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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 1 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN 2. IDENTIFICACIÓN TEMPORAL Y GEOGRÁFICA 3. TIPOLOGÍA 3.1 CONCEPTOS 3.2 PLANTA DE CUBIERTAS 3.3 INCLINACIÓN ADECUADA DE LAS PENDIENTES 3.4 ARMAZÓN DE CUBIERTAS. CUCHILLOS 3.5 CLASIFICACIÓN DE CUBIERTAS DE MADERA ASERRADA 4. TÉCNICAS DE ELABORACIÓN Y PUESTA EN OBRA 4.1 CUBIERTA A UN AGUA 4.2 CUBIERTA A DOS AGUAS 4.3 CUBIERTA A CUATRO AGUAS 4.4 TIPO DE UNIONES 4.5 ELEMENTOS AUXILIARES DE UNIÓN 4.6 TIPOS DE ALEROS SEGÚN EL APOYO DE LAS ARMADURAS 4.7 DETALLES CONSTRUCTIVOS DE ENCUENTROS 4.8 MATERIALES DE CUBRICIÓN 4.9 BREVE RESÚMEN DE LOS TRATADOS DE ARQUITECTURA MÁS DESTACADOS A LO LARGO DE LA HISTORIA. 5. EJEMPLOS NOTABLES 6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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Este trabajo monográfico puede resultar de interés a la hora de hacer inspecciones técnicas en las cubiertas de edificios con una cierta antigüedad, así como para proyectos de rehabilitación y restauración de casas en España. Se pretende dar a conocer las estructuras de madera más frecuentes en las cubiertas españolas, sus tipologías, técnicas de elaboración y puesta en obra, un breve resumen de los tratados de arquitectura más antiguos y una bibliografía para quien necesite profundizar en algún tema más concreto.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 1

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN

2. IDENTIFICACIÓN TEMPORAL Y GEOGRÁFICA

3. TIPOLOGÍA

3.1 CONCEPTOS

3.2 PLANTA DE CUBIERTAS

3.3 INCLINACIÓN ADECUADA DE LAS PENDIENTES

3.4 ARMAZÓN DE CUBIERTAS. CUCHILLOS

3.5 CLASIFICACIÓN DE CUBIERTAS DE MADERA ASERRADA

4. TÉCNICAS DE ELABORACIÓN Y PUESTA EN OBRA

4.1 CUBIERTA A UN AGUA

4.2 CUBIERTA A DOS AGUAS

4.3 CUBIERTA A CUATRO AGUAS

4.4 TIPO DE UNIONES

4.5 ELEMENTOS AUXILIARES DE UNIÓN

4.6 TIPOS DE ALEROS SEGÚN EL APOYO DE LAS ARMADURAS

4.7 DETALLES CONSTRUCTIVOS DE ENCUENTROS

4.8 MATERIALES DE CUBRICIÓN

4.9 BREVE RESÚMEN DE LOS TRATADOS DE ARQUITECTURA MÁS DESTACADOS A

LO LARGO DE LA HISTORIA.

5. EJEMPLOS NOTABLES

6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 2

CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

1. INTRODUCCIÓN

Para el desarrollo de este trabajo monográfico sobre las cubiertas de madera

españolas es necesario iniciarlo conociendo el oficio de la carpintería, ya que ha tenido una

enorme importancia en la historia de la construcción hasta nuestro siglo XX. Desgraciadamente

no son muchos los documentos que podemos encontrar sobre carpinteros de fechas más

tempranas al siglo XVII: algún contrato, alguna inscripción en determinada obra…. Y hay que

recurrir a la iconografía para conocer más detalles de este oficio. Afortunadamente en España

contamos con un documento excepcional que nos remonta hasta el último tercio del Siglo XIII,

la techumbre de la catedral de Teruel. En uno de los aliceres de su arrocabe aparecen nueve

viñetas mostrando cada una un ejercicio diferente: podemos ver en seis de ellas como se

entintaban los trazos en un madero para proceder después a su escuadrado con el hacha de

dos bocas, o ver cómo se afinaba la superficie con la azuela o el hacha destral, según se tratara

de la cara superior o lateral del madero. También nos muestra la división de un tronco en

delgadas tablas mediante la sierra bracera tal como se ha hecho prácticamente hasta el Siglo

XX, o cómo finalmente se ensamblan dos pares con un nudillo para conformar la armadura,

con detalle bien claro del ensamble típico de nuestra carpintería. También podemos ver a un

entallador formando una de las ménsulas que servirán de apoyo a los tirantes, y entre medias

de todos ellos, sin que aparezca en estas imágenes, no podía faltar quien reparte vino, bebida

que frecuentemente se menciona en los contratos de construcción de armaduras, junto a

maderas o clavazones, como tan necesaria para dar buen fin a la obra.

Viñetas de la Catedral de Teruel

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Al hablar de carpinteros de la época es frecuente cometer el error de considerar a

todos los carpinteros como pertenecientes a la clase de los artesanos, y por ello como

personas de escasa capacidad económica.

Es indudable que una gran mayoría de los carpinteros habían de conformarse con este

estatus, pero los que alcanzaban la categoría de maestros del oficio necesitaban tener un

saneado capital, sin el cual era imposible que pudieran pretender la adjudicación de ningún

contrato.

En la construcción rica la carpintería cobraba una especial importancia, ya que el

carpintero disponía del elemento arquitectónico donde mejor se podía reflejar la riqueza del

promotor que costeaba la obra, y evidentemente, para los carpinteros la mayor dificultad se

encontraba en saber trazar las armaduras de cubierta, estructuras espaciales cuyo control de

diseño y ejecución ofrece mayores problemas.

La característica de cualquier armadura de cubierta es la de precisar de paños

inclinados que despidan el agua de las lluvias al exterior del edificio, lo que podía conseguirse

con dos sistemas diferentes. Uno consiste en colocar maderos inclinados por parejas

enfrentados en su parte alta, más o menos próximos entre sí, mientras que el otro se basa en

disponer bastante separados elementos triangulados indeformables, sobre los que se pueden

apoyar correas horizontales, para soporte de la cubierta protectora.

En nuestra carpintería histórica se prefirieron las armaduras de pares antes que las

armaduras sobre cuchillos triangulados, bien conocidas en el mundo romano y en su área de

influencia. De las nuestras, la más simple es la denominada parhilera, compuesta por pares

próximos entre sí y que se encuentran en la hilera, pieza horizontal que recorre toda la

coronación de la armadura.

2. IDENTIFICACIÓN TEMPORAL Y GEOGRÁFICA

La documentación sobre los sistemas constructivos utilizados durante la Edad Media

(anterior al siglo XVI) es prácticamente inexistente. La transmisión de conocimientos de los

distintos oficios tenía lugar en esta época en el seno de los gremios de artesanos y se realizaba

sobre todo en forma oral. Si existieron manuscritos que recogían las prácticas de los

constructores (cosa por otro lado no demasiado probable, dado el alto grado de analfabetismo

de los artesanos en ésta época), no se tiene noticia de ellos.

En el caso de España tenemos que señalar la escasez de documentación sobre

construcción en madera anterior al siglo XVII. Los primeros tratados generales de arquitectura

publicados en España ignoran el tema de la construcción en madera. Tan sólo encontramos

indicaciones sobre estructuras de madera en el tratado de arquitectura hidráulica de Juanelo

Turriano, siendo el primer tratado escrito en español en el que la construcción en madera

ocupa un lugar más que digno.

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Para muchos estudiosos, el tratado de arquitectura más importante de los escritos en

España en el siglo XVII es el Arte y uso de la Arquitectura de Fray Lorenzo de San Nicolás,

editado en 1633 y completado en 1665, dedicando numerosas páginas al estudio de las

armaduras de cubierta. Las armaduras españolas en esta época, herederas de la influencia

francesa de falsos techos decorados, suelen ser estructuras ocultas, por lo que representan un

problema más constructivo que estético. Pero no por ello es descuidado por Fray Lorenzo, que

describe detenidamente los tipos empleados con más frecuencia y la forma de construirlos.

El de Diego López de Arenas, Breve Compendio de la Carpintería de lo Blanco y Tratado

de Alarifes, también de 1633, es el tratado específico de carpintería más relevante de los

publicados en España hasta bien entrado el siglo XIX y un importante vehículo de transmisión

de las técnicas tradicionales de construcción de las conocidas popularmente como armaduras

mudéjares en España.

El Breve Compendio de la carpintería y tratado de lo Blanco….de Rodrigo Álvarez,

publicado en los albores del siglo XVIII, completa el trío de textos españoles de carpintería de

esta época. Pese a su carácter específico, resulta más próximo al de Fray Lorenzo que a los de

Arenas o Fray Andrés. Apenas hace referencia a las armaduras de lazo y sin embargo su

preocupación por problemas constructivos es mayor, o al igual que Fray Lorenzo describe tipos

nuevos como el de los cimborrios o cúpulas de planta poligonal para cruceros.

