cultura de paz y psicología del conflicto

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Psicología Social

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  • Estudios sobre las Culturas ContemporneasISSN: [email protected] de ColimaMxico

    Laca Arocena, Francisco AugustoCultura de paz y psicologa del conflicto

    Estudios sobre las Culturas Contemporneas, vol. XII, nm. 24, diciembre, 2006, pp. 55-70Universidad de Colima

    Colima, Mxico

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31602404

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    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • 55Estudios sobre las Culturas Contemporneaspoca II. Vol. XII. Nm. 24, Colima, diciembre 2006, pp. 55-70

    CULTURA DE PAZ YPSICOLOGA DEL CONFLICTO

    Francisco Augusto Laca Arocena

    ResumenA diferencia de un pacifismo tradicional y bienintencionado que por su carcterideolgico adopta una actitud voluntarista al tratar con la realidad y que aspira a sumodificacin utpica, la cultura de paz no pretende la imposible erradicacin detodas las disputas sino su manejo en forma constructiva. La psicologa del anlisisy resolucin de conflictos, disciplina relativamente joven, busca un conocimientocientfico, metdico y acumulativo sobre las dinmicas de la conflictividad humanadesde campos tan diversos como la toma de decisiones o la negociacin y el mediar.Se aspira con ello a una cultura de paz sustentada realistamente en el conocimientoadquirido cientficamente sobre las actitudes, motivaciones y comportamientoshumanos en las situaciones conflictivas.

    Palabras clave: Cultura de paz, Psicologa del conflicto, Conflictividad, Ciencias del comportamiento

    AbstractPeace Culture and Psychology of ConflictDiffering from a well-intentioned traditional pacifism that adopts a willing attitudedue its ideological platform at having contact with the reality intending its utopianmodification, the culture of peace is not a culture that intends the impossibleeradication of all conflicts, but its management in a constructive way. The psychologyof analysis and conflict resolution, discipline relatively young, is building a scientific,methodological and growing knowledge over the dynamics of human conflictivityfrom diverse fields such as decision-making, negotiation and mediation. A culture ofpeace is proposed based on the reality of what we know by scientific researchabout attitudes, motivations and human behaviors in situations of conflict. A peaceculture is proposed to be built on scientific knowledge from behavioral sciences.

    Keywords: Peace Culture, Psychology of Conflict, Conflictiveness, Behavioral Sciences

    Francisco A. Laca Arocena. Doctor en Psicologa por la Universidad del PasVasco, San Sebastin, Espaa. En la actualidad es profesor e investigador de tiempocompleto en la Universidad de Colima. Sus investigaciones as como sus publica-ciones en revistas de Espaa, Mxico y Estados Unidos tienen por objeto elanlisis del conflicto, la comunicacin intercultural, el bienestar laboral y el bienes-tar subjetivo; [email protected]

  • 56Estudios sobre las Culturas Contemporneaspoca II. Vol. XII. Nm. 24, Colima, diciembre 2006, pp. 55-70

    CULTURADE PAZ Y

    PSICOLOGADEL CONFLICTO

    Francisco Augusto Laca Arocena

    Pacifismo bienintencionado,pacifismo cientfico

    Tras los sucesos del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York, pregun- taron a Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz y superviviente del holo-causto nazi, cmo podra explicarse esto. El odio lo explica, fue su res-puesta. El odio religioso explicaba aquel suceso, el racial del holocausto alque sobrevivi el propio Wiesel y el social o de clase as como el sexual ode gnero impulsan otras formas de genocidio que se manifiestan endmi-cas en la humanidad. En los campos nazis de exterminio, en el goulagestalinista, en la Camboya de los khemers o en las matanzas tnicas centroafricanas la historia revalida una y otra vez nuestra triste vocacinautodestructiva (Dozier, 2003; Staub, 1992). Frente a esta evidenciadesoladora por persistente, surgen intentos de canalizar en forma cons-tructiva nuestra tendencia tan arraigada a intentar resolver violentamentelas diferencias, intentos que en parte confluyen en lo que ha venido adenominarse cultura de paz.

