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USAvotapresidente

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Por Luis Eduardo Siles

S e trata de dos candidatos quedespiertan un escaso entusias-mo entre el electorado. Porquesi algo comparten Donald

Trump y Hillary Clinton es el fuerte re-chazo que provocan en no pocos votan-tes. Muchos estadounidenses votarán aClinton solo por evitar que gane Trump.Es decir, como un mal menor. Y no pocosrepublicanos escogerán a Trump con lanariz tapada y bajo el lema de que se tra-ta, antes que nada, de frenar a la candi-data demócrata. Donald Trump ha levan-tado todo tipo de antipatías durante lacampaña. Pero Hillary Clinton es alguienque suscita muchos recelos entre los re-publicanos, y también entre los demócra-tas más progresistas, debido a los rumo-res que la han rodeado a lo largo de su vi-da por su cercanía a la élite económica.Resulta sintomático que en un sondeo pu-blicado el pasado dos de noviembre por

la cadena ABC y por The Washington Post,el magnate sea visto como más honestoque Hillary Clinton.

Son dos candidatos de edad avanzada.Hillary padeció problemas de salud en sep-tiembre, tuvo que ser ingresada en un hos-pital, aunque su estancia fue breve, tras des-mayarse en público cuando iba a subir a suvehículo tras un acto electoral. Poco duróla estancia de Hillary en el centro sanita-rio. De allí salió radiante, presumiendo debuena salud. Dispuesta a todo.

Los norteamericanos, una sociedad don-de el puritanismo tiene una enorme fuer-za, han pasado por alto, o han olvidado,la condescendencia de Hillary con lasaventuras sexuales de su marido, Bill,cuando fue presidente de Norteamérica.Son otros tiempos. Ella expone sus pro-puestas. Una de las más controvertidas,porque está en la cultura ancestral de esepaís, consiste en la restricción de las ar-mas de fuego. Además aprovecha la in-continencia oral de su contrincante Do-nald Trump, que el 18 de octubre llegó adecir de ella: “Hillary Clinton es un de-monio, huele a azufre”. A ese nivel, unosescalones más arriba o más abajo, ha os-cilado durante la campaña el discurso po-lítico de Donald Trump. Evidentemente noha sido la mejor campaña electoral paraunas presidenciales en Estados Unidos, nise trata de los mejores candidatos de laHistoria, según los analistas.

Los permanentes revuelos provenientesdel republicano han podido provocar al-

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Cita en las urnas en Estados Unidos

La hora de laverdad paraClinton y TrumpEste martes ocho de noviembre Estados Unidos celebra las 58 eleccionespresidenciales en ese país. Estos comicios tienen un perfil decididamenteinusual. Presentan a una mujer como candidata, por primera vez en la historia,la demócrata Hillary Clinton, frente al empresario Donald Trump, por losrepublicanos, un candidato extravagante, que algunos incluso han consideradocomo antisistema, y que lucha contra las polémicas que ha levantado él mismoantes y durante la campaña. Pero no faltan analistas políticos que sepreguntan: “¿Por qué no puede ganar Donald Trump?”. Sobre todo a raíz delescándalo de los ‘emails’ de Clinton que investiga el FBI, desatado en la rectafinal de la campaña.

Pocas veces se ha visto en las presidenciales americanas tan poco en

Muchos votarán a Trump sólo por evitar el trinfo de Clinton.

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go impensable cuando las elecciones pri-marias determinaron los candidatos de lospartidos políticos a la presidencia de Es-tados Unidos. Las primarias tuvieron lu-gar entre el uno de febrero y el mes de ju-nio de 2016. Entonces resultaba impen-sable que Michelle Obama hiciera cam-paña por Hillary Clinton. Pero así ha su-cedido. Ambas, la primera dama y la can-didata demócrata, se encontraron por pri-mera vez el pasado 27 de octubre. Resul-taba impensable hace un año, cuando Hi-llary ya había iniciado su campaña presi-dencial, con las heridas todavía abiertaspor los duros ataques vertidos por Clintoncontra Barack Obama durante la campa-ña de las primarias demócratas de 2008.

