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Antropologia

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  • 5/21/2018 Cristina Bayon

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    Palabras clave: pobreza, desigualdad, representaciones, experiencias, estigmas, imgenes de lugar.Key words: poverty, inequality, representations, experiences, stigmas, images of place.

    E

    n la actual era de los extremos, el patrn emergente para la organi-zacin de las diferencias sociales en el espacio urbano se caracterizapor una intensificacin espacial tanto del privilegio como de la

    pobreza (Massey, 1996). Las divisiones de clase no slo crecen sino que sehacen ms rgidas y las distancias sociales se ven ampliadas y reforzadaspor marcados procesos de concentracin geogrfica.

    Doctora en sociologa por la Universidad de Texas, en Austin. Investigadora en elInstituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.Temas de investigacin: sociologa de la pobreza y la desigualdad; vulnerabilidad y ex-clusin social; segregacin espacial; polticas sociales. Tel: 5622-7400, ext. 309. Correoelectrnico: .

    Resumen:Desde una perspectiva que entiendela pobreza como un fenmeno sumamente com-plejo y socialmente construido, se analizan lasrelaciones entre las dimensiones social, espacialy simblica de la privacin y la desigualdad ur-banas. A partir de narraciones de residentes en

    una localidad perifrica de la ciudad de Mxi-co, se explora cmo concibe la sociedad a los po-bres y la pobreza y cmo se relaciona con ellos.Se destaca que las experiencias, las percepcionesy las imgenes de lugar estn marcadas porestigmas territoriales y por concepciones quetienden a culpar a los pobres de su situacin.Se resalta la naturalizacin de la desigualdady sus altos niveles de aceptacin en la sociedadmexicana, enfatizando sus consecuencias nega-tivas para la convivencia social.

    Abstract: A perspective that understandspovert y as an extremely complex, sociallyconstructed phenomenon is used to analy-ze relations between the social, spatial andsymbolic dimensions of deprival and urbaninequality. The accounts of res idents of a

    per ipheral locality of Mexico City are usedto explore how society perceives of the poorand poverty and how it relates to them. Theauthor points out that the experiences, per-ceptions and images of place are marked byterritorial stigma and conceptions that tendto blame the poor for their situation. Shehighlights the naturalization of inequalityand its high levels of acceptance in Mexicansociety, emphasizing its negative consequen-ces for social coexistence.

    El lugar de los pobres: espacio, representacionessociales y estigmas en la ciudad de Mxico

    MARACRISTINABAYN*

    D. R. 2012. Universidad Nacional Autnoma de Mxico-Instituto de Investigaciones Sociales.Revista Mexicana de Sociologa74,nm. 1 (enero-marzo, 2012): 133-166. Mxico, D.F. ISSN: 0188-2503/12/07401-05.

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    Revista Mexicana de Sociologa74, nm. 1 (enero-marzo, 2012): 133-166.

    Si bien, como seala Bourdieu (1999a), en una sociedad jerrquicano hay espacio que no est jerarquizado y no exprese las jerarquas y lasdistancias sociales, el espacio social se retraduce en el espacio fsico de

    manera turbia, por lo que su comprensin requiere de esfuerzos analticoscomplejos. Las representaciones de los sectores ms desfavorecidos soncasi siempre espacializadas y su valoracin negativa suele traducirse enuna patologizacin de sus espacios (barrios, escuelas, calles, etc.). A travsde imgenes de lugar, resultantes de la sobresimplificacin, los estereo-tipos y el etiquetamiento, emergen estigmas asociados a tipos de lugareshabitados por tipos de gente (Reay, 2004; Silbey, 1995; Watt, 2006).

    La desigualdad en cuanto a recursos y oportunidades afecta laposibilidad de alcanzar modos de vida valorados que conduzcan al reco-

    nocimiento social y la autoestima. Junto a su indiscutible base material,ligada a la falta de medios de subsistencia y circuitos de privacin,1don-de las desventajas se acumulan, la exclusin social tiene una dimensinsubjetiva que se expresa en insatisfaccin y malestar frente a situacionesen las que no se puede realizar aquello que se desea y alcanzar aquelloa lo que se aspira (Estivill, 2003; Sayer, 2005).

    Hace ya ms de un siglo, Simmel destac que, desde una perspectivasociolgica, lo relevante no es la pobreza como tal, sino la relacin de in-terdependencia entre la poblacin que se designa socialmente como pobre

    y la sociedad de la que forma parte (Simmel, [1908] 1986). La pobre-za no slo es relativa, sino que est construida socialmente, lo que suponeestudiar, al mismo tiempo, las representaciones sociales y las experienciasde la misma, las cuales no pueden separarse de los mecanismos socie-tarios que la generan (Dubet y Martucelli, 2000; Paugam, 2007). Unasociologa de la pobreza no se limita, entonces, al estudio descriptivo ycuantitativo de los pobres, sino que se pregunta por la nocin misma depobreza, ubicando a los pobres en la estructura social y en su relacin conlos otros grupos sociales. Es, precisamente, a partir de dicha ubicacin, yde las interacciones sociales que moldea, que se explican sus experiencias,valoraciones y representaciones.

    1Estos circuitos se relacionan con la precariedad ocupacional y otras dimensionesde la vida econmica y social, como orgenes familiares, baja o deficiente escolarizaciny formacin profesional, desempleo, alimentacin deficiente, bajos ingresos, viviendainsalubre o en mal estado, mala salud y enfermedades crnicas o repetitivas, falta deprestaciones sociales, dificultades de acceso a los servicios pblicos y baja calidad de losmismos, etc. (Estivill, 2003).

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    Una comprensin integral de las condiciones que producen y per-petan la pobreza requiere de estudios tericamente informados yempricamente sustentados sobre cmo otorgan los pobres sentido a su

    situacin y cmo la explican, sus opciones y decisiones, lo cual ha con-ducido al resurgimiento de las dimensiones culturales en la agenda deinvestigacin sobre la pobreza (Small et al., 2010).2Estas dimensioneshacen referencia a los diversos significados que se construyen o adoptanpara interpretar experiencias de vida o para crear fronteras simblicaso morales entre categoras de personas o cosas, mediante las cuales lagente atribuye identidades a otros y a ellos mismos (Charles, 2008). Lasdimensiones culturales estn fuertemente ligadas al espacio, que es unode los lugares donde se afirma y ejerce el poder en la forma ms sutil, la

    violencia simblica (Bourdieu, 1999a).A partir de estas consideraciones, que enfatizan el anlisis relacionalde la privacin, en este artculo se explora la articulacin de las dimen-siones espaciales y simblicas de la pobreza y la desigualdad urbanas apartir de narrativas obtenidas entre residentes de Chimalhuacn, unode los municipios con mayor concentracin de desventajas en la zonametropolitana de la ciudad de Mxico. El anlisis gira en torno a tres ejesbsicos: las representaciones de la pobreza y los pobres, las percepcio-nes que tienen del lugar en el que viven y cmo creen que lo visualizan los

    residentes de reas ms cntricas y privilegiadas de la ciudad. El primereje explora en qu medida la pobreza es atribuida a causas estructuraleso individuales y cmo moldean estas concepciones los modos en queson visualizados los pobres. El segundo eje, las imgenes propias dellugar, explora la satisfaccin (o insatisfaccin) de los entrevistados consu lugar de residencia, indagando en qu medida es una fuente de ma-lestar. Finalmente, el tercer eje se refiere a las imgenes que tienen los deafuera y pretende indagar acerca de la existencia de estigmas asociadosal lugar y su gente. La seleccin de estos ejes constituye un esfuerzo por

    2La escasa referencia a los condicionamientos estructurales y la tendencia a culpara las vctimas que caracteriz a la versin culturalista de los estudios sobre la marginali-dad en los aos sesenta estigmatizaban a quienes estudiaban los aspectos culturales de lapobreza, y el tema fue prcticamente abandonado en las dcadas siguientes. El determi-nismo psicolgico de la cultura de la pobreza (Lewis, 1970) enfatizaba la transmisinintergeneracional de valores y comportamientos propios de una subcultura alejada delos valores y las instituciones dominantes, y resaltaba la responsabilidad individual de lospobres por su situacin, ignorando los modos en que la historia, la cultura y las estructu-ras econmicas, polticas y sociales modelan y restringen la vida de los individuos.

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    comprender la pobreza como un fenmeno complejo, multidimensionaly socialmente construido, en el marco del cual surge un conjunto deinterrogantes que orientan este trabajo.

