correcciÓn de ametropÍas con lentes esfÉricas

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CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS. Tanto las miopías como las hipermetropías se corrigen con lentes esféricas, ya que el ojo tiene los mismos defectos en todos los meridianos. Si efectuamos una retinoscopía de franja, observaremos el mismo valor en cualquier dirección. Un ojo miope no ve un objeto situado en el infinito. Tiene dos posibilidades. Una es acercar el objeto hasta el punto remoto. La otra es colocar una lente negativa que sea capaz de dar la imagen en el punto remoto. Si la lente está pegada al ojo su focal imagen será igual a la distancia del punto remoto. Cuando la lente está separada del ojo, la focal de la lente será: f´ = – (dPR – x) Como consecuencia de ello la potencia de la lente pegada es menor que la lente separada. Esto se conoce como distometría. En las lentes positivas para hipermétropes ocurre todo lo contrario. Ejemplo: Para un miope de –4,00 D ¿qué lente de contacto le colocamos? ¿Cuál sería el valor de la lente oftálmica colocada a 15 mm del ojo? La lente pegada al ojo sería de –4,00 D y su focal sería de –0,25 m = 250 mm. Si la lente está a 15 mm del ojo la focal sería f´= – (250 –15) = –235 mm = – 0,235 m y cuya potencia sería de –4,25 D.

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Page 1: CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS

CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS. 

Tanto las miopías como las hipermetropías se corrigen con lentes esféricas, ya que el ojo tiene los mismos defectos en todos los meridianos.

Si efectuamos una retinoscopía de franja, observaremos el mismo valor en cualquier dirección.

Un ojo miope no ve un objeto situado en el infinito. Tiene dos posibilidades. Una es acercar el objeto hasta el punto remoto. La otra es colocar una lente negativa que sea capaz de dar la imagen en el punto remoto. Si la lente está pegada al ojo su focal imagen será igual a la distancia del punto remoto.

 

 

 

 

Cuando la lente está separada del ojo, la focal de la lente será:

f´ = – (dPR – x)

Como consecuencia de ello la potencia de la lente pegada es menor que la lente separada. Esto se conoce como distometría.

En las lentes positivas para hipermétropes ocurre todo lo contrario.

Ejemplo:

Para un miope de –4,00 D ¿qué lente de contacto le colocamos? ¿Cuál sería el valor de la lente oftálmica colocada a 15 mm del ojo?

La lente pegada al ojo sería de –4,00 D y su focal sería de –0,25 m = 250 mm.

Si la lente está a 15 mm del ojo la focal sería  f´= – (250 –15) = –235 mm = – 0,235 m y cuya potencia sería de –4,25 D.

 

1. CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES CILÍNDRICAS.

Page 2: CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS

Cuando en una retinoscopía de franja tenemos distintos valores en dos direcciones perpendiculares, ya no podemos corregir el defecto con lentes esféricas y por ello se recurre a lentes cilíndricas.

Las lentes cilíndricas tiene la propiedad de desviar los haces luminosos en una dirección, llamada contraeje de la lente, pero no los desvían en su dirección perpendicular, llamado eje de la lente.

En la figura mostramos este efecto en una lente positiva.

 

Para corregir un defecto de este tipo tendremos que colocar el eje del cilindro en la dirección perpendicular al meridiano que queremos corregir.

 

En la figura de la izquierda tenemos un ojo con una ametropía en el eje horizontal. El eje del cilindro se colocará en el eje vertical. En la figura de la derecha ocurre el caso contrario.

Cualquiera de los astigmatismos vistos en el tema anterior se puede corregir de tres maneras posibles:

1. Con lentes bicilíndricas.2. Con lentes esferocilíndricas en la forma regular.3. Con lentes esferocilíndricas en la forma transpuesta.

 

Page 3: CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS

Ejemplo:

Se hace una retinoscipía de franja y se detectan los siguientes defectos:

En el meridiano de 30º el ojo es miope de –1,00 D y el meridiano de 120º es hipermétrope de +2,00 D.

Calcule las posibles correcciones de esta ametropía.

1. Con lentes bicilíndricas.

 

Como el meridiano de 30º tiene una ametropía de –1,00 D hay que colocar un cilindro de –1,00 D a 120º.

Como el meridiano de 120º tiene una ametropía de +2,00 D hay que colocar un cilindro de +2,00 D a 30º.

Por lo tanto la corrección bicilíndrica será:   +2,00 cil a 30º  ~  –1,00 cil a 120º    

1. Con lente esferocilíndrica en la forma regular.

 

–1,00 esf  ~  +3,00 cil a 30º

-     Con lente esferocilíndrica en la forma transpuesta.

+2,00 esf   ~  –3 cil a 120º

1. LENTES TÓRICAS.

Page 4: CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS

 

 Por motivos de costes de fabricación las lentes que se fabrican no son esferocilíndricas, sino que son esferotóricas.

Una superficie tórica se obtiene al hacer girar una circunferencia sobre un eje coplanario con ella que no sea su diámetro.

Una superficie tórica va ha tener dos radios de curvatura. Por un lado el radio de la circunferencia y por otro, el radio de giro sobre el eje.

RTt

 

RB

 

Con fines oftálmicos se utilizan tres tipos de lentes tóricas:

1. Superficie tórica en forma de neumático.2. Superficie tórica en forma de barril.3. Superficie tórica en forma de molinete.

 

Llamamos BASE (B) de una lente esferotórica a la dirección que tiene menor potencia, es decir, la que tiene mayor radio. A la dirección perpendicular se le llama TORO (T).

La esfera de las lentes esferotóricas la llamaremos S.

Generalmente las lentes esferotóricas tienen la base y el toro con el mismo signo.

La BASE, generalmente, viene dada por el problema.

Page 5: CORRECCIÓN DE AMETROPÍAS CON LENTES ESFÉRICAS

4.12.     RELACIÓN ENTRE LENTES BICILÍNDRICA, ESFEROCILÍNDRICAS              Y ESFROTÓRICAS.

Para pasar de una forma esferocilíndrica a una esferotórica seguimos la correspondiente pauta:

1º     La  base   debe   coincidir   en   signo   y   en   ángulo   con   el   cilindro   de   la          esferocilíndrica.2º     T = B + C3º     El ángulo del toro es perpendicular al de la base.4º     S = E – B

Ejemplo:

Dada la forma bicilíndrica:                                   +4,00 cil a 30º    +1,50 cil a 120º

Calculamos la forma esferocilíndrica regular:         +1,50 esf   ~  +2,50 cil a 30º

                                                                                  +6,00 a 30º  ~  +8,50 a 120ºCalculemos la esferotórica de base +6,00:               –––––––––––––––––––––––                                                                                                   –4,50

Para calcular de la esferotórica transpuesta seguimos la correspondiente pauta.

1º     Se cambian los signos de la base y del toro.2º     Se intercambian los ángulos de la base y del toro.3º     Para obtener la nueva esfera se suman la esfera, la base y el toro.

