credibilidad de la iglesia y desafíos de la pastoral

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Teología y Vida, Vol. XLV (2004), 353 - 365 Resulta evidente que la credibilidad de la Iglesia es un tema pastoral de enor- me relevancia. Lo es no solo en un sentido práctico y concreto, sino también en lo que afecta a la actividad de la propia teología pastoral. La centralidad del tema y los desafíos que él trae consigo es lo que intentaremos abordar en los próximos puntos. 1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA La experiencia cristiana fundamental respecto a la tarea de la Iglesia se ha expresado permanentemente de múltiples maneras, como por ejemplo: “La Iglesia tiene como misión primordial la de llevar a todos y a cada uno al encuentro vital con Jesucristo” (1). Así queda expresado claramente tanto la centralidad de la relación a Jesucristo como el lugar que ocupa la Iglesia en esa relación. Lo importante para el cristiano es la fe en Jesús. En el seguimiento de Jesús alcanza nuestra relación con Él toda su madurez y plenitud, y se nos hace patente que la fe en último término es entrega a una persona (2). Pero a esa fe llegamos y en esa fe crecemos “eclesialmente”. Lo sabemos y lo experimentamos cotidianamente: la Iglesia es fuente, apoyo y norma de lo que creemos. En este sentido creemos en la Iglesia, dentro de la Iglesia, como Iglesia (3). La Iglesia es esencialmente una comunidad de creyentes y la fe es una realidad eclesial (4). Credibilidad de la Iglesia y desafíos a la pastoral Mario Romero Profesor de la Facultad de Teología Pontificia Universidad Católica de Chile (1) Conferencia Episcopal de Chile, Orientaciones Pastorales 2001-2005, Nº 160. (2) En este sentido escribe Hans Küng: “La fe, en sentido último, pleno y radical, en que no puede ya distinguirse adecuadamente de la caridad, es un obrar personal, referido a un objeto (sujeto) personal. En la fe no se trata nunca, a la postre, de meros objetos, proposiciones y dogmas, sino de una entrega, de la donación de una persona a otra. Lo que en todo acto de fe aparece como decisivo es la persona, a cuya palabra se presta asentimiento (Tomás de Aquino, ST II-II, q. 11, a. 1). Ahora bien, solo respecto de Dios es posible una entrega personal, radical, absoluta e irrevo- cable a todo evento, solo en Él puede creer el hombre en el sentido radical más pleno de la palabra”. H. Küng, La Iglesia, Barcelona 1968, pg. 45. (3) Cfr. explicaciones en: Catecismo de la Iglesia Católica Nº 748 a Nº 975. (4) Küng lo explica así: “Ahora bien, que creemos la (realidad de la) Iglesia quiere decir:

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  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 353Teologa y Vida, Vol. XLV (2004), 353 - 365

    Resulta evidente que la credibilidad de la Iglesia es un tema pastoral de enor-me relevancia. Lo es no solo en un sentido prctico y concreto, sino tambin en loque afecta a la actividad de la propia teologa pastoral. La centralidad del tema y losdesafos que l trae consigo es lo que intentaremos abordar en los prximos puntos.

    1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA

    La experiencia cristiana fundamental respecto a la tarea de la Iglesia se haexpresado permanentemente de mltiples maneras, como por ejemplo: La Iglesiatiene como misin primordial la de llevar a todos y a cada uno al encuentro vital conJesucristo (1). As queda expresado claramente tanto la centralidad de la relacin aJesucristo como el lugar que ocupa la Iglesia en esa relacin.

    Lo importante para el cristiano es la fe en Jess. En el seguimiento de Jessalcanza nuestra relacin con l toda su madurez y plenitud, y se nos hace patenteque la fe en ltimo trmino es entrega a una persona (2).

    Pero a esa fe llegamos y en esa fe crecemos eclesialmente. Lo sabemos y loexperimentamos cotidianamente: la Iglesia es fuente, apoyo y norma de lo quecreemos. En este sentido creemos en la Iglesia, dentro de la Iglesia, como Iglesia(3). La Iglesia es esencialmente una comunidad de creyentes y la fe es una realidadeclesial (4).

    Credibilidad de la Iglesia y desafos a la pastoral

    Mario RomeroProfesor de la Facultad de TeologaPontificia Universidad Catlica de Chile

    (1) Conferencia Episcopal de Chile, Orientaciones Pastorales 2001-2005, N 160.(2) En este sentido escribe Hans Kng: La fe, en sentido ltimo, pleno y radical, en que no puede ya

    distinguirse adecuadamente de la caridad, es un obrar personal, referido a un objeto (sujeto)personal. En la fe no se trata nunca, a la postre, de meros objetos, proposiciones y dogmas, sinode una entrega, de la donacin de una persona a otra. Lo que en todo acto de fe aparece comodecisivo es la persona, a cuya palabra se presta asentimiento (Toms de Aquino, ST II-II, q. 11, a.1). Ahora bien, solo respecto de Dios es posible una entrega personal, radical, absoluta e irrevo-cable a todo evento, solo en l puede creer el hombre en el sentido radical ms pleno de lapalabra. H. Kng, La Iglesia, Barcelona 1968, pg. 45.

    (3) Cfr. explicaciones en: Catecismo de la Iglesia Catlica N 748 a N 975.(4) Kng lo explica as: Ahora bien, que creemos la (realidad de la) Iglesia quiere decir:

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    La Iglesia tiene, entonces, la tarea de conducir a las personas al encuentro conJess, de modo de despertar y hacer crecer en ellos la adhesin y el seguimientopropios de la fe. Hemos encontrado esta realidad formulada en muchas pginas delos textos conciliares del Vaticano II, al explicarnos la Iglesia como sacramento,signo e instrumento de salvacin.

