cuentos infantiles

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Ilustraciones: Ilustraciones:

Eulalia Ospina Uribe Eulalia Ospina Uribe Fernando Cortes Ramos Fernado Corts Ramos

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CONTENIDO

En Colombia corren muchos ros: Algunos son negros, otros son blancos Cmo y por qu en Colombia se cruzaron tantas razas El renacuajo paseador Mirringa Mirronga Simn el Bobito El cuello de la Camisa Chcharas de nios Hansel y Gretel

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PROLOGO

Este libro de cuentos esta dedicado al milln y medio de nias y nios beneciarios del programa Familias en Accin, quines han sido los inspiradores para poder escudriar en nuestra memoria aquellos cuentos que nos hicieron soar y construir fantasas cuando nios. Hoy como adultos queremos compartir aquel pasado de ensueos, ilusiones y alegras, sea esta publicacin el instrumento que permita a las nias y nios de Familias en Accin compartir la lectura de esos maravillosos cuentos con sus amiguitas y amiguitos y tener momentos de ensoacin con autores que hace ms de dos siglos escribieron estos relatos infantiles que siguen presentes en nuestra memoria como los versos de Mirringa Mirronga y el camino recorrido por Hansel y Gretel. Rita Combariza Cruz Directora Nacional Programa Familias en Accin

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INTRODUCCINRomper con la cadena histrica de la exclusin y la marginalidad, es el propsito del Programa Familias en Accin, al entregar a los nios y nias colombianas, -beneciarios de los subsidios condicionados de nutricin y educacin-, este libro que les facilitar el acceso al conocimiento de la literatura infantil colombiana y universal. Los cuentos, En Colombia corren muchos ros algunos son negros y otros son blancos y Cmo y porqu en Colombia se cruzaron tantas razas de la escritora Pilar Lozano, hacen parte del libro Colombia, mi abuelo y yo, editado por Panamericana Editorial, y se publican con la autorizacin de la autora y de la editorial. Naci en Bogot en 1951. Estudi Comunicacin Social en la Universidad Javeriana. Sus recorridos por el territorio colombiano en su ocio de periodista, le han servido para inspirarse en la literatura infantil y a travs de su obra literaria, muchos nios y nias han conocido Colombia. Rafael Pombo no poda faltar en esta entrega, pues desde el siglo diecinueve cumple su papel de recrear, de generacin en generacin, durante tres siglos, la imaginacin infantil, desde la pintoresca moral y literaria. Naci en Bogot en 1833 y muri 1912. Estudi ingeniera. Fue diplomtico y miembro del parlamento Colombiano. Es considerado uno de los narradores ms importantes del romanticismo hispanoamericano. Logr recrear su infancia a travs de la literatura infantil, y hoy muchos colombianos la han compartido y recuerdan cuentos como: Simn el Bobito, el Renacuajo Paseador, Mirringa Mirronga, entre muchos otros. Hans Christian Andersen hace tambin su aporte a este libro desde los sentimientos e ideas del mundo infantil con un lenguaje cotidiano y sencillo, desde su propia experiencia de vida como el mismo lo expresara alguna vez: hace veinticinco

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aos llegu con mi atadito de ropa a Copenhague, un muchacho desconocido y pobre: y hoy tome chocolate con la reina. Naci el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca, al norte de Europa y muere en 1875; es uno de los escritores de cuentos de hadas para nios ms conocido.Vivi una infancia de pobreza y abandono y fue criado en el taller de zapatera de su padre. A los 14 aos se fug a Copenhague y trabaj para Jonas Collin, director del teatro real, quien le pag sus estudios. Escribi ms de 150 cuentos infantiles, y por esta obra ha sido reconocido en el mundo como una de los grandes autores de la literatura mundial. Jacob Grimm y Wilhelm Carl Grimm, ms conocidos en la literatura universal como los Hermanos Grimm, entran en este texto para compartir su creacin con los nios y las nias colombianos con Hansel y Gretel.

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Jacob Grimm naci el 4 de Enero en 1785, en Hanou, muri en 1863; Wilhelm Carl Grimm naci el 24 de Febrero de 1786, en Hanou, muri en 1859. Despus del fallecimiento de su padre, su familia qued en una situacin econmica muy precaria, razn por la cual estos dos hermanos tuvieron que marcharse a Kassel, con una ta materna. Luego en la universidad de Marburg estudiaron derecho y literatura medieval. Tienen una gran inuencia en la lologa germana y se destacaron por adoptar las leyendas, el folklore y las historias alemanas de tradicin y transmisin oral. Irma Luca Acevedo Carvajal Coordinadora rea de Capacitacin Programa Familias en Accin

Nios y Nias! ahora tienen un texto para leer todas las noches antes de acostarse y en los momentos de descanso con sus hermanos, hermanas, amigos y amigas. As que a soar, porque estamos seguros, que estos textos les darn mucha alegra y les van a gustar mucho.

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En Colombia corren muchos ros: Algunos son negros, otros son blancosPilar Lozano

un pas rico en agua; el cuarto con mayor disponibilidad del lquido. Al nal de la lista, aparecen naciones como Libia, que no posee ni un solo ro permanente. Pero no todos los ros son iguales. En los llanos y en la selva, por ejemplo, unos son blancos y otros son negros. Los blancos nacen en las cordilleras. En su viaje recogen sedimentos como gredas, arenas y la tierra frtil de las montaas. Los peces los preeren porque en sus aguas encuentran suciente comida; el hombre tambin: en sus orillas los suelos son ms productivos.