Llega la primera dama. El pasado 27 de oc-tubre, la primera dama demostró con unaaparición junto a Clinton en un mitin deCarolina del Norte que se ha convertidofinalmente en uno de sus apoyos más im-portantes en estas elecciones con el obje-

tivo de derrotar a Donald Trump. Miche-lle Obama, la primera afroamericana queejerce de primera dama en Estados Uni-dos, se ha unido a la que puede ser la pri-mera presidenta en la historia del país. Lasdos se enfrentan al aspirante republicano,que ha hecho de la misoginia y el racis-mo dos de los principales ejes de su dis-curso durante la campaña.

Además, puede haber un dato que noolvide Michelle Obama. En su primer dis-curso, el de la presentación en sociedad

de Melania Trump, la mujer del candida-to republicano, Melania pronunció unaserie de párrafos escritos que parecían to-talmente copiados de un discurso anteriorde Michelle Obama. Un plagio en todaregla. Pero al escándalo inicial que se mon-tó, Donald Trump, semanas después, concierta habilidad que parece sacada de unachistera, respondió con bromas, como silo acontecido no hubiera pasado de la ca-tegoría de anécdota, sin ninguna relacióncon la política.

El desprecio de Trump hacia las muje-res, remachado con la publicación en oc-tubre de unas grabaciones machistas delaño 2005, le costó en su momento la pér-dida de importantes apoyos al Partido Re-publicano, y un desplome en las encues-tas. Michelle Obama se dedicó en sus mí-tines a machacar al rival de Clinton, aun-que permanentemente evitó pronunciarsu nombre.

Todo empezó en julio. Desde que Clin-ton anunciara su candidatura hace más deun año, Michelle Obama pasó varios me-ses en silencio. Esperó hasta la Conven-ción Nacional de Filadelfia de este vera-no para expresar públicamente su apoyoa la nominada como candidata demócra-ta. Aquel discurso se convirtió en uno delos momentos más memorables de la cam-paña, como también su frase de “cuandoellos se rebajan, nosotros nos elevamos”,con la que hacía referencia a los insultosde los republicanos.

Clinton ha recurrido en la recta final dela campaña a la frase de “mi amiga Mi-chelle”, que ha servido para articular elrechazo de millones de mujeres y votan-tes de minorías raciales contra DonaldTrump. Este verano, Michelle Obama ex-plicó el motivo por el que se había unidoabiertamente a la campaña. Dijo: “Yo nonecesito estar aquí. Lo hago porque estaselecciones importan y yo quiero que nues-tros jóvenes tengan un presidente al quepuedan admirar”.

Michelle Obama puede servir como im-pulso del codiciado voto afroamericano ytambién del voto de los más jóvenes, elmismo sector que promovió en las dos vic-torias de Barack Obama en los años 2008y 2012, pero que no se ha mostrado tanentusiasmado con Clinton, la ex secreta-

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co entusiasmo por los candidatos.

Michelle Obama ha sido un sólido apoyo para la candidata.

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ria de Estado con Obama entre 2009 y2013. Michelle ha tratado de transmitir elmensaje de que Hillary continuará el le-gado de Obama y avanzará en reformassimilares a las que ha emprendido para elpaís el actual presidente.

Una vez confirmado oficialmente co-mo candidato republicano a la Casa Blan-ca, más de un conservador pertenecien-te al ‘establishment’ del Partido Republi-cano esperaba ver a Donald Trump po-nerse el sombrero de presidenciable. Pe-ro no fue así. El empresario ha concate-nado tantas polémicas gratuitas dañinaspara la formación que los republicanoscorrieron en su día el riesgo de resque-brajarse. Y en muchos casos se ha produ-cido esa ruptura.

Deserciones republicanas. Varios con-gresistas republicanos anunciaron que novotarán por el magnate el ocho de no-viembre. Es el caso, por ejemplo, del re-presentante por Illinois, Adam Kinzinger,un ex piloto del Ejército, de 38 años, queasistió a la Convención Republicana conla intención de apoyar a Trump. Pero laposición del candidato sobre la OTAN hi-zo que se lo pensara y tras los comenta-rios ofensivos contra los padres del capi-tán Khan, vertidos por Trump en agosto,

un militar muerto en la guerra de Irak en2004, Adam Kinzinger afirmó que no ve-ía forma posible de votarle. En una entre-vista concedida a la cadena CNN, Kin-zinger afirmó: “Donald Trump está empe-zando a cruzar muchas líneas rojas de lasimperdonables en política”.