    Cules son los significados que los pobres atribuyen a la pobreza? Enqu medida los residentes de reas con fuerte concentracin de desven-tajas, habituados a mltiples privaciones, experimentan el malestar y lainsatisfaccin de la que nos habla la dimensin subjetiva de la exclusin?Son estos espacios y sus residentes sujetos de estigmatizacin? Y en talcaso, cmo se expresan y procesan esos estigmas? Qu forma asumeel otro cuando la opulencia ostentosa convive naturalmente con unapobreza altamente visible, como en la ciudad de Mxico? Cules son lasimplicaciones de estas profundas brechas para la convivencia social?

    El artculo est organizado en seis secciones. En la primera se des-cribe la metodologa utilizada. En la segunda se discute el carcter msexcluyente que asume la pobreza en las ciudades latinoamericanas en laactualidad y sus impactos en la experiencia de la privacin. En la tercera,con la finalidad de contextualizar la problemtica abordada, se presentauna breve caracterizacin de la localidad estudiada, destacando su pro-funda concentracin geogrfica de desventajas: pobreza, bajos ingresos,precariedad laboral, bajos niveles educativos, desercin escolar, despro-teccin social, hacinamiento, infraestructura urbana limitada, servicios

    de baja calidad, etc. En la cuarta seccin se analizan las representacionessociales de la pobreza y sus implicaciones en trminos de la estigmati-zacin social, de los los pobres y sus lugares, explorando las formas quedichas representaciones asumen en el contexto mexicano, en general, yen la localidad estudiada, en particular. En las secciones cinco y seis seexploran, respectivamente, las narrativas de los residentes de Chimalhua-cn sobre las imgenes que tienen del lugar y las que tienen los de afuera.Finalmente, en las conclusiones se destaca la importancia de investigarlas experiencias y sentidos que adquiere la privacin y la desigualdad encontextos especficos, con la finalidad de avanzar en la comprensin so-ciolgica de estos problemas. Se trata de indagar cmo se relacionan lassociedades contemporneas con la pobreza y la desigualdad y sus nivelesde tolerancia hacia stas. Dicha tolerancia nos permite dar cuenta no slo dela persistencia y/o profundizacin de estos problemas (segn el caso),sino de los modos que asume la convivencia social en contextos como elmexicano, donde la polarizacin y las distancias sociales adquieren nivelesdramticos.

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    CONSIDERACIONESMETODOLGICAS

    El anlisis que se presenta en este artculo es parte de un proyecto de

    investigacin ms amplio orientado a analizar las dimensiones y expe-riencias del riesgo, la privacin y la desigualdad en reas urbanas conalta concentracin de la pobreza en Mxico. Parto del supuesto de que laprofundizacin de las desigualdades, junto a la creciente acumulacin yconcentracin espacial de desventajas en reas homogneamente pobres(bajos niveles educativos, precariedad laboral y de ingresos, inadecuadaprovisin de infraestructura y acceso a servicios, erosin de redes sociales),obstaculiza las posibilidades de superar situaciones de privacin para lospobres urbanos.

    En el marco de esta preocupacin mayor, el presente anlisis se con-centra en los aspectos que enfatizan la conjuncin de las dimensionessimblicas y espaciales de la experiencia de la privacin: las representa-ciones de la pobreza y las imgenes del lugar que emergen de las narrati-vas de los residentes de una localidad perifrica de la zona metropolitanade la ciudad de Mxico, el municipio de Chimalhuacn. Las narrativasnos permiten conocer cmo distribuyen las estructuras el poder y lasdesventajas, cmo se ven a s mismos los individuos en relacin con otrosy cmo otorga la gente sentido a sus experiencias, constreimientos yoportunidades (Small et al., 2010).

    El anlisis cualitativo se basa en la realizacin de entrevistas en pro-fundidad abiertas. Se realizaron 36 entrevistas, 31 de ellas con residentesde Chimalhuacn y cinco con otros actores locales. En las entrevistascon los residentes se pregunt sobre dos dimensiones clave: trayectoriasy percepciones.3Las entrevistas con los otros actores locales estuvieronorientadas bsicamente a obtener informacin acerca de sus percepcionessobre la zona, los cambios experimentados en los ltimos aos y la visinquedesde afuera se tiene del lugar, para contrastarlas con las percepcionesde los residentes. Entre estos actores locales se entrevist a directores de

    3En relacin con las trayectorias, se pregunt sobre el hogar de origen, trayectoriaseducativas, laborales, familiares y residenciales. Respecto a las percepciones, las pregun-tas se centraron en el barrio o la colonia, en los significados atribuidos a la pobreza y ladesigualdad, la valoracin del trabajo y la educacin y las expectativas de mejoramientofuturo. En relacin al barrio se indagaron numerosas dimensiones de la experiencia dellugar: percepciones propias yde los de afuera; cambios experimentados en la colonia des-de su llegada; relaciones con los vecinos, redes sociales y fuentes de apoyo; inseguridady violencia; acceso a servicios y uso del tiempo libre.

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    CUADRO1

    PERFIL

    DELOSENTREVISTADOS

    Nombre

    (ficticio)

    Edad

    Nivel

    educativo

    Estado

    civil

    Nm.

    dehijos

    Ocupacin

    Colonia

    Adriana

    26

    Universitario

    Soltera

    Estudiantede

    Trabajo

    Social

    SanAgustn

    Miguel

    21

    Sec.

    Incom.

    Soltero

    Desempleado

    Copalera

    Virginia

    40

    Sec.

    Com.

    Casada

    2

    Comercioinformal

    Sta.

    MaraNativitas

    Marina

    35

    Sec.

    Incom.

    Casada

    4

    Comercioinformal

    Sta.

    MaraNativitas

    Lupita

    41

    Prim.

    Com.

    Casada

    3

    Amadecasa

    Sta.

    MaraNativitas

    Luca

    48

    Prim.

    Com.

    Separad

    a

    3

    Amadecasa

    LomasdeTotolco

    Pedro

    25

    Sec.

    Com.

    Casado

    2

    Albail

    Sta.

    MaraNativitas

    Graciela

    28

    Sec.

    Com.

    Casada

    2

    Amadecasa

    Acuitlapilco

    Silvia

    38

    Sec.

    Com.

    Casada

    3

    Amadecasa

    Acuitlapilco

    Javier

    52

    Prim.

    Incom.

    Casado

    5

    Obrerocarton

    ero

    RancholasNieves

    Santiago

    33

    Universidad

    Casado

    3

    Albail

    Acuitlapilco

    Juan

    59

    Prim.

    Incom.

    Casado

    5

    Desempleado

    Copalera

    Armando

    47

    Sec.

    Comp.

    Casado

    3

    Afilador

    Copalera

    Martn

    28

    Sec.

    Incom.

    Separad

    o

    3

    Choferdebic

    itaxi

    LomasdeTotolco

    Sonia

    34

    Sec.

    Comp.

    Casada

    3

    Amadecasa

    LomasdeTotolco

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    CONT.

    Nombre

    (ficticio)

    Edad

    Nivel

    educativo

    Estado

    civil

    Nm.

    dehijos

    Ocupacin

    Colonia

    Francisco

    33

    Sec.

    Incom.

    Casado

    3

    Obreroenfb

    rica

    detabique

    Copalera

    Juana

    37

    Prim.

    Comp.

    Casada

    3

    Amadecasa

    LomasdeTotolco

    Esther

    40

    Prim.

    Comp.

    Soltera

    Comercioinformal

    Copalera

    Ana

    45

    Prim.

    Comp.

    Casada

    6

    Amadecasa

    LomasdeTotolco

    Julia

    26

    Sec.

    Comp.

    Separad

    a

    3

    Comercioinformal

    LomasdeTotolco

    Ignacio

    57

    Prim.

    Comp.

    Casado

    5

    Obreroenfb

    rica

    deplsticos

    Plateros

    Fernando

    23

    Universidad

    Soltero

    Tcnicoenem

    presa

    dealimentos

    Plateros

    Luis

    41

    Universidad

    Casado

    3

    Maestrodeprimaria

    SanPedro

    Ricardo

    81

    Prim.

    Comp.

    Casado

    4

    Comercioinformal

    SanAgustn

    Diego

    29

    Universidad

    Soltero

    Desempleado

    SanAgustn

    Marcela

    37

    Prep.

    Comp.

    Casada

    2

    Amadecasa

    Acuitlapilco

    Cristina

    32

    Prim.

    Incom.

    Casada

    2

    Amadecasa

    CiudadAlegre

    Jorge

    31

    Universidad

    Casado

    1

    Estudiante

    Acuitlapilco

    Andrs

    22

    Sec.

    Incom.

    Casado

    1

    Desempleado

    CiudadAlegre

    Carlos

    24

    Prep.

    Comp.

