o bien 16 .... TfdS), se llegó a una posición que justifica su valoración de la duodécima jugada blanca. b) En la segunda partida del match de revancha de 1961, Tal jugó 9. 0-0(38).

39

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Y Botvinnik encontró una fuerte respuesta: 9 .... Cd5! (después de 9 . ... Dc7 10. Df3 Axc2, las negras su­fren un peligroso retraso en su desa­rrollo; las blancas pueden jugar, por ejemplo, 11. Cfh5 Cxh5 12. Cxh5 0-0 13. Ah6). Esto incita a las blan­cas a cambiar en g6, tras lo cual las negras tendrían posibilidades de ex­plotar la columna h . Después de 10. Cgh5 0-0 11. Ab3 Cd7 12. Cxg6 hg 13. Cg3 Dh4 14. Dd3 Tad8, las ne­gras obtuvieron una partida cómoda.

38 N

pal. Regresamos a la variante princi-

9. ... Dc7

Otras posibilidades: a) En este momento, 9 .... Cd5 care­ce de efectividad, como demostró una partida Krochnoi-Petrosian, Es­tocolmo 1962: 10. Cxg6 hg 11. Ce4! Ae7 12. 0-0 Cd7 13. c4 C5f6 14. Cg5! Ch7 15. Cf3 Dc7 16. g3 c5 (si 16 .... 0-0-0, Boleslavski aconsejaba 17. De2 The8 18. Af4 Ad6 19. Ae3!, amenazando 20. eS ó 20. d5) 17. d5 e5 18. Aa4, con sustanciosa ventaja blanca. Esta partida saca a la luz al­gunos su ti les detalles relacionados con el cambio en g6; la columna h es importante, a pesar de lo cual las

40

negras han de estar perfectamente dispuestas para enfrentarse a Cg3-Ce4 -maniobra que activa la peor pieza blanca-. b) Es interesante comparar el ejem­plo anterior con la partida Jansa-Ba­girov, 1966: 9 .... Cbd7 10. Df3 (contra 10. 0-0 las negras jugarían 1 O .... Cd5! de cualquier modo, mientras que 10. h4 Dc7 11. Df3 re­sulta ser una transposición a una lí­nea dada más abajo, en la Nota (a) a la undécima jugada blanca) 10 .... a5 11. a4 Cd5 12. Cxg6 hg 12. Ce4 C7f6!. Bagirov no desperdicia tiempo en retirar su alfil, puesto que si 14. Cxd6+ Dxd6 gana un peón (siendo una de sus amenazas 15 .... Db4+ ). J ansa sacrificó el peón, obteniendo alguna compensación después de 15. Ad2 Txh2 16. 0-0-0 Txhl 17. Txhl Re7.

39 N

10. Df3 Cbd7 11. 0-0 ( 39)

Es preciso descartar ahora 11 . h4, que era la principal amenaza, a causa de la réplica 11. ... e5, con las siguientes variantes: a) 12. de Cxe5 13. De2 0-0-0 14. h5 Ceg4 15. hg hg 16. Txh8 Txh8, y las blancas tienen dificultades para de­fenderse (17. Df3 Ch2, o bien 17. Dc4 Db6 18. Cd3 Cxf2 19. Cxf2

Page 38: Defensa caro kann variante clasica

Axg3). b) 12. Cxg6 hg 13. Ae3 0-0-0 14. 0-0-0 (14. Axf7? ed lS. Axd4 CeS) 14 .... ed lS. Axd4 CeS con buena partida.

Después de 11. Ae3, las negras no encontraban problemas en la par­tida Kupreichik-Chandler, Hastings 1981-2: 11. ... 0-0-0 12. 0-0-0 eS 13. Cxg6 hg 14. de AxcS IS. Rbl AeS 16. h3 aS 17 . AxcS DxcS 18. Ce4 Cxe4 19. Dxe4 Td4 etc.

La jugada 11. 0-0 era la predi­lecta de Simagin, quien ganó con ella dos partidas por correspondencia.

En ambas ocasiones, sus opo­nentes continuaron así:

11. e5 12. Cxg6 hg

Y ahora: a) La partida por correspondencia Simagin-Holetschek, 1964, continuó 13. h3!? (después de 13. Te! 0-0-0 14. Axf7 ed lS. Axg6 CeS 16. AfS+ Rb8 17. Ddl g6 18. Ah3 CdS las blancas están en situación peligrosa, Kotkov-Antoshin, 1963) 13 .... 0-0-0 (si 13 .... ed, entonces resulta desa­gradable 14. De2+) 14. c3 Tdf8 lS. Ae3 Th4 16. AgS e4 17. De2 Thh8 18. Tael (las negras tienen una fuer­te iniciativa denspués de 18. Cxe4 Ah2+ 19. Rhl Te8 20. f3 ChS)l8 .... Ch7 (La idea de Holetschek será re­futada, pero 18 .... Axg3 19. fg tam­bién es mala. Evidentemente, el error principal es anterior a esto) 19. Cxe4! Ah2+ 20. Rhl fS 21. Ae7 Te8? (21. ... fe 22. Axf8 Chxf8 23. Dxe4 favorecería a las blancas, pero las negras no estarían perdidas toda­vía) 22. CeS CgS 23. AxgSJ? (tras 23. Ae6 Cxe6 24. Dxe6, o bien 23 .... Txe7 24. Axd7+ Txd7 2S. Cxd7 Dxd7 26. Rxh2 f4 27. Rgl!, las blancas ganan de una manera bastan-

te sencilla. No obstante, un comenta­rista ha mantenido que contra 23. Ae6 Holetschek había preparado "va­riantes ganadoras que comenzaban por 23 .... Cxh3". Hemos podido ve­rificar que después de 24. Axd7+ Dxd7 2S. Cxd7 Cf4! las blancas no pueden evitar .. . !el jaque perpetuo! Pero 2S. gh Dd5+ 26. Rxh2 Txe7 27. Dd3!, o bien inmediatamente 24. gh, no le darían a las negras ni siquiera esa oportunidad) 23 . . .. Txe2 24. Txe2 Cxc5 25. de Ae5 26. g3! (la clave de la idea original de Simagin; a la próxima jugada, Tfel obligará al alfil de e5 a retirarse. Tras ello, los alfiles blancos crearán desde e6 y f4 amenazas irresistibles. La situación es tan grave que las negras deberían haber devuelto la dama en la última jugada -25 .... Af4 26. Te7 Axg5-con algunas oportunidades de enta­blar) 26 . ... b6 (con 26 .... Axg3 27. fg Txh3+ 28. Th2 nada varía) 27. Tfel Af6 28. Af4 Dd8 29. Te6, y las blancas ganaron. En nuestra opinión, en lugar de 15 .... Th4 seguido de 16 .... e4, las negras deberían haber jugado 15 .... e5 16 Axd4 Ce5, o bien 16. cd Cb6. Con la vista puesta en este plan, también sería mejor que situaran su rey en el flanco opuesto -13 .... 0-0-. b) En una partida por corresponden­cia contra Dubinin, 1966, Simagin escogió 13. c3, y después de 13 .... c5!? (13 .... 0-0) 14. Ag5 0-0 15. de Axc5 16. Tadl Dc6 17. Dxc6 be 18. Tfel a5 19. Ce4 Aa7 20. Axf6 Cxf6 21. Cxf6+ gf 22. Td7, obtuvo un fi­nal claramente superior (¡el alfil de b3 es muy poderoso!).

El alfil de rey de las blancas re­presentó un papel principal en estas dos partidas, y no podemos evitar preguntarnos por qué era necesario (en la posición del Diagrama 39) am­pliar la diagonal de este alfil con 11.

41

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... e5. Mientras que el contragolpe 11 .... e5 es una respuesta natural a 11. h4, parece más adecuado contes­tar a 11. 0-0 con 11. ... 0-0 (12. h4 e5!) o bien con 11. 0-0-0 (seguida quizás por ... c5).

Por último, antes de acabar con la variante 8. Cf4, recordemos la partida Jansa-Bagirov. Podría muy bien ser que el orden de jugadas se­guido en esa partida (9 . . . . Cbd7) fuera el más preciso.

e 8. 0-0 Ad6

Digamos unas pocas palabras acerca de 8 .... Cbd7, cuyo principal propósito es responder a 9. f4 con la inmediata 9 . ... Cb6 10. Ab3 c5. En lugar de 9. f4, está más cargada de intención 9. Cf4, obligando a jugar 9 .... Cb6 (9 .... Ad6 10. Axe6!) 10. Ab3 Ad6. Hemos examinado ante­riormente esta posición (6. Ch3 Cd7 en el Capitulo 2), y reiteramos aquí nuestras dudas sobre la corrección del traslado a b6 del caballo.

40 N

9. f4 ( 40)

Las negras pueden elegir entre tres respuestas:

Cl 9 .... Dc7

42

C2 9. ... Af5 C3 9. ... Dd7 Y también es posible 9 . ... Ce4

1 O. f5! Axg3 11. Cxg3 Cxg3 12. fg Cxfl 13. gf+ Rxf7 14. Dg4 Te8 15. Ah6! (Keres). Compárese con la va­riante Cl, a continuación.

C1

41 B

9. Dc7 10. f5! ef 11. Cxf5 ( 41 )

11. Axh2+

Las negras pueden organizar sus defensas con mayor facilidad si no desperdician el tiempo tomando este peón- 11 . . .. Axf5 12 . Txf5 Cbd7-. Valga como ejemplo la par­tida Zaitsev-Pavlov, 1967: 13. Rhl 0-0 14. Dfl Tae8 15. Ag5 b5 16. Ad3 Cd5 17. Df3 f6 18. Ad2 g6 19. Txd5 cd 20. h6 Tf7 21. Dxd5 a6, con posibilidades para ambos bandos.

12. Rh1 0-0

O bien 12 .. .. Axf5 13. Txf5 Ad6 14. Ah6! Tg8 15. Cf4 De7 16. Ch5 Cbd7 17. Cxg7+ Rd8 18. Del Cg4 19. Ag5 Cdf6 20. Ch5 etc., Sej­kora-Groszpeter, 1979.

13. g3

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Estamos siguiendo la partida Keres-Golombek, Moscú 1956; la forma en que la posición negra se derrumbó en este momento evidencia la buena estrella con que nació esta línea de apertura. Una partida Shia­novski-Spiridonov, jugada diez años más tarde, es una variación sobre el mismo tema: 13. Del Ad6?! 14. Cxg7! Rxg7 15. Txf6 Cd7 16. Dh4 Tfe8 17. Ah6+ Rh8 19. Ag5 Ae7 20. Txg6 etc.

13. Axf5 14. Txf5 Axg3 15. Txf6! De7

Keres continuó entonces: 16. Dfl De4+ 17. Df3 Dh4+ 18. Rg2 Dh2+ 19. Rfl Dh3+ 20. Dg2 etc.

C2 9. Af5

La opinión general (a pesar de la partida Zaitsev-Pavlov citada en la subvariante Cl) coincide en que las negras no deberían permitir f5. La razón de ello no descansa mera­mente en que este avance les resulte peligroso. El peón de f4 limita la movilidad del alfil dama y el caballo rey de las blancas; y si las negras lo­graran convertir este factor temporal en permanente, podrían reclamar pa­ra sí la ventaja de apertura.

Esta idea es tan atractiva que ha dado lugar a una medida tan poco usual como pueda ser 9 .... Af5 (su­gerida por Furman).

10. Cxf5 ef(42)

El peón de f4 se encuentra blo­queado, y han quedado al descubier­to los puntos débiles de la posición blanca (e3 y e4). Pero se ha pagado

caro por ello. La estructura negra de peones está echada a perder, y la posición de su rey no es del todo se­gura. )No es forzoso renunciar a ... g6, pero tras esta jugada el alfil blanco situado en la diagonal al-h8 podría volverse peligroso, especial­mente en combinación con un even­tual sacrificio de pieza en f5.) ¿Qué es lo que la práctica ha revelado?.

42 B

11. Cg3

Las ventajas de llevar el caballo a e5, mediante 11. Rhl Dc7 12. Cgl, etc., son dudosas . En la partida Westerinen-Kagan, Ybbs 1968 , las blancas abandonaron la lucha por la casilla e3 para explotar la diagonal a1-h8: 12. b3!? Cbd7 13. Ab2 0-0 14. Ad3 g6 15. Del Tfe8 16. Dh4 Cd5 17. a3 Dd8 18. Dh6 Ce3?! 19. Tf3 Af8 20. Dh3 Cxc2? (un error que Kagan había estado preparando con su jugada 18; debería haber ju­gado 20 .... Cg4, o bien 18 .... Af8 anteriormente. Después de capturar en c2, las negras se ven sometidas a un fuerte ataque) 21. Tcl Cxa3 22. Cg3 Cb5 23. Cxf5! Cf6 24. d5! Aa3? 25. Dh6 Af8 26. Dh4, con posición ganada.

11. g6

43

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12. Tel+ Rf8 13. Df3

En la partida Panchenko-Bagi­rov, Campeonato del Club Burevest­nik, 197 5, se llegó a una posición tensa y confusa tras las jugadas 13. b3 Cbd7 14. Df3 h5! 15. Ab2 h4 16. Cfl Ce4 17. d5 Dbó+ 18. Ce3 Cdfó 19. de be 20. h3 Th7 21. Tadl Ab4 22. Te2 Ac3 23. Aa3+ Rg8 24. Rh2 Te8.

13. Dc7

Y no 13 .... Cbd7? por 14. Db3.

14. Ad3 eS 15. d5!

En la partida por corresponden­cia Altshuler-M. Zagorovski, 1964, se jugó 15. c3 que es más débil. En vista de que con esta jugada las blancas privan a su propio alfil de acceso a la diagonal agresiva, las ne­gras hicieron buen uso de sus opor­tunidades de conquistar la iniciativa: 15 .... Cbd7 16. Rhl h5! 17. Ae3 Cg4 18. de Axc5 19. Axc5 Cxc5 20. Ac2 Ce6 21. Tf1 h4 22 . Ce2 Cg5! 23. Dd3 h3 0-1.

15. 16. Axf5! 17. Cxf5 18. Ad2 19. Ac3

c4 gf Cbd7 Tg8 Tg6

El caballo de f5 y el alfil de c3 producirán a las negras continuas preocupaciones acerca de la defensa de su rey. Aquí 19 .... Axf4? fracasa a causa de 20. Ab4+ Ce5 21. Dxf4!

20. Rh1 21. Tad1 22. Ch4!

44

Td8 Cb6 Cbxd5

sa:

O bien 22 .... Thó 23. Dg3.

23. 24. 25. 26.

Cxg6+ Txd5 Dxd5 Df3!

hg Cxd5 Axf4 TeS

A estas alturas ya no hay defen-

a) 26 .... Ag5 27. Dh3. b) 26 .... Ad2 27 . Axd2 Txd2 28 . Df6. e) 26 .... Rg8, y ahora no 27. Dh3? Ae5!, sino 27. Af6!. d) 26 .... T d7 27. Dh3 Ae5 28. Txe5 Dxe5 29. Dxd7.

27. Ag7+

Y las negras abandonaron, Yefi­mov-Shakarov, partida por corres­pondencia, 1981.

En la posición después de 17. Cxf5, probablemente las negras no tienen por qué perder. Menos aún nos atreveríamos a condenar la juga­da 9 .... Af5 simplemente a la vista del resultado de esta partida (junto con la Westerinen-K agan). No obs­tante, se sugiere por sí misma la conclusión de que los inconvenientes de esta continuación (posición inse­gura del rey) pesan más que sus ven­tajas.

Hace largo tiempo, Boleslavski sugirió una manera diferente de pre­venir f5. La veremos a continua­ción.

C3 9 . ... Dd7 ( 43) 10. Ad3

También se tiene:

a) En este momento, el sacrificio de

Page 42: Defensa caro kann variante clasica

peón 10. f5?! ef 11. Ad3 Ce4 es du­doso.

43 B

b) U na idea de apariencia lógica es 10. b3, seguida de c4 y d5, para eli­minar el peón de e6 y renovar así la amenaza de f5 . Pero es apenas posi­ble después de 10 . ... Ca6 1 l. c4 Cc7. e) En la partida Eolian-Kasparov , Campeonato Juvenil de la URSS, 1977, la jugada carente de propósito 10. Rhl ?! permitió a las negras apo­derarse inmediatamente de la inicia­tiva con 10 .... h5! (al caballo de g3 le falta espacio) 1 l. f5 ef 12. Cf4 Axf4 13. Txf4 h4 14. Del+ Rf8 15. Ce2 h3.

10. 11. Dxd3

Axd3 g6 ( 44)

Como Boleslavski escribió, "aun­que la dama negra priva al caballo de b8 de su casilla natural, las piezas blancas no están suficientemente bien situadas para explotar esto". Só­lo nos queda citar una partida que confirmó la opinión de Boleslavski y llamó la atención sobre el riesgo es-

tratégico que las blancas corren al jugar f4.

44 B

Van der Wiel-Seirawan, Baden bei Wien, 1980: 12. b3 Ca6 13. Ab2 Ae7 14. c4 Cc7 15. Df3 0-0 16. Cc1 Cce8! 17. Cd3 Cg7 18. Ce5 Dc7 19. h3 Tad8 20. Tad 1 (los comentaristas estaban en lo cierto al aconsejar una acción más enérgica: 20. Ce2, segui­do por g4) 20 . ... h5! 21. Ce2 h4! 22. Cg4 Cfh5 23. Dc3 Rh7 24. Tf3 Cf5 25. Ce3 Af6 26. Cg4 Ah8 27 . Ce5? (después de 27. Del las blancas ten­drían "sólo" una mala posición) 2 7. .. . Cxf4!, y las negras vencieron.

Como conclusión, las negras no deben temer que las blancas intenten agudizar el juego (8. h4, o bien 8. 0-0 Ad6 9. f4) . La línea 8. Cf4 es más sólida que las anteriores; ahora bien, de nuevo aquí las posibilidades a disposición de las negras distan de ser malas, y son de cualquier manera más interesantes que las del capítulo 2, donde se lleva el caballo a f4 sin jugar previamente 6. Ac4.

45

Page 43: Defensa caro kann variante clasica

RESUMEN

7 ... i.d6 ;t li:lf6 8 h4 lLlhS ±

h6 9 li:lf4 i.h7 10 i.b3

10 'ite2

10 0..() lLldS ± i.d6 11 lLlghS +

11 li:lxe6 oo/=

8 lt:lf4 lLldS ;t i.d6· 9 lt:lxg6

9 0-0

9 i.b3 li:ldS ;t

lt:lbd7

'i!Vc7 IO~f3 lt:lbd7 11 h4

11 i.e3

11 0-0 oo/=

8 0-0 lt:lbd7 9 f4 00

9 lt:lf4 t i.d6 9 f4 'tiV c7 ±

i.fS t 'tifd7

46

Page 44: Defensa caro kann variante clasica

CAPíTULO 4

6. Cf3

l. e4 2. d4 3. Cc3 4. Cxe4 5. Cg3 6. Cf3 (47)

c6 dS de AfS Ag6

Los planes blancos que hemos examinado en las secciones prece­dentes se caracterizan por su agresi­vidad. En este capítulo vamos a ana­lizar variantes y posiciones de natu­raleza diferente. En ellas, las blancas cifran sus esperanzas de obtener ventaja sólo en la posición algo más activa de sus piezas, y en su espacio de maniobra, ligeramente mayor.

Otra jugada que ha sido probada con el propósito de consolidar la ventaja de espacio blanca es 6. f4 (45).

45 N

Sin embargo -al igual que en la Variante C del Capítulo 3- la prác­tica ha demostrado que en la conti­nuación de la partida se harán sentir las debilidades creadas en la posición

blanca por el avance del peón f. Veamos algún ejemplo: a) Es característica la partida Mar­shall-Capablanca, Nueva York 1927: 6 .... e6 7. Cf3 Ad6 8. Ad3 (u 8. Ac4 Ce7 9. 0-0 Cd7 10. Ce5 Cf6 11. c3 Dc7 12. De2 0-0 13. Ae3 c5 14. de Axc5 15. Axc5 Dxc5+ 16 Rhl Tad8 con una excelente posición pa­ra las negras, Stolz-Flohr, 1931) 8 . .. . Ce7 9. 0-0 Cd7 10. Rhl Dc7 11. Ce5 Td8 12. De2 Axd3 13. Cxd3 0-0 14. Ad2 c5 15. Ce4 Cf5 16. de Cxc5. Si las blancas pudieran devolver su peón a f2, lograrían igualar. b) La EdA da algunas líneas intere-santes: 6 .... hS!? 7. Cf3 (7 . f5? Axf5) 7 . .. . h4 8. Ce2 Cd7 9. Ce5 Cxe5 10. fe e6 11. Cf4 Af5, con me­jores chances para las negras; o bien 7. h4 e6 8. Cf3 Cd7 9. Ac4 Ae7 10. 0-0 Dc7 (10 .... Axh4? 11. f5! con ataque) 11. Ce2 0-0-0.

En la práctica, el problema de la idea negra desarrollada en la subva­riante (b) arriba citada es su Nfalta de adaptabilidad. Alterando el orden de las jugadas -6. h4 h6 (6 . .. . h5 7. Ch3!) 7. f4- las blancas eliminan la posibilidad de ... h5 . Entonces, des­pués de 7 .... e6 8. Cf3 Cd7 9. h5 Ah7 10. Ad3 Axd3 11. Dxd3 Dc7 12. Ad2 ( 46) llegamos a posiciones de tipo moderno, sólo que con un peón blanco en f4.

46 N

47

Page 45: Defensa caro kann variante clasica

Se puede continuar ahora de dos maneras: a) 12 .... Cgf6, y entonces:

al) 13. CeS Ad6 14. 0-0-0 0-0 IS. Ce2 (ó IS. Df3 Tfd8 16. Rbl eS 17. Cxd7 Txd7 18. de AxcS 19. Ac3 CdS 20. AeS Ad6 21. Axd6 Txd6 22. Td4 Tc6 23. c3 Tc8, y las negras tienen una posición a e ti va , Shamkovich­Dely, 1981) lS .... eS 16. Cxd7 Cxd7 17. Rbl Tfd8 18. g4 cd 19. gS CeS 20. Dxd4 Af8 21. De3 hg 22. fg TdS 23. AcJ Txdl+ 24. Txdl Td8 2S. Tfl TdS, con posibilidades para am­bos bandos, Dückstein-Hort, 1968. El tratamiento que Dücks­tein realizó de la posición fue bueno, aunque sólo fuera porque impidió que se apreciaran los defectos de la jugada f4. El jue­go de Hort necesita ser refinado -con esta idea, parece correcto IS. .. . Tf d8, amenazando tomar dos veces en eS (si 16. Cxd7, entonces 16 .... Txd7). a2) 13. 0-0-0 eS 14. De2 0-0-0 IS. CeS Cb6 16. de AxcS, y las negras obtuvieron una posición completamente satisfactoria en la partida Kavalek-Saidy, Las Palmas 1973. No obstante, el tratamiento modern9 de la Ca­ro-Kann exige una decisión di­ferente: 14 .... Ad6, continuando con el enroque corto. La re -mendación que hace la EdA de­be considerarse una broma de mal gusto: lS. CfS Axf4 16. de, con la valoración "!. ¡Después de la natural 16 .... 0-0, las ne­gras tienen posición ganadora!

b) 12 .... 0-0-0 13. 0-0-0 Ad6 pare­ce más sutil. En la partida Ciocaltea­Golombek, Moscú 19S6, las blancas se vieron obligadas a renunciar a CeS y jugar 14. Ce2 Cgf6 etc. Por

48

supuesto, 13. De2 es más exacta. Regresemos a la línea principal,

tras 6. Cf3:

47 N

Las negras disponen aquí de: A 6. ... Cf6 B 6. ... Cd7

La Variante A se juega de vez en cuando, si las negras se muestran escépticas acerca del valor de la po­sible jugada blanca CeS. La Variante B se presenta con frecuencia consi­derablemente mayor. En este capítu­lo examinaremos algunos planes blancos insípidos, comenzando con 7. Ac4 (B 1) o bien 7. Ad3 (B2). Los dos tercios restantes del libro estarán dedicados a la continuación 7. h4.

A

48 B

6. Cf6 (48)

Page 46: Defensa caro kann variante clasica

Hemos leído a menudo que "6. Cd7 resulta · esencial aquí, en vista

de la amenaza 7. h4 h6 8. CeS". Sin embargo, existen opiniones diferen­tes.

7. h4

7. CeS Cbd7 8. Cxg6 hg es del agrado de las negras, como ocurría en posiciones similares en los Capí­tulos 2 y 3. A cambio del alfil, las blancas no sólo han entregado un ca­ballo (incidentalmente, su mejor ca­ballo) sino también la columna h y una cierta cantidad de tiempo.

7. h6

O bien: a) Si las negras juegan 7 .... e6, des­preciando el avance del peón h, las blancas consiguen una posición muy favorable después de 8. hS Ae4 9. Cxe4 Cxe4 10. Axd3 Cf6 11. De2. b) En la partida Suetin-Ratner, URSS 19Sl, las negras detuvieron el peón h mediante 7 .... ChS. El juego posterior de Suetin ha sido muy ala­bado en los manuales de aperturas: 8. Ce2 (49).

49 N

8 .... Cd7 9. g4 Chf6 10. hS Ae4 11. Cg3 DaS+ 12. Ad2 DdS 13. Ag2 Axf3 14. Dxf3 Dxd4 15. g5 Cd5 16.

0-0-0 Ce5 17. Db3 0-0-0 18. Aa5 Df4+ 19. Rbl, y las negras no pue­den organizar la defensa debido a su gran retraso de desarrollo.

No obstante, el mismo Suetin afirmó hace ya dos décadas que des­pués de 8 .... e6! 9. g4 Cf6 10. h5 Ae4 11. Cg3 Axf3 12. Dxf3 Dxd4 13. gS Cd5 14. g6, la posición "no es fácil de valorar". Esta es la primera razón que nos induce a cuestionar si 6 .... Cd7 es "esencial".

8. CeS

Ganando un tiempo ... Se podría sostener que 8. h5 (u

8. Ad3) 8 .... Ah7 9. Ad3 resulta una elección más práctica, llevando la partida a variantes familiares. Con todo, no hay certeza de que después de 9 .... Axd3 10. Dxd3 e6 las negras no logren un esquema de desarrollo que es a la vez original (sin ... Cd7) y bueno.

50 B

8. 9. Ac4

Ah7 e6 (50)

De forma que las blancas han explotado el defecto de 7 .... Cf6, y sus piezas han conquistado posiciones activas. ¿Pero ahora qué? Fischer, por ejemplo, ha escrito que después de 10. De2 Cd5 (10 .... Dxd4? 11.

49

Page 47: Defensa caro kann variante clasica

Cxf7), siguiendo con ... Cd7, las ne­gras igualan. La siguiente partida muestra que la posición avanzada del caballo en e5 podría en realidad re­sultar un inconveniente para las blancas, facilitando el contrajuego de su oponente.

1 O. De2 Cd5 11. 0-0 (probable­mente sea mejor enrocarse largo: 11. Ad3 Cd7 12. Ad2 y 13. 0-0-0) 11. ... Cd7 (11. ... Dxh4? 12. Axd5) 12. h5 Ad6 12. Tel 0-0 14. a3 Dc7 15. Aa2 Tad8 16. c4 C5f6 17. b4 b6 18. Ab2 c5 19. Tacl cd 20. Axd4 Cxe5 21. Axe5 Axe5 22. Dxe5 Dxe5 23. Txe5 Td2 con final favorable, Liao-Carn­pora, 1982.

Vernos de esta manera que 6 .... Cf6 no tiene solamente inconvenien­tes.

B 6. Cd7

Examinaremos ahora estas conti­nuaciones:

Bl. 7. Ac4 B2. 7. Ad3

Y también 7. Ae2 (51). No está del todo claro por qué las blancas deberían querer tener su alfil en la diagonal a2-g8 si no se encuentra apoyado por un caballo en f4. Por consiguiente, incluso 7. Ae2 no pa­rece peor que 7. Ac4, aunque aquí también, como muestran las partidas siguientes, la posición ofrece pocas posibilidades a las blancas:

7 .... e6 8. 0-0 (¿Le gustaría al lector ver algo divertido? La partida Geissert-Stark, 1973, continuó 8. c3 Dc7 9. Ch4 Cgf6 10. Af3 Ae7 11. Db3 0-0 12. Cxg6 hg 13. h4 e5 14. h5 Cxh5 15. Axh5 gh 16. Txh5 Cf6 17. Th4 ed 18. Dc2 Tfe8 19. Rfl Da5 20. Cf5 Tad8 21. Cxd4 Txd4 22.

50

cd -una inexactitud- 22 . ... Del+) 8 .... Cgf6, y ahora:

51 N

a) 9. c4 Ae7 10. b3 0-0 11. Ch4 Dc7 12. Ab2 Tfd8 13. Cxg6 hg 14. Dc2 e5! 15. Tadl ed 16. Axd4 Ac5 17. Ac3 Ad6 18 . b4 c5 19. b5 Ae5 20. Af3 Axc3 21. Dxc3 Cf8 22. Ce4 Cxe4 23. Axe4, y se acordaron ta­blas, Dizdare:vié-Keleéevié, Sarajevo, 1982. b) 9. Tel Ad6 10. Afl De?. 11. c4 0-0 12. Ad2 c5 13. Ac3 Tfd8 14. De2 cd 15. Cxd4 a6 16. Ted 1 Cc5 (ya es más acti vo el juego de las negras) 17. Cf3 Cce4 18. Ael Cxg3 19. hg e5 20. c5 Axc5 21. Dxe5 Db6, con iniciativa negra, Spasski-Seira­wan, 1982.

Bl 7. Ac4 (52)

Page 48: Defensa caro kann variante clasica

7. 8. 0-0

e6 Cgf6

En la partida Holmov-Kasparov, Daugavpils Otborchnii [Primera Liga de Daugavpils] 1978, las negras deci­dieron enrocarse largo, empujadas por el deseo de jugar una partida más viva: 8 .... Dc7 9. De2 0-0-0 10. c3 Cgf6 11. Tel (53 ) .

53 N

11. ... Ae7 (podríamos aconsejar a las negras que fueran más emprendedo­ras aquí: 11. ... Cd5 12. a4 Rb8 13. a5 Ad6, o bien 12 .... a5 13. Ad2 Ad6 14. Ce4 Af4, o bien 11 .... c5) 12. a4 Cd5 13. a5 a6 14. Ad2 The8?! (14 .... h5 es más lógica) 15. b4 f6 16. Ad3! Af8 (o bien 16 .... Cf8 17. Tabl, continuando con c4. Todas las posibilidades negras de mejora han desaparecido ya) 17. Axg6 hg 18. Ch4! g5 19. Cg6 Ad6 20. Dg4, y las negras están sometidas a una fuerte presión.

Opinamos que debería conti­nuarse experimentando con el enro­que largo.

9. De2

O bien 9. Cg5 -jugada de Tal-. Las blancas no se oponen a sacrificar un alfil con 1 O. Axe6. La partida Tal-Petrosian, Bled 1961,

continuó 9 .... h6 10. Ch3 Ad6 11. Cf4 Axf4 (¿acaso había peligro en 11. ... Ah7 12. Axe6 fe 13. Cxe6 De7 14. Tel Rf7 ... ?) 12. Axf4 Cd5 13. Acl (si 13. Ad2, entonces 13 .... Db6! es buena) 13 . ... Dh4 14. Ad3 (esto no es un sacrificio de peón -14 .... Dxd4 15. Axg6 Dxdl 16. Axf7+ - pero tampoco es "luchar por la ventaja"; con este objetivo, 14. c3 tendría más sentido) 14 .... Axd3, con posibilidades equilibradas.

9. Ae7

La decisión de desarrollar el al­fil por e7 o por d6 es cuestión de gustos. La primera edición de la EdA refleja una pobre opinión de 9. .. . Ad6, señalando que en caso de 10. CeS la jugada 1 O .... 0-0 es débil, en vista de 11. Axe6 f2 12. Cxg6 hg 13. Dxe6+. Esto es cierto, pero si se re­trasa el enroque mediante 10 .... Dc7 (54) se pueden evitar las consecuen­cias desagradables.

54 B

11. Te! 0-0, y ahora: a) 12 Ag5 Cd5 13. Tadl b5 14. Ab3 a5 15. h4 Axe5 16. de h6 17. h5 Ah7 18. Ad2 a4 19. Axd5 cd 20. Ab4 Tfc8 21. c3 Dc4 y las negras no de­ben temer nada, Klovan- Suleimanov, 1979. b) 12. b3 c5 13. Cxg6 hg 14. Ac3

51

Page 49: Defensa caro kann variante clasica

conduce por transposición de jugadas a una situación producida en la par­tida Torre- Bukic, Biel 1977. Las ne­gras maniobraron de forma inefi­ciente -14. 00 Tad8 15. Tad1 Cb6 16. de Axc5 17. Axc5 Dxc5 18. Ce4- y la posición pasó de ser inofensiva a desagradable; pronto las negras ten­drán que defenderse en un final in­ferior. Preferiríamos 14 . ... Tac8! (15. de Cxc5), y pensamos que esta posición no promete nada especial para las blancas.

10. Te1

En esta situación, 10. CeS carece completamente de fuerza a causa de 1 O. 000 Cxe5 (precisamente ésta es la diferencia que existe entre 000 Ad6 y 00 0 Ae7) 11. de Cd5 12. Td1 Dc7, y las negras se enrocan largo.

10. 0-0 11. Ab3

Preparando c4 . Después de la modesta 11. c3 (55) el juego de las blancas resulta activo sólo en apa­riencia; no existe un plan claro para reforzar su posición.

55 N

Por ejemplo: a) 11. ..• Dc7, y ahora:

al) 12 Ag5 h6 13. h4 Tad8

52

14. Tadl Tfe8 15. Td2 Ah7 16. Cf1 Ce4! 17. Axe7 Cxd2 18. Axd8 Cxf3+ 19. Dxf3 Txd8 20. Ce3 Cf6 21. Ab3 c5 22. de. Ae4 23. De2 Ad3 24. Df3 Ae4, etc., Hübner -Portisch, Montrea1 1979. a2) 12. a4 c5 l3 a5 (en la parti­da, esta posición resultó de un orden de jugadas diferente) 13. ... Tfe8 (13. 000 a6 era bastante más "sólida". Hübner busca una lucha aguda, y la encuentra, pe­ro se encontrará maniatado por sus débiles peones del flanco de dama) 14. a6 Af8 Ab5 Teb8 16. Ag5 Cd5 17 . Ce5 Cxe5 18. de Db6 19. Ac1 ba 20. Axa6 Td8 21. h4 h6 22 . h5 Ah7 23. Ce4 Dc7 24. f4 Cb6 25. Ad3 c4 26. Ac2, y las negras tuvieron que mantenerse a la defensiva (los peones de. a7 y c4 necesitan vi­gilancia), Kagan-Hübner, Lu­cerna 1979.

b) 11. ... Cd5 12. Ad2 a5 13. Tad1 Te& 14. a3 Dc7 15. Ac1 C7b6 16. Aa2 Cf4 17. Df1 Cd7 18. Ce5 Cxe5 19. Txe5 Cd5 20. Tee1 Ad6 21. De2 Af4 22. Axd5 cd 23. Dg4 Ad6! 24. De2 Teb 8 25. Ad2 b5, y las negras superaron a su experimentado opo­nente, Klovan-Kivlan, Copa de Ri­ga, 1980.

Volvamos a la variante princi­pal, tras 11. Ab3.

11. Cd5!

La mejor jugada. El caballo se dirige hacia b4 (en caso de 12. c4) o bien f4 (después de, por ejemplo, 12. a3 Dc7 13. c4 -aunque en esta línea 12. 000 b5 tampoco es nada mala-).

12. c4 Cb4 13. a3

Page 50: Defensa caro kann variante clasica

13. Tdl se vería respondida por 13 .... a5 14. a3 a4!.

56 N

13. Cd3 14. Td1 Cxcl 15. Taxcl (56 )

Hace algún tiempo se pensaba que esta posición favorecía a las blancas. Pero las negras tienen a su inmediata disposición buenas conti­nuaciones, por ejemplo: a) 15 .... Db6 15. Aa2 Tfe8 (16 .... a5 17. d5) 17. Abl a5 18. Axg6 hg 19. Ce4 Tad8 20. b4 ab 21. ab Ta8 22 . Cc5 Cxc5 23. be Dc7 24. Tbl Af6 25. De4 Ta4, como se jugó en la partida por correspondencia Koro­lev-Akopov, 1981. Un intento más temático es 17. b4, y si 17 .... a5, entonces 18. c5 Dc7 19. b5. Incluso así, 19 . . .. cb 20. Dxb5 Dc6 21. a4 Tec8, continuando con ... b6, pro­porciona a las negras una posición cómoda. b) Un método todavía más simple es 15 .... TeS 16. Ac2 a5, o bien 16. Ce5 Cxe5 17. de Db6 18. Aa2 Tad8.

B2 7. Ad3 ( 57) En los manuales de aperturas,

esta jugada se encuentra seguida normalmente por una nube de va­riantes que terminan con el veredicto

11 ± 11 • En casi todos los casos podría sustituirse el signo 11 ± 11 por el signo 11 =" con la conciencia tranquila, ya que a pesar de las aparentes mayor libertad y actividad de sus.piezas, las blancas carecen de métodos concretos y efectivos para romper la posición de su oponente -incluso si las ne­gras juegan pasivamente-.

57 N

Uno de los ligeros problemas que encuentran las negras en esta variante es el dilema de dónde debe­rían cambiar los alfiles -en d3 o en g6-. Las negras cambian en d3 cuando planean enrocarse corto y "no les gusta tener que considerar si su rey estará seguro cuando su peón h se desplace a g611 (Gligoric). Aunque ... Axd3 es una concesión -de he­cho, pierde tiempo, después de to­do- la práctica demuestra que son aceptables ambas formas de cambiar los alf i1es.