Ejemplo:                                                                                                 +10,00En el caso anterior se tendrá:                                    –––––––––––––––––––––––                                                                                  – 6,00 a 30º    –8,50 a 120º

 

Por lo tanto tenemos cinco formas geométricas distintas para corregir un mismo astigmatismo.

Generalmente los toros están tallados en la superficie posterior y la esfera en la antgerior.

 

1.      ESTUDIO DEL HAZ ASTIGMÁTICO.

Un sistema óptico astigmático no tiene la misma capacidad de vergencia para sus distintos meridianos. Las secciones perpendiculares al eje del haz refractado no serán círculos, como en el caso de una lente esférica, sino que serán elipses en general, que tendrán forma de recta en F´V y F´H y de único círculo llamado círculo de menor confusión.

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Para mayor facilidad vamos a abatir un plano sobre otro y tener el dibujo en dos dimensiones.

La posición del círculo de menor confusión se calcula mediante:

LC = 2/(DH + DV)

 

 

A las líneas donde convergen los haces, bien horizontal, bien vertical, se las conoce con el nombre de focales de Sturn.

Su longitud se calcula mediante triángulos semejantes. 

 

1.      RECONOCIMIENTO DE LENTES.

1. Reconocimiento de lentes esféricas.

 

Para reconocer una lente se busca una línea vertical, por ejemplo una esquina de una        pared. Se alinea esta línea con la imagen de ella a través de la lente.

     Una vez efectuado este alineamiento se desplaza la lente hacia la derecha. Si la      imagen va en el mismo sentido la lente es negativa.

 

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1. Posición del centro de una lente esférica.

Cuando tengamos alineada la posición vertical efectuaremos su marcaje sobre la lente. Posteriormente hacemos lo mismo con una línea horizontal. El cruce de ambas marca nos dará el centro de la lente.

1. Reconocimiento de lentes cilíndricas.

 

1. Reconocimiento de lentes esferotóricas.

 

4.15.     CAMPO VISUAL DE UNA LENTE.

 

I V . A M E T R O P Í A S P R I M A R I A S

LÍNEAS arriba hemos definido los trastornos de refracción como aquellas condiciones en las cuales, por razones ópticas, el ojo es incapaz de enfocar una imagen nítida a nivel de la retina. Estos trastornos se traducen en condiciones perfectamente establecidas, conocidas con el nombre de ametropías y que se denominan miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia. Todos estos trastornos serán descritos con detalle en el presente capítulo.

Estos nombres son sólo nombres técnicos que probablemente nada le digan al lector. Sin embargo, conforme vayamos avanzando en la exposición se verá que lo único que indican son situaciones ópticas del ojo, sumamente sencillas, que nada tienen de excepcional y que, nada raro sería, el lector reconocerá en sí mismo, en algún familiar o en algún amigo.

AMETROPÍAS ESFÉRICAS

La miopía, hipermetropía y presbicia son ametropías esféricas. ¿Por qué? Simplemente porque corresponden a situaciones ópticas que se corrigen con lentes esféricas. ¿Y qué es una lente esférica?

Lentes esféricas

Una lente esférica puede definirse como una lente que tiene el mismo poder (o la misma curvatura) en todos sus meridianos. Si tomamos una esfera y la cortamos a la mitad, obtenemos dos lentes esféricas que tienen ambas una superficie plana (la superficie de corte) y una curva, convexa, que corresponde a la hemiesfera.

Cuando las lentes esféricas tienen una o dos superficies convexas se conocen como lentes convexas o positivas. El ejemplo que todos conocemos de una lente de este tipo es la lupa. Las lentes positivas hacen

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converger los rayos de luz que las inciden en un punto denominado foco. Cuanto mayor sea el poder de la lente, más cerca de ella estará el foco. Si analizamos la figura 4 vemos cómo la lente A, que es débil, enfoca los rayos lejos de ella mientras que la lente B, que es mucho más potente, los enfoca muy cerca de su centro.

Ahora bien, si una lente tiene una o dos superficies cóncavas se conoce entonces como lente cóncava o negativa y tiene la propiedad óptica de hacer diverger los rayos de luz que la inciden.

Figura 4. lentes esféricas convexas o positivas.

Figura 5. lentes esféricas cóncavas o negativas.

Imaginemos un tabique de plastilina sobre el cual presionamos fuertemente una esfera de metal. Al retirar la esfera, la huella que ésta haya dejado en la plastilina es una superficie esférica cóncava. Al igual que las anteriores, entre más potente es una lente cóncava o negativa, más hará diverger los rayos de luz que la inciden. En la figura 5 vemos dos ejemplos de lentes cóncavas. La primera (A) es débil y apenas hace que los rayos de luz que la inciden diverjan, mientras que la lente B, muy potente, tiene un gran poder de divergencia sobre los rayos de luz.

Una vez que hemos entendido qué son y cómo funcionan las lentes esféricas, debemos explicar qué son y cómo se corrigen las ametropías esféricas.

Miopía

La miopía es, sin lugar a dudas, la ametropía más conocida, simple y sencillamente porque es la que se presenta con más frecuencia. Cuando una persona es miope ve muy mal de lejos aunque de cerca vea perfectamente.

¿Qué es lo que ocasiona la miopía? A decir verdad, son muchas las causas que en forma aislada o combinada determinan que un ojo sea miope.

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Si volvemos al símil de la cámara fotográfica será más fácil entender el problema.

En primer lugar dijimos que para que la lente enfoque la imagen sobre la película, esta última deberá estar exactamente en el foco de la lente. Si por algún error de construcción la caja de la cámara es más grande que lo estipulado, la película quedará por detrás del foco de la lente y, al tomar la fotografía, ésta estará fuera de foco. Por lo anterior, una primera causa de miopía consiste en que el ojo es más grande que lo normal en el sentido anteroposterior, o sea que la distancia entre la córnea y la retina es mayor que la normal, lo que hará que la retina esté por detrás del punto donde normalmente la córnea y el cristalino deben enfocar la imagen.

Otra causa habitual consiste en que la córnea o el cristalino tengan un poder óptico mayor al que debían. Si la córnea o el cristalino (que son lentes positivas convexas) tienen una mayor convexidad que la normal, harán que los rayos de luz enfoquen por delante de la retina aunque el tamaño del ojo sea normal. El resultado es el mismo que el anterior: el punto de enfoque está por delante de la retina.

Por lo anterior, cuando un ojo miope ve al infinito (visión lejana), la luz que lo incide llega en forma de rayos paralelos que enfocan por delante de la retina, por lo que el ojo ve borroso. Cuando este mismo ojo ve un objeto cercano, los rayos de luz que lo inciden son divergentes, por lo que el punto de enfoque se desplaza hacia atrás, cayendo sobre la retina: el ojo miope ve en foco los objetos cercanos.

