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ensayistica dante

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  • Salgado, D. (2004). Ensaystica de Octavio Paz (1era ed.). Mxico: UABCS-Praxis. (pp. 12-55)

    [Pgina 12]

    El ensayo y el gnero argumentativo

  • Salgado, D. (2004). Ensaystica de Octavio Paz (1era ed.). Mxico: UABCS-Praxis. (pp. 12-55)

    [Pgina 13]

    En busca de una definicinLa definicin de ensayo es una aventura arriesgada. Es un

    trmino que no admite aseveraciones conclusivas; es una clase detexto que desde su nacimiento formal, en el siglo XVI con Michel deMontaigne, ya dejaba entrever que no se sujetara a frmulas fciles ovagas descripciones. El ensayo va mucho ms all de un discursodifcil de clasificar o de la simple caracterizacin que en los ltimosaos ha recibido y que trata de ubicarlo como un molde que admite, enapariencia, todo lo que no puede clasificarse en los gneros naturalesconocidos.

    La misma denominacin es plurivalente en nuestra lengua.Martn Alonso, en su Enciclopedia del idioma, ofrece variasacepciones adems de la que nos ocupa como clase de texto:operacin para averiguar la calidad de una mena o la ley de unamoneda; prueba privada de una pieza de teatro o msica antes derepresentarla en pblico; escrito breve; y, gnero literario1. Aunque nose trata, de hecho, de una definicin, es [Pgina 14] importantesealar que Martn Alonso se refiere a un escrito en s y a un gneronominado de la misma manera; ambos para l son ensayos. No nosayuda a saber, de cualquier manera, en qu consiste o el escrito breveo el gnero mismo, se limita a informarnos que existen con esenombre. No debemos exigirle demasiado porque aun a quienes se handedicado a la teora del ensayo les resulta dificil construir unaclasificacin y una definicin que logre ser absolutamente satisfactoria.

    Estamos frente a un molde huidizo: por momentos indefinible.Sin embargo, hay suficientes elementos que nos auxilian en labsqueda de la definicin de ensayo. Existen algunos que puedenayudarnos a vislumbrar qu clase de texto tenemos enfrente. El propioMichel de Montaigne, en uno de sus ensayos clsicos y multicitado,reflexion sobre sus tentativas que denomin ensayos y que podemosutilizar como una primera aproximacin:

    El juicio es cosa til a todos los temas y en todosinterviene. Por tal causa, en estos Ensayos lo empleo en

    1 Martn Alonso, Enciclopedia del idioma, Mxico, Aguilar, 1991, Tomo II, Pg. 1739.

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    toda clase de ocasiones. Si trato de cosa que no entiendo,con ms razn ensayo el juicio, sondeando el vado aprudente distancia, de modo que, si lo encuentrodemasiado [Pgina 15] hondo para mi estatura, me quedoen la orilla. El reconocer el lmite de donde no se puedepasar es un efecto del juicio, y aun aquel de que elsusodicho juicio se alaba ms. Otras veces miro si a unacosa vana o balda podr el juicio darle cuerpo y apoyarlay afincarla. Y aun en otras ocasiones lo paseo por un temaelevado, pero manido, donde, por lo muy trillado que elcamino est, nada puede el juicio encontrar, sino sloseguir ajenas huellas. En este caso es su tarea elegir entremil el camino que ms le convenga, diciendo luego queste o aqul ha sido el mejor elegido. Escojo al azar elprimer argumento con que doy, porque todos los considerobuenos por igual y nunca me propongo seguirlos enteros,ya que no veo el conjunto de nada. Entre las cien partes ycaras de cada cosa, me atengo a una, ya para rozarla, yapara rascarla un tanto, ya para penetrarla hasta loshuesos. No examino las cosas lo ms amplia, sino lo mshondamente que yo s; y con frecuencia suelo asirlas poralgn aspecto inusitado. Me aventurara a tratar con msprofundidad alguna materia si me conociera menos y meengaase en mi impotencia. Pero, conocindome, siembroaqu una frase y all otra, como muestras de una pieza,separadas, y sin propsito ni designio. No me he obligadoa hacer algo bueno, ni siquiera a atenerme a m mismo,sino que varo cuando me place, entregndome a mis[Pgina 16] dudas e incertidumbres y a mi soberanamaestra, que es la ignorancia.2

    En esta cita, extensa pero necesaria, dej Montaigne las bases de laensaystica que, a lo largo de los siglos subsecuentes, fue cobrandomayor importancia.

    2 Michel de Montaigne, "De Demcrito y Herclito" en Ensayos completos, Mxico, Porra, 1999,pg. 249 ("Sepan cuntos...", 600)

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    Para el padre del ensayo, ste es un ejercicio del "juicio". No haytemas predilectos: todos son buenos a cuenta que se conozcan loslmites del juicio. Y es preferible irse a fondo que ampliamente sobreun asunto. Nada obliga, en el ensayo, a no variar cuando as lo decideel que escribe y el tema viene ms por el azar que por una decisinpremeditada.

    Montaigne se limit a crear el ensayo; los estudiosos hanbuscado explicarlo formalmente: desentraar cules son las reglasinternas que rigen esta clase de texto que suele moverse entre laciencia y la literatura, pero que posee personalidad propia.

    Montaigne describi cmo operaba su pensamiento a la hora deescribir ensayos; al hacerlo propona, querindolo o no, las primerasnormas [Pgina 17] de operacin de este discurso, que si bien han idovariando por los cambios naturales que vive la humanidad, en esencia,como tratar de ir demostrando en las siguientes lneas, se hanmantenido, y el modelo creado por el seor de la Montaa se sigueutilizando para el ejercicio del juicio.