En España, el siglo XVIII es especialmente escaso en textos de construcción: se

publicaron algunas obras pero ningún tratado específico de carpintería.

Y ya en la transición al siglo XIX la búsqueda de nuevos tipos y soluciones estructurales

lleva a la publicación de numerosos libros específicos de construcción mucho más técnicos que

los aparecidos hasta el momento. En el caso de la construcción en madera, ya en el primer

tercio del siglo XIX hay que destacar la evolución que experimentan tanto las soluciones

constructivas como los textos. La finalidad práctica continúa siendo un objetivo prioritario en

los textos “no técnicos” pero cada vez parece más necesario apoyar las soluciones expuestas

con explicaciones científicas; comenzando a incluir teorías y datos sobre cargas actuantes en

las armaduras y sus elementos.

3. TIPOLOGÍA.

3.1 CONCEPTOS.

Recibe el nombre de cubierta el conjunto de elementos de estructura que sirven para

cubrir o cerrar los edificios por su parte alta, aislándolos del exterior y protegiéndolos de los

agentes atmosféricos: lluvia, viento, frío, calor, etc.

Cada cubierta se compone, en términos muy generales, de un armazón robusto de

madera, que constituye la armadura principal; del entramado, que también podremos llamarle

la armadura secundaria y del material de cubierta.

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Por lo general, las cubiertas están formadas por caras planas, inclinadas, que reciben el

nombre de vertientes o faldones, que terminan en una línea horizontal, saliente de los muros

del edificio, que se llaman aleros, o línea del canalón. Estas caras pueden tener todas la misma

inclinación, o no, pero casi siempre la línea de aleros es una misma horizontal.

La arista de encuentro de esas vertientes se llama caballete y dividen las aguas de

lluvia, que irán a correr por las vertientes o faldones. Cuando dos vertientes se encuentran y

no es un caballete, se unen las aguas y se llaman limahoyas.

3.2 PLANTA DE CUBIERTAS

El dibujo en planta de una cubierta regular, que es aquella que tiene la línea de los

aleros en un mismo plano horizontal y los planos que forman las vertientes, de una misma

pendiente, es muy sencillo, ya que las proyecciones de puntos comunes a dos planos de la

misma pendiente están en la bisectriz del ángulo formado por las intersecciones con el plano

del dibujo y, si son paralelas, es la paralela media. Por lo tanto, las aristas que unen aguas se

proyectan en las bisectrices de los ángulos formados por los aleros y los caballetes en las

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paralelas a los aleros y equidistantes de éstos. Según lo apuntado, se han dibujado las

proyecciones horizontales de las cubiertas que se ven en las siguientes figuras.

Otros ejemplos son en los que se ven los encuentros de dos cuerpos de

edificios, de la misma anchura o de distintas dimensiones como se observa en las figuras. Esto

último originará que los caballetes queden a distinta altura.

Si tenemos una planta irregular, tal como la que se ve en la siguiente figura, se

resolverá como se ve en el trazado de puntos, en que se muestran cómo las proyecciones de

los segmentos de limatesa inclinados hacia el caballete son bisectrices de los ángulos formados

por los aleros de los faldones respectivos.

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En el caso de tener varios cuerpos de edificios, como tenemos representadas en las

figuras siguientes, basta con seguir las normas dadas para obtener las soluciones de las

cubiertas.

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No siempre interesa dar a los planos de cubierta una misma inclinación, sino que por

razones estéticas, puede ser conveniente, en algunos casos, y para cubrir pequeños espacios,

emplear diferentes pendientes, que, en general, diferirán muy poco entre sí.

En almacenes, tinglados, grandes naves, etc., se suelen utilizar ciertos elementos de

cubierta llamados linternas, lucernarios y monteras. En las siguientes imágenes, se muestra

una linterna y un ejemplo de montera.

3.3 INCLINACIÓN ADECUADA DE LAS PENDIENTES

Las inclinaciones de las pendientes se puede decir que vienen determinadas por el

clima del lugar. Si éste es pródigo en lluvias y nieves, la inclinación debe ser muy grande,

ocurriendo todo lo contrario si estamos en climas secos. También influye, naturalmente, el

material de cubierta que empleamos.

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En España, debido a nuestra climatología, las inclinaciones de las pendientes suelen

variar entre los 18 y 33 grados, siendo muy generalizado el de los 30 grados de pendiente.

Como no está al alcance de todos el trazar ángulos, está más extendida la costumbre de medir

las pendientes por las tangentes y, se dice que una cubierta está trazada a ¼ cuando la relación

de la altura del caballete sobre el alero a la semianchura del edificio está en esa proporción.

3.4 ARMAZÓN DE CUBIERTAS: CUCHILLOS

Los muros perimetrales de los edificios quedan coronados en los canalones, a una

misma altura; los muros medios maestros de un cuerpo de edificio se suelen prolongar por

medio de unas pilastras o machones hasta el caballete y los muros maestros transversales se

terminan siguiendo la inclinación de las vertientes y la altura de ellas.

En la cubierta hemos de distinguir la armadura o elemento de sostén y el material de

cubierta.

El armazón de las cubiertas puede organizarse de cualquiera de estas dos maneras:

a) Con vigas colocadas cada 3 ó 4 metros, llamadas pares, en la dirección de la pendiente

del faldón, apoyadas en el muro perimetral, de manera que se claven sobre ella las

armaduras restantes, y por la otra en el muro que corre por el centro del cuerpo de

edificio. Las armaduras secundarias de que hablábamos reciben el nombre de correas,

colocadas cada 1 a 2 metros, en el sentido de las horizontales de los faldones,

apoyadas sobre los pares, o sobre un muro maestro transversal. Con esta definición,

resulta que el caballete es la correa más alta.

b) Con vigas de caballete o limas, uniendo los extremos superiores de los machones del

muro central y con pares que sólo distan entre sí de 1,50 a 1,75 metros, apoyados por

un extremo en el muro perimetral y por el otro sobre la lima, independientemente de

la posición de los machones. Con este sistema, se suprimen las correas y la armadura

menor se apoya directamente sobre los pares.

Por tanto, las correas más destacadas, en longitud y grosor, están en las

aristas de unión y separación de aguas, es decir, en las limahoyas y las limatesas.

No en todos los edificios, se construye el muro longitudinal que divide la planta

en dos, por lo que es preciso, para formar la cubierta, de disponer de ciertas

estructuras especiales que reciben los nombres de cuchillos, cerchas o formas, y que

en esencia, están construidas por diversas piezas formando un sistema indeformable

(recordamos que el triángulo es la figura geométrica que no se puede deformar), y que

toda la carga que reciba del resto de las armaduras y material de cubierta, lo

transmita, con sólo una resultante vertical, a los apoyos, muros, etc.

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3.5 CLASIFICACIÓN DE CUBIERTAS DE MADERA ASERRADA.

En España podemos encontrar los siguientes tipos de armaduras de cubiertas de

madera, donde podemos distinguir desde las más sencillas a las más complejas que sirven para

cubrir grandes luces.

a) A un agua:

� A la molinera

� De pares

� De cabios

� De cuchillas

b) A dos aguas:

� De correas

� De cabios

� De pares:

• Par y picadero

• Par-hilera o parileras

• Par y puente

� De cuchillos:

• De par y pendolón

• A la española

• A lo Paladio

• Cuchillos de grandes luces

• Cuchillos con apoyos múltiples

c) A cuatro aguas:

� De planta cuadrada o poligonal

� De planta rectangular:

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• De par y picadero

• De cuchillos

4. TÉCNICAS DE ELABORACIÓN Y PUESTA EN OBRA.

El carpintero medieval no precisaba dibujar planos de las armaduras, le bastaba un

simple esquema dibujado en un trozo de madera para definir un cartabón que en realidad

representa media armadura a una determinada escala. Preferiblemente 1/12 lo que facilitaba

la colocación y medida del nudillo, generalmente a 2/3 de altura.

El cartabón de armadura era el instrumento que permitía al carpintero controlar todos

los datos de cualquier armadura, especialmente las dimensiones de cada pieza. En una

cambija (semicírculo), se dibujaba un cartabón, (es decir, se elegía una pendiente

determinada), de un tamaño que fuera un divisor de la dimensión de la estancia a cubrir. La

hipotenusa de este cartabón colocada sobre la cara inferior de un par tantas veces como fuera

el factor de escala elegido determina la longitud del par, sin más requisito que descontar la

mitad del grueso de la hilera. Si el nudillo se coloca a 2/3 de la altura, el cateto horizontal

define la longitud del nudillo. Mediante el mismo cartabón, también queda definida la posición

en la que se ha de ensamblar con el par.

