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Politeia
ISSN: 0303-9757
Universidad Central de Venezuela
Venezuela
Falcón, Fernando
Presencia de los planteamientos teóricos de El Federalista en los procesos de independencia y
construcción de la nacionalidad venezolana (1810-1831)
Politeia, vol. 31, núm. 41, julio-diciembre, 2008, pp. 30-55
Universidad Central de Venezuela
Caracas, Venezuela
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=170018434002
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Presencia de los planteamientos teóricos de El Federalista en los procesos
de independencia y construcción de la nacionalidad venezolana (1810-1831)
Presence of theoretical contenton independence processes and
development of the Venezuelan nationality in El Federalista (1810-1831)
Fernando Falcón
Revista Politeia, N° 41, vol. 31. iNstituto de estudios Políticos, ucv, 2008:51-82
Abstract
The purpose behind this paper is to serve as evi-dence that, at least in Venezuela from 1811 to 1830, El Federalista was thoroughly known, used and disclosed and that it considerably influenced several stages of the emancipation movement and the pro-cesses that brought an end to the old Colombia. It is intended to change the level of understanding in treating the influence that El Federalista may have had on Latin American independence processes as it bore no influence whatsoever on the independence processes of other Hispanic American nations or on the initial process of building a nation because it was scarcely known or remained unread until after those events were set into motion. To do so, I divide this work as follows: in the first part, a description of the corresponding state and,
Resumen
El propósito de este trabajo consiste en mostrar que al menos en Venezuela, entre 1811 y 1830, dicho texto fue ampliamente conocido, utilizado y divulgado, teniendo considerable influencia en diversas etapas del movimiento emancipador y en los procesos que determinaron el fin de la antigua Colombia. Se busca, entonces, cambiar los niveles de comprensión acerca de la verdad admitida en el tratamiento de la influencia que pudo haber tenido El Federalista en los procesos de independencia de América Latina, en el sentido de que dicho texto no tuvo influencia alguna, ni en los procesos de independencia de las naciones hispanoamericanas, como tampoco en el proceso inicial de construcción nacional debido a que fue poco conocido o bien se leyó tardíamente.
* Agradezco a mis colegas Carole Leal Curiel de la USB, Luis Daniel Perrone y José Javier Blanco de la UCV y del Grupo de Investigación de Historia de los Conceptos y Lenguajes Políticos de la EEPA, por sus comentarios y ayuda en la redacción del presente trabajo.
Recibido: 21-05-2008Aprobado: 23-06-2008
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Caracas, jueves 17 de febrero de 1825. Los lectores del Observador Caraque-ño, editado por los jurisconsultos y próceres de la Independencia, Francisco Javier Yanes y Cristóbal Mendoza, examinan las ideas expresadas en ese semanario en relación con el tema federal. Yanes y Mendoza, citando The Federalist, en sus números 9 y 10, indican lo siguiente:
Los dos grandes puntos, dicen Hamilton y Madison, en que se diferencian la democracia y la república, son: primero: la delegación del gobierno en este último, o un pequeño número de ciudadanos escogido por el resto: y segundo: el mayor número de ciudadanos y la mayor esfera y extensión de territorio sobre que la misma puede también extenderse (Observador Caraqueño, 17 febrero de 1825).
Magdalena Vieja, afueras de Lima, mediados de 1826. En sus horas de reposo, el Libertador Presidente de Colombia y Perú, recostado en su hamaca, como es su costumbre, se dispone a leer algunos párrafos esclarecedores del problema federal a fin de comprender desde otro punto de vista los acontecimientos producidos en Valencia, ciudad del departamento de Venezuela, que el 30 de abril de ese año se había declarado por el federalismo. Para ello toma de su biblioteca de campaña The Federalist de Madison, Hamilton y Jay y en silencio, balanceándose suavemente, comienza la lectura.1
Para lograr esto, divido el trabajo de la siguiente manera: En la primera parte planteo el estado de la cuestión; en la segunda parte describo el proceso me-diante el cual El Federalista ingresa y tiene influencia en la independencia de Venezuela a través de las publicaciones periódicas de la época; finalmente enuncio las conclusiones correspondientes.
Palabras clave
Venezuela; Independencia; República; Historia de las ideas
in the second, a description of the process through which El Federalista begins to influence the Ven-ezuelan independence through its periodic publica-tions. Finally, present the respective conclusions.
Key words
Venezuela; Independence; Republic, Historyof ideas
1 Número 235 de la Lista de libros de S.E. el Libertador que conduce el capitán Emigdio Briceño, remitidos por el coronel Cipriano de Mosquera... en Pérez Vila (1979:212). La descripción de los hábitos de lectura de Bolívar la tomamos directamente de O´Leary: Narración. Tomo 28 (1981:31-33).
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Caracas, octubre de 1826. Un grupo de ciudadanos, denominado “Una So-ciedad de Amigos”, acomete la traducción y publicación por suscripción de El Federalista de Madison, Hamilton y Jay, obra que según ellos: “…esclarece con la antorcha de la filosofía las demás importantes verdades de la ciencia social, generalizando de este modo las ventajas de una aplicación práctica” (Grases, 1981:150).
Es verdad admitida en el tratamiento de la problemática derivada de la in-fluencia que pudo haber tenido El Federalista en los procesos de independencia de América Latina, que el mismo no tuvo influencia alguna ni en los procesos de independencia de las naciones hispanoamericanas, como tampoco en el proceso inicial de construcción nacional debido a que fue poco conocido o bien se leyó tardíamente. El propósito de este trabajo consiste en mostrar que al menos en Venezuela, entre 1811 y 1830, dicho texto fue conocido, utilizado y divulgado, teniendo considerable influencia en diversas etapas del movimiento emancipador y en los procesos que determinaron el fin de la antigua Colombia.
Para lograr esto, divido el trabajo de la siguiente manera: en la primera parte planteo el estado de la cuestión; en la segunda parte describo el proceso mediante el cual El Federalista ingresa y tiene influencia en la independencia de Venezuela a través de las publicaciones periódicas de la época; finalmente enuncio las con-clusiones correspondientes.
LA PRESENCIA DE EL FEDERALISTA EN HISPANOAMÉRICA
En la reciente reimpresión de la traducción de la obra de Hamilton, Madi-son y Jay, El Federalista, llevada a cabo por el Fondo de Cultura Económica de México, se reproduce el estudio del erudito mexicano Gustavo Velasco, realizado en septiembre de 1943, en el cual al considerarse la influencia que pudo haber tenido dicho libro en el pensamiento político y constitucional de Iberoamérica en la primera mitad del siglo XIX, señala que el mismo no tuvo la menor influencia en el proceso emancipador y sus correspondientes actos constituyentes.
El estudioso mexicano esgrime dos razones fundamentales: en primer lugar, tal situación está estrechamente relacionada con el acceso que el público de América hispana pudo haber tenido al texto. En segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, porque la obra de Madison, Hamilton y Jay no fue suficientemente cono-cida en estas partes del continente. De hecho, para Velasco, la primera traducción
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al castellano de El Federalista no se llevó a cabo sino hasta 1868. En efecto, para Velasco, la primera traducción de El Federalista es la traducción de J.M. Cantillo, realizada en Buenos Aires y editada en 1869 (Velasco, 1998:XV).
Finalmente, culmina su argumentación señalando que, de conformidad con el ejemplo mexicano, “El Federalista no tuvo el menor influjo en nuestros numerosos ensayos de organización: en ninguna de nuestras asambleas constituyentes se le menciona ni se cita a sus autores...” (p. XVII). Así, según lo planteado por Velas-co, El Federalista sería una especie de texto ajeno a nuestra historia política, más propio de ensayos de historia intelectual de finales del siglo XIX y sin conexión alguna con la dicotomía federación-centralismo, de tan extraordinaria importancia y a veces de sangrienta relevancia en la historia de las instituciones políticas de América hispana.
La contundencia de tales afirmaciones podría justificarse por cuanto una vez finalizado el proceso emancipador, pocas huellas han podido encontrarse en la historia intelectual de Hispanoamérica que nos permitan relacionar las ideas expresadas en El Federalista con el devenir político de las naciones de Centro y Suramérica.
En efecto, el estado del arte en relación con el problema ubica las primeras preocupaciones intelectuales sobre El Federalista en el ámbito académico de Argentina y México hacia la quinta década del siglo XIX. Así, las primeras refe-rencias a la obra de Hamilton, Madison y Jay serían obra de Alberdi y Sarmiento en Argentina y se tiene la referencia de una traducción incompleta que por la mis-ma época intentó llevar a cabo Manuel Larrainzar en México (Sarmiento, 1853; Alberdi, 1952).
Para 1992, el hispanista norteamericano Merle Simmons, al analizar la influen-cia que pudo haber tenido El Federalista en la formación de las ideas políticas en Hispanoamérica, califica tal influencia como de muy moderada, a pesar de aportar datos sobre el conocimiento de la obra de Hamilton, Madison y Jay desde el año 1816 (Simmons, 1992:227-228).
Simmons, aparte de registrar una traducción venezolana de 1825 (sic) encon-trada por Grases, indica la existencia de un artículo en la Gaceta de Buenos Aires del 30 de marzo de 1816, en el que se informa acerca de la existencia de El Fede-ralista y se hace allí un sumario de las ideas principales que contiene la obra. De igual manera, el erudito norteamericano da cuenta de la existencia de referencias
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a El Federalista en la obra Cartas a un americano, escritas por el ecuatoriano Vicente Rocafuerte en 1826, al igual que de otras noticias sobre la obra aparecidas en Perú y México en 1824, para terminar concluyendo que la influencia de la obra de Hamilton, Madison y Jay en América española no pasó de ser solamente muy moderada (pp. 228-230).