    En la tradicin hispnica del ensayo hay un escritor con losmritos suficientes para considerarlo un clsico de esta clase de texto:Jos Ortega y Gasset. l tambin, como Montaigne, advierte al lectorsobre sus disquisiciones; en ellas encontramos elementos importantespara tratar, ms que de definir al ensayo, de delimitarlo:

    Estos ensayos son para el autor corno la ctedra, elperidico o la poltica, modos diversos de ejercitaruna misma actividad, de dar salida a un mismo afecto.No pretendo que esta actividad sea reconocida comola ms importante en el mundo; me considero ante mmismo justificado al advertir de que es la nica de quesoy capaz [...] Se trata, pues, lector, de unos ensayosde amor intelectual. Carecen por completo de valorinformativo; no son tampoco eptomes son ms bienlo que un humanista del siglo xvii hubiera denominadosalvaciones. Se busca en ellos lo siguiente: dado unhecho un hombre, un libro, un cuadro, un [Pgina18] paisaje, un error, un dolor, llevarlo por elcamino ms corto a la plenitud de su significado.Colocar las materias de todo orden, que la vida, en su

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    resaca perenne, arroja a nuestros pies como restosinhbiles de un naufragio, en postura tal que d enellos el sol innumerables reverberaciones.3

    Se trata de ver distintos ngulos de una misma cosa: el tema,como en Montaigne, puede ser cualesquiera: desde el hombre mismohasta un cuadro o un libro; la excusa para que el juicio "vagabundee"es lo de menos, lo importante es provocar que la luz del entendimientoreverbere sobre el asunto elegido y sea capaz de proyectar sobre ellector necesidades similares de atencin de las que gener en elescritor.

    Corno en el caso de Montaigne, tampoco se trata de unadefinicin intencionada de qu es el ensayo; pero el hecho de queOrtega y Gasset justifique su labor de ensayista nos permite apreciarqu significa para este autor esa tarea de tomar un asunto y buscarleel mayor nmero de lados posibles; y aunque l diga que no buscaque sea reconocida como la ms importante, y en un gesto [Pgina19] mayor de modestia advierta que es de la nica (fue es capaz,destaca, sobretodo, su inocultable intencin de "ejercitar el juicio".

    A medida que se ha cobrado conciencia del ensayo, se haadvertido tambin la dificultad para aprehenderlo conceptualmente.Las explicaciones, la teora que en aos recientes se ha generado entorno a esta clase de texto, dicen mucho sobre la importancia delmismo.

    Inici, deliberadamente, con un par de citas de dos escritoresfundamentales de la historia del ensayo, que si bien no definen acabalidad a este discurso, representan un punto de arranque pararepasar algunas de las ideas que tericos contemporneos hanelaborado para definir al ensayo o, mejor dicho, para explicarlo.He utilizado, de manera indistinta, el concepto de clase de texto o deensayo para referirme al escrito en s y no he hablado de gnero paraaludir al texto en particular, como s lo hace Martn Alonso en sudefinicin, por ejemplo, porque creo, siguiendo las ideas desarrolladaspor Mara Elena Arenas Cruz,4 que el ensayo no debe ubicarse

    3 Jos Ortega y Gasset, Meditaciones del Quijote, Edicin de Julin Maras, Madrid, Ctedra, 1998,pg. 44 (Letras Hispnicas, 206)4 Mara Elena Arenas Cruz, Hacia una teora general del ensayo. Construccin del textoensaystico, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997.

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    [Pgina 20] como uno de los gneros que ella llama naturales otranshistricos, como son la lrica, la pica y la dramtica, sino quedebe colocarse al ensayo, corno clase de texto, dentro de un cuartognero, tambin natural y transhistrico, que ella denominaargumentativo:

    Desde nuestro punto de vista y con el fin de situar elensayo en un marco genrico adecuado, resultaactualmente impostergable la necesidad de ampliar elparadigma genrico a cuatro categoras, con el fin depoder perfilar una completa teora de los gnerosliterarios que d cuenta de ese conjunto de clases detextos no mimticos y de carcter argumentativo pero deesencial vocacin artstica que tradicionalmente hanestado ausentes de la Poticas.5

    En este cuarto gnero, adems del ensayo, se encuentra eldilogo, la epstola, la miscelnea, la glosa, el artculo de opinin, laliteratura paremiolgica, la oratoria, el prlogo y el tratado.

    Una de las dificultades que presenta el ensayo en su definicin yclasificacin frente a los textos llamados ficcionales se debe a que,segn [Pgina 21] Toms Albaladejo, est "situado en lo literario y enlo no literario, mantiene una vinculacin plena con el arte del lenguajey en gran medida es definido en funcin de ste".6 Esta situacinatiende Arenas Cruz cuando plantea clasificar al ensayo, junto conotras clases de textos, en un gnero argumentativo.

    Arenas sostiene que el ensayo ha sido considerado un tipo deescritura ancilar con relacin a la literatura y que este menosprecio haprovocado errores de ptica frente al ensayo.

    Su clasificacin del discurso ensaystico como una "clase detexto" obedece a una idea de "reglas" que rigen, en general, al gneroargumentativo: "La clase no es ms que la codificacin de unas reglasbsicas, sin carcter normativo, a partir de las que es posible

    5 Ibid., pg. 22.6 Toms Albaladejo, "Prlogo" a Hacia una teora general del ensayo de Mara Elena Arenas Cruz,Opus cit., pg. 13.

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    relacionar unos textos con otros".7 Al utilizar el trmino "clase de texto"le permite incluir los literarios y los no literarios.

    Para Arenas Cruz las clases de textos del gnero argumentativodeben poseer, al menos, dos caractersticas fundamentales: [Pgina22]

    a) constitucin histrica; yb) funcionamiento pragmtico.

    El primer inciso se refiere al hecho de que toda clase de texto esel resultado de la convencin, dentro de la literatura, en unacomunidad social y cultural especfica; mientras que el inciso b) estreferido directamente al a), pues las condiciones histricascondicionan las pragmticas, que se entienden como "un tipoparticular de accin comunicativa, cuya articulacin de reglasexpresivas y referenciales, determinada y avalada por la tradicinliteraria, permite concebir la obra, comunicarla y que seaadecuadamente leda".8

    As, la clase de texto es un modelo cognitivo que sirve para lacreacin y recepcin de un producto textual en el marco de lasconvenciones de la comunicacin literaria. Ya he mencionado quclases de textos compondran, a partir de la propuesta de ArenasCruz, el cuarto gnero llamado argumentativo. Es necesario decir queeste gnero, para la autora en cita, es natural, pues agrupa una seriede produccin textual de carcter eminentemente reflexivo que tieneuna relacin estrecha [Pgina 23] con la conciencia humana y que nose puede agrupar con las categoras ficcionales.