    Ese pueblo mesinico tiene por Cabeza a Cristo, que fue entregado por nues-tros pecados y resucit para nuestra salvacin (Rom 4, 25), y habiendo conse-guido un nombre que est sobre todo nombre, reina ahora gloriosamente en loscielos. Tiene por estado la dignidad y libertad de los hijos de Dios, en cuyoscorazones habita el Espritu Santo como en un templo. Tiene por ley el manda-to nuevo de amar como el mismo Cristo nos am (cf. Jn 13, 34). Tiene ltima-mente como fin la dilatacin del Reino de Dios, incoado por el mismo Dios enla tierra, hasta que sea consumado tambin por l mismo al fin de los tiempos,cuando se manifieste Cristo, nuestra vida (cf. Col 3, 4), y la misma criaturaser libertada de la servidumbre de la corrupcin para participar en la libertadde los hijos de Dios (Rom 8, 21). Aquel pueblo mesinico, por tanto, aunqueactualmente no contenga a todos los hombres, y muchas veces aparezca comouna pequea grey es, sin embargo, el germen firmsimo de unidad, de esperan-za y de salvacin para todo el gnero humano. Constituido por Cristo en ordena la comunin de vida, de caridad y de verdad, es empleado tambin por lcomo instrumento de la redencin universal y es enviado a todo el mundocomo luz del mundo y sal de la tierra (cf. Mt 5, 13-16) (5).

    En la literatura en torno al Concilio Vaticano II y en los textos de TeologaPastoral se ha repetido y profundizado frecuentemente este carcter de signo einstrumento que es propio de la Iglesia. Lo encontramos sintticamente explicadopor Casiano Floristn:

    El texto conciliar habla de signo e instrumento. Signo es una realidad sensi-ble que remite a otra distinta, con la que est unida mediante algo objetivo, noconvencional. La realidad a que nos remite el smbolo es el misterio de Dios.Cuando la experiencia simblica es religiosa, la realidad percibida y sentida esdivina. La relacin entre lo visible (el significante) y lo invisible (el significa-do) se puede realizar en el ser, la significacin y la causalidad. Jesucristo essacramento en el ser; la Iglesia es sacramento primordial en la significacin y

    1. Que la Iglesia se constituye, por gracia de Dios, mediante la fe; una comunidad que no cree,no es Iglesia. La Iglesia no existe en s misma, sino en los hombres creyentes concretos.Como no hay un pueblo sin hombres ni un cuerpo sin miembros, as tampoco Iglesia sincreyentes. La Iglesia no nace simplemente porque Dios la crea, sino porque los hombres quehan de formar la Iglesia toman la decisin que se les pide, la decisin radical por Dios y porsu reino. Esta decisin es la fe.

    2. Que la fe, por la gracia de Dios, se constituye por la Iglesia. Dios llama a cada uno a la fe;pero sin la comunidad que cree, el individuo no llega a la fe. Tampoco la fe existe en smisma, sino en los hombres concretos creyentes H. Kng, op. cit. pg. 47s.

    (5) LG N 9.

  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 355

    la causalidad. La gracia de Dios es significada e instrumentalmente causadapor la Iglesia como smbolo o sacramento (6).

    As entendemos que la Iglesia no existe para s misma sino para el mundo,con el fin de transformarlo en reino de Dios (7). Y la pregunta que aqu nos ocupaes si la Iglesia est realizando bien la labor que hemos descrito: es ella, en nuestrotiempo y en este lugar, un buen signo e instrumento de salvacin?

    La pregunta no es nueva. Si bien es tan antigua como la Iglesia misma, ha sidola pregunta formal que ha tenido la Teologa Pastoral en los ltimos siglos, y quecon toda insistencia fue planteada en el Vaticano II. Las definiciones propias delsentido y de la actividad de la Teologa Pastoral hablan de una eclesiologa existen-cial, donde la pregunta fundamental es aquella respecto a la realizacin de lamisin de la Iglesia en el hic et nunc de la historia (8).

    Aqu surge la importancia de la credibilidad de la Iglesia. Ella debe ser capazde manifestar el misterio que porta a lo largo de la historia. Hoy nos encontramoscon una fuerte crtica a la Iglesia justamente respecto a este aspecto central de sumisin. En los prximos prrafos trataremos de distinguir los elementos incluidos enla crtica y precisar las preguntas que ello nos trae.

    2. LA MIRADA DEL HOMBRE ACTUAL A LA IGLESIA

    Un primer paso para abordar la pregunta sobre la credibilidad de la Iglesia esponernos en el lugar del hombre actual y tratar de describir la mirada que l dirige ala Iglesia. Esto es relevante no solo del punto de vista metdico, sino tambin comoencargo explcito:

    Para realizar este cometido (continuar la obra del mismo Cristo) pesa sobre laIglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos einterpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodndose a cadageneracin, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes humanossobre el sentido de la vida presente y futura, y sobre la mutua relacin entreuna y otra. Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en quevivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentementedramtico (9).

    La ltima frase nos entrega una orientacin para nuestra opcin en orden aponernos en el lugar del hombre actual y comprender la mirada que l dirige a laIglesia. Al buscar en la literatura del presente aportes para este tema, nos encontra-mos con poco material. En general, los textos de Iglesia plantean los deseos de esta,

    (6) C. Floristn, La Iglesia, comunidad de creyentes. Salamanca, 1999. Pg. 171 s.(7) Floristn, op. cit., pg. 172.(8) Cfr. H. Schuster, Ser y quehacer de la teologa pastoral. En: Concilium, Revista internacional

    de Teologa 3 (Marzo 1965). Pgs. 5-16.(9) GS N 4.

