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1 Parroquia Santo Cristo de la Misericordia EL PROFETA OSEAS CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS SAGRADAS ESCRITURAS

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1 Parroquia Santo Cristo de la Misericordia

EL PROFETA OSEAS

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS

SAGRADAS ESCRITURAS

2 Parroquia Santo Cristo de la Misericordia

ÍNDICE

1. CONTEXTO BÍBLICO

2. CONTEXTO HISTÓRICO

3. CONTEXTO GEOGRÁFICO

4. EL PROFETA OSEAS

5. EL LIBRO DE OSEAS

6. BIBLIOGRAFÍA

7. FRAGMENTOS DEL LIBRO DE OSEAS

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1. CONTEXTO BÍBLICO

Las Biblias actuales siguen, o bien el canon hebreo (en tres conjuntos) o bien el canon griego (en cuatro partes).

Atendiendo al canon hebreo (que fue seguido por los judíos y recogido por los protestantes), el libro de Oseas se encuentra en el grupo denominado “los Doce”, dentro de los profetas posteriores.

De acuerdo con el canon griego (que fue adoptado por los católicos y los ortodoxos), el libro de Oseas se incluye dentro de los 12 libros proféticos “menores”.

Los primeros escritos proféticos se atribuyen a Amós, Oseas, Miqueas e Isaías. En Amós y Oseas se encuentran los más antiguos textos bíblicos, a pesar de que pudieron experimentar modificaciones inmediatamente después del Exilio, durante los siglos VI y V a.C. El profetismo se extiende principalmente desde los siglos VIII al VI a.C., y los profetas menores predican en tiempos muy distintos.

El adjetivo menor no significa que estos libros tengan menos importancia que los de los profetas mayores. Reciben este nombre por la extensión de las profecías que contienen, son opúsculos aglutinados dentro del mismo libro, y tienen indicaciones importantes para el avance de la Revelación. Se trata de libros que ya estaban formados cuando se escribe el Eclesiástico. Han estado desde siempre en el Canon.

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Hay que aclarar que los libros de Amós y Oseas no vienen después de los 4 profetas “mayores” (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel), sino antes, corresponden al siglo VIII. Lo que sucede es que Amós y Oseas están dentro de los profetas “menores”. Son coetáneos de Isaías 1º, que también predica en este siglo.

La predicación de los profetas en el reino del Norte va a influir también en los profetas del reino del Sur. Cuando el reino del Norte sea deportado, los libros proféticos pasarán al reino del Sur. La tradición religiosa no se pierde, de hecho, Amós y Oseas van a influir mucho en Jeremías y Ezequiel, por ejemplo. Aunque los dos reinos son independientes, y luchan entre ellos, la población había estado unida hasta el siglo anterior, hay mucha mezcla.

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2. CONTEXTO HISTÓRICO

Nos encontramos en el periodo de la monarquía (ss XI-VI a.C.).

Jeroboam II, rey de Israel (783-743), aprovechó la debilidad momentánea de Asiria y Egipto para consolidar las fronteras de su reino. Israel abrió sus puertas al comercio exterior. Los impuestos que pagaban las caravanas de mercaderes eran una buena fuente de ingresos. El pueblo disfrutó así de unos años de paz y prosperidad.

Pero estos comerciantes traían también sus costumbres y cultos paganos. La fe de Israel empezó a debilitarse.

En estas circunstancias, dos profetas, Amós, primeramente, y, después, Oseas, hablan en nombre del Señor: denuncian la falsa seguridad del pueblo, acusan a Israel de estar quebrantando la alianza hecha con el Señor y predicen terribles castigos. Estamos entre los años 760 y 750 antes de Jesucristo.

El culto ha degenerado. Se ha hecho externo y formalista, multiplicando las ofrendas y los sacrificios en los santuarios de Betel, Dan y Guilgal. Sobra riqueza pero falta amor. Algunos sectores del pueblo, contagiados de paganismo, se han entregado a las prácticas supersticiosas y eróticas del culto a Baal, dios de la fecundidad. Baal llega a ser el dios de Israel, adorado en los lugares altos y en los bosques con el propósito de garantizar la fertilidad de la tierra, los animales y la familia.