Las figuras 6 y 7 nos explican gráficamente la condición óptica del ojo miope. En la figura 6 vemos un ojo miope que ve al infinito. Los rayos de luz son paralelos y, ya sea por un mayor poder óptico de la córnea y cristalino o por un diámetro anteroposterior mayor del ojo, dichos rayos enfocan en un punto F, colocado por delante de la retina. La imagen que se forma en la retina está fuera de foco: el sujeto ve borroso, tanto más cuanto mayor sea la miopía. En la figura 7 el mismo ojo fija un objeto cercano, por lo que los rayos de luz que lo inciden son divergentes. El poder óptico del ojo no ha cambiado, por lo que el punto F se desplaza hacia atrás, acercándose a la retina o superponiéndose a ella.

Figura 6. Ojo miope viendo al infinito. La imagen se enfoca por delante de la retina.

Figura 7. Ojo miope viendo un objeto cercano. La imagen cae sobre la retina.

La imagen que se forma en la retina está en foco o prácticamente en foco: el sujeto ve una imagen nítida.

¿Cuáles son entonces las molestias que tiene un sujeto miope? En primer lugar, la visión lejana es defectuosa, tanto más cuanto mayor sea la miopía. Para mejorar su visión lejana, el miope tendría que aplanar al máximo su cristalino con el fin de desplazar su foco hacia atrás, para acercarlo lo más posible a la retina. Sin embargo, hemos visto que el cristalino o está en reposo —en cuyo caso está lo menos convexo posible (posición de mirada al infinito)— o bien está abombado por contracción del músculo ciliar (lo más convexo posible) para la visión cercana. Por lo tanto, el ojo humano NO tiene la posibilidad de aplanar el cristalino. Esto hace que el miope no pueda esforzarse para ver mejor de lejos. La visión cercana es normal en el miope, y llega a ser óptima a una determinada distancia, que corresponde justamente a aquella en que el foco se proyecta exactamente sobre la retina. Cuanto mayor sea la miopía menor será esta distancia y por ello quienes tengan una miopía muy aguda deberán acercarse mucho a los objetos que deseen ver con claridad.

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La miopía puede aparecer en cualquier individuo aunque es más frecuente si existen antecedentes del problema en la familia del sujeto. Habitualmente la miopía se inicia desde la infancia y progresa conforme se desarrolla el individuo hasta estabilizarse en la adolescencia. Hasta la fecha no existen formas de impedir que aparezca y progrese una miopía.

Hipermetropía

La hipermetropía es mucho menos frecuente que la miopía y, por lo tanto, se le conoce menos. Utilicemos nuevamente el símil de la cámara fotográfica para entender el mecanismo de esta ametropía. Al construir la cámara, su lente fue calculada de tal forma que pudiera enfocar los objetos que están al infinito sobre la película, y se diseñó de tal forma que esta lente pudiera desplazarse hacia delante para enfocar los objetos cercanos. Imaginemos ahora que el constructor cometió uno de tres errores al construir la cámara. En primer lugar, hizo que la caja fuera mas corta, por lo que la película está más cerca de la lente de lo que debiera. Enfocada al infinito, la lente formará la imagen detrás de la película, por lo que la fotografía estará fuera de foco. Otra cosa que pudo haber sucedido es que, en una caja de tamaño adecuado, colocara la lente un poco por detrás de su posición normal, lo que se traducirá en una situación en todo semejante a la anterior. Finalmente, siendo tamaño de caja y posición de lente los adecuados, el fabricante pudo haber equivocado el Poder de la lente colocando una mucho menos potente que la debida. Esta lente hará que los rayos de luz que la incidan enfoquen por detrás del foco teórico calculado, es decir, por detrás de la película. En todos los casos la imagen se formará detrás de la película haciendo que la fotografía esté fuera de foco. Al fotografiar un objeto cercano el problema no desaparece ya que la falla está en la relación potencia de la lente /posición de la lente/ posición de la película.

¿Qué ocurre entonces en el sujeto hipermétrope? Pues bien, el hipermétrope, al igual que el miope, ve mal de lejos pero ve igualmente mal de cerca. Las figuras 8 y 9 nos explican gráficamente esta situación.

Figura 8. Ojo hipermétrope en visión lejana. La imagen se enfoca por detrás de la retina.

Figura 9. Ojo hipermétrope en visión cercana. La imagen se enfoca también por detrás de la retina.

La hipermetropía se presenta esencialmente bajo dos formas. Si un ojo es ligeramente más corto que lo normal, la imagen enfocada por la córnea o el cristalino caerá por detrás de la retina. De igual forma, el ojo puede ser de tamaño normal pero la córnea puede ser más plana de lo normal o el cristalino menos curvo de lo debido, por lo que el poder óptico de estas estructuras será menor y no podrán hacer que los rayos de luz enfoquen en la retina sino detrás de ella. En la figura 8 se ejemplifica la condición óptica del ojo hipermétrope para la visión lejana. El ojo tiene capacidad de enfocar los rayos de luz que lo inciden, pero ésta es insuficiente, por lo que el foco cae por detrás de la retina: la visión, por lo tanto, es defectuosa. En la figura 9 el mismo ojo observa un objeto cercano. Si normalmente en la visión cercana el ojo tiene que acomodar para enfocar correctamente (abombar más el cristalino), el ojo hipermétrope tiene que hacerlo aún más que el normal, lo cual no siempre es posible. Esto ocasiona la visión borrosa cercana.

Las molestias del hipermétrope difieren de las del miope por la sencilla razón de que el hipermétrope sí cuenta con un mecanismo para intentar ver mejor: la acomodación, es decir, el esfuerzo del músculo ciliar

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para abombar el cristalino, dar con ello mayor poder óptico al ojo e intentar así enfocar la imagen sobre la retina. Ésta es la razón por la cual el hipermétrope que ve mal de lejos y de cerca, presenta con frecuencia fatiga ocular ya que constantemente intenta corregir su problema mediante un esfuerzo de la acomodación. Esto se traduce en malestar e irritación ocular, e incluso en cefaleas (dolores de cabeza).

Un dato interesante consiste en que los niños muy pequeños son habitualmente hipermétropes, pero esta situación se corrige espontáneamente conforme el niño crece, ya que los ojos crecen también. La hipermetropía es hereditaria, por lo que los hijos de hipermétropes tienden a ser igualmente hipermétropes. Al igual que para la miopía, no existe en la actualidad forma de evitar que aparezca y se desarrolle.

Presbicia

La presbicia es lo que popularmente se conoce como vista cansada. En páginas anteriores mencionamos que para ver objetos cercanos el ojo debe acomodar, es decir, aumentar la curvatura de su cristalino para hacerlo más convexo y poder así enfocar sobre la retina los rayos de luz que inciden en él en forma divergente (Figura 2). Se dijo igualmente que esto se logra con la contracción del músculo ciliar, que libera la tensión del cristalino permitiendo que éste se abombe gracias a su elasticidad propia. Para entender mejor este fenómeno, comparémoslo a lo que ocurre con un globo de látex. Inflemos un globo: su forma final es la de una esfera. Tomemos con ambas manos dos puntos opuestos del globo y comprimámoslos, el globo se aplana: ésta es la posición de reposo del cristalino para la visión lejana. Relajando paulatinamente la compresión que ejercemos sobre el globo, éste adquiere poco a poco su forma esférica original: éste es el proceso de acomodación.