Somos

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Los ros negros nacen en las planicies del llano y de la selva. Corren generalmente sobre un lecho de arenas oscuras. Por eso sus aguas se ven negras, aunque de cerca resulten cristalinas. Los peces grandes no viven all. En su lugar, hay miles de peces diminutos de vivos colores. Son los peces ornamentales que exhiben en los acuarios. Hace aos se distinguan los ros blancos de los negros no slo por el color de sus aguas, sino porque en las playas de los blancos dorman cientos de caimanes y zumbaban batallones de mosquitos. Hoy en Colombia casi no hay caimanes. Navegar por un ro negro es como volar en el agua. Como sus aguas parecen un espejo, reejan toda la vegetacin. Uno no sabe dnde empieza el reejo! Al llegar a este punto interrump la lectura de las notas de Pap Ses. Me mora de curiosidad por saber qu ros eran blancos y cules negros. Busqu un mapa en el bal y elabor una pequea lista.

Ros blancos: Amazonas, Orinoco, Caquet, Meta, Putumayo, Arauca, Guaviare.... Ros negros: Vaups, Guana, Vichada, Inrida, Tomo y el Negro, por supuesto. Retom la libreta de mi abuelo. As continuaban sus notas. Para muchos colombianos no existen ms caminos que los ros. Me gusta pensar que todas las maanas, en los puertos uviales, hay tanto movimiento como en un aeropuerto o en cualquier otro terminal de transporte.

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Como en los aviones y en los buses, existen varias opciones para el viajero del ro. Las voladoras, las embarcaciones ms veloces, resultan tambin las de pasajes ms costosos. Son lanchas metlicas o de bra plstica impulsadas por motores fuera de borda. Lo ms barato es viajar en falca.

Son pintorescas barcas de madera, con techo de paja para proteger a los pasajeros del sol y de la lluvia. Aunque lentas, pueden transportar hasta 40 personas. Colombia vivi su niez y su adolescencia alrededor del ro Magdalena, que atraviesa casi todo el pas de sur a norte. Por aos fue llamado el ro de la Patria. Por all entraba y sala todo el comercio, e iban y venan pasajeros en buques de vapor empujados por inmensas ruedas de madera. Fue la columna vertebral de un pas desarticulado por falta de vas de comunicacin. El sueo de los hombres de Ccuta, Bogot, Bucaramanga, Medelln, Manizales o Cal, a comienzos del siglo XX, era construir carreteras, o vas frreas, para llegar al Magdalena y as unirse al resto de Colombia. El Magdalena pasa por 10 de los 32 departamentos! En su cuenca vive el 80 por ciento de la poblacin del pas, mide 1.540 kilmetros. Hoy navegan por sus aguas planchones que llevan carga y lanchas que transportan pasajeros de un pueblo

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a otro: de Momps a Magangu, de all a El Banco o Plato, de Plato a Tamalameque y de all a Gamarra; de Gamarra a Barrancabermeja o hasta Puerto Triunfo. El otro gran ro, el Cauca, viaja paralelo al Magdalena y recorre 1.350 kilmetros. Es un ro caprichoso. Corre entre las cordilleras Central y Occidental. A su paso por Caldas y Antioquia, las dos cordilleras se acercan tanto que parecen besarse. El Cauca, entonces, avanza encajonado formando cadas y raudales. Por aos, y por culpa del Cauca, Antioquia estuvo dividida en dos: oriente y occidente. Jos Mara Villa, ingeniero y violinista, las uni con puentes a nales del siglo XIX. El ms bello es el Puente del Occidente. Una inmensa hamaca tejida en alambre y madera de 300 metros de larga! Conecta a Sopetrn con Santa Fe de Antioquia. An existe y es monumento nacional. El Atrato es el ro por el que siempre he soado viajar. Corre por el medio del departamento del Choc y desemboca en el golfo de Urab. Barcos de madera van y vienen permanentemente de Quibd, que es la capital del Choc, a Cartagena.

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El viaje dura normalmente 15 das. Pero si al llegar al mar sopla muy fuerte la brisa, la travesa se alarga, pues se debe arrimar a una playa y esperar que amainen los vientos. En el Pacco desembocan ms de 240 ros, la mayora muy cortos. El San Juan, el ms caudaloso de ellos, es rico en oro y platino. Nace cerca de donde nace el Atrato. Al retazo de tierra que separa a los dos ros, algunos lo llaman el Arrastradero. Arrastran las canoas de un ro a otro y forman un canal que une el Atlntico y el Pacco. Conozco los ros que entregan sus aguas al Amazonas y al Orinoco como la palma de mi mano. Los cruzan cientos de embarcaciones pequeas, pero por ellos navegan tambin unas embarcaciones grandes muy especiales. Son las tiendas ambulantes de los mercaderes. Corriente arriba venden arroz, sal, gasolina, cerveza y cachivaches. Corriente abajo, compran madera, pltano, pescado y dems productos que les ofrecen los habitantes de las orillas. Uno que me gusta mucho es el Guaviare; es el lmite entre llano y selva.