    Por supuesto que siempre hubo individuos y grupos minoritarios entre-gados a la construccin de la paz; lderes individuales como Ghandi, MartinLuther King, Lanza de Vasto1 o Nelson Mandela que ejercieron influenciaen el afrontamiento pacfico de coyunturas muy conflictivas, o gruposcomunitarios como los inicios de la orden franciscana en el cristianismo olos cuqueros. Desde hace tres siglos, los cuqueros, por ejemplo, en sureunin mensual de la comunidad en que habitan se rigen por cuatro prin-cipios:

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    1. Un fuerte compromiso con reglas de respeto manifestado mediante laescucha activa de los dems miembros;

    2. Manifestacin sincera de los propios puntos de vista;

    3. Enfoque cooperativo y no jerrquico de solucin del problema; y

    4. Toma de decisiones por consenso (en Webne-Behrman, 1998; 167).

    Reglas que pueden considerarse esenciales en cualquier grupo democrti-co y son las que un facilitador de tales grupos tendra presente. Sin embar-go, estos y otros ejemplos admirables por excepcionales no han modifica-do las pautas no cooperativas y violentas con las que los humanos afron-tamos generalmente los conflictos. Este pacifismo que llamaramos bien-intencionado y que alguna innegable influencia benfica ha tenido ensituaciones conflictivas concretas, nunca ha pasado a ser mayoritario enninguna cultura humana influyndola de forma decisiva y permanente. Siejemplos individuales y grupales de pacifismo no faltan en la historia de lahumanidad, por qu se revelan tan ineficaces en ejercer una influenciadecisiva y prolongada?

    Pensamos que una causa importante de que ese pacifismo que hemosdenominado bienintencionado se reduzca a expresiones minoritarias ypasajeras en todas las culturas humanas se debe a que ignora nuestranaturaleza biolgica. Una especie que en pocos siglos ha pasado del arcoy las flechas a la bomba atmica, est muy inclinada a la agresin y con unaconsiderable, temible diramos, inteligencia al servicio de esa agresividad.Es posible que personas con una fuerte motivacin religiosa como Fran-cisco de Ass y Ghandi o comunidades como los cuqueros, logren inhibirlas pulsiones agresivas de su naturaleza; un freudiano hablara desublimacin del instinto de muerte, pero no esperemos que una mayorasociolgicamente significativa de la gente pueda hacerlo. En las dos lti-mas dcadas, las neurociencias han comenzado a poner al descubiertoestructuras y funciones neuroqumicas especficas que generan en el cere-bro humano intensas emociones negativas como el odio y el temor. Hayuna innegable evidencia biolgica de que somos una especie particular-mente dotada para el odio y para la agresin (Dozier, 2003). Cierto que cadacultura construye cdigos normativos para el control de la agresividad desus miembros, modos especficos de manejar las situaciones conflictivasque acaban formando parte de la identidad cultural, pero tanto la historiacomo las noticias cotidianas en los medios, evidencian la frecuencia cons-tante con que el instinto se opone a la norma y la biologa vence a lacultura.

  • 58 Estudios sobre las Culturas Contemporneas

    Francisco Augusto Laca Arocena

    A diferencia del pacifismo utpico que aspirara a un mundo sin conflic-tos, deseara alcanzar el sueo kantiano de una paz perpetua y no solamen-te entre estados sino tambin entre individuos, la cultura de paz reconocecomo inevitable el conflicto. No persigue la imposible erradicacin de lasdiferencias sino su manejo en modos constructivos. Si el pacifismo es unaideologa y como tal supone una disposicin voluntarista de tratar con larealidad; la cultura de paz implica una disposicin cientfica a observar,interpretar y describir la realidad.

    Si consideramos una de las definiciones del conflicto ms aceptadasentre los estudiosos del tema: divergencia percibida de intereses, o lacreencia de que las aspiraciones actuales de las partes no pueden lograrsesimultneamente (Rubin, Pruitt y Kim, 1994:5) y pensamos en la frecuen-cia con que percibimos que nuestros intereses nos parecen incompatiblescon los de otras personas o grupos, tomamos conciencia inmediata de laurgencia de afrontar constructivamente un fenmeno tan frecuente comodoloroso en la vida de todos.