Ahora bien, con la edad el cristalino se endurece y pierde elasticidad. Si bien el músculo ciliar al contraerse lo relaja, la pérdida de elasticidad le impide abombarse y aumentar así su poder de refracción. El cristalino ya no escapaz de abombarse lo suficiente para enfocar la imagen de objetos cercanos en la retina. El resultado es que el individuo, aun con buena visión lejana, presenta una visión cercana defectuosa. Este fenómeno ocurre, en todo mundo sin excepción, después de los cuarenta años de edad.

Si recordamos lo mencionado para el miope y el hipermétrope, es fácil entender que en el miope la presbicia se retrasa ya que él ve bien de cerca sin necesidad de acomodar, mientras que en el hipermétrope la presbicia se adelanta ya que tiene que acomodar en exceso para ver de cerca.

¿Cuáles son entonces las manifestaciones de la presbicia? El sujeto nota que tiene dificultad para leer letras pequeñas, con frecuencia las confunde y tiende a alejar los objetos para verlos mejor. El ama de casa se queja de no poder ensartar las agujas. Conforme avanza el problema la situación se torna más incapacitante. De todos es bien conocida la expresión: "ya no alcanza el brazo" queriendo dar a entender que por más que se aleje el objeto de la vista, la visión sigue siendo defectuosa.

AMETROPÍAS ASTIGMÁTICAS

El astigmatismo es una situación óptica tan frecuente como la miopía pero no por ello se le conoce por igual. Ello se debe seguramente a que en la vida cotidiana tenemos más contacto con lentes esféricas que con lentes cilíndricas, por lo que nos es más difícil entender el comportamiento óptico de las últimas.

Lentes cilíndricas

La figura 10 nos será de gran ayuda, más que las palabras, para describir una lente cilíndrica. Imaginemos un cubo de vidrio que cortamos siguiendo la línea continua.

Figura 10. Lentes cilíndricas.

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El resultado serán dos estructuras que tienen, siguiendo el plano de corte, dos superficies, una plana y una curva.

Veamos la estructura A. En sentido vertical, la superficie de corte es plana, por lo que no tiene poder de refracción sobre la luz. En sentido horizontal la superficie es curva, cóncava como la de una lente esférica cóncava o negativa, por lo que esta superficie si tiene poder de refracción sobre la luz y se comporta como una lente cóncava. La estructura A es un cilindro negativo que sólo actúa ópticamente sobre la luz que lo incide siguiendo el plano horizontal (haciendo diverger los rayos) sin modificar los rayos de luz que lo inciden, siguiendo el plano vertical que es plano.

La estructura B es similar excepto que su superficie curva es convexa y se comporta como una lente convexa o positiva. La estructura B es entonces un cilindro positivo que no modifica los rayos de luz que lo inciden en sentido vertical, pero hace converger los rayos de luz que lo inciden en sentido horizontal.

Las lentes cilíndricas son entonces lentes que sólo modifican los rayos de luz que las inciden sobre su cara curva.

Astigmatismo

El astigmatismo corresponde entonces, en el ojo, a la condición óptica en la que la córnea o el cristalino dejan de ser lentes esféricas para incluir, en mayor o menor grado, un defecto cilíndrico. ¿Cómo puede ocurrir esto? Un nuevo símil ayudará a entender la situación.

Para entender la forma de una córnea normal basta con imaginar un balón esférico al que se le secciona una porción cualquiera. Esta porción es una sección de esfera cuyos meridianos tienen la misma curvatura (Figura 11).

Figura 11. Córnea como lente esférica.

 

 

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Figura 12. Lente astigmática.

Tomemos ahora una llanta de automóvil y hagamos un corte paralelo a uno de sus diámetros (Figura 12). Esta porción de llanta presenta dos curvaturas distintas: la primera, más plana, corresponde a la superficie de rodaje de la llanta; la segunda, más acentuada, corresponde a la sección de la llanta perpendicular al sentido del rodaje. Si esta sección de llanta fuera una lente óptica sería una  lente astigmática, ya que no tendría el mismo poder de refracción en todos sus meridianos. Los más planos funcionarían como una lente esférica poco potente, los más curvos como una lente esférica muy potente. El resultado óptico se deduce fácilmente. Si una lente esférica enfoca la luz en un solo punto, una lente astigmática lo hace en parte en un punto correspondiente a los meridianos más planos y en parte en un segundo punto correspondiente a los meridianos más curvos, por lo que es imposible obtener con dichas lentes una sola imagen en foco.

Los astigmatismos se presentan esencialmente por modificaciones en la forma de la córnea aunque igualmente pueden deberse a trastornos del cristalino. Este dato es de suma importancia para comprender el funcionamiento de los lentes de contacto, como veremos más adelante.

Los astigmatismos pueden presentarse aislados o combinados con una miopía o una hipermetropía. Todas las combinaciones son posibles. De igual forma, al instalarse una presbicia, ésta se añade al astigmatismo previo (en caso de que éste existiera), complicando aún más la condición óptica del ojo.

Otro médico holandés, Frans Cornelis Donders, fue quien aplicó al estudio ocular los conocimientos que ya se tenían sobre el fenómeno óptico del astigmatismo. La descripción del astigmatismo ocular de Donders data de 1864, sin embargo, ya en 1670 Newton había descrito la deformación astigmática de los rayos oblicuos y de la luz. Young, en 1801, logra medir por primera vez el astigmatismo de un ojo humano y en 1819 Fresnel describe las lentes cilíndricas para obtener líneas luminosas.

¿Qué manifestaciones tiene el astígmata? Para responder a ello debemos entender perfectamente cómo funciona el ojo con astigmatismo. Volvamos a nuestro esquema mental del ojo al que se le ha reemplazado la córnea esférica por una córnea astigmática. Recordemos que la cornea astigmática, como la sección de la llanta, tiene dos grupos de meridianos de distinta curvatura. Para facilitar la exposición hablaremos de dos meridianos principales, uno más plano, otro más curvo, perpendiculares entre sí, considerando al primero vertical y al segundo horizontal. A título de ejemplo exclusivamente, supongamos que el individuo observa la letra E. Si el meridiano vertical enfoca a nivel de la retina, el horizontal, por ser más curvo, enfocará por delante de ella. El resultado será que el sujeto vea perfectamente en foco el trazo vertical de la E y fuera de foco los tres trazos horizontales. Si por el contrario es el meridiano horizontal el que enfoca en la retina, el meridiano vertical enfocará por detrás de ella (ya que es más plano). El sujeto verá entonces los tres trazos horizontales de la E en foco, y el trazo vertical fuera de foco. Igual puede ocurrir que los dos meridianos estén fuera de foco con respecto a la retina.

Si el astigmatismo es leve, la visión no se deteriora mucho, pero si es elevado el deterioro de la agudeza visual es importante.