En esa lista ya se encontraba RichardHanna, congresista por Nueva York, quepublicó en un rotativo norteamericano unacarta abierta, titulada ‘Deberíamos haberterminado con Donald Trump’, en la queHanna resaltaba que él había decidido novotarle porque encontraba a Trump “pro-fundamente ofensivo y narcisista”. En opi-nión de ese congresista, Trump tiene in-numerables defectos y escasas cualidadespara ocupar el puesto de presidente de laconsiderada como nación más poderosa

del mundo. “No está preparado para diri-gir nuestro partido y no puede dirigir, portanto, nuestro país”, añadía en la misiva.Y luego, de manera sorprendente para al-gunos, señaló que votará por la candida-ta demócrata.

Mientras tanto, el Partido Demócrata, apartir de agosto, después de que HillaryClinton aceptara la nominación como can-didata en la Convención de Filadelfia ce-lebrada el 28 de julio, comenzó una es-trategia destinada a invadir el espacio cen-tral del patriotismo norteamericano, queel Partido Republicano ha monopolizadodurante décadas y que Donald Trump pa-recía haber abandonado.

Y Michael Bloomberg, el multimillona-rio excalde de Nueva York, se subió al es-cenario de la convención demócrata pa-ra desmontar el historial empresarial deDonald Trump, una de las grandes bazascon las que ha jugado desde el primer mo-mento el candidato republicano. Blom-berg, que fue demócrata, luego republi-cano, y ahora se jacta de ser indepen-diente, pidió el voto para Hillary Clintony tachó a Trump de “timador, demagogo,incendiario y peligroso”. Denostó a Trumparrogándose la autoridad de quien tam-bién ha construido un imperio. De aque-lla pugna se escribió: “Fue una ofensiva

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El FBI ordenó a finales de octu-bre la reapertura de la investiga-ción sobre el escándalo de losemails de Hillary Clinton. Clintonhizo uso de un servidor de correoprivado, cuando era secretaria deEstado, entre 2009 y 2013, un he-cho que en su día fue investigadodurante meses a fin de esclarecersi en los miles de mensajes en-viados había información oficial,o incluso catalogada como reser-vada.

Donald Trump ha usado duran-te meses este asunto para arre-meter contra su rival, hasta el pun-

to de que llegó a amenazarla enuno de sus debates con “meterlaen la cárcel” por este tema si élganaba las elecciones del ocho denoviembre y llegaba finalmente ala Casa Blanca. El asunto amorti-guó el perfil de permanente polé-mica que durante meses persiguióal magnate, y alcanzó de lleno aClinton. Dio munición a Trump.Una encuesta publicada el pasa-do dos de noviembre por TheWashington Pos’ y por la cadenaABC indicó que ambos candidatosestaban en empate técnico. Trumphabía conseguido voltear las en-

cuestas, durante meses esquivas.El FBI, en su día, y tras una

enorme polvareda, concluyó queHillary Clinton había sido “extre-madamente descuidada”, con los‘emails’, pero que no había co-metido ningún delito. Esto la libróde que el Departamento de Justi-cia presentara cargos contra ella,lo que despejó su campaña elec-toral. Hasta el 28 de octubre,cuando el director del FBI informóde que se habían localizado nue-vos ‘emails’ de Hillary Clinton quedeben ser analizados, lo que vol-vió a reabrir el caso.

No se sabe nada del contenidode esos mensajes, que fueron ha-llados en el móvil y en otros apa-ratos electrónicos del marido de

una asesora de la candidata, queestá siendo investigado actual-mente por el envío de fotos decontenido sexual. Además, la re-apertura de la investigación coin-cide con la publicación por Wiki-Leaks de otros mensajes compro-metedores para Hillary, que dejanentrever una línea muy delgadaentre la Fundación Clinton y lasganancias del matrimonio.