Así, siguiendo con las tesis sostenidas por Velasco y Simmons, sería a finales del siglo XIX y principios del XX cuando El Federalista atraería nuevamente la atención de los publicistas hispanoamericanos, en especial en el ámbito del derecho constitucional y de la teoría política, importancia que conserva en la actualidad por tratarse de una obra que mantiene su vigencia y universalidad, lo que la sitúa como un clásico de la ciencia política contemporánea.
De acuerdo con estos autores, El Federalista sería un texto de teoría constitu-cional y política de aparición en Venezuela en el siglo XX, por lo que la influencia del mismo en la historia intelectual del país sería de poca importancia en lo que se refiere a su incidencia en los procesos de emancipación y organización del Estado.
Hacia mediados de los años sesenta del siglo pasado, el bibliógrafo catalán-venezolano Pedro Grases descubrió una edición trunca de El Federalista, reali-zada en Caracas a finales de 1826. Este hecho, de singular trascendencia dentro de la historia del pensamiento político venezolano, no tuvo mayor impacto en la comunidad científica, puesto que, aparte de la referencia de Grases, no se ha realizado en Venezuela ningún estudio sobre el particular y sigue vigente la tesis sustentada por Gustavo Velasco y Merle Simmons. Así las cosas, el propósito de este ensayo es el de contribuir a la modificación de los niveles de comprensión sobre el tema.
EL FEDERALISTA EN VENEZUELA
Para abril de 1811, aniversario de los acontecimientos que culminaron en la conformación de la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, amén de los escritos de William Burke en la Gaceta de Caracas, se hacía claro para los publicistas de la época que uno de los problemas centrales desde el punto de vista de la organización política de la antigua Capitanía era el de la forma política a ser adoptada.
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En mayo de 1811 la Gaceta de Caracas propagaba un texto titulado Obser-vaciones sobre la federación mandadas a publicar por orden superior (Gaceta de Caracas, 10 de mayo de 1811), el cual constituye una adaptación de los ar-tículos de Confederación redactados por el Congreso de Filadelfia en 1777, que habían servido para articular el esfuerzo bélico de las colonias americanas contra el dominio inglés. En la adaptación caraqueña se procuraba tomar en cuenta los problemas que se derivaban al no aceptar determinadas provincias –en este caso, las de Maracaibo y Coro– a entrar en la Confederación que se proyectaba en Ve-nezuela, así como las consecuencias que traerían las indefiniciones derivadas de la organización confederativa en lo tocante a las soberanías particulares de cada provincia y su relación con el Gobierno central (Juan G. Roscio a Domingo Gon-zález, en Testimonios de la época emancipadora, 1960:184-191).
Una vez instalado el Constituyente en marzo de 1811, uno de los problemas fundamentales del debate político fue el tema relativo a la forma de gobierno. Es en el marco de ese debate que emerge la discusión sobre el tamaño y potencia de los Estados a confederarse o unirse, como condición previa a la adopción del modelo, en el entendido de que la forma era la república. La discusión sobre la división de la provincia de Caracas surge como elemento rector de la disputa en tanto algunos diputados alegaron que su tamaño y población podían afectar la Confederación y crear una preponderancia de esa provincia sobre las demás. En este sentido, a lo largo del debate se plantearán varias definiciones y tendencias sobre el concepto de federación y los diputados expositores discurrirán haciendo referencia a los teóricos contemporáneos sobre el tema.
Fernando de Peñalver, diputado por Valencia (provincia de Caracas), definirá el gobierno ideal para Venezuela como “una república federal democrática en la que el territorio sea dividido en pequeñas repúblicas, a poco más o menos de igual influencia política, y que todas reunidas por una representación común que las confedere, formen un solo estado y soberanía…” (Peñalver, 1811/1960).
Obsérvese aquí que el diputado Peñalver hace uso, bajo el término confede-ración, de la idea de federación, tanto en el sentido empleado por Montesquieu como de la definición expresa que hace Hamilton, en El Federalista, nº 9. La convergencia que quiero destacar se hace más patente cuando Peñalver agrega que:
Ligadas de este modo por un contrato, todas son dependientes de la Soberanía común, en los negocios que tocan a todas, y todas son independientes en los
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que tocan a cada una en particular, que son los de su economía y administración interior, limitados a la educación pública, policía, fomento de su agricultura, in-dustria, buenas costumbres y administración de justicia (Peñalver, 1811/1960).
Además, al referirse a las ventajas de la federación tal como la planteaba Peñalver, el influjo que sugiero se hace más patente:
El gobierno republicano federal remedia el inconveniente que tienen las repú-blicas para existir, porque, uniéndose muchas para la defensa común, hacen una grande y respetable por la fuerza exterior a que todas contribuyen, sin corromperse las ventajas de su administración interior que conserva la moderación y virtudes en cada una de las repúblicas, tan necesarias a su existencia… Esta forma de gobierno es un contrato, por el cual muchos Cuerpos políticos convienen en hacerse ciudadanos de un Estado más grande que quieren formar; es una so-ciedad de sociedades, que hacen otra que puede aumentarse por nuevos socios que le unan (Peñalver, 1811-1960).
Si leemos la intervención del diputado Peñalver a la luz de lo que se expresa en el número citado de El Federalista, el cual señala que:
Esta forma de gobierno es una convención por la cual varios pequeños estados acceden a se miembros de uno mayor, que se proponen formar. Es una reunión de varias sociedades para formar una nueva, susceptible de ampliarse por medio de varias asociaciones, hasta conseguir el grado de poder necesario para defender la seguridad de ese cuerpo unido (El Federalista, 1787/1998:34).
Podrá observarse, por una parte, la convergencia en el desarrollo de la trama argumental entre ambos textos; y por la otra, la literalidad de las frases que he destacado en cursivas.
Por su parte, Antonio Nicolás Briceño, diputado por la provincia de Trujillo y uno de los principales exponentes de la tesis a favor de la división de la provincia de Caracas, señalaba que
…en virtud de los pactos comunes en toda Confederación, debe haber en ella un Poder Central que, dando la dirección correspondiente a todas las fuerzas del Estado contra un enemigo exterior, tenga también derecho para obligar a las mismas Provincias confederadas (que se habrán reservado su Gobierno y admi-nistración interior para todo aquello que no mire al interés común o general) a cumplir las obligaciones que contrajeron con las otras, al tiempo de celebrar su pacto federal (Briceño, 1811/1961:29-58).
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Adviértase que el diputado Briceño, aun cuando habla de pactos comunes de la Confederación, está empleando el concepto en el sentido de federación a la manera de lo planteado igualmente en el número 9 de El Federalista.
Sin embargo, la prueba más notable y definitiva que sugiere la presencia y lectura de El Federalista en la primera república venezolana lo constituye la propia obra de William Burke, Derechos de América del Sur y México, basada en la serie de artículos que él escribió en la Gaceta de Caracas entre el 23 de noviembre de 1810 y el 20 de marzo de 1812. De esta obra se conoce la existencia de una primera parte aparecida en Caracas, en la imprenta de Juan Baillío en junio de 1811, y una segunda parte que está perdida, pero que fue susceptible de reconstrucción con los artículos aparecidos con posterioridad a esa fecha en la Gaceta de Caracas y luego publicados por la Academia Nacional de la Historia de Venezuela en ocasión del sesquicentenario de la independencia en 1959 (Burke, 1811/1959).
En efecto, en su artículo del 11 de febrero de 1812, William Burke, al expre-sar su preocupación por la organización constitucional venezolana señalaría las ventajas de la confederación, argumentando:
…que uniendo en un todo las miras, intereses y poderes de los varios estados, aumentáis vuestra seguridad externa, extendéis a cada estado la protección y fuerza de todos, evitáis las guerras interiores, los ejércitos permanentes, la usurpación, esclavitud y expensas; y que promoveréis más los progresos del país preservando de este modo su paz interna e imponiendo respeto en lo exterior, propagando generales e iguales leyes, fomentando la industria y el adelantamiento y facilitando el trato, comunicación y amistosos sentimientos entre los ciudadanos de todas partes (Gaceta de Caracas, 12 de febrero de 1812).
Pero hay más. Al referirse a los principios de la confederación que debía adoptarse en América del Sur, Burke plantearía lo que sigue:
Del error de confundir una república representativa con una verdadera democra-cia, nace la errada suposición “que el Gobierno republicano no puede abrazar un vasto espacio de territorio”. Nada, sin embargo, es menos cierto, tanto en principio como en práctica. El caso es que como en tal democracia se reúne el pueblo y ejerce el gobierno en persona, así esta forma de gobierno se debe li-mitar necesariamente a un pequeño recinto o sociedad; mientras que adoptando el moderno principio de representación, reuniéndose el pueblo y administrando su gobierno por medio de sus Diputados y agentes se puede llevar el sistema
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republicano casi a toda extensión, como lo vemos demostrado por la práctica de los Estados Unidos de América (Burke, 1812).