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Qu lstima que del Amazonas, un ro tan ancho que en algunos sitios puede medir hasta 13 kilmetros, Colombia no posea sino 116 kilmetros! En total, el Amazonas mide 6.500 kilmetros de largo. As terminaban las notas sobre los ros de Pap Ses. Luego, escribi algo con letra ms grande. Era como una especie de recuadro y deca as: Muchos ros de Colombia estn enfermos, algunos de gravedad. Padecen un mal contagioso: la contaminacin. Los hombres han confundido los ros con basureros; por eso arrojan desperdicios en ellos. Tambin sufren de otra enfermedad: la anemia. Cada da parecen ms acos y dbiles. De seguir as, terminarn siendo simples hilitos de agua. Slo los rboles los pueden salvar, pues son los encargados de recoger el agua para alimentarlos. Pero los hombres tumban y tumban bosques sin piedad! Si en Colombia continan derribando los bosques, mis biznietos no conocern ni un ro, ni una quebrada, ni una laguna. Etiopa, hace apenas 70 aos, era un gran bosque; hoy es un inmenso desierto donde la gente se muere de sed.

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Por esto me encanta ver a los nios de Quizg, un resguardo indgena encaramado en las montaas del Cauca. Cuando salen de la escuela corren a buscar ojitos de agua; as llaman a los nacimientos de agua. Para que estos crezcan y formen quebradas y ros, siembran alrededor muchas plantas, entre ellas una llamada alegra. Estos pequeos saben tambin sembrar agua, donde no hay: hacen un hueco y lo rellenan con agua de ro; luego lo rodean de alegras. En sus ltimos aos, este pensamiento atorment mucho a mi abuelo. Sufra cuando escuchaba hablar de los bosques que se estn perdiendo por la explotacin maderera incontrolada, la ganadera, los cultivos de coca y amapola... Un da, leyendo un artculo, lo vi llorar. Se refera a los productos qumicos que muchos vierten en los ros. Causan tanto dao! Hay que poner n a esta locura, me dijo, y me dio un beso en la frente. Supe que quera estar solo y me fui a dormir.

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Cmo y por qu en Colombia se cruzaron tantas razasPilar Lozano

-Abuelo, cmo llegaron los hombres a Colombia? le pregunt una noche al viejo. Me arrunch bien en un cojn y escuch esta historia: -Pequeo, los cientcos encargados de escudriar en el pasado de los hombres, no se han puesto de acuerdo sobre cundo y cmo lleg el hombre a Amrica. -Unos dicen que por el estrecho de Bering pas gente de Asia a Amrica de Norte. Otros aseguran que los polinesios, que eran grandes navegantes, pues saban manejar los vientos, fueron los primeros en arribar al continente. Otros arman que Amrica fue poblada por el sur, desde Australia, a travs del polo. -En Colombia, los investigadores han llegado a una conclusin asombrosa luego de estudiar con delicada paciencia algunos trozos de huesos y piedras; en el ao 10.000 antes de Cristo, ya haba hombres viviendo en estas tierras. Sin embargo, dicen ellos, los agustinianos fueron de los primeros en desarrollar una cultura importante en nuestro pas. Habitaron lo que hoy es el sur del Huila. En el parque arqueolgico de San Agustn se conservan an las inmensas estatuas talladas en piedra y las tumbas donde enterraron a sus muertos.

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-San Agustn era un hermoso centro cultural. All se renda culto a los muertos. Las estatuas de piedra representan animales mticos: la rana simboliza la muerte; el guila, la creacin; y el mono la virilidad. Los agustinianos, con toda su creadora imaginacin, desaparecieron unos trescientos aos antes de la conquista. -Pues bien, lo cierto es que cuando los espaoles desembarcaron en lo que hoy se llama Colombia, en 1502, encontraron, segn muchos estudiosos, unos 850 mil nativos. -En el centro del pas vivan los muiscas. Explotaban la sal, el oro y las esmeraldas. Adoraban al Sol, la Luna y el arco iris. -En lo que hoy son Quindo y Risaralda, habitaban los quimbayas. Ellos tenan la costumbre de vestirse en oro cuando marchaban a la guerra. Nadie le dio al oro formas tan hermosas como los quimbayas.

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-Al norte, los espaoles encontraron a los motilones. Les teman porque eran aguerridos y envenenaban sus echas para matar a sus enemigos. -Los tayronas poblaban la Sierra Nevada de Santa Marta, y saban mucho de arquitectura. -Los pijaos, los caribes, los muiscas, los pances, los zenes y muchos grupos ms... vivan tambin en Colombia...Unos usaban la pintura del cuerpo como nico vestido; otros se cubran con hermosas mantas de lana. -Y como haba tanto oro y tanta plata, y eran tantas las minas del Nuevo Mundo, la Corona espaola decidi traer esclavos negros para ayudar a explotar tamaa riqueza. En las bodegas de los galeones trajeron de frica los hombres negros, encadenados por el cuello y con grillos en los pies. Los negros, altos y fornidos, eran los nicos capaces de resistir el calor del trpico y los arduos trabajos de las minas. -Dicen los historiadores que entre 1540 y 1810 pudieron llegar a Colombia unos 150 mil esclavos negros. Ellos aportaron de sus pases de origen, Senegal, Guinea y Gambia, su msica de tambores, su fuerza y su magia.

