cuarta entrga córdova 2

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GENERAL JOSE MARIA CORDOVA – Roberto Botero Saldarriaga. LA VIDA HEROICA DEL GE- NERAL JOSE MARIA COR- DOBA- Rafael Gómez Hoyos. JOSE MARIA CORDOVA - Pilar Moreno de Angel. GENERAL DE DIVISION JOSE MARIA CORDOVA – Alvaro Valencia Tovar, General (r). SÍNTESIS CORDOVESA- Pbro. Damián Ramírez Gómez. Bibliografía Y esta es la forma en la que Bolívar contestó a Córdova: Mi querido general: Sabe Vd que yo le conozco a Ud. Por lo que no puedo sentirme con lo que Vd. me dice. Cier- tamente conozco también y más que nadie las locuras que hacen mis amigos. Por esta carta verá Ud. Que no los mimo. Yo pienso suspen- der al comandante de Granaderos y mandarlo fuera del cuerpo a servir a otra parte. Él sólo es culpable, pues los demás tienen excusa legal, quiero decir, que no es un crimen público; pero sí eminentemente torpe y miserable. En cuanto a la amable Loca, ¿qué quiere Vd. que yo le diga a Vd? Vd la conoce de tiempo atrás. Yo he procurado separarme de ella, pero no se puede nada contra una resistencia como la suya; sin embargo, luego que pase este suceso, pienso hacer el más determinado esfuerzo para hacer- la marchar a su país o a donde quiera. Mas diré que no se ha metido nunca sino en rogar, mas no ha sido oída sino en el asunto del C. Alvarado, cuya historia no me daba confianza en su fide- lidad. Yo le contaré a Vd. Y verá Vd. que tenía razón. Vd., mi querido Córdova, no tiene que de- cirme nada que yo no sepa, tanto con respecto al suceso desgraciado de estos locos, como con respecto a la prueba de amistad que Vd. me da. Yo no soy débil ni temo que me digan la verdad. Vd. tiene más que razón, tiene una y mil veces razón; y por lo tanto, debo agradecer el aviso que mucho debe haber costado a Vd. dármelo, más por delicadeza que por temor de molestar- me, pues yo tengo demasiada fuerza para rehu- sar ver el horror de mi pena. Rompa esta carta que no quiero que se quede existente este miserables documento de mise- ria y tontería. Soy de Vd. afmo, amigo y de corazón, Bolívar El 27 de agosto de 1828 Bolívar entra en funciones como Libertador-Presidente, con el respaldo legal de muchos notables y el poderío militar de 45.000 soldados. Algunos partidarios de Santander planean el asesinato de Bolívar y el 25 de septiembre invaden su casa, matan al teniente Fergusson pero no logran llegar al Libertador, quien ayudado por Manuelita Saenz, se escapa por una ventana. Aunque Córdova no participó en esos hechos y hay testimonios de su reacción en defensa del Libertador, Manuela Sáenz y Rafael Urdaneta convencieron a Bolívar de lo contrario. Sin ninguna prueba se juzgan, condenan y ejecutan a varios supuestos conspiradores. A las ejecuciones siguen degradaciones militares, prisión y clausura de numerosas logias masónicas. Santander es acusado y condenado a muerte pero se le conmuta la pena por el destierro. Intrigas van y vienen, hasta que Bolívar nombra a Mosquera, como superior de Córdova lo cual amarga al héroe de Ayacucho y pasa su carta de renuncia al ejército. Bolívar trata de aplacarlo nombrándolo Ministro de Marina, cargo que Córdova tampoco acepta. Finalmente, Córdova se entera de los proyectos de Monarquía Constitucional y su posición contra Bolívar se va haciendo cada vez más clara, hasta que menos de un mes antes de su muerte, Córdova escribe la carta que nunca pensó escribir al Libertador Simón Bolívar. En esta carta se definen los principios básicos del liberalismo: respeto al orden constitucional y legal; repudio a las medidas que los contraríen y a la monarquía. Medellín, septiembre 21 de 1829. Excelentísimo señor Libertador Simón Bolívar. Es penetrado del más justo respeto