Consideraremos 7 .... e6 -segui­da del enroque corto- como nuestra línea principal. A continuación se comentan algunos planes alternativos de las negras. a) En la partida Spasski-Larsen, Bu­gojno 1978, las negras perdieron vo­luntariamente un tiempo con 7 .... DaS+ 8. Ad2 Dc7, para inducir a 9. Axg6 hg. La columna h daría opor­tunidades a las negras si su oponente

53

Page 51: Defensa caro kann variante clasica

se enrocase corto. ¿Cuáles son las perspectivas de las negras si las blancas optan por enrocarse largo? Esta partida no responde a la cues­tión, puesto que Larsen no estaba en su día: 10. De2 e6 11. Ce4 0-0-0 12. g3 c5 13. Af4 Dc6? 14. 0-0-0 c4 15. Cc3! Ch6 16. d5 ed 17. Txd5 Ac5 18. Thdl f6? 19. Td6! Axd6 20. Txd6 Dc5 21. Td5, y las negras abandonaron. b) Las negras salieron mejor paradas de una situación similar en la partida V. Ivanov-Kuksov, Nikolaiev 1978: 7 .... Dc7 8. Axg6 hg 9. Ce4 0-0-0 10. De2 Ch6 11. Ag5!? f6 12. Ad2 e5 13. 0-0-0 Cf5 14. de Cxe5 15. g3 Cxf3 16. Dxf3 Df7 17. Rbl Ae7 etc.

Son especialmente interesantes las partidas en las que las blancas cambian en g6 y a pesar de ello se enrocan corto a continuación, sin re­parar en las posibles amenazas que su rival pudiera crear en la columna h; también lo son aquellas partidas en que las negras se enrocan largo sin siquiera haber abierto primero la columna h. Básicamente, lo que se discute es el intento negro de transformar una tranquila variante de la Caro-Kann (quizás la más tranquila) en algo poco claro pero interesante, valiéndose de medios violentos. Por ejemplo: e) En la partida Chistiakov-Furman, Semifinal del XXVIII Campeonato de la URSS, se jugó: 7 .... Dc7 8. 0-0 Cgf6 9. Axg6 (despreciando abierta­mente las posibilidades de las negras en la columna de torre. En la partida Rovner-Zhilin, 1928, un blitzkrieg [ataque relámpago] dio la victoria a las blancas: 9. Tel e6 10. Cg5 Axd3 11. Dxd3 h6? 12. Txe6+ Ae7 13. Cf5 Cd5 14. Txe7+ Cxe7 15. Cxg7+ 1-0. Por supuesto, si las negras hubieran tenido un poco más de cuidado, con 11. . .. Ad6, no habrían tenido pro-

54

blemas) 9 .... hg 10. De2 e6 11. c4 Ad6 12. Ad2 Af4 13. Ac3 0-0-0! 14. Tfe1 (58).

58 N

14 .... g5?! (el excelente juego de Furman en la apertura podría haber culminado efectivamente con 14 .... Cg4!, alcanzando una posición suma­mente prometedora) 15. Cfl! Ch7 16. g3 Ad6 17. d5! e5 18. cd c5 19. Axg7 Thg8 20. Ac3 f5 21. Tac1 Rb8 22. De6 f4 23. C3d2 Cb6 24. Ce4! Tge8 25. Cxd6! Txe6 26. de Cd5 27. e7 Cxe7 28. Cb5 Dd7 29. Ae5+ Ra8 30. Cc7+ Rb8 31. Ce6+ Ra8 32. Cxd8 Dxd8 33. Txc5, y las blancas ganaron.

Obsérvese que cuando Furman se enrocó largo, ya dominaba tanto la columna h como la diagonal b8-h2. En la partida Dückstein-Petro­sian citada a continuación, las negras fueron más atrevidas. d) 7 .... e6 8. 0-0 Dc7 9. c4 0-0-0 1 O. Axg6 (¿Qué ocurre si las blancas juegan, por ejemplo, 10. Ae3 Rb8 11. Tb 1 ... ? Entonces 11. ... Ch6 12. b4 Cg4 13. b5 c5, o bien 13. c5 e5) 1 O .... hg 11. Da4 Rb8 12. b4 Ch6 13. Db3 Cf5 (59) .

Y ahora: di) 14. a4 e5! 15. de Cxe5 16. Cxe5 Dxe5 17. Ab2 Dc7 18. c5 a5! 19. Tad1 Txdl 20 . Txd1 Th4! (Petrosian no está realizan-

Page 52: Defensa caro kann variante clasica

do un "ataque en el flanco de rey" -¡son los peones débiles los que Jo atraen!-) 21. ba Axc5 22. a6 b6 23. Tel Ra7 24. Ae5 Dd7 25. Ce4 Ad4 26. g3 Axe5! 27. gh Cd4 28. Ddl Dd5 29. Te3 Cf5 30. Te! Cd4 (30 .... Ad4!?) 31. Dd3 f5 32 . Cg5 c5 33. Te3 c4 34. Ddl Rxa6, y las negras ven­cieron, Dückstein-Petrosian, Varna 1962.

59 B

d2) 14. Tel es más precisa, co­mo demostró la partida Neuro­nov-Mandzhdaladze, URSS 1980. Las blancas impiden ... e5; la partida se caracterizará ahora por los recíprocos ataques a los reyes: 14 .... Ae7 15. a4 Cf8 16. Ab2 f6 17. a5 g5 18. b5 cb 19. cb Dd7 20. Cxf5 ef 21. a6 g4 (21. ... b6 22. d5, y Cd4) 22. ab! Dxb7 (o bien 22 .... gf 23. b6!) 23. d5! gf 24. Ad4 a5 25. Txa5! Dc7 26. d6 Dxa5 (26 .... Axd6 27 . Da4) 27 . Ac3 Db6 28. de Te8 29. Ab4! Dc7 30. g3 Cd7 31. Da3!, y las negras abandona­ron, al no encontrar defensa contra las diversas amenazas blancas. U na excelente victoria de Neuronov, ¿pero no podían las negras haber mejorado su juego en algún momento? No es una mala idea 15 .... Af6 16.

Ab2 g5, por ejemplo. En las dos partidas siguientes,

las blancas evitaron cambiar en g6. e) 7 . ... e6 8. 0-0 Dc7 9. b3 0-0-0 10. Ab2 Cgf6 11. c4 (o bien 11. Cg5 Axd3 12. Dxd3 Ce5 13. De2 Cg6) 11. . .. Ad6 12. De2 Ch5! 13. Cxh5 Axh5 14. h3 Cf6?! 15. Tadl The8 ?! (con toda seguridad, las negras po­drían haber imaginado algo más apropiado para crear amenazas con­tra el rey blanco -o bien haber in­tentado iniciar juego en el centro med.iante 14 . ... The8 una jugada an­tes, con la intención de jugar 15 .... e5) 16. Abl Af4 17. Tfel g5 18. g4 Ag6 19. Axg6 hg 20. Acl Th8 21. Rg2 Axcl 22. Txcl Cxg4!? 23. hg Txd4 24. De5! Txg4+ 25. Rfl Thl 26. Re2 Txel+ 27. Txel Dxe5+ 28. Cxe5 Tf4, y las negras no tienen más que chances de tablas, Racine-An­tom, 1977. f) La partida por correspondencia N. Zhuravliov-Shakarov, 1977, fue así: 7 .... Dc7 8. 0-0 0-0-0 9. De2 e6 10. Tdl Cgf6 11. c4 Ch5?! (imitando a Antom; probablemente era mejor 11. .. . e5) 12. d5! ed 13. cd c5 14. b4 Rb8 15. Axg6 hg 16. Ag5 f6 17. Ae3 Cxg3 18. hg Ad6 19. Tacl Th5. En esta posición, en la cual las blancas podrían haber contado con ventaja (20. Dc2!) ·los jugadores acordaron tablas.

Parece evidente que están toda­vía por jugarse las partidas que acla­rarán completamente la valoración del arriesgado plan negro de enro­carse largo.

El plan de enrocarse corto es más sólido (aunque menos entreteni­do).

7. 8. 0-0

e6 Cgf6

En la partida Kashdan-Taube,

55

Page 53: Defensa caro kann variante clasica

1928, una de las mejores de la II

Olimpíada, se jugó 8 .... Ad6?! 9. De2?! Ce??!. Los jugadores no hacen gala de un interés particular por la precisión en la apertura, o de lo contrario Taube habría jugado 9 .... Axd3 10. Dxd3 Cgf6, y Kashdan ha­bría preferido 9. Te! (9 .... Cgf6 10. Cf5). Reproduciremos esta partida en su totalidad, puesto que ilustra uno de los temas de la variante -la posi­bilidad, y el método, de atacar al rey negro después del cambio en g6-10. Cg5 Cf6 11. C3e4 Ced5 12. f4?! 0-0?! (12 .... Ae7) 13. Cxd6 Dxd6?! (13 .... Axd3) 14. Axg6 hg 15. Ad2 Tad8 16. Tadl Dc7 17. c4 Ce7 18. Ac3 Td7 19. De3 Db6 20. Dh3 Cf5 . 21. c5! Db5 22. d5! Dxc5+ 23. Rhl Ch5 24. g4 Txd5 15. gh gh 26. Dxh5 Ch6 27. Axg7 Rxg7 28. Tgl 1-0.

9. b3

Resulta difícil decir si esta ju­gada es la óptima o si 9. Te! ó 9. c4 son más precisas. De cualquier ma­nera, las blancas están jugando sin nociones clara de cómo obtener ven­taja, por ejemplo: a) 9. c4 Ae7 10. Af4 0-0 11. Axg6 hg 12. De2 Db6 13. Tfdl Tfd8 14. b3 a5 15. Ce4 Cxe4 16. Dxe4 a4 17. Tabl ab 18. ab Ta2, y pocas jugadas más tarde se acordaron las tablas, Spasski-Seirawan, Baden bei Wien 1980. b) 9. Te1 Ae7 10. c4 y ahora:

56

bl) En la partida Najdorf-Ko­tov, Torneo de Candidatos de Zurich, 1953, se jugó 10 .... 0-0 11. Axg6 hg 12. Af4 Te8 13. Dc2 c5 14. Tadl cd 15. Cxd4 Ab4 16. Ad2 Axd2 17. Dxd2 a6 18. b4 Dc7 19. Te! Tad8 20. Dc3 Cb6. "Las blancas tienen sólo una ligera ventaja -su ma­yoría de peones en el flanco de

dama. Las negras, por su parte, tienen un peón extra en el cen­tro. Esto quiere decir que en un final las posibilidades de victo­ria estarán del lado de las blan­cas, pero en una lucha compleja, con las damas sobre el tablero, las negras tendrán una partida perfectamente viable" (Brons­tein). b2) 10 .... Axd3 11. Dxd3 0-0 12. Ad2 a5 (o bien 12 .... Dc7 13. Ac3 Tad8 14. De2 Tfe8 15. Tadl c5 16. de Axc5 17 b4 Ae7 18. Te! Te& 19. Cd2 Ad6, con partida fácil para las negras, Unzicker-Golombek, 1952) 13. Tadl Ab4 14. Ce4 Dc7 15. Cc3 Tfd8 16. Ag5 h6 17. Ah4 Df4 18. a3 Axc3 19. Dxc3 Df5 etc., Sznapik-Hort, 1980. Es evidente que Hort no pretendía tanto "igualar" como alterar el equili­brio posicional estable.

9. Ae7

La partida Spasski-Karpov, match de 1974, vio la continuación 9 .... Ad6 10. Ab2 0-0 11. Axg6 hg 12. c4 Dc7 13. De2 Tfe8 14. Ce4 (14. Ce5 c5) 14 .... Cxe4 15. Dxe4 Ae7 ("Las negras vigilan la casilla g5. No obstante, quizás 15 .... e5 hubiera sido mejor, con el objetivo de sim­plificar en la línea 16. c5 Ae7! -no 16 .... Af8 17. Dh4 Ae718. Dg3- 17. Cxe5 Cxe5 18. de Axc5" -Botvin­nik-; "pero parece que las blancas podrían haber conservado algo de iniciativa después de 15 .... e5 16. Tael Cf6 17. Dh4" -Karpov-). 16. Tadl Tad8 17. Tfel Da5 18. a3 Df5 19. De2 g5! 20. h3 ("20. d5 habría conducido a juego agudo, por ejem­plo 20 .... ed 21. cd- o bien 21. Cd4 De4- 21. ... g4! 22, Cd4 Dxd5 23. Dxg4 Cf6, y las posibilidades de las

Page 54: Defensa caro kann variante clasica

negras no son- peores" -Karpov-) 20 .... g4 21. hg Dxg4 22. d5 ("la po­sición de las blancas goza de mayor libertad, pero la apertura del centro las priva de ésta su única ventaja. Valía la pena considerar 22. Td3" -Karpov-) 22 .... cd 23. cd e5! 24 d6 ("habría sido más inteligente sim­plificar mediante 24. Db5 Ac5 25. Cxe5 Cxe5 26. Axe5 Axf2+ 27. Rxf2 Txe5 28. Txe5 Df4+ 29. Rg1 Dxe5, con igualdad aproximada. Por otra parte, jugar por las tablas de forma demasiado directa, tal como 24. Cxe5 Dxe2 25. Txe2 Ad6 26. Tde1 Cxe5 27. Axe5 Axa3, habría resultado en algo de ventaja de las negras" -Bot­vinnik-) 24 .... Af6 25. Cd2? ("en el final las blancas no tendrán más que preocupaciones, en vista del débil peón de d6. Por consiguiente, la lí­nea indicada era 25. Db5 e4 26. Ch2 De6 27. Axf6 Cxf6 28. Dxb7 Td7 29. Dc6 Ted8, con probables tablas" -Botvinnik-) 25 .... Dxe2 26. Txe2 Tc8 27. Ce4 Ad8 28. g4 f6, y Kar­pov ganó el final.

10. Ab2 0-0 11. Axg6 hg 12. c4 (60)

La posición es habitual en la va­riante 7. Ad3; la partida blanca com­bina armonía exterior con ausencia de ideas constructivas, como los ejemplos siguientes confirman: a) 12 .... Db6 13. Tel Tfe8 14. Dc2

c5 15. a3 a5 16. de Cxc5 17. Tabl Ted8 18. Ad4 Dc6 19. De2 Cce7 20. Ab2 Cc5 21. Ce5 De8 22. b4 ab 23. ab Ccd7 24. Cd3 Tac8 25. Tecl Cb8 26. h3 Cc6 27. Aal Dd7 28. Td1 Dc7 1/2-1/2, Spasski-Portl.sch, Montreal 1979.

60 N

b) 12 .... Dc7 13. De2 a5 14. Tfd1 Tfe8 15. Ce4 a4 16. Cxf6+ gf!? 17. h3 ?! (17. g3 seguida por Rg2 y h4, era más adecuada) 1 7 .... Af8 1 8. Dc2 Ag7 19. Cd2 ab 20. ab f5 21. Cf3 Cf6 22. Ce5 Ce4 23. Cf3 Ted8 24. Txa8 Txa8 25. Cd2 Df4 26. Cxe4 Dxe4, y ya es difíd la posición de las blancas, Fedoruk-Kasparov, URSS 1978.

Vemos así cuán pocos problemas encuentran las negras en las varian­tes 7. Ac4 y 7. Ad3 -tan pocos que en ocasiones ellas mismas están dis­puestas a crearse algunos (a cambio, . por supuesto, de creárselo también a las blancas) enrocándose largo e in­tensificando así la lucha.

57

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RESUMEN

6 f4 =!+ 6h4 h6 7 f4

6lLlf3 lLlf6 00

lLld7 7 ·..te2

7 ..tc4 e6 8 0-0 '!!t'c7 9 '!!t'e2 0-0-0 ±loo lLlgf6 9 lLlg5

9~e2 ..td6

..te7

7 ..td3 ~c7 8 ..txg6 00

8 0-0 0-0-0 ±loo e6 8 0-0 lLlgf6 9 c4

9 llel

9 b3

58

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CAPfTULO 5

6. Cf3 Cd7 7. h4

61 N

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

e4 d4 Cc3 Cxe4 Cg3 Cf3 h4 ( 61)

c6 dS ed AfS Af6 Cd7

Obviamente, .el propósito que persiguen las blancas avanzando su peón de torre es interrogar al alfil de g6. Después de 7 .... h5 (Variante A) ó 7 .... h6 8. Ad3 (Variante B), las negras están obligadas a cambiar en d3, con lo que las blancas terminan su desarrollo un poco más rápida­mente. A juzgar por la gran cantidad de partidas citadas en la Variante B del Capítulo 4, este logro resulta in­significante por sí solo.

El debilitamiento del ala de rey es un factor nuevo: los reyes tendrán en él un refugio menos seguro. Mientras que en el capítulo 4 (Va­riante B2) el enroque largo parecía realmente atrevido, lo osado ahora será precisamente lo contrario -en

este momento, es el enroque corto el que agudiza la posición-.

Aun así, se han ido difundiendo diversos planes que consideran el en­roque corto (para las. blancas ó para las negras), a medida que la práctica magistral ha ido demostrando la soli­dez de la posición negra tras 7 .... h6 8. Ad3 Axd3 9. Dxd3 Dc7 10. Ad2 e6 11. 0-0-0 Cgf612. c4 (Variante Bl ), o bien 12. Rb 1 (Variante B2 ) - y la jugada 8. Ad3 ha sido susti­tuida por 8. h5 Ah7 9. Ad3-. Inci­dentalmente , muchas posiciones de la Variante B difieren de aquéllas que examinaremos solamente en la posición del peón h. Por tanto, reco­mendamos al lector un estudio para­lelo de tales posiciones, teniendo presente que existen muchas ideas que son realizables tanto con el peón en h4 como con el peon en h5.

A partir de la posición del Dia­grama 61, las negras tienen:

A

62 B

A 7. ... h5 B 7. ... h6

hS {62)

El único defecto de la posición negra está en que las blancas pueden utilizar la casilla g5 para crear ame­nazas.

59

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8. Ad3

En una partida contra Bikhovs­ki, URSS 1979, Kapengut jugó 8. Ag5 (63).

63 N E írl % .. ~--~­~i-~~i~

B.t.B B.t.B a a a ~' B D B ~

• >.un% .. ~º • g BttJ~~ ... ~~ ~o~a o~a B -~~i.Bll >.un/. • ~ •

En la jugada 17, las negras esta­ban ya en posición perdida:& .... Db6 9. Ad3! Axd3 10. Dxd3 Cgf6 11. 0-0-0 e6 12. CeS Ae7 13. Thel Cxe5 14. de Td8 15. Df3 Txd1+ 16 Txd1 Cg4 17. Cxh5! La culpa debe cargar­se principalmente a su inconsistencia. Habida cuenta de que la captura del peón b era peligrosa (1 O .... Dxb2 11. 0-0 Db6 12. Tabl Dc7 13. TfeJ), las negras deberían haber jugado 8 . ... Cgf6 inmediatamente. Entonces quizás las blancas no habrían podido obtener mucho de la posición.

Regresemos a la variante princi­pal, tras 8. Ad3.

8. Axd3 9. Dxd3 e6 10. Ad2

En lugar de ésto, la partida Karpov-Larsen, Bugojno 1978, vió la continuación 10. Ce4 Da5+ 11. Ad2 Df5 12. 0-0-0 0-0-0 13. Ae3 Ch6 14. Ceg5 Dxd3 15. Txd3 Ae7 (en esta situación, unas tablas serían el resultado justo, aunque las negras están atadas por la necesidad de de-

60

fender el punto f7) 16. Te1 Thf8 17. Ch3 Cg4 18 . Ag5 Tfe8 19. Axe7 Txe7 20. Cfg5, etc. Larsen acabó por perder la partida, aunque pasó largo tiempo antes de que el equilibrio se alterara seriamente.

64 B

10. 11. 0-0-0

Cgf6 Dc7

Y ahora, en -la partida Matulo­vié-Hort, Sombor 1968, las blancas jugaron 12. Ce4, en la línea de la partida Karpov-Larsen. Se continuó así: 12 .... Cxe4 13. Dxe4 Ae7 14. Rbl Cf6?! (Hort critica el traslado del caballo a g4, considerando más precisa 14 .... 0-0-0)15. De2 Cg4 16. Cg5 Ad6 17. c4 0-0-0 18. Ac3 The8 19. Thel Dd7 20. g3. También aquí la superioridad blanca parece insig­nificante; sin embargo, las aparien­cias engañan : la posición negra es pasiva y se encuentra constreñida.

Boleslavski consideraba más agresiva la jugada 12. Cg5, que im­pide el enroque ."Entonces 12 .... Ad6 es mala a causa de 13 Thel, amena­zando 14 . Txe6+ y 14. Cf5. La úni­ca jugada a disposición de las negras es 12 .... Cb6, que será respondida por 13. Ce2 Ad6 (si 13 .... 0-0-0, en­tonces 14 . Af4. Ad6 15. Axd6 Td6 16. Da3, con la doble amenaza de 17.Cxf7 y 17. Dxa7) 14. c4 0-0-0 15.

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Rb 1 c5 16. b31 y la posición negra es poco satisfactoria: 16 .... cd 17 Cxd4 Ae5 18 . Ac3, o bien 16 .... Cg4 17 Df3".

No estamos completamente de acuerdo con el veredicto final (nos parece demasiado severo), pero des­pués de 16. b3 las blancas tienen mejores posibilidades, por supuesto.

Para impedir completamente que su oponente juegue ... h5, las blancas sólo necesitan alterar el orden de ju­gadas mediante 6. h4 h6 7. Cf3, puesto que las negras no pueden es­coger 6 .... h5 7. Ch3! (7 .... e5 lleva­ría a variantes similares a las exami­nadas en el Capitulo 2 después de 6. h4 h6 7. Ch3 e5).

B

65 N

7. h6 8. Ad3 Axd3 9. Dxd3 (65)

9. Dc7

Esta jugada de dama, evitando 10. Af4, se juzgaba otrora esencial. El enfoque más moderno de esta po­sición (véase el ca pi tul o siguiente) prescinde de ella. Esto es comprensi­ble; si las negras planean enrocarse corto (lo cual es el enfoque más mo­derno) les importa poco que el alfil blanco este situado en f4 o d2. Por

otra parte, para la dama negra hay casillas distintas de c7.

En la práctica, esta anticuada lí­nea con 8. Ad3 apenas se ha enfren­tado con el tratamien.to actualmente en boga. Aquí tenemos el que quizás sea el único ejemplo: 9 .... e6 10. Ad2 Cgf6 11. 0-0-0 Ae7 12. Rb1 c5 13. Thel 0-0 14. Ce4 Tc8 15. de Cxc5 16. Cxf6+ Axf6 17. Dxd8 Tfxd8 18.Ae3 Txd1+ 19. Txdl a6 20. c3 Rf8 etc., Hort-Larsen, Buenos Aires, 1980.

· Por supuesto, una partida en la cual las blancas "no estaban inten­tándolo" no quiere decir mucho. De nuevo sugeriríamos al lector consul­tar el capítulo siguiente, donde hay casos análogos que lo ayudarán a comprender las situaciones que po­drían surgir de la línea que ahora se discute.

Dediquémonos ahora a estudiar algunas partidas más antiguas donde las blancas respondieron a 9 . .. . e6 con 10. Af4 (66 ) . Precisamente de estas partidas se dedujo en otro tiempo que era indispensable para las negras jugar ... Dc7.

66 N

1 O .... Cgf6 11. 0-0-0, y ahora: a) 11 .... Cd5 (en nuestros días, las negras escogerían aquí bien 11. .. . Ae7, o bien 10 .... Da5+ en la última jugada) 12. Ad2 b5 (podemos consi-

61

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derar que esta jugada es forzada, ya que 12 .... Dc7 13. c4 Cf4 14. De4 es mala para las negras, mientras que después de 13 .... Cgf6 simplemente pierden un tiempo en comparación con las líneas habituales) 13. Rbl Ae7 (o bien 13 .... Ad6 14. Ce4 C7f6 15. Thg1 Tb8 16. g4 b4 17. Cxd6+ Dxd6 18. g5 Cd7 19. Tdel , y el rey negro se encuentra en peligro, Mata­novié- Wade, Opatija, 1953) 14. Ch5 Af6 15. g4 g6. 16. Cxf6+ C5xf6 17. g5 hg 18. Axg5 ("una jugada super­ficial; 18. hg Ch5 19. De4 era consi­derablemente mejor, dando a las blancas fuerte presión" -Yudo­vich-) 18 .... Dc7 19. Ce5 (deberían haber jugado 19. Thel, y c4 en el momento apropiado - Yudovich-) 19 ... Cxe5 20. de Cd5 21. The1? (21. c4) 21. ... Tb8 22. Df3 Th5 23. Te4 b4, Suetin-Kasparian, URSS 1952. Las negras están bastante bien aquí, pero la posición que tenían ha­ce pocas jugadas es de las que nadie querría volver a tener. b) 11. ... DaS 12. Rb1 0-0-0 13. c4 Ae7 14. Dc2 Tde8 IS. Td3 a6 16. Thdl Ad8 17. dS! eS 18. de be 19. Ta3 Dc7 20. Ae3 con posición gana­da, Matanovié-Germek, Yugoslavia 1961.

10. Ad2 e6 11. 0-0-0

En su partida contra Donner, Varna 1962, Fischer jugó 11. e4 Cgf6 12. Ac3 ("la idea de todo con­siste en evitar que las negras cam­bien alfiles" -Fischer-. El excam­peón mundial se refiere a la posibili­dad 12. 0-0-0 Ad6 13. Ce4 Af4) 12. ... aS! 13. 0-0!? Ad6 ("la continua­ción lógica era 13 . ... Ab4. Si alguien debe preocuparse por su flanco de rey, son las blancas, no las negras" -Mednis-) 14. Ce4 (Tal sugirió 14.

62

dS!? revolviendo el puchero, pero 14 . ... Axg3! logra resistir: IS. fg cd 16. cd CxdS 17. Axg7 Tg8 18. Dh7 C7f6 19. Axf6 Cxf6 20. Dxh6 Dxg3 21. Dd2 = " -Fischer-) 14 .... Cxe4 1S. Dxe4 0-0, y Fischer considera que la posición está equilibrada.

11. Cgf6

Una posición conocida hace mu­cho tiempo ... Las principales posibi­lidades de las blancas son:

Bl 12. c4 B2 12. Rbl

Y también las siguientes: a) 12. The1 0-0-0 (67) .

67 B

Y ahora: al) La partida Laske r -Lee, ¡Londres 1899!, continuó 13. Db3 Ad6 14. Ce2 Cg4 (14 .... Ce4!? IS. Ae3 Cdf6) 15. Tf1 Cdf6 16. Da4 Rb8 17. c4 De7? 18. Cc3 Dc7 19. g3 Dc8 20. b4 eS 21. de CxeS 22. Ae3!, y las negras ya no tienen defensa po­sible. a2) 13. De2CdS!? 14. CeS CxeS 15. de Ae7 16. hS (16. Dg4 hS! 1 7. Dxg 7 Axh4 -y no 1 7. .. . Ce3? 18. Dxf7!- 18. Ce4 Tdg8 19. Cd6+ Rb8 20. Dxf7 Dxf7 21. Cxf7 Th7 22 . Cd6 Txg2, con

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mejores chances para las negras -Botvinnik-) 16 .... The8 17. Dg4 Af8 18. f4 e5! 19. Ce4 (en cuanto a 19. c4 Cb4 20. Axb4 cb, véase la partida Spasski-Bot­vinnik del Capítulo 11, Variante A, donde se produjo una posi­ción similar) 19 . ... c4! 20. Df3 Rb8 21. g4 b5 22. a3 a5 23. c3 Td7! 24. Ae3 b4 25. ab ab 26. Ad4 Da5, Grig-oriev-Panov, Campeonato de Moscú 1928. Grigoriev ha conducido la parti­da sin efectividad, y como re­sultado de ello hemos disfrutado de una vívida ilustración de lo que las negras sueñan con alcan­zar en situaciones similares. a3) 13. Rb1 e5 (13 .... Ad6 14. Ce4 Cxe4 15. Dxe4 The8 tam­bién es bueno) 14. c3?! (14. c4; 14. de) 14 .... Ad6 15. Ce4 Cxe4 16. Dxe4 Cf6 17. De2 e4 18. Ae3 Rb8 19. Cd2 Te&, Rabino­vich-Makogonov, URSS 1939; de nuevo aquí, los sueños negros se han hecho realidad.

b) En la partida Chigorin-Papiel, ¡Hannover 1902!, se jugó 12. Ce4 0-0-0 13. g3 (en el Capítulo 9, Va­riantes A y B, se examina detallada­mente una posición similar, sólo que con el peón en h5, lo cual mejora las posibilidades blancas) 13 .... Cxe4 14. Dxe4 Ad6 15. The1 The8 16. Rbl Cf6 (16 .... c5!?) 17. De2 Db6?! (17. c5) 18. c4 c5 19. Tc1! Rb8 20. Ce5! Te7 21. Cd3! Ra8 22. Ral (22. b4!) 22 .... Dc7 23. b4! Dd7, y ahora, en lugar de 24. Tedl? cd (como se ju­gó), las blancas podrían haber gana­do con 24. Cxc5 (24 .... Axc5 25. de Dxd2 26. Tedl). e) 12. De2 0-0-0 (en la actualidad se piensa que es más sencillo 12 .... c5; compárese con el Capítulo 10) 13. Ce5 Cxe5 (y aquí podrían resultar apropiadas ideas basadas en 13 ....

Cb6 o incluso 13 .... Cb8; compárese con los Capítulos 11 y 12) 14. de Cd7 15. f4 Ae7 16. h5 Cc5, y proba­blemente las chances de ambos ban­dos estén equilibradas (¡el tiempo extra de las negras en· comparación con la Variante A del Capítulo 11 debe valer para algo!), Rossolimo­Eliskases, 1949.

B1 12. c4

La posición a la que las blancas pretenden llegar con esta jugada se demostrará imposible de alcanzar (las negras conseguirán hacer valer a su favor la posición del rey en el); por consiguiente, las blancas deberían iniciar el mismo plan con 12. Rb1, como en la variante B2.

12. b5!? (68)

La respuesta más decidida a 12. c4; las negras intentan hacerse con la iniciativa. Posibilidades alternativas son: a) "12 .... Ad6! 13. Ce4 (13. Ce2 0-0-0 14. Rb1 e5 =) 13 . ... Af4! conduce a simplificaciones inmedia­tas" (Fischer). Pero simplificar no es lo mismo que igualar. (Compárese con la Variante A del Capítulo 8, aunque se ha de admitir que con el peón en h4 las blancas tienen menos posibilidades de mantener la pre­sión). b) 12 .... 0-0-0 (Esto permite a las blancas convertir en bueno su "error" de 12. c4, y transponer a la Variante B2 mediante 12. Rbl. Pero siguen en sus trece) 13. Ac3, y ahora:

b1) La partida Fischer-Steinme­yer, Campeonato USA 1963-64, concluyó así: 13 .... Df4+? 14. Rb1 Cc5? 15. Dc2 Cce4 16. Ce5! Cxf2 17. Tdf 1, y las negras

63

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68 B

64

abandonaron. "Con 17 .... Dxg3 18. Txf2 De3 19. Te2 Df4 20. Cxf7 gana por lo menos la cali­dad" (Fischer). b2) 13 .... Ad6! 14. Ce4 Af4+ lS. Rbl CeS! 16. CxeS AxeS. Mediante esta maniobra, las ne­gras han conseguido cambiar su caballo de d7 por el colega blanco de f3, lo cual les es fa­vorable. Una partida Szabo-Bar­cza, Leningrado 196 7, continuó: 17. De3 Cxe4 18. de (18. Dxe4 es más débil; se debe jugar 18. ... Ad6, seguido por ... Td7 y ... Thd8, castigando el peón de d4) 18.- ... Txdl+ 19. Txdl Td8! (si las blancas hubieran jugado 1S. Rc2, las negras no habrían dis­puesto de esta oportunidad. Pero tampoco importaría mucho; des­pués de 18 .... Cxc3 19. Dxc3 Txd 1 20. Txd 1 Td8, es difícil imaginar que la partida no acabe en tablas) 20. Td4?! Cxc3+ 21. Dxc3 eS 22. Txd8+ Dxd8 23. g3 Ddl+ 24. Del De2 2S. Df4+ Ddl+ 26. Del Dd3+ 27. Ral De2 28. f4 Df2, con chances de victoria que Barcza río dejó es­capar.

13. cb

En nuestra opinión, las blancas

deberían jugar aquí 13. cS. Se discu­tirá detalladamente esta posibilidad en la Variante A del Capitulo 8.

13. cb+ 14. Rb1

Gracias a 12 . ... bS, las negras han obtenido el control del punto d5 . No obstante, todos los libros han cri­ticado este plan, a la vista de la par­tida Smislov-Kasparian, Parnu 1947: 14 .... Db7 15. Thel Ae7 16. Tcl a6 17. Ce5 Cxe5 18. de Td8 19. De2 Cd5 20. Dg4! Rf8 21. Ce4 etc .

¿Acaso 17 .... 0-0 no habría proporcionado una sólida posición a las negras?

Además de ello, parece mu y prometedora 14 . ... Ad6!, según se jugó en una partida por correspon­dencia Meyer-Shakarov, URSS , 1979: 1S .. Ce4 Cxe4 16. Dxe4 0- 0 17. CgS!? (intentando recuperar la ini­ciativa perdida; favorecería a las ne­gras 17. Tcl Cf6! 18. Dd3 Db7) 17. ... hg!? (una respuesta similar era 17 . .. . Cf6 18. Df3 Tae8, con mejores oportunidades) 18. hg Tfc8 19. Tel Dd8 20. Dh?+ Rf8 21. Teel Re7! (las negras perderían con 21 .... Db6? 22. d5 eS 23. DfS Re7 24. g6, o bien con 21 .... Cb6? 22. Txe6! fe 23. Dh8+ Rf7 24. g6+) 22. dS (o bien 22. Dxg7 Dg8 23. Dh6 Cb6) 22 .... Dg8 23. de fe 24. Cd3 CeS 2S. Dd4 Df7 26. Th3 Tc6 27. f4 Th8! 28 Tf3 (28. Txh8? DfS+ 29. Ral Cb3+ es dema­siado obvio, pero el ataque del caba­llo mediante la intermedia 28. b4 también sería refutado: 28 .... Txh3 29. be Dg6+ 30. Rb2 AxcS 31. Ab4 Td3, o bien 30. f5 DxfS+ 31. Rb2 AeS! 32. TxeS Td3) 28 .... Df5+ 30. Ra1 Rf7 31. g4 DdS 32. g6+ Rg8 (y no 32 .... Rxg6? 33. Txe6+!) 33. DxdS ed, y las negras ganaron.

De forma que 12. c4 permite a

Page 62: Defensa caro kann variante clasica

las negras disfrutar de buenas posi­bilidades de tablas mediante 12 . ... Ad6 13. Ce4 Af4, una partida com­pletamente satisfactoria con 12 .... 0-0-0 13 Ac3 Ad6, o bien esperan­zas de obtener algo más mediante 12. ... b5.

B2

69 N

12. Rb1 (69)

Como hemos dicho, los planes blancos pasan por jugar 13. c4 y 14. Ac3 -esto es, buscando obtener el esquema que no consiguieron alcan­zar mediante 12. c4.

12. O-O-O

También es posible 12 .... c5!?; compárese con la Variante C del Ca­pítulo 8.

13. c4 eS

También 13 .... Ad6 14. Ce4 Cxe4 15. Dxe4. Las negras no han logrado todavía descubrir algo acep­table después de lS .... The8 16. Ac3, así que en lugar de ello juegan habitualmente lS .... Cf6 16. De2 eS (en ocasiones, optando por ... eS en su decimotercera jugada, las negras consiguen llegar a esta posición co­rrespondiéndoles jugar). U na partida

Timoshenko-Bagirov , Lvov 1977, continuó de la siguiente manera: 17. Ac3 cd 18. Axd4!? (si 18. Cxd4, en­tonces no 18 .... AcS? 19. CbS Db6 20. b4!, sino 18 .... a6, con lo cual 19. Cb3?! Dc6 20. g3 Ac7 lleva a una posición igualada, aunque 19 . Cf3!? da posibilidades de obtener la iniciativa) 18 .... AcS 19. Axc5 Dxc5 20. CeS Dc7 21. g4 Txd1+ 22. Txdl Td8 23. Txd8+ Rxd8 24. h5, y las negras encontrarán desagradable la defensa en este final (aunque este ti­po dé final generalmente son tablas).

14. Ac3

Parece ilógica 14. De2, pero no carece de cierta sutileza. La idea está en que contra 14. Ac3, las negras contestan normalmente 14 .... cd lS. Cxd4 a6. A las blancas les gustaría tener su dama en e2 ahora. Su alfil, por otra parte, podría ir a a5 (su destino habitual), tanto desde e3 co­mo desde d2.

De esta forma, jugando 14. De2, tenemos ahora: a) 14 .... cd (14 .... a6? 15. Ce5) 15. Cxd4 a6 16. Cb3! Ad6 (si 16 .... Cc5, entonces 17. Aa5 Txdl+ 18. Txdl b6 19. DO resulta molesto) 17. c5 (o bien 17. Aa5!? b6 18. Ac3 Axg3 19. fg Dxg3 20. 65) 17 .... Axg3 18. Aa5 De5 19. De2 Tde8 20. c6 Cb8! 21. cb+ Rxb7 22. fg Tc8 23. Rf2, y en la posición en que se encuentra, el rey negro está poco seguro, Parma­Vukié, Campeonato de Yugoslavia, 1972. b) Por supuesto, las negras deberían jugar 14 .... Ad6 15. Ce4 Cxe4 16. Dxe4 Cf6. Si 17. De2, las negras han ganado un tiempo en comparación con la partida Timoshenko-Bagirov, citada más arriba. Posibles continua­ciones son:

b 1) Es interesante 17 .... The8

65

Page 63: Defensa caro kann variante clasica

70 N

18. Ac3 Cg4!?. Por ejemplo: 19. de Axc5 20. Cd4 h5 21. f3 (o bien 21. Cb5 Db6 22. f3 Ce3) 21 .... Cf2! 22. Dxf2 e5, etc. b2) Resulta un final dudoso 17. ... Dc6?! 18. Ce5 Axe5 19. de De4+ 20. Dxe4 Cxe4 21. Ae3, en el cual el caballo se encuentra en peligro, en vista de la ame­naza 22. g4, por ejemplo: 21. ... Txdl+ 22. Txdl b6 23. g4, o bien 21 . ... h5 22 . Rc2 b6 23 . Txd8+ Txd8 24. Th3.

b3) 17 .... cd 18. Cxd4 a6 19. Ac3 (70) .