A continuación se describirán cada uno de los tipos de cubiertas:

4.1 CUBIERTA A UN AGUA:

Las cubiertas a una sola vertiente, o una sola agua, no presentan problema alguno, y

generalmente no se emplean más que en edificios de importancia secundaria o adosados a los

principales. Por lo general cubre plantas de forma rectangular y reciben el nombre de

tejadillos. Los muros laterales, sin alero, se llaman hastiales.

Sus disposiciones más características, corresponden a las siguientes tipologías:

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A la molinera:

Cuando las piezas resistentes de madera, llamadas correas, se colocan perpendiculares

a la pendiente, apoyadas en muros laterales llamados piñones, por ser esta luz menor que la

del sentido de la pendiente.

En algunos casos para apoyo de las correas se coloca sobre el muro una madera

llamada durmiente, y para evitar la movilidad de las correas en su apoyo se puede cajear el

tablón que le sirve de apoyo o inmovilizarlas mediante egiones o codales. Dicho durmiente

debe estar anclado a los muros piñones, mediante anclajes metálicos, por ejemplo, pero

cuidando de interponer un elemento impermeable entre ambos (plomo, lámina asfáltica..)

De pares:

Formados por pares que apoyan en muros a través de los durmientes de cumbrera y

alero, formado por el encuentro, por cajeado en los pares, generalmente.

Es muy frecuente el uso de esta cubierta en la formación de porches anexos, donde el

muro de cota inferior se sustituye por una “carrera”, apoyada a su vez en pies derechos.

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De cabios:

Cuando las luces a cubrir, superan una determinada longitud, generalmente > 4m,

necesitamos disponer un apoyo intermedio, en los pares. Dicho apoyo, lo podemos

materializar de distintas formas, como se muestra en la figura.

Como vemos, pasamos de una estructura simple, con elementos únicamente a flexión,

a estructuras compuestas con elementos de madera a compresión e incluso a tracción. Por ello

es primordial conocer la forma de trabajo de cada elemento, para disponer un anclaje

adecuado en el encuentro con las demás piezas.

De cuchillos:

Están formadas por estructuras trianguladas complejas con elementos solicitados a

varios esfuerzos que sirven de apoyo a las correas.

En tiempos pasados, eran frecuentes en porches de edificios importantes. Su

estructura transmite las cargas a pies derechos y al edificio adyacente.

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4.2 CUBIERTA A DOS AGUAS:

Las cubiertas de dos aguas constan de dos planos que, como regla general, tienen

pendientes idénticas. En algunas regiones los edificios de dos vertientes reciben el nombre de

cubiertas de choza. Los hastiales también reciben el nombre de frontones. Por ser de trazado

muy sencillo, es la más usada para plantas rectangulares. Sobre esta solución, existen varias

variantes. Se suele evitar, asimismo, el mal aspecto que dan dos muros con aleros y los otros

dos sin él, procediendo a montar la cubierta con faldones. Con ello, toda la planta toma un

aspecto idéntico, ya que vista en todos los sentidos presenta sus correspondientes aleros. Así

vemos en la fig. 53 que se han dispuesto unos faldones, también llamados petos, que son otros

planos de la misma inclinación que los planos de cubierta primitivos y cuyas intersecciones con

los dos anteriores forman las líneas llamadas limatesas. El punto de encuentro de tres de los

planos de cubierta, se llama nudo del caballete. Se puede también adoptar la solución, en caso

de que no nos interese, que los planos de los faldones no sean completos, haciéndolos

terminar antes de las esquinas de los aleros, tal como se ve en la fig. 54. En este caso, estos

faldones reciben el nombre de faldoncillos o faldones quebrantados, lo que da lugar a paredes

con hastiales y en el centro un tramo con su alero.

Para fábricas, almacenes, tinglados, etc., se suele adoptar la forma de cubierta llamada

en diente de sierra. Son éstas a dos aguas y están como dispuestas en serie, de manera que

una de las vertientes suele tener mayor pendiente que la otra y está orientada hacia donde

mejor aprovechamiento de la luz diurna exista, fig. 59.

De correas:

Cuando los apoyos se encuentran próximos, y las luces a cubrir no son importantes, las

correas se apoyan directamente sobre ellos, a través del obligado durmiente, formando

realmente dos faldones a la molinera.

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De cabios:

Se trata de cubiertas elementales constituidas por faldones de cabios, con un caballete

común que apoya sobre jácenas, carreras, o sobre muros de carga, con algunos apoyos

intermedios también formados por jácenas.

Sobre los cabios se colocarán los listones, los cuales recibirán posteriormente a la

cobertura final (cañizo, tejas, etc.).

Se muestran distintas disposiciones de los listones sobre los cabios:

De pares:

Quedan constituidas por dos faldones de pares, que apoyan a nivel inferior en muros

de carga, y superiormente en una cumbrera común.

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Dependiendo del elemento de cumbrera y de su funcionamiento estructural, las

podemos clasificar en:

• Par y picadero:

Esta cubierta consta de piezas resistentes inclinadas, según la pendiente de los

faldones, denominadas pares que apoyan en su parte superior en una madera colocada sobre

el muro, llamada carrera o picadero, encastrándose en ella. Con este encastre se consigue

disminuir el empuje transversal en los muros, con lo cual, no necesitamos atirantarlos. Lo

mismo ocurre en los apoyos inferiores de los pares que se realizan sobre los muros de carga a

lo largo de un durmiente al cual se le realizan muescas para su perfecto apoyo.

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• De par-hilera o parileras:

También conocidas como cubiertas cabriales, son cubiertas a dos aguas similares a las

de par y picadero en las que el muro central se sustituye por una madera en cumbrera llamada

hilera. Para absorber los empujes horizontales se coloca una pieza que une los extremos

inferiores de los pares, llamado tirante.

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• A par y puente:

También conocida como cubierta de collar, es como la cubierta de par-hilera, con la

única diferencia que el tirante llamado puente, collar o virola, se eleva más con el fin de

aprovechar más altura en la parte interior del edificio. Claro que cuanto más nos acerquemos a

la hilera, caballete o cumbrera, menos resistencia presentará la armadura, es decir, más

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fácilmente se puede abrir. En este caso, el techado o cielo raso tendrá una superficie muy

singular, por tenerse que adaptar a los muros y luego al contrapar, para seguir más adelante

por el collar o tirante.

También emplearemos el ensamble a cola de milano para la unión entre los

contrapares y los collares, por ser el que ofrece mayor seguridad.

Existe la variante de eliminar la hilera uniendo la parte superior de los pares entre sí,

manteniendo el tirante inferior y ayudando a disminuir los empujes horizontales de la base,

colocando en el primer tercio de altura, el tirante llamado puente.

De cuchillos:

Es en estas estructuras, donde se desarrolla y aprovecha al máximo las cualidades de la

madera, ya que permiten alcanzar luces mayores.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 20

Las cubiertas de cuchillos, típicamente realizadas a dos aguas, aunque se verá que no

exclusivamente, están constituidas, por elementos muy resistentes (cerchas), colocados en los

puntos convenientes, que reciben las cargas de las correas que únicamente soportan esfuerzos

de flexión, debido al peso propio de la cobertura y cargas de viento y nieve.

De esta manera, se racionaliza el uso de la madera, concentrando las cargas en lugares

puntuales, para desde allí transmitirlas a los apoyos, ya sean muros o soportes.

Estos elementos resistentes de los que hablamos y que denominamos cerchas o

cuchillos muestran su concepción más simple en los llamados “tijeras”.

Las tijeras se basan en su estructura triangulada para transmitir los esfuerzos;

soportando en principio, tensiones de compresión en los pares y de tracción en el tirante.

Sirven para luces muy pequeñas y están formados por dos piezas con la inclinación de las

vertientes que son los pares del cuchillo, y de una viga horizontal que recibe el nombre de

tirante, que liga o une los dos extremos de los pares.

A continuación vemos cómo se deben disponer los apoyos:

- Mala disposición del apoyo que transmite flexiones innecesarias y perjudiciales en el tirante:

- Correcta disposición, donde coinciden los ejes de los elementos, transmitiendo a un mismo

punto todos los esfuerzos:

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 21

En el montaje de las cerchas o cuchillos, al igual que en todas las estructuras

resistentes es imprescindible que los esfuerzos transcurran en la dirección de las fibras de la

madera, y los ejes de las piezas deben ser coincidentes en los nudos. Más adelante veremos

cómo se construyen los nudos.