    A mediados del pasado siglo XX, cinco o seis dcadas atrs, se iniciandesde diferentes disciplinas como la psicologa social y la cognitiva, elderecho, las ciencias polticas y los estudios internacionales, investigacio-nes sobre la dinmica de los conflictos. Va crendose as un nuevo campode conocimiento que con investigaciones procedentes de orgenes tandiversos como los citados, nos muestra la dinmica real de la conflictividadhumana, cmo funciona sta y qu parece razonable esperar modificarconstructivamente de la misma. Desde las primeras investigaciones, seevidenciaba que este nuevo campo del conocimiento tena un componentemayoritariamente psicolgico caracterizado por la evidencia de que loshumanos no tenemos conflictos en abstracto, los construimos personal-mente desde la interpretacin subjetiva de una situacin y la identificaciny valoracin que hagamos de nuestros intereses y los de las otras partesen dicha situacin, lo que se conoce como efecto del contexto (frameeffect); (Kahneman y Tversky, 1984). La construccin personal del conflic-to es incluso previa a la situacin concreta del mismo, est ya en las actitu-des personales (Webne-Behrman, 1998).

    En la medida en que las actitudes influyen en los comportamientos, y estainfluencia no es simple, las actitudes concretas hacia el conflicto influirnen los estilos personales de su afrontamiento (Laca, 2005a, 122).

    Es precisamente en esta influencia de las actitudes hacia el conflicto, res-pecto a qu motivos justifican asumir una disputa, qu comportamientosson admisibles en la misma y qu soluciones son aceptables, donde radicala posibilidad de que la educacin en actitudes constructivas tenga una

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    influencia efectiva en algn grado en el desarrollo de una convivencia noviolenta.

    En el siguiente apartado presentamos una breve cronologa de estanueva disciplina: la psicologa del conflicto (vase en la Tabla I de la si-guiente pgina un cuadro cronolgico de algunos autores y sus tipologasdel conflicto). Entendemos que una cultura de paz que se pretenda razona-blemente transformadora de la realidad slo puede construirse desde unconocimiento cientfico de la misma. Un pacifismo efectivo y duradero novendr de las buenas intenciones individuales que damos por supuestas,sino de la investigacin cientfica sobre las dinmicas reales de laconflictividad humana.

    La psicologa del conflictouna disciplina joven

    El conflicto es un tema que, como sealaron Schmidt y Tannenbaum, haocupado el pensamiento del hombre ms que ningn otro, con las dosposibles excepciones de Dios y del sexo (2000:25). Las mitologas y epope-yas que se recogen en los primeros siglos de escritura arrojan ya evidenciade que el hombre y la violencia siempre han caminado unidos. Sin embar-go, no es hasta pocas muy recientes que el hombre ha iniciado una aproxi-macin cientfica al estudio de su inseparable compaera. Mientras que enotras reas de las ciencias sociales los investigadores pueden remontarsesiglos atrs en bsqueda de sus orgenes y primeros maestros, los que nosaproximamos al anlisis del conflicto desde una perspectiva psicolgicaapenas hallamos una prehistoria de unas pocas dcadas.

    El comienzo del inters de la psicologa en el estudio de la conflictividadhumana podramos datarlo en los trabajos del psiclogo social Kurt Lewinquien examin en los aos treinta y cuarenta del pasado siglo XX losfactores que afectan a la toma de decisiones en grupos bajo condicionesde intereses contrapuestos. Se inicia la dcada de los aos cincuenta conla publicacin de una de las primeras obras sobre mediacin Meeting ofMinds: A Way to Peace Through Mediation de Elmore Jackson. Pasa porlos conocidos trabajos de Muzafer y Carolyn Sherif sobre el conflictointergrupal con sus estudios ya clsicos sobre competencia y cooperacinentre grupos de adolescentes en campamentos de verano. Incluyen estosaos cincuenta importantes aportaciones al estudio del conflicto desde lasociologa y desde la psicologa social; destaca entre ellas The Functionsof Social Conflict de Lewis Coser (1956). En 1957 inicia su publicacin elJournal of Conflict Resolution en la Universidad de Michigan, donde en1959 se estableci el primer centro universitario para la investigacin en