Clinton ha recibido desde quesaltó este asunto el apoyo in-condicional de Barack Obama.Obama, en la recta final de lacampaña, se volcó en el apoyo ala candidata demócrata. El pre-sidente participó el pasado unode noviembre en un mitin cele-brado en Ohio para respaldar a

El FBI entra en juego

Bloomberg ha calificado a Trump de “timador y demagogo”.

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de magnate a magnate, de neoyorkino aneoyorkino, de verso suelto a verso im-previsible”. Michael Bloomberg exlicó: “Alo largo de su carrera, Trump ha dejadoatrás un historial bien documentado debancarrotas, miles de pleitos, accionistasenfadados, proveedores que se sienten es-tafados y clientes desilusionados”. Y aña-dió: “Trump dice que quiere gobernar es-te país como ha hecho con sus negocios.Que Dios nos ayude”.

Negros ylatinos tienenla llaveL a campaña demócrata se vol-

có en la recta final en movi-lizar el voto por adelantado,sobre todo entre los jóvenes

y las minorías del país. El trabajo con loshispanos constituyó una obsesión de Hi-lary Clinton. Ella era conocedora de quela retórica xenófoba de Donald Trump lepone de cara el voto de ese sector de lapoblación. Su intención consistió en atra-erlo a las urnas lo más rápidamente po-sible. Y también en la mayor proporción,

lo que significa ir mordiendo buena par-te de la tarta electoral, con vistas a darel bocado definitivo en las urnas el ochode noviembre, aunque las encuestas, quehabían sido siempre favorables a Clin-ton, se igualaron, hasta alcanzar el em-pate técnico en las publicadas por algu-

nos medios, a principios de noviembre.El abstencionismo es el mayor terror delos demócratas.

El presidente Barack Obama inició eluno de noviembre una gira de cuatro dí-as de mítines en apoyo de Hillary. Todo enun momento de alta valoración de Oba-ma, aunque su mandato no haya servido,según algunos analistas, para acabar conlos abusos hacia las minorías negras, a ve-ces incluso provenientes de la Policía.Obama apoyó a Clinton en mítines cele-brados en Ohio, Florida y, por dos veces,en Carolina del Norte. Todos ellos en no-viembre. “Os pido lo mismo que haceocho años”, señaló Obama en Ohio. Yañadió: “Os pido que creáis en vuestra ha-bilidad sobre el cambio”. El presidentepresentó a Clinton como su heredera fren-te a un aspirante republicano cuyas pro-puestas suponen una enmienda a la tota-lidad a la era Obama.

Aunque para garantizarse la victoria, se-gún informó ‘El País’, Clinton necesitaríamovilizar a la coalición que apoyó al pre-sidente en las elecciones celebradas en2008 y 2012, una amalgama de voto jo-ven y urbano, junto al de las minorías ne-gra y latina. Los datos preliminares en al-gunos Estados apuntan a un descenso delapoyo afroamericano a los demócratas.

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Hillary. Ese día Obama restó pe-so a que la candidata haya co-metido errores, en una referen-cia velada a la polémica por loscorreos electrónicos que investi-ga el FBI. “Es fundamentalmen-te una persona buena y decenteque sabe lo que está haciendo, yserá una presidenta excepcional”,afirmó Obama. Sin embargo, alcontrincante de Clinton, DonaldTrump, lo definió como una per-sona inestable e incapacitada.Pero al día siguiente, Obama en-tró de lleno en la tormenta polí-tica desatada por el anuncio delFBI. El presidente criticó la deci-sión del director de la agencia,James Comey, a quien él nombróen el cargo, por divulgar las pes-

quisas sobre la candidata demó-crata justo en la antesala de laselecciones presidenciales. En unaentrevista con un medio on linenorteamericano, dijo Obama:“Creo que hay una norma que es-tablece que en las investigacio-nes no actuamos a partir de insi-nuaciones, información incom-pleta y filtraciones”.