    La nica matizacin que se impone es la necesidad deestablecer una gradacin de literariedad, que sirva paradelimitar dentro de cada clase los textos ms artsticos delos ms didcticos o informativos.9

    Las clases de textos argumentativos obedecen a reglas internaspropias, desde dos mbitos: uno, el sintctico-semntico (cmo se

    7 Arenas Cruz, Opus cit., pg. 20.8 Ibid., pg. 219 Ibid., pg. 28.

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    dice y qu se dice), y el pragmtico (quin lo dice, a quin y con quintencin).

    Arenas Cruz propone cuatro parmetros para describir el gneroargumentativo:

    mbito del referente (base semntica y relacin texto-realidad): Unade las caractersticas ms singulares de las clases de textoargumentativo con relacin a este mbito es que no se trata de textosde la imaginacin como los de ficcin, sino que tienen una referenciaen la realidad efectiva: dependen de un modelo de mundo de loverdadero; asimismo, el autor implcito depende directamente [Pgina24] y est subordinado al autor real; el discurso desarrollado esresponsabilidad directa del autor que "narra" pero tambin del autorque "firma" el texto. Esta es una caracterstica muy importante en elensayo, pues no deja duda de la posicin asumida por el escritor.En este sentido, hay otro terico del ensayo que ha desarrollado demanera particular este ,unto, Carlos Piera, quien sostiene que loimportante en el ensayo es que el "yo" que habla es el que suscribe y,as, deja constancia del adecuado o inadecuado ejercicio de laresponsabilidad social del ensayista al momento de emitir sus juicios.Para Piera, el rasgo fundamental del ensayo contemporneo es quese trata de una clase de texto que reivindica la conciencia individual,es decir, el ensayo es el espacio donde la prosa se presenta sinnecesidad de justificacin.10

    Para Arenas Cruz el sujeto de la enunciacin articula un discursoreal y autntico que puede ser sometido a un enjuiciamiento tanto porsu carga de verdad como de falsedad as como por su sinceridad odeshonestidad; advierte que, en [Pgina 25] el conjunto de clases detextos argumentativos, existe un "pacto de lectura" en el que el lectorda por hecho que el autor implcito, al que identifica plenamente con elautor real, se est conduciendo con verdad, es decir, que susaseveraciones admiten ser sometidas a juicio. Ya Montaigne, como lover en un punto posterior, adverta a sus lectores que sus Ensayoseran un libro de buena fe.

    10 Carlos Piera, "La conveniencia de la prosa" en Revista de Occidente, nm. 116, Madrid, enerode 1991.

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    En este mbito del referente hay otro elemento importante,adems de la carga implcita de verdad de la clase de textoargumentativo, el ensayo debe poseer la categora de lo verosmil:

    As, el referente del texto argumentativo est formado porelementos tomados directamente de la realidad efectiva(tanto natural como cultural), que es la que rige su verdado falsedad, pero tambin y sobre todo, por lasinterpretaciones que el autor hace de dicha realidad, lascuales no son ni verdaderas ni falsas, sino meramenteverosmiles.11

    La verosimilitud de una argumentacin recaer en la posibilidaddel lector de confrontar lo ledo frente a las opiniones generales de lacomunidad [Pgina 26], mismas que el emisor deber tomar en cuentasi quiere persuadir a su auditorio. La argumentacin, siempresubjetiva, no tiene la obligacin de la demostracin, pues se muevesiempre en el terreno de lo probable, de lo creble.

    mbito sintctico-semntico (tipo de superestructura y modelo depresentacin lingstica): Tambin la llama Arenas Cruz lasuperestructura argumentativa y la presenta con dos componentesindispensables: a) la tesis o presentacin del asunto, y b) sujustificacin argumentada, aun con pruebas no demostrativas; de estesegundo ingrediente depende la credibilidad del tema y la persuasin yadhesin del lector.

    mbito de la comunicacin (plano de la enunciacin autorial): Estees un plano problemtico para el gnero argumentativo, porque lasclases de textos que lo componen difieren sus modos de presentacinlingstica, sin embargo, a partir de este mbito se estudian esosmodos y las peculiaridades de las distintas situaciones enunciativas.

    Ninguno de los diferentes modos de presentacinlingstica que pudiramos catalogar (narracin,representacin, exposicin, argumentacin, [Pgina 27]

    11 Arenas Cruz, Opus cit., pg. 32.

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    descripcin, instruccin, etc.) sirve por s mismo paradefinir una clase de textos en el plano del enunciado,pues no es infrecuente encontrar varios de ellos en unmismo texto.12

    Sin embargo, el rasgo predominante en el gnero argumentativoes el equivalente al modo retrico-gramatical, es decir, aqul medianteel cual el sujeto de la enunciacin informa, comenta, interpreta. As, laexposicin argumentada, valga la redundancia, sera la que prevaleceen este gnero, sin descartar la posibilidad de que, simultneamente,pudieran aparecer otros modos de presentacin discursiva.

    Si, desde el punto de vista de la enunciacin, el gneroargumentativo es esencialmente mono- lgico, porque el monopoliodel discurso lo tiene siempre el escritor, es un gnero que tiende a serdialgico por la posicin que asume el sujeto que enuncia frente allector al que se dirige y perfila sus disquisiciones. Ms adelante tendroportunidad de ampliar este punto, cuando repase los rasgosesenciales de la clase de texto ensaystico en particular, [Pgina 28]

    En el mbito de la enunciacin autorial existe una intencinpersuasiva por parte del sujeto de la enunciacin, apoyada en unesquema retrico clsico que contiene tres elementos: el docere, conel que se pretende influir intelectualmente en el lector; el delectare,que busca, sobre todo, hacer atractivo el discurso y al que lo produce,y el movere, que, mediante presin psicolgica, mueve al receptorpara que se incline a favor de las ideas expuestas en el texto.

    El hecho de que, en las clases de textos del gneroargumentativo, prevalezca la actitud discursiva o comentativa sobre lanarrativa deviene en que la posicin del escritor respecto a suenunciacin tiende a ser subjetiva y personalizada. Asunto quetambin repasar en lneas posteriores.

    mbito de la actitud recepcional: Est relacionado alcomportamiento y participacin del receptor o lector de las clases detextos argumentativos. Esta clase de textos busca, sobre todo, que ellector tome partido por las ideas o posiciones desarrolladas en eldiscurso argumentativo; para que se produzca esa respuesta

    12 Ibid., pg. 37.

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    perlocutiva del receptor tiene que haber una curiosidad previa porparte de l hacia el texto y el tema. Si hay una respuesta del lector,aunque sea de adhesin [Pgina 29] o rechazo, de solidaridad odiscrepancia, implicar su participacin en la discusin que el textoplantea.