  • 1956 Reales / Irreales

    1972 Valores, Estatus, Poder, Recursos

    Rappaport 1960 Peleas, Juegos, Debates

    Galtung 1969, 1980 Directos, Estructurales

    Blake y Mouton 1964Modelo del Doble inters: en

    los propios resultados, en los de la otra parte

    Thomas y Kilmann 1974

    Thomas 1978

    Verdico, Contingente, Desplazado, Mal Atribuido,

    Latente, y Falso

    Constructivo / Destructivo

    Rahim 1983 Con Pares o Iguales / con Superiores o Subordinados

    Personales (innegociables)

    de Intereses (negociables)

    Necesidades BsicasValores (conflictos) o

    Intereses (disputas)

    Lewicki, Litterer, Minton y Saunders 1994

    Intrapersonal, Interpersonal, Intragrupal, Intergrupal

    1986 Relacin, Informacin, Intereses

    1994 Estructurales, Valores

    Amason 1996 Funcional / Disfuncional

    Amason y Schweiger 1997 Cognitivo / Emocional

    Mayer 2000Necesidades en: Comunicacin, Emociones, Valores, Historia,

    Estructura y Estatus

    Burton 1990

    Moore

    Deutsch 1973

    Fisher y Ury 1983

    Tabla ICronologa de autores y sus tipologas del conflicto

    Coser

    Modelo del Doble Inters

    Adaptado de F. Laca (2005). Eleccin de Estrategias de Conflicto bajo Presin de Tiempo . Bilbao, Espaa. Universidad del Pas Vasco.

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    resolucin de conflictos. La dcada de los aos sesenta se inaugura con lapublicacin del libro de Thomas Shelling (1960) The Strategy of Conflict,considerada la aportacin ms importante de la teora de juegos de vonNeumann y Morgestern al estudio de la conflictividad en una poca muyinfluenciada por la Guerra Fra. Teora de Juegos de la que proceder elfamoso esquema de El Dilema del Prisionero (Poundstone, 1992; 1995).Los aos sesenta ven tambin el paso, tmido al principio, de la teorizacinacadmica a los intentos prcticos de mediacin y resolucin, quizs losprimeros talleres (workshops) de John Burton sean un buen ejemplo deesto. El inters en las disputas internacionales entre pases y bloques datade los trabajos pioneros del psiclogo social Herbert C. Kelman (1965)International Behavior: A Social-psychological Analysis. Dean Pruitt yRichard Zinder publican en 1969 Theory and Research on the Causes ofWar. Morton Deutsch publicar en 1973 su The Resolution of Conflict:Constructive and Destructive Proceses que no pocos consideran el actade nacimiento de la psicologa de la conflictividad interpersonal.

    En muchos de los autores citados est presente en una u otra medida elcomponente cognitivo, la intuicin de que las cogniciones de los sujetoscuentan mucho en sus personales afrontamientos de los conflictos, peroprobablemente una de las primeras aproximaciones netamente cognitivasal estudio del conflicto podramos datarla en el trabajo de Robert Jervis en1976, Perception and Misperception in International Politics. En 1986 sepublica la importante recoleccin de trabajos editados por Ralph White:Psychology and the Prevention of Nuclear War. Nos encontraramos asya en los aos ochenta donde con nombres como los de Johan Galtung oJohn Burton, que ya venan de los sesenta, se produce un afianzamientoen terreno propio de este campo de investigacin, la psicologa del conflic-to. La dcada de los ochenta produce importantes investigaciones acad-micas como la de Robert Axelrod (1984, 1997) sobre la evolucin de lacooperacin, incrementa el inters en los temas de la mediacin (Touval yZartman, 1985; Moore, 1986; Kressel y Pruitt, 1989), comienzan a extender-se mltiples curriculums para la mediacin y la transformacin de disputasen mbitos comunitarios, laborales, escolares. Los noventa que se iniciancon la Primera Conferencia Europea sobre Paz y Resolucin de Conflictosen Estambul (1991) presencian una mayor extensin de las obras tericas yla currcula prcticos para la resolucin de conflictos. Es esta de los noven-ta una dcada de intensa produccin acadmica en el campo del anlisis yde la transformacin del conflicto. En autores y teoras los humanos tene-mos nuestras debilidades y entusiasmos personales y este autor confiesasu debilidad personal por la obra de John Burton (1979; 1986; 1987a; 1987b;1990a; 1990b; 1991) y su teora de las Necesidades Humanas Bsicas