Nótese la similitud entre esta argumentación y la esgrimida en El Federalista, números 9, 10 y 11, que tratan de las ventajas del gobierno federal. Pero si esto no bastare, en la serie de artículos de William Burke, reproducidos en la Gaceta de Caracas entre febrero y marzo de 1812, el polémico irlandés utilizará en su argumentación párrafos extraídos de varios números de El Federalista.
Al plantear Burke el tema de la confederación en su serie de artículos de la Gaceta de Caracas entre el 4 de febrero y el 6 de marzo de 1812, comienza utilizando en el primero de ellos argumentos extraídos casi textualmente de los reproducidos en el número 11 de El Federalista. Una semana después, el 11 de febrero, usa argumentos tomados de los números 10, 15 y 18 de la obra de Madison, Hamilton y Jay. El 13 de febrero hace uso de planteamientos reproducidos en el número 19. Para el 22 de febrero, siempre tratando los problemas y desafíos, así como las ventajas de la confederación, el escritor irlandés utiliza razonamientos y ejemplos sacados de El Federalista en sus números 21 y 22, lo que se repite en su entrega del 25 de febrero, culminando el 6 de marzo con la utilización de los números 4 y 14 de la obra colectiva de los norteamericanos.2
¿A qué atribuir, entonces, que durante tantos años esta situación pasara des-apercibida? En primer lugar, porque sólo muy recientemente, a partir de 1972, comienzan los estudios formales sobre teoría política en el país y es apenas, desde la década de los años ochenta con los trabajos de Luis Castro Leiva a partir de 1983, cuando se comienza a trabajar la relación texto, lenguaje y contexto en los ámbitos de la teoría política.3 Y, en segundo lugar, porque al editarse la obra de Burke en una compilación que reunió todos sus artículos con el fin de reconstruir totalmente el corpus de su pensamiento, los editores de la obra se dieron a la tarea de agregar subtítulos que no aparecían en los escritos originales, lo que conllevó
2 Véase anexo número 1, donde comparamos los escritos de Hamilton, Madison y Jay con los planteamientos de William Burke.
3 Aunque Diego Bautista Urbaneja en 1976 lo plantease en algún trabajo previo, sería Luis Castro Leiva quien a partir de 1983 introdujera la Escuela de Cambrigde en Venezuela y con ello toda la riqueza exploratoria del llamado “giro contextual”. Para la obra de Luis Castro Leiva, véase su colección recopilatoria Obras de Luis Castro Leiva. Fundación Polar y Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 2005 (volumen I). Actualmente se encuentra en prensa el volumen II. Para una visión reciente en lengua castellana de la Escuela de Cambrigde y sus aportes a la teoría política, véase Bocardo (2007).
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que la secuencia argumental se subdividiera en capítulos que poco o nada tenían que ver con la estructura del pensamiento de Burke.
Con estos planteamientos aspiramos haber logrado mostrar que El Federa-lista se leyó y difundió en Venezuela durante los años 1811-1812, es decir, en el período que la historiografía llama la Primera República venezolana. Con esto se modifica sustancialmente el estado de la cuestión que he descrito en la primera parte.
Debido a la caída de la Confederación venezolana a manos de las tropas españolas al mando de Domingo Monteverde en 1812, la forma política federal perdió la casi unanimidad de que había gozado en la discusión política de nuestro primer ensayo republicano, en virtud de los resultados negativos obtenidos con relación a los problemas de la defensa y la guerra.
A partir de la publicación del Manifiesto de Cartagena, las formas federales y confederadas estarán asociadas a su inutilidad o poca eficacia para las opera-ciones militares y, por tanto, serán consideradas como las menos apropiadas para garantizar la libertad republicana. En efecto, dentro del corpus de la formación intelectual-militar de Bolívar y en general para los defensores del llamado sistema de guerra moderna, sólo un gobierno centralizado y fuerte garantizaba la suficiente unidad de mando y capacidad de acopio de recursos logísticos y financieros para hacer frente a las dificultades de una guerra o una conmoción interna (Bolívar, 1812/1972, tomo IV: 120-122; Falcón, 2006:139-148).
La victoria de las armas republicanas en territorio de Venezuela en el año 1821 trajo como consecuencia la reaparición de la discusión sobre las formas políticas en el republicanismo. El hecho de haber finalizado las acciones bélicas, elemento dominante para la preponderancia de la forma central en razón de su mayor eficacia para la guerra, retomó el debate sobre la posibilidad del arreglo federal en tiempos de paz.
Tan pronto como 1822, y hasta bien entrado 1826, el problema federal en la teoría y la práctica políticas se hará presente en la opinión pública mediante el planteamiento de la adopción de la federación como la forma de gobierno más adecuada a una Colombia que, libre de la guerra, necesitaba el fomento de la in-dustria y las artes, además de considerarse ser la más conveniente a la naturaleza y disposición geográfica del país (El Venezolano, 1822).
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Es en esta época cuando la discusión teórica sobre federación y federalismo alcanzó sus niveles más elevados en relación con la teoría política, no sólo en cuanto a los problemas clásicos tales como la ubicación de los sujetos portadores de la soberanía –en este caso, las provincias (El Venezolano, 20 de noviembre de 1823)–, sino también en la manera de ordenar el territorio y organizar el poder, la unión o el pacto con sus respectivos grados de obligación (El Venezolano, 27 de marzo de 1824). Esta situación dará lugar a diversas disquisiciones teóricas sobre el concepto y significado de la voz federación en algunas publicaciones periódicas de la época, tales como El Venezolano en 1824 y el Observador Caraqueño entre 182425. El grado de importancia de este debate lo refleja el hecho de haberse tra-ducido y publicado en varios órganos de prensa de la época los números 9, 10 y 11 de El Federalista, que son lo que abordan los elementos centrales de la concepción de la forma federal planteada por la Constitución norteamericana de 1787.
El Venezolano, órgano de la prensa caraqueña opuesto a las ideas centralistas de Bogotá, publicaría en sus números 81 del sábado 10 de abril, y 83 del sábado 24 de ese mismo mes del año 1824, sendos artículos sobre la cuestión federal denominados, respectivamente, Utilidad de la Unión Federal como salvaguardia contra las facciones domésticas e insurrección y Utilidad de la Unión Federal respecto al comercio y marina. El primero de ellos corresponde exactamente a la traducción literal de los números 9 y 10 de El Federalista y el segundo constituye la traducción exacta de los números 11 y 12 de la obra de Madison, Hamilton y Jay. Ésta sería realmente la primera traducción parcial de esta obra en idioma castellano de la que nosotros tengamos noticia.
Es en los números 59 y 60 del Observador Caraqueño de los días 10 y 17 de febrero de 1825, donde se hace más evidente la reproducción textual de El Federalista en los escritos que se transcriben en dicho periódico, en apoyo a las formas de gobierno de carácter federal.
En el número 59 del jueves 10 de febrero de 1825, los redactores del Obser-vador Caraqueño reproducen casi textualmente la argumentación relativa a las ventajas y desventajas del gobierno federal, así como los argumentos que en el número 9 de El Federalista, son tomados directamente de Publio (seudónimo que calzaba la firma al pie de los artículos que correspondían indistintamente a Madison, Hamilton y Jay), de El espíritu de las leyes de Montesquieu a fin de apoyar sus afirmaciones acerca de la utilidad del gobierno federal (Observador Caraqueño, 10 de febrero de 1825).
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El artículo reproducido en el número siguiente del Observador número 60 que lleva como subtítulo “Del gobierno representativo federal”, corresponde exacta-mente a párrafos textuales sacados de El Federalista, número 10. De los 11 párrafos que componen dicho artículo, 9 de ellos se corresponden con la traducción textual de El Federalista, nº 10 y sólo los dos primeros, ubicados en el encabezamiento del artículo a manera de introducción, pertenecen a la autoría de los redactores del Observador. Absolutamente todas las ideas, ejemplos históricos y disquisiciones políticas y éticas expresadas allí se corresponden con lo enunciado en el número citado de El Federalista4 (17 febrero de 1825).
Para 1826 se producirán en Venezuela una serie de acontecimientos políticos relacionados, tanto con el deseo de autonomía por parte de las municipalidades como el deseo de reformar la Constitución de Colombia de 1821, en el sentido de dar a la organización del Estado una forma federal. Tales hechos, aunados a otros de carácter personalista dentro de la disputa BogotáCaracas y que se reflejan en las diferencias entre Páez y Santander, serán conocidos en la historiografía patria con el nombre de “La Cosiata” (González, 1906; Soriano, 1988). Su punto culminante sería el día 5 de octubre cuando una asamblea popular presidida en Caracas por el ilustre prócer y antiguo redactor del Observador Caraqueño, Cristóbal Mendoza, y en presencia del ayuntamiento se pronunciaría por “el sistema popular repre-sentativo federal, como se halla establecido en los Estados Unidos de la América del Norte...” (Parra Pérez, 1959, tomo 4:167).
En plena efervescencia de esos acontecimientos, cuyo origen no vaciló en atribuírselos la Gaceta de Colombia, editada en Bogotá, a la multitud de papeles públicos federalistas que aparecían en Venezuela (p. 80), vería la luz en Caracas, a fines de ese año, en la imprenta de Domingo Navas Spínola, una traducción de El Federalista, la cual saldría a la venta mediante el sistema de suscripción, al precio de 10 reales por cada 10 pliegos. La traducción, acometida por una “Sociedad de Amigos”, tenía como objeto principal “la educación pública a fin de que las nociones de El Federalista fuesen de provecho para cuando se reuniera la gran convención de la República que habría de convocarse por el congreso de 1831” (Grases, 1981, tomo 6:152-153).