La justicia social no existe. Se cometen fraudes en el comercio. Los jueces se dejan comprar por los poderosos, atropellando los derechos más elementales. Los ricos son cada vez más ricos a costa de los pobres, que son cada vez más pobres.

A la muerte de Jeroboam II empieza una de las épocas más agitadas y dramáticas de la historia de Israel. Los aristócratas, corrompidos por la ambición de poder, no reparan en medios para subir al trono. Abundan las intrigas políticas, se suceden los golpes de Estado, que acaban todos en baños de sangre. Cuatro reyes mueren asesinados. La monarquía deja de ser signo de la elección de Dios y garantía de seguridad. Se hacen alianzas con otros países, una veces Egipto, otras veces Asiria, que conducen a Israel a la guerra y al desastre. La situación política tan convulsa trae consigo una corrupción moral y religiosa grande.

El año 721 Samaría cae en poder de Sargón II, rey de los asirios, que lleva a cabo una deportación masiva de israelitas y repuebla Israel con gentes de otros lugares del imperio. Las predicaciones de Amós y Oseas se han cumplido.

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3. CONTEXTO GEOGRÁFICO

Reinos del Norte (Israel) y del Sur (Judá)

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Situación de los principales santuarios del reino del Norte: Betel, Dan y Galgala (Guilgal)

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4. EL PROFETA OSEAS

Oseas aparece unos diez años después de la expulsión de Amós, alrededor del año 745 a.C., y también predica en el reino del Norte.

Oseas proclama su mensaje no solo con palabras, sino también con actos. Su propia vida conyugal es un símbolo para Israel, Oseas interpreta la relación entre Israel y Dios a la luz de su dificultad matrimonial. Gómer, su esposa, le ha sido infiel dedicándose a la prostitución. Pero Oseas ama a su mujer a pesar de todo y se mantiene fiel a ese amor. La perdona una y otra vez. Espera que cambie de actitud.

Oseas, llamado por Dios, comprende que su drama personal es el drama de las relaciones de Dios con su pueblo y, de esta forma, el profeta descubre el amor de Dios a Israel, a través de su amor traicionado y constante. Dios sigue amando, lo que el provoca un dolor cada vez mayor.

Oseas no habla de un Dios guerrero ni recuerda sus hazañas del pasado. Oseas habla de Dios como hablaría de sí mismo. Dios es, como él, un padre y un esposo traicionado. El profeta lo dice en todos los tonos y advierte a Israel que el Señor puede cansarse, como él se siente, a veces, cansado; que el Señor puede rechazarlo y repudiarlo, como él haría, a veces, con su mujer; que el Señor espera conversión y está dispuesto a perdonar, como él lo ha hecho tantas veces con Gómer.

Yavé quiere conquistar de nuevo a Israel, sigue queriendo a la esposa de la juventud, y si la castiga, es para que vuelva, para atraerla hacia sí. Busca devolverle el gozo del amor primero. Este tema también aparece en el Apocalipsis, en la Carta a la Iglesia de Éfeso (Ap 2):

“…Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte. Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído!...”

En Oseas se ven dos cosas: una gran audacia y una gran pasión. Por eso, no se sabe si habla de su propia vida o de la historia de Israel. Habla apasionadamente del amor de la esposa infiel. Esto también sucede en el N.T. Cuando San Juan habla de las bodas de Caná, está interpretando el matrimonio definitivo entre Dios y la humanidad, que es la nueva creación.

Israel no hizo caso al profeta. El pueblo, apoltronado en la abundancia, corrompida su fe, no conoce ya a su Dios, no teme su cólera ni acepta su alianza. Un pueblo sin amor ni misericordia no puede comprender al Dios del amor y de la misericordia: nadie diría que ese pueblo es “el pueblo de Dios”. Sus obras lo desmienten.

5. EL LIBRO DE OSEAS

El Libro que recoge las palabras de Oseas ha sido escrito, sin duda, por uno de sus discípulos, que lo ha completado con algunos recuerdos de la vida del profeta. Oseas no tuvo una escuela profética como Isaías, pero si va a influir en los profetas posteriores. Su libro pasará al reino del Sur cuando el reino del Norte desaparezca.