• Cuchillo de par y pendolón:

La flexión del tirante, hace que la luz a cubrir por las cerchas simples de tijera sea muy

reducida. Para solventar esta situación y cubrir luces de hasta siete metros, se introduce una

pieza de apeo intermedio, llamada pendolón que proporciona mayor rigidez a los elementos,

dividiendo la luz y limitando el pandeo. Esta pieza parte del punto de unión de los pares

ensamblado a los pares por cola de milano y llega a la mitad del tirante.

Como se indica en la figura los ensambles del par con el tirante se realizan

tradicionalmente con caja y espiga rigidizando con pasadores, y el tirante se cuelga del

pendolón con un estribo metálico a modo de abrazadera que no rigidiza la unión, pero limita

la flexión de dicho tirante.

Los pares tienen por misión recibir la carga transmitida por la armadura superior

(correas, cabios y material de cubrición), y por lo tanto, estos pares empujarán a los muros, a

lo que se opone el tirante, evitando también que aquellos tiendan a separarse o abrirse.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 22

• Cuchillo a la española:

Para reducir la flexión de los pares, en el caso de luces comprendidas entre los siete y

los doce metros, los cuchillos se refuerzan por medio de piezas llamadas tornapuntas. Éstas se

apoyan en la parte inferior del pendolón soportando esfuerzos de compresión. De esta forma

dividen la luz de los pares, consiguiendo disminuir su sección.

• Cuchillo a lo Palladio o de dos pendolones:

Para luces también de doce metros, se pueden emplear cuchillos con contratirante y

dos pendolones como se indica en la siguiente figura:

• Cuchillos para grandes luces:

Para luces mayores, llegando hasta los veinticinco metros, la máxima distancia entre

apoyos, es salvada mediantes cuchillos multitriangulados donde, en ocasiones, se sustituyen

las piezas traccionadas de madera, por elementos metálicos. Su uso está justificado en naves

industriales, almacenes para aperos de labranza, etc.

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- Cuchillo Polonceau:

- Cuchillo Belga:

- Cuchillo Alemán:

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- Cuchillo Inglés:

- Cuchillo en W:

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• Cuchillos con apoyos múltiples:

Estas estructuras suelen disponerse en coberturas de edificaciones rurales cuyo tirante

inferior queda apoyado en los muros intermedios.

4.3 CUBIERTA A CUATRO AGUAS:

De planta cuadrada:

Las cubiertas a cuatro aguas es otro caso en el que los faldones que la conforman

concurren en un mismo nudo, punto en que se reúnen las cuatro aguas o vertientes. Se ve

que estos planos tienen la forma triangular y, por tanto, este tipo de cubierta recibe el nombre

de pirámide, o también de pabellón.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 26

Encontramos en esta tipología, unas estructuras simples formadas, en la mayoría de

los casos, por la composición de varios cuchillos que se intersectan entre sí compartiendo un

único pendolón central, como se observa en la figura siguiente:

Otra forma de resolver esta cubierta, con la intención de aprovechar su espacio

interior, consiste en transmitir los esfuerzos horizontales de los pares, a los durmientes

perimetrales que formarán un zuncho cerrado. Dicho zuncho debe ser capaz de absorber los

empujes y para ello deberemos rigidizar las esquinas ya que éste es su punto más débil.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 27

En otras ocasiones se adopta el tipo de cubierta de crucero, que consta de ocho

vertientes, con dos caballetes que se cortan octogonalmente, cuatro vertientes que forman

limahoyas, con un frontón en cada lado del edificio.

Un caso extremo de cubierta en pabellón o chapitel, es aquel que se presenta cuando

los planos que forman la cubierta son muy inclinados. Entonces forman la llamada torre, aguja

o flechas, por su afilada silueta. Su principal enemigo es el viento, ya que actúa sobre gran

superficie, si se compara con lo reducido de su base. Además por su altura, la estabilidad al

empuje del viento es débil.

Un modelo de aguja se representa en la siguiente figura, es el llamado tipo Moller. El

armado principal de la aguja está anclado en la solera. Los cabios van arriostrados por anillos o

formas horizontales, de secciones que se van reduciendo a medida que nos aproximamos a su

extremidad, tal como se indica en las secciones del gráfico. Varias cruces de San Andrés se

disponen para evitar el torcimiento de la aguja por la acción del viento.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 28

Complicando un poco más la disposición de los planos de la cubierta, así como también

las inclinaciones de los mismos, llegamos al tipo de la mansarda, cuya sección característica es

la línea quebrada. Se suele adoptar esta solución cuando se desea aprovechar como vivienda,

almacén, etc., la parte comprendida entre el último piso y la cubierta.

Para su construcción puede seguirse el siguiente procedimiento: un ristrel a la altura

de los antepechos de las ventanas, colocado sobre los muros perimetrales, de manera que

circule todo el edificio. Sobre este ristrel se apoyan los pies derechos, distanciados 50 ó 60 cm.

Por su parte superior se hace correr un arriostramiento faja. Ésta sirve de apoyo a las

armaduras, tal como se indica en la figura.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 29

De planta rectangular:

Constructivamente son similares a las de dos aguas, salvo en los faldones de alero de

menor dimensión, en los cuales deberemos disponer el encuentro de un plano distinto.

• De par y picadero:

Encontramos en este tipo de cobertura, la concepción estructural más simple de cierre

inclinado, aplicado a las cuatro aguas, donde los pares del faldón menor, apoyan en la

limatesa, formada por una carrera única. El encuentro entre las dos limatesas, se rigidiza con

un brochal entre ambas. También conseguiremos mayor estabilidad ante empujes de viento, si

conectamos algunos pares opuestos, con puentes.

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Si la dimensión longitudinal de la cubierta no fuera excesiva (<20m) la estabilidad ante

esfuerzos en este sentido estaría asegurada por la propia forma geométrica de la cubierta,

siendo innecesario el arriostramiento longitudinal.

De cuchillos:

Se constituyen por una estructura resistente de cuchillos a lo largo de toda su longitud,

finalizando sus extremos con elementos también resistentes, que formarán las limatesas.

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En las siguientes figuras, podemos observar varias soluciones típicas de estas cubiertas

con distintos cuchillos sustentantes.

• Cubierta a cuatro aguas con cuchillos a la española:

• Cubierta a cuatro aguas con cuchillos en “W”:

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4.4 TIPOS DE UNIONES

La trabajabilidad de la madera permite la organización de las distintas uniones de sus

piezas, mediante cortes que garantizan la transmisión de esfuerzos y permanencia de sus

enlaces.

Para la elección de un tipo determinado de unión deberemos tener en cuenta y

conocer las características principales de la pieza y del encuentro en cuestión, siendo éstas:

- Posición de las piezas a unir.

- Finalidad de la unión.

- Esfuerzos a que se solicita el encuentro.

Atendiendo a la finalidad de la unión, los distintos tipos de ellas que podemos

establecer, son los siguientes:

I. Ensambles:

Permiten resolver los cruces, encuentros y esquinas de piezas que no están en la

misma dirección.

II. Empalmes:

Se realizan en piezas que sí llevan la misma dirección, con la intención de conseguir

otra pieza de longitud mayor.

Todas las uniones deberán cumplir las siguientes leyes generales de la estereotomía de

la madera:

1. El conjunto de piezas que define la unidad constructiva deberá garantizar la

indeformabilidad del conjunto. De ahí que se recurra, frecuentemente, a sistemas

triangulados, y excepcionalmente a retículas rectangulares con la debida rigidez de

nudos.

2. Los ejes de las diferentes piezas, que concurren en un nudo, coplanarias o no, deben

ser coincidentes en un punto, con lo que se evitan los esfuerzos secundarios que

podrían afectar la seguridad del conjunto.

3. Los planos de transmisión de esfuerzos, deberán ser normales a la dirección de dichos

esfuerzos, con lo que se eliminan las tensiones tangenciales en dichos planos de junta.

4. La unión debe tener el carácter que deseamos de ella: libre apoyo, articulación o

empotramientos, y ser adecuada para la absorción de los esfuerzos a compresión,

tracción o esfuerzo cortante que actúe sobre ella.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 33

5. Las piezas, en general, han de estar sometidas a solicitaciones axiales de compresión o

tracción en dirección de las fibras.

6. La resistencia del nudo ha de calcularse, al menos, con el mismo coeficiente de

seguridad que el de la pieza más débil en él concurrente.

7. Los cortes deben afectar al menor número de posible de fibras.

8. Deben de evitarse los nudos complicados, prefiriéndose el empleo de formas sencillas

y económicas. En este sentido hay que tener en cuenta que el empleo de pocos nudos

exige el uso de grandes piezas sometidas a grandes esfuerzos moderados. En cada

caso, el tema, material disponible y medios forzarán la solución más conveniente.