Mediante un esfuerzo de la acomodación, el sujeto con astigmatismo trata de mejorar la imagen visual. Si volvemos al ejemplo anterior de la letra E, el sujeto con astigmatismo, al enfocar el trazo vertical de la E, lleva fuera de foco los trazos horizontales, mientras que si enfoca éstos, desenfoca el trazo vertical. Si la distancia óptica entre ambos no es mucha, el constante juego con la acomodación le permite deducir, al sumar mentalmente las dos imágenes, que se trata efectivamente de una letra E. Esta acomodación/relajación constante cansa, por lo que el astígmata, además de ver mal, tiene constantes molestias debido al constante esfuerzo por acomodar. 

EN EL capítulo anterior hemos estudiado las diferentes ametropías primarias, haciendo énfasis en la forma en que se presentan y en las causas que las ocasionan. Para tener una idea clara y completa de estos problemas es menester hablar, así sea brevemente, de algunas situaciones oculares que se traducen en ametropías muy especiales, ya sea por la causa que las origina, la forma como se presentan o la magnitud que adquieren.

ANISOMETROPÍA.

Al hablar de miopía, hipermetropía y astigmatismo, por considerarla obvia no mencionamos una característica común a todas ellas, y es el hecho de que en un mismo individuo la ametropía habitualmente es igual o semejante en ambos ojos.

Para que un sujeto vea en forma adecuada, tiene que superponer en su cerebro las imágenes proporcionadas por ambos ojos con el fin de obtener una sola imagen estereoscópica. Para ello es imprescindible, entre otras cosas, que las imágenes sean semejantes tanto en forma como en tamaño. Existe un margen de tolerancia aceptable por el cerebro en cuanto a tamaños de imagen; más allá de este margen el cerebro percibirá sólo una de ellas, eliminando la otra.

Las ametropías no sólo hacen que la imagen sea borrosa, sino que modifican también su tamaño. De todos es sabido que las lupas, por ejemplo, tienen distintos poderes de magnificación. Del mismo modo, la imagen retiniana en una ametropía leve tiene distinto tamaño que en una ametropía elevada, considerando que ambos ojos observan el mismo objeto. El poder de las lentes se mide en dioptrías. Una dioptría es el poder de una lente que tiene su foco a un metro de distancia. Una dioptría, ya sea positiva o negativa, determina un cambio en el tamaño de la imagen en una proporción del 1.8%. Cuando la diferencia de tamaños de las imágenes de cada ojo sobrepasa esta cifra, aparecen molestias tales como cansancio ocular e irritación en

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los ojos. Si la diferencia llega a proporciones del 5% o más el sujeto ve doble o bien suprime la imagen más anormal, perdiendo entonces la visión binocular. No es excepcional que en un mismo individuo el grado de ametropía de un ojo difiera sustancialmente del grado de ametropía del otro, e incluso que sea completamente distinto. El caso más exagerado en este sentido sería un sujeto con miopía en un ojo e hipermetropía en el otro. Para ejemplificar esta situación basta pensar un momento en unos binoculares. Si utilizamos correctamente los binoculares, la imagen obtenida se aprecia de mayor tamaño y más cerca que la realidad. Si, por el contrario, giramos los binoculares, veremos la imagen más pequeña y más alejada. Supongamos ahora que partimos por la mitad los binoculares y colocamos frente al ojo derecho una de las partes en su posición normal, mientras que frente al ojo izquierdo colocamos la otra parte invertida. El resultado final ejemplificaría aproximadamente una anisometropía severa.

La anisometropía presenta grandes dificultades para su corrección, como veremos más adelante.

QUERATOCONO

El queratocono es una enfermedad, no una ametropía, pero se manifiesta entre otras cosas con serios trastornos de la refracción. Veamos qué ocurre en este padecimiento.

Por razones hasta la fecha desconocidas, la córnea sufre cambios en su estructura haciendo que paulatinamente se vaya deformando. Esta deformación es en forma cónica (de ahí su nombre) y progresiva.

Figura 13. Queratocono. Ópticamente se traduce en miopía y astigmatismo irregular elevados.

La traducción óptica de este padecimiento es la de una miopía elevada y progresiva que se acompaña invariablemente de un fuerte astigmatismo. La deformación cónica de la córnea aumenta sustancialmente el eje anteroposterior del ojo, lo que determina la miopía, y al perder su forma esférica ocasiona un astigmatismo que tiene como característica el ser irregular, es decir en el que todos los meridianos son distintos, encontrándose diferencias de curvatura marcadas incluso en un mismo meridiano. Inútil es mencionar que la visión, en estos casos, está seriamente afectada.

En la figura 13 se muestra en forma esquemática el trastorno óptico del queratocono. La córnea se ha abombado y su superficie se ha vuelto irregular, y el resultado es una miopía y un astigmatismo elevados.

El queratocono, por regla, es bilateral aunque no simultáneo, lo que quiere decir que la presentación y progresión del daño corneal puede ser diferente en ambos ojos.

AFAQUIA

La afaquia, como el queratocono, no es una ametropía sino el resultado de una intervención quirúrgica que se traduce, entre otras cosas, en una ametropía elevada. Veamos brevemente en qué consiste esta situación.

Se mencionó ya que el cristalino es una estructura que se encuentra dentro del ojo, inmediatamente detrás del iris, que se comporta como una lente positiva biconvexa, es decir, como una lupa potente que, junto con la córnea, tiene como función la de enfocar los rayos de luz que inciden el ojo a nivel de la retina. Otra función primordial del cristalino es la acomodación que en él se lleva a cabo merced a cambios en la convexidad del mismo, lo que permite modificar el poder óptico global del ojo con el fin de enfocar los objetos cercanos.

El cristalino es una estructura viva formada por una multitud de fibras que, en condiciones normales, son totalmente transparentes. En ocasiones, y por muy variadas razones, el cristalino pierde su transparencia parcial o totalmente. Esta condición se conoce con el nombre de catarata.

La catarata puede definirse como la pérdida de transparencia del cristalino. Sus causas son múltiples: puede deberse a una edad avanzada, o bien producirse como consecuencia de una enfermedad ocular del tipo de las infecciones o del glaucoma, a traumatismos oculares, a enfermedades que afectan a distintos órganos y sistemas como es el caso de la diabetes, a intoxicaciones y a diversas causas hereditarias. Independientemente del factor que las origina, las manifestaciones se reducen esencialmente a una pérdida

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progresiva de la visión hasta llegar a la sola percepción de bultos. La catarata es una enfermedad frecuente que puede afectar uno o ambos ojos y que no respeta edades, sexos o razas. Esta enfermedad se conoce desde la más remota antigüedad y los médicos han intentado para su curación todo tipo de recursos. El único eficaz hasta la fecha es la operación quirúrgica. Sin entrar en detalles, la operación consiste en extraer el cristalino opaco. El resultado final es el libre paso de la luz hasta la retina. Sin embargo, la condición óptica del ojo ya no vuelve a ser la misma. El poder óptico del ojo está dado por la suma de dos lentes potentes: la córnea y el cristalino y al extraer el cristalino sufre una gran reducción ya que, si se extrae el cristalino de un ojo que previamente no padecía ninguna ametropía, los rayos de luz enfocarán muy por detrás de la retina, es decir, el ojo se habrá vuelto fuertemente hipermétrope. Esta hipermetropía resultante de la cirugía será menor si el ojo era previamente miope (ya que ambos defectos se compensan parcial o totalmente) y mayor aún en un ojo previamente hipermétrope. Como quiera que sea, un ojo operado de catarata es un ojo con muy mala agudeza visual hasta que no se corrija el defecto óptico resultante. A ello debemos agregar que, al extraer el cristalino, también se pierde en forma definitiva el poder de acomodación.

