dardo scavino la palabra minoría
DESCRIPTION
Texto sacado del blog de "Escritores del mundo", diciembre de 2013TRANSCRIPT
-
Palabra: Minora", por Dardo Scavino
ublicada por primera vez en msterdam en 1770, la Historia filosfica y
poltica de los establecimientos y el comercio de los europeos en las dos
Indias, monumental obra del abate Guillaume Raynal, forma parte de los
incipientes ensayos anti-colonialistas que se escribieron en la Europa de la
Ilustracin. Esto le vali la censura del gobierno de Luis XV, la reprobacin
del papado y la simpata de no pocos revolucionarios de las colonias de
ultramar. Ni Thomas Jefferson ni John Adams ni Benjamin Franklin ni
Francisco de Miranda dejaron de visitar al jesuita durante sus estadas en
Francia, y ms de un autor considera que su influencia se percibe tanto en
la Constitucin de Filadelfia de 1787 como en la Declaracin Universal de
los Derechos del Hombre de 1789. Es ms, si los montagnards lo
exceptuaron de la vasta campaa de decapitaciones del ao 93, no se debi
a su presunta senilidad esgrimieron esta excusa para minimizar las crticas
del abate en una carta dirigida a la asamblea sino a la profunda admiracin
que le prodigaba Robespierre.
Lo cierto es que en uno de los tantos aadidos a su Historia el clrigo la
fue engrosando en sus sucesivas ediciones, Raynal asegura que la poltica
se asemeja, en sus fines y su objeto, a la educacin de la juventud,
dado que ambas se dirigen a formar a los hombres. Los pueblos
salvajes, explicaba, son como nios () incapaces de gobernarse a s
mismos y por eso el gobierno debe guiarlos con la autoridad hasta la edad
de las luces. Y a esto se debe que se hayan puesto los pueblos brbaros
bajo tutela y dominio del despotismo hasta que les hayan enseado los
progresos de la sociedad a conducirse por sus intereses.
Raynal les aplica a los indgenas americanos el viejo principio latino de la
minoritas. El derecho romano relegaba a una condicin de minora no
solamente a los menores de edad sino tambin a las mujeres y los esclavos,
considerados incapaces de gobernarse a s mismos y obligados a vivir bajo
la tutela de padres, maridos o amos, los nicos que gozaban de un estatuto
pleno de ciudadanos. El minor poda ser en Roma tanto el menor de edad
-
como el socialmente inferior, mientras que el major era a la vez el mayor
de edad y el superior jerrquico. Cicern recurre el adjetivo major
vinculado con magnus, magister o majestas para calificar tanto a los
mayores de cuarenta aos como a las autoridades.
El imperialismo consista en trasponer este principio a los pueblos no-
europeos, asimilndolos a nios faltos de educacin y justificando su
dominacin en nombre de su propio bien. A diferencia de las mujeres
europeas, no obstante, los pueblos salvajes y brbaros podan, como
los nios varones, madurar y acceder alguna vez a la mayora de edad, es
decir, a la civilizacin, sobre todo gracias a la labor educativa de las
metrpolis imperialistas que ya haban alcanzado esta madurez histrica.
En esta posibilidad de educacin y crecimiento de esos pueblos no-europeos
estriba la posicin literalmente progresista de Raynal.
Algunos misioneros espaoles, como el jesuita Jos de Acosta, ya haban
propuesto esta comparacin de los indios con los nios. Slo que Acosta no
pareca confiar demasiado en la progresiva maduracin de estos pueblos a
pesar de los esfuerzos catequsticos de sus denodados correligionarios. Para
el abate Raynal, en cambio, este crecimiento era viable, porque sus salvajes
y sus brbaros no eran sino pueblos con un grado de maduracin que los
europeos haban conocido en tiempos no tan lejanos. De hecho, el propio
Kant haba publicado un manifiesto en 1784, Qu es la Ilustracin?, que
probablemente Raynal conociera ambos frecuentaban la corte ilustrada de
Federico II y que comenzaba haciendo alusin a esa minoritas o a la
incapacidad de servirse de la inteligencia sin la direccin de otro. Para el
prusiano, no obstante, el hombre era el nico responsable de su situacin
de minora y slo precisaba atreverse a saber, sapere aude, para volverse
mayor, aunque algunos hombres, como algunos pueblos, prefirieran, en su
opinin, seguir viviendo como nios por el resto de sus das.
De diferentes maneras, muchos pensadores del siglo XVIII Mably, Hume,
Condorcet imaginaban el progreso de la humanidad como la maduracin
gradual de una persona: El gnero humano, escriba Turgot en 1750,
aparece a los ojos de un filsofo como un todo inmenso que tiene, como
cada individuo, su infancia y sus progresos. Y esta analoga va a sobrevivir
durante el siglo XIX en el pensamiento de Saint-Simon o Auguste Comte:
La humanidad, dira el primero, es un ser colectivo que se desarrolla,
que crece de generacin en generacin, como un nico hombre crece en
-
la sucesin de las edades, y si el hombre crece obedeciendo a una ley que
es la ley de la fisiologa, la humanidad sigue la ley del desarrollo
progresivo, como un individuo que, despus de un largo perodo de
aprendizaje, dividido en varios niveles de la educacin, alcanza la
emancipacin definitiva. Los pueblos pasaran as por la niez, la
adolescencia y la juventud hasta alcanzar por fin la edad adulta, momento
en que llegaran a conducirse por sus intereses. La idea misma de
progreso de la humanidad provendra de esta comparacin entre la vida de
los pueblos y la vida de una persona (aunque a Fontenelle le fastidiase no
poder llevar esta comparacin tan adecuada hasta el final, dado que
estamos obligados a reconocer que este hombre no ser nunca viejo).
Si Raynal pensaba que la tutela de espaoles, franceses e ingleses ya no
resultaba necesaria en las Indias occidentales, no se deba a que se
opusiera, de por s, al imperialismo europeo. El abate alegaba el hecho de
que los pueblos americanos ya hubieran alcanzado el estado de mayora
poltica y pudieran, como cualquier joven, emanciparse de sus padres y
tutores. Tal como se presenta en la Historia de Raynal, el progresismo
resulta inseparable de alguna forma de imperialismo. Y muchos
intelectuales latinoamericanos van a seguir razonando como el prelado
francs cuando aspiren, ya no tanto a una tutela como a una hegemona
cultural europea en sus tierras con el pretexto de educar o civilizar a sus
compatriotas salvajes y brbaros.
Minora y mayora comenzaron a aludir a porciones de una asamblea
o de poblacin cuando la primera tuvo que subordinarse a la segunda, es
decir, cuando los siervos dejaron de obedecer a los seores y los pocos se
vieron obligados a acatar la voluntad de los muchos. Aun as, ambas
acepciones de esos vocablos siguen coexistiendo, lo que acarrea la paradoja
de pases en donde las minoras son mayoritarias y la mayora
minoritaria, o donde los subalternos son muchos ms que la diminuta clase
hegemnica. Porque aunque la democracia sea el gobierno de las mayoras,
stas siguen subordinndose a los proyectos de una minora. Una cosa, sin
embargo, cambi: tan pronto como las minoras empezaron a cuestionar
su inferioridad, y el lugar subordinado que les reservaba la mayora, las
polticas imperialistas, con su visin iluminista del progreso de la
humanidad, sufrieron un duro revs.
-
Dardo Scavino
EdM, diciembre 2013