Por un orden diferente de juga­das, hemos llegado a una posición de la partida Smislov-Botvinnik, tercera del match de revancha por el Cam­peonato Mundial, 1958. La continua­ción escogida fue 19 .... Td7! (Bot­vinnik ha escrito que esta jugada "desactiva la principal amenaza posi­cional, consistente en Cf3-e5" ya que "en caso de 20. Cf3 las negras com­pletan su desarrollo mediante 20 . ... Thd8!, y logran igualar. La jugada escogida presenta un solo inconve­niente: el avance c5-c6 se vuelve de­sagradable, puesto que la torre estará atacada") 20. Tcl! Dc5 21. Cb3 Df5+ 22. Tc2 Ac7 23. c5 ("ahora no se puede prevenir la amenaza c6, pero

66

la casilla d5 queda controlada por las negras" -Botvinnik-) 23 .... Td5 24. c6 Ab6 25. Cd2! (las negras tienen que adoptar ahora medidas preventi­vas contra la amenaza 26. Cc4 Ac7 27. Ce3: claramente, la continuación 25 . ... Dxf2 26. Cc4 Thd8 27 . a4 no es buena para ellas) 25 . ... Dd3 26. Cc4 Ac7 27. Dxd3 Txd3 28 . Ce5? (grueso error: era mejor 28. cb+ Rxb7 29. Ae5 Axe5 30. Cxe5 Td5 31. f4 Cd7! 32. Thcl Cxe5 33. Tc7+ Rb6 34. fe, ante lo cual Botvinnik da como muestra la siguiente varian­te: 34 . .. . Tf8 35. b4 Rb5 36 . Tb7+ Ra4 37 . Tc5 Txc5 38 . be Tc8 39 . Txf7 Txc5 , con unas tablas) 28 . .. . Txc3, y las negras ganaron.

De forma que la elección esen­cial para las negras está entre b 1) y b3).

14. cd 15.· Cxd4

En caso de 15. Axd4, varios au­tores coinciden en dar 15 .... Ac5 16. Ce4 Axd4 17. Dxd4 Rb8 =, pero las negras también pueden jugar, por supuesto, 16 .... Cxe4 17. Dxe4 Cf6.

15. a6

No sirve 15 .... Ce5 16. De2 Cxc4?. Por otra parte, las negras ob­tuvieron una partida fácil con 15 . ... Cc5 16. De2 Ca4! 17. Cb5 Cxc3+ 18. Cxc3 Txdl+ 10. Txd1 a6 20. h5 Ae7 21. Cge4 Td8 , Padevski-Barcza, Kecskemét 1966 . Resulta difícil comprender por qué Padevski recha­zó 16. Dc2! a6 1 7. Cf3. Por ejemplo, después de 17 . ... Ad6 18. b4 Ccd7 (18 .... Axg3 19. be) 19. Ce4 Cxe4 20. Dxe4 Cf6 21. De2 las blancas tienen la iniciativa.

16. Cf3

Page 64: Defensa caro kann variante clasica

16. De2 podría conducir a una posición qué ya hemos examinado: 16 .... Ad6 17. Ce4 Cxe4 18. Dxe4 Cf6 19. De2 (véase más arriba la partida Smislov-Botvinnik). Pero las negras tienen también mejores lí­neas, como por ejemplo: 18 .... CeS 19. Dc2 AeS 20. Thel Af6 21. g3 Td7!, Unzicker-Porath, Munich 19S8; "y la partida terminó rápida­mente en tablas, en vista de que 22. b4 no sirve por 22 .... Thd8" (Bot­vinnik). También se puede jugar 17 . ... AeS!? o bien 16 .... CeS!?.

En la partida Spasski-Portisch, Budapest 1961, las negras obtuvieron una posición perfectamente sólida tras 16. Cb3 CeS 17. Df3 Ae7 18. AaS Txdl+ 19. Txdl DeS 20. Ac3 De7. No obstante, en una partida entre los mismos jugadores que tuvo lugar dos décadas más tarde (1980), Portisch rechazó ... CeS en favor de la inmediata Ae7 (véase la Variante B del Capítulo 8).

16. A eS

Aquí resulta mala 16 .... CeS: 17. Dxd8+ Dxd8 18. Txd8+ Rxd8 19. CeS!

17. De2 Ad6

Según la EdA, las negras resol­vieron el problema de manera dife­rente en la partida Sokolov-Susié, Yugoslavia 196S: "17 . ... Cg4 18. Ce4 Cdf6 19. Cxf6 gf 20. Cd4 Thg8 21. b4 DeS =". Pero incluso la sencilla 19. CxcS DxcS 20. Ad4 asegura para las blancas mejores oportunidades.

18. Ce4(71)

La partida Spasski-Petrosian, primera del match por el Campeona-

to Mundial (1966) , continuó en este momento:

71 N

18 .... Ae7 (en caso de 18 .... Cxe4 19. Dxe4 Cf6 20. De2 Dc6, la EdA recomienda 21. Tdel Ac7 22. Cd4, y considera que la posición favorece a las blancas) 19. Cxf6 (en una partida anterior contra Matulovié; en 1964, Spasski obtuvo ventaja después de 19. Thel Cxe4 20. Dxe4 Af6 21. De3 Axc3 22. Dxc3 Cf6 23. Txd8+ Txd8 24. CeS Ce6 2S. eS!, ganando en un largo final. Entre las muchas posibilidades existentes para mejorar el juego de las negras, señalaríamos 24 .... h5!?, o bien 19 .... Df4!? 20. Cxf6 Axf6 21. Axf6 Cxf6 22. Ce5 Cd7) 19 . .. . Axf6 20 . Axf6 Cxf6 (Boleslavski consideraba más fuerte 20 . ... gf, siguiendo con ... CeS) 21. CeS Txd1+ 22. Txd1 Td8 23. Txd8+ Rxd8 24. Dd3+ (o bien 24. hS Re7 2S. g4 Cd7) 24 . ... Re7 2S. Dd4 hS! 26. a3 Cd7! 27. Cxd7 Dxd7, con un final de tablas (28. Dxg7? Dd3+).

El material que hemos examina­do muestra que, en vista del plan es­cogido aquí por las blancas, sus pe­queñas chances de obtener ventaja aumentarían sustancialmente en caso de tener su peón en h5. No hemos analizado 12 .... cS (probablemente la mejor respuesta a 12. Rb 1 ), puesto

67

Page 65: Defensa caro kann variante clasica

que no existen ejemplos prácticos de ello. Pero .el lector puede aprender

mucho de la Variante C del Capítulo 8, que es similar en esencia.

RESUMEN

7 ... h5

h6 8i.d3 i.xd3 9Wxd3 e6 IO.id2

1 O i.f4 lt:Jgf6 11 0-0-0 li:JdS ± (11 ... i.e7, 10 ... 'i!faS+ - ef. 8 hS)

'l!t'e7 1 O i.d2 e6 11 0-0·0 li:Jgf6

Y ahora:

12 llhel

12lt:Je4

12 'i!fe2

12 e4 i.d6

0-0-0 13 .tc3

(13 'i!í>bl!- cf. 12 'i!í>bl)

bS 13 eb

13 eS

ti=

+ 00

12 <;!?bl eS (ef. 8 hS)

68

0-0-0 13 e4 i.d6

eS 14 "ife2 ed

i.d6

14 .te3 ed IS .txd4

IS li:Jxd4 liJeS ±

a6 16 \!t'e2

16lt:Jb3

16li:Jf3 liJeS ± .tes

Page 66: Defensa caro kann variante clasica

CAPíTULO 6

8. h5 con 10 . ... e6

l. e4 c6 2. d4 dS 3. Cc3 de 4. Cxe4 AfS 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 e6 (72)

72 B

La moda actual. En lugar de 10. Dc7 seguida por 0-0-0, como se

solía pensar que era esencial, las ne­gras preparan el enroque corto. Esto aviva el juego, aunque el coste de ello sea una posición del rey menos segura (se amenaza g4-g5).

Las partidas producto de esta lí­nea se pueden clasificar en tres cate­gorías. En la Variante A, las blancas continúan de la misma manera que si las negras hubieran jugado 10 . ... Dc7, esto es, mediante 11. Ad2. En la Variante Bl, las blancas intentan aprovecharse de la posición activa de su alfil dama después de 11 . Af4

Cgf6 12. 0-0-0. En la variante B2, las negras contestan a 11. Af4 con el jaque 11 .... Da5+, estando dispuestas a trasponer a líneas más habituales después de 12. Ad2 Dc7; pero las blancas rechazan esta posibilidad mediante 12. c3 . Así, las blancas pueden elegir entre:

A 11. Ad2 B 11. Af4

En la partida Spasski-Karpov, matGh de 1974, las blancas desarro­llaron su alfil mediante 11. b3 Cgf6 12. Ab2. En vista de la reacción de las negras - 12 .... Da5+ 13. Ac3 (o bien 13. c3 Aa3) 13 . ... Ab4, podría­mos concluir que el desarrollo del alfil dama blanco por fianchetto será más inteligente en el caso en que las negras hayan jugado 13 .... Dc7.

A

73 N

11. Ad2 Cgf6 12. 0-0-0 (73)

12. Ae7

También es posible: a) Como ha mostrado una partida entre grandes maestros de primera fila, la apertura de la posición resul­ta mala sin haber puesto previamente

69

Page 67: Defensa caro kann variante clasica

a resguardo el rey propio. La partida Kavalev-Hübner, Montreal 1979, continuó así: 12 .... eS? 13. The1 Ae7 (no 13 .... cd 14. Txe6+) 14. d5! Cxd5 15. Txe6 (sucumbiendo a la tentación ... ) 15 . ... fe 16. Dg6+ Rf8 17. Dxe6 Ce? 18. Df5+ Cf6 19. Ce5 De& 20. Cg6+ Rf7 21. Cxh8+ Dxh8 22. Te 1 Te&, y la posición favorece a las negras. No obstante, 15. Cf5! le habría asegurado a las blancas una ventaja considerable; Hübner da la línea 15 .... 0-0 16. Cxe7+ Cxe7 16. Axh6, o bien 15 .... Rf8 16. c4 C5f6 17. Cxe7 Dxe7 18. Af4 Rg8 19. Ad6. b) 12. . .. Db6 (Larsen, quien cons­tantemente está introduciendo nove­dades en el juego de las negras, me­rece un crédito especial entre los creadores del sistema con 1 O .... e6. Comenzó por sacar la dama a ... b6) 13. Ce5 (en la partida Tatai-Larsen, 1971, se jugó 13. c4; véase la Va­riante A del Capítulo 7) 13 . ... Ae7 14. f4 Td8 15. Dc4 Cxe5 16. de Td4! 17. Db3 Dxb3 18. ab Cg4, con posi­bilidades equilibradas, Andersson­Larsen, 1971. Las mejoras que han sido sugeridas para el juego de las blancas son 14. The 1 Td8 (1 4 .... 0-0 15. Cf5) 15. De2, amenazando Cxf7 Cxf7; y 13. De2!?. Quizás fue pen­sando en esta partida cuando Larsen concibió la idea de dejar la dama en d8, desde donde defiende el alfil de rey y por tanto asegura que las ne­gras puedan enrocarse (suprimiendo la amenaza de Cf5).

La "idea" de enrocarse corto, por sí sola, es por supuesto de pequeño mérito. Era necesario pensar, y ela­borar, un esquema de juego en que la insegura posición del rey negro no fuera el principal factor. En este te­rreno, la labor de Larsen ha sido muy importante.

13. Ce4 (76)

70

Alternativamente: a) 13. The1 a5!? (7 4 ) .

74 B

Una reciente idea de Larsen. De alguna manera, todo el mundo se ha­bía acostumbrado a pensar que en posiciones de este tipo las negras "te­nían" que hacer la jugada "liberado­ra" ... c5. Sin embargo, resulta que es posible hacer v:aler una política dis­tinta, confiando en la firmeza de la posición central negra y en la ausen­cia de amenazas concretas por parte de las blancas. Después de 14. De2 0-0, el juego puede continuar:

al) 15. Rb1 Db6 16. Ce5 a4 17. c4? a3 18. b3 Dxd4 19. Ab4 Dxe5, y las negras ganaron un peón, Hübner-Larsen, Tilburg 1980. a2) En la partida Glatt-Burger, Budapest 1982, las blancas sacri­ficaron un peón con 15. CfS!?, calculando la variante 15 .... ef 16. Dxe7 Cxh5 17. Ch4. Cuan­do, en lugar de ello, las negras respondieron 15 .... Ab4, siguió: 16. Cxh6+!? gh 17. c3. Burger renunció a comprobar cuánta era la fuerza del ataque blanco (des­pués de 17 .... Ae7 18. Axh6 Te& 19. Ce5), y jugó 17 . .. . Te& (amenazando .. . Af8), lo cual forzó a 18. cb ab. Ahora ambos reyes se encuentran en una posi-

Page 68: Defensa caro kann variante clasica

ción arriesgada, pero fueron las negras las que triunfaron: 19. CeS Txa2 20. Axh6?! (20. Axb4?!) 20 .... b3! 21. Cxd7? (contando con 21. ... Dxd7? 22. DeS. En caso de 21. Dd3 Tal+ 22. Rd2 DaS+ Re2 CxeS 24 . Dg3+ Ceg4 2S. Txal DbS+, co­mo indicaron Byrne y Mednis, la situación seguiría siendo con­fusa) 21. ... DaS!! 22. Cxf6+ Rh8, con amenazas imposibles de defender.

b) La partida Grünfeld-Lobron, Lu­gano 1981, vio la continuación 13. De2 aS!? 14. CeS a4 IS. f4 a3 16. b3 0-0 (75).

75 B

17. fS CxeS! 18. de CdS 19. Rbl (19. f6 Axf6!) 19 .... Db6 20. c4 Dd4 21. Ael Cc3 22. Axc3 Dxc3 23. Td3 DaS 24. f6?! gf 2S. ef Axf6 26. Ce4 Ag7 27. eS fS 28. Cd6 DxcS 29. Tcl Da7 30. Dxe6+ Rh8, y el rey blanco és quien se encuentra en mayor peli­gro.

Regresemos a la variante princi­pal, tras 13. Ce4.

13. Cxe4

Es evidente que la idea principal de 13. Ce4 consistía en 14. Cxf6+ lS. CeS, siguiendo con Dg3, con el pun­to g7 como objetivo. Por esta razón, .. . aS-a4 parece estar fuera de lugar

aquí. Las posibles alternativas son: a) 13 .... Db6?! 14. Cxf6+ Cxf6 IS . CeS Td8 16. Dg3, Hübnner-Larsen, Bugojno 1978; en este momento, las negras no pudieron encontrar nada mejor que 16 .... Rf8 .

76 N

b) 13 .... aS?! 14. Rbl (evitando el ataque sobre el peón a después de 14. Cxf6+ Cxf6 IS. CeS DdS) 14 . ... Cxe4 (¿mejor tarde que nunca? No siempre es cierto. En el juego subsi­guiente, la salida de la dama a dS no ganará ya un tiempo. Por supuesto, 14 .... a4 sería respondida por IS . Cxf6+ Cxf6 16. CeS) lS. Dxe4 Cf6 16. Dd3 DdS 17 . Tde 1! (dirigida contra 17 .... De4) 17 .... bS 18. CeS 0-0 19. g4 eS 20. gS c4 (Hort le po­ne signos de interrogación a las ju­gadas 17 .... bS y 20 .... c4, pero no­sotros no seguiríamos su ejemplo, puesto que después de 17. T de 1 , ya no nos gusta la posición de las ne­gras) 21. Dg3! hg (o bien 21. ... Ce4 22. Txe4 Dxe4 23. Tg 1) 22 . AxgS Ce4 23. Txe4 AxgS 24. DxgS f6 2S. h6! 1-0, Hort-Chandler, Wijk aan Zee 1982. e) Llevando las piezas negras contra Kavalek (1980) el propio Hort eligió simplemente el enroque; después de 13 .... 0-014. Cxf6 Cxf6 IS. Rbl, resolvió sus problemas mediante la anticuada lS . ... cS. Siguió entonces:

71

Page 69: Defensa caro kann variante clasica

16. De2 cd 17. Ae3 Ac5 18. Axd4 Axd4 19. Txd4 Db6 20. g4 Tfd8 21. c3 Td5 22. Txd5 Cxd5 23. Ral Td8 24. Cd4 Dc7, y las negras tienen una buena partida.

14. Dxe4 Cf6 15. De2

En opinión de Kavalek, valdrá la pena para las blancas probar con 15. Dd3 Dd5 16. c4 De4 17. Db3.

77 N

15. Dd5 16. c4 (77)

El juego puede continuar con las siguientes líneas: a) 16 .... Df5 17. Ce5 c5 18. g4 De4 19. Dxe4 Cxe4 20. Ae3 Tc8 21. Rbl (21. d5!?) 21. ... 0-0 22. f3 Cf6, Karpov-Larsen, Lineares 1981; Lar­sen entabló este final algo inferior. b) 16 .... De4! 17. Tdel (Kavalek recomienda contestar a 17 .... Df 1 con 17 .... Cg4, y a 17. Ae3 con 17. ... Cg4 18. Cd2 Df5) 17 .... Dxe2 18. Txe2 0-0 19. Ce5 Tfd8 (coincidimos con Kavalek en juzgar que la necesi­dad de defender los peones de d4 y h5 califica a la posición blanca como inferior) 20 .... Ac3 Tac8! (con la in­tención de 21. .... b5), y las negras conservan la iniciativa; Ivanovié-Ka­valek, 1982.

72

B 11. Af4

Ahora las negras pueden escoger entre:

Bl 11. .. . Cgf6 B2 11. ... Da5

En la partida Karpov-Larsen, Tilburg 1982, el gran maestro danés jugó 11. ... Ab4+ 12. c3 Ae7, y con­testó a 13. Ce4 con 13 .... Cgf6!? (más bien se hubiera esperado 13 .... Cdf6) 14. Cd6+ Axd6 15. Axd6 Da5!. La dama ataca los peones de h5 y a2, planteando problemas al enroque de las blancas; con todo, el impor­tante alfil de las negras ha sido "sa­crificado" ... Claramente, la sorpresa produjo tal efecto en el Campeón Mundial que siete jugadas más tarde su posición no presentaba un aspecto agradable: 16. Ab4 Dc7 17. Aa3 b5 18. De2? (18. Dd2 a5 19. Tcl) 18 .... Cd5 19. Dd2 a5 20. Tcl Db8 21. c4 b4! 22. cd cd. ¡Así y todo, Karpov logró ganar esta partida!

No es fácil adivinar qué ventaja pensó Larsen que podría haber obte­nido de la posición del peón en c3 si las blancas hubieran jugado la nor­mal 13. 0-0-0 Cgf6 14. Ce5.

B1 11. Cgf6 12. 0-0-0 Ae7 (78) 12. ... Cd5 13. Ad2 b5 14.

Tdel Ae7 15. Ce4 b4 16. g4 a5 17 . g5 fue la continuación elegida en la partida Tisdall-Hartein, Lugano 1983.

13. CeS

La práctica magistral ha llevado esta jugada a la vanguardia. Alterna­tivamente, se pueden escoger:

Page 70: Defensa caro kann variante clasica

78 B

a) De la misma manera que en posi­ciones con el alfil en d2, aquí se puede contestar a 13. Ce4 con 13 .... Cxe4 14. Dxe4 Cf6 lS. Dd3 (IS. De2 Dd5 16. Rbl ± -Karpov-) lS .... DdS (pero no 15 . ... DaS 16. Rbl CxhS? 17. Ad2) 16. c4 De4. b) En la partida Torre-Karpov, Moscú 1981, las blancas tomaron la precaución de jugar 13. Rbl. siguió entonces: 13 .... a5!? (13 .... Da5 14. CeS Td8 es inferior: 15. Cc4! Db5 16. Ac7 Tc8 17. Cd6+ Axd6 18. Axd6 Dxd3 19. Txd3 con ventaja, Timman-Larsen, 1980) 14. Ce4 Cxe4 15. Dxe4 Cf6 (15 .... a4!? 16. Ce5 a3, Karpov- Larsen, Linares 1983) 16. De2 (probablemente la dama esté mejor situada en d3, con la perspec­tiva de dirigirse a g3) 16 .... a4 17. CeS DdS 18. g4 (parece que deberían haber controlado primero e4 me­diante 18. f3, pero entonces 18 .... b5 19. g4 b4, seguido de ... DbS, no resulta malo para las negras) 18 .... a3 19. b3 De4 20. Ae3 0-0 21. Dd3?! (después del cambio de damas, las negras se apoderan de la iniciativa. Menos clara es la situación que surge tras 21. f3 DdS 22 . Td3 Ch7 23. Ad2) 21. ... Dxd3 22. Txd3 Ad6 23. f3 Tfd8 24. Thd 1 CdS 25. c4 Cb4 26. T3d2 b5 27. f4 be 28. be Tab8, etc.

e) Contra 13. c4, las negras pueden jugar de nuevo 13 .... a5 (79 ).

79 B

La partida Tal-Larsen, Tilburg 1980, continuó: 14. The1 (en la par­tida Karpov-Larsen, Amsterdam 1980, se jugó 14. Rb1 a4 15. Ce5 Cxe5 16. Axe5. En la actualidad, las negras se enrocan corto en estas po­siciones sin pensarlo un momento -16 .... 0-0, o bien 15 .... 0-0. En la partida citada, sin embargo, Larsen se vio atraído por 16 .... Da5 ?! 17. Ce4 0-0-0. Tras 18. c5! Cxe4 19. Dxe4 Af6 -19 . ... Thg8 20. Th3-20. Axf6 gf 21. Df4 f5 22. Td3, sus debilidades de peones y la insegura posición de su rey hicieron difícil la partida de las negras) 14 .... b5!? (es­ta idea es una buena reacción a c4, y también era jugable en el movimien­to anterior) 15. c5 CdS 16. Ae5 0-0 17. Ce4 C7f6 18. Cxf6+ Cxf6 19. Axf6 Axf6 20. g4 Dd5 21. Rbl Tfd8, y el juego de las negras es más activo.

13. 0-0 (81)

O bien: a) 13 .... aS 14. Thel (80).

Y ahora: al) La partida Beliavski-Larsen, Tilburg 1981, continuó con 14 . ... a4? lS. Cg6!! Cd5 (los análi-

73

Page 71: Defensa caro kann variante clasica

80 N

sis de Beliavski demuestran que las negras ya no tienen conti­nuaciones satisfactorias: 15 . ... fg 16. Dxg6 RfS 17. Txe6 DeS lS. Tdel Dxg6 19. hg Ab4 (19 ... . Cd5 20. Txe7) 20. c3 Cd5 (20 ... . Aa5 21. Ad6+ RgS 22. Cf5) 21. Ad2 Aa5 22. c4 Axd2+ 23. Rxd2 C5f6 24. Te7 con posición gana­da; o bien 15 .... a3! 16. b3! fg 17. Dxg6+ RfS lS. Txe6 DeS 19. Cf5! Dxg6 20. hg Ab4 21. c3 Cd5 22. cb Cxf4 23. Te7) 16. Cf5! AfS 17. Ad6! TgS IS. c4 Cb4 19. Dh3! fg 20. Txe6+ Rf7 21. hg+ Rxe6 22. Tel+ Ce5 23. Axe5, y las negras abandonaron. La línea 15. Ce5 recibió publici­dad favorable a causa de esta partida.

a2) Consecuentemente, contra Suradiradja, Indonesia 19S2, Chandler jugó 14 .... 0-0, y después de 15. Rbl a4 16. c4 a3 17. b3 Ab4 1S. Thl De7 19. Ce4 TadS obtuvo una posición có­moda. Si hubiera tenido enfrente a Beliavski, el tema habría sido más complicado. En lugar de 15. Rbl ?!, las blancas habrían juga­do probablemente 15. De2, con el propósito de 16. Cg6.

b) 13 .... CdS 14. Ad2 Ag5 se en­cuentra con la fuerte réplica 15. Ce4

74

Axd2 16 Dxd2 0-0 17. g4, como ha indicado Beliavski. e) La partida Psakhis-Larsen, Inter­zonal de Las Palmas, l9S2, continuó 13 .... CxeS 14. Axe5 b5?! 15. Ce4 TeS 16. Rbl a5 17. Axf6 gf (17 .... Axf6 lS. g4 0-0 19. f4, o bien 1 S. Dg3 0-0 19. Cxf6+ Dxf6 20. Th4) IS. g4 Dd5 19. f4, con clara ventaja.

Regresemos a la línea principal, tras 13 .... 0-0.

81 B

Si las blancas no logran demos­trar su ventaja después de haber de­sarrollado tan activamente sus fuer­zas, nuestra apreciación de la estabi­lidad del esquema de las negras con 10 .... e6 se verá fuertemente in­fluenciada por ello. Veamos algunos ejemplos: a) 14. De2 Da5 (14 .... a5 15. c4 a4 16. Rbl a3 17. b3 Ta6 IS. Df3 DeS 19. Thel TdS 20. De3 c5 21. Cxd7 Txd7 l/2-1 / 2, Timman-Lobron, Plovdiv I9S3) 15. Rb1 TadS 16. c4 (analizando 16. Cg6!?, Tal concluye que existen posibilidades para ambos bandos después de 16 . .. . fg 17. Dxe6+ RhS 18. Dxe7 -18. hg CgS-1 S . ... Cd5 19. Ad2 Dxa2+ 20. Rxa2 Cxe7 21. Ab4 c5) 16 .... Cxe5 17. de Cd7 IS. Td2 (Tal recomienda lS. a3 CeS 19. Dc2) IS . .. . Ag5! 19. Axg5 hg 20. h6 (20. Thdl? o bien 20. Te!? habrían fracasado, en vista de 20 ....

Page 72: Defensa caro kann variante clasica

Cxe5!) 20 .... Cxe5! (20 .... Dxe5? pierde por 2i. h7+ Rh8 22. Txd7 Dxe2 23. Txd8; mientras que si 20. ... g6, entonces resulta fuerte 21. h7+ Rh8 22. Thdl) 21. Td5! (21. hg? Txd2, o bien 21. Txd8? Txd8 22. hg Rxg7 favorece a las negras) 21. ... Txd5 22. cd Dxd5 23. hg Rxg7, y se acordaron tablas (24. Ch5+ Rg6 25. Cf4+ gf 26. Dh5+ Rf6 27. Dh4+ Rf5 28. Dh5+), Beliavski-Tal, 1981. b) 14. c4 c5 (sería interesante expe­rimentar 14 .... Cxe5 15. Axe5 Cg4, o bien 15. de Dc7!?) 15 . d5 Cxe5 (15 . ... ed 16. Cf5!) 16. Axe5 Cg4 17. Axg7!? Rxg7 (I 7 .... Cxf2 18. Df3 Cxhl 19. Axf8 Ag5+ 20. Rbl Cxg3 es poco clara) 18. De2 Ag5+ (18 .... Cf6 sería respondido por 19. de Dc7 20. Cf5+ Rh7 21. Dc2) 19. Rbl Cf6 20. de Dc8 21. e7 Te8 22. Td6! Dg4 23. De5 Rg8 24. Te 1! (24. Txf6 Axf6 25. Dxf6 De6 sería del agrado de las negras) 24 .... Cd7 25. Txd7! Dxd7 26. Cf5 f6 27. Dd5+! Dxd5 28. cd Af4 29. g3 Ac7 30. Rc2 b5 31. Cxh6+ Rh7 32. Cf5 Tg8 33. d6 Aa5 34. Te6 Tg5 35. Txf6 Txh5 36. d7 Th2 37. Ce3 1-0, Karpov-Hübner, Ti1burg, 1982. Una victoria de im­presionan te belleza del Campeón Mundial, aunque no todo sea con­vincente en ella. e) 14. Cxd7 Dxd7 15. Ae5 Tad8 (1 5. ... Cg4!?) 16. De2 Dd5 17. Rbl Td7? (17 . ... b5) 18. c4 Da5 19. f4 b5 20. c5 Td5 21. f5 Cd7 22. Af4 Dd8 23. fe, y las blancas vencieron, Timman­Hübner, Tilburg 1982.

Estas tres partidas jugadas "al máximo nivel" ponen claramente de manifiesto los peligros que acechan al rey negro en esta variante. Pero también queda claro que la búsqueda de las mejores continuaciones (para ambos bandos) no ha terminado to­davía.

B2 11. DaS+

Esta jugada muestra que las ne­gras reconocen su "error" (1 O . ... e6) y quieren volver a posiciones tradi­cionales con su dama en c7, después de 12. Ad2.

82 N

12. c3 (82)

Se juega así "por principio", pe­ro se revela que las blancas se enro­carán corto (considerar el enroque largo será más comprometido) a pe­sar del debilitamientode su ala de rey. En la Variante B del Capítulo 7 se estudia un plan similar.

12. Cgf6 13. a4

Con la intención de jugar 14. b4, expulsando la dama negra (y eli­minando así la amenaza contra el peón h, para enrocarse a continua­ción).

Otra posibilidad es 13. De2 Ae7 14. Ce5, asegurando de la misma manera el enroque corto. Una parti­da Kapengut-Shakarov, 1981, con ti-nuó así: 14 .... 0-0 15. a3 c5 16. de Cxe5? (16 . ... Dxc5) 17. b4 Da4 18. Axe5 Cd7 19. Ad4?! (después de 19. 0-0 la posición de las negras no vale

75

Page 73: Defensa caro kann variante clasica

su peón de ventaja) 19 .... e5 20. Ae3 (son poco claras 20. Cf5 ed 21. Cxe7+ Rh8 22. cd Tae8 23. d5 Cxc5, o bien 23. 0-0 Cf6) 20 .... f5 21. Dc4+ Rh8 22. Cxf5 Txf5 23. De6 De2 24. 0-0 Cf6 25. Dxe7 De4, y las negras tienen buen juego.

13. eS

Después de 13 .... Ae7, las blan­cas llevan a cabo su idea -14. b4 Dd8 15. 0-0-, pero en modo alguno resulta obvio cómo valorarla objeti­vamente.

Una partida Panchenko-Brons­tein, Campeonato Abierto de Moscú, 1981, continuó: 13. ... Cd5!? 14. Ad2 Dc7 15. Rfl a5 16. De2 Ae7 17. Ce5 Cxe5 18. Dxe5 Dxe5 19. de Cb6 20. Af4 f5 21. ef gf 22. Re2 Rf7 23. Thdl f5 24. Ae3 Cd5 25. Ad4 Thd8 26. c4 Cf6 27. Ae5 Cg4 28. Ac7 Tdc8 29. Af4 e5 30. Ad2 Re6, y Bronstein ensartó a su adversario.

83 B

14. 0-0 Ae7

La partida Gaprindashvili-Niko­lac, Wijk aan Zee, siguió así: 14 .... Te&?! 15. Tfel c4 16. Dc2 Ae7 (¿po­demos deducir de esto que Nikolac había estado planeando en primer lugar la captura del peón h? La po-

76

sición negra se habría puesto difícil rápidamente: 16 . ... Cxh5 17. Cxh5 Dxh5 18. De4) 17. Ce5 0-0 18. Cf5 Tfe8? (83). (18 .... Dd8) 19. Cxg7! Rxg7 20. Axh6+ Rxh6 21. Cxf7+ Rxh5 22. g4+! Rh4 23. f3 Cxg4 24. Te4 1-0.

15. Tfel 0-0 (84)

Después de 15 .... cd 16. b4 Da6 17. b5 Da5 18. Cxd4, las piezas blancas se vuelven muy activas. Tras sólo una indiscreción más -18 . ... Tc8?-, las negras fueron aplastadas en la partida Vitolins-Antom, URSS 1978: 19. Txe6! Dxc3 20. Txe7+ Rxe7 21. Ddl Thd8 22. Ad6+ Rxd6 23. Cdf5+ Rc5 24. Dd6+ Rc4 25 . Ce3+ Dxe3 26. fe etc.

84 B

Las negras han concluido su de­sarrollo, y la suerte del peón h blan­co se convierte en un problema prin­cipal. La partida Vitolins-Kivlan, Campeonato de Latvia, 1978, conti­nuó así: 16. Cf5 Tfe8 17. Cxh6+ (Vi­tolins no encuentra satisfactorio 17. Cxe7+, porque después de esto el peón de h5 no sería fácil de defen­der) 17 .... gh 18. Ce5 Cxe5 19. de Ch7 20. Axh6 Af8 21. Af4 Rh8 22. Te4 Dc7 23. Tael Ae7 24. Ah6 Tg8

Page 74: Defensa caro kann variante clasica

25. Df3 Ag5· 26. Axg5 Txg5 27 . g4 Td8, y las negras tienen posición ga­nadora.

16 . Ce5 es una mejora: por ejemplo, 16 .... Cxe5 17. de Cd5 18. Ad2 Tfd8 19 . Ce4 Cf6, etc., y las oportunidades blancas pueden no ser inferiores a las de las negras .

Para extraer conclusiones del

material examinado en este capítulo, podemos decir que las variantes 1 O. ... e6 11. Af4 Cgf6 y 11. ... Da5+ 12. c3 son sin duda alguna interesantes, y conducen a situaciones agudas . En el primer caso, las negras compro­meten la estabilidad de su posición, mientras que en el segundo se da la situación opuesta.

RESUMEN

11 b3

11 i.d2 li:Jgf6 12 0-0-0 eS ± ~b6 ;t

i.e7 13 llhel 00

13~e2 00

l3 li:Je4 ~b6 ± aS ± 0-0

li:Jxe4

11 i.f4 li:Jgf6 12 0-0-0 i.e7 13 li:Je4 =loo

13 'i!lbl =/oo

13 e4 00

13 liJeS aS ;t

li:JxeS ;j;

0-0 ;l; / oo

~aS+ 12 e3 li:Jgf6 13~e2

13 a4 li:JdS 00

eS

(12 i.d2 ~e7- cf. 10 ... 'i!fe7)

77

Page 75: Defensa caro kann variante clasica

CAPITULO 7

10 . ... Dc7

l. e4 2. d4 3. Cc3 4. Cxe4 5. Cg3 6. Cf3 7. h4 8. hS 9. Ad3 10. Dxd3

85 B

c6 dS de AfS Ag6 Cd7 h6 Ah7 Axd3 Dc7 ( 85)

Aquí, la continuación habitual es 11. Ad2 e6 12. 0-0-0, pero hay otras líneas que se han popularizado de vez en cuando, relegando a la an­terior a segundo término. Ejemplos de estas líneas son 11 . Th4, 11. 0-0 y 11. Ad2 e6 12. De2, o bien 12. c4. Común denominador de todas es su artificialidad evidente. La salida de la torre (Variante A) hace posible Af 4, pero la posición de la torre misma, err h4, deja bastante que de­sear ... El enroque corto con el peón h tan avanzado (Variante B) recru­dece la lucha, pero las defensas del rey blanco están abiertas a diversas

amenazas. Se puede decir lo mismo cuando las blancas comienzan opera­ciones ofensivas con su rey todavía en el centro (Variante C).

Resultaría simplemente justo que todos estos intentos permitieran a las negras buen contrajuego.

A partir de la posición del dia­grama 85, las blancas tienen:

A. 11. Th4 B. 11. 0-0 C. 11. Ad2

A 11. Th4 ( 86)

~ EU ··-~­.?il Wiíi~.l ~ ?;,,~ ?~~ ~,,~ ~~

BlB B ~ B.Bw~B•B/!:'/. 8[cJ8~

8 B~BttJ~~ ~ ~ d w ¿s~¿s- ~¿s-,, .... 7. ~ ,, .... z ~

~m M • '~ ..... .. : 7.~ •

A guisa de explicación de 8. h5, Gligoric escribió en una ocasión: "Las blancas quieren poner en juego su torre de rey por la cuarta hori­zontal, y luchar por el dominio de la casilla f4." En la actualidad, las blancas asocian 8. h5 con planes bas­tante diferentes, pero todavía se en­cuentra ocasionalmente 11. Th4.

11. ... e6

O bien 11 .... Cgf6 12. Af4 Da5+ 13. Ad2 (13. Rfl !? e6 14. Ce5) 13 .... Db5 14. Dxb5 cb 15. a4 ba 16. Txa4 e6 17. b3 Ae7 18. Re2 a6 19. Th 1, y los jugadores acorda­ron tablas, Sax-Hort, 1979.

79

Page 76: Defensa caro kann variante clasica

12. Af4 DaS+

Las siguientes partidas ilustran los éxitos obtenidos por las blancas con la variante alternativa 12 .... Ad6 13. Axd6 Dxd6 14. Ce4: a) 14 .... Db4+ 1S. Dc3 (si 1S. c3, entonces resulta peligroso jugar lS. ... Dxb2+ a causa de 16. Cd6+ y 17. Tb1, de forma que las negras ten­drían que retirar su dama a e7. Des­pués de lS. Dc3, Botvinnik considera que tampoco era demasiado tarde para lS .... De7) lS .... Dxc3+ 16. be Re7 17. CeS! Cgf6 ("si 17 . ... b6, en­tonces 18. Cxd7 Rxd7 19. CeS+, ga­nando un peón; o bien 1 7. . .. CxcS de, y de nuevo tenemos que uno de los peones negros caerá" -Botvin­nik-) 18. Cxb7 Thc8 19. CeS (19. CeS!?) 19 . ... eS 20. CaS Tc7 21. 0-0-0 Tac8 22. Cxd7 Cxd7 23. dS! ed 24. TxdS, habiendo obtenido tan­to la iniciativa como una ligera ven­taja material, Spasski-Botvinnik, Leiden 1970. b) 14 .... De7 (87 )

87 B

1S. Da3! ("el tipo de jugada que Tolush habría propuesto" -Botvin­nik-. En la partida Keres-Bagirov, 19S9, las blancas consiguieron mejor posición después de 1S. 0-0- 0 Cgf6

80

16. Cxf6+ Cxf6 17. CeS 0- 0-0 18. Dg3, pero en una partida contra Gli­goric, en el Torneo de Candidatos de aquel mismo año, Petrosian reforzó la defensa de las negras: 16 . .. . gf! 17. Dd2?! Cb6 18. DaS Dd6! 19. Td3 DdS 20 . Da3 Cc4 21. Db4 Cd6 22. b3 aS 23 . Dd2 a4 24 . c4 ab! , con ventaja para las negras. Otra partida Spasski-Botviniik, 1970, continuó así: 16. Ced2 0-0-0 17. Ce4 Rb8 18. g3 Cb6 19. De2 CbdS, con unas ta­blas) 1S . .. . Dxa3 16. ba Re7 17. Rb1 (probablemente más precisa que 17. CeS CxcS 18. de aS 19. Tbl, mo­mento en el que Seirawan jugó en una de sus partidas 19 .... Ta7, lo­grando defenderse con éxito después de 20. CeS Cf6 21. Td4 Tc8 22. a4 Tc7 23. Tbd1 Ta6); y ahora:

88 N

bl) 17 .... b6 18. CeS CxeS 19. de fS 20. Cg3 Td8 21. Ta4 Td7 22. Td1 Txd1+ 23. Rxd1 aS 24. Td4 eS 2S. Td2 Rf7 26. Td8, con clara ventaja, Beliavski-Po­mar, Las Palmas, 1974. b2) 17 . ... Tb8 18. CeS CxcS 19. de (88)

El mismo tipo de posición (con un peón blanco en c3 en vez de en a3) se habría dado en la partida Spasski-Botvinnik -véase la nota (a)

Page 77: Defensa caro kann variante clasica

más arriba- si las negras hubieran jugado 17 .... Cxc5.

