cuando la información intoxica

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Durante el milenio de la comunicación digital, cuando las redes sociales han hecho que sus usuarios sean productores de contenidos, podrían pensarse que existe un ciudadano más actualizado. Sin embargo, la cantidad de mensajes enviados y recibidos por distintas vías y a velocidad instantáneas- han hecho que aparezca lo que se conoce como el Síndrome de Fatiga Informativa, un concepto introducido por el psicólogo David Lewis, autor de Muriendo por la información, un informe creado por la agencia de noticias Reuters. El autor, citado por el diario El País, apunta los efectos en el ser humano. Por un lado, provoca parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas; por otra, y lejos de creer que la avalancha informativa regala claridad, conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. En el estudio de la agencia Reuters, reseñado por el diario español, se entrevistaron a 1.300 profesionales, y dos tercios de esta totalidad reconocieron padecer de estrés como consecuencia del alto flujo de información al que se exponían. Como es sabido, hoy las personas ya no miran el mundo sólo por una ventana: despacito, reflexivo, al ritmo de quien lo observa, pues éste aceleró su ritmo, haciéndose de una rapidez a veces inatrapable. Al sincronizar con la inmediatez de esos nuevos termómetros sociales que son las redes sociales, se han ampliado las fuentes de conocimiento, pero para algunos también ha desencadenado la que se califica como Intoxicación. Este término es acuñado por el físico, a quien el diario europeo identifica como el fundador de la consultora sobre nuevos tendencias. La intoxicación es el nivel tóxico de información, y se produce cuando un individuo recibe más datos de los que humanamente puede procesar. Al explicar la manera cómo actúa esa intoxicación, el especialista Alfons Cornellá dice: “La entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productos de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio.

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Es cuando tenemos fatica que se experimentan tras la alta exposición a las redes sociales.

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Page 1: Cuando la información intoxica

Durante el milenio de la comunicación digital, cuando las redes sociales han hecho que

sus usuarios sean productores de contenidos, podrían pensarse que existe un

ciudadano más actualizado. Sin embargo, la cantidad de mensajes –enviados y

recibidos por distintas vías y a velocidad instantáneas- han hecho que aparezca lo que

se conoce como el Síndrome de Fatiga Informativa, un concepto introducido por el

psicólogo David Lewis, autor de Muriendo por la información, un informe creado por

la agencia de noticias Reuters.

El autor, citado por el diario El País, apunta los efectos en el ser humano.

Por un lado, provoca parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas; por otra, y

lejos de creer que la avalancha informativa regala claridad, conduce a malas decisiones

y conclusiones erróneas.

En el estudio de la agencia Reuters, reseñado por el diario español, se entrevistaron a

1.300 profesionales, y dos tercios de esta totalidad reconocieron padecer de estrés

como consecuencia del alto flujo de información al que se exponían.

Como es sabido, hoy las personas ya no miran el mundo sólo por una ventana:

despacito, reflexivo, al ritmo de quien lo observa, pues éste aceleró su ritmo,

haciéndose de una rapidez a veces inatrapable.

Al sincronizar con la inmediatez de esos nuevos termómetros sociales que son las

redes sociales, se han ampliado las fuentes de conocimiento, pero para algunos

también ha desencadenado la que se califica como Intoxicación.

Este término es acuñado por el físico, a quien el diario europeo identifica como el

fundador de la consultora sobre nuevos tendencias. La intoxicación es el nivel tóxico

de información, y se produce cuando un individuo recibe más datos de los que

humanamente puede procesar.

Al explicar la manera cómo actúa esa intoxicación, el especialista Alfons Cornellá dice:

“La entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido),

te lleva a no tratar ninguna información en profundidad.

Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se

desboca cuando todos pasamos a ser productos de información, y cuando los

instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y

buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar

información de calidad con criterio”.

Page 2: Cuando la información intoxica

En torno a las consecuencias de estar altamente expuestos a la información, Sergio

Fanjul, autor del reportaje aparecido en El País, cita a José Antonio Redondo, autor del

libro sobre redes sociales Socialnets:

“Durante siglos hemos asociados más información a más libertad. Sin embargo, hoy

día, no por tener donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La

información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y

resulta difícil de procesar. Al final, más es menos”