    Es indispensable la respuesta del lector para constituir elcarcter dialgico, del que hablaba en lneas anteriores, y para que secomplete el proceso comunicativo textual perlocutivo.

    Arenas Cruz, en un esfuerzo de sntesis terica, ha elaborado,ms que una definicin, una descripcin del gnero argumentativo, delcual forma parte, como clase de texto, el ensayo:

    Los principios internos generales o condiciones-marcoque caracterizan al gnero argumentativo son lossiguientes: el referente textual est integrado porelementos semnticos verdaderos y por interpretacionesverosmiles de los mismos; la situacin de enunciacinautorial es monolgica y con diversos grados depersonalizacin de la materia, por tanto, proyectada enun dilogo explcito con un t gracias al predominio de laactitud comentativa o experiencial; en el enunciadopredomina el modo lingstico de presentacinexpositivo-argumentativa y la fusin sincrtica entre elautor real y el sujeto de la enunciacin, de manera quesu acto de lenguaje se considera serio y sus frasespueden ser enjuiciadas en su valor de verdad ofalsedad; [Pgina 30] su construccin textual estdeterminada por la presencia en la macroestructura deuna superestructura argumentativa que organiza laspartes del texto y delimita su contenido; de sta dependeel tono textual apelativo-persuasivo y la respuestaperlocutiva del receptor que aqul determina.13

    No est de ms puntualizar que esta caracterizacin es general ysu propsito es slo orientador, ya que debe considerarse el hecho deque cada clase de texto del gnero argumentativo se manifiesta de

    13 Ibid, pg. 44.

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    manera muy singular, ha tenido un origen y una evolucin individual yest sujeto a variaciones tambin particulares.

    Las clases de textos argumentativos han tenido una funcintradicional como vas de comunicacin del pensamiento humanista y,a diferencia del pensamiento puramente racional, utilizan no slo larazn, sino tambin el ingenio para reflexionar y presentar susargumentos, que estn en el terreno de lo verosmil. El gneroargumentativo explota las mltiples opciones que proporciona ellenguaje metafrico y figurativo, no slo para seducir al lector, sinotambin por un [Pgina 31] prurito esttico que busca decir de la mejormanera sus expresiones que no se atienen a una sistematicidad en elorden expositivo, sino que buscan el mejor efecto argumentativo quemueva al lector a posicionarse del lado del expositor.

    Escribe ensaysticamente quien compone experimentando,quien rueda su tema de un lado para otro, quien pregunta,palpa, prueba, quien atraviesa su objeto con reflexin,quien vuelve y revuelve, quien desde diversos lugaresparte hacia l y en su atisbo intelectual rene lo que ve yprefabrica lo que el tema bajo la escritura deja ver enciertas condiciones logradas.14

    En el gnero argumentativo pervive una absoluta libertad deargumentacin en la que el escritor utilizar los recursos que estimepertinentes, aun los de la ambigedad del lenguaje, para convencer asu lector. El orden de su razonamiento obedecer exclusivamente asus intuiciones y a su propia capacidad reflexiva. Los temas son todoslos del hombre comn, por tanto, slo de esta manera puedenabordarse sin que le parezcan ajenos al destinatario de los mismos.[Pgina 32]

    Las clases de textos argumentativos ofrecen un campo extensode posibilidades expositivas, desde las puramente didcticas ymoralizantes, hasta las que persiguen slo exponer una posicinpersonal, o las que buscan ofrecer informacin o presentar una crtica.

    14 14 Max Bense, "Ober den Essay and seine Prosa", Merkur 3, Baden-Baden, Jg. 1, H. 3. Mrz,1947. Mecanuscrito traducido al espaol por Marta Pia Zentella, pg. 4.

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    El carcter humanista del gnero argumentativo le permite notener que plantearse la bsqueda de la verdad a travs de la razn,sino simplemente debatir ideas en el mbito de lo razonable.

    El ensayo en particular deviene en nuestro tiempo como uninmejorable instrumento de comunicacin que, por su naturaleza,facilita la reflexin de ideas de las distintas disciplinas humansticasapoyndose no slo en argumentos verosmiles, sino tambin en lasherramientas que proporciona la retrica para persuadir y convencer.

    Sobre los orgenes del ensayoNo obstante que de manera formal se considera a Michel deMontaigne el padre del ensayo, hay evidencias, como deca el propioFrancis Bacon, de que "la palabra es nueva aunque el tema es viejo".Si bien es cierto que a finales del siglo XVI la palabra referida a esaclase de texto llamado por Montaigne ensayo es nueva, tambin lo es[Pgina 33] que no podramos hablar de ensayos, propiamente dichos,antes de Montaigne. Existen textos que s deben considerarse comoantecedente, necesario y explicable, de lo que Montaigne ide yredact en su torre, pero que no tienen los elementos queposteriormente caracterizaran a esta clase de texto argumentativo.

    Se trata, como mencion en lneas anteriores, de textos queforman parte de un cuarto gnero, aunque no reconocido abierta ytotalmente por la crtica, cuya caracterstica es la argumentacin ensus distintos niveles: moralizantes o didcticos, y cuya existenciaprefiguraba la creacin, a finales del siglo XVI, de lo que Michel deMontaigne llam ensayos.

    Francis Bacon, a quien, junto con Montaigne, se consideracreador de esta clase de texto, hizo hincapi en que al menos habados obras en la antigedad que deban considerarse propiamenteensayos: las Epstolas a Lucilo de Sneca y las Vidas paralelas dePlutarco. Sin embargo, hay tericos15 que manifiestan su discrepanciacon Bacon, aduciendo que si bien esas obras son precedentesimportantes no llegan a ser propiamente [Pgina 34] te ensayos comose conciben a partir de los ltimos aos del siglo XVI. Jos LuisGmez-Martnez dice que: "Hay que esperar a las tendenciashumansticas del Renacimiento en un proceso de descubrir al

    15 Cfr. Teora general del ensayo de Jos Luis Gmez-Martnez y la obra citada de Mara ElenaArenas Cruz.

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    individuo, ya que el carcter subjetivista y la proyeccin constante delser del escritor en sus ensayos no es concebible en la pocamedieval".16 El ensayo debe mostrar, necesariamente, no slo lospensamientos del ensayista, sino tambin el mecanismo, el procesodel pensar mismo, hecho que se dar, hasta finales del XVI con losescritores ya sealados.