De esa edición sólo se han encontrado hasta el presente la portada, el prólogo de los traductores y las versiones castellanas de los números 1 y 2. Nada se sabe del
4 Véase el anexo número 2.
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grupo de traductores y, aunque Grases atribuye la traducción a José Luis Ramos, no vemos razón para pensar que ésta no haya sido, en efecto, una obra colectiva, máxime si se toman en cuenta los antecedentes de traducciones parciales de los números 9, 10, 11 y 12 de El Federalista, que habían sido llevados a cabo por Tomás Lander en El Venezolano y por Francisco Javier Yanes y Cristóbal Mendoza en el Observador Caraqueño. A estas observaciones habría que agregar que el propio editor de la obra, Domingo Navas Spínola, era también versado en el cultivo del idioma inglés, por lo que la presencia de esos personajes en la “Sociedad de Amigos“ que acometió la traducción, incluyendo al propio José Luis Ramos, no puede ser descartada.
Entre 1829 y 1831 se producen en territorio venezolano una serie de sucesos que darán lugar a su separación de Colombia y su consolidación como Estado inde-pendiente. La prensa venezolana plantearía de nuevo la cuestión de la organización del Estado como elemento fundamental. La opinión general, aunque de acuerdo con el establecimiento de un sistema federal como el más acorde con la libertad y el progreso, difería en cuanto la oportunidad y conveniencia de su aplicación, dividiéndose entre aquellos que deseaban su adopción inmediata en la Constitu-ción que estaba por proclamarse en el Congreso reunido en la ciudad de Valencia y aquellos que consideraban la adopción de un sistema mixto o centro-federal que agrupase lo mejor de ambas tendencias y permitiese adoptar gradualmente el sistema federal en tanto el aumento de la población, el comercio y las vías de comunicación lo permitiesen (Falcón, 2006).
Dentro de esas polémicas periodísticas resalta la llevada a cabo por Tomás Lander, antiguo redactor de El Venezolano, quien aunque convencido federalista, consideraba que la situación política, económica y social de Venezuela aconse-jaba diferir la adopción de ese modelo de organización política hasta que tales condiciones variasen (Lander, 1831/1961). Como redactor de El Fanal, su nueva empresa periodística, responde a los redactores de El Federalista, un periódico caraqueño con el mismo título de la obra que nos ocupa, las acusaciones que se le hacían desde ese órgano de prensa en el sentido de ser partidario del gobierno central:
Así que deberá el editor del Federalista persuadirse que no reprobamos su contenido, cuando acaso nosotros somos tan decididos por el gobierno federal como Hamilton, Madison y Jay, sino que reprobamos el tiempo adoptado para la publicación que en 1826 habría sido la más oportuna (El Fanal, 2 junio de 1831).
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Para terminar ironizando acerca de las alabanzas que ese órgano periódico había hecho a la persona del general José Tadeo Monagas, quien desde tierras orientales había proclamado la federación: “¿Sabrá Monagas qué cosa es federa-ción? ¿Habrá conversado o estudiado con Hamilton, Madison y Jay?” (2 de junio de 1821).
Recurrir tanto a la autoridad de Hamilton, Madison y Jay como da la ironía desembozada que emplea Lander para descalificar a las ejecutorias de Monagas implican, a mi manera de ver, dos cosas. En primer lugar, que las referencias a Ha-milton, Madison y Jay emitidas por el redactor de El Fanal, suponen, por una parte, la existencia de una élite o grupo de destino del mensaje que cuando menos conocía la obra y trayectoria de los autores citados; y por la otra, que el hecho de hacer uso de la ironía periodística parece estar mostrando el alcance y difusión, al menos en el ámbito informativo, tanto de la obra como de sus autores. De otro modo la burla carecería de objeto por no encontrar receptores capaces de apreciarla. De confor-midad con lo que sabemos de Tomás Lander, el terrible polemista liberal era muy cuidadoso de hacer uso de ese recurso comunicacional (Pino Iturrieta, 1998).
El largo camino recorrido por la historia intelectual desde la proclamación de nuestra primera independencia hasta el fin de Colombia y nuestro origen como el Estado que hoy somos, nos lleva a la conclusión de que al menos en Venezuela la obra de Hamilton, Madison y Jay fue suficientemente conocida, leída y que fue ampliamente utilizada en los procesos políticos vividos entre 1811 y 1831, por lo que las afirmaciones de Gustavo Velasco y Merle Simmons sobre el particular y que constituían hasta ahora el estado de la cuestión en relación con El Federalista y su influencia en América hispana, carecen de veracidad y deben revisarse.
Por otra parte, la aparición de estas citas y reproducciones de El Federalista en la prensa patria, que hemos citado a lo largo de este trabajo, abre una nueva perspectiva para el análisis y la comprensión del pensamiento político venezolano en relación con la historia intelectual del federalismo en el país.
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com
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emos
trado
po
r la
prác
tica
de lo
s Est
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Uni
dos d
el N
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” (p
. 156
).
“A m
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e es
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l sis
tem
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Gob
iern
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epre
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o y
Con
fede
rativ
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de
los
Esta
dos
más
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(p. 1
83).
69
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
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que
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(p. 1
82).
“Aqu
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sona
s que
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hac
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ón, ¿
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s, o
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vos
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. 179
).
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s, la
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(p. 1
57).
“Ya
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que
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y
mira
s qu
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anza
; y q
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llos
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inan
cas
i in
varia
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ente
en
la g
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a” (p
. 177
).
“Las
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s ap
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ida
que
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n po
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ecuc
ión,
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que
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cas
tigar
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ncia
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mod
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esan
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, vol
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unos
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trei
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enta
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umam
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enta
mill
as.
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(XIV
, p. 5
4).
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s lo
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curs
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ción
, y s
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puls
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e lo
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ses i
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ión”
(XV,
p. 5
9).
“El g
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ica
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idea
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ley
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, en
otra
s pa
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tigo
70
Polit
eia
41
FERNANDO FALCÓN
EL
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ia…
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tigo,
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ión
de la
mag
istr
atur
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s arm
as. L
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sólo
es a
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bres
; la
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e ne
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riam
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con
tra
las
cole
ctiv
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es p
olíti
cas,
com
uni-
dade
s o E
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os”
(XV,
p. 6
0).
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bser
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as re
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que
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l, de
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fund
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os
que
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do, e
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prin
cipi
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rio so
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igos
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la C
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ituci
ón q
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nos
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pone
. Deb
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tend
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a la
s per
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las
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sí co
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ones
que
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cor
azón
hum
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(XV
I, p.
64)
.
“Ent
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s con
fede
raci
ones
de l
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dad,
la m
ás co
nsid
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”.“L
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iem
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tima
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das
las
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s en
tre lo
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bros
; par
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ora;
pa
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era
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fede
raci
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ntes
, y
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mbr
os. L
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ione
s era
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(p. 6
9).
“Las
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ltade
s com
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s del
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ual C
ongr
eso,
se e
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itaba
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utad
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e ah
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, los
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nes,
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, la
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r” (p
. 161
).
“La
caus
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pad
re d
e la
dis
cord
ia; l
a in
efica
cia
del G
obie
rno
gene
ral y
la
s div
isio
nes y
des
trucc
ione
s que
suce
dier
on”
(p. 1
61).
“Ent
re la
s lig
as f
eder
ativ
as d
e la
ant
igüe
dad
la A
mph
ictió
nica
y A
chai
ana
mer
ecen
ser
not
adas
con
par
ticul
arid
ad. A
quél
la c
ompr
endí
a to
das
las
prin
-ci
pale
s ci
udad
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e la
Gre
cia
y er
a co
mpu
esta
por
un
Con
sejo
fede
ral e
n el
qu
e su
s m
iem
bros
rete
nían
el c
arác
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e Es
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nos
inde
pend
ient
es
y te
nían
igu
ales
vot
os. E
l C
onse
jo t
enía
pod
er p
ara
dete
rmin
ar t
odas
las
co
sas
corr
espo
ndie
ntes
al b
ien
gene
ral d
e la
Gre
cia,
hac
er la
gue
rra,
dec
idir
últim
a o
defin
itiva
men
te to
das
las
dife
renc
ias
entre
los
Esta
dos
y co
mpe
ler
a la
obe
dien
cia
a lo
s re
frac
tario
s co
n la
fue
rza
del t
odo,
si e
ra n
eces
ario
” (p
p. 1
58-1
59).