    Casado

    1

    Empleadoen

    cibercaf

    Plateros

    Marta

    26

    Prep.

    Incom.

    Soltera

    Empleadaen

    Centro

    deSalud

    Acuitlapilco

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    escuelas primarias y centros de desarrollo comunitario, as como a unfuncionario municipal del rea de cultura.

    Se utiliz una muestra terica, por lo que la seleccin de los entre-

    vistados, a travs de la tcnica de bola de nieve, fue intencional noprobabilstica, procurando incluir diversos perfiles en trminos degnero, edad, nivel educativo, ocupacin, posicin en el hogar y coloniade residencia, como se muestra en el cuadro 1.4

    Las entrevistas se realizaron de manera individual y fueron grabadas,con una duracin promedio de noventa minutos, y transcritas para ana-lizarlas. El trabajo de campo se llev a cabo entre noviembre de 2007 ymayo de 2008. Durante el mismo, adems de las entrevistas, se realiza-ron numerosos recorridos por diversas colonias del municipio, visitando

    escuelas, centros de salud, tianguis y tiraderos de basura, y se levant unregistro fotogrfico. Tambin se analiz la informacin sobre el municipioaparecida en dos peridicos de circulacin nacional (El Universal y LaJornada) durante el periodo 1996-2008.

    PROBLEMATIZANDOLAEXPERIENCIADELAPOBREZAURBANA

    El debate contemporneo sobre la pobreza se ha enriquecido por laemergencia de nuevas perspectivas que cuestionan y trascienden las tradi-

    cionales visiones econmicas, que conceptualizan a la pobreza de maneraesttica y la limitan al ingreso y el consumo. Las nociones de privacinrelativa, capacidades, vulnerabilidad, activos y estructura de oportuni-dades, as como de exclusin, han conducido a un creciente reconoci-miento del carcter multidimensional y dinmico de la privacin y susrelaciones con la polarizacin, diferenciacin y desigualdad sociales (Ba-yn, 2008a). En el marco de estos nuevos enfoques, la pobreza es abordadacomo un proceso, como una trayectoria en la que se pasa por distintasfases, marcada por rupturas, desfases e interrupciones; por desventajas

    que se acumulan durante la experiencia biogrfica, generando un pro-

    4El muestreo terico es un proceso de recoleccin de datos mediante el cual, demanera simultnea, el investigador recolecta, codifica y analiza los datos, y con baseen las categoras emergentes de este proceso decide qu tipo de datos recolectar en lasiguiente etapa. Esto supone que las decisiones referentes a la muestra se realizan sobrebases analticas que se desarrollan durante el curso de la investigacin (Glaser, 1978;Coyne, 1997).

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    gresivo debilitamiento de los lazos que mantienen y definen la condicinde pertenencia en una sociedad.

    A partir de estas perspectivas, se problematiz la experiencia de la po-

    breza urbana en la actualidad. Comparto la observacin (y preocupacin)de Bourdieu cuando seala que, en tanto que representaciones comple-jas y mltiples, los lugares difciles como los barrios de las periferiasurbanas son, antes que nada, difciles de describir y pensar; es precisoreemplazar las imgenes simplistas y unilaterales por una representacincompleja y mltiple, fundada en la expresin de las mismas realidadesen discursos diferentes (1999a: 9).

    En reas espacialmente segregadas, como la que se analiza de la zonametropolitana de la ciudad de Mxico, de pobreza homognea y larga

    data, pobremente equipadas, donde los pobres viven e interactan conotros pobres, podra suponerse que, dada su familiaridad, la privacin noes estigmatizante ni constituye una fuente de malestar e insatisfaccinpara quienes la padecen. La capacidad de adaptacin de los pobresa la precariedad, gracias a sus redes de reciprocidad y creatividad parainventar trabajo, podra conducirnos a pensar que la experiencia de lapobreza en estos contextos es menos problemtica y excluyente, acer-cndose a un tipo de pobreza integrada, segn la tipologa propuestapor Paugam (2007).5

    Esta visin un poco romantizada de la vida cotidiana de los pobresen reas de pobreza extendida estuvo presente en numerosos estudiossobre la pobreza en las ciudades latinoamericanas, sobre todo durantelas dcadas de los sesenta y setenta (en un contexto en el que la pobrezatena un carcter ms integrado).6El debate terico acerca de la margi-nalidad se dio en un contexto particular, el modelo de industrializacin

    5A partir de la conjuncin de tres tipos de factores explicativos econmicos (de-sarrollo y mercado de trabajo), sociales (forma e intensidad de los vnculos sociales) ypolticos (sistemas de proteccin y de accin social) Paugam (2007) propone tres for-mas elementales o tipos ideales de pobreza: pobreza marginal, pobreza descalificadoray pobreza integrada.

    6Como seala Eckstein (1990), los asentamientos de las periferias urbanas eranvisualizados como barriadas de esperanza (slums of hope), como soluciones, al menosparciales, a los problemas econmicos y de vivienda de los pobres: ofrecan posibilidadesde autoconstruir sus viviendas a costos relativamente bajos, de tener acceso a la pro-piedad con fines de generacin de ingresos (para rentar o instalar sus propios negociosen la vivienda), de participar en poltica, en movimientos urbanos para el acceso a ser-vicios urbanos y mejoramiento, as como de construir un ambiente que permitiera criary educar a sus hijos.

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    por sustitucin de importaciones, donde el rol del Estado y el del merca-do interno, los procesos de industrializacin y urbanizacin, junto a unmercado de trabajo ms dinmico, contribuyeron a desarrollar estrategias

    de supervivencia entre los pobres urbanos y en algunas sociedades msque en otras alimentar expectativas de mejoramiento futuro y movilidadsocial de importantes sectores de la poblacin.

    Los cambios en el modelo de desarrollo y las profundas transforma-ciones experimentadas en el escenario socioeconmico a partir de ladcada de los ochenta, y con mayor intensidad en las dcadas siguien-tes, fueron generando un contexto ms hostil para los pobres urbanos ycondujeron, de manera progresiva, a un cambio en las perspectivas deanlisis de la pobreza.

    Como lo evidencian la literatura y el debate acadmico ms reciente,la rigidizacin de la estructura social, las menores (y peores) oportuni-dades laborales para los trabajadores con bajos niveles educativos, lamayor concentracin espacial de la pobreza y la creciente malignidad dela segregacin, junto a la pulverizacin de los (histricamente limitados)mecanismos de proteccin por parte del Estado en estrategias de (hiper)focalizacin, hicieron de la pobreza en las ciudades latinoamericanas unaexperiencia ms compleja, difcil y excluyente.7Estos elementos, aunadosa la erosin y redundancia de las redes familiares y comunitarias, condu-

    jeron a profundas transformaciones en la experiencia cotidiana en estosespacios8y las oportunidades orientadas a superar no simplementemitigar las situaciones de desventaja se hicieron cada vez ms escasas,remotas o inexistentes. El optimismo de las dcadas previas ya no permi-ta dar cuenta de la realidad de los pobres en estas reas y los recursosde la pobreza dieron paso a la pobreza de recursos (Gonzlez de laRocha, 2001).

    7Vanse, entre otros, Sabatini et al. (2001); Katzman y Wormald (2002); Gonzlez dela Rocha et al. (2004); Pearlman (2006); Caldeira (2007); Sarav (2007) y Bayn (2008).

    8No se trata de un problema de escasez o de que las redes desaparezcan. Las re-des con las que cuentan quienes pertenecen a los sectores ms desfavorecidos y sobretodo en reas de pobreza homognea estn bsicamente constituidas por lazos fuertes,como familiares y amigos en similares situaciones de desventaja, que suelen ser pocoefectivas para la obtencin de ciertos recursos que van ms all de las necesidades inme-diatas. Este tipo de redes permite sobrevivir, acceder a apoyo en tiempos de crisis, peroes poco probable que contribuya a la acumulacin significativa de otros activos o la nece-saria diversificacin de recursos para superar situaciones de desventaja. Vanse Portes yLandholt (1996) y Bebbington (2005).