El estudio de la estereotomía de la madera tiene un alto valor pedagógico, ya

que fuerza a ver las uniones en el espacio, y obliga al mismo tiempo a ver el juego de

esfuerzos, con su consiguiente desarrollo de la intuición estructural. Por otro lado, la

analogía existente entre las antiguas técnicas carpinteras y las más modernas

soluciones prefabricadas, refuerzan la necesidad de su conocimiento y estudio.

I. ENSAMBLES:

Los ensambles permiten resolver los cruces, encuentros y esquinas, mediante las

siguientes soluciones tipo:

a. De escopleadura

b. De espiga

c. De quijera, horquilla o tenaza

d. De barbilla

e. De espera

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 34

De escopleadura:

Consisten en hacer rebajes, en forma de caja, de modo que una pieza quede

empotrada en la otra. Los más empleados son los siguientes:

- de simple entalladura, en el que sólo se cajea una de las piezas mientras que la otra queda

enteriza.

- de doble entalladura, en el que se cajean ambas piezas.

- a media madera, cuando en piezas de igual espesor, la doble entalladura tiene en cada pieza

una profundidad igual a la mitad del espesor. Si las piezas no tienen el mismo espesor, las

entalladuras se hacen a media madera de la pieza de menor espesor, con lo que sólo quedan

enrasadas por una de sus tablas.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 35

- a testa oculta, es un ensamble de encuentro cuya caja no cala toda la tabla, con objeto de

ocultar el ensamble por uno de sus cantos.

- de doble caja o con almohadón, que evita el posible movimiento en el plano de la junta, de

dos piezas que se encuentran.

- en cola de milano que puede ser:

� Simple y por tabla

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 36

� Doble y por tabla

� Doble y por testa

� Simple por canto

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 37

- en inglete, con corte a 45⁰, sólo aparente en una de las caras de la esquina.

- por arista, es un ensamble de encuentro, con doble corte oblicuo que no llega hasta el canto

opuesto.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 38

- en cruz, es un ensamble de cruce, que pese a ser a media madera, no permite colocar ambas

piezas en el mismo plano. Para conseguir esto, sería preciso combinar un ensamble a tercio de

madera, con otro en cruz también a tercio de madera.

- en cruz de San Andrés, es un ensamble clásico de cruce de piezas en ángulo oblicuo, en el

que, para evitar cortes demasiado agudos, se divide cada corte en dos que tienden a seguir las

direcciones de las bisectrices de los ángulos definidos por las dos piezas que se cruzan.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 39

- de corte a pluma, ensamble típico de apoyo de viguetas en jácenas, y de traviesas sobre

montantes. Admite las variantes de: normal, con rebajo, y a pluma matada.

De espiga:

Se basan en la penetración de la espiga labrada en una de las piezas, dentro de la

pequeña caja, mortaja o cotana tallada en la otra pieza. Las soluciones más corrientes son de

espiga en testa, con forma:

- recta, resuelto, generalmente, con espiga en la testa, y caja en el canto o tabla de la pieza con

que se encuentra.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 40

- tronco-piramidal, en el que en una de las piezas se tallan las mortajas, mientras que en otra,

las entalladuras permiten la creación de las espigas que ensamblan el encuentro.

- en cola de milano, talladas o incorporadas. En éste último caso la caja tiene que calar toda la

pieza y separar de la cola de milano una doble cuña que se introduce por la cara opuesta. En

carpintería de taller suele emplearse la solución de espiga recta, transformada en cola de

milano mediante el clavado de una cuña en su corte en testa.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 41

- a inglete, en el que las piezas definen la esquina con sus testas a 45⁰.

- por arista, en el que la espiga toma la forma del ensamble por arista.

De quijera:

Permiten que una de las piezas coja a la otra por sus dos tablas o cantos, gracias a su

forma de horquilla. Sus soluciones más empleadas son:

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 42

- simple y recta, en el que los cortes suelen ser a tercio de madera.

- en cola de milano, que puede ser por:

� Tabla, simple

� Canto, simple

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 43

� Testa, simple

� Canto, múltiple

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 44

- a inglete, en el que se acusa el inglete en ambas caras.

- por arista, con cortes oblicuos que no suelen calar ni la mitad de la pieza.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 45

De barbilla:

- pasantes, y por tanto incapaces a transmitir ningún empuje. Puede ser:

� Simple pasante o en pico de pájaro, que es el ensamble típico del par que monta

sobre el durmiente o la cumbrera y pasa más allá.

� Con rebajo, análogo anterior, pero achaflanando el durmiente o la cumbrera, para

evitar el ángulo cóncavo del corte. Los cortes del durmiente reciben el nombre de

picaderos.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 46

- a tope o de talón, que pueden adoptar las siguientes variantes:

� A tope simple, en el que las piezas se encuentran con corte en diedro cóncavo en

testa.

� A tope con rebajo, en el que se achaflana la arista del corte en diedro cóncavo.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 47

� A tope oblicuo o talón oblicuo, clásico del ensamble de par tirante.

De espera:

Los ensambles de espera permiten la transmisión de empujes, y se diferencian de los

de barbilla en que los cortes en testa definen ángulos diedros convexos en vez de cóncavos. El

plano del cogote debe tener una longitud tal que sea capaz de absorber el esfuerzo cortante

producido. Pueden ser:

- simple y enterizo, ocupando todo el espesor en ambas piezas, con o sin espiga de fijación

transversal.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 48

- múltiple, con cortes a distinta profundidad con objeto de aumentar la superficie de los

planos que resisten a esfuerzos cortantes.

- de caja y espiga, quedando oculto el ensamble en sus caras exteriores.

- de quijera, con aspecto exterior de enterizo, pero en el que está impedido el desplazamiento

lateral.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 49

II. EMPALMES

Los empalmes tienen por objeto la obtención de piezas de mayor longitud, por

ensamble de las testas de piezas alineadas. Sus soluciones ofrecen carácter muy distinto,

según que el empalme tenga que transmitir esfuerzos de compresión o de tracción; sus

diferentes tipos de empalmes más empleados son los siguientes:

a. De compresión

b. De tracción

De compresión:

- a media madera:

� Normal

� Con derrame

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 50

� Doble espera

- de entalladura:

� Con lengüeta a testa

� Con lengüeta en cola de milano

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 51

- de caja y espiga:

� Centrada

� Lateral

� En cruz sencilla

� En cruz múltiple

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 52

- de quijera, con las siguientes variantes de:

� Normal

� Doble en la testa

� Doble en profundidad

� En diagonal sin esperas

� En diagonal con esperas

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 53

� En diagonal con dobles esperas

� Con triple espera

De tracción:

- a media madera, generalmente se resuelve con doble cola de milano.

- de quijera, sus variantes más utilizadas son:

� Cola de milano simple y recta

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 54

� Doble y en diagonal

- de llave, característico de piezas sometidas a tracción, y puede ser:

� Simple

� Múltiple

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 55

� Doble cola de milano

- en Rayo de Júpiter, es una solución análoga a la anterior, pero realizada con cortes oblicuos

en las fibras, con lo que ofrece la ventaja de aumentar la longitud de los planos sometidos a

esfuerzo cortante. Puede ser simple o múltiple y con o sin redientes (definidos por pares de

cuñas de madera dura: roble). Se utiliza en los tirantes de cuchillos de grandes luces en los que

no puede ser de una sola pieza.

� Simple

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 56

� Múltiple

4.5 ELEMENTOS AUXILIARES DE UNIÓN

Como elementos auxiliares de unión destacan como sistema clásico:

- la unión clavada: Se caracteriza por su sencillez y economía de madera que suponen. En ellas

se emplean todos los tipos de clavos, desde el bellote hasta las puntas de París, alfileres,

tabaques, tachuelas, calamones, etc.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 57

La unión clavada no sólo se basa en el trabajo a esfuerzo cortante de los clavos, sino

que en ella juega un importante papel la presión de la junta, que permite una gran rigidez.

Cuando las tablas o los tablones se han de clavar sobre madera escuadrada o sobre

vigas, según la experiencia práctica de la antigua artesanía se suele escoger una longitud de

clavos que sea de 2,5 a 3 veces el espesor de la tabla. Este enlace trabaja a esfuerzo cortante

sencillo, es decir, con una sola sección resistente a la cortadura.

Cuando un clavo une tres barras o gruesos de madera, de los cuales el de en medio

trabaja en dirección opuesta a los otros dos, se obtiene una unión clavada de esfuerzo

cortante doble con dos secciones resistentes a la cortadura. La fuerza de cada clavo queda

duplicada en este caso. A pesar de todo, en la mayoría de los casos es más conveniente

emplear clavos cortos y delgados con una sección de cortadura, por las siguientes razones: el

clavo abre las fibras y solicita la madera en sentido de desgarrarla tanto más cuanto más

grueso es el clavo y más delgada la tabla. Así pues, a cada espesor de madera le corresponde

un grueso de clavo.