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El fin del libro no es castigar al pueblo por su comportamiento infiel, sino provocar la vuelta del pueblo de Israel. Esto es muy importante, el concepto de conversión en el N.T. hunde sus raíces aquí. La helenización del cristianismo ha desvirtuado el concepto de conversión porque se concibe todo racionalmente. El mismo San Pablo habla de la conversión con dos palabras: metanoeo (cambio de mente) y epistrepho (darse la vuelta en el camino hacia el origen, volver). La palabra “conversión” en hebreo se traduce por volverse, abrir los ojos.

El Libro de Oseas refleja la crisis política y religiosa que atravesaba el reino del Norte en la segunda mitad del siglo VIII. Desde el punto de vista religioso, el libro tiene presente la confrontación entre Dios y Baal (dios de la lluvia y de la fertilidad), cuyo culto estaba arraigado en el pueblo y en la monarquía, e incluía la prostitución sagrada1 según las reglas de Baal y Astarté2.

Este tema de la infidelidad religiosa, para el profeta puede darse de dos formas:

1. Buscando ídolos (Baal, Astarté, los dioses dela Tierra….)

2. Convirtiendo a Dios en un ídolo, y tratándole como tal. En Oseas se ve cómo a Dios le duele que se le llame “Baal mío, mi Señor”, le duele que se le trate como a un ídolo.

Se perfila ya la imagen de Yavé como un dios celoso. Esto de Dios celoso hay que entenderlo muy bien. Celoso no es sinónimo de insoportable, suspicaz, que todo le molesta, etc. El Dios celoso es un Dios que no quiere compartir el corazón con nadie. Su gloria es solo suya, y se la da al hombre para unirlo a sí. No soporta que el hombre tenga otros amorcillos.

El Deuteronomio se descubre en el reino del Sur, en el año 622. En el Deuteronomio se habla de Dios como Dios celoso, entre Dios y la humanidad no hay nada. El corazón del hombre es todo para Dios, y no para compartirlo con nadie. Esto va a ser luego el N.T. (Mt 22 …¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?: amarás al señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con toda tu mente…). Esta totalidad del amor a Dios es el Dios celoso.

Tal y como ha llegado a nosotros, se puede dividir en tres partes:

• Introducción (capítulos 1-3): el matrimonio de Oseas, símbolo para Israel.

• Proceso de Dios contra Israel (capítulos 4-13): Israel ha roto la Alianza.

• Conclusión (capítulo 14): Llamada a la conversión y a la fidelidad en el amor.

Oseas habla de las relaciones de Dios con el hombre utilizando, con belleza y profundidad, la imagen bíblica de las bodas. El Nuevo Testamento recoge esta tradición aplicándola a Jesús y a la Iglesia. Los místicos Santa Teresa y San Juan de la Cruz se han servido de esta imagen para hablar de las relaciones de cada cristiano con el Señor.

1 Los términos “prostitución” y “prostituirse” se utilizan frecuentemente en Oseas en sentidos que van desde el ámbito personal concreto hasta la idolatría, sin excluir la pasión del poder.

2 Diosa mesopotámica que representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales.

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• EL MATRIMONIO DE OSEAS, SÍMBOLO PARA ISRAEL (Capítulos 1-3)

El capítulo 2 es uno de los textos más bonitos del A.T. es donde el profeta hace la aplicación am Israel, y es como el centro de todo el libro. La reacción que provoca en Dios el comportamiento infiel de Israel es de furor y celos. Si Dios reacciona violentamente contra Israel es porque lo sigue amando, no es que se sienta ofendido en el sentido de mi justicia herida, sino del corazón revuelto. Desierto (2 16) El desierto aparece aquí idealizado por el amor. Oseas lo describe como la celebración de una boda en que Dios contrajo la primera alianza con su pueblo. El Señor eligió el desierto para manifestarse a Israel. Israel no conoció otros dioses extranjeros y siguió fielmente al Señor. Sin medios para sobrevivir, Israel dependía en todo del Señor y el Señor estaba día y noche pendiente de Israel.