    Un elemento, de suma importancia, caracterstico del ensayo esel "yo". El narrador de los ensayos siempre se va a identificar con elsujeto que firma el escrito. La individualidad es inobjetable.

    No puedo olvidar una frase de Borges, que cobra relevancia enesta disputa sobre el origen del ensayo, en el sentido de que losgrandes escritores crean a sus precursores; me parece que con elensayo se da un fenmeno similar: una vez que el genio del gascncre el ensayo, los estudiosos [Pgina 35] posteriores han intentadobuscarle precursores. Arenas Cruz ha construido una satisfactoriaexplicacin para aclarar por qu lo producido antes de Montaigne nopuede considerarse como ensayos, en el sentido en que lo entendi elpropio Montaigne, sino que se trata de clases de textos que compartencon el ensayo aires de familia por tratarse de textos de un mismognero, el argumentativo:

    Resulta incuestionable afirmar que el ensayo hunde lasraces de su origen precisamente en las clases de textosargumentativos que se recuperan en el renacimiento cornocauces de comunicacin ideales para la enseanza, dentrodel marco de renovacin educativa del humanismo. Elensayo surge como sntesis genial en una forma expresivaoriginal de algunos de los elementos formales presentesen las clases argumentativas del sistema literario vigente afinales del siglo XVI.17

    Si es necesario puntualizar que Montaigne no slo nodesconoca a sus "precursores", sino que aprovech cabalmente loque ahora denominamos tradicin, pero le dio un giro, un vuelco,[Pgina 36] que reorient al gnero argumentativo y le dio una nuevaclase de texto: el ensayo.

    16 Jos Luis Gmez-Martnez, Teora general del ensayo, Mxico, UNAM, 1992, pg. 24.17 Arenas Cruz, Opus cit., pg. 73.

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    La diferencia ms notable que se establece entre el ensayo y sustextos precursores es la intencin de uno y otros; mientras que losltimos buscan moralizar o ensear, el ensayo slo pretende, enpalabras de Gmez-Martnez, problematizar.

    [Montaigne] empieza a sustituir la simple moralizacin porla pintura de s mismo, ponindose como ejemplo real yprctico de los problemas morales sobre los quereflexiona. En este proceso, lo que Montaigne busca esconocerse a s mismo a travs de un mtodo intelectual,ensayarse a s mismo, en el sentido de experimentarse oejercitarse; como consecuencia, el yo pasa, poco a poco, aun primer plano y se infiltra en toda la obra, constituyendouno de los rasgos ms importantes que perdurar en elensayo como clase de textos.18

    Como simple ancdota comento que tanto Arenas Cruz como elbigrafo francs Jean Lacouture19 sostienen que Montaigne estuvo apunto de no crear el ensayo y utilizar uno de los [Pgina 37] moldesexistentes en la poca, pero su insatisfaccin personal por las formasconocidas, y su capacidad genial, lo llev a confoimar un nuevo molde.Lacouture, por su parte, atribuye a la muerte del amigo entraable,Ettiene de La Botie, el hecho de que no hubiera utilizado la epstola,por ejemplo, para verter sus ideas, toda vez que se qued sin undestinatario de su estatura intelectual. De cualquier manera, lasespeculaciones sobre el asunto slo pueden manejarse como notascuriosas.

    En lengua castellana hay un escritor, tambin del siglo XVI, quedebe tomarse en cuenta: Fray Antonio de Guevara; sus Epstolasfamiliares (1542) son, a decir de la crtica, ejemplos inmejorables detextos que anuncian la proximidad del ensayo pues consiguen unacomunicacin ntima con el lector y los temas son, como en el caso deMontaigne, de diversa ndole.

    Sin embargo, en los pases de habla hispana el desarrollo delensayo, con tal nombre, tuvo un avance disparejo. Hubo mucha

    18 Ibid., pg. 65.19 Jean Lacouture, Montaigne a caballo, Mxico, FCE, 1999 (Breviarios, 532)

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    resistencia a utilizar la palabra empleada por Montaigne y Bacon, noobstante que en nuestro idioma existe desde mucho tiempo atrs; enel mundo hispano se tradujo de otra manera, tratando de explicar elcontenido de la obra de Montaigne; se utiliz [Pgina 38] "discursos","experiencias", "propsitos", "comentarios", "gustus", entre otros.Arenas Cruz plantea una hiptesis muy atractiva para explicar por quel ensayo no pudo arraigarse en Espaa, o aun crearse ah, desde elsiglo XVI:

    [La Inquisicin] actuando como un instrumento destructorde la independencia y el progreso, impidi el nacimiento deuna clase de textos que implicaba el escepticismo, lapolmica y la afirmacin incondicional de la personalidadindividual, es decir, un determinado modo de conocer larealidad.20

    Aunque en el Poema de Mio Cid hay pruebas del uso de lapalabra ensayo, ser hasta la masificacin de los peridicos y revistascuando esta clase de texto cobra un auge inusitado y es,particularmente, durante los siglos XIX y XX cuando toma carta denaturalizacin en nuestros pases.

    El romanticismo, con su fuerza individualista y su fe en lapersona, es un movimiento propicio para el cultivo de esta clase detexto. No es raro que sea a partir del surgimiento de las ideas [Pgina39] romnticas cuando el ensayo se vuelve ms importante.

    En nuestros pases, proclives a la censura y herederos de lacontrarreforma espaola, no era de fcil arraigo un molde creado paraejercitar el juicio con absoluta libertad. Hay evidencia plena que ennuestro continente se instala de manera permanente durante los aosprevios al proceso de independencia de las colonias espaolas. Elgnero argumentativo, en particular el ensayo, viene a la perfeccinpara divulgar y refutar ideas. Jos Joaqun Fernndez de Lizardi debetenerse entre sus precursores, mientras que entre los idelogos de laIndependencia americana, que lo utilizaron para esa causa, debencontarse a Simn Bolvar y Jos Mart, entre otros.

