NUESTROS

CUENTOS

Sexto ceip punta brava

Curso 2010/2011

La lata de sara por Claudia Ling

Érase una vez en un pequeño pueblo al Sur de Canarias, vivía con sus padres y su perrita Kiara una niña llamada Sara, con su hermano pequeño Juan. Sus padres, cada semana, le daban una paguita de 5 €uros y Sara automáticamente la metía en una lata de caballos. Pero Sara no soportaba a su hermano Juan, y no tenía paciencia con él. Sus padres arrestaron a Sara sin su lata todo el año. Sara comenzó a cuidar a su hermano, sus padres para recompensarla, le subieron la paga a 10 €uros. Transcurrido otro año sus padres le regalaron un abrelatas. ¿Qué significaba? Que era el momento de abrir la lata, pesaba tanto que Sara se puso muy contenta. Logró abrirla, esparció todas las monedas encima de la cama, llamó a Juan para que le ayudara a contar las monedas, les llevó un buen tiempo.

Sara comprendió que sus padres habían ido poniendo monedas extra

en su lata. Sara estaba tan feliz, que dividió el dinero y le dio una parte a su hermanito y juntos fueron a comprar una bici nueva para cada uno. Desde ese día Sara y Juan se llevan muy bien, y esto hace muy felices a sus padres.

Manuel y sus ahorros por Guillermo Hernández.

Hace mucho tiempo, en Canarias, había un niño llamado Manuel. Manuel era alto, moreno, pelo castaño, de nariz chata y ojos azules.

Manuel iba a casa de su abuela Tina y la abuela le daba cien pesetas para irse de campamento.

Manuel iba a casa a guardar el dinero que le había dado su abuela. Pero un día los padres se quedaron sin dinero porque las empresas en las que trabajaban no les podían pagar a tiempo. Para ayudar, Manuel les dio mil pesetas a sus padres para poder comer durante una semana.

Manuel buscó trabajo ordeñando vacas y cada mes recibía a cambio quinientas pesetas. Los padres le dieron a Manuel las mil pesetas que le debían, pero el campamento valía mil quinientas pesetas. Manuel sólo tenía mil pesetas así que fue a casa de su abuela Tina

para pedirle la paga de cinco semanas y la abuela le dijo que sí.

Manuel se fue al campamento y se gastó todo su dinero y se divirtió mucho en el campamento.

La niña bruja por Aythami

Erase una niña bruja que tenía cuatro años, vivía sola en un árbol y se llamaba Luna. Era una niña agraciada, cada día la niña agraciada corría por los montes y jugaba con los animales. Pero siempre estaba con los ojos tristes, soñaba con tener una familia para poder hablar y compartir sus sentimientos y sus miedos a la soledad. Un día al atardecer, estaba con la cabeza apoyada y abrazando a un animalito. En ese momento, la vio una linda mujer y si dieron un fuerte abrazo y la niña se transformó en rana, Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

Mi primera paga por Adonai.

Había una vez un niño llamado Marcos que estudiaba en el colegio Draguer de Oxfort. Marcos no sacaba muy buenas notas, ya que siempre suspendía. Estudiaba en Sexto de Primaria, pero un día tuvo un examen que aprobó. Al enterarse de su nota se lo dijo a su padre y a su madre. Su madre le sugirió al padre darle una primera paga. Su primera paga sería de veinticinco €uros, con esos veinticinco €uros el niño fue a comprar un pequeño perro que justamente costó eso. Era un perro parlante por lo que el niño sorprendido se lo dijo a sus padres. Estos no le creyeron y él siguió insistiendo hasta que los padres se cansaron echaron al perro a la calle. Entonces buscó el refugio pero no lo encontraba, de repente pasó por ahí una enorme furgoneta negra donde ponía PERRERA. Estaba llena de perros, la puerta se abrió y una mano metió al perro dentro del furgón. Marcos preocupado lo buscó pero no lo encontró. De repente se le ocurrió buscar en la perrera y cuando entró estaba oscuro, pero había una luz en el fondo que salía de un gran cuarto. Marcos se acercó y estaban todos los perros incluido el suyo. Entonces apareció un hombre y fue a por él. Marcos le dio una patada y apretó un botón y todos los perros

escaparon. Marcos y su perro se fueron tranquilamente a su casa.