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-Los colores de estas tres razas indgena, blanca y negra se mezclaron y hoy Colombia es mayoritariamente mestiza. Esa fusin de culturas la hace inmensamente rica. El 16 por ciento de sus 44 millones de habitantes cifra del dos mil-, son afrocolombianos, es decir, 10 millones y medio. -Los indgenas, con la conquista, poco a poco se fueron extinguiendo. Unos no soportaron los trabajos rudos de las minas. Otros fueron arrasados en las batallas contra los espaoles y otros muchos, al ver sus tierras invadidas, murieron derrotados por la tristeza. -Fueron dueos de muchas tierras, en la actualidad ocupan sitios apartados en los que tratan de salvar su cultura y sus costumbres. Son un poco ms de medio milln. Pertenecen a 84 etnias y hablan diferentes lenguas. -Hay muchos grupos: los cuna, los uitotos, los curripacos, los paeces, los tucanos, los ticunas, los wayus, los guambianos....

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-Sabes? yo fui amigo de un cacique puinave. l viva en ro Guaviare, en un casero se llama Barrancominas. Tena 38 aos de edad y era cacique de 40 pueblos. l me cont muchas historias fantsticas. -Deca, por ejemplo, que todos los de su tribu pueden convertirse en tigre. Uno siente cuando la forma del humano va vagando y va subiendo la forma de tigre, me deca. Eso s, mantena como un secreto la sabidura que su padre le haba transmitido cuando l slo tena 14 aos. -En la escuela, adems del espaol, los nios indgenas y los nios de piel negra aprenden su lengua nativa y, a travs de ella, creencias, tradiciones y valores heredados de los antiguos.

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-Los emberas hablan de Akore, su Dios. El profesor guambiano ensea que u es or; isiki, viento; pel, luna. El ticuna utiliza muchas tildes: con l aprenden los pequeos de muchas aldeas de la Amazona que Yoy fue quien hizo la gente. -Los nios wayus son hijos de la lluvia. Cuando Juya, la lluvia, cae del cielo, la recogen en ollas. Es el agua para calmar la sed en los das de la larga sequa en el desierto. Con la primera tierra mojada, los pequeos moldean sus muecos: personas, burros, ollas. Los secan al lado del fogn y juegan con ellos todo el ao. Ellos hablan Wayuunaik, un idioma con ms vocales y menos consonantes que el espaol. -Los wayus conocen que Juya, la lluvia, encontr Mma, la tierra, la fecund y as nacieron los primeros hijos de la tierra.

-Los nios arhuacos son hijos de la madre tierra, la duea de todo. Para ellos, que viven en la sierra Nevada de Santa Marta, la montaa ms alta a orillas del mar del mundo entero, jugar con barro signica ofender a la madre. Por eso no lo hacen. -Los guambianos son hijos de los duendes y de las races de los rboles. Viven en el Cauca en unas montaas que parecen forradas en terciopelo verde. Les gusta corretear impulsando llantas viejas con un palo y treparse en zancos para jugar a ser gigante. Los zancos tambin les sirven para espantar a los duendes, unas personas chiquiticas, con pies y manos al revs, que llevan siempre sombreros gigantes. -Los nios de piel negra en las dos costas, Atlntica y Pacca, ven en la escuela una materia que se llama afroamrica. All hablan de BenKos Bioj. En 1599, este esclavo, trado de Senegal, lider una rebelin y fund cerca de Cartagena, el Palenque de San Basilio, el ms famoso pueblo de negros rebeldes o cimarrones. En 1630, lo detuvieron y lo colgaron en las puertas de Cartagena de Indias.

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-En San Basilio se conservan la msica y el Lumbal, ritual africano, meloda de tambor y voz, que se canta en los velorios. -Los nios en su lengua palenquera mezcla de dialectos africanos, espaol y portugus cantan: mano americano ma discriminacin e ma racismo e justo un humano (Hermano americano, no importa la discriminacin y el racismo es injusto e inhumano). -La nia mariquita/no puede comer, cantan los pequeos de piel negra de la costa Pacca en las rondas mientras mueven, en vaivn, las caderas. Les encanta cantar y bailar; de todo hacen versos. A la hora del recreo, o en cualquier rato libre, tallan pequeas canoas. Una piedra, un destornillador, un palo les sirve de herramienta. Luego les amarran una cuerda, como hacen los nios de la ciudad con sus carros de juguete, y los arrastran por el ro......

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El renacuajo paseadorRafael Pombo

sali esta maana muy tieso y muy majo, con pantaln corto, corbata a la moda, Sombrero encintado y chupa de boda. Muchachos, no salgas! le grita mam, pero l le hace un gesto y orondo se va. Hall en el camino a un ratn vecino, y le dijo: Amigo! venga usted conmigo, Visitemos juntos a doa Ratona Y habr francachela y habr comilona.

El hijo de Rana, Rinrn Renacuajo,

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A poco llegaron, y avanza Ratn, Estrase el cuello, coge el aldabn, Da dos o tres golpes, preguntan: Quin es? -Yo, doa Ratona, beso a usted los pies. Est usted en casa? Si, seor, s estoy; Y celebro mucho ver a ustedes hoy; Estaba en mi ocio, hilando algodn, Pero eso no importa; bien venidos son. Se hicieron la venia, se dieron la mano, Y dice Ratico, que es ms veterano: Mi amigo el de verde rabia de calor, Dmele cerveza, hgame el favor.

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Y en tanto que el pillo consume la jarra Mand la seora traer la guitarra Y a Renacuajito le pide que cante Versitos alegres, tonada elegante. -Ay! De mil amores lo hiciera, seora, Pero es imposible darle gusto ahora, Que tengo el gaznate ms seco que estopa, Y me aprieta mucho esta nueva ropa. -Lo siento innito, responde ta Rata, Ajese un poco chaleco y corbata, Y yo mientras tanto les voy a cantar Una cancioncita muy particular.

