declaración del periódico “bandera proletaria” después de la ejecución de los trabajadores...

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Biblioteca Escolar de Documentos Digitales http://biblioteca.educ.ar Declaración del periódico “Bandera Proletaria” después de la ejecución de los trabajadores anarquistas Ferdinando Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti en Estados Unidos en 1927 29 de agosto de 1927 Redacción de Bandera Proletaria Fuente: Bandera Proletaria, Año VI, N° 327. En: Roberto Reinoso (comp.), “Bandera proletaria”: selección de textos (1922-1930). Biblioteca política argentina, nro. 106, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1985

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Selección de fuentes históricas.

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    Declaracin del peridico Bandera Proletaria

    despus de la ejecucin de los trabajadores

    anarquistas Ferdinando Nicola Sacco y

    Bartolomeo Vanzetti en Estados Unidos en

    1927

    29 de agosto de 1927

    Redaccin de Bandera Proletaria

    Fuente: Bandera Proletaria, Ao VI, N 327. En: Roberto Reinoso (comp.), Bandera

    proletaria: seleccin de textos (1922-1930). Biblioteca poltica argentina, nro. 106, Buenos

    Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1985

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    Sacco y Vanzetti, ejecutados!

    Se ha consumado el cobarde asesinato

    La plutocracia yanqui, cruel y brbara, impuso su dictado, su ley y su

    voluntad: Sacco y Vanzetti fueron ejecutados en la siniestra silla elctrica

    del Estado de Massachusetts. El crimen es la expresin terminante de la

    barbarie que caracteriza al capitalismo y justicia norteamericana y

    constituyente, a la vez el sumun del desprecio absoluto que mereci a ese

    capitalismo el clamor universal pidiendo, exigiendo y hasta implorando

    justicia.

    Sacco y Vanzetti fueron sometidos a la pena capital por un delito no

    comprobado. Y esta particularidad hace ms horrible y repugnante el hecho,

    porque demuestra el estado de perversin de los sentimientos y hasta

    dnde estn subvertidos al capricho del oro los hombres que administran

    justicia en el pas del dlar.

    Hasta ltimo momento, an las 24 horas en punto del da 22, haba en el

    mundo alguna esperanza, fruto, naturalmente, del optimismo que

    despiertan las causas nobles. Tal optimismo significaba en esta oportunidad

    el desconocimiento, por un lado, de la psicologa yanqui, y por el otro el

    resistimiento a creer en la tragedia.

    Pero la evidencia despert a los seres a la realidad, y se comprendi que

    Norte Amrica haba consumado la infamia.

    El mundo estaba de pie la noche del 22, como lo estuvo en las grandes

    emociones de la guerra europea. El pueblo se haba volcado hacia las

    pizarras de los diarios como para exteriorizar hasta el ltimo instante su

    solidaridad con las dos vctimas del oro yanqui. Fueron horas de angustia

    que no se olvidarn, que no podrn olvidarse nunca.

    Cuando el cable anunci la tragedia, se oper en las multitudes del trabajo

    una sacudida de horror, de angustia y de odio. Con los rostros contrados

    por la rabia, los puos elevados en alto y en actitud amenazante, el pueblo

    clam venganza. Un juramento espontneo, salido de lo ms hondo de los

    seres, se manifest de inmediato: VINDIQUEMOS A LAS VICTIMAS, fue la

    exclamacin de todos los corazones. Y las calles se vieron invadidas por la

    multitud, que de diversas formas manifestaba la angustia de su corazn.

    Yanquilandia ha matado framente. Con toda premeditacin y ensaamiento

    se cumpla la voluntad de la justicia brbara de los Estados Unidos. El

    sadismo de Thayer y Fuller personajes centrales de la tragedia por su

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    barbarismo, haba terminado con el crimen cometido en las personas de

    Sacco y Vanzetti.

    El crimen ha de pagarlo Estados Unidos. Debe pagarlo quien alent y arm

    la mano del verdugo, ya que no es posible que quede impune esa

    manifestacin de barbarie, a menos que los trabajadores se dispongan a ser

    odiados, fuertemente odiados, por las generaciones futuras.

    Sacco y Vanzetti, arrogantes figuras de los ideales de redencin que

    alientan a los pueblos, fueron sacrificados en aras del Moloch yanqui. Que

    su sacrificio, valientemente sostenido hasta el postrer suspiro, sirva de

    aliciente para nuestra futura accin.

    Ojo por ojo, diente por diente!