En la figura 14 se compara el funcionamiento óptico de un ojo normal y de uno operado de catarata (áfaco). Nótese que el ojo áfaco se ha vuelto fuertemente hipermétrope, por lo que el foco cae por detrás de la retina.

Figura 14. Condición óptica de un ojo operado de catarata. (a) ojo normal, (b) ojo áfaco.

MIOPÍA DE LA DIABETES

Cuando hablemos de la corrección de las ametropías con anteojos haremos referencia al índice de refracción, que no es otra cosa que la propiedad que tienen los cuerpos transparentes de refractar la luz. El aire, el agua, el vidrio tienen distintos índices de refracción, por lo que al pasar la luz de uno a otro modifica su trayectoria. En el ojo todas las estructuras transparentes tienen un determinado índice de refracción.

En la diabetes, enfermedad de todos conocida que se caracteriza, entre muchas otras cosas, por cantidades elevadas de azúcar en la sangre, puede ocurrir que un fuerte incremento de la glucosa ocasione cambios en el índice de refracción de alguno de los medios transparentes del ojo, aumentando su poder, lo que se traduce en una miopía transitoria. Es transitoria ya que al disminuir el exceso de azúcar en la sangre la condición óptica del ojo se normaliza automáticamente.

No es raro entonces que ciertos sujetos diabéticos que presentan cambios importantes y bruscos en sus niveles de azúcar en la sangre tengan periodos de visión borrosa, que corresponden a una miopía transitoria determinada por cambios en los índices de refracción del ojo. 

EN 1267 el fraile Roger Bacon escribía: "Si cualquiera examina letras u otros objetos pequeños a través de un medio de cristal o vidrio u otra sustancia transparente, si éste tiene la forma del segmento pequeño de una esfera con su lado convexo dirigido hacia el ojo, el ojo estando en el aire verá las letras mucho mejor y le parecerán aún más grandes."

UN POCO DE HISTORIA

Si las lentes convexas se conocían ya desde hacía tiempo tanto en la antigua Grecia como en Roma y en el mundo árabe, es en el Opus Majus de Roger Bacon en donde encontramos la primera descripción de lentes para corregir ametropías (presbicia). Ésta y muchas otras descripciones científicas le ocasionaron al fraile inglés varios años de encarcelamiento por no acatar las enseñanzas de la Iglesia. De la misma época se tiene el reporte de Marco Polo en la corte de Kublai Khan, en donde menciona la utilización de lentes para lectura utilizados en China aparentemente desde el siglo X. Es a Che Hang, carcelero chino, a quien se le

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atribuye la invención de los Ai-Ti o lentes de cristal de roca. Promotores del uso de estos lentes en Europa fueron Salvino d'Armati y Alesandro di Spina, ambos italianos.

Si el uso de gafas para lectura fue visto por la iglesia medieval con franco desagrado por ir en contra de los designios divinos, pronto el mundo científico y la sociedad no sólo lo aceptó sino que difundió su uso, llegando a ser incluso una manifestación de dignidad. Así, como ejemplos, tenemos como primeras manifestaciones pictóricas el retrato de Hughes de Provence por Tomaso da Modena (Treviso 1352) y la pintura de San Jerónimo de Domenico Ghiraldajo (1480), en donde destaca el uso de anteojos convexos. El cuadro de San Jerónimo hizo que éste se volviese más tarde patrono de los constructores de lentes.

En los primeros anteojos se utilizó el cuarzo y el agua marina, pero conforme aumentó la demanda fue necesario elaborar vidrio óptico. Los principales centros de manufactura del vidrio óptico fueron Nuremberg y Venecia. El vidrio óptico ha sido perfeccionado debiéndose mencionar las contribuciones de Ernest Abbe y Otto Schott (1855) basadas en los trabajos de Michael Faraday (1791-1867), para llegar al  crown glass y al flint glassque se utilizan actualmente.

El vidrio óptico puede romperse, por lo que constituye un peligro inminente para el sujeto que utiliza anteojos. Buscando siempre la mayor protección para el usuario, se ha diseñado un cristal endurecido que resiste, hasta cierto punto, los impactos. Desde hace varios años a la fecha se ha utilizado con gran éxito el plástico para la fabricación de anteojos, ofreciendo así un menor peso además de una mayor protección.

CARACTERISTICAS DE LAS LENTES

Antes de seguir adelante es imprescindible mencionar algunas características de las lentes ópticas para comprender su funcionamiento.

Ya hemos mencionado las diferencias existentes entre las lentes esféricas y las cilíndricas. Las primeras enfocan la imagen en un solo punto, las segundas en una línea. Tanto las primeras como las segundas pueden ser convexas (positivas), es decir, las que hacen que la luz que las incide converja, o cóncavas (negativas) las que hacen que diverja.

El poder de una lente se mide en dioptrías, término acuñado por el francés Monoyer en 1872. Una dioptría es el poder de una lente que enfoca los rayos paralelos a 1 metro.

La fórmula matemática para la dioptría es: 

D=1/Fen donde D expresa las dioptrías y F la distancia focal de la lente. Por lo tanto, si la distancia focal es de 50 cm, la lente tendrá un valor de 2 dioptrías, mientras que si es de 4 metros, su valor será de 0.25 dioptrías. Las dioptrías, claro está, pueden ser positivas o negativas.

Otro factor que modifica el poder de una lente es su índice de refracción, es decir, la capacidad que tiene de refractar la luz. Todos recordamos el experimento escolar de la regla y el vaso de agua. Si introducimos una regla en un vaso de agua, ésta se ve partida, ya que la porción sumergida se desplaza hacia la vertical. El fenómeno se explica porque el aire y el agua no tienen el mismo índice de refracción. El vidrio óptico tiene un índice de refracción de 1.523, aunque en ocasiones se utiliza con índice de 1.69.

Las lentes utilizadas en la corrección de las ametropías ocasionan igualmente un efecto prismático y una magnificación.

Los prismas desvían la luz que los incide hacia su base, tanto más cuanto mayor sea el poder óptico del prisma. Este poder se mide en dioptrías prismáticas, descritas por Charles F. Prentice en Nueva York en 1890. Prentice definió la dioptría prismática como el poder de un prisma que ocasiona una deflección de 1 cm a 1 metro de distancia (Figura 15). Las lentes convexas se comportan como prismas adosados por su base, mientras que las cóncavas lo hacen como prismas adosados por sus vértices (Figura 16). Ahora bien, la desviación prismática depende esencialmente de la distancia focal de la lente y de la distancia en centímetros a la que se encuentra el rayo de luz incidente en relación al eje óptico de la lente (fórmula de Prentice).