    20 Arenas Cruz, Opus cit., pg. 81.

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    El nmero de escritores contemporneos que se han dedicado ala escritura del ensayo es muy importante, mltiples antologas dancuenta de ello.21 No es mi intencin destacar quines se han servidode esta clase texto para desarrollar sus ideas y proponer nuevos oviejos puntos de vista, [Pgina 40] sino precisar que de ese grupo meinteresa, por la naturaleza del presente trabajo, Octavio Paz.

    Caractersticas del ensayo

    El autor: Desde la advertencia misma del libro de Ensayos deMontaigne, de 1580, se ha fijado una condicin inquebrantable parael escritor que asume esta clase de texto: el individualismo. Ya dijeque el Renacimiento fue muy importante para el desarrollo del "yo" enla escritura; Michel de Montaigne asume a plenitud esta condicinpersonalista:

    He aqu un libro de buena fe, lector [...] Al hacerlo [...] Nohe tenido en la menor consideracin tu servicio ni mi gloria[...] Lo he dedicado al uso particular de mis parientes yamigos [...] Aqu se leern a lo vivo mis defectos eimperfecciones y mi modo de ser, todo ello descrito contanta sinceridad como el decoro pblico me lo ha permitido[...] As, yo mismo soy el tema de mi libro...22 [Pgina 41]

    Para Liliana Weinberg, esta protesta de "buena fe" que hizo elgascn universal, al inicio de su libro, representa la clave del ensayo:"La primera forma de autentificar el ensayo es la autenticidad delintento".23 La buena fe, agrega Weinberg, comprende tanto laperspectiva del ensayista como su capacidad de juicio que no seapoya en un principio de autoridad sino en la subjetiva forma de

    21 Cfr. El ensayo hispanoamericano del siglo XX, compilador John Skirius, Mxico, FCE, 1997; Elensayo en Hispanoamericano, Edicin de Alberto M. Vzquez, Mxico, El colibr, 1972; El ensayomexicano moderno preparado por Jos Luis Martnez, Mxico, FCF., 1993; Breve historia delensayo hispanoamericano de Jos Miguel de Oviedo, Madrid, 1991; Fuentes de la culturalatinoamericana, compilado por Leopoldo Zea, Mxico, FCE, 1995, entre otros textos.22 Montaigne, Ensayos completos, Opus cit., pg. XXVII.23Liliana Weinberg, "Al lector" en El ensayo, entre el paraso y el infierno, Mxico, UNAM-FCE,2001, p. 15.

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    reflexionar sobre la condicin humana. La versin del mundo queofrece el ensayista es la que le dicta su personalsima experiencia.

    El ensayo es, ante todo, interpretacin: de todo lo que nos rodeapero tambin del "yo" que interpreta. Para Weinber, Montaigne"descubre esta posibilidad de inflexin del yo",24 rasgo distintivo de lanueva clase de texto que forj el seor de la Montaa.

    Importa, en el ensayo, que el autor se comprometa con el texto:que suscriba lo que dice en su escritura; caracterstica esencial quecontrasta con otras clases de textos en donde el "yo" narrativo, porejemplo en la poesa, no puede asociarse [Pgina 42] con el autor delpoema, mientras que en el ensayo es ineludible la responsabilidad delautor: el "yo" narrativo es el mismo que firma lo escrito.

    El ensayo [...] es el discurso ms eminente de la crtica yde la interpretacin, de la exegtica y la hermenutica,formas todas ellas que en buena medida se presuponen ydelinean modos operativamente similares, por lo comnanlogos y hasta identificables, del principio quedetermina la reflexin discursiva.25

    La intencin del ensayista es seducir al lector, convencerlo desus opiniones y de sus argumentos hacindolo partcipe del debateque sostiene en el papel; tiene que hacer gala de lo que Aulln llamadialctica interior para conseguir ser ledo: su objetivo es el lector, aquien se dirige directamente, sin rodeos. Por ejemplo, en la citainmediata que hice de Montaigne, aunque l mismo diga que no leimporta ni la gloria de escritor ni considere el "servicio" del lector, esevidente que al redactar la nota inicial pensaba justamente en lectoresdistintos a sus parientes y amigos; otro dato interesante al respecto esque [Pgina 43] para la poca en que escribe resulta destacable quehaya visto ms de una impresin de su obra: el haber vencido lasdificultades de edicin es un indicio de que s le importaba que loleyeran. En la cita que hice de Ortega y Gasset tambin hay unaactitud similar a la de Montaigne, Ortega se dirige al lector para

    24 Weinberg, "Decticos y ensayo" en El ensayo..., Opus cit., p. 30.25 25 Pedro Aulln de Haro, Teora del ensayo, Madrid, Verbum, 1992, p. 24.

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    prevenirlo de sus ensayos, as lo compromete no slo con el contenidode la lectura, sino tambin con el ejercicio que implic la escritura.

    El ensayista quiere que el lector comparta tanto las reflexionescomo el proceso mental que hace posible dicha comunicacin. Laintencin del ensayo, dice Gmez-Martnez, es problematizar unasunto:

    Las reflexiones codificadas en el ensayo se generan enla confrontacin de dos sistemas, a la vez antagnicos ydependientes entre s: el discurso axiolgico del estar(valores que dominan y diferencian a la vez una pocade otra), y el discurso axiolgico del ser (la concienciadel autor de su historicidad, de estar viviendo ante unhorizonte de posibilidades e imposibilidades quemodelan su libertad). El ensayo hace del choque deestos dos sistemas axiolgicos el tema de su reflexin.Su objetivo es, por tanto, problematizador,deconstruccionista.26

    [Pgina 44]As, el ensayista problematiza un asunto para provocar al lector,

    para que ste se interese en su escritura y participe junto con l enesa desconstruccin. Es imprescindible para el autor lograr la"complicidad" del lector; el ensayo tiene esta caracterstica: el autor deensayos busca que el lector haga suyas las disquisiciones contenidasen el texto, que participe en la argumentacin que dio pie a lareflexin.

    El tema: Cul es el tema de los ensayos? Existe un tema quecaracterice a esta clase de texto? La respuesta a estas preguntas es,aunque suene paradjico, que el tema del ensayo son todos los temasy que si algo caracteriza al ensayo es precisamente que no hay temadesdeable, aun el ms aparentemente banal o cotidiano puede darlela oportunidad al ensayista de lucir su capacidad reflexiva yargumentativa. Montaigne dijo, en el ensayo "De Demcrito yHerclito", que cualquier tema es bueno:

    26 26 Gmez-Martnez, Opus cit., pg. 36.