y poseído de un profundo sentimiento que me dirijo a V. E. para mani- festarle la resolución que he tomado, impelido del ho- nor y los motivos que he tenido. Largo tiempo comba- tido mi espíritu por ideas contrarias, que chocándose entre sí, mantenían mi juicio en suspenso. Yo me dejaba arrastrar del torrente de las circunstancias, esperan- do a que el curso de los hechos, ilustrando mi razón, descubriese la senda por donde el deber me ordenaba dirigir mis pasos. Lleno mi corazón de gratitud hacia el primero de los libertadores de mi patria; entusiasta admirador del mérito; idólatra de la libertad del pue- blo y sincero defensor de los principios: yo he sufrido, señor excelentísimo, un largo y penoso conflicto para decidirme en la materia más importante que hoy pue- de presentarse a un colombiano, esto es decidir cuáles son las intenciones de V. E. con respecto al gobierno de Colombia. Luego entra a hacer un análisis de las últimas decisiones de Bolívar que él no considera coherentes con los principios liberales que él mismo había jurado defender, y continúa: …Yo he creído, señor excelentísimo, que en estas circunstancias no podía perma- necer más tiempo espectador tranquilo del oprobio de mi patria, sin traicionar mis juramentos y faltar vergonzosamente a mi deber. Todos hemos jurado sostener la libertad de la República, bajo un gobierno popular, representativo, alternativo y elec- tivo, cuyos magistrados deben ser todos responsables: y sin renunciar al honor, no podríamos prestar nuestra aquiescencia a la continuación de un gobierno absoluto, ni al establecimiento de una monarquía, sea cual fuere el nombre de su monarca. Por lo que cediendo a los gritos de mi deber, y a los clamores de estos pueblos que, ardiendo en amor a la libertad, me llamaban con ansia para que, puesto a su cabeza, los conduz- ca por el camino de la ley: he venido a esta provincia en donde el pueblo, invocando la libertad y desconociendo al Gobierno de V.E. como nulo y adquirido únicamente por la fuerza, se ha proclamado la Constitución de Cúcuta. Yo he jurado con todo este pueblo sostenerla, y morir antes que sufrir la tiranía en Colombia. Cuando, obedeciendo a las órdenes imperiosas de mi honor he abrazado la resolu- ción que acabo de manifestar a V.E.; yo me he hallado en la situación más amarga; la estimación, el afecto y los particulares favores que V.E. me ha dispensado siempre; el respeto y ese sincero amor que me anima hacia la persona de V.E., han combatido fuertemente en mi pecho. Mas, ¿qué sentimiento habrá que no calle a la voz del patriotismo que habla a un co- razón inflamado por el fuego santo de la libertad? Bruto en el Senado, condenando a sus dos hijos, por salvar la libertad de Roma puede ofrecer a V.E, una imagen de la que mi espíritu ha sufrido al empujar la espada para contener la marcha con que V.E. se apresura a encadenar mi patria. Yo parto al Cauca, en donde aquellos pueblos, hostigados de un gobierno absoluto y penetrados de amor por la libertad, me esperan ansiosos para sacudir el yugo. Todos mis proyectos se encaminan a que se establezca el orden constitucional. No es mi ánimo atacar a V.E.; pero si se pretende obligar por la fuerza a estos pueblos a volver al yugo de un gobierno arbitrario, que acaban de romper, yo sostendré su libertad hasta con la última gota de mi sangre, aunque me sea muy doloroso dirigir las armas contra V.E. Dígnese V.E. aceptar los sentimientos de mi estimación y sincero afecto, José María Córdova La corona de oro con brillantes que el Congreso de Perú regaló a Bolívar, éste la colocó en las sienes de Córdova y fue ovacionado como el “ Héroe de Ayacucho”. Córdova a su vez, cedió la corona a su Patria chica, Rionegro.