La estructura de peones blanca, aunque fea, permite ejercer una fuerte presión sobre b7 (Tb4 ). ¿Fa­vorece la posición a las blancas, por tanto?

En un tiempo se pensó que esta cuestión estaba contestada por la partida Bellón-Pomar, Olot, 1975: 19 .... a5 20. Ce5 (20. Ta4 Cf6 21. Txa5 Cd7 resulta bueno para las ne­gras a pesar de su peón de menos) 20 .... Cf6 21. Td4 Thc8 22. Tb3 Tc7 23. g4 Td8 24. Txb7 Txd4 25. Cxc6+ Rd7 26. Cxd4 Txb7 27. c6+ Rc7 28. cb Cxg4, con posibilidades para am­bos bandos.

Pero el siguiente encuentro entre ambos adversarios, Bellón-Pomar, Orense, 1976, dió la victoria a las blancas: 22. g4! (en lugar de Tb3) 22. . . . Tc7 23. f3 Td8? 24. Txb7. El mismo golpe que anteriormente, con la diferencia de que en esta ocasión el peón blanco de g4 se encuentra defendido.

¿Ha logrado el gran maestro Po­mar probar posteriormente que, a pesar de ello, la posición es tablas? Por supuesto, sería interesante des­cubrirlo ... Sin embargo, siempre nos ha parecido que no vale la pena que las negras desperdicien sus energías en un ejercicio tan tedioso como és­te. Absteniéndose de jugar 12 .... Ad6, las negras pueden poner en evidencia la poca efectividad de 11. Th4. Las blancas tendrán que des­perdiciar un tiempo trasladando su torre a una casilla más adecuada, y este tiempo es precisamente lo que necesita su oponente.

Regresamos a la variante princi-pal.

13. Ad2 Db6

También es jugable 13 .... Dc7 (siempre que las negras no se opon­gan a las tablas inmediatas que las blancas pueden plantear mediante 14. Af4). Una partida Kitces-Tavadian, 1977, siguió así: 14. 0-0-0 0-0-0 15. Rbl Cgf6 16. Af4 Ad6 17. Axd6 Dxd6 18. c4?! c5 19. Da3 a6 20. Td2 Dc7 21. De3 cd 22. Thxd4 Cb8! 23. Ce4?! Cxe4 24. Dxe4 Cc6 25. T4d3 Txd3 26. Txd3 Td8 (después de cambiar todas las torres, nos encon­tramos con que resulta difícil defen­der los peones blancos, por ejemplo: 27. Txd8+ Dxd8 28. Rc2 Da5) 27. a3 Txd3 28. Dxd3 Df4 29. Dh7 Dg4!, con partida ganada para las negras.

14. 0-0-0 Ae7

Un punto discutible. ¿Es nece­sario expulsar la torre?

15. Thh1

En la partida Mukhamedzha­nov-Vdovin, 1979, las blancas juga­ron 15. Tf4 (15. Tg4? Cgf6) 15 .... Cgf6 16. CeS, y ... lograron entablar después de 16 . ... Td8 17. De2 c5 18. de Dxc5 19. Cxd7 Txd7 20. Tc4 Dd5 21. Ac3 Dxd1+ 22. Dxdl Txdl+ 23. Rxd1 Rd7.

89 B

15 .... Cgf6 (89)

81

Page 78: Defensa caro kann variante clasica

La partida por correspondencia Gilezetdinov-Shakarov, 1976, conti­nuó así: 16. c4 (16. The 1 parece la mejor, con la intención de responder a 16 .... 0-0 ó 16 .... 0-0-0 con 17. Cf5. Las negras pueden elegir entre 16 . ... c5 y 16 . ... Td8) 16 . ... Da6 17. Rbl Ad6 (explotando que las blancas no se encuentran preparadas para ju­gar 18. Ce4) 18 . Ce2 Cg4 19. Ael 0-0-0 (cinco años antes, se había da­do esta posición en una partida Ta­tai-Larsen, si bien los jugadores ha­bían llegado a ella tres jugadas antes: 10 . ... e6 11. Ad2 Db6 12. 0-0-0 Cgf6 13. c4 Da6! 14. Rbl Ad6 15. Ce2 Cg4 16. Ael 0-0-0. Tras 17. Cd2 c5?! 18. Ce4 Ac7 19. f3 f5?! 20. Cd2 Cgf6 21. Dc2 Rb8 22. Af2 Ab6 23. Cb3 cd 24. Cexd4, las negras quedaron en posición dudosa, pero 17 . ... Cgf6! seguida por ... eS ó ... c5 les hubiera dado una buena partida) 20. Dc2 c5 21. Td3 (al intentar apo­derarse de la iniciativa por medios violentos, las blancas producen rápi­damente efectos opuestos) 21. .. . cd 22 . c5 Ae7 (no 22 .... Cxc5? 23. Txd4) 23. Cexd4 (23. Ta3? fracasa a causa de 23 .... d3 24. Dc3 d2, o bien 24. Txd3 Cxc5 25. Txd8+ Rxd8) 23 .... Cde5 24. Tce?! (era ne­cesario cambiar damas con 24. Ta3 Dc4 25. Dxc4) 24 .... Cxf3 25. Cxf3 Af6, y la posición blanca está hecha un verdadero asco.

Daremos la conclusión de esta partida (¡para que sirva de adverten­cia!) 26. Tb3 (26. Ta3 Db5 27. Txa7? Tdl+) 26 .... Td5 27. Tb4? Thd8 28. a3 (o bien 28. Ac3 Cxf2! 29. Dxf2 Tdl+ 30. Txdl Txdl+ 31. Rc2 Dd3+ 32. Rb3 Axc3) 28 .... Tdl+ 29. Ra2 Cxf2! 30. Dxf2 Tal+!, con ataque de mate.

Esperarnos que el lector haya quedado convencido de que evitando la línea simplificadora 12 .... Ad6?!

82

las negras obtienen una partida com­pletamente satisfactoria.

B

90 N

11. 0-0 ( 90)

Una decisión optimista, que agudiza la posición de acuerdo con los gustos de A. Vitolins -el único maestro que emplea esta variante re­gularmente (¿o solía hacerlo?)-.

En nuesta opinión, la conse­cuencia principal de haber avanzado el peón hasta h5 es que las negras dispondrán de oportunidades en las posiciones donde haya enroques del mismo signo. En la práctica, no obs­tante, las negras prefieren enrocarse largo sin mayor dilación.

11. e6 12. c4

Alterna ti varnente: a) Incluso el mismísimo Vitolins es­tuvo poco brillante en una partida en la que las negras se enrocaron corto: 12. De2 Cgf6 13. Ce5 Ad6 14. Te! 0-0 {91 ) .

15. c4 Tad8 16. Af4 c5 17. de Dxc5 18. Cd3 Dc7 19. Axd6 Dxd6 20. Tadl a5 21. b3 Cc5 22. CeS Db6 23. De3 Db4, Vitolins-Kivlan, 1980, Considerando que disponen de la po-

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sibilidad de ... a4, la posición negra es más prometedora; de hecho, Vito­lins sacrificó aquí su peón h me­diante 24. Ce2, intentando rebelarse contra el rumbo aciago que la parti­da estaba tomando.

91 B

b) La continuación 12. Tel Cgf6 13. Ce5 (92) difícilmente se puede con­siderar más fuerte que la anterior.

92 N

A pesar de ello, en la partida Schneider-Lauterbach, 1958, las ne­gras fueron aplastadas tras 13 .... Ae7? 14. Cxf7! Rxf7 15. Dg6+ Rg8 (si 15 .... Rf8, entonces por supuesto 16. Txe6, continuando con Cf5) 16. Cf5! ef 17. Txe7 Th7 18. Axh6 Cxh5 19. Df7+ Rh8 20. Te8+. En lugar de

ello, 13 .... Cxe5 14. de Cd7 era una continuación suficientemente buena, mientras que 13 .... Ad6 14. Cf5 0-0 (14 .... Cxg5 15. Cg6!) 15. Cxh6+! gh 16. Axh6 Cxe5 1 7. de Axe5 puede traer problemas.

Regresamos a la variante princi-pal.

12. Cgf6! ( 94)

La alternativa es 12 .... 0-0-0 (93)

93 B

Y ahora (a partir de la posición del diagrama 93 ): a) La partida Vitolins-Mikhalchis­chin, 1978, continuó de la siguiente forma: 13. d5 Ce5 14. Dd4 ed 15. Af4 de! 16. Dxc4 (después de 16. Axc7 Txd4 17. Cxd4 Rxc7 las chan­ces de las negras pueden ser incluso mejores) 16 .... Ad6 17. Axd6 Dxd6 18. b4?! Ce6 19. b5 Ce7, y después de rechazar las deshonestas proposi­ciones de que fueron objeto, las ne­gras ganaron. Es lógico que ocurra lo mismo después de 18. Tadl Dxdl 19. Txd1 Txdl+ 20. Rh2 Td5, pero en caso de 18. Dxf7 el resultado es más difícil de predecir. b) La partida Vitolins-Okhotnik, Oniepropetrovsk Otborochnii [Prime-

83

Page 80: Defensa caro kann variante clasica

ra Liga de 0niepropetrovsk], 1980, continuó así: 13. b4 Axb4 14. Tb1 Ad6 15. Ce4 Cgf6 16. Cxd6+ Dxd6 17. Db3 b6 18. a4 c5 19. a5 cd 20. ab ab 21. Aa3 Cc5 22. Dxb6 Dxb6 23. Txb6 Ca4 24. Ta6 Cc3 25. Ta7 The8 26. Tal Td7 27. Ta6 e5 28. Ad6 Txd6 29. Txd6 Rc7 30. c5 Cce4 31. Ta7+ Rb8 32. Tda6 Cxc5 33. Ta5 Ccd7 34. Ta8+ Rc7 35. Txe8 Cxe8 36. Cxe5, y Vito1ins logró la victoria.

Sería un error asociar necesaria­mente el fracaso de las negras con su decisión de enrocarse largo. En nuestra opinión, valdría la pena en­sayar 13 .... Cgf6 (1 4. b5 c5, o bien 14. c5 Tg8 con la idea de ... g6). De cualquier modo, ni siquiera después de 1 3 .... Axb4 está claro que tengan que perder.

No obstante, la jugada más pre­cisa es 13 .... Cgf6!, la cual deja abierta la posibilidad de escoger en­roque.

94 B

En caso de 13. Te1, la respuesta 13 .... 0-0-0 tiene mejor aspecto que en la jugada duodécima.

En una partida por correspon­dencia Kneller-Kikust, 1981, las ne­gras respondieron a 13. Tel median­te 13 .... Ab4, pretendiendo enrocar­se corto. Siguió entonces: 14. Te2

84

(bastante buena, ya que amenaza tanto 15. d5 como 15. c5) 14 .... Td8! 15. d5? (una decisión poco estudiada. Era más lógico 15. Db3 a5 16. a3, empujando al alfil a ir a d6 o e7, donde estará al alcance del caballo de g3. Incluso entonces, preferiría­mos la posición negra después de 16. ... Ad6 17. Cf5 0-0 18. Cxd6 Dxd6) 15 .... 0-0 16. de Ce5 17. ef+ Txf7 18. Db3 Cxf3+ 19. Dxf3 Tdl+ 20. Cfl Db8 21. g3 Ac5, y la posición blanca es difícil de defender.

Digamos sin tapujos que el plan de 1 l. 0-0 está completamente falto de fuerza. El peón de h5 está mal si­tuado, como pueden demostrar las negras jugando cuidadosamente.

e 11. Ad2 e6

En este punto, consideramos dos continuaciones:

Cl 12. De2 C2 12. c4

Cl 12. De2

En los años sesenta, los éxitos obtenidos por las blancas con la va­riante 12. 0-0-0 Cgf6 13. De2 0-0-0 14. Ce5 obligaron a las negras a bus­car mejoras de su juego. Pareció que esto era posible retrasando el desa­rrollo del caballo de rey, y jugando 12 .... 0-0-0 13. De2 Ad6, con la in­tención de prevenir Ce5 (compárese con la variante A del Capítulo 10) . . A su vez, las blancas adoptaron con­tramedidas, y comenzaron a jugar De2 sin demora. Como resultado de ello, surgió un nuevo conjunto de variantes: 12. De2 0-0-0 13. Ce5, 12 . ... Ad6, y 12 .... Cgf6 13. Ce5.

12. Cgf6

Page 81: Defensa caro kann variante clasica

Ya en 1966 se decidió que 12. 00 0

0-0-0 merecía una severa condena. Una partida Nikitin-Lazarev conti­nuó así: 13. CeS. ( 95)

95 N

13. oo• Cb6 (o bien 13. 000 CxeS 14. de Ce7 lS. 0-0-0 eS 167. f4 Cc6 17. c3, y la partida de las negras tiene po­bres perspectivas; véanse posiciones análogas en la Variante A del Cap. 11) 14. c3 Cf6 lS. 0- 0! Ad6 (lS. 000

eS 16. b4!) 16. a4 Thf8 17. aS Cbd7 18. f4, y mientras las negras perma­necen pasivas, las blancas preparan la ofensiva en el ala de dama.

En cuanto a la maniobra 12. 00 0

Ad6 13. Ce4 Af4, el siguiente análi­sis -obra de Boleslavski- pretende refutarla. Después de 14. CeS (96) , las negras se encuentran, según Bo­leslavski, frente a la necesidad de tomar una decisión desagradable:

96 N

a) 14 . ... Cxe5+ lS. Axf4 Cd3+ 16. Axd3 Dxf4 17. g3 Dc7 18. Da3. b) 14 . . .. AxeS lS. de CxeS 16. Ab4 0-0-0 17. f4 eS 18. fe cb 19. 0-0 DxeS 20. Txf7 Dd4+! 21. Cf2! Cf6 22. Tdl Db6 23 . Txd8+ T xd8 24. Txg7 TdS 2S. g4 y "en vista de las amenazas de 26. Tg6 y 26. Df3, la posición de las negras es difícil" (Bo­leslavski).

e) 14 .... Axd2+ lS. Cxd2 CxeS 16. de 0-0-0 17. Cc4 Rb8 18. Cd6 f6 19. f4.

¿No se pueden discuti r estas conclusiones? En la posición final de la variante examinada en la Nota (b) , las negras no carecen completamente de posi bilidades: 2 S . ... Td4!? 26. Df3 (26. Tg6 Tf4) 26 ... . eS! 27 . DfS+ Rd8 28. DxeS? Txg4+ 29. Txg4 Dxf2+!.

Nos parece que es más sencillo contestar· a 12 .... Ad6 con 13. CfS Af4 14. Ce3 Cgf6 15. g3; o bien 14. Axf4 Dxf4 lS. Ce3 Cgf6 16. 0-0-0, transponiendo a una posición del Ca­pítulo 10 (variante A), la cual favo­rece a las blancas.

13. Th4?! (98) Después de 12 .... Cgf6, las

blancas han alcanzado su objetivo, y podrían sencillamente enrocarse (pa­ra 13. 0-0-0, véanse los Capítulos 11 y 12). Pero es comprensible que ha­yan querido experimentar 13 . CeS (97 ) .

La partida de exhibición Tai­Kasparov, 1980, continuó así: 13. oo •

c5!? 14. Cxd7 Dxd7 15. de Axc5 16. 0-0-0 Da4 17. Ac3! Tc8 18. Axf6 gf 19. Rbl (19. Ce4 Ae3+! 20. fe Dxe4) 19 .... Ae7 20. Td3 (20. Ce4 Dc4!) 20 .... Tg8 21. Thdl fS! (todas las piezas negras están bien situadas -a excepción de su rey, punto de mira de las malas intenciones de Tal...-) 22. Cxf5? ef 23. Tel Dh4 24. Te3

8S

Page 82: Defensa caro kann variante clasica

Tc7 2S. DbS+ .Rf8 26. DeS f4! 27. Te4 TeS! 28. Dxe7+ Dxe7 29. Txe7 Txg2 30. Txb7 Txf2 31. a4 f3 32. Te4 TfS 33. TbS TxbS 34. ab Te2 3S. Tf4 f2 36. Ra2 Txc2, y las ne­gras vencieron.

97 N

Con todo, es posible que las blancas encuentren en el futuro al­gún método de aprovechar la insegu­ra posición del rey negro. Si tal ocu­rriera, las negras deberían recurrir a jugar 13 .... Ad6 14. f4 0-0. Enton­ces IS. 0-0-0 conduce a una posición ya examinada en el Capítulo 4 (véase 6. h4 h6 7. f4, como ocurrió en las partidas Dückstein-Hort Y Shamko­vich-Dely), con una excepción: aquí las blancas han jugado De2 en vez de IS. Ce2, como Dückstein, o IS. Df3, como Shamkovich.

Volvemos a la línea principal, tras 13. Th4?! (98).

Matulovic ha empleado esta ju­gada 13. Th4?! en algunas ocasiones: a) 13 .... 0-0-0 14. CeS CxeS IS. de Cd7 16. f4 CeS 17. 0-0-0 Ae7 18. Thh1 (¡en comparación con situacio­nes de la Variante A del Capítulo 11, las negras tienen aquí dos tiem­pos extra!) 18 .... TdS y ahora:

86

al) 19. c4 Cd3+ 20. Rb1 Td7 21. Ae3 Thd8 22. Ce4 f6 23. ef gf, con posibilidades para ambos bandos, Matulovié-Nikolic,

98 N

Campeonato de Yugoslavia, 1978.

a2) 19. Ae3 Thd8 20. AxcS AxcS 21. c4 Txdl+ 22. Txdl fS! 23. Cf1 Db6 24. Txd8+ Dxd8 2S. g3 Dd4, y las negras tienen ventaja, Matulovié-Nikolac, 1979.

b) 13 .... Ae7 14. 0-0-0 CdS (para 14 . ... eS, véase la variante C del Ca­pítulo 10) IS. Thh1 eS 16. de CxcS 17. DbS+ Dd7 18. Dxd7+ Cxd7 19. Cfl Tc8 20. Rb1 AcS 21. Ael bS, y las negras tienen la iniciativa.

C2

99 N

12. c4 (99)

Esta continuación fue especial­mente popular en la primera mitad

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de los años setenta. Como en la va­riante Cl, las blancas pretenden ga­nar algo comenzando operaciones ac­tivas una jugada antes, en vez de decidir ya dónde se resguardará su rey.

12. Cgf6 13. De2

Uno de los senderos explorados en las investigaciones sobre la línea 12. c4 era 13. eS, comprimiendo la posición de las negras y proyectando lanzar una avalancha de peones en el ala de dama ( 100).

100 N

¿Por qué pueden las negras con­servar la confianza en esta posición? Sus bazas son varias: la garita dS pa­ra sus piezas, la presión que pueden ejercer sobre el peón de d4, y las di­versas posibilidades de ruptura me­diante .. . b6, ... eS o ... g6. En con­junto, esto resulta suficiente para valorar con optimismo sus oportuni­dades: a) La ruptura de peón ... b6, combi­nada con el enroque corto, propor­cionó una buena posición a las ne­gras en la partida Romm-Porath, 1976: 13 .... b6 14. b4 aS (las medi­das de compromiso -14 .... be IS. be- no resultan muy efectivas, como se demostró en la partida Yasiukov-

Podgaiets, Primera Liga del Campeo­nato de la URSS, 197S: IS .... Ae7 16. 0-0 0-0 17. Tfbl Tfb8 18. Tb3 CdS 19. Tel Txb3 20. ab Tb8 21. Tal TbS 22. Ta4 aS 23. Ce2 Af6 24. Dc2 eS 2S. de Axe5 26. Tc4 Tb8, etc . La posición negra es satisfacto­ria, pero nada más) lS. cb Dxb6 16. ba Da6 17. Dxa6 Txa6 18. CeS Ad6 19. Cc4 Axg3 20. fg 0-0 21. Re2 eS 22. Th4 TeS (las negras crean con­trajuego que compensa el peón pasa­do que tienen las blancas en a5) 23. Tcl cd 24. Txd4 Tac6 25. Rdl e5 26. Th4 Cd5 27. Cd6 Txcl+ 28 . Axcl Tc6 29. CbS TeS 30 . a4 Tc6 31. Te4 fS 32. Te2 Ta6 33. Ad2 Rf7, y en este momento las negras tienen mejores oportunidades. b) La jugada 13 .... 0-0-0 revela que las negras juzgan con escepticis­mo la peligrosidad del ataque en el ala de dama que amenazan realizar las blancas. Y, de hecho, resulta su­ficientemente poderoso el contrajue­go basado en rupturas de peones en el centro o en el ala de rey. El juego puede continuar:

bl) 14. Da3 eS! 1S. Dxa7 ed 16. AaS TeS+ 17. Rfl AxcS con ventaja negra, Kaiumov-Shaka­rov, 1976. b2) 14. b4 Tg8!? (no es un mal plan, pero 14 .... eS es más con­vincente) lS. a4 g6 16. Rfl gh 17. CxhS Tg4 18. g3? (las blan­cas permiten un golpe poderoso. Después de 18. Cxf6 Cxf6 19. Axh6 20. Txh6 Df4, la actividad de las negras vale el peón sacri­ficado) 18 . . .. CeS! 19. CxeS Tgxd4 20. De3 Te4 21. Da3 CxhS 22. Cf3 Cf6 23. Axh6 Axh6 24. Txh6 Cd5 2S . Tb1 Ce3+! 26. Rgl CfS 27. Th3 Tg8 28. Rfl Dd8 29. Db3 Df6 30. bS Ce3+ 31. Re2 Cd5+ 32. Rfl Tb4 0-1, Skulener-Tavadian, 1977.

87

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101 N

b3) 14. De2 ( 101) está dirigida contra ... e5.

A menudo se alcanza esta posi­ción por otro orden de jugadas: 13. De2 0-0-0 14. cS. Pero para llegar a ella es preciso el consentimiento de las negras: formas de negarlo son, por ejemplo, 13. eS b6 (véanse más arriba las partidas Romm-Porath y Vasiukov-Podgaiets), o 13. De2 Ad6! (que analizamos más abajo).

La partida Karpov-Hort, Porto­roz-Ljubljana, 1975, continuó de la siguiente manera: 14 .... Tg8! (Cio­caltea refutó con éxito el plan de ... e5 en numerosas partidas. La partida Ciocaltea-Sribar, 1976, fue así: 14 .... eS lS. de Te8 16. 0-0 Axc5 -o bien 16 . ... Cxe5 17. Af4 C[g4 18. T[e1 [6 19. Ce4- 17. b4 Af8?! -17 . ... Ab6!? 18. a4 Cxe5- 18. Tfel CdS 19. d5, y el rey negro se encuentra en peligro. La partida Ciocaltea-V a­lero, 1980, vio la continuación 14 .... CdS lS. b4 Te8 16. Rfl eS 17. de Cxe 18. Tel f6 19. Th4, y la amena­za de Te4 pone a las negras en situa­ción difícil) 1S. b4 g6 16. Tbl gh 17. Rfl Tg4 18. Tb3 Rb8 19. CxhS CxhS 20. Txh5 Cf6 21. TeS Ag7 22. bS CdS 23. b6 ab 24. cb Dd6 2S. Te4 Txe4 26. Dxe4 fS 27 . Dc2 Af6 28. Dc4 Tg8 29 . Da4 hS, con chances para ambos bandos.

88

Continuamos con la variante principal.

13. Ad6!

Caso de jugarse 13 .... 0-0-0 las blan-cas se encuentran en una en­crucijada; ¿deberían comenzar una ofensiva con 14. cS (véase 13. eS), situar un caballo en eS, o hacer otra jugada de desarrollo no compromete­dora (14. Ac3)? La continuación 14. Ac3 eS lS. 0-0-0 lleva a una posi­ción de la variante A del Capítulo 8 (12. 0-0-0 Cgf6 13. c4 0-0-0 14. Ac3 eS lS . De2), mientras que en caso de 14. CeS ( 102) las negras dis­pondrán inmediatamente de numero­sas e interesantes posibilidades:

N102 ••• ~ ~ ~írla ~~---;·~~ a m r~.~ ~.,..•·~~ ;.-,,,Y. :;;', . . . .% ~ ;.-,,, .. ,.% ... ~- . ••• a¡ ·----~ U U .~~ UlS - - w. -BlSD. •• ••• ~ffl ••• w. lS D. m,~[~ ~ • ~ B M g:¡a '"'"" .. ,¡_'g& ~

a) 14 . ... Cxe5 lS. de Cd7 16. f4 CeS 17. 0-0-0 Cd3+ 18 .. Rb 1 Cxb2! 19. Rxb2 Db6+ 20. Rc2 Da6 21. Rbl (evitando el riesgo que supondría ju­gar 21. Ac3, 21. Tal ó 21. Tb1) 21. ... Db6+ 22. Rc2, con unas tablas, Klovan-Andreiev, partida por co­rrespondencia, 197 6. b) 14 .... Cb6?! lS. eS AxcS! (la úni­ca jugada que de alguna manera jus­tifica la precedente. Tras 15 . ... CbdS 16. 0-0, las negras han perdido tiempo y corren el riesgo de verse furiosamente atacadas) 16. de Txd2 1 7. Rxd2 DxeS 18. DxeS (las blancas

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pierden después de 18. cb? Dxb2+ 19. De3 Dc3+ 20. Dd3 Cd5+, o bien 20. Rf4 Cd5+) 18 . ... Cc4+, con posi­bilidades de tablas -un resultado que claramente no vale tantos sudo­res-. e) 14 . ... Cb8!? 15. Ac3 c5 16. 0-0-0 Cc6.

La elección entre 13 .... 0-0-0 y 13 . ... Ad6 es cuestión de gustos. Nosotros nos decantamos por 13 .... Ad6!.

14. Cf5 0-0!?

O bien: a) En una de las primeras partidas donde se jugó 13 .... Ad6, salió a la luz únicamente el lado malo de la lí­nea. La partida Karpov-Pomar, 1974, continuó así: 14 .... 0-0-0?! 15. Cxd6+ Dxd6. Habiendo cambiado un caballo (por si fuera poco, un ca­ballo tan poco atractivo como el de g3) por el alfil negro, las blancas ob­tuvieron una ventaja clara: 16. Aa5 Tde8 17. Ce5 De7 18. Ac3 (18. f4!?) 18 .... Td8 19. f4 Cxe5 20. fe Ch7 21. 0-0-0. b) En una partida Spasski-Karpov, match de 1974, las negras volvieron a quedar en posición sospechosa: 14 . ... Af4 15. Axf4 Dxf4 16. Ce3 ( 103).

103 N

16 .... Dc7?! 17. 0-0-0 b5 18. cb cb+ 19. Rbl 0-0 20. g4! con ataque.

Comentando esta partida, Bot­vinnik escribió: "16 .... 0-0-0 habría sido peligrosa en vista de 17. c5, amenazando Cc4-d6. Por consiguien­te, lo más probable es que la deci­sión correcta fuera romper mediante 16 .... c5!, y si 17. Cd5 Cxd5 18. cd, entonces 18 .... 0-0 19. de Tfe8."

Confirmó esta opinión una par­tida Tai-Portisch, Bugojno, 1978, la cual concluyó en tablas después de 20. 0-0 Txe6 21. Db5 Dc7, etc.

Pero la evolución de esta va­riante iba a tomar de nuevo un rum­bo diferente . Las negras permitían ahora el cambio del caballo de g3 por el alfil, como en la partida Kar­pov-Pomar, pero se enrocaban corto. Podían así explotar el recurso .. . b5, con intención de apoderarse de la iniciativa.

15. Cxd6 Dxd6 16. 0-0-0

Como muestra la siguiente par­tida, el contragolpe ... b5 no pierde nada de su fuerza porque las blancas hayan demorado aquí el enroque. Esto no de be sorprendernos; en la presente situación, el rey blanco no está más seguro en el flanco de rey o en el centro que en el ala de dama.

La partida Kapengut-Kasparov, Otborochnii [Primera Liga], 1978, continuó así: 16. Ac3 b5! 17. cb cb 18. Dxb5 Cd5 19. Ce5 Cxe5 (19 .... C7f6 20. De2 Tfc8 probablemente era todavía mejor) 20. de Cxc3 21. be Dc7 22. Th3?! (en nuestra opi­nión, las blancas aguantaban más fá­cilmente en su frágil posición des­pués de 22. 0-0) 22 .... Tfd8 23. De2 Td5 ( 104 ).

89

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24. f4 (la partida Beliavski-Ba­girov, Primera Liga del Campeonato de la URSS, 1977, continuó con 24. Te3 TxeS. ¿Un descuido? Pero Bagi­rov sostiene que después de 24. f4, que conserva el peón extra, ¡las blancas están peor todavía! Y tiene razón -el rey blanco no encuentra ahora dónde esconderse-) 24 .... Tad8 2S. Te3 Db6 (2S . ... De7! 26. g3 Db7, o bien 26. Th3 f6!, también son fuertes) 26. Tcl TbS 27. Rf2 Tb2 28. Tc2 Tbl 29. Rg3 Tbdl 30. Tb2 DeS 31 . Df3 aS 32. De4 Da3 (32 .... a4!?) 33. Tc2 Thl 34. Rg4 (34. Df3 De7 3S. Dg4 Rh8, conti­nuando con ... Tg8) 34 . ... DeS 3S. Th3 Thdl. Las negras han conducido el ataque con imaginación insufi­ciente, y aunque la posición todavía es difícil, las blancas lograron resis­tir.

16. bS

Y ahora: a) En una partida Lukin-Gorshkov, Campeonato del Club 'Zenit', 197S, se continuó 17. cb cb 18. Rbl b4 (alternativamente 18 . ... Tfc8 19. g4 Dc6, o bien 19. CeS Dc7) 19. CeS CdS ( 105 }, y las posibilidades que tienen las negras en el ala de dama

90

no son inferiores a las de las blancas en el ala opuesta.

105 B

20. Th3 (el ataque de piezas contra el rey no se iba a materializar en nada concreto, pero tampoco una avalancha de peones tiene muchas oportunidades de éxito: 20. g4 f6 21. Cg6 Tfb8 22. Ral a5 23. Thel Ta6 24. f4 b3 25. a3 Cb4!) 20 .... f6 21. Cc4 Da6 22. Tg3 Rh8 23. Te1 Tfe8 24. Tg4 ?! Tac8 25. b3 Tc6 26. Te4 fS 27. Th4 Tec8 28. g4 C7b6, y las negras están cerca de su meta (29. Cxb6 Tc1+!) b)La enérgica 17. g4! estuvo en un tris de dar la victoria a las blancas en la partida Mnatsakanian-Bagirov, Kirovakan, 1978: 17 .... be 18. g5 hg 19. h6 g6 20. h7+ Cxh7 21. CxgS CxgS 22. Axg5 ( 106).

106 N

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22 .... f6? 23. De4 Df7 24. Th7+ Re8 25. Af4 Dd5 26. Dxg6+ Rd8 27. Dg7 Rc8 28. Tgl Td8 29. De7 (con su última jugada, las negras se pre­cavían contra 29. Dxf8+, pero ahora se amenaza 30. Dxd8+!) 29 .... e5! 30. de c3 31. b3? Df3! 32. Ae3 De2, y ahora son las blancas quienes están contra las cuerdas. No obstante, no hay ambigüedad alguna acerca de la posición que se alcanza tras 23. De4 -está ganada por las blancas- .Una partida por correspondencia Taran­Streltsov, 1980, concluyó así: 27. Th5 (en lugar de Dg7) 27 .... Df3 28. Ad6 c3 29. Tdhl cb+ 30. Rbl f5 31. Dg7! Dd3+ 32. Rxb2 Dd2+ 33. Rbl f4 34. Tc5! Dd3+ 35. Ral 1-0.

En la posición del diagrama 106, las negras dejaron escapar una opor­tunidad notable: 22 .... c3! Ahora las blancas no pueden jugar 23 . De4? Db4 ni 23. Td3? Dd5, pero tras 23. De5! cb+ 24. Rbl Dxe5! 25 . de f6 26. Txd7 fg 27. Thh7, lo único que logran es dar jaque continuo al rey negro.

De esta forma, vemos que el re­traso del enroque, con la intención de utilizar este tiempo para apode­rarse de la iniciativa, no garantiza a las blancas el éxito, y sólo sirve para que las negras dispongan de una in-teresante elección entre 14 .... 0-0 y 14 .... Af4; o bien entre 13 .... Ad6 y 13 .... 0-0-0.

91

Page 88: Defensa caro kann variante clasica

11 llh4 e6 12 ~f4 ~d6

11 0-0 e6 12 'it'e2

12 llel

't!t'aS+

12 e4 0-0-0

lllgf6

11 ~d2 e6 12 'ti'e2 0-0-0

Ad6

RESUMEN

lllgf6 13 llleS eS

~d6

13 li:h4

(13 0-0-0 - ef. 12 0-0-0)

12 e4 lllgf6 13 eS b6

0-0-0 14 'ti!a3

14 b4 14 ¡ye2

13 'ife2 0-0-0 14 llleS

(14 eS - ef. 13 eS)

(14 ~c3 eS 15 0-0-0

- ef. 12 0-0-0)

= :¡:

00

;t;oo :¡:

± ;t

00

=

=

00

~d6 14 lllfS O-ó-0 ;t ~f4 = O-O

92

Page 89: Defensa caro kann variante clasica

CAPíTULO 8

10 . ... Dc7 11. Ad2 e6

12. 0-0-0 Cgf6

l. e4 c6 2. d4 d5 3. Cc3 de 4. Cxe4 Af5 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 ( 107)

107 B

Una posición clave del Sistema Clásico, donde las blancas pueden adoptar diversos planes en su lucha por obtener ventaja. Desde mediados de los sesenta en adelante, general­mente han optado por la maniobra 13. De2 seguida por Ce5 . En la ac­tualidad, se ve con mayor frecuencia 13. Ce4.

Pero anteriormente, cuando aún

no se había vuelto popular la inclu­sión en la variante de las jugadas 8. h5 Ah7, el plan de c4 y Ac3 se con­sideraba como línea principal. Nues­tro análisis de este plan comenzó en el Capítulo 5 (Variante B) y conti­nuará en el presente capítulo. Par­cialmente, el propósito de este análi­sis será determinar en qué modo el peón de h5 afecta a las posiciones similares a aquéllas examinadas en el Capítulo 5 -esto es, 13. c4 0-0-0 ó 13 .... b5 (Variante A), o bien 13 . Rbl 0-0-0 (Variante B1). No obs­tante, aquí también estudiamos algu­nas ideas nuevas -por ejemplo, 13. Rb1 c5 (Variante B2)- que habrían figurado en algunas de las líneas del Capítulo 5, si no fuera por el hecho de que 8. Ad3 se había retirado ya de la escena cuando estas ideas nue­vas se pusieron en práctica.

A partir de la posición del Día­grama 107, son posibles las conti­nuaciones:

A 13. c4 B 13. Rbl

A 13. c4 b5 ( 112)

Las alternativas son: a) 13 .... 0-0-0 14. Ac3, y ahora:

al) 14 .... c5 (108)

108 B

93

Page 90: Defensa caro kann variante clasica

94

En este momento, 15. Rbl transpone a la Variante B l. ¿Cuentan las blancas con alguna continuación más enérgica? Veamos: al!) Con 15. De2 se pretende preparar Ce5 . Esto no resulta aconsejable, aunque solamente sea porque 15 . ... Ad6 16. Ce4 Cxe4 17. Dxe4 Df6 18. De2 cd 19. Cxd4 a6 lleva a la Varían te B del Capítulo 9, con la dife­rencia de que las blancas tienen aquí un tiempo menos (g3). Las negras también pueden jugar 15 . ... cd 16. Cxd4 a6, momento en el cual una partida Hulak-Bagi­rov, 1976, continuó así: 17. Cb3 (si 17. Cf3, entonces 17 . ... Ad6 18. Ce4 Ae7! 19. Cxf6 Axf6, con las tablas en perspectiva) 17 . ... Ad6 18. Ce4 (en esta posición resulta interesante el sacrificio de peón 18. Aa5!? b6 19. Ac3; si 19 .... Axg3 20. fg Dxg3, enton­ces 21. c5, y la penetración tiene buenas posibilidades de llegar hasta el rey negro) 18 . ... Cxe4 19. Dxe4 Cf6 20. De2 Dc6! 21. g3 Ac7! (¡una disposición d e piezas verdaderamente ideal!) 22. Txd8+ Txd8 23. Te 1, y las negras podrían haber asegurado la iniciativa en este momento mediante 23 .... Dg2!. al2) Algunos autores ponen un signo de admiración a 15. d5 , considerándola como la respues­ta crítica a 14 .... c5. Pero las cosas no son tan sencillas. La contestación 15 .... Cb6 ( 109 ) ataca tanto al peón de d5 como al de c4 (en vista de la amenaza ... Df4+).

No creemos que resulte del agrado de las blancas ni 16. Axf6 Df4 (17. Rbl Dxf6 18.

109 B

Ce4 Df5 19. d6 Axd6) ni tam­poco 16. Rbl Cg4. Tampoco hay mucho futuro en la continuación 16. Ae5 Ad6 17. Axf6 gf 18. Ce2.

a2) 14 .... Ad6! inicia una ma-niobra que explota la posición en el del rey blanco, y que he-mos vist o anteriormente en el Capítulo 5. Su continuación será: 15. Ce4 Af4+ 16. Rc2 Ce5! 17. Cxe5 Axe5 ( 110 ) .

Si las blancas juegan ahora 18. De3, la mundana 18 . ... Cxe4 19. de (19. Dxe4 Af6) 19 . .. . Cxc3 20. Dxc3 Txdl 21. Txdl Td8 lleva a una posi­ción de tablas.