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    Francisco Augusto Laca Arocena

    subyacentes en los conflictos y, particularmente, en los conflictos pro-fundamente enraizados. Se multiplican obras y autores, se extienden loscurriculums prcticos, aumentan las conferencias y congresos sobre eltema del conflicto, prosiguen importantes iniciativas acadmicas como elProyecto Harvard de Investigacin en Negociacin que iniciaran en losochenta Roger Fisher y William Ury, cuya direccin asume en esta dcadaRobert Mnookin (Mnookin, Peppet y Tulumello, 2000). Los aos noventaconcluyen con un extraordinario manual editado por Deutsch y Coleman(2000) The Handbook of Conflict Resolution. Theory and Practice.

    Para una breve pero bien documentada cronologa del desarrollo en elcampo de la psicologa aplicada a la resolucin de conflictos durante losltimos cincuenta aos, tema que apenas hemos esbozado en la lneasanteriores, recomendamos el captulo de Louis Kriesberg en Zartman yRasmussen (1997:51-77) y remitimos al lector nuevamente a la Tabla I.

    El conflicto percibido antes que el manifestado, construccin personaldel conflicto

    Mientras que los economistas se inclinan por estudiar los efectos quetienen sobre los acuerdos en las disputas y sus negociaciones las diver-gencias de intereses manifestadas por las partes, los psiclogos tendemosa concentrarnos sobre estas divergencias en s mismas, no tanto en susefectos econmicos o sociales sino tal y como son subjetivamentepercibidas por los protagonistas (Rubin en Kremenyuk, 1991; Rubin enStaub, 1992). Entendemos que no son las diferencias objetivas las quecaractersticamente llevan a afrontar un conflicto de una determinada ma-nera, sino las percibidas. Dos personas, grupos, o naciones pueden tenerpocos intereses opuestos dividindoles, pero pueden percibir y conse-cuentemente actuar como si tales oposiciones existen, es decir acabarnpor construir su conflicto. Del mismo modo, las partes en otra situacinpueden estar divididas por profundas diferencias objetivas, pero puedencreer, porque lo perciben as, que tales diferencias no existen o carecen deimportancia, y pueden actuar a partir de su ilusoria percepcin de larealidad evitando as el conflicto abierto y la confrontacin. En definitiva,son las creencias generadas a partir de las percepciones las que determi-nan cmo se inclinar a actuar la gente. Este punto de vista ha venidoreflejndose en diversos textos sobre el conflicto social y la negociacin(Kelman, 1965; Deutsch, 1973; Pruitt, Rubin, 1986; Rubin, Pruitt, Kim, 1994).Es sta una apropiada perspectiva analtica para ser adoptada por psic-logos? Rubin se responde a s mismo que claramente, s (en Staub1992:121). Por supuesto que las razones objetivas de una situacin cuen-tan decisivamente en los frecuentes conflictos que se derivan de discre-pancias sobre intereses materiales. Hasta un terico de las necesidades

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    humanas bsicas (necesidades psicolgicas) subyacentes tras las posi-ciones en conflicto como John Burton, reconoce la importancia de losintereses materiales en la gnesis de los conflictos.

    Los recursos no son infinitos. La escasez es una realidad. Pero la escasez derecursos se refiere a los medios, no a las metas humanas. La identidad cul-tural, por ejemplo, no es un recurso escaso. Tampoco lo es la seguridad.Por el contrario, cuanto ms las experimente uno ms hay disponible paralos dems (Burton y Sandole, 1986:337).