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    las tareas propias y las metas que la guan, o bien tratan de hacer un anlisisobjetivo de la situacin, pero sin detenerse demasiado en la pregunta acerca de lasdudas, cuestionamientos o esperanzas con que el hombre de nuestro tiempo enfrentaa la Iglesia catlica. En esta lnea es interesante lo que se lee en distintas pginas delas ltimas orientaciones pastorales de la Iglesia en Chile:

    Hay otros dolores que marcan nuestra historia y que han involucrado a loshijos de la Iglesia, como son, por ejemplo, las injusticias causadas a los pue-blos originarios, las violaciones en diversas pocas de derechos humanos quehan desangrado y dividido al pas, la falta de tolerancia religiosa de fines delsiglo diecinueve, las convulsiones polticas de la segunda mitad del siglo pasa-do y el antitestimonio en la caridad de laicos y religiosos, diconos, sacerdotesy obisposNos preocupa tambin la falta de espritu misionero, la dificultad para trabajarcon los laicos y las actitudes autoritarias que frenan su efectiva participacinen la Iglesia. Tambin reconocemos la falta de creatividad en el dilogo ecu-mnico e interreligioso, la poca transparencia en las finanzas de las institucio-nes eclesiales, las divisiones que, con razn, escandalizan a muchos en nues-tras comunidades (10).

    Estas lneas nos transmiten algo de esa mirada con la que los hombres denuestro tiempo observan a la Iglesia catlica (11). Tratemos ahora de aproximarnosan ms a esa mirada describiendo en general algunos de sus rasgos principales, sindetenernos en los contenidos que trataremos de abordar ms adelante:

    Creemos que el hombre actual mira con preguntas permanentes, eternas. Es,adems, un hombre acostumbrado a preguntarlo todo. Le interesa especialmente larelacin de todo lo que lo rodea con l mismo, lo que a l le atae. Y tambin miracon interrogantes que hoy se han hecho agudas, urgentes. Tal vez eternas, pero hoyms fuertes, ms dolorosas, ms importantes. Interrogantes que manifiestan novedad.

    En su mirada hay una marca cultural. Distinta segn lugares, momentos, eda-des, grupos. Estamos en un momento culturalmente no homogneo, de interaccincultural y de cambios. Constatamos en su mirada preguntas que vienen de la moder-nidad, de la postilustracin, de la postmodernidad.

    Tambin hay aspectos no racionales y no conscientes. El hombre que hoy miraa la Iglesia est marcado por bsquedas que incluso l no puede expresar claramenteo conscientemente. Necesita respuestas, caminos, esperanza, vida. Encontrar sentidoa su existencia particular.

    Su mirada est cargada emocionalmente por experiencias anteriores. Mira condesconfianza, sobre todo en relacin a ciertos temas. Ha aprendido por experienciatambin a confiar en algunos mbitos. Por eso tambin quiere conservar lo que hadescubierto que le da vida. Quiere volver a encontrarlo y desarrollarlo.

    (10) Conferencia Episcopal de Chile, Orientaciones Pastorales 2001-2005, N 79 s.(11) Tambin lo reconocemos as en textos como el Documento de Puebla o escritos de Juan Pablo II,

    donde se describe a veces lo que los hombres de nuestro tiempo sienten y piensan de la Iglesiacatlica.

  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 357

    Algo sobre el Chile actual

    Antes de precisar mejor los desafos que la credibilidad de la Iglesia presenta ala pastoral, conviene dedicar algunos prrafos a la realidad de la Iglesia en Chile.Sin mayores pretensiones nos mueve para ello la importancia de destacar que estetema deber tener siempre un connotacin local. De hecho, la Iglesia puede realizarmejor o peor su misin en un lugar y un momento de la historia, de modo queresulta inadecuado abarcar el mundo entero y todos los mbitos posibles simultnea-mente. La realizacin concreta de la misin universal y permanente de la Iglesiadebe ser estudiada necesariamente en momentos y lugares particulares, pues unabsica verdad histrica nos seala lo inconveniente de universalizar juicios particu-lares. Lo dice Peter Berger en un tpico lenguaje sociolgico:

    Los cristianos que se proponen acomodar la fe al mundo moderno debernpreguntarse a s mismos a qu sector de ese mundo intentan dirigirse. Es muyprobable que cualquier aggiornamento que realicen incluya a algunos y exclu-ya a otros. Y si el aggiornamento se emprende con la elite cultural comoobjetivo, es importante tener en cuenta que las creencias de este grupo enparticular son las ms volubles de todas (12).

    Teniendo en cuenta entonces estas advertencias acerca de generalizacionesindebidas, queremos planteamos la pregunta de la credibilidad de la Iglesia en elChile actual.

    Chile sin duda es una sociedad en gran cambio. Lo constatamos permanente-mente y es objeto de estudios que se publican a diario en los medios de comunica-cin (13). Para detectar algunas realidades chilenas acerca de la Iglesia y su credibi-lidad queremos recoger aqu una investigacin sobre la opinin pblica realizada endiciembre de 2002.

    Al indagar acerca del as llamado proceso de secularizacin se establecenpreguntas respecto a la identificacin con la Iglesia catlica, la asistencia a misa y laautodefinicin como practicante. Los resultados indican que la adhesin a la Iglesiacatlica ha fluctuado en los ltimos 15 aos entre el 75% y el 70%. El paulatinodescenso, sin embargo, no constituye una variacin de orden mayor.