“Por
falta
de
verd
ader
os p
rinci
pios
de
unió
n, d
e un
pod
er p
ropi
amen
te re
gu-
lant
e en
la C
onst
ituci
ón, l
os m
iem
bros
más
fuer
tes
oprim
iero
n o
corr
ompi
-er
on lo
s más
déb
iles;
Ate
as g
ober
nó a
Gre
cia
por 7
0 añ
os; l
os la
cede
mon
ios
tuvi
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segu
ida
su tu
rno
de su
prem
acía
; y fi
nalm
ente
, los
teba
nos f
uero
n
71
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
ED
ER
ALI
STA
Ham
ilton
, Mad
ison
y Ja
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mbr
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oder
osos
y d
e ten
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s sub
or-
dina
dos,
esos
mie
mbr
os ti
rani
zaro
n su
cesi
vam
ente
a to
dos l
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emás
. Ate
nas,
segú
n no
s en
seña
Dem
óste
nes,
fue
árbi
tro d
e G
reci
a du
rant
e se
tent
a y
tres
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. Los
lace
dem
onio
s la
gob
erna
ron
desp
ués
por e
spac
io d
e ve
intin
ueve
; y
en e
l per
iodo
que
sigu
ió la
bat
alla
Leu
ctra
, les
lleg
ó a
los t
eban
os su
turn
o de
la d
omin
ació
n” (p
. 70)
.“E
n ve
z de
segu
ir es
ta p
olíti
ca ta
n na
tura
l, A
tena
s y E
spar
ta, e
nvan
ecid
as p
or
sus v
icto
rias y
la g
loria
adqu
irida
, se c
onvi
rtier
on en
riva
les p
rimer
o y
enem
igas
de
spué
s, ha
cién
dose
una
a o
tra m
ucho
más
dañ
o qu
e el
infe
rido
por J
erje
s”.
“Com
o un
gob
iern
o dé
bil,
cuan
do n
o es
tá e
n gu
erra
, se
halla
per
petu
amen
te
agita
do p
or d
isen
sion
es i
nter
nas,
ésta
s no
dej
an n
unca
de
atra
erle
nue
vas
cala
mid
ades
de
fuer
a. H
abie
ndo
arad
o lo
s fo
cens
es u
na ti
erra
sag
rada
que
pe
rtene
cía
al te
mpl
o de
Apo
lo, e
l con
sejo
anfi
ctió
nico
dec
idió
, de
acue
rdo
con
la su
pers
tició
n de
los t
iem
pos,
impo
ner u
na m
ulta
a lo
s sac
ríleg
os d
elin
-cu
ente
s. Lo
s foc
ense
s, in
stig
ados
por
Ate
nas y
Esp
arta
, no
quis
iero
n cu
mpl
ir el
cas
tigo.
Los
teba
nos,
junt
os c
on o
tras c
iuda
des,
tom
aron
sobr
e sí
apo
yar l
a au
torid
ad d
e lo
s an
fictio
nes
y ve
ngar
al o
fend
ido
dios
. Com
o es
tos
últim
os
cons
tituí
an e
l ban
do m
ás d
ébil
pidi
eron
aux
ilio
a Fi
lipo
de M
aced
onia
, que
ha
bía
alen
tado
en
secr
eto
la c
ontie
nda.
Fili
po a
prov
echó
gus
toso
la o
por-
tuni
dad
de p
oner
en
prác
tica
los d
esig
nios
que
abr
igab
a ha
cía
tiem
po c
ontra
la
s lib
erta
des
de G
reci
a. C
on s
us in
triga
s y
sobo
rnos
con
quis
tó a
los
líder
es
popu
lare
s de
varia
s ciu
dade
s; g
raci
as a
su in
fluen
cia
y a
sus v
otos
con
sigu
ió
la a
dmis
ión
en e
l con
sejo
anfi
ctió
nico
; y p
or su
s arm
as y
sus a
rtes s
e ad
ueñó
, fin
alm
ente
, de
la c
onfe
dera
ción
.És
tas
fuer
on la
s co
nsec
uenc
ias
del e
rrón
eo p
rinci
pio
en q
ue a
quel
la in
tere
-sa
nte
orga
niza
ción
est
uvo
fund
ada.
Seg
ún a
firm
a un
ses
udo
obse
rvad
or d
el
dest
ino
grie
go, s
i ese
paí
s se
hubi
era u
nido
en
una
conf
eder
ació
n m
ás e
stric
ta
y pe
rsis
tido
en la
uni
ón, n
unca
sufr
iera
el y
ugo
de M
aced
onia
, y q
uizá
hub
iese
se
rvid
o de
bar
rera
con
tra lo
s vas
tos p
lane
s de
Rom
a,La
liga
aqu
ea, s
egún
se
nom
brab
a, e
ra o
tra s
ocie
dad
de re
públ
icas
grie
gas,
que
nos p
ropo
rcio
na v
alio
sas e
nseñ
anza
s.Su
uni
ón er
a muc
ho m
ás co
mpl
eta y
su o
rgan
izac
ión
más
sabi
a que
el ej
empl
o an
terio
r. R
esal
tará
, por
tant
o, q
ue si
cop
udo
esca
par a
una
cat
ástro
fe a
nálo
ga,
bajo
nin
gún
conc
epto
la m
erec
ía e
n el
mis
mo
grad
o.
amos
. Dur
ante
la d
urac
ión
de la
liga
Gre
cia
man
ifest
ó fr
ecue
ntem
ente
toda
la
deb
ilida
d, c
onte
nció
n, d
erra
mam
ient
o de
san
gre
que
pued
en e
sper
arse
de
una
veci
ndad
de
dese
nfre
nada
s y ri
vale
s sob
eran
ías.
Ate
nas
y Es
parta
pas
an
de r
ival
es a
ene
mig
os y
ent
ran
en g
uerr
a ab
ierta
; cor
rom
(ile
gibl
e) b
iles
a qu
e se
una
n a
sus
resp
ectiv
os e
stan
darte
s. Lo
s fo
cian
os, h
abie
ndo
redu
cido
a
sus
desi
gnio
s ru
rale
s al
gún
terr
itorio
con
sagr
ado
perte
neci
ente
al t
empl
o de
Apo
lo, i
ncur
riero
n en
la d
ispl
icen
cia
del C
onse
jo a
nfict
ióni
co, q
uien
por
co
nsig
uien
te m
ulta
al t
rasg
reso
r. Es
te, s
in e
mba
rgo,
sos
teni
do p
or A
tena
s y
Espa
rta, d
esob
edec
e el
dec
reto
. Los
teba
nos,
auxi
liado
s po
r otra
s ci
udad
es,
hace
n ca
usa
com
ún c
on e
l Con
sejo
anfi
ctió
nico
, par
a ca
stig
ar lo
que
ello
s co
nceb
ían
ser
una
cond
ucta
sac
ríleg
a de
los
foci
anos
. Est
os y
sus
alia
dos,
no o
bsta
nte
dem
asia
do fu
erte
s par
a el
Con
sejo
, los
teba
nos y
sus a
mig
os ll
a-m
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su a
sist
enci
a a
Phili
po d
e M
aced
onia
, qui
en ti
empo
ha,
incl
inad
o a
la
dest
rucc
ión
de la
libe
rtad
grie
ga, f
omen
taba
sec
reta
men
te la
div
isió
n de
sus
Es
tado
s. Ph
ilipo
aum
enta
la o
portu
nida
d; y
pro
cura
ndo
ser é
l mis
mo
eleg
ido
uno
de lo
s mie
mbr
os d
el C
onse
jo an
fictió
nico
, sob
orna
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los j
efes
pop
ular
es
de al
guna
s de l
as ci
udad
es se
hac
e lue
go d
espu
és, c
on la
com
bina
da fu
erza
de
sus i
ntrig
as y
arm
as, a
mo
así d
el C
onse
jo c
omo
de la
Gre
cia.
La se
gund
a con
fede
raci
ón q
ue o
bser
vam
os es
la d
e los
acha
iano
s. Es
ta cé
lebr
e lig
a, su
perio
r a la
ante
rior,
en ta
nto
que l
as ci
udad
es q
ue la
com
poní
an, a
unqu
e re
tení
a ca
da u
na s
u ju
risdi
cció
n m
unic
ipal
y n
ombr
amie
nto
de s
us o
ficia
les,
tení
an to
dos
las
mis
mas
leye
s y
cost
umbr
es, l
os m
ism
os p
esos
y m
edid
as y
la
s mis
ma
mon
eda,
con
todo
, por
falta
de
conv
enie
ntes
prin
cipi
os e
n su
fun-
daci
ón, p
artic
ipó
de ig
ual d
estin
o qu
e la
liga
anfi
ctió
nica
. La
liga
acha
iáni
ca
com
pren
día l
as m
ás co
rtas d
e las
ciud
ades
de l
a Gre
cia.
Dur
ante
la co
ntin
uaci
ón
de la
conf
eder
ació
n an
fictió
nica
, los
acha
iano
s era
n só
lo d
e poc
a im
porta
ncia
; si
n em
barg
o, d
espu
és d
e la
subv
ersi
ón d
e és
ta p
or P
hilip
o, lo
s ach
aian
os, q
ue
sólo
se
les
perm
itía
exis
tir ta
nto
por
Phili
po c
omo
por A
lexa
ndro
, hic
iero
n al
gún
pape
l en
la G
reci
a. A
dopt
ada
una
dife
renc
ia p
olíti
ca p
or lo
s suc
esor
es
de es
tos p
rínci
pes,
con
el fi
n de
corr
ompe
r y d
isol
ver l
a lig
a, se
alar
mó
toda
la
Gre
cia e
hiz
o un
nob
le es
fuer
zo p
ara r
ecob
rar y
aseg
urar
su li
berta
d; el
celo
de
Espa
rta y
Ate
nas a
la p
ersp
ectiv
a de l
a nac
ient
e fam
a de l
os ac
haia
nos,
frus
tra,
sin
emba
rgo,
la e
mpr
esa.