La hucha no me devuelve el

dinero por David Márquez

Hola me llamo Pepito, tengo 11 años y estoy en Sexto de Primaria. Hoy es el día de la paga, siempre que me dan la paga me la gasto para comprarme un libro o un juguete…. Pero hoy ha sido diferente porque ha cambiado mi vida. Fui corriendo a mi cuarto y vi a mi hucha corriendo en círculos. La hucha vino corriendo hacia mí, yo estaba asustado y de repente ¡¡plas!! saltó y se comió mi dinero. Desde ese día mi hucha se comía todo mi dinero durante todos los días de paga. Hasta que un día conseguí pillar a mi hucha y la abrí. Me encontré un dineral. Entonces me di cuenta de lo importante que es ahorrar y desde entonces le doy el dinero a mi hucha para cuando algún día lo necesite.

Mi paga por David Hernández

Hola, no creo que me conozcáis, me llamo Daniel, tengo 11 años y vivo en Santa Cruz de Tenerife.

Mis padres no quieren darme una paga. He intentado todo para que me la den. Últimamente mis padres no me miran, no se porque será.

Todo empezó un día caluroso estresante. Mis padres se cabrearon porque…bueno…en realidad no se porqué. Eso era muy interesante e investigamos. En realidad no descubrimos nada después de semanas investigando. Investigamos con libros pero fue inútil. Tras varias semanas de investigación espiando a mis padres, descubrimos que el calor de aquel día les había succionado el cerebro. Era tanto el calor que de repente le dio un arrebato y les dio por enfadarse.

Unas navidades especiales por Andrea.

Navidad llegó y con ella el frío que se colaba por la ciudad. Se oían villancicos y los escaparates estaban decorados con bolas brillantes, guirnaldas y angelitos que sonreían alegres. Todo el mundo tenía prisa y las tiendas estaban llenas de gente que compraba regalos para sus seres queridos.

En una pequeña casa vivía Daniela con su madre y su abuela, ya que su padre estaba trabajando en el extranjero. Había prometido que estas Navidades vendría y Daniela quería sorprenderle comprándole algo especial.

Cogió su hucha y por mucho que la agitó sólo llegó a sacar una moneda. Nunca pensó en lo que era ahorrar.

Salió de casa algo triste con su moneda, pensando en qué podría comprar con tan poco dinero. Después de caminar y caminar pensó en el verdadero sentido de la Navidad y Daniela ya sabía lo que iba a regalar. A su madre un ramo de flores de papel, a su abuela una tarjeta con un dibujo y a su padre una tarjeta y dentro un bombón de chocolate.

Daniela quería tanto a su padre que se gastó la moneda que tenía ahorrada para comprar el bombón de chocolate.

Cuando fue a su casa encontró a su abuela, a su madre y sobre todo a su padre.

Daniela se alegró mucho de que su padre por una vez había podido llegar a la noche más importante del año, a la noche de Navidad.

Desde ese día Daniela ahorró para que las siguientes Navidades fueran todavía mucho mejor.

Los gremlins robapagas y el

equipo de fumigadores

intergalácticos por Alejandro.

Erase una vez en una nave que surcaba el espacio unos raros Gremlins que se colaron y la tomaron. Como eran muy traviesos a los tripulantes los tiraron por la borda en unas cápsulas de escape. Los Gremlins estrellaron la nave en la Tierra, en Nueva York, al tocar botones sin parar… Pero, mientras tanto en Canarias un niño llamado Javier, de 12 años, alto y de pelo corto le hicieron un examen y al acabar se dirigió a casa con sus amigos Juan y Luis. Juan era de estatura media y tenía el pelo corto, mientras que Luis era de su misma estatura, pero un poco más alto que Juan y Luis, tenía pelo largo y negro. Los chicos hablaron por el camino y se despidieron. Cada uno se fue a su casa. Aquella noche Javier estaba muy cansado y se acostó pronto, sin embargo, esa noche no era una noche cualquiera porque una nave aterrizó en

Canarias y tres extraños personajes se bajaron de ella, todos ellos parecían iguales, excepto una que era grande azul y muy corpulento.

Uno se acercó a Javier y le dijo: - Hola, vengo en son de paz, soy Shin y estos son mis amigos Fredler e Ilna. El alto y azul dijo – Puedes llamarme Fred – , la chica dijo que a ella la podía llamar Iln. Shin tomó la palabra: - Unos Gremlins han invadido la Tierra en busca de una cosa que llamáis dinero, absorben su valor frío y lanzan rayos congeladores. Con ellos utilizarán uno combinado para lanzarlo al centro de la Tierra y enfriarla para crear una nueva era glaciar y dominar este planeta -. Pero eso es terrible, dijo Javier. Los padres que habían escuchado la conversación les dijeron a los tres extraterrestres que se quedasen.

Al día siguiente al salir del colegio Javier les contó lo de los aliens a sus amigos Luis y Juan. Los chicos llegaron y hablaron con Shin y lo convencieron para ser fumigadores intergalácticos y empezaron su entrenamiento.