    (12) Peter L. Berger, Una gloria lejana. La bsqueda de la fe en poca de credulidad. Barcelona 1994.Pg. 21 s.

    (13) Un ejemplo de estos cambios ocurre en relacin a los hogares y las familias. Leemos: Paraobtener la fotografa real de la mutacin ocurrida en los hogares chilenos, basta solo algunascifras. Las mujeres tienen un promedio de 2,2 hijos en su vida. Antes, en los aos 30 40 seembarazaban entre 10 y 12 veces en su vida y en la dcada del 50 daban a luz en promedio 4,6hijos. Hoy en Chile, 473.743 personas viven absolutamente solas (un poco ms del 11% de lapoblacin), ms del doble que lo que mostr el Censo de 1992. En un tercio de los hogareschilenos (31,5%) son las mujeres las que sostienen la casa, versus un 25,3% que lo haca hace10 aos La tradicin de aquellos hogares extendidos con padre, madre y parientes viviendobajo el mismo techo, representa solamente el 23% de las familias En 2001 se inscribieron64.153 matrimonios. Si se compara con que en 1961, cuando Chile tena una poblacin de cercade 8 millones de personas la mitad de la actual se efectuaron 57.394 matrimonios, la cifra espor lo menos abismante. Tambin las nulidades aumentaron un 104% en el perodo 1980-1998.Revista El Sbado, diario El Mercurio, 9 de mayo 2003, pg. 23 s.

  • 358 MARIO ROMERO

    La asistencia a misa se ubica actualmente en el 23% (suma de las respuestasms de una vez por semana y una vez por semana) y no ha experimentadocambio en los ltimos 6 aos.

    En cuanto al grado de religiosidad de los chilenos, en noviembre de 1987 el35% se consider muy practicante o practicante. Quince aos despus, en di-ciembre de 2002, un 33% dice ser muy practicante o practicante.

    En contraste con la tendencia relativamente estable mostrada hasta aqu, laspreguntas que de alguna manera tocan la credibilidad de la Iglesia experimentanotros resultados.

    Ante la pregunta: Le voy a decir el nombre de algunas instituciones. Podradecirme cunta confianza tiene Ud. en cada una de ellas: mucha, bastante, poca oninguna confianza? La respuesta positiva (mucha y bastante confianza) tuvo enjunio de 1990 para la Iglesia catlica un 76% y en julio de 2002 un 52%. A raz delos problemas de fines de ese ao, la respuesta cay en diciembre de 2002 al 36%.Si tomamos el conjunto, hay un deterioro de 40 puntos en la confianza de la genteen los ltimos 12 aos. A modo de comparacin, en ese mismo lapso la confianza enCarabineros descendi del 59% al 47% y la confianza en el Poder Judicial descendidel 44% al 14%, lo que muestra una tendencia generalizada a distanciarse de lasinstituciones polticas y sociales, aunque acentuada frente a la Iglesia catlica.

    Algo semejante ocurre en la pregunta respecto a los obispos catlicos. Alindagar la confianza en las elites polticas y sociales, se pregunta: Para la solucinde los problemas nacionales, Ud. tiene mucha confianza, bastante confianza, pocaconfianza en. La suma de mucha confianza y bastante confianza para losobispos fue en diciembre de 1988 de 58% y en diciembre de 2002 de 27%. Tambinaqu se nota especialmente la influencia de los problemas de fin del ao 2002.Comparando, durante ese perodo la confianza en Carabineros descendi del 48% al47% y la confianza en los jueces descendi del 48% al 12%.

    Constatamos as una interesante diferencia entre los ndices de adhesin a laIglesia, que permanecen prcticamente iguales, y la confianza en ella y sus pastores,que desciende significativamente en los ltimos aos. Hay una pregunta abierta siesta creciente brecha no terminar afectando la adhesin. Tambin se constata algosemejante a la pregunta puntual: Est Ud. de acuerdo, con las actuales orienta-ciones que le dan el Cardenal y los Obispos a la Iglesia?, ya que aparecen conrespuesta positiva un 35% de los encuestados, lo que corresponde a la cifra depracticantes. Interesantemente los ndices indican que los menos crticos son losjvenes y los pobres. La relacin de la Iglesia con los jvenes puede ser estudiadams en detalle, pero las cifras de esta investigacin no constatan un alejamientomayor en los sectores jvenes que en los otros sectores de la poblacin.

    3. DESAFOS A LA PASTORAL

    La credibilidad de la Iglesia presenta desafos a la pastoral. Son preguntasdirigidas a la vida y a la accin de la Iglesia, es decir, a la actualizacin del Evange-lio en el aqu y ahora de nuestra historia, a la accin evangelizadora de las personasy de las comunidades. En otras ponencias se ha abordado ya temas particulares

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    como el uso del poder, la sexualidad, la confiabilidad de la Escritura, etc. Tratare-mos de percibir ahora el conjunto de los desafos a los cuales se enfrenta la Iglesiadesde el punto de vista de su credibilidad.

    Para ordenar los temas nos apoyaremos en una divisin cuatripartita de laaccin pastoral que se ha hecho clsica en los ltimos aos (14). Queremos sinteti-zar la realidad de estos mbitos pastorales en relacin a cuatro palabras tpicas:comunidad, comunicacin, misin y celebracin. En cada uno de ellos est plantea-da la pregunta acerca de lo adecuado de la accin de la Iglesia, debiendo ellaresponder por su credibilidad. Es importante distinguir no solo los aspectos deficita-rios, sino los posibles aciertos y las oportunidades que ofrecen variados caminoshacia adelante.