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Cuarta Entrga Córdova

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GENERAL JOSE MARIA CORDOVA – Roberto Botero Saldarriaga.LA VIDA HEROICA DEL GE-NERAL JOSE MARIA COR-DOBA- Rafael Gómez Hoyos.JOSE MARIA CORDOVA - Pilar Moreno de Angel.GENERAL DE DIVISION JOSE MARIA CORDOVA – Alvaro Valencia Tovar, General (r).SÍNTESIS CORDOVESA- Pbro. Damián Ramírez Gómez.

Bibliografía

Y esta es la forma en la que Bolívar contestó a Córdova:

Mi querido general: Sabe Vd que yo le conozco a Ud. Por lo que no puedo sentirme con lo que Vd. me dice. Cier-tamente conozco también y más que nadie las locuras que hacen mis amigos. Por esta carta verá Ud. Que no los mimo. Yo pienso suspen-der al comandante de Granaderos y mandarlo fuera del cuerpo a servir a otra parte. Él sólo es culpable, pues los demás tienen excusa legal, quiero decir, que no es un crimen público; pero sí eminentemente torpe y miserable.En cuanto a la amable Loca, ¿qué quiere Vd. que yo le diga a Vd? Vd la conoce de tiempo atrás. Yo he procurado separarme de ella, pero no se puede nada contra una resistencia como la suya; sin embargo, luego que pase este suceso, pienso hacer el más determinado esfuerzo para hacer-la marchar a su país o a donde quiera. Mas diré que no se ha metido nunca sino en rogar, mas no ha sido oída sino en el asunto del C. Alvarado, cuya historia no me daba confianza en su fide-lidad. Yo le contaré a Vd. Y verá Vd. que tenía razón. Vd., mi querido Córdova, no tiene que de-cirme nada que yo no sepa, tanto con respecto al suceso desgraciado de estos locos, como con respecto a la prueba de amistad que Vd. me da. Yo no soy débil ni temo que me digan la verdad. Vd. tiene más que razón, tiene una y mil veces razón; y por lo tanto, debo agradecer el aviso que mucho debe haber costado a Vd. dármelo, más por delicadeza que por temor de molestar-me, pues yo tengo demasiada fuerza para rehu-sar ver el horror de mi pena.Rompa esta carta que no quiero que se quede existente este miserables documento de mise-ria y tontería.Soy de Vd. afmo, amigo y de corazón,Bolívar

El 27 de agosto de 1828 Bolívar entra en funciones como Libertador-Presidente, con el respaldo legal de muchos notables y el poderío militar de 45.000 soldados. Algunos partidarios de

Santander planean el asesinato de Bolívar y el 25 de septiembre invaden su casa, matan al teniente Fergusson pero no logran llegar al Libertador, quien ayudado por Manuelita Saenz, se escapa por una ventana. Aunque Córdova no participó en esos hechos y hay testimonios de su reacción en defensa del Libertador, Manuela Sáenz y Rafael Urdaneta convencieron a Bolívar de

lo contrario. Sin ninguna prueba se juzgan, condenan y ejecutan a varios supuestos conspiradores. A las ejecuciones siguen degradaciones militares, prisión y clausura de numerosas logias masónicas.

Santander es acusado y condenado a muerte pero se le conmuta la pena por el destierro. Intrigas van y vienen, hasta que Bolívar nombra a Mosquera, como superior de Córdova lo cual

amarga al héroe de Ayacucho y pasa su carta de renuncia al ejército. Bolívar trata de aplacarlo nombrándolo Ministro de Marina, cargo que Córdova tampoco acepta.

Finalmente, Córdova se entera de los proyectos de Monarquía Constitucional y su posición contra Bolívar se va haciendo cada vez más clara, hasta que menos de un mes antes de su muerte,

Córdova escribe la carta que nunca pensó escribir al Libertador Simón Bolívar. En esta carta se definen los principios básicos del liberalismo: respeto al orden constitucional y legal; repudio a las

medidas que los contraríen y a la monarquía.