Mas estando en esta brillante funcin De baile y cerveza, guitarra y cancin, La Gata y sus Gatos salvan el umbral, Y vulvese aquello el juicio nal. Doa Gata vieja trinch por la oreja Al nio Ratico maullndole: Hola! Y los nios Gatos a la vieja Rata, Uno por la pata y otra por la cola. Don Renacuajito mirando este asalto Tom su sombrero, dio un tremendo salto, Y abriendo la puerta con mano y narices, Se fue dando a todos noches muy felices. Y sigui saltando tan alto y aprisa, Que perdi el sombrero, rasg la camisa, Se col en la boca de un pato tragn, Y ste se lo embucha de un solo estirn. Y as concluyeron, uno, dos y tres, Ratn y Ratona, y el Rana despus; Los gatos comieron y el Pato cen, Y mam Ranita solita qued!

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Mirringa MirrongaRafael Pombo

Mirringa Mirronga, la gata candonga, Va a dar un convite jugando escondite, Y quiere que todos los gatos y gatas No almuercen ratones ni cenen con ratas. A ver mis anteojos, y pluma y tintero, Y vamos poniendo las cartas primero. Que vengan las Fuas y las Fanfurrias, Y oo y Marroo y Tompo y sus nias. Ahora veamos qu tal de alacena. Hay pollo y pescado, la cosa est buena! Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa. Qu amable seora la duea de casa!

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Venid mis michitos Mirrn y Mirrn. Id volando al cuarto de mam Fogn Por ocho escudillas y cuatro bandejas, Que no estn rajadas, ni rotas ni viejas. Venid mis michitos Mirrn y Mirrn, Traed la canasta y el dindirindn, Y zape, al mercado! que faltan lechugas Y nabos y coles y arroz y tortugas. Decid a mi amita que tengo visita, Que no venga a verme, no sea que se enferme; Que maana mismo devuelvo sus platos, Que agradezco mucho y estn muy baratos. Cuidado, patitas, si el suelo me embarran! Que quiten el polvo, que frieguen, que barran Las ores, la mesa, la sopa!...Tiln! Ya llega la gente. Jess, que trajn!

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Llegaron en coche ya entrada la noche Seores y damas, con muchas zalamas, En grande uniforme, de cola y de guante, Con cuellos muy tiesos y frac elegante. Al cerrar la puerta Mirria la tuerta En una cabriola se mordi la cola, Ms oli el tocino y dijo Miaao! Este es un baquete de ppiripao! Con muy buenos modos sentronse todos, Tomarn la sopa y alzaron la copa; El pescado frito estaba exquisito Y el pavo sin hueso era un embeleso.

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De todo les brinda Mirringa Mirronga: -Le sirvo pechuga? Como usted disponga; Y yo a usted pescado, que est delicado?. -Pues tanto le peta, no gaste etiqueta: Repita sin miedo Y l dice: Concedo; Ms ay! que una espina se le atasca indina, Y oa la hermosa que es habilidosa Metindole el fuelle le dice Resuelle!

Mirria la cuca le golpe en la nuca Y pas al instante la espina del diantre, Sirvieron los postres y luego el caf, Y empez la danza bailando un minu. Hubo vals, lanceros y polka y mazurca, Y Tompo que estaba con mxima turca, Enreda en las uas el traje de oa Y ambos van al suelo y ella se desmoa. Maullaron de risa todos los danzantes Y sigui el jaleo ms alegre que antes, Y grito Mirringa: Ya cerr la puerta! Mientras no amanezca ninguno deserta! Pero qu desgracia! entr doa Engracia Y arm un gatuperio un poquito serio Dndoles chorizo del to Pegadizo Para que hagan cenas con tortas ajenas.

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Simn el BobitoRafael Pombo

A ver los pasteles! los quiero probar! -Si, repuso el otro, pero antes yo quiero Ver ese cuartillo con que has de pagar. Busc en los bolsillos el buen Simoncito Y dijo: De veras! No tengo ni unito. A Simn Bobito le gusta el pescado Y quiere volverse tambin pescador, Y pasa las horas sentado sentado, Pescando en el balde de mam Leonor.

Simn el bobito llam al pastelero:

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Hizo Simoncito un pastel de nieve Y a asar en las brasas hambriento lo ech, Pero el pastelito se deshizo en breve, Y apag las brasas y nada comi. Simn vio unos cardos cargando ciruelas y dijo: -Que bueno! Las voy a coger. Pero peor que agujas y puntas de espuelas Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lav con negro de embolar zapatos Porque su mamita no le dio jabn, Y cuando cazaban ratones los gatos Espantaba el gato gritando: ratn! Ordeando un da la vaca pintada Le apret la cola en vez del pezn; Y aqu de la vaca! Le dio tal patada Que como un trompito bail don Simn. Y cay montado sobre la ternera Y doa ternera se enoj tambin, Y ah va otro brinco y otra pateadera Y dos revolcadas en un santiamn. Se mont en un burro que hall en el mercado Y a cazar venados alegre parti, Vol por las calles sin ver un venado, Rod por las piedras y el asno se huy. A comprar un lomo lo envi taita Lucio, Y l lo trajo a casa con gran precaucin Colgado del rabo de un caballo rucio Para que llegase limpio y sabrosn.