En una partida Bronstein-Ko­tov, Amsterdam, 1968 , las blancas

Page 91: Defensa caro kann variante clasica

continuaron con 18. Cc5 Ad6 19 Cb3, evitando el cambio de sus pie­zas menores. Después de 19 .... De7 20. a3 Td7?! 21. De2 Te8 22. Thel Df8?! 23. g4 Tde7 24. Df3 Ch7 25. Ca5! f5 26. Cxc6 be 27. Dxc6+ Tc7 28. Da6+ Rb8 29. c5 Af4 30. Txe6 Txe6 31. Dxe6, Bronstein tenía chances de éxito. Sin embargo, sería un error sobreestimar la importancia de esta partida. El traslado del caba­llo de una casilla de flanco (g3) a otra (b3) no reforzó la posición de las blancas, y no resulta difícil en­contrar mejoras para el juego de las negras . Mejor que 20 .... Td7 es 20. ... The8, planeando jugar ... e5. En­tonces, después de 21. Tdel las ne­gras podrían escoger entre 21. ... Td7 (con la intención de jugar ... Dd8, ... Tde7, ... e5) y 21. ... Cd7 (damos co­mo variante de muestra 22. g4 e5 23. de Cxe5 24. Axe5 Axe5 25. Df5+ Dd7 26. Txe5 Txe5 27. Dxe5 Dd3+ 28. Rcl Dxb3). b) También existe otra manera de utilizar la posición en e 1 del rey blanco para forzar simplificaciones: 13 . ... Ad6 14. Ce4 Af4 ( 111 ) .

111 B

Pero el cambio de alfiles debilita las casillas negras, y aunque las ne­gras lograron hacer tablas en la par-

ti da Mnatsakanian-Shakarov, 1981, no les resultó sencillo: 15. g3 (quizás valiera la pena activar la torre me­diante 15. Th4!? Axd2+ 16. Cfxd2) 15 . ... Axd2+ 16. Cfxd2 0-0-0 17. Da3 Cxe4 18. Cxe4 Rb8 19. f4 (otro método -probablemente mejor- era 19. Cd6!? Cf6 20. c5 Ce8 21. Cc4; las blancas también podrían haber escogido dos jugadas antes, la conti­nuación: 17. c5!? Cxe4 18. Cxe4 Cf6 19. Cd6+ Rb8 20. De2 Ce8 21. Cc4) 19 .... Cf6 20. Cc5 The8 21. De3 Cd7 22. Cxd7+ (después de 23. Cd3 f6, o bien de 22 .... Da5, la posición negra es sólida; pero el final hacia el que se dirige Mnatsakanian es de tablas, sencillamente) 22 .... Txd7 23. De5 Dxe5 24. de Ted8 25. Txd7 Txd7 26. Th4 Td8! 27. Tg4 Tg8. La actividad de la torre de g4 es puramente sim­bólica. Otras diez jugadas, y los ju­gadores. acordaron tablas.

El objetivo de las tres continua­ciones examinadas -13 .... 0-0-0 14. Ac3 Ad6!, 13. ... Ad6 y 13 . ... b5!?­es demostrar que la jugada blanca 13. c4 era excesivamente apresurada. Pero la diferencia entre las tres es crucial. En Jos dos primeros casos, las negras cuentan con alcanzar fá­cilmente las tablas, mientras que 13. ... b5 lucha por el control del punto d5 y, en última instancia, por la ini­ciativa.

112 B

95

Page 92: Defensa caro kann variante clasica

Regresamos a la variante princi-pal.

14. eS

En la partida Hanov-Shakarov, 1979, las blancas jugaron 14. CeS?!, esperando explotar que el rey negro ha retrasado su evacuación del cen­tro. Siguió entonces: 14 .... CxeS IS. de DxeS! (esto implica ciertos ries ­gos, pero es más fuerte que lS .... be 16. Dxc4 CdS 17. f 4, siguiendo con fS) 16. Thel be 17. Dc2 DbS 18. a4 (18. CfS parece atractiva, pero des­pués de 18 .... Td8 no es fácil en­contrar una continuación del ataque. La combinación 19. Cxg7+ Axg7 20. Txe6+ fe 21. Dg6+ proporciona ta­blas después de 21. ... Rf8? 22. Ab4+ Dxb4 23. Txd8+ Re7 24. Dxg7+ Rxd8 25. Dxf6+, pero 21. ... Rd7! da ventaja a las negras) 18 .... Db3?! (es mejor 18 .... Db7, pero incluso así no se deberían subestimar las posibili­dades de las blancas; por ejemplo, 19. CfS Ae7? -19 . ... Td8- 20. Cxg7+ Rf8 21. Cxe6+ fe 22. Dg6) 19. Txe6+ fe 20. Dxg6+ Re7 21. Ac3 Cd5! 22. CfS+!! (las blancas pierden con 22. Axg7 c3, o bien con 22. Tel Rd8 23. AaS+ Rc8 24. Dxe6+ Rb7 2S. Dd7+ Ra6 26. Dxc6+ Cb6 27 . Axb6 Dxb6 28. Dxa8 Aa3!) 22 . ... ef 23. Tel+ Rd7 24. AaS! Ce7 (de ma­nera similar, se llega al jaque conti­nuo mediante 24 .... Cb6 2S . Df7+ Rd6 26. Te6+ ReS 27. TeS+ CdS 28. TxdS+ cd 29. Dc7+ Rd4 30. Df4+) 25. De6+ Re8 26. Dxc6+ Rf7 27. De6+, con unas tablas.

Las negras serían felices con la continuación 14. cb cb+ IS. Rbl Db7, o bien lS .... Ad6 (compárese con la Variante Bl del Capítulo 5).

La jugada 14. eS abandona el dominio del punto dS de la misma forma en que lo hace 14. cb, pero al

96

menos comprime la posición negra. También hay razones para pensar que será más fácil llegar al rey negro (cualquiera que sea el ala donde se refugie) que a su colega blanco.

113 B

14. Ae7 (113)

El plan de 14 . ... aS, 15 .... CdS y entonces ... 0-0-0 (o bien .. . Rd8-c8-b7) priva a las negras de las con­trachances basadas en atacar al re y blanco en el ala de dama, o en rom­per en el centro mediante ... eS.

En una partida Shishov-Vdovin , Campeonato Lokomotiv, Sochi, 1980, las negras sucumbieron bajo la ava­lancha de peones que les vino enci­ma tras en.rocarse corto: 1S. Rb 1 0-0 16. Ce4 Cd5 17. Cc3 Cxc3+ 18. Dxc3 Cf6 19. Del Cd5 20. Tdel b4 21. g4 Tab8 22. Ral b3 23. a3 a5 24. Rbl Dc8 2S. Dc4 Ad8 26. Thgl Db7 27. CeS f6 28. Cg6 Te8 29. f4 Df7 30. Dd3 Ce7 31. g5, etc.

En esta partida. Vdovin mostró lo que puede esperar al rey blanco. Después de ... b4 y ... Tb8, la ame­naza de ... Cc3 está suspendida sobre su cabeza; si el rey va a a 1, an tonces entra en juego la idea de ... b3 (con la intención de responder a .. . a3 con ... Cb4). Con todo, las negras perdie-

Page 93: Defensa caro kann variante clasica

ron ... ¿Tuvo la culpa de ello el completo plan de Vdovin, o simple­mente fue que demostró carecer de la habilidad táctica necesaria?

Como hemos dicho , la otra oportunidad de las negras está en la jugada ... e5, socavando la posición enemiga. Por ejemplo, 16 .... e5 (en lugar de ... Cd5) 17. Cxe5 Cxe5 18. de Dxe5 19. Cxf6+ Axf6 20. Ac3 Dxc5 21. Axf6 gf, o bien (siendo más precavidos) 19 .... Dxf6 20. Ac3 Df4.

El intento blanco de prevenir esta ruptura por medio de 16. Tdel carece de efectividad a causa de 16 . ... Cg4 17. De2 (17. Ce4 f5; 17. Te2 Cxf2; o bien 17. Cf5 ef 18. Txe7 Cxc5) 17 .... Tfe8.

En conjunto, las blancas tienen razones de peso para despreciar 13. c4 en beneficio de 13. Rbl.

B 13. Rbl En este momento, las negras

pueden escoger entre: B1 13. ... 0-0-0 B2 13. ... c5

Bl 13. 0-0-0 14. c4

La jugada 14. De2, en conjun­ción con Rb1, tiene la apariencia de ser una pérdida de tiempo, pero ad­quirió fama a raíz del rápido triunfo de Kurajica en una partida contra Bagirov, Titovo Uzica, 1978: 14 .... Ad6 15. Ce4 Cxe4 (15 .... Af4!?) 16. Dxe4 ( 114). 16 .... c5 17. de Cxc5 18. Dc4!

Inesperadamente, las negras se encuentran con problemas. La ame­naza es 19. Ae3 y 20. Txd6; si el ca­ballo abandona c5, entonces sigue Dd4, atacando los peones de a7 y g7;

el alfil tampoco quiere retirarse de d6, en vista de Af4. Bagirov jugó 18 .... The8 19. Ae3 Af8, y después de 20. Af4 Dc6 21. Ce5 Dxg2 (o bien 21 .... Dc7 22. Cd7! Dc6 23 . Cxf8 Txf8 24. Ae3 Cd7 25. Dxc6+ be 26. Axa7 c5 27. Td3, con posi­ción ganadora) 22 . b4 f6 23. Cg6 Df3 24. Tde 1 b5 25. Dxb5 Db7 26. Dc4 a5 27. c3 Da6 28. Te4!, perdió una pieza y la partida.

114 N

El menor de los males era 18. .. . Thg8, defendiendo el peón g y pre­parándose para responder a 19. Ae3 con 19 .... Ca6.

Una observación más general es que cuando las negras juegan ... c5 antes de que su oponente haya avan­zado su peón a c4, han de tener cui­dado para no permitirle hacer uso efectivo de la casilla c4. Nos en­contraremos con este mismo factor una y otra vez en las próximas sec­ciones.

Volviendo a la partida Kuraji­ca-Bagirov, nos gustaría señalar que además de 15 .... Af4, las negras tie­nen otra posibilidad, una jugada más tarde: 16 .... Cf6 17. De2 The8, con la idea de jugar ... e5. No parece que las blancas tengan una respuesta convincente: 18. Ce5 c5 19. Ac1 Af8

97

Page 94: Defensa caro kann variante clasica

20. de Axc5, {) bien 18. c4 e5 19. c5 Af8 20. de Cd7.

14. c5 15. De2

También es posible 15. Ac3. A lo que se dijo sobre la análoga 14. Ac3 en el Capítulo 5 (B2), añadire­mos otra partida: Spasski-Portisch, match de 1980. Después de 15 .... cd 16. Cxd4 a6 17. Cb3, Portisch jugó 17 .... Ae7, y tras 18. Aa5 b6 19. Ac3 Cc5 20. Df3 Db7 21. Dxb7+ Rxb7 22. Cxc5 be 23. f3 Txd1+ 24. Txdl Rc6 25. Thl Cd7 26. Rc2 Tg8 27. Ce2 Ad6 28. a3 f5 29. b4, las negras se encontraron con un final inferior.

En opinión de Bagirov, las ne­gras deberían obtener tablas fáciles con cualquiera de los dos métodos siguientes: 26 .... Af6 (en vez de .. . Tg8) 27. Axf6 gf!, o bien 22 .. . . Axc5 (en lugar de ... be) 23. Axf6 gf 24. Ce4 f5! 25. Cxc5+ be, con con­trajuego en las columnas abiertas.

15. Ad6

La posición después de 15 .... cd 16. Cxd4 a6 17. Cb3! es desagradable para las negras; (de nuevo aconseja­mos al lector remitirse al Capítulo 5), puesto que al mover su dama a e2 las blancas han ganado más o me­nos un tiempo. (En vez de Ac3-a5-c3, como se jugó en la partida Spas­ski-Portisch, las blancas van a jugar ahora Aa5-c3) ¿Resulta tan impor­tante todo esto? A las variantes 17. ... Cc5 y 17 .... Ad6 (compárense con el Capítulo 5) vamos a añadir una más: 17 .... Ae7 (imitando a Portisch) 18. Aa5 b6 19. Ac3 Cc5, y ahora no 20. Df3, sino 20. Ae5, o bien 20. Cxc5 Axc5 21. b4 Ae7 22. c5, con la iniciativa.

98

115 N

16. Ce4 Cxe4 17. Dxe4 Cf6 18. De2 ( 115)

Lo que nos debe preocupar aquí es ver cómo las diversas posibilida­des de las negras (examinadas en el Capítulo 5) se ven afectadas por la posición del peón h blanco: a) 18 .... Dc6 19. Ce5 Axe5 20. de De4+ 21. Dxe4 Cxe4 22. Ae3. En el Capítulo 5, este final resultaba ser dudoso para las negras, pero aquí parece ser aceptable, ya que el caba­llo dispone de la retirada g5. La par­tida Vasiukov-Zaitsev, 1969, conti­nuó así: 22 .... Txdl+ 23. Txdl b6 24. Thl f5 25. ef Cxf6 26. Th4 e5, y las negras entablaron sin problemas. b) En la partida Kavalek-Karpov, 1979, el Campeón Mundial tuvo que esforzarse para anular la poderosa iniciativa blanca: 18 ...• The8 19. Ac3 Te7 (si se juega aquí 19 .... Cg4, entonces 20. de Axc5 21. Cd4 resulta adecuada. Las negras no disponen de ... h5, y 21 .... Df4 pierde en vista de 22. g3) 20. Ce5 cd 21. Axd4 Axe5 22. Axe5 Da5 (22 .... Dc6!?) 23 . Txd8+ Rxd8 24 . f3! Td7 25. g4 Re7?! (el final después de 25 .... Dd2 26. Te1 es bueno para las blancas gracias a su peón de h5, que fija la

Page 95: Defensa caro kann variante clasica

favorable situación del ala de rey. Pero la línea en la que Karpov entra es muy arriesgada) 26. Th2?! (des­pués de 26 Ac3, las blancas tendrían buenas posibilidades de ataque) 26. ... Ce8 27. a3 Da4! 28. Thl Db3 29. Ac3 Cd6! (la posición se ha vuelto confusa, y lo seguirá siendo hasta el acuerdo de tablas) 30. Tcl Cxc4 31. Ab4+ Cd6 32. Tc3 l / 2-l / 2. e) No conocemos partida alguna en la que las negras hayan jugado a lo Botvinnik: 18 .... ed 19. Cxd4 a6 20. Ac3 Td7!, etc. (Compárese con la Variante B2 del Capítulo 5). En con­traste con la línea 18 .... The8 , en este caso la posición del peón blanco en hS carece virtualmente de impor­tancia.

Vemos así que el enroque largo, combinado con 18. 000 cd o 18. 000

Dc6, proporciona a las negras sí no igualdad (en el pleno sentido de esta expresión) sí una posición sólida, de cualquier manera.

B2

116 B

13. eS (1 16)

En lugar de escoger el habitual enroque largo y el juego tradicional "en busca de la igualdad", las negras pretenden llegar a una posición de enroques opuestos, con posibilidades para ambos bandos. Este es el trata-

miento moderno de la Caro-Kann (ya hemos hablado de ello). Debemos admitir que en la práctica este méto­do de juego apenas se ha experimen­tado contra 13. Rbl, pero la explica­ción es simple: el plan que incluía Rbl desapareció al mismo tiempo que la jugada 8. Ad3. (Por ejemplo, en las partidas de la sección anterior Kavalek-Karpov y Spasski-Portisch, se llegó a la línea con 13. Rb l casi por accidente; en la partida anterior, el orden de jugadas fue 13. De2 c5 14. Rbl 0-0-0?! 15. c4, mientras que en la última fue: 13. c4 0-0-0 14. Ac3?! c5 15. Rbl.)

En el Capítulo 1 O examinaremos partidas en las cuales las negras ju­garon 13 .... c5 como respuesta a 13. De2. ¿Hace 13. Rbl que la situación sea menos favorable para esta ruptu­ra de peón? Probablemente no.

De hecho, ¿cómo van a contra­rrestar fas blancas la inmediata juga­da negra 13 .... c5? La respuesta 14. Ce5 parece enérgica; sin embargo, si las negras rehusan tomar en e5 (14. ... Cxe5 15. de Dxe5?? 16. Db5+) y continúan con 14 . ... cd, las blancas no parecen tener nada mejor que 15. Cxd7 Dxd7 16. Af4, con igualdad de peones y de oportunidades.

14. De2

Esta sólida y lógica jugada deja a las negras diversas posibilidades: a) 14 .... e4, con la idea de asegurar d5 para el caballo , no nos inspira confianza particular. Tras 15. Cf5 0-0-0? 16. Ce3 Cb6 17. Aa5 Cfd5 18. Ce5, las negras están con proble­mas. De cualquier forma, después de 15. 000 Tc8! las cosas no están tan claras. b) Se puede llegar a la misma posi­ción después de 14 .... TeS 15. Cf5 c4, pero existe en esta línea la posi-

99

Page 96: Defensa caro kann variante clasica

bilidad de un experimento interesan­te: 15 .... cd 16. C3xd4 Dc4 (117).

117 B

100

Y ahora: bl) En la partida Meribanov­Shakarov, 1980, las blancas cambiaron damas y perdieron así sus posibilidades de obtener ventaja: 17. Dxc4 Txc4 18. Thel Rd8 19. b3 Tc5 20. Cg3 ReS 21. c4 a6 22. Ab4 Te5, etc. b2) En lugar de ello, hay un sa­crificio de pieza que promete un ataque peligroso: 17. Df3! ef 18. Thel+ Rd8 19. Dxb7, o bien 17. ... Dd5 18. Dxd5 (18. Dg3?! ef 19. Thel+ Ce4) 18 ... Cxd5 19. Cb5!? (19 .... ef 20. Thel+ Rd8 21. Aa5+ Rc7 22. Td3 b6 23.

Cxa7). e) Las blancas ganaron salvajemente en la partida Kupreichik-Castiglione, 1968, en la que su oponente escogió 14 . ... cd 15. Cxd4 (118).

Ante la jugada 15 .... a6?, las blancas continuaron con 16. Cxe6! fe 17. Dxe6+ Rd8 18. Thel TeS 19. Ac3 Dc6 20. Axf6+ gf 21. Txd7+ Rxd7 22. Db6+ Dc7? 23. Dxf6+ Rd7 24. De6+ dando mate. En nuestra opinión, se debía haber jugado 15 .... Ac5.

118 N

d) 14 . ... Ae7 es jugable, demorando ... cd una jugada o dos .

Ciertamente. 13 .... c5 resuelve con éxito el problema de las negras, asegurándoles contrajuego.

Page 97: Defensa caro kann variante clasica

RESUMEN

13 e4 0-0-0 14 ~e3 eS 1S 1!t'e2

1S dS 00

(1S \tbl - cf. 13 \tbl)

~d6

~d6 ± bS 14 4::\eS +

14 eb + 14 eS 00

13 '.tb 1 0-0-0 14 1!fe2

14 e4 eS 1S ~c3

1S 1!t'e2 ed t ~d6

eS 14 tt:leS

14 1!fe2 e4 ± li:e8 ± ed

j¡_e7

101

Page 98: Defensa caro kann variante clasica

CAPíTU~O 9

13 Ce4

l. e4 c6 2. d4 dS 3. Cc3 de 4. Cxe4 AfS S. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 13. Ce4 ( 119)

El sentido común en ajedrez ... Antes de decidir qué esquema adop­tar en su intento de obtener ventaja (c4 y Ac3, o bien De2 y CeS), las blancas mejoran la posición de su caballo pasivo de g3. Después de 13 . ... 0-0-0 14. g3, las negras tienen que hacer algo ante la amenaza de 1 S. Af4. De las diversas jugadas que se han probado, solamente dos -14 . ... CeS (A 1) y 14 . .. . Cxe4 (A2)-

han mantenido una sólida reputa­ción, por lo menos hasta hace poco. En ambos casos, el cambio del caba­llo en e4 da a las negras la posibili­dad de contestar a Af4 con ... Ad6. Después de 14 . ... CeS 1S. CxcS AxcS, las negras están situadas más activamente que en la línea 14 ... . Cxe4; gracias a la posición de su alfil en eS y de su caballo en f6 (mejor que en d7) el peón d blanco está ata­cado. Sin embargo, la práctica ma­gistral ha mostrado que la actividad negra no llega a molestar al primer jugador. El alfil de eS tendrá que retirarse, por la cuenta que le trae; además de ello, en posiciones de este tipo el caballo negro necesita estar en d7 por el momento, para guardar el punto eS. En breve, en nuestros días ya no se puede decir que 14 .... CeS sea una continuación sólida.

La tendencia moderna está re­presentada en este capítulo por las Variantes B y C -esto es, 13 .... Td8 ó 13 .... Ae7, seguidas (¡por supues­to!) del enroque. corto.

Las negras pueden elegir, por lo tanto, entre las continuaciones:

A 13. .. . 0-0-0 B 13. .. . Td8 e 13. ... Ae7

A 13. 0-0-0 14. g3

Y ahora las negras tienen a su disposición:

Al 14. ... CeS A2 14. .. . Cxe4

así como las siguientes posibilidades: a) En la partida Geller-Petrosian, 1967, la partida siguió un rumbo in­frecuente: 14 .... Cg4?! 1S. De2 (IS. Af4 Da5, con amenazas de ... Dxa2 y

103

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... f5) 15 .... Cdf6 16. Af4 Da5 17 .Cxf6! gf 18. Cd2 f5? 19. Rbl? Da6 20. c4 Tg8 21. Cb3 y las negras se han "salvado": solamente están en peor posición. Las blancas podrían haber ganado con 19. f3 Cf6 20. Cb3, amenazando 21. De5; de aquí que 18 .... Tg8 fuera esencial (19. f3 e5 20. Cb3 Da6). b) 14 .... c5? 15. Af4 c4, corno se jugó en la partida Csheshkovski­Kasparov, Campeonato de la URSS, 1978, también es débil (1 20 ) .

Las negras habían supuesto que 16. Axc7 cd 17. Cxf6 Rxc7 18. Cxd7 de 19. Rxc2 Rxd7 20. Ce5+ ReS 21. d5 Ad6 llevaba a un final equilibra­do, y que 16. De2 Dc6 17. Cxf6 gf 18. d5 ed 19. Cd4 Aa6 les daba con­trachances en una posición complica­da.

Csheshkovski escogió la segunda variante, y obtuvo mejores oportuni­dades después de 20. Rbl Ad6 21. Df3! Axf4 22. Dxf4 Ce5 23. Df5+ Rb8 24. f4.

Pero nosotros juzgarnos desfavo­rablemente 14 .... c5 por otra razón. Resulta que después de 16. Axc7 cd, la inesperada 17 . Axd8! Cxe4 18 . Th4! deja a las blancas con ventaja de calidad.

104

Al 14. CeS 15. Cxc5 Axc5 (121 )

Las próximas jugadas blancas podrían parecer obvias: 16. c4, 17. Ac3, 18. De2. Lo extraño es que en la práctica las blancas han tendido a desdeñar este sólido plan. Por ejem­plo: a) 16. Af4 Ad6 17. Ae5 Axe5 18. Cxe5 c5 19. Dc4 Td5 20. f4 Ce4 con buena partida para las negras. Veli­kov-Podgaiets, Campeonato de la URSS, 1968. b) La partida Ljubojevié-Karpov, Linares, 1981, continuó así: 16. Dc4 Ad6 17. Da4 Rb8 18. Ce5 Cd5 19. f4 Cb6 20. Db3 Axe5 21. de Cd5 22. c4 (el Campeón Mundial considera que no vale la pena debilitar las casillas d3 y d4, y analiza la jugada 22. Df3, llegando a los resultados siguientes: 22 .... Td7 23. Dg4 Thd8 24. Dxg7 Db6 25. Dg4 Ce3 26. Axe3+ Dxe3+ 27. Rbl Txdl+ -27 .... Dxg3 28. Txd7 favorece a las blancas- 28. Txdl Txdl+ 29. Dxdl Rc8! con final de tablas) 22 . ... Ce? 23. Ae3 c5 24. Txd8+ Txd8 25. Tdl Txdl+ 26. Dxdl b6 27. Dd3?! g6! 28. hg fg 29. a3 a5 30. b3 h5 31. De4 Cf5 32. Af2 Dd7, y el final favorece a las negras. e) 16. De2 Axd4 17. Cxd4? (17. Ag4 e5 18. Axe5 Axe5 19. Cxe5 no pro-

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metía ventaja para las blancas, pero el gambito de Tal es incorrecto) 17 . ... Td4 lS. Af4 Txd1+ 19. Dxd1 (o bien 19. Txd1 Da5) 19 . ... e5 20. Ae3 Da5, y las blancas se han quedado sin peón y sin iniciativa, Tal-Chand­ler, Wijk aan Zee, 19S2. d) Resulta interesante una partida Kapengut-Podgaiets, URSS, 1970: 16. a3 (preparando una inmediata avalancha de peones en el ala de da­ma) 16 . ... Ad6 17. De2 Cd7 (17 .... c5 lS. de Axc5 19. Af4 Ad6 20. Axd6 Txd6 21. Txd6 Dxd6 22. Ce5 Dc7 23. Th4! RbS 24. Tc4 De7 25. Td4 con ventaja -Boleslavski-) 1S. c4 c5 (o bien 1S .... e5 19. de Cxe5 20. Ac3, y de nuevo están las blan­cas mejor, siempre según Boleslavs­ki) 19. Ac3 cd 20. Cxd4 a6 21. Cb3 ThgS 22. Td2 Ae7 23. Thd1 Cf6 24. Cd4 TgeS 25. b4 AfS 26. Rb2 Td7 27. Cb3 TedS 2S. Ad4 Dc6! 29. Axf6 gf 30. Txd7 Txd7 31. Ca5 Dc7 32. Txd7 Dxd7 33. c5 f5, y tras haber llevado bien la defensa, las negras mantienen esperanzas de entablar.

En este último ejemplo, ¿advir­tió el lector cuán rápidamente re­nunciaban las negras a las "ventajas" que 14 .... Cc5 tiene sobre 14 .... Cxe4 (16 .. .. Ad6, 17 . ... Cd7)? Esencialmente, las blancas ganaron dos tiempos gratuitos; imagínense que se ha seguido la variante 14 .... Cxe4 15. Dxe4 Ad6, y que entonces las blancas juegan tres veces segui­das: 16. a3, De2, c4.

Boleslavski ha mostrado que la retirada del alfil no da nada a las negras; recomiendá en su lugar 16 .... Td7. De hecho, 17. c4 se encuentra entonces con 17 .... Axd4 IS. Cxd4 e5, mientras que después de 17. Af4 Ad6 IS. Ce5 TddS las blancas tienen que contar con ... Cd5 (I 9. c4 c5).

En una partida reciente Chris­tiansen-Chandler. Wijk aan Zee, las

blancas escogieron por fin la jugada evidente:

16. c4!

Está claro que ahora 16 . ... Axd4? no sirve: 17. Cxd4 e5 IS. Df5+, o bien 17 . .. . c5 IS. Cb5.

Y en esa partida Chandler las pasó bravas: 16 .... TheS 17. Ac3 RbS IS. De2 AfS 19. Ce5 c5 20. de Axc5 21. f4 CgS 22. Rb1 f6 23. Cg6 Db6 24. TxdS+ Txd8 25. Td1 Txdl+ 26. Dxdl ReS 27. De2 Rd7 2S. g4 ReS 29. De4 Dd6 30. Rc2 Dd7 3 l. a3 a5 32. f5 e5 33 . Cf4 a4 34. Ce6 AfS 35. Aa5 Ce7 36. Ab4 Rf7 37. Dd3 Dc8 38. DdS 1-0.

Podría parecer que la mejor res­puesta a 16. c4 es 16 .... Ad6, pi­diendo licencia a las blancas para entrar en la Variante A22. Esta li­cencia podría ser negada, por ejem­plo con 17. Ac3 c5, y ahora no 18. De2 cd 19. Cxd4 a6(¡lo lograron! -véase A22-), sino lS. d5!

A2 14. Cxe4 15. Dxe4 En los últimos tiempos, esta po­

sición ha sido objeto de investigacio­nes particularmente intensas. La bús­queda del mejor esquema blanco ha seguido diversas direcciones. Exami­naremos:

A21 15. ... Ae7 A22 15. ... Cf6

y también: a) 15 .... eS (122)

Y ahora: al) En una partida por corres­pondencia Titz-Shakarov, 1979, se llegó rápidamente a unas ta­blas: 16. Af4 Ad6 17. Axd6 Dxd6 1S. Ce5 Cxe5 19. de Da6 20. a3 Txd1+ 21. Txd1 TdS, etc.

105

Page 101: Defensa caro kann variante clasica

122 B

106

Las blancas desdeñaron algunas 123 posibilidades que eran más inte- N resantes, por ejemplo: 18. Dg4 Dd5 19. c4!? Cf6! 20. Df4 De4, o bien 18. de Cxc5 19. Dg4 Da6 20. Rb1 Txd1+ 21. Txdl De2 (la sencilla 21 .... Td8 22. Ce5 man-tiene la iniciativa para las blan-cas) 22. Dd4! Ce4! (con 22 .... b6? 23. Ce5, o bien 22 .... Dxf3? 23 . Cxc S+ R b8 24. Dd6+ R c8 25. a3 , las negras están corrien-do grandes riesgos) 23. Cgl Dxh5 24. f3 Cc5, y las blancas pueden recuperar su peón con oportunidades equilibradas.

Todo esto puede parecer muy bien, pero si conocemos la par­tida Kurajica-Bagirov (Variante Bl del Capítulo 8) la siguiente continuación se sugiere a sí mis­ma: a2) 16. de! Si las negras juegan ahora 16. . .. Cxc5, en ton ces 1 7. Dc4!, y la posición se les ha vuelto repentinamente incómo­da, en vista de la amenaza Af4. La jugada intermedia 16 .... Cf6 supone una transposición, tras 17. De2 Axc5 18. Th4! ( 123), a una posición no menos incómo­da de la partida Tal-Hübner, Montreal, 1979.

Puede seguir entonces: a21) 18 .... Rb8? Esta desafor­tunada jugada fue brillantemen­te refutada por Tal: 19. Af4 Ad6 20 . Txd6 Txd6 21. Ce5! ("aunque bloquean temporal­mente la diagonal clave , las blancas hacen entrar a su caballo en la contienda, con efecto de­cisivo. No existe defensa satis­factoria contra la doble amenaza de 22. Cxf7 y 22. Cc4. De este modo, 21 .... Cd5 fracasa ante 22. Cxf7 Cxf4 23. Txf4 Tf8 24. Cxd6 Txf4 25. Cb5 Dc4 26. De5+. Otra línea sin esperanza es 21. ... Thd8 22. Cc4 Ce8 23. Cxd6 Cxd6 24. Tg4" -Tal-) 21. ... Ra8 22 . Cc4! Ce8 23 . Tg4 De7 24. Cxd6 Cxd6 25. Txg7, con posición ganadora. a22) No obstante, ni siquiera la jugada 18 .... De7, que es me­jor, logra resolver el problema. Según Tal, después de 19. Tc4 Rb8 20. Ce5 Td5 las blancas pueden escoger entre 21. Cd3, y 21. Af4 Ad6 22. Tc6 con la idea de Txd6. De este modo, la jugada "libera­

dora" 15 .... c5 mejora dramática­mente la efectividad de las piezas blancas. Las negras deberían retrasar esta ruptura hasta que las blancas hayan jugado c4, como ocurre en los

Page 102: Defensa caro kann variante clasica

siguientes ejemplos. b) 15 .... Ad6 16. c4 c5 {124).

124 B

El juego puede continuar de di-versas maneras:

bl) 17. Rb1, y ahora: bll) 17 .... The8 18. Ac3 Cf6 19. De2 Te7 20. Ce5 lleva a una posición de la partida Gheor­ghiu-Benko, Palma de Mallorca, 1968, la cual favorece a las blancas, aunque aquella partida se entabló sin demasiada lucha: 20 .... cd 21. Axd4 Axe5 22. Axe5 Dc6 23. Txd8+ Rxd8 24. Tdl+ Td7 25. Txd7+ Rxd7 26. Axf6 gf 27. b3 Re7 28. De3 b6 29. Rc2 Dhl 30. Dxh6 Df3 31. Dd2 Dxh5 32. b4 Df3, etc. Las blancas no deberían haber cam­biado las dos torres; con 24. Tel! Td7 25. g4 le habrían puesto la vida difícil a las ne­gras. bl2) En nuestra opinión, las ne­gras tienen una buena oportuni­dad en 17 .... Cf6! 18. Dc2 (pa­ra 18. De2 cd 19. Cxd4 Axg3!, véase la Variante A22 más aba­jo) 18 .... Dc6 19. Ce5 Axe5 20. de Cg4. b2) 17. Ac3 es la jugada más exacta. Ahora 17 .... Cf6 18.

De2 lleva a la variante A22, pe­ro las negras podrían intentar 17 .... cd!? 18. Dxd4 Ac5. En la partida Gheorghiu-Benko

(véase arriba) se siguió un orden de jugadas diferente: 15 .... Ad6 16. Rbl The8 17. c4 Cf6 18. De2 c5 19. Ac3. Esto quiere decir que Benko no tuvo la "buena oportunidad" que mencionábamos . Disfrutó de otra distinta , no obstante: 18 .... e5! (en lugar de ... c5) 19. c5 Af8 20 . de Cd7.

Concluimos así que después de 15 .... Ad6 el juego llevará general­mente a la Variante A22 (con 15 . ... Cf6), pero también existen algunas posibilidades suplementarias para las negras (16. c4 c5 17. Ae3 cd!?, y quizás también otras líneas -pode­mos aceptar fácilmente que deberían existir posiciones en las que el caba­llo de d7 sea efectivo).

A21

125 B

15. Ae7 ( 125)

Esta es una jugada sutil, no cabe duda. Con . . . Ad6 se puede parar el golpe Af4, mientras que 17 .... Af6 es una buena defensa contra 16. c4 c5 17. Ac3. Contra 16. Ce5, las ne­gras pueden escoger bien la línea 16.

107

Page 103: Defensa caro kann variante clasica

... Cxe5 17. de Td5, o bien la línea 16 .... f5 17. De2 Cxe5 18. de Td5.

16. Rb1 17. De2!

The8 (127)

También es posible 17. c4 c5 18. Af4 Ad6, y ahora: a) 19. CeS ( 126)

126 N

19 .... Cxe5? 20. de Af8 (nos di­rigimos hacia el tipo de final de Ca­ro-Kann que normalmente desean las blancas. Las negras están atadas por la necesidad de defender los peones de f7 y g7; más tarde, tendrán que hacer frente a un ataque de peones en el ala de rey) 21. Ae3 Txdl+ 22. Txd1 Td8 23. Txd8+ Dxd8 24. Rc2 Da5 25. a3 Da4+ 26. Rc1 Rc7?! (co­mo Geller hace notar, 26 .... Ae7! resultaba más precisa, con la inten­ción de responder a 27. Dg4 ó 27. Df4 mediante 27 .... Ag5. Las blan­cas podían jugar 27. f4 Rc7 28. g4, pero las negras tendrían posibilidades de salvarse gracias a la activa posi­ción de su dama. Ahora ésta se ve obligada a retirarse) 27. Df4! Dd7 28. b3 Rd8 29 . Rc2 Re8 30. De4 Dc7 31. f4 Ae7 32. g4 Ah4 33. f5 Ag3 34. fe fe 35. Dg6+ Rf8 36. Dxe6 Axe5 (aparentemente, las de-

108

fensas negras han resistido, pero el rey blanco entra ahora en la lucha con efecto decisivo) 37. Rd3! Ag3 38. Re4 Ah2 39. Rf5 Ag3 40. Ad2 Ah2 41. Ac3, y en vista de 41 .... Df7+ 42. Dxf7+ Rxf7 43. Re4 y 44. Rd5, las negras abandonaron, Ge­ller-Hort, Skopje, 1968.

La hermosa victoria de Geller oculta un defecto importante. En la posición del Diagrama 126, las ne­gras no deberían haber cambiado ca­ballos . Tampoco servía de nada 19 . ... f5? en vista del golpe combinativo 20. Cf7!, pero 19 . .. . Te7! refuta las líneas básicas del plan blanco. La posición central de las blancas es frágil, se amenaza 20 .... cd, y des­pués de 20. Cxd7 Txd7 la iniciativa pasa a manos de las negras.

b) En una partida contra Vukié, No­vi Sad, 1978, Geller se escapó de lo habituaf con 19. Axd6 Dxd6 20. Ce5. Evidentemente, Vukié estaba inten­tando ganar, y en consecuencia des­pués de 20 .... Cxe5 21. Dxe5 desde­ñó un inmediato cambio de damas en favor de 21. .. . cd 22. Dxg7 e5 23. Dxf7 Tf8 24. Dg6 Txf2 25. Dxd6 Txd6 26, The1 Tb6 27. b3 Tf5? (un error serio) 28. g4 Tg5 29. Te4 Rd7 30. Tde 1! Te6 31. Rc2 Te7 32. Rd3 b6 33. b4 Rd6 34. Tf1, y el final fa­vorece claramente a las blancas. 27 . ... Ta6 habría entablado (28. a4 Tf3 ).

17. De2 es otro de los descubri­mientos de Geller.

Las blancas no tienen que contar ahora con ... Cf6 (como respuesta a Thel) ni con ... f5 (en caso de Ce5). Están preparando 18. Thel. Aunque sus dos últimas jugadas (Rb l, De2) parecían una pérdida de tiempo, el avance liberador ... c5, como antes, les hace el caldo gordo: 17 .... c5? 18. Af4 Ad6 19. Axd6 Dxd6 20. de Dxc5 21 . Td3.

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127 N

17. Ad6

También es posible 17 . ... Af8, con la intención de contestar a 18. The1 con 18 .... Cf6, atacando tanto el peón h como el d. Si se juega en­tonces 19. Af4, las negras tienen la respuesta 19 .... Db6. Aunque en este momento 20. Ce5! parece favorecer a las blancas, una partida Balashov­Hübner, Wijk aan Zee, 1982, siguió un derrotero diferente: 18. c4 c5 19. Ac3 (128).

128 N

Este tipo de posición (p.e., con ... The8 y ... Af8 mientras el caballo está en d7) puede surgir también (si las negras lo desean) después de 15. ... Ad6, o asimismo en la Variante B 1 del Capítulo 8. Por tanto, es im-

portante establecer qué es lo que las negras pueden esperar de esta posi­ción. El tratamiento que Hübner hizo de ella no tuvo nada de atractivo: 19 . ... Rb8 20. Thel cd 21. Cxd4 a6 22. Cb3 Ta8 23. Df3!, y las negras se encontraron en dificultades . En nuestra opinión, llevar el rey a a8 resulta incorrecto. Lo apropiado es 19. . . . a6, con la intención de con ti­nuar 20. Thel cd 21. Cxd4 Cc5, o bien 21. ... Ae7 siguiendo con .. . Af6.