- la unión con pletinas: Las pletinas son piezas metálicas de sección rectangular pequeña en

comparación con la longitud, y que según su forma toman las siguientes denominaciones:

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 58

� Los estribos, son pletinas con forma de U, que sirven para anclar piezas en tracción, y

cuyo empleo más característico es como solución de anclaje del pendolón al tirante de

un cuchillo español.

� Los anclajes son pletinas rectas o reviradas, que permiten anclar a modo de tirafondos,

evitando el movimiento lateral de las piezas.

� Las bridas, abrazaderas, cepos o bragas, son las piezas más empleadas y consisten en

dos pletinas ligadas por dos pasadores extremos. Con ellas se garantiza la efectividad

de los ensambles y los acoplamientos por tabla. Pueden ser anillos cerrados que se

colocan en caliente o pares de piezas o cuñas de aprieto.

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� Los tirafondos son pletinas fijadas con tornillos roscados a la madera de gran

dimensión y cabeza cuadrada o hexagonal.

4.6 TIPOS DE ALEROS SEGÚN EL APOYO DE LAS ARMADURAS

Una vez se han montado en taller todas las piezas que componen una cercha o cuchillo

siguiendo las técnicas de unión anteriormente citadas, se procede a su apoyo sobre muros.

El apoyo no se realiza nunca directamente sobre el muro, sino que, al igual que las

vigas, lo hacen sobre las carreras o durmientes, aisladas a su vez del muro mediante un

impermeabilizante.

Dichas carreras son piezas de madera colocadas de tabla sobre el muro y que reciben a

los tirantes. Dependiendo del tipo de apoyo dará lugar a diferentes tipos de aleros,

recibiendo su denominación de la forma o función que realizan; así tenemos los llamados

aleros al ras o haces, los abiertos, los cerrados y los dentados.

Aleros o haces:

En realidad no es típicamente un alero, ya que suele entenderse como alero ‹‹la parte

saliente de un tejado››, en términos generales. Esta clase de aleros no cumplen con esta

definición, ya que sólo consisten en una especie de tapa que sirve estrictamente para cubrir los

extremos de las viguetas, tal como se ve en la figura. Esta tapa suele ir clavada o atornillada y

puede estar moldeada para ornamentar el remate del muro.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 60

Aleros abiertos:

En la siguiente figura se muestra un alero abierto, con el que puede apreciarse la

terminación de los pares de la cubierta.

Esta clase de aleros suelen ser los más corrientes, ya que basta prolongar los pares o

mejor, calcular la longitud de éstos en el cuchillo de manera que sobresalgan de los muros la

longitud que nos convenga. Para orientación, se suele dar al saliente unos 15 a 20 cm.

Aleros cerrados:

Se llaman así porque van encajados o mejor formados por dos tapas, lo que le da el aspecto

que indica la siguiente figura. Los extremos del par se les sierra de manera que luego pueden

clavarse las tapas de la forma indicada. Estos dos cortes de sierra será ortogonales y el más

bajo de manera que quede horizontal. Esto se consigue dando el corte con un ángulo que sea

igual al de inclinación de la vertiente.

El tablón que forma la tapa del intradós se clava a los pares, y luego se clava con

cuidado a la otra pieza. Si la madera que se emplea en estas tapas no ha sido bien curada o

está expuesta a fuertes alternativas de humedad y sequedad, lo más corriente es que sufra

contracciones y alabeos, lo que afeará el aspecto de estas tapas y lo que es más, la junta entre

ellas se hará grande e irregular. Esto se debe evitar mediante un ensamblaje a caja y espiga.

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Aleros dentados:

A veces, en cubiertas de mucha pendiente se suelen poner aleros dentados. Con ello se

reduce la inclinación de los tejados a la vez que aumentan la superficie del alero y de ese modo

el agua que llega al canalón lo hace más lentamente y en menor caudal.

Estos dientes se clavan en los dorsos de los pares. Los dientes se deben construir de

manera que se adapten al quiebro que forma la cubierta, lo que la da cierta gracia a la

construcción. Un tablón hace de tapa en los extremos.

Por otra parte, en las limahoyas se produce una recogida de agua, de manera que

llevadas a través de la V que forman sus faldones, sean conducidas al lugar de la bajante. Las

limahoyas tienen lugar cuando nos encontramos con dos tejados recostados.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 62

Los soportes del canalón se clavan a los lados de los contrapares, como se indica en

esta figura.

Según la forma que se le dé, se pueden distinguir los canalones llamados ocultos y los

de tenaza.

• canalón oculto

• canalón de tenaza

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4.7 DETALLES CONSTRUCTIVOS DE ENCUENTROS

A continuación se muestran las posibles soluciones constructivas que se suelen

adoptar en cada uno de los encuentros que se producen en un cuchillo:

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4.8 MATERIALES DE CUBRICIÓN

Entre los materiales de cubrición los más extendidos son los de tierra cocida. Los tipos

de teja de tierra cocida más comúnmente empleados en nuestro país son:

• la teja árabe o curva.

• la teja plana Alicantina o Marsellesa.

A ellas se concretarán las siguientes consideraciones sobre este particular.

Teja árabe o curva:

Las dimensiones aproximadas de las tejas elaboradas a mano son de 0,17 x 0,48 cm.

Antiguamente, la teja árabe se colocaba a teja vana (figura 1) , es decir, haciendo descansar las

canales sobre alfarjías dispuestas perpendicularmente a la pendiente y sosteniéndolas con

trozos de ladrillo en seco; inútil es subrayar la facilidad y frecuencia con que estos trozos se

desprendían y las consecuencias que de ello resultaban para las condiciones del tejado.

Otras veces (figura 2)se coloca directamente sobre las alfarjías un grueso de rasilla en

seco (rasillas que suelen blanquearse antes de su colocación a fin de que el tejado quede

mejor acabado por su parte inferior), sobre el cual se sientan las canales, sosteniéndolas con

trozos de ladrillo fijados con mortero.

En Cataluña, la teja árabe se disponía según una variedad de teja vana, la cual tenía

innegables ventajas. Este sistema de colocación supone que las alfarjías estén dispuestas en el

sentido de la pendiente ya que cada canal descansa directamente sobre dos de ellas y,

pudiendo así prescindirse de las cuñas de ladrillo, se reduce muy sensiblemente el peso de

material de cubierta al mismo tiempo que queda considerablemente asegurada la estabilidad

de la canal.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 66

En este sistema de colocación, los listones están dispuestos en el sentido de la

pendiente, tienen una anchura de 7,5 cm y una separación entre ejes de 25 cm.

Entre dos listones se colocan las tejas en forma de canal con su parte más estrecha en

la parte inferior, sobre la parte más ancha se coloca la segunda teja, igual que la primera, con

un solape mínimo de 10 cm, recibiendo estas tejas el nombre de canal. La primera canal se

tendrá que calzar en su parte más baja con el fin de ganar la altura del espesor de la teja que le

falta y mantener la pendiente de la cubierta.

Sobre dos canales paralelas se coloca una con el lomo hacia arriba, denominada cobija,

y su colocación es a la inversa. En la parte inferior se coloca la parte más ancha de la teja.

Sobre ésta se coloca otra cobija con un solape también de 10 cm. La separación libre de paso

de agua entre dos cobijas será en su parte inferior como mínimo de 3 cm.

Se debe jugar con los solapes de forma que al llegar a la cumbrera se haga con teja

entera. Como cumbrera se coloca una teja en forma de cobija.

Teja plana:

Es como la teja curva de tierra cocida, mide aproximadamente 43 cm de longitud por

25 cm de ancho y se necesitan unas 13 tejas para cubrir un m² de faldón.

Normalmente se colocan sobre listones separados entre sí 35 cm y colocados

perpendiculares a la pendiente.

El primer listón desde el alero debe ser más alto, con el fin de suplir el grueso de teja

que le falta a esta en su apoyo y que tenga la misma pendiente.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 67

Se colocan apoyando el pitón saliente de la cara inferior sobre los listones y

encastándolas unas con otras de derecha a izquierda, primero, y de abajo a arriba, después.

Como el solape de una teja sobre otras admite poco margen de variación se tendrá

que replantear con anterioridad y la diferencia dejarla al principio con más o menos vuelo.

Tienen en la parte inferior un orificio para poder atarlas con alambre galvanizado a los

listones, debiendo hacerse en la primera hilada y en la última, o en todas las tejas, si se tratara

de lugares con fuertes vientos.

En la cumbrera y limatesas se terminan con piezas especiales llamados caballetes o con

tejas curvas, colocadas como cobijas y tomadas con mortero rico de cemento.