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    Escojo al azar el primer argumento con que doy, porquetodos los considero buenos por igual y nunca me propongoseguirlos enteros [...] No examino las cosas lo ms amplia,sino lo ms hondamente que yo s...27 [Pgina 45]

    El tema es la excusa que tiene el ensayista para "pasear" sujuicio sobre un asunto. La importancia del terna radica en la capacidadindividual del que escribe de volverlo actual, atractivo. El inters que eltema logre despertar en el lector ir en proporcin directa a la astucia,la singularidad y la destreza del ensayista sobre el tema elegido. Sinembargo, la actualidad del tema no tiene que ver con la nocincotidiana de historia, sino con la proximidad con el lector: en la medidaen que el receptor del texto se sienta parte del mismo le pareceractual aunque el ensayista hable de los viajes intergalcticos o de loshombres del neoltico. La capacidad del escritor de universalizar untema es su mejor arma para hacerlo actual. No podemos desdearque el concepto "actual" debemos ligarlo al de oportunidad; noobstante, son las circunstancias propias del discurso ensaystico lasque determinan esa misma oportunidad y, sobre todo, la aceptacin dequien lo lee.

    Montaigne mismo dict un lineamiento, sobre el tema,indispensable en el ensayo: debe tratarse a profundidad, hasta dondela propia capacidad del ensayista sea capaz de llegar; esta actitud noimplica necesariamente agotar el tema. Ahora bien, los temas delensayo suelen ser cotidianos, [Pgina 46] incluso domsticos; el quese trate de lugares comunes no resta posibilidad al ensayista de, comodice Ortega y Gasset, hacer que el sol d en ellos "innumerablesreverberaciones". Conseguir mirar de otra manera lo mismo es misindel ensayista; si bien es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, s esposible, a travs del ensayo, hacer que nuevos ojos se posen sobre lotrivial o lo obvio con la luz de la reflexin y de un renovado espritu deobservacin. Tambin, podra agregar que es necesario amar el temapara, como pide Ortega y Gasset, poder llevarlo "por el camino mscorto a la plenitud de su significado".

    La originalidad de los temas del ensayo no debe buscarse en lostemas mismos, sino en el tratamiento individual que el ensayista

    27 Montaigne, Opus cit., pg. 250.

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    ejercita sobre ellos. Es, en buena medida, la personalidad del escritorla que va de por medio en la eleccin y desarrollo de un tema; sucosmovisin ser definitiva en la presentacin de sus argumentos,pero a su favor opera que: "No slo cuenta con el da que transcurreante sus ojos; tiene tambin a su disposicin los diez mil aos de lahumanidad para reflexionar".28

    [Pgina 47] La estructura: Una de las caractersticas del ensayoms sealadas por la crtica es la de su estructura laxa. No debeentenderse, sin embargo, que se trata de cualquier discurso escrito enprosa. Sobre todo, es oportuno sealar que esta estructura debecompararse con otras, particularmente con el tratado, la monografa o,el artculo cientfico, por ejemplo; mientras que stos necesitan de unmtodo para escribirse y tienen, de alguna manera, un fin pedaggico,el ensayo no requiere ms que la libertad del autor. El ensayista,contrariamente al tratadista, no necesita un orden externo en laexposicin de sus ideas, basta con que sean comprensibles al lector yste se sienta atrado por ellas, si as sucede ser seal de que elensayo conserva su orden interno, por dems necesario. El tratadistabuscar presentar al lector sus hallazgos, sus conclusiones, mientrasque el escritor de ensayos argumenta para "problematizar" un asuntoen el que el lector tendr la ltima palabra. En cierta medida, el tratadoobedece a una estructura mecnica, impuesta, y el ensayo sigue slolas intuiciones de su creador. La estructura del ensayo es abierta: elensayista puede detenerse donde lo juzgue pertinente porque suobjetivo no es agotar un tema, sino "iluminarlo". [Pgina 48]

    Ese callejeo por donde transita el ensayista le permiterecoger situaciones de la macroestructura que forma sumedio. Recoger situaciones es el acto de practicar lainteligibilidad, es decir, asir los smbolos asimilados poruna cornunidad regidos por el consenso y, posteriormente,efectuar una transformacin o traslacin interpretativa29.

    Otro rasgo esencial en la estructura del ensayo, comparada conla de otras formas de discurso, consiste en que el ensayista es, ante

    28 Gmez-Martnez, Opus cit., pg. 94.29 Marta Pia Zentella, Modelos geomtricos en el ensayo de Octavio Paz, Mxico, UNAM-Praxis,2002, p.74.

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    todo, un escritor: buscar siempre que las cosas que dice estn lomejor estticamente presentadas que l pueda, mientras que en losdiscursos didcticos, que he puesto de ejemplos, el objetivo quepersiguen es mostrar resultados, independientemente de cmo seredacten. En la estructura del ensayo el "yo" es fundamental, inclusopor encima del tema mismo; no sucede as con el tratado en donde el"yo" puede diluirse frente a la informacin expuesta. Sin embargo, nodebemos engaarnos: aun si se caracterizara al ensayo como unaclase de texto independiente es manifiesta su ambivalente posturafrente a [Pgina 49] otras clases de textos: en qu momento la lricaest o no presente en esta clase de texto?, o hasta dnde llega laveracidad o verosimilitud de la informacin manejada por el ensayista?Desde luego que el ensayo no elimina, al contrario, la posibilidad deque quien escriba domine su tema y, aun, sepa ms de lo expuesto ensus disquisiciones ensaysticas; tampoco puede afirmarse, sin caer enel error, que el ensayo no toma prestados, de los otros gneros yclases de textos, los recursos que considera pertinentes; pero aun eneste intercambio, el ensayo es fiel a su objetivo: argumentar paraproblematizar.

    Rasgos generales: El ensayo es una manifestacin de la libertad queejerce el ensayista al buscar nuevos ngulos de observacin a losternas comunes. El ensayo problematiza un tema para que otroscontinen la discusin de las ideas. El ensayo, de esta manera, partede algo ya trabajado: interpreta las posiciones de otros; su punto dearranque es la intuicin del ensayista, sobre sta recaer en buenamedida el xito o fracaso del texto ensaystico.