18. The1 Te7

O bien: a) 18 .... eS (como 17 .... c5 en la posición del Diagrama 127) abre in­teresantes posibilidades para las blancas más que para las negras; dos excelentes líneas son 19. c4 e4 20. Ch4 Cf6 21. Cf5 y 19. de Cxe5 20. Ac3. b) La partida Geller-Kasparov , Campeonato de la URSS, 1978, con­tinuó así: 18 .... Cf6 19. Ce5 c5 20. de (lleva a un final mejor. Esto es agradable para las blancas, ¡pero el "riesgo" de entablar es grande! Des­pués de 20. A e 1 !? Af8 21. de Axc5 tenemos una posición de medio jue­go, pero, ¿será entonces ventajosa para las blancas?) 20 . .. . Axe5 21. Dxe5 22. Txe5 Td4 23. Rcl Ted8 24. f3 Cd7 25. Tee1 (probablemente, Geller debería haber conservado las torres con 25. Te2 Cxc5 26. Tdel) 25 .... Cxc5 26. Ac3 (26. g4 era más precisa) 26 .... Txd 1 + 27. Txdl Txdl+ 28. Rxdl f6 29. Ab4 Cd7 30. Re2 (después de 30. Ae7! f5! 31. Re2 Cf6 32. Axf6 gf 33. Re3 e5 las blan­cas no pueden ganar, pero ahora son las negras quienes se encuentran con posibilidades de victoria) 30 .... Rd8! El traslado de su rey a f7, conti­nuando con .. . g6, da a las negras

109

Page 105: Defensa caro kann variante clasica

unas pocas chances, aunque no sufi­cientes para ganar.

Seguiremos a partir de ahora la partida Kasparov-Vukié, Campeona­to de Europa por Equipos, Skara., 1980:

129 N

19. 20. 21.

c4 c5 Ac3 Cf6 Ce5 (129)

El lector ya conoce este tipo de posición gracias a las partidas Kava­lek-Karpov (Variante Bl del Capítu­lo 8) y Gheorghiu-Benko (más arri­ba, tras 15 .... Ad6). La diferencia está en que la torre de Gheorghiu estaba todavía en hl, mientras que Kavalek no había jugado ni Thel ni g3. Está claro que esperan a Vukié tiempos tormentosos.

21. cd 22. Txd4?!

22. Axd4 Axe5 23. Axe5 Txdl+ 24. Txdl Dc6 25. g4 Td7 26. Te!! era más exacto.

22. Axe5 23. Txd8+ Dxd8 24. Axe5 Td7?!

Vukié pasa por alto la posibili­dad de arruinar los planes de su oponente mediante 24 .... DaS!, ame­nazando ... Cxh5. La partida conti-

110

nuó así: 25. Ac3 Db6 26. g4 Dd6 27. f3 (27. g5 hg 28. h6 no resulta muy convincente en vista de 28 .... Df4 29. hg Td8) 27 .... a6 28. a4! (una estrategia de limitar y constreñir las fuerzas enemigas. El final será difícil para las negras, pero tampoco le es­peran buenas oportunidades en el medio juego. Si 28 .... Dc6, entonces 29. b3, seguido por Rb2 y a5) 28: ... Dd3+ 29. Rcl Rc7 30. Dxd3 Txd3 31. Tfl Rc6 32. Rc2 Td7 33. aS! Ce8 34. Te!! Td6 35 . f4 Cf6? (podemos comprender el esfuerzo que realiza Vukié para evitar g5, después de ·ro cual pendería constantemente sobre su cabeza la amenaza de un sacrifi­cio de alfil en g7, pero todo tiene un limite ... ) 36. Axf6 gf 37. Tdl! 1-0. En el final de peones, las blancas crean peones pasados en ambos flan­cos.

A22 15. 16.

16.

Cf6 De2 (130)

Ad6

Antes hacíamos notar que "des­pués de 15 .... Ad6, por lo general, el juego pasará por transposición a la Variante A22 (con 15 .... Cf6), pero

Page 106: Defensa caro kann variante clasica

las negras también contarán con al­gunas posibilidades adicionales". De­bemos decir que de nuevo aquí las negras cuentan con posibilidades al­ternativas. Sin embargo, les resultan desfavorables: a) Para 16 . .. . eS 17 . de! Axc5 18. Th4! véase la partida Tal-Hübner, citada más arriba ( 15 . ... c5). b) 16 .... Td5, y ahora:

b 1) 17. Af 4 llevó a una posición equilibrada en la partida Stein­Korchnoi, Zonal de Sousse, 1967: 17 .... Ad6! (y no 17 .... Da5 18 . Rb1 Txh5 19. Ce5, o bien 18 .... Cxh5 19. Ad2 Da6 20. c4 Cf6 21. Ce5 Txd4 22. Cxf7) 18. Axd6 (18. Ce5 c5 no es mejor) 18 .... Txd6 19. Ce5 Thd8 20. c3 c5. b2) Horvath encontró una refu­tación efectiva en su partida contra Vadasz, 1980: 17. c4! Txh5 18. Af4 Da5 (o bien 18 .... Ad6 19. Axd6 Dxd6 20. Txh5 Cxh5 21. Ce5) 19. Ce5 Txh1 20. Txh1 Ad6 (20 ... . Dxa2? 21. Cxf7 Dal+ 22. Rc2 Dxa1 23 . Dxe6+ Cd7 24. De8 mate!) 21. Cxf7 Axf4+ 22. gf Dxa2 23. Th3 Dal+ 24. Rc2 Da4+ 25. Tb3 con posición ganada. De forma que podemos conside­

rar más precisa 16 .... Ad6.

17. c4

La insulsa jugada de espera 1 7. Rb1 resulta ser una trampa ingeniosa si las negras la imitan: 17 .... Rb8? 18. c4 c5 19. de Dxc5 20. Ae3 Dc7 21. Txd6! Txd6 22. c5. El camino adecuado es 17 .... The8!, con la in­tención de ... e5; y ahora ni 18. c4 e5 19. c5 Af8 20. de Cd7, ni tampo­co 18. Ce5 c5 19. Acl Af8 20. de Axc5 prometen una ventaja para las blancas.

17. eS 18. Ac3

Pero aquí 18. Rb1 permite a las negras hacerse con la iniciativa: 18. ... cd 19. Cxd4 (19. c5 d3!) 19 .... Axg3! ( 131 ).

131 B

20. Cxe6? The8 21. fg (21. Cxc7 no era mejor: 21. ... Txe2 22. fg Tdxd2 23. Txd2 Txd2 24. Cb5 a6 25. Rc1 Td7 26. Cc3 Td4 27. b3 Tg4, y las blancas se encuentran con un peón de menos) 21. ... Txe6 22. Df3 Dc6! (la tentadora 22 .... Ted6? Be-varía a tablas después de 23. Dxf5+ Dd7 24. Dxd7+ T8xd7 25 . Rc2; por ejemplo, 25 .... Ce4 26. Af4 Txd1 27. Txdl Txdl 28. Rxd1 Cf6 29. Ae5! Cxh5 30. g4 Cf6 31. Axf6 gf 32. Re2, o bien 25 .... Td3 26. Ac3! Txg3 27. Axf6 gf 28. 28. Thfl), y las blancas se vieron obligadas a abandonar en la partida por corres­pondencia Pereviorzev-Shakarov, 1982, en vista de la continuación 23. Dxc6+ Txc6 24. b3 Ce4 o bien 24. Th4 Tc5.

En la posición del diagrama, en lugar de 20. Cxe6? las blancas debe­rían haber jugado 20. Cb5, aunque después de la evidente 20 .... De5 las posibilidades están del lado de las negras.

111

Page 107: Defensa caro kann variante clasica

18. cd 19. Cxd4

Después de 19. Axd4, las ma­niobras de las negras tuvieron éxito en la partida Polovodin-Haritonov, 1980: 19 .... Da5! 20. Rb1 Ac7 21. c5 Da4! 22. b3 Dc6 23. Ce5 Axe5 24 . Axe5, y ahpra en lugar de 24 .... Thg8 una línea más sencilla era 24 . ... Txd1+ 25. Txdl Cxh5 26. Dxh5 (o bien 26. Td6 Dhl+ 27. Td1 Dc6) 26 . .. . De4+ 27. Ral (pero no 27. Rcl? g6 28. Td4 Del+ 29. Tdl Dxf2!) 27. .. . g6 28. Td4 Del+ 29. Tdl De4, con unas tablas.

132 B

19. a6 (132)

Una posición crítica, cuyo in­conveniente, desde el punto de vista de las negras, es que las deja mera­mente en posición de desviar con éxito las diversas estocadas blancas: 20. Cf3, 20. Cb3, 20. Td2 ó 20. g4!? La última jugada no ha sido vista en torneos hasta la fecha (aunque la construcción de la cadena de peones f3/g4/h5 refuerza efectivamente la posición blanca); las otras tres han producido los resultados siguientes: a) 20. Cf3 Td7 (20 .... Dc6!?) 21. Rbl (21. Ce5!?) 21. ... Thd8 22. a3 Dc6 23. Th4 Ac7 24. Txd7 Txd7 25. Ce5 Axe5 26. Dxe5 Ce8 27. De2 f6

112

28. Te4 e5, sin problema alguno, Benko-Kagan, 1967. b) 20. Cb3 Dc6 21. Th4 (21. Ca5 Dc7) 21. ... Ac7 22. Cd4 Dc5 23. b4 Dg5+ 24. Ad2 De5 25. Dxe5 Axe5, con posibilidades para ambos bandos en un complejo final, Kudriashov­Haritonov, 1981. e) 20. Td2 Dc5 21. Rc2 Ac7 22. g4 Aa5!? 23. Cb3 Dc6 24. Txd8+ Txd8 25. Axa5 Dxhl 26. Axd8 Rxd8 27. f3 Dgl 28 . Dd2+ Cd7, y se puede esperar que la lucha acabe en tablas, Cabrilo-Vadasz, 1981.

Considerando lo que ya hemos examinado, es difícil extraer conclu­siones categóricas sobre la Variante 13 .... 0-0-0 14. g3 Cxe4. ¿Ventaja para las blancas? ¿Dónde? ¿Igualdad completa para las negras? Quizás tampoco: aquí son las negras las que representan un papel pasivo.

B 13. Td8 ( 133)

Aquí, como en la Variante C, las negras pretenden enrocarse corto.

14. Cxf6+ Cxf6 15. CeS!

Esto está dirigido contra 15 . ... Ad6 (16. Dg3), o bien 15 .... c5 (16.

Page 108: Defensa caro kann variante clasica

Db5+; también 16. Af4 Cd5 17 . Db5+).

En lugar de ello, la partida Kar­pov-Seirawan, Olimpíada de Lucer­na, 1982, continuó así: 15. De2 c5 16. de Axc5 (con la aquiescencia de Karpov, Seirawan ha logrado ganar un tiempo respecto a la Variante C) 17. Ce5 0-0 18. Cd3 (resulta arries­gado 18. f4 Td5 19. g4 Tc8) 18 ... . Ae7 19. Rb1 Tc8 (19 . ... Td4! es to­davía mejor. Esta torre tendrá inte­resantes posibilidades en la cuarta fila, mientras que su compañera irá a c8) 20. Tcl Dc4 21. Thel Cd5 22. g4 a5 23. Ce5 (reconociendo que las po­sibilidades negras en el ala de rey son más sustanciosas) 23 . ... Dxe2 24. Txe2 a4 25. a3 b5 26. Cd3 Tc4 27. f3 Tfc8 28. c3 Ad6, y la posición de las negras es más activa.

Esta partida se jugó en la terce­ra ronda de la Olimpíada de Lucer­na. Al mismo tiempo que Karpov se encontraba en dificultades, en el ve­cino encuentro Suecia-Inglaterra se veía como Wedberg, jugando esta misma variante con piezas blancas, ensartaba al gran maestro Stean. Se­guimos a partir de ahora esta partida.

15. a6

Preparando 16 .... c5. Una alter-nativa muy importante es 15 .... Ac5 16. Dg3 (16. Ae3 0-0) 16 .... Axd4 17. Dxg7 ( 134 ).

Las negras disponen aquí de multitud de oportunidades, pero to­das parecen favorecer a su oponente: a) 17 .... Tg8 18. Dxf6 Axe5, y aho­ra no 19. Dxh6?! Txd2!, sino 19. Df3!, con mejores posibilidades. b) 17 .... Th7 18. Dxf6 Dxe5 19. Dxe5 Axe5 con un final favorable para las blancas.

134 N

e) 17 . .. . DxeS 18 . Dxh8+ Re7 19. Dxd8+! (19. Dxh6? Axb2+ 20 . Rbl Aa3) 19 .... Rxd8 20. Ae3 (20. c3?!) 20 .... c5 21. c3 Cxh5 (después de 21. ... Dc7 22 . cd cd+ 23. Rbl e5 24. Axh6, el peón de h5 debería decidir la discusión) 22 . cd cd 23. Axd4 Df5, y aunque la posición de las ne­gras no está perdida, es bastante des­agradable.

16. Af4 Ad6?

Por supuesto, las negras debe­rían haber jugado 16 .... Cd5 17. Ag3 Ad6, aunque después de 18. c4 Cf6 19. c5, o bien 18 .... Cb4 19. Db3 estarán de nuevo en una situa­ción nada fácil.

17. Dg3

Ahora las negras tienen que ol­vidarse para siempre del enroque, con lo que el viento se lleva definiti­vamente sus posibilidades de llevar una vida tranquila. Siguió entonces: 17 . ... Tg8 18. Df3 Da5 19. Rbl Dd5 20. Dh3 Re7 21. Thel, y las fuerzas blancas pudieron llegar en breve hasta el rey negro.

Evidentemente, 13 .... Td8, que retrasa el desarrollo del flanco de rey de las negras, es una idea dudosa.

113

Page 109: Defensa caro kann variante clasica

e

135 B

13. Ae7 ( 135)

14. Rbl

En una posición donde se van a producir enroques opuestos, la ma­niobra para apoderarse de la casilla d6 mediante 14. g3 0-0 15. Af4 ca­rece de sentido.

Sería más natural esperar que las blancas intentaran el avance g4-g5, ¡pero no jugar 14. Tdgl antes de que las negras se hayan enrocado! En ese caso, podrían cambiar de planes con 14 .... 0-0-0.

Matanovié recomienda 14. Cxf6+!? Cxf6 15. Ce5 0-0 16. g4 Tfd8 17. g5 hg 18. h6, o bien 14 .... Axf6 15. De4! 0-0-0 16. Af4 Da5 17. Rbl The8 18. Ag3 como en la partida Karpov-Seirawan, Linares, 1983.

14. 15. 16.

Cxf6+ de

eS Cxf6 0-0 ( 136)

En una partida Hübner-Korch­noi, match 1980-1981, las negras ju­garon 16 .... Axc5. El cambio de da­mas median te 17. Db5+ Dc6 18.

114

Dxc6+ be no reporta a las blancas ventaja alguna (los peones de f2 y h5 necesitan defensa) de forma que Hübner prefirió 17. De2 0-0 18. Ce5 Tfd8 19. f4 Tac8 20. g4 con juego agudo. Siguió entonces: 20 ... . Ab6 (algunos comentaristas recomendaron 20 .... Ad4!? 21. Acl Axe5 22. fe Ch7, con posibilidades para ambos bandos) 21. Acl Cd7 22. Cxd7 (en este momento aconsejaban para las blancas 22. Cf3!? Dc4 23. Dg2) 22 . ... Txd7 23. g5 Txdl 24. Txdl Dc4 25. Td3 hg 26. fg e5, y la posición continúa siendo de doble filo.

sa.

136 B

16 .... 0-0 parece ser más preci-

La partida Geller -Christiansen, Interzonal de Moscú, 1982, continuó a partir de la posición del diagrama del siguiente modo: 17. g4 Tfd8 18. De2 Dxc5 19. Ce5 Tac8 20. Acl Db4! (demostrando las ventajas que obtuvieron las negras mediante la activación de su dama. 21. g5 sería contestada con 21. ... Ce4) 21. a3. En este punto, teniendo en cuenta la continuación 21. ... De4 22. Dxe4 Cxe4 23. Ae3, los jugadores acorda­ron tablas.

Las nuevas jugadas y análisis del futuro próximo permitirán una valo­ración más verdadera de las posibili-

Page 110: Defensa caro kann variante clasica

dades mutuas en esta interesante va­riante. Nos parece que la única juga-

da que puede plantear problemas pa­ra las negras es 14. Cxf6+.

13lt:le4 0-0-0 14 g3 lt:lg4

eS

lt:leS

RESUMEN

±

lt:lxe4 1 S tfxe4 eS

± ;!;/±

±

13 ... l:Id8 14li:lxf6+ lt:lxf6 15 'i!Ve2

1Slt:lc5

13 ... .liie7 14li:lxf6+

14~bl

.td6 16 c4 eS 17~bl

17i.c3 eS oo

16 ~b1

.te7 16~b1 l:Ihe8 17 c4

17'i!Ve2

lt:lf6 16'ti'e2 l:Id5

(17 .. . lt:lf6-

cf. 1S .. . lt:lf6)

;!;

± ( 16 . .. eS - e f. 15 ... eS)

j¿,d6 17 ~b1

17 e4 eS

Y ahora:

18 ~b 1 :¡:

18 .Jiic3 ed 19 i.xd4

19lt:lxd4 ti=

±

00

115

Page 111: Defensa caro kann variante clasica

CAPITULO 10

13. De2

l. e4 c6 2. d4 d5 3. Cc3 de 4. Cxe4 Af5 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6

La idea de 13. De2 seguida por CeS atrajo sobre sí la atención tras la victoria que con ella obtuvo Spasski ante Petrosian en la decimotercera partida del Campeonato Mundial, match de 1966 (analizaremos esta partida en la Variante A del Capítu­lo 11 ).

En el presente capítulo vamos a dedicarnos a examinar continuacio­nes que impidan jugar CeS. ¿Será tan sencillo "evitar CeS"?

Bien, la línea 13. De2 Ad6 14. CfS Af4 (Variante A) trae como consecuencia para las negras o bien el zarandeo de su rey mediante lS. Cxg7+ ("las blancas tienen tres peo­nes y ataque por la pieza", fue el se­vero veredicto pronunciado no hace mucho tiempo ... ) o bien el debilita­miento de sus casillas negras después de lS. Axf4 Dxf4+ 16. Ce3.

En cuanto a 13 .... cS (Variante B) que abre la posición con el rey negro todavía en el centro, fue con­siderada también, en un. tiempo, co­mo un paso que no había que dar

muy a la ligera. Una razón especial para ello era que los libros indicaban 14. Th4 (véase la subvariante B2) como una respuesta muy poderosa, amenazando lS. Af4.

Pero nada es inamovible. Hoy en día, se encuentra 13. De2 más rara­mente que 13. Ce4, y una explica­ción de ello está en que las blancas, después de haber experimentado más o menos todas las respuestas conce­bibles a 13 .... cS, no saben decir to­davía cuál de ellas les promete "me­jor posición" o incluso "ligera inicia­tiva".

En relación con la Variante A, existen dos alternativas a 12 .... Cgf6: a) En un comentario a su duelo con Sapasski (para esta partida, véase la Variante A del Capítulo 11 ), Botvin­nik escribió que en la apertura "ha­bía cometido un descuido -jugar .. . Cf6 demasiado pronto. Ahora las ne­gras tendrán dificultades, puesto que las blancas pueden situar su caballo en eS". ¿Qué método de desarrollo sin ... Cf6 tenía Botvinnik en la ca­beza? Naturalmente, 12 .... 0-0-0 De2 Ad6 ( 137 ) , como se jugó en la partida Spasski-Barcza, Sochi, 1966. Estudiemos esa partida:

137 B

14. Ce4 Ae7?! 15. c4 Cgf6 16. Cc3 The8 17. g3 Af8 18. Rbl DaS?!

117

Page 112: Defensa caro kann variante clasica

19. CeS Cxe~ 20. de Cd7 21. CbS! Da6 22. Cd6+ Axd6 23. ed Cb6 24. b3 Txd6 2S. Ac3 Da3 (2S .... Txdl+ 26. Txd1 f6 se ve duramente contestada con 27 . Dg4 Te7 28. Axf6) 26. Axg7 Txd1+ 27. Txd1 DeS 28. Df3! DfS+ 29. DxfS ef 30. Th1 Te6 31. Th4 Rd7 32. Tf4, con posición ganada para las blancas.

La importancia de esta partida está menoscabada por lo poco convincente de algunas de sus jugadas (por parte de ambos bandos). En lugar de 18 .... DaS, se podría recomendar la línea 18 .... eS!? 19. de CxeS 20. Af4 Txdl+ 21. Dxd1 (21. Txdl Cxf3) 21. ... Cfd7.

Posiblemente, en la jugada decimoséptima las blancas deberían haber jugado inmediatamente su caballo a eS, pero si esto no proporciona la ventaja deseada (17. CeS CxeS 18. de Cd7 19. f4 f6? 20. ef Axf6 21. Ce4 favorece a las blan­cas, pero después de 19 .... CeS 20. Ae3 DaS las negras pueden confiar en las tablas) podrían intentar 1S. g3 Cgf6 16. Rb1! (16. Af4 no resulta efectiva a causa de 16 .... DaS, ata­cando el peón a). En vista de la amenaza 17. Af4, las negras no tie­nen nada mejor que 16 .... Cxe4 17. Dxe4, transponiendo a una posición desfavorable del Capítulo 9 (Subva­riante A21 ).

Debería combinarse 13 . ... Ad6 con 14 .... Af4, cambiando los alfiles de casillas negras. Más adelante exa­minaremos una posición de este tipo (12 .... Cgf6 13. De2 Ad6 14. CfS Af4. 15. Axf4 Dxf4+ 16. Ce3), pero aquí la situación es más aceptable para las negras; las piezas blancas no están situadas con tanta efectividad. b) Por otra parte, hay una versión diferente de la misma idea que favo­rece claramente a las blancas: 12 .... Ad6 13. Ce4 Af4 ( 138).

118

138 B

14. Da3! Cgf6 lS. Th4! Cxe4 (o bien 15 ... . Axd2+ 16. Cfxd2 Cxe4 17. Cxe4) 16. Axf4 Dd8 17. AeS! Cef6 18. Cd2 (¡todas las jugadas blancas merecen signos de admira­ción!) 18 .... b5 19. Dg3 Tg8 20. Ac7 De7 21. Ad6, con posición aplastan­te, Timman-Ivanovié, Niksié, 1978.

Si las blancas pretenden llevar a cabo el plan de De2 y Ce5, y no ven con buenos ojos la posibilidad de 12. ... 0- 0-0 13. De2 Ad6 14. Ce4 Af4, deberían entonces hacer la jugada de dama antes -12. De2!- en cuyo caso las negras no tienen nada mejor que 12 .... Cf6 (véase la Variante Cl del Capítulo 7).

139 N

13. De2 (1 39)

Page 113: Defensa caro kann variante clasica

Las negras pueden escoger aquí entre:

A

A B

13. ... Ad6 13. ... c5

13. Ad6 14. Cf5 Af4 15. Axf4!

Existen las siguientes alternati­vas: a) El sacrificio de caballo 15. Cxg7+ Rf8 16. Cxe6+ fe ( 140) disuelve la 'cobertura de peones del rey negro, y al mismo tiempo les da a las blancas la equivalencia completa del material entregado: tres peones. Podría pare­cer que las negras están corriendo un riesgo importante, pero las partidas jugadas hasta el momento no respon­den a esta idea.

140 B

al) La partida por correspon­dencia Maltser-Bakharev, 1969, continuó de esta manera: 17. Dxe6 Te8 18. Df5 Axd2+ 19. Txd2 Tg8 (el rey está sólida­mente protegido por piezas que a su vez también amenazan con volverse activas. La continuación no es forzada, pero sí temática) 20. Tgl Tg4 21. Ce5 Cxe5 22. Dxf6+ Cf7 23. Df3 Tge4 24. g3

Da5 25. a3 Dd5 26. Tgdl Td8, y habiendo fracasado en su intento de explotar la incómoda posición del rey negro, las blancas ya tie­nen problemas para defender sus peones extra (27. c3 Txd4). Se podría aconsejar 20. Ch4!? en lugar de 20. Tgl, para de esta forma ocupar f5 con el caballo una vez se haya retirado la da­ma. a2) En la partida por correspon­dencia Shershnev-Bakharev , 1969, las blancas no se molesta­ron siquiera en obtener los peo­nes suficientes para compensar su pieza, y continuaron con 17. Ch4. Aunque resulta interesante, las consecuencias de esta jugada también están completamente oscuras: 17 . ... Axd2+ 18. Txd2 Rf7 19. Cg6 Th7 20. Th3 Te8 21. f4 Cf8 22. Ce5+ Re7 23. g4 Tg7 24. c4 Rd8, y ambos bandos pueden acariciar todavía espe­ranzas de éxito. De forma que el viejo veredicto

de "las blancas tienen tres peones y ataque por su pieza" puede ser de­masiado simplista. b) La única partida publicada en la que las blancas se hayan retirado in­mediatamente con 15. Ce3 fue la Buljovcié-Vukié, 1976. De hecho, el curso que tomaron los acontecimien­tos en esta partida podría explicar la falta de seguidores de la jugada en cuestión: 15 .... Ce4 ( 141).

16. Ael Cdf6 17. g3 Axe3+ 18. Dxe3 0-0-0 19. g4? c5 20. Tgl Td5! 21. de Txc5 22. c3 Ta5! 23. Rbl Td8 24. Txd8+ Txd8 25. Cd2 Te5! 26. Rc2 Da5, y ya es difícil poner coto a la actividad de las piezas negras.

La sugerencia de Vukié 19. Ce5 c5 20. f4 cd 21. Txd4 Txd4 22 . Dxd4 Rb8, "con igualdad" (sí -después de 23. Af2-, ¡ganando un

119

Page 114: Defensa caro kann variante clasica

tiempo imporfante!) resulta poco convincente a causa de 22 .... b6, con lo que la iniciativa continúa en manos de las negras.

141 B

También nos inclinamos a dis­cutir otra de las recomendaciones de Vukié: "16. Ab4 a5 17. Ael t ". En nuestra opinión, tanto después de 17 . ... 0-0 como de 16 .... Cdf6 17. Rbl 0-0-0 existen oportunidades para ambos bandos.

Regresamos a la variante princi-pal.

15. Dxf4+ 16. Ce3 (142)

¡En esta variante, las blancas

120

han tenido éxitos considerables! Por ejemplo: a) 16 .... bS?! 17. Tdgl 0-0-0?! (el enroque corto es arriesgado, pero el enroque largo no encaja con ... b5) 18. c4 a6 19. Rbl Rb7 20. Tc1 Tc8 21. a4! ba 22. c5! Cd5 23. Tc4, y la posición negra es sumamente preca­ria, Ivanovié-Vukié, Campeonato de Yugoslavia, 1978. b) 16 ... 0-0-0, y ahora:

bl) 17. g3 Dc7 18. Cc4 The8 19. Cfe3 Cb6 20. Ca3 (las blancas están planeando c4-c5, para continuar con Cc4) 20 .... Rb8 21. c4 (21. f4 , seguido por g4-g5, también es fuerte) 21. . .. Cc8 22. Td3 Te7 23. c5 Cd5 24. Thd1 f6 25. Cg6 Tee8 26. Cc4 Td7 27. Rb1 Dd8 28. De4 b5! 29. cb ab 30. Tb3 Tb7 31. Cf4 Cd6 32. Cxd6 Dxd6 33. Cd3 Td8, y la posición de las negras ya resulta segura, Mihaljcisin­Nikolac, 1978. b2) 17. Rb1 Rb8 18. Cc4 Dc7 19. Cfe5 Cb6 20. Ca5 Thf8 21. Cb3 Cfd7 22. Cd3 Tde8 23. f4 (¡con dominio completo de las casillas negras!) 23 .... Cd5 24. g3 f5?! (las negras están tentadas por la posibilidad de activar por lo menos una de sus piezas -y se preparan para llevar un caba­llo a e4. Pero era mejor conti­nuar como Nikolac, con 24 .... f6) 25. c4 C5f6 26. Thgl Cg4 (26 .... Ce4 27. g4) 27. Ce5 Cdxe5 28. de Td8 29. c5! Td5 30. Txd5 cd 31. Te!, y las blan­cas vencieron con un ataque di­recto al rey, Magerramov-Vdo­vin, 1978. Extrayendo conclusiones del

material estudiado, debemos decir que la posición negra es (a) resisten­te, a pesar de las débiles casillas ne­gras, pero sin embargo, (b) tan pasi-

Page 115: Defensa caro kann variante clasica

va que no es fácil jugarla. Quizás el derrotero de la partida Mihaljsisin­Nikolac (compárese también con la partida Mnatsakanian -Shakarov de la Variante A del Capítulo 8) sea el más típico de este esquema es­tratégico.

B

143 B

13. e5 ( 143)

Esta continuación combina tres ideas diferentes: evita CeS, activa la amenaza posicional de ... c4 (asegu­rando dS para un caballo), y también se dispone a abrir la columna e para emprender en ella operaciones acti­vas. El rey negro planea enrocarse corto.

Las blancas tienen estas respues-tas:

Bl 14. CfS B2 14. Th4

y también: a) Si a las blancas les preocupa se­riamente la posibilidad de ... c4, pueden jugar 14. e4. Pero la facili­dad con la que las negras obtuvieron una posición cómoda en las siguien­tes partidas habla en contra de esta continuación. 14 .... cd lS. Cxd4, y ahora:

al) 15 .... Ae5 CbS Dc6 17. CfS 0-0 18. Cxh6+?! (excesivamente optimista, pero tarde o tempra­no, no importa con cuál método, las blancas tenían que intentar castigar el enroque corto de las negras) 18 . ... gh 19. Axh6 Tfd8 20. Th4 Af8 21 . Axf8 Cxf8 22. DeS Txd1+ 23. Rxd1 C8d7 24 . Dg3+ Rf8 2S. h6 Re7 , y las ne­gras pueden contar justificada­mente con la victoria, Velikov­Bagirov, Wroclaw, 1976. a2) 15 .... TeS (el defecto prin­cipal de 14. c4 es que el peón e supone un estímulo adicional para la actividad de las negras en el ala de dama) 16. Rbl AcS 17. Ac3 0-0 18. Th4 a6 19. Cb3 Ae7 20. Thd4 Cb6 21. AaS Dc6 22. Tc1 Ca4 23. f4 b6 24. Ad2 Tfe8 2S. Ae3 Ad6 26. Tddl eS 27. fS Ted8 28. Tc2 e4 29. Cf1 A eS, y las blancas abandonaron pronto, Marjanovié-Seirawan, Nis, 1979.

b) 14. Thel , y ahora: bl) 14 .... e4 lS. CfS (no lS . dS? CxdS 16. Axh6 Cc3) 1S ... . 0-0-0 16. Ce3 CxhS (si 16 .. .. Cb6, entonces 17. A aS resulta fuerte) 17. Cxc4 (17. g3!?) 17 .... Cf4, o bien lS .... CdS 16. Ce3 Cxe3 17. Axe3 c3, conducen a posiciones agudas que no care­cen de peligro para las negras. b2) En la partida Grünfeld­Stean, Biel, 1981, se jugó 14 .... ed 15. Cxd4 AcS 16. Cb3 Ab6. Mediante 17. Ab4, las blancas impidieron el enroque corto de su oponente, pero a cambio Stean ganó un peón: 1 7. . .. Df 4+ 18. Dd2 Dxf2. Entonces, cuando Grünfeld impidió también su enroque largo, mediante 19. Dc3, las negras ... aumentaron su ventaja material mediante 19.

121

Page 116: Defensa caro kann variante clasica

... Df4+ '20. Rbl Af2 21. Ce2 Axel 22. Dxel Dg5, y acabaron por vencer. ¡Una partida intri­gante!

e) 14. Rbl transpone a la Variante B2 del Capítulo 8.

Bl

144 N

14. Cf5 (144 )

La fuerza de esta jugada es evi­dente, puesto que obliga a las negras a enrocarse largo . En estas circuns­tancias, podría resultar que ... c5 hu­biera sido prematura. Asimismo, el caballo blanco se desplaza a una puesto más activo (aunque, por su­puesto, con pérdida de tiempo).

14. 0-0-0

Habíamos dicho que 14. Cf5 obligaba a enrocarse largo. Esto es cierto a menos que uno considere 14. ... Tc8!?, con la idea de 15 .... cd 16. C3xd4 Dc4! Para evitar el cambio de damas, hay que defender el peón blanco de a2; después de 15. Rbl llegamos a una posición ya examina­da en el Capítulo 8 (Variante B2), en la cual (como recordaremos) la línea crítica es 15 .... c4.

15. Ce3 Cb8!

122

No es fácil encontrar el camino correcto para las negras (15 . ... Ae7 16. Cc4; 15 .... Ce4 16. d5!?; 15 .... cd 16. Cxd4 Ce4 17. Cb5). En la partida que estamos siguiendo, Fai­bisovich-Okhotnik, 1979, ambos bandos jugaron esencialmente de la mejor forma posible, en nuestra opi­nión.

16. Th4!

Un motivo ya familiar (véase la partida Tal-Hübner en la Variante A2 del Capítulo 9). La torre se diri­ge a c4, para hacer que las negras lamenten su "prematura" 13 .... c5 .

16. Cc6

También debería probarse 16 . ... cd!? 17. Cxd4 Ac5.

Ce5.

145 N

17. Ac3! 18. de. 19. Tc4! 20. Dxe3 21. Rxdl 22. Rcl

Ae7 Axc5 Axe3+ Txdl+ Td8+ Cd5!

Es peligroso 22 . ... C xh5 23 .

23. Del Cxc3 24. Dxc3 ( 145)

Page 117: Defensa caro kann variante clasica

Hasta aquí estamos dispuestos a respaldar todas las jugadas de ambos bandos, pero la segunda fase de la partida no fue un éxito para Okhot­nik- 24 . ... Db6 25. b4! Rb8? 26 Ce5! Dxf2 (los finales de torres des­pués de 26 .... Cxe5 27. Dxe5+ Ra8 28. Dc7 Dxc7 29. Txc7, o bien 27 .... Dd6 28. Dxd6+ Txd6 29. Tg4 son difíciles para las negras) 27 . Txc6 be? (antes que entrar en el dudoso final de damas resultante de 27 .... Df4+ 28. Rb2 be 29. Cxc6+ Rc7 30. Cxd8+ Rxd8 31. Dc5, Okhotnik pre­fiere un final de peones, donde, par­diez, ¡no hay esperanza!) 28. Cxc6+ Rc7 29 Cxd8+ Rxd8 30 Dd2+! Dxd2+ 31. Rxd2 f5 32. c4 Rc7 33. c5 Rc6 34. Rd3 Rd5 35. g3 e5 36. Rc3 a6 37 Rd3, y el zugwang sella la suerte de las negras.

No obstante, después de 25 .... f6 26. Tc5 Rb8, o bien 26 . .. . Td5 (27. De3 Dxb4 28. Dxe6+ Td7 29 Td5 Da3+ 30 Rdl De7) las negras tendrían una posición perfectamente segura, mientras que 24 . ... f6 proba­blemente era toda vía más precisa (24. b4 Td5). En breve, las posibili­dades de las negras en la posición del diagrama no son de ninguna ma­nera peores.

B2

146 N

14. Th4 ( 146)

La amenaza es 15. Af4 Da5 16. d5; y las negras tienen también que contar con 15. de seguido por 16 Tc4. Si 14 .... c4, entonces 15. d5 es fuerte.

14. TeS

O bien: a) 14 . ... 0-0-0 -¿es esto tan malo como parece? En cualquier caso, la tentadora "refutación", 15. de Axc5 16. Tc4, puede verse ella misma re­futada. Después de 16 .... Cb6 17. Af 4? Txd 1 + las blancas pierden la calidad (18. Dxd1 Ae3+, o bien 18. Rxd1 Dd7+). Las consecuencias de 16. Af4 Da5 17. Rb1 Cd5 tampoco están claras. b) 14 . ... Ae7 (en una de las prime­ras partidas jugadas con la línea 13. . .. c5, esta lógica jugada de desarro­llo dió a las negras una posición sin problemas -véase abajo la subva­riante bl) 15. de Cxc5 ( 147)

147 B

Y ahora: bl) 16 . Td4 0-0 17. Rbl Tfd8 18 Af4 Db6 19. c4 Txd4 20. Cxd4 Td8 21. Cb5 a6 22. Cc3 Txd1+ 23. Dxd1 Dc6 24 f3 b5, etc., Butnorius-Bagirov, 1975. b2) En la partida por correspon­dencia L. Levin-Shakarov, 1982, se intentó violar tal armonía: 16.

123

Page 118: Defensa caro kann variante clasica

Tc4!? b5' 17. Tc3 Db7 (después de 17 .... b4 1S. Db5+, las negras deben sacrificar o bien un peón con 1S ... . Cfd7 19. Dxb4, o bien su derecho al enroque con 1S .... RfS) lS . Cd4 (ante lS. Cf5, las negras tienen que tomar una decisión interesante: bien sacrificar un peón con 1S ... . 0-0 19. Cxe7+ Dxe7 20. Dxb5, o bien ganar la calidad con lS. . .. Cce4 19. Cxe7 Cxc3 20. Axc3 Rxe7 21. Ab4+ ReS. Podría re­sultar mejor tomar la calidad -las blancas apenas pueden crear amenazas serias contra el rey negro-) 1S .... Cfe4! (IS .... a6? se encuentra con la fortísi­ma respuesta 19. Cgf5!) 19. Cxe4 Cxe4 20. Df3! (20. Tb3? no funciona a causa de 20 .... Cxd2 21. Txb5 Dxg2 22. Txd2 Ag5) 20 .... TbS! (no 20 .. .. Ab4? 21. Te3, ni tampoco 20. ... Af6? 21. Af4!) 21. Tb3 Cxd2 22. Rxd2 (forzado, aunque per­fectamente seguro, puesto que escasamente se puede aconsejar a las negras que eviten el cam­bio de damas) 22 .... Dxf3, y se acordaron tablas un par de ju­gadas más tarde. Así que incluso 14 .... Ae7 neu­

traliza 14. Th4 de forma suficiente­mente segura, mientras que 14 .... TeS básicamente es un intento de disputar la iniciativa.