También pueden colocarse las tejas planas sobre enlatados, tabicados, y sobre cañizo

enlucido, tomándolas con mortero. La primera teja desde el alero se macizará toda con

mortero, las restantes se cogerán colocando sólo mortero en su extremo superior en el encaje

de la pieza.

4.9 BREVE RESÚMEN DE LOS TRATADOS DE ARQUITECTURA MÁS DESTACADOS A LO LARGO DE

LA HISTORIA.

Como comento al principio del trabajo, dependiendo de la época se conservan

publicaciones de tratados de Arquitectura española en los que se dedican capítulos a las

armaduras de cubiertas:

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 68

Siglo XVII

En los tratados del siglo XVII se profundiza en las reglas de trazado y dimensionado de

las armaduras de cubierta, se hace una clasificación de armaduras, se describe un proceso

constructivo y se mencionan sistemas y materiales de cubierta. En cuanto a las reglas de

trazado, para determinar el perfil general de las armaduras se emplea el método de trazado de

cartabones. Consiste en dividir una circunferencia en un número entero (n) de partes iguales,

y dibujar el triángulo rectángulo que tiene por hipotenusa el diámetro de la circunferencia y

uno de cuyos catetos es lado del polígono de n lados. La intersección del otro cateto con la

mediatriz de la hipotenusa determina (a la escala del trazado, que suele ser 1/6 de la real) la

altura (h) de la armadura.

La elección del cartabón define por tanto la pendiente de la armadura. En los tratados

españoles del siglo XVII, que hacen referencia a cubiertas generalmente de teja, se suele

recomendar el cartabón de cinco, seguido de los de seis y cuatro.

Respecto al dimensionado de las armaduras, se dimensiona el ancho de los pares en

función de la luz cubrir, proponiendo los siguientes valores:

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 69

Para el canto de los nudillos se tomará la altura de la sección normal a los pares. Y para

el dimensionado de limas y manguetas se dan dos soluciones constructivas y estructuralmente

distintas: las armaduras de lima bordón y las de limas mohamares.

También se dan reglas para el dimensionado de ensambles como las quijeras de los

nudillos, copete y barbilla de los pares y asiento del estribo en el tirante.

En estos tratados se incluye además una clasificación de armaduras en tres tipos

básicos, exponiendo el proceso constructivo a seguir proponiendo algunas reglas generales de

situación de elementos. Los tipos son:

• armaduras a la molinera

• armaduras de pares

• armaduras de tijera

• cimborrios y capiteles

Por último se hace una descripción del proceso constructivo para:

• el dimensionado y separación de nudillos.

Fray Lorenzo describe el proceso a seguir para la construcción de las armaduras, que

comienza con la preparación de la estructura de asiento. Para nivelar el apoyo de la estructura

sobre el muro se sitúan zoquetes o nudillos separados una distancia igual al ancho del muro.

Sobre ellos se coloca una solera del mismo grueso que el de los zoquetes y enrasada con la

cara interna del muro. Se procurará que sea enteriza, y en caso de tener que realizar

empalmes, se harán coincidir sobre nudillos.

• Regla de separación de tirantes.

Sobre las soleras se asientan los tirantes, elementos encargados de resistir el empuje

de las armaduras. La separación entre tirantes se determina en función del ancho de la obra:

1/3 de su valor si el ancho es inferior a 30 pies y 1/6 para obras de entre 30 y 50 pies. Es

importante asegurar con clavos su unión con la solera y que no lleguen a sobresalir por la cara

exterior del muro. Sobre los tirantes se colocan los estribos, cuya cara interna ha de quedar

enrasada con la cara interior del muro. Se utilizarán uniones en cola de milano, que además se

han de clavar con buenas estacas en los tirantes y en caso de no poder ser enterizos, se

empalmarán también en cola de milano. Conviene que las entalladuras del tirante que reciben

los estribos no sean muy profundas, para que puedan recibir los pares, según indica Fray

Lorenzo ( y para no debilitar el estribo, razón que aunque obvia, no se menciona en el texto).

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 70

Una vez situadas las soleras, los tirantes y los estribos, la obra queda preparada para

proceder al asiento de los pares o tijeras.

• Regla de trazado de chapiteles.

Se describe especialmente el caso concreto de los chapiteles, similar a las armaduras

en general en todo lo relativo a la preparación de la estructura de asiento de los pares, salvo

en que a la estructura perimetral de apoyo, de soleras, tirantes y estribos, hay que añadir

cuadrales y aguilones. Y se colocarán dobles tirantes cruzados que formen en el centro de la

base del chapitel una “caja cuadrada” donde se fija el árbol que asegura la estabilidad del

conjunto.

Fray Lorenzo distingue dos tipos de chapiteles: cuadrados y ochavados. En todos ellos

conviene respetar ciertas reglas para asegurar su estabilidad ante el empuje del viento. Su

altura no superará 1,5 veces el ancho de la torre (2 veces si se incluyen la cruz y la bola),

siempre y cuando sea posible colocar una estructura interna de refuerzo. En caso contrario, si

el chapitel ha de ir seguido (si no tiene estructura de refuerzo), la altura se limitará al valor del

ancho de la torre.

Sobre las buhardas, fray Lorenzo indica que se debe situar una en cada cara del

chapitel (4 si es cuadrado y 8 si es octogonal), en el cuerpo inferior, y no deberán ser muy

grandes, puesto que son elementos ornamentales que debilitan la estructura.

Finalmente se habla de los sistemas y materiales de cubierta. Son frecuentes los

consejos prácticos cuyo objetivo último es asegurar la durabilidad de las cubiertas, tales como

evitar en lo posible la existencia de limas hoyas o no asentar las tejas ni con cal ni con yeso (en

el primer caso porque la cal deseca la madera y en el segundo porque el propio yeso se

deteriora con la humedad que le transmite la madera).

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 71

La correcta elección del material de cubierta resulta fundamental para garantizar la

conservación de la estructura sobre la que apoya (sus principales causas de deterioro son los

problemas de humedad, el exceso de carga y el ataque de agentes químicos):

• Se ha de elegir un material cuyo peso sea adecuado a la pendiente de la armadura.

• Ha de ser función del tipo de clima.

• El sistema de sujeción debe adecuarse tanto al material como a la armadura (pues es

función por un lado del tipo y peso del material de cubierta y por otro, de la pendiente

de la estructura de apoyo), garantizando la estanqueidad de la cubierta.

Se comentan las ventajas e inconvenientes del empleo de distintos materiales de

cubierta, comparando las características de peso, durabilidad y sistema de sujeción de unos y

otros, y su interacción con los de la estructura de la cubierta. Así por ejemplo, el plomo sobre

piedra puede derretirse en climas cálidos, igual que el hierro de sus clavos de anclaje. Se éstos

son de cobre el riesgo es menor, pero aumenta el de ataque químico por oxidación. El peligro

de “derretimiento” disminuye si la cubierta es de madera, pero el plomo resulta demasiado

pesado para este tipo de estructuras. La hoja de lata es más ligera pero mucho menos durable

y la pizarra, en el caso de las cubiertas de madera, debe instalarse clavada, nunca asentada con

cal. La teja suele ser el material más empleado, distinguiéndose tres sistemas distintos:

• La teja vana, con canal recibida sobre barro y cobija en hueco; adecuado, por su escaso

peso, para armaduras con poca pendiente.

• El tejado a lomo cerrado, con canal sobre barro, encascotada y cuajada también de

barro para recibir la cobija; es más estable, mejor aislante y más resistente a ser pisado

para reparaciones, pero resulta mucho más pesado.

• La teja clavada se recomienda como solución general para armaduras “de a cuatro” (a

45⁰), pues su pendiente elevada no permite otra forma de sujeción.

Siglo XVIII

El tratado de Juan García Berruguilla, publicado en Madrid en 1747 con el título La

Verdadera práctica de las resoluciones de la Geometría, es una obra dividida en seis Tratados,

en el que en el quinto se dedica a las armaduras de cubierta. En él se incluye una clasificación

de armaduras de cubierta en cinco tipos posibles:

1) Armadura molinera. Es una simple tijera cuyos pares pueden prolongarse para

conformar el alero, o bien terminar en el muro y recibir unas piezas adicionales para

formarlo.

2) Armadura de tierra. Descrita como la más antigua y la más segura, “pues no empuja a

ninguna parte”; se trata de una tijera reforzada con nudillo y tirante inferior.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 72

3) Armadura de parilera. Es una armadura de par y nudillo convencional: apoyada sobre

estribos, con tirantes recibidos sobre soleras y pares enfrentados en la hilera.