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    En los aos sesenta y setenta, los marginales eran quienes estabanfuera de la cultura y las instituciones dominantes, y su incorporacindependa del mayor acceso a la educacin y los servicios de salud, as

    como de la normalizacin de su situacin en materia de vivienda. Si biendicho acceso se ampli, de manera paralela se fueron profundizando lasbrechas sociales y la calidad de los servicios no simplemente el acce-so pas a ser determinante en las posibilidades de alcanzar mejoresniveles de vida. Las familias ms acomodadas recurrieron de maneracreciente a escuelas y servicios de salud privados y tendieron a recluirseen comunidades cerradas, lo que no slo redujo los espacios de encuen-tro entre las diferentes clases sociales, sino que debilit las posibilidadesde crear coaliciones polticas para incrementar el gasto y la calidad de

    los servicios pblicos; los sectores ms ricos tendieron a monopolizar elacceso a educacin y a los cada vez ms escasos empleos de calidad(Roberts y Woods, 2005). Las expectativas de movilidad social de lossectores ms desfavorecidos, centradas en el empleo, comenzaron a de-bilitarse, desalentando las aspiraciones educativas y de mejora en otrosaspectos. En este contexto, ms que en los trminosdentro-fuera, la clavede los procesos de exclusin social debe buscarse en los trminos de laincorporacin de vastos sectores sociales, en sus patrones de integracin,que dan lugar a una inclusin desfavorable, a una ciudadana de segunda

    clase (Faria, 1994; Sen, 2000; Roberts, 2004).No se trata slo de un cambio de perspectiva para analizar la priva-cin social, sino de profundas transformaciones en la experiencia de lapobreza.

    BREVECARACTERIZACINDELALOCALIDADDEESTUDIO

    Si bien en un rea metropolitana con alta incidencia de la pobreza, comosucede en la ciudad de Mxico, los pobres se distribuyen prcticamente

    en toda el rea urbana, los grupos ms desfavorecidos no slo tiendena concentrarse en las zonas con mayores desventajas en trminos deinfraestructura urbana, calidad del suelo, acceso y calidad de servicios yoportunidades laborales a nivel local, sino que esas reas son las quehan experimentado el mayor crecimiento poblacional en las ltimas dosdcadas. Las reas de concentracin de la pobreza no slo persisten, sinoque crecen y se hacen ms densas, potenciando los procesos de exclusinsocial (Bayn, 2008b).

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    CUADRO2CARACTERSTICASSELECCIONADASDELAZONAMETROPOLITANA

    DELACIUDADDEMXICO(ZMCM) YDELMUNICIPIODECHIMALHUACN, 2005

    ZMCM Chimalhuacn

    Poblacin

    Poblacin total 19 239 910 525 389

    Poblacin de 0-14 aos (%) 27.2 33.4

    Poblacin de 15-24 aos (%) 17.8 20.2

    Poblacin de 15-64 aos (%) 67.3 61.1

    Poblacin de 65 aos y ms (%) 5.5 2.3

    Mujeres 12-19 aos con unoo ms hijos nacidos vivos (%) 5.8 8.5

    Educacin

    Asistencia escolar segn grupo de edad

    5-9 aos 95.4 94.9

    10-14 aos 95.9 93.1

    15-19 aos 62.2 47.4

    20-24 aos 27.1 12.2

    Aos promedio de escolaridad(poblacin de 15 aos o ms) 10.1 7.6

    Trabajo e ingresosa

    Poblacin econmicamente activa (%) 62.3 50.9

    Poblacin desocupada (%) 3.8 1.7

    Poblacin ocupada por cuentapropia (%) 18.4 22.9

    Poblacin que trabaj

    ms de 48 horas semanales (%) 31.6 49.8Poblacin ocupadacon 2 salarios mnimos o menos (%) 25.1 53.1

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    CONT.

    ZMCM Chimalhuacn

    Salud

    Poblacin no derechohabientea servicios de salud 46.5 65.9

    Vivienda

    Viviendas que disponen

    de computadora

    30.9 9.7

    Viviendas sin refrigerador 16.2 27.6Viviendas con algn nivel

    de hacinamientob29.3 58.8

    Pobreza (personas)

    Pobreza alimentariab (indigencia) 5.4d 15.9Pobreza patrimonialc(pobreza) 31.8d 63.8

    Nota: aCorresponde al ao 2000. bPobreza alimentaria: proporcin de personas cuyoingresoper capita a nivel de su hogar es menor al necesario para cubrir el patrn deconsumo alimentario bsico. cPobreza patrimonial: proporcin de personas cuyo in-greso per capita a nivel de su hogar es menor al necesario para cubrir el patrn deconsumo bsico de alimentacin, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte pblicoy educacin. dCorresponde al Distrito Federal.Fuentes: INEGI, 2005; Conapo, 2005; Coneval, 2007)d.

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    Duhau (2008) seala que la evolucin reciente de la divisin del espacioa gran escala en la ciudad de Mxico evidencia un marcado crecimientode la poblacin residente en reas con grandes carencias, lo que implica

    que la forma dominante de integracin a la ciudad de las clases populares,las colonias de autoconstruccin, podra estar perdiendo, o al menos re-duciendo, su capacidad integradora. Por otro lado, esta evolucin muestrauna tendencia a la concentracin de los hogares ms pobres en grandesaglomeraciones de pobreza, particularmente al oriente de la ciudad,donde reside alrededor de 40% de la poblacin metropolitana.9En estazona se ubica Chimalhuacn, el municipio con mayor concentracin dedesventajas de la zona metropolitana de la ciudad de Mxico y unode los ms pobres del estado de Mxico (cuadro 2).10

    Como lo muestra el cuadro 2, la magnitud de las privaciones en el lugares alarmante y considerablemente mayor a las de la zona metropolitana dela ciudad de Mxico: ms del 60% de su poblacin es pobre, la mitad de losocupados gana dos salarios mnimos (alrededor de doscientos dlares) omenos porcentaje que duplica al de la zona metropolitana y trabajams de 48 horas a la semana; un tercio de la poblacin es menor de 14aos; la mitad de los jvenes de entre 15 y 19 aos no asiste a la escuela, yde los jvenes de entre 20 y 24 aos, slo uno de cada diez permanece enel sistema escolar menos de la mitad que en la zona metropolitana.

    Dos de cada tres habitantes no tienen acceso a los servicios de salud queprovee el sistema de seguridad social; slo 10% de las viviendas disponede computadora frente al 30% de la zona metropolitana; casi 30%no cuenta con refrigerador y 60% tiene algn nivel de hacinamiento. Enel 2000, 80% de la poblacin de Chimalhuacn resida en reas geoes-tadsticas de nivel socioeconmico muy bajo (Duhau, 2008: 206), lo queevidencia una alta homogeneidad social.

    Este municipio, localizado a unos 30 kilmetros del centro (zcalo) delDistrito Federal, en lo que fue el vaso del lago de Texcoco, y con una po-blacin que ronda los seiscientos mil habitantes, es una de las localidadesmetropolitanas que mayor crecimiento poblacional han experimentadoen los ltimos aos, sobre todo durante la dcada de los noventa. Las

    9El oriente abarca desde Tecmac y Ecatepec, en el noreste, pasando por Chi-malhuacn, Nezahualcyotl e Iztapalapa, al este del centro, hasta La Paz, Ixtapaluca,Tlhuac y Chalco, en el sureste de la ciudad.

    10La zona metropolitana de la ciudad de Mxico incluye 57 localidades: 16 delega-ciones del Distrito Federal y 41 municipios conurbados (cuarenta del estado de Mxicoy uno del estado de Hidalgo).

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    entrevistas se realizaron en diversas colonias (cuadro 1) ubicadas en loque se conoce como la zona baja del cerro de Chimalhuacn, donde seconcentra la mayor parte de la poblacin del municipio (Vega, 1994).

    El factor de atraccin poblacional no es, ciertamente, el mercadode trabajo local, sino la posibilidad de contar con una vivienda pro-pia mediante la autoconstruccin, dada la disponibilidad de terrenosa menores precios, generalmente ubicados en asentamientos informales,de suelo salitroso, escasa permeabilidad y susceptibles a inundaciones.El acceso a estos lotes, as como la provisin de servicios pblicos,como agua, drenaje, luz, pavimentacin, etc., suele estar ligado a lasprcticas clientelares y a los cacicazgos polticos que tienen el con-trol de la zona. Es el nico municipio del rea metropolitana que

    nunca ha experimentado alternancia poltica, gobernado ininterrumpi-damente por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) desde 1940.La infraestructura urbana bsica es altamente precaria. El sistema de

    transporte pblico padece profundas deficiencias y son frecuentes losaccidentes, provocados por autobuses en psimo estado (conocidos co-mo chimecos) que circulan por la zona a velocidad alta, a menudo con-ducidos por choferes muy jvenes. A este tipo de transporte se sumanlos numerosos bicitaxis y mototaxis, que constituyen una alternativade bajo costo informal y controlada por organizaciones populares

    ligadas a los partidos polticos para trasladarse en distancias cortas.Las carretas tiradas por burros o caballos para la recoleccin de basurason parte del paisaje urbano, as como las montaas de escombros ybasura en las calles, 70% de las cuales no estn pavimentadas. Las casasen permanente estado de construccin, junto a la ausencia de rbolesy espacios verdes, hacen del gris la tonalidad predominante en el lugar.La escasa presencia de servicios pblicos de salud (nueve centros de saludde primer nivel, slo un hospital de segundo nivel y ninguno de tercernivel)11se traduce en la proliferacin de clnicas y consultorios privados,escasamente regulados y con dudosos estndares de calidad e higiene. Laprincipal actividad econmica a nivel local es el comercio informal, comolo hacen evidente los ms de ochenta tianguis y casi cincuenta mercadospblicos que atraviesan las calles del municipio. 12

    11Vase [Consulta: 30 de agosto de 2009].12En:

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    Es en este contexto de fuerte concentracin de desventajas donde seindagan las representaciones y experiencias de la pobreza y la desigualdadque se presentan a continuacin.