15. Af4

O bien:

a) 15. Cf5, y ahora:

124

al) Mientras que 15 .... c4 (14 . ... TeS no reforzaba esta "ame­naza") 16. d5 Cxd5 17. Axh6 Cc3 debe agradar a las negras,

16. Ce3!, siguiendo con d5, es altamente desagradable. a2) La partida Mikhalchishin­Kasparov , Daugavpils Otboro­chnii [Primera Liga de Daugav­pils], 1978, reveló la idea exis­tente tras 14 .... TeS: 15 .... cd! 16. C3xd4 Dc4! 17. Dxc4 Txc4. Los jugadores acordaron tablas en este punto, pero la lucha continuó en otra partida -Ga­P rindash vili- Chi burdanidze , 197S-, la cual mostró que las negras tienen incluso mejores posibilidades, gracias a las preo­cupaciones con que su peón de h5 lastra a las blancas: lS. Te 1 Tc5! 19. Cg3 Ae7 20. Cb3 TeS 21. Ab4 Axb4 22. Txb4 Tc7 23. Cd4 a6 24 . Cdf5 0-0 25. Ce3 TfcS 26. Te2 b5, etc.

b) 15. Rbl. La clave de vigilar el peón a de esta manera es, en primer lugar, evitar la línea principal dada más abajo (15 . Af4 Da5 15. d5 Dxa2); y en segundo lugar, rehusar el cambio de damas en caso de 15 . ... cd 16. Cxd4 Dc4. Con todo, las ne­gras pueden darse por satisfechas si se juega la segunda variante, después de 17. Df3 Dd5. En una partida Da­dashadze-Shakarov, 1979, las negras se apuntaron a 15 .... c4. La conti­nuación fue 16. Cf5 Cd5 (16 . ... c3 17. Axc3 Cd5 es tentadora, pero después de 18. Ael Cf4 19. Dd2 Cxg2 20. Tg4 las negras tienen difi­cultades debido a la insegura posi­ción de su rey) 17. c3 Da5 (amena­zando 18 .... Cxc3+; o bien, cuando sea apropiado, .. . Tc6-a6) 18. Ce5 Cxe5 19. Dxe5 Cxc3+ 20. Axc3 Dxe5 21. de ef 22. Tf4, con chances equi­libradas.

Regresemos a la variante princi-pal:

15. DaS

Page 119: Defensa caro kann variante clasica

16. d5 Dxa2 17. c4

Después de 17. de Dxe6 180 Db5 la posición negra es desagradable, pero las consecuencias de 17 o 00 0 fe no están nada claras, por ejemplo: 18. Db5 Ae7! 19. Ad6 Axd6 200 Ta4 (200 Txd6 a6!) 200 ooo Axf4+ 21. Txf4 a6!, o bien 180 Dd3 Tc6! 290 Dg6+ Rd8 20. Ce5 Da1+ 21. Rd2 Td6+ 220 Cd3 Da5+, con contrachanceso

17. Ae7! (148)

18. Ad6!

Esto es más fuerte que 18. de fe 19. Ad6, a causa del inmediato con­traataque 19. oo• Tc6! 200 Cf5 Tb6! Pero quizás les resulte de provecho a las blancas hincar una estaca en la posición negra con 180 d6!?

18. Axd6 19. de 0-0

En la partida por correspon­dencia Shakarov-Asrian, 1973, las negras dieron dos jaques previos -190 ... Da1+ 20. Rc2 Da4+ 21. Rbl- antes de jugar 21. .. o 0-00 La partida continuó así 220 Txd6 fe 230 Dxe6+ Rh8 240 Cf5 Tce8 250 Ce? Txe7! 26. Dxe7 Te8 270 Txd7! (pero

no 27. Df7? Te2) 27. 000 Txe7 280 Txe7 Ddl+ 290 Ra2 Da4+, con tablas.

En lugar de 22. Txd6, las blan­cas pueden jugar 220 Cf5, y después de 220 ... fe 230 Dxe6+ Rh8 240 Dxd6 llegamos a una posición que se exa­minará más adelante (véase la partida Kanani -Shakarov )o

20. Cf5

También son posibles:

a) 20. ed es débil en vista de 200 Dal+ 21. Rc2 Da4+ 220 Rbl Dxd7 (o bien 21. Rd2 Dxb2+ 220 Re! Dxe2+ y 230 .. o Tc6)o b) De la jugada 20. Txd6 resulta una transposición a la partida Shakarov­Asrian (véase arriba) después de 200 oo• fe 21. Dxe6+ Rh8 220 Cf5 Dal+ 230 Rc2 Da4+ 240 Rbl Tce8, pero resulta de interés citar un intento negro de sacar algo más de esta va­riante: 220 ... Tce8 230 Ce? Txe7 240 Dxe7 Te8 250 Txd7? Txe7 260 Txe7 Da!+ 27. Rc2 Dfl, con posibilida­des ... Sin embargo, las blancas por su parte podrían correr el "riesgo" de jugar 250 Df7! Dal+ 26. Rc2 Da4+, y ahora no 27 o Rb 1? Te2, ni siquiera o 270 Rcl Dal+ con tablas, sino 270 Rd2 Da5+ 280 Rd3!?

Volvemos a la variante principal:

20. fe 21. Dxe6+ Rh8 22. Dxd6 (149)

Ya hemos analizado suficiente­mente 22o Txd6, pero queda por ex­perimentar todavía 22. Cxd6!? .. o

Esta aguda posición se alcanzó en una partida por correspondencia Kanani-Shakarov, 19820 ¡Valorar con exactitud las posibilidades de ambos bandos no es tarea fácil, pero nos parece que debería ganar el jugador

125

Page 120: Defensa caro kann variante clasica

más fuerte! Veamos cómo se desa­rrolló la lucha: 22 .... Da!+ (22 .. . Tc6? 23. De?) 23. Rc2 Da4+ 24. Rbl Tce8 25. Ce3 Tf7 26. Td37 Tfe7! 27. Ta3 Db4 28. Txa7 Cb6 29. Dd2 Ce4 30. Dxb4 cb 31. c5! Cc8! 32. Ta8 b3 33. Cd5! Cd2+! 34. Re! Te2 35. Ce3 Cxf3 36. gf Td8 37. Thl Txf2, y pocas jugadas más tarde se acordaron las tablas.

149 N

Como podemos ver, 14 .... Tc8 lleva a posiciones que son interesan­tes pero quizás bastan te peligrosas para las negras. No se puede despre­ciar la posibilidad de que las blancas encuentren mejoras en algún punto (17. de!?; 18. d6!; 22. Cxd6!?).

Ello pone de relieve la impor­tancia del hecho de que las negras dispongan de un método sólido de juego con 14 .... Ae7.

12 ...

126

0-0-0 13 'i!ie2 .i.d6

.i.d6

RESUMEN

lügf6 13 ~e2 .i.d6 14 ltJfS .i.f4 15 lüxg7+

15 lüe3

eS 14 c4

14 ~he1

15 .i.xf4

(14 ~b1 - cf. 13 ~bl)

14 lüf5

14 llh4 .i.e7

li:c8 15 lüf5

15 ~b1

15 .i.f4

± 00

=

00

= =

00

Page 121: Defensa caro kann variante clasica

CAP(TULO 11

13. De2 0-0-0 14. Ce5

l. e4 c6 '1 d4 dS 3. Cc3 de 4. Cxe4 AfS 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 13. De2 0-0-0 14. CeS (150)

150 N

mostrado efectiva. La pareja de peo­nes en e5 y h5 que se forma después de 14 .... Cxe5 15. de (Variante A) crea una configuración especial en el ala de rey, la cual favorece a las blancas, puesto que los peones de f7 y g7 pueden ser atacados por la da­ma o torre blancas, mientras que las jugadas ... f6 ó ... g6 producen debi­lidades. Además de ello, las blancas pueden obtener riuevos beneficios del avance de sus propios peones f y g, especialmente en el final (el lector ya ha visto esto en la partida Geller­Hort de la Variante A21 del Capítulo 9).

Si las negras pretenden buscar contrajuego socavando la posición del caballo en e5 median te .. . c5 , emplearán la Variante B citada a continuación o, más a menudo, la Variante C.

Consideramos las posibilidades: A 14. .. . Cxe5 B 14. ... Cb8 e 14. ... Cb6

A 14. Cxe5 15. de Cd7

En vez de ello, 15 .... Cd5 ( 151 ) "parece dudosa, pero esconde una in­geniosa idea posicional" (Botvinnik).

151 La idea de De2 y CeS había sido B

aplicada en posiciones parecidas an-tes del match Spasski-Petrosian; tampoco fue Spasski el primero en jugar 8. h5 ... Sin embargo, fue en la decimotercera partida del match por el Campeonato Mundial de 1966 cuando se dio por primera vez la po­sición del diagrama, ganando popu­laridad duradera.

La combinación de las viejas jugadas h4-h5 y Cf3-Ce5 se ha de-

127

Page 122: Defensa caro kann variante clasica

16. f4 (16. c4 Cb4 17. Axb4 Axb4 18. f4 es más débil a causa de 18 .... f6 o 18 ... . f5) 16 .... c5 ("fuerza acontecimientos, puesto que las blancas no pueden permitir ... c4" -Botvinnik-) 17. c4 Cb4 18. Axb4 ("una vez se haya establecido un peón negro en b4 , será difícil para las blancas proteger cómodamente a su rey. Esto explica por qué las ne­gras tendrán contrajuego en cual­quier final en que se conserven las damas. Quizás las blancas deberían haber preferido 18. Rbl" -Botvin­nik-) 18 .... Txdl+ 19. Txdl cb 20. Ce4 Ae7 21. Cd6+ Rb8, y ahora: a) En la partida Spasski-Botvinnik, Campeonatos por Equipos de la URSS, 1966, las blancas jugaron 22. Cxf7, tras lo cual 22 .... Tf8 23. Cd6 Txf4 24. g3 Tf8 25. Dg4 Dd7 26. R b 1 Ag5 dió con traj u ego a las ne­gras (27. Cb5 Tfl !). b) En opinión de Boleslavski, las blancas podrían haber consolidado su ventaja con 22. g3 (152)

152 N

y si 22 .... f6 (la jugada que Botvin­nik tenía en la cabeza; contra 22 .... Tf8, Boleslavski recomienda 23. Rbl a6 24. De4! con las amenazas 25 . Dxb7+ ó 25. c5), entonces 23. ef! Axd6 24. fg Te8 25. Dg4.

El veredicto de Boleslavski pa­rece ser erróneo. Después de 25 ....

128

Dxc4+ 26. Rbl De4+ (pero no 26 .... e5? a causa de 27. Dd7 ó 27. Dg6 -o incluso 27. Txd6 ef 28. Dxf4 Tel+ 29. Tdl+ Dxf4 30. g8=D+) 27. Ral Tg8 28. Txd6 Txg7 o bien 28. .. . Dc2, hay posibilidades para ambos bandos.

De modo que estamos de acuer­do con Botvinnik: 18. Rbl! (en lugar de 18. Axb4) . Después de 18 . ... Ae7 19. Ac3, el caballo negro se retirará a c6 (inmediatamente, o bien más tarde); más adelante, examinamos una posición de este tipo (15 .... Cd7 16. f4 eS 17. c4 Cb8, etc.).

16. f4 Ae7 ( 153)

O bien: a) Los análisis muestran que el plan de llevar el caballo a d4 después de 16 .... eS 17. c4 Cb8 no es efectivo: 18. Ac3 Ae7 (no se puede mantener a distancia al caballo blanco -18 .... f5? 19. ef!) 19. Ce4 Cc6 20. Df2 (si 20. Dg4, entonces 20 .... Cd4) 20 .... Db6 (si 20 .... b6, entonces es fuerte 21 Cd6+!) 21. Rbl (pero ahora 21. Cd6+ no es convincente a causa de 21. ... Axd6 22. ed f6. Tampoco de­berían las blancas apresurarse con 21. Dg3, en vista de 21. ... Da6!) 21. ... Txdl+ (21. ... Cd4? pierde a causa de 22. Axd4 cd 23. c5!, mientras que en caso de 21. ... Rb8 las blancas juegan 22. Dg3) 22. Txdl Td8 23. Txd8+ (pero no 23. Cd6+? Axd6 24. ed. Cd4 25. Axd4 Dxd6) 23 . ... Dxd8 24. Rc2 b6 25. Dd2, y las negras tie­nen dificultades para aguantar esta posición. El cambio de damas lleva a un final que Parma ganó a Barcza en el Campeonato de Europa de 1970, en Kapfenberg. b) E. Schiller defiende la original jugada 16 .... Tg8 17. Ac3 (17. Ce4 f5) 17 .... f5 18. Dc4 Cc5. Ahora 19. Cxf5? b5 20. Cd6+ Dxd6, o bien 19.

Page 123: Defensa caro kann variante clasica

b4 b5, o bien 19. Ab4 Td5 deberían ser del agrado de las negras, pero después de 19. Txd8+ seguida por Tdl y Ab4, su posición resulta sos­pechosa.

pal.

153 B

Regresamos a la variante princi-

17. Ce4

En nuestra opinión, resulta mu­cho más incómoda para las negras una estrategia más restringida, bus­cando mediante cambios un final en el que las blancas tienen buenas po­sibilidades, gracias a (como siempre) sus peones en e5 y h5. Así recomen­daríamos 17. Ae3 (154).

154 N ••• ... .

~~·~~a :liJ.·--·~ • wr~·~ a w~ ~~-~ ~ ... ~ ~-~~ ~ .. .. '?. 7 ... 7. .... ,. ... ..... .......... .% ••• ,. ~ . . ~ -~ .. ~. • • ~ r~ .. ~; ~ ~~~-~-~-~ ~:§:- 8:8: 1~ ~--Y ahora:

a) Llamaremos la atención del lector sobre una vívida ilustración de las

posibilidades de las blancas -una variante adaptada de la partida Za­tulovskaia-Nunchert, 1968; 17 .... CeS 18. Axc5 Axc5 19. Ce4 Ae7 20. g3 Txdl+ 21. Txdl Td8 22. c4 c5 23. Txd8+ Dxd8 24. Dd2 Dxd2+ 25. Rxd2 Rd7 26. g4 b6 27. g5 Af8 28. gh gh 29. Cf2 Ag7 30. Cg4 Af8 31. Rd3 Rc6 32. a4 Rd7 33. Re4 Rc7 34. f5 Rd7 35. f6 Rc6 36. Cf2 Rc7 37. Cd3 a5 38. Cf4 Rd7 39. Rf3 Re8 40. Rg4 Rd7 41. Cg6! Re8 42. Rh4! -zugzwang-. b) También en la partida Suetin­Pachman, Titovo Uzice 1966, las ne­gras se vieron impotentes ante la po­lítica de cambios de las blancas; 17 . ... DaS 18. Rbl Cc5 19. c3 Txdl+ 20. Txdl Td8 21. Td4 Txd4 22. Axd4 Dd8 23. Dc2 a5 24. Cfl Dd5 25. Ce3 De4 26 . Axc5 Dxc2+ 27. Rxc2 Axc5 (el final no parece deses­perado para las negras, pero se vuel­ve desesperado rápidamente) 28. Cc4 a4 29. Rd3 Rd7 '30. g4 b5 31. Cd2 Agl 32. Re4 c5? 33. b3 ab 34. ab Re7 35. Rf3! b4 36. cb cb 37. Re4 Ac5 38. Cf3 Rd7 39. Cd4 g6 40. Rd3, etc.

Por supuesto, hemos estado dis­torsionando de alguna manera la si­tuación real -la posición negra des­pués de 17. Ae3 no es tan desespera­da, ciertamente. No obstante, lo que no se puede negar es que es poco prometedora .

Regresamos a la variante princi­pal después de 1 7. Ce4:

17. CeS 18. Cc3 f6! 19. ef Axf6

Por fin nos encontramos exami­nando la partida Spasski-Petrosian, que supuso el origen de esta varian­te.

Las negras han activado su pieza

129

Page 124: Defensa caro kann variante clasica

a cambio de debilitar e6. Pero resulta que Spasski está dispuesto a pagar un precio todavía mayor por la iniciati­va -¡debilita la posición de su pro­pio rey!

155 N

20. Dc4 Db6 21. b4! (155 )

21. Ca6

En la partida Shabanov-Kuksov, Spartakiada de la RSFSR, 1978, las negras siguieron un consejo antiguo -21 . . .. Da6, que está basado en la celada 22. Dxc5? Da3+ 23. Rbl Txd2. La partida continuó así: 22. Dxa6 Cxa6 23. Ce4 Td4 24. Cxf6 gf 25. a3?! f5 26. Tdel Td6 27. Ac3 Tg8 28. Te2 Cc7 29. Ae5 Td7 30. Axc7 Rxc7 31. Txe6 Txg2 32. Tdl, con tablas.

Como Boleslavski ha señalado acertadamente, las blancas tienen ventaja después de 25. c3 Te4 26. g4 Cc7 27. g5.

22. Ce4

22. Dxe6+? Rb8 lleva derecho al abismo.

22. Cc7

130

22 . ... Td5!? -Pachman-.

23. Thel Td4?!

La siguiente sugerencia de Li­lienthal es muy interesante: 23 . . .. Ae7!? 24. Ac3 Cd5 25. Axg7 Axb4.

156 B

24. 25. 26. 27. 28.

Db3 c3 Txe4 Dc4 De2

Db5 Txe4! Dxh5 Df5 h5 ( 156)

La ventaja material de las blan­cas es ligera, y la posición de su rey no es muy segura. Probablemente las negras no carecen completamente de posibilidades, no obstante lo cual tras 28. Ael Te8 30. g3 a5 31. ba Dxa5 32 . Dc2 Df5 33. Ta4 g5 34. fg Axg5+ 35. Rb2 Dxc2+ 36. Rxc2 e5 37. Te4, Spasski había logrado lo que ya se podía llamar una ventaja evi­dente.

B 14. Cb8 (157 ) Al mismo tiempo que evitan la

clavada (Aa5) , que es factible en la línea 14 .... Cb6, las negras planean, después de 15. c3, resolver sus pro-

Page 125: Defensa caro kann variante clasica

blemas mediante 15 .... c5 16. Rbl Cc6 -momento en el que las blancas tendrán que preocuparse por su ca­ballo de e5 y su peón de d4.

157 B

15. Th4!

Dirigida contra 15 .... c5 (16. de! seguido por Tc4).

15. Ad6

Con esta jugada,. las negras re­nuevan la amenaza de ... c5, espe­rando que las blancas intenten dete­nerla con alguna jugada como 16. Tel, o bien 16. c4 c5 17. Ac3 (158) . En este último caso, la situación de la torre en h4 pierde algo de su sen­tido.

158 N

No queremos inducir al lector a error, sin embargo, las blancas con-

servan buenas chances, por ejemplo: a) 17 .... cd 18. Thxd4! (después de 18. Axd4 Cc6 19. Cxc6 Dxc6 las ne­gras tienen todo en orden) 18 .... Axe5 (18 . ... Cc6? 19. Txd6) 19. Txd8+, y a las negras les espera una lucha difícil por las tablas. b) En una partida Baikov-Tseitlin, 1973, las negras escogieron 17 .... Cc6?! 18. Cxc6 be 19. Ce4 Af4+ 20. Ad2 Axd2+ 21. Txd2 Cxe4 22. Txe4 cd 23. Texd4 Txd4 24. Txd4 Td8, y entablaron el final. Las blancas pare­cen haber estado deseando también este resultado, ya que de otra forma hubieran jugado 20. Rc2 ó 19. de . Viendo que 18 . ... Dxc6 19. d5 tam­bién les favorece, debe suponerse que la idea de 14 .... Cb8 seguida por .. . c5 y ... Cc6 es defectuosa -en razón del mucho tiempo que consu­me- por lo que se refuerzan sensi­blemente las contrachances de las fuerzas blancas , excelentemente si­tuadas.

Existe aún otra continuación, sugerencia de Ivanovié:

159 N

16. Cc4! ( 159)

Aceptar el sacrificio es peligroso (16 .... Axg3 17. fg Dxg3 18. Tf4), de forma que en la partida Ivanovié-

131

Page 126: Defensa caro kann variante clasica

Vukié, Vukovar, 1976, las negras se resignaron a quedarse sin alfil:

16. Cbd7 17. Cxd6+ Dxd6

A estas alturas la ventaja de las blancas es evidente, pero vamos a echarle una mirada al curso que si­guió la partida: 18. Af4 Db4 19. d5 (Ivanovié sufre visiones de dar ma­te ... ) 19 .... cd? 20. Td3 Cb6 21. Tb3 De7 (o 21. ... Df8 22. De5) 22. Cf5 Dc5 23. Tb5 Dxb5 (o 23 .... Dc4 24. Ad6! Dxe2 25. Tc5+ Rd7 26. Tc7+ Re8 27. Cxg7 mate !) 24. Dxb5 ef 25. Dc5+ Rd7 26. Dc7+ Re6 27. Thl, etc.

Las negras deberían haber toma­do el peón de d5 con su caballo, y después de 19 .... Cxd5 20. Ag5 Cc3! 21. Dd2 Cxa2+ 22 . Rbl Cc3+ 23. Rcl haber jugado no 23 .... Ca2+ con unas tablas, sino 23 . ... Da5! con po­sición ganada. Aunque lvanovié da 20. Ce4!? "con compensación", este intento también es ilusorio (20 .... e5 ó 20 .... C7f6).

En Jugar de la incorrecta 19. d5?, las blancas deberían jugar 19. c4 -o algo parecido ... Una vez ha­yan eliminado el importante alfil de las negras, las blancas tendrán mejo­res posibilidades, por supuesto.

e 14. Cb6

Una continuación que en la práctica de torneos ha desplazado a 14 .... Cxe5 y a 14 .... Cb8, y que ha proporcionado a las negras los mejo­res resultados. Como en la línea con 14 .... Cb8, las blancas simplemente no se pueden permitir defender su peón d atacado con 15. c3, puesto que 15 .... c5 16. Rbl Ad6! (y no 16 . ... Rb8? 17. Af4 Ad6 18. de Dxc5

132

19. Cxf7) 17, f4 cd 18. cd Rb8 (Boleslavski) les da a las negras una posición muy cómoda.

En nuestros días, las blancas responden casi siempre 15. Aa5. Para esto, véase el Capítulo 12. Pero hubo una época en la que la siguiente ju­gada también tenía una buena repu­tación:

' 160 N

15. Th4 (160)

15. Ad6!

A pesar de que el caballo de b6 controla la casilla c4, el plan de 15. . .. c5 es, una vez más, arriesgado. El maestro soviético Ubilava se lo ha demostrado convincentemente a sus oponentes: 16. Aa5! ( 161 ).

161 N

Y ahora:

Page 127: Defensa caro kann variante clasica

a) 16 .... Ad6 17. de! Axe5 (o bien 17 .... Axc5 1S. TxdS+ TxdS 19. Tc4! -toda la operación para refutar 15. ... c5 descansa en esta idea-) 1S. TxdS+ TxdS 19. cb Af4+ 20. Rbl ab 21. Axb6 Dxb6 22. Txf4, y las ne­gras tienen un peón menos y el rey en posición peligrosa, Ubilava-Pere­sipkin, Copa de la URSS, 1974. b) 16 .... cd 17. Tdxd4! Ac5 IS. Tc4 Td5 19. Cd3 Rd7 (19 . ... Rb8 pierde por 20. b4) 20. Tc3 (pero aquí 20. b4 es más débil, a causa de 20 . ... Ae3+ 21. fe Dxg3 ó 21. Dxe3 Cxc4 -¡se toma la dama de c7 sin jaque!-) 20 . ... TeS 21. Ce4 Cxe4 22. Dxe4 RbS (o bien 22 .... Dd6 23. Df3) 23. Cxc5+ Tdxc5 24. Txc5 Txc5 25. Ac3, y la alarmante posición del rey negro no permite dudar del resultado final, Ubilava-Fiodorov, 1977.

Regresamos a la variante princi-pal.

16. AaS

Después de 16. Cfl, las negras fueron superadas en la partida Gips­lis-Suleimanov, 1978: 16 .... RbS?! 17. Rbl Ra8?! IS. Ch2 c5 19. de Axc5 20. Chf3 De7 21. c4 Cbd7 22. Aa5 Ab6 23. Axb6 Cxb6 24. Thd4 Txd4 25. Cxd4 TdS 26. Cb5 Txdl+ 27. Dxdl Cfd7 2S. Cxd7 Dxd7 29. Dxd7 Cxd7 30. Cd6, y las negras en­tablaron el final de caballos con di­ficultades.

El traslado callado del rey a aS no está justificado; las negras que­rían evitar algún tipo de vagos peli­gros en el medio juego, pero la ale­jada posición del rey resultó perju­dicial en el final.

La reacción natural a 16. Cfl es 16 .... c5 17. de Axc5, donde 1S . Aa5 es inofensiva en vista de 18 .... Txdl + 19. Rxdl TdS+, seguida por ... Td5 ó ... Td4.

162 N

16. AxeS 17. de Txd1+ 18. Rxdl Cfd7 19. Te4 ( 162)

Las blancas pasan por alto dos oportunidades de ... perder la parti­da. Nos estamos refiriendo, en pri­mer lugar, a una línea recomendada por varios autores: 19. Tg4 TgS 20. f4. La inejora de las negras consiste en 19 .... Cxe5! 20. Txg7 DdS+ y 21. ... Df6, atrapando la torre.

La segunda posibilidad fue des­cubierta por el gran maestro Tsesh­kovski en una partida contra Bagirov (1973): 19. f4? Cxe5 (19 . . .. Dd8 tampoco es mala). Es preciso recono­cer que la posición resultó ser "unas tablas": 20. Rcl Ced7 21. Tg4 Tg8 22. c4 Dd6 23. Ac3 f5?! 24 . Tg6 Dxf4+ 25. Rbl Dxc4 26. Dxc4 Cxc4 27. Txe6 CfS?! 2S. TeS+ Rd7 29. TbS Rc7 30. Ta8 g6 31. Ab4 gh 32. Cxf5 Txg2 33. b3 Tf2 34. Txf8 Tfl+ 35. Rc2 Txf5 36. be Txf8 37. Axf8 h4 38. Axh6 c5, y como se fuerza el cambio del peón de c4, las blancas (!) no pueden ganar.

19. Dd8!

Gracias a esta ingeniosa jugada, se consideró que se había neutraliza-

133

Page 128: Defensa caro kann variante clasica

do el veneno de 15. Th4. Anterior­mente, se había jugado 19 .... Td8 20 . Re 1 Cc5, pero en una partida Haag-Flesch, 1967 , la posición se volvió difícil para las negras después de 21. Tg4! (21. Te3 Td5 llevó al equilibrio en la partida Holmov­Hort, Leningrado, 1967) 21. ... Td5? (Flesch está luchando por obtener contrajuego, pero esta jugada pierde forzadamente. Una continuación más testaruda era 21. ... Tg8 22. Ad2 Dd8, ¡y todavía no está todo perdi­do!) 22. Txg7 Cb3+ (o bien 22 ... . Txe5 23. Tg8+ Rd7 24. Dd2+ Re7 25. Dxh6) 23. ab Txa5 24. c4 (o bien 24. Tg8+ Rd7 25. Dd2+ Cd5 26. c4) 24 . .. . Txe5 25. Tg8+ Rd7 26. Dd2+ Re7 27. Dxh6, etc.

Después de 19 .... Dd8!, en una partida Privorotski-Makagonov, 1969, las blancas jugaron mecánica­mente 20. Rcl (20. Dd2!?) 20 .... Cc5 21 . Tg4, y se encontraron con un problema desagradable tras la res­puesta 21. ... Dd5! ( 163).

163 B

Privorotski no tuvo que resolver el problema, no obstante, porque después de 22. Axb6 ab el veterano maestro le ofreció tablas.

Si esto no hubiera sido así , las blancas habrían encontrado más difi­cultades para alcanzar este resultado. Por ejemplo, 23. b3 Td8 24. Txg7? Dd4 25. Rbl Ca4! (25 .... Dc3 26. Tg4 Td2 27. Tc4) 26. ba Db4+ 27 . Re! Da3+ 28. Rbl Td4.

RESUMEN

14 ... liJxeS IS de liJdS

lild7 16 f4

lt:lbS 15 c3

15l:.th4 i.d6 16 c4

16lt:lc4

lt:lb6 IS c3·

15l:.th4 eS

i.d6 16lt:lfl

16 i.aS

134

eS

l:.tg8

i.e7 17 i.e3

17lt:le4

i.xe5 17 de l:.txdl+

18 wxdl lt:lfd7

19l:.te4 I:d8

'iWdS

;!::

± ± ;!::

Yoo

;!::

±

±

Page 129: Defensa caro kann variante clasica

CAPfTULO 12

15. Aa5

l. e4 2. d4 3. Cc3 4. Cxe4 5. Cg3 6. Cf3 7. h4 8. h5 9. Ad3 10. Dxd3 11. Ad2 12. 0-0-0 13. De2 14. CeS

c6 d5 de Af5 Ag6 Cd7 h6 Ah7 Axd3 Dc7 e6 Cgf6 0-0-0 Cb6

15. Aa5 (164)

La clavada con el alfil es la principal arma con la que cuentan las blancas contra 14 .... Cb6; si re­cordamos la Variante C del Capítulo 11, estaremos de acuerdo en que es la única que vale la pena usar. En este momento las negras no están amenazadas por nada, pero pronto lo estarán -cuando las blancas conti­núen con 16. c4.

Las negras pueden elegir entre

la habitual ruptura de peón 15 .... c5 (Variante A) y 15 .... Td5, que ex­plora cuáles son las intenciones del alfil blanco (Variante B). En este úl­timo caso, 16. b4 (véase Bl) obliga a las negras a sacrificar la calidad. Pe­ro el contrajuego que las negras ob­tienen a cambio es tan peligroso que en la práctica magistral 16. b4 se ve rarísimamente (¡solamente conocemos un caso!).

Según opinión firmemente esta­blecida, se considera que el cambio 16. Axb6 ab (véase B2) garantiza a las blancas una presión duradera so­bre la posición negra. Esta es una de las equivocaciones ampliamente ex­tendidas que deseamos rectificar.

A partir de la posición del dia­grama 164, existen dos posibilidades, pues:

A

165 B

A B

15.

15. ... c5 15. ... Td5

c5 (165)

Esta línea tiene una historia complicada. Fue descartada al poco tiempo de su nacimiento, pues se pensaba que las negras no tenían buena respuesta contra ...

135

Page 130: Defensa caro kann variante clasica

16. c4

La idea de las blancas es: 16 .... cd 17. Rbl Ad6 18. eS!, y la nueva clavada que resulta después de 18 .... AxcS 19. Tc1 resulta mortal. Tampo­co varían mucho las cosas con 17. Rb8 18. Tc1, amenazando 19. cS.

16. Txd4

Estaba muy extendida desde siempre la opinión de que 16 .. .. Txd4 era mejor que 16 .... cd, sim­plemente porque ahora habrá una pieza menos afectada por la clavada en la diagonal aS-d8. Pero hasta re­cientemente las negras nunca habían descubierto una variante en lo que esto fuera significativo. Por ejemplo, en una vieja partida Haag-Golz, Zinnowitz, 1966, las negras perdie­ron de la forma habitual: 17. Txd4 cd 18. Rbl Ad6 19. eS, etc.

Sin embargo, el maestro soviéti­co Bikhovski sugirió en 1979 una idea nueva; para ello, véase la va­riante principal más abajo.

16 .... Rb8 llevó a unas tablas en la partida Marié- Vukié, Kraljevo 1967: 17. de AxcS 18. f4 Ad4 19. Cxf7 Dxf7 20. Txd4 Txd4 21. DeS+ Dc7 22. Dxd4 Dxc4+. Ahora bien, esto no causó gran impresión, puesto que estaba claro que después de 17. Rbl (en lugar de de) las negras se enfrentan a los mismos problemas que antes; si 17 . ... cd, entonces 18. Te 1, mientras que después de 1 7 .... Ad6 18. de AxcS (18. AxeS 19. cb ab 20. Axb6) 19. f4, las blancas han ganado un tiempo importante (Rb1), y ahora 19 .... Ad4 20. Cxf7 les fa­vorece.

Más tarde. en la partida Runau­Mohadam, Has tings, 1 971 -19 72, las blancas volvieron a obtener éxito con Rb1, solamente que empleada en la

136

jugada 19: 16 . .. . Rb8 17. de Axc5 18. f4 Ad4 19. Rb1 ! AxeS 20 . fe Cfd7 21. Ce4! DxeS 22. Ac3 DfS (o bien 22 .... Dc7 23 . Axg7 Th7 24. Ac3 Cxc4 2S. Cf6) 23. Thfl Dh7 24. Txf7 CeS 2S. Tel Td7 (de forma pa­recida, llegamos a un final perdido después de 2S . ... Cxe4 26. Dxe4 Td1+ 27. Rc2 Txel 28. Dxh7+, etc.) 26. Txd7 Cbxd7 27. Dc2 Tf8 28 . CxcS Dxc2+ 29. Rxc2 Tf2+ 30. Rbl Cxc5 31. Ad4 TfS 32. g4 TgS 33. TeS!, y las negras abandonaron un par de jugadas después.

Pasemos a examinar la idea de Bikhovski.

17. Txd4

En la partida A. Rodríguez-Ar­mas, 1980, las blancas eludieron la controversia de la línea principal ju­gando un gambito de su propia in­vención: 17 . Rb1!? Txdl+ (por su­puesto no 17 . ... Ad6 18. Txd4 cd -véase la partida Haag-Golz, más arriba-) 18. Txdl ( 166) .

166 N

Aunque las negras no se enfren­tan a amenazas directas, tampoco tienen jugadas adecuadas. La clave está en que tienen que defender d7

Page 131: Defensa caro kann variante clasica

(18 .... Ce8? 19. Axb6) y f7 (18 .... Ad6? 19. Cxf7 o bien 19. Txd6).

Siguió entonces: 18 .... Tg8 19. f4 Ad6! (de otra forma, no se pue­den desenredar) 20. Cxf7 Axf4 21. Dxe6+ Rb8 22. CfS! Te8 23. Dxe8+ Cxe8 24. Td8+ Dxd8 2S. Cxd8 Cxc4 26. Ac3. Con la inevitable Ce6, las blancas tienen la seguridad de recu­perar su peón, y tienen algunas posi­bilidades en el final (que probable­mente es tablas, sin embargo).

167 B

17. 18. Rb1 19. Tcl

cd Rb8 AcS! (167)

Después de 19 . ... Ad6 20. eS AxeS 21. cb Dd6 22. ba+ Rxa7 23. Ac7, las negras pierden su dama. Puede que tengan éxito, y logren ga­nar en esta posición: 23 .... Dxc7 24. Txc7 Axc7 2S. Dd3 Td8 26. Rc2 Axg3 27. Dxg3 d3+ 28. Rd1 d2 29. Dxg7? Ce4 30. Dxf7 Tc8," Bogda­Santos, 1980. Pero no vale la pena intentarlo, decididamente.

La clave de la jugada de Bi­khovski 19 ... . AcS! es que en caso de 20. b4 Ad6 21. cS Axe5 22. cb Dd6 23. ba+ Rxa7 24. Ac7?, las ne­gras tienen el jaque 24 . ... Rxb4+.

24. TeS? también es mala: 24 ... . Axg3 25. fg (25. Ac7 DxcS, o bien 2S. Dc4 Ce4!) 25 . ... CdS 26. Dc4 b6! 27. Tc6 DeS. Pero quizás después de 24. Ce4 Cxe4 2S. Dxe4, las negras no puedan ganar ...

A partir de la posición del dia­grama, las blancas también pueden intentar otras jugadas: a) La partida Korsunski-Bikhovski, 1979, primera en la que se jugó esta línea, fue así: 20. a3 Tc8 21. f4 Cfd7 22. Cd3 Dd8? 23. Ce4 Df8 24. CexcS CxcS 2S. Ab4 Cbd7 26. CxcS Cxc5 27. DeS+ Tc7 28. Dxd4 b6 29. Tdl, y las blancas obtuvieron una considerable ventaja. Si las negras hubieran jugado 22. Dc6, la valora­ción hubiese sido precisamente la contraria. b) Una partida Agapov-Shashin , 1982, se desarrolló así a favor de las negras: 10. f4 Tc8 21. Ce4 Cxe4 22. Dxe4 De7 23. Axb6 Axb6 24. Cd3 Df6, y las blancas no tienen ninguna compensación por el peón perdido. e) Toda vía otra posibilidad más es 20. Cd3 De7 21. b4 Ad6 22. eS Axg3 23 . cb Ad6 24. ba+ Rxa7 2S. Db2, momento en el que el lector advertirá la importancia del riesgo que el rey negro está corriendo. No obstante, después de 24 .... Ra8!, lo mismo se puede decir del rey blanco.

Pero si las blancas no logran conseguir ventaja en la "posición Bi­khovski" (p.e., después de 19 . ... AcS!), y si el final de la partida Ro­dríguez-Armas promete unas tablas, le recordaríamos al lector que las blancas tienen toda vía otro método: 16. Th4! (en lugar de c4 ). De esta forma, transponen a la muy favora­ble "posición Ubilava" que analiza­mos en el Capítulo 11 (Variante C).

B 15. TdS

137

Page 132: Defensa caro kann variante clasica

Las blancas pueden escoger abo-ra entre:

B1

168 N

Bl B2

16. b4 16. Axb6

16. b4 (168)

Con la inmediata c4, las blancas van a ganar la calidad. ¿Pero a qué precio? Las negras obtienen a cam­bio un peón y buenas perspectivas para la caza del rey blanco.

16. Txa5

16 .... Ad6!? también tiene su interés; por ejemplo, 17. c4 Axe5 18. cd Axg3.

17. ba Aa3+

Las alternativas que existen son: a) En la partida Hermlin-Korchmar, 1969, en la que se ensayó por prime­ra vez 16. b4, las negras jugaron aquí 17 .... Cbd5, continuándose con 18. Dc4 Dxa5 19. Td3 Aa3+ 20. Rbl Tf8 21. Db3 (169 ).

Pero tras 21. ... Ae7?! 22. Ra1 Dc7?! 23. Da4 Rb8 24. Tbl, los pa­peles se trocaron y fue el rey negro el que se encontró a los pies de los caballos.

Creemos que 1 7. . .. Cbd5 no es

138

tan mala, si bien es evidente que ha­ce falta continuar con más astucia de la que empleó Korchmar. En la posi­ción del diagrama, sugerimos 21. ... Ab4! 22. a3 Ae7, y la situación no está enteramente clara -en algunas líneas el peón de a3 puede quedarse colgando, y hay posibilidades de ... c5 y ... Cf4, que deben preocupar a las blancas.