4) Armaduras de cerchas con correas. Se utiliza “o por no hallarse maderas de la

magnitud, o por ser el ancho muy grande”. Berruguilla no le asigna ningún nombre

específico, pero se trata de una armadura de par y pendolón. Se describen con

bastante detalle sus elementos y algunas uniones, como el encuentro de pares y

nudillo con quijeras al tercio, o el refuerzo del pendolón con zoquetes de madera

enclavijados bajo el tirante.

5) Armadura de par y pendolón. Es en realidad una cercha triangulada y permite “….cubrir

pavimentos de la magnitud que se quiera.”

A estas soluciones hay que añadir una cúpula de media naranja con linterna, que

aunque no se incluye en la clasificación de armaduras, es descrita detenidamente en este

mismo Tratado. Se trata de una estructura de arcos radiales de doble curvatura que además de

servir “para poder techar una Medianaranja de cualquier magnitud que sea” y de “no

necesitar de clavos”, representa un importante avance frente a las soluciones tradicionales de

cerchones radiales.

También los dos últimos tipos de armaduras manifiestan una notable evolución

respecto a los que hemos visto en los tratados españoles anteriores. Proponen el empleo de

nuevas soluciones, que utilizan correas, vigas compuestas y refuerzos de uniones con

pasadores metálicos. Las armaduras de Berruguilla evidencian la introducción progresiva de

tipos basados en el uso de la celosía, conocida en Europa a través de los tratados generales de

arquitectura italianos desde el Renacimiento.

Supone la evolución de las soluciones constructivas, tendentes a lograr estructuras

suficientemente rígidas y capaces de salvar luces cada vez mayores empleando piezas de

pequeño tamaño.

En cuanto a las reglas de trazado y dimensionado la primera decisión para a tomar

para construir una armadura es la determinación de su pendiente, para lo cual continúa

proponiéndose el empleo de cartabones.

Se incluyen algunas indicaciones sobre situación de elementos de las armaduras:

• En la armadura de par y pendolón se colocarán tirantes cada tres o cuatro varas (2,5 –

3,3 m).

Para la armadura de tierra deja de aplicarse de forma estricta la regla de situación del

nudillo a 2/3 de la altura, que vimos en los tratados de carpintería española del XVII.

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CUBIERTAS DE MADERA ESPAÑOLAS

TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 73

En cuanto al dimensionado, se encuentran algunos comentarios sobre las armaduras

de celosía, que permiten salvar grandes luces utilizando piezas pequeñas:

• Se fija en 13-15 varas (unos 11 metros) la dimensión por encima de la cual el tirante de

las armaduras de Tierra deberá construirse ensamblando piezas menores mediante

llaves.

• Se describe minuciosamente la estructura de la media naranja, asentada sobre soleras

poligonales dobles unidas mediante nudillos, indicando dimensiones de las uniones de

piezas.

• Finalmente en ese mismo capítulo se propone un interesante sistema de refuerzo de

muros mediante cuñas de nivelado.

Se observa en todo ello cierto alejamiento de las prácticas tradicionales de la

carpintería española del XVII, y una evolución tanto en los tipos estructurales como en las

técnicas constructivas.

En el tratado del padre Rieger, titulado Elementos de toda Arquitectura Civil, en la

entrada correspondiente al texado se hace referencia a la altura de las cubiertas,

aconsejándose como regla general que tengan entre ½ y ¼ del ancho del vano (entre 45⁰ y

26,56⁰ de pendiente respectivamente) según se trate de países fríos o cálidos.

A continuación se clasifican las cubiertas en vulgares y mansárdicas o francesas:

• El tejado vulgar puede tener dos o cuatro aguas; éste último es el denominado

holandés, del que Rieger destaca su belleza y resistencia, según él “porque por todos

los lados de la casa reparte igualmente la opresión del Texado en las Paredes”.

• Los tejados mansárdicos recogen distintas soluciones en las que las vertientes no están

formadas por un solo plano, incluyendo tanto las cubiertas quebrantadas como las

abovedadas (desde la media naranja o emispherio hasta las de doble curvatura tipo

imperial). Se aconsejan por razones estéticas y de aprovechamiento del espacio bajo

cubierta.

Merece especial mención el tratado de Benito Bails, Elementos de Matemáticas, en el

que hay un punto dedicado a la resistencia de la madera y comienza estudiando cuáles son los

maderos que se utilizan en la construcción y las reglas de estimación de su resistencia.

También hace una clasificación de armaduras de cubierta. Bails divide las armaduras

de cubierta en dos grandes grupos, utilizando un criterio morfológico muy simple: las

correspondientes a cubiertas a dos aguas y las quebrantadas o mansardas.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 74

Respecto al trazado de las cubiertas a dos aguas, Bails presenta las reglas tradicionales

europeas aconsejando emplear la escuadra (45 de pendiente), una solución moderada en

Francia en esta época, pero no en España, pues resulta demasiado pendiente.

En cuanto a las armaduras quebrantadas, se incluyen dos reglas de trazado, que

inscriben la armadura en una circunferencia: las de Bullet (que divide la semicircunferencia en

4 partes iguales) y Belidor (que la divide en 5, con lo que se obtiene una falsa armadura más

levantada y por tanto menos propensa a retener la nieve).

En el dimensionado de las armaduras, es práctica corriente dar a las piezas de madera

inclinadas los dos tercios del grueso que se les daría si se hubieran de asentar

horizontalmente.

Para la construcción, con carácter general se propone utilizar soluciones de tijeras con

correas, pendientes moderadas y secciones estrictas. Las uniones no siempre se harán con caja

y espiga, sino que dependen de la posición relativa de las piezas y de la dirección de los

esfuerzos. Y en cualquier caso, deberá cuidarse el diseño para garantizar un reparto de cargas

adecuado que no altere el buen funcionamiento del conjunto del edificio.

Por último se dedica un punto a cómo se cubren las armaduras, en el que se describen

las cubiertas de teja, pizarra, plomo, ladrillo y piedra. Según Bails, aunque el de teja “es tejado

muy duradero, y que se conserva largo tiempo”, las cubiertas de pizarra son más hermosas a la

vista de las de teja, y no cargan tanto la armadura”. Además incluye finalmente a modo de

catálogo, una serie de ejemplos de grandes armaduras construidas, entre los que encontramos

los cuchillos de la antigua Basílica de San Pedro de Constantino, de San Andrés de la Val en

Roma, de los teatros de San Carlos en Nápoles y de Parma (ambos con más de 30 m de luz), así

como la armadura de la cúpula de la iglesia del Val de Grace de París.

Siglo XIX

Entre los tratados generales de construcción de principios del XIX destaca el de

Rondelet, el curso de arquitectura de Durand, la obra de Krafft (no se incluye entre los

tratados de carpintería, por cuanto no tiene por objeto describir metódicamente los

procedimientos del oficio) y las aportaciones de Émy como máximo exponente de la evolución

experimentada en el primer tercio del siglo XIX.

Émy propone (1819) un sistema de construcción nuevo en su época y que se ha

mantenido vigente hasta nuestros días: se trata de una solución de arcos en madera laminada

con tablas colocadas de plano, que permite salvar grandes luces empleando piezas de espesor

reducido.

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 75

5. EJEMPLOS NOTABLES

A continuación hago mención a modo de catálogo de algunos de los innumerables

ejemplos notables de cubiertas en la geografía de España:

Alcázar de Segovia

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 76

Catedral de León

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TRABAJO PRÁCTICO 2. AUTOR: ÁNGEL ARTURO LOZANO QUIJADA Página 77

La Granja de San Indelfonso(Segovia)

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Monasterio de San Lorenzo del Escorial

Palacio Genil (Granada)

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Palacio de La Magdalena (Santander)

Catedral de Santiago de Compostela

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Sección de la Sacristía de la Catedral de Salamanca

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Catedral de La Almudena (Madrid)

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Alcázar de Toledo

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6. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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manuscrito de Diego López de Arenas. Madrid: Ed. Munilla-Lería, 2001,309 pp.

� Nuere Matauco, Enrique. La carpintería de armar española. Madrid: Ministerio de

Cultura, 1989, 261 pp.

� Gómez Sánchez, Mª Isabel. Las estructuras de madera en los Tratados de Arquitectura

(1500-1810). Madrid: AITIM, 2006, 373 pp.

� Benavent de Barberá, Pedro. Cómo debo construir: Manual práctico de construcción

de edificios. Barcelona: BOSCH, Casa Editorial, S.A., 1939-1981, 415 pp.

� Sáez de Tejada Martín, Pedro. Materiales de Construcción: Maderas. Granada: COAAT.

Granada, 1998, 125 pp.

� Griñán, José. Carpintería de taller y de armar. Barcelona: Ediciones Ceac, S.A. 1976-

1982, 223 pp.

� Urbán Brotóns, Pacual y Marcos Portaña, Enrique. Alicante: Editorial Club

Universitario, 1996, 243 pp.

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