Pero la tormenta política por lanueva investigación del FBI a loscorreos de Clinton ha alterado sus-tancialmente los papeles de lacampaña. La demócrata, en la rec-ta final, se puso a la defensiva, yya no era Donald Trump el que te-nía que responder por sus polé-micas como había sido la cons-tante hasta ese momento. La reapertura del ‘caso Clinton’ por el director del FBI, James Comey, duramente cuestionada.

La minoría negra no ha mejorado en la era Obama.

El voto hispano será más determinante en estos comicios.

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Y, por su parte, Donald Trump ha trata-do de desincentivar al votante negro alacusar a los demócratas de aprovecharsede ese colectivo. Además, dibujó un pai-saje apocalíptico de violencia en las co-munidades afroamericanas que Trump haprometido combatir “con ley y orden”. Elcandidato republicano confía en ganar laselecciones gracias a un descenso de la par-ticipación de las minorías, y a una alta mo-vilización del voto blanco y de sectoresconservadores ubicados en el extremismo,que en las elecciones no suelen acudir avotar.

Las armas, en campaña. Uno de los as-pectos más controvertidos de la campañaconsistió en el debate sobre la venta dearmas. El derecho a llevar armas está en-raizado en la historia y en la cultura de Es-tados Unidos. El Gobierno calcula, aun-que no se sabe exactamente, que hay unos300 millones de armas en el país, casi tan-

tas como habitantes. Clinton es partidariade la regulación. Trump, de la plena li-bertad para portarlas. “Entiendo y respetola tradición de poseer armas, que data dela fundación de los Estados Unidos”, afir-mó Hillary Clinton durante el último de-bate presidencial. Y enseguida añadió unconcepto: “Pero también creo que puedey debe haber una regularización razona-ble”. Clinton propone que se realicen con-troles sistemáticos de antecedentes en la

compra de armas y que se crucen con ba-ses de datos de terrorismo.

Por su parte, Donald Trump ha presu-mido durante la campaña del apoyo queha recibido del ‘lobby’ de la AsociaciónNacional del Rifle. Trump no ha tenidoningún reparo a la hora de afirmar que co-mo presidente nombraría jueces para elTribunal Supremo que defendieran las ar-mas. Clinton mencionó “el agujero de lasferias de armas” como algo que hay quearreglar en el futuro. Por ejemplo, la feriade Belton es una de esas que Clinton di-ce que resulta necesario regular. Es comoun mercadillo, pero con armas.

A una semana de la celebración de laselecciones, Trump remontó en las en-cuestas frente a su rival, golpeada Clintonpor las investigaciones del FBI sobre los‘emails’. Los mercados financieros empe-zaron a observar con preocupación unaposible victoria de Trump por su perfil im-predecible. Porque, a lo largo de la cam-

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Hasta hace uno días, cada vezque el candidato republicano a laCasa Blanca, Donald Trump, ha-bía ofrecido un discurso, había in-tervenido ante la prensa, o habíaescrito en las redes sociales, lapolémica había resultado impara-ble. Sus rivales políticos no hansido los únicos que han recibidosus arremetidas, también han su-frido sus ataques inmigrantes, mi-litares, mujeres y, en el colmo delos despropósitos, incluso bebés.

El magnate señaló que temeque las elecciones “estén ama-ñadas” y comparó a su rival, Hi-llary Clinton, con el mismo “dia-blo”. Y dijo: “He hecho sacrifi-cios”, en contestación al padremusulmán del soldado muerto enIrak, Khizr Khan. También levantó

gran polvareda el enfado del can-didato republicano por el llanto deun bebé durante un mitin cele-brado en Virginia.

Y exclamó: “Rusia, si estás es-cuchando, espero que seas ca-paz de encontrar los 30.000‘emails’ que están perdidos”. Es-to declaró Trump justo cuando setrataba de averiguar si los rusoshabían sido responsables del‘hackeo’ de los ordenadores delComité Demócrata.