    Pero de igual o mayor importancia que los intereses objetivos sern laspercepciones de los protagonistas: cmo perciben una situacin quieneshan de tomar decisiones dentro de ella? Es precisamente este componenteinterpretativo, subjetivo, desde el que cada uno de nosotros construyesu esquema de conflicto (Pinkley, 1990) el que puede dar esperanzarazonable de la transformacin constructiva de muchos, si bien no detodos, los conflictos que protagonizamos. No cabra esperar transforma-cin all donde el determinismo de las situaciones no dejase lugar a diferen-tes percepciones e interpretaciones ni a la resignificacin de estas ltimas.Donde hay determinismo no hay posibilidad de cambio.

    Nuestra insistencia en el rol que los aspectos cognitivos tienen en laconstruccin, escalada, estancamiento y resolucin o transformacin delos conflictos, en absoluto supone que entendamos stos como algo mera-mente imaginado por las mentes de sus protagonistas. Como muy oportu-namente seala Herbert Kelman (1997), psicolgico no es opuesto areal.

    Anlisis psicolgico del conflicto de ninguna manera implica que el conflic-to no sea real, un mero producto de los errores de percepcin y compren-sin. Examinar los procesos emocionales y cognitivos en una relacin deconflicto, no es presuponer que estos procesos sean irreales o irracionales.El grado de realismo y racionalidad vara de situacin en situacin. Anms, el anlisis psicolgico se preocupa a menudo por mejorar el realismoen la percepcin (White, 1984) o en la racionalidad de quienes toman deci-siones (Janis, 1972; 1982). Por otra parte, el anlisis psicolgico se basa enel presupuesto de que los factores subjetivos desempean un rol en la per-cepcin e interpretacin de los sucesos. En una relacin de conflicto, taleselementos subjetivos pueden exacerbar el conflicto generando diferenciasen la manera en que las partes perciben la realidad e imponindoles limita-ciones a la persecucin racional de sus intereses (Kelman en Zartman yRasmussen, 1997:193).

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    Francisco Augusto Laca Arocena

    El anlisis y la transformacin del conflicto (pensamos que transforma-cin es un trmino por modesto ms realista que el ms popularizado deresolucin) tiene aplicabilidad a un amplio espectro de las relaciones in-terpersonales e intergrupales. Como escribiera Thomas Shelling en su yaclsico The Strategy of Conflict (1960; 1999) respecto a la utilizacin deunas u otras estrategias, stas son inaplicables all donde las partes notienen inters alguno en cooperar ni siquiera para evitar el desastre mutuo,y son innecesarias all donde no hay conflicto ni problema alguno enidentificar y colaborar a metas comunes. Entre ambos extremos, el anlisisy transformacin del conflicto tiene utilidad en ese amplio espectro que vadesde la asociacin precaria donde hay disposicin a la cooperacinpero sta no es completa ni estable, hasta el antagonismo incompletodonde hay conflicto pero ste no es destructivo y deja resquicios a sutransformacin (Schelling, 1999; 15).

    El conflictoy la toma de decisiones

    La relacin de los trminos conflicto y toma de decisiones, frecuente en laliteratura sobre el tema, por ejemplo entre estilos personales de afronta-miento y patrones personales de procesar informacin y tomar decisiones,aparece a la luz de la investigacin emprica como positiva y significativa(Laca, 2005b; Laca y Alzate, 2004). As, John Burton que dedica un captulode su Conflict: Resolution and Provention (1990) al proceso de la toma dedecisiones en la resolucin del conflicto, cita algunas referencias de estaestrecha vinculacin.

    Muchos escritores tanto de la gestin del conflicto como de su resolucinreconocen que estn, de hecho, escribiendo sobre toma de decisiones y vi-ceversa Janis y Mann titularon su libro Decisin Making: A PsychologicalAnalysis of Conflict, Choice and Commitement (1977). Fraser y Hipel uti-lizan la toma de decisiones como su marco de trabajo en Conflict Analysis:Models and Resolution (1984). Patchen en su Resolving Disputes BetweenNations (1988) dedica un captulo a la toma de decisiones. En su prlogo aManaging Public Disputes (1988) Carpenter y Kennedy dicen que su libroest concebido para los tomadores de decisiones reconociendo as que lagestin del conflicto es un tpico nuclear en la toma de decisiones. Fox(1987) en su libro Effective Group Problem Solving: How to BroadenParticipation, Improbe Decisin Making, and Increase Commitment to Actionnos recuerda que la resolucin de conflictos es una parte de los procesos detoma de decisiones, como lo es tambin de la solucin de problemas. Lawrence

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    Haworth (1986), tratando sobre la necesidad de satisfacer la autonoma sise quiere evitar el conflicto, establece como prioritarias las tareas de tomade decisiones (Burton, 1990:173).