Medellín, septiembre 21 de 1829.Excelentísimo señor Libertador Simón Bolívar.Es penetrado del más justo respeto y poseído de un profundo sentimiento que me dirijo a V. E. para mani-festarle la resolución que he tomado, impelido del ho-nor y los motivos que he tenido. Largo tiempo comba-tido mi espíritu por ideas contrarias, que chocándose entre sí, mantenían mi juicio en suspenso. Yo me dejaba arrastrar del torrente de las circunstancias, esperan-do a que el curso de los hechos, ilustrando mi razón, descubriese la senda por donde el deber me ordenaba dirigir mis pasos. Lleno mi corazón de gratitud hacia el primero de los libertadores de mi patria; entusiasta admirador del mérito; idólatra de la libertad del pue-blo y sincero defensor de los principios: yo he sufrido, señor excelentísimo, un largo y penoso conflicto para decidirme en la materia más importante que hoy pue-de presentarse a un colombiano, esto es decidir cuáles son las intenciones de V. E. con respecto al gobierno de Colombia.Luego entra a hacer un análisis de las últimas decisiones

de Bolívar que él no considera coherentes con los principios liberales que él mismo había jurado defender, y continúa:…Yo he creído, señor excelentísimo, que en estas circunstancias no podía perma-necer más tiempo espectador tranquilo del oprobio de mi patria, sin traicionar mis juramentos y faltar vergonzosamente a mi deber. Todos hemos jurado sostener la libertad de la República, bajo un gobierno popular, representativo, alternativo y elec-tivo, cuyos magistrados deben ser todos responsables: y sin renunciar al honor, no podríamos prestar nuestra aquiescencia a la continuación de un gobierno absoluto, ni al establecimiento de una monarquía, sea cual fuere el nombre de su monarca. Por lo que cediendo a los gritos de mi deber, y a los clamores de estos pueblos que, ardiendo en amor a la libertad, me llamaban con ansia para que, puesto a su cabeza, los conduz-ca por el camino de la ley: he venido a esta provincia en donde el pueblo, invocando la libertad y desconociendo al Gobierno de V.E. como nulo y adquirido únicamente por la fuerza, se ha proclamado la Constitución de Cúcuta. Yo he jurado con todo este pueblo sostenerla, y morir antes que sufrir la tiranía en Colombia.Cuando, obedeciendo a las órdenes imperiosas de mi honor he abrazado la resolu-ción que acabo de manifestar a V.E.; yo me he hallado en la situación más amarga; la estimación, el afecto y los particulares favores que V.E. me ha dispensado siempre; el respeto y ese sincero amor que me anima hacia la persona de V.E., han combatido fuertemente en mi pecho.Mas, ¿qué sentimiento habrá que no calle a la voz del patriotismo que habla a un co-razón inflamado por el fuego santo de la libertad? Bruto en el Senado, condenando a sus dos hijos, por salvar la libertad de Roma puede ofrecer a V.E, una imagen de la que mi espíritu ha sufrido al empujar la espada para contener la marcha con que V.E. se apresura a encadenar mi patria.Yo parto al Cauca, en donde aquellos pueblos, hostigados de un gobierno absoluto y penetrados de amor por la libertad, me esperan ansiosos para sacudir el yugo. Todos mis proyectos se encaminan a que se establezca el orden constitucional. No es mi ánimo atacar a V.E.; pero si se pretende obligar por la fuerza a estos pueblos a volver al yugo de un gobierno arbitrario, que acaban de romper, yo sostendré su libertad hasta con la última gota de mi sangre, aunque me sea muy doloroso dirigir las armas contra V.E.Dígnese V.E. aceptar los sentimientos de mi estimación y sincero afecto,José María Córdova

La corona de oro con brillantes que el Congreso de Perú regaló a Bolívar, éste la colocó en las sienes de Córdova y fue ovacionado como el “ Héroe de Ayacucho”. Córdova a su vez, cedió la corona a su Patria chica, Rionegro.