Tampoco Melania Trump, espo-sa del magnate, ha escapado a lapolémica. Melania cumplió en laconvención republicana su papelde aspirante a primera dama conun discurso en el que resaltó laimportancia de inculcar los valo-res familiares a los hijos. El pro-blema fue que el discurso copia-ba párrafos enteros del que pro-nunció Michelle Obama en 2008.A la esposa del defensor del pro-teccionismo acérrimo, DonaldTrump, también le llovieron críti-cas por elegir un vestido de una

diseñadora extranjera asentadaen Londres.

El pasado 18 de octubre, Do-nald Trump intentó un gesto te-atral al besar a varios niños pa-ra suavizar su imagen. Pero conuna niña negra no lo consiguió.La pequeña lo rechazó. Como sise tratara de una metáfora,Trump iba recogiendo la ani-madversión que él mismo había

sembrado entre las minorías alas que ha ido ninguneando elec-toralmente desde el principio pa-ra ganar votos entre la ‘Américablanca’. Entre los argumentosque peor han sentado a esas mi-norías figura la sugerencia, nun-ca probada, de que votan dos ve-ces en determinados Estados.

El candidato republicano tam-bién se vio salpicado por la polé-mica desatada a raíz de un vídeosexista. Melania, la esposa deTrump, aseguró que ha hecho sa-ber a su marido que no le gusta-ron sus palabras en el vídeo en elque se jactaba de poder agarrar alas mujeres por los genitales porel simple hecho de ser famoso.Pero Melania defendió a su mari-do como un “caballero”.

Trump ha llegado a advertir a losvotantes a través de Twitter conel siguiente argumento: “Si per-mitimos que la Deshonesta (Clin-ton) gobierne, recordaremos 2017como el año en el que Estados Uni-dos perdió su independencia”.

Sexismo yotraspolémicas

Melania Trump plagió a Michelle Obama.

Los defensores de las armas, un baluarte a favor de Trump.

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paña, Trump ha dado señales de que si lle-ga a la presidencia, tiene el objetivo de re-plantear bases de las relaciones exterioresde Estados Unidos en economía y en de-fensa. Ha cuestionado los tratados de li-bre comercio e incluso la OTAN.

Aunque Clinton sigue como favorita, lastornas parecían cambiadas en los últimosdías de campaña. A mediados de octubre,Trump estaba en sus horas más bajas trasel estupor que despertó su vídeo de 2005en el que se jactaba de actos de abuso se-xual: tocamientos no consentidos a mu-jeres gracias a su fama y poder. Y dos delas voces republicanas más críticas con elcandidato, el jefe de los conservadores enel Congreso, Paul Ryan, y el senador te-xano Ted Cruz, anunciaron que le habí-an otorgado su apoyo en el voto antici-pado. Eso indica que el aspirante repu-blicano, el que había provocado una gue-rra civil en el partido durante la campa-ña, consiguió poco a poco que entre los

votantes tradicionales republicanos pe-sara más su rechazo hacia Hillary Clintonque el que les podía suscitar su propiocandidato.

Hillary Clinton, ya está dicho, había re-mado con el viento a favor de los sonde-os durante toda la campaña, con un rivalautoenredado en permanentes polémicas.“Soy la última cosa que hay entre tú y elApocalipsis”, dijo el 11 de octubre la can-didata demócrata al periodista Mark Lei-

bovich, autor de un reportaje en ‘The NewYork Times Magazine’ sobre los últimos dí-as de campaña de Hillary, del que se hi-zo eco ‘El Mundo’. Durante la campaña,Clinton ha reiterado la importancia de es-tas elecciones, que considera decisivas pa-ra el futuro de Estados Unidos y del mun-do.

“Esta elección es muy importante comopara no votar”, señaló la candidata en Twit-ter, donde ha animado permanentementea los estadounidenses a registrarse y votaren las presidenciales. Clinton considera,y enfatiza al decirlo, que Trump no tienela disciplina ni el temperamento ni la vi-sión para ser presidente de Estados Uni-dos y comandante en jefe. “A un hombreal que puedes provocar con un tuit no sele debería permitir acercarse a los códigosnucleares”, dijo en varias ocasiones Clin-ton durante la campaña. Y enfatizó: “Lasmujeres tienen el poder de frenar queTrump llegue a ser presidente”. l

Estas elecciones serán las más reñidas en muchos años.

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