¿cuanto cuesta estudiar en chile y venezuela?
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Revista: Punto FinalAymara Gerdel UCVTRANSCRIPT
5/11/2018 ¿Cuanto cuesta estudiar en Chile y Venezuela? - slidepdf.com
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10 ANALISIS / Santiago, noviembre de 2011 / Punto Fin
C hile, Grecia, EE.UU., Inglaterra,Holanda, Francia y Nueva Zelanda
son algunos de los países cuya educación hasido privatizada en casi todos sus niveles. Elsistema educativo chileno unciona como unsistema descentralizado de mercado, donde elEstado, empleando un modelo de subvención,entrega la responsabilidad de la educación apersonas naturales o jurídicas de su elección,para que posteriormente las amilias comprenlos servicios educativos según su capacidadadquisitiva.
En 1973, último año del gobierno del presi-dente Allende, la inversión chilena en educaciónascendía al 7,4% del PIB. Actualmente, laUnesco recomienda para los países de AméricaLatina y el Caribe una inversión del 7% de suPIB en educación. Sin embargo, en las últimastres décadas, producto de las medidas econó-micas y sociales aplicadas durante la dictadura
de Pinochet, los gobiernos de Lagos, Bachelet y Sebastián Piñera disminuyeron progresivamenteese gasto público, dejando como consecuenciaque la educación no cumpla su rol social.
En 2010 Chile sólo destinó al sector educa-tivo 3,73% de su PIB. Es decir, en los últimos38 años, en Chile la inversión social destinada aeducación ha disminuido en más del 50%. Parael mismo año Chile presentó el gasto militarmás alto de América Latina, con 290 dólares per cápita, seguido de Colombia con 115 dólarespor habitante.
Venezuela es uno de los pocos países queha cumplido las Metas del Milenio, lograndola enseñanza primaria universal y la erradica-ción del analabetismo. Para 2010, Venezuelainvirtió aproximadamente el 10% de su PIB
en educación. Para el mismo año la matrículauniversitaria estuvo compuesta de la siguienteorma: 70.3% de los estudiantes universitariosse matricularon en universidades públicas gra-tuitas y sólo el 29.7% en privadas.
Actualmente el sistema educativo chilenoestá sumergido en una crisis por su progresivaprivatización. Esto se evidencia a través demultitudinarias protestas estudiantiles. Milesde jóvenes chilenos exigen que se respete suderecho humano a una educación pública y gratuita. Por nuestra parte, la juventud vene-zolana se encuentra polarizada entre los que
Estado o a la banca privada. Las 16 carreras conmatrículas más caras en la Universidad de Chilelas podemos observar en el gráfco 1.
¿Cuánto cuesta estudiaren la Universidad Central
de Venezuela?
Un estudiante matriculado en medicina, in-geniería o educación paga en promedio 0,2 dó-lares semestrales, y a lo sumo 2,5 dólares anuales(incluyendo la mayor cantidad de aranceles dela Facultad). El derecho básico a matricularseen la UCV cuesta aproximadamente 1.4, 1.8 y 1 bolívar respectivamente en esas carreras.
Esto quiere decir que mientras los estudianteschilenos tienen que pagar hasta casi dos salariosmínimos mensualmente para cancelar su matrí-cula en la Universidad de Chile, los estudiantesvenezolanos tenemos que pagar a lo sumo el
0,004% de un salario mínimo para matricular-nos en la misma carrera en la UCV.Estos son algunos de los tantos abismos que
existen entre el sistema educativo subvencio-
nado chileno, bajo el principio privatizadosometido a las allas del mercado, y nuestrsistema educativo público, gratuito, participtivo, democrático y protagónico.
¡Sigamos construyendo una educación liberdora hecha por nosotros y para nosotros!
(1) Los cálculos están hechos en base al dólar reguladen Venezuela, que equivale a 4,30 bolívares. (Tambiéexiste un mercado paralelo, donde el precio del dóltiende a duplicar al dólar regulado).
¿Cuánto cuesta estudiar
en las universidadesde Chile y Venezuela?
apoyamos a la revolución educativa, promo-viendo la transormación universitaria desdenuestras universidades, y la derecha, que noconcibe la educación universitaria pública y gratuita al alcance de toda la población. Tantola Universidad de Chile como la UniversidadCentral de Venezuela (UCV) son universidadespúblicas y las más antiguas y emblemáticas enlos respectivos países.
¿Cuánto cuesta estudiaren la Universidad de
Chile?
El salario mínimo en Chile es de 182.000pesos, lo que equivale a 320 dólares (1) aproxi-madamente, y el salario mínimo venezolanoes de 1.548,22 bolívares, sin incluir el bonoalimentario. Para matricularse en la Universidadde Chile aparte de las pruebas de ingreso es
necesario pagar un arancel de 100.700 pesos,así como las respectivas mensualidades. Si elestudiante o su amilia no pueden pagar lamatrícula pueden pedir una beca y un crédito al
AYMARA GERDEL
La autora es estudiantede estadística (tesista)Universidad Central de
VenezuelaAymaragerdel.blogspot.com
Gráfco 1
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11Punto Final / Santiago, noviembre de 2011 / ANALISIS
¿Cuánto cuesta estudiar educación en la Universidad de Chile?Un estudiante matriculado en educación en la Universidad de Chile deberá pagar el primer año
aproximadamente 3.356 dólares. Es decir, debería cancelar casi un salario mínimo venezolano almes. Eso implicaría trabajar jornadas de aproximadamente 8 horas diarias para fnanciar sus estu-dios. En la misma carrera en la Universidad Central de Venezuela el estudiante sólo debe cancelar1 bolívar al año.