La fórmula de Prentice se expresa entonces de la siguiente manera:

d = cFen donde d es la desviación en dioptrías prismáticas, c es la distancia del rayo de luz al eje óptico de la lente, y F es la distancia focal de la lente.

Este efecto prismático, como veremos más adelante, tiene gran trascendencia en la tolerancia a los anteojos,

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Figura 15. Efecto de un prisma sobre la luz.

 

Figura 16. Efecto prismático de las lentes.

ya que si éstos no están perfectamente centrados en relación a los ojos del sujeto producirán un efecto prismático sumamente desagradable consistente en una sensación de visión doble.

Finalmente, la magnificación es un fenómeno inherente a todas las lentes. La magnificación depende de dos factores: el primero es el poder de la lente y su posición respecto al ojo, el segundo es la forma en que está tallada la lente (poder del vértice posterior).

Sin entrar en detalles matemáticos, podemos decir que entre más se aleja una lente del ojo más aumenta su magnificación, y mientras más convexa sea la cara que mira al ojo del sujeto mayor será igualmente su magnificación.

Los datos anteriores son aplicables a todo tipo de lentes, por lo que debe tomárseles en cuenta en la corrección de cualquier ametropía.

Veamos ahora aspectos prácticos de la corrección con anteojos de las distintas ametropías.

MIOPÍA

En la miopía, la imagen del objeto se forma por delante de la retina. Basta colocar entonces una lente esférica negativa (cóncava) frente al ojo, cuyo poder sea equivalente a la distancia entre el foco del ojo y la retina, para corregir el problema.

Cuando la miopía es muy elevada la periferia de la lente es muy gruesa, por lo que induce aberraciones que no son otra cosa que deformaciones de la imagen producidas por la lente misma. Esto hace que un miope, cuando no vea por el centro de sus lentes sino por la periferia, perciba las imágenes deformadas.

La miopía puede presentarse desde los primeros años de vida y, si es elevada, puede ser incapacitante. En los niños miopes que no han sido corregidos, el entorno visual se ha reducido a unos cuantos metros. Esto interfiere seriamente con su aprendizaje tanto en el núcleo familiar como escolar. La falta de estímulos visuales ambientales crea igualmente un cambio de personalidad en el miope, que con frecuencia se vuelve retraído, rehúye la vida al aire libre, los espectáculos y los deportes, y se consagra a la lectura o a actividades que pueda desarrollar sin problemas. Por todo lo anterior es necesario corregir la miopía cuanto antes, pidiendo al sujeto que utilice sus lentes constantemente. Durante la infancia y la adolescencia la miopía puede sufrir incrementos ya que el individuo prosigue su desarrollo. Por ello es importante que todo

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miope en esta edad sea revisado por su médico periódicamente, para modificar la graduación cuantas veces sea necesario.

HIPERMETROPÍA

El sujeto con hipermetropía leve no sufre grandes trastornos en su agudeza visual, pero por tener que modificar constantemente su acomodación, sí sufre numerosas molestias, como pueden ser irritación de ojos, cansancio visual y dolores de cabeza. Quien tiene una elevada hipermetropía no padece molestias ya que no se esfuerza por corregir su defecto, pero en cambio ve mal. Ambas hipermetropías deberán corregirse con lentes, las leves no tanto para mejorar la visión del individuo que puede ser incluso normal sino para eliminar las molestias, y las elevadas para corregir su visión.

La hipermetropía se corrige con lentes esféricas positivas o convexas (lupas) que, por ser gruesas, producen una magnificación importante y aberraciones en su periferia, por lo que no siempre son bien toleradas. No es raro entonces que el médico se vea forzado a ordenar graduaciones menores a las requeridas con el fin de mejorar su tolerancia aun a expensas de no corregir totalmente la visión.

En los niños hipermétropes la revisión periódica se impone ya que, como se mencionó anteriormente, la hipermetropía puede ser regresiva en los primeros años. Si un niño utiliza anteojos sobregraduados para hipermetropía, se convierte en un miope con todas las desventajas que esto le acarrea.

ASTIGMATISMO

Las lentes para corregir el astigmatismo son lentes cilíndricas o bien una combinación de cilíndricas y esféricas. La primera aplicación médica de estas lentes se debe al astrónomo inglés sir George Airy, director del Observatorio de Greenwich, quien fabricó unos anteojos para corregir su propio astigmatismo en 1827.

Un astigmatismo no corregido produce una baja en la agudeza visual y también, como en el caso de la hipermetropía, ocasiona molestias que pueden llegar a ser importantes. Esto se debe a que el sujeto no corregido tiende inconscientemente, mediante la acomodación, a corregir su defecto sin lograrlo nunca. Recordemos el ejemplo de la E en donde probablemente el sujeto pueda, mediante un esfuerzo de acomodación, ver con nitidez los trazos verticales u horizontales de la letra en cuestión en cuyo caso, al lograr enfocar unos, desenfoca aún más los otros. Los astigmatismos pueden ser muy pequeños, por lo que sólo un estudio minucioso por parte del médico puede detectarlos.

PRESBICIA

La presbicia se corrige muy fácilmente: basta con poner frente a los ojos lupas de distinto poder hasta encontrar aquella con la que el individuo pueda ver claramente letras u objetos pequeños. Este sistema de adaptación había sido ya descrito en la antigua China por Suen Seumiao (581-682) en su Tratado de Oftalmología (Yin-hai tsing-wei). Incluso en la actualidad vemos cómo en numerosos establecimientos comerciales de autoservicio existen estantes de anteojos a los que llega el sujeto a probarse aquel con el que mejor ve.

Distinta es la situación cuando el sujeto en cuestión usa ya lentes para corregir la visión lejana. En estos casos la graduación para ver de cerca deberá calcularse en función de la graduación para ver de lejos.

En la corrección óptica de estos casos existen dos posibilidades. En primer término, al sujeto pueden medírsele dos pares de anteojos, unos para lejos y otros para cerca. Esto es poco práctico ya que el individuo deberá cambiar constantemente de anteojos, dependiendo de la distancia a la que quiera ver con claridad.