Al día siguiente eligieron sus armas, Luis escogió un lanza rayos paralizador, Juan una ametralladora

de plasma tranquilizante y Javier escogió una espada irradiadora. Entonces partieron en la nave a Nueva York. Los Gremlins habían montado un escándalo, les lanzaron sus rayos congeladores. Tuvieron que paralizar a muchos hasta que los encerraron a todos y se los llevaron y desde entonces los chicos valoraron más su paga y fueron fumigadores intergalácticos.

La gorra gris por Nerea.

En la calle mayor, de la gran ciudad había un niño sentado en un lado de la acera. Llamaba la atención porque era muy pequeño y su guitarra más grande que él. Llevaba una gorra gris con muchos agujeros y unos zapatos viejos. Pero su alegre sonrisa, hacía que la gente que pasaba se fijara en él.

Siempre iba a la misma hora, a tocar y a cantar las canciones que él recordaba que le hacían sentirse bien.

Un día, una señora muy amable y de aspecto lujoso, le ofreció arreglar los agujeros que tenía su gorra, que le devolvería al día siguiente.

La señora acudió al mismo lugar y… ¡¡allí estaba!! tocando y tarareando. Ella se acercó y dejo la gorra en el suelo con unas monedas. Cuando recogió su gorra tenía 12 monedas. Enfrente se encontraba un mercadillo. Se acercó y compró huevos, pan, papas y dos naranjas.

Cuando regresó a su casa le explicó a su madre lo que había hecho con su primera paga. Ella contenta se lo agradeció con muchos abrazos y besos.

Mi monstruo y mi paga por Héctor

Yo, como un día cualquiera me levanté, me vestí, desayuné, etc. Fui a mi colegio mágico, ese día no fue como uno cualquiera. ¡Fue impresionante!

Cuando llegué a mi casa, mi madre me recibió con una sorpresa, mi madre robotizada me dio 10 megaplatillos, aquello fue…¡Lo más alucínate!

Yo como no sabía administrarlo, pensé en gastármelo. Me dirigí a la espucitienda pero… ¿dónde estaban los megaplatillos? ¡Me acaba de robar un monstruo! Cuando miré para muchos lados vi a un monstruo corriendo y me dispuse a perseguirlo. Allí no pensé mucho y deje que se fuera.

En mi casa pensé, pensé y pensé… se me ocurrió una idea – voy a llamar a un par de estrelloamigos – y… s lo conté a Tarantón, a Yontonflo y a Yuacross.

La idea consistía en coger al malo y quitarle los megaplatillos. Nos vestimos, salimos y buscamos y buscamos y uno de mis amigos lo encontró, nosotros con la aguaespacio fuimos detrás de él.

Y cuando encontramos el momento perfecto lo agredimos, el monstruo como ya no sabía donde estaban los megaplatillos, entonces llamamos a mi supermadre y a la policía. Treinta minutos después vinieron y lo cogieron y a mí me dieron mis 10 megaplatillos y desde entonces mi hucha tiene mis megaplatillos bien guardados.

¿y la paga? por Zaira.

En Sevilla, no se exactamente cuando, vivía una niña llamada Itziara. Ella tenía 9 años y dentro de una semana iba a ser su cumpleaños y… al parecer le iban a dar su primera paga, la que llevaba un año pidiendo.

Itziara era una niña con mucha imaginación, cuando pensaba en la paga, le venían muchas cosas que ella creía que podía comprar. Se imaginaba cosas como: comprarse un baúl de disfraces de 2 metros, comprarse un monstruo para asustar a su hermano pequeño Ethan, unos tacones muy altos, un helicóptero teledirigido, y muchas cosas más.

El día de su cumpleaños había llegado y la impaciente Itziara no paraba de pensar en su paga. Los padres le dieron 300 pesetas y estaba rebosante de felicidad. Los padres le advirtieron:

- No te gastes el dinero en chucherías y en dulces.

Pero ella estaba tan entusiasmada que no prestó mucha atención a lo que le habían dicho sus padres.

Al venir del colegio Itziara pasó por una tienda de caramelos y se gastó casi toda su paga en lo que sus padres le habían dicho que no se gastara. Decidió entrar en casa como si nada hubiese pasado y mañana intentar arreglarlo.

Al levantarse lo recordó y estaba deseando tanto tener alguna solución que de la nada salió un mostruito, ella aterrorizada e impresionada se escondió debajo de la cama. Resultó que ese monstruito era bueno e iba a ayudar a Itziara. El monstruito se llamaba Genis, iba a hacerle unas pruebas y si las superaba le daba un poco de dinero.