    LOSPOBRESYLASREPRESENTACIONESDELAPOBREZA:CULPANDOALAVCTIMA?

    Una representacin social puede ser definida como una visin funcionaldel mundo que permite al individuo o al grupo conferir sentido a susconductas y entender la realidad a travs de su propio sistema de refe-rencias, y, por lo mismo, adaptarse a dicha realidad y definir en ella unlugar para s (Moscovici, 2000).

    Respecto a las representaciones de la pobreza, su atribucin a unacausa individual o colectiva es, en s misma, un importante indicadorde las maneras en que los individuos y las sociedades se relacionan conella. Las percepciones pblicas de la pobreza tienen un rol clave enla legitimacin de la desigualdad y en la delimitacin de las fronterasde la intervencin del Estado en la provisin de bienestar en general y delcombate a la pobreza en particular (Lepianka et al., 2010).

    La estigmatizacin de los pobres es ms evidente en contextos dondepredomina una visin de la pobreza atribuida a causas individuales, lo

    que genera un discurso moralizador. Desde esta visin, los pobres sonconsiderados culpables de su propia situacin, de no hacer lo nece-sario por y para s mismos, producto de una cultura de la pobreza yde situaciones anmicas que se transmiten intergeneracionalmente. Laexplicacin por la pereza si no trabaja es porque no quiere, porquees un flojo remite a una idea moral basada en el deber y en la ticadel trabajo. Los pobres son acusados de no hacer lo suficiente por ellosmismos, y el gobierno, por tanto, no tiene la obligacin de ocuparse deellos. En contraste, una explicacin que pone nfasis en la dimensin

    social o en las causas estructurales de la pobreza remite a una idea msglobal de la sociedad, destacando la posicin desfavorable de los pobresen la estructura social, por lo que los poderes pblicos tienen el deberde ayudarlos para lograr una mayor justicia social (Oorschot y Halman,2000; Paugam, 2007; Reidpath et al., 2005). Esto nos remite nuevamentea Simmel ([1908] 1986), quien advierte de las relaciones entre las provi-siones sociales destinadas a los pobres y las percepciones sobre las causasde la pobreza: la generosidad de las polticas destinadas a los pobres

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    en general dependen del grado en que los pobres son culpados por supropia situacin.

    El estigma caracteriza la situacin del individuo inhabilitado para una

    plena aceptacin social y hace referencia a un atributo profundamentedesacreditador; es la marca que surge cuando una persona es juzgadacomo incapaz o indigna para compartir recursos sociales (Goffman, 1970).La estigmatizacin emerge como un proceso social que involucra desdela identificacin y el etiquetamiento de grupos con menor valor socialhasta los actos de discriminacin y exclusin social como los puntos oetapas finales de este proceso.

    El carcter marcadamente desfavorable, segmentado y precario de laintegracin de los pobres en sociedades como la mexicana, se expresa

    en calidades diferenciadas de ciudadana y est atravesado por la discrimi-nacin y el estigma. Segn la encuesta Lo que Dicen los Pobres, realizadapor la Secretara de Desarrollo Social entre la poblacin en condicin depobreza en 2003, seis de cada diez entrevistados consideran que en elpas hay mexicanos de primera y de segunda y ocho de cada diez con-sideran que son tratados como ciudadanos de segunda; nueve de cadadiez consideran que en este pas se discrimina a los pobres, entre otrosmotivos, por la falta de dinero, de educacin y por su forma de vestir,y seis de cada diez han sentido que sus derechos son vulnerados por su

    situacin econmica, por su nivel educativo y por el barrio en el que viven(Bayn, 2009). La Encuesta Nacional sobre Discriminacin, realizada en2005, muestra que dos de cada cinco consideran que los pobres los sonporque no se esfuerzan lo suficiente; ms de tres de cada cinco (68%)sienten desconfianza cuando una persona de aspecto pobre se acerca aellos y para la mitad de los entrevistados la reaccin ms comn en estasituacin es el rechazo.13

    Las representaciones sobre los modos de vida de los sectores ms des-favorecidos y sobre los lugares donde viven suelen oscurecer las causas desus desventajas. Las caractersticas culturales de los sectores pobrestienden a ser causalmente fusionadas con las caractersticas econmicasde la pobreza (Haylett, 2003). As, los recursos educativos, el empleo ylos niveles de ingreso suelen discutirse junto a (y sin ser distinguidosde) las diferencias en la estructura familiar, la crianza de los hijos y las

    13Vase [Consulta: 20 de di-ciembre de 2009].

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    actitudes de los jvenes hacia la educacin, el trabajo y el delito. De estamanera, los componentes estructurales de la pobreza y la desigualdad sediluyen, y ambas se legitiman, enmascaradas por el efecto de la naturali-

    zacin (Bourdieu, 1999b). En este contexto, como lo muestran los relatosde los entrevistados, no es extrao que los prejuicios y estereotipos delas clases medias y altas respecto a los pobres sean compartidos por losmismos pobres.

    Hay veces que si son pobres de dinero es porque a la gente no le gusta tra-bajar, porque no le gusta buscar trabajo... salen a la calle rogndole a Diosno encontrar []. Depende tambin de la gente; la gente floja se queja deque no tiene dinero, pero tampoco buscan qu hacer, o que... digamos enel Metro, pidiendo limosna, seoras jvenes pidiendo dinero con su nio,

    cuando hay veces que aunque sea de lavaplatos, barriendo las casas, no s,pero el chiste es sacar el dinero para darle de comer a los hijos, no?, quees lo principal []. Y esas personas, en lugar de causarme dolor, la verdad,a m me causan vergenza [] creo que eso s es una vergenza (Marina,35 aos).

    En la medida en que los grupos estigmatizados ms internalizan la visindominante acerca de su menor estatus, es menos probable que desafenlas formas estructurales de discriminacin que bloquean su acceso a di-versas oportunidades. La criminalizacin simblica de ciertas categorassociales es un proceso social tan dominante y difundido que hasta laspropias vctimas de los estereotipos acaban por reproducirlos, aunque demanera ambigua (Link y Phelan, 2001; Caldeira, 2007). Una explicacinindividual de la pobreza entre quienes experimentan necesidades mate-riales probablemente constituye un intento por distanciarse, psicolgica yemocionalmente, de un estrato social con el cual no quieren ser asociados(Lepianka et al., 2010). La pobreza emerge, en algunas narrativas, comouna cuestin de actitud. El pobre es el tramposo, el que no se esfuerza,el que no le echa suficientes ganas, el otro.

    Crees que hay mucha pobreza aqu, en Chimalhuacn? Muchos pobres?

    No, no tanto... No este no, pobres no. O sea, s hay gente que... es muyhumilde, muy... pero pobre no, yo digo que no hay mucha... o sea, s hay...hay poca pobreza. Depende de cmo uno quiera vivir, porque como le vuel-

    vo a decir, vea a los nios que estn... que en el Metro andan descalzos ytodo, qu tal si pueden llegar a su casa, y all viven bien, o sea, uno cmose da cuenta de la pobreza? Cmo sabe que ellos son pobres?... Qu tal sial rato estn ellos mismos engaando a uno? (Graciela, 28 aos).

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    Pues yo siento que [la causa de que exista pobreza] es mucho la dejadez dela persona. Mucho, mucho la dejadez (...); t ves una pobreza as de casade cartn y todo eso, como ves a las personas, sucias, su casa sucia, el niosucio, encuerado, sin peinar; yo siento que eso esa actitud de las perso-nas de dejadez eso es lo que hace que la persona sea pobre []. Enton-ces un gran defecto de aqu es la dejadez de la gente, que diga ay, pus

    ya, as, no? que no tengan ese hbito de progresar (Carlos, 24 aos).