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Empezando apenas a cuajarse el hielo Simn el Bobito se fue a patinar, Cuando de repente se le rompe el suelo y grita: Me ahogo! Vnganme a sacar! Trepndose a un rbol a robarse un nido, La pobre casita de un mirlo cantor, Desgjase el rbol, Simn da un chillido, Y cay en un pozo de psimo olor.

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Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco; Y volviendo a casa le dijo a pap: Taita, yo no puedo matar pajaruco Porque cuanto tiro se espanta y se va. Viendo una salsera llena de mostaza, Se tom un buen trago creyndola miel, Y estuvo rabiando y echando babaza Con tamaa lengua y ojos de clavel.

Vio un montn de tierra que estorbaba el paso, Y unos preguntaban: Qu haremos aqu? -Bobos! Dijo el nio, resolviendo el caso; Que abran un gran hoyo y la echen all. Lo enviaron por agua, y l fue volandito Llevando el cedazo para echarla en l: As que la traiga el buen Simoncito Seguir su historia pintoresca y el.

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El cuello de la CamisaHans Christian Andersen

todo equipaje posea un calzador y un peine; pero tena un cuello de camisa que era el ms notable del mundo entero; y la historia de este cuello es la que vamos a relatar. El cuello tena ya la edad suciente para pensar en casarse, he aqu que en el cesto de la ropa coincidi con una liga. Dijo el cuello: -Jams vi a nadie tan esbelto, distinguido y lindo. Me permite que le pregunte su nombre?

rase una vez un caballero muy elegante, que por

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-No se lo dir! respondi la liga. --Dnde vive, pues? insisti el cuello. Pero la liga era muy tmida, y pens que la pregunta era algo extraa y que no deba contestarla. -Es usted un cinturn, verdad? dijo el cuello-, una especie de cinturn interior?

Bien veo, mi simptica seorita, que es una prenda tanto de utilidad como de adorno. -Haga el favor de no dirigirme la palabra! dijo la liga-. No creo que le haya dado pie para hacerlo. -Si, me lo ha dado. Cuando se es tan bonita replic el cuello- no hace falta ms motivo. -No se acerque tanto! -exclam la liga-. Parece usted tan varonil! -Soy tambin un caballero no dijo el cuello-, tengo un calzador y un peine. -Lo cual no era verdad, pues quien los tena era su dueo; pero le gustaba vanagloriarse. -No se acerque tanto! -repiti la liga-. No estoy acostumbrada. -Que remilgada!- dijo el cuello con tono burln; pero en stas los sacaron del cesto, los almidonaron y, despus de haberlos colgado al sol sobre el respaldo de una silla, fueron colocados en la mesa de planchar; y lleg la plancha caliente.

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-Mi querida seora -exclamaba el cuello-, mi querida seora! que calor siento! Si no soy yo mismo! Si cambio totalmente de forma! Me va a quemar; va a hacerme un agujero! Huy! Quiere casarse conmigo? -Harapo!- replic la plancha, corriendo orgullosamente por encima del cuello; se imaginaba ser una caldera de vapor, una locomotora que arrastraba los vagones de un tren. -Harapo! repiti. El cuello qued un poco deshilachado de los bordes; por eso acudi la tijera a cortar los hilos.

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-Oh! exclam el cuello-, usted debe de ser primera bailarina, verdad? Cmo sabe estirar las piernas! Es lo ms encantador que he visto. Nadie sera capaz de imitarla. -Ya lo s- respondi la tijera.

-Merecera ser condesa! dijo el cuello-. Todo lo que poseo es un seor distinguido, un calzador y un peine. Si tuviese tambin un condado! -Se me est declarando, el asqueroso? exclam la tijera, y, enfadada, le propin un corte que lo dej inservible. -Al n tendr que solicitar la mano del peine. Es admirable cmo conserva usted todos los dientes, mi querida seorita! dijo el cuello-. No ha pensado nunca en casarse? -Claro, ya puede gurrselo! contest el peine-. Seguramente habr odo que estoy prometida con el calzador. -Prometida!- suspir el cuello; y como no haba nadie ms a quien declararse, se las dio en decir mal del matrimonio. Paso mucho tiempo, y el cuello fue a parar al almacn

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de un fabricante de papel. Haba all una nutrida compaa de harapos; los nos iban por su lado, los toscos por el suyo, como exige la correccin. Todos tenan muchas cosas que explicar, pero el cuello los superaba a todos, pues era un gran fanfarrn. -La de novias que he tenido! deca-. No me dejaban un momento de reposo. Andaba yo hecho un petimetre en aquellos tiempos, siempre muy tieso y almidonado. Tena adems un calzador y un peine, que jams utilic. Tenan que haberme visto entonces, cuando me acicalaba para una esta. Nunca me olvidar de mi primera novia; fue una cinturilla, delicada, elegante y muy linda; por mi se tir a una baera. Luego hubo una plancha que arda por mi persona; pero no le hice caso y se volvi negra. Tuve tambin relaciones con una primera bailarina; ella me produjo la herida, cuya cicatriz conservo; era terriblemente celosa! Mi propio peine se enamor de m; perdi todos los dientes de mal de amores. Uf!, la de aventuras que he corrido! Pero lo que ms me duele es la liga, digo, la cinturilla,

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que se tir a la baera. Cuntos pecados llevo sobre la conciencia! Ya es tiempo de que me convierta en papel blanco! Y fue convertido en papel blanco, con todos los dems trapos; y el cuello es precisamente la hoja que aqu vemos, en la cual se imprimi su historia. Y le est bien empleado, por haberse jactado de cosas que no eran verdad. Tengmoslo en cuenta, para no comportarnos como l, pues en verdad no podemos saber si tambin nosotros iremos a dar algn da al saco de los trapos viejos y seremos convertidos en papel, y toda nuestra historia, aun lo ms ntimo y secreto de ella, sera impresa, y andemos por esos mundos teniendo que contarla.