El tema fundamental es el amor de Dios despreciado por el pueblo, lo que va a provocar en Dios una reacción violenta en su corazón. El tema del amor de Dios está muy presente en el A.T. Esa relación de amor entre Dios y el pueblo ha sido buena durante un periodo muy corto de tiempo. El profeta muestra que el idilio de amor entre Dios y el pueblo fue la época del desierto, cuando el pueblo estaba inseguro y no tenía donde agarrarse. Una vez que el pueblo se asienta en las ciudades, ha entrado en la tierra pro0metida y ha recibido los bienes de Dios, el pueblo se ha olvidado del Dios delos bienes y se ha quedado con los bienes de Dios. Oseas va a pretender hacer volver al pueblo al desierto. (cap. 2 la llevaré al desierto y le hablaré al corazón). Lo de llevarla al desierto tiene dos funciones:

-recordar el primer momento (el Éxodo), donde el pueblo no tenía ninguna seguridad, ninguna confianza, nadie donde acudir excepto Dios. Dios dice “voy a quitarte todas tus seguridades, para que me atiendas solo a mi. Cuando el pueblo se siente seguro ya no ha respondido a las insinuaciones de Dios. El pueblo de Israel ha respondido a Dios por medio de la traición. Una traición que, a su vez, ha desordenado toda la realidad. El pueblo de Israel , que tendría que ser el pueblo de Dios, se ha convertido en un grupo inhóspito, donde unos se aprovechan de los otros. El profeta va a arremeter contra las clases dirigentes de la sociedad (reyes, sacerdotes….), que se aprovechan de los más débiles olvidándose entonces de Dios.

-recordar que para vivir el amor sobran distracciones. Esto entronca directamente con la doctrina del N.T. San Ignacio de Loyola hablará de quitar las afecciones desordenadas para poder encontrarse con Dios.

En el profeta Oseas se manifiesta la religión del corazón, basada e inspirada en el amor de Dios al corazón del pueblo de Israel. Es un grito desesperado del amor de Dios al corazón de la humanidad.

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Alianza (2 20) La fe de Israel ha degenerado. El Señor sigue siendo el Dios de la nación, el Dios liberador, pero el pueblo piensa que la fertilidad de la tierra y la fecundidad del ganado dependen de otros dioses. Esto es ser infiel a la alianza contraída en el desierto. Oseas recuerda a todos que Yavé es el Señor de Israel. El da la prosperidad y la paz en el cielo y en la tierra, a hombres campos y animales. El fruto que Dios espera es ser conocido y amado. Es decir, que el hombre, después de experimentar cómo perdona el Señor misericordioso, exclame convencido: “Tú eres mi Dios”. La alianza será así como un matrimonio estable con frutos de justicia, misericordia y fidelidad. El restablecimiento de la alianza es una superación de las faltas pasadas. El Señor Dios no se resigna a las infidelidades del pueblo. A la infiel le ofrece su fidelidad y se compromete aún más que en tiempos del Éxodo. Dios no espera al arrepentimiento para actuar, su actuación es la que provoca el arrepentimiento. Es la relación de Dios de conquista. Simbolismo de la vida de Oseas (2 25) El profeta quiere demostrar a su mujer la sinceridad de su amor apartándola de la prostitución. El pueblo de Israel será despojado de sus reyes y de su culto para que busque solo a Dios y descubra su amor.

La metáfora nupcial, tomada de la propia vida de Oseas, será recogida por otros profetas (Ez 16; Is 54).

• ISRAEL HA ROTO LA ALIANZA (Capítulos 4-13)

Conocimiento (4: 6) El Señor acusa a los sacerdotes y profetas de ser los responsables de la situación desastrosa de Israel. Su mala conducta favorece las malas costumbres del pueblo. No se cumplen los mandamientos del Decálogo. Nadie respeta a Dios, nadie parece conocerle. A Dios se le conoce no solo con la inteligencia, sino también con el corazón y con las obras. El conocimiento y el amor son inseparables. Y el amor exige obras que lo manifiesten.