    Desde un enfoque cognitivo del conflicto, entendemos a ste como unproceso interactivo entre dos o ms protagonistas a lo largo del cual stosvan decidiendo la estrategia o estilo de afrontamiento, son influidos ini-cialmente en estas decisiones por la evaluacin de sus intereses (interspor los propios resultados e inters por los resultados que las otras partesobtengan y la relacin con ellas en lo que se conoce como el modelo deldoble inters). Modificarn despus sus decisiones primeras en funcinde la atribucin de intenciones y valoracin de los comportamientos de losotros protagonistas que se hagan durante el transcurso del conflicto(pinsese en los fenmenos de escalada o desescalada como ejemplos deprocesos interactivos en los que cada parte acta condicionada por lasdems y, a su vez, las condiciona).

    Por otra parte, en una sociedad crecientemente competitiva donde lossujetos son cada vez ms penalizados, o recompensados en su caso, porlas consecuencias de sus decisiones y en una cultura crecientemente indi-vidualista que deja cada da ms solo al sujeto frente al resultado de lasdecisiones que tome, un factor muy condicionante de cmo afronten lossujetos y grupos sus conflictos es la creencia en sus capacidades parahacerlo constructivamente. La cuestin de la autoestima general del sujetoy, ms concretamente, la confianza en su capacidad de tomar buenas deci-siones y manejar constructivamente diferencias con otros condiciona que,finalmente, afronte constructiva o destructivamente sus conflictos (Mejay Laca, 2006).

    Una invitacina modo de conclusiones

    Insistiendo una vez ms en que las mejores intenciones hacia un fenmenono sustituyen al conocimiento real de sus dinmicas, invitamos a todas laspersonas motivadas por la resolucin constructiva del conflicto a acercar-se a la psicologa del mismo. Ciertamente, no con la expectativa utpica deencontrar un recetario inexistente para resolver todos y cada uno de losposibles conflictos en nuestras vidas. Como bien seala Bernard Mayer,no se trata simplemente de decir a la gente cmo practicar la negociacin,la mediacin y la facilitacin; la prctica efectiva, slo llega con el tiempo apartir de un buen conocimiento terico y una experiencia continuadarepensndose a s misma y aprendiendo de sus fracasos. Un slido y claro

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    Francisco Augusto Laca Arocena

    marco terico es necesario para guiar una prctica efectiva, as como paraayudarnos a aprender desde ella; pero incluso ms importante que la teoray la prctica son los propios valores. Un serio compromiso con valores depaz y con la resolucin no violenta de las inevitables diferencias es elterreno ms firme desde el que podemos operar en la transformacin cons-tructiva de los conflictos (Mayer, 2000). Los valores forman parte de laidentidad cultural y se adquieren durante el proceso de construccin porparte del sujeto de esta identidad (Baron y Byrne, 2002), lo cual nos condu-ce a la cuestin de la educacin y su imprescindible rol en la construccinde una cultura de paz efectiva.

    En nuestra modesta opinin, la poltica ms efectiva hacia la construc-cin de culturas ms cooperadoras y constructivas en el manejo no violen-to de las inevitables diferencias, la poltica ms efectiva en definitiva en laconstruccin de una cultura de paz realista, vendr de la educacin de lasjvenes generaciones comenzando por su educacin en actitudes. Lasactitudes primarias, bsicas, hacia el conflicto, por ejemplo que no es bue-no ni malo tener conflictos, es inevitable tenerlos y todo depende de quese gestionen constructiva y no destructivamente; que una oposicin deintereses no implica necesariamente culpa en las partes (Laca, 2005a; Mayer,2000), deberan inculcarse desde el inicio de la educacin de los jvenes.Igualmente, un entrenamiento prctico en habilidades para negociar losconflictos propios y mediar en los de terceros debera formar parte en losprogramas de enseanza, sino como una asignatura ms del curriculum, almenos, como una actividad prctica habitual en los aos de formacin.Obviamente, ajustados estos programas a los niveles de desarrollocognitivo y emocional segn la edad de los nios, adolescentes o jvenesa los que se dirijan.