    Las imgenes sociales de la pobreza que culpabilizan a la vctima, aso-ciadas a una dbil tica del trabajo, y el llamado permanente a trabajarduro, ignoran las evidencias de la altamente precaria insercin laboralde los pobres, que frecuentemente buscan ms trabajo sin encontrarlo oque trabajan largas jornadas a cambio de magrsimos salarios (Chaffel,

    1997). La explicacin de la pobreza por la pereza choca con una reali-dad ampliamente extendida entre los sectores ms desfavorecidos, la deltrabajador pobre, la de quien aunque le eche muchas ganas no dejade sufrir privaciones.14En un contexto de precariedad e informalidadgeneralizada, el trabajo es concebido como cualquier actividad genera-dora de ingresos, como una fuente de supervivencia que no se asocia conuna vida digna ni con la proteccin social caracterstica de la sociedadsalarial.

    Aqu no hay mucha pobreza, porque, a pesar de todo, los pocos trabajosque hay por aqu te dan para vivir. Muchos bsicos, no? Muchos buenos,muchos no. Yo siento que la misma pobreza se va viendo conforme a laspersonas que no quieren trabajar [] porque trabajos hay. Trabajos patodo; de albailera, con el bicitaxi, en los colados, de barrendero, si quieresquedarte a lavar los trastes o lo que t quieras, te dan trabajo. De una u otraforma puedes generar dinero [] (Martn, 28 aos).

    Las percepciones individuales del mundo social estn filtradas por marcosculturales que destacan ciertos aspectos de la realidad y ocultan otros.

    Son modos de entender cmo funciona el mundo, definiendo horizontesde posibilidades y proyectos de vida (Small et al., 2010). Dado que dife-rentes marcos culturales pueden coexistir en un mismo espacio, no hayun conjunto homogneo de respuestas culturales frente a condiciones

    14Portes y Hoffman (2003: 59) sealan que 75% de la poblacin ocupada en Am-rica Latina no recibe suficientes ingresos para superar los niveles de pobreza, por lo queser un trabajador en la regin es equivalente a ser pobre; es decir, no es necesario estardesempleado para situarse por debajo de los umbrales de la pobreza.

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    de privacin. As, si bien entre los entrevistados tiende a predominaruna visin individual de la pobreza, su atribucin a causas estructurales,como el desigual acceso a oportunidades educativas y laborales y la in-

    justa distribucin de la riqueza, aunque poco extendida, no est ausente,particularmente entre los (pocos) jvenes que lograron mayores niveleseducativos. Es el caso de Santiago (de 33 aos), casado y padre de treshijos, quien luego de ms de diez aos periodo durante el cual se cas,tuvo a sus hijos y cruz dos veces la frontera para trabajar como indo-cumentado logr terminar la carrera de biologa en la universidad,aunque sigue trabajando en la construccin.

    Pues... no s; o sea, la pobreza yo creo que es nada ms el no tener puesun buen trabajo, no? No tener acceso a la educacin, a educarse, no? Notiene que ver con el tener cosas, porque el tener cosas cualquiera puedetener cosas, no? [] Porque el cuate que tiene dinero siempre quiere te-ner ms, no se conforma con lo que ya tiene, sino que quiere ms y quierems y quiere [] y el que trabaja, el que hace el trabajo, a ese pues se ledeteriora su vida en ese trabajo y nunca tiene nada similar al que nada msexplota, no? (Santiago, 33 aos).

    LASIMGENESPROPIASDELLUGAR: ENTREELMALESTARYLARESIGNACIN

    Las representaciones de la pobreza analizadas permean las imgenes dellugar de los residentes de Chimalhuacn. Estas imgenes, complejas ymltiples, emergen como la conjuncin de diversos elementos expe-riencia urbana previa, edad, gnero, nivel educativo, posicin en el hogar,tiempo de residencia, participacin laboral, etctera. Las trayectoriasresidenciales hacen evidente que, ms all del origen rural de algunosentrevistados, la gran mayora tiene una experiencia urbana previa a sullegada a Chimalhuacn, lo que contrasta con la de los migrantes rura-

    les que en las dcadas de los cincuenta y sesenta poblaban las periferiasurbanas. Gran parte de los actuales pobladores de las periferias sonla segunda o tercera generacin de residentes en estas reas (Duhau yGiglia, 2008). La experiencia urbana se ha desarrollado, en general, encolonias populares ms consolidadas, tambin situadas al oriente de laciudad sobre todo en Nezahualcyotl e Iztapalapa, de donde emi-graron tras la imposibilidad de seguir afrontando una renta mensual ypor la necesidad de adquirir un terreno barato. Son precisamente estas

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    colonias las que constituyen sus referentes de normalidad urbana, de loque supone vivir en la ciudad. Chimalhuacn constituye lo que Lindn(2006) caracteriza como periferias excluidas, donde la localizacin peri-

    frica se vive como lejana, en el sentido de inaccesibilidad y exclusin,de estar fuera de la ciudad.

    Al principio aqu se me hizo bien pesado; yo lo vea feo, no? Yo deca: Ay,est bien feo! Hasta a mi esposo le reclamaba; le deca que por qu me tra-

    jo a vivir aqu. Como yo gracias a Dios... all en el Distrito todo est pa-vimentado, hay ms comercios. Y s, al principio deca pa qu me trajistepara ac? Y cmo llevaba a mi hija a la escuela en el Distrito? Porque yono la quera cambiar para ac... y s se me haca ms pesado [].

    Le gustara mudarse, irse a vivir a otro lugar?

    No, nada ms lo que me gustara es que ya se pavimentara aqu, ya Por-que yo digo que con el tiempo va a estar todo ms normal, no?, as que hayque darle ms tiempo al tiempo, porque s [], o sea... dentro de lo quecabe no est as tan mal, pero s le faltan muchas cosas (Virginia, 40 aos).

    Aunque, en general, en las narrativas hay una dbil memoria de tiem-pos mejores en trminos de sus condiciones de vida, empleo, etc. ,parece existir una memoria de lugares mejores, menos alejados, con msservicios, como escuelas y hospitales, comercios y medios de transporte.

    Mudarse a Chimalhuacn luego de haber vivido en reas ms consolidadaspuede representar, adems de la (nica) oportunidad de tener accesoa una vivienda propia, un deterioro en la calidad de vida urbana, que esevidente sobre todo en la menor accesibilidad y peor calidad de losservicios. Es precisamente esta experiencia urbana previa una de las di-mensiones relevantes a la hora de interpretar los signos de insatisfacciny malestar con el lugar.

    A Chimalhuacn llegamos a vivir cuando yo tena 11 aos y sigue sin

    gustarme []. Cuando llegamos no me gustaba porque yo viva en Neza;15

    las calles estaban pavimentadas, tenamos todos los servicios [] yo estabachiquita, pero yo me acuerdo que podas estar en la calle a las diez de lanoche y jugabas, y no pasaba nada. Entonces, de repente llegas a un lugaren donde todo es campo, y ests solo y donde quiera que volteas todo esoscuridad y no tienes amigos, y no tienes ningn servicio, es como queno, yo no quiero estar aqu. Y luego vas creciendo y no es que haya casas o

    15Nezase refiere a Nezahualcyotl.

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    no, no hay servicios, todo est lejos []. Y ahora lo que no me gusta es quela gente no hace nada por crecer [] y la gente a fin de cuentas es aptica

    y no le importa. Eso no me gusta. Eso no me gusta de donde vivo (Marta,26 aos).

    Las percepciones acerca de la colonia (el barrio) muestran contrastes entrminos de gnero, siendo mayores los niveles de insatisfaccin entrelas mujeres que entre los hombres, sobre todo en las mujeres casadas ycon hijos, muchas de las cuales no trabajan fuera del hogar, por lo quepermanecen la mayor parte del tiempo en su colonia y recluidas en suscasas. Son ellas quienes, en mayor medida, experimentan la falta y bajacalidad de los servicios y de espacios recreativos, el polvo por la falta depavimentacin, la insuficiente recoleccin de basura, la inseguridad. Si

    bien la posibilidad de tener acceso a una casa propia es la principal fuen-te de satisfaccin con el lugar, esto no borra el disgusto por el cmulode carencias; junto al malestar hay una tcita aceptacin de su situacincomo un destino frente al cual poco se puede hacer. Duhau y Giglia(2008) destacan que este patrn de asentamiento informal genera con-diciones durables de precariedad que se vuelven crnicas y terminan porser consideradas normales, como, por ejemplo, las fallas en la conexinde luz, la falta de aceras, las construcciones a medio acabar, la escasez ymala calidad del servicio de transporte pblico.

