cuento en tren laura devetach x
TRANSCRIPT
Cuento en tren Laura Devetach
Hace muchos años, cuando yo vivía en
Reconquista, allá por el norte de Santa Fe,
había llovido muchísimo.
Tanto había llovido que los caminos de tierra
parecían flanes, gelatinas, cintas de sopa negra.
Nosotros teníamos que ir
a otro pueblo y, como los
colectivos se
empantanaban en los
flanes, las gelatinas y las
sopas negras, había que
viajar en tren.
Aquellos trenes comían
paladas de carbón y
soltaban un humo negro
que hacía bellos dibujos.
Empezaban las ruedas a
traquetear sobre las vías
chu–cu–chú
chu–cuchú
chu–cuchú
chucuchú
cuchichú
chucuchú
chucuchú...
Y un silbido largo acompañaba al humo que se
desflecaba como una cabellera fuiiiiii fuiiii...
Primero era lindo,
novedoso, vertiginoso.
Pero después...
Venían largas paradas
misteriosas.
El tren se empacaba en
medio del campo, como
si obedeciera
al capricho
de algún dios.
Las vacas de los campitos se cansaban de mirarnos y el guarda
contestaba "¿quién sabe?" …a cualquier pregunta que se le hiciera.
Después de un montón de tiempo el frío era más frío y empezaba
a faltar el agua y la comida. Y eso que siempre llevábamos una
caja de zapatos con pollo, pan y manzanas, o milanesas y dulce de
membrillo. Pero había que convidar, y éramos muchas personas.
La gente se miraba sonriendo, acomodándose. Menos mal.
Y yo escuchaba el lenguaje de las ruedas.
A veces decían:
che–qué–chica
che–qué–chica
chequechica
chequechica
chequechi...
Otras veces decían:
cinco pesospoca plata
cinco pesospoca plata
cinco pesospoca plata
cinco pesospoca pla...
Pero un día espantoso y embarradísimo las ruedas no dijeron nada a pesar de ir rodando, la lluvia entraba por las ventanillas y yo pensaba que nunca
más iba a salir el sol.Entonces, una viejita de pañoleta que venía con una canasta me dijo, como
leyéndome el pensamiento:— ¿Sabés lo que dice el tren hoy? dice:
tres–pre–gun–tastres–pre–gun–tas
tres–pre–gun–tas...
A ver, a ver, preguntemos tres preguntas de ésas que no se preguntan nunca.
Y yo:— ¿Los perros quieren decir que no, cuando mueven la cola?
Y ella:— ¿Quién habrá inventado el agujero del mate?
Y yo:—Cuando los trenes silban, ¿quién les contesta?
Entre las dos hicimos más de tres preguntas.
Después escuchamos de nuevo las ruedas del tren,
y decían:
cuento un cuentocuentouncuentocuentoun...
También decían:
Mecontaron y te cuentoMecontaronytecuentoMecontarony...
Y ella me contó más de
un cuento y yo le conté los cuentos que sabía.
•
Y salió el sol
• Por suerte conocí muchas viejas preguntonas,
muchos trenes, hice viajes, y
resultó lindo eso de escuchar y a
veces callar, sólo callar para que las
voces de algunas cosas llegaran.
•
Ahora, como mi vieja de pañoleta,
cuando viajo, escucho qué cosas dicen las ruedas,
la gente.
Y si se da la ocasión
cuentouncuento,
cuentouncuento,
cuentoun...
•
Y… colorín colorado