    En relacin a la comunidad eclesial

    La comunidad eclesial ha vuelto a reconocerse marcada esencialmente por suvocacin a la comunin. Este tema, decididamente evanglico, volvi a recuperarsecon fuerza en el entorno del Concilio Vaticano II. Influye en ello muchsimo laEncclica Mystici Corporis de Po XII, as como tambin el avance en los estudiosbblicos, el movimiento litrgico y las aspiraciones ecumnicas. En realidad se tratade un desarrollo que tiene races culturales ms amplias. Se nota esto, por ejemplo,en algunos vnculos al contexto filosfico: Las corrientes filosficas personalistas,y en especial el personalismo cristiano de Mounier, haban puesto de relieve en ladcada de los cincuenta la importancia de la comunin en comparacin con elconcepto de sociedad. En los primeros captulos de Lumen gentium, la Iglesia esentendida en clave de comunin ms que bajo el concepto tridentino (o belarmiano)de sociedad (15).

    Esta renovacin de la Iglesia hacia adentro provoc mucha alegra y despertmuchas expectativas. Sin embargo, hay balances crticos acerca del desarrollo de laIglesia en los siguientes aos. Se critica, por ejemplo, la evolucin del tema ecum-nico, la incorporacin del laico en la vida y las tareas de la Iglesia, la colegialidadepiscopal, el ejercicio de la autoridad y de la disciplina, la falta de acogimiento alque llega desde fuera (16).

    (14) Al respecto explica C. Floristn: Recientemente E. Alberich seala cuatro formas fundamentalesde presencia eclesial: diacona, koinona, kerigma y liturgia. De este modo afirma, la Iglesia sepresenta en el mundo como el lugar por excelencia del servicio, de la fraternidad, del significado,de la fiesta D. Borobio indica as mismo cuatro dimensiones de la misin, al analizar el puestode la liturgia en la accin de la Iglesia: dimensin de la palabra o proftica, la dimensin de cultoo litrgica, la dimensin de la caridad o real y la dimensin de comunin o directiva. C.Floristn, Teologa Prctica. Teora y praxis de la accin pastoral. Salamanca 1991. Pg. 223.All se encuentran las referencias y las citas.

    (15) C. Floristn, op. cit., pg. 575 s.(16) Bajo el ttulo un tanto trgico de Credibilidad desperdiciada una serie de telogos alemanes

    (Greinacher, Rahner, Metz, Ratzinger, etc.) escriben un balance a 25 aos del Concilio. HeinrichFries expresa: 25 aos despus del Concilio la situacin ha cambiado drsticamente. La Iglesiase ha transformado en un problema tanto para el mundo y la sociedad, como para los miembros deella misma. H. Fries, Imageverlust, en: Markus Fels (Hrgr.), Trumen muss erlaubt sein. Zrich1992. Pg. 48.

  • 360 MARIO ROMERO

    El tema de la comunin vuelve a ser en este tiempo una preocupacin pastoralaguda. Lo notamos especialmente en las indicaciones generales de Juan Pablo II(Novo millennio ineunte) y en las orientaciones particulares de la Iglesia local (Cartapastoral sobre la espiritualidad de la comunin, del Cardenal Errzuriz). Esta pre-ocupacin corresponde a una necesidad: la Iglesia tiene que transformarse en unlugar donde se viva ms verdaderamente el mandamiento del amor. Sobre estovolveremos nuevamente al final de esta ponencia.

    La falta de credibilidad no solo est referida al alma de la Iglesia que es elamor, sino, por eso mismo, a expresiones concretas de su realidad entre los hom-bres. Ya hemos sealado aspectos estadsticos del deterioro de la confianza en lainstitucin (17). Y ellos estn asociados a la crtica a las personas, por ejemplo:obispos, sacerdotes y tambin laicos representativos.

    En relacin a la comunicacin

    Bajo este ttulo queremos resumir distintos temas que afectan la credibilidad dela Iglesia. El primero se refiere a la comunicacin de la Palabra, como presencia delmismo Cristo que se comunica. Sin entrar en la discusin de lo relativo a la Escritu-ra (presentado en una ponencia anterior), podemos detectar dos campos de proble-mas y desafos: la predicacin y la profeca. En relacin a la predicacin hay unaqueja generalizada de falta de capacidad de transmitir adecuadamente los conteni-dos. Las prdicas en sentido estricto y las explicaciones catequticas en sentidoamplio, carecen de habilidad comunicativa en un mundo que ha hecho de esto unpunto clave de la articulacin social. Creemos no exagerar si afirmamos que enmuchos mbitos la Iglesia se ha ido quedando muda. En relacin a la profeca seconstata una cierta incapacidad de interpretar los signos de los tiempos. Este es untema que toca no solo la apertura al Espritu de Dios y sus inspiraciones, sinotambin al mtodo pastoral y a sus definiciones tericas. La falta de propuestaproftica hace a la Iglesia un tanto pusilnime, con inseguridades, con miedo aequivocarse y deseo exagerado de adaptarse. Recordemos la propuesta de pobrezade parte de San Francisco, en el contexto de una Italia cuyas ciudades se ibanhaciendo ricas por el comercio y de una familia acomodada de su poca. Chestertonescribe al respecto: un tiempo tiene no los santos que quiere, sino los que necesita.Hay en muchos un anhelo de recibir de parte de la Iglesia indicaciones llenas deespritu y vida.

