dardo scavino: origen de la palabra "gobierno"

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  • 7/25/2019 Dardo Scavino: Origen de La Palabra "Gobierno"

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    Este blog

    M A P A S C O M P A R T I D O S

    Palabras: Gobierno, por Dardo Scavino

    n 1947 Norbert Wiener buscaba una palabra para bautizar su teora acerca

    del gobierno de las mquinas, y termin adoptando el vocablo cybernetics,

    derivado, como explicaba, de la palabra griega kubernts, o piloto, la

    misma de donde proviene, al fin de cuentas, gobernante, pero tambin,

    podramos aadir, gobernalle, voz espaola sustituto de timn y traduccin

    del equivalente latino: regimen. Grande o pequeo, el gobernante era un

    timonel para los griegos; y laplis, como consecuencia, un navo. Porque

    a pesar de lo que padecen ciertas ciudades desde tiempos inmemoriales,

    algunas logran permanecer estables, sin llegar a naufragar, deca el

    Extranjero en el Polticode Platn. Y aada: Muchas, como barcos que se

    hunden, perecen, perecieron y seguirn pereciendo, por culpa de sus

    miserables pilotos (kuberntn) y marineros (nautn) Esto explica por

    qu las ciudades mal timoneadas terminan, para el ateniense, en una stasis

    (palabra que puede significar tanto guerra civil como inundacin) o uncataclismo(vocablo que significaba, literalmente, hundimiento, y que los

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    romanos solan traducir por diluvium, un sustantivo derivado de diluere,

    esto es: diluir o disolver los lazos, y en este caso preciso los llamados

    vnculos civiles). Segn el mito del Timeo, la propia Atlntida haba acabado

    hundindose en el ocano por culpa de los gobiernos incapaces de controlar

    los tumultos, las agitaciones y todas esas convulsiones internas que los

    griegos llamaban sloi, trmino proveniente, una vez ms, de hlos, mar.

    Y no fue Typhn, precisamente, el titn que estuvo a punto de terminar

    con el reinado de Zeus?

    El mar, y sobre todo el mare magnum, seguira siendo considerado,

    durante siglos, como un espacio totalmente ajeno a las jurisdicciones

    estatales. Si el epteto libresuele estar asociado con el sustantivo mar, se

    debe a que los hombres no estaban sujetos all a un soberano ni, comoconsecuencia, a ninguna ley civil. El mar, en este aspecto, era lo que ms

    se pareca a ese mtico estado de naturaleza anterior a la fundacin de los

    rdenes civiles. Esto explica entonces las dificultades que encontraron los

    juristas europeos cuando tuvieron que abordar la cuestin de la piratera:

    poda tildarse de criminal a un pirata si actuaba en ese espacio donde no

    existan leyes susceptibles de violarse? El horror de los marinos a la hora

    de aventurarse en el mare magnumno provena tanto de los monstruos

    imaginarios como de las fieras reales: de esos hombres que podan

    asesinarlos sin temor a verse perseguidos a continuacin por la justicia.

    En una de esas alegoras del buen gobierno muy corrientes en el siglo

    XVII, Sor Juana Ins de la Cruz iba a comparar a la ciudad de Mxico con

    Delos, la isla que haba permanecido hundida durante aos en el mar

    Mediterrneo, de vientos y ondas combatida, hasta que Neptuno viniera

    a estabilizarla con su tridente en un punto del Egeo. La monja aluda as a

    las inundaciones peridicas de la capital azteca construida, como se sabe,

    en mitad de una laguna- pero tambin a los frecuentes motines de su

    poblacin o a la inestabilidad poltica del reino. Jugando con la voz latina

    unda, que significaba onda u ola pero tambin agitacin popular, y de donde

    proviene, justamente, el vocablo inundacin, Sor Juana esperaba que

    gracias al prximo virrey, el nuevo Neptuno, Mxico gozara de estables

    felicidades sin que turben su sosiego inquietas olas de alteraciones ni

    borrascosos vientos de calamidades.

    Favorable al establecimiento de un senado hereditario capaz de frenar

    las tempestades polticas y rechazar las olas populares, Simn Bolvar

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    optara, en la oracin inaugural del congreso de la Angostura, por una

    versin caribea de aquellas figuras milenarias: No ha sido la poca de la

    Repblica, que he presidido, una mera tempestad poltica, ni una guerra

    sangrienta, ni una anarqua popular, ha sido, s, el desarrollo de todos los

    elementos desorganizadores; ha sido la inundacin de un torrente infernal

    que ha sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre, y un hombre como

    yo!, qu diques podra oponer al mpetu de estas devastaciones? En medio

    de este pilago de angustias no he sido ms que un vil juguete del huracn

    revolucionario que me arrebataba como una dbil paja.

    Pero estas figuras conocieron tambin una variante fluvial -y hasta me

    atrevera a decir, rioplatense- en la pluma de Juan Jos Saer. El santafesino

    iniciaba su narracin de la primera fundacin de Buenos Aires recordandoque Pedro de Mendoza no era para nada un navegante sino un simple

    cortesano adinerado cuyo cerebro estaba siendo destruido por la sfilis y

    cuya incapacidad para ejercer la autoridad durante la travesa ya haba sido

    sealada por el poeta de la expedicin, Luis de Miranda. Todo el mundo

    sabe cmo termin el intento de fundar esta nueva ciudad (no slo en el

    sentido de una nueva urbe sino tambin de una nueva pliso civitas, un

    orden poltico o civil). Los marinos de Mendoza descubrieron que los

    monstruos abominables del mar exterior existan pero que eran -y eso no

    lo sospechaban- ellos mismos: En el primer asiento de Buenos Aires,

    escribe Saer, lo arcaico fue manifestndose, en esos hombres, desde

    adentro, no como la flecha de Sols, sino igual que el ro en cuya orilla

    naufragaban, por crecimiento gradual de sus aguas oscuras, que poco a

    poco sumergen todo el paisaje conocido y al retirarse dejan por todas partes

    los rastros de su paso

    Dardo Scavino (Bordeaux, Francia)

    Otras notas de Scavino en EdM:

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