Oseas insistirá un poco más adelante (en 6 6) sobre esta relación entre el amor y el conocimiento. El culto que el Señor prefiere es del “conocimiento de Dios” y el de la “misericordia”. Amar al prójimo y conocer a Dios vienen a significar lo mismo. San Juan lo dirá claramente en el Nuevo Testamento: “quien no ama, no ha conocido a Dios”. Conocer al Señor es, en realidad, imitarle, amar a los demás como Él nos ha amado. El amor será también la señal para darnos a conocer como cristianos.

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Corazón dividido (10: 2) Oseas conocía por propia experiencia lo que era ser amado por un corazón “dividido”. A pesar de todo su amor y todas sus atenciones, no siempre pudo retener a su mujer en casa. Gómer tenía el “corazón dividido” entre su hogar y sus amantes. Oseas comprende perfectamente el amor de Dios despreciado. Ha sentido en su carne los celos mismos de Dios. El Señor lo ha hecho todo por Israel y no puede permitir que Israel siga a dioses que no pueden salvar. Un corazón dividido es un corazón incapaz de amar. “No se puede servir a dos señores”. Por eso los profetas anunciarán que el Señor dará a su pueblo un corazón nuevo que le guarde fidelidad. Llamé a mi hijo (11: 1) Este oráculo describe como ningún otro la paternidad del Señor. Oseas habla como padre que ama entrañablemente a sus hijos. Sabe que para educar, a veces hay que castigar. Y sabe también que el amor da consistencia a los lazos de la sangre y que puede restablecer la armonía y la paz por encima de todas las dificultades. El profeta y confidente de Dios no ignora que Israel es como un hijo para el Señor. Ël ha dado a su pueblo vida y dignidad sacándolo de Egipto. Otras páginas de la Biblia cuentan con entusiasmo el acontecimiento más importante de la historia de Israel, y el libro del Deuteronomio lo considera como la verdad fundamental que todo israelita debe recordar. Para el entrañable Oseas, el Éxodo es la sencilla llamada de un padre a su hijo a vivir en la paz de un hogar. El Señor está dispuesto a repetir lo que hizo una vez. Habrá consejos, órdenes terminantes, castigos incluso. Pero al final, la casa espera abierta. “En la casa de mi padre hay muchas estancias” dirá siglos más tarde el que ha vivido en plenitud su condición de Hijo: Jesús de Nazaret.

• LLAMADA A LA CONVERSIÓN Y A LA FIDELIDAD EN EL AMOR (Capítulo 14)

La profecía concluye con una exhortación a Israel, que abre una vez más las puertas de la esperanza.

No hay que sacar una imagen negativa del profeta Oseas. Dios va a castigar al pueblo para volverlo al amor, lo castiga para purificarlo, para que la necesidad lo vuelva a Dios. Es un mensaje de esperanza. No le castiga porque ha sido malo, le despoja para que se quede con lo esencial (como la Cuaresma en la Iglesia, consiste en despojarse de cosas –ayuno, limosna- para que solo quede lo esencial). El pueblo, una vez que esté humillado, se acordará del amor primero, volverá a Yavé y Yavé lo acogerá.

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6. BIBLIOGRAFÍA

“Amós y Oseas”. Asurmendi, Jesús M. Cuaderno Bíblico 64. Editorial Verbo Divino.

“Oseas”. M. García Cordero. Biblia comentada, pp. 1073-1122. Madrid, 1961.

“Para leer el Antiguo Testamento”. Gruson, Philippe / Billon, Gérard. Editorial Verbo Divino.

“Oseas” P. P. Saydon. Verbum Dei, 11, 2 ed. Barcelona, 1960.

BIBLIA PARA LA INICIACION CRISTIANA- 3 Tomos. Editorial: Secretariado Nacional de Catequesis, Madrid, 1977

“El profeta Oseas”. Sevilla Jiménez, Cristóbal. Reseña Bíblica, 57. Editorial Verbo Divino.

“El desierto en el profeta Oseas”. Sevilla Jiménez, Cristóbal. Colección: 'Asociación Bíblica Española. Editorial Verbo Divino.

“Oseas hoy” W WoIff. Editorial Sígueme. Salamanca, 1984.

Boadilla del Monte, 20 de octubre de 2015, festividad de Santa Irene.

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7. FRAGMENTOS DEL LIBRO DE OSEAS

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