    Al mbito de la comunicacin pertenece tambin la teologa, el discurso teol-gico y sus argumentaciones. Sobre esto ya se ha largamente discutido en este semi-nario con ocasin de otras ponencias. Queremos aqu solamente recordar lo expresa-do en relacin al defecto pastoral de recurrir exageradamente al argumento deautoridad.

    (17) Este tema lo ha abordado ya el Prof. Juan Noemi en su ponencia y ha buscado las razones quepueden explicar el fenmeno.

  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 361

    En relacin a la misin

    En este mbito queremos detenernos en la actividad de la Iglesia hacia afue-ra. En realidad se trata del anuncio de Cristo a todos los hombres y de la genera-cin de condiciones para que todo hombre acceda a la fe. Qu hace convincente elmensaje de la Iglesia? A lo largo de este seminario hemos tocado distintos aspectosque pueden llevar a la Iglesia a ser creble: las afirmaciones y su argumentacin,la institucin y su espritu, las personas, etc. Queremos detenernos aqu en la impor-tancia pastoral de dos aspectos confluyentes: la oferta de sentido y el conjunto delmodo de vivir.

    Hay una pregunta eterna en el hombre respecto al sentido de su existencia. Yaterminolgicamente se emplea ms la forma encontrar o descubrir el sentido quedar sentido, indicando que existe la intuicin fundamental de que la bsqueda noes vana, sino que est encaminada a una respuesta. Cristo ofrece luz para percibir nosolo la existencia de la realidad, sino para descubrirla como un don, como la dona-cin de un t personal y benevolente. Tanto las relaciones que l puede establecercon todo (Dios, personas, cosas, etc.), como la historia que se va generando progre-sivamente en su vida, se hacen transparentes de un designio de bondad y de vidapara l. Se experimenta hijo. Y hermano. En el claroscuro de su realidad concreta ycontingente, aparece la vocacin a la vida plena, llenando su existencia, a vecesdichosa, a veces amenazada, de alegra en la esperanza. La pregunta pastoral quequeremos plantear es cun real es esta oferta de sentido en nuestras comunidadescristianas y hacia todos los hombres. En este contexto se plantean, por ejemplo,acusaciones de ideologizacin.

    En cuanto al conjunto del modo de vivir, la credibilidad de la Iglesia pre-senta la pregunta acerca de la coherencia. Evidentemente nadie puede exigir queun cristiano viva enteramente el Evangelio de Jess. Hay normalmente una dis-tancia entre lo que se vive y lo que se anuncia. (Una antigua expresin de esto esel dicho: anuncio el Evangelio que me acusa). Pero s se puede esperar delcristiano y del evangelizador un esfuerzo constante y consistente por encarnar ensu vida el Evangelio. Encontramos a menudo, especialmente en jvenes, la de-manda de coherencia en las personas y en la comunidad eclesial. No se puededescalificar este tema como un tpico problema adolescente. Creemos que loque est detrs es la bsqueda de una manera de vivir, como algo integral,ntegro. Es preciso comunicar la manera de vivir de Jess. Esto justamente pro-tege frente a una de las manifestaciones de la ideologizacin: transformar elcristianismo en una doctrina o una explicacin de la realidad. El cristianismo, encuanto a comunicacin de Vida, ha de transmitir el modo de vivir de CristoJess. En la existencia de cada uno hay ciertamente momentos oscuros y en laspersonas hay aspectos negativos; sin embargo, la validez de esta forma de vivirpermite creer tambin cuando est oscuro y cuando nos enfrentamos a lo negati-vo. La pregunta pastoral es, entonces, cun coherentemente bueno (cun convin-cente) es el conjunto de nuestro modo de vivir.

    En este contexto, Paul Zulehner presenta algunas palabras que para l sonclaves en el ofrecimiento que la Iglesia hace al mundo para transmitirle la realidadde Jess. l se detiene en: (1) Paz (el bblico shalom); (2) Libertad y Liberacin; (3)

  • 362 MARIO ROMERO

    Esperanza; (4) Vida; (5) Salud, Sanacin, Salvacin; (6) Comunin y Pueblo (18).Todas ellas, que Zulehner llama criterios, indican justamente en el sentido quehemos descrito en los prrafos anteriores.

    En relacin a la celebracin

    Este tema es muy amplio y pastoralmente de mucha relevancia. Comprendetodo el campo de la liturgia y los sacramentos, as como tambin todo tipo de signos(ordinarios y extraordinarios) de la presencia de Cristo y de la transmisin de suvida. Queremos destacar, sin embargo, un aspecto particular. Se refiere a lo que enla literatura se denomina fiesta. Sostener que la celebracin es una fiesta, suponecomprender esta como una vivencia significativa y constituyente de la comunidadcristiana (Josef Pieper sostena que fiesta es cuando el amor se alegra). Vivenciasignifica, como realidad pastoral, una calidad de experiencia, donde la persona esincorporada como totalidad a un acontecimiento comn, integrando sus dimensionescognitivas y emocionales, activas y receptivas, de modo que queda captado lo msprofundo de su ncleo personal, de su corazn en un sentido bblico (19). En estesentido se puede afirmar que muchas veces la Iglesia no es convincente porque notoca el corazn del hombre. Un extendido intelectualismo pone mayor nfasis en lodoctrinal descuidando la captacin de esferas afectivas o instintivas, y desentendin-dose de la necesaria capacidad pedaggica para tocar la vida del hombre y desarro-llarla conforme a su naturaleza.

    4. A MODO DE CONCLUSIN

    Para terminar estas reflexiones, necesariamente de carcter provisorio, quieroplantear tres tesis de orden pastoral frente al tema de la credibilidad de la Iglesia.