La segunda posibilidad es el uso de bifocales. ¿Qué son los bifocales? En 1784 Benjamin Franklin diseñó unos anteojos que le permitieron corregir tanto su visión lejana como cercana. En una carta dirigida a George Wathley fechada el 23 de mayo de 1785, Franklin describe claramente su descubrimiento: "Tengo dos pares de anteojos (para lejos y cerca) que intercambio con frecuencia. En virtud de que encuentro estos cambios molestos y no siempre los realizo con la rapidez deseada, he cortado los lentes por mitad juntando la mitad de cada uno en el mismo armazón. Con ello, ya que llevo mis anteojos puestos constantemente, sólo requiero mover mis ojos hacia arriba o abajo si deseo ver con nitidez de lejos o de cerca..." Más adelante añade para enfatizar lo práctico de su descubrimiento: "así los anteojos que me son más adecuados en la mesa para ver lo que como, no son los más propios para ver las caras de aquellos que me hablan del otro lado de la mesa..." Cien años más tarde se construyen bifocales pegando a la lente la lupa requerida para la visión cercana. En 1908 J. L. Borsch, de Filadelfia, construye los primeros bifocales fusionados, fusionando térmicamente dos lentes talladas por separado. Finalmente en 1910 Bentzon y Emerson en Inglaterra logran, sobre una misma lente, tallar dos curvaturas distintas corrigiendo así tanto la visión lejana como la cercana.

Las lentes bifocales son entonces una lente común en la que se ha tallado la corrección para la visión lejana, a la que se talla, en la porción inferior y ligeramente interna, una curvatura distinta equivalente a la lente convexa requerida para la visión cercana. Esta porción es visible, generalmente, en forma de una media luna, y el sujeto que utiliza dichos lentes percibe un salto óptico cuando pasa de una a otra porción de su lente. Para las personas que requieren, por sus actividades, de una posición intermedia de visión fina entre la posición lejana y la de lectura, se han diseñado lentes trifocales. En la actualidad existen lentes bifocales llamados de visión continua, en los que el paso de la graduación para ver de lejos a la graduación para ver de cerca no es brusco sino progresivo. Dichos bifocales tienen más un valor estético que práctico ya que adolecen de numerosas aberraciones.

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ANISOMETROPÍA

Recordemos que por anisometropía se entiende aquella situación en la cual el defecto óptico de un ojo difiere sustancialmente del defecto del ojo contralateral. Si recordamos lo dicho sobre el efecto prismático de las lentes, sobre todo en lo que respecta a su magnificación, podremos deducir con facilidad que los anteojos no pueden corregir satisfactoriamente esta situación. Al corregir con anteojos una anisometropía, la visión aislada de cada uno de los ojos puede ser satisfactoria; sin embargo, la visión binocular se verá muy alterada por el distinto tamaño de las imágenes. En estos casos el cerebro opta generalmente por eliminar la imagen más anormal, con lo que obligamos al sujeto a ver con un solo ojo. Si esto no es posible, el sujeto puede ver doble y tener tantas molestias que termina por rechazar la graduación. Ambos resultados son, a todas luces, inadecuados. Como veremos en el siguiente capítulo, las lentes de contacto han venido a resolver dicha situación.

QUERATOCONO

El queratocono, como explicamos antes, consiste en una miopía progresiva y un astigmatismo irregular también progresivo. Cuando el queratocono se inicia, los anteojos pueden corregir su manifestación óptica. Sin embargo, conforme avanzan miopía y astigmatismo, los anteojos son insuficientes para corregir el defecto: la visión se deteriora progresivamente. Como en el caso anterior, veremos que las lentes de contacto han permitido modificar drásticamente el pronóstico de esta enfermedad y que el trasplante de córnea se constituye como el último recurso en los casos muy avanzados en donde las lentes de contacto, además de ser difícilmente toleradas, no logran ya corregir la visión del sujeto.

AFAQUIA

La extracción de una catarata determina una afaquia, es decir, la ausencia del cristalino. Se mencionó que el ojo áfaco se vuelve un ojo fuertemente hipermétrope, por lo que la corrección con anteojos es en todo semejante a la de una hipermetropía elevada. Ya que también se pierde el poder de acomodación, el áfaco deberá utilizar bifocales constantemente.

Si en un sujeto los dos ojos están operados de catarata, la solución con anteojos es factible, incluso adecuada, aunque no hay que olvidar las molestias que ocasionan unos lentes potentes para hipermetropía. Sin embargo, hay muchas personas que son operadas de una sola catarata, es decir, individuos en los cuales un ojo es áfaco y el otro normal o con una ametropía cualquiera. Esta situación corresponde a una anisometropía muy marcada, imposible de corregir con anteojos convencionales. En otras palabras, el sujeto operado de catarata de un solo ojo no puede, con anteojos, tener visión binocular.

Hemos visto brevemente el uso de los anteojos en las distintas ametropías. Cuando un individuo requiere usar anteojos graduados y no los usa, echa mano de los recursos antes mencionados para mejorar su visión: se acerca a los objetos, aumenta la luminosidad ambiente, busca el mayor contraste. En la presbicia, aleja paulatinamente los objetos buscando la distancia en la que no requiere acomodar. Común denominador a todas las ametropías es el buscar el efecto estenopeico con el fin de aumentar la profundidad de foco. Ello se logra guiñando los ojos, ya que al entrecerrar los párpados se reduce el tamaño de la pupila y mejora la visión.

Es importante tener siempre en mente la posibilidad de que un niño pequeño padezca una ametropía. El niño con ametropía desconoce cuál debe ser la visión normal, por lo que rara vez se queja de ello. Un estudio minucioso por el médico al nacimiento y al iniciar la edad escolar evitará pasar por alto ametropías que pueden ocasionar serios problemas de desarrollo.

Finalmente, hemos visto también que en ciertos casos los anteojos son insuficientes o inadecuados para corregir una ametropía. En tiempos pasados, muchas personas tenían que conformarse con correcciones parciales, difícilmente tolerables.

Debemos señalar que existen también limitaciones e incluso contraindicaciones para el uso de anteojos. Tomemos algunos ejemplos para ilustrar este punto.

La edad del sujeto puede ser determinante en el uso de anteojos. Los niños muy pequeños y algunos ancianos son sujetos difíciles en este sentido. La falta de cooperación es otro factor que deberá de tenerse en mente. Son muchos los individuos que por ignorancia, ideas erróneas preconcebidas o vanidad se resisten al uso de anteojos. Finalmente, algunas enfermedades constituyen un serio impedimento para el uso de anteojos. Demencia, epilepsia, enfermedades, cicatrices o mutilaciones en la cara hacen que el uso de anteojos sea peligroso o incluso imposible.

Las actividades del sujeto pueden igualmente ser un factor decisivo en el uso de anteojos. Si bien en ciertos trabajos el uso de anteojos permite además brindar protección al individuo (es el caso de los dentistas, torneros, soldadores, carpinteros, etc.) ya que los protegen contra golpes o incrustaciones de rebabas, en otros su uso constituye un problema. Cuando el sujeto trabaja en un ambiente con vapor de agua los anteojos se empañan constantemente, mientras que en el buceo difícilmente pueden utilizarse. Esta última situación nos lleva finalmente a las actividades deportivas, en donde también existen limitaciones de uso o francas contraindicaciones. Box, lucha, fútbol, natación, son sólo algunos ejemplos de actividades deportivas en donde el uso de anteojos es simplemente imposible.

Por último, debemos reconocer que en algunas actividades se considera el uso de anteojos como una limitación de tipo estético: por ejemplo, en aquellas relacionadas con los espectáculos artísticos.

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