Cle
omen
es, r
ey d
e Es
parta
, ata
ca a
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ecin
os lo
s ac
haia
nos
y pe
rsua
de a
los
reye
s de
Egi
pto
y Si
ria, a
qui
enes
los
acha
iano
s
72
Polit
eia
41
FERNANDO FALCÓN
EL
FE
DE
RA
LIST
AH
amilt
on, M
adis
on y
Jay
DE
RE
CH
OS
DE
LA
AM
ÉR
ICA
DE
L SU
R Y
MÉ
XIC
O. T
OM
O II
Will
iam
Bur
ke
Las c
iuda
des q
ue in
tegr
aban
est
a lig
a co
nser
vaba
n su
juris
dicc
ión
mun
icip
al,
nom
brab
an a
sus f
unci
onar
ios y
goz
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de u
na p
erfe
cta i
gual
dad.
El s
enad
o al
qu
e acu
dían
sus r
epre
sent
ante
s, te
nía e
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echo
excl
usiv
o de
la p
az y
la g
uerra
; el
de
man
dar y
reci
bir e
mba
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res;
cel
ebra
r alia
nzas
y tr
atad
os; n
ombr
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o m
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trado
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reto
r, co
mo
se ll
amab
a, q
ue m
anda
ba e
l ejé
rcito
y,
con
el co
nsej
o y
el c
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ntim
ient
o de
die
z sen
ador
es, n
o só
lo a
dmin
istra
ba el
go
bier
no e
n el
rece
so d
el se
nado
, sin
o qu
e te
nía
una
parti
cipa
ción
impo
rtant
e en
sus
del
iber
acio
nes
cuan
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quél
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aba
reun
ido.
Con
form
e a
la p
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va
Con
stitu
ción
hab
ía d
os p
reto
res
que
cola
bora
ban
en a
l adm
inis
traci
ón; p
ero
en la
prá
ctic
a se
pre
firió
uno
solo
.To
das
las
ciud
ades
tení
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éntic
as le
yes
y co
stum
bres
, los
mis
mos
pes
os y
m
edid
as y
la m
isma m
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a. P
ero
no se
sabe
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ué p
unto
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sulta
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de la
auto
ridad
del
cons
ejo
fede
ral.
Sólo
se n
os d
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ue la
s ciu
dade
s se v
eían
ob
ligad
as e
n ci
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mod
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tar l
as m
ism
as le
yes
y co
stum
bres
. Cua
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dem
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rodu
cida
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la l
iga
por
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pém
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e su
ceso
fue
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bolic
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curg
o y
la a
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de la
s que
regí
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los a
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s. La
Con
fede
raci
ón A
nfict
ióni
ca, d
e la q
ue h
abía
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a dej
ó en
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no ej
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gob
iern
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n. E
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ola
una
dife
renc
ia s
usta
ncia
l en
la ín
dole
de
ambo
s sis
tem
as”
(p. 7
1).
“Mie
ntra
s du
ró la
Con
fede
raci
ón A
nfict
ióni
ca, l
a de
los
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os, q
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pren
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únic
amen
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zo g
ran
pape
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la e
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iega
. Cua
ndo
la p
rimer
a ca
yó v
íctim
a de
Mac
edon
ia, l
a se
gund
a fu
e sa
lvad
a po
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polít
ica
de F
ilipo
y A
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ndro
. Per
o ba
jo lo
s su
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res
de
esto
s prín
cipe
s pre
vale
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into
sist
ema,
y lo
s arti
ficio
s de l
a div
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pu
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prá
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tre lo
s aq
ueos
. Se
desv
ió c
ada
ciud
ad h
acia
un
inte
rés
dist
into
y la
uni
ón fu
e dis
uelta
. Alg
unas
de l
as ci
udad
es ca
yero
n ba
jo la
tira
nía
de la
s gua
rnic
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edon
ias;
otra
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s de u
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e sus
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opia
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verg
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a y
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ión
desp
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ante
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ho
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rtad.
Alg
unas
ciu
dade
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ron
y su
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o fu
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o po
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s, a
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ida
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ones
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aced
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otra
ve
z ro
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enas
y c
on e
sta
mira
y m
ás p
reci
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las d
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es
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s mie
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Rom
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uel t
iem
po h
asta
el d
ía p
rese
nte”
(pp.
159
-161
).
73
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
ED
ER
ALI
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ón a
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y qu
e,
com
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s co
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ron
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ma
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cino
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ión.
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y lo
s aq
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no
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en
apre
nder
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men
udo
suce
de,
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n al
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torio
so n
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sino
un
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edon
ia, n
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s grie
gos.
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pesa
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s m
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, se
unie
ron
con
los
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y lo
s at
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, y a
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ón. E
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ose,
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con
est
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riore
s to
daví
a a
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mpe
ño, a
cudi
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una
vez
más
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Mac
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ia s
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. Una
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risis
sobr
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o a l
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a. L
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tre su
s mie
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tada
s por
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rum
ento
s mer
cena
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ara e
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ucar
a su
s com
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sem
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con
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or e
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ia y
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rom
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, ant
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aso
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los
que
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en
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ridad
, hab
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sal e
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reci
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on la
mis
ma
daña
da in
tenc
ión
alej
aron
a
los
mie
mbr
os d
e la
liga
, hac
iend
o va
ler
ante
su
orgu
llo la
vio
laci
ón q
ue
sign
ifica
ba c
ontra
su
sobe
raní
a. G
raci
as a
est
as m
añas
, últi
ma
espe
ranz
a de
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reci
a y
de la
ant
igua
libe
rtad,
fue
dest
roza
da; y
se in
trodu
jero
n ta
l ine
ptitu
d
74
Polit
eia
41
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FE
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on y
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ke
y ta
l con
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ón q
ue la
s arm
as d
e R
oma
com
plet
aron
sin
gran
trab
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inic
iada
por
sus i
ntrig
as. L
os a
queo
s fue
ron
aniq
uila
dos y
Aca
ya c
arga
da d
e la
s cad
enas
baj
o la
s que
toda
vía
gim
e” (X
VII
I, pp
. 72-
73).
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rinci
pio
fund
amen
tal e
n qu
e des
cans
a, d
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es u
na co
mun
i-da
d de
sobe
rano
s, qu
e la
die
ta e
s una
repr
esen
taci
ón d
e so
bera
nos,
y qu
e la
s le
yes s
e dic
tan
por e
ntid
ades
sobe
rana
s, ha
ce d
el im
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un
cuer
po en
erva
do,
inca
paz d
e gob
erna
r a su
s mie
mbr
os, i
nseg
uro
fren
e a lo
s pel
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s del
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rior
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terio
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una
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tinua
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enta
ción
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s un
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s en
tre e
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y lo
s prí
ncip
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s prí
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sí; d
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iles;
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igas
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tranj
eras
; de i
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ient
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tal o
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bres
y
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efec
tivas
, que
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mo
cons
ecue
ncia
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anza
s y d
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taci
ones
, en
las q
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undí
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ente
y a
l cul
pabl
e, u
na h
isto
ria, e
n fin
, de
inep
titud
gen
eral
, con
fusi
ón
y su
frim
ient
o” (X
IX, p
. 75)
.
“Com
o en
los
tres
últim
os n
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os h
e re
visa
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s pr
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s que
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erno
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erac
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l mal
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sibl
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ecto
de l
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ción
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ara
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eyes
. Los
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ados
Uni
dos,
tal c
omo
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gani
za-
dos,
no ti
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el p
oder
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ir la
obe
dien
cia
o ca
stig
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des
obed
ienc
ia
de s
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anda
tos,
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ni d
e la
sus
pens
ión
o pr
ivac
ión
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ilegi
os, n
i med
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e ni
ngún
otro
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cedi
mie
nto
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tituc
iona
l”.
“La
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ncia
de
una
gara
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iern
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e lo
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el p
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fede
ral”
.
“Sin
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uest
ra as
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ón, e
n la
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liz ex
perie
n-ci
a de
tod
as l
as c
onfe
dera
cion
es m
oder
nas,
fund
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sob
re e
l im
perf
ecto
pr
inci
pio
“de
legi
slar
par
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s in
divi
duos
com
o en
cue
rpo
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”;
en la
suc
esió
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las
guer
ras,
que,
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re e
l em
pera
dor
com
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beza
de
los
Esta
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y en
tre lo
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tado
s m
ism
os, h
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y ru
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Ale
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que
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y fu
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tran
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d, a
sí c
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e un
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ism
a ca
usa:
la im
perf
ecta
legi
slac
ión)
de
Polo
nia,
Hol
anda
y S
uiza
…”
(p. 1
63).
“El i
mpe
rfec
to p
rinci
pio
de le
gisl
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ara E
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os en
luga
r de i
ndiv
iduo
s, er
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gran
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caus
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dica
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oder
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ica.
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puta
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os. L
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s. El
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pele
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, por
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ulta
, o d
e otro
mod
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l del
mis
mo
mod
o no
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ía p
ara
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ontin
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caso
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75
Polit
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41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
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de
cuot
as,
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tro e
rror
bás
ico
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ción
” (X
XI,
pp. 8
1-83
).“A
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ás d
e los
def
ecto
s ya e
num
erad
os, h
ay en
el si
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a fed
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vig
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otro
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or im
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ncia
, que
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tribu
yen
a ha
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que
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chus
ets,
o a
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nect
icut
, o a
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va
York
…”
(pp.
85-
87).
“Nos
que
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una
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a qu
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s de
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su v
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nific
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y al
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(XX
II, p
. 90)
.
“Lo
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36).
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. 239
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” (p
p. 1
68-1
69).
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. 186
).