    1. La Iglesia pierde credibilidad cuando no es lugar de misericordia

    La irrupcin del reino en Cristo puede ser comprendida como la oferta gratuitay definitiva de la misericordia de Dios, que invita a una decisin radical por incor-porarse como hijo y hermano a esa dinmica de amor (20). Se podra decir que esees el tesoro que llevamos en un vaso de barro. Pero cunto experimenta elhombre actual en la Iglesia la misericordia gratuita y definitiva de Dios?

    El amor hasta el extremo con que el Evangelio de San Juan abre los largoscaptulos sobre la ltima cena de Jess con sus amigos, debera ser la carta depresentacin de la Iglesia frente a un mundo herido por las soledades y los desampa-ros del fin de la modernidad. El mandamiento nuevo es el encargo de toda eucaris-ta, de todo sacramento, de toda vivencia y accin eclesial.

    (18) Cfr. Paul M. Zulehner, Pastoraltheologie. Band 1. Dsseldorf, 1989. Pgs. 64-96.(19) Cfr. J. Kentenich, Dass neue Menschen werden. Treveris, 1971. Pgs. 39-55.(20) Cfr. J. A. Ramos, Teologa pastoral, Madrid 1995. Pg. 24 s.

  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 363

    El amor proclamado y vivido mirad como se aman se convierte en unainvitacin a creer, a abrir las puertas a una realidad nueva que solo se puede creerpero que es gozosa y plena, capaz de otorgar sentido y animar en la esperanza. Msall de los defectos, errores y pecados de los cristianos (pueblo y pastores), ha dellegar a todos a travs de la Iglesia el amor de Dios manifestado en Cristo Jess. Esla atraccin que producen en su entorno figuras marcantes como la Madre Teresa deCalcuta.

    Ese mismo amor encuentra su plenitud en el ofrecimiento de toda la vida, detodo lo que se piensa, hace o sufre, por los hermanos. A la antigua pregunta: cmose puede colaborar a la salvacin de los hermanos, responda la doctrina del mrito:entregndose por entero en Jess por ellos, hasta la cruz y la muerte si es necesa-rio. Nadie tiene mayor amor

    Por eso, tanto ms dolorosamente resuena la crtica de que la Iglesia ha olvida-do la misericordia. Se presenta, por ejemplo, con dolor, en los casos ms difciles dela pastoral matrimonial, pero a veces se refiere tambin al ambiente interno de laIglesia o a las cosas que parece importarle de la vida pblica. Algunos discursos seperciben afectados por un cierto moralismo, que parece sostenerse ms bien sobre laautoridad del que quiere disciplinar y ordenar conductas. La falta de transparenciahacia el misterio que lleva en s, puede volcar a los cristianos a una cierta autorrefe-rencia.

    A esto se ha estado respondiendo con la acentuacin de la temtica de lacomunin, del amor y del carcter familiar de la Iglesia. Hans Urs von Balthasaraporta, en este contexto, una reflexin sobre el carcter femenino de la Iglesia:

    La Iglesia postconciliar ha perdido en gran medida sus rasgos msticos; ella esuna Iglesia de permanentes reuniones, organizaciones, consejos, congresos,snodos, comisiones, academias, partidos, grupos de presin, funciones, estruc-turas y cambios estructurales, experimentos sociolgicos, estadsticas: ms quenunca una Iglesia de varones (Mnner-Kirche), o bien una organizacinasexuada, en la cual la mujer solo podr conquistar un lugar si est dispuesta aser ella lo mismoNo dominarn estos inventos tpicamente masculinos y abstractos todos losmbitos porque la femineidad ms interior de la Iglesia, el carcter mariano, seha perdido? (21).

    2. La Iglesia pierde credibilidad cuando no respeta la dignidad

    La valoracin de la persona y de su carcter nico tiene honda raz bblica y esparte constitutiva de la enseanza y la accin de Cristo. Pero en estos tiempos poseeparticular importancia. Se podra ver aqu una de las huellas ms hermosas de lamodernidad: el descubrimiento y la acentuacin de la dignidad de la persona, de suconciencia, de sus capacidades. Ms all de los errores y pecados que pueda sealar-se, hay algo profundamente evanglico en el reconocimiento de que cada ser huma-

    (21) H. U. von Balthasar, Klarstellungen. Freiburg 1971. Pg. 70.

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    no posee un valor inmenso infinito suele alguno decir al ungir en el bautismo ymerece todo respeto.

    Pero no se trata solo de la dignidad en general. Se trata de la particularidad decada ser y comunidad, se trata de su singularidad, de su originalidad. Incorporndo-se al Dios que ama a cada uno, hemos de valorar y promover la propia identidad decada cual, lo que tiene como fundamento la actitud del respeto pero va mucho mslejos. Es la dedicacin amorosa y responsable a la vida de otros, a su crecimiento y asu camino hacia una plenitud compartida y solidaria. El surgimiento de voces distin-tas, de aportes distintos, traer necesariamente cuotas de tensin o de desorden, perohemos de aprender a vivir y conducir serenamente con alegra en la diversidad. LaIglesia ha de reconocerse en la imagen del jardn o de la sinfona, donde las particu-laridades son reconocidas como dones que vienen de la mano del Dios vivo y hacenla vida (la creacin, la Iglesia) ms hermosa y llena de sentido. Como accin delEspritu vemos surgir para esto una renovada teologa de los carismas y una volun-tad de dilogo con el tiempo. En todo caso, ante el impulso violento y agresivo de lamanipulacin y la masificacin, la Iglesia puede ser un espacio de personalizacin yrespeto (22).