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Chcharas de niosHans Christian Andersen

reunin de nios: nios de casas ricas y familias distinguidas. El comerciante era un hombre opulento y adems instruido; a su debido tiempo haba sufrido los exmenes. As lo haba querido su excelente padre, que no era ms que un simple ganadero, pero honrado y trabajador. El negocio le haba dado dinero, y el hijo lo supo aumentar con su trabajo. Era un hombre de cabeza y tambin de corazn, pero de esto se hablaba menos que de su riqueza. Frecuentaba su casa gente distinguida, tanto de sangre, que as la llaman, como de talento. Los haba que reunan ambas condiciones, y algunos que carecan de una y otra. En el momento de nuestra narracin haba all una reunin de nios, que hablaban y discutan como tales; y ya es sabido que los nios no tienen pelos en la lengua. Figuraba entre los concurrentes una chiquilla lindsima,

En casa del rico comerciante se celebraba una gran

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pero terriblemente orgullosa; los criados le haban metido el orgullo en el cuerpo, no sus padres, demasiado sensatos para hacerlo. El padre era chambeln, y ste es un cargo tremendamente importante, como ella saba muy bien. -Soy camarera del Rey! deca la muchachita. Lo mismo podra haber sido camarera de una bodega, pues tanto mrito hace falta para una cosa como para la otra. Despus cont a sus compaeros que era bien nacida, y arm que quien no era de buena cuna no poda llegar a ser nadie. De nada serva estudiar y trabajar; cuando no se es bien nacido, a nada puede aspirarse. -Y todos aquellos que tienen apellidos terminados en senprosigui-, tampoco llegarn a ser nada en el mundo. Hay que ponerse en jarras y mantener a distancia a esos sen!, -sen! y puso en jarras sus lindos brazos de puntiagudos codos, para mostrar cmo haba que hacer. Y que lindos eran sus bracitos! Era encantadora.

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Pero la hijita del almacenista se enfad mucho. Su padre se llamaba Madsen, y no poda sufrir que se hablara mal de los nombres terminados en sen. Por eso replic con toda la arrogancia de que era capaz: Pero mi padre puede comprar cien escudos de bombones y arrojarlos a los nios. Puede hacerlo el tuyo? -Mi padre intervino la hija de un escritor puede poner en el peridico al tuyo, al tuyo y a los padres de todos. Toda la gente le tiene miedo, dice mi madre, pues mi padre es el que manda en el peridico. Y la chiquilla irgui la cabeza, como si fuera una princesa y debiera ir con la cabeza muy alta.

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En la calle, delante de la puerta entornada, un pobre nio miraba por la abertura. El pequeo no tena acceso en la casa, pues careca de la categora necesaria. Haba estado ayudando a la cocinera a dar vueltas al asador, y en premio le permitan ahora mirar desde detrs de la puerta a todos aquellos seoritos acicalados que se divertan en la habitacin. Para l era recompensa bastante y sobrada.

Quien fuera uno de ellos!, pens, y al or lo que decan, seguramente se entristeci mucho. En casa, sus padres no tenan ni un msero cheln para ahorrar, ni medios para comprar un peridico; y no hablemos ya de escribirlo. Y lo peor de todo era que el apellido de su padre, y tambin el suyo terminaba en sen. Nada podra ser en el mundo, por tanto. Que triste! En cuanto ha nacido, crea serlo como se debe, pues de otro modo no es posible. As discurri aquella velada. Transcurrieron muchos aos, y aquellos nios se convirtieron en hombres y mujeres. Levantbase en la ciudad una casa magnca, toda ella llena de preciosidades. Todo el mundo deseaba verla; hasta de afuera vena gente a visitarla. A cul de aquellos nios perteneca? No es difcil adivinarlo. Pero tampoco es tan fcil, pues la casa perteneca al chiquillo pobre, que lleg a ser algo, a pesar de que su nombre terminaba en sen: se llamaba Thorwaldsen. Y los otros tres nios, los hijos de sangre, del dinero y de la presuncin? Pues de ellos salieron hombres buenos y capaces, ya que todos tenan buen fondo. Lo que entonces haban pensado y dicho no era sino eso, chcharas de nios.

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Hansel y GretelHermanos Grimm

Hansel

y Gretel haban perdido a su madre, y su padre, un pobrecito leador, se haba vuelto a casar con una mujer que no quera a los nios. La familia estaba en la ms completa miseria. La madrastra propuso al leador que abandonara a los nios en el bosque para que alguien los recogiera. Seran dos bocas menos que alimentar. El leador, que amaba mucho a sus hijos, se resista, pero su mujer le convenci.

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Los nios haban escuchado todo. Gretel se ech a llorar, pero Hansel, que era muy listo, sali sigilosamente de la casa y se llen los bolsillos de piedrecitas blancas y brillantes.