Itziara aceptó y Genis le dijo su primera prueba:

- Tienes que hacer todas las tareas de casa cada día, durante 5 días – dijo Genis – si lo haces, te daré algo de dinero y me ayudarás a escapar del malvado troll de los pantanos.

- Lo intentaré – dijo Genis – pero ahora escondete, ¡que no te vean!

Él se escondió y ella se fue al colegio.

Itziara con dificultad, consiguió hacer las tareas los 5 días y otras más que le puso Genis.

- ¿Y ahora qué? – dijo Itziara.

- Mmmm…. – dijo pensativo – te daré 250 pesetas.

- ¡Sí! – dijo ella- solo me quedan 50 pesetas.

Genis había terminado sus pruebas, pero, ¿cómo iba a conseguir 50 pesetas más si las pruebas habían acabado?

- Las conseguirás viniendo a mi mundo y luchando contra el troll de los pantanos – dijo él.

- Vale, pero….¿cómo vamos a llegar?¿ por mi cama? – dijo ella.

- Sí – dijo Genis – es muy especial y mágica.

Se subieron y rápidamente llegaron. Genis dijo que no podía vencer con la fuerza, sino con la cabeza y desapareció. El troll se plantó delante de ella y se imaginó que se destruía el troll y eso fue lo que pasó.

A casa se fue con la advertencia de Genis de no gastarse el dinero.

La hucha pierde dinero

invisiblemente por Guillermo Sicilia.

Hace 20 días, mi hucha empezó a perder dinero cada vez que me dormía. Era muy raro. Cada vez que me dormía escuchaba ruidos de animales, pero nunca los veía. Un día me fui a comprar el juego de Invízimals, la otra dimensión. Una noche volví a escuchar ese ruido, cogí la PSP y con la cámara miré de donde salía ese ruido. Esa cosa era muy rápida, pero dejaba unas huellas rarísimas. Yo creía que era un buitre. ¿Qué será? – pensé.

Al día siguiente lo volví a escuchar, cogí la PSP y ya no estaba. Seguía pensando en qué podría ser. Una mañana jugué al Invízimals y llegué al final del juego. Cuando miré todos los invizimals que tenía, vi uno que tenía la misma pata que la huella anterior. Se llamaba Crooky. En la noche me preparé la PSP lo escuché y… mira por donde era Crooky, un buitre avaricioso, pero no llegué a

tiempo ya que a mi hucha no le quedaba a ni un céntimo.

Cogí a Crooky y tuve que encontrar su guarida. Busqué por toda la casa, pero no la encontré. Mi madre también había perdido dinero. Mi padre también, hasta mi hermana también. En total habiamos perdido 120€uros. Era terrible. Dos días después, yo encontré mi dinero y el de todos. Estaba todo dentro de una pared de mi cuarto detrás de un cuadro.

Mi primera paguita por Silvia

Sara es una niña pequeña. Tiene los ojos marrones, vive en la calle Ruymán, que le encanta, porque le dicen – Ya viene la niña Ruymana. Ella vive en una buahardilla con sus dos hermanos Marcos que tiene 9 años y Carlos que tiene 12 años. Marcos y Carlos pasaban todo el día jugando a la oca.

Aquel sábado por la mañana, Sara bajó hasta aquel pueblo pequeño, les dijo a sus vecinos: - Hola, hola caracola – y subió todas las escaleras de la iglesia por una barandilla. El cura al verle le dijo - ¡Saraaaa! deja de hacer eso que te vas a caer – Sara se bajó rápidamente y le dijo al cura – Lo siento, lo siento, lo siento…- y el cura respondió – No pasa nada, no pasa nada…

Cuando el cura se fue Sara no tardó en entrar en la iglesia. Cuando entró, subió hasta la parte más alta. La pobre niña estaba tan aburrida que sacó de su bolsillo un bote de pompas de jabón. Empezó a hacer burbujas, y una burbuja se coló en la boca del monaguillo. A la pequeña niña se le escapó un estornudo. El cura iba a decir… ¿Quién anda ahí? Pero no le dio tiempo porque una inmensa burbuja le cubrió su pequeña cabeza. Cuando la niña paré de hacer burbujas, el cura comenzó a dar la misa. Al salir

de la iglesia vio a Sara bajar de lo más alto y le chilló - ¡Saraaaaaa! ¿Has hecho tú esas burbujas? – Sara le contestó: Si padre, ¿Por qué lo dice? El cura le respondió – Porque a todos los señores/as que han venido a misa les ha encantado, ¿hacemos n trato? – Sara muy emocionada dijo – Vale, ¿Qué trato? – A lo que el cura contestó: Te pagaré un poco de dinero si haces pompas de jabón en las horas de misa. Sara contestó: Encantada.

Así Sara consiguió su primera paga.

FIN