    [] Me gustara, pues, que ya se pavimentara... que hubiera ms alumbra-do, y este... que igual, como le digo, que hubiera ms... una escuela que es-tuviera dando otras clases a los nios, otras actividades. No lo hay. Meterlosa no s, al karate, a computacin []. Parques tampoco hay; entonces,tambin por eso los nios pues estn obesitos, obesos, por lo mismo deque... a dnde los lleva uno? [] Entonces, ahora no, no me gusta muchomucho mi colonia, porque s me gustara que hubiera parques de diversio-nes, donde hubiera ms alumbrado, ms vigilancia []. Es lo ms baratoaqu, estas zonas son las ms baratas, para comprar un terreno [] no le

    hace que est feo, y no hay alumbrado, y no hay drenaje, y no hay vigilan-cia, pero pus ya constru mi casa, ya no estoy pagando renta. Ac estn un50% ms baratos los terrenos que por Neza, que por... por lugares ms cer-canos al centro, carsimo all (Luca, 48 aos).

    Bueno, ahorita esta colonia es muy fea, porque hay mucha tierra, no haybanquetas, la luz est muy mal, no hay parques recreativos, no hay super-mercado cerca... Este... y qu ms te dir? Insegura... pues puede ser que s

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    est un poquito insegura [] pero... dentro de lo que cabe, qu podemospedir, no? (Esther, 40 aos).

    El reconocimiento de las carencias no se traduce necesariamente en ma-lestar con el lugar. Quienes muestran mayores niveles de satisfaccin son,paradjicamente, quienes por sus largas jornadas de trabajo pasan menostiempo en su colonia. Para algunos de los entrevistados, particularmentehombres jvenes, junto al reconocimiento de las mltiples desventajascomo la baja calidad de los servicios, la inseguridad y la violencia lacolonia es percibida como tranquila, lo que podra estar evidenciandono slo una naturalizacin de las desventajas, sino un mayor sentido depertenencia al lugar, la reafirmacin de nosotros (los de aqu) frente aellos (los de afuera).

    Cmo es tu colonia? A alguien que no conoce aqu, cmo le diras que es?

    [] Pues con mucha honestidad... es un... es un municipio que la verdadno se preocupa por su comunidad, donde los servicios van con una lentitudextrema []. Bueno, de hecho est creciendo la inseguridad, y se estn vol-

    viendo muy violentas las calles de por aqu en la colonia. Y pues todos losservicios, de repente, fallan bastante, como, digamos, el agua, la luz, sobretodo, es la que... 15 das tienes luz y 15 das no [] van metiendo el drenaje

    y que de repente no funciona, o van metiendo las banquetas slo en ciertos

    lugares [].Te gusta vivir aqu?

    Pues de hecho fjate que soy de las personas que salgo a trabajar, y en lastardes, llegando del trabajo ya no salgo. No convivo con nadie de los veci-nos, no salgo yo digamos a cotorrear con alguien. Me gusta mi tranquilidad[]; aqu donde yo vivo s tengo un espacio de tranquilidad (Francisco, 33aos).

    Como trabajo todo el da, ya no me doy cuenta de cmo est la situacin.

    Como en todos lados, no? Hay bandas, hay gente que no tiene nada quehacer, y pues all est; pero pues... en cuanto a la gente que aqu vivimos,nos respetan, porque saben... que siempre uno est en el mismo lado, ysiempre los vas a encontrar all. Entonces... no les conviene []. La coloniaes buena. Yo digo que... s me gusta vivir aqu, pero podramos estar mejor...(Fernando, 23 aos).

    En un contexto de precariedad e informalidad persistente y permanente,donde las desventajas se multiplican y acumulan, y los servicios a los que

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    tienen acceso los pobres son de bajsima calidad, no sorprende que elEstado est ausente en el imaginario de los sectores ms desfavorecidoscomo referente y garante de proteccin social. Las carencias del lugar

    y su superacin tienden a ser percibidas como el resultado del esfuerzoindividual. Los rezagos emergen en algunas narrativas como el resulta-do de la actitud de resignacin y conformismo de los pobres, en unasuerte de autoculpabilizacin.

    Las desventajas [de vivir en Chimalhuacn] seran que hay mucha drogadic-cin, mucha delincuencia; que hay mucha pobreza, mucha, mucha pobreza.Que no tenemos acceso a muchos lugares para trabajar. O sea, la gentede aqu se tiene que valer o... ya sea de un tallercito para costura, maquila; dealgn comercio, de alguna tiendita, de vender algo; porque realmente

    la gente de aqu tiene que salir a trabajar a lugares aledaos []. Tam-bin como que nos faltan muchos por ejemplo, reas verdes, centros desalud []; tambin en educacin estamos muy mal, muy mal; no s a quse deba. Y nos conformamos tambin, es otra de las desventajas, no? Quenos conformamos a que bueno, mi casa est as, que tengo que brincar loscharquitos, pero no le hace, algn da estar mejor. Somos muy conformis-tas (Marcela, 37 aos).

    La restringida estructura de oportunidades a nivel local que hacen evi-dente las narrativas de los residentes es reafirmada por la directora de

    un centro comunitario.

    Ventajas ventajas para la gente de vivir en Chimalhuacn no. Me ponesa pensar ventajas Ventajas en cuanto a servicios no las hay. Ventajaseconmicas tampoco. Ventajas laborales noms no hay. Entonces yocreo que s es un poquito difcil; habra que preguntrselo a la poblacin.

    LASIMGENESDELOSDEAFUERA: ESTIGMASDELUGARYDECLASE

    Los estigmas territoriales constituyen un elemento fundamental en laexperiencia subjetiva de quienes residen en estos lugares y suelen resaltarla conjuncin de desventajas asociadas al espacio social y al espacio fsico.La descalificacin espacial emerge como la expresin territorializada dela descalificacin social, ya que a los estigmas tradicionalmente adjudi-cados a la pobreza se superponen los estigmas territoriales (Wacquant,2001; Paugam, 2007).

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    A travs de imgenes simplistas y unilaterales, estos lugares y sus resi-dentes son criminalizados y sealados como la encarnacin de todos losmales y peligros sociales. Delincuencia, drogadiccin, narcomenudeo,

    desintegracin familiar y marginacin social son los jinetes del apoca-lipsis de Chimalhuacn, inicia un artculo en un peridico nacional deamplia difusin.16

    Pues por lo que dicen en la noticias, han de pensar que la gente de Chimal-huacn es de lo peor, y tantito la apariencia que tiene la colonia y tantitolas noticias que le ponen su toque... se acaba de completar el cuadro (Fran-cisco, 33 aos).

    En el mismo sentido, y en consonancia con mis hallazgos de investigacin,

    estudios realizados en otros contextos nacionales, en reas segregadas,muestran que la violencia simblica que se ejerce a travs de los estigmasterritoriales no pasa inadvertida para los residentes, quienes tienen unclaro conocimiento de los estigmas que pesan sobre ellos y sus lugares(Lupton, 2003; Deay, 2004). En un estudio reciente sobre la transicina la edad adulta en sectores populares, realizado en la zona oriente dela ciudad de Mxico Iztapalapa, Nezahualcyotl y Valle de Chalco,el autor llega a conclusiones similares, destacando la estigmatizacincriminalizante de la pobreza, y en particular de ciertos espacios urbanos

    reas perifricas y ciertos grupos etarios los jvenes de los sectorespopulares (Sarav, 2009).

    Yo creo que [en las colonias de ms dinero] tienen la peor imagen de estacolonia, no? Porque, pues, dicen que aqu vive la peor gente; la gente queno tiene dinero, de bajos recursos, que no tienen posibilidades de salir ade-lante [] (Ana, 45 aos).

    Pues... la gente que vive en el Distrito [Federal]... como que humilla mu-cho aqu a Chimalhuacn. Yo veo que para ellos Chimalhuacn es... bajo

    mundo, caer aqu en Chimalhuacn, es no, no, de lo peor (Graciela, 28aos).

    El director de una escuela primaria no residente en el lugar confirmala fuerte estigmatizacin territorial referida previamente.

    16El Universal, 31 de agosto de 2008.

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    Los de afuera hacia los de adentro, hacia los que viven aqu, qu piensan?

    Piensan que Chimalhuacn es un caos, no? Piensan que es una zona con-flictiva, de drogadiccin. Lo tienen de lo peor [] [donde yo vivo]. Si les

    digo vamos a Chimalhuacn me dicen: No, no, las colonias por all,donde ests, matan a la gente []. No, mira noms, no s por qu estsall trabajando, si es una zona violenta. Y no es cierto, la gente es si unosabe encontrarle sus situaciones, es gente noble, muy participativa.