169 N

b) 17 .... Ca4, momento en el que las blancas pueden escoger entre:

bl) 18. Dd3 Cd5 19. Ce2 Dxa5 20. Th3 (20. Cxf7 Cac3 21. Cxc3 Cxc3 22. Cxh8 es peligrosa a causa de 22 .... Ab4!, cortando la ruta de escape del rey -23. Rd2 Cd5+ 24. Re2 Cf4+. Des­pués de 23. Dc4 no parece que haya mate, pero las negras tie­nen tablas garantizadas con 23 . ... Cxa2+) 20 .... Ab4 21. Cc4 Da6 22. Cb2 Cac3 23. Cxc3 Cxc3 24. Dxa6 ba 25. Tfl (25. Tdd3? Ce2+ y 26 .... Cf4) 25 .... Cxa2+ 26. Rbl Cc3+ 27. Ra1 Td8 28. Td3 Td5 29. Cdl Cxd1 30. Tfxd1 Txh5, y las negras van a jugar este final para ga­narlo, E. Zakharov- Vdovin, 1979. b2) 18. Td3 Cd5, y ahora: b2l) 19. Df3 Ae7! 20. Ce2 (si 20. Dxf7?, entonces 20 .... Cf4!

Page 133: Defensa caro kann variante clasica

170 B

21. Tb3 TfS y ganan) 20 ... . Ag5+ 21. Rbl Dxa5 22. Cxf7 TfS! ( 170).

23. c4! (evitando una celada in­geniosa; después de 23. Cd6+? Rd7 24. DxfS Cdc3+! 25. Txc3 -no 25. Cxc3? Db4+, dando mate- 25 .... Cxc3+ 26. Cxc3 Db4+, las negras no se contenta­rían con el jaque perpetuo; pue­den ganar con la continuación forzada 27. Ral Dxc3+ 2S. Rbl Db4+ 29. Ral Dxd4+ 30. c3 Dxc3+ 31. Rbl Dd3+ 32. Rb2 Af6+, etc.) 23 .... Cdc3+ 24. Txc3 Cxc3+ 25. Cxc3 Db4+ 26. Rc2 Af6 27. Tbl De7 2S. Ce4 Txf7 29. c5 Ae5 30. Dg4, y se acordaron tablas, Sorokin-Si­chev, partida por corresponden­cia, 1972. b22) La poco conocida partida Pegararo-Elstrand, 1969, nos da un ejemplo de castigo expediti­vo al rey negro: 19. Tb3! ( 171 ).

19 .... Dxa5? 20. Cxf7 Cac3? (¡con una despreocupación asombrosa!) 21. Dxe6+ Rc7 22. De5+ ReS 23. DeS+ Rc7 24. DdS mate! En lugar de 19 .... Dxa5?, las

negras pueden intentar 19 .... Cac3 ó

19 .... Ae7, pero francamente no nos gusta ninguna de las dos: 19 .... Cac3 20. Df3 Dxa5 21. Cc4, o bien 19. Ae7 20. c4

171 N

¿Ha alterado tanto la situación el traslado de la torre a b3?

Regresamos a la variante princi-pal.

18. Rb1 Ca4 19. Td3

19. Df3 Ab4 20. Tb3 es mera­mente una transposición, pero 19. De 1 fracasa a causa de 19. . .. Cd5.

19. Ab4 20. Df3 Dxa5 21. Ce2 Cd5!

Después de 21. ... TfS 22. Tb3 Cd5 23. Cc4 Da6 24. Dd3, las blan­cas logran consolidar su posición, Byrne-Saidy, 1969.

22. Dxf7! ( 17 3)

Si continúan luchando por el punto c3 con 22. Th3?! ( 17 2), Las blancas arriesgan lo peor.

Entonces se puede continuar: a) 22 .... f6 23. Cg6 TdS, y ahora:

al) En la partida por correspon­dencia Schapers-Tarnay, 1972,

139

Page 134: Defensa caro kann variante clasica

172 N

140

se vió la continuación 24. Cgf4, que las negras castigaron con una sorprendente combinación: 24 .... Cdc3+ 25. Cxc3 Axc3 26. Txc3 Db4+! 27. Rcl Txd4 28. Td3 Txf4. Pero no había necesi­dad de ello. La sencilla 24 .... Db5! hubiera dejado a las blan­cas en serias dificultades (25. Tb3 Cxf4).

a2) Parece más fuerte 24. Tb3, protegiendo su rey. Las blancas se disponen a expulsar las piezas menores negras. Así se jugó en la partida por correspondencia Reid-Shakarov, 1977, y las ne­gras tuvieron que recurrir a me­didas drásticas: 24 .... c5! 25. c3 (o bien 25. c4 Cdb6 26. a3, y las negras pueden elegir entre 26 .... Ael 27. Cgf4 e5 y 26 .... Axa3!? 27. Txa3 Cxc4; en cualquiera de los dos casos, su ataque parece irresistible) 25 .... c4 26. cb Db5 27. Tb2 (después de 27. Ta3 Dxb4+ 28. Rc2 Db2+ 29. Rdl c3 30. Cxc3! Dxa3 31. Cxd5 Dxf3+? 32. Txf3 ed, la posición de las negras es sospechosa -33. Ce7+. Pero 31. ... Dxa2! les da un juego muy prometedor por la pieza. Otra posibilidad para las blancas es 27. Te3, que después de 27 . ... Dxb4+ 28. Rc2 Db2+

29. Rdl Dal+ 30. Rd2 Dxa2+ 31. Rel 'podría llevar a unas ta­blas -¡resultado antinatural en semejante posición! Realmente, las negras deberían idear algo -por ejemplo, 29 .... Rb8!? amenazando ... c3, y si 30. De4, entonces 30 . .. . Dal+ 31. Rd2 e5!, etc.) 27 .... Cxb2 28. Rxb2 Dxb4+ 29. Rc2 Da4+, y la resis­tencia blanca se ha acabado.

b) Un método de juego que fue puesto en práctica en otra partida por correspondencia, Lisan-Margoli­te, 1975, parece aún más convincen­te: 22 .... Ae7 23. Dxf7 Del+ 24. Ccl Ag5 25. Dxe6+ Re? 26. Dd7 Rb8 27. Dd6+ Ra8 28. Da3 Axcl 29. Dxcl Cdc3+ 30. Txc3 Cxc3+ 31. Rb2 Ca4+ 32. Rbl Db4+ 33. Tb3 Dxd4 (restableciendo a la fuerza el equili­brio material, las negras han conser­vado una iniciativa poderosa) 34. Cd3 Cc3+ 35. Ral Te8 36. Tb4 (si 36. Db2, entonces 36 .... Tel+!) 36. ... Dd5 37. Da3 c5 38. Tg4 Ce4 39. f3 Cf2! 40. Ta4 Rb8 41. Ccl a6 42. Rbl Tel 43. Ta5 Dd2 44. Txc5 Txcl+ 0-1.

De forma que son evidentes los peligros que aguardan a las blancas tras 22. Th3.

Es cierto que la primera edición de la EdA contiene análisis que con­denan también a la jugada 22. Dxf7:

173 N

Page 135: Defensa caro kann variante clasica

"22 .... Cac3+ 23. Cxc3 Axc3 24. Dxe6+ Rb8 25. Txc3 Cxc3+ 26. Rb2 Cd5 27. Dd6+ Ra8 28. Dc5 Dd2 29. Cd3 Te8 ±."

· No obstante, prácticamente to­das las jugadas de esta línea son errores. Sobre todo, el veredicto so­bre la posición final está equivocado: las blancas tienen un peón de más, y después de 30. Tel van a pasar a la ofensiva. Pero una jugada antes po­drían haber ganado mediante 29. Cxc6! Cb6 30. Db4! Dxf2 31. Cxa7, etc.

Claramente, en lugar de 26 ... . Cd5? las negras deberían jugar 26 ... . Ca4+ (26 .... Cb5!? es poco claro, por ejemplo 27. Dc4 Da3+ 28. Rbl Td8 29. Th3 Dd6), y contra 27. Rcl, bien 27 .... Cc3 o bien 27 .... Dc3 28. Db3 Dal+ 29. Dbl Dc3.

Pero antes de eso las blancas podían mejorar con 26. Ral! (en vez de Rb2), con la intención de utilizar la columna b para el ataque. Después de esta jugada, la línea que logra en­tablar es verdaderamente retorcida: 26 .... Td8 27. Db3 Cb5 28 . Tbl Txd4! 29. c4 Td2 30. cb Txa2+ 31. Dxa2 Dc3+, con jaque continuo.

Finalmente (viendo que después de 26. Ral! las negras tienen que ex­hibir tantísimo ingenio), una línea más sencilla es 23 . ... Cxc3+ (en lu-gar de ... Axc3) 24. Txc3 (24. Re 1? Dxa2) 24 . ... Axc3 25. Dxe6+ Re? (y no 25 . ... Rb8? 26. Db3!) 26. Df7+ Rc8, y las blancas deben jugar 27. De6+, repitiendo jugadas.

16. Axb6 ab ( 174) Habíamos prometido refutar la

noción de que ésta es una variante de la Caro-Kann en la cual las blan­cas tienen una ventaja duradera (aunque sea ligera). Tal valoración ha sido cuestionada por algunas par­tidas y análisis poco conocidos de los

últimos años. Una vez demostrada en algunas líneas la solidez de esta po­sición, las negras buscaron y encon­traron buen contrajuego en otras.

17. c4

Habiendo evidentemente con­cluido que esta jugada facilita los problemas de las negras (el peón d, después de todo, se ve privado de un defensor y , por consiguiente, la po­sición del caballo en e5 se vuelve menos segura), el gran maestro Ro­manishin continuó con 17. f4 en una partida contra Bagirov (1978). Siguió entonces: 17 .... Ad6 (la precaución recomienda retirar primero la torre -17 . ... Td8-) 18. Rbl Td8 (en la partida Shamkovich-Grünfeld, 1980, las negras no tuvieron éxito con 18. ... b5 19. Cfl b4 20. Ce3 Tb5 21. C3c4 Td8 22. Thfl Af8 23. g4, etc.) 19. c3 ( 175) .

Observe el lector que 19. c4 Ta5 lleva a una variante que examinare­mos más tarde -puesto que 19 .... Axe5, que parece atractiva si fuera contestada por 20. cd Axf4 ó 20. fe? Txd4, favorece inequívocamente a las blancas después de 20. de! Txd 1 + Txdl. La partida continuó 19 ... . Rb8?! 20. Cf1 Axe5 21. fe Ch7 22. Ce3 T5d7 23. Cc4 Cg5 24. Thfl. Las blancas tienen mayor actividad, y

141

Page 136: Defensa caro kann variante clasica

aunque Bagirov creó contrajuego in- 176 teligentemente, entablando después B de 24 .... c5 25. Cd6 Dc6 26. Tf4 f6 27. Tdfl cd 28. cd Dd5 29. CbS fS 30. Cd6 Tc7 31. g4 Ch3 32. T4f3 CgS, Romanishin sostiene que podría haber jugado con mayor precisión; com·j ej emplo, sugiere 31. Tdl, si­guiendo con g4.

175 N

Creemos que en la posición del diagrama las negras pasaron por alto una buena oportunidad: 19 .... eS! La intención de esta jugada está clara -minar la posición del caballo en eS, o bien, después de ... cd, dejar a las blancas con un peón aislado, y consolidar la casilla dS (por ejemplo, 20. Tc1 Rb8 21. Thdl cd 22. cd De7 23. Cfl AxeS 24. fe Ce8). Una res­puesta excelente contra 20. Cf1 es 20 .... cd 21. cd AcS! 22. Cf3 Dxf4 23. Tc1 Txd4 24. Cxd4 Txd4, bien 23. Th4! DfS+ 24. Ral Cg4! 2S. Te! Txd4 26. Cxd4 DgS! 27. Del Txd4 28. Ce3 Rb8, con posibilidades para ambos bandos.

17. Ta5

O bien 17 . .. . Td8 {176), posi­ción en la que la práctica de torneos ha demostrado que las fortificaciones negras son seguras.

142

Por ejemplo: 18. Ce4 (no son só­lo las negras quienes deberían estar preocupadas por su seguridad -18 . f4 Ad6 19. Dc2! eS 20 . Thel cd 21. Txd4 AxeS! 22. Txd8+ Txd8 23. fe Cd7 24. Da4 Rb8 2S. DbS f6, y las blancas perdieron, Litvinov-Begun, 1978) 18 .... Cxe4 (la descuidada 18 . ... eS le costó caro a las negras en la partida Tatai-Pomar , 1968: 19. Cc3! Ad6 20. CbS De7 21. de AxcS 22 . Ca7+! Rc7 23 . Cxf7! fue aplastante) 19. Dxe4 Ad6, y ahora: a) 20. Cf3 ( 177)

177 N

20 . ... Ae7! (el juego de las ne­gras fue poco convincente en la par­tida Spasski-Pomar, 1968: 20 .... The8 21. Rbl De7 22. Thel Df6 23. g3 Ac7 24. a3 DfS 2S. Dxf5 ef, con una aburrida lucha por las tablas) 21. Td3 Af6 22. Rb1 (22. Thdl TdS!?)

Page 137: Defensa caro kann variante clasica

22 .... Td7 23. Thdl Thd8. La posi­ción de las blancas es poco promete­dora, y podríamos aconsejar a las negras que experimentaran el plan de ... Rb8 y ... bS!?.

Incluso pensamos que después de 20 .... Ae7! lo mejor que pueden hacer las blancas es regresar con su caballo a eS (21. CeS Af6?! 22. f4) , de forma que tras 21. ... Ad6 pueden elegir entre acordar unas tablas in­mediatamente o bien ... hacerlo más tarde. b) Durante algún tiempo, existió una cierta controversia acerca del final que se alcanza después de 20. f4 fS! 21. De2 AxeS 22. DxeS DxeS 23. de ( 178).

178 N

b 1) El final de peones resultó ser desesperado para las negras: 23 ..•. Thg8? 24. Txd8+ Txd8 25. Tdl Txdl+ 26. Rxdl Rd7 2 7. Rc2 -las blancas llevan su rey a b4 y realizan la ruptura a4 y cS. Las siguientes variantes mues­tran los peligros de ciertos tipos de finales de torres: 2S .... Te8 26. Td6 Rc7 27. Rc2 Rc8 28. Rc3 Rc7 29. Rb4 Rc8 30. a4 (las blancas juegan este final de torres como el final de peones del que hemos hablado) 30 .... Rc7 31. b3 Te7 32. eS be+ 33.

Rxc5 b6+ 34. Rc4 Te8 35 . b4 Te7 36. b5 c5 37. aS, etc.; o bien 24 .... Rxd8 25. Tdl+ Rc7 (si 2S .... Re7, entonces 26. Td3, amenazando Tb3) 26. Td6 g5 27. g3! gf 28. Te8 (la posición des- . pués de 28 . .. . Tg4 29. Txe6 Txf4 30. Txh6 Txc4+ 31. Rd2 también está perdida) 29. Rc2 Te7 30. Rb3, y el juego sigue por los mismos caminos que an­tes hemos visto, Martin-Pomar, 1977. b2) La discusión quedó cerrada una vez que fue descubierta la solución correcta: 23 .... g5! 24, hg (24. g3 Thg8 2S. Thg1 Td7!) 24 .... Tdg8 25. Td3 Txg6 26. g3 Thg8 27. Th3 hS 28. Rc2 h4 29. gh Th6, con unas tablas eviden­tes.

Bien, si 17 .... Td8 resuelve to­das las cuestiones tan sencillamente, ¿por qué jugar 17 .... Ta5 ... ? Des­pués de todo, la torre podría acabar fuera de juego ... No obstante, sola­mente se podría denunciar la "crude­za" de 17 .... Ta5 si las negras tuvie­ran alguna respuesta contra 17. f 4 que no fuera 17 .... Ad6 18. Rbl Td8 . Recordemos que en este mo­mento 19. c4 fuerza la contestación 19 .... Ta5.

Volvemos así a la variante prin­cipal.

18. Rb1 Ad6 19. f4 Td8 ( 179)

Nos cuesta creer que 19 .... De7, seguida por ... Rc7 y ... Tha8, sea una idea sólida.

20. Td2

143

Page 138: Defensa caro kann variante clasica

179 B

Recomendada por Boleslavski. Las alternativas son: a) 20. Ce4 Cxe4 21. Dxe4 (180).

180 N

Boleslavski consideraba que el cambio de caballos facilita la labor de las negras. Puede seguirse:

144

al) 21. ..• Rb8 22. g3 b5 23. c5 Axe5 24. de? (24. fe) 24 .... Ta4! 25. De3 Td5 26. b3? (26. Txd5) 26 .... Dd7! 27. Txd5 Dxd5 28. Tcl Td4, con una posición ga­nada por las negras, Maeder­Podgaiets, 1969. (En un comen­tario a esta partida, Boleslavski escribió que si las blancas hu­bieran conservado los caballos, después de 20. Td2 b5 2 l. c5 Axe5 22. fe Cd5 23. Ce4 el ca­ballo ocuparía el punto fuerte d6, asegurándoles a las blancas ventaja. Más tarde veremos que

el asunto no es así de sencillo.) a2) La partida Malchikov-Mor­guliov, 1978, continuó así: 21. ... f5!? (después de 21. ... f6 22. Cd3 Dd7 23. g3 las blancas mantuvieron la presión durante largo tiempo en la partida Bed­narski-Smislov, 1967. Una alter­nativa dudosa es 21 .... b5 22. c5 Axe5 23. fe -23. de? Ta4- 23 . ... Ta4 24. b3 Ta3 25. Th4, y los peones negros del ala de rey se encuentran amenazados. Si las negras tuvieran en esta variante la jugada extra ... f5, el veredic­to se vería alterado. Esto explica la vigesimoprimera jugada de Morguliov) 22. De2 b5 23. c5 Axe5 24. de Ta4 25. Td6 (una decisión completamente correcta. Las negras amenazaban no sola­mente 25 .... Txf4, sino también 25 .... Tad4!) 25 .... Txf4 26. Thdl Txd6 27. ed Dd7 28. Td3 Te4 29. Ta3? (las blancas tienen compensación por el peón entre­gado, pero aquí sobreestiman su posición y, lo que es más, per­miten un contragolpe poderoso. En la partida por corresponden­cia Mokatsian-Vdovin, 1979, se acordaron tablas después de 29. Te3 b6 30. Txe4 fe 31. b4 be 32. be Da7 33. Df2 Da3) 29 .... b6? (29 .... Dxd6 no sería aquí de ningún modo mala ... ) 30. Dd2 b4 3 l. Ta8+ (supone una celada, pero las negras la descu­bren. 31. Dd3! ba 32.Da6+ Rd8 33. Da8+ Dc8 34. Da7 habrían forzado las tablas por repetición de jugadas) 31. ... Rb7 32. Tf8 be 33. Tf7 Dxf7 34. d7 Te2! (las blancas habían estado esperando ansiosamente 34 .... Td4 35 . Dxd4 cd 36. d8=C+!) 35. Dd3 Df6! 36. Dxe2 Dd4, y las negras vencieron.

Page 139: Defensa caro kann variante clasica

b) 20. Td3 b5 (si 20 .... c5, 21. Thdl es una fuerte respuesta, presionando en la columna d, de inmediata aper­tura. En la partida Vogt-Bonsch, 1979, las negras reagruparon sus fuerzas primero mediante 20 .... De? 21. Thdl Ac7, y sólo después de 22. Ce4 Cxe4 23. Dxe4 jugaron 23 .... b5. La demora benefició a las blan­cas, que rompieron el frente de in­mediato con 24. d5! f5 25. Del be 26 . d6 Axd6 27. Cg6, etc.) 21. c5 Axe5 22. fe Cd5 ( 181).

181 B

En opm10n de Boleslavski, el defecto de 20. Td3 en comparación con 20. Td2 es que en esta posición las blancas deben perder tiempo de­bido a las amenazas de ... Cf4 y ... Cb4. Una partida Malchikov-Shaka­rov, 1976, continuó así: 23. Dd2 Ta4 24. b3 Ta3 25. Ce4 b4 26. Tfl (con­tra 26. Tg3, la continuación simplifi­cadora 26 .... Da5? 27. Cd6+ Txd6 28.ed Cc3+ 29. Txc3 be 30. Dc2 fa­vorece claramente a las blancas. Pero se desarrollaría una fascinante batalla después de 26 .... f5! 27. ef Cxf6 28. Cd6+ Txd6 29. cd Dxd6. Las blancas encuentran la salvación en la crea­ción de nuevas amenazas: 30. Txg7! Ce4 31. Dxh6 Cc3+ 32. Rc2 Rb8! 33.

Tg8+ Ra7 34. Df8! El cambio de da­mas con que se amenaza a las negras -34 .... Dxd4? 35. Da8+ Rb6 36. Dd8+- las obliga a buscar el jaque continuo: 34 .... Txa2+ 35. Rd3 Td2+! 36. Rxd2 Dxd4+ 37. Rel De3+ 38. Rfl Re2+ 39. Rgl Rel+ 40. Rh2 -no 40. Dfl? Ce2+ con mate- 40. ... Dh4+, etc.) 26 .... Rb8 27. Tdf3 Td7 28. Tlf2 Ra7 29. g4 Dd8! 30. Del (el peón podría haber sido to­mado -30. Txf7 Txf7 31. Txf7 Dh4 32. De2 Dhl+ 33. Rb2 -no 33. Tfl? Dxe4+ - 33 .... Dgl 34. Tf2 Ta6, y ni el atacante ni el defensor pueden progresar. Incidentalmente, si en lu­gar de 34. Tf2 las blancas escogieran la "enérgica" 34. Df2 Dxg4 35. Cd6?, perderían a causa de 35 .... Txa2+) 30 .... Dh4 31 . Dgl Cc3+ (no había necesidad alguna de forzar los acon­tecimientos. 31. ... Ra8 32. Txf7 Txf7 33. Txf7 Dh3 también era aceptable) 32. Cxc3 be 33. Tc2 Txd4 34. Dxd4 Dhl+ 35. Te! Dxf3 36 . Txc3 De2 37. Tc2 Del+ 38. Tcl De2 39. Tc2 Del+ 40. Rb2 Da5 41. Rbl 1/ 2-1/2.

Continuamos con la variante principal.

20. b5 21. eS Axe5

Contra 21. .. . Af8, Boleslavski considera que es una buena respuesta 22. Ce4 Ta4 23. Thdl Cxe4 24. Dxe4, donde 24 . ... Axc5 fracasa a causa de 25. b3 Tb4 26. De3, ame­nazando 27. de o bien 27. a3.

22. fe

Como ya ha mostrado la partida Malchikov-Shakarov, la posibilidad de Ce4-d6 no es por sí misma deter­minante en nuestra valoración de la posición. Las negras tienen contra-

145

Page 140: Defensa caro kann variante clasica

e han ces: con ... Ta4 y ... Da5 pueden inducir b3 (a3 se encuentra con la respuesta ... b4), después de lo cual las blancas tienen que tomar en cuenta la amenaza de ... Cc3.

Por consiguiente, el veredicto depende de quién tenga las amenazas más peligrosas. Su disposición en el tiempo es un elemento importante, ¿no es cierto? Si las blancas hubieran jugado 20. Td3, no podrían conti­nuar con 23. Ce4, a causa de 23 . .. . Cf4. Por otra parte, la torre en d2 también tiene un defecto, puesto que resulta que las negras pueden explo­tar la indefensa posición del caballo en g3.

182 B

22. Ta4! (182)

La jugada temática, atacando convenientemente el peón de d4. Por supuesto, tanto 23. ef? Dxg3 como 23. Th4 Cd5 24. Ce4 Da5 25. b3 Ta3 26. Tg4? f5 27. ef gf no valen la pe­na para las blancas. En vez de ello, hay otras posibilidades: a) En la partida por correspondencia Koroliov-Vdovin, 1979, las blancas jugaron sólidamente: 23. Thdl Cd5 24. Ce4 Da5 25. b3 Ta3 26. Df3 f5 27. ef gf 28. g4. Es notorio que las blancas tienen que preocuparse más por su seguridad que por adquirir ventaja: 28 .... b4 29. Dg3 f5 30. gf

146

ef 31. Dh3 Rb8 32. Dxf5 Te8 33. Te! Ra7 34. Dg6 Te7 35. Tf2 Da6 36. Td2 Da5 1/ 2-1/2. b) En la partida por correspondencia E. Zhajarov-Shakarov, 1978, las blancas entregaron la calidad con 23. Th3 Cd5 24. Ce4. La posibilidad de un sacrificio de este tipo ha estado en el aire -¿no es el caballo de d6 más fuerte que una torre? Pero aún así es preciso pensar, buscando las mejores condiciones posibles para el sacrificio, que aquí no resulta con­vincente: 24 .... Cf4 25. Df2 Cxh3 26. gh Rb8 27. Cd6 Tf8 28. b3 Ta6? (subestimando las posibilidades blan­cas en el ala de rey; las negras debe­rían haber puesto la torre en juego vía a8) 29. Dg2! (las negras habían contemplado 29. Dg3? f6 30. Tg2 fe 31. Dxe5 Tfl+ 32. Rb2 Txa+!) 29 .... f6 30. ef gf 31. Dg6 e5 32. Tg2! (y no 32. Dxh6? Tg8), y las negras tu­vieron que luchar por las tablas. e) 23. Df2, que defiende el peón de d4 y el caballo de g3, y apunta al peón de f7 por anticipado, parece la más lógica. Lo que sucedería después de 23 .... Cd5 24. Ce4 tiene todavía que aclararse, puesto que en la parti­da por correspondencia Marzell-Sha­karov, 1977, las negras cedieron a la tentación de 23 ... . Cg4 24. Df4 ( 183).

Page 141: Defensa caro kann variante clasica

24 .... CxeS 25. b3 Da5!? (25 .... Tb4 26. Thdl no es menos arriesga­da) 26. ba Db4+ 27. Rcl (27. Tb2? Dxb2+) 27 .... Dc3+?! 28. Rdl Cc4. Después de 29. Tfl! e5 (29 .... Cxd2? 30. Ce2!) 30. Df5+ Rb8 31. Ce4 Db4, la posición es bastante compleja, aunque probablemente favorece a las blancas. (Sin embargo, las blancas no lograron estabilizar la situación -¡el problema es su rey!- y después de una aguda lucha la partida acabó en tablas: 32 . Re2?! Cxd2 33. Dxe5+ Ra7 34. Cxd2 Txd4 35. De3 ba 36. Rel f5! 37. a3 Db2, etc.)

En lugar de 27 .... Dc3+?!, hay más motivos para preocupar a las blancas en la continuación 27 .... Dc4+! 28. Rd 1 Cd3 29. De3 (29 . Dxf7 Dxd4 es peor) 29 . ... Txd4 30. ab f5! 31. be f4, con ventaja negra; o bien 30. Ce2 Dxa4+ 31. Tc2 Td7, con el mismo veredicto; o bien 30. Re2 Ce5+ 31. Rel Del+ 32. Re2 Dc4+, entablando.

Debemos añadir que las blancas no estaban obligadas a tomar la torre de inmediato; podrían haber jugado 26. Thdl ó 26. Ce4. El análisis de estas posibilidades ha arrojado los si­guientes resultados: 26. Thdl Cc4! 27. be (27. ba Dc3) 27 . .. . Dc3 28. Tb2 Tb4, con unas tablas; o bien 26. Ce4 Cd3! (¡el tema principal de esta variante consiste en dejar piezas en prise!) 27. De3!? (27. Txd3 Txa2) 27 . ... Taxd4 28. Cd6+ T4xd6 29. cd Cb4 30. Dc3! Da3 31. Dxg7 Cd5, y el resultado final está oscuro.

Aún existe otro derrotero inte­resante para las negras. A partir de la posición del diagrama 183, pueden jugar 24 .... DeS!? 25. Dxg4 Taxd4 26. Txd4 Txd4 27. Df3 Td2 ( 184), con buenas posibilidades.

Por ejemplo: 28. Da3 (si 28.

Dc3, entonces 28 . ... Dd5! es fuerte) 28 .... b4!? (o bien 28 .... f5!?, des­pués de lo cual las blancas perderían con 29. Da8+? Rd7 30. Dxb7+ Rd8 31. Da8+ Re7 32. Da3 Txg2, y por lo tanto deben jugar 29. Tcl) 29. Da8+ (29. Dxb4? es mala a causa de 29 .... Txg2 30. Ce4 Txb2+!) 29 .... Rc7 30. Da5+ Rc8 (30 .... Rb8 31. Dxb4 Txg2 32. Tdl) 31. Da8+ y tablas.

Hemos recorrido un largo e ami­no con nuestros análisis, pero como conclusión podemos afirmar con se­guridad que en la compleja y en ocasiones aguda lucha que resulta de 17 . ... Ta5, las negras tienen contra­chances sustanciales.

Como conclusión de nuestra in­vestigación de la Variante Clásica de la Defensa Caro-Kann, podemos de­cir que el método moderno de juego (13. c4 b5; 13. Rbl c5; 13. Ce4 Ae7; 13. De2 c5; 1 O .... e6) está caracteri­zado por el esfuerzo que realizan las negras para crear posiciones donde los jugadores han elegido enroques opuestos, y donde el juego se desa­rrolla en ambos flancos. Al mismo tiempo, el método tradicional (1 3 .... 0-0-0) ha mantenido su sólida repu­tación.

147

Page 142: Defensa caro kann variante clasica

RESUMEN

15 ... c5 16 c4 cd

148

'i!>b8

lhd4 17 'i!>b1

17lhd4

(16 llh4! - cf. 15 llh4)

lld5 16 b4 llxa5 17 ba ~bd5

~a4

~a3+ 18 'i!>bl

Y ahora:

20Wf3 Wxa5 21 ~e2

16~xb6ab 17f4 ~d6 18c;!;>b1

/

17 c4 lld8

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;¡¡rs ~d5

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± ± ;!;

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19 lld3 ~b4

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22 llh3 :::¡:::

22\!fxr?

19 c3 'i!>b8 ± c5 00

(19 c4-

cr. 17 c4)

ool=

Page 143: Defensa caro kann variante clasica

íNDICE DE VARIANTES

1. e4 c6 2. d4 d5 3. Cc3 de 4. Cxe4 Af5

Capítulo 1: A 5. Ad3 7 B 5. Df3 12 e 5. ee5 13

el 5 .... e5 14 e2 5 .... b6 15 C3 5 . ... De? 16 C4 5 .... Db6 16

Capítulo 2: 5. Cg3 Ag6 6. Cle2 (6 . h4 h6 7. eh3 19; 6 Ch3 20) A 6 .... e6 21 B 6 .... ect7 23 e 6 .... ef6 25

el 7. h4 26 C2 7. ef4 27

e21 7 . ... e5 27 e22 7 . ... Cbd7 29

Capítulo 3: 5. Cg3 Ag6 6. Ac4 e6 7. Cle2 Cf6 (7 . ... Ad6 33) A 8. h4 34 B 8. ef4 39 e 8. o-o Act6 9. f4 42

Cl 9 .... De? 42 C2 9 .... Af5 43 e3 9 . ... Dd7 44

Capítulo 4: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 (6. f4 47; 6. h4 h6 7 f4 47) A 6 .... ef6 48 B 6 .... ect7 50

Bl 7. Ae4 50 B2 7. Ad3 53

149

Page 144: Defensa caro kann variante clasica

Capítulo 5: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 A 7 .... h5 59 B 7 .... h6 8. Ad3 Axd3 9. Dxd3 Dc7 10. Ad2 e6 11. 0-0-0 Cgf6 61

Bl 12. c4 63 B2 12. Rbl 65

Capítulo 6: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9 Ad3 Axd3 10. Dxd3 e6 A B

11. Ad2 69 11. Af4 72 Bl ll. .. . Cgf672 B2 11. ... Da5+ 75

Capítulo 7: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 A 11. Th4 79 B 11. 0-0 82 e 11. Ad2 e6 84

Cl 12. Del 84 C2 12. c4 86

Capítulo 8: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 A 13. c4 93 B 13. Rb1 97

B1 13. ... 0-0-0 97 B2 13 .... c5 99

Capítulo 9: 5. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. h5 Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 13. Ce4 A 13 .... 0-0-0 14. g3 103

Al 14 .... Cc5 104 A2 14 . ... Cxe4 15. Dxe4 105

A21 15 .... Ae7 107 A22 15 . ... Cf6 110

B 13 .... Td8 112 e 13 .... Ae7 114

150

Page 145: Defensa caro kann variante clasica

Capítulo 10: S. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 (12 .... 0-0-0 13. De2 Ad6 117; 12 . ... Ad6 118) 13. De2 A 13 .... Ad6 119 B 13 . .. . c5 121

B1 14. Cf5 122 B2 14. Th4 123

Capítulo 11: S. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 13 De2 0-0-0 14. CeS A 14 .... Cxe5 127 B 14 .... Cb8 130 e 14 .... Cb6 132

Capítulo 12: S. Cg3 Ag6 6. Cf3 Cd7 7. h4 h6 8. hS Ah7 9. Ad3 Axd3 10. Dxd3 Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6 13 De2 0-0-0 14. CeS Cb6 1S. Aa5 A 15 .... c5 135 B 15 .... Td5 137

B1 16. b4 138 B2 16. Axb6 141

151

Page 146: Defensa caro kann variante clasica

íNDICE

INTRODUCCIÓN ..... .................. ... .................. ........... .. ....... ........... ...... .... .... .... 7

SÍMBOLOS EMPLEADOS EN ESTA EDICIÓN ............. ... .. ... ........... ........ .... 8

CAPÍTULO 1 ...... ........ ...... .... ........... ... ....... ... ..... .. ........... ... .... .... ........... ....... ... .. 9 5. Ad3 , 5. Df3 y 5. Cc5

CAPÍTULO 2 . ...... ... .. ... .... .. .. . .. ... ... ...... .. .. .. ... . . ..... ......... ......... .. ... . .. . . .. ... .. ... ..... . 19 5. Cg3 Ag6 6. C1e2

CAPÍTULO 3 ..................... .. ....... ...... .... .. ... ..................................................... 33 6. Ac4

CAPÍTULO 4 .. .. .. .. .. .. .. .. . .. . . .. .. . .. . .. .. .... .. .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. .. . .. .. . . 4 7 6. Cf3

CAPÍTULO 5 ......... .......... .... .. .. ...................................................................... . 59 6. Cf3 Cd7 7. h4

CAPÍTULO 6 .. .. .. .. .... . . .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. . .. . .. .. . .. . .. .. .. . .. .. .. .. . 69 8. h5 con 10 .... e6

CAPÍTULO 7 . .. .. .. . .. . . .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. .. .. .. .... .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 79 10. Dc7

CAPÍTULO 8 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 93 10 .... Dc7 11. Ad2 e6 12. 0-0-0 Cgf6

CAPÍTULO 9 ....... ..... .......................... ................... .. ................... .. ................ 103 13. Ce4

CAPÍTULO 10 .............................................................................................. 117 13. De2

CAPÍTULO 11 .............................................................................................. 127 13. De2 0-0-0 14. Ce5

CAPÍTULO 12 ........ .... ..................................... ...... ........ .... ..... .. .. .... ........... ... 135 15. Aa5

ÍNDICE DE VARJANTES ....................................... .......................................................... ............ 149

Page 147: Defensa caro kann variante clasica

colección RICARDO AGUILERA

En el año 1947, Ricardo Aguilera, entonces director en Madrid de la revista «Ajedrez Español», publicó un breve tratado de iniciación al ajedrez. Fue el primer paso del largo camino que la editorial de su nom­bre, así fundada, recorrió durante casi cuarenta años.

Tras los primeros textos sencillos, siguieron las obras clásicas de Capablanca, de Nimzowitch, de Reti, y, después, los más actuales es­tudios de Kotov o Suetin, entre muchos otros autores.

También vieron luz algunos libros debidos a la propia pluma del editor; textos apreciados por su valor didáctico y ameno estilo. Fue­ron, en fin, muchos, los títulos que Ricardo Aguilera, el apasionado aje­drecista, puso en manos de los aficionados hispanos para, según sus propias palabras, «dotar al jugador de la necesaria formación técnica».

Esta nueva colección que se ofrece a los lectores, pretende conti­nuar ese fructífero trabajo de divulgación del ajedrez, recuperando obras ya consagradas a la par que publicando las más interesantes producciones de los autores del momento.

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1. EL ESPIRITU DE LA APERTURA

Ricardo Aguilera

Las aperturas de ajedrez al alcance de todos. Un sistema didáctico directo, senci­llo, razonado. El lector comprende la razón de ser de cada apertura sin necesidad de retener en la memoria las enojosas y proli­jas variantes de cada línea de ata,que o de defensa.

Un libro que ayuda al que se inicia y al ju­gador que ya conoce algo. Constituye un arma eficaz contra los que saben las aper­turas de memoria, a quienes de esta mane­ra puede hacerse frente con éxito.

Cuarta edición. 206 páginas. 62 diagramas. Notación descriptiva.

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2. MIS MEJORES PARTIDAS 1908-1923

Alexander Alekhine

El ajedrez debe a Alekhine no sólo el te­soro de sus formidables producciones como jugador sino, además, el haber reco­gido y analizado sus partidas en una obra inmortal.

Este libro recoge la primera parte de esa obra y comprende cien partidas seleccio­nadas entre aquellas que el genio conside­ró mejores de toda su primera época, de 1908a1923.

El aficionado tiene la fortuna de cono­cer, conducido de la mano del propio Alek­hine, la maravillosa técnica del gran cam­peón en un libro que es, a la vez, un tratado para la enseñanza del juego y un legado para la historia del ajedrez.

Segunda edición. 352 páginas. 2 60 diagramas. Notación descriptiva.

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3. CURSO CIENTIFICO DE AJEDREZ

Richard Reti

El discutido sentido científico del aje­drez aparece con naturaleza afirmativa en estas clases dictadas por el genial didacta checoslovaco. La visión de Richard Reti del fenómeno del pensamiento sobre el ta­blero se ordena en una normativa que sólo puede ser clasificada como ciencia en cuanto puede ser objeto de sistemas me­todológicos generales, con normas y ca­racterísticas que sean comunes a las dis­tintas concepciones de cada maestro. R. Reti muestra con palabra fácil esta ruta científica para comprender el ajedrez, a través de lecciones sencillas e inspiradas.

Segunda edición. 152 páginas. 60 diagramas. Notación descriptiva.

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El sistema clásico de la Defensa Caro­Kann es una antigua variante utilizada toda­vía con frecuencia. ·

· Los autores consideran que su práctica habitual en torneo ha llevado a esta apertura por derroteros poco usuales, calificándolos incluso de revolucionarios.

La obra es de una rigurosic::lad poco co­mún, plena de aportaciones originales en franca revisión de todos los esquemas ar­-quetípicos.

Gari Kasparov, campeón mundial, mues­tra aquí sus otras dotes ajedrecísticas: ana­lista e investigador infatigable. Alexander Shakarov es reputado entrenador y estrecho colaborador del campeón.