    3. La Iglesia pierde credibilidad cuando no tiene sentido pedaggico

    Por sentido pedaggico entendemos aqu la percepcin de los procesos vita-les, de los desarrollos de los organismos vivos. Los dos puntos anteriores adquieren,en relacin a esto, una nueva importancia: por una parte, el amor gratuito y fielgenera vida, la despierta y la ayuda acrecer; y, por otra, la consideracin de laoriginalidad de la vida del otro permite adaptarse para reconocer el lugar donde seencuentra y cooperar eficazmente a su crecimiento.

    Ser preciso entonces desprendernos de propios intereses para servir desinte-resadamente al designio de Dios que sale a nuestro encuentro en nuestros herma-nos. Esto requiere generosidad y habilidades especficas, que podemos llamar peda-ggicas, pero en las cuales intervienen tambin otros aportes cientficos y tcnicos.A veces impresiona el desconocimiento de mnimas categoras psicolgicas en nues-tros planes y acciones pastorales (23). La incapacidad de conducir la vida adecuada-mente tan lejana a la accin de Cristo en el Evangelio contribuye muchas vecessustancialmente al descrdito de la Iglesia y disminuye su credibilidad.

    En este punto quiero dejar sealado otro mbito de desafos: aquellos quecorresponden a la teologa pastoral como disciplina, ya que sus limitaciones hanafectado especialmente el carcter pedaggico de la accin pastoral de la Iglesia. Yquisiera mencionar especialmente la necesidad de mejorar el mtodoteolgico-pastoral. Aqu hay desafos como: la percepcin de la vida como lugar

    (22) En este sentido se ha promovido el trabajo con proyectos de vida, tanto para personas comopara familias y comunidades. Tambin se les llama ideales, como por ejemplo en: MiguelCabello, Manual de Planificacin Pastoral. Santiago 1985. Pgs. 69 ss.

    (23) Un ejemplo positivo de recepcin de elementos pedaggicos es el nuevo manual de pastoraljuvenil elaborado por el Celam. Cfr. Celam, Civilizacin del Amor, tarea y esperanza. Bogot;2000. Especialmente pgs. 181 ss.

  • CREDIBILIDAD DE LA IGLESIA Y DESAFOS A LA PASTORAL 365

    teolgico, la precisin de formas de induccin e inferencia, la integracin de otrasciencias (especialmente la psicologa) en el diagnstico pastoral, la superacin delsubjetivismo en la observacin y el juicio, el carcter hipottico de las afirmacionesy los objetivos, la importancia de la evaluacin y la autocrtica, el mejor conoci-miento de las constantes que rigen los procesos vitales personales y comunitarios,etc. Un desarrollo adecuado de la reflexin teolgico-pastoral ciertamente sera unacontribucin significativa a un accin pastoral ms madura y a la credibilidad de laIglesia.

    Deber mejorar, creemos, nuestra Iglesia su vida y su accin en los mbitos dela comunidad, la comunicacin, la misin y la celebracin. Pero quiero terminarafirmando tambin estas ltimas tres tesis en positivo, como se puede recoger de laexperiencia:

    1. La Iglesia gana credibilidad cuando es lugar de misericordia.2. La Iglesia gana credibilidad cuando respeta (y ayuda a respetar) la dignidad.3. La Iglesia gana credibilidad cuando tiene sentido pedaggico.

    RESUMEN

    La Iglesia existe para llevar a todos los hombres al encuentro vital con Jesucristo. Poreso es signo e instrumento de la salvacin obrada por el Mesas (Cf. Lumen Gentium 9). Ahorabien, la pastoral busca hacer efectiva aqu y ahora, es decir, de modo histrico y situado esacapacidad de ser signo e instrumento de salvacin. Aqu surge la importancia de la credibilidadde la Iglesia. Ella debe ser capaz de manifestar el misterio que porta a lo largo de la historia.Hoy nos encontramos con una fuerte crtica a la Iglesia justamente respecto a este aspectocentral de su misin. El artculo mira cmo se est dando esa credibilidad en el Chile contem-porneo haciendo un anlisis desde cuatro mbitos pastorales centrales en la vida de la Iglesia:comunidad, comunicacin, misin y celebracin. Concluye planteando tres hiptesis de trabajode orden pastoral: a) la Iglesia pierde credibilidad cuando no es lugar de misericordia; b) laIglesia pierde credibilidad cuando no respeta la dignidad; c) la Iglesia pierde credibilidad cuan-do no tiene sentido pedaggico. Gana en credibilidad cuando supera estas tres falencias.

    ABSTRACT

    The reason of the existence of the Church is to lead all men to their vital encounter withJesus. Hence it is sign and instrument of the salvation worked by The Messiah (Cf. LumenGentium 9). The role of the pastoral is to make effective her mission as sign and instrument ofsalvation, here and now, in a historical point of time and specific place. Here lies the importanceof the credibility of the Church. She has to be able to manifest the mystery she bears all throughhistory. Today the Church is subject of severe criticism to regarding this central aspect of hermission. The article discusses how that credibility is being developed in Chile these days, byanalyzing four central pastoral aspects in the life of the Church: community, communication,mission and celebration. Finally, the article puts forward three hypotheses of work within thepastoral field: a) the Church loses credibility when it fails to be seen as a place of mercy; b) theChurch loses credibility when the human dignity is not respected; c) the Church loses credibilitywhen she lacks pedagogical sense. Conversely, the Church gains credibility when sheovercomes these three shortcomings.