    Chimalhuacn probablemente constituye, en el mapa mental de los sec-tores medios y altos, un espacio vaco, al que Bauman (2009: 111-113)se refiere como los espacios vacos de sentido, no visibles, donde no senegocian las diferencias porque no hay con quin negociar; son lugaressobrantes que expresan la falta de coincidencia entre la elegancia de laestructura y la desprolijidad del mundo; lugares a los que no entramosy en los que nos sentiramos perdidos y vulnerables, sorprendidos, alar-mados y un poco asustados ante la vista de otros seres humanos.

    Diversos autores destacan que la internalizacin de actitudes y creen-cias negativas sobre uno mismo contribuyen a erosionar la autoestima ydebilitar las aspiraciones, operando como una barrera para desarrollary mantener diversas conexiones sociales fuera del barrio y en una varie-dad de circunstancias. Paralelamente, los estereotipos negativos acerca dellugar desalientan a quienes no residen all para visitarlo, o relacionarse

    con sus residentes, profundizando la homogeneidad de las redes socialesde quienes residen en el lugar (Link y Phelan, 2001; Warr, 2005; Lupton,2003).

    La [escuela] secundaria pues la saqu con el nimo de taparle la bocaa un profesor. [] se era el que nos deca: Es que ustedes no van a sernada; ustedes con trabajo van a tener la secundaria Miren dnde viven.

    Yo siento que nos humillaba [] no se priv de decirnos ustedes no van apoder, van a ser esto: simples albailes (Carlos, 24 aos).

    Mi pap vive en la Martn Carrera.17En una ocasin vino para ac; vinocomo en tres ocasiones; obviamente me dijo que aqu est fesimo. l dice:aqu est feo, hija, hay pura tierra, hay mucho lodo. Dice que est feo. Yexactamente, que es una colonia que... pues Precisamente le toc venircuando unos tipos le queran robar... Entonces dice que est insegura, quees un lugar donde no le gustara vivir, que est muy feo [], que hay mucha

    violencia, inseguridad... Yo pienso que a cualquier persona que vive en al-

    17Es una colonia de la delegacin Gustavo Madero, en el Distrito Federal.

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    gn lugar ya pavimentado con todos los servicios que no le gustara aqu;sera muy difcil que se acostumbraran, uno porque ya est acostumbrado(Julia, 26 aos).

    Los residentes en estos espacios experimentan profundas dificultades paradesafiar las imgenes de lugar y ubicarse fuera de las representacionesdominantes. Una de las estrategias desarrolladas para contrarrestar losprocesos de homogeneizacin consiste en construir una imbricacin debuenos y malos aspectos del lugar (Reay, 2004). Los estigmas generanpercepciones contradictorias que oscilan entre las propias percepcionesnegativas sobre el lugar y la negacin de los estereotipos, por conside-rarlos una representacin injusta y desvalorizante de ellos mismos y delos residentes.

    [] desafortunadamente, por fuera s tienen una imagen un poco dete-riorada de Chimalhuacn. Y es triste, porque yo vivo aqu []. Est exa-gerado. Por qu? Por los medios de comunicacin, por la gente que va yhabla otras cosas, por las condiciones de vida que hay, por los caminos, pormuchas cosas. Por ejemplo, la situacin de los chimecos que atropellaron a[una seora con su nio] todo esto, s, es algo muy delicado, pero gene-ralmente lo exageramos. [] Son muchas cosas que, cuando t las vives yde repente lo escuchas afuera, pues dices con la pena pero s es cier-to, no? (Marta, 26 aos).

    Todos creen que esta colonia est fea, porque yo he trado amigos de laescuela y dicen no, pus est re feo! Hasta ac vives? No juegues! Perola realidad es que cada persona vive donde puede, no? [] Que vienen, yoye, pues pinches hoyotes y est re feo, eh? Bueno, pues ya noms qules puedes decir? Ni modo que pavimenten nada ms para que vengan [].Como que creen que vives en el basurero de all de Chimalhuacn. []Cuando estaba en Estados Unidos, y compr mi terreno aqu, pas lo dela Loba. No s si t viste que hubo muertos, eh? Y ya todos los que sabanque haba comprado el terreno, decan hjole!, all compraste tu terreno?

    No, eso no vale nada, a dnde te fuiste a vivir? Y la realidad es que es unatranquilidad aqu; no hemos visto que maten a nadie por aqu, no? O sea,hay que vivir para darse cuenta realmente cmo es la colonia (Santiago, 33aos).

    Las imgenes del lugar, de la colonia, se construyen con base en ladialctica entre la propia identidad social y la evaluacin del lugar deresidencia, bsicamente en trminos de la presencia de otros de menor

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    estatus. Los lmites simblicos presuponen inclusin y exclusin y sonconstruidos a travs de prcticas sociales, actitudes o valores que se afir-man y reafirman mediante la interaccin (Southerton, 2002; Watt, 2006).

    En este proceso, como lo evidencia el relato de Santiago, coexisten losestigmas, la insatisfaccin y el sentimiento de pertenencia al lugar.

    CONCLUSIONES

    La articulacin de las dimensiones espaciales y simblicas en las narra-tivas de los residentes de un rea con alta concentracin de desventajaspretende dar cuenta de la complejidad y especificidad de la experienciacontempornea de la pobreza en sociedades marcadamente desigua-les, como las latinoamericanas.

    Un elemento de particular relevancia que emerge del trabajo etno-grfico es que en reas de pobreza homognea como Chimalhuacncon caractersticas compartidas con espacios similares de otras ciudadeslatinoamericanas el carcter integrado de la pobreza est atravesadopor matices y tensiones. Es decir, su carcter habitual y la existencia deredes de familiares no parece hacer menos problemtica la experienciade la pobreza.

    La desigualdad naturalizada y una visin individual de la pobreza se

    dan en el contexto de una persistente y marcada inequidad en la distribu-cin de oportunidades, de una pobreza extendida y de larga data y de unEstado que no se constituye en garante de niveles mnimos de bienestar.En las narrativas analizadas casi no hay referencias al desigual acceso alas oportunidades, a un discurso de derechos, o a la responsabilidad delEstado en relacin a una distribucin ms justa de la riqueza.

    La representacin dominante de la pobreza, que tiende a culpabili-zar a los pobres de su situacin, no slo es internalizada por los propiospobres, sino que va acompaada de una marcada estigmatizacin y una

    demonizacin de sus lugares que degradan simblicamente a quienes lohabitan, sobre todo cuando como se evidenci en la localidad estudia-da sus residentes tienen plena conciencia de los estereotipos negativosque pesan sobre ellos y sus lugares: bajo mundo, donde vive la peorgente, vivir en el basurero. Los pobres son los que no quieren traba-jar, los que no tienen el hbito de progresar, los que no pueden saliradelante. A la par del malestar emergente de una marcada concentracinde desventajas objetivas, los estigmas asociados a la pobreza, los pobres y

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    sus lugares, debilitan la vida y la pertenencia comunitaria. En una zonade pobreza homognea, pensar en el pobre como el otro ciertamente nocontribuye a establecer lazos comunitarios. En este contexto, la descon-

    fianza, el temor y la inseguridad permean las relaciones entre los vecinos;desafiar los estigmas supone no ser como ellos y enfrentar la pobrezadeviene un asunto individual, o, ms bien, del hogar. La cotidianeidad dela pobreza convive, as, con la descalificacin y la marginacin social.

    El malestar y la insatisfaccin coexisten con la resignacin ante lafalta de alternativas; crece el temor al otro; la pobreza se criminaliza yla desigualdad se legitima. La coexistencia de mundos aislados en laciudad de Mxico muestra las tensiones que enfrenta la cohesin socialen contextos de profunda desigualdad. Se trata de un feroz aniquila-

    miento de la alteridad, que incluso impide ver al otro cuando se le tieneenfrente (Sarav, 2008).Crutchfield y Pettinicchio (2009) proponen el concepto de cultura de la

    desigualdad para dar cuenta de la aceptacin social mayoritaria de la per-sistencia de las profundas desigualdades, lo que incrementa la toleranciaque se tiene hacia stas. En estos contextos predomina una concepcinsegn la cual el Estado no es responsable de revertir las causas y los resul-tados de la desigualdad social y econmica, lo que incrementa el carcterpunitivo en relacin con los otros (Crutchfield y Pettinicchio, 2009).

    En sociedades como la mexicana, donde las abismales distanciassociales no slo son ampliamente toleradas por la mayora de las cla-ses sociales sino vividas cotidianamente como naturales, y donde lasprotecciones sociales destinadas a los sectores ms desfavorecidos noconstituyen derechos sino ayudas, escasas y de baja calidad, los riesgosde fractura social se incrementan y las oportunidades de pertenecer auna sociedad de iguales se hacen cada vez ms lejanas.

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