    El ensayo, al no buscar una investigacin original,necesariamente, no otorga un valor predominante a la exactitud de losdatos que maneja [Pagina 50] ni a los pies de pgina que suelenpuntualizar y ahondar la informacin en otra clase de textos: la eficaciadel ensayo no est en la precisin de los datos, sino en la maneracomo los utiliza el ensayista para argumentar sus puntos de vista yseducir al lector. De hecho el ensayo, de manera deliberada, busca no"saturar" a su receptor con informacin innecesaria. Este rasgo, tan delensayo, es posible gracias a otro tambin caracterstico de l: lasubjetividad; el ensayo es un puente eficaz entre el ensayista y ellector. El ensayo es la expresin genuina, en primer lugar, de una

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    experiencia individual, de una personalsima cosmovisin. El ensayistahecha por delante su "yo" y su experiencia y conocimiento del mundo.Lo que nos "secuestra" en la lectura de un ensayo es, precisamente, laparticularidad con que es tratado un tema, ms que el tema mismo. Laverdad del ensayo se limita a la verdad de su autor; la grandeza noestar en sus hiptesis comprobadas a travs del mtodo cientfico,sino en la intensidad con que su espritu se vuelque sobre la pgina ala hora de la escritura.

    El ensayo es el espejo del alma del ensayista, pero tambin desus circunstancias. El ensayo es el reflejo del trabajo intelectual de sucreador pero tambin de la sociedad en la que vive. Incluso, [Pgina51] una de las crticas ms fuertes que recibe esta clase de texto, porquienes no lo entienden, es por su "falta" de objetividad, por sus"imprecisiones", y por la "subjetividad" en las opiniones del ensayista.Sera terrible para el ensayo y para quienes lo cultivan intentar, depronto, ser "objetivos": provocaran una mutacin irreversible en estaclase de texto; dejara de ser simplemente ensayo, para convertirse encualquier otra cosa. Un rasgo esencial del ensayo es la subjetividad.

    Otro de los puntos que se desprenden del carcter subjetivo delensayo es el tono confesional y la carga ms o menos autobiogrficaque manifiesta. No debemos pensar por ello que se trata de un rasgoegocentrista del autor, sino un elemento ms que nos permitedistinguir mejor el estilo de quien escribe. Este tono impreso en elensayo le permite presentarse como un dilogo y no como unmonlogo. As, el lector interviene en la discusin como parteimportante del proceso de comunicacin. Debe de tener, sin embargo,una buena dosis de coloquialismo para no dejar fuera de las posiblesinterpretaciones al receptor.

    De este carcter especficamente dialogal se deriva lapeculiar intencin o tono textual global de los textosorientados bajo los principios de modelizacin de lasclases de textos del gnero [Pgina 52] argumentativo; engeneral, dichos textos se unifican por su tono apelativorespecto al destinatario del texto.30

    30 Arenas Cruz, Opus cit., pg. 40.

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    La apelacin se entiende, retricamente, como persuasinargumentativa que busca la adhesin del receptor a las posturasenunciadas y problematizadas en el texto. El ensayo no tiene un findidctico corno objetivo central, por lo que tampoco expone unaverdad indiscutible y ltima; as, el lector puede oponer sus propiasideas, ms all de que se trate slo de generalidades.

    Para que el ensayo sea eficaz, en el desarrollo de estascaractersticas o rasgos generales que he referido, necesita tambinuna equilibrada dosis de espontaneidad y meditacin. De manerageneral puedo decir que son tres los momentos de su escritura: a)meditacin y eleccin del tema; b) escritura (con su necesaria cargade espontaneidad); y c) una posible correccin final. Sin embargo, y enesto est muy prximo a la literatura, una vez iniciada la escritura, lapluma debe correr al parejo de las intuiciones y la experiencia delensayista; el "yo" debe volcarse y dejar entrever de qu materia esthecho el escritor: no [Pgina 53] de otra manera podemos reconocerel estilo personal con el que se firma de manera implcita cada ensayo.

    Este mecanismo de escritura es el que permite, y aun facilita, elque diversos temas, ajenos al principal que se trata, puedan colarseen el texto ensaystico y as el autor pueda ir y venir por diversosasuntos sin que podamos reprochrselo como una falta o un error enla escritura. Este recurso permite entrever el carcter fragmentario delensayo, que lejos de ser una mengua en su estructura, es otro de susrasgos caractersticos. Ya lo deca el propio Montaigne:

    Si trato de cosa que no entiendo, con ms razn ensayo eljuicio, sondeando el vado a prudente distancia, de modoque, si lo encuentro demasiado hondo para mi estatura,me quedo en la orilla.31

    Esta aseveracin del gascn refleja una actitud frente a laescritura que puede extenderse a la vida misma. Esa reaccin delseor de Montravel es producto, ni ms ni menos, que de la propiacondicin humana; en castellano tenemos un dicho [Pgina 54] queevidencia la misma actitud precautoria: "no hay borracho que comalumbre". El hombre se detiene, por instinto, en el lmite de su

    31 Montaigne, Opus cit., pg. 249.

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    capacidad. En el ensayo, este rasgo no es otra cosa que otroargumento para seguir sumando caractersticas de su individualidad ypara dejar constancia de su inequvoca procedencia humanstica, convirtudes pero tambin con limitaciones.

    El ensayo intenta sugerir, influir en el lector; para tal fin se valede cualquier recurso que tenga a mano, a sabiendas que no debeprobar nada, sino desarrollar ideas. Pero necesita, invariablemente, unlector que complete el dilogo, que participe de manera activa en ladiscusin (sabemos que fue hasta la masificacin de los mediosimpresos, cuando el ensayo gan, asimismo, ms lectores). El hechode que el ensayo sea escrito y el lector pueda detenerse las veces quequiera en su lectura traslucen, precisamente, este carcter dialgicodel que ya he hablado.

    Pero debo aclarar que la libertad del ensayista tiene un lmite: nopuede, ni debe alejarse de la verdad; esta condicin lo ubica en unaposicin limtrofe con la literatura y con la ciencia. Cierto es que laimaginacin del ensayista es fundamental en su escritura, pero no esficcin lo que est creando, sino textos que problematizan ideas. La[Pgina 55] vena potica del escritor de ensayos debe ponerse alservicio de esta clase de texto del gnero argumentativo, pero sinsacrificar la autenticidad de la informacin por la forma.