    Con origen en los Estados Unidos es creciente en Europa y Latinoamrica,aunque a ritmo lento, la implementacin de programas para capacitar a lagente en la adquisicin de tcnicas bsicas en el manejo constructivo desus conflictos cotidianos. Probablemente constituyan los CommunityBoards de San Francisco (www.communityboards.org) una de las primerasexperiencias en la generacin de programas comunitarios en la enseanzade habilidades en la resolucin de conflictos. Desde 1976 en el mbito delos conflictos vecinales y desde 1982 en mbitos educativos con diversasadaptaciones de su Conflict Manager Program, han venido capacitandoa millares de personas en el manejo constructivo del conflicto.

    Una variante caracterstica de estos programas aplicados al mbito es-colar es la mediacin entre pares (peer mediation). Muchachos y mu-chachas de enseanza secundaria (se est extendiendo a otros nivelescomo el universitario) elegidos por sus compaeros para el rol de mediado-

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    Cultura de paz y psicologa del conflicto

    res en sus centros, reciben capacitacin en tcnicas de mediacin como,por ejemplo, la escucha activa. Posteriormente, estos jvenes mediadores,en algunos centros, incluso llevan alguna prenda de vestir que los distin-gue para que sus compaeros puedan acudir fcilmente a ellos, actan arequerimiento de otros estudiantes cuando stos protagonizan algn con-flicto (a diferencia del arbitraje, la mediacin no puede imponerse, debe sersolicitada y aceptada por las partes). Siendo la comunicacin la primeravctima en toda situacin de conflicto, ste slo puede encauzarse haciaalguna resolucin mediante el restablecimiento de la misma. Es crecienteen la literatura sobre el tema que nos ocupa la importancia concedida a laadquisicin de habilidades en comunicacin, es el vehculo de toda posi-ble negociacin o mediacin. La comunicacin est tanto en el corazn delconflicto como en su posible resolucin, por ello,

    En el conflicto, no hay aspecto ms importante que comprender o habili-dad que desarrollar que la comunicacin efectiva (Mayer, 2000; 119).

    Esto es particularmente cierto en el mbito de la educacin secundariadonde los adolescentes son naturalmente deficitarios en habilidades deexpresin clara pero no agresiva de las propias necesidades (asertividad) yen la escucha activa de las necesidades de los otros (Laca, Alzate, Snchez,Verdugo y Guzmn, 2006).

    Si comenzamos y proseguimos con ms constancia que optimismo, esdecir con voluntad y realismo, a educar a las jvenes generaciones enactitudes constructivas y prcticas hacia el conflicto, desposeyndolo depica y dramatismo, tomndolo por lo que es: un problema ms a gestionarefectivamente. Si ms all de una formacin en valores de convivencia y enactitudes realistas y constructivas para la negociacin de intereses y lasatisfaccin de necesidades, les dotamos adems de modestas pero efica-ces en el tiempo herramientas de negociacin y mediacin; estaremos po-niendo las bases de una cultura de paz realista. Una cultura de paz queseguramente no nos llevar a un inexistente edn kantiano de paz perpe-tua, pero que nos alejar algo del abismo. Un abismo que en estos tiemposneoconservadores de una cultura e integristas de otra parecen contemplarcon amenazadora fascinacin.

  • Notas y referencias bibliogrficas

    68 Estudios sobre las Culturas Contemporneas

    1. Lanza de Vasto, pacifista italiano afincado en Francia donde fund una comunidadagrcola organizada en valores pacifistas que recuerdan en alguna medida a lascomunidades cuqueras. En los aos cincuenta del siglo pasado, durante laguerra de la descolonizacin argelina, dirigi actos pacficos de oposicin alreclutamiento militar tales como encadenamientos de los jvenes reclutas; actosque seran frecuentes en la dcada siguiente en los Estados Unidos con motivode la guerra de Vietnam pero que en Europa en aquellos aos eran una novedad.

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