76
Polit
eia
41
FERNANDO FALCÓN
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242
).
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XIV
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7).
“Par
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. 33)
.
77
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
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000.
78
Polit
eia
41
FERNANDO FALCÓN
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824-
1825
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tes e
xclu
siva
s e im
porta
ntís
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l pod
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(Nº I
X, p
. 35)
.
“Los
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ados
del
des
potis
mo
han
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vech
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los d
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s que
des
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repú
blic
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s, no
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ra lo
s pr
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pios
mis
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la
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tad
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l” (N
º IX
, p. 3
2).
“Per
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cien
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olíti
ca, c
omo
casi
toda
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cien
cias
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uos n
o co
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rfec
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(Nº I
X, p
. 32)
.
“La d
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n or
dena
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tam
ento
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ción
; tod
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los
tiem
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mod
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s. So
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s, m
edio
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dero
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obre
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ven
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s de
l gob
iern
o re
publ
ican
o y
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orar
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evita
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impe
rfec
cion
es”
(Nº I
X, p
. 32)
.
“Sie
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pue
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públ
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ada
la re
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n de
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esen
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cta
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l Con
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tiem
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xclu
siva
, y m
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” (N
º 59,
10/
02/1
825)
.
“En
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que
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r muc
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ión,
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al…
” (N
º 59)
.
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rno
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o m
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muy
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tos
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s, no
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prin
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amen
tale
s qu
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ron
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s inc
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(Nº 5
9).
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s; la
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cion
es”
(Nº 5
9).
79
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
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ALI
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(Ham
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gada
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nec
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para
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r la
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” (N
º IX
, p. 3
4).
“Una
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blic
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dole
, cap
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ione
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fede
raci
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uno,
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ibre
, pod
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poné
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e con
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endi
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s de
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surp
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rpac
ión”
.“S
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pop
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nía”
.“C
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iern
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pone
de p
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epúb
licas
, dis
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rna
de c
ada
una;
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to a
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ión,
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s las
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es m
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º IX
, p. 3
4).
“Las
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ias
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una
dem
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cia
y un
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públ
ica
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ica,
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e, e
s pe
queñ
a, la
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i es
gran
de la
des
truye
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icio
inte
rior.
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de
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tant
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cias
com
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buen
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guna
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Por e
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bres
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ecis
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ivir
en el
gob
iern
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uno
solo
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bier
an im
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ado
un m
odo
de C
ons-
tituc
ión,
que
a to
das l
as v
enta
jas i
nter
iore
s del
gob
iern
o re
publ
ican
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la
fuer
za e
xter
ior d
el m
onár
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l es l
a re
públ
ica
fede
rativ
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ta fo
rma d
e gob
iern
o es
un
conv
enio
que
hac
en v
ario
s cue
rpos
pol
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s, po
r el
cua
l con
sien
ten
en s
er c
iuda
dano
s de
otro
est
ado
may
or q
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opon
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form
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así v
iene
n a h
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una
soci
edad
de s
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dade
s que
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an o
tra n
ueva
, la
que
pue
de h
acer
se m
ayor
uni
éndo
se n
uevo
s aso
ciad
os”
(Nº 5
9).
“Est
a es
peci
e de
repú
blic
a, c
apaz
de
resi
stir
a la
fuer
za e
xter
ior,
pued
e m
an-
tene
rse
en to
da su
ext
ensi
ón si
n qu
e se
cor
rom
pa e
l int
erio
r, pu
es la
form
a de
es
ta so
cied
ad e
vita
todo
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inco
nven
ient
es.
El q
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uisi
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surp
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dría
esta
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e un
mis
mo
mod
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todo
s lo
s Est
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conf
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ados
. Si e
n un
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oder
, cau
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ietu
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los d
emás
: si s
e sub
yuga
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una p
arte
, la q
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ueda
se li
bre l
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istir
ía co
n fu
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s in
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ndie
ntes
de
las
que
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pado
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de
que
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base
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.Si
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uno
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mbr
os c
onfe
dera
dos,
los d
emás
pue
den
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igua
rlo. S
i se
intro
duce
n al
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s abu
sos e
n al
guna
s par
tes,
los c
orrig
en
las p
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s san
as. E
ste E
stad
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erec
er p
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otro
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ción
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fede
rado
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esto
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icas
, pos
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º 59)
.
“Los
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gra
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tos,
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80
Polit
eia
41
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824-
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ante
s, y
es p
ropo
rcio
nalm
ente
más
gra
nde
en
la re
públ
ica m
ás p
eque
ña, s
e ded
uce q
ue si
la p
ropo
rció
n de
per
sona
s idó
neas
no
es m
enor
en la
repú
blic
a gra
nde q
ue en
la p
eque
ña, l
a prim
era t
endr
á may
or
cam
po e
n qu
e es
coge
r y, c
onsi
guie
ntem
ente
, más
pro
babi
lidad
de
hace
r una
se
lecc
ión
adec
uada
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segu
ndo
luga
r, co
mo
cada
repr
esen
tant
e ser
á ele
gido
por
un
núm
ero
may
or
de el
ecto
res e
n la
repú
blic
a gra
nde q
ue en
la p
eque
ña, l
es se
rá m
ás d
ifíci
l a lo
s m
alos
can
dida
tos p
oner
en
jueg
o co
n éx
ito lo
s tru
cos m
edia
nte
los c
uale
s se
gana
n co
n fr
ecue
ncia
las e
lecc
ione
s; y
com
o el
pue
blo
vota
rá m
ás li
brem
ente
, es
pro
babl
e qu
e el
egirá
a lo
s qu
e po
sean
más
mér
itos
y un
a re
puta
ción
más
ex
tend
ida
y só
lida.
Deb
o co
nfes
ar q
ue en
éste
com
o en
casi
todo
s los
caso
s, ha
y un
térm
ino
med
io,
a am
bos
lado
s, de
l cua
l se
enco
ntra
rán
inco
nven
ient
es. A
mpl
iand
o m
ucho
últim
o a u
n pe
queñ
o nú
mer
o de
ciud
adan
os es
cogi
dos p
or el
rest
o; y
segu
ndo,
el
may
or n
úmer
o de
ciu
dada
nos
y la
may
or e
sfer
a y
exte
nsió
n de
terr
itorio
so
bre
que
la m
ism
a pu
ede
tam
bién
ext
ende
rse.
El e
fect
o de
la p
rimer
a di
fere
ncia
es,
por u
na p
arte
, refi
nar y
ens
anch
ar la
s m
iras p
úblic
as, p
asán
dola
s, di
gám
oslo
así
, por
el m
edio
de
unos
ciu
dada
nos
esco
gido
s, cu
ya sa
bidu
ría p
ueda
dis
cern
ir m
ejor
los v
erda
dero
s int
eres
es d
el
país
, y c
uyo
patri
otis
mo
y am
or a
la ju
stic
ia se
a m
enos
cap
az d
e sa
crifi
carlo
s a
cons
ider
acio
nes t
rans
itoria
s o p
arci
ales
…Po
r la
otra
par
te p
uede
inve
rtirs
e el
efe
cto:
hom
bres
facc
ioso
s po
r tem
pera
-m
ento
, lle
nos d
e pre
ocup
acio
nes l
ocal
es, d
e mira
s sin
iestr
as p
uede
n, p
or m
edio
de
la in
triga
y d
e la c
orru
pció
n, o
bten
er p
rimer
o lo
s suf
ragi
os y
hac
er tr
aici
ón
a lo
s int
eres
es d
el p
uebl
o. L
a cu
estió
n qu
e re
sulta
de
aquí
es s
aber
cuá
l de
las
repú
blic
as es
la m
ás fa
vora
ble p
ara l
a ele
cció
n de
los v
erda
dero
s dep
osita
rios d
e la
felic
idad
púb
lica,
si u
na p
eque
ña o
una
exte
nsa;
y d
esde
lueg
o no
s dec
idim
os
a fa
vor d
e es
ta ú
ltim
a po
r dos
con
side
raci
ones
muy
obv
ias.
En p
rimer
luga
r, de
be o
bser
vars
e qu
e po
r peq
ueña
que
sea
la re
públ
ica
los
repr
esen
tant
es d
eben
siem
pre
elev
arse
a u
n ci
erto
núm
ero
a fin
de
pone
rse
a cu
bier
to d
e las
cába
las;
y po
r ext
ensa
que
sea,
ello
s deb
en li
mita
rse a
otro
cier
to
núm
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a fin
de
evita
r la
conf
usió
n de
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ultit
ud. D
e aq
uí e
s que
no
esta
ndo
en p
ropo
rció
n al
núm
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de co
nstit
uyen
tes e
l núm
ero
de lo
s rep
rese
ntan
tes e
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bos c
asos
, y si
endo
a p
ropo
rció
n m
ayor
en
la p
eque
ña re
públ
ica,
se si
gue
que s
i la p
ropo
rció
n de
indi
vidu
os id
óneo
s no
es m
enor
en la
repú
blic
a ext
ensa
qu
e en
la p
eque
ña, e
n la
prim
era
habr
á m
ás q
ue e
scog
er y
por
con
sigu
ient
e m
ayor
pro
babi
lidad
de
una
buen
a el
ecci
ón.