Al da siguiente, fueron todos al bosque. Por el camino, Hansel, sin que nadie le viera, iba dejando caer, una por una, las piedrecitas. Por n, se detuvieron en un claro y el leador encendi fuego. -Esperadnos aqu dijo la madrastra, y se alej detrs de su marido. Pasaba el tiempo y los nios se quedaron dormidos al calor de la lumbre. Cuando despertaron era de noche, pero Hansel busc las piedrecitas blancas, siguieron su rastro y volvieron a casa. Al verlos aparecer, la madrastra se enfad, pero el leador se alegr profundamente y abraz a sus hijos con ternura. Pasaron unos das, y otra vez los nios oyeron decir a su madrastra: -Maana nos adentraremos an ms en el bosque, para que no puedan encontrar el camino de vuelta. Inmediatamente, Hansel salt de la cama y quiso salir a buscar piedrecitas, pero encontr la puerta cerrada con llave.

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-No te preocupes, Gretel dijo a su hermana-. Algo se me ocurrir. Al da siguiente, por el camino Hansel se dedic a desmigar el mendrugo que la madrastra le haba dado. Cuando su padre y la madrasta les dejaron, se quedaron dormidos junto al fuego. Al despertar, unas horas despus, Hansel y Gretel buscaron las migas de pan como antes haban buscado las piedrecitas. Los nios buscaron y buscaron, pero las migas no aparecieron. -Se las han comido los pjaros!- exclam Gretel, desconsolada. -Encontraremos el camino, ya lo vers -dijo Hanselcogiendo a su hermana de la mano.

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Caminaron durante toda la noche, pero siempre volvan al mismo sitio. Cuando amaneci, agotados, se quedaron dormidos. A medioda, les despert el calorcito del sol. De repente, Gretel descubri una preciosa casita, oculta entre los rboles. -Hansel! -grit la nia- Ven! Mira lo que he encontrado. Los nios se acercaron a la casa asombrados. -Has visto, Gretel? Las paredes son de pan, el tejado de chocolate y las ventanas de azcar. Y como estaban hambrientos, empezaron a arrancar trozos de la casa para comrselos. Pero de repente oyeron una voz que sala del interior: -Quin se atreve a comerse mi casa? Los nios se quedaron sobrecogidos. Entonces se abri la puerta y apareci una anciana muy fea, que tena una enorme chepa. La anciana, al verlos, cambi su feroz expresin por otra, ms sonriente, y les dijo: -Os habis perdido en el bosque, verdad? Los nios asintieron.

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-No tengis miedo. Conmigo estis a salvo. -Entrad en mi preciosa casita, pequeos, entrad. Os esperan maravillosas sorpresas. Deliciosas golosinas para comer y mullidas camas para descansar. Hansel y Gretel no lo dudaron un instante. La anciana pareca tan amable... Los nios se sentaron a la mesa y la anciana les ofreci deliciosos manjares que comieron con verdadero apetito. Despus los acompa a una alegre habitacin en la que haba dos camitas blancas, para que pudieran descansar.

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Al ver a los nios dormidos, la anciana, que en realidad era una bruja malvada, solt una siniestra carcajada. -Ya sois mos! grit-. Primero me comer a Hansel y despus a Gretel. No podris escapar! Al da siguiente, la bruja encerr a Hansel y oblig a Gretel a hacer las labores de la casa, mientras ella trataba de engordar al nio para comrselo.

Cada maana se arrodillaba ante la caseta donde le tena encerrado y le deca: -Ensame el dedo para ver cunto has engordado. Como la bruja vea mal, Hansel siempre le enseaba un hueso de pollo. -Gretel! gritaba entonces la bruja, furiosa- Trele ms comida! Est muy aco! Pas el tiempo, y un da la bruja se hart de esperar y decidi comerse a Hansel, aunque no hubiera engordado un solo gramo. La bruja mand a Gretel encender el horno y le orden que se asomara a ver si estaba bien caliente. A Gretel se le ocurri una brillante idea. Sec sus lgrimas y dijo en un susurro: -No puedo, el hueco es demasiado pequeo. -Eres una tonta! vocifer la bruja-. Mira. Yo soy ms grande que t y puedo hacerlo.

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Y entonces, cuando la bruja meti la cabeza por el hueco del horno, Gretel la empuj con todas sus fuerzas y cerr la puerta despus. La bruja haba muerto. Inmediatamente fue a liberar a su hermano. Hansel y Gretel revolvieron la casa de la bruja y encontraron muchas riquezas. -Y ahora, vmonos a casa dijo Hansel. -Esta vez encontraremos el camino, seguro -Arm Gretel.

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Es verdad que tuvieron que andar mucho, pero al nal llegaron a su casa.

Su madrastra haba muerto, y su padre estaba tristsimo desde que haba abandonado a sus hijos en el bosque. Cuando les vio aparecer sanos y salvos, una enorme alegra llen su corazn. Les abraz y les pidi perdn por lo cruel que haba sido con ellos. Las perlas y las piedras preciosas les salvaron de la miseria, y a partir de entonces vivieron los tres muy, muy felices.

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Colorn colorado estos cuentos se han acabado...

Ilustraciones:

Eulalia Ospina Uribe Fernado Cortes Ramos

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Esta segunda edicin de 500.000 ejemplares, con la concepcin grfica, diseo y diagramacin de Publicaciones MV Limitada, se termin de imprimir en los talleres de Cargraphics S.A., en noviembre de 2007.