¿Cuánto cuesta estudiar ingeniería en la Universidad de Chile?Un estudiante matriculado en ingeniería deberá pagar el primer año de estudios 6.786 dólares,
es decir 29.182,00 bolívares. Para matricularse en ingeniería un estudiante chileno debe pagar enpromedio 1,8 salarios mínimos mensuales en el primer año: eso implicaría trabajar jornada s de másde 14 horas diarias.
¿Cuánto cuesta estudiar medicina en la Universidad de Chile?Un estudiante matriculado en medicina deberá pagar el primer año 7.153 dólares, es decir
30.756,00 bolívares. Para matricularse en medicina un estudiante chileno debe pagar en promedio1,9 salarios mínimos mensuales en el primer año: eso implicaría trabajar jornadas de más de 15horas diarias.
Parece admirable, aunque sólo es la primera impresión. Tras quince minutos de
frenética relación entre las mismas notas entregadas por uno y otro, con sus pre-
vios despechos histriónicos durante el día y boletines recalcitrantes de actualidad
manoseada, llega el momento límite. Apenas transcurrida una mínima fracción
de competencia absurda -la versatilidad es lo que le da distinción al producto
televisivo-, comienza la verdadera guerra. La de la creatividad. Y también la del
invento abusivo.
Uno pensaría que es una herencia de los creadores de la parrilla exible. Pero
no. Lejos de semejante chicle programático de poca durabilidad, la extensión de
los informativos contradice toda lógica imaginable. Y tal criterio no es antojadizo,
sino que tiene ejemplos probados e innegables. Sólo un antecedente. En los
países desarrollados -europeos, asiáticos y del norte de América-, con más de 40
millones de habitantes y un lugar ganado entre las grandes cumbres de naciones,
los informativos en horario prime apenas alcanzan los treinta minutos, media hora
de suciente repaso a una act ualidad que en el papel debiese ser inmensamente
más prolífera que la chilena.
¿Cómo entender tal fenómeno o más bien, siendo justos, semejante aberración?
Lo primero es remontarse al origen mismo de la industria de los noticiarios en
pantalla. Esos humildes intentos de principios de los 70 que fueron reemplazados
de sopetón por aquella parafernalia precaria impuesta por la dictadura militar, que
entregaba un producto algo más acabado necesario para maquillar una realidad
a todas luces inexacta. Es allí que emerge el círculo vicioso. Había que buscar el
detalle más inverosímil que ocupase espacio en 60 minutos o algún otro experi-
mento basado en lo que se podía decir y no necesariamente en lo que se debía
informar. Por obviedad, se tendió a buscar el mero relleno. Historias de vidas que
probablemente tenían un valor periodíst ico “agregado”, que eran dignas de cont ar. Y
se puede aceptar. En la medida que no se interpusieran a la radiografía descarnada
y real en pleno desarrollo dentro de ese entorno que convenía callar.
Un vicio que se mantiene hasta hoy. La censura de ayer es reemplazada por
lo que llaman “línea editorial”. Y sigue ahondándose el agelo de entretener por
sobre informar. Allí aparecen los ideólogos de lo absurdo generando contenidos
como la oferta de los gimnasios, la verdad de la crema para la c elulitis o el crucero
caribeño que ofrece bondades que la mitad de la audiencia jamás podrá disfrutar
en su atribulada vida.
La entrega de las noticias en televisión abierta sigue obedeciendo a la idio-
sincracia en que se desarrolla y cobra importancia. Es más fácil propender elarribismo del chileno medio -que compra un auto chino a crédito- que a la escan-
dalosa verdad del medioambiente. Venden más los eventos majestuosos que la
desigualdad. Es ese, quizás, el tema de fondo. Pero acá, convenientemente o no,
nos estamos remitiendo a la forma para explicar este bloque inconmensurable de
chatarra informativa.
Probablemente usted se acuerda de los programas de reportajes, con interesante
y reconocido auge. Desgraciadamente, es otra de las malas herencias. Los mismos
ideólogos de tan memorables proyectos permanecen hoy en los departamentos
de prensa en cargos decisivos, con la escuela que ellos mismo ayudaron a forjar y
que hoy manosean de manera indiscriminada y diametralmente opuesta al origen
de escudriñar entre las piedras tratando de sacar a luz la verdad.
Esos mismos artíces del reporteo perspicaz terminaron sometiendo su anti-
guo sustento a la diversicación del contenido. Hoy es mejor tener una sección
de crónicas y reportajes que darle un verdadero signicado al espacio, utilizando
recursos, tiempo y plataforma mediática para imponer, con suerte, un solo tema
de innegable trascendencia social entre una veintena que se emitirá sin pena ni
gloria. Las preocupaciones evidentes quedan de lado. Conviene mezclarse en medio
de los conciertos a seguir e identicar el verdadero origen de los encapuchadosde dudosa procedencia y objetivos de acción.
Y hay malos aprendizajes en oscura simbiosis. La entrada y proliferación de los in-
formativos por cable -una imitación del modelo norteamericano de hacer noticiarios
en interminable rotación-, lejos de potenciar a sus pares de la televisión abierta los
invitan a extenderse lo más posible en busca de una competencia inoportuna.
No hay nada peor que darse cuenta que el más respetado y tradicional segmento
de la pantalla se diversicó tanto, que dinamitó su credibilidad en benecio del
reloj de arena. Las noticias de hoy, aparte de insufribles, son el mejor ejemplo de
lo que reeja la industria actual. Un desperdicio de voces, caras y temáticas. Uno
absolutamente evitable. Y que aún están a tiempo de parar y enmendar desde
dentro. Para su propio benecio
Ricardo Pinto Neira
90 minutos
Control remoto
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