En se
gund
o lu
gar,
com
o qu
iera
que
cad
a re
pres
enta
nte
será
esc
ogid
o po
r un
may
or n
úmer
o de
ciu
dada
nos e
n la
repú
blic
a ex
tens
a, se
rá m
enos
difí
cil p
ara
los
cand
idat
os in
dign
os d
e ej
erci
tar c
on s
uces
o la
s m
alas
arte
s co
n qu
e fr
e-cu
ente
men
te se
eje
cuta
n la
s ele
ccio
nes;
y si
endo
más
libr
es lo
s suf
ragi
os d
el
pueb
lo, s
e re
unirá
n m
ás p
roba
blem
ente
en
hom
bres
de
un m
érito
ver
dade
ro
y de
una
repu
taci
ón b
ien
sent
ada.
Pero
deb
e co
nfes
arse
que
en
este
cas
o, c
omo
en o
tros m
ucho
s, ha
y un
med
io
entre
los e
xtre
mos
; por
que
si e
s muy
gra
nde
el n
úmer
o de
los e
lect
ores
, sus
re
pres
enta
ntes
no
podr
án e
star
bie
n al
cab
o de
toda
s su
s ci
rcun
stan
cias
e
81
Polit
eia
41
PRESENCIA DE LOS PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS DE EL FEDERALISTA EN LOS PROCESOS DE INDEPENDENCIA ...E
L F
ED
ER
ALI
STA
(Ham
ilton
, Mad
ison
y Ja
y)E
L O
BSE
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DO
R C
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ÑO
(Car
acas
, 182
4-18
25)
el n
úmer
o de
los
elec
tore
s, se
cor
re e
l rie
sgo
de q
ue e
l rep
rese
ntan
te e
sté
poco
fam
iliar
izad
o co
n la
s ci
rcun
stan
cias
loca
les
y co
n lo
s in
tere
ses
men
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impo
rtant
es d
e aq
uéllo
s; y
redu
cién
dolo
dem
asia
do, s
e at
a al
repr
esen
tant
e ex
cesiv
amen
te a
esto
s int
eres
es, y
se le
inca
paci
ta p
ara c
ompr
ende
r los
gra
ndes
fin
es n
acio
nale
s y
dedi
cars
e a
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s. En
est
e as
pect
o, la
Con
stitu
ción
fede
ral
cons
tituy
e una
mez
cla f
eliz
; los
gra
ndes
inte
rese
s gen
eral
es se
enco
mie
ndan
a la
legi
slat
ura
naci
onal
y lo
s par
ticul
ares
y lo
cale
s a la
de
cada
Est
ado.
La o
tra d
ifere
ncia
est
riba
en q
ue e
l gob
iern
o re
publ
ican
o pu
ede
regi
r a
un
núm
ero
muc
ho m
ayor
de c
iuda
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s y u
na ex
tens
ión
terri
toria
l más
impo
rtant
e qu
e el
gob
iern
o de
moc
rátic
o; y
es
prin
cipa
lmen
te e
sta
circ
unst
anci
a la
que
ha
ce m
enos
tem
ible
s la
s co
mbi
naci
ones
facc
iosa
s en
el p
rimer
o qu
e en
est
e úl
timo.
Cua
nto
más
peq
ueña
es u
na so
cied
ad, m
ás e
scas
os se
rán
los d
istin
tos
parti
dos
e in
tere
ses
que
la c
ompo
nen;
cua
nto
más
esc
asos
son
los
dist
into
s pa
rtido
s e in
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ses,
más
frec
uent
e es q
ue el
mis
mo
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do te
nga l
a may
oría
; y
cuan
to m
enor
es el
núm
ero
de in
divi
duos
que
com
pone
n es
a may
oría
y m
enor
el
círc
ulo
en q
ue se
mue
ven,
may
or se
rá la
faci
lidad
con
que p
odrá
n co
ncer
tars
e y
ejec
utar
sus p
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s opr
esor
es. A
mpl
iad
la e
sfer
a de
acc
ión
y ad
miti
réis
una
m
ayor
var
ieda
d de
par
tidos
y d
e int
eres
es; h
aréi
s men
os p
roba
ble q
ue u
na m
a-yo
ría d
el to
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enga
mot
ivo
para
usu
rpar
los d
erec
hos d
e los
dem
ás ci
udad
anos
; y
si e
se m
otiv
o ex
iste
, les
será
más
difí
cil a
todo
s los
que
lo si
ente
n de
scub
rir
su p
ropi
a fu
erza
, y o
brar
todo
s de
con
cier
to. F
uera
de
otro
s im
pedi
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tos,
debe
seña
lars
e qu
e cu
ando
exi
ste
la c
onci
enci
a de
que
se a
brig
a un
pro
pósi
to
inju
sto
o in
dign
o, la
com
unic
ació
n su
ele
ser r
eprim
ida
por l
a de
scon
fianz
a,
en p
ropo
rció
n al
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ero
cuya
coo
pera
ción
es n
eces
aria
.D
e lo
ant
erio
r se
dedu
ce c
lara
men
te q
ue la
mis
ma
vent
aja
que
pose
e la
repú
-bl
ica s
obre
la d
emoc
raci
a, al
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r a ra
ya lo
s efe
ctos
del
espí
ritu
de p
artid
o, la
tie
ne u
na re
públ
ica g
rand
e en
com
para
ción
a un
a peq
ueña
y la
pos
ee la
Uni
ón
sobr
e los
Est
ados
que
la co
mpo
nen.
¿Con
sist
e est
a ven
taja
en el
hec
ho d
e que
su
stitu
ye re
pres
enta
ntes
cuy
os v
irtuo
sos s
entim
ient
os e
ilus
trada
inte
ligen
cia
los
hace
sup
erar
los
prej
uici
os lo
cale
s y
los
proy
ecto
s in
just
os?
No
pued
e ne
gars
e qu
e la
repr
esen
taci
ón d
e la
Uni
ón ti
ene
may
ores
pro
babi
lidad
es d
e po
seer
esa
s ne
cesa
rias
dote
s. ¿C
onsi
ste
acas
o en
la
may
or s
egur
idad
que
of
rece
la d
iver
sida
d de
par
tidos
, con
tra e
l adv
enim
ient
o de
que
uno
supe
re y
inte
rese
s loc
ales
; y si
es co
rto en
dem
asía
, ent
once
s ser
á ind
ebid
amen
te ad
icto
a
ello
s, y
muy
poc
o ap
to p
ara
com
pren
der y
seg
uir l
os g
rand
es y
gen
eral
es,
está
n en
carg
ados
al g
obie
rno
gene
ral o
nac
iona
l, y
los p
artic
ular
es y
loca
les,
a lo
s gob
iern
os p
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ular
es d
e lo
s Est
ados
.El
otro
pun
to d
e di
fere
ncia
es
el m
ayor
núm
ero
de c
iuda
dano
s y
la m
ayor
ex
tens
ión
de te
rrito
rio q
ue p
uede
com
pren
der
el c
ompá
s de
una
rep
úblic
a cu
al q
ueda
defi
nida
, en
cont
rapo
sici
ón co
n un
gob
iern
o de
moc
rátic
o; ci
rcun
sta
ncia
que
hac
e m
enos
tem
ible
s la
s co
mbi
naci
ones
facc
iosa
s en
la p
rimer
a.
Mie
ntra
s men
or se
a la a
soci
ació
n, m
enor
es se
rán
prob
able
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te lo
s dis
tinto
s pa
rtido
s e
inte
rese
s qu
e la
com
pong
an: m
ient
ras
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ores
sea
n lo
s di
stin
tos
parti
dos e
inte
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s, co
n m
ás fr
ecue
ncia
se en
cont
rará
una
may
oría
del
mis
mo
parti
do; y
mie
ntra
s m
enor
sea
el n
úmer
o de
indi
vidu
os q
ue c
ompo
ngan
una
m
ayor
ía, y
men
or s
ea la
esc
ala
en q
ue e
stán
col
ocad
os, c
on m
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faci
lidad
se
pon
drán
de
acue
rdo
y ej
ecut
arán
sus p
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s opr
esiv
os. E
xten
ded
la e
sfer
a y
com
pren
deré
is m
ayor
núm
ero
de p
artid
os e
inte
rese
s; h
aréi
s m
enos
pro
b-ab
le q
ue u
na m
ayor
ía d
e la
tota
lidad
teng
a un
inte
rés
com
ún e
n in
vadi
r los
de
rech
os d
e los
dem
ás ci
udad
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; o si
acas
o ex
iste
un
mot
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tal,
será
muc
ho
más
difí
cil p
ara
todo
el q
ue e
stá
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l val
orar
su
prop
ia f
uerz
a, y
ob
rar d
e acu
erdo
con
los d
emás
. Fue
ra d
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bem
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bser
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que
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ient
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mira
s inj
usta
s y d
esho
nros
as, l
a de
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fianz
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ye s
iem
pre
las
com
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acio
nes
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opor
ción
del
may
or n
úmer
o cu
ya
conc
urre
ncia
nec
esar
ia.
De a
quí s
e ded
uce c
lara
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te q
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s mis
mas
ven
taja
s que
tien
e una
repú
blic
a so
bre
una
dem
ocra
cia
para
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los
efec
tos
de la
s fa
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las
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ualm
ente
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repú
blic
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tens
a so
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peq
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tien
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e su
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ales
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stic
ia?
Nad
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ral p
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al
82
Polit
eia
41
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EL
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arac
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824-
1825
)
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os e
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men
…”
(Nº X
, pp.
39-
